o nuestro ancestral macondismo* Haroldo Quinteros** Las ilustraciones de este articulo fueron tomadas de Newen: Un viajefotográfico por la mdustria de Chile. 1997. Hacia comienzos de siglo. un pueblo de nuestra interminable América, situado en aquel país de infinitud de leyendas y enigmáticos rincones, Colombia, comenzaba a desplazarse desde el apogeo a la decadencia. Ese pueblo se llama Aracataca. Años antes, Aracataca, repleto de luz y colorido. de altas p~meras, balnearios, casinos, hoteles y prostíbulos. era una California de anchas avenida~, cuyos caminos daban a todos los confines del país. La empresa frutera norteamericana "United Fruit" había re-descubierto la región. con un criterio, a diferencia de los colonizadores hispanos, eminentemente moderno. La riqueza de Aracataca consistía en la fértil región que la circundaba. exuberante productora de banano como ninguna del mundo. que explotaban felices las empresas gringas de la fruta. Si años antes Colombia, dolorosamente.debió ceder una parte de sí para la construcción del gran canal interoceánico continental ante la implacable presión del capital imperiali~ta. menos sufriría ahora por las concesiones hechas a la frutera *Esta es la traducción del texto grabadomagnetofónicamente de la clase magistral en homenaje a Gabriel Garcia Márquez. en ocasión de serle otorgado el Premio Nobel de Literatura. pronunciada por su autor. originalmente en idioma alemán. en el aula magna de la Universidad de Heidelberg. Alemania. el 6 de julio de 1983, ..Estudió e~ el Instituto Pedagógico,Chile. Doctorado en Ciencias Sociales, Alemania. Realiza trabajos con temas educatiy9/?para Inglaterra y las Naciones Unidas. trasnacional. Al contrario, esta vez la cesión estaba envuelta por un grosero tono de servilismo y entreguismo. En efecto, en su afán de aumentar sus ingentes riquezas personales y familiares, políticos, caciques regionales y caudillos militares dueños de tierras, gustosos las vendieron a ridículos precios aJasavanzadasimperiales, sellando desdeentonces y hasta nuestros días una fatidica alianza entre patrón criollo y capital extranjero. Aquellos, poniendo, además, sus armas y soldados al servicio de ese pacto. Este cuadro se repetía interminablemente por todo el ancho mundo latinoamericano. que desde ancho, recordando a Ciro Alegría, ya comenzabaa sernos ajeno. Como a Aracataca, llegaron al norte de Chile, por esa misma época. los inversionistas extranjeros del salitre, particularmente norteamericanos e ingleses, que establecieron cientos de pequeños campamentos mineros en el desértico norte de mi austral país. dándose febrilmente a la extracción de una extraña sal. de paradójico poder: fertilizar la tierra y fabricar explosivos.Desdela alta pampa salitrera. día a día. bajaba el ferrocarríl hasta la costa turgent~ en "oro blanco". El mineral llegaba a un celeste puerto llamado Iquique, la ciudad de donde yo vengo. que sólo unas cuantas décadas antes no era sino un modesto portezuelo de silenciosospescadores.Era, ahora, comoAracataca,otro emporio, con su mismo cosmopolitismo, gran teatro de ópera. ca~inos, restaurantes internacionales. mansiones señorialesde corte georgiano.yanimado Huellas 55. Uninorte. Barranquilla ,1-58. Abril. MCMXCIX. ISSN 0120-2537 51 por bulliciosa:Scasas de licencia. fluyendo la plata como un caudaloso río por sus calles. Se cuenta que el inglés Tomás North. el aventurero que a comienzos de los ochocientos noventa convenció al gobierno de su país para fmanciar el derrocamiento de José Manuel Balmaceda. el presidente chileno que se negaba a ceder el salitre a la voracidad de las empresasextranjeras. organizabafiestasy orgías en un palacete frente al océano. Allí la cuchillería no se lavaba después de los banquetes. sino que se lanzaba al mar. El riquerío y el gringuerío tomaban asiento en los fastuosos balcones y se deleitaban con el espectáculo ofrecido por decenas de nativos desnudos que salían desde las profundidades de las aguas con la cuchillería entre los dientes. Lo parecido ocurria en lares aledaños a los cañaverales cubanos. a las minas de hierro de Venezuela. a los yacimientos petrolíferos mexicanos. a las explotaciones del estaño en Bolivia. en fin. por toda nuestra