TEMA 7 Recursos naturales, actividades agrarias y pesqueras. El espacio rural o espacio agrario es el territorio donde se desarrollan las actividades agrícolas, ganaderas y forestales del ser humano. Además estas actividades tradicionales se han diversificado con la introducción de otras como las recreativas como por ejemplo las casas rurales. El espacio rural es el resultado de factores físicos y humanos. Los factores humanos se han transformado de forma notable desde la entrada de España en la UE. Respecto a los factores físicos, destacan el relieve, que tiene una elevada altitud media y presenta fuertes pendientes que favorecen la erosión y dificultan la mecanización; el clima, que se caracteriza por precipitaciones escasas y una relativa frecuencia de tormentas y granizo en la mayor parte del territorio; las temperaturas, caracterizadas por situaciones extremas como heladas o intensa radiación solar; y los suelos, que suelen tener un valor mediocre de calidad. En cuanto a los factores humanos, en primer lugar destaca la agricultura y sus transformaciones, pues el valor paisajístico y ambiental de la agricultura es tan importante como el económico o laboral. La primera distinción de los cultivos es entre cultivos leñosos, con plantas arbóreas o arbustivas (olivar y viñedo). Estos han aumentado su superficie y las rentas obtenidas, destacando la mejora de la calidad y su distribución a través de las denominaciones de origen; y los cultivos herbáceos, que incluye cereales, leguminosas, la patata, las hortalizas y otros cultivos industriales. Ocupan mayor superficie pero su productividad es bastante baja generando problemas de competitividad. La segunda distinción es entre las áreas de regadío, donde se generan dos tercios de la producción agrícola total, y las áreas de secano, cuya productividad es muy inferior y están sometidas a variaciones interanuales. Además, la agricultura actual ha conocido un intenso proceso de modernización, destacando las siguientes transformaciones: sustitución del policultivo por el monocultivo, provocando mayor rentabilidad para el agricultor, aunque los riesgos son superiores si hay una mala cosecha; mayor inversión de capital para incorporar maquinaria, productos químicos o semillas seleccionadas o transgénicas; fuerte incremento de la superficie en regadío; e incorporación de nuevas técnicas de cultivo, como el enarenado o el cultivo bajo plástico. En segundo lugar destaca la ganadería, pues ha conocido un notable desarrollo acompañado de un cambio de las funciones asignadas a la actividad ganadera; modernización de las explotaciones; diferente evolución de las especies e importantes modificaciones en su distribución territorial. En la actualidad ha desaparecido la utilización de animales de labor y ha perdido importancia la producción de lana, creciendo la actividad en granjas, donde son alimentados a partir de piensos. Además, hoy se destina principalmente a la alimentación, aumentando el consumo de carne, leche o huevos. Como resultado de estos factores aparecen diferentes paisajes agrarios. En primer lugar, los paisajes cerealistas, que es el más extendido por las llanuras interiores castellanas o del valle del Ebro. Son grandes espacios abiertos y relativamente monótonos, ocupados mayormente por parcelas de cereal que se alternan mediante el barbecho. En segundo lugar, los paisajes de olivares y viñedos en los secanos interiores, que predominan en la mitad sur peninsular y Baleares, aunque los viñedos se extienden también por territorios más septentrionales. En tercer lugar, paisaje de dehesa en las penillanuras occidentales, que consiste en pastizales acompañados por bosques de encimas o alcornoques, es característico de territorios próximos a la frontera con Portugal desde Salamanca hasta Huelva. En cuarto lugar, los paisajes de regadíos hortofrutícolas mediterráneos, que se extienden en la llanura litoral y los deltas de los principales ríos mediterráneos, junto a algunas laderas próximas. Y por último el paisaje ganadero de la España húmeda, que ocupa tanto la llanura litoral como las áreas montañosas interiores de Galicia, Asturias Cantabria y el país vasco, prolongándose por los valles de los pirineos. Actualmente la especialización ganadera de lugar a un paisaje de prados naturales que se alteran con áreas de bosque. En lo referido a la política agraria, conocida como Política Agraria Común (PAC) surge como solución a una serie de problemas, como la escasa competitividad, la progresiva despoblación paralela al envejecimiento de los propietarios, la reducción de los empleos agrarios y que los ingresos de los agricultores y ganaderos son muy inferiores respecto a los trabajadores de la industria. Esta política pretende el establecimiento de precios de garantía para determinados productos agrícolas y ganaderos; exigencia de reducción de superficie o cuotas máximas de producción; apoyo a la forestación agrícola de tierras agrícolas; ayudas para la modernización de las explotaciones y la incorporación de jóvenes agricultores; y apoyo a la diversificación económica del mundo rural. En alusión a la actividad pesquera, España es una potencia pesquera de segundo nivel en el mundo. Se ha mantenido una antigua tradición pesquera, lo que se relaciona con un elevado consumo de pescado por encima del promedio europeo. Para cubrir esta demanda la mayoría de la flota faena en caladeros lejanos, donde el 90% de las capturas son peces y el resto crustáceos y moluscos. No obstante es una actividad en declive. La actividad pesquera se organiza en caladeros y puertos, destacando los de Galicia, País Vasco, Canarias y Andalucía. Los principales problemas que presenta la pesca en España es que la flota de bajura se integra en empresas familiares de carácter artesanal con recursos escasos; antigüedad de la flota; envejecimiento de la población pesquera; progresivo agotamiento en las aguas de numerosos países con cuotas máximas anules provocando conflictos. Para solucionar esto se inicia la Política Agraria Comunitaria, que pretende prohibir ciertas artes de pesa o el consumo de alevines; la renovación de la flota; creación de empresas mixtas en países cuyas aguas se pesca; fomento de la acuicultura y subvenciones a la diversificación de actividades. Por último destacar la explotación forestal, pues el aprovechamiento de los recursos forestales tiene importancia, ya que permite desarrollar diversas actividades económicas como la obtención de madera, la producción de corcho, la recolección de alimentos, la caza, e incluso algunos bosques constituyen un recurso turístico de gran importancia.