ARTÍCULOS 2. Sobre Mercedes Vilaret, Montserrat Martí ha publicado la tesis doctoral Estructura narrativa i estil visual dels documentals de la realizadora de televisió Mercé Vilaret (2002); así como el interesante artículo (2003). 3. En esta investigación se ha elegido a Josefina Molina como objeto de estudio por las razones anteriormente expuestas. Ante la posible pregunta sobre si se llegaría a conclusiones semejantes si se hubiesen analizado los trabajos de Pilar Miró o Mercedes Vilaret, solo puede deducirse analizando los respectivos trabajos de ficción de esas realizadoras. Si bien es cierto que ambas iniciaron su carrera en televisión y que, desde una óptica generacional, es posible que compartiesen determinadas inquietudes, sus trayectorias profesionales –no hay que olvidar que Pilar Miró ocupó cargos políticos– fueron al fin y al cabo muy diferentes. 4. La autora agradece la ayuda brindada por el personal del Archivo de TVE a la hora de elaborar esta investigación. 5. A pesar de que se ha intentado visionar la totalidad de dramáticos de la directora, algunos títulos están descatalogados y otros han quedado fuera de análisis por razones de acceso. Se ha intentado que la muestra sea lo más representativa posible seleccionando títulos en función de los años y de los programas contenedor. 6. Para un análisis pormenorizado de la película puede verse: Ballesteros, Isolina (2001) y Castejón Leorza, María (2004) y Vernon, Kathleen (2011). 7. La rama seca se descubre como un claro antecedente de Función de noche. No solo porque la protagonista es la misma actriz -Lola Herrera- sino porque ya en el dramático aparece la necesidad de explorar a esa generación de mujeres españolas. 8. Para profundizar sobre la trayectoria del Feminismo en los últimos años del franquismo y durante la Transición, ver A bril, Mª Victoria y M iranda, Mª Jesús (1978); Durán, Mª Ángeles y Gallego, Mª Teresa (1986); y Scanlon, Geraldine (1990). 9. La “metamorfosis” del título también puede entenderse como metáfora de los cambios que se empezaban a desarrollar en la España de los primeros años setenta. Toda una declaración de intenciones en su debut como realizadora televisiva. 10.Desde una óptica freudiana supondría la sustitución de la figura paterna original por otra figura paterna. 11.Para un análisis sobre la trayectoria de la guionista Lola Salvador en la televisión de la Transición, ver M artínez Pérez, Natalia (2013). Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 50 ARTÍCULOS EL PROCESO A MARISOL EN MARIANA PINEDA (TVE, 1984) THE TRIAL OF MARISOL IN MARIANA PINEDA (TVE, 1984) Alicia Casado Vegas Asociación de Mujeres de Artes Escénicas de Madrid ([email protected]) Resumen: En el contexto del inicio de la democracia en España, momento en el que la televisión se convierte en una herramienta pedagógica muy eficaz, el director Rafael Moreno Alba, caracterizado por acercar la literatura española al cine, realiza su versión de Mariana Pineda con un reparto mediático, en el que destaca la polémica cantante y actriz Josefa Flores, Marisol, que habiendo sido un icono del franquismo pasa ahora a serlo del Partido Comunista español. En este artículo se recuerdan otras versiones del mismo hecho histórico, se ponen en relación dos momentos críticos de la historia de España y se reflexiona sobre la proyección de la actriz en el personaje histórico de Mariana Pineda y la repercusión que tuvo esta serie de televisión desde una perspectiva de género. Palabras claves: Mariana Pineda, Marisol, feminismo, televisión, España democrática. Abstract: In the context of the emergence of democracy in Spain, a time in which television becomes a very efficient pedagogical tool, director Rafael Moreno Alba, distinguished for bringing Spanish literature and cinema closer together, films his version of Mariana Pineda with a famous cast, starring the controversial singer and actress Josefa Flores, Marisol. After being an icon of Franco’s regime, she now becomes an Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 (51-72) 51 Recibido: 12/2013 - Aceptado: 02/2014 ARTÍCULOS ARTÍCULOS icon of the Spanish Communist Party. This article recalls other approaches to this same historical event; it also puts into relation two critical moments in the history of Spain and reflects on the portrayal of the actress as the historical character of Mariana Pineda as well as on the impact of this TV series from a gender perspective. vencido y que recuperaban su voz, que obviamente proliferarán con la llegada del PSOE al gobierno en 1982. Aunque, como señala la crítica, siempre dentro de unos límites de lo políticamente correcto, para no levantar ampollas que pudieran desequilibrar la recién conquistada convivencia. El objetivo de este trabajo persigue analizar en qué medida la versión de Moreno Alba contribuye a dicho objetivo didáctico y por otra parte realizar una lectura en clave de género con el fin de verificar si la elección de un protagonista femenino obedece además a una apuesta consciente por las reivindicaciones del movimiento feminista, que estaba en auge en ese momento, y que en España había brotado al calor de la oposición izquierdista al régimen del general Franco. Key words: Mariana Pineda, Marisol, feminism, television, democratic Spain Un martes, 13 de noviembre de 1984, pocos años después del nacimiento de la democracia, se estrenaba en televisión española la serie titulada Proceso a Mariana Pineda, dirigida por Rafael Moreno Albai, en la que se narraban los últimos momentos de la vida de la heroica granadina condenada a muerte por el régimen de Fernando VII al colaborar con la causa liberal. Hablar de Mariana Pineda es invocar a Federico García Lorca. Ya en otro lugar analicé cómo su Mariana Pineda es la descripción de un proceso ascensional de la protagonista hacia su propia esencialidad de símboloii. Pero, si este personaje en Lorca es una encarnación de la imposibilidad de vivir al no poder hallar el amor verdadero en el mundo, parece que la Mariana de Moreno Alba pretende proponer otra concepción bien distinta: El tratamiento que se da al personaje de Mariana Pineda es, cuenta el director, contrario al mito de Carmen, a la visión de la mujer española que dieron Merimée y Stendhal, porque es un mito falso. Tampoco tiene nada que ver con la Mariana Pineda de Federico García Lorca, una especie de Julieta sin Romeo, una mujer que muere de amor. Mariana Pineda era una romántica sin saberlo. Los románticos solo podían