América. a la que inexorablemente se arrancaba su savia para verterla en el mundo de las metrópolis. Aquella fiebre de riquezas, empero, venía acompañada en todas partes de una pavorosa miseria y desamparo, que, como en nada, se reflejaba en la miseria de miles de trabajadores y sus familias, traídos de otras partes del país para engrosar las muchedumbres de laboriosos obreros. Con esa miseria, la soledad y la vaciedad, que bien puede retratarse en la prostituta desnuda bailando cumbia frente a los aburridos magnates criollos y extrirnjeros. Estos, para probarse machos y ricos, eran pródigos con la bailarina, y encendían sus habanos con billetes de cien pesos. Es, por cierto, la soledad de los aventureros de Ul Hojarasca del novelista que aquí nos ocupa, "desperdicios de mujeres solas y de hombres que amarraban la mula a un horcón del hotel, trayendo como único equipaje un baúl de madera o un atadillo de ropa." Más tarde, al abandonar los hombres el lugar , sólo quedarían mulas tiradas, muriéndose de hambre en la cuadra del hotel, es decir, volviéndose hojarasca y desecho. Pero eso es sólo el cascarón de la soledad, su estructura externa. La soledad pura, así como nos la quiere entregar García Márquez, va mucho más allá de la pobre prostituta o el aventurero hojarasca. La soledad y sus cien años, está en la ausencia de un sentido de solidaridad americana, de afecto y compasión por el que tiene menos, o nada; ausencia de solidaridad no sólo del que tiene, sino del nuevo rico, o del que ante el poder del oro, cierra su conciencia a los quejidos de sus hermanos. A esa soledad, me referiré luego con algún detalle. 52 Así fueron nuestros Macondos;Eri medio de la fastuosidad, el harapo; en medio del dinero. el hambre; en medio de la fiesta. el duelo. Con pequeñas variantes en el tiempo. fijadas por cuál era la riqueza más apetecible y taquillera por la macro-economía mundial. el cuadro cataquero e iquiqueño se repetía implacablemente en todo nuestro mestizo y moreno continente. Con el banano. el oro; pero, a la vez. la pobreza. el grtto de rebeldía y la muerte en la matanza de la estación de ferrocarriles. En la época de las fiestas de Mr. North, miles de obreros salitreros bajaron del desierto a pedir a los amos de Iquique mejores condiciones de vida. La alianza capital y fusil no se hizo esperar para probar su eficacia: como en la estación de Aracataca. en una escuela iquiqueña llamada "Santa Maria". en 1907. miles de trabajadores salitreros. con sus mujeres e hijos, fueron masacrados como bestias. Iquique-Aracataca. es decir. el Macondo de los Cien años de soledad. sigue reproduciéndose en el tiempo: los pueblos salitreros. al inventar unos químicos alemanes el salitre sintético. se transformaron en ruinas. en tenebrosos pueblos fantasmas llevados. como Macondo. por el viento. Iquique. por mucho tiempo. se volvió una ciudad muerta. rodeada por un cementerio de pueblos en ruinas. Según la creencia popular. ir a esos pueblos del desierto es peligroso: si ustedes llegan allí a husmear entre las paredes que aún están erectas. sus basurales. las cruces torcidas de sus cementerios. y la pedaceria de hierro y hojalatas. los muertos. impenitentes almas de tiempos de oro y miseria. los conminarán con desgarradoresaullidos a dejarlos en paz. y si se resisten. los echarán a pedradas. En este mundo americano García Márquez despliega su obra, sin apartarse de él, aunque a veces sea la obra la que se aparte del autor: Como él mismo dice, "los personajes, no los puedo mailejar." Porfiados, se le van de las manos y comienzan a vivir fuera de su control, como los díscolos seis personajes de Firandello, o los fantasmas de los asesinadosen tantas masacres. De esemodo, seguramente, se pasean por las bananeras los muertos de la estación de Macondo, y los muertos de los campamentos salitreros y de la escuela "Santa María". La obra de García Márquez, particularmente el misterioso relato de Melquíades, Cien años de soledad, está, por supuest6, muy lejos de cualquier racionalismo clásico. Si apunta claramente hacia el entierro de un mundo viejo y la consecución de uno nuevo, más solidario que Macondo, lo hace desde la perspectiva de la historia de nuestra América: una