Untitled - Universidad del Norte

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o
nuestro
ancestral
macondismo*
Haroldo Quinteros**
Las ilustraciones de este articulo fueron tomadas de Newen: Un viajefotográfico por la mdustria de Chile. 1997.
Hacia comienzos de siglo. un pueblo de nuestra
interminable América, situado en aquel país de
infinitud de leyendas y enigmáticos rincones, Colombia, comenzaba a desplazarse desde el apogeo
a la decadencia. Ese pueblo se llama Aracataca.
Años antes, Aracataca, repleto de luz y colorido.
de altas p~meras, balnearios, casinos, hoteles y
prostíbulos. era una California de anchas avenida~,
cuyos caminos daban a todos los confines del país.
La empresa frutera norteamericana "United Fruit"
había re-descubierto la región. con un criterio, a
diferencia de los colonizadores hispanos, eminentemente moderno. La riqueza de Aracataca consistía
en la fértil región que la circundaba. exuberante
productora de banano como ninguna del mundo.
que explotaban felices las empresas gringas de la
fruta. Si años antes Colombia, dolorosamente.debió
ceder una parte de sí para la construcción del gran
canal interoceánico continental ante la implacable
presión del capital imperiali~ta. menos sufriría
ahora por las concesiones hechas a la frutera
*Esta es la traducción del texto grabadomagnetofónicamente
de la clase magistral en homenaje a Gabriel Garcia Márquez. en
ocasión de serle otorgado el Premio Nobel de Literatura.
pronunciada por su autor. originalmente en idioma alemán. en
el aula magna de la Universidad de Heidelberg. Alemania. el 6
de julio de 1983,
..Estudió e~ el Instituto Pedagógico,Chile. Doctorado en
Ciencias Sociales, Alemania. Realiza trabajos con temas
educatiy9/?para Inglaterra y las Naciones Unidas.
trasnacional. Al contrario, esta vez la cesión estaba
envuelta por un grosero tono de servilismo y entreguismo. En efecto, en su afán de aumentar sus
ingentes riquezas personales y familiares, políticos,
caciques regionales y caudillos militares dueños de
tierras, gustosos las vendieron a ridículos precios
aJasavanzadasimperiales, sellando desdeentonces
y hasta nuestros días una fatidica alianza entre
patrón criollo y capital extranjero. Aquellos, poniendo, además, sus armas y soldados al servicio de
ese pacto.
Este cuadro se repetía interminablemente por
todo el ancho mundo latinoamericano. que desde
ancho, recordando a Ciro Alegría, ya comenzabaa
sernos ajeno. Como a Aracataca, llegaron al norte
de Chile, por esa misma época. los inversionistas
extranjeros del salitre, particularmente norteamericanos e ingleses, que establecieron cientos de pequeños campamentos mineros en el desértico norte
de mi austral país. dándose febrilmente a la extracción de una extraña sal. de paradójico poder:
fertilizar la tierra y fabricar explosivos.Desdela alta
pampa salitrera. día a día. bajaba el ferrocarríl hasta
la costa turgent~ en "oro blanco". El mineral llegaba
a un celeste puerto llamado Iquique, la ciudad de
donde yo vengo. que sólo unas cuantas décadas
antes no era sino un modesto portezuelo de silenciosospescadores.Era, ahora, comoAracataca,otro
emporio, con su mismo cosmopolitismo, gran teatro
de ópera. ca~inos, restaurantes internacionales.
