INTRODUCCION La economía comarcal en la segunda mitad de los ochenta giraba en torno a un sector agrario en retroceso, un sector servicios que a pesar de haber crecido en los últimos años presentaba signos de estancamiento, una industria raquítica y estancada y un sector construcción en fase de expansión. Según el Padrón Municipal de Habitantes de 1986, el mayor número de activos en ese año correspondía a la agricultura y la ganadería (44.3% del total de activos), en segundo lugar se situaban las actividades de servicios (34.4%), a continuación la industria (14.7%) y por último las de construcción ( 6.6%), cifras que a pesar de no ajustarse con precisión a la realidad comarcal, tal y como hemos podido comprobar, nos proporcionan una primera aproximación a la situación. A medida que transcurren los años se produce un acelerado envejecimiento de la población activa agraria y desaparecen numerosas explotaciones, a la vez que aumenta el número absoluto de licencias fiscales de industria, construcción y servicios. La desaparición de explotaciones ha desembocado en una disminución del número absoluto de activos agrarios, pero el incremento del número de licencias fiscales no ha estado acompañado de un incremento proporcional del número absoluto de ocupados en los sectores de actividad no agrarios, porque como tendremos oportunidad de constatar, la desagrarización de la economía y del empleo no es el resultado de un desarrollo del resto de actividades. Se debe más a la desaparición de la agricultura y la ganadería que al desarrollo de la industria y los servicios. En la industria comarcal predominan las pequeñas empresas familiares dedicadas a la elaboración de productos alimenticios para consumo humano o animal (pan, bolleria, chacineria, piensos 397 y forrajes) mientras que el resto de actividades manufactureras tienen escasa presencia. El mercado de la mayoría de las empresas industriales es la comarca, en menor medida la provincia y solo en casos excepcionales el resto del estado, y salvo Sepúlveda y Boceguillas el resto de municipios apenas cuenta con establecimientos industriales, porque las deficiencias de las infraestructuras básicas (redes de electrificación de baja calidad y potencia, insuficiencia de la red de telefonía, carreteras locales estrechas, sinuosas y con graves defectos de pavimentado), la escasez de mano de obra y el aislamiento han obstaculizado el desarrollo de la industria local y la instalación de empresas foráneas. En la segunda mitad de los ochenta se observa una tendencia a la desaparición de la escasa industria manufacturera presente en el territorio, mientras que la rama de actividad más dinámica en cuanto a número de empresas y empleo creado fue la construcción. L.a creación de infraestructura básicas en los diferentes municipios, la remodelación de edificios y las construcciones de nueva planta para uso de segunda residencia, propiciaron que numerosos activos encontrasen empleo en esta rama de actividad. En un contexto en que la agricultura cada vez es menos rentable y en el que existe una demanda creciente de nuevas construcciones, se ha producido un importante trasvase de mano de obra agraria a la construcción, de forma que a comienzos de la década de los noventa abundan los albañiles que antes fueron agricultores y han abandonado toda actividad agraria, así como los agricultores que temporalmente trabajan en las obras urbanas o en la construcción de segundas residencias. Por otra parte, en la construcción también abundan las actividades sumergidas, y la ausencia de facturas, la ocultación fiscal de gran parte de los ingresos y el trabajo de personas que ni siquiera tienen licencia fiscal, son fenómenos usuales que se extienden por toda una comarca donde la cotización de los albañiles al Régimen Especial Agrario en vez de al Régimen General de Autónomos es otro de los fenómenos irregulares más extendidos. Junto a la construcción, la rama de actividad que muestra cierto dinamismo es la extracción y transformación de minerales no metálicos, porque la presencia de importantes recursos minerales como roca caliza, arenas y arcillas de calidad, y la baja densidad de población, han favorecido la instalación de algunas empresas cuyas actividades a la vez que crean empleo generan importantes impactos en el medio ambiente. 398 A la vez que crecía el peso de los servicios en la economía de la comarca a finales de los ochenta y comienzos de los noventa, se manifestaban signos inequívocos de crisis y reestructutación espacial de las actividades terciarias. En los núcleos menores, los servicios públicos y privados desaparecían al compás de la caída de la población, mientras aumentaban en los de mayor tamaño. Ahora bien, la tendencia a la desaparición de los servicios ptivados en los núcleos menos poblados no ha sido tan rápida como cabría esperar a tenor de la intensa disminución de sus poblaciones, de modo que a comienzos de la última década del siglo buena parte de ellos mantenían contra toda lógica de racionalidad económica un pequeño establecimiento comercial, un bar o ambas cosas a la vez. La diversificación del pequeño comercio mediante la venta de diferentes artículos en el mismo establecimiento y la venta ambulante, son dos de las estrategias de supervivencia más usuales desarrolladas por los empresarios, en su mayoría trabajadores autónomos sin asalariados, en los núcleos de menores dimensiones. La lenta pero progresiva desaparición del comercio local y el consiguiente desabastecimiento en algunos municipios, ha permitido a los comerciantes que siguen en activo mantener sus mercados, a pesar incluso de la disminución generalizada de la población,ampliando el ámbito espacial de venta mediante el comercio ambulante'. Pero junto a la venta ambulante, la pluriactividad es otra de las estrategias que permiten sobrevivir a los pequeños empresarios del comercio, siendo muy usual que una familia obtenga