historia marcada por la esperanza no cristalizada de un mundo nuevo, esperanza en que la magia del vaticinio y el romántico grito de guerra por el porvenir americano que lanzaron a los vientos Bolívar y los suyos, dan más luces que los fríos programas políticos. Esta América y vida americana, un mundo que aún no termina, todavía pre-constituyente, que se niega a aceptar como estructural sus antiguas desventuras, que se resiste a abandonar, en terrible lucha, su identidad propia, que desde todos sus ángulos está impregnado por el aparente absurdo de lo descomunal y lo increíble, cobra coherencia y dialéctica en la obra del colombiano. En efecto, aquella razón mítica ame~ ricana y de su absurdo está contenida en su. .impulso de un ir siempre hacia un futuro más humano que el presente. Vale decir, subyace en el mito y la conciencia ancestral un sentir muy primigenio, que se sitúa, incluso, más allá de la independencia y la justicia, ubicable sólo en el reino de la libertad. Don Gabriel García Márquez nace en 1928, cuando Aracataca empezaba a caer por la pendiente de la ruina econÓmica; es sólo por sus abuelos que conoce la gloria pasada del banano. De esa doble realidad construye su obra. En ella, el protagonista será el trabajador latinoamericano, su compañera y su prole, con toda su fuerza y todas sus debilidades. Puede ser que los tiempos hayan cambiado, pero no han cambiado lo suficiente como para pensar que el cuadro macondiano pertenece definitivamente al pasado. El Macondo nuestro sigue, sólo que con un rostro un poco más fotogénico, con las pinceladas que le dan la tecnología y las comunicaciones de hoy. La verdad es que aún gran parte de nuestras masas trabajadoras siguen clamando por una vida digna, y piden que acabe la caridad y por fin comience de veras la justicia. Todavía, si se levantan, se las asesina como en los tiempos de la estación de Macondo y la Escuela Santa María de Iquique; mayor la masacre si alcanzan alguna cuota del poder y ejercen desde el Estado su derecho a dignificar sus vidas. ¡Cómo no sabremos eso los chilenos! En fin. el rostro de América tiene aún el rostro macondiano. En primer lugar. de misterio. Nuestro continente. el de las grandes culturas arrasadas. el que se desangró para que en Europa terminara el feudalismo. fue para el europeo. que tan sin ton ni son se hace llamar "descubridor" de América. un mundo misterioso. no sólo porque sus instrumentos científicos de entoncesapenasle permitían un ligero acercamiento a lo nuestro. sino. simplemente. porque es misterioso. y ello tiene más cabida en el arte que en los tratados. En GarcíaMárquez,la novela, es una ampliación de la realidad, que él invierte, revierte, y en acto permanente de movimiento de identidad y diferencia, articula hacia un todo verdadero. Tan verdadero. que la mejor historia, es decir, la más creíble, ni siquiera es contada por un contador de historias de oficio. Dice el colombiano: "Cienaños de soledad tenía que ser escrita así porque así hablaba mi abuela. Yo trataba de '., encontrar cuál era el lenguaje que más le convenía allibro. y recordé que mi abuela me contaba las cosasmás atroces sin conmoverse.comosi fuese una cosa que acababa de ver. Entonces descubri que esa imperturbabilidad y riqueza de imagen con que contaba mi abuela era lo que daba verosimilitud a sus historias. y mi gran problema con Cien años de soledad era que me creyeran. porque yo me la creÍa. pero ¿cómo hacer para que me la creyeran los lectores?: usar los mismos métodos de mi abuela." La realidad. entonces. tiene su Ndorso". un constituyente esencial. Es una para-realidad que no tiene nada de metafisica. como dice el propio García Márquez. no obedecea supersticiones ni a ~ especulaciones imaginativas; es lo que aparece así a las deficiencias 0 limitaciones de las investigaciones científicas e históricas. y que sólo el cientificismo cartesiano --0 estaliniano- de todos los tiempos quiere negar a prioli. Así. la imaginación se torna una forma real de conocimiento. una dialéctica. con sus propias leyes. confines y límites. Dice nuestro escritor: no es otra cosa que Aracataca. tan real como Iquique o Heidelberg. Se mezclan en el libro el proceso social y político de Macondo