mansiones señorialesde corte georgiano.yanimado
Huellas 55. Uninorte. Barranquilla
,1-58. Abril. MCMXCIX. ISSN 0120-2537
51
por bulliciosa:Scasas de licencia. fluyendo la plata
como un caudaloso río por sus calles. Se cuenta
que el inglés Tomás North. el aventurero que a
comienzos de los ochocientos noventa convenció al
gobierno de su país para fmanciar el derrocamiento
de José Manuel Balmaceda. el presidente chileno
que se negaba a ceder el salitre a la voracidad de
las empresasextranjeras. organizabafiestasy orgías
en un palacete frente al océano. Allí la cuchillería
no se lavaba después de los banquetes. sino que se
lanzaba al mar. El riquerío y el gringuerío tomaban
asiento en los fastuosos balcones y se deleitaban
con el espectáculo ofrecido por decenas de nativos
desnudos que salían desde las profundidades de
las aguas con la cuchillería entre los dientes. Lo
parecido ocurria en lares aledaños a los cañaverales
cubanos. a las minas de hierro de Venezuela. a los
yacimientos petrolíferos mexicanos. a las explotaciones del estaño en Bolivia. en fin. por toda
nuestra América. a la que inexorablemente se
arrancaba su savia para verterla en el mundo de
las metrópolis.
Aquella fiebre de riquezas, empero, venía acompañada en todas partes de una pavorosa miseria y
desamparo, que, como en nada, se reflejaba en la
miseria de miles de trabajadores y sus familias,
traídos de otras partes del país para engrosar las
muchedumbres de laboriosos obreros. Con esa
miseria, la soledad y la vaciedad, que bien puede
retratarse en la prostituta desnuda bailando cumbia
frente a los aburridos magnates criollos y extrirnjeros. Estos, para probarse machos y ricos, eran
pródigos con la bailarina, y encendían sus habanos
con billetes de cien pesos. Es, por cierto, la soledad
de los aventureros de Ul Hojarasca del novelista
que aquí nos ocupa, "desperdicios de mujeres solas
y de hombres que amarraban la mula a un horcón
del hotel, trayendo como único equipaje un baúl de
madera o un atadillo de ropa." Más tarde, al abandonar los hombres el lugar , sólo quedarían mulas
tiradas, muriéndose de hambre en la cuadra del
hotel, es decir, volviéndose hojarasca y desecho.
Pero eso es sólo el cascarón de la soledad, su
estructura externa. La soledad pura, así como nos
la quiere entregar García Márquez, va mucho más
allá de la pobre prostituta o el aventurero hojarasca.
La soledad y sus cien años, está en la ausencia de
un sentido de solidaridad americana, de afecto y
compasión por el que tiene menos, o nada; ausencia
de solidaridad no sólo del que tiene, sino del nuevo
rico, o del que ante el poder del oro, cierra su conciencia a los quejidos de sus hermanos. A esa
soledad, me referiré luego con algún detalle.
52
Así fueron nuestros Macondos;Eri medio de la
fastuosidad, el harapo; en medio del dinero. el
hambre; en medio de la fiesta. el duelo. Con
pequeñas variantes en el tiempo. fijadas por cuál
era la riqueza más apetecible y taquillera por la
macro-economía mundial. el cuadro cataquero e
iquiqueño se repetía implacablemente en todo
nuestro mestizo y moreno continente. Con el
banano. el oro; pero, a la vez. la pobreza. el grtto de
rebeldía y la muerte en la matanza de la estación
de ferrocarriles. En la época de las fiestas de Mr.
North, miles de obreros salitreros bajaron del
desierto a pedir a los amos de Iquique mejores
condiciones de vida. La alianza capital y fusil no se
hizo esperar para probar su eficacia: como en la
estación de Aracataca. en una escuela iquiqueña
llamada "Santa Maria". en 1907. miles de trabajadores salitreros. con sus mujeres e hijos, fueron
masacrados como bestias.
Iquique-Aracataca. es decir. el Macondo de los
Cien años de soledad. sigue reproduciéndose en el
tiempo: los pueblos salitreros. al inventar unos
químicos alemanes el salitre sintético. se transformaron en ruinas. en tenebrosos pueblos fantasmas llevados. como Macondo. por el viento.
