Descargar

Anuncio
LA VENGANZA DE CAMERON
Ramón Lavín
Analista de Funciva
E
l mundo anglosajón está en plena efervescencia
ante las revelaciones del escándalo “Luxleak”, o los
acuerdos fiscales secretos del Gran Ducado de Luxemburgo,
entre su administración fiscal y grandes multinacionales, que
llenan de fango al presidente de la Comisión Europea y anterior
primer ministro de ese país, Jean-Claude Juncker. Es la gran
venganza del primer ministro británico, David Cameron, que
se enfrentó con todo su poder al nombramiento de Juncker
a la cabeza de la Comisión. Ahora sueña, con el apoyo sobre
todo de los medios de comunicación anglosajones y los
partidos de izquierda, con poder desbancarle. Ardua tarea.
La revelación de estos acuerdos fiscales, “tax rulings”,
acuerdos amistosos para pagar menos impuestos, en total
parece ser mas de quinientos, ha permitido a esas empresas
transferir cientos de miles de millones de euros a Luxemburgo
para evitar pagar elevados impuestos en sus países de origen
y poder beneficiarse de tipos impositivos muy ventajosos. Ha
sido el trabajo fiscal sobre todo de PriceWaterhouseCoopers
en Luxemburgo, pero otras empresas del mismo tipo han
hecho algo similar. Cierta prensa farisea se ha sorprendido,
pero absolutamente nadie del sector, evidentemente.
En el centro de la diana han puesto a Jean-Claude
Juncker, primer ministro de Luxemburgo ininterrumpidamente,
por el voto democrático de sus ciudadanos desde 1995 hasta
2013, cuando aún salió victorioso de las urnas, solo que una
gran coalición de todos sus adversarios logró echarle del
poder y ministro de Finanzas también desde 1989 hasta 2009,
lo que le responsabiliza de todo este montaje fiscal.
El ministro de Finanzas actual de Luxemburgo,
enemigo político de Juncker, Pierre Gramegna, reconoció de
inmediato que “esos acuerdos son legales, aunque quizá
no deseables”. Gramegna insistió en que esos acuerdos,
-tax rulings-, “respetan el derecho de Luxemburgo, el
derecho europeo y las convenciones internacionales”, mal
que les venga a algunos. Al mismo tiempo el ministro de
Finanzas luxemburgués reconoció que “esta situación en
la que empresas internacionales no pagan o pagan muy
pocos impuestos no es sostenible y a la vez incompresible
para los contribuyentes”. Luxemburgo ha abolido el secreto
bancario, bajo la tutela de juncker y colabora con las
instituciones internacionales para hacer más transparente
FUNCIVA
COMENTARIOS
la fiscalidad de las empresas.
Ante este escándalo, los servicios de la
Competencia de la Comisión Europea han tomado
rápidamente mano en el asunto, sobre todo de cara
a la galería de la opinión pública, y han anunciado
el estudio de estos acuerdos fiscales, para ver
si respetan las reglas del mercado. De hecho la
Comisión Europea bajo el mandato del anterior
comisario de la Competencia, Joaquín Almunia,
ha abierto tres investigaciones por las condiciones
fiscales acordadas a tres grandes empresas, Amazon,
Apple y Fiat en tres Estados de la UE, Luxemburgo,
Irlanda y Holanda, para cada una de estas empresas
respectivamente.
Es evidente que la posición del presidente
de la Comisión es muy inconfortable, para su
imagen, que el antiguo ministro de Finanzas y ex
primer ministro de un país, haya permitido que
miles de millones de euros de impuestos hayan
podido eludir al fisco de su país de origen gracias a
un viaje por el Gran Ducado de Luxemburgo.
SERENO
El portavoz de la Comisión Europea aseguró
que el presidente Jucnker está “totalmente
sereno”. No hay que olvidar que Juncker ha
sido presidente del Eurogrupo durante casi diez
años y por lo tanto conoce al dedillo la situación
de todos los demás socios comunitarios. Su muy
larga experiencia política le permite enfrentarse
a esta situación con gran serenidad, ya llegará el
momento de defenderse. El sabe cómo nadie lo
que hay debajo de las alfombras de los Estados
miembros pues hay otros muchos Luxemburgos.
En una conferencia de prensa inesperada, el
presidente de la Comisión compareció ante la prensa
acreditada donde aseguró que “políticamente soy
responsable de lo que ha pasado en Luxemburgo”,
pero rechazó ser el artífice de esos montajes.
Juncker confesó que si “esto ha llevado a evadir
el pago de impuestos, lo siento”, aunque al mismo
tiempo rechazó que todos los ataque se hagan
contra Luxemburgo.
“Este tipo de decisiones fiscales –tax
rulings- se aplican en 22 países de la Unión
Europea, por lo que no hay que buscar una solución
para Luxemburgo, sino una respuesta europea”,
añadió.