con la vida de sus personajes. particularmente de la familia Buendía y quienesmás relación tuvieron con ella. en un lapso que se extiende desde la unión de la pareja José Arcadio -Ursula hasta el último de sus descendientes. pasando por cinco generaciones. "Una vez que se rompen los cinturones de castidad racionalista, inmediatamente viene algo que no puede ser la pura arbitrariedad, sino nuevas leyes, de lo contrario vas y te pierdes, caes en la fantasía, en un irracionalismo total, y no se trata de eso, Se trata de descifrar la realidad, no de introducir el caos en ella." La novela es una serie de superposiciones de las interpretaciones personales que cada personaje da a la realidad y de sus experiencias individuales y colectivas. El narrador. muy afortunadamente. "no interviene" en la historia; se limita a contar lo que ve. sin intervenir en los puntos de vista de los personajes. A lo largo de la historia hay. pues. varios protagonistas. que van marchando a la tumba mientras transcurren los cien años. hasta la muerte del último. devorado por las hormigas. y con cola de cerdo. lo que retrotrae el mito primario del gran pecadouniversal. del incesto que atormentó siempre la conciencia de los prim~os hombres. Melquíades. el gitano. hombre de otro mundo. tiene en sus manos el hilo de la historia. La conocede antemano. pero no interviene en ella. Es pues. Melquíades. a quien García Márquez encarga la historia; es él quien se convencerá. porque lo está viendo. de la realidad de la vida y la magia que la acompaña. con el relato de la estera voladora. la prueba de la levitación del cura tras el estimulo del chocolate. las mariposas amarillas del pintor de brocha gorda que muere extático de amor por Remedios la Bella. o de la ascensión de ella al cielo. en cuerpo y alma. Es en el ámbito de estas nuevas leyes donde tienen cabida "los mitos de la gente".lo que equivale. además. a una revolucionaria democratización del saber. por sobre todo en nuestra América. donde esos mitos son una f<;>rmadeterminante de comprensión de la realidad. Esta magia popular y este saber mítico no se reducen al mero simbolismo. Dice nuestro novelista: ..Yoestoy en contra de toda clase de símbolos. porque los símbolos no esclarecen. ocultan... Chile. mi país. es tierra de varios gigantes de la poesía y de algunos buenos novelistas que no se han ocupado mayormente de nuestra historia. La mítica saga de la salitreras e Iquique. de los líderes y mártires populares. de los políticos y generales que traicionaron tantas veces al pueblo. no ha sido escrita. entonces. en toda su fuerza. pero yo. como lo pruebo aquí. veo esta historia en la fábula macondiana más que en ninguno de los relatos chilenos. También nuestras abuelas. a vecestestigos directos de los hechos. nos hablaron de los gringos compradores de tierras. del auge y fin de la Jauja salitrera. de la soledad infinita de los aventureros huasos del sur y de las meretrices iquiqueñas. de las traiciones. de las huelgas y las masacres. de los muertos que penan en la pampa y de sus esperanzas rotas. ~-~cJ"",~c ~ ~ ~ j ~ c ~ , ~ "!~ ~r I 71 ~ Cien años de soledad es imaginación. mito. pero también es historia. Veamos la historia. en toda su pureza. La novela es la historia de Macondo. un lugar tan imaginario como real. porque es un relato que ya había sido escrito por los hombres y la naturaleza; real también. porque esa realidad recreada 54 Reflejo de la fachada del Correo Central. Santiago. ¿Realidad?Por cierto. y mucha realidad. Hay una vinculación directa de la novela con la historia de Colombia y América. La historia de Macondo es la de la región bananera. Así. si se escribiera la historia de Iquique. habría que contar la historia de las explotaciones salitreras. Los hechos nos hablan y giran en tomo a las guerras civiles de la época,entre ellas, la de los Mil días, entre 1899 y 1902. tan parecida a la guerra civil chilena que puso en el trono a la actual reinante aristocracia económica de mi país. Es clara la alusión al apogeodel banano y la llegada de la inversión norteamericana, como a Iquique, por esa misma época. Huelgas y masacres obreras, bajas en la producción bananera -y del salitre en nuestro norte- y el despoblamiento