Iquique. por mucho tiempo. se volvió una ciudad
muerta. rodeada por un cementerio de pueblos en
ruinas. Según la creencia popular. ir a esos pueblos del desierto es peligroso: si ustedes llegan allí
a husmear entre las paredes que aún están erectas.
sus basurales. las cruces torcidas de sus cementerios. y la pedaceria de hierro y hojalatas. los
muertos. impenitentes almas de tiempos de oro y
miseria. los conminarán con desgarradoresaullidos
a dejarlos en paz. y si se resisten. los echarán a
pedradas.
En este mundo americano García Márquez
despliega su obra, sin apartarse de él, aunque a
veces sea la obra la que se aparte del autor: Como
él mismo dice, "los personajes, no los puedo mailejar." Porfiados, se le van de las manos y comienzan
a vivir fuera de su control, como los díscolos seis
personajes de Firandello, o los fantasmas de los
asesinadosen tantas masacres. De esemodo, seguramente, se pasean por las bananeras los muertos
de la estación de Macondo, y los muertos de los
campamentos salitreros y de la escuela "Santa
María".
La obra de García Márquez, particularmente el
misterioso relato de Melquíades, Cien años de
soledad, está, por supuest6, muy lejos de cualquier
racionalismo clásico. Si apunta claramente hacia
el entierro de un mundo viejo y la consecución de
uno nuevo, más solidario que Macondo, lo hace
desde la perspectiva de la historia de nuestra
América: una historia marcada por la esperanza
no cristalizada de un mundo nuevo, esperanza en
que la magia del vaticinio y el romántico grito de
guerra por el porvenir americano que lanzaron a
los vientos Bolívar y los suyos, dan más luces que
los fríos programas políticos. Esta América y vida
americana, un mundo que aún no termina, todavía
pre-constituyente, que se niega a aceptar como
estructural sus antiguas desventuras, que se resiste
a abandonar, en terrible lucha, su identidad propia,
que desde todos sus ángulos está impregnado por
el aparente absurdo de lo descomunal y lo increíble,
cobra coherencia y dialéctica en la obra del
colombiano. En efecto,
aquella razón mítica ame~
ricana y de su absurdo
está contenida en su.
.impulso de un ir siempre
hacia un futuro más humano que el presente.
Vale decir, subyace en el
mito y la conciencia ancestral un sentir muy primigenio, que se sitúa, incluso, más allá de la independencia y la justicia,
ubicable sólo en el reino
de la libertad.
Don Gabriel García
Márquez nace en 1928,
cuando Aracataca empezaba a caer por la pendiente de la ruina econÓmica; es sólo por sus
abuelos que conoce la
gloria pasada del banano. De esa doble realidad
construye su obra. En ella, el protagonista será el
trabajador latinoamericano, su compañera y su
prole, con toda su fuerza y todas sus debilidades.
Puede ser que los tiempos hayan cambiado, pero
no han cambiado lo suficiente como para pensar
que el cuadro macondiano pertenece definitivamente al pasado. El Macondo nuestro sigue, sólo
que con un rostro un poco más fotogénico, con las
pinceladas que le dan la tecnología y las comunicaciones de hoy. La verdad es que aún gran parte
de nuestras masas trabajadoras siguen clamando
por una vida digna, y piden que acabe la caridad y
por fin comience de veras la justicia. Todavía, si se
levantan, se las asesina como en los tiempos de la
estación de Macondo y la Escuela Santa María de
Iquique; mayor la masacre si alcanzan alguna cuota
del poder y ejercen desde el Estado su derecho a
dignificar sus vidas. ¡Cómo no sabremos eso los
chilenos!
En fin. el rostro de América tiene aún el rostro
macondiano. En primer lugar. de misterio. Nuestro
continente. el de las grandes culturas arrasadas. el
que se desangró para que en Europa terminara el
feudalismo. fue para el europeo. que tan sin ton ni
son se hace llamar "descubridor" de América. un
mundo misterioso. no sólo porque sus instrumentos
científicos de entoncesapenasle permitían un ligero
acercamiento a lo nuestro. sino. simplemente. porque es misterioso. y ello tiene más cabida en el arte
que en los tratados.