parte de sus ingresos del pequeño comercio, otra en la explotación agraria y otra del trabajo de alguno de sus miembros en la industria o la hostelería. El desarrollo de este tipo de estrategias está condicionado, entre otros factores, por la estructura de las familias. Los grupos formados por varios miembros en edad activa han podido distribuir su fuerza de trabajo en diferentes ocupaciones, de manera que todos los miembros estén ocupados. Pero en aquellos con menor número de personas en edad activa, la pluriactividad supone una concentración de la carga de trabajo en un número reducido de individuos. En estos casos, la pluriactividad implica un endurecimiento de las condiciones de trabajo, por tanto de ' Una buena parte de la población de los municipios analizados (sobre todo la población anciana) no dispone de automóvil, por lo que sus posibilidades de abastecerse de productos se reducen a la compra en el pueblo de residencia. De ahí que en todos los núcleos se de el comercio ambulante. 399 las condiciones de vida, de los integrantes de las familias que puede desembocar, a medio y largo plazo, en la desaparición de la propia pluriactividad. Por otra parte, en la comarca de Sepúlveda la pluriactividad surge con mayor frecuencia e intensidad entre familias que cuentan con uno o más hijos en edad laboral, y la supervivencia de bares y tiendas en los núcleos de menor dimensión está ligada en muchos casos a la existencia de este tipo de hogares. La distribución espacial de los servicios en 1986 mostraba una elevada concentración espacial que aumentó a finales de la década. Durante todo ese tiempo Sepúlveda y Boceguillas contaban con la mayor parte de los servicios y del empleo terciario, y tanto en estos dos municipios como en el res'to la mayoría de los establecimientos se orientan a servir al turismo de temporada y de fin de semana. Solo así se puede entender la existencia de un número desproporcionado, respecto a la población residente, de bares y comercios minoristas, así como el crecimiento del número de hoteles, pensiones y restaurantes. Ahora bien, la excesiva dependencia del turismo representa un serio peligro para las expectativas de desarrollo a corto y medio plazo, porque el turismo es una actividad que acusa intensamente los períodos de crisis económica, de forma que la coyuntura económica desfavorable de inicios de la presente década está provocando la caída del número de turistas y la disminución del gasto medio por visitante, fenómenos que agravan la situación económica de una comarca donde el turismo articula buena parte de la economía local. En los núcleos menos poblados predomina el trabajo autónomo, mientras que el asalariado se concentra en los de mayores dimensiones puesto que en ellos se localiza la escasa industria manufacturera, los servicios públicos y la mayoría de los privados. Sin embargo, el incremento del número de empresas extractivas en los últimos años ha generado un aumento en la oferta de empleo industrial asalariado en varios núcleos de pequeña dimensión donde la escasez de mano de obra local, que emigró antes de que se instalaran las empresas, ha llevado a algunas de éstas a contratar obreros de otras comarcas e incluso a extranjeros que provienen básicamente de Portugal, de modo que el impacto de las empresas en el empleo local es muy débil. En la comarca de Sepúlveda la oferta de empleo asalariado es muy reducida y se caracteriza frecuentemente por unos salarios bajos y por malas condiciones de trabajo, y algo parecido ocurre 400 con el empleo autónomo. Los albañiles y los trabajadores de las canteras trabajan al aire libre en un medio ambiente hostil, mientras que los pequeños comerciantes además de desempeñar las labores de aprovisionamiento deben atender la pequeña tienda, realizar la venta ambulante de sus productos, y cuando llega el verano y con él los turistas ven aumentar sus horas de trabajo prolongándose las jornadas laborales doce y más horas. Por otra parte, para la mayoría de los trabajadores autónomos no existen las vacaciones. Ante estas perspectivas, podemos entender la lógica de la emigración juvenil atraída por las mejores condiciones de trabajo en la ciudad. En la actualidad, la emigración masculina no se debe tanto a la falta de oportunidades de empleo como a las malas condiciones laborales (salarios bajos, precariedad de los contratos) y a las duras condiciones ambientales del puesto de trabajo. Por el contrario, la razón fundamental por la que emigran las mujeres jóvenes es que apenas existe oferta de empleo en la industria o los servicios que facilite su incorporación a la esfera de la producción. Con la emigración juvenil desaparece la mano de obra más activa y dinámica, incrementándose los obstáculos a la instalación y creación de nuevas empresas y cerrándose uno de los círculos de la decadencia de la comazca: por un lado, la escasa oferta de trabajo asalariado impide una mejora de los salarios y de las condiciones laborales, de forma que los demandantes de empleo se ven forzados a aceptar salarios bajos y malas condiciones de trabajo. Por otro, la mujer no puede incorporazse al mercado de trabajo debiendo permanecer en la casa realizando las labores del hogaz, o bien trabajando como ayuda familiar en los pequeños establecimientos industriales, en los servicios o en la explotación agraria. Una situación como la descrita no puede más que generar descontento entre la población local, sobre todo entre los jóvenes que intentan incorporarse al mercado de trabajo, potenciando la tendencia secular a emigrar cuyo resultado más patente es la consolidación de un déficit crónico de fuerza de trabajo que impide que surjan nuevas empresas, bien desde el ámbito local, o bien a pazrir de procesos de descenú^alización productiva. LAS HIPOTESIS DE PARTIDA Partimos del supuesto de que la debilidad del poblamiento, el envejecimiento demográfico y la afluencia cíclica de un gran 401