ser liberales, porque necesitaban la libertad para alcanzar su destino. Mariana profesa la libertad y muere por ese ideal. (Pérez 1984, 36) iii Por otra parte, nos hallamos inmersos en un peculiar contexto político de España en el que la televisión se había convertido en un codiciado instrumento pedagógico para el impulso de la cultura democrática y el rescate de la memoria nacional. Por tanto, aprovechando la liberación de la censura que había dominado el período franquista, surgirán emisiones que mostrarán diferentes perspectivas del bando Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 52 n Fernando VII y Francisco Franco En 1970, todavía bajo la dictadura franquista, Antonio Buero Vallejo, experto en el camuflaje del presente en el pasado, estrenaba El sueño de la razón, en el que, a través de la figura de Goya, presentaba una España asediada por la intolerancia de un tirano llamado Fernando VII, tras el que no era difícil ver al general Francisco Franco. La acción se situaba en el año 1823, en la década ominosa, en el mismo período en que fue ajusticiada Mariana Pineda. También en 1970, José Martín Recuerda escribía su texto Las arrecogías del beaterio de Santa María Egipciaca que, censurado, no tuvo la misma suerte de Buero y que hubo de esperar a la democracia, en 1977 para su estreno. Esta pieza, que trataba precisamente del presidio final de Mariana Pineda, desde su comienzo atrapaba y envolvía al público receptor con su fusión de los dos tiempos: el de la escena de 1831 y el del patio de butacas de la España de 1970. Además se trataba de una obra coral en donde las mujeres ostentaban el protagonismo. Resulta curioso que, si bien Rafael Moreno Alba menciona a García Lorca, no cita a Martín Recuerda, a pesar de que su versión era más afín a la suya. La Mariana Pineda de este dramaturgo comparte la misma concepción del amor, solo que él empareja a la heroína con el capitán Casimiro Brodett; además,construye un personaje focalizado en lo político y que se muestra sin ningún miedo a ser tachado de amoral: Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 53 ARTÍCULOS M ariana Pineda: […] ¿Qué importa la honra de una mujer, ni los medios de que se vale, cuando se sacrifica por salvar de la muerte a muchos que humillaron, que traicionaron como a ti y a mí, frustrando para siempre nuestra vida? (Martín 1977, 270.) Tampoco alude, Moreno Alba, a otro hito importante en la RTVE que fue la emisión de un programa dedicado a la granadina, escrito por Antonio Gala y dirigido por Mario Camus y que formaba parte de la serie Paisaje con figuras, suspendida por el presidente Arias Navarro en 1976iv. Y era además Mario Camus quien, en 1983, había dirigido otra serie ambientada en la España de la Guerra de la Independencia y de Fernando VII, Los desastres de la guerra, con la intervención en el guion del militante comunista Jorge Semprún. No hace falta, pues, insistir en las similitudes de la España de principios de siglo xix con la de los años finales del franquismo y el nacimiento de la democracia, en la que los españoles, creadores de la constitución más avanzada de Europa, vivían bajo el yugo de un rey tirano que no dudaba en eliminar a los disidentes, anhelando recuperar una constitución, que había sido copiada por otros países europeos y que enarbolaba los lemas de “ley, libertad e igualdad”. Desde esta perspectiva, nos parece pertinente recoger unas palabras muy directas, de Germán Cobos, que encarnó en la serie al juez Pedrosa, el protagonista masculino y antagonista de Mariana: Mi personaje representa la represión. Pienso, en este sentido, que Pedrosa es honesto porque cree que se necesita mano dura, está convencido de la bondad del sistema represivo y, por otra parte, como es habitual con tipos así, es un ser despreciable, ambicioso y trepa. Los conflictos que presenta la serie son universales y actuales. Hijoputas como Pedrosa hay a barullo hoy día. La derecha cerril española haría ahora lo que él hizo entonces.(Pérez 1984, 36) Este mecanismo asociativo, como veremos, se producirá también en el nivel de la elección de la actriz protagonista que se expresaba así al respecto: Precisamente yo creo que los problemas que impulsaron a Mariana en su lucha siguen existiendo todavía hoy en nuestra sociedad, a pesar del siglo Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 54 ARTÍCULOS y medio transcurrido desde su muerte, y esa fue una de las razones principales que me decidieron a aceptar el papel. (Castro 1984, marzo, 34.) Este dato, de enorme interés sociológico, nos conecta con una habitual confusión de significante y significado, que afectará al solapado que se efectúa entre personaje y actriz. n La elección de Josefa Flores como M ariana Pineda La polémica estaba servida desde el momento en que, en noviembre de 1983, se confirmaba la presencia de Pepa Flores como protagonista de Proceso a Mariana Pineda, serie con la que Moreno Alba pretendía igualar el éxito logrado con su versión en 1981 de Los gozos y las sombras. Bien sabido era que la popular cantante, tras su encuentro con el bailarín Antonio Gades, había dado un giro ideológico radical simbolizado en su donación al partido comunistav del oro recibido por amenizar las meriendas de Franco en La Granja. Ante su propuesta para el papel, el director afirmó que la famosa cantante y actriz tuvo sus recelos, porque “Era volver después de mucho tiempo, y volver con un personaje que para muchos españoles significaría remover sus sentimientos, con un personaje conocido y amado por media España y casi desconocido para la otra media.vi” Y ya, a partir de este momento, la prensa comenzó a publicar ataques contra ella que, o bien la calificaban de hipócrita por haber afirmado que se negaba a trabajar con televisión española pero sí aceptar una sustanciosa sumavii, o bien la criticaban por su ideología política, como reconocía el propio diario ABC en su anuncio del proyecto de la serie: Se han producido en estos días los ataques contra Marisol, Pepa Flores, por la firma del contrato con RTVE para protagonizar a Mariana Pineda en una serie por la que cobrará doce millones. ABC publicó hace días que Pepa Flores podría haberse instalado en una vida de estrellato, lujo y frivolidad, pero por servicio a un ideal –el comunismo– renunció a todo. Se puede coincidir con las ideas de la artista o discrepar de ellas, pero Marisol merece respeto, como todas aquellas personas que se sacrifican por sus ideales. Desde el punto de