Las desigualdades sociales en diabetes mellitus 2 hipertensión

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UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS
ESCUELA DE ESTUDIOS DE POSTGRADO
Las desigualdades sociales en diabetes mellitus 2,
hipertensión arterial y obesidad en las poblaciones
afrohondureña y mestiza de La Ceiba. Honduras, 2013
Adriana Hernández Santana
Tesis presentada ante las Autoridades de la Escuela de Estudios de
Postgrado de la Facultad de Ciencias Médicas, Doctorado en Salud
Pública para obtener el Grado de Doctor en Salud Pública
Guatemala, junio de 2015
UNIVERSIDAD DE SAN CARLOS DE GUATEMALA
FACULTAD DE CIENCIAS MÉDICAS
ESCUELA DE ESTUDIOS DE POSTGRADO
DOCTORADO EN SALUD PÚBLICA
Las desigualdades sociales en diabetes mellitus 2,
hipertensión arterial y obesidad en las poblaciones
afrohondureña y mestiza de La Ceiba. Honduras, 2013
Adriana Hernández Santana
TUTORA
PhD. Ma. Del Carmen Pría Barros
Tesis presentada ante las Autoridades de la Escuela de Estudios de
Postgrado de la Facultad de Ciencias Médicas, Doctorado en Salud
Pública para obtener el Grado de Doctor en Salud Pública
Guatemala, junio de 2015
Agradecimientos
A las instituciones que me brindaron su apoyo solidario, técnico y financiero:

Universidad de San Carlos de Guatemala (USAC)

Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá (INCAP)

Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS)

Organización de Desarrollo Comunitario (ODECO)

Secretaría de Salud de Honduras

Escuela Agrícola Panamericana Zamorano
A las personas que me acompañaron en este proceso de formación y me
brindaron su apoyo técnico y solidario:

María del Carmen Pría Barros y todo el equipo docente del Programa de
Doctorado de Salud Pública, particularmente de la Escuela Nacional de
Salud Pública de Cuba.

Mario Rodolfo Salazar y compañeros del Doctorado de Salud Pública.

Carolina Siú, Gina Watson, Tamara Mancero, Prabhjot Singh, Wilton
Pérez, Manuel Ramírez, Norma Alfaro, Paul Melgar, Oscar Mujica,
Valentina Santa Cruz

Amanda Pontaza y Patricia Orellana

Ana Lucía Rodríguez y Elvin Cardona

Compañeros de la cooperación técnica del INCAP en los países y de la
OPS/OMS en Honduras.
A Dios por la oportunidad y a las personas que hicieron posible concluyera mi
formación: mi familia y personas que estuvieron cercanas con su apoyo tanto en
Guatemala, Honduras y más allá de estas fronteras.
Dedicatoria
Especialmente a mis padres aunque ya no me acompañan físicamente.
A mi familia por su amor, paciencia y motivación.
Al pueblo hondureño y particularmente a la población afrohondureña y pueblos
étnicos con mi respeto, admiración y compromiso.
Resumen
Introducción: Los pueblos étnicos y afrodescendientes sufren exclusión social,
y los segundos además mayor prevalencia de enfermedades crónicas. Este
estudio contribuye a identificar su perfil de salud y las desigualdades sociales
existentes. Objetivos: Caracterizar los factores socioeconómicos y de riesgos
relacionados con las enfermedades crónicas de afrohondureños y mestizos de
La Ceiba, Honduras; determinar la prevalencia de obesidad, diabetes,
hipertensión arterial y las desigualdades sociales en salud entre ambas
poblaciones. Método: Estudio descriptivo transversal realizado en muestra
aleatoria de afrohondureños y mestizos; aprobado por Comité de Ética/INCAP.
Se utilizó cuestionario STEPS/OMS con examen físico, medición de presión
arterial, cintura, talla, peso y glucometría. Se estimaron las prevalencias de
factores de riesgo y de las enfermedades estudiadas, las diferencias absolutas,
relativas y el índice de efecto para identificar desigualdades. Resultados: 706
personas fueron encuestadas. Los mestizos presentaron mayores riesgos en
alimentación y actividad física.
El 18.9% afrohondureños y 14.3% mestizos
fueron diabéticos; 46.4% y 38.4% obesos; 46.6% y 36.7% hipertensos,
respectivamente. La mitad no conocía su condición de diabetes e hipertensión.
La población joven está altamente afectada. Por valores absolutos y relativos las
desigualdades fueron mayores en los afrohondureños, por el índice de efecto
éstos disminuyen su prevalencia de diabetes e hipertensión conforme mejoran
su escolaridad; la obesidad se incrementa en los mestizos conforme mejoran su
ingreso. Conclusión: Existen elevadas prevalencias de factores de riesgo y de
enfermedades crónicas en ambos grupos. La mayoría de las brechas no son
estadísticamente significativas, aunque afectan más a los afrohondureños y a los
jóvenes de ambos grupos.
CONTENIDO
Introducción………………………………………………………………………..……7
Capítulo I. Marco Teórico .................................................................................. 15
Capítulo II. Diseño metodológico ...................................................................... 65
Capítulo III.Presentación y análisis de resultados ........................................... 101
3.1
Caracterización de la situación socio demográfica y económica .............. 101
3.2 Prevalencia de los factores de riesgo asociados a la diabetes mellitus 2,
hipertensión arterial y obesidad. ......................................................................... 115
3.3
Prevalencia de perímetro de cintura, obesidad, diabetes mellitus 2 e
hipertensión arterial. ........................................................................................... 125
3.4
Desigualdades sociales con relación a la obesidad, diabetes mellitus 2 e
hipertensión arterial entre la población mestiza y afrohondureña. ...................... 153
3.5
Consideracion finales del capítulo ........................................................... 184
Capítulo IV.Discusión ...................................................................................... 185
Conclusiones … .............................................................................................. 211
Recomendaciones .......................................................................................... 217
Referencias bibliográficas…………... .............................................................. 221
Anexos……………… ....................................................................................... 233
Anexo # 1 Mapa de pueblos indígenas y afrohondureños. ................................. 235
Anexo # 2 Estructura poblacional ...................................................................... 236
Anexo # 3 Cálculo del nivel de actividad física ................................................... 237
Anexo # 4 Aprobación del Comité Ética del INCAP ............................................ 238
Anexo # 5 Información y consentimiento informado ........................................... 239
Anexo # 6 Encuesta .......................................................................................... 242
Anexo # 7 Lista de equipos y participantes en el estudio ................................... 249
INTRODUCCIÓN
Introducción
En el Foro Mundial Económico de Davos 2011 (1), se señaló a la desigualdad del
ingreso y a la corrupción como los dos desafíos más serios que enfrenta el
mundo, mencionándose incluso que este no está prestando la debida atención al
respecto. Los países con una desigualdad muy alta se concentran en América
del Sur y África meridional mientras que los países con baja desigualdad se
encuentran en su mayoría en Europa. En general, la desigualdad entre países
ha disminuido en todo el mundo pero dentro de cada país se ha incrementado,
como en el caso de Colombia, Honduras, Ruanda, Sudáfrica y Tailandia.
Tanto en los países en desarrollo como en los industrializados, existen
desigualdades sociales inaceptables en la atención de salud que pueden ocurrir
entre grupos geopolíticos, socioeconómicos, étnicos, de sexo, edad u otros que
han sido motivo de estrategias mundiales para contribuir a su disminución pero
que siguen existiendo entre países y en el interior de los mismos (2). Los grupos
más afectados socioeconómicamente son los que tienen menos acceso a los
servicios de atención de salud, que además sufren de mayor carga de
enfermedades transmisibles, no transmisibles (ENT) y discapacidad temprana.
La mala distribución de la atención de salud - el hecho de no prestar asistencia
sanitaria a quienes más lo necesitan - es uno de los determinantes sociales de la
salud (3). Pero la elevada carga de morbilidad causante de índices de mortalidad
prematura muy elevados se debe en gran parte a las condiciones en que muchas
personas nacen, crecen, viven, trabajan y envejecen. A su vez, la deficiencia y la
disparidad en las condiciones de vida son consecuencia de políticas y programas
sociales insuficientes, acuerdos económicos injustos y una mala gestión de los
mismos. Además del arrastre social de generaciones que trasmiten malas
condiciones socioeconómicas, problemas de salud y malos estilos de vida.
La Comisión sobre las Determinantes Sociales de la Salud en su informe del 2008
(3), señaló la necesidad de mejorar las condiciones de vida, luchar contra la
2
distribución desigual del poder, el dinero y los recursos; medir la magnitud del
problema, analizarlo y evaluar los efectos de las intervenciones, con el fin de
corregir las desigualdades – las enormes diferencias sanitarias susceptibles de
solución que existen dentro de cada país y entre los países, ya que reducir las
desigualdades sanitarias es un imperativo ético pues la injusticia social está
acabando con la vida de muchas personas.
De acuerdo al Informe Marmot (4), para reducir las desigualdades en salud se
requerirán acciones sobre seis objetivos políticos: dar a cada niño el mejor inicio
de vida, posibilitar que todos los niños, jóvenes y adultos maximicen sus
capacidades y tengan control sobre sus vidas, crear empleos dignos y justos para
todos, asegurar estándares de vida saludables para todos, crear y desarrollar
lugares y comunidades sostenibles y saludables, fortalecer el rol y el impacto de
la prevención en salud.
El desarrollo de estos objetivos políticos requerirá
acciones de los gobiernos centrales y locales, del sector privado y los grupos
comunitarios, ya que la efectividad ocurrirá solo si se logra el empoderamiento
de las comunidades.
Las políticas y los programas deben englobar todos los sectores claves de la
sociedad, no únicamente el sector sanitario, que debe abogar por una estrategia
centrada en los determinantes sociales de la salud al más alto nivel de la
sociedad, demostrar su eficacia mediante buenas prácticas y prestar su apoyo a
otros ministerios en la formulación de políticas encaminadas a promover la
equidad sanitaria. En calidad de organismo mundial que se ocupa de la salud, la
Organización Mundial de la Salud (OMS) debe hacer lo mismo en la escena
internacional (3).
Respecto a la medición de las desigualdades e inequidades en salud, existe un
debate científico e ideológico alrededor de algunos aspectos metodológicos sin
que exista un modelo ideal y al principio se debe iniciar con una descripción
amplia de la salud en los distintos grupos sociales para facilitar las
comparaciones en el tiempo y entre las poblaciones, y resumir en una o varias
3
medidas las diferencias observadas (5). Sin embargo, la literatura científica al
respecto,
generalmente
presenta
información
sin
discutir
sobre
las
consideraciones morales, asumiendo que las desigualdades son valores neutros
y que los resultados proveen una base objetiva para crear y analizar políticas de
salud (6).
Cada año, desde 1990, el Informe sobre Desarrollo Humano ha publicado el
Índice de Desarrollo Humano (IDH) como una alternativa a las medidas
convencionales del desarrollo nacional que representa el impulso de una
definición más amplia de bienestar y proporciona una medida compuesta de la
salud, educación e ingresos. Para Honduras, el IDH al 2011 (7) fue de 0.625, lo
que le dio al país la posición 121 de los 187 países con datos comparables. El
IDH de América Latina y el Caribe como región aumentó de 0.582 en 1980 a
0.731 en 2011, colocando a Honduras por debajo de la media regional.
Dentro de Centroamérica, como en la región sur sureste de México, existe una
importante población indígena, que globalmente representa el 20.0% de la
población total de la región (unos 6.5 a 7 millones de personas). La mayor parte
de ella (80.0%) se encuentra concentrada en Guatemala. El segundo país en
importancia por su número de indígenas es Honduras (10.0%), donde ésta
representa casi el 12.0% de la población total del país (8).
Los mayores índices de atraso y pobreza de Centroamérica se presentan entre
la población indígena “en gran medida una población rural marginada dedicada
a la agricultura de sobrevivencia” (8) con gran dependencia en la agricultura de
supervivencia fundamentada en el cultivo de granos básicos, que para las
familias indígenas de Honduras esta dependencia es mayor que las de las áreas
urbanas y en las no pobres (9) lo que constituye una determinante que afecta su
desarrollo comunitario.
Según las estimaciones del Instituto Nacional de Estadística, Honduras para el
año 2009 contaba con una población de 7,876,662 habitantes, de los cuales el
4
49.3% eran hombres y el 45.0% de la población era urbana (10). La esperanza
de vida es de 73.3 años en promedio, 71.0 años para hombres y 75.6 años para
mujeres (11). La tasa global de fecundidad es de 3.3 hijos por mujer a nivel
nacional y de 4.1 en el área rural. El crecimiento natural es cercano al 3.0%. (10).
La transición demográfica puede resumirse por un aumento de la población
urbana a expensas de la rural y menores tasas de fecundidad y mortalidad
resultantes –a largo plazo– en un envejecimiento de la población (12). Existe
también una transición caracterizada por la coexistencia de problemas
nutricionales ocasionados por déficit de energía y nutrientes, a la vez que también
ocurren problemas nutricionales ocasionados por desbalances en el consumo y
gasto energético, con deficiencias en la ingesta de nutrientes. Esto indica que los
problemas alimentario-nutricionales, de hambre y pobreza, de seguridad
alimentaria y de bienestar de los hondureños están estrechamente relacionados
entre sí. No es inusual hallar en las familias, que la madre sea anémica y de baja
estatura, con sobrepeso y que los niños estén subnutridos, con retraso del
crecimiento y parasitados (13).
En
el
territorio
hondureño
existen
siete
pueblos
indígenas
y
dos
afrodescendientes (isleños y garífuna), culturalmente diferenciados, dispersos en
diferentes partes del territorio nacional, que han sufrido exclusión social desde la
época de la conquista, con injusticias tales como la marginación, la extinción,
escasa información estadística sobre los mismos. Esta falta de información ha
impedido estimar la magnitud de las desigualdades, la inequidad y exclusión que
experimentan (7).
Según estimaciones de la Organización de Desarrollo Étnico Comunitario
(ODECO) (14), la población garífuna se aproxima a 135,982 personas en 52
comunidades ubicadas en cinco departamentos (Colón, Atlántida, Cortés,
Gracias a Dios, Islas de la Bahía) de la costa norte hondureña, más la colonia
garífuna en Tegucigalpa (Distrito Central). Los afrodescendientes de habla
5
inglesa o isleños, viven originalmente en el Departamento de Islas de la Bahía
(Caribe hondureño).
Por su parte, la entonces Secretaría (ahora Dirección) de pueblos indígenas y
afrohondureños (15), estima en 80,000 personas a la población afrohondureña,
que comparten casi el mismo territorio, isleños y garífuna, por lo que muchas
veces a la fecha, es muy difícil su diferenciación, razón por la cual en el presente
estudio fueron considerados de manera conjunta, cuyos resultados contribuirán
a avanzar en la construcción de su perfil de salud y a diseñar estrategias de
abordaje de acuerdo a su cultura y demandas en salud, según la Declaración de
La Ceiba producto de la Primera Cumbre Mundial de los y las Afrodescendientes
(2011) (16).
Este grupo de población está particularmente afectado por enfermedades infecto
contagiosas como el VIH/sida y podría tener invisibilizadas también otras
enfermedades como las ENT, aunque existen indicios de que se encontrarían
mucho más afectados que los mestizos por la diabetes mellitus 2 (DM2), siendo
más de tres veces (17.0%) lo estimado para este grupo de población que para los
mestizos (5.0%) que viven en la capital hondureña (17).
La Federación Internacional de Diabetes (IDF) (18) refiere una estimación del
50.0% de adultos indígenas de más de 35 años con diabetes tipo 2 lo que
contribuye a un nivel de salud más pobre, aumenta la discapacidad y reduce la
calidad de vida, aumenta la mortalidad general y prematura entre otros factores,
a falta de acceso a educación, desempleo, desplazamiento forzado y la
degradación de sus aguas y su tierra, lo que representa una carga de diabetes
grande por lo que amenaza la existencia misma de las comunidades indígenas y
subraya la importancia de llevar a cabo acciones en todos los niveles – desde el
individual al internacional – y en todos los sectores de la sociedad.
Las condiciones en que viven las personas y sus modos de vida influyen en su
salud y en la calidad de su vida, y las ENT más importantes están vinculadas con
6
factores de riesgo comunes (consumo de tabaco, el abuso del alcohol, una
alimentación no saludable, la inactividad física y los carcinógenos ambientales),
que tienen a su vez determinantes económicos, sociales, relativos al género,
políticos, conductuales y ambientales (19). La escasez de información
relacionada a las ENT en países de ingresos bajos y medianos se ha destacado
como una carencia importante a la que debe hacerse frente. Pese a la limitación
de datos disponibles, se anima a las partes interesadas a crear políticas y
programas de promoción de la salud en los lugares de trabajo, dirigidas a luchar
contra las dietas poco saludables y el sedentarismo (20).
El Informe sobre la salud en el mundo 2002 (21) expone las circunstancias en las
cuales, en la mayor parte de los países, unos pocos factores de riesgo muy
importantes son responsables de gran parte de la morbilidad y la mortalidad. En
el caso de las ENT, los más importantes son la hipertensión arterial,
hipercolesterolemia, escasa ingesta de frutas y hortalizas, exceso de peso, falta
de actividad física y consumo de tabaco. Cinco de estos factores de riesgo están
estrechamente asociados a la mala alimentación y la falta de actividad física, y
son en gran medida los mismos en todos los países sobre los que se dispone de
información.
La rápida transformación de los hábitos en materia de alimentación y actividad
física contribuyen por tanto a acelerar la tendencia en el incremento de las ENT.
Los hábitos de comportamiento poco saludables y las ENT conexas se
concentran en las comunidades más pobres y contribuyen a las desigualdades
sociales y económicas.
Aunque en la carga de morbilidad de los países más pobres predominan las
enfermedades infecciosas y la desnutrición, los principales factores de riesgo de
las ENT se están propagando. La proporción de personas con exceso de peso
es cada vez mayor en los países en desarrollo, e incluso en los sectores de bajos
ingresos de los países más ricos. Un enfoque integrado de las causas de la mala
7
alimentación y de la disminución de la actividad física contribuiría a reducir la
carga de las ENT en el futuro.
La OMS (22) reconoce que el hecho de ser afrodescendiente o pertenecer a un
pueblo étnico, la cultura (a través de las costumbres alimenticias, por ejemplo) y
los roles de género construidas socialmente afectan el riesgo que corre la
población de sufrir ENT. La hipertensión y la diabetes son ENT y dos de los
principales factores de riesgo cardio y cerebro vascular, además tienden a
asociarse con mucha frecuencia debido a que existen mecanismos comunes
para ambas enfermedades. Se ha comprobado que la hipertensión arterial afecta
a más del 20.0% de los individuos de poblaciones industrializadas y la diabetes
es considerada como la enfermedad endocrina de mayor incidencia entre la
población. En diversos estudios epidemiológicos se ha podido comprobar que
aproximadamente entre un 40.0 y 60.0% de los diabéticos padecen hipertensión,
es decir, tienen el doble de afectación que la población no diabética, lo que
también es determinante para el desarrollo y avance de la nefropatía diabética,
que con un adecuado tratamiento podría ralentizar su progresión (23).
El racismo, la violación de los derechos humanos y la violencia son determinantes
sociales particulares en el abordaje de la salud de los pueblos indígenas para
avanzar en soluciones factibles materializadas en políticas, planes y programas
orientados al mejoramiento de la salud, con mecanismos vigilantes de sus
derechos (24).
En Honduras, después del estudio CAMDI (2003-2004), que estimó una
prevalencia de DM2 del 2.0 al 5.4%, donde la participación afrohondureña fue muy
escasa; no se ha realizado otro estudio sobre las ENT, así como tampoco se han
considerado a los pueblos étnicos para investigaciones que contribuyan a definir
su perfil de salud. El estudio CAMDI (2007, OPS) realizado en Belice, estimó una
prevalencia de 12.6% de DM2, donde la participación afrodescendiente fue mayor
(35.0%) lo que alerta sobre la necesidad de conocer la situación de este evento en
la población afrohondureña así como la magnitud de los factores de riesgo de las
8
ENT, lo que además de contribuir a evidenciar las desigualdades sociales en salud
existentes con relación a la población mestiza, permitiría fundamentar
planteamientos políticos, de abogacía y orientar esfuerzos operativos.
La información sobre la DM2, la hipertensión arterial, la obesidad y sus factores
de riesgo en el pueblo afrohondureño es necesaria, dentro de su contexto
cultural, para identificar su situación, confrontarla con la del pueblo mestizo en
igualdad de condiciones ambientales para buscar el desarrollo de políticas
efectivas. En este sentido, también se contribuye al objetivo 1 de la Estrategia
Mundial de la OMS, para la prevención y control de las ENT, “elevar la prioridad
en el plano mundial y nacional, e integrar su prevención y control en las políticas
de todos los gobiernos” (25), ya que al disponer información que se integre a
planes nacionales - Honduras, constituiría un avance importante.
Para contribuir a lo anteriormente expuesto, se han identificado las siguientes
preguntas de investigación que permitieron disponer de la información para la
identificación, caracterización y análisis de desigualdades:

¿Qué características socioeconómicas y demográficas tienen las
poblaciones afrohondureña y mestiza en La Ceiba, Atlántida?

¿Cuál es la prevalencia de los principales factores asociados a la diabetes
mellitus 2, hipertensión arterial y obesidad en estas poblaciones?

¿Cuál es la prevalencia de la DM2, obesidad e hipertensión arterial?

¿Cuál es la magnitud de las desigualdades de salud relacionadas con las
enfermedades estudiadas en estas comunidades?
El estudio tiene como objetivos:
1. Caracterizar la situación socioeconómica y demográfica de la población
afrohondureña y mestiza de las comunidades participantes.
2. Determinar la prevalencia de los factores asociados a la diabetes mellitus
2, la hipertensión arterial y obesidad en las poblaciones estudiadas.
3. Determinar la prevalencia de la diabetes mellitus 2, la obesidad y la
hipertensión arterial en estas poblaciones.
9
4. Identificar la magnitud de las desigualdades sociales en salud en relación
a la diabetes mellitus 2, la obesidad y la hipertensión arterial entre la
población mestiza y afrohondureña.
Entre los aspectos novedosos del presente estudio está el hecho que fue el
primero en estimar la prevalencia de la diabetes mellitus 2, hipertensión arterial y
obesidad en la población afrohondureña, así como de los principales factores de
riesgo que contribuyen a la caracterización de su problemática de salud y de la
mestiza de La Ceiba lo que permitirá disponer de evidencias para la elaboración
de propuestas en la vigilancia de las ENT, para definir estrategias de promoción
de la salud y de inversión para avanzar hacia la equidad de salud.
Se realizó un estudio descriptivo transversal en una muestra aleatoria de
afrohondureños y mestizos del Corozal y Sambo Creek, municipio de La Ceiba,
Atlántida. Fue aprobado por el Comité de Ética del INCAP y realizado con el
consentimiento de esas poblaciones. Se aplicó el cuestionario STEPS/OMS, se
realizó examen físico, toma de presión arterial y glucometría, así como la
medición de cintura, talla y peso. Se estimaron las prevalencias de factores de
riesgo y ENT, así como las desigualdades absolutas y relativas, y el índice de
efecto para determinar la magnitud de las desigualdades.
La metodología utilizada en el presente estudio quedará disponible para realizar
los análisis en otros pueblos indígenas hondureños, la cual se fundamentó en la
metodología propuesta por la OMS para la vigilancia de los factores de riesgo de
las ENT (STEPS) que no había sido utilizada en Honduras salvo en pequeñas
poblaciones (26), (27).
Este informe está conformado por el resumen, la introducción y cinco capítulos
relacionados con los principales temas como es el marco teórico con toda la
fundamentación teórico metodológica; el método que refiere el diseño muestral,
procedimientos
y
técnicas
aplicadas,
operacionalización
de
variables,
consideraciones éticas; los resultados descritos por objetivos; la discusión de los
10
principales hallazgos; así como el capítulo de conclusiones y recomendaciones.
Al final se presentan la bibliografia y los anexos con mapas y tablas referidos en
el texto.
El tema de diabetes mellitus 2, hipertensión arterial y obesidad, así como sus
factores de riesgo y las desigualdades sociales en grupos étnicos y
afrodescendiente, es de actualidad en el campo de la salud pública, y por su
creciente importancia, entre las organizaciones defensoras de los derechos
humanos para promover y alcanzar la equidad social en salud, particularmente
de estos grupos de población.
La información obtenida contribuirá a
complementar y actualizar los perfiles de morbilidad y mortalidad del impacto de
las ENT y sus factores de riesgo comunes, además de propiciar la reflexión sobre
las desigualdades sociales en salud y la forma de disminuir estas brechas.
Se identifican los siguientes aportes del estudio:
1. Se evidencia la prevalencia de los principales factores de riesgo asociados
a la diabetes mellitus 2, hipertensión arterial y obesidad, y a la prevalencia
de estas enfermedades.
2. Se
identifican
los
principales
factores
socioeconómicos
y
las
desigualdades sociales relacionadas con las enfermedades estudiadas en
ambas poblaciones.
3. Se brindan aspectos teórico metodológicos sobre el abordaje del problema
de estudio que pueden utilizarse para otros estudios similares en otros
grupos de población.
Estas evidencias posibilitarán la orientación de estrategias y la planificación de
acciones y de recursos para contribuir a mejorar la situación que podrá ser
medida nuevamente para conocer los avances en la reducción de las ENT y de
la reducción de brechas entre ambas poblaciones, es decir, se considerarán
como una línea de base de proyectos y programas que apoyen la salud pública
de estas comunidades.
11
12
Capítulo I. Marco Teórico
13
14
Capítulo I. Marco Teórico
En el presente capítulo se expone el estado actual de las investigaciones sobre
los pueblos étnicos de Honduras, particularmente sobre los afrohondureños. Se
aborda la transición epidemiológica y nutricional, las enfermedades crónicas y las
desigualdades sociales en salud en estas poblaciones.
1.1
Población afrohondureña
Los términos pueblos étnicos e indígenas suelen utilizarse de manera similar,
para denominar a poblaciones con cultura ancestral, previa a la modernización,
que mantiene tradiciones propias por lo que indistintamente se utilizarán estos
términos a lo largo del documento. Los afrodescendientes generalmente están
incluidos en estos términos y atraviesan similares condiciones socio económicas
y de salud, con la particularidad que para Honduras, la referencia será de
afrohondureños para aglutinar a los garífuna e isleños, como ellos mismos se
identifican.
No hay un consenso sobre el total de población indígena existente a nivel mundial
pero se estima que más de 300 millones de personas forman alrededor de 5,000
poblaciones indígenas en 70 países del mundo (28) y han estado sometidas a la
opresión, exclusión de los procesos de toma de decisiones, marginación,
explotación, asimilación forzosa y represión, cuando tratan de pugnar por sus
derechos. Actualmente los problemas, las quejas y los intereses de los pueblos
indígenas suelen ser muy semejantes, especialmente en lo relacionado con
mantener su identidad y patrimonio cultural.
Las comunidades indígenas enfrentan una crisis en su motivación colectiva e
individual específicamente porque los territorios que habitan, que con grandes
esfuerzos han conservado ancestralmente y que han sido declarados como áreas
protegidas por algunos gobiernos, están siendo depredados por personas no
indígenas causando daños irreversibles a la biodiversidad de la cual los pueblos
15
se han beneficiado en forma sostenible (29). A la vez intentan mejorar sus
relaciones reunidos entre los diferentes grupos por la causa común de hacer
respetar sus derechos.
Sin embargo, estos esfuerzos han sido difíciles de
consolidar, dado que al interior de cada grupo existen diferentes corrientes con
intereses particulares que desvían la atención del bien común.
Respecto a la situación de los pueblos indígenas en general, un estudio (30)
realizado en 2007 sobre la investigación en este tema en Latinoamérica en el
período de 1995 a 2004, muestra que de 690 referencias bibliográficas, el 73.8%
de los artículos trataron sobre poblaciones indígenas sudamericanas y 159
(23.0%) sobre poblaciones indígenas de Centroamérica, de las cuales solo dos
eran de Honduras. El 3.2% restante de los estudios se refirieron a estudios tanto
de Centroamérica como de Honduras, lo que muestra una escasez de estudios
en el tema en ambas regiones y particularmente referente a las poblaciones
indígenas. Ante esta escasez de información debe motivarse el desarrollo de
proyectos de investigación que brinden la evidencia para la definición de políticas,
proyectos y programas que contribuyan a mejorar la calidad de vida de los
pueblos indígenas, respetando su idiosincrasia y sin “occidentalizarlos”, pero
brindándoles los servicios básicos y demás requerimientos para su desarrollo,
valorando la riqueza de sus costumbres y cultura.
Por esto se realizaron diferentes consultas con representantes de los pueblos
indígenas de las Américas, donde se resaltaron las grandes inequidades
particularmente en el tema de salud. A inicios de la década de los noventa se
consideraron las recomendaciones de estas consultas para elaborar la propuesta
denominada “Iniciativa de Salud de los Pueblos Indígenas” (31)
que fue
aprobada y posteriormente ratificada por los países, lo que sentó las bases para
orientar esfuerzos en el Decenio Internacional de los Pueblos Indígenas (19952004) con los principios de 1) Considerar la salud con un criterio holístico, 2) El
derecho de los pueblos indígenas a la autodeterminación, 3) El derecho a la
participación sistemática, 4) El respeto por las culturas indígenas y su
revitalización y 5) La reciprocidad en las relaciones.
16
La meta de esta Iniciativa fue mejorar la salud de los pueblos indígenas. Su
finalidad, fue hallar soluciones realistas y sostenibles a los graves problemas de
mala salud y condiciones de vida, que son inferiores al promedio del resto de la
población y que afrontan muchos de los pueblos indígenas en toda la región. En
las áreas de trabajo se encontraron entre otros el fortalecer los sistemas
sanitarios tradicionales y forjar alianzas.
Sin embargo, es evidente que no fue
suficiente este llamado de atención, sino que es necesario continuar su desarrollo
y promoción de manera sostenida hasta valorar avances sustanciales.
El Artículo 24 de la Declaración de los Derechos de los Indígenas (32) refiere que
éstos tienen derecho a sus propias medicinas tradicionales y a mantener sus
prácticas de salud, incluida la conservación de sus plantas medicinales, animales
y minerales de interés vital. Las personas indígenas también tienen derecho de
acceso, sin discriminación alguna, a todos los servicios sociales y de salud; así
como que los Estados tomarán las medidas que sean necesarias para lograr
progresivamente que este derecho se haga plenamente efectivo.
Con el fin de
apoyar la concreción de los derechos indígenas en la atención de salud y en
general, se definieron conceptos como los siguientes:

Multiculturalidad, como la noción más bien descriptiva que da cuenta de la
existencia simultánea de distintos grupos sociales que comparten un
espacio común, aunque no necesariamente incorpora la posibilidad de un
diálogo y trabajo integrado entre ellos.

