Poder Judicial de la Nación Neuquén, 11 de marzo de 2013. Y VISTOS: Para dictar sentencia en los presentes caratulados: “ALVIAL RODRÍGUEZ, FLORENCIA C/ ESTADO NACIONAL – GENDARMERÍA NACIONAL S/ ORDINARIO”, Expte. Nº 59, Folio 229, Año 2009, de los que RESULTA: 1) Que a fs. 39/47 comparece la Sra. Florencia Alvial Rodríguez, en su carácter de concubina del fallecido Cabo ® Wenceslao Estratón Bazán, por su propio derecho y con patrocinio letrado a iniciar demanda contra el Estado Nacional (Gendarmería Nacional) a fin de que se declare la nulidad de la Resolución DDNG del 17 de noviembre de 2005, de la nº 296/07 del 16 de abril de 2007 –ambas dictadas por el Sr. Director Nacional de Gendermería- y de la Resolución nº 220/08 emitida el 6 de febrero de 2008 por el USO OFICIAL Sr. Ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, que denegaron su derecho a obtener una pensión por el fallecimiento del Sr. Bazán, y que se ordene a la demandada otorgar el beneficio previsional solicitado, pretendiendo también el pago de los haberes previsionales devengados con carácter retroactivo a la fecha del deceso de su concubino, reclamando además que se le resarza el daño moral que la actitud estatal le ha ocasionado, el que calcula en la suma de $ 30.000. Manifiesta ser de estado civil soltera y tener 74 años de edad a la época de inicio de la acción, afirmando haber compartido los últimos veinticinco años de su vida con el Sr. Wenceslao E. Bazán en aparente matrimonio. Alega haber conocido al actor en la década de los ochenta, habiendo iniciado al poco tiempo la convivencia en común, siendo su último domicilio en de calle Domuyo 1701 de esta ciudad, vivienda que asegura haber construido con el occiso con sus propias manos. Expone que ambos eran solteros y nunca tuvieron hijos, habiendo aquél fallecido el 17 de febrero de 2003 mientras dormía, deceso que asegura, fue detectado por la compareciente. Afirma que luego de la muerte del Sr. Bazán le fue emocionalmente dificultoso mantener su residencia en la casa que habitaban juntos, por lo que se mudó a la casa de unos parientes. Pese a ello, expone, continuó cuidando el inmueble donde residiera con el causante, para prevenir usurpaciones organizadas por los propios vecinos, quienes al ver la casa sin ocupantes intentaban apropiársela. Expresa que abona los impuestos y servicios registrada a su del bien, cuya titularidad nombre, abonando también los quedó derechos de cementerio por el nicho que ocupa el Sr. Bazán. Recuerda que el derecho a pensión de la concubina ha sido reconocido por la Corte Suprema de Justicia de la Nación en distintos pronunciamientos, que cita. Plantea la nulidad de los actos administrativos enumerados por resultar falsos los antecedentes de hecho en que se fundan, básicamente en cuanto aprecian erróneamente las abundantes pruebas arrimadas –constancias de concubinato firmadas ante el Juez de Paz, facturas de pago de impuestos, y testimoniales reunidas- para acreditar la convivencia de hecho con el Sr. Bazán prolongada durante más de veinte años. Estima trámite además administrativo que que durante culminó la con sustanciación el rechazo de del su pedido se ha vulnerado su derecho de defensa y al debido proceso por cuanto no se le ha permitido producir la prueba ofrecida, no se ha considerado la reunida y no se le ha permitido tener acceso al expediente para refutar las argumentaciones. Pide una medida cautelar –que fue rechazada-, funda su derecho, ofrece prueba, hace reserva del caso federal y solicita que oportunamente se haga lugar a la demanda en todas sus partes, con costas. 2) Corrido traslado de la acción (fs. 62), a fs. 71/75 se hizo parte el Estado Nacional a contestarlo, por medio de su apoderada. Negó que la relación entre la actora y el Sr. Bazán haya sido efectiva y permanente, así como que aquella no hubiese tenido acceso al expediente administrativo en el que tramitó su pedido. Negó igualmente que de la prueba testimonial reunida en sede administrativa surja con claridad que la actora convivía con el causante y cuidó de él hasta su Poder Judicial de la Nación muerte, rechazando además haber provocado daño moral a la demandante. Expone que al formular el pedido de pensión la actora admitió no haberse hecho cargo de los trámites de sepelio ni de entierro del Sr. Bazán, no haber cobrado seguro alguno por su fallecimiento y carecer de toda documentación de la que surgiera la atención hospitalaria recibida. En lo que atañe a las circunstancias que rodearon la internación del causante, señala, la Sra. Alvial informó que se encontraba en Chile visitando una hermana enferma, tomando conocimiento a su regreso que el Sr. Bazán se actora, la encontraba internado en el Policlínico ADOS. Observa además que de acuerdo a la alegada convivencia se habría verificado en la vivienda sita en calle Domuyo 1701 del Barrio Mariano Moreno de esta USO OFICIAL ciudad, extendiéndose por 20 años hasta que en el año 1987, a raíz del fallecimiento de sus padres, regresó a la residencia paterna para evitar su