En GarcíaMárquez,la
novela, es una ampliación de la realidad, que
él invierte, revierte, y en
acto permanente de
movimiento de identidad
y diferencia, articula
hacia un todo verdadero.
Tan verdadero. que la
mejor historia, es decir,
la más creíble, ni siquiera es contada por un
contador de historias de
oficio. Dice el colombiano:
"Cienaños de soledad
tenía que ser escrita así
porque así hablaba mi
abuela. Yo trataba de
'.,
encontrar cuál era el
lenguaje que más le convenía allibro. y recordé que mi abuela me contaba
las cosasmás atroces sin conmoverse.comosi fuese
una cosa que acababa de ver. Entonces descubri
que esa imperturbabilidad y riqueza de imagen con
que contaba mi abuela era lo que daba verosimilitud
a sus historias. y mi gran problema con Cien años
de soledad era que me creyeran. porque yo me la
creÍa. pero ¿cómo hacer para que me la creyeran
los lectores?: usar los mismos métodos de mi
abuela."
La realidad. entonces. tiene su Ndorso". un
constituyente esencial. Es una para-realidad que
no tiene nada de metafisica. como dice el propio
García Márquez. no obedecea supersticiones ni a
~
especulaciones imaginativas; es lo que aparece así
a las deficiencias 0 limitaciones de las investigaciones científicas e históricas. y que sólo el cientificismo cartesiano --0 estaliniano- de todos los
tiempos quiere negar a prioli. Así. la imaginación
se torna una forma real de conocimiento. una
dialéctica. con sus propias leyes. confines y límites.
Dice nuestro escritor:
no es otra cosa que Aracataca. tan real como Iquique
o Heidelberg. Se mezclan en el libro el proceso social y político de Macondo con la vida de sus
personajes. particularmente de la familia Buendía
y quienesmás relación tuvieron con ella. en un lapso
que se extiende desde la unión de la pareja José
Arcadio -Ursula hasta el último de sus descendientes. pasando por cinco generaciones.
"Una vez que se rompen los cinturones de castidad racionalista, inmediatamente viene algo que
no puede ser la pura arbitrariedad, sino nuevas
leyes, de lo contrario vas y te pierdes, caes en la
fantasía, en un irracionalismo total, y no se trata
de eso, Se trata de descifrar la realidad, no de introducir el caos en ella."
La novela es una serie de superposiciones de las
interpretaciones personales que cada personaje da
a la realidad y de sus experiencias individuales y
colectivas. El narrador. muy afortunadamente. "no
interviene" en la historia; se limita a contar lo que
ve. sin intervenir en los puntos de vista de los personajes. A lo largo de la historia hay. pues. varios
protagonistas. que van marchando a la tumba
mientras transcurren los cien años. hasta la muerte
del último. devorado por las hormigas. y con cola
de cerdo. lo que retrotrae el mito primario del gran
pecadouniversal. del incesto que atormentó siempre
la conciencia de los prim~os hombres. Melquíades.
el gitano. hombre de otro mundo. tiene en sus
manos el hilo de la historia. La conocede antemano.
pero no interviene en ella. Es pues. Melquíades. a
quien García Márquez encarga la historia; es él
quien se convencerá. porque lo está viendo. de la
realidad de la vida y la magia que la acompaña.
con el relato de la estera voladora. la prueba de la
levitación del cura tras el estimulo del chocolate.
las mariposas amarillas del pintor de brocha gorda
que muere extático de amor por Remedios la Bella.
o de la ascensión de ella al cielo. en cuerpo y alma.