La Comisión Europea ha decidido proponer
a los Estados miembros una directiva que instaure
un intercambio automático de información sobre
los “tax rulings”, que tienen los Estados miembros,
para así asegurar la transparencia que la UE necesita.
Al mismo tiempo propondrá esta misma medida al
G20, que se reúne en Australia.
Numerosos países europeos como Reino
Unido, con sus posesiones: Gibraltar, Guernesey
y Jersey, Holanda, Irlanda, Bélgica, etc., e incluso
España, tienen sistemas fiscales especiales para
atraer a las empresas multinacionales que de esta
manera pagan menos impuestos. Entre otros
sistemas, los más corrientes son “la patente box”, el
sistema irlandés o los intereses nacionales. El primero
es un régimen que permite una imposición reducida
de las rentas derivadas de la propiedad intelectual.
Las multinacionales transfieren sus beneficios a los
países con este sistema, entre ellos España, Bélgica,
Chipre, Francia Reino Unido, Hungría, Luxemburgo,
Malta, Holanda y Portugal.
El sistema irlandés es de sobra conocido
y desde siempre muy criticado por sus socios
comunitarios. Irlanda es el paraíso de las
multinacionales, que se instalan ahí pero pagando
sus impuestos en paraísos fiscales. Este sistema
permite a estas multinacionales pagar muy pocos
impuestos por sus beneficios europeos o incluso
mundiales, excepto de Estados Unidos. La legislación
irlandesa permite transferir los beneficios de manera
muy sencilla a Irlanda, donde pagan muy pocos
impuestos. Las críticas de sus socios europeos han
obligado a las autoridades de ese país a anunciar
que renunciará al sistema en 2020, pero el ministro
de Finanzas ha asegurado a las multinacionales
presentes en Irlanda que será substituido por otro
sistema también “muy interesante”.
REACCIONES
Muy pocos, por no decir ningún político
de envergadura, ha criticado al presidente de la
Comisión Europea por estos hechos, ni a fragilizarle.
El ministro alemán de Finanzas, Wolfgang Schäuble,
declaró “Luxemburgo tiene todavía mucho que hacer
para mejorar sus prácticas fiscales”.
FUNCIVA
COMENTARIOS
El presidente del Eurogrupo, el ministro
holandés de Finanzas, Jeroen Dijsselbloem,
reconoció que “numerosos países tienen prácticas
sobre decisiones fiscales anticipadas (ruling) que
dan seguridad a las empresas, pero estos acuerdos
deben respetar los acuerdos internacionales y si las
revelaciones aparecidas en la prensa son verídicas,
no se han respetado esas normas, por lo que
debemos mejorar y modernizarlas”.
El ejecutivo comunitario al contrario ha
hecho piña alrededor de su presidente manifestando
su confianza en que la Comisión podrá investigar
con toda independencia estos hechos y en su caso
proponer los remedios oportunos. Juncker mismo
declaró que “tiene una idea”, pero que por ahora
se la reserva. La idea podría ser proponer una
armonización de la fiscalidad en la UE, algo que nunca
hasta ahora ha tenido el más mínimo éxito entre los
veintiocho Estados miembros. Juncker en su discurso
de investidura anunció, como gran novedad, que
“durante su mandato la Comisión intensificará sus
esfuerzos para luchar contra la evasión fiscal, para
que cada uno contribuya de manera justa”. Luego
añadió que iba a proponer “la creación de una base
imponible común para el impuesto de sociedades y
una tasa sobre las transacciones financieras”.
OPINIÓN PÚBLICA
Todo este montaje fiscal, con la creación
de filiales artificiales sin vocación comercial y
solo con el objetivo de poder beneficiarse de una
imposición menor no es de recibo y los Estados que
lo permiten son responsables, pero en la situación
actual será prácticamente imposible poder acusar a
esas empresas de fraude fiscal, pues esos acuerdos
llevan implícitos la autorización de las propias
administraciones fiscales.
La opinión pública en plena crisis económica
se escandaliza por estos hechos y no lo entiende,
como ellos tienen que hacer grandes sacrificios y las
empresas a penas pagar por sus beneficios, aunque
todo sea en beneficio de sus accionistas. ¿Se puede
cambiar este sistema? Unos dirán que debe hacerse
obligatoriamente y por lo tanto hay que ir a hacia
una armonización de la imposición a nivel europeo,
en una primera fase y a nivel mundial después.
Algo fácil de decir pero muy difícil de realizar, no es
nada seguro que los Estados soberanos renuncien
a su soberanía fiscal. Evidentemente estas prácticas
alteran gravemente el principio de igualdad ante los
impuestos, pero siempre habrá algún listo que utilice
diversos vericuetos para no pagar.
FUNCIVA
COMENTARIOS
Descargar