de la zona. La obra se liga íntegramente a la historia, y por ello están presentes las alusiones al pasado colonial indígena. negro y mulato, a la acumulación de capital a través de la explotación agraria. de una burguesía latifundista en pugna con una de carácter industrializante, con sus choques y defmición final en las guerras civiles mencionadas. que selló el triunfo del proyecto político que hizo posibles el advenimientodel capital extranjero y la dependencia del país. La obra. sin embargo, no es un ensayo sociológico ni político; es una novela. La historia, al fm de cuentas. está reducida a la historia de la familia Buendía. con sus vivencias personales. tan personales como son las experiencias individuales. con todas sus grandezas. melindres. tormentos amorosos y banalidades. La vida de los Buendía ha recorrido todas las etapas históricas colombianas: Macondo es fundado a la manera de todas nuestras ~-'r:..- Interior del Correo Central. ciudades. por un puñado de hombres y mujeres que se han conocido siempre. Por ello es que en esaepopeya,JoséArcadio Buendíay Ursula 19uarán sellan con su unión una estirpe en que la sospecha del incesto. el primer gran pecado del mundo. permanece latente, dando a la historia una dimensión cósmico-bíblica insoslayable. Así. se funda la sociedad patriarcal. en que se determinan claramente los roles socialesel hombre y la mujer. siendo aquel el que detenta. por cierto. el poder político. Surge el Estado nacional. que articulan. primero. las tendencias conservadoras. a las cuales se opone uno de los hijos de los Buen~ día. el implacable coronel Aureliano Buendía. el típico caudillo militar liberal. con gran sed de corregir el estado de cosas. pero sin mayor formación política ni programa que pueda evitar la ruina que traerá la acumulación capitalista. Vienen luego las bases de la industrialización. proceso que posibilitan los gemelos Aureliano Segundo y José Arcadio Segundo. Más tarde. veremos en la figura y genio de dos singulares personajes. la imposibilidad de articular políticamente aquel progreso: el dispendioso Aureliano Segundo. que. parranda tras parranda. no puede ver a tiempo las inmensas posibilidades de desarrollo que tenía el país; y José Arcadio Segundo. que sin darse cuenta, construye el ferrocarril que facilitará la penetración imperialista. Vendrán. luego, el ciclo de la compañía bananera. su expansión y consolidación; junto a ello. la alienación progresiva de la familia y los macondinos. Se consolidan el partido ConselVador y su ideología,que bien retrata el escritor en algunos de sus personajes. como Fernanda del Carpio. la beata autoritaria. antifeminista. colgada al clero y a la posesión de la tierra. Vendrá luego la lucha social, la protesta de los trabajadores y el sindicalismo personificado en el Buendía obrero. Finalmente. se irá la compañía y Macondo quedará en ruinas, hasta desaparecer. Esa es la base histórica de la novela. Pero Cien años de soledad es más que eso. Es, por sobre todo, el ensamblaje de historia y vida individual, lo que los personajes fueron, lo que hicieron y lo que no hicieron y, por sobre todo, lo que debieron hacer para salvar a Macondo ya sí mismos. Eso es lo clave: el novelista no describe las vidas humanas en el transcurso de sucesos históricos determinados' como lo hace nuestro Alberto Blest Gana en su Durante la reconquista. No, García Márquez embiste contra el atrabiliario determinismo de la Historia y deja en claro que Macondo pudo salvarse, a no ser por la incapacidad de los macondinos por 55 amar más. Es decir. el autor presenta. aunque sea en forma latente, la capacidad transformadora del hombre. de su propia vida y de su historia colectiva. Esta capacidad está, sin embargo, a decir de Hamlet, atravesada por la alternativa de ser o no ser, actuar o no actuar, esforzarse por comprender el mundo y luego salvarlo. o dejarse llevar por la corriente. y así desaparecer. Macondo eligió. trágicamente. el segundo camino.' Dice García Márquez: "De Cien años de soledad se han escrito toneladas y toneladas de papeles, se han dicho cosas tontas, cosas importantes, cosas trascendentales, pero nadie ha tocado el punto que a mí más me interesaba al escribir el libro, que