Es en el ámbito de estas nuevas leyes donde
tienen cabida "los mitos de la gente".lo que equivale.
además. a una revolucionaria democratización del
saber. por sobre todo en nuestra América. donde
esos mitos son una f<;>rmadeterminante de comprensión de la realidad. Esta magia popular y este
saber mítico no se reducen al mero simbolismo. Dice
nuestro novelista:
..Yoestoy en contra de toda clase de símbolos.
porque los símbolos no esclarecen. ocultan...
Chile. mi país. es tierra de varios gigantes de la
poesía y de algunos buenos novelistas que no se
han ocupado mayormente de nuestra historia. La
mítica saga de la salitreras e Iquique. de los líderes
y mártires populares. de los políticos y generales
que traicionaron tantas veces al pueblo. no ha sido
escrita. entonces. en toda su fuerza. pero yo. como
lo pruebo aquí. veo esta historia en la fábula macondiana más que en ninguno de los relatos chilenos.
También nuestras abuelas. a vecestestigos directos
de los hechos. nos hablaron de los gringos compradores de tierras. del auge y fin de la Jauja salitrera. de la soledad infinita de los aventureros
huasos del sur y de las meretrices iquiqueñas. de
las traiciones. de las huelgas y las masacres. de los
muertos que penan en la pampa y de sus esperanzas
rotas.
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Cien años de soledad es imaginación. mito. pero
también es historia. Veamos la historia. en toda su
pureza.
La novela es la historia de Macondo. un lugar
tan imaginario como real. porque es un relato que
ya había sido escrito por los hombres y la naturaleza; real también. porque esa realidad recreada
54
Reflejo de la fachada del Correo Central. Santiago.
¿Realidad?Por cierto. y mucha realidad. Hay una
vinculación directa de la novela con la historia de
Colombia y América. La historia de Macondo es la
de la región bananera. Así. si se escribiera la historia
de Iquique. habría que contar la historia de las
explotaciones salitreras. Los hechos nos hablan y
giran en tomo a las guerras civiles de la época,entre
ellas, la de los Mil días, entre 1899 y 1902. tan
parecida a la guerra civil chilena que puso en el
trono a la actual reinante aristocracia económica
de mi país. Es clara la alusión al apogeodel banano
y la llegada de la inversión norteamericana, como a
Iquique, por esa misma época. Huelgas y masacres
obreras, bajas en la producción bananera -y del
salitre en nuestro norte- y el despoblamiento de
la zona. La obra se liga íntegramente a la historia,
y por ello están presentes las alusiones al pasado
colonial indígena. negro y mulato, a la acumulación
de capital a través de la explotación agraria. de una
burguesía latifundista en pugna con una de carácter
industrializante, con sus choques y defmición final
en las guerras civiles mencionadas. que selló el
triunfo del proyecto político que hizo posibles el
advenimientodel capital extranjero y la dependencia
del país. La obra. sin embargo, no es un ensayo
sociológico ni político; es una novela. La historia,
al fm de cuentas. está reducida a la historia de la
familia Buendía. con sus vivencias personales. tan
personales como son las experiencias individuales.
con todas sus grandezas. melindres. tormentos
amorosos y banalidades. La vida de los Buendía ha
recorrido todas las etapas históricas colombianas:
Macondo es fundado a la manera de todas nuestras
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Interior del Correo Central.
ciudades. por un puñado de hombres y mujeres
que se han conocido siempre. Por ello es que en
esaepopeya,JoséArcadio Buendíay Ursula 19uarán
sellan con su unión una estirpe en que la sospecha
del incesto. el primer gran pecado del mundo.
permanece latente, dando a la historia una
dimensión cósmico-bíblica insoslayable.