vista de los principios democráticos pluralistas, lo criticable y censurable son los postulados Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 55 ARTÍCULOS comunistas, no que Marisol, con sacrificio y riesgo, crea en ellos. (Márquez 1983, 37) He anotado esta cita porque resume muy bien la expectación que, ya desde su rodaje, irá adquiriendo la serie, causada en buena medida por la presencia de Marisol, cuya fotografía, con su puño en alto, solo un mes antes y durante la asistencia a un congreso prosoviético del PC catalán, había acaparado la atención de una jugosa parte de los medios. Destaco, por ejemplo, el diario El País, que, a partir de la publicación de una columna de Maruja Torres titulada “El puño de Marisol”, acogería una ristra de réplicas y contrarréplicas generadas por la misma. Forman parte de esta ristra varias cartas al director defendiendo a Marisol y la respuesta de esta. Me permito anotar el núcleo del ataque de la periodista que la tilda de influenciable e ingenua: Marisol, a la que nunca he conocido fuerte, sino pasando de la tutela de un hombre a otro, demasiado deshabitada de sí misma, cree ahora que Andropov es santa Cecilia tocando el arpa mientras el resto del mundo vive entregado a la corrupción del capital y la explotación del imperialismo: son los peligros de bailar al mismo son que taconean otros. (Torres 1983, 39) A lo que la propia Marisol en el mismo diario responderá así: Quiero decir que ese modo de tratar mi gesto, mi libertad y la dignidad de mi brazo en alto con el puño cerrado, esa forma de comentarlo, es fascista, porque solo intenta degradar el derecho a hacerlo con dignidad. (Flores 1983, 17) Merece la pena destacar la reflexión que hace Elena Sáez en una carta al director acusando a Maruja Torres de no aplicar el mismo rasero para criticar idéntico gesto pero esta vez del Ministro de Cultura al tomar posesión de su cargo (Sáez 1983, 17). En el siguiente artículo, firmado con las siglas J.I.G. con motivo del estreno de la serie, este enmascarado autor destaca así esta asociación de Pepa con Mariana: Mujer andaluza, madre joven y luchadora por la libertad, muerta por la bandera que tú bordaste en rojo ayer. Al aire el puño bello. Pepa/ Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 56 ARTÍCULOS Marisol es clara y valiente al declarar su credo, y es sabia al acomodar su perfil al de esta heroína de friso y romance, de frente nimbada por los pedernales del mito. (ABC 1984, 41) Hago hincapié además en dos aspectos: en la asociación de personaje e intérprete, negada por el director, y en el sintagma “puño bello”, tras el que se manifiesta que la memoria de la imagen del puño en alto de Marisol se mantiene todavía viva después de un año de la aparición de la famosa fotografía. En una entrevista realizada tras la exhibición de los tres primeros capítulos de la serie, el director justificaba una buena parte de las críticas negativas hacía su trabajo en el paralelismo que el receptor establecía entre personaje e intérprete: Ese afecto o desdén hacia la figura de la actriz están impidiendo hacer, creo yo, las necesarias reflexiones sobre pasajes y personajes de nuestra historia. (Berasátegui 1984, 29). Sin embargo es indiscutible que el director había hecho su elección con plena conciencia de la enorme repercusión mediática de su actriz, y que, a pesar de su afirmación en esta misma entrevista de que “no existe el mínimo paralelismo entre su vida y la de Mariana Pineda”, era obvio que conocía las afirmaciones de Josefa Flores sobre su afinidad con el personaje. Sería incapaz de interpretar este papel si no me sintiera desde hace tiempo ligada al personaje. Como andaluza que soy, yo conocía la historia de Mariana Pineda desde pequeña porque mi madre nos contó muchas veces en casa el romance. (Castro 1984, 35) Y no solo esto sino que lo fomenta. En efecto, no se guardará en absoluto de evitar la búsqueda de esta identificación y más si tenemos en cuenta, al menos, dos escenas en las que vemos la sombra de Pepa Flores perfectamente proyectada sobre Mariana Pineda. Nos referimos a cuando su hija Úrsula no puede dormir y le pide a su madre que le cante una canción, y a cuando Mariana disimula una reunión subversiva en el patio de su casa, cogiendo una guitarra y cantando una copla como si de una entrañable merienda de amigos se tratase.viii Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 57 ARTÍCULOS Como era de esperar, recién estrenada la serie, estallarían las críticas contra la protagonista, comenzando por la de la insigne biógrafa de Mariana Pineda que partía del prejuicio “Desde un principio me temía que Pepa Flores no iba a dar el personaje”. Y que continuará afirmando que Según las descripciones de la época, Mariana tenía una prestancia y una dulzura, además de una gran energía personal para hacer lo que hizo, que es todo lo contrario al papel encarnado por Pepa Flores, quien me ha parecido muy seca, demasiado rabiosa y equivocadamente histérica. (Castro 1984, dic, 34.) Sin embargo, esta “sequedad” en la subjetividad de Pepa Flores se traducía así: Como quiera que la figura histórica de Mariana marcó un hito que todavía permanece vivo, yo he intentado a nivel personal interpretar un personaje que en todo momento resulte creíble, humano y real a los espectadores de hoy, procurando acercarlo a la sensibilidad actual para que no se quede aislado y distante. (Castro 1984, marzo, 36)ix Pero, de esta batalla mediática, merece la pena destacar una, si no original, sorprendente invectiva, con su correspondiente contrarréplica inteligente y jocosa de la pluma de Rosa Montero. Pues bien, en una reseña para El País, el periodista Eduardo Castro repite una cita textual de su colega Alejandro Víctor García que detecta en Pepa Flores …el ligero asomo prosoviético en su desenvoltura ante las cámaras, más socialrealista que dulce y tan alejado de la Mariana que nos describe su biógrafa Antonina Rodrigo. (Castro 1984, 35) A esta peregrina afirmación responderá precisamente Rosa Montero, una persona que no ha visto la serie, ni está interesada en absoluto, de la siguiente manera: Pero ignoraba yo que hubiera una escuela interpretativa prosoviética, y me pasma que se pueda entrever dicha ideología en una réplica de diálogo, en un primer plano, en una toma, como no sea que las cejas de la Pepa conformen, inadvertidamente, los perfiles de una hoz y de un Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 58 ARTÍCULOS martillo, o que el puño