es la idea que la soledad es lo contrario a la solidaridad, y que yo creo que es la esencia del libro. Eso explica la frustración de los Buendía, uno por uno, y la flnal frustración de Macondo. Yo creo que aquí hay un concepto político. y es un concepto político importante." El escritor. pues. entiende su novela como una reflexión sobre la negación histórica que atraviesa a nuestra Arnérica: la negación a la solidaridad. Es esta falta de solidaridad congénita de los americanos que olvidaron a sus héroes y fueron arrastrados por caudillos a sueldo de las oligarquías. Esta actitud natural es lo primero que ve Melquíades en su crucial viaje a Macondo, yes ello lo que le permite saberlo todo desde el comienzo. Macondo, pues. se descompone por ser una sociedad altamente estratlficada en clases. irracional, y. por sobre todo. antisolidaria. Es esto lo que lleva a ese mundo a desintegrarse en un movimiento multilateral. Macondo se desploma, y desaparece con él todo lo que lo integra. "Representa. en efecto, la antisolidaridad: es la disolución de una sociedad dirigida por una claS"eopresora. que vive de otras. y como tal. graftca bien lo que no es la solidaridad. Es la clase que se une al poder imperial. pues la inicial resistencia nacionalista y liberal termina en la nada. y sus corifeos se suman, al cabo de algunas piruetas. mansamente al sistema. Es la antisolidaridad de los indiferentes, de los hedonistas, y de los que dejan pasar el tiempo sin intervenir en la salvación de Macondo. 56 Sin embargo. a pesar de todo ello. la novela no es sombría ni negativa. Precisamente,la destrucción de Macondo es la forma en que nuestro autor niega la negación. es' decir, niega la no-solidaridad. Lo que reclama el novelista es el imperio de la razón. de la razón de la solidaridad, llevada ésta a una dimensión totalizadora del continente. que al fm de cuentas, es actor de una historia común. RecIama la conciencia de los macondinos de ser sí mismos' lo que éstos rechazan. Pero en este mundo del mal. surgen las contrapartidas de la esperanza: la bondad de Ursula. los luchadores sociales incomprendidos. los amores sin mácula, y un absoluto, una categoríaideal que no fracasa en Macondo como las categorías descritas. sino que simplemente lo abandona. aunque haya nacido en él: es el Sumo Bien, como él. bello infmitamente. la joven Remedios la Bella, destinada a partir a un mundo hacia arriba, no como Macondo. que lo hace hacia abajo. Macondo, en fm, avanza desde el comienzo al aniquilamiento, de manera perfectamente previsible, pero no previsible para los alienados macondinos que se dejan llevar por las clarinadas que les tocan elementos contrarios a su libertad, a su destino ya su historia. Lo demás es simplemente Arte. Mejor dicho. la historia de Macondo es historia política pura y arte puro. "La Nature imite a l'art", decían los franceses siguiendo el pensamiento estético de Oscar Wilde y su escuela. En esta historia, cuyo objeto estético es nuestra América, se cumple cabalmente esta máxima. Sobre el tema de la conjunción de mito, creación artística y realidad, recordemos en esta conversación lo que el propio García Márquez nos refiere de sus historias: cualquiera norma para escribir limita la libertad de creación, y todo lo que limite la libertad de creación es reaccionario. La novela debe ser absolutamente libre, que inquiete por su poder de penetración en la realidad. Estoy con aquello de los estudiantes franceses de 'la imaginación al poder'. La gran mayoría de las cosas de este mundo, desdelas cucharas hasta los trasplantes de corazón vivieron en la imaginación de los hombres. Mi Correos deChile sistema de exploración de la realidad, sin prejuicios racionalistas, le abre a nuestra novela una perspectiva espléndida. y no se crea que es un método escapista: tarde o temprano la realidad termina por darle la razón a la imaginación. En mi cuento Losfimerales de la Mamá Grande-prosigue García Márquez- se relata un impensable y aparatoso viaje del Papa a una aldea colombiana, y once años después de escrito, el Papa va para Colombia..." y más tarde. hablando de fantasmagorías y fábulas que se hacen carne y hueso. dice nuestro autor: En un cuento describí al presidente