Así. se funda la sociedad patriarcal. en que se
determinan claramente los roles socialesel hombre
y la mujer. siendo aquel el que detenta. por cierto.
el poder político. Surge el Estado nacional. que
articulan. primero. las tendencias conservadoras.
a las cuales se opone uno de los hijos de los Buen~
día. el implacable coronel Aureliano Buendía. el
típico caudillo militar liberal. con gran sed de corregir el estado de cosas. pero sin mayor formación
política ni programa que pueda evitar la ruina que
traerá la acumulación capitalista. Vienen luego las
bases de la industrialización. proceso que posibilitan los gemelos Aureliano Segundo y José
Arcadio Segundo. Más tarde. veremos en la figura
y genio de dos singulares personajes. la imposibilidad de articular políticamente aquel progreso:
el dispendioso Aureliano Segundo. que. parranda
tras parranda. no puede ver a tiempo las inmensas
posibilidades de desarrollo que tenía el país; y José
Arcadio Segundo. que sin darse cuenta, construye
el ferrocarril que facilitará la penetración imperialista. Vendrán. luego, el ciclo de la compañía
bananera. su expansión y consolidación; junto a
ello. la alienación progresiva de la familia y los
macondinos. Se consolidan el partido ConselVador
y su ideología,que bien retrata el escritor en algunos
de sus personajes. como Fernanda del Carpio. la
beata autoritaria. antifeminista. colgada al clero y
a la posesión de la tierra. Vendrá luego la lucha
social, la protesta de los trabajadores y el sindicalismo personificado en el Buendía obrero.
Finalmente. se irá la compañía y Macondo quedará
en ruinas, hasta desaparecer.
Esa es la base histórica de la novela. Pero Cien
años de soledad es más que eso. Es, por sobre todo,
el ensamblaje de historia y vida individual, lo que
los personajes fueron, lo que hicieron y lo que no
hicieron y, por sobre todo, lo que debieron hacer
para salvar a Macondo ya sí mismos. Eso es lo
clave: el novelista no describe las vidas humanas
en el transcurso de sucesos históricos determinados' como lo hace nuestro Alberto Blest Gana en
su Durante la reconquista. No, García Márquez
embiste contra el atrabiliario determinismo de la
Historia y deja en claro que Macondo pudo salvarse,
a no ser por la incapacidad de los macondinos por
55
amar más. Es decir. el autor presenta. aunque sea
en forma latente, la capacidad transformadora del
hombre. de su propia vida y de su historia colectiva.
Esta capacidad está, sin embargo, a decir de Hamlet, atravesada por la alternativa de ser o no ser,
actuar o no actuar, esforzarse por comprender el
mundo y luego salvarlo. o dejarse llevar por la
corriente. y así desaparecer. Macondo eligió. trágicamente. el segundo camino.'
Dice García Márquez:
"De Cien años de soledad se han escrito toneladas y toneladas de papeles, se han dicho cosas
tontas, cosas importantes, cosas trascendentales,
pero nadie ha tocado el punto que a mí más me
interesaba al escribir el libro, que es la idea que la
soledad es lo contrario a la solidaridad, y que yo
creo que es la esencia del libro. Eso explica la
frustración de los Buendía, uno por uno, y la flnal
frustración de Macondo. Yo creo que aquí hay un
concepto político. y es un concepto político
importante."
El escritor. pues. entiende su novela como una
reflexión sobre la negación histórica que atraviesa
a nuestra Arnérica: la negación a la solidaridad. Es
esta falta de solidaridad congénita de los americanos
que olvidaron a sus héroes y fueron arrastrados
por caudillos a sueldo de las oligarquías. Esta
actitud natural es lo primero que ve Melquíades en
su crucial viaje a Macondo, yes ello lo que le permite
saberlo todo desde el comienzo. Macondo, pues. se
descompone por ser una sociedad altamente estratlficada en clases. irracional, y. por sobre todo. antisolidaria. Es esto lo que lleva a ese mundo a desintegrarse en un movimiento multilateral. Macondo
se desploma, y desaparece con él todo lo que lo
integra. "Representa. en efecto, la antisolidaridad:
es la disolución de una sociedad dirigida por una
claS"eopresora. que vive de otras. y como tal. graftca
bien lo que no es la solidaridad. Es la clase que se
une al poder imperial. pues la inicial resistencia
nacionalista y liberal termina en la nada. y sus corifeos se suman, al cabo de algunas piruetas.
mansamente al sistema. Es la antisolidaridad de
los indiferentes, de los hedonistas, y de los que dejan
pasar el tiempo sin intervenir en la salvación de
Macondo.