saqueo y/o usurpación por extraños en horario diurno, retornando al domicilio común al anochecer. Sostiene la demandada que si bien varios testigos declararon en la pieza administrativa que tenían conocimiento de la convivencia invocada, la Directora Médica del Instituto donde se atendió el Sr. Bazán en forma previa a su deceso informó que éste había ingresado al servicio de terapia intensiva acompañado sólo de una asistencia social, el 12 de diciembre de 2002. Advierte la contradicción existente entre el relato brindado por la actora en aquéllas actuaciones referido a los hechos que circundaron a la muerte del Sr. Bazán con el testimonio del vecino Pascual Roberto Agüero, pues mientras aquélla asegura haber sido ella quien lo encontró sin vida, el último nombrado describiendo en afirma haber detalle el sido él quien momento, y lo hizo, adjuntando documentación del occiso. Destaca que de acuerdo a la asistente social de la mutual de Gendarmería Nacional, eran el Sr. Agüero y su esposa quienes compraban la medicación del Sr. Bazán y se ponían en contacto con ella para su asistencia, negando haber visto a la Sra. Alvial durante las visitas que realizó al occiso en el centro médico o en su domicilio. Explica la apoderada del Estado Nacional que con la prueba reunida se consideró acreditada una relación de hecho (sentimental) entre la actora y el causante, pero no la convivencia pública y pacífica en aparente matrimonio que exige la ley para otorgar derecho a pensión. Planteó la prescripción de la acción en relación a los haberes devengados desde el deceso del causante, funda su derecho, hace reserva del caso federal y solicita se rechace la demanda con expresa imposición de costas. 3) Sustanciada la defensa de prescripción, la actora contestó el traslado a fs. 77 solicitando su rechazo, celebrándose a fs. 84/85 la audiencia prevista por el art. 360 del CPCyC, ocasión en la cual se tuvo por fracasada la instancia conciliatoria y se abrió la causa a prueba. Se produjeron las siguientes medidas: testimonial de los Yriberi Sres. (fs. Ana 99) Luisa y Riquelme Rubén Muñoz (fs. (fs. 98), Blanca 112); se Amelia agregó la documental aportada por la demandada a pedido de la actora (fs. 102/109 y 111) y el expediente del de esta ciudad caratulado “Bazán, Juzgado Civil Nº 2 Wenceslao Estraton s/ Sucesion Ab Intestato”, Expte. 297986/3 (fs. 129 y 165) Clausurado a fs. 132 el período probatorio y puestos los autos para alegar, la actora hizo lo propio a fs. 139/140 sin que la demandada ejerciera su facultad de hacerlo, por lo que a fs. 152 se llamó AUTOS para dictar sentencia; y CONSIDERANDO: I. Que la actora pide que se declare la nulidad de la Resolución DDNG del 17 de noviembre de 2005, de la nº 296/07 del 16 de abril de 2007 –ambas dictadas por el Sr. Director Nacional de Gendermería- y de la Resolución nº 220/08 emitida el 6 de febrero de 2008 por el Sr. Ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos, que denegaron su derecho a obtener una pensión por el fallecimiento del Sr. Bazán, y que se ordene a la demandada otorgar el beneficio previsional solicitado, pretendiendo también el pago de los haberes previsionales devengados con carácter retroactivo a la fecha del deceso de su concubino, reclamando además que se le resarza el daño moral que la actitud estatal ocasionado, el que calcula en la suma de $ 30.000. le ha Poder Judicial de la Nación La demandada alega que aquellos actos administrativos no se encuentran afectados de vicio alguno en tanto la prueba producida en sede administrativa no ha sido suficiente para tener por demostrado que la actora convivía en aparente matrimonio con el Sr. Bazán durante los cinco años anteriores a su deceso, lo que impide el otorgamiento del beneficio en el marco del art. 1 de la ley 23.570. La ley 19.349, que regula el funcionamiento de la Gendarmería Nacional, dispone en su art. 100 que el personal de Gendarmería Nacional que tiene familiares con derecho a pensión, es: a) El personal en actividad (superior, subalterno y alumnos), en cualquier situación de revista y b) El personal retirado, con derecho a un haber de retiro, de acuerdo con lo prescripto por esa misma ley. Éste último es el caso del Sr. Bazán, a juzgar por USO OFICIAL las constancias reservadas en Caja de Seguridad, acumuladas en su legajo personal, de las que surge que fue dado de baja por retiro obligatorio originado por enfermedad agravada por los actos de servicio con derecho a haber previsional (fs. 123 de dicha pieza). Por su lado, el art. 101 de la ley 19.349 establece cuáles son los familiares del personal de Gendarmería Nacional con derecho a pensión, sin mencionar entre ellos al conviviente. Pero el art. 10 de la ley 23.570 extiende “a los regímenes establecidos en las leyes 12.992, 13.018, 19.101, 19.349 y 21.965” la reforma introducida por su art. 1 al art. 38 inc. 1 de la ley 18.037, disponiendo que además del viudo o la viuda del causante, “Tendrá derecho a la pensión la conviviente o el conviviente, en el mismo grado y orden y con las mismas supuesto modalidades que el que causante la se viuda hallase o el viudo, separado de en hecho el y hubiese convivido públicamente en aparente matrimonio durante por lo menos cinco años inmediatamente anteriores al fallecimiento. El plazo de convivencia se reducirá a dos años cuando hubiere descendencia o el causante haya sido soltero, viudo, separado legalmente o divorciado.”