de la chica se dispare, cerrado y bolchevique, a poco que la actriz descuide donde pone la mano. Otrosí, se me antoja inquietante que a la Flores se la critique de esta guisa y que en cambio nadie diga, de los varios actores fachas que tenemos, que su interpretación es mala porque al cruzar el escenario se le nota un asomo de paso de la oca o una desenvoltura decididamente falangista en el monólogo. (Montero 1984, 38). Por su parte la historiadora Cristina Viñes observa que Cualquier parecido entre la Mariana Pineda televisiva y la realidad es pura coincidencia (Castro1984, 11 dic, 35.) Opinión que parece extendida entre los granadinos, como la del escritor Manuel Orozco, recogida por el periodista Eduardo Castro, que objeta varias cuestiones que tienen que ver tanto con la interpretación de Pepa Flores, como con la tergiversación histórica: Mariana Pineda, para bien o para mal, perteneció a la aristocracia y a la alta burguesía liberal de Granada, y no fue ese ser agrio y frenético que intenta encarnar una mala actriz, de gestos o modales barriobajeros en la acción.(Castro1984, 11 dic, 35.) Pues bien, que la actriz sea buena o mala no tiene en absoluto que ver con que Mariana Pineda no sea presentada en la serie como una mujer perteneciente a la nobleza. Además de que lo afirma en un interrogatorio, los espectadores podemos verla como tal asistiendo a las casas de nobles, a los entretenimientos de nobles y viviendo y vistiendo como una noble. Es posible que la crítica se reduzca a que la gestualidad de Pepa Flores no se corresponde con la de una mujer noble, pero no nos parece que deba hacerse la ecuación de “noble y aristócrata” igual a “no agrio, no frenético”, dada la probabilidad de que existan nobles “agrios” e incluso “frenéticos”. La misma mezcla de conceptos se observa en su posterior afirmación de que: Los constitucionalistas granadinos estaban en la alta burguesía y en el Ejército, no en el pueblo, y por eso la actriz que han vestido de Mariana Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 59 ARTÍCULOS aparece como una caricatura intencionadamente deformada, pues parece difícil encontrar alguien que atempere menos al carácter de la heroína, lejos de su gesto culto, de su distinción e incluso de la imagen que de ella nos ha llegado a través de sus retratos. (Castro1984, 11 dic, 35.) ¿Qué tiene que ver que los liberales fueran burgueses y militares, y no pueblo, con que Mariana aparezca como “una caricatura deformada”? A nuestro juicio la interpretación de Pepa Flores está más cerca de la sequedad y el hieratismo, sugeridos por la propia Antonina Rodrigo, que por esta “chabacanización” que se pretende exagerar y que parece tener más que ver con la percepción que sus críticos poseen de la propia actrizx. n Del material histórico al corsé del guion En cuanto a la fidelidad histórica hemos de tener en cuenta que las normas impuestas por un género obligan a realizar sobre los materiales originales una serie de transformaciones. En los casos del teatro y del guion existen unas exigencias temporales que obligan a que la cronología sea comprimida para colaborar con la progresión dramática. Por ello algunos acontecimientos adquieren una diferente reformulación causal, como es el caso del histórico Fernando de Sotomayor cuya fuga de la cárcel data del año 1828 y que en la serie se coloca casi como detonante de la detención de Mariana, sin reflejar en absoluto que hayan pasado tres años. Sin embargo, el nombre de Antonina Rodrigo aparece en los créditos finales de los capítulos bajo el epígrafe “Documentación histórica” y pese a ciertas modificaciones de las que hablaremos y que guardan relación con la dimensión que se quiere potenciar más en la protagonista, la serie está fundamentada en su libro hasta el punto de que a veces la presión de la veracidad hace que la acción quede ralentizada por introducir frases o párrafos literales extraídos de la documentación histórica del proceso a Mariana Pineda. Así se percibe, entre otros, en momentos como la descripción de la famosa bandera o la relación de la cuenta de gastos ocasionados por la permanencia de la condenada en capilla. Por ejemplo, a propósito de la noticia de la ingente cantidad de agua que cayó sobre la actriz cuando se grababa el momento del ajusticiamiento Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 60 ARTÍCULOS de Mariana, se recogía una cita en la que Pepa Flores se hacía eco de la intención del director: Queremos ser muy fieles a la realidad histórica que enmarcó la vida y la muerte de Mariana Pineda y para ello nos hemos basado en la documentación auténtica del proceso que la condujo al garrote. (Castro1984, marzo, 36). Respecto a este objetivo de veracidad, destaca el colofón con el que la emisión se cierra porque precisamente está tomado del libro de Rodrigo. Se trata de un comunicado oficial que apareció publicado en La Gaceta de Madrid el 7 de junio de 1831, transcrito íntegramente en la pantalla y leído por una voz en off, del que solo anoto el párrafo final. Este fragmento nos sirve además de enlace para explorar en qué medida la mirada de género influye sobre las modificaciones que se han efectuado en el personaje: Si aún son más dolorosasxi estos castigos en los mujeres que en los hombres, no por ello dejan de ser tan precisos para el escarmiento, especialmente después que los revolucionarios han adoptado la táctica villana de tomar por instrumento y por escudo de sus locos intentos al sexo menos cauto y más capaz de interesar la ajena compasión. Toda la península goza de perfecta paz. Gaceta de Madrid, 7 de junio de 1831. Una lectura de género Desde una lectura de género es pertinente destacar el abierto reconocimiento en el siglo xix de que es más doloroso matar a una mujer que a un hombre. Además de que se infiere que era práctica corriente utilizar a las mujeres en la causa revolucionariaxii, parece también sobreentenderse que las mujeres no tienen conciencia política propia sino que son manipuladas. Los historiadores de la época, y también Antonina Rodrigo, concluyen que las mujeres de entonces, tanto liberales como realistas, fueron perseguidas por participar en la política, actividad que se les tenía vedada y que las hacía acreedoras del calificativo de prostitutas, mezclando los conceptos de libertad sexual y política. Prueba de ello es el curioso microcosmos formado por las “arrecogías”, cuyos nombres Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 61 ARTÍCULOS ARTÍCULOS