56
Sin embargo. a pesar de todo ello. la novela no
es sombría ni negativa. Precisamente,la destrucción
de Macondo es la forma en que nuestro autor niega
la negación. es' decir, niega la no-solidaridad. Lo
que reclama el novelista es el imperio de la razón.
de la razón de la solidaridad, llevada ésta a una
dimensión totalizadora del continente. que al fm
de cuentas, es actor de una historia común. RecIama la conciencia de los macondinos de ser sí mismos' lo que éstos rechazan. Pero en este mundo
del mal. surgen las contrapartidas de la esperanza:
la bondad de Ursula. los luchadores sociales incomprendidos. los amores sin mácula, y un absoluto,
una categoríaideal que no fracasa en Macondo como
las categorías descritas. sino que simplemente lo
abandona. aunque haya nacido en él: es el Sumo
Bien, como él. bello infmitamente. la joven Remedios
la Bella, destinada a partir a un mundo hacia arriba,
no como Macondo. que lo hace hacia abajo.
Macondo, en fm, avanza desde el comienzo al
aniquilamiento, de manera perfectamente previsible, pero no previsible para los alienados macondinos que se dejan llevar por las clarinadas que les
tocan elementos contrarios a su libertad, a su
destino ya su historia.
Lo demás es simplemente Arte. Mejor dicho. la
historia de Macondo es historia política pura y arte
puro.
"La Nature imite a l'art", decían los franceses
siguiendo el pensamiento estético de Oscar Wilde y
su escuela. En esta historia, cuyo objeto estético es
nuestra América, se cumple cabalmente esta
máxima. Sobre el tema de la conjunción de mito,
creación artística y realidad, recordemos en esta
conversación lo que el propio García Márquez nos
refiere de sus historias:
cualquiera norma para escribir limita la
libertad de creación, y todo lo que limite la libertad
de creación es reaccionario. La novela debe ser
absolutamente libre, que inquiete por su poder de
penetración en la realidad. Estoy con aquello de
los estudiantes franceses de 'la imaginación al
poder'. La gran mayoría de las cosas de este mundo,
desdelas cucharas hasta los trasplantes de corazón
vivieron en la imaginación de los hombres. Mi
Correos
deChile
sistema de exploración de la realidad, sin prejuicios
racionalistas,
le abre a nuestra novela una
perspectiva espléndida. y no se crea que es un
método escapista: tarde o temprano la realidad
termina por darle la razón a la imaginación. En mi
cuento Losfimerales de la Mamá Grande-prosigue
García Márquez- se relata un impensable y
aparatoso viaje del Papa a una aldea colombiana, y
once años después de escrito, el Papa va para Colombia..."
y más tarde. hablando de fantasmagorías y
fábulas que se hacen carne y hueso. dice nuestro
autor:
En un cuento describí al presidente como
rechoncho y calvo, para que no pareciera una
alusión p~rsonal, y el caso es que ahora, el
presidente que recibe al Papaes rechonchoy calvo...
Un amigo mío encontró un barco abandonado en
plena selva, y acabo de leer que un muchacho de
veintisiete años se ha atrevido a revelar que tiene
cola de cerdo..."
Si Ernst Bloch, vuestro insigne filósofo, muerto
exactamente hace siete años en Tubinga. conocido
como el Filósofo de la Utopía Concreta. o el Filósofo
de la Esperanza. pudiera hoy decir algo desde su
tumba. diría que entre la imaginación de García
Márquez y el racionalismo clásico. tiene razón el
artista sobre el clasicismo obstruccionista. En otras
palabras. imaginar no significa ser irracional; por
el contrario, es el mejor modo de fIlosofar.