Pluriculturalidad, como el reconocimiento público a la diversidad de
culturas existentes en un país.

Interculturalidad, como el proceso continuo que requiere voluntad y
sensibilidad de las partes, busca establecer una relación de negociación
(social, política y cultural) de la que deben emerger nuevas estrategias,
expresiones, sentidos y prácticas que desafían la prevalencia de una
cultura sobre la otra.
17
En ese sentido, la autora considera que para hacer efectiva la concreción de los
derechos de los pueblos indígenas, la iniciativa en salud y otras propuestas, se
requiere que exista comunicación intercultural, visto como un espacio de
aprendizaje continuo que busca la valoración del otro en función de un proyecto
común construido con equidad, interaprendizaje, participativa y con manejo de
conflictos, es la construcción entre diferentes partes para un bien común, en este
caso, del bienestar de los indígenas (33).
Todo proceso de interculturalidad implica entonces, el contacto entre culturas; el
entendimiento de la diversidad, el intercambio, comunicación, aprendizaje,
transformación y la necesidad de tender puentes entre las diversas culturas que
interactúan. Es un proceso social interactivo, de reconocimiento y respeto de las
diferencias existentes en una y varias culturas, en un espacio determinado,
indispensable para construir una sociedad justa en el ámbito político, económico,
social, cultural, lingüístico, de género y generacional. Al aplicarlo a la salud, la
interculturalidad supone un trabajo intra e intersectorial encaminado al bienestar
integral del individuo y la comunidad, con el fin de empoderarla para que avance
a su fortalecimiento y desarrollo.
La interculturalidad, con el enfoque de interpretación etnográfico, es
indispensable para armonizar los derechos de los pueblos indígenas, afros y
otros excluidos, involucrando planteamientos jurídicos, sociales y políticos,
propiciando el acceso a la igualdad y reconociendo las diferencias. En tal sentido,
la interculturalidad implica establecer relaciones y alianzas con los múltiples
sectores sociales que constituyen nuestras sociedades, y está presente en las
demandas de los pueblos históricamente excluidos por los Estados - naciones,
construidos con una perspectiva monocultural.
En Honduras, a pesar de la importancia de la información que caracterice a los
pueblos étnicos, ésta ha sido muy escasa y difícil de obtener, lo que les ha
mantenido al margen de proyectos, programas y oportunidades en general para
18
mejorar su calidad de vida. Se han hecho algunos esfuerzos para disponer de
cierta información como el estudio introductorio de pueblos indígenas y
afrohondureños (34), que refiere que del 12.0% al 18.0% de la población nacional
pertenece a nueve pueblos indígenas y afrodescendientes, ubicados en 16 de los
18 departamentos de nuestro país. Sin embargo, de acuerdo a la fuente, se
enuncia diferente información sin lograr definir un dato oficial cercano a la
realidad.
El interés por estos pueblos por parte de la autoridades y de la sociedad
hondureña ha sido de indiferencia, por lo que han vivido en abandono sin un
marco jurídico que los proteja ni proyectos que promuevan la identidad cultural
que revalorice la importancia de la diversidad cultural, lo que les ha mantenido al
margen del desarrollo y oferta de servicios básicos, en claro deterioro del respeto
a sus derechos y protección como grupos vulnerables
Estos pueblos tienen diferente origen, así los hay de origen mesoamericano
(maya-chortí, lenca y nahua), circuncaribes, no mesoamericanos o de Bosque
Tropical (tawahka, pech, tolupán), afrodescendientes (garífuna y negros de habla
inglesa) y otras (miskitu). Los pueblos más numerosos son los lenca y garífuna
con 720 mil y 300 mil habitantes respectivamente, seguidos de los isleños de
habla inglesa y miskitu, con 80 mil y 76 mil habitantes, respectivamente y según
la fuente de información. La población indígena y afrodescendiente en su
totalidad ocupa diversos territorios geográficos que van desde las costas
atlánticas como los afrodescendientes, hasta el interior del país como los lenca,
pech, y miskitu. La distribución geográfica de la población afrohondureña y otros
pueblos indígenas de Honduras, se puede observar en el Mapa No. 1 del anexo
No. 1, así como la distribución de las diferentes comunidades por departamento
(35).
Por mucho tiempo y aun en la actualidad, la temática de investigación en salud y
cultura
en
Honduras,
ha
estado
enfocada
particularmente
hacia
las
enfermedades infantiles (36), es decir, de acuerdo al modelo positivista que
19
busca explicar, predecir y controlar fenómenos; sin embargo a partir de mediados
del siglo XX comienzan a surgir otras instituciones académicas y de investigación
que se ocupan del tema de investigación en salud y cultura hondureña y sus
determinantes sociales. Más recientemente, el interés se ha centrado en
evidenciar las prácticas médicas entre los pueblos indígenas. Estas
investigaciones intentan explicar la eficacia simbólica de las enfermedades
tradicionales o se orientan a la enumeración y clasificación de las enfermedades
que pertenecen a la medicina indígena, las creencias en relación con la
enfermedad del equilibrio calor-frío y enfermedades causadas por las influencias
de otros seres, naturales o sobrenaturales (24).
Estos aportes a la salud sin duda contribuyen al conocimiento de las diferentes
culturas en Honduras, sin embargo constituyen apenas una pequeña contribución
para todo lo que se refiere a su cosmovisión con el fin de conocerlas y apoyarlas
sin irrumpir su convivencia, ya que la comprensión del contexto cultural en el que
se desarrolla la vida social permite una articulación y complementariedad para
promover y mejorar la capacidad de actuar de manera equilibrada en la solución
de los problemas de salud: calidad de la atención, conocimientos, creencias y
prácticas de salud diferentes.
Por su parte, los distintos proyectos de la Secretaría de Salud de Honduras han
reconocido la necesidad de comprensión del contexto cultural, aunque aún es
necesario fortalecer la formación del personal de salud en el correcto
entendimiento de la aplicación de la interculturalidad.
El estudio introductorio (34) sobre negros e indígenas de Honduras, refiere que
los caribes negros o garífuna proceden de pueblos africanos que por 1797 fueron
enviados a la Isla de Roatán (Honduras). Otros, al ser capturados por los
españoles, los llevaron a Trujillo (costa norte de Honduras) donde los liberaron.
Gradualmente comenzaron a poblar la costa atlántica de Honduras, Guatemala,
Belice y Nicaragua, donde actualmente habitan.
Ya desde principios del siglo
XX, los garífuna sirvieron en embarcaciones de comerciantes estadounidenses y
20
británicos y durante la II Guerra Mundial viajaron por el mundo, lo que les trajo
como resultado la fundación de pequeñas comunidades en las ciudades
estadounidenses de Los Ángeles, Nueva Orleans y Nueva York, y además han
conformado comunidades en los Departamentos de Cortés, Atlántida, Islas de la
Bahía, Colón y Gracias a Dios, incluyendo grupos poblacionales asentados en
San Pedro Sula y Tegucigalpa. Esto les ha conferido una mayor exposición al
exterior para conocer otras formas de desarrollo y les ha planteado retos
profesionales y crecimiento positivo de sus familias y comunidades.
Por otra parte, la mayor parte de la población de Honduras son los mestizos,
mezcla de europeo, indígena y negro, producto de la colonización en América.
Según Marvin Barahona (37) la mezcla racial fue escasa a inicios del siglo XVIII
por el decaimiento de la población indígena, por la reducida inmigración española
que llegó a Honduras y por la poca presencia de esclavos negros. Hubo un
segundo proceso, entre mediados del siglo XVIII e inicios del XIX que se dio,
entre otras razones, por las reformas borbónicas del siglo XVIII, la recuperación
económica, la prohibición a grupos no indios de residir en los pueblos de indios
que tuvo como resultado el aumento de la población en este siglo,
concentrándose en los actuales departamentos políticos de Francisco Morazán,
Choluteca y Comayagua.
Por su parte, los isleños, con raíces similares a los garífuna, se conformaron de
población afrodescendiente e ingleses en una primera fase, y con población
proveniente de las Islas Gran Caimán y Jamaica en una segunda fase, para
conformar finalmente el mestizaje cultural al que se deben los habitantes del
departamento insular de Islas de la Bahía y algunos pequeños enclaves en la
zona costera de los actuales departamentos de Atlántida, Cortés y Colón (34), de
manera similar que los garífuna, siendo que se reconocen ambos pueblos como
afrohondureños, no solo por cuestiones de raíces sino por sobrevivencia, con el
fin de sumar esfuerzos para llamar la atención de las autoridades y lograr con
esto una mayor cobertura de servicios básicos e inclusión de sus familias en
programas sociales, sino también con el fin también de velar por el crecimiento
21
de sus comunidades, es decir, luchar contra el subdesarrollo y hasta con su
posible desaparición dadas las adversidades a las que se enfrentan ante la
indiferencia de la población en general que podría abogar por su revalorización y
autoridades en general que tienen la obligatoriedad de velar por el derecho de
toda su población.
A pesar de esto, las circunstancias únicas de ambas poblaciones en relación con
los pueblos indígenas de Honduras, les han ofrecido la oportunidad de educarse
formalmente, destacándose por la cantidad de profesionales entre sus
pobladores que poco a poco están buscando oportunidades de desarrollo
integral. Su música y bailes han dado la vuelta al mundo como muestra
importante de la cultura hondureña. También se cuentan como líderes de
organizaciones sociales nacionales de pueblos indígenas, inclusive las
gubernamentales de los pueblos indígenas y afrohondureños, quienes
aprovechan esta oportunidad para demandar mejores condiciones de vida.
A la fecha, los afrohondureños, a diferencia del resto de pueblos indígenas,
reciben turismo internacional en sus comunidades y ocupan un lugar especial en
la cultura nacional, tanto a nivel nacional como internacional, por lo que se puede
decir que su aporte y participación es importante, sin que esto al momento
reporte una diferencia sustancial de lo que vivieron hace diez años.
Se ha identificado que una de las mayores debilidades en su organización
comunitaria es la falta de capacitación y de disponibilidad financiera. De los
estudios realizados en esta área, se recomendó desarrollar procesos
concertados de capacitación de líderes y dirigentes de las organizaciones
comunitarias para elevar su capacidad de gestión y gerencia local (38), que están
siendo considerados por la Organización privada de Desarrollo Étnico
Comunitario (ODECO) que tiene sede en La Ceiba (litoral norte) y está
conformada por técnicos garífunas e isleños, como un solo pueblo
afrohondureño. ODECO ha liderado muchas experiencias de diferente magnitud,
desde lo local hasta el ámbito mundial.
22
Particularmente sobre la salud de este grupo, es muy poca la información
publicada con la que se cuenta, y se rescata el estudio sobre depresión profunda
en mujeres miskitu y garífuna mayores de 18 años de edad, realizada en el 2007
(39), donde se estimó el 6.0% de prevalencia de depresión. Concluye que es un
trastorno psiquiátrico que se presenta en los diferentes grupos étnicos con
variaciones en su caracterización epidemiológica y recomienda abordar su
estudio para su modificación, de lo cual no se conocen avances a la fecha, pese
a la importancia de esta situación.
Un estudio en proceso de publicación (26) realizado por la autora en población
universitaria procedente de diferentes lugares de Honduras, que incluyó
población afrohondureña y de las diferentes etnias del país, estimó 16.0% de
sobrepeso y obesidad y 5.7% de prediabetes en el total de la población
estudiantil. El grupo lenca y otras etnias (incluidas las afrohondureñas) no fueron
estadísticamente diferentes en su estado nutricional a los mestizos. Concluye
que la población estudiada en general posee factores protectores, como la
actividad física y bajo consumo de tabaco, para el desarrollo de enfermedades
no transmisibles, pero escaso consumo de frutas y verduras.
Aunque es escasa la información sobre los hábitos relacionados con las ENT en
la población hondureña, particularmente de los diferentes pueblos indígenas, un
estudio reciente (40) refiere que el grupo indígena lenca estudiado posee factores
de riesgo importantes para el desarrollo de enfermedad cardiovascular, dentro de
los cuales los más importantes fueron el tabaquismo y alcoholismo lo que refiere
la vulnerabilidad de este pueblo ante las enfermedades crónicas y el apoyo que
se requiere para la prevención de las mismas, para evitar que estas
enfermedades constituyan un obstáculo más para su desarrollo y calidad de vida.
El estudio recién publicado por UNICEF, relacionado a pueblos indígenas y
afrohondureños, se refiere al análisis de datos sobre la infancia en los diferentes
pueblos indígenas de Honduras (35), donde se valoró que el ingreso promedio
per cápita de los siete pueblos indígenas equivale apenas al 36.8% del ingreso
23
per cápita mensual nacional, donde los pueblos tolupán, maya chortí, pech y
lenca son los más pobres ya que sus ingresos se encuentran por debajo del
promedio de los siete pueblos (18.0 al 27.0%) mientras que los afrohondureños
representa valores más altos, arriba del promedio de los siete pueblos en total
(49.0%), lo que denota la alta vulnerabilidad del resto de los pueblos en
comparación con los afrohondureños, que aunque están mejor, apenas se
encuentran por la mitad del ingreso per cápita mensual nacional.
Por su parte, el estudio de Faúndez (41) recién publicado, refirió que el análisis
de los ingresos totales en términos metodológicos se midió como ingresos de los
hogares y es la sumatoria de todos los ingresos del hogar, vale decir, la suma de
los ingresos autónomos, bonos y remesas. Por lo que se ofrece una aproximación
al tema que también abre la posibilidad de hacer análisis de pobreza basada en
la metodología de la línea de la pobreza en el futuro y habrá que considerar estos
aspectos en el análisis de los datos.
De acuerdo al mismo autor (41), las mayores tasas de jefatura por parte de las
mujeres se dan en los pueblos garífuna y miskitu por razones culturales y quizás
por mayor emigración de los hombres. Esta es una situación importante de
estudio que llama la atención, ya que las mujeres cargan con responsabilidades
de cuidado de los más pequeños, tanto de salud y educación, como de los adultos
mayores, de las actividades productivas y propias del hogar, lo que se traduciría
en problemas físicos y mentales, con escaso tiempo para el autocuidado.
Por otra parte no se han realizado estudios en el tema de desigualdades en salud
en los pueblos indígenas hondureños, pero existen esfuerzos relacionados al
tema de mortalidad materna a nivel nacional, en proceso de elaboración (2012,
Secretaría de Salud y OPS/OMS).
Estos estudios resaltarían las enormes
brechas de desigualdad existentes, reflejo de lo que sucede a nivel nacional, con
marcada concentración de riqueza en pocas familias, escasa solidaridad y de
programas sociales que contribuirían al desarrollo genuino de los grupos
vulnerables. Sin el conocimiento de estas desigualdades se estaría abriendo
24
más la brecha entre ellas, con la dificultad implícita de identificar las acciones
para propiciar su control y disminución, por lo que las poblaciones étnicas
continuarían con estas diferencias respecto a la población dominante y entre
ellas.
En resumen, los pocos trabajos publicados sobre poblaciones indígenas
demuestran en sus resultados una situación de enorme desventaja y
marginalización. Estos estudios reflejan una mala calidad de vida, grandes
dificultades para acceder a los servicios en general e indicadores de salud por
debajo de los promedios nacionales y regionales. Se sabe que el ser indígena
puede de por sí, restringir las posibilidades de movilidad social y ascenso, en
consecuencia, limitar el acceso a servicios de salud, educación e higiene, entre
otros, como lo refiere Alvarado (2001) (42). Independientemente del pueblo
indígena, en general reciben marginación, residen en poblaciones pequeñas,
remotas y dispersas con dificultades de acceso a los servicios de salud desde la
visión urbana sin opciones culturales, recibida en español y no en su lengua natal,
entre otros (43), sin considerar la organización de los servicios y la calidad de
atención, por lo que se requiere identificar estas dificultades con la recolección
de información desde los diferentes ámbitos y su cotidianidad para contribuir con
esto a abogar por la mejora de su calidad de vida.
Al encontrar poca información sobre la situación de salud de estos grupos de
población en Honduras, se puede confirmar que los indígenas son todavía
invisibles ante la sociedad en general y el gobierno. De ahí la necesidad de
contribuir a definir su perfil de salud y con esto avanzar en evidenciar las
desigualdades en salud, no solo en coberturas de atención, sino en los aspectos
culturales y de justicia social, y con esto, contribuir a empoderarlos en la
reivindicación de sus derechos.
25
1.2
Transición epidemiológica y enfermedades crónicas
Los países en desarrollo se encuentran en una etapa de transición
epidemiológica, demográfica y nutricional, caracterizada de manera general por
la globalización (patrón común), la continua migración del campo a las ciudades,
contaminación ambiental, cambios en la agricultura, desarrollo tecnológico,
normas culturales y sociales, reducción de la mortalidad infantil con mayor
esperanza de vida de la población adulta, desnutrición y obesidad, con
crecimiento desbordante de las ENT, lo que supera con creces a las
enfermedades infecciosas que se encuentran en elevados niveles.
La obesidad se ha constituido como un problema de salud pública de gran
magnitud, por su alta prevalencia en muchos países occidentales, ya que se
encuentra asociada con las ENT, responsables de generar enfermedad vascular
con afección a órganos blanco, siendo la aterotrombosis la vía final más común,
responsable, entre otras, de la cardiopatía isquémica, causa número uno de
muerte en el adulto (44) a nivel mundial, sin distinción de diferencias sociales y
económicas.
El incremento de la esperanza de vida y por tanto del envejecimiento de la
población, representa grandes retos para brindarle a este grupo específico los
niveles de seguridad social, económica, servicios de salud de calidad y atención
cuyos cuidados estaban delegados solo a la familia y ahora constituyen una
demanda (45) cada vez más fuerte de la sociedad ante la falta de familiares que
asuman esta responsabilidad por diversas razones, desde la falta de solidaridad
hasta de recursos económicos.
En los países en desarrollo, se observaron los cambios del perfil de salud que
se llevaron a cabo en los países desarrollados sin pensar que en corto tiempo
estarían sufriendo similares enfermedades, sin haber controlado o disminuido las
enfermedades relacionadas con las deficiencias nutricionales ni con las
26
infecciosas, con el agravante de que además el sistema de salud, no está
preparado para esto todavía.
La transición epidemiológica implica un cambio en una dirección predominante
de las enfermedades infecciosas asociadas con carencias primarias, de acceso
a los servicios de salud y nutrición, suministro de agua, condiciones de vivienda,
a las enfermedades crónicas y degenerativas, lesiones y padecimientos
mentales; todos éstos relacionados con factores genéticos y carencias
secundarias, además de los problemas económicos, ecológicos, de estilos de
vida y la deficiente educación sanitaria existente. Estas enfermedades no son
signos de progreso, sino que son también enfermedades de la pobreza que
tienden a profundizarlas todavía más, particularmente por los altos costos que
implican para las familias.
Omran (1971) (46) propuso la teoría de la transición epidemiológica, definida
como un cambio paulatino en el perfil de la mortalidad, donde se observa una
disminución de los decesos por causas infecciosas asociadas con carencias
primarias y un aumento de las muertes vinculadas a enfermedades
degenerativas relacionadas más bien con factores genéticos y carencias
secundarias.
Tal como fue presentada por Omran, la transición epidemiológica ha sido muy
criticada por Mackenbach (1994) por sus límites teóricos y prácticos (47),
especialmente por la imposibilidad empírica de identificar un principio y un fin del
proceso y por la falta de universalidad, lo que la debilita como teoría. Sin lugar a
dudas Omran brindó un marco teórico para poder explicar la situación actual de
salud pública, vigente hasta el momento pese a sus limitaciones. El concepto de
transición epidemiológica nunca ha sido dejado de lado y sigue representando,
si no la esencia de los estudios sobre la evolución del perfil de salud, por lo menos
el punto de partida, de mucha utilidad hasta el día de hoy.
Frenk y colaboradores (12), desde 1991 destacaban que en América Latina los
países se encontraban en distintas etapas de transición epidemiológica. No
27
obstante, la mayor parte, podían estar atravesando por una nueva experiencia de
transición caracterizada por: a) alta incidencia simultánea de enfermedades de
ambas etapas, pre y pos transicional; b) resurgimiento de algunas enfermedades
infecciosas que ya habían sido controladas; c) irresolución del proceso de
transición, de manera que los países podrían estar estancados en un estado de
morbilidad mixta; d) desarrollo de una polarización epidemiológica peculiar: no
solo entre los países, sino dentro de ellos en distintas zonas geográficas y entre
las diversas clases sociales, lo que se ha denominado “modelo polarizado
prolongado” y posiblemente sea en el que más desigualdades de salud se
encuentre, tanto por zonas geográficas como por clases socioeconómicas,
indispensables de identificar para la toma de decisiones. Estas diferentes etapas,
sobre todo de acuerdo al contexto de cada región o país, son de suma
importancia pues contribuyen a entender la situación de salud pública y debería
orientar acciones para su control. El modelo polarizado, con altas prevalencias
tanto de enfermedades infecciosas como no transmisibles, sin la debida atención,
retrocederán los avances en el desarrollo de los países con las consecuencias
para su población en tanto no se resuelvan los determinantes que las originan
como son la pobreza y la marginación.
Este modelo podría estar en pleno desarrollo en Honduras, que podría ser
confirmado con un estudio nacional para poder realizar las comparaciones
geográficas y en las diversas clases sociales, aunque existen pocas familias con
gran acumulación de bienes mientras que la gran mayoría no puede subsistir por
encontrarse en la pobreza.
Como menciona Frenk (12), el reto para los países en desarrollo consistió en
superar los “rezagos en salud” representados por las infecciones y la
desnutrición, sin que se repitan los patrones patológicos de las naciones
actualmente desarrolladas. El mismo autor propone que debería aplicarse un
principio de equidad por el cual la utilización de los servicios fuera proporcional a
las necesidades de salud, concentrarse en los grupos vulnerables en los que los
problemas sean más graves, con el fin de superar el carácter prolongado de su
28
transición y la inaceptable polarización en las condiciones de salud de sus
poblaciones.
Países como Honduras, ya enfrentan esta situación mixta y polarizada,
caracterizada por una situación epidemiológica dominada por las enfermedades
crónicas y las históricas carenciales, es decir, una situación muy compleja que
difícilmente logrará reflejarse en el sistema de atención de salud, siendo los
pobres y desfavorecidos, entre ellos los grupos indígenas, quienes experimentan
en mayor grado las dos categorías de trastornos.
De aquí la necesidad de contar con la evidencia de las desigualdades en salud
para trabajar sobre ellas y disminuir las brechas, además de evitar el
empobrecimiento de las familias y comunidades, por el gasto de bolsillo que
implican estas enfermedades.
A pesar de la reducción global de la prevalencia de desnutrición energética
proteica en la región de las Américas, las cifras de niños menores de cinco años
con déficit nutricional siguen siendo inaceptables y es una de las manifestaciones
más visibles de la pobreza. Las deficiencias de micronutrientes constituyen
también problemas nutricionales relevantes en niños y embarazadas,
particularmente de las áreas pobres. Sumado a ésto, en muchos países de la
región se notificó un aumento notable de la prevalencia del exceso de peso y
obesidad (13).
Barry Popkin (48) ya en 1993 se refería a los cambios que los patrones de
consumo estaban ocasionando, en lo que denominó: “transición nutricional”,
identificando varias etapas en la historia que se caracterizaron por hitos
alimentarios y nutricionales, hasta la época actual, donde el consumo de dietas
ricas en grasas saturadas y azúcares, además del sedentarismo, coinciden con
lo mencionado en el modelo propuesto por Omran, particularmente en la última
etapa de la transición epidemiológica sobre las enfermedades degenerativas.
29
Esta situación, sin haber resuelto los problemas históricos de desnutrición, la
demanda de atención galopante en los servicios de salud y la falta de información
a la población en general, está produciéndose rápidamente en Centroamérica,
por lo que es frecuente hallar una situación polar de desnutrición asociada a
obesidad, hipertensión, diabetes mellitus e hipercolesterolemia, que constituyen
las principales causas de morbilidad.
Esto es muy importante en nuestros países donde la diabetes ya es considerada
como un problema de salud pública, al ser una causa directa o subyacente de
mortalidad, lo cual a su vez conlleva costos altos para los sistemas de salud. Las
complicaciones de esta enfermedad son una de las causas principales de
discapacidad y el tratamiento de sus secuelas hace insuficientes los sistemas de
seguridad social (49), que no han tenido la capacidad de prever y ajustar sus
servicios para la prevención y atención de las ENT.
Por otro lado, aunque el estado general de salud de la población de Estados
Unidos ha mejorado en las últimas dos décadas, existen marcadas disparidades
en la carga de la enfermedad y la muerte en las poblaciones de afroamericanos,
latinos, nativos americanos, nativos de Alaska, asiáticos y de las Islas del
Pacífico. La diabetes, en particular presenta una carga de salud pública
significativa en términos de aumento de la morbilidad, la mortalidad y costos
económicos. Por ejemplo, los africanos y latinos experimentan de un 50 a 100%
más alta carga de la enfermedad y la mortalidad a causa de la diabetes que los
blancos americanos (50) lo que los coloca en una clara desventaja en su calidad
de vida.
Los afroamericanos son dos veces más propensos a ser diagnosticados con
diabetes que los blancos no hispanos. Además, son más propensos a sufrir
complicaciones de la diabetes, como la enfermedad renal terminal y las
amputaciones de las extremidades inferiores. Aunque los afroamericanos tienen
la misma o menor tasa de hipercolesterolemia que los blancos no hispanos, son
más propensos a tener hipertensión arterial. En 2008, los hombres
30
afroamericanos eran 2.7 veces más propensos a comenzar el tratamiento para
la enfermedad renal terminal relacionada con la diabetes, en comparación con
los blancos no hispanos. En el mismo año, los diabéticos afroamericanos eran
1.7 veces más propensos que los blancos diabéticos a ser hospitalizados. En
2009, los afroamericanos tenían 2.2 veces más probabilidades que los blancos
no hispanos de morir de diabetes (51). Esto debe constituir una preocupación
para promover estrategias a corto, mediano y largo plazo que permitan a esta
población tener mejor conocimiento y acceso a una oferta de opciones para optar
a hábitos saludables que les permitan retardar la aparición de estos problemas y
en el mejor de los casos prevenir estas enfermedades.
Según el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) de los
Estados Unidos (52) y de acuerdo a los datos de las encuestas nacionales de
personas de 20 años o más, el 7.1 % de los blancos no hispanos, el 8.4% de los
asiático-americanos, el 11.8 % de los hispanos y el 12.6 % de los negros no
hispanos habían sido diagnosticados con diabetes. Entre los hispanos (11.8%),
las tasas fueron del 7.6% para los cubanos, centroamericanos y sudamericanos
y el 13.3 % para los mexicanos.
Esta información denota la magnitud del problema de salud relacionado a las
enfermedades crónicas para estos grupos minoritarios en los Estados Unidos,
particularmente para los mexicanos y afrodescendientes en general, que
seguramente deben practicar similares patrones de consumo y escasa actividad
física,
sumado
a
otros
aspectos
genéticos,
medioambientales
y
socioeconómicos.
Las mujeres afroamericanas tienen los índices más altos de sobrepeso u
obesidad en comparación con los otros grupos en los Estados Unidos.
Aproximadamente cuatro de cada cinco mujeres afroamericanas tienen
sobrepeso o son obesas. En 2011, los afroamericanos eran 1.5 veces más
propensos a ser obesos que los blancos no hispanos y las mujeres
afroamericanas tenían un 80.0% más de probabilidades de ser obesas que las
31
mujeres blancas no hispanas. En 2007-2010, las niñas afroamericanas eran
80.0% más propensas a tener sobrepeso que las niñas blancas no hispanas (28)
lo cual también debería llamar la atención sobre lo que se ha hecho al respecto
para prevenir que este problema siga incrementándose en claro deterioro de las
mujeres afroamericanas.
El estudio de Williams, Stern y González-Villalpando (2004) (53) concluyó que ya
no es posible considerar que, en el mundo en desarrollo, la obesidad sea
exclusivamente una enfermedad de los grupos con mejor nivel socio económico,
sino que la carga de obesidad de cada país en desarrollo tiende a desplazarse
hacia los grupos más pobres. Por ejemplo, en las mujeres más pobres ocurre la
carga de obesidad aparentemente antes que en los hombres conforme avanza
el desarrollo económico, lo cual les coloca en un grave riesgo dentro de los países
de medio y bajo ingreso, afectando gravemente a las mujeres y sus familias, dado
el rol de género que realizan en los diferentes ámbitos de reproducción,
producción, educación, cuidado de enfermos y de los más pequeños, entre otros
aspectos, sin considerar su calidad de vida.
Resultados de un estudio del CDC en 2011 (52) también concluyen que para la
mayoría de las economías de ingreso medio-alto y parte de las economías de
renta media-baja1, la obesidad entre las mujeres adultas ya es un propulsor
importante de las desigualdades de salud, que sin lugar a dudas irá
incrementando las enfermedades relacionadas en detrimento del desarrollo de
sus países. Este constituye un factor importante que requiere de sumo cuidado
para la elaboración de políticas y programas que modifiquen los roles de género
1
Según el Banco Mundial los países de Ingreso mediano bajo, son aquellos con US$1.036 a
US$4.085 y los de ingreso mediano alto aquellos con US$4.086 a US$12.615
(http://datos.bancomundial.org/nueva-clasificacion-de-paiseshttp://datos.bancomundial.org/nuevaclasificacion-de-paises),
32
con el fin de que la mujer pueda acceder a hábitos más saludables y por tanto
mejor calidad de vida.
Un estudio realizado en 2007, en el municipio de Salamá. en la zona rural al
oriente de Honduras, para determinar diferentes factores de riesgo como
hipertensión arterial, dislipidemias, y tabaquismo, encontró una prevalencia de
Enfermedad Cardiovascular (ECV) del 3.6 por 1,000 habitantes y los factores
asociados en estos pacientes fueron el antecedente familiar de dislipidemia,
diabetes mellitus e hipertensión arterial. El estudio concluye que las ECV son un
problema de salud pública con tasas similares a otras encontradas en
Latinoamérica (54).
Las causas de la variación en el riesgo de hipertensión arterial por el origen étnico
y el nivel educativo no se comprenden bien. Para ganar una mayor comprensión
de este tema en un país no industrializado, se realizó un estudio en Cienfuegos,
Cuba, durante el año 2005 (55). En comparación con las mujeres blancas, las
mujeres no blancas tenían mayores presiones sanguíneas y una mayor
prevalencia de hipertensión de 24.0% (20.0, 28.0) frente a 15.0% (12.0, 18.0).
Entre los hombres, no hubo diferencias observadas por el origen étnico en la
presión arterial. Las mujeres con un menor nivel de educación tuvieron un
incremento del 24.0% en el riesgo. Lo que refiere la necesidad de mayor
investigación y la oferta de estrategias de apoyo dirigidas a las mujeres
afrodescendientes tanto para su prevención como tratamiento.
El Jackson Heart Study (56), es el estudio más grande de la historia para
investigar los factores hereditarios que influyen sobre la hipertensión arterial,
enfermedades del corazón, enfermedad cerebrovascular, diabetes y otras
enfermedades importantes en los afroamericanos. Esta investigación contribuirá
a conducir el desarrollo de nuevos tratamientos, particularmente para estos
grupos de población. Muchas de las características del comportamiento y la salud
se transmiten de sus antepasados y a lo largo de la vida. El ADN que transporta
33
esta información, de una generación a la siguiente, se puede analizar para
encontrar diferencias que afectan la salud y la enfermedad.
Un estudio que analizó una muestra de la Encuesta Nacional de Nutrición (2006),
en México, para conocer la prevalencia de obesidad y del síndrome metabólico,
en una muestra seleccionada, consideró que las personas no estuvieran
diagnosticados por diabetes e hipertensión arterial y encontró que 6.4 millones
de adultos mostraron tener obesidad y glicemia en ayuno alterada, la mayoría
sobre los 40 años de edad. El informe refiere que un alto porcentaje de los
adultos que tienen comorbilidades metabólicas de la obesidad permanecen sin
ser diagnosticados (57) y de ahí la necesidad de reforzar la prevención y
educación a los trabajadores de salud y a la población en general, con énfasis en
aquella con mayor vulnerabilidad, para que puedan acceder a estrategias de
prevención y diagnóstico oportuno, con el fin de revertir en lo posible esta
epidemia y el consecuente profundo subdesarrollo que ésto implica.
El tratamiento intensivo y adecuado se relaciona con el retardo en la aparición y
progresión de las complicaciones crónicas de la diabetes, por lo que parece
razonable recomendar un control estricto de su tratamiento. Por tratarse de un
padecimiento incurable, los pacientes deben recibir tratamiento durante toda su
vida. Sin embargo, sólo una pequeña fracción de los afectados acude
regularmente a los servicios de salud y de éstos sólo entre 25.0 y 40.0% tienen
un control metabólico de la enfermedad. La adherencia terapéutica es importante
para evaluar la evolución clínica, ya que una alianza terapéutica entre el paciente
y el médico es necesaria para el éxito del tratamiento (49) así como es necesario
conocer los aspectos culturales por los cuales se acude a la atención, y si esta
se brinda con calidad y oportunidad, y conocer las razones de la falta de
adherencia al tratamiento, con el fin de buscar soluciones pertinentes de acuerdo
a la realidad.
Viniegra (58) propuso el concepto de “historia cultural de la enfermedad” como
un intento para superar las limitaciones de la historia natural de la enfermedad,
34
basada en centrar la visión en la enfermedad como una desviación de la salud,
proponiendo a la educación dentro de las estrategias del cuidado de la salud en
las ENT y en particular la educación participativa dentro de los grupos de
pacientes, como el recurso más poderoso para la aproximación de mejores
condiciones de vida y hábitos más saludables.
El Grupo Académico para el estudio, la prevención y el tratamiento de la obesidad
y el síndrome metabólico de México (59), propone la necesidad de un nuevo
modelo médico de atención, es decir, una cultura de salud diferente, ya que las
ENT han hecho evidente el papel del ambiente y de las conductas de la sociedad,
de los trabajadores de salud como promotores de conductas saludables y de los
propios individuos que requerirán categorizar mejor sus prioridades para atender
sus necesidades de salud.
Estos modelos pueden ser procesos lentos con estrategias educativas en todos
los niveles sobre el tema de la obesidad y sus consecuencias, con amplia difusión
de información y construcción de una infraestructura médica, emocional, familiar
y social, que permita a las personas afectadas alcanzar sus metas ya que se
requieren esfuerzos sostenidos entre los diferentes actores: persona, personal
institucional, familia, sociedad. Si este modelo rompe el esquema puramente
biologicista y occidental, en la cosmovisión de los pueblos étnicos y
afrohondureño, el mismo modelo podría adaptarse culturalmente a las
costumbres propias, pero con el mismo sentido educativo. De esta manera se
podría incidir en los diferentes ámbitos y no solo desde el punto de vista
individual, sino involucrando a los demás actores de su comunidad.
Con el análisis y el conocimiento del contexto, se podrían proponer estrategias
que acorten los tiempos que permitan diseñar modelos de prevención y
tratamiento, que sean aceptados por la población indígena a la que va dirigida,
con su respectivo monitoreo y evaluación de impacto.
Dado que este tipo de
estrategias requiere tiempo para su implementación y observación de resultados,
y que se buscan respuestas inmediatas, pareciera que no es importante iniciar,
35
sino hasta que se cuente con estrategias de respuesta inmediata, y el tiempo
sigue su paso con el consecuente incremento de personas afectadas, lo cual no
puede transcurrir de esta manera ya que es relevante detectar a las personas
indígenas que ya cursan con enfermedad para dirigir acciones para su buen
manejo y control. Esto se puede desarrollar a través de las figuras de promotores
indígenas de salud, como una nueva aproximación a la perspectiva de los
estudios de la diabetes mellitus que se realizaron en los grupos étnicos de Baja
California (Kiliwa, Paipai y Kumiai) donde se observó que sólo existían dos
pequeñas tiendas que surten a la comunidad y entre los productos que venden
se encontraron: el pan, enlatados, embutidos y gaseosas, con poco acceso a
frutas y verduras, por lo que presentan altos índices de sobrepeso, diabetes e
hipertensión (49). Este estudio concluyó que para el manejo continuo de la
diabetes en la población indígena, es necesaria una educación incluyente y
culturalmente sensible sobre la adecuada adhesión al tratamiento en base a la
dieta, ejercicio y monitoreo de la conducta de los pacientes bajo control clínico.
Sin embargo, es necesario también ofertar productos saludables, como las frutas
y verduras, a precios accesibles y de acuerdo a su cultura y región geográfica,
para, de esa manera, contar con mayor certeza en el cumplimiento de los
mensajes educativos relacionados a una dieta saludable. Con respecto al
ejercicio, debería también disponer de una oferta de espacios para realizar
actividad física, una vez que se cuente con información que permita diseñar esta
oferta, ya que es necesario tomar en cuenta los roles de género, los espacios
físicos y tiempos disponibles, entre otros aspectos, con el fin de que puedan ser
aceptados con el mínimo rechazo. Esto resalta la importancia de la investigación
en estos grupos de población.
Por otra parte, dado que se han alcanzado altas tasas de enfermedad en un
período mucho más corto en los países de bajos ingresos que en los países ricos,
situación que podría estarse repitiendo al interior de los países de bajos ingresos
(11), en las poblaciones de más bajos recursos, las comunidades de inmigrantes,
los aislados geográficamente, personas con incapacidades, ancianos y
36
poblaciones indígenas, en las que existen algunas seriamente afectadas por la
diabetes como la población Inuit y Maori en Nueva Zelanda y más de un 40.0%
de los indios Pima en Estados Unidos tienen diabetes tipo 2. La International
Diabetes Federation (IDF) estima que en Australia el número de indígenas
adultos con diabetes tipo 2 es hasta cuatro veces superior al de los australianos
de origen europeo (60), que reconoce a la diabetes como amenaza para la
sobrevivencia de los pueblos indígenas en el ámbito mundial, ya que mientras el
porcentaje de personas indígenas es bajo, la carga de la diabetes en ellas es
grande.
Esto contribuye a un nivel de salud más deficiente que aumenta la discapacidad
y reduce la calidad de vida. Estos factores están sustentados por la falta de
acceso a educación, desempleo, desplazamiento forzado y la degradación de
sus aguas y su tierra. Claramente la diabetes es más que un problema de salud,
es un obstáculo al desarrollo y supervivencia de los pueblos vulnerables.
En México, en un análisis de la Encuesta Nacional de Nutrición (2000), se
encontró que la probabilidad en los indígenas de carecer de un diagnóstico previo
de enfermedad fue mayor, lo que les hace muy vulnerables por desconocerla y
no acudir a buscar atención oportuna, además de enfrentar una doble carga por
su alta prevalencia de enfermedades infecciosas, desnutrición y otras. El estudio
refiere que la idiosincrasia de la población indígena respecto a la salud no es bien
comprendida y por eso es probable que los esquemas habituales de prevención
y tratamiento no sean aplicables a este grupo poblacional, por lo que es necesario
buscar esquemas que eviten el aumento de estas enfermedades y sus
comorbilidades en los indígenas (59).
En Honduras, un estudio reciente (41) de los pueblos autóctonos y
afrodescendientes, en su capítulo relacionado a salud, refiere una “prevalencia”
percibida de las enfermedades más frecuentes en estos grupos en los últimos
tres meses, siendo que la diabetes y la hipertensión arterial afecta al 6.0% y 7.0%
respectivamente de toda la población encuestada, y de forma particular, al 8.0%
37
y 9.0% de la afrohondureña, siendo éstos los valores más altos entre todos los
grupos autóctonos de Honduras, lo que refiere la importancia de valoración de
aquellos que no conocen su diagnóstico por tratarse el estudio de una percepción
o diagnóstico previo, de atención y sobre todo prevención en este grupo de
población que puede ver diezmada su población por estas y otras circunstancias
que se suman y que aquejan a los afrohondureños.
Según la Organización Mundial de Salud (44), los factores de riesgo que han
aumentado las muertes por ENT son bien conocidos y similares en casi todos los
países del mundo, siendo los más importantes: el consumo de tabaco, el
sedentarismo, la mala alimentación basada en comidas altas en grasas
saturadas y trans, sal y azúcar, especialmente alimentos procesados y bebidas
azucaradas, y consumo nocivo de alcohol, ya que dos de cada tres casos nuevos
de ENT son debido a estas causas, aumentando a su vez el riesgo de
complicaciones en personas que ya padecen estas enfermedades, por lo que su
control requeriría políticas y programas de promoción de estilos de vida
saludables, sobre todo en los grupos vulnerables, para ver los resultados a
mediano y largo plazo, reflejados en la disminución de ENT.
Es necesario resaltar, que si bien estos son factores de riesgo imprescindibles
de considerar, hay otros aspectos socioambientales que requieren ser tomados
en cuenta también a nivel poblacional, para la búsqueda de soluciones, además
de los aspectos culturales, y son la oferta y el valor de alimentos preparados y de
aquellos frescos y saludables, así como los espacios disponibles para realizar
actividad física. Con esto se tendrá una visión general para la propuesta de
posibles soluciones que permitan prevenir y controlar las ENT.
La OMS ha dispuesto la metodología “STEPwise approach to Surveillance of
noncommunicable diseases” (STEPS) (61) para la vigilancia de las ENT,
principalmente para los países de ingresos medios y bajos. Esta metodología se
basa en las dos siguientes premisas fundamentales:
• La recopilación de datos homogéneos.
38
• La flexibilidad para su uso en una variedad de situaciones y entornos en
los países.
STEPS es un proceso secuencial; comienza con la recopilación de información
fundamental sobre los factores de riesgo por cuestionario; a continuación, pasa
a unas mediciones físicas sencillas y, después, a una recogida más compleja de
muestras de sangre para su análisis bioquímico. STEPS hace hincapié en que
las cantidades pequeñas de datos de buena calidad tienen un mayor valor que
las grandes cantidades de datos deficientes. A la fecha, esta metodología en
Centro América ha sido utilizada en: Panamá, Costa Rica y El Salvador en
estudios nacionales (62). Su utilización en Honduras en pequeños estudios del
ámbito universitario (27) ha permitido conocer su aplicación y se ha iniciado un
proceso de promoción para su uso y recolección de datos para la toma de
decisiones.
Existe evidencia de varias intervenciones que tienen un efecto sustancial sobre
la salud, son costo-efectivas, su implementación es de bajo costo y hay viabilidad
política y financiera para su implementación a gran escala, si se trabaja en forma
multisectorial. Estas intervenciones (22) (63) se refieren a:

Contrarrestar el incremento acelerado del consumo de tabaco

Disminuir el consumo nocivo del alcohol

Promover una alimentación saludable y actividad física

Detectar de manera temprana el cáncer

Diagnosticar de manera precoz y brindar un manejo clínico oportuno de
las ENT
Existe la suficiente evidencia sobre la magnitud de las ENT a nivel mundial, en
América Latina y en Centro América, como principal causa de enfermedad y
muerte en adultos, que afectan más a los grupos vulnerables que sumado a la
falta de diagnóstico temprano les impide atenderse más pronto para evitar
consecuencias. También son conocidas las intervenciones costo efectivas para
39
el control de las ENT, por lo que faltaría incrementar el interés de las autoridades
para que se implementaran las intervenciones más apropiadas con el apoyo de
los diferentes sectores y de la sociedad civil organizada, que es indispensable
para promover un paso en la lucha contra las ENT.
Las premisas generales, para casi cualquier país en desarrollo, es que estas
enfermedades se concentran ya o se concentrarán en las poblaciones más
pobres, dado que son más vulnerables por falta de acceso a información,
infraestructura y servicios; además, las ENT aumentan la pobreza por la carga
económica y pérdida de productividad que representa para las familias donde
uno o varios miembros padecen discapacidad permanente o muerte súbita por
esas enfermedades, atrapándolas en ciclos de deudas y enfermedad.
Los costos en los hogares tienen un efecto macroeconómico sustancial. Por cada
10.0% de incremento en la mortalidad por ENT, se estima que el crecimiento
económico anual de un país es reducido en 0.5%. Por esto, el Foro Económico
Mundial clasifica a las ENT como una de las mayores amenazas globales para el
desarrollo económico. Del total de medicamentos comprados institucionalmente
por el sector salud en Centroamérica cada año, entre 30.0 y 45.0% de ese gasto
corresponde a medicamentos necesarios para las ENT. Por lo que estas
enfermedades están abatiendo los esfuerzos para la reducción de la pobreza y
aumentando las desigualdades, convirtiéndose en un obstáculo crítico para el
logro de las Metas de Desarrollo del Milenio (63).
La mayoría de Ministerios de Salud de la región centroamericana tienen
capacidad económica bastante limitada para cubrir los gastos que representan
las ENT y los mismos recaen en los pacientes y sus familias, quienes la mayoría
de veces deben comprar los medicamentos que requieren de su propio bolsillo
(63). Esto porque el sistema de salud no ha podido adaptar su servicio acorde a
los pronósticos de la epidemia, ni de incorporar a la prevención las medidas para
el control de las ENT, identificando con prioridad a la población más vulnerable.
40
El sistema de salud en Honduras (64), cuenta con un sector público constituido
por la Secretaría de Salud y el Instituto Hondureño de Seguridad Social, y el
sector privado en el que predomina el uso de servicios con pago de bolsillo. El
Plan Nacional de Salud 2010 – 2014, plantea una reforma del sistema que
considera la universalización del aseguramiento mediante un sistema de salud
integrado y plural, en el que la Secretaría de Salud funcionaría como una
institución rectora y reguladora.
Sin embargo, es necesario implementar
intervenciones eficaces para la prevención de la diabetes y otras ENT como el
apoyo a la cesación del tabaco, el etiquetado de alimentos, la restricción de la
publicidad de alimentos y bebidas dirigidas a los niños, la promoción de la
actividad física en el lugar de trabajo y de alimentación saludable, entre otros,
que no son exclusivas del sector salud sino de gestiones que contribuyan a forjar
alianzas multisectoriales, en particular con: agricultura y ganadería, educación,
comercio, desarrollo, finanzas, planificación urbana y transporte, agua y
saneamiento, entre otros, además de organizaciones no gubernamentales,
asociaciones profesionales, la comunidad académica y el sector privado, con el
fin de combinar recursos y competencias (22) que son indispensables en el
control de esta epidemia.
Todas estas medidas están relacionadas con los cambios de hábitos en la
población, en un ambiente amigable que les permita tomar decisiones más
saludables, con la disminución de beneficios financieros de las empresas más
grandes expendedoras de tabaco, alcohol, bebidas azucaradas y alimentos para
consumo “rápido”, por lo que se requiere también un trabajo cercano con éstas,
con los diferentes sectores del gobierno y con organizaciones de la sociedad que
permitan ir dando pasos hacia estos cambios de hábitos.
Honduras, como país centroamericano, participa en la reunión del sector salud
de Centroamérica y República Dominicana (RESSCAD), donde los países se
comprometieron a impulsar el programa nacional de control de las ENT y
movilizar el comité técnico de crónicas y cáncer en todos los sectores (65),
además participó en la Declaración de Antigua Guatemala “Unidos para detener
41
la epidemia de las ENT en Centro América y República Dominicana” (66) y es
signataria de la reciente cumbre de las Naciones Unidas para crear una
estructura técnica de abordaje de las ENT (Septiembre 2011) (67). Por otra parte,
en el 2011 se aprobó la ley nacional de seguridad alimentaria y nutricional (68)
que propicia una mejor nutrición en la población, incluyendo la promoción de la
actividad física para la prevención de la obesidad y la vigilancia nutricional.
También se cuenta con las condiciones y el interés por definir la Ley Nacional de
Alimentación Escolar, con el fin de adaptar el modelo de Política Regional
propuesta por el INCAP y aprobado por el cuerpo directivo del mismo para su
implementación en los países. En la propuesta se señala que: “la Alimentación y
Nutrición Escolar debe ser saludable, nutritiva, inocua, diversa, y respetuosa de
la cultura, tradiciones, mística y hábitos alimentarios, que contribuyan al
crecimiento y desarrollo integral de los niños y niñas escolares, de conformidad
con su edad y estado de salud, incluidos los que requieren atención especial”
(69) haciendo énfasis en la prevención de la obesidad.
A pesar de la importancia que tienen las ENT en lo que respecta al perfil sanitario
de Centroamérica, se dispone de escasa información en los países sobre la
prevalencia de enfermedades crónicas graves como la diabetes y la hipertensión.
Tampoco existe información sobre sus factores de riesgo, y menos los
relacionados a los pueblos indígenas, ya que muy poco se ha promovido la
vigilancia de estos eventos y los países no han logrado incorporarlos a su sistema
de información. Son escasas las estrategias de prevención, diagnóstico y
tratamientos eficaces y oportunos implementados para la mayoría de los casos,
por lo que se han convertido en un serio problema de salud pública en nuestros
países. Por ejemplo, quedan por implementar estrategias promovidas por la
OMS como “Global Recommendations on Physical Activity for Health” (70),
“Estrategia Mundial sobre Régimen Alimentario, Actividad Física y Salud” (71),
entre otras. Costa Rica por ejemplo, ha implementado planes y normativas para
42
regular el consumo de alimentos ricos en azúcares, grasas trans, y avanzar en la
disminución del consumo de sodio (72).
Estas intervenciones, reconocidas ampliamente a nivel mundial (73), requerirían
una modesta inversión de los gobiernos, de aproximadamente $1 a $2 dólares
americanos por persona, que podrían provenir de impuestos al tabaco y otros
productos dañinos, como lo están haciendo algunos países como México. Sin
embargo los costos económicos de las enfermedades crónicas podrían exceder
$7 trillones de dólares americanos, en países de bajo y mediano ingreso en el
periodo 2011-2025.
El sistema oficial de información de Honduras no permite actualmente obtener
datos de incidencia y prevalencia de las ENT y menos de factores de riesgo, sino
únicamente se logra obtener el total de atenciones brindadas, que según el último
informe estadístico oficial disponible, 2009 (74), el 31.0% de las atenciones se
brindan en hospitales y la información de ENT proviene de datos de egreso de
morbilidad y mortalidad. Por ejemplo, el infarto agudo del miocardio, los
accidentes cerebrovasculares, la diabetes mellitus y las enfermedades
respiratorias crónicas son las primeras causas de mortalidad en Honduras y
según datos de morbilidad por egresos hospitalarios entre sus primeras 10
causas están las enfermedades endocrinas, nutricionales y metabólicas. Tanto
para el sector público como para la población asegurada, las dos primeras causas
de morbilidad fueron la hipertensión arterial y diabetes mellitus.
Del total de
egresos por esta última, el 66.9% fueron mujeres, lo cual evidencia la importancia
en la prevención de esta enfermedad.
La mayor cantidad de atenciones (66.5%) se brinda en los niveles de atención
primaria, el 47.2% son atenciones de población entre 15 a 49 años de edad y el
16.8% en mayores de 50 años de edad, lo que suma 64.0% de atenciones en
mayores de 15 años de edad. Para este grupo de población se cuenta con el
sistema de información de enfermedades de notificación obligatoria (EDO) que
incluye hipertensión arterial y diabetes mellitus. Para el 2009 se notificaron
43
134,236 casos de la primera y 54,343 de la segunda a nivel nacional, sin
identificar si los datos son casos o atenciones, desconociendo la trascendencia
real del problema (74).
A la fecha y como se mencionó anteriormente, en Honduras no existe un
programa de base comunitaria, ni plan de acción, para el control y prevención de
las ENT (63).
Como excepción se mencionan los esfuerzos que realiza el
Instituto Nacional del Diabético, ubicado en la capital de Honduras, que
promociona los grupos de apoyo al paciente diabético en varias partes del país
pero que no alcanzan a la población indígena. También el Hospital Escuela, que
es el de mayor complejidad en el sistema de salud pública de Honduras, en el
que además de la atención a la población adulta en general, cuenta con atención
pediátrica de ENT con base comunitaria en las actividades que realiza, haciendo
partícipe a los padres y familiares de los pacientes pediátricos, y dispone de un
programa de promoción de actividad física para los pacientes, particularmente de
la capital, sobre todo de escasos recursos económicos (75). De aquí que sea
importante relevar proyectos de educación entre pares, para compartir
experiencias exitosas y lecciones aprendidas, que permitan brindar también
consejos sobre cuidados personales, autocontrol, alimentación y actividad física
necesaria para el control de las enfermedades crónicas.
Por otra parte, faltan las evaluaciones de la efectividad de las estrategias como
medio de mejoramiento de las condiciones de los participantes o aportes para la
retroalimentación y mejoramiento de la atención y programas comunitarios para
la detección temprana de la obesidad, diabetes u otras ENT. La organización de
las bases de datos es todavía incipiente y requiere de mayor sistematización, uso
y análisis, complementando con información sobre los aspectos culturales y
educativos, entre otros. para la retroalimentación respectiva y aplicación oportuna
de acciones para el mejoramiento de la atención.
En la región centroamericana, la OMS informó que de las 251,000 muertes que
se reportaron en 2008, alrededor del 62.0% se debieron a ENT, 24.0% a
44
enfermedades infecciosas, perinatales y nutricionales y 14.0% a violencia y
accidentes. Las ENT que tienen mayores tasas de morbilidad y mortalidad en
esta región centroamericana son: enfermedades cardiovasculares, cáncer,
diabetes, enfermedades respiratorias crónicas y enfermedades renales crónicas
(63), éstas íntimamente relacionadas con la obesidad y el síndrome metabólico2,
por lo que resulta necesario reforzar el concepto de que existe un “continuum”
entre obesidad y síndrome metabólico, transmitir la importancia de controlar la
obesidad y su detección abdominal para identificar así un mayor número de
individuos con riesgo de sufrir eventos isquémicos, además de acudir a los
sistemas de salud para su control y prevención (59). La información, sobre la
carga económica que representan las ENT para los individuos y familias que las
padecen, los sistemas de salud y para los países de la región. es escasa.
Por esto, y por lo mencionado anteriormente, es importante que realicen
investigaciones sobre las causas desde sus diferentes ámbitos (biológicas, de
conducta, culturales, sociales, antropológicas), los modelos de atención (primer,
segundo y tercer nivel), la prevención (individual, familiar, social, gubernamental,
primer y segundo nivel) y el tratamiento (primer, segundo y tercer nivel) de la
obesidad, considerada como una inversión en salud de altísima prioridad que
hasta la fecha no ha sido tomada con la seriedad que amerita, continuando esta
epidemia galopante afectando a toda la población, pero siendo más cruel con los
más desfavorecidos, al no contar con los recursos para su pronta atención y
prevención en sus familias y comunidad.
Desafortunadamente, la información en la región centroamericana es escasa y
casi nula a niveles nacionales. De los pocos datos disponibles, están los de la
2
De acuerdo al Grupo Académico para el estudio, la prevención y el tratamiento de la obesidad
y el síndrome metabólico de la Comisión Coordinadora de los Institutos Nacionales de Salud,
Hospitales Federales de la Referencia y Hospitales de Alta Especialidad, el parámetro más
constante como criterio de diagnóstico del síndrome metabólico es la obesidad (IMC ≥ 30 kg/m² y
perímetro de cintura: mujeres > 88 cm, hombres > 102 cm ).
45
Iniciativa Centroamericana de Diabetes/CAMDI desde inicios del 2003, donde se
incluyeron personas mayores de 19 años, de los 6 países del norte de Centro
América, con una muestra representativa de una zona geográfica de cada país
participante, en la cual se observó una prevalencia de diabetes mellitus de 8.5 %
y de hipertensión arterial, de 25.3 %; de los cuales la mitad de los casos aún no
estaban diagnosticados. La prevalencia más alta de diabetes y de la hipertensión
arterial se registró en Belice y la más baja en Tegucigalpa y Ciudad de
Guatemala, respectivamente. La prevalencia de diabetes registrada en los sitios
participantes fue equivalente a la notificada en los Estados Unidos (8.1%) y la
ciudad de México en el año 2000 (8.4%) (17). Costa Rica en 2011 realizó la
vigilancia de los factores de riesgo identificando una prevalencia de diabetes de
10.8% (76). Sin lugar a dudas, en todos estos países existe una cantidad de
personas afectadas que debe ser un tema de preocupación para la prevención y
control de la misma, pues para estas fechas, con seguridad se han incrementado
los números absolutos con el consecuente aumento de atenciones.
El mismo estudio CAMDI indica que la diabetes y la hipertensión arterial son más
frecuentes entre las personas mayores de 39 años, sobre todo entre las mujeres.
Estos resultados obedecen a la mayor prevalencia de los factores de riesgo
encontrados en estos grupos demográficos, entre otros, el sobrepeso, la medida
de la cintura de riesgo, el modo de vida sedentario y la hipercolesterolemia (17),
que afectan mayormente a las mujeres en comparación de los hombres. La
prevalencia más alta de diabetes e hipertensión que se observa entre las
personas que tienen un nivel inferior de educación e ingresos, concuerda con los
datos correspondientes a los Estados Unidos, así como los provenientes de otros
países de las Américas, por ejemplo, de Bolivia. Es probable que este fenómeno
sea producto de la baja disponibilidad y el menor acceso a la información, la
educación, los servicios de salud y los alimentos saludables y serán punto de
análisis en el presente estudio con respecto a los afrohondureños y mestizos.
El informe menciona también que es probable que las personas que viven en las
zonas rurales presenten una prevalencia menor. Sin embargo, la urbanización ha
46
sido constante, de modo que entre 40.0% y 55.0% de la población ahora vive en
zonas urbanas. Con todo, puesto que estos cálculos sobre la población urbana
pueden sobreestimar la prevalencia nacional, se torna necesario ampliar las
iniciativas de vigilancia y seguimiento en los países además de que pone de
manifiesto la necesidad de elaborar programas comunitarios que propicien el
ejercicio y promuevan mejores regímenes alimentarios entre las personas de la
comunidad que tienen probabilidades de presentar diabetes y para esto se
requiere de información y propuestas con evidencias claras sobre la situación
predominante.
De acuerdo al mismo estudio CAMDI, en Tegucigalpa se registró la prevalencia
más baja de diabetes de diagnóstico anterior y reciente (2.5% y 2.9%,
respectivamente) entre las capitales centroamericanas. Es interesante que en la
muestra total se estimó un 5.4% de diabetes, mientras que fue de un 5.5% en
hombres y 5.4% en mujeres, sin ninguna diferencia significativa, mientras que la
prevalencia de la diabetes desglosada en función de la “raza”, el 6.7% del grupo
de “blancos” estaba afectado, el 5.1% en mestizos y 17.3% en “negros y mulatos”
de la población de Tegucigalpa, además en la prevalencia de la diabetes con la
variable educación (11.5% y 4.0% sin educación y con educación universitaria
respectivamente) y situación laboral (4.4% asalariados y 6.9% en no
asalariados).
Si bien los grupos étnicos no fueron considerados para la
estimación de la muestra y la presencia de éstos en la capital es muy escasa, los
resultados orientan a futuros estudios al respecto, como el presente.
También coincide con la información mencionada por la OMS, que los adultos
jóvenes negros de ascendencia africana tienen una mayor frecuencia de
cardiopatías (22) y no reciben tratamiento oportuno, por lo que registran mayores
tasas de muertes por ataque cardíaco, requiriendo mayor atención, sin que a la
fecha se haya realizado en Honduras un estudio formal al respecto, a pesar de
que la población afrohondureña es una de las más grandes del país.
47
El estudio CAMDI ha sido el único realizado hasta el momento sobre
enfermedades crónicas en la población urbana de Honduras, de una manera
integral y considerando los diferentes factores de riesgo.
Los resultados
revelaron que solo el 50.0% tenían el diagnóstico previo y la prevalencia aumentó
a 7.9% en personas mayores de 40 años de edad lo que refleja fallas en el
diagnóstico temprano y oportuno. Se encontró que dos de cada cinco personas
tenían antecedentes de hipertensión arterial; una de cada cinco tenía obesidad,
y la prevalencia de sobrepeso y obesidad fue de 51.7%. También se identificó
que el hábito de fumar afectaba al 7.3% de los participantes y el alcoholismo al
11.3% (77).
Por su parte, un estudio reciente realizado en estudiantes hondureños de 13 a
15 años de edad, a nivel nacional (78), refiere que el consumo de alcohol y tabaco
se inicia desde edades muy tempranas, antes de los 14 años el 77.0% ya
consumió alcohol y el 83.0% tabaco, lo cual marca el inicio de hábitos no
saludables, que sumado al sedentarismo y consumo de alimentos ricos en grasas
y azúcares condensados, provoca la aparición de las enfermedades crónicas a
edades más prematuras.
La Encuesta Nacional de Demografía y Salud (ENDESA) en los años 2001, 20052006 y 2011-2012 de Honduras (79), (80) evidencian el incremento de sobrepeso
y obesidad en los niños menores de cinco años de edad (de 3.0 a 6.0% entre el
2001 y el 2005-2006, y 5.1% en el 2011-2012), particularmente en el área urbana.
Otro estudio, realizado en escolares de escuelas urbanas también de la capital
(81) en el año 2000, refiere un 13.0% de sobrepeso y 6.0% de obesidad en los
escolares, lo que representaría casi una quinta parte de escolares con este tipo
de problema de salud y un estudio a nivel nacional más reciente en el que
participó la autora (82), evidencia que el 10.4% de los escolares sufren sobrepeso
y el 4.4% obesidad. Por su parte, los resultados de la encuesta mundial a
escolares en Honduras (78), evidencia que el 23.4% de los jóvenes de 13 a 15
años de edad ya sufren de sobrepeso y obesidad, con escasos factores de
48
protección en cuanto a actividad física y consumo de frutas y vegetales, con altos
valores en el consumo de gaseosas (74.3%), uno de los valores más altos en
Centroamérica.
Esta situación, desde diferentes etapas de la vida, de la infancia hasta la
juventud, confirman que el sobrepeso y obesidad han afectado a la niñez
hondureña, sin que hasta el momento se hayan tomado medidas concretas para
su reversión y control, lo cual es urgente para evitar que la epidemia de las
enfermedades crónicas siga manifestándose en etapas cada vez más tempranas
de la vida y donde los hábitos se forman para su práctica durante el resto de la
vida.
La misma ENDESA 2005-2006 y la del 2011-2012, evidencian el rápido
incremento de sobrepeso y obesidad en las mujeres en edad fértil en Honduras,
de más de veinte puntos porcentuales en un período de 10 años (1996 al 20052006) y de 4.7 puntos más en cinco años (2011-2012) al alcanzar 51.3% de
prevalencia, siendo más afectadas las mujeres en el área urbana (54.5%), pero
sin estar exentas de esta situación las mujeres en el área rural (47.4%), así como
al grupo de más edad, de 40 a 49 años (74.6%) con respecto al más joven de 15
a 19 años (21.0%) (80). De esta manera, la obesidad puede considerarse como
el principal problema de salud pública dada su elevada prevalencia, sus
consecuencias y su asociación con las principales causas de mortalidad, y que
afecta a una de cada dos mujeres en Honduras.
La obesidad es un fenómeno tan complejo, que su prevención y control requieren
esfuerzos coordinados multisectoriales para entenderla y tratarla con éxito,
deponiendo intereses particulares, siendo insuficiente a la fecha, la atención y los
recursos destinados para ofrecer tratamiento a los afectados y con esto, abatir a
su vez, los altos costos de atención de las ENT; el reto para su prevención
contribuiría a que los más jóvenes y los más pobres o de menores ingresos,
incluyendo los indígenas, que además sufren de desnutrición y anemia, tengan
mejores oportunidades para evitarlas, identificarlas y/o diagnosticarlas.
49
Se debe considerar que, aunque existe la evidencia científica para el control de
la
obesidad
y
las
ENT,
los
lineamientos,
programas
o
abordajes
multidisciplinarios coordinados dentro de las instituciones, no son suficientes por
lo que resulta necesario coordinar un esfuerzo de investigación y acción que
integre distintas instituciones (59) y capacite recursos humanos para estas tareas
para la concreción de estas tareas y la obtención posterior de mejores resultados
que deberían tener una amplia difusión y probado impacto, con una estrecha
coordinación y colaboración interinstitucional e intersectorial, así como amplia
participación de los grupos organizados de la sociedad para contribuir al éxito de
estos esfuerzos. Para concretar, se debe considerar que no es suficiente el
hecho de contar evidencia sobre la eficacia de los programas, si no se cuenta
con información sobre los aspectos culturales y la vida cotidiana de la población,
en este caso, de la hondureña.
Las medidas de prevención y la atención son urgentes, considerando que se
realicen en un marco de equidad de salud, ya que según la OMS, la cultura, el
pertenecer a un grupo étnico o afrodescendiente y los roles de género,
construidas socialmente, afectan el riesgo de sufrir ENT (22) por lo que requieren
de mayor sensibilización sobre esta situación particular.
El avanzar con tecnología apropiada, de apoyo al diagnóstico oportuno,
culturalmente aceptable, será de gran apoyo a la prevención y tratamiento de la
diabetes, con lo que se disminuiría la brecha de atención en la población,
particularmente la más vulnerable como lo puede ser la afrohondureña.
1.3
Desigualdades sociales en salud
Está comprobado que las enfermedades golpean más y con mayor rudeza a los
grupos más pobres que a los de clase media o alta, lo que crea o profundiza aún
mayores brechas. Se sabe que los grupos con peores condiciones
socioeconómicas no solo sufren una mayor carga de enfermedad, sino que,
además, presentan enfermedades crónicas e incapacidades a edades más
50
tempranas, tienen menos acceso a los servicios de salud y estos son de peor
calidad.
La medición de las desigualdades sociales en salud se vuelve indispensable para
poder orientar los esfuerzos para disminuir las brechas entre los diferentes
grupos de población. En este estudio en particular, el autor estará refiriéndose a
las desigualdades en salud entre mestizos y afrohondureños, pero en general, a
las brechas entre la población dominante mestiza y los pueblos indígenas.
La desigualdad no es sinónimo de inequidad, para esto se requiere medir las
desigualdades, conocer sus causas y fundamentar un juicio sobre la injusticia de
dichas causas (2). Por lo que es importante avanzar más allá de la definición de
las prevalencias de enfermedades, hacia la definición de desigualdades para
profundizar en el análisis, particularmente con el fin de identificar las brechas
existentes entre los diferentes grupos socioeconómicos.
No todas las desigualdades son de origen social. En el campo de la salud, son
las diferencias de salud entre grupos de personas categorizadas a priori, según
alguna característica importante de su posición socioeconómica.
La inequidad tiene una dimensión moral y ética. Se refiere a diferencias que son