destaco en el texto de Martín Recuerda por ser reveladores: Paula “la Militara” o Carmela “la Empecinada”. Desde el nacimiento del proyecto, Pepa Flores ya relacionabacon su propia actualidad histórica tanto la dimensión política de su personaje como la importancia de su pertenencia al género femenino: significativo reproche: el de la imagen de “mujer tragahombres que se ofrece de la protagonista”. En primer lugar, dicho argumento sobre la invención del término “feminismo”, serviría para asegurar que los objetos no podían caer al suelo por su propio peso antes de que Newton diera su formulación de la ley de la gravedad, y en segundo, nos parece muy pertinente reflexionar sobre si esta imagen de Mariana Pineda de “tragahombres” no se sustentará más bien en prejuicios, que tienen mucho más que ver con la apuntada censura moral hacia la persona de Pepa Flores. Al fin y al cabo, y escrito por la citada biógrafa, en la vida real de la viuda Mariana de Pineda hubo otros hombres como el capitán Brodett, o el propio José de la Peña, su primer biógrafo con el que precisamente tuvo una hijaxiii. Y con esto no queremos decir que el personaje histórico fuera una “tragahombres”xiv. Tal vez una parte del público entendido esperaba encontrar los tradicionales amores de los romances de Mariana con Fernando de Sotomayor, y la presencia del teniente Alba se les antojara como la de un amante más para la lista, en lugar de verlo como un personaje arquetípico que simboliza para el director la manera de Mariana de concebir el amor, y de ahí que, tal vez, este dato les pudiera parecer lo suficientemente cualitativo para negar la veracidad histórica del relato. En este punto conviene llamar la atención sobre el episodio, relatado por la propia biógrafa, de la fuga de Mariana de su arresto domiciliario, cuando, tras ser sorprendida, chantajea al oficial. En este momento su pluma extravía el género y vuela hacia lo novelesco: […] la actitud de Mariana Pineda responde a una problemática histórica que, desgraciadamente, no ha perdido aún actualidad” afirmó Pepa Flores, que asegura referirse no solo a la actitud política del liberalismo republicano que la heroína granadina defendió y pagó con su vida, sino incluso a la cuestión feminista, tan en auge en los últimos años. (Castro 1984, marzo, 36). Ya hemos aludido a que el contacto de Marisol con Antonio Gades y su mundo, estimularía en ella una transformación personal que la llevó a identificarse con las ideas comunistas y a participar en actos organizados por el PCE, de uno de los cuales surgió la polémica del famoso puño. También es evidente que en el periodo de los Goyanes Marisol había sido explotada como símbolo sexual, pero que tras su separación, en 1976, Marisol aparecerá desnuda en una portada de Interviú protagonizando uno de los sucesos más escandalosos de su biografía. En la expresividad musical de Marisol también se iba notando esta evolución ideológica y, a este respecto, nos parece interesante recordar el disco aparecido en 1979 titulado Galería de perpetuas, que marca un hito por la tremenda ruptura con su trayectoria anterior como cantante. En este disco, con 10 canciones todas protagonizadas por mujeres, Pepa ofrece su voz a la mujer maltratada por el amante (“La Petenera”), a la esposa esclava del marido (“Comprada”), a la prostituta (“Cuestecita de Moyano”) e incluso a la lesbiana que tiene que ocultar su amor no “reglamentario” en el tema “Duerma usted tranquila, madre”. Naturalmente, en la presentación de su disco, Marisol se iba a encontrar con los gritos de incomprensión de aquellos estupefactos que reclamaban a la antigua Marisol, a la de la “tómbola”. Pues bien, tras el estreno de la serie, en el citado artículo en el que el periodista Castro incluía la opinión de la biógrafa Antonina Rodrigo sobre el papel de Pepa Flores, aquella añadía a sus críticas la de que Mariana Pineda no podía ser feminista porque “en aquel entonces no se había inventado aún el feminismo”, y sumaba todavía otro no menos Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 62 Es ella la que está inmóvil, frente a un extraño, disfrazada de vieja, tratando de comprar su libertad, haciendo uso, sin resultado, de sus poderosas armas femeninas. (Rodrigo 2004, 107.) Con lo de sus “poderosas armas femeninas” se refiere a la confesión del oficial, consignada en la documentación del proceso, de que Mariana le prometió que si se iba con él le haría feliz.4. n De la M ariana de la historia a la M ariana de Alba Siguiendo el relato que propone Antonina Rodrigo, Mariana Pineda nace el 1 de septiembre de 1804 en Granada, hija de María Dolores Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 63 ARTÍCULOS Muñoz y Bueno, plebeya, y de Mariano de Pineda y Ramírez de condición noble, motivo que impidió el matrimonio y que fue causa de que Mariana, ante la temprana muerte de su padre, pasase de la tutoría de un tío suyo, José de Pineda, ciego, a la del matrimonio Mesa en 1807, y que, además, trajo no pocos problemas con la herencia a Mariana, quien no cesó de reclamar sus derechos hasta casi el momento de su muerte.xv Nada se menciona en la serie de sus orígenes y de sus problemas económicos relacionados con sucesivos pleitos contra la familia de la esposa de su tío José. Es evidente que las imágenes muestran que Mariana es una dama que vive y se desenvuelve como una mujer de la alta sociedad, y tan solo la vemos mezclarse con el vil metal, cuando su primo se lo pide para su huida, y así la vemos empeñando una joya para dicho proyecto. Y la supresión de este dato, que muy bien podría servir para menoscabar la dignidad de la nobleza de Mariana Pineda, tampoco es mencionada en ningún momento por el sector de las críticas adversas. Esta elipsis de los guionistas, además de reforzar la coherencia que exhibe su título de “Proceso a Mariana Pineda”, sirve para dignificar al personaje, que demuestra que, en cualquier momento, es capaz de darlo todo por la causa revolucionaria. En relación con esto es muy ilustrativo observar cómo se rellenan o interpretan las lagunas en la biografía de Pineda. Por ejemplo Antonina Rodrigo escribe que Mariana abandonó Granada una temporada y que se especula que fue a raíz del tercer embarazo de esta para evitar el escándalo; pues bien Moreno Alba y sus guionistas optan por borrar este dato y por relacionar esta escapada temporal con el acoso que Mariana comienza a sentir por parte de Pedrosa con la excusa de que Úrsula necesita cambiar de