. La convivencia misma en norma aparente aclaró en matrimonio su “y art. los 5 que la requisitos precedentemente establecidos respecto de sus características y duración podrán probarse por cualquiera de los medios previstos en la legislación nacional. Pero en ningún caso la prueba podrá limitarse exclusivamente a la testimonial, salvo que las excepcionales condiciones socio-culturales y el lugar de residencia de los interesados justificaran apartarse de la limitación precedente.” A su turno, el Decreto 166/89 del 7/2/89 establece en su art. 1 que “La convivencia en aparente matrimonio durante los lapsos exigidos y hasta la fecha de fallecimiento del causante, requerida por los regímenes previsionales para tener derecho a pensión, podrá acreditarse por cualquiera de los medios de prueba previstos en la legislación nacional. Salvo el supuesto excepcional contemplado en la última parte del primer párrafo del artículo 5 de la Ley Nro. 23.570, la prueba de testigos deberá ser corroborada por otras de naturaleza documental, tales como: a) Partida, certificado, o acta de matrimonio celebrado en el extranjero, con su debida legalización. b) Documento público o privado de fecha cierta que acredite, directamente o en forma incidental, por denuncia o declaración del o de la causante la existencia contemporánea de la convivencia en aparente matrimonio, póliza de seguros, contrato de locación de vivienda familiar, beneficiario de obra social, u otras pruebas similares. c) Constancia la de igual domicilio del causante y de conviviente, o de la causante y del conviviente, consignados en documentos de identidad, pasaporte, padrón electoral, escritura pública, tarjeta de crédito, facturas de servicios públicos, u otros documentos similares.” Similar contenido tiene la ley 24.241 en su art. 53, aplicable a los beneficiarios del sistema de jubilaciones y pensiones, norma que prevé jubilado, del beneficiario de afiliado en parientes actividad, del que caso de muerte del retiro por invalidez o del gozarán causante: en “…c) de La pensión los siguientes conviviente. d) El conviviente. En los supuestos de los incisos c) y d) se requerirá que el o la causante se hallase separado de hecho o legalmente, o haya sido soltero, viudo o divorciado y hubiera convivido públicamente en aparente matrimonio durante por lo menos cinco (5) años inmediatamente anteriores al fallecimiento. El plazo de convivencia se reducirá a dos (2) Poder Judicial de la Nación años cuando exista descendencia reconocida por ambos convivientes.” Su añade que reglamentación la –aprobada convivencia pública en por Decreto aparente 1290/94- matrimonio durante los lapsos exigidos en el artículo que se reglamenta, podrá probarse por cualquiera de los medios previstos en la legislación vigente, pero añade que “La prueba testimonial deberá salvo ser que corroborada las por otras excepcionales de carácter condiciones documental, socioculturales y ambientales de los interesados justificaran apartarse de la limitación precedente.” La norma presume además la convivencia pública en aparente matrimonio, salvo prueba en contrario, “si existe reconocimiento expreso de ese hecho, formulado por el causante en instrumento público.” Analizando ahora las constancias probatorias USO OFICIAL reunidas dentro de tal contexto normativo, tenemos que la actora ha adjuntado a fs. 4 fotocopia de las constancias de haber abonado los Derechos de Cementerio del nicho del causante durante los períodos 1,2 y 3/2004 –todos posteriores al inicio del trámite tendiente a obtener el beneficio de pensión, promovido el 3 de julio de 2003 según constancias de fs. 1/2 del expediente administrativo nº IU 3-4001/42 reservado en Caja de Seguridad-. Adjuntó además un Plan de Pagos celebrado con el Ente Provincial de Agua (EPAS) por deuda originada por el inmueble designado catastralmente como DC 09200759787000001 en períodos posteriores al fallecimiento del Sr. Bazán (noviembre de 2003 en adelante), con los recibos de pago respectivos –fs. 5 a 16-, y comprobantes de pagos realizados a la Municipalidad de Neuquén en concepto de tasas retributivas del mismo inmueble a partir de agosto de 2004. Acompañó igualmente recibos de pago de servicios de agua y municipalidad del mismo inmueble, cuya titularidad detentaba el Sr. Bazán, en forma previa a su fallecimiento (fs. 21/32). Ofreció también, como prueba documental, copia de la información sumaria producida el 9 de mayo de 2003 en la que declaró haber vivido en relación de unión de hecho con el Sr. Bazán “desde el año 1953 aproximadamente a la fecha 16 de febrero del corriente año, fecha el cual el mismo falleció…”. Ratificaron sus dichos los