como rechoncho y calvo, para que no pareciera una alusión p~rsonal, y el caso es que ahora, el presidente que recibe al Papaes rechonchoy calvo... Un amigo mío encontró un barco abandonado en plena selva, y acabo de leer que un muchacho de veintisiete años se ha atrevido a revelar que tiene cola de cerdo..." Si Ernst Bloch, vuestro insigne filósofo, muerto exactamente hace siete años en Tubinga. conocido como el Filósofo de la Utopía Concreta. o el Filósofo de la Esperanza. pudiera hoy decir algo desde su tumba. diría que entre la imaginación de García Márquez y el racionalismo clásico. tiene razón el artista sobre el clasicismo obstruccionista. En otras palabras. imaginar no significa ser irracional; por el contrario, es el mejor modo de fIlosofar. Retrocedemoscasi medio milenio. A los caballeros andantes, a pesar de los desesperadosesfuerzos de Quijote, sucedió el racionalismo de Pico de la Mirándola, de Macc~iavelli y Erasmo: frente a la realidad cabe sólo una actitud, observarla para ver qué podemos obtener de ella; lo mismo frente a lo desconocido: o se lo descifra, o se lo rechaza como objeto de estudio. En el siglo de las luces, el racionalismo puro se vuelve racionalismo de la ventaja, con un Adam Smith, que pone la filosofia al servicio de la economía. Así, América, al fin de cuentas, no fue sino la prolongación económica de Europa. Entonces, a la pregunta de si América, con todos sus Aracatacas e Iquiques. sigue siendo o no un gran o pequeño Macondo. se sucede otra pregunta: si la gran gesta bolivariana no ha quedado dramáticamente inconclusa. y si se debe O no contlnuarla. Queridos estudiantes alemanes. que con tanta avidez intelectual posáis vuestros ojos en mi América (yaveis cómo tan ardorosamenteme resisto a llamarla "América Latina") .tengo que decirles con todo énfasis que los sueños de Bolívar y los patriotas independentistas del yugo colonial europeo siguen truncados. En el camino hacia la independencia total nuestra. se interpuso el aristócrata criollo. descendiente en línea directa del colonizador. con su esbirro alIado. el "Patriarca" de García Márquez. el militar que mil veces ha ahogado en sangre el clamor de nuestros pueblos por la independencia eco~ómica y la justicia social. 57 Pienso. finalmente. que las realidades de Macondo están más allá de América. por lo menos. por dos razones. Primero. porque la explotación del mundo colonial es universal. y sus leyes son las mismas en todas partes; y. segundo. por su concepción de historia final. que hurga en los origenes de la materia y del hombre. Creo que la universalidad de Macondo parte de la primera razón: García Márquezbusca en Cien años de soledad la expresión completa de un continentes. absoluta. sin mediar metodología ni dialéctica formales. Si hay una lógica. es la del arte. que como bien se sabe. es indefinible; sólo diré. así me parece y repito algo del espíritu wildeano. que el artista es. como nadie. el comunicador exacto del mundo. que lo hace propio al vivirlo como. precisamente. artista. En ello radica la fuerza de la obra del gran novelista colombiano y. con toda seguridad. el éxito de Cien años en el mundo. Hasta aquí mis palabras. Al terminar este homenaje. recordaré que cuando a García Márquez le 58 entregáron el Premio Nobel en Estocolmo. no fue una orquesta sinfónica la que amenizó el acto. El agraciado buscó un grupo de cantantes populares colombianos para que lo hicieran. Cuenta nuestro autor que él siempre quiso escribir boleros y vallenatos, a la manera de Francisco el Hombre. que en Macondo se gana la vida ofreciendo sus canciones en la vía pública. Es natural. García Márquez es un hombre identificado con su pueblo. y sabe que esa música lleva más de Colombia que cualquier tratado de sociología sobre ese país. Se me ha ocurrido que hoy. al hablar de García Márquez. la música de Colombia tenía que tener una obvia cabida. Jorge Villalón. artista chileno muy unido por su mujer a Colombia, con su conjunto. no sólo interpretan esa música, sino que la comprenden. Si ustedes entran en el mundo de la mÚsica que nos tocarán Jorge Villalón y sus amigos, les aseguro que estarán entrando a la más auténtica atmósfera en que se desarrolla la historia de Macondo.