aires. Del mismo modo, son escasos los hitos que se nos dan del pasado de Mariana. En el encuentro amoroso con el teniente Alba, ante la pregunta de este por la paternidad de su hija, Mariana se ve en la necesidad de justificar su vida sentimental. Anoto sus palabras que, aunque por un lado son como un manifiesto de su libertad de amar, por otra, decididamente, inciden en la dimensión política del personaje que es la que siempre se quiere resaltar en la serie: Pero concédeme el derecho de no decir el nombre del padre de mi hija […] Los políticos del rey quisieron que el capitán Brodett renunciara a sus ideas liberales antes de casarse conmigo y fui yo quien se negó Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 64 ARTÍCULOS a casarse con quien más quería antes de que él renunciara a sus ideas. Preferí ser su amante a ser su esposa. En la primavera del 28 regresé a Granada, desde entonces hasta hoy ha habido otros hombres. Esto te dirán de mí, sobre todo las mujeres. Así soy, así ha sido mi vida y así debes admitirlo. (Cap. 2) Dejando a un lado el carácter excesivamente narrativo del texto, cabría preguntarse por qué se juega con la omisión del nombre del padre de Luisa, el tercer hijo de Mariana, hija que además no aparece en ningún momento en la emisión y que supone una importante dislocación de la veracidad histórica de la vida de la protagonista xvi, y por qué este descuido no es aprovechado por los detractores de la serie para desacreditar la perseguida veracidad histórica. Mariana Pineda se casó con quince años con Manuel Peralta del que tuvo dos hijos, Úrsula y José. Posteriormente se documenta una petición de permiso para un nuevo matrimonio con el oficial Casimiro Brodett, cuya boda no se lleva a término por razones que se desconocen y es aquí donde entra la libre interpretación de los creadores de la serie, que claramente se decantan por dotar a su personaje de una extraordinaria coherencia y fidelidad con sus ideas liberales. Esta forzada modificación en cuanto al asunto de los hijos produce algún descuido en el guion, al tener por norte la documentación veraz. Nos referimos al momento de la carta que el personaje, como madre, escribe a su hijo ante la inminencia de la muerte y en la que incongruentemente le pide a este que cuide de su hermana, cuando él es el pequeño en la serie. Esto sucede porque la Mariana Pineda histórica le pedía a su hijo José que protegiera a su hermana pequeña Luisa, ya que se especula con que Úrsula, la hija mayor de Peralta, había muerto. No podemos identificar plenamente entonces al teniente Alba con el capitán Brodett, y por tanto debemos suponer que la creación de este personaje, que con dicho nombre no existió en la vida de la granadina, o bien es una pura invención o bien, como sugerimos, surge de la mezcla de elementos de otros amantes o admiradores documentados en la vida de Mariana como fueron Fernando de Sotomayor, el propio Brodett, José de Salamanca o José de la Peña y Aguayo, su primer biógrafo y padre de Luisa. Además, si el director hubiera optado por cualquiera de ellos en concreto la recepción del espectador hubiera corrido tras una interpretación que desviaba de su intención fundamental. Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 65 ARTÍCULOS ARTÍCULOS El teniente Alba, desde el principio, aparece más interesado en el amor que en la políticaxvii y de ello ya es acusado por el personaje ilustrado que encarna Emilio Gutiérrez Caba en el primer capítulo de la seriexviii. Si el amor para Alba está por encima de la política, decididamente para Mariana es la política la que está por encima del amor. Sin embargo, para él, el amor no está por encima de la vida, y por ello se opone la actitud cobarde del teniente a la valentía de Mariana cuando, al sentirse acosado, decide abandonar Granada. Alba invita a su amante a acompañarle con sus hijos, pero esta elige quedarse para seguir con su ferviente lucha. El miedo ha superado al amor en Alba; a pesar de ello, cuando este se despide de Mariana no se nos escatima una imagen de intenso dolor de la mujer abandonada que llora en soledad. Esta estampa humaniza a la protagonista que queda incapacitada por la angustia para proseguir con la dulce tarea de bañar a su hija. Y este dato es importante, porque impide que el espectador atribuya a Mariana una excesiva frivolidad en cuanto a su conducta amorosa. Mariana ama a Alba, es una mujer libre que decide entregar su cuerpo a quien su voluntad elige, pero no a cualquiera, como murmuran las gentes, o como tal vez le gustaría a Pedrosa. No obstante, si Alba será capaz de poner sus sentimientos por encima de la política, Mariana siempre subordinará aquellos a esta, incluso el ferviente amor que muestra hacia sus hijos y que también está exagerado en la versión televisiva. Más adelante Alba regresará para intentar rescatar a Mariana cuando sabe que ha sido encarcelada, e incluso le pide a ayuda a Sotomayor quien, desde su seguridad de Londres, se excusa cobardemente, por lo que parece que, en todo momento, en el guion se aprovecha cualquier reacción para enfatizar la cobardía de los hombres ante la valentía de Mariana, que va engrandeciéndose. Precisamente Sotomayor intentará disipar el temor de Alba apoyándose en el argumento machista de que Mariana es una mujer y de que por tanto no se atreverán a hacerle nada. Cuando, tras la citada separación, Alba y Mariana se ven en la clandestinidad para pasarse unas cartas, en el capítulo tercero, Mariana confiesa su ilusión de que pronto llegará un gobierno libre “solo así podremos ser felices”. Otra prueba más de que para ella el amor está por debajo de la política, de que lo privado depende de lo social porque está contenido en lo público, y de que sin un gobierno justo no puede haber una vida buena. En lo que se refiere a la conducta moral de Mariana hemos de decir que si bien los romances populares creados a raíz de su muerte hacen reiteradas alusiones a los amores de Mariana con su primo Álvarez de Sotomayor, en la serie vemos cómo los personajes los insinúan, pero Mariana insistentemente lo niega. Igualmente hay cierta ambigüedad en la primera entrevista entre Mariana y Pedrosa en la que él habla de su antigua amistad y de la que se deduce que en un pasado más o menos reciente Pedrosa y Mariana coincidían en algunos círculos, y que la mujer rechazó los requerimientos amorosos de Pedrosa. De ahí que ante la inminencia de la condena a muerte, el abogado de Mariana propone que esta utilice el argumento del despecho amoroso para desarmar a Pedrosa, sugerencia que radicalmente rechaza. Respecto a la veracidad histórica de este episodio sabemos que el abogado, don José Escalera, en su defensa a Mariana Pineda alude veladamente a que su defendida “por no haber accedido a pretensiones de otros sujetos, se ha adquirido y tiene algunos enemigos y no sería extraño que estos se hayan propuesto llevar su resentimiento y venganza hasta el extremo de arruinarla” (Rodrigo, 129). Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 66 n Conclusiones Podemos pues concluir que, a pesar de que el guion está plagado de referencias que aluden a la insignificancia de la mujer y que avalan la visión de su inferioridad respecto al hombre, la Mariana Pineda que le interesa destacar a Moreno Alba es la que se encierra bajo esta sentencia puesta en sus labios: “es el amor el que estaba condenado a no entenderse con la libertad” (cap. 1)xix. Es la exaltación de la libertad lo que le interesa. En la manipulación que el guion refleja del material histórico el director recibe fuertes críticas que lo acusan de faltar a la veracidad histórica pero que en el fondo enmascaran una serie de prejuicios enfocados principalmente en la actriz protagonista, como lo demuestra el dato de que se obvien otras modificaciones significativas que precisamente le sirven a Moreno Alba para dignificar a su personaje de Mariana. Si él era consciente de que la elección de Pepa Flores como protagonista iba a ser una bomba mediática, no podía controlar la dirección por la que la polémica se iba a conducir al proyectar los prejuicios de una imagen de una idealizada Mariana sobre una Pepa Flores metida de lleno en Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 67 ARTÍCULOS ARTÍCULOS el contexto sociopolítico de una España con voces que clamaban por la igualdad, la píldora anticonceptiva, el divorcio o el dominio sobre el propio cuerpo y la propia sexualidad femeninos. Si Moreno Alba quiso hacer una lectura para enarbolar la libertad con mayúsculas, en su Proceso a Mariana Pineda se tropezó con el Proceso a Marisol, porque la recepción de un texto también forma parte de su sentido. Torres, Maruja. “El puño de Marisol”. El País, 21 oct 1983. Sáez, Elena. “Me da pena Maruja” (carta al director). El País, 28 oct 1983. n Obras citadas Aguilar, José y Losada, Miguel. Marisol. Madrid: T&B editores, 2008. Ayala, Francisco. “El proceso de Mariana Pineda o las expectaciones defraudadas”. ABC, 25 nov 1984. Berasátegui, Blanca. “Los gozos y las sombras de Mariana Pineda”. ABC, 2 dic 1984. Casado Vegas, Alicia. “Mariana Pineda. Más allá de la vida, más allá del amor”. En: Mujeres en seis actos. Madrid: Castalia, 2005, pp. 33-40. Castro, Eduardo. “Pepa Flores quiere ser fiel a la historia de Mariana Pineda”. El País, Lunes 19 marzo 1984. Castro, Eduardo. “La Mariana Pineda de TVE defrauda en Granada”. El País, Martes 11 diciembre 1984. Castro, Eduardo. “Las quejas de la biógrafa”. El País, Martes, 11 diciembre 1984. Diez, Emeterio. “El gatillo de la memoria: Un día volveré”. En: Studi Ispanici. Roma: Istituti editoriali e poligrafici internazionali, 2004, pp 59-83. Flores, Josefa. “Réplica de Marisol”. El País, 28 oct 1983. Garrido, Elisa (ed.). Historia de las mujeres en España. Madrid: Síntesis, 1997. M árquez, José M. “Marisol será Mariana Pineda”. ABC, sábado 1911-1983. M artín R ecuerda, José. Las arrecogías del beaterio de Santa María egipciaca. Madrid: Cátedra, 1977. Montero, Rosa. “Prosoviética”. El País, 15 diciembre 1984. Pérez Ornia, José Ramón. “Mariana Pineda una de buenos y malos”. El País, 11 nov 1984. Rodrigo, Antonina. Mariana de Pineda. Madrid: La esfera de los libros, 2004. Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 68 n Notas 1. Rafael Moreno Alba (1942-2000) es un reconocido director cinematográfico autor de películas como Gallos de pelea (1966), Las melancólicas (1971), Triángulo (1972), Pepita Jiménez (1975), Mis relaciones con Ana (1979), Pasos largos (1986), El beso del sueño (1992). Destacan en su trayectoria dos aspectos: su práctica del llamado “destape” en un momento en que se concebía como escandaloso por un gran sector de la población, y su interés por la adaptación de obras literarias. 2. Ver bibliografía. 3. Moreno Alba continúa distinguiéndose de sus referentes cinematográficos e insistiendo en el interés político de su personaje como adalid de la libertad menos focalizada en lo sexual que en la libertad de expresión: “Al contrario de las heroínas de tres películas paralelas, Tosca de Renoir, interpretada por Imperio Argentina, VaninaVanini de Rosellini, y Senso, de Visconti, Mariana Pineda no entrega a la justicia a sus compañeros revolucionarios para salvar al amante. Mariana guarda silencio para salvar a los conspiradores. Esta es la gran diferencia que tiene el español ante la muerte. La vida y la muerte de Mariana demuestran, como enseña la historia, que en un país donde no había libertad, había sin embargo muchas personas libres. En la época que trata la serie, las universidades estaban cerradas, no había más Prensa que el boletín Oficial del estado, y estaban censurados poemas y versos. Porque la libertad se perseguía en la cultura, que es el primer principio de la tiranía. Granada era entonces una de las ciudades más cultas y más europeas de España” (Pérez: 1984, 36). 4. Su protesta en un artículo para la revista Sábado gráfico (número 988, 1976) titulado “Las viudas”, le supuso a Gala un auto de procesamiento y amenazas de muerte, hasta el punto de que circuló la falsa noticia de que fue asesinado. 5. Pepa Flores tras romper su matrimonio con Carlos Goyanes, se casará en Cuba teniendo por padrino al mismísimo Fidel Castro. Esta referida transformación se produce gradualmente, como puede verse si se analiza su trayectoria musical en los años setenta, y culminaría con la decisión de Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 69 ARTÍCULOS ARTÍCULOS abandonar el nombre artístico de Marisol en favor del auténtico de “Pepa Flores” que vemos por primera vez en los créditos de la película Carmen de Carlos Saura en 1983. Obsérvese la necesidad de la búsqueda de la propia identidad que refleja este gesto. 6. Marisol con sus propias palabras lo refería así: “A mí, por lo menos me ha dado la impresión de que en Granada no se conocen suficientemente la vida y la importancia histórica de Mariana, aunque quizá la culpa de estos hechos la tengan los muchos años de ocultación del tema que hemos padecido en épocas anteriores” (Castro: 1984, 35). 