Sres. Viviana Catalina Hernández y José Conradino citados Villegas como testigos quienes en sin este embargo, trámite no fueron judicial para corroborar o ampliar sus dichos. De toda la prueba documental aportada, la única con alguna entidad para justificar la convivencia en aparente matrimonio es la consistente en los recibos de pago de servicios efectuados en vida por el Sr. Bazán glosados a fs. 21/32, en tanto confianza que son representativos permitió a la actora de un vínculo el acceso a de dicha documental del giro privado de cualquier ciudadano. La demás hasta ahora enumerada no es a mi juicio relevante para denotar la presencia de una relación de aquél tipo, pues sólo revelan la voluntad de la actora de conducirse, con posterioridad al fallecimiento del Sr. Bazán, exteriorizando necesariamente una condición refleja lo de sucedido concubina de manera que no previa al deceso. En la pieza administrativa formada con su pedido de pensión, individualizada precedentemente y obrante en Caja de Seguridad, la actora adjuntó –fs. 3- copia de su DNI en el que figura inscripto como domicilio el sito en calle Primeros Pobladores 407 de esta ciudad, inmueble del cual también acompañó recibos de pagos de servicios bajo su titularidad (luz y gas) del período marzo/abril de 2003 (fs. 4/5). Acompañó un certificado médico expedido el 9 de mayo de 2003 –luego de fallecido el Sr. Bazán- en el que se consignó que éste ingresó a la Unidad de Terapia Intensiva en diciembre de 2002 (fs. 6) y copia de la misma información sumaria agregada a esta causa judicial, así como un recibo de EPAS a nombre del occiso y otro de tasas retributivas de la Municipalidad de Neuquén también de su titularidad (fs. 9/10). Tal como sucediera al apreciar las constancias documentales adunadas a este trámite, observo que los únicos instrumentos que tenuemente permitirían deducir que la vinculación de la actora con el Sr. Bazán podría resultar del tenor de la afirmada son estos últimos dos recibos de pagos emitidos a nombre del Sr. Bazán. No documentos que se acompañó, en cambio, ninguno de los el art. 1 del Decreto 166/89 del 7/2/89 exige Poder Judicial de la Nación –bien que de manera enunciativade testigos, tales como un para corroborar la prueba acta de matrimonio celebrado en el extranjero, o un documento público o privado de fecha cierta que acredite, directamente o en forma incidental, por denuncia o declaración contemporánea de la del causante convivencia en la existencia aparente matrimonio, póliza de seguros, contrato de locación de vivienda familiar, beneficiario de obra social, u otras pruebas similares. A juzgar por la información producida por la Secretaría Electoral Nacional en el expediente administrativo citado, obrante a fs. 40/41 de dicha pieza, el Sr. Bazán residió a partir de 1958 en esta Provincia de Neuquén, Departamento Aluminé, mudándose a Zapala en 1963, en 1971 a Colonia Confluencia y recién en 1989 a la ciudad de Neuquén, al domicilio de Domuyo 1701 en el que habría fallecido. Por USO OFICIAL su lado, la Sra. Alvial Rodríguez mantuvo, desde la adquisición de la nacionalidad argentina en el año 1980, su domicilio en Primeros Pobladores 407 de esta ciudad. De modo que tampoco se pudo corroborar que ambos tuviesen registrado igual domicilio en sus documentos de identidad. Tampoco se adjuntaron constancias de poseer de forma conjunta tarjetas de crédito, facturas de servicios públicos, u otros documentos similares. A todavía la que orfandad de probatoria acuerdo al anunciada informe cabe elaborado agregar por la Cooperativa de Trabajo de Salud ADOS Ltda. a fs. 44 de la pieza administrativa, el paciente Wenceslao Bazán ingresó a la Unidad de Terapia Intensiva el 12 de diciembre de 2002 a las 13.30 horas acompañado por la Asistente Social Isabel “Marquin, DNI 6.172.977” –que resultó en realidad Isabel Matzkin, como surge de la testimonial de fs. 58 del mismo legajo-. La actora alegó a fs. 26 que en el momento en que el nombrado fue internado ella se encontraba en Chile, encontrándose a su regreso con que el difunto se hallaba en la Clínica. A fs. 54 reiteró tal aserto, pero agregó allí que “En ese interín viaja la dicente a Chile, y que después cuando regresó de Chile, fue a verlo a la casa de Bazán y no lo encontró en la casa, que estaba cerrada la puerta, y una vecina de Bazán cuyo nombre no conoce le dijo que Bazán estaba internado en el ADOS. Entonces lo fue a ver y estaba internado en terapia intensiva…”. Varias consecuencias pueden extraerse de esta declaración. La primera, que de acuerdo al informe obrante a fs. 59, la actora habría salido del país con destino a chile el 17 de enero de 2003 y regresado el 25 de enero de ese mismo año, de modo que al 12 de diciembre de 2002 en que Bazán fue internado, se encontraría en el país, por lo que su viaje no explica el motivo de su ausencia al momento de ingresar al paciente. Pero además, surge de manera evidente del mismo relato que ella brinda, que no tenía llave de la vivienda de Bazán, y que ésta no era la casa donde ella