injustas y evitables y que además se consideran arbitrarias e innecesarias. Se
requiere examinar la causa que la ha creado y juzgarla injusta en el contexto de
lo que sucede en el resto de la sociedad. La equidad en la atención de la salud
se define como: igual acceso a la atención disponible para igual necesidad, igual
utilización para igual necesidad e igual calidad de la atención para todos, lo que
implica que idealmente todos deben tener la misma oportunidad justa para lograr
plenamente su potencial de salud y de modo más pragmático, que nadie debe
estar desfavorecido para lograrlo en la medida en que pueda evitarse (83).
La elección del indicador socioeconómico es fundamental, porque esta variable
define los grupos y el ordenamiento dentro y entre de los mismos. Una mala
elección del indicador o de las categorías creadas puede sesgar el estudio (2) lo
51
que restaría valor al estudio.
Sin embargo, la definición del indicador
socioeconómico, aunque pareciera de rutina, constituye un problema, dada la
dificultad de recolectar esta información, ya cada vez más las personas muestran
su desconfianza al solicitarla, particularmente por la situación de inseguridad que
sufre la sociedad en general y no solo desde el punto de vista metodológico.
Esto, en un país pluricultural con profundas raíces de desigualdad
socioeconómica, es muy difícil de efectuarse, por lo que se requieren estudios
que vayan más allá de la definición numérica del problema, hay que avanzar más
y profundizar en las raíces para conocer la situación y evidenciarla, para contar
con elementos que permitan el posicionamiento de esta sociedad pluricultural,
que está acostumbrada a la desesperanza, apatía y falta de participación y
solidaridad por sus pueblos con el fin de disminuir estas brechas sociales.
Esto significa promover activamente políticas del sector salud que mejoren el
acceso y la calidad de atención, en vez de suponer que un servicio universal que
se proporciona por ley es equitativo en la práctica y se debe comprobar la
asignación de recursos, la distribución geográfica de los servicios de acuerdo a
necesidades, la experiencia en el acceso, la calidad de la atención y las razones
de la escasa prestación de servicios esenciales (83).
Como dice el Grupo de Discusión de Análisis de la Pobreza (84), se ha
incrementado el reconocimiento de que los altos y crecientes niveles de
desigualdad son un factor significativo de la mala situación de la población y que
los estudios cuantitativos longitudinales y cualitativos generan nuevas bases de
información para mejorar el análisis de pobreza. Juntos o separados proveerán
rica información para entender los factores que reducen o exacerban la pobreza
en el tiempo.
La pobreza no debe verse como el simple valor numérico de las familias por
debajo de la línea de pobreza, sino contar también con información respecto a
las razones de encontrarse ahí para romper con el círculo. En el presente estudio,
se identificarán las características socioeconómicas de ambas poblaciones y se
52
relacionarán con las prevalencias de hipertensión arterial, diabetes mellitus 2 y
obesidad, para su comparación y discusión, con el fin de disponer de mayor
información que permita contribuir al análisis de desigualdades y no solamente
cuantificar el porcentaje de familias afectadas por la pobreza.
Anand y colaboradores (85) refieren que las disparidades sanitarias entre los
países y entre los sectores sociales que residen en ellos se deben en gran
medida a la forma de organización de la sociedad, tanto en el ámbito local como
mundial y a lo largo de las distintas modalidades económicas, sociales y políticas,
reflejando las potentes fuerzas de estratificación que diferencian las
oportunidades vitales.
Para la OMS, la equidad es el segundo de 38 objetivos en su nueva política de
salud para todos para el 2020: reducir en por lo menos 25.0% las diferencias
entre los grupos socioeconómicos de cada uno de los países miembros,
mediante el incremento de los niveles de salud de los más pobres (2) y
vulnerables. Esto resulta difícil de cumplir en un plazo de cinco años y de ahí la
importancia de contar con herramientas para definir las desigualdades entre los
diferentes grupos de población, y trabajar para su reducción.
Existen varios métodos para medir las desigualdades en salud. Los estudios al
respecto pueden clasificarse en función de dos factores, que son el tiempo
(estudios transversales y longitudinales) y el nivel de anclaje (estudios
individuales o ecológicos). En los estudios transversales todas las observaciones
se refieren a un tiempo único y se emplean estadísticas con información sobre el
grupo social, la ocupación, la escolaridad y otros atributos individuales. La
elección del indicador socioeconómico es fundamental, porque esta variable
define los grupos y el ordenamiento dentro de los mismos y entre sí. Los
indicadores para medir desigualdades tienen sus ventajas y desventajas, pero
deben reflejar la dimensión socioeconómica de las desigualdades en el campo
de la salud, incorporar la información correspondiente a todos los grupos de la
53
población definidos por el indicador y ser sensible a los cambios en la distribución
y al tamaño de la población (2).
Una revisión reciente de la literatura (86) relacionada a la medición de
desigualdades concluye que: “no está claro lo que la evidencia sugiere sobre las
razones de las desigualdades en salud, así como los mejores instrumentos
posibles para medir la desigualdad y gradientes socioeconómicas en salud”.
Cualquiera que sea el indicador, lo importante es que se interprete
adecuadamente y que se conozcan su alcance y sus limitaciones, siendo
importante un análisis descriptivo de las diferencias y que siempre se utilice más
de un indicador para incrementar la calidad de los hallazgos (86).
Las desigualdades de salud han sido el principal desafío para las políticas de
salud pública a nivel de la Comisión, como en los Estados miembros de la Unión
Europea (UE), según el Informe de Expertos para la medición de desigualdades
de salud en la UE (87). El informe refiere qué Estados de la UE, como el Reino
Unido, han desarrollado durante los últimos 40 años una preocupación cada vez
mayor para investigar y hacer frente a las desigualdades en la salud. Después
de la publicación del “Black Report” en 1977, el Informe Acheson en 1998 y el
reciente informe de Marmot en 2010, se han aplicado varias acciones y políticas
de salud pública con el objetivo de mejorar el nivel de vida de los pobres y la
reducción de las desigualdades de salud en general, entre diversas regiones y
grupos socioeconómicos.
La revisión mencionada sobre desigualdades (2012) (87) concluye que el
coeficiente de Gini es la solución más adecuada para medir las desigualdades
de salud en la UE, cuando los datos disponibles se refieren a la mortalidad,
esperanza de vida y tasas de esperanza de salud. También que los odds ratio
presentan la solución más adecuada al problema de la medición de las
desigualdades con respecto a las categorías sociales.
54
De Maio propone el marco de análisis “media/privación/desigualdad” que fue
descrito por el Fondo de las Naciones Unidas para la Población y el Desarrollo
(PNUD) en el informe de Desarrollo Humano del año 2000 y fue utilizado por él
en relación a enfermedades crónicas en Argentina (88) y demostró la factibilidad
estadística de usar la regresión logística para identificar la peor y la mejor
situación, basándose en indicadores socioeconómicos y demográficos.
Esta herramienta, con el uso de indicadores de salud y socioeconómicos, es de
utilidad para ofrecer otra visión más avanzada que permita visualizar las
desigualdades sociales en salud, más que contar con una visión general brindada
por los promedios desde el ámbito de salud, por ejemplo. Este esfuerzo es
necesario si se quieren definir metas y estrategias a mediano y largo plazo para
hacer frente a la grave situación de los países, particularmente de ingresos
medios y bajos.
En el análisis de Maio, ambos, ingreso y educación, demostraron tener una
relación estadísticamente significativa, con respecto a la salud, sugiriendo el uso
de este marco en la región. Por ejemplo, con este tipo de ejercicios, Chile ha
identificado diferencias en salud y ha establecido como prioridad su eliminación
en la atención de salud. Este tipo de análisis contribuye a contar con elementos
tangibles para los decisores, por lo que es posible utilizarlos contando con la
información necesaria y haciendo comparaciones con otras poblaciones, además
de contar con información complementaria, que es lo que se pretende realizar en
el presente estudio.
Este marco de análisis rompe el promedio nacional y ayuda a identificar los
niveles sociales más pobres de salud de más alto riesgo, es decir, desagrega en
orden para identificar estos segmentos desde una perspectiva de desigualdad
para elevar políticas, intervenciones de costo/beneficio y analizar la realización
progresiva de salud como derecho humano (88).
Por lo que es necesario
reconocer otras variables complementarias, desde el ámbito social, legal y
cultural, y con esto, contar con un panorama integral.
55
La oportunidad de una medida resumen de desigualdad, puede afectar la
interpretación de los cambios en las desigualdades de salud. Temas a considerar
son el punto de referencia desde el cual las diferencias son medidas, si las
desigualdades se miden sobre la escala absoluta o relativa, y si en las medidas
de desigualdades pesa el tamaño de la población. Un paquete de indicadores es
necesario para proveer una clara imagen de cambio en las desigualdades de
salud (89).
Para la medición de las desigualdades en salud, entendidas como las diferencias
de salud entre grupos de personas categorizadas a priori según alguna
característica importante de su posición socioeconómica (83), existe una serie de
propuestas que van desde las más sencillas hasta las más complejas, y parten del
tipo de variable utilizada y donde la elección del indicador socioeconómico es
fundamental ya que define los grupos y el ordenamiento.
Las características de un indicador para medir desigualdades (2) son:
1. Reflejar la dimensión socioecónomica de las desigualdades en el campo de
la salud.
2. Incorporar la información correspondiente a todos los grupos de la
población definidos por el indicador.
3. Ser sensible a los cambios en la distribución y al tamaño de la población a
lo largo de la escala socioeconómica.
Las mediciones pueden expresarse como diferencias relativas o absolutas; ambas
son importantes y suelen ser complementarias. Las primeras son más útiles para
los responsables de tomar decisiones, particularmente en la medición de metas,
mientras que las segundas son más estables y fáciles de entender. Sin embargo,
su gran desventaja es que hacen caso omiso de las desigualdades entre los
grupos intermedios y del tamaño de los grupos considerados (2) (90).
56
Las medidas de impacto toman en cuenta el estado real de la situación
socioeconómica y miden los cambios esperados en la condición de salud como
resultado de posibles intervenciones importantes para la toma de decisiones y la
formulación de políticas públicas, para esto se emplean medidas de efecto o
impacto de la situación socioeconómica sobre las condiciones de salud. Su ventaja
es que abarcan todos los grupos socioeconómicos y que su cálculo incorpora otras
variables; su desventaja es la necesidad de elegir el mejor modelo y la complejidad
o la dificultad para interpretar los resultados. También se utilizan otras técnicas
como la regresión lineal simple, coeficiente de Gini, curva de Lorenz y otros
similares, que aprovechan íntegramente la información que brindan todos los
grupos poblacionales (2).
Es el investigador el que define el grado de complejidad del análisis en función de
los datos disponibles. Dado que para el presente estudio se cuenta con datos en
un solo momento del tiempo y desagregado por grupo de población, según las
variables socioecónomicas y de salud, motivo de la investigación, se utilizarán
diferencias relativas y absolutas, así como una medida de efecto a través de la
determinación de la pendiente mediante la regresión lineal simple, esto con el fin
de contribuir con una metodología sencilla y práctica para brindar información a los
tomadores de decisiones y facilitar su seguimiento.
Una revisión sobre mediciones de desigualdad (91) sugiere el uso de variables
de estratificación como la residencia urbana/rural, la región geográfica y el nivel
de estudios, aunque el desglose por nivel de riqueza es cada vez más popular.
En este caso, sugiere que una clasificación basada en un índice de activos es el
más adecuado para las encuestas nacionales. La medición se puede hacer con
un indicador individual, pero el uso de medidas combinadas tiene ventajas
importantes, por lo que se aboga por el uso de dos medidas de resumen (el índice
de cobertura de material compuesto y el indicador de cocobertura) para el estudio
de las tendencias en el tiempo y para las comparaciones entre países. El índice
de cobertura de material compuesto da el mismo peso a cuatro etapas en el
continuo de la atención: la planificación familiar, atención materna y neonatal, la
57
inmunización y el manejo de casos de niños enfermos y se calcula a través de
una fórmula con estas variables.
Según Barros y Victora (91), el índice de cocobertura está basado en el número
de intervenciones preventivas esenciales recibidas, por la madre y su hijo, como
por ejemplo: atención prenatal (1 visita prenatal + 1 visita con proveedor
calificado); toxoide tetánico durante el embarazo; partera capacitada; el bebé
recibió suplementos de vitamina A, vacuna BCG (tuberculosis), DTP3 (difteriatos ferina-tétanos) y el sarampión; fuente mejorada de agua potable y otros. El
cálculo del índice de cocobertura requiere un nuevo análisis de datos de la
encuesta original, con frecuencia se reporta como el porcentaje de niños
cubiertos por al menos tres o seis intervenciones, pero también puede ser
presentado a través de gráficos de barras apiladas que muestran el porcentaje
de niños en la población cubierta por un determinado número de intervenciones,
por lo general estratificada por quintiles de riqueza.
Esta revisión destaca la necesidad de medidas de desigualdad que toman en
cuenta toda la distribución socioeconómica de la población, tales como el índice
de concentración relativa y la pendiente del índice de desigualdad, aunque las
medidas más simples, tales como la relación y la diferencia entre los grupos más
ricos y más pobres también se pueden presentar para audiencias no - técnicas.
Independientemente del tipo de indicador utilizado, es muy importante que la
información sea de buena calidad y pueda ser validada. Cualquiera de los
métodos utilizados debe abarcar un análisis descriptivo de la variación del
fenómeno estudiado entre los grupos y no solo referirse a la recolección de datos
numéricos, que son importantes pero no de manera exclusiva. Las mediciones
son complementarias y pueden expresarse como diferencias relativas o
absolutas; las primeras son más estables y más fáciles de entender; las segundas
son más útiles para los responsables de tomar decisiones porque permiten una
mejor apreciación de la magnitud del problema de salud pública.
58
El uso de bases de datos respecto al análisis de desigualdades, maximizará su
potencial si todavía se analizan considerando variables socioeconómicas con
análisis multinivel y con información complementaria que enriquezca el análisis
para tener una visión lo más cercano a lo integral y no desde un solo punto de
vista, ya que la equidad en salud debe abordarse desde el ámbito más amplio de
la imparcialidad y la justicia de los acuerdos sociales, incluida la distribución
económica y prestando la debida atención al papel de la salud en la vida y la
libertad humana (2), (83). Es en este ámbito general que el uso de la información
realmente se considera válida. La OMS refiere (22) que el género, el grupo
étnico, la migración y la dimensión cultural deben incorporarse en el diseño de
las políticas y de los programas sobre las ENT, por lo que no se trata solamente
de un problema de salud sino del mismo desarrollo.
Como dice Amartya Sen (92), la equidad en salud no puede dejar de ser una
característica central de la justicia de los acuerdos sociales en general. La
equidad en salud no puede consistir simplemente en demandas relacionadas con
la distribución de la atención sanitaria en particular. Los factores que pueden
contribuir a los logros y fracasos en el campo de la salud van mucho más allá de
la atención sanitaria e incluyen muchas influencias, desde las predisposiciones
genéticas, los ingresos individuales, los hábitos alimentarios y los estilos de vida,
hasta el entorno epidemiológico y las condiciones de trabajo.
Estos aspectos
son indispensables considerarlos con el fin de contar con la mayor información
posible y no solamente la referente a salud, pues ya hemos revisado que se trata
de situaciones intersectoriales.
La equidad en salud debe tomar en consideración cómo se relaciona la salud con
otras características a través de la asignación de recursos y de los acuerdos
sociales. De ahí la necesidad de profundizar también en las percepciones de los
pueblos indígenas, su idiosincrasia, sus sentimientos y los aspectos tanto
económicos, culturales y legales, para que de esta forma se retroalimenten, se
evidencie su situación y se propongan acciones para el mejoramiento de su
situación. La magnitud de la desigualdad en salud no puede por sí sola
59
proporcionarnos información suficiente para evaluar la equidad en salud, sino que
nos llama la atención a la discriminación en la prestación de la asistencia
sanitaria, que en conjunto con otros elementos, nos permiten contar con
evidencias más fuertes.
La medición de las desigualdades en salud apenas constituye un primer paso
para evidenciarlas y con información complementaria sobre otros aspectos que
contribuyan a tener un panorama más amplio, se podrá optar a la búsqueda de
decisiones que pongan en marcha acciones y estrategias destinadas a reducir (y
eventualmente eliminar) dichas desigualdades cuando éstas logren evidenciarse,
y para esto se requerirán otros estudios de evaluación, tanto de proceso como
de impacto. De acuerdo a los hallazgos que se encuentren con el presente
estudio, uno de los retos será utilizar los resultados para orientar políticas de
salud pública para beneficio del pueblo afrohondureño, desde el ámbito local y
con la misma población participante.
En un futuro, si se identifican
desigualdades y se realizan acciones que contribuyan a su disminución, se podrá
realizar un estudio de seguimiento para valorar si la magnitud de la desigualdad
definida con el presente estudio ha disminuido de acuerdo a lo esperado.
Un estudio sobre la existencia de desigualdades sociales en la prevención,
diagnóstico, tratamiento, control y seguimiento de la diabetes en la Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), Ricci – Cabello hizo una
revisión de los países que tienen sistemas de salud universales. Se encontraron
desigualdades socioeconómicas en el diagnóstico y control de la enfermedad,
pero no se encontró ninguna evidencia de las desigualdades de género. Los
autores sugieren que, incluso en países con un importante nivel de desarrollo
económico y que tienen sistemas de salud universales, las desigualdades
socioeconómicas y étnicas pueden ser identificadas en la prestación de
asistencia sanitaria a los enfermos de diabetes (92). De ser así, cuánto más debe
suceder en nuestros países donde existe una alta población con bajo nivel
60
socioeconómico y con sistemas de salud fragmentados, no adaptados
culturalmente.
Particularmente, en Gran Bretaña, un estudio refiere que las desigualdades en el
desarrollo de enfermedades cardiovasculares pueden ser resultado del desigual
acceso a la atención médica de alta calidad, y que un número de estudios
recientes sugieren que las desigualdades en la gestión de enfermedades
crónicas han persistido a pesar de la publicación de los marcos nacionales de
servicios para las personas mayores, la enfermedad coronaria, diabetes y
condiciones a largo plazo (93). De ahí que la identificación de las desigualdades
es solo un primer paso para la disminución de las brechas, utilizando todos los
recursos posibles para alcanzarlo. Las estrategias a implementar, en base a esta
evidencia, deben ser monitoreadas para conocer si éstas logran alcanzar los
objetivos identificados.
Un estudio sobre desigualdades en diabetes mellitus (2008) en la Unión Europea,
refiere que en todos los países con bajo nivel socioeconómico, éste se encuentra
relacionado linealmente con una mayor tasa de la mortalidad por diabetes, y esta
relación es inversamente proporcional. Los países de Europa del Este tienen una
mayor relación de desigualdades en la mortalidad por nivel socioeconómico,
siendo que el riesgo de muerte por diabetes para las mujeres con bajo nivel
socioeconómico es 3.4 (2.6, 4.6) mientras que en los hombres en igual condición
es de 2.0 (1.7 a 2.4) (94). Esto sugiere la vulnerabilidad de los grupos de bajo
poder adquisitivo y de las mujeres con respecto a la diabetes, como podría estar
ocurriendo en los grupos de población, motivo del presente estudio.
Por su parte, el informe “Estado de la Región” en desarrollo humano sostenible
(95) identificó hallazgos como que en Guatemala, El Salvador, Honduras y
Nicaragua (donde residen el 80.0% de la población centroamericana), la
exclusión social afecta a cerca del 40.0% de los hogares siendo más grave el
problema en las zonas rurales; y que los actores clave manifiestan poca voluntad
política para aplicar medidas mínimas tendientes a disminuir la exclusión como
61
la universalización de la educación primaria, de salud y pensiones no
contributivas. El mismo informe refiere que esto significa que 3.3 millones de
hogares o 17.2 millones de personas en el istmo subsisten en condiciones
paupérrimas, con accesos nulos o precarios a los mercados de trabajo y
bajísimos niveles de instrucción pública.
De aquí que para avanzar en la medición de las desigualdades en el campo de
la salud en los pueblos indígenas de Honduras, este estudio considera una
muestra de población afrohondureña, una de las poblaciones diferenciadas por
su cultura más numerosas de Honduras, para iniciar estas mediciones,
particularmente en el tema de la diabetes mellitus 2, a partir de la descripción de
la situación de esta enfermedad, de la hipertensión arterial y obesidad, para de
ahí definir la magnitud de las desigualdades en salud, que permita brindar
información a los decisores locales en primera instancia, para la definición de
políticas, y complementar con información sobre la atención y percepción de
estas ENT, relacionada con esta cultura que contribuya a propiciar la acción en
busca de una mayor equidad en salud en este grupo de población.
1.4 Consideraciones finales del capítulo
En el presente capítulo se realizó un recorrido por los pueblos autóctonos de
Honduras y afrodescendiente, se resalta su situación poco visibilizada pero
amenazada tanto por problemas infecciosos como por las ENT, hacen de estos
grupos poblaciones altamente vulnerables que tienen poca representantividad,
tanto poblacional y política, ante las autoridades y la sociedad en general.
Por su factores de riesgo naturales, como afrodescendientes y por los hábitos de
alimentación calórica sumado al sedentarismo, hacen que las enfermedades
crónicas sean contraídas cada vez en el temprano curso de la vida, disminuyendo
la calidad/duración de vida, la productividad de las familias y de las comunidades
y su emprobecimiento por los altos gastos de bolsillo que tiene que realizar.
62
De ahí que la valoración de las desigualdades sociales en salud sea importante
para conocer la situación actual de los afrohondureños en relación con los
mestizos, que permita valorar el avance, a la par de la mejora en la salud, aplicando
todas las acciones pertinentes en cuanto a la promoción de la salud, prevención,
atención y rehabilitación, a través de proyectos que con la evidencia actual
permitan la gestión de los recursos humanos y financieros.
63
64
Capítulo II. Diseño metodológico
66
Capítulo II. Diseño metodológico
En el presente capítulo se aborda el contexto donde se desarrolló el estudio, la
zona geográfica y las características generales de los grupos de población; el tipo
de estudio, diseño muestral, la definición y operacionalización de variables, así
como los aspectos éticos, las técnicas y procedimientos empleados con el fin de
alcanzar los objetivos del estudio.
2.1
Contexto
El estudio se desarrolló en la ciudad de La Ceiba (ver mapa No. 1 en anexo No.1),
cabecera del Departamento de Atlántida, ubicada en el litoral atlántico, a 403 km
al norte de Tegucigalpa, capital de Honduras, particularmente en las comunidades
de Sambo Creek y Corozal ubicadas a 15 minutos de distancia entre ambas.
Sambo Creek es la comunidad más cercana a la ciudad de La Ceiba (25 minutos
de distancia).
Entre las principales razones consideradas para seleccionar la ciudad de La Ceiba
se encuentran las siguientes:

Por ser donde habita la población afrohondureña en mayor concentración,
conviviendo con población mestiza, lo que supone una representatividad de
ambas
poblaciones
en
similares
condiciones
socioeconómicas,
ambientales y geográficas que permitiría establecer las desigualdades en
salud entre ambas.