7. Tanto es así que el periodista Eduardo Castro escribe: “Tras referirse a sus públicas diferencias con RTVE (“no tengo el menor recato en decir que no me gusta absolutamente nada, que no estoy de acuerdo con su línea actual y que, por lo tanto, no me presto de momento a colaborar con ella”.) Pepa Flores justificó su participación como protagonista principal en la serie por el hecho de que a ella la ha contratado una productora privada, aparte de que admira la figura de Mariana Pineda”. Por su parte el diario ABC en su anuncio del día del estreno afirmaba, maliciosa y retóricamente, tras la firma J. I. G.: “Pepa ha dicho que aceptó el papel -los ocho kilos del salario aparte- porque se siente identificada con el personaje”. (ABC: 13-11-84). 8. En la citada entrevista de Berasátegui, Rafael Moreno Alba insiste en desactivar la fusión Pepa/Mariana: “El personaje tiene vigencia social y civil después de que España ha perdido la Constitución. Exactamente al revés que Pepa Flores que se desarrolla en la dictadura y entra después en el contexto constitucional”. No obstante, es evidente que Pepa Flores también vivió la opresión del régimen y de la ideología católica conservadora en diversos momentos, como cuando conoce a Gades, en el polémico desnudo de 1976 para la revista Interviú o cuando presenta su disco Galería de perpetuas del que hablaremos, etc… 9. Consigno la opinión de su compañero de reparto Germán Cobos: “Lo que yo me pregunto es si Mariana Pineda era consciente de que lo que estaba haciendo era una heroicidad. Era una mujer extraordinaria y Pepa lo hace de maravilla. Lo que está clarísimo es que a Mariana Pineda la utilizaron” (Pérez: 1984, 36). 10.También se le ha criticado a la serie su falta de fidelidad en cuanto a los espacios, en concreto en cuanto a la presentación que se hace de la Granada de la época. Moreno Alba se defenderá apelando a la cuestión económica. 11.La errata no es nuestra, aparece así en la pantalla. 12.Pilar Folguera cita otras figuras femeninas que fueron perseguidas en la época de Fernando VII de todos los estamentos sociales por afrancesadas y por liberales como Luisa de Soto y Urquijo o Soledad Mancera, condenada a diez años de prisión, o Teresa Panigo también con pena de muerte. 13.Por contraste recojo lo que la biógrafa escribía en su propio libro llena de comprensión hacia el personaje histórico: “A esta mujer debemos verla ante todo, como un ser humano con sus virtudes y pasiones, aunque tengamos que deformar un criterio popular exageradamente sublimado” (p. 72). 14.En este sentido moralista iba también una crítica del académico Francisco Ayala que apostilla su decepción de la serie de la siguiente manera: “Y para que nada falte en tan impropia exhibición de un lujo gratuito, no se han privado los autores del telefilme de brindarle a la curiosidad del espectador, que sin duda suponen tan salaz como ávida, la inevitable escena ¿hubiera podido faltar acaso?- de destape y fornicación”. (Ver bibliografía). 15.Ver documentación en Rodrigo: 2004, 252. 16.Los datos apuntan a que Mariana Pineda tuvo tres hijos: Úrsula, José y Luisa. Los dos primeros fruto del matrimonio con Manuel de Peralta, del que enviudó muy pronto. Es muy presumible que la primera hija muriese, pues se empieza a perder su rastro pronto en los documentos, y se sabe que Luisa, hija natural de José de la Peña, fue entregada en la Real Casa-cuna de Granada, el 8 de enero de 1929. Respecto a este tema cito la interpretación de Antonina Rodrigo: “En el proceso de Mariana Pineda, su hijo José María, niño de diez años declara “Nada sabía de que en su casa hubiese los efectos expresados, que allí solo se hablaba de teatro y de cosas indiferentes, no ha visto bordar a su madre”. Úrsula María, que de vivir tendría entonces nueve años, prestaría declaración en esta decisiva circunstancia en que se relacionan a las personas que habitan la casa. No puede estar porque ha muerto. Ningún biógrafo ha hecho la menor objeción sobre este particular. Peña y Aguayo, que hubiera podido desentrañar el misterio, lo omitió intencionadamente, dando lugar a la yuxtaposición de Úrsula María por Luisa.” Esto mismo es lo que se hace en la serie en la que se pone a José María mucho más pequeño que su hermana, característica que sirva para acentuar la ruindad de Pedrosa en esa escena en la que chantajea al niño con un pollito.” 17.Esto mismo afirma Antonina Rodrigo respecto a José de Salamanca, citando estas palabras del Conde de Romanones. “Cayó locamente enamorado de una mujer de extraordinaria hermosura, inteligente, de ideas exaltadas. Figura destacada entre los mártires de la libertad, posible inductora de la Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 70 Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 71 ARTÍCULOS fiebre revolucionaria que se apoderó del joven estudiante.” (Rodrigo: 2004, 66). No obstante, José de Salamanca no fue correspondido por Mariana. 18.La invención de este personaje que sirve para condensar la línea de pensamiento de los intelectuales ilustrados españoles y es también exponente de esa ralentización discursiva de la que en ocasiones adolece la serie. 19.Apuntalo esta tesis con algunos detalles del guion. Por ejemplo se acepta de buen grado que Mariana se preste a rescatar a Sotomayor porque es una mujer, Pedrosa hace afirmaciones como esta :“Es solo una mujer. ¿Qué podemos temer de una mujer?”, la propia Mariana en una ocasión le argumenta a este: “A las mujeres en nuestra tierra no las meten la política” (Cap I) o se defiende así: “Las mujeres no pueden ser miembros de una sociedad formada por hombres” (Cap 3). Obsérvese también el contraste de Mariana con el coro de mujeres nobles que juegan a la gallinita ciega y van a la opera o compárese con la sumisa la mujer de Sotomayor, que podría ser ilustrativa de la imagen de la mujer que se corresponde con el arquetipo esperado. Para no abultar más la cita en el capítulo 3 el cura insiste en que esta mujer no es interesante y que la están utilizando o por último recordar el interés del Ilustrado en facilitar que Mariana muera en el patíbulo porque su condición de mujer la convierte en un mártir del santoral de los liberales. CARTAPACIO El Príncipe (Telecinco, 2014) Capítulo 8 “Pasar al otro lado” Verónica Fernández Introducción de Emeterio Diez Puertas: Verónica Fernández: una carrera de fondo Acotaciones, 33, julio-diciembre 2014 72