Retrocedemoscasi medio milenio. A los caballeros andantes, a pesar de los desesperadosesfuerzos
de Quijote, sucedió el racionalismo de Pico de la
Mirándola, de Macc~iavelli y Erasmo: frente a la
realidad cabe sólo una actitud, observarla para ver
qué podemos obtener de ella; lo mismo frente a lo
desconocido: o se lo descifra, o se lo rechaza como
objeto de estudio. En el siglo de las luces, el racionalismo puro se vuelve racionalismo de la ventaja,
con un Adam Smith, que pone la filosofia al servicio
de la economía. Así, América, al fin de cuentas, no
fue sino la prolongación económica de Europa.
Entonces, a la pregunta de si América, con todos
sus Aracatacas e Iquiques. sigue siendo o no un
gran o pequeño Macondo. se sucede otra pregunta:
si la gran gesta bolivariana no ha quedado
dramáticamente inconclusa. y si se debe O no
contlnuarla.
Queridos estudiantes alemanes. que con tanta
avidez intelectual posáis vuestros ojos en mi
América (yaveis cómo tan ardorosamenteme resisto
a llamarla "América Latina") .tengo que decirles con
todo énfasis que los sueños de Bolívar y los patriotas
independentistas del yugo colonial europeo siguen
truncados. En el camino hacia la independencia
total nuestra. se interpuso el aristócrata criollo.
descendiente en línea directa del colonizador. con
su esbirro alIado. el "Patriarca" de García Márquez.
el militar que mil veces ha ahogado en sangre el
clamor de nuestros pueblos por la independencia
eco~ómica y la justicia social.
57
Pienso. finalmente. que las realidades de
Macondo están más allá de América. por lo menos.
por dos razones. Primero. porque la explotación del
mundo colonial es universal. y sus leyes son las
mismas en todas partes; y. segundo. por su concepción de historia final. que hurga en los origenes de
la materia y del hombre. Creo que la universalidad
de Macondo parte de la primera razón: García
Márquezbusca en Cien años de soledad la expresión
completa de un continentes. absoluta. sin mediar
metodología ni dialéctica formales. Si hay una
lógica. es la del arte. que como bien se sabe. es indefinible; sólo diré. así me parece y repito algo del
espíritu wildeano. que el artista es. como nadie. el
comunicador exacto del mundo. que lo hace propio
al vivirlo como. precisamente. artista. En ello radica
la fuerza de la obra del gran novelista colombiano
y. con toda seguridad. el éxito de Cien años en el
mundo.
Hasta aquí mis palabras. Al terminar este homenaje. recordaré que cuando a García Márquez le
58
entregáron el Premio Nobel en Estocolmo. no fue
una orquesta sinfónica la que amenizó el acto. El
agraciado buscó un grupo de cantantes populares
colombianos para que lo hicieran. Cuenta nuestro
autor que él siempre quiso escribir boleros y
vallenatos, a la manera de Francisco el Hombre.
que en Macondo se gana la vida ofreciendo sus
canciones en la vía pública. Es natural. García
Márquez es un hombre identificado con su pueblo.
y sabe que esa música lleva más de Colombia que
cualquier tratado de sociología sobre ese país. Se
me ha ocurrido que hoy. al hablar de García
Márquez. la música de Colombia tenía que tener
una obvia cabida. Jorge Villalón. artista chileno muy
unido por su mujer a Colombia, con su conjunto.
no sólo interpretan esa música, sino que la comprenden. Si ustedes entran en el mundo de la mÚsica que nos tocarán Jorge Villalón y sus amigos, les
aseguro que estarán entrando a la más auténtica
atmósfera en que se desarrolla la historia de
Macondo.
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