Por la ubicación de las oficinas principales de ODECO en La Ceiba, que
constituyó un aliado para llevar a cabo este estudio, así como las oficinas
de la Secretaría de Salud del departamento de Atlántida, que facilitó
información y apoyo logístico local a través de su personal de campo.

Por brindar la seguridad del equipo encuestador, ya que particularmente en
la zona norte del país existen altos índices de violencia y áreas específicas
donde ya no es posible penetrar en la población por las amenazas que se
67
reciben y la población siente temor de transitar. Además, la población en
general tiene temor de brindar información y de permitir el ingreso a su casa
a personas ajenas o desconocidas.
Para poder garantizar la seguridad del equipo, se decidió realizar el estudio en
estas dos comunidades, dado que se trata de un espacio en que se pudo brindar
acompañamiento a los equipos para resguardar su seguridad que muy difícilmente
se pudiera haber logrado en comunidades lejanas y dispersas.
También se consideró que las dos comunidades participantes cuentan con líderes
comunitarios afrohondureños que brindaron apoyo y protección a los equipos que
levantaron los datos, quienes se identificaron muy bien para evitar, en la medida
de lo posible, el rechazo de las personas visitadas, y acompañadas por un técnico
de salud, conocido por su quehacer en el ámbito público.
Anteriormente al levantamiento de información, se avisó a ambas comunidades
que se realizaría el estudio a través de medios de radiodifusión y por informantes
claves, para disminuir el rechazo a la entrevista.
Como se mencionó en el marco teórico, en Honduras existen tradicionalmente 7
pueblos étnicos y 2 afrodescendientes (garífuna y negro de habla inglesa). Se
seleccionaron
las
poblaciones
afrohondureña
(que
incluye
las
dos
afrodescendientes) y mestiza porque:
1. Ambas son las más numerosas: la afrohondureña solo después de la lenca
y la mestiza es la población dominante.
2. Son las únicas de las que se tenía información previa sobre diabetes. Por
esta información, se preveía un mayor problema en la población
afrohondureña en comparación con la mestiza y posiblemente con el resto
de grupos étnicos.
3. Ambas convivían en el mismo ambiente, particularidad que no se tiene de
los otros grupos de población.
4. Era necesario comparar un grupo poblacional con otro, para conocer la
existencia de brechas entre ambos.
68
Además, las condiciones de logística lo permitían, mientras que el estudio con
los otros grupos de población presentaban situaciones más difíciles de abordar
(más lejano, condiciones más adversas, más costoso).
Desde el punto de vista ético, se resalta la situación escasamente visibilizada de
todos los grupos étnicos y afrodescendientes de Honduras, amenazados tanto
por problemas infecciosos como por las ENT, altamente vulnerables que no
tienen representatividad poblacional ni política ante las autoridades y la sociedad
en general.
Los afrohondureños, además, por su factores de riesgo naturales, como
afrodescendientes y por los hábitos de consumo de alimentos hipercalóricos
sumado al sedentarismo, hacen que las enfermedades crónicas sean contraídas
cada vez más temprano en el curso de la vida, disminuyendo la calidad y duración
de vida, la productividad de las familias y de las comunidades y su
empobrecimiento por los gastos de bolsillo que tienen que realizar.
De ahí que la valoración de las desigualdades sociales en salud sea importante
para conocer la situación actual de los afrohondureños en relación con los mestizos
y así identificar brechas, trabajar para su eliminación a la par de la mejora en la
salud aplicando todas las acciones pertinentes en cuanto a la promoción de la
salud, prevención, atención y rehabilitación, a través de proyectos que con la
evidencia actual permitan la gestión de los recursos humanos y financieros para
valorar posteriormente los resultados alcanzados,
Con la metodología realizada en la presente investigación, se propone realizar
similares estudios en los otros grupos étnicos para caracterizar también su
situación como base para la definición de futuras políticas y proyectos.
Esta concentración redujo los costos de movilización y facilitó la logística, ya que
de haber seleccionado otros municipios y comunidades, las condiciones de
seguridad a los encuestadores y la dispersión de la población hubieran dificultado
el acceso a la población de estudio.
69
El estudio, tuvo un período de desarrollo desde su planificación en junio de 2012,
con el inicio de la elaboración del proyecto de investigación, hasta la recolección
de la información en septiembre 2013 con el procesamiento, analisis de datos y
elaboración del informe respectivo, hasta enero 2015.
2.2
Tipo de estudio
El presente estudio es descriptivo de corte transversal, ya que existe un escaso
conocimiento del perfil de salud de la población participante y de la magnitud de
las desigualdades que pudieran existir entre ambas. Por tanto, es un primer nivel
de investigación que permitió caracterizar a las poblaciones, contribuir a sus
perfiles de salud e identificar las diferencias (de encontrarlas) entre ambos grupos
de población.
El estudio se desarrolló en tres fases, con el fin de dar respuesta a los diferentes
objetivos, según se muestra en la figura 1:
1. Recolección
de
información
sobre
la
situación
socioeconómica,
demográfica, factores de riesgo asociados a la diabetes mellitus 2,
hipertensión arterial y obesidad (objetivos 1 y 2) y medidas físicas.
2. Estimación de las prevalencias de diabetes mellitus 2, hipertensión arterial
y obesidad (objetivo 3).
3. Uso de la información de las fases anteriores para identificar y determinar
la magnitud de las desigualdades sociales en salud (objetivo 4).
70
Datos
Socioeconómicos
Población
afrohondureña
Estimación de
prevalencias
Datos físicos y
bioquímicos
Estimación
relaciones
Desigualdades
Datos
Socioeconómicos
Población
mestiza
Estimación de
prevalencias
Datos físicos y
bioquímicos
1ª fase
2ª fase
3ª fase
Figura 1. Diagrama de las tres etapas del estudio.
71
2.3
Universo y muestra
El universo de estudio es la población mestiza y afrohondureña de ambos sexos
con 20 y más años de edad residente durante el período de estudio en las
comunidades de Sambo Creek y Corozal.
Honduras tiene una composición multiétnica y pluricultural, integrada por personas
mestizas, pueblos étnicos y afrodescendientes.
La población mestiza es la
predominante y la afrohondureña reúne a los dos pueblos afrodescendientes
(negros de habla inglesa y garífuna), y es la más numerosa después del pueblo
étnico lenca como se mencionó anteriormente.
Se seleccionaron las localidades de Sambo Creek y Corozal porque ahí habitan
de manera conjunta las poblaciones mestiza y afrohondureña. Algunas de las
características de la población afrohondureña son:
•
Alta migración de los jóvenes varones para enrolarse en trabajo en
embarcaciones comerciales.
•
Visitas por temporadas a sus familiares en comunidades en los Estados
Unidos
•
Envío de remesas de estas comunidades a sus familiares en Honduras
•
Se presumía una población envejecida con características alimentarias
propias de su grupo étnico, como el consumo de aceite de coco
•
Desde el ámbito de salud, las probabilidades de los afrohondureños son
más altas de acuerdo a la OMS de estar afectados por ENT (cultura, pueblo
especial y roles de género).
•
Geográficamente a nivel nacional, ambos grupos de población se
encuentran dispersos, sin embargo en La Ceiba ambos están concentrados
72
en el mismo ambiente, particularidades que no tienen los otros grupos de
población.
2.2.1 Marco muestral
Este se centró en los datos del Censo de Población de Honduras del Instituto
Nacional de Estadísticas (INE) del 2001 (96), el último disponible para el cálculo
de la muestra de donde se obtuvo la información poblacional para las
comunidades de Sambo Creek y Corozal.
2.2.2 Diseño de la muestra
Se realizó un muestreo estratificado polietápico, diseño muestral complejo, en el
que se combina el muestreo estratificado para la elección de unidades en la
primera etapa (UPE) y el submuestreo en etapas dentro de las UPE
seleccionadas.
En la primera etapa (UPE) como en el muestreo aleatorio estratificado, se sigue
el criterio de conformar grupos homogéneos de población. La variable de
estratificación fue el de grupo de población, afrohondureño versus mestizo.
Las unidades de análisis fueron los individuos de 20 años y mas de ambos grupos
de población (cuadro 1 en anexo 2). La muestra se estimó a partir de una
población total de ambas comunidades de 5,595 personas, entre mestizos y
afrohondureños, según se observa en el cuadro No.1 a continuación.
Para determinar el tamaño muestral se consideraron los siguientes parámetros:
Nivel de significación de 5.0%, precisión del 3.0%, una tasa de no participación
del 10.0%, un efecto de diseño de 1.1, una prevalencia esperada de diabetes
mellitus tipo 2 del 13.0% y 5.0% para el grupo afrohondureño y mestizo
respectivamente, según resultados del estudio CAMDI (17).
73
Cuadro 1. Total de población mestiza y garífuna en las comunidades de Corozal y
Sambo Creek, La Ceiba (Atlántida), Honduras.
Población
Comunidad
Corozal
Descripción de colonias y
barrios
Total
Corozal + Mala Falda + Rancho
El Paraíso + Villa Rhina
La Ensenada+ Rio Piedra + Villa
Nuria
Col. David+ Bo. Zambrano + Río
Plátano
Sub total
%
Sambo
Creek
Sexo
Sambo Creek + Cuyamel +
Rancho Ulmeca+ H. Agua
Caliente + Rancho Copán
Granadita No.1
Louba
Subtotal
TOTAL
%
Total
%
Grupo de población
Hombres
Mujeres
Garífuna
Otra
2,185
1,000
1,185
1,158
1,027
243
130
113
129
114
466
238
228
247
219
2,894
100.0
1,368
47.3
1,526
52.7
1,534
53.0
1,360
47.0
2,408
1,112
1,296
1,108
1,301
209
84
2,701
100.0
5,595
100.0
96
41
1,249
46.2
2,617
46.8
113
43
1,452
53.7
2,978
53.2
96
38
1,242
45.9
2,776
49.6
113
45
1,459
54.1
2,819
50.4
Fuente: Censo de Población 2001. INE. Honduras (96).
Para el grupo afrohondureño se consideró la prevalencia de diabetes estimada
de 12.9% (10.9% - 15.2%) en el estudio CAMDI realizado en Belice (2005-2006)
que tuvo una participación del 31.5% de población afro descendiente y se
redondeó a 13%) (17).
Para el grupo mestizo, la prevalencia de diabetes estimada en la encuesta
CAMDI en Honduras (Tegucigalpa) 2003-2004 (17) fue de 5.4% (3.6% - 8.1%)
donde la población mayoritaria fue mestiza, por lo que para el cálculo de la
muestra mestiza se redondeó a 5% de prevalencia.
El cálculo de la muestra se realizó mediante aplicación informática EpiDat 3.0.
Para determinar el tamaño de los estratos se utilizó una afijación proporcional, de
forma que se reproduce en la muestra, la misma distribución de ambas
poblaciones que en el universo de estudio.
El tamaño muestral estimado fue de 700 personas en total (cuadro No. 2) de la
siguiente manera: 237 mestizas (114 de Corozal y 123 de Sambo Creek) y 466
74
afrohondureñas (258 de Corozal y 209 de Sambo Creek), por lo que se redondeó
a 240 y 460 respectivamente para un total de 700.
Cuadro 2. Muestra teórica de población afrohondureña y mestiza
Comunidad
Población
20 años y +
Afrohondureña
Mestiza
Corozal=372
Sambo Creek= 331
Total= 703
Total final redondeado = 700
2,894
2,701
5,595
1,621
1,512
3,133
859
696
1,555
762
817
1578
Muestra
Afrohondureña
258
208
466
460
Muestra
Mestiza
114
123
237
240
Para seleccionar las unidades de análisis de cada estrato, al no existir listados
de la población, se realizó un muestreo aleatorio por conglomerados, bietápico.
En la primera etapa, se utilizaron mapas de los barrios y colonias disponibles
(conglomerados) por los centros de salud de ambas localidades, y sus
respectivos bloques o manzanas con todas sus casas dentro de Sambo Creek y
Corozal. De esta manera se estimaron 26 manzanas o bloques en total donde
se entrevistarían todas las viviendas de esas manzanas, según grupo
poblacional, es decir, bloques donde aleatoriamente sobre el mapa (por número
de bloque o manzana) solo se entrevistarían afrohondureños y bloques donde
solo
mestizos serían
entrevistados,
460
personas para
la
población
afrohondureña y 240 para la mestiza (cuadro 3).
En la segunda etapa, para seleccionar a estas personas en cada casa a visitar,
se realizó un listado de todas aquellas personas que habitaban la vivienda,
particularmente ordenando de mayor a menor (hasta 20 años), aquellas que
cumplían los requisitos de inclusión en cada vivienda, que fueron considerados
para la selección aleatoria de acuerdo a la carátula de Kish (60) a hacer la
entrevista si la persona se encontraba presente en la casa, o se regresaba
cuando estuviera disponible.
El diseño de las dos comunidades proporcionó una muestra probabilística,
estratificada según tipo de población,
afrohondureño y mestizo. El total de
muestra fue distribuido de acuerdo a las características según etnia de la
población por barrios o colonias de las comunidades de manera proporcional a
75
su tamaño poblacional. Como el tamaño de muestra no fue calculado en forma
proporcional a las características según etnia de la población, sino en función de
establecer diferencias entre grupos de población (mestizo y afrohondureño) a
través del atributo de la diabetes, la muestra total no es autoponderada, por lo
que se requiere el factor de expansión o ponderación en la elaboración final de
las tabulaciones.
Cuadro 3. Muestra total de población afrohondureña y mestiza para las
comunidades de Sambo Creek y Corozal, La Ceiba (Atlántida). Honduras.
Comunidades
Corozal
Sambo
Creek
Total
Barrios o aldeas
Variables para el muestreo
Tamaño
Bloques a
Población Bloques a
muestral
visitar
total 20 y + visitar Afro
Afro
Mestizo
Tamaño
muestral
Mestizo
Bloques
a visitar
Total
Corozal + Mala Falda +
Col. David + Zambrano
1224
6
190
3
89
9
Pedregal
136
1
22
1
10
2
Pintada
261
1
41
1
18
2
Total submuestra
(253+117) = 370
1,621
8
253
5
117
13
Sambo Creek +
Cuyamel + Louba
1348
6
186
3
109
9
Granadita
117
1
16
1
9
2
Corinto + Barrio Inglés
47
1
6
1
4
2
1,512
8
208
5
122
13
3133
16
461*
10
239*
26
Total submuestra
(208+122) = 330
Total muestra
(370+330) = 700
Total final
redondeado = 700
460
240
*Se redondeó a 460 y 240 de afrohondureños y mestizos respectivamente.
En el cuadro No. 4 se brindan algunas características de la muestra obtenida,
gracias al esfuerzo de los equipos participantes para alcanzar la meta propuesta,
de 706 personas que representan 5,595 habitantes de las comunidades de
Sambo Creek y Corozal, valor cercano a la muestra original de 703 (cuadro 2).
Cuadro 4. Muestra final de población afrohondureña y mestiza
Comunidad
Población
2,894
2,701
20 años y
+
1,621
1,512
Población
Afrohondureña
859
696
Población
Mestiza
762
817
Muestra
Afrohondureña
253
208
Muestra
Mestiza
122
123
Corozal=375
Sambo Creek=
331
Total= 706
5,595
3,133
1,555
1579
461
245
76
La función del factor de expansión es hacer posible la generalización de los datos
para toda la población afrohondureña y mestiza de las dos comunidades de
estudio, y no únicamente de la muestra estudiada.
El factor de expansión (FE) se estimó:
1. En función del tamaño muestral
2. Respuesta al diagnóstico de la DM2 a través de la glucometría
realizada.
El primer FE se estimó al dividir el tamaño muestral de cada grupo poblacional
por aldea entre la población a la que pertenecía por aldea, o sea la fracción de
muestreo, y luego se calculó el valor inverso de este valor. Por ejemplo:
f=253/841 =0.3. El valor 1/0.3 =3.32 que es el FE del grupo afrohondureño de
Corozal. Así se obtuvieron cuatro FE que se muestran en el cuadro 5.
Cuadro 5. Poblaciones, tamaños muestrales y factores de expansión poblacionales
según tipo de población.
Barrios o aldeas
Corozal, Total(253+122)375
Sambo Creek , Total
(208+123)131
Total muestra = 706
Total
Población
Población
20 y +
2,894
1,621
Población
841
Afrohondureña
Tamaño
Factor de
muestral
expansión
253
3.32
2701
1,512
695
208
5595
3133
1536
461
3.34
780
Mestiza
Tamaño
muestral
122
Factor de
expansión
6.39
816
123
6.63
1597
245
Población
El rechazo de participación fue 3.0% para la entrevista, y para la prueba
sanguínea de 20.3%, en este último caso por no desear saber su situación de
glucosa en sangre y por no encontrarse varios días consecutivos en sus hogares.
En promedio, el 79.7% de las personas entrevistadas se realizó la prueba
sanguínea, porcentaje que fue satisfactorio para que los resultados fueran útiles
al estudio, de los cuales el 77.6% de los afrohondureños y el 87.1% de los
mestizos se realizaron la prueba, un 10% más en esta última que en la
afrohondureña. En otros estudios esta respuesta ha sido mucho menor como en
77
el estudio CAMDI (17) para Centroamérica, cuya respuesta a los análisis
bioquímicos fue del 72%.
De igual forma se calculó el FE relacionado a la respuesta de la prueba de
glucosa (cuadro 6). Se dividió el valor de la respuesta a la prueba rápida de
glucosa entre el tamaño muestral de cada grupo por aldea para posteriormente
de este valor, estimar su inverso. Por ejemplo, 216/253 = 0.853. El valor 1/0.853
= 1.17 que es el FE del grupo afrohondureño de Corozal.
Cuadro 6. Tamaño muestral y factores de expansión según tipo de población por la no
respuesta a la variable de Glucosa.
Afrohondureña
Mestiza
Barrios o aldeas
Tamaño
muestral
Respuesta a prueba
de glucosa
Factor de
expansión
Tamaño
muestra
Respuesta a prueba
de glucosa
Factor de
expansión
Corozal
253
216
1.16
122
105
1.16
Sambo Creek
208
134
1.56
123
104
1.18
Total muestra = 706
461
350
245
209
Para obtener el FE total, por grupo de población y aldea, se multiplicaron ambos
FE (cuadro 7) de los cuadros anteriores que se agregó a la base de datos para
la estimación de las variables. Por ejemplo: 3.32 x 1.17 = 3.88, FE del grupo
afrohondureño de Corozal.
Cuadro 7. Tamaño muestral y factores de expansión totales según tipo de población.
Afrohondureña
Barrios o aldeas
Mestiza
Factor de expansión
Factor de expansión
Población
Glucosa
Total
Población
Glucosa
Total
Corozal, Total=375
3.32
1.16
3.88
6.39
1.16
7.41
Sambo Creek , Total =331
3.34
1.56
5.18
6.69
1.18
7.82
El conocimiento de las comunidades por parte del personal de ODECO fue
importante así como el apoyo brindado por el personal local de salud, con quienes
se conformaron cinco equipos de dos personas encuestadoras, una
afrohondureña y otra mestiza, preferentemente de ambos sexos, con experiencia
en la realización de algún tipo de estudio de salud o socioeconómico en la zona.
Las visitas se realizaron de lunes a sábado, entre las 8:00 am y las 5:00 pm (por
78
cuestiones de seguridad) con el fin de dar oportunidad tanto a hombres como
mujeres de participar, así como a todos los grupos de edad de 20 o más años de
edad.
Desde un inicio, algunas colonias o barrios fueron excluidos por la extrema
dificultad de acceso geográfico, así como por la inseguridad que no permitía
penetrar la colonia.
También se excluyeron aquellas colonias que por
encontrarse en zonas turísticas, ya no existen viviendas familiares sino que han
sido transformadas en negocios.
2.4
Definición y operacionalización de variables.
Se muestran a continuación por objetivos.
Objetivo No. 1.
Sexo
Variable
Definición
Según sexo de pertenencia
Fecha de nacimiento
Día, Mes y Año de nacimiento
Edad
(años)
Años cumplidos en el momento del estudio
Escolaridad
Último año académico cursado:
Ningún año escolar cursado
Menos de seis años de estudios primarios
6 años de estudios primarios completos
3 años de estudios secundarios completos
3 años de estudios completos de bachillerato o técnico
5 años de estudios de universidad completos
Afrohondureño: afrodescendiente
Mestizo: Que no pertenece a un pueblo étnico en especial sino
a una mezcla de culturas
Según situación marital en el momento del estudio
No haberse unido nunca a una pareja
Haberse unido a su pareja de manera oficial
Haberse separado oficial o libremente de su pareja
Haberse unido a su pareja de manera consensual, no oficial sino
de hecho.
Haber perdido a su pareja por muerte de la misma
Grupo de población
Estado civil
79
Escala
Masculino
Femenino
Día: uno a 30 o 31
(dependiendo del mes)
Mes: uno a 12
Año: 1904 a 1994
20 a 29
30 a 39
40 a 49
50 a 59
60 y más
Ninguno
Primaria incompleta
Primaria completa
Secundaria completa
Bachillerato/técnico completo
Universidad completa
Afrohondureño
Mestizo
Soltero
Casado
Separado y/o Divorciado
Unión libre
Viudo
Variable
Actividad laboral
principal
Tiempo de residencia
en la comunidad (años)
Definición
Si realiza actividad laboral o no en los últimos 12 meses antes
del estudio.
Empleado de gobierno: contratado en algún sector
gubernamental.
Empleado del sector privado: contratado por cualquier
empresa privada.
Trabajador independiente: trabaja por cuenta propia, ya sea
en venta de productos o servicios.
Estudiante: solo se dedica a estudiar y apoya tareas
domésticas o no remuneradas.
Ama(o) de casa: se dedica a las tareas domésticas de su familia
y no percibe remuneración.
Jubilado o pensionado: que por la edad esté percibiendo
jubilación o pensión.
Desempleado: que está entre la población económicamente
activa pero no está contratado por ningún sector público ni
privado, ni trabaja por cuenta propia.
Tiempo que lleva viviendo en la forma continua en la comunidad
Ingresos mensuales del
hogar (dólares de
Estados Unidos)
Definido de acuerdo a los ingresos promedios recibidos por la
familia y referidos por el encuestado (incluye salarios, bonos,
remesas, etc.)
Número de miembros
por familia
Cantidad de miembros de familia que viven en el mismo hogar
Escala
Empleado de gobierno
Empleado del Sector
Privado
Trabajador independiente
Estudiante
Ama(o) de casa
Jubilado o pensionado
Desempleado(a)
Menos de uno
Uno a tres
Cuatro y mas
<100.00
=100.00 y <250.00
=250.00 y <400.00
=400.00 y <600.00
 600.00
Hasta tres
De cuatro a seis
De siete a 12
Objetivo No. 2
Variable
Consumo de tabaco
actual
Consumo de tabaco
diariamente
Edad en que comenzó a
fumar
Consumo de alcohol en
los últimos 12 meses
Frecuencia de consumo
de alcohol en los últimos
12 meses
Consumo de alcohol en
los últimos 30 días
Definición
SI: Fumadores actuales de 1 o más cigarrillos o producto de tabaco
NO: no fuma
SI: Fumadores actuales que consumen 1 o más cigarrillos o producto
Escala
Fumador
No
Fumador
de tabaco a diario
NO: no fuma
Edad en años en qué empezó a fumar
No
Edad en años
SI: consumidor de bebidas alcohólicas en los últimos 12
meses
NO: no consumidor de bebidas alcohólicas en los últimos 12
meses
A diario:1
5 a 6 días a la semana: 2
1 a 4 días a la semana:3
1 a 3 días al mes: 4
Menos de una vez al mes: 5
Bebedor actual: en los últimos 30 días ha bebido al menos
una bebida alcohólica.
No bebedor actual: no ha consumido ni una bebida alcohólica
en los últimos 30 días
80
Si
No
Bebedor a diario (1)
No Bebedor frecuente (los
demás)
Si
No
Consumo de frutas a la
semana
Número de días a la semana que consume al menos una
porción de frutas.
0= ninguna porción, 1= 1 día. 2= 2 días. 3= 3 días. 4= 4 días,
5=5 días, 6=6 días, 7=7 días
Consumo de verduras a
la semana
Número de días a la semana que consume al menos una
porción de verduras.
0= ninguna porción, 1= 1 día. 2= 2 días. 3= 3 días. 4= 4 días,
5=5 días, 6=6 días, 7=7 días
Principal tipo de grasa o
aceite en la preparación
de alimentos
Aceite vegetal: de origen vegetal
Manteca animal: de origen animal
Mantequilla: de origen lácteo
Margarina: de origen vegetal
Otro: cualquiera que no esté incluido anteriormente
Ninguno en particular: que usa indistintamente cualquiera de
los mencionados.
No usa ninguno: no utiliza grasa o aceite para cocinar
No sabe: no responde
Se considera a los alimentos comprados listos para consumir
en vez de desayuno/almuerzo o cena
Número de comidas
fuera de casa a la
semana
Consumo de sal
Consumo percibido por la gente:
Mucho: más de lo que debería
Justa la cantidad: lo necesario
Poco: menos de lo necesario
Muy Poco: escasamente
0
1
2
3
4y+
0
1
2
3
4y+
Aceite vegetal
Manteca animal
Mantequilla
Margarina
Otro (mencionarlo)
Ninguno en particular
No usa ninguno
No sabe
1–2
3–5
6 y mas
Mucho
Justa la cantidad
Poco
Muy poco
Consumo de exceso de
sal como daño a la salud
Si: percibe que el consumo de sal es un problema grave para
la salud. No: lo contrario. No sabe o no responde: no tiene
conocimiento o no desea responder.
Actividad física intensa
en el trabajo
Si: si realiza actividad que le acelera la respiración o el ritmo cardiaco
al menos 10 minutos
No: no realiza actividad que le acelera la respiración o el ritmo cardiaco
al menos 10 minutos
Trabajo intenso en una
semana
Tiempo en que realiza
estas
actividades
intensas
Actividad
física
moderada en el trabajo
# Días en que realiza trabajo intenso durante la semana
0a7
# Horas
1 a 24
Si: si realiza actividad que le implica una ligera aceleración de la
respiración por lo menos 10 minutos
No: no realiza actividad que le implica una ligera aceleración de la
respiración por lo menos 10 minutos
Si
No
Trabajo moderado en
una semana
Tiempo en que realiza
estas
actividades
moderadas
Actividad física para
desplazarse
Días a la semana en
que se desplaza al
menos 10 minutos
consecutivos
# Días en que realiza trabajo moderado
0a7
# Horas
1 a 24
Si: si utiliza bicicleta o camina al menos 10 minutos para desplazarse
No: no utiliza bicicleta o camina al menos 10 minutos para desplazarse
Si
No
1a7
# Días a la semana en que utiliza bicicleta o camina al menos
10 minutos consecutivos para desplazarse
81
Si
No
No sabe/no responde
Si
No
Tiempo en que se
desplaza en bicicleta o
caminando en un día
Práctica de actividad
física moderada
# Horas y minutos
0 a 24 horas
0 a 60 minutos
Si: realiza actividad física moderada que implica una aceleración ligera
de la respiración o del ritmo cardiaco al menos 10 minutos consecutivos
en su tiempo libre
No: no realiza actividad física moderada que implican una aceleración
ligera de la respiración o del ritmo cardiaco al menos 10 minutos
consecutivos en su tiempo libre
Si
No
Días en que practica
actividad
física
moderada a la semana
Tiempo que utiliza en
actividades
físicas
moderadas
Actividad Física
# días a la semana en que practica actividad física moderada
1a7
# Horas y # minutos
0 a 24
0 a 60
Con cálculo de equivalentes metabólicos o MET (97) (ver anexo
3)
Nivel alto. La suma del número de días que realiza actividades
intensas en el trabajo y en el tiempo libre en una semana típica
es mayor o igual a 3 días Y la actividad física total en METminutos por semana >= 1500
Nivel moderado. La suma del número de días que realiza
actividades intensas y moderadas en el trabajo y en el tiempo
libre y del número de días que camina o usa bicicleta para
desplazarse en una semana típica es mayor o igual a 5 días Y
la actividad física total en MET- minutos por semana >= 600.
Nivel bajo. Cuando no se cumplieran los criterios ni de alto ni
moderado.
Alto
Moderado
Bajo
Objetivo No. 3
Variable
Estatura
Peso
Embarazo actual
referido (solo para
mujeres)
Perímetro de cintura
Antecedentes tensión
arterial elevada en los
últimos 12 meses
Antecedentes diabetes
en los últimos 12 meses
Hipertensión arterial
constatada (98)
Presión arterial sistólica
constatada
Definición
Altura de una persona de los pies a la cabeza (metros)
Cantidad de masa del cuerpo de una persona en kilogramos
Si: tiene conocimiento de que está embarazada
No: no tiene conocimiento de que está embarazada
Circunferencia de la cintura
Varones <94 cm; mujeres <80 cm
Varones ≥ 94 cm y <102 cm; mujeres ≥ 80 cm y <88 cm
Varones ≥ 102 cm; mujeres ≥ 88 cm
Si: le ha dicho el doctor o profesional en salud que tiene presión alta
No: no le ha dicho el doctor o profesional en salud que tiene presión
alta.
Escala
1.000 a 2.700
20 a 340
Si
No
Perímetro Normal
Riesgo Moderado
Riesgo Severo
Si
No
Si: le ha dicho el doctor o profesional en salud que tiene diabetes
No: no le ha dicho el doctor o profesional en salud que tiene diabetes
Si
No
Presión arterial sistólica mm
Hg
<120
120-139
>139
Normal
Prehipertensión
Hipertensión
Presión arterial diastólica mm
Hg
<80
80-89
>89
Presión más alta medida en las arterias. Se produce cuando el
corazón se contrae con cada latido
82
Normal, Prehipertensión,
Hipertensión
Variable
Presión arterial
diastólica constatada
Diabetes mellitus 2
(DM2) constatada
Estado nutricional
Obesidad
Síndrome metabólico
Definición
<120 mm Hg, 120-139, >139
Presión más baja medida en las arterias; se produce cuando el
músculo cardíaco está relajado entre latidos
<80 mm Hg, 80-89, >89
La diabetes tipo 2 (llamada anteriormente diabetes no
insulinodependiente o del adulto) tiene su origen en la
incapacidad del cuerpo para utilizar eficazmente la insulina, lo
que a menudo es consecuencia del exceso de peso o la
inactividad física.Estado que refleja la enfermedad por altos
niveles de glucosa en la sangre. A través de glucometría: un
valor igual o mayor a 126 mg/dL
No: <100 mg/dL
Prediabetes: 100 a <126 mg/dL
El índice de masa corporal (IMC) se utiliza frecuentemente
para identificar el sobrepeso y la obesidad en los adultos. Es
un indicador simple de la relación entre el peso y la talla. Se
calcula dividiendo el peso de una persona en kilos por el
cuadrado de su talla en metros (kg/m2).
<18.5
=18.5 a <25.0
=25.0a <30.0
30.0
Si: Estado nutricional definido por el índice de masa corporal
>= 30.0
No: otra situación
Es la conjunción de varias enfermedades o factores de riesgo en
un mismo individuo que aumentan su probabilidad de padecer
una enfermedad cardiovascular o diabetes mellitus Si: presión
arterial (Sistólica: ≥130 mmHg o diastólica: ≥85 mmHg o seguir
un tratamiento para una hipertensión previamente
diagnosticada), la obesidad (IMC >= 30.0 kg/m2) y la glucosa
alterada (>= 100.0 mg/dl o diabetes tipo 2 ya diagnosticada).
No: no cumple las condiciones del SI.
Escala
Normal, Prehipertensión
Hipertensión
Si, No, prediabetes
Delgadez
Normalidad
Sobrepeso
Obesidad
Si
No
Si
No
Objetivo No. 4
Se utilizaron las variables ya operacionalizadas en los objetivos anteriores como
ser: ingresos mensuales familiares, actividad laboral, escolaridad, años de edad
y la prevalencia de obesidad, hipertensión y diabetes.
Las medidas de desigualdad a utilizar para determinar los patrones diferenciales
o brechas reducibles (2), (99), (100) son la desigualdad absoluta (DA),
desigualdad relativa (DR) e índice de efecto (IE).
83
Cuadro 8. Medidas de desigualdad a utilizar en el presente estudio.
Medida
Desigualdad Absoluta
(DA)
Desigualdad relativa
(DR)
Índice de
Efecto (IE)
Descripción
Expresa la diferencia absoluta de las prevalencias de cada grupo
Valor obtenido del cociente de la prevalencia A entre la prevalencia B
multiplicado x 100
Es la pendiente de la línea de regresión lineal simple que muestra la relación
entre la salud de un grupo y su posición socioeconómica relativa.
Se interpreta como el número de unidades que en promedio varia la variable
dependiente (salud) por cada unidad que aumenta la variable independiente
(socioeconómica)
Fuente: Midiendo desigualdades en salud. Universidad de Michigan 2010 (CD-ROM) (101).
Estas medidas se seleccionaron por ser las más sencillas y de fácil replicabilidad
en estudios similares. Además, por la disponibilidad de los datos, con una sola
medida en el tiempo, con prevalencias de enfermedades de una pequeña
población, como es el caso del presente estudio.
En cada población se tratará de aplicar el modelo de regresión lineal simple
(RLS), en el que se analiza la variable dependiente en función de la
independiente, buscando una relación lineal pero antes es necesario puntear en
el diagrama de dispersión la información, para ver si se ajustan los datos a la
recta, luego esto se constata al calcular el coeficiente de determinación (R2).
2.5
Consideraciones éticas
El protocolo fue revisado y aprobado por el Comité institucional de ética del
Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá (anexo #4).
La entrada a las comunidades se realizó a través de ODECO y las oficinas locales
de la Secretaría de Salud en La Ceiba y a nivel de comunidad.
Los riesgos para los participantes en el estudio se consideraron que fueron
mínimos, ya que no se realizaron pruebas invasivas. Se identificaron los
siguientes aspectos como los más “dañinos” para los participantes y la forma en
que se intentaron disminuir al mínimo:

Incomodidad por invadir su intimidad, tanto en su casa, privacidad familiar
e individual. Por esto se realizaron visitas con personal conocido de la
84
comunidad, de la manera más cordial posible, con respeto y sin
comentarios durante y fuera del levantamiento de información.

Incomodidad por la toma de medidas físicas, debido a que se realiza con
el mínimo de ropa posible, para lo cual se les solicitó que se colocaran
una bata en una habitación y se tomaron los datos con mucha discreción
y respeto sin hacer comentarios alusivos, sin roces físicos que causaran
molestias a los participantes.

Leve dolor por el pinchazo al momento de realizar la glucometría en uno
de los dedos de la mano, con un riesgo mínimo de infección. Se
desinfectaba al inicio y final con algodón empapado en alcohol y se dejaba
una cinta especial para estos efectos.

Los participantes podrían sufrir de hambre momentánea por esperar su
turno para la toma de la glucometría. Para evitarlo, se les atendía con la
mayor prontitud posible en el centro de salud respectivo; posteriormente
se hizo en sus viviendas.
A pesar de estas invasiones realizadas a los participantes, el beneficio, en el
sentido ético, tanto a nivel poblacional como individual, es el hecho de poder
caracterizar la población en general con los hallazgos del estudio así como el de
identificar personas no controladas.
2.5.1 Derechos humanos
Con personas de la misma población afrohondureña y mestiza en los equipos que
levantaron la información, se consideró minimizar cualquier abuso de los derechos
de los participantes o falta de respeto a sus costumbres. Estas personas en su
mayoría ya habían recibido cursos en diversas ocasiones sobre derechos
humanos, liderazgo y habían participado en otros estudios de diferente índole,
además de que estaban inmersas en las costumbres de la población participante
porque la mayoría eran parte de ellas. Por lo general también manejaban el idioma
garífuna, algunas el inglés, además del español, para una mejor comunicación el
85
idioma o lenguaje que resultara más cómodo para el participante, aunque al final
no fue necesario.
2.5.2 Información a los participantes.
ODECO realizó por diferentes medios el anuncio de la realización del estudio,
sus beneficios y la importancia de participar entre la población de las
comunidades participantes para propiciar su participación, informando del
período (fechas) en que se llevaría a cabo para que recibieran a los equipos en
sus hogares, así como la manera en que los visitarían, de manera voluntaria, y
en el momento que así lo consideren, podrían retirarse sin que esto causara
ninguna llamada de atención o malestar por parte de los equipos conformados
para recolectar los datos.
Durante la visita a sus casas, el equipo correspondiente, conformado por
personas mestizas y afrohondureñas para respetar las costumbres y minimizar la
invasión, brindó a cada persona una carta con la información del estudio y el
consentimiento informado (anexo #5) dándole tiempo para su lectura y contestar
preguntas, si fuera el caso. De no saber leer, se le dio lectura a la carta por parte
de un miembro del equipo o por un familiar. Se explicó que los datos que se
recolectarían serán utilizados únicamente para fines del estudio y que se harían
los esfuerzos necesarios a fin de la que las personas conocieran los resultados y
recibieran atención aquellas que así lo requieran. Se dieron los teléfonos de los
responsables de la investigación por si deseaban hacer alguna consulta en
particular en ese momento o más tarde. De estar de acuerdo, el documento fue
firmado junto con un testigo, entregándole una copia del mismo. Si la persona no
sabía escribir pero estaba de acuerdo en participar, un familiar podía firmar por
ésta persona, siempre con la firma de un testigo.
El levantamiento de datos se estimó que duró alrededor de 30 minutos. De
manera inmediata, con su nombre, se le entregaron los resultados a los
participantes de las medidas físicas así como de la glucometría y se hizo la
86
respectiva referencia con el nombre de la persona, al centro de salud más cercano
para aquellas personas a las que se les detectó un problema de enfermedad.
2.5.3 Beneficios para el participante
Este estudio dio la oportunidad a los participantes de conocer su situación con
respecto a los factores de riesgo de las enfermedades crónicas, datos de
medidas antropométricas y su glucometría, que de manera regular logran
acceder con escasas oportunidades.
Basado en los hallazgos de este estudio, ODECO y la región de salud de
Atlántida, trabajarían para la prevención de las enfermedades crónicas en base
al control de los factores de riesgo, con énfasis en estos grupos de población, en
búsqueda de que se minimicen las desigualdades identificadas entre los grupos,
por las condiciones de salud estudiadas.
2.5.4 Confidencialidad de los datos
Se tomaron los datos respectivos y los nombres de los sujetos fueron anónimos
al tiempo de analizarlos. Para esto, la encuesta se manejó con un código que fue
asignado a cada una de ellas.
Únicamente el investigador principal tiene acceso a esta información, por alguna
situación particular que requiera el análisis de los datos, para identificar el
participante que presente datos que requieran confirmación o tratamiento
específico. Todas las encuestas son resguardadas por la investigadora y lo hará
por un período de dos años, para desecharlos posteriormente a través de
incineración. Cada miembro de los equipos participantes firmó un acuerdo ético,
garantizando que no divulgaría la información personal de los participantes
durante y fuera del estudio.
87
2.5.5 Manejo de residuos biológicos e insumos relacionados a la
glucometría.
Cuando se hizo la glucometría en los centros de salud, se realizó la eliminación
de las lancetas, cintas y otros materiales utilizando los recipientes desechables
respectivos (uno para lancetas y otro para las cintas).
Durante la glucometría de casa en casa, se instruyó al personal de enfermería,
que lo realizó sobre la importancia de las medidas de bioseguridad, recolectando
apropiadamente el material utilizado, desechándolo en el centro de salud
respectivo para su manejo posterior.
2.6
Técnicas y procedimientos
2.6.1 Obtención de la información.
Al inicio del estudio, desde la selección del tema, se realizó una extensa revisión
de bibliografía de los últimos años, así como la recién publicada; se identificaron
estudios previos e instrumentos posibles de utilización, así como los contactos con
aliados potenciales. Se hicieron consultas con expertos sobre la relevancia del
tema para Honduras, para conocer sus experiencias en investigación en el tema
de crónicas, particularmente con la única encuesta oficial realizada en Honduras
(11).
Con la finalidad de obtener la información de la primera etapa, se utilizó el
instrumento STEPS. Se revisó el cuestionario aplicado en el estudio CAMDI pero
posteriormente se conoció el instrumento de la metodología STEPS (“paso a
paso” o STEPwise) (61) de la OMS para la vigilancia de los factores de riesgo de
las enfermedades crónicas, que es menos complicado para su aplicación y que
está estandarizado para el levantamiento de la información socioeconómica y
demográfica, los factores de riesgo (alcoholismo, sedentarismo, tabaquismo y
alimentación), la toma de medidas físicas, la presión arterial y toma de medidas
bioquímicas, que en este caso se consideró la glucometría por todos los
beneficios que esto implica.
88
El instrumento de recolección de información se adaptó y validó al contexto.
STEPS hace hincapié en que las cantidades pequeñas de datos de buena calidad
tienen un mayor valor que las grandes cantidades de datos deficientes. Se basa
en las dos siguientes premisas fundamentales:
• La recopilación de datos homogéneos.
• La flexibilidad para su uso en una variedad de situaciones y entornos en los
países.
STEPS usa una muestra representativa de la población estudiada. Esto permite
la generalización de los resultados al resto de la población. La herramienta de
STEPS empleada para recopilar datos y medir los factores de riesgo de
enfermedades crónicas se llama Instrumento STEPS y comprende tres niveles
o “Steps” distintos de evaluación de los factores de riesgo: Step 1, Step 2 y Step
3, como se enumera en el siguiente cuadro.
Cuadro 9. Descripción y finalidad de los pasos en la metodología STEPS
Step/
Paso
1
Descripción
Finalidad
Recomendación
Recopilación de
Información demográfica y
conductual, mediante
cuestionario en la vivienda
Obtener datos básicos acerca de:
Todos los países o
• Información sociodemográfica.
lugares pueden
• Consumo de tabaco y alcohol
realizar los elementos
• Estado nutricional.
básicos de Step 1
• Actividad física
2
Recopilación de medidas
Aprovechar los datos básicos del primer paso y La mayor parte de los
físicas, con pruebas
determinar la proporción de adultos que:
países o lugares
sencillas, en la vivienda
• Padecen sobrepeso y obesidad
deberán realizar Step2
• Tienen la tensión arterial alta
3
Extracción de muestras de Cuantificar la prevalencia de la diabetes o de la Sólo recomendado
sangre para su medición
glucemia elevada, y de los lípidos sanguíneos
para entornos bien
bioquímica
anormales
abastecidos
Tomado de: WHO STEPwise Approach to Chronic Disease Risk-Factor Surveillance (61).
La adaptación del instrumento (Anexo # 6) se realizó en marzo 2013 y se realizó
una prueba piloto en julio 2013 en la ciudad de La Ceiba. Se utilizó de manera
impresa con los cinco equipos previamente capacitados (ver listado en anexo 6).
La adaptación consistió en modificar las palabras comunes en la población
89
afrohondureña y mestiza de la zona norte de Honduras, con el cuidado de dejar
la información que requería el estudio, alcanzar los objetivos, que fuera sencillo
de utilizar con los recursos limitados y por el
personal disponible, que
contribuyera a la calidad de los datos recolectados.
El total de preguntas fueron 84 de la siguiente manera: 11 de información general
del encuestado, nueve para el step #1 (información socioeconómica y
demográfica), 46 para el step #2 (factores de riesgo), 13 para medidas físicas y
cinco para el step #3 (toma de glucometría).
Para el examen físico, la investigadora capacitó a todos los participantes, quienes
practicaron el examen físico con la toma de medidas de peso, talla y presión
arterial. Se reforzaron estas habilidades nuevamente al inicio de la investigación.
Entre las encuestadoras, se encontraban enfermeras tituladas o por finalizar, lo
cual fue de gran apoyo por su conocimiento y experiencia para el levantamiento
de datos, tanto en confiabilidad como precisión.
Para la toma de medidas se dispuso del siguiente equipo:

Glucómetros marca AUTOCHECK con sus respectivas cintas y
lancetas.

Esfigmomanómetros marca LANE (Lane instrument corporation)

Tallímetros flexibles

Básculas electrónicas, marca SECA.

Cintas métricas plásticas flexibles para la medición de la cintura.
Se utilizó una prueba de glucometría por la rapidez de la respuesta y lo
económico de la prueba. Esta se realizó después de un período sin ingesta
calórica de por lo menos ocho horas.
90
Figura 2. Diagrama que ilustra el concepto general de la metodología STEPS.
Tomado de: WHO STEPwise Approach to Chronic Disease Risk-Factor Surveillance (61).
91
Cuadro 10. Unidades estándar en las mediciones físicas.
Medición física
Unidad
Mínimo
Máximo
Presión arterial sistólica
mm Hg
40
300
Presión arterial diastólica
mm Hg
30
200
Estatura
cm
100.00
270.00
Peso
Kg
20.00
340.00
Índice de masa corporal
Kg/m2
11.00
75.00
Perímetro de cintura
cm
30.00
200.00
Tomado de: WHO STEPwise Approach to Chronic Disease Risk-Factor Surveillance (61).
El cuadro 10 muestra las unidades estándar que se utilizan en la metodología
STEPS para las mediciones físicas, su límite inferior y superior para la
introducción de los datos.
Los equipos de encuestadores (anexo #7 listado de participantes) fueron
supervisados por la investigadora y otra persona profesional en enfermería con
amplia experiencia. Se realizó la prueba piloto del 30 de Julio al 1 de Agosto de
2013 con el personal participante de ODECO y la Región Departamental de salud
de Atlántida, donde se fortalecieron habilidades sobre la vigilancia de los factores
de riesgo relacionados con las enfermedades crónicas, incluyendo la toma de
medidas antropométricas (peso, talla y cintura) y levantamiento de datos.
La fase de levantamiento de datos se hizo del 17 al 26 de Septiembre de 2013,
iniciando con una revisión y recordatorio del instrumento STEP a utilizar, así
como la toma de medidas antropométricas.
Para realizar la prueba de glucosa capilar se entregó una referencia a los centros
de salud respectivos durante la visita a cada vivienda para el levantamiento de
información. En los centros de salud se realizó inicialmente la glucometría en
ayunas.
Del 20 al 26 de Septiembre 2013 se logró alcanzar el 38.0% de participación en
la glucometría de las encuestas realizadas, faltando aproximadamente dos
tercios por completar la prueba. Por esta razón se procedió a realizar una
92
búsqueda de casa en casa en las siguientes dos semanas al levantamiento de
encuestas.
De las medidas tomadas que más dificultad tuvieron fue la toma de la presión
arterial, ya que los tensiómetros digitales a veces no encendían o daban datos
erróneos, por lo que se tuvo a mano un esfigmomanómetro manual para la
confirmación de datos cuando era necesario.
Se tomaron dos observaciones para la estatura, dos para el peso y para el
perímetro de cintura, tomando para la medida definitiva el promedio de éstas, a
menos que hubiera una diferencia entre ellas mayor que 0.5 unidades, se debía
tomar una tercera medida y el promedio se calculaba de las medidas más
cercanas.
Los resultados se compartirán con líderes y personal de salud de ambas
comunidades, entre otros, para dar a conocer su situación y buscar estrategias
de apoyo para fomentar la prevención de estas enfermedades.
2.6.2 Toma de datos físicos
Presión arterial: Se le pidió a cada participante que se sentara tranquilamente
durante cinco minutos sin cruzar las piernas, colocando el brazo izquierdo en una
mesa con la palma hacia arriba, sin ropa que le cubra el brazo. Se le colocó el
brazalete por encima de la muñeca, ajustándolo y sujetándolo con el velcro
respectivo. Se mantuvo el brazalete al mismo nivel que el corazón durante la
medición. Se tomó dos veces consecutivas. La primera toma a los cinco minutos
de haberse sentado, y la otra a los cinco minutos posteriores. De encontrarse una
diferencia de más de 10 mm Hg entre ambas se volvería a tomar una tercera
vez. Se verificó que los brazaletes fueran adecuados en tamaño para comodidad
de los participantes. Además de estos brazaletes digitales, se utilizaron también
esfigmomanómetros manuales para cuando fuera necesario para confirmar
datos.
93
Medidas antropométricas: Se tomaron dos veces: el peso corporal, la estatura
y la medida de la cintura. Se efectuó una tercera medida en los casos en que la
diferencia entre las dos primeras fuera mayor que 0.5 unidades. Se consignó el
promedio de los dos valores obtenidos (los dos más cercanos cuando fuera
necesaria una tercera medición).
La estatura se midió para calcular el índice de masa corporal. Se le pidió al
participante que se quitara lo que llevara puesto en los pies como zapatos, tenis,
sandalias, etc., y en la cabeza como sombrero, gorra, cola, cintas, diadema, etc.,
así como en los bolsillos. Se fijó el tallímetro flexible en una pared firme y con un
piso plano, o colocando una madera firme en el peso. Se midió colocando a la
persona descalza y con los pies juntos y centrados contra una escala métrica
pegada a la pared y viéndolo de frente. Los ojos debieron estar a la misma altura
que las orejas. Se le pidió al participante que aspirara y que se mantuviera recto
con los talones, las pantorrillas, los glúteos, los omóplatos y la cabeza en contacto
con la pared. Se colocó una escuadra de madera, cartón firme o similar sobre la
cabeza de la persona, con la que se hizo presión contra el cabello. La estatura
se consignó aproximando al milímetro más cercano.
El peso también se midió para poder determinar el índice de masa corporal. Para
esto se instaló la balanza electrónica portátil en el piso y se confirmó que se
encontrara en cero. El participante debía continuar sin nada en los pies ni en la
cabeza, así como con el mínimo de ropa posible. Cada equipo llevaba dos batas
disponibles, una para mujer y otra para hombres, por si fuera necesario
utilizarlas, pero era suficiente con que la persona estuviera con la menor ropa
posible (de preferencia con batas las mujeres y shorts los hombres, por
encontrarse en sus casas). La persona debía subirse a la báscula sin moverse,
mirando al frente y manteniendo los brazos a cada lado de su cuerpo, esperando
hasta que se le pida que se baje una vez que la persona tomara los datos
obtenidos de la balanza.
94
Todavía sin colocarse la ropa nuevamente y en un lugar que le resultara menos
incómodo esta medición, con sumo respeto y directamente sobre la piel, se tomó
la medida de la cintura a la altura de la parte más prominente de la pared
abdominal (generalmente, a la altura del ombligo), también aproximando al
milímetro más cercano, al final de una respiración normal, con los brazos
relajados a cada lado.
Glucosa en plasma capilar: Las campañas poblacionales de detección
temprana de la diabetes están empleando la técnica de la reflectometría con
sangre capilar del dedo, ampliamente aceptadas para estudios epidemiológicos
por ser menos dolorosa y costosa, aumentando la accesibilidad a la población
general. De acuerdo a la American Diabetes Association (ALAD, 2014) para el
diagnóstico y manejo de la diabetes mellitus (102), para el diagnóstico de la
diabetes, es esencial una glucemia igual o mayor a 126 mg·dL en ayunas
(período sin ingesta calórica de por lo menos ocho horas).
Este tipo de análisis fue utilizado en el estudio CAMDI de Guatemala y El
Salvador, y en el presente estudio, los participantes fueron invitados a realizarse
la prueba en el centro de salud con personal entrenado para tal fin y utilizando
las medidas de bioseguridad mencionadas. Se les invitó a llegar a las siete de la
mañana en ayunas desde la noche anterior y ahí mismo se les brindó su resultado
anotado en su hoja respectiva. El resultado fue anotado en un listado con el
nombre del participante para su identificación posterior en la base de datos.
2.6.3 Procesamiento y análisis de datos
El procesamiento de los formularios recopilados se realizó en tres etapas. En la
primera se efectuó una revisión manual en campo durante la recolección de datos
para verificar el adecuado llenado del instrumento de recolección de información.
Aquellos donde faltaba algún dato o no era entendible, se confirmó con la persona
que había levantado la información y se procedía a completarla o corregirla,
según fuera el caso.
95
En la segunda etapa, los datos de los formularios fueron capturados en una
plantilla de Excel.
Posteriormente en la etapa final se verificaron las
inconsistencias en la base de datos, de aquellos valores considerados extremos
o no plausibles. Las inconsistencias fueron corregidas, verificando directamente
en el formulario con la información primaria y fueron excluidos los casos donde
no fue posible la corrección de la inconsistencia, que fueron un mínimo de casos.
Para todos los datos cuantitativos se utilizó estadística descriptiva para resumir
la información; se emplearon medidas de tendencia central estimadas
(promedios, media, máximo, mínimo, moda y los tres cuartiles) de forma puntual
para datos numéricos, proporciones para datos categóricos, con intervalos de
confianza.
Se utilizó la aplicación informática EPI INFO 7 versión 7.1.1.14 (2/7/2014) y el
análisis fue realizado por tipo de población, afrohondureño y mestizo, según las
variables estudiadas en cada objetivo.
Para la identificación de diferencias significativas entre los grupos de población
se pueden utilizar pruebas de hipótesis, que mediante la regla de decisión y el
valor de la probabilidad asociada al estadígrafo, de acuerdo al nivel de
significación utilizado, brindan esta información de forma directa. En este trabajo,
cuando se compararon promedios, se utilizó la prueba t de Student, ya que se
desconocía la varianza.
Se utilizaron también los intervalos de confianza (IC) al 95% de las proporciones
y prevalencias de las variables de estudio seleccionadas que, mediante su
comparación, indican si el verdadero valor del parámetro estimado está con una
confiabilidad determinada, contenido dentro del mismo, por lo que al comparar
ambos grupos, si estos intervalos están incluidos uno en otro, se puede
considerar que no difieren entre sí.
96
Existirá diferencia significativa si la proporción o prevalencia estimada en un
grupo no está contenida en el intervalo de confianza estimada para la misma
variable en el otro grupo, o si ambos intervalos de confianza no se traslapan.
En ambos casos influye de forma importante, el tamaño muestral con que se
trabaja, si este es grande se facilita encontrar diferencias significativas entre
grupos, por pequeñas que éstas sean.
Los intervalos de confianza:
◦
Tienen la ventaja de brindar además información sobre la precisión
de las estimaciones a comparar.
◦
Se conoce la precisión de las estimaciones
con que se está
trabajando.
◦
La no detección de estas puede ser debido también al tamaño
muestral pequeño que brindan intervalos muy amplios y poco
informativos.
Para el análisis de las desigualdades (absoluta, relativa y el índice de efecto por
estimación de la pendiente) se utilizó el programa Excel y se consideraron como
variables socioeconómicas continuas los ingresos familiares y los grupos de
edad; como variables de salud se consideraron la obesidad, hipertensión arterial
y la diabetes mellitus 2; esto con el propósito de describir las desigualdades, más
que explicarlas. Las fórmulas para su medición (101) son las siguientes:

Desigualdad Absoluta (DA) = [A – B]

Desigualdad Relativa (DR) = (A/B)

Índice de Efecto (IE) = β1 de y = β0 + β1(pm PSE) + ε
Se considera variable dependiente la variable de salud y variable
independiente a las categorías de posición socioeconómica (pm PSE). Se
estimará por regresión lineal simple y de no ajustar los datos, se utilizará
de manera logarítmica como segunda opción.
97
2.6.4 Consideraciones finales del capítulo.
En el presente capítulo se abordó el método de la investigación, mediante el cual
se realizó una detallada exposición de la forma en que se alcanzaron los objetivos
del estudio. La organización precisa del levantamiento de información fue
fundamental para contar con información de calidad sobre el perfil de salud de
ambos grupos de población.
98
Capítulo III.
Presentación y análisis de resultados
100
Capítulo III.
Presentación y análisis de resultados
Este capítulo aborda los hallazgos identificados con el levantamiento de
información realizado en el estudio de acuerdo a los objetivos planteados, en
orden secuencial, partiendo de la caracterización sociodemográfica de las
comunidades, hasta determinar las desigualdades en salud entre ambas
comunidades, además del análisis respectivo y comparativo de las mismas.
3.1
Caracterización de la situación socio demográfica y económica
Es importante la caracterización socioeconómica y demográfica de las
poblaciones estudiadas ya que estos aspectos están muy relacionados con su
salud y propicia las desigualdades sociales en salud de las poblaciones. La
distribución de los dos grupos de población del estudio en las diferentes variables
es importante para caracterizarlos según los datos obtenidos. Estos elementos
son clave para identificar cómo se distribuyen las ENT según variables socio
demográficas y económicas estudiadas para finalmente determinar si existen
desigualdades sociales en salud en estas poblaciones.
Las dos comunidades, Corozal y Sambo Creek, forman parte del municipio de La
Ceiba. La población de este municipio (2001) estaba compuesta por 46.7% de
hombres y 53.3% por mujeres, y su estructura se muestra en el cuadro 11, que
fue de utilidad para la estimación de la muestra como se mencionó en el marco
metodológico. Aunque la estructura de la población total del presente estudio no
es comparable a la del municipio de La Ceiba, es una referencia.
Cuadro 11. Estructura poblacional para las comunidades de Sambo Creek y Corozal,
La Ceiba (Atlántida). Honduras, 2001 y 2013.
Población CENSO 2001*
para La Ceiba
No.
%
20 a 39
1,903
61.3
40 a 64
951
30.6
65 y mas
252
8.1
Total
3,106
100.0
*Fuente: Anuario estadístico del INE, 2001 (103)
Resultados estudio
Grupos de edad
101
No.
325
301
80
706
%
46.0
42.6
11.3
100.0
En el cuadro 11 se observa que el grupo más joven está reducido en comparación
a lo que se podría haber esperado, lo que hace que los otros grupos incrementen
su participación y se encuentre una proporción de población con mayor edad.
Edad
La edad es una característica básica para conocer el comportamiento de la salud
en los dos grupos de población.
Cuadro 12. Edad en años por grupo de población.
Medida
Media
Mínima
Máxima
Mediana
Moda
Q1
Q3
Afrohondureño
años
Mestizo
años
Total
Años
45.1
20.0
92.0
42.0
30.0
31.0
57.0
42.6
20.0
87.0
40.0
31.0
29.0
53.0
44.2
20.0
92.0
41.0
25.0
30.0
55.0
En el cuadro 12 se observa que la edad media en la población total fue de 44.2
años (20.0 mínimo y 92.0 máximo), para los afrohondureños de 45.1 (20.0
mínimo y 92.0 máximo) y de 42.6 años para los mestizos (20.0 mínimo y 87.0
máximo). La mediana fue de 41 en el grupo de población total, 42 para
afrohondureños y 41 para mestizos. La edad más repetida fue la de 25 años para
la población total, 30 para afrohondureños y 31 para mestizos. Hasta un 25%
(Q1) de la población tiene 30 años de edad (31.0 afrohondureños y 29.0
mestizos); hasta un 75% (Q3) tiene 55 años (57 años afrohondureños y 53 años
los mestizos). Estos datos podrían indicar que la población afrohondureña
alcanza a llegar una edad mayor que la mestiza.
Se observa que la distribución de edad en la población afrohondureña es más
asimétrica que la observada en los mestizos, aunque hasta la mitad de sus
poblaciones tienen casi la misma edad, sus edades medias varían siendo mayor
la de los afrohondureños, lo que sugiere que la otra mitad de la población hay
personas con edades mayores que en la mestiza.
102
La distribución por edad es importante pues permite caracterizar el tipo de
población, si ésta es joven, propia de países en desarrollo (pirámide de base
ancha y vértice estrecho) con alta natalidad y alta mortalidad, que condiciona una
menor esperanza de vida; o si se mantienen a lo largo de la vida con una
esperanza de vida elevada (pirámide de base estrecha y el vértice ancho, con
forma de cilindro) con poca natalidad y mortalidad, propia de países con alto
desarrollo, que además tienen muy poca migración.
Cuadro 13. Población según grupo de población y edad
Grupos de
Edad/años
20 – 29
30 – 39
40 – 49
50 – 59
60 – 69
70 y +
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
n
461
99
107
89
61
48
57
%
IC
21.5
23.2
19.3
13.2
10.4
12.4
17.9 – 25.6
19.5 – 27.4
15.9 – 23.3
10.3 – 16.8
7.9 – 13.7
9.6 – 15.8
n
245
64
55
46
41
16
23
Total
%
IC
26.1
22.5
18.8
16.7
6.5
9.4
20.7 – 32.1
17.4 – 28.2
14.1 – 24.2
12.3 – 22.0
3.8 – 10.4
6.0 – 13.8
n
706
163
162
135
102
64
80
%
IC
23.1
22.9
19.1
14.5
9.1
11.3
20.1 – 26.4
19.9 – 26.3
16.3 – 22.3
11.9 – 17.3
7.1 – 11.5
9.1 – 13.9
IC: intervalo de confianza al 95%
En la población general se observa, en el cuadro 13, que predominan las
personas de 20 – 39 años, igual comportamiento se evidencia al interior de
ambos grupos, en los que no existen diferencias significativas para ningún grupo
de edad entre las poblaciones estudiadas. Al considerar los grupos de población
de 60 años y más en cada tipo de población, la proporción de personas de esta
edad 22.8% (14.8, 30.8) en el grupo afrohondureño es mayor en comparación de
los mestizos 15.9% (4.4, 27.4), sin encontrar diferencias significativas al
comparar sus intervalos de confianza.
De acuerdo a la estructura poblacional del INE 2001 (96) para el municipio de La
Ceiba, después de 12 años en condiciones desfavorables para la población
hondureña, se hubiera esperado el 60.0% de población en el grupo de 20 a 39
años de edad, el 30.0% entre 40 y 60 años de edad y el 10.0% para el grupo de
60 años y más, al no haber otra estructura poblacional más actual para verificar
el ajuste de la muestra de la misma. Para la población de las dos comunidades
de estudio fue de 46.0%, 33.6% y 20.4% respectivamente, es decir, el doble de
103
la población de 60 años y más, con menos población joven que lo esperado,
probablemente debido a la migración y / o mortalidad de éstos, lo que disminuye
la fuerza laboral y reproductiva y aumenta la importancia relativa de los grupos
de edades más elevadas.
Sexo
Es importante conocer la distribución de la población de ambas comunidades por
sexo. La relación “número de nacimientos masculinos y femeninos”, al nacer
generalmente es de 1.05, ya que nacen más varones que niñas. Esta relación se
modifica según exista una alta migración y mortalidad en los hombres por lo que
a los 40 años podría disminuir a 1.00, y a partir de esta edad se invierte,
encontrando más mujeres que hombres en los años finales de la vida, esto debido
a la sobre mortalidad masculina a lo largo de la vida.
Cuadro 14. Población según grupo de población y sexo.
Sexo
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
n
461
89
372
%
IC
19.3 17.7 – 21.1
Masculino
80.7 78.7 – 82.3
Femenino
IC: intervalo de confianza al 95%
n
245
58
187
Total
%
IC
23.7
76.3
21.8– 25.8
74.3– 78.2
n
706
147
559
%
IC
20.8
79.2
17.9 - 24.0
75.9 - 82.1
En el cuadro 14 se observa un predominio de la población femenina, que en
general constituye más de las tres cuartas partes de la población, igual
comportamiento se observa al interior de cada grupo aunque más marcado en
los afrohondureños, en todos los casos se observan diferencias significativas
entre ambos sexos ya que no hay inclusión de valores en los intervalos de
confianza, tanto para la población total como para los grupos estudiados.
De acuerdo a los resultados encontrados y lo esperado según el INE 2001, la
proporción de mujeres para estas comunidades era del 53.8% para el 2001, lo
que es superado por 23 puntos porcentuales a la fecha. Estos resultados podrían
ser producto de los procesos de migración de los hombres debido a la búsqueda
de mejores oportunidades de trabajo o a un exceso de mortalidad masculina, lo
104
que les hace poblaciones altamente vulnerables considerando la alta proporción
de mujeres responsables de sus familias, por el rol económico y reproductivo, el
cuidado de los hijos, de personas mayores y de ellas mismas.
Tiempo de residencia
La variable “tiempo de residencia” pretende diferenciar a aquellos recién llegados
de los que tienen más de cuatro años en la comunidad, con el fin de contar con
más elementos en la caracterización de ambos grupos y la posible influencia en
los hallazgos.
Cuadro 15. Tiempo de residencia de los grupos de población
Años
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
n
%
IC
n
%
IC
245
461
14
2.9
2.3 – 3.8
<1
30
6.3
5.4 – 7.5
1a3
417
90.8
89.4 – 91.9
4y+
IC: intervalo de confianza al 95%
14
22
209
5.7
8.9
85.4
4.7 – 6.8
7.7 – 10.3
82.7 – 86.9
Total
n
%
IC
706
28
52
626
4.2
7.6
88.2
3.6 - 4.9
6.8 - 8.4
87.1 - 89.2
De acuerdo al cuadro 15, el 88.2% de la población total tiene más de cuatro años
de residir en las comunidades de estudio. Por grupo de población, la población
afrohondureña tiene mayor proporción de habitantes con cuatro y mas años de
residencia en su comunidad que la mestiza, con diferencias significativas, dado
que fueron los colonizadores de esas comunidades, según los antecedentes
expuestos al inicio de este informe, además de la red social y laboral que han
conformado a lo largo de décadas, mientras que los mestizos arribaron más
recientemente en busca de mejores oportunidades.
Escolaridad
El nivel de escolaridad de la población es un factor utilizado en los análisis
socioeconómicos por su influencia en los ingresos en el hogar, número de hijos,
salud, entre otros. También es una de las tres variables utilizada en la
metodología para medir el desarrollo humano junto con variables de salud y de
105
ingreso per cápita, denotando mejor calidad de vida y bienestar en general. Por
otra parte, ha sido una variable utilizada en estudios de desigualdades sociales
en salud, junto con la actividad laboral, ya que esta resume la escolaridad y los
ingresos, con el fin de relacionarla con la clase social.
La variable escolaridad es de suma importancia para la estimación de
desigualdades sociales en salud en ambos grupos y entre ellos, ya que se puede
categorizar ordinalmente.
Cuadro 16. Escolaridad de los grupos de población.
Escolaridad
Ninguno
Primaria incompleta
Primaria completa
Secundaria completa
Bachillerato/técnico completo
Universidad completa
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
N
461
28
121
186
60
51
15
%
95% IC
6.0
26.2
40.5
12.8
11.3
3.2
5.1 – 7.2
24.3 – 28.1
38.4 – 42.7
11.4 – 14.3
9.9 – 12.8
2.5 – 4.1
N
245
27
80
92
26
16
4
%
95% IC
10.9
32.8
37.5
10.7
6.6
1.7
9.5 – 12.4
30.6–34.9
35.3–39.7
9.3 – 12.2
5.5 – 7.8
1.1 – 2.4
Total
N
706
55
201
278
86
67
19
%
95% IC
8.3
29.3
39.1
11.8
9.1
2.5
7.5 - 9.3
27.9 - 30.8
37.5 - 40.6
10.8 - 12.8
8.2 - 10.0
2.0 - 3.0
IC: intervalo de confianza al 95%
En el cuadro 16 se observa que en la población total, aproximadamente el 8.0%
no tiene ningún grado académico, que sumado a los que no alcanzaron a
completar su primaria, representan más de un tercio sin escolaridad o con muy
bajo nivel educativo formal, casi similar a la proporción que alcanzó a terminar su
primaria. Menos de un tercio de población alcanzó a terminar su secundaria, el
bachillerato o un técnico y solo el 2.5% alcanzó a terminar la universidad, lo cual
refiere comunidades con niveles muy bajos en educación formal en general.
Sin embargo, la proporción de personas con un proceso académico terminado,
de la primaria completa en adelante, es mayor en la población afrohondureña con
diferencias significativas únicamente del bachillerato/técnico completo y la
universidad lo que les confiere una ventaja sobre los mestizos.
Por tanto, en la población mestiza es mayor la proporción de personas que no
lograron alcanzar algún grado académico o tienen la primaria incompleta, que
suman aproximadamente el 43.7%, en comparación con el 32.2% que suma la
106
población afrohondureña, con una clara desventaja para la población mestiza.
Las diferencias son significativas entre ambos grupos.
Estado civil
La variable “estado civil” agrupa a los participantes según sus costumbres de
legalizar o no su vida en pareja, así como sus preferencias de convivencia en
pareja o no, lo que permitirá conocer más acerca de ambos grupos que conviven
en las mismas condiciones ambientales. Generalmente las personas no se casan
hasta tener un mínimo de estabilidad económica y las personas acompañadas o
casadas generalmente viven más y mejor que los solteros, viudos y divorciados,
ya que el hecho de estar casado le da estabilidad económica y social a la pareja.
De acuerdo a su estado civil, la población se divide en tres grandes porciones:
quienes están solteros, casados y en unión libre. La menor proporción se refiere
a los que están separados/divorciados, seguidos de las personas viudas. Esto
podría referir que las personas separadas/divorciadas prefieren volver a unirse
en pareja o que sus relaciones son duraderas. Sin embargo, las personas viudas,
probablemente por su edad, permanecen sin volverse a unir.
Cuadro 17. Estado civil de los grupos de población.
Estado civil
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
n
n
%
IC
%
IC
461
245
160
34.7
32.7 – 36.8
Soltero/a
114
24.7
22.9 – 26.7
Casado/a
9
2.0
1.5 – 2.7
Separado/Divorciado
136
29.5
27.6 – 31.5
Unión Libre
42
9.0
7.9 – 10.4
Viudo
IC: intervalo de confianza al 95%
58
86
4
84
13
23.5
35.4
16.3
34.2
5.4
21.6 – 25.5
33.2 – 37.6
1.1 – 2.4
32.0 – 36.4
4.4 – 6.5
Total
n
706
%
IC
218
200
13
220
55
29.4
29.8
1.8
31.7
7.3
27.9 - 30.8
28.4 - 31.2
1.4 - 2.31
30.3 - 33.2
6.5 - 8.2
Como se puede observar en el cuadro 17, el matrimonio y la unión libre es una
práctica mayormente realizada en el grupo mestizo, mientras que en el
afrohondureño es mayor la soltería, la unión libre y después el matrimonio, en
107
ese orden, además de la viudez, con diferencias significativas con respecto a los
mestizos, lo que marca preferencias, costumbres y acontecimientos de la vida de
estos grupos. La unión libre se practica en el tercio de la población de ambos
grupos, aunque con diferencias significativas.
La viudez en el grupo afrohondureño es casi una décima parte de la población y
es el doble que en el grupo mestizo con diferencias significativas.
Actividad laboral
La actividad laboral es una variable socioeconómica que categoriza a la
población para conocer los medios de sostenimiento de su familia y de desarrollo
de sus comunidades, además resume en ocasiones la escolaridad y el ingreso
de una persona que permite la estimación de las desigualdades sociales en los
grupos y entre ellos. Se pueden observar categorías de personas con empleos
fijos con mayores beneficios sociales, los que son dependientes como las amas
de casa, estudiantes y desempleados, y los que invierten su mano de obra en
actividades independientes.
Cuadro 18. Actividad laboral de los grupos de población.
Actividad laboral
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
n
461
16
21
87
23
274
16
24
%
IC
3.6
2.8 – 4.5
Empleado de gobierno
4.7
3.9 – 5.7
Empleado sector privado
19.0
17.4 – 20.8
Trabajador independiente
5.1
4.2 – 6.2
Estudiante
58.8
56.7 – 60.9
Ama(o) de casa
3.6
2.8 – 4.5
Jubilado/pensionado
5.3
4.4 – 6.4
Desempleado
IC: intervalo de confianza al 95%
n
245
5
8
63
6
147
4
12
Total
%
IC
2.1
3.2
25.9
2.4
59.8
1.6
4.9
1.5 – 2.9
2.5 – 4.2
23.9 – 28.0
1.8 – 3.3
57.5 – 62.0
1.1 – 2.4
3.9 – 5.9
n
706
21
29
150
29
421
20
36
%
IC
2.9
4.0
22.3
3.8
59.3
2.7
5.1
2.4 - 3.5
3.4 - 4.7
21.0 - 23.7
3.3 - 4.5
57.7 - 60.8
2.2 - 3.2
4.4 - 5.8
En el cuadro 18 se observa que la principal actividad laboral remunerada es la
que realizan los trabajadores independientes con 22.3% de la población total, que
sumado a quienes desempeñan empleos fijos en ambos sectores (gobierno y
privado), estarían alcanzando el 29.2% de personas generando ingresos,
mientras que las personas dependientes como ama(o) de casa (59.3%),
108
estudiantes, desempleados y jubilados (11.6%) sumarían las otras dos terceras
partes de la población.
Esto refiere que ambas comunidades sobreviven con los ingresos de un tercio de
las personas y que existirían otros medios diferentes como la recepción de
remesas, lazos de solidaridad, entrega de bonos u otros medios para su
manutención. Un estudio más profundo podría brindar mayores elementos al
respecto para orientar proyectos de empleo y mejoramiento de ingresos para el
desarrollo de estas comunidades así como los programas sociales.
Esta situación es similar en ambos grupos de población, pero la población
mestiza se dedica más al trabajo independiente que la afrohondureña,
observándose diferencias significativas entre ambos (siete puntos porcentuales
más en los primeros), posiblemente porque elige utilizar su propia mano de obra
en pequeñas empresas, mientras que los afrohondureños parecieran preferir los
empleos remunerados, ya que existen también más proporción de jubilados (el
doble que los mestizos) con diferencias significativas. Esto se encuentra
asociado al nivel de escolaridad en ambos grupos, que es menor para los
mestizos, así como al hecho de que al tener menos tiempo en las comunidades,
buscan de manera rápida el generar sus propios ingresos.
Esto le confiere al grupo mestizo mayor vulnerabilidad por encontrarse
posiblemente fuera de servicios de la seguridad social, por no encontrarse
adscritos a la misma, que les hace depender de los servicios gratuitos que
pudieran ofertarse en las comunidades y sus alrededores con los gastos de
bolsillo que esto implica por el desabastecimiento frecuente de medicamentos.
También es relevante que el doble de afrohondureños son estudiantes en
relación con los mestizos, con diferencias significativas, lo que llama la atención
sobre las oportunidades que los afrohondureños brindan a sus jóvenes y a la falta
de ellas en los mestizos, además de que el tiempo de desarrollar sus redes
sociales es más amplio, lo que les ha permitido generar mejores oportunidades.
109
Nivel de ingreso familiar
El ingreso familiar resume los logros alcanzados en escolaridad, empleo y la
inserción social de la familia en la comunidad, reflejando un sentido de bienestar
y calidad de vida que le permite un acceso a los servicios de salud y otros
similares, además de recreación y solvencia para la vida adulta mayor, lo que
abonaría a una esperanza de vida más prolongada de aquellos que no lograron
consolidar estas metas familiares.
Esta variable es de suma importancia para identificar las brechas de las
desigualdades sociales; es de difícil obtención y en el presente estudio se dejó
de registrar el 12.5% de estos datos en total (9.7% en el grupo afrohondureño y
15.7% en los mestizos) que los participantes no respondieron por distintas
razones (desconocimiento, se negaron a brindarla). A pesar de esta limitación los
resultados se analizaron con precaución considerando únicamente los datos
obtenidos y asumiendo que los que no respondieron presentan las mismas
características que los que sí lo hicieron.
Cuadro 19. Nivel de ingreso familiar de los grupos de población.
Nivel ingreso familiar
/dólares Estados
Unidos
< 100.00
100.00 y < 250.00
250.00 y < 400.00
400.00 y < 600.00
600.00 y +
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
n
N
%
IC
%
IC
417
206
N
623
%
IC
168
166
59
19
5
232
276
82
26
7
37.2
44.3
13.2
4.2
1.1
31.0, 43.5
38.4, 50.2
5.8, 20.5
-3.5, 11.9
-6.7. 8.9
40.3
38.8
14.3
4.6
1.2
32.9, 47.7
32.4, 47.3
5.3, 23.0
-4.8, 13.9
-8.3, 10.7
64
110
23
7
2
31.1
53.4
11.2
3.4
0.9
19.7, 47.2
44.1, 68.7
-1.7, 24.0
-10.0, 16.8
-12.6, 14.6
Total
IC: intervalo de confianza al 95%
En el cuadro 19 se observa que en la población total hay más de una tercera
parte de familias que reciben muy escasos ingresos (<$100), 40.3%
afrohondureños y 31.1% mestizos; seguidos por 44.3% de familias que reciben
bajos ingresos ($100 a menos de $250). Esta proporción se incrementa para los
mestizos al 53.4% mientras que en los afrohondureños es de 38.8% sin
diferencias significativas. Esto sugiere que hay mayor proporción de familias con
110
menores ingresos (<$100) en el grupo de afrohondureños que en los mestizos,
con nueve puntos porcentuales sin diferencias significativas.
A partir de los $250 en adelante los grupos se vuelven muy pequeños con apenas
13.2% de participación con ingresos de $250 y <$400 y de 5.3% de $400 en
adelante, sin diferencias significativas entre ambos grupos, lo que sugiere que
cuatro quintas partes de la población vive con menos de $250 mensuales,
situación que se replica al interior de los grupos de población.
Figura 3. Nivel de ingreso en ambas poblaciones.
PROPORCIÓN DE FAMILIAS (%)
Afrohondureños
60
50
53.4
40.3
40
30
Mestizos
38.8
31.1
20
14.2
11.2
10
4.6
3.4
1.2 0.9
0
<$100
$100 a <$250 $250 a <$400 $400 a <$600
$600 y +
NIVEL DE INGRESOS FAMILIARES EN US$
En la figura 3 se observa que hay mayor proporción de afrohondureños que
perciben menos de $100. Aproximadamente el 80% en total de ambos grupos
viven con menos de $250 mensuales.
Número de miembros por familia
El número de miembros por familia es relevante para conocer, además de la
caracterización familiar, su relación con la situación económica, ya que un mismo
ingreso brinda diferente bienestar a hogares de distinta composición y tamaño.
111
Cuadro 20. Número de miembros por familia de los grupos de población.
Número de
miembros
por familia
Hasta 3
De 4 a 6
De 7 a 12
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
n
461
201
197
63
%
IC
43.3
42.8
13.9
41.2 – 45.5
40.7 – 44.9
12.4 – 15.5
n
245
109
113
23
Total
%
IC
44.5
46.1
9.4
42.2 – 46.8
43.8 – 48.4
8.2 – 10.9
n
706
310
310
86
%
IC
43.9
44.4
11.8
42.3 - 45.5
42.8 - 45.9
10.8 - 12.8
IC: intervalo de confianza al 95%
Las familias en estas comunidades son ampliadas o extendidas, pueden convivir
hasta tres o más generaciones en el mismo hogar. En el cuadro 20 se puede
observar que la proporción de familias hasta tres y de cuatro a seis miembros es
similar en ambos grupos (44.0%), restando un 12.0% para las familias de siete a
doce miembros, es decir, la mayor parte de las familias (88.0%) en general tienen
hasta seis miembros.
Aunque existen familias grandes en los mestizos (9.4%), existen diferencias
significativas con los afrohondureños (13.9%), es decir, las familias más grandes
son características en este grupo. En promedio las familias en total tienen 4.1
miembros al igual que las afrohondureñas (mínimo 1 y máximo 12, mediana 4),
mientras que las mestizas 4.0 (mínimo 1, máximo 10, mediana 4).
Finalmente,
se
pueden
resumir
las
características
más
importantes,
sociodemográficas y económicas de la población afrohondureña, de 20 años y
más de edad, en este estudio, destacando que el 80.7% son mujeres,
seguramente por la alta migración de los hombres.
Llama la atención que el
44.7% son jóvenes adultos entre 20 y 39 años de edad, que podrían estar
aportando económicamente a sus comunidades y familias.
Difiere de la estructura esperada para el pueblo garífuna y de habla inglesa
encontrada por otros estudios ampliados. Esta es una población envejecida con
una proporción de personas de 60 y más años de 22.7% de población de 60 años
y más, con un máximo de 92 años de edad. Ya que la población es longeva, el
9.0% es viudo/a y llama la atención que una tercera parte es soltero/a, que estaría
relacionado a la alta proporción de jóvenes.
112
La mayoría son mujeres y se dedican a las labores de la casa (58.8%) seguido
de trabajo independiente por el 19.0%. El 8.7% se dedica a trabajos remunerados
con el gobierno y sector privado con los beneficios sociales que ello implica. Sólo
un 5.0% refirió estar desempleado aunque la población dependiente es alta. El
5.1% estudia, por lo que los afrohondureños no descuidan el futuro porque tienen
mayor proporción de personas estudiando, comportamiento que no se observa
similar en la población mestiza.
El 90.8% de la población afrohondureña habita en las comunidades de Sambo
Creek y Corozal por más de cuatro años, dado que entre otras cosas, fueron los
colonizadores de esta zona, por lo que se esperaría mantuvieran sus costumbres
y cultura, además de una red social fortalecida. Es una población que se ha
esforzado por estudiar y salir adelante. El 32.0% no había logrado completar la
primaria, mientras que el 68.0% había logrado terminar este nivel incluyendo a
los que obtuvieron secundaria, bachillerato y hasta algunos la universidad.
El 44.4% de las familias en general tienen entre cuatro y seis miembros, lo que
está relacionado con la pobreza, ya que los ingresos no serían suficientes para
todas las necesidades del hogar, además porque el 80.0% refirió recibir menos
de $250 mensuales de ingresos familiares, por lo que constituyen una población
de escasos recursos, particularmente los afrohondondureños, que podrían
percibir otros medios como remesas de familiares que viven en el exterior, bonos
de programas sociales, entre otros. A diferencia de los mestizos, el 13.9% de las
familias afrohondureñas tienen siete a doce miembros, lo que les caracteriza
como familias ampliadas.
Entre las características más importantes de la población mestiza de 20 y más
años se encontró que el 72.3% son mujeres. Es una población más joven que la
afro hondureña con un 48.6% de población de 20 a 39 años y 35.5% de 40 a 59
años, con un máximo de 87 años de edad, habitando por más de cuatro años el
85.4% de la población en las comunidades de Sambo Creek y Corozal.
113
El 43.6% no había logrado completar primaria, mientras que el 56.4% había
terminado la primaria, secundaria, bachillerato y hasta algunos la universidad, es
decir, doce puntos porcentuales menos que los afrohondureños, que es una
desventaja tanto para oportunidades laborales mejor pagados que contribuyan al
mejoramiento de su calidad de vida en general. Una tercera parte de esta
población son casados y otra tercera parte vive en unión libre.
La mayoría del grupo mestizo son mujeres y se dedican a las labores de la casa
(59.8%) seguido por quienes realizan trabajo independiente (25.9%), proporción
que es mayor que en el grupo afrohondureño y con diferencias significativas,
seguramente relacionado tanto a las escasas oportunidades de empleo
asalariado como al nivel de escolaridad que el grupo mestizo tiene. Sólo un 4.9%
refirió estar desempleado. El 84.4% de la población recibe menos de $250
mensuales y el 46.0% de las familias tienen entre cuatro y seis personas y un
9.0% de familias de más de siete personas, lo que les dificultaría su situación
económica.
Entre ambas poblaciones se pueden observar similares resultados en cuanto a
composición mayoritaria por mujeres, aunque éstas alcanzan a vivir más años en
el grupo afrohondureño y presentan una mayor proporción de personas solas por
pérdida de la pareja (viudas). En ambas poblaciones, la mayoría se dedica a las
labores del hogar, a ser ama(o) de casa.
Los afrohondureños, dan mayor
oportunidad a sus hijos de alcanzar estudios que los mestizos, mientras que éstos
se dedican a trabajo independiente, probablemente relacionado a sus más bajos
niveles de escolaridad, sin seguridad social que les proteja. En cuanto a pobreza,
el grupo afrohondureño tiene más familias que viven con menos de $100.00 al
mes (40.3%) que los mestizos (31.1%). En ambos grupos, hay una proporción
similar y pequeña de familias con mejores ingresos familiares (5.8% en los
afrohondureños y 4.3% en los mestizos).
Aunque existen más familias afrohondureñas en pobreza, tienen mejores
oportunidades de estudio que las familias mestizas. Los mestizos por su parte
114
realizan mayor trabajo independiente que los afrohondureños, con menores
opciones de seguridad social, que les haría más vulnerables que los
afrohondureños.
3.2 Prevalencia de los factores de riesgo asociados a la diabetes mellitus 2,
hipertensión arterial y obesidad.
La prevalencia de los factores de riesgo (consumo de tabaco y alcohol,
alimentación y actividad física) asociados a las enfermedades crónicas no
transmisibles, se determinó en este estudio para cada grupo de población.
Particularmente en la alimentación, se exploraron las características del consumo
de frutas y verduras, tipo de grasa utilizada, consumo de comidas preparadas y
percepción de consumo de la sal.
Consumo de tabaco
El tabaco es una de las mayores amenazas para la salud pública que ha tenido
que afrontar el mundo y hasta la mitad de los consumidores actuales podrían
morir por una enfermedad relacionada con el tabaco (104) como el cáncer,
enfermedades crónicas respiratorias, cardiopatía isquémica del corazón, entre
otras. Aquellos que mueren prematuramente además privan a sus familias de
ingresos, aumentan el costo de la atención sanitaria y dificultan el desarrollo
económico.
Cuadro 21. Prevalencia del hábito de fumar según grupo de población.
Fumador
actual
Si
No
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
No.
461
41
420
%
IC
8.9
91.1
7.7 -10.3
89.8 - 92.3
No.
245
15
230
Total
%
IC
6.0
93.9
5.0 - 7.2
92.8 - 94.9
No.
706
56
650
%
IC
7.6
92.5
6.7 - 8.7
91.6- 93.3
IC: Intervalo de Confianza al 95%
En el cuadro 21 se puede observar que el 7.6% de la población total es
consumidora actual de algún producto de tabaco, mientras que el 8.9% refirió
este hábito en la población afrohondureña y el 6.0% de la mestiza,
evidenciándose diferencias significativas entre ambos grupos.
115
La edad promedio de inicio de fumar fue de 22.7 años (10,77), mientras que para
los afrohondureños fue de 24.9 años (10, 77), para los mestizos fue de 17.7 (12,
24), lo que evidencia que los mestizos inician, en promedio, el consumo de tabaco
siete años antes que los afrohondureños dañando su salud por este mal hábito
antes que los afrohondureños, que fuman en mayor proporción que los
anteriores, constatándose diferencias significativas entre ambos grupos en
relación a la prevalencia del hábito de fumar.
Consumo de Alcohol
El uso nocivo del alcohol tiene grandes repercusiones en la salud pública, y está
considerado como el tercer factor de riesgo más importante de muerte prematura
e incapacidad. El uso nocivo de alcohol es un factor de riesgo en más de 200
enfermedades y problemas de salud, provoca discapacidades a edades
tempranas. En el grupo etario de 20 a 39 años, un 25.0% de las defunciones son
atribuibles al consumo de alcohol. Más allá de las consecuencias sanitarias, el
consumo nocivo de alcohol provoca pérdidas sociales y económicas importantes,
tanto para las personas como para la sociedad en su conjunto (105).
Se estimó el consumo de alcohol en los últimos 30 días, como uno de los factores
de riesgo de las enfermedades crónicas en ambas poblaciones para identificar
diferencias entre ambos grupos, esto en función de aquellos que mencionaron
haber consumido alcohol, 138, a los que se les preguntó si lo habían consumido
en los últimos 30 días; ccon estos datos se definió el cuadro 22.
Cuadro 22. Consumo de alcohol actual según grupo de población.
Consumo de alcohol
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
No.
No.
%
IC
%
114
73
41
24
8
16
64.0
54.5 - 72.8
Sí
35.9
27.2 - 45.4
No
IC: Intervalo de Confianza al 95%
33.3
66.7
Total
IC
15.6 - 55.3
44.7 - 84.4
No.
138
81
57
%
IC
55.4
44.6
51.63 -59.1
40.9 - 48.5
En el cuadro 22 se observa que el 55.4% consumió alcohol en los últimos 30
días, 64.0% en la población afrohondureña y el 33.3% en la mestiza con 30
116
puntos porcentuales más en los afrohondureños, pero sin diferencias estadísticas
significativas, lo que se debe posiblemente al menor tamaño de la población
mestiza estudiada ya que solo 24 personas refirieron consumir alcohol, y de éstas
solo ocho confirmaron haberlo hecho en los últimos 30 días.
Alimentación saludable
Consumo de frutas y verduras
El consumo de frutas y verduras se consideró como una variable que brindaría
información sobre la protección que estos alimentos producen al consumirlos al
menos 5 porciones al día, con el fin de identificar brechas en su consumo y entre
poblaciones.
El promedio de días en que la población refiere consumir frutas a la semana es
de 3.5 para las 569 personas que las consumen; 3.8 días a la semana los
afrohondureños y 3.5 los mestizos. El promedio de porciones de frutas
consumidas al día por los afrohondureños es de 1.5 (1, 5) y por los mestizos de
1.3 (1, 3), sin que existan diferencias significativas entre ambos grupos
(p=0.3121).
El 15.2% (12.1, 18.9) de los afrohondureños y el 23.7% (18.5, 29.5) de mestizos
no consume frutas, por lo que éstos últimos presentan una alta desventaja con
respecto
a
los
afrohondureños,
aunque
sin
diferencias
significativas
posiblemente por el menor tamaño de la población estudiada.
Cuadro No. 23. Prevalencia referida de consumo diario de frutas según grupo
de población.
Consumo de
frutas diario
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
No.
No.
%
IC
%
IC
384
268
61
40
15
68.5
66.2 – 70.7
1
16.1
14.5 – 17.9
2
11.0
9.6 – 12.6
3
4.4
3.5 – 5.5
4y+
IC: Intervalo de Confianza al 95%
185
147
26
12
0
117
79.2
14,2
6.6
0.0
76.9 – 81.2
12.5 – 16.2
5.4 – 8.1
-
Total
No.
569
415
87
52
15
%
IC
73.3
15.3
8.0
2.4
71.7 – 74.8
14.1 – 16.6
8.1 – 10.1
1.9 – 3.0
El cuadro 23 muestra los hallazgos de quienes manifestaron consumir fruta en
su alimentación. Los afrohondureños consumen más, al menos tres porciones de
frutas (11.0%) que los mestizos (6.6%) con diferencias significativas.
Mientras que el mayor porcentaje de población (73.3%) come una sola porción al
día de frutas, el 68.5% de la población afrohondureña y el 79.2% de la mestiza
consumen esta cantidad, existen 10 puntos porcentuales de diferencia, por lo que
los mestizos se colocan en mayor desventaja ante la protección que las frutas
brindan contra las ENT, con diferencias significativas entre ambos grupos.
Con respecto al consumo de verduras, 561 personas de la población total las
consumieron en promedio 3.4 días a la semana; 3.5 días los afrohondureños y
3.3 días a la semana los mestizos, evidenciándose diferencias significativas entre
ambas poblaciones (p = 0.0019).
El 17.1% (13.9, 20.9) de los afrohondureños y el 24.5% (19.2, 30.4) de mestizos
no consume verduras, sin diferencias estadísticas significativas.
Cuadro No. 24. Prevalencia referida de consumo diario de verduras según
grupo de población.
Consumo diario
de verduras
1
2
3
4y+
No.
382
267
61
33
15
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
%
IC
No.
%
IC
185
69.2
66.9 – 71.4
138
74.2 71.8 - 76.5
16.9
15.1 – 18.8
24
14.2
12.5 -16.2
9.4
8.1 – 10.9
14
7.7
6.4 - 9.2
4.6
3.6 – 5.7
7
3.9
2.9 - 5.1
Total
No.
567
405
87
47
22
%
71.3
15.7
8.6
4.3
IC
69.8 – 73.0
14.4 – 17.0
7.7 – 9.7
3.6 – 5.0
IC: Intervalo de Confianza al 95%
De acuerdo al cuadro 24, con las personas que refirieron consumir verduras, el
71.3% de la población total consume una sola porción al día, mientras que los
mestizos lo hacen en un 74.2% y los afrohondureños en un 69.2%, es decir, los
primeros con mayor desventaja, con diferencias significativas, lo que se confirma
con la media de porciones de verduras consumidos al día, ya que en los
afrohondureños es de 1.5 (1, 4) y de 1.4 (1, 4) para los mestizos, con diferencias
significativas (p = 0.0113).
118
Al hacer un análisis del consumo de frutas y verduras, se evidencia que el 72.2%
(70.6, 73.7) de mestizos y el 70.8% (69.2, 72.4) de afrohondureños consumen al
menos una porción de frutas o de verduras al día respectivamente, sin observarse
diferencias significativas entre ambos grupos. En ambos casos se trata de una
gran proporción de personas cuyo comportamiento no es recomendable,
después del no consumo de ninguna de los dos alimentos naturales, ya que la
meta al menos es consumirlos cinco veces al día.
Cuadro No. 25. Porcentaje del consumo diario de frutas y verduras según
grupo de población.
Consumo de
porciones de
frutas y
verduras al día
0
2
3
4
5y+
No.
445
79
82
55
68
171
Grupo de población
Afrohondureño
No.
%
IC
245
17.4
15.8 – 19.2
60
17.6
16.0 – 19.4
52
11.8
10.5 – 13.3
24
15.1
13.6 – 16.7
32
38.0
35.9 – 40.2
77
Total
Mestizo
%
IC
24.7
21.1
9.8
13.0
31.5
22.8 – 26.7
19.2 – 22.9
8.5 – 11.2
11.5 – 14.7
29.4 – 33.6
No.
690
139
134
79
100
248
%
IC
20.9
19.3
10.9
14.1
34.9
19.7 – 22.2
18.1 – 20.6
9.9 – 11.9
13.0 – 15.2
33.4 – 36.4
IC: Intervalo de Confianza al 95%
A pesar de que individualmente el consumo de frutas y verduras es bajo, cuando
se considera el consumo simultáneo de ambos alimentos (n= 690, las restantes
16 personas solo consumían una fruta o una verdura), en el cuadro 25 se
evidencia que el 38.0% y 31.5% de afrohondureños y mestizos respectivamente
consumen 5 porciones y más de ambos alimentos diariamente, lo que constituye
un factor protector, mejor para el grupo afrohondureño que para el mestizo, con
diferencias estadísticas significativas. Por otro lado, el consumo nulo de estos
alimentos es más alto en el grupo mestizo (24.7%) que en el afrohondureño
(17.4%), habiendo una diferencia significativa entre ambos grupos.
En resumen y de acuerdo al cuadro 25, los afrohondureños consumen más
porciones de frutas y verduras al día que los mestizos, y más porciones de frutas
(3, 4 y más) que de verduras, con diferencias significativas entre ambos grupos,
con el beneficio que esto implica para su salud en general.
El escaso consumo de frutas y verduras puede deberse a razones como:
119

Precio elevado de ambos productos, debido la distancia desde los centros
de producción a los puntos de venta, así como a las pérdidas debidas a
las altas temperaturas de la zona.

Escasez de frutas y verduras por falta de condiciones o interés para su
producción y venta (falta de subsidio, escasez económica, etc.).

Pérdida de cultivos de frutas y verduras autóctonas en huertas familiares
y comunales donde se dispone de terrenos para ello.

Pérdida del hábito de consumo de frutas y verduras autóctonas.
Consumo de aceite o grasa
El tipo de aceite o grasa para cocinar es otro aspecto de interés al evaluar las
prácticas alimentarias de una población, porque está confirmado que el exceso
de grasas trans, grasas saturadas y sal, así como un consumo insuficiente de
fruta y verdura en la dieta, genera una carga considerable de fallecimientos por
enfermedades cardiovasculares (106). En el presente estudio se consideró el
consumo de aceite de coco como una práctica cultural de mucho interés debido
a que es una grasa saturada. Sin embargo los resultados muestran hallazgos
importantes.
Cuadro No. 26. Principal tipo de aceite o grasa utilizado más frecuentemente
para cocinar según grupo de población.
PRINCIPAL Tipo
de grasa para
cocinar
Grupo de población
TOTAL
Afrohondureño
No.
%
IC
461
Mestizo
No.
245
%
IC
No.
706
%
IC
Aceite vegetal
387
83.5
81.8 – 85.0
146
59.9
57.7 – 62.2
533
72.3
70.9 – 73.7
Manteca vegetal
Aceite coco
Manteca animal
Margarina de barra
Aceite oliva
Ninguno
63
14.1
12.7 – 15.7
91
36.8
34.6 – 39.1
154
24.9
23.6 – 26.3
2
0
1
7
1
0.4
0.0
0.3
1.4
0.3
0.2 – 0.9
0.1 – 0.6
0.9 – 2.1
0.1 – 0.6
1
2
2
2
1
0.4
0.5
0.8
0.8
0.4
0.2 – 0.9
0.5 – 1.3
0.5 – 1.4
0.5 – 1.3
0.2 – 0.9
3
2
3
9
2
0.4
0.4
0.5
1.1
0.3
0.3 – 0.7
0.2 – 0.6
0.3 – 0.8
0.8 – 1.5
0.2 – 0.6
IC: Intervalo de Confianza al 95%
El aceite vegetal es la grasa más frecuentemente utilizada por un 72.3% (70.9,
73.7) de la población total, seguido por la manteca vegetal por el 24.9% (23.6,
120
26.3), como se observa en el cuadro 26. Las grasas restantes no tienen uso
relevante, como el aceite de coco, ingrediente que se ha considerado típico de la
zona norte, particularmente de uso común para la población afrohondureña que
posiblemente sea más utilizado para productos de venta que para consumo
familiar.
El aceite vegetal es consumido más por la población afrohondureña que por la
mestiza, como se muestra en el cuadro con una diferencia significativa de 23
puntos porcentuales. Esto debido probablemente a que la población
afrohondureña recibe mayor influencia extranjera por sus familiares en el exterior,
donde se usa mayormente aceite vegetal.
La manteca vegetal es de mayor uso hondureño por costumbre y por más bajo
precio que el aceite, lo que muestra un mayor consumo en el grupo mestizo, con
22.7 puntos porcentuales por encima de las familias afrohondureñas que la
consumen, con diferencia estadística significativa.
Esta información podría
eliminar el mito del uso de aceite de coco por parte de los afrohondureños, pues
la misma escasa proporción es utilizada por ambas poblaciones.
También
muestra la vulnerabilidad del grupo mestizo por el uso de la manteca vegetal, y
que todavía se observa el consumo de manteca animal por este mismo grupo.
Consumo de comidas preparadas
Se consideró relevante analizar el consumo de comidas preparadas en este
estudio dado que en estas comunidades, aunque son periféricas de la ciudad de
La Ceiba, se ha producido un incremento de las comidas rápidas, quizás como
parte de la globalización, este tipo de alimentación se practica cada vez más,
incluso en los lugares más remotos, en detrimento de la salud de las poblaciones,
aun cuando se conoce que estas comidas no son saludables.
121
Cuadro No. 27. Porcentaje de personas que consumen comida preparada
semanalmente según grupo de población.
Consumen comida
preparada
semanalmente
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
No.
No.
%
IC
%
IC
461
245
97
20.9
19.2 - 22.7
Sí
305
66.2
64.1 - 68.3
No
59
12.9
11.5 - 14.4
No contestó
IC: Intervalo de Confianza al 95%
34
189
22
13.9
77.3
8.81
12.3 -15.5
75.4 - 79.2
7.6 - 10.2
TOTAL
No.
706
%
IC
131
494
81
18.5
69.9
11.5
11.9 - 25.2
65.9 - 74.0
4.5 – 18.4
Según el cuadro 27, el 18.5% refirió consumir comida preparada (cualquier
comida como desayuno, merienda, almuerzo o cena) durante la semana, 69.9%
no compra y el 11.5% no contestó. Destaca que según grupo de población hay
diferencias significativas a expensas de un mayor consumo en
los
afrohondureño.
El promedio de número de platos de comida comprada por semana fue de 2.4
por los afrohondureños y de 1.8 por los mestizos, probablemente relacionado con
la actividad laboral en el primer grupo de población, que refirió tener actividad
laboral en el gobierno y en la empresa privada en mayor proporción que los
mestizos, además de un mejor poder adquisitivo y más rápida tendencia a la
occidentalización. Estas diferencias no son significativas.
De esta manera, la población afrohondureña estaría en mayor exposición, ya que
también compran en mayor proporción comida preparada durante la semana que
los mestizos (20.9% en los afrohondureños y 13.9% en los mestizos) habiendo
una diferencia significativa entre ambos grupos, lo cual aumenta los riesgos para
este grupo de población.
Consumo de sal
Uno de los principales factores implicados en el origen de la hipertensión arterial
(HTA) primaria es el excesivo consumo de sodio, que se ingiere en la dieta en
forma de cloruro sódico (sal común), de manera que por cada 2.5 g de sal se
toma 1 g de sodio. La OMS ha recomendado que la ingesta máxima de sal diaria
sea de 5 g para prevenir la hipertensión arterial, por lo que muchos países están
122
basando parte de sus acciones e intervenciones para la prevención de
enfermedades crónicas en medidas de prevención primaria, como es la
reducción de la ingesta de sal, desde todos los enfoques posibles, del contenido
de sal en los alimentos, de la adición de sal en la cocina, y la concienciación de
los ciudadanos sobre esta situación, para obtener resultados satisfactorios (107).
Cuadro No. 28. Percepción del consumo de sal en sus comidas según grupo de
población.
Consumo
de sal
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
No.
No.
%
IC
%
IC
461
24
115
320
2
5.1
4.2 – 6.2
Mucha
24.9
23.1 – 26.9
Justa
69.5
67.4 – 71.5
Poca
0.4
0.22 – 0.9
No sabe
IC: Intervalo de Confianza al 95%
245
11
81
153
0
4.4
33.1
62.6
0.0
3.6 – 5.5
30.9 – 35.2
60.3 – 64.8
TOTAL
No.
706
35
196
473
2
%
IC
4.8
28.8
66.2
0.2
4.1 - 5.5
27.4 - 30.3
64.7 - 67.7
0.1 - 0.5
De acuerdo al cuadro No. 28, el 4.8% de la población total refirió consumir mucha
sal en sus comidas, sin diferencias significativas entre ambos grupos; el 28.8%
refirió consumir la cantidad justa y el 66.2% poca, ambas con diferencias
significativas, por lo que los mestizos (33.1%) percibieron agregar una cantidad
justa de sal que los afrohondureños (24.9%). Sin embargo, estos refirieron en
mayor proporción (69.5%) agregar poca sal en relación a los mestizos (62.6%).
El 0.2% no contestó.
Aunque esta información es sobre la percepción del consumo durante su
alimentación, brinda una idea general de que un 5.0% de la población está
consciente que la consume en exceso. La valoración “justa” y “poca” es bastante
relativa, si se considera el consumo de alimentos preparados y comidas
compradas fuera de casa en sustituto de algún tiempo de comida, sin considerar
la cantidad de cloruro de sodio que contienen los refrescos embotellados y
enlatados, pan, galletas, entre otros, que también se consumen como snacks,
meriendas e incluso como un tiempo de comida por lo que ameritaría una
exploración que permita conocer a mayor profundidad lo que sucede con la
123
ingesta real de sodio en la población en general, sobre todo porque no se
consideró si ya existían restricciones en su consumo, por la prevalencia de
hipertensión existente.
Actividad Física
La mala alimentación y la inactividad física son dos de los principales factores de
riesgo de hipertensión, hiperglucemia, hiperlipidemia, sobrepeso u obesidad y de
las principales enfermedades crónicas, como las cardiovasculares, el cáncer o la
diabetes. La actividad física como otro factor de riesgo de las ENT se valoró en
ambas comunidades, por lo que es una de las variables más importantes para
identificar políticas, programas y planes de apoyo por la lucha contra el
sedentarismo y la disminución de ambientes obesogénicos. La actividad física
se valoró en sus tres niveles de intensidad y por comunidad.
De acuerdo al cuadro 29, el 62.5% (60.9, 63.9) de la población tiene actividad
física baja, es decir, la gran mayoría de la población; el 27.4% (26.0, 28.9)
intermedia y el 10.1% (9.2, 11.1) alta. En el cuadro se observa que más de la
mitad de ambas poblaciones tienen baja actividad, y ésta es superior en los
mestizos que en los afrohondureños, con una diferencia significativa de casi 11
puntos porcentuales.
Cuadro No. 29. Nivel de actividad física según grupo de población.
Actividad
física
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
No.
No.
%
IC
%
IC
461
265
151
45
57.1
54.9 – 59.3
Baja
32.9
30.9 – 34.9
Intermedia
9.9
8.7 – 11.4
Alta
IC: Intervalo de Confianza al 95%
245
167
53
25
68.4
21.4
10.2
66.2 – 70.5
19.6 – 23.3
8.9 – 11.7
Total
No.
706
432
204
70
%
IC
62.5
27.4
10.1
60.9 - 63.9
26.0 - 28.9
9.2 - 11.1
La actividad física intermedia es realizada por el 32.9% de la población
afrohondureña y por el 21.4% de los mestizos, con una diferencia también
significativa de casi 11 puntos porcentuales a favor de los afrohondureños. En
cuanto a la actividad física alta, no existen diferencias significativas entre ambos
124
grupos, realizándola el 9.9% de los afrohondureños y el 10.2% de los mestizos,
ambos casos con valores muy bajos.
Estos resultados sugieren que más de la mitad de la población requiere de apoyo
en la promoción de actividad física para desarrollarla como medida preventiva y
de control de las enfermedades crónicas, mayormente prioritario en el grupo
mestizo.
Al analizar el comportamiento de los factores de riesgo estudiados en ambos
grupos de población, se puede evidenciar que el grupo afrohondureño consume
en mayor proporción tabaco y alcohol que los mestizos, así como más comidas
preparadas fuera de casa. A su favor tienen un consumo de frutas y verduras
más alto que los mestizos así como de aceite vegetal, realizar más actividad física
de intensidad moderada y que percibieron consumir poca sal con diferencias
significativas respecto a los mestizos.
El grupo mestizo consume en menor proporción tabaco y alcohol que los
afrohondureños, pero presenta un escaso consumo de frutas y verduras y mayor
consumo de manteca vegetal que los afrohondureños. También realizan más
actividad física de baja intensidad que éstos, lo que los expone a las
enfermedades crónicas en mayor vulnerabilidad que los afrohondureños. Con
respecto a la sal, los mestizos refirieron consumir en mayor proporción una
cantidad justa con diferencias significativas.
3.3
Prevalencia de perímetro de cintura, obesidad, diabetes mellitus 2 e
hipertensión arterial.
Se presentan a continuación los resultados sobre los antecedentes de
hipertensión y de diabetes, se exploró si los participantes habían sido
diagnosticados previamente. Enseguida se aborda la medición de la cintura como
riesgo de ENT para posteriormente brindar la información sobre la prevalencia de
obesidad, DM2 y de la hipertensión arterial para luego abordar, a partir de éstas,
la prevalencia del síndrome metabólico.
125
Hipertensión arterial y diabetes mellitus 2 diagnosticadas
previamente
La hipertensión arterial y la DM2 diagnosticadas previamente según grupo
poblacional, brindan información sobre el acceso a los servicios de salud de los
participantes.
Cuadro 30. Hipertensión arterial diagnosticada previamente según grupo de
población.
Hipertensión
diagnosticada
previamente
Grupo población
Afrohondureño
Mestizo
n
n
%
IC
%
IC
461
245
148
32.1
24.6 – 39.6
59
Si
313
67.9
62.7 – 73.1
186
No
IC: intervalo de confianza al 95%
TOTAL
n
706
%
IC
24.1
13.2 – 34.9
207
29.3
23.1 – 35.5
75.9
69.8 – 82.1
499
70.7
66.7 – 74.7
Según el cuadro 30, el 29.3% de la población total ha dicho que en los últimos 12
meses tuvo presión arterial alta, siendo mayor para el grupo afrohondureño
(32.1%) que en los mestizos (24.1%) sin diferencia significativa entre ambos
grupos, por lo que existe un comportamiento similar.
Cuadro 31. Diabetes mellitus 2 diagnosticada previamente en los últimos 12
meses según grupo de población.
Diabetes mellitus
2 diagnosticada
previamente
Si
No
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
n
n
%
IC
%
IC
461
50
411
10.9
89.2
2.2 – 19.4
85.6 - 91.7
245
21
224
8.6 1.7-15.4
91.4 86.2 - 96.7
TOTAL
n
706
71
635
%
IC
10.1
4.5 – 15.6
89.9
87.3 - 92.5
IC: intervalo de confianza al 95%
Se observa en el cuadro 31 que al 10.1% de la población total le han dicho que
tenía su nivel de glucosa alto o diabetes en los últimos 12 meses o también eran
diabéticos tipo 2 controlados, comportamiento similar al encontrado al interior de
ambos grupos, 10.9% del grupo afrohondureño y 8.6%, para los mestizos, sin
diferencias significativas.
126
Perímetro de cintura
El perímetro de cintura (centímetros), de acuerdo a los criterios establecidos para
tal fin en la metodología tanto para hombres y mujeres, es un indicador del riesgo
de algunas enfermedades crónicas, particularmente la diabetes, enfermedades
cardiovasculares, cáncer, sin necesidad de hacer otras mediciones.
Cuadro 32. Prevalencia de aumento de riesgo por perímetro de cintura según
sexo y grupo poblacional.
Sexo
MASCULINO
FEMENINO
Aumento de
riesgo por
perímetro de
cintura
Sin riesgo
Grupo población
Afrohondureño
Mestizo
n
%
IC
n
%
IC
n
%
IC
57
63.9
59.0 – 68.6
35
60.2
55.5 – 64.8
92
62.0
58.6 - 65.3
Moderado
17
18.2
15.2 – 23.1
13
22.4
18.7 – 26.6
30
20.7
18.1 - 23.6
Severo
15
17.2
13.7 – 21.4
10
17.4
14.0 – 21.3
25
17.3
14.8 - 20.1
Total
Sin riesgo
89
45
100.0
12.3
10.8 – 13.9
58
24
100.0
12.8
11.1 – 14.7
147
69
100.0
12.5
11.4 - 13.8
Moderado
47
12.6
11.1 – 14.2
43
23.1
20.9 – 25.4
90
17.4
16.1 - 18.8
Severo
280
75.1
72.9 – 77.2
120
64.2
61.6 – 66.7
400
70.1
68.4 - 71.7
Total
372
100.0
187
100.0
559
100.0
TOTAL
IC: intervalo de confianza al 95%
En el cuadro 32 se observa que en la población total, el 62.0% de los hombres
se encuentran sin riesgo, siendo pocos los que están en riesgo severo (17.3%)
en comparación con las mujeres (70.1%), aunque este valor de por sí constituye
ya un alto porcentaje, en ambos casos existen diferencias significativas entre
grupos. Con estos resultados, dos terceras partes de las mujeres en general se
encuentran en riesgo severo de contraer diabetes o de ser diabéticas a la fecha,
así como el 17.3% de hombres en general. Por otro lado, el comportamiento
general en el sexo masculino transita a la disminución del riesgo según aumenta
su intensidad, mientras que en el femenino es inverso, se va incrementando el
porcentaje de mujeres sin riesgo, al moderado para
alcanzar los mayores
porcentajes con riesgo severo.
Al interior de los grupos de población, en los hombres no existen diferencias
significativas en cuanto a los diferentes riesgos. En el caso de las mujeres, no
127
existen diferencias significativas en las que se encuentran sin riesgo, pero si las
hay en el riesgo moderado y severo.
mestizas
tienen
aproximadamente
En el riesgo moderado, las mujeres
el
doble
de
proporción
que
las
afrohondureñas, mientras que en el riesgo severo, dos terceras partes de
mestizas y tres cuartas partes de las afrohondureñas están afectadas, en ambos
casos con valores elevados, lo que les hace altamente vulnerables.
Llama la atención que el riesgo moderado en hombres y mujeres es similar en la
población mestiza, sin embargo, los hombres tienen mayor prevalencia sin riesgo
(60.0%) que las mujeres (12.6%), y que en el caso de la población afrohondureña,
los hombres presentan mayor riesgo moderado (18.2%) que las mujeres (12.6%),
aunque el mayor daño lo tienen estas últimas.
El 17.0% de riesgo severo en los hombres, sin diferencias significativas, refiere
que hay una proporción similar entre ambos grupos de población y que la alta
prevalencia de riesgo severo en las mujeres afrohondureñas, de no haber sido
comparadas con las mestizas que también tienen un alto riesgo, se hubiera
creído probablemente que es debido a su genética. No se puede descartar este
hecho, pero también nos llama la atención la alta prevalencia de la población
mestiza femenina afectada por la grasa abdominal acumulada, con riesgo
moderado y severo.
Esto sugeriría, que se debe hacer mayor uso de herramientas sencillas como la
toma del perímetro de cintura para llamar la atención en la población en general,
y del esfuerzo a realizar para alcanzar su bienestar, con herramientas tan
sencillas que no tienen mayor costo como lo es acceder a una balanza o una
visita médica. Además este es un indicador de ENT importante y que en ellos
tienen alta prevalencia, lo que les llamaría la atención a ellos mismos incorporar
estilos de vida saludables.
128
Obesidad
El sobrepeso y la obesidad se definen como una acumulación anormal o excesiva
de grasa que puede ser perjudicial para la salud. El sobrepeso y la obesidad son
el sexto factor principal de riesgo de defunción en el mundo. Cada año fallecen
alrededor 3.4 millones de personas adultas como consecuencia del sobrepeso o
la obesidad. Además, el 44% de la carga de diabetes, el 23% de la carga de
cardiopatías isquémicas y entre el 7% y el 41% de la carga de algunos cánceres
son atribuibles al sobrepeso y la obesidad (108). De ahí la importancia de
analizar las desigualdades sociales en salud en torno a ésta.
A continuación se presenta un cuadro que resume los datos promedio de
estatura, peso, perímetro de cintura, IMC por sexo y para cada grupo poblacional
para luego ofrecer un cuadro resumen de la situación nutricional de acuerdo a su
índice de masa corporal, que permitirá brindar una idea general de su situación
actual. Por la importancia de esta variable, es necesario conocer su distribución
en relación con aspectos trascendentes para esta investigación, como: los
ingresos, la escolaridad, los grupos de edad y la actividad laboral realizada por
grupos de población, con el fin de identificar diferencias y posteriormente estimar
las desigualdades sociales en salud.
Cuadro 33. Resumen de valores medios de medidas físicas relacionadas al
estado nutricional por grupos de población y sexo.
Medidas
físicas
Estatura (m)
Peso (kg)
Cintura (cm)
IMC
Sexo
Grupos de población
Hombres
Mujeres
Afrohondureños
Mestizos
1.7
74.1
89.4
25.6
1.6
75.2
95.6
28.8
1.6
78.9
96.1
30.2
1.6
70.5
92.2
28.0
Se observa en el cuadro 33, la diferencia entre ambos grupos de población, lo
que se refleja en el IMC promedio de cada uno, 30.2 (obesidad) en
afrohondureños y de 28.0 (sobrepeso) en los mestizos con diferencias
significativas en cuanto a peso (p =0.0015), talla (p=.0001), sin existir diferencias
129
entre IMC (p =0.1373) y cintura (p =0.1117) en los grupos hombre/mujer y
afrohondureños/mestizos.
Aunque en promedio existen 10 centímetros de diferencia en la estatura entre
hombres y mujeres, la diferencia de peso promedio es mayor en estas (1.1 kg
más) y por tanto 6 cm más de cintura para las mujeres, lo cual desde estas
medidas, ya se sugieren mayores problemas de obesidad en las mujeres que en
los hombres.
Esto se comprueba con el IMC, en el cual el de los hombres apenas supera el
límite superior de la normalidad (25.0) con 25.6 y el de las mujeres se encuentra
por encima del criterio de normalidad (28.8) con 3.8 puntos más, lo cual indica un
problema de sobrepeso acercándose a la obesidad (>=30.0) en ellas. Este
constituye un grave problema de salud pública para las mujeres en toda la
población, pero que indica a su vez que la tendencia de la población en general
es hacia arriba de los parámetros normales.
Cuadro 34. Estado nutricional por grupo de población.
Estado
Nutricional
según IMC
Delgadez
Normal
Sobrepeso
Obesidad
n
461
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
n
%
IC
%
IC
8
108
131
214
245
1.8
23.7
28.3
46.3
0.5,2.9
19.6,27.3
24.3,32.5
41.9,50.9
8
56
87
94
3.3
22.9
35.5
38.4
1.0,5.5
17.6,28.1
29.5,41.5
32.3,44.5
TOTAL
n
%
706
16
164
218
308
IC
2.3
23.2
30.1
43.6
1.2,3.4
20.1,26.3
27.5,34.3
39.9,47.3
IC: intervalo de confianza al 95%
En el cuadro 34 puede observarse que la población total tiene una tendencia de
incrementar
su
prevalencia
desde
la
delgadez
hasta
la
obesidad,
aproximadamente 20 veces más, situación que se repite al interior de los grupos
de población.
130
Figura 4. Estado nutricional según grupo de población.
50
Porcentaje de población (%)
45
40
35
30
Afrohondureño
25
Mestizo
20
Total
15
10
5
0
Delgadez
Normalidad
Sobrepeso
Obesidad
Estado nutricional por índice de masa corporal
Fuente: Cuadro 34
En la figura 4 se puede observar que mientras el mestizo se encuentra por encima
del afrohondureño en cuanto a delgadez