residía, pues de otro modo no se explica por qué alega haberlo ido a visitar a su regreso. Es que si bien la Sra. Alvial Rodríguez no utiliza tal expresión –visitar-, surge de manera evidente que tal fue la actividad que manifestó realizar cuando señaló que “fue a verlo”. También es significativo que no conociera el nombre de la vecina, que no identificó como suya sino como de Bazán. Por lo demás, la asistente social Matzkin declaró a fs. 58 de aquél legajo que quien asistió en principio al Sr. Bazán fue un vecino llamado Roberto Agüero y su esposa, que eran quienes pusieron en le compraban contacto con los ella medicamentos y para ayuda brindar quienes al se Sr. Bazán, refiriendo que el padre del Sr. Agüero había sido gendarme por lo que tenía un previo conocimiento del difunto. La profesional citada recordó también que el seguro de fallecimiento contratado por el occiso fue percibido por un sobrino suyo proveniente de la Provincia de Catamarca. El nombrado Roberto Agüero confirmó esta versión de los hechos a fs. 61, dando precisos detalles del desarrollo de la enfermedad que desató la internación del Sr. Bazán y del modo en que ésta fue concretada. Explicó allí que “Un par de meses antes que enfermara comenzó un decaimiento total en su aspecto físico…comenzó a quejarse de dolores de estómago, cansancio muscular, posterior a esto en una de sus visita lo encontró tirado en el fondo de haber sufrido una su propiedad con secuelas de descompostura grave ya que se había defecado encima, mojado y con la mitad del cuerpo en un Poder Judicial de la Nación charco de agua e inconsciente…a posteriori llama a la ambulancia del hospital…Bazán se negaba a ser trasladado (si mal no recuerda fue un día sábado) porque el lunes siguiente volvieron a llamar a la ambulancia…porque estaba muy mal, delirando…llegó la ambulancia y el móvil policial…tras un coloquio entre los paramédicos, la policía y un vecino que se agregó a la conversación surge la idea de mediante un ardid sacarlo de la pieza para trasladarlo en el móvil sanitario, (le dijo Agüero a Bazán que habían venido de gendarmería para llevarlo a cobrar al Círculo porque él no había ido a firmar) fue la única manera que aceptó ser trasladado.” A fs. 70 amplió su declaración relatando que tras ser dado de alta fue recibido en el Círculo de Oficiales de Gendarmería Nacional –lo que se ve ratificado por el informe médico de fs. USO OFICIAL circunstancias 92 en vta.-, que se especificando produjo el además fallecimiento las del causante. Más allá de las discrepancias que en este aspecto mantiene el Sr. Agüero con la actora –quien afirma haber sido quien halló el cadáver del Sr. Bazán en similar situación que la narrada por Agüero, a las cinco de la tarde (fs. 54)-, y de la circunstancia de no coincidir el horario en que éste último afirma haber formulado la llamada a la sede policial para comunicar el deceso (momentos después de las 6.00 horas) con el asentado en el preventivo de fs. 76 de la pieza administrativa (17.45 horas), como que en éste se indica que la comunicación fue cursada por una señora Rosa Montoya de 32 años de edad –y no por el Sr. Agüero, como éste refiriera a fs. 70 vta.-, lo cierto es que el nombrado adjuntó en esa ocasión, a la Gendarmería Nacional, documentación que se juzga relevante para apreciar que fue él quien asistió al Sr. Bazán en la última etapa de su vida y durante su enfermedad. En efecto, acompañó allí la credencial de la obra occiso, la credencial del Círculo de social del Suboficiales de Gendarmería Nacional, facturas de compra de medicamentos e informes de estudios realizados al Sr. Bazán (ecografía, endoscopía y biopsia de laboratorio de anatomía patológico, así como placas radiográficas), las que obran a fs. 101 y 104 de la pieza administrativa citada. De manera que aún teniendo por cierto que fue la actora quien advirtió el fallecimiento del Sr. Bazán, lo cierto es que la prueba acreditado que haya sido reunida ella no quien permite tener acompañó y por cuidó al nombrado en el último tramo de su vida durante el cual cursó la enfermedad que derivó en su fallecimiento, comportamiento éste que verosímilmente adopta quien convive en aparente matrimonio con una persona. En este contexto, la prueba testimonial ofrecida por la actora y producida a fs. 98, 99 y 112 pierde virtualidad para justificar la existencia de este especial vínculo que la ley exige para otorgar el derecho a la es unión pensión. En efecto, el concubinato "... la permanente de un hombre y una mujer que, sin estar unido por matrimonio, mantienen una comunidad de habitación y de vida, de modo similar a la que existe entre los cónyuges" (cfr. Gustavo A. Bossert, "Régimen jurídico del concubinato", pág. 36). El matiz distintivo que permite separar en el plano del análisis la accidental figura lo del concubinato constituye, de la objetivamente, simple la unión noción de estabilidad de la relación que distingue al concubinato. Esa idea de perdurabilidad del vínculo trasciende el sólo hecho de cohabitar y elevándose a una categoría superior de la escala axiológica social, evidencia al contorno la aspiración coincidente de los protagonistas de encaminar una misma voluntad hacia un objetivo común, cual es el de fundar y mantener entre ellos una comunidad de vida plena, lo que significa en su sentir subjetivo el asumir y compartir el diario vivir en todos sus facetas, generando con tal comportamiento, en ocasiones entre sí y otras respecto de terceros, hechos o actos que por su condición, repercutirán en el plano social.” (C.F.S.S., Sala I, sent. 122446, 28.09.07, “LUCINI, NELLY BEATRIZ c/ Estado Nacional – Estado Mayor General del Ejército s/Personal militar y civil de las fuerzas armadas y de seguridad”, D.-M.-Ch.). Por ello, quien solicita el beneficio de pensión invocando la convivencia en común debe acreditar la notoriedad de la relación mantenida, su singularidad y la permanencia del vínculo, aspectos que caracterizan la unión Poder Judicial de la Nación intersexual monogámica no legitimada (cfr. C.N.A.S.S., Sala II, sent. del 24.10.90, "Vera, Berta Ofelia"). Y si bien se ha admitido que no obstante lo dispuesto por el art. 5 de la ley 23.570 y el art. 1 del Dec. 166/89, corresponde tener por acreditada la convivencia de la demandante y el causante cuando los testimonios aportados son contundentes y coincidentes a lo largo del tiempo y en las diferentes instancias en que fueron brindados, ello fue aceptado en un supuesto en el que existía coincidencia entre el domicilio que denuncia la actora y el del causante en su partida de defunción. (C.F.S.S., Sala I, sent. 122446, 28.09.07, “LUCINI, NELLY BEATRIZ c/ Estado Nacional – Estado Mayor General del Ejército s/Personal militar y civil de las fuerzas armadas y de seguridad”, D.-M.-Ch.), lo que no sucede en nuestro supuesto. USO OFICIAL Por lo demás, los testimonios aportados, si bien reveladores todos de la existencia de una relación afectiva y sentimental entre la actora y el Sr. Bazán sostenida en el tiempo, no son indicativas de una convivencia en aparente matrimonio durante todo ese período temporal, de la que no quedó un solo registro documental y cuya existencia queda desdibujada a la luz de la manera en que se desarrollaron los hechos que produjeron el desenlace fatal de aquél. En efecto, la testigo Ana Luis Riquelme relató a fs. 98 “que siempre vio la Sra. Alvial conviviendo con el Sr. Bazan. Aclara la testigo que vive en esta ciudad de hace 42 años, que desde hace 40 años mantienen trato de vecina con la Sra. Alvial y que desde entonces la ha visto convivir con el Sr. Bazan en la casa ubicada en la calle Domuyo (entre las calles Chos malal y Lacar).”, añadiendo que “lo sabe por que la testigo vive a pocas cuadras de la casa de la pareja.” Aclaró que el domicilio de los convivientes se ubicó en la calle Domuyo (entre Chos Malal y Lacar) pero aclaró “que la Sra. Alvial algunas veces se quedaba en la casa de sus padres (ubicada en la calle Primeros Pobladores) a cuidar a su madre enferma.” Afirmó además que la nombrada “lo cuidó hasta el fallecimiento del Sr. Bazan ya que cuando estuvo internado el mencionado, la actora lo iba a visitar al ADOS, clínica en la que estaba internado.”, aunque admitió que este conocimiento lo adquirió “por comentarios de la actora.” Insistió en “que la Sra. Alvial iba y venia de la casa de sus padres para proteger el inmueble de usurpadores. Aclara que cuando el Sr. Bazan estuvo internado sabe que la actora dormía en la casa de sus padres,” admitiendo desconocer “donde pernoctaba cuando a este le dieron el alta, pero sabe por que la vio que estaba constantemente habiendo brindado su con el Sr. testimonio Bazan.” en el Por año lo demás, 2010, afirmó recordar que el Sr. Bazán “falleció hace aproximadamente tres años atrás” –cuando ya habían transcurrido siete años desde el evento-. No refirió haber visitado a la pareja ni mantenido relación de amistad con ambos, ni haber conversado con el Sr. Bazán al respecto, extrayendo la conclusión de que ambos convivían por la circunstancia de verla con frecuencia en el domicilio del nombrado. De similar tenor es el testimonio de Blanca Amelia Yriberi quien a fs. 99 relató “Que siempre vio a la Sra. Alvial en la casa de la calle Domuyo (casi calle Lacar) y allí vivia con un señor cuyo nombre no recuerda pero sabe que falleció y que nunca lo trató al mencionado por que era de carácter muy huraño, en cambio a la Sra. Alvial mantiene una trato de vecina. Aclara la testigo que hace 32 años que vive en el Barrio.” Añadió que “le parecía que la actora era la esposa por que siempre la veía en la casa de la calle Domuyo, que los veía juntos, en el patio tomando mate.” Manifestó sin embargo ignorar si la convivencia se interrumpió en algún momento previo al fallecimiento del Sr. Bazán, “ya que es muy poco lo que charla con la actora.” Tampoco pudo contestar si antes de su fallecimiento el Sr. Bazán estuvo enfermo y en su caso quien lo cuido, limitándose a suponer –por toda respuesta- que si lo estuvo, lo habría cuidado la Sra. Alvial “porque siempre estaba ahí porque es la única persona que veía con él.” Finalmente, el Sr. Rubén Muñoz declaró a fs. 112 que la actora “estuvo conviviendo en concubinato por más de 20 años con el Sr. Bazan.” Agregando “Que cree que el último [domicilio] de la recuerda la vivienda quedaba pareja numeración entre fue con el en la calle precisión 1600 o pero 1700 Domuyo que no cree que la de la calle mencionada.” Sostuvo “Que la Sra. Alvial convivió con el Sr. Bazan hasta el fallecimiento de este último y cree que su Poder Judicial de la Nación deceso ocurrió hace aproximadamente 4 años atrás.” –también declaró en el año 2010, de modo que la apreciación fue errónea en tres años- manifestando desconocer si el Sr. Bazan estuvo enfermo y en su caso el nombre de la persona que lo cuidó, afirmando igualmente ignorar las causas del deceso. A estos testimonios se unen los brindados en sede administrativa en ocasión de analizarse el recurso de reconsideración articulado por la actora contra la resolución que denegó el beneficio (Expte. “CUDAP: EXPGNA S02:0000231/2007 MINISTERIO DEL INTERIOR”, reservado en Caja de Seguridad). En tal oportunidad se escuchó a las Sras. Ana Luisa Riquelme y Blanca Amelia Iriberry quienes brindaron apreciaciones similares a las vertidas en sede judicial, ya reseñadas –aunque ampliando su contenido- (fs. 32/33 y USO OFICIAL 35/36), a Sandra Marina Latini (fs. 38/39) y a Felisa Renée Sotto (fs. 42/43), declaraciones todas de similar tenor a las transcriptas. Pero respaldatoria ante que la avale falta los de dichos prueba de las documental testimoniales brindadas en autos, las mismas carecen de entidad suficiente a los fines de tener por acreditada la convivencia en aparente matrimonio exigida por la ley. Al respecto, la Sala II de la Cámara Federal de la Seguridad Social ha dicho que: "Quien pretende acreditar haber vivido en concubinato, a los fines previsionales, debe demostrar la notoriedad de la relación mantenida, su singularidad y la permanencia del vínculo, descartando a tal efecto la prueba testimonial, la que solo es permitida cuando otros elementos de juicio avalen la existencia de aquel. (Sent. 21.033 del 05.05.92, en autos: "Alem, Fermin c. Caja Nacional de Previsión para Trabajadores Autónomos)", criterio que reiteró Nacional en “Corfield -Ministerio 28/09/2007, publicada de Alida Leonor Defensaen La Ley María EMGE”, Online, c. Estado sentencia Cita del online: AR/JUR/11135/2007). También la Sala I del mismo Tribunal ha adoptado similar criterio en “Cane, Rosa B. c. ANSES” (10/02/1999 • La Ley Online • AR/JUR/5191/1999) al señalar que “De las constancias de autos no surge prueba documental alguna que permita tener extenso período insuficiente por acreditada de la tiempo prueba la convivencia y, a estos testimonial durante efectos, agregada en tan juzgo autos. En efecto, los términos de la ley 23.570 son claros al respecto ya que su art. 5° prescribe: "La convivencia en aparente matrimonio y los requisitos precedentemente establecidos respecto de sus características y duración podrán probarse por cualquiera de los medios previstos en la nacional. en Pero ningún caso la prueba legislación podrá limitarse exclusivamente a la testimonial, salvo que las excepcionales condiciones socio-culturales y el lugar de residencia de los interesados justificaran precedente". La instrumentales lectura de que apartarse de las intenta de la limitación actuaciones y valerse quejosa la los medios para acreditar sus afirmaciones no alcanzan a recrear, siquiera con cierto grado de verosimilitud la convivencia pública denunciada. Correspondía a la recurrente demostrar el derecho a la pensión que pretende y en pro de tal objetivo desarrollar una actividad en cuanto a la carga procesal de probar lo que se afirma, que llevara al juicio del juzgador certeza respecto de la legitimidad de su solicitud. Los elementos de que se vale, no se ajustan ni compadecen, en razón de su llamativa escasez (en proporción a la tan extensa convivencia que invoca), con la amplitud probatoria que posibilita la ley vigente y su decreto reglamentario.” Añadió: “La sola cohabitación pública en forma aislada, sin otro elemento que genere un cuadro probatorio siquiera presuntivo, no prueba la convivencia por el plazo legal en los términos del art. 5° de la ley 23.570 y el art. 1° del dec. 166/89 que precisan las características que deberá revestir la prueba dirigida a acreditar la convivencia en aparente matrimonio y establecen los medios de prueba para acreditar el concubinato (partidas, certificados o actas de matrimonio celebrados en el extranjero, pólizas de seguro, contratos de locación de vivienda familiar, constancia de igual domicilio del causante y la conviviente, consignados en documentos de identidad, pasaporte, escritura pública, tarjetas de crédito, facturas de servicios públicos, etc.), limitando severamente la eficacia de la prueba testimonial.” Poder Judicial de la Nación Por lo demás, la actora no ha ofrecido como prueba el expediente judicial en el que tramite la liquidación de la sociedad de hecho que según sostiene mantuviera con el Sr. Bazan, sin que ni siquiera denunciara su existencia, la que ha sido conocida a través de la mención que a dichos autos se hace en la sucesión que obra reservada también en Caja de Seguridad (fs. 125/128 Expte. 297986/3, “Bazán Wenceslao Estraton s/ Sucesión Ab Intestato”, del Juzgado Civil, Comercial y de Minería nº 2 de esta ciudad), trámite aquél en el que podría haberse producido prueba de utilidad en los presentes. En suma, considero que la actora no ha logrado demostrar la presencia del presupuesto de hecho necesario para adquirir el beneficio pretendido, lo que conducirá al rechazo de la acción en todas sus partes, pues no sólo los USO OFICIAL actos administrativos asientan sobre dictados antecedentes en idéntico falsos, sino sentido además, no se tampoco advierto que exhiban vicio alguno que justifique declarar su nulidad. Ello así, la suerte de la pretensión será negativa no sólo en cuanto pretendía la obtención del beneficio, sino además también en lo atinente al pago de los haberes devengados desde el fallecimiento del Sr. Bazán –lo que torna abstracto el tratamiento de la defensa de prescripción, incidencia cuyas costas serán soportadas en el orden causadoy en lo referido al daño moral reclamado. Es que descartada la ilicitud del actuar estatal, desaparece uno de los elementos de la responsabilidad civil (el hecho ilícito que causa el deber de resarcir). Las actora costas perdidosa, del proceso teniendo serán presente soportadas que ella por goza la del beneficio de litigar sin gastos acordado según constancias de fs. 153. Sin acreditada Impuesto Resolución perjuicio la al de condición Valor General advertir de Agregado 689/99 de cada en la que no se profesional el modo AFIP y encuentra frente exigido por al por la razones de economía procesal, se procederá igualmente en este estado a regular los honorarios de los profesionales intervinientes según la actuación cumplida por cada uno, dejando aclarado que sólo corresponderá adicionar el 21% del Impuesto al Valor Agregado de aquellos profesionales que acrediten su condición de Responsables Inscriptos ante aquél Tributo. Por ello, RESUELVO: 1) RECHAZAR en todas sus partes la demanda articulada por la Sra. Florencia Alvial Rodríguez contra el Estado Nacional (Gendarmería Nacional) a fin de que se declare la nulidad de la Resolución DDNG del 17 de noviembre de 2005, de la nº 296/07 del 16 de abril de 2007 – ambas dictadas por el Sr. Director Nacional de Gendermería- y de la Resolución nº 220/08 emitida el 6 de febrero de 2008 por el Sr. Ministro de Justicia, Seguridad y Derechos Humanos y que se ordene a la demandada otorgar el beneficio previsional solicitado y el pago de los haberes previsionales devengados con carácter retroactivo a la fecha del deceso de su concubino, así como al resarcimiento del daño moral por la suma de $ 30.000, declarando abstracto el tratamiento de la defensa de prescripción articulada. 2) Con costas a la actora, con el alcance del art. 84 del CPCyC, con excepción de las derivadas de la defensa de prescripción, que se imponen en el orden causado. Teniendo en cuenta el honorarios monto de del los reclamo, Dres. de MARINA $ 30.000, COMAS e regulo IGNACIO los RETTIG, actuando ambos como patrocinantes de la actora, en la suma de pesos UN MIL CIEN ($ 1.100) (3,66%) para cada uno de ellos y los de la Dra. MARISA DE LAS MERCEDES CARUSO, en doble carácter por la demandada –por las dos etapas arancelarias cumplidas, ya que no presentó alegato-, en la suma de pesos TRES MIL TRESCIENTOS SESENTA ($ 3.360) (11,20%). (arts. 6,7,9, 11 y 38 de la ley 21.839). En lo que atañe a los honorarios de la defensa de prescripción –que se soportarán en el orden causado-, respecto de los Dres. MARINA COMAS e IGNACIO RETTIG, actuando ambos como patrocinantes de la actora, fíjanse en la suma de pesos CINCUENTA ($ 50) para cada uno de ellos (4,54%) y para la Dra. MARISA DE LAS MERCEDES CARUSO, actuando en doble carácter por el Estado Nacional, en la suma de pesos CIENTO CINCUENTA ($ 150) (4,46%) (art. 33 ley 21.839). Los honorarios regulados precedentemente devengarán, en caso de mora, un interés a la tasa pasiva Poder Judicial de la Nación promedio que publica mensualmente el Banco Central de la República Argentina, hasta el efectivo pago. 3) Encontrándose próximo a agotarse el plazo de veinte días por el cual fue concedida en préstamo la sucesión ab intestato reservada en Caja de Seguridad (Expte. 297986/3, “Bazán Wenceslao Estraton s/ Sucesión Ab Intestato”, del Juzgado Civil, Comercial y de Minería nº 2 de esta ciudad) devuélvase al Juzgado de origen la misma por medio de oficio de estilo que se librará al efecto, haciéndole saber que será nuevamente requerida su remisión en caso de ser recurrida la sentencia y en ocasión de elevar los autos a la Alzada. Regístrese devuélvanse los y notifíquese. expedientes Firme administrativos que reservados USO OFICIAL Caja de Seguridad a la demandada a cuyo fin ofíciese. María Carolina Pandolfi Juez Federal sea, en