Programa I *Gymnopedie 1 Satie *Siciliana Faure Pieza en forma de habanera Ravel Syrinx Debussy Homenaje a la tumba de Debussy M. de Falla *Arabesca 1 Debussy *Pequeño negro Debussy II Impresiones ante un paisaje inexistente S D Llopart *Valses poeticos Granados *El Albaicín, Triana y El Puerto Albéniz * Transcripciones de Mª Esther Guzmán “Impresiones de Francia y España” SINOPSIS El impresionismo francés de finales del XIX y principios del XX y el universo nacionalista español transcritos para flauta y guitarra COMENTARIOS La fascinante figura de Debussy (Saint-Germain-en Laye, Francia, 1862-Paris, 1918) bien merece un continuo homenaje, no puntual, sino permanente, y la primera parte del programa se ocupa de recordárnoslo. Han transcurrido 150 años del nacimiento de este genio de nuestros vecinos del otro lado de los Pirineos. Decir “Debussy” es nombrar al ensueño, al color, al universo mágico del impresionismo, a la evocación, a la invocación al misterio y a los espacios paisajísticos atemporales… El, junto con sus coetáneos, entre los cuales estaban los más importantes compositores del nacionalismo español, Falla, Albéniz y Granados, constituyeron una de las corrientes artísticas más influyentes de la historia de la música, y confluyeron en el París de finales del XIX. Los mundos de este grupo esencial de músicos se expresaron fundamentalmente con el piano. Para Mª Esther Guzmán siempre fue un reto transcribir estas partituras tan “pianísticas” a las características sonoras de la guitarra y de la flauta. Abre el programa el siempre enigmático Erik Satie (Honfleur, Francia, 1866-París, 1925), con su minimalista y embriagadora “Gymnopedie I” de 1888. Esta obra es una sencilla caricia resuelta entre un juego de acordes y melodía. Las Gymnopedies aluden a una danza practicada por jóvenes bailarines desnudos de Esparta. El propio Debussy, amigo de Satie, se ocuparía de orquestar estas piezas que, casi un siglo después, ganarían en popularidad a través del cine. G. Fauré (Pamiers, Francia 1845 - París, 1924): generacionalmente precursor de Debussy, comparte con él, el pertenecer al gran movimiento de renovación que sucedió al Romanticismo, defendiendo valores autóctonos de la música francesa. En contraste con el “impresionismo musical” propiamente dicho, Fauré prefiere el equilibrio de fuerzas melódicas, la continuidad del discurso a la discontinuidad debusista; su música es aparentemente simple, exquisita, plena de preciosismo. Posee un lirismo encantador pero exigente, no exento de inflexiones misteriosas. La “Siciliana” fue añadida a la suite sinfónica “Pelleas et Melisande” en 1901, extraída por el autor de su incompleta “Le bourgeois gentilhomme”. El envolvente encanto de su melodía ha hecho que una amplia gama de instrumentos y versiones hayan abordado esta pieza. El programa prosigue con otro de los genios del impresionismo francés, M.Ravel (Ciboure, Labort, Francia 1875-París 1937). El lenguaje de Ravel, sin alejarse del impresionismo, es más ecléctico y contiene influencias neoclásicas, expresionistas, e incluso jazzísticas, reflejadas en piezas orquestales donde se reveló como auténtico maestro. La “Pieza en forma de habanera”, escrita en 1907 originalmente para voz y piano, fue posteriormente transcrita por el propio compositor para violín y piano. Destaca en ella su ritmo cadencioso y su serie de acordes netamente impresionistas. Y por fin nos adentramos en el universo del propio Debussy, “El grande entre los grandes” de los músicos impresionistas franceses. Luis Orden nos ofrece su particular visión de su única obra para flauta sola, el “Syrinx”, obra de culto para los flautistas, que además les permite una gran libertad y flexibilidad a la hora de su expresión. El nombre de la obra alude al mito griego de la ninfa Siringa (Syrinx), perseguida por el dios Pan, que se había enamorado de ella. Siringa se lanzó al Río Ladón y sus compañeras la convirtieron en un cañaveral para que se librara de su perseguidor. A Pan le encantó el sonido del viento entre las cañas. De ahí vendría el nombre de la “Flauta de Pan”. Antes de proseguir con la obra de Debussy, Mª Esther Guzmán nos regala su interpretación en solitario: el “Homenaje ante la Tumba de Debussy” de Manuel de Falla (Cádiz, España, 1876-Argentina, 1946). En la única obra que compuso para guitarra el maestro gaditano, y gran amigo del propio Debussy, se refleja su personalidad a medio camino entre lo andaluz y lo contemporáneo, fusionado con un ritmo de habanera que va envolviendo su desarrollo. Mª Esther Guzmán la define como “una obra aparentemente sencilla”, pero muy difícil de interpretar y que, al tiempo, permite utilizar diferentes timbres y colores de la guitarra. Para finalizar la primer parte del programa, volvemos a la obra de Debussy con su famosa “Arabesca”, de 1888, donde su juventud nos seduce a través de una melodía luminosa, en forma de cascada, más exótica que propiamente oriental. Nada mejor para finalizar la primera parte de forma alegre y desenfadada, que escuchar “El pequeño negro”, breve pieza de 1909 que Debussy incorporó a un método de enseñanza elemental para piano, donde revela, curiosamente en su madurez, el mundo infantil que vivía en su alma de músico. La segunda parte del programa se inicia con “Impresiones ante un paisaje inexistente”, homenaje a Debussy recientemente compuesto por Santiago Delgado Llopart (Pontevedra, 1962), cuyas creaciones musicales, de carácter ecléctico, se centran en la guitarra sola, y con flauta. “Alguna vez he pensado que si yo perdiera la vista, Debussy seguiría regalándome esos paisajes imaginarios que su música dibuja de una manera tan seductora y misteriosa”. Ojala pudiera reflejar en esta obra algo de mi absoluta admiración por el universo musical de Debussy”. Nacionalista, neo-romántico, sin despreciar la profunda influencia de la música popular española en su obra, se considera a Enrique Granados (Lérida 1867-Canal de la Mancha 1916) como un artista integral, aunque destacó como prodigioso pianista, sin despreciar su repertorio vocal y algunas obras orquestales. Desgraciadamente, la tragedia le sorprendió cuando el futuro le aguardaba con brazos abiertos y pereció ahogado en el Canal de la Mancha al ser bombardeado su barco en los albores de la I Guerra Mundial. A pesar de su prematura desaparición, la historia le ha considerado, con todo merecimiento, uno de los grandes músicos españoles de los siglos XIX y XX, a la altura de Falla o de su amigo Albéniz. . Con sus “Valses poéticos” de 1894, Granados nos regala una de sus primeras obras maestras, diáfana, transparente, sensible, de las que entran directamente en el oyente. La transcripción de Mª Esther Guzmán ha seleccionado cinco de estos valses, cerrándolos a modo de bucle con el que sirve de introducción a la obra. Isaac Albéniz (Camprodón 1860 -Cambó-les-Bains- 1909) es el encargado de cerrar el programa: virtuoso pianista, comenzó muy joven una carrera como niño prodigio del piano, posteriormente se centró en la composición, siendo uno de los pioneros de la música española de nuestro siglo. Durante 2009 se ha conmemorado el centenario del fallecimiento y en 2010 se celebró el 150 Aniversario del nacimiento. Fue una persona cálida, encantadora y generosa, con un agudo sentido del humor. Definió el romanticismo español en materia musical y ejerció además una considerable influencia en otros compositores posteriores como Turina o Falla. Sus obras poseen enorme vitalidad y riqueza expresiva. Su obra maestra es la “Suite Iberia”, original para piano, virtuosística y extremadamente compleja. Fue compuesta entre 1906 y 1909 en Niza, y constituye un prodigio de modernidad, originalidad, fantasía y sinceridad musical, sublimando sus impresiones sobre España, principalmente centradas en Andalucía. “El Albaicín” es la nº 1 del tercer cuaderno; “Triana” la nº 3 del segundo cuaderno y “El Puerto” es la nº 2 del primero de los cuadernos de “La Iberia”. Mª Esther Guzmán ha realizado una minuciosa y elaborada transcripción para guitarra y flauta de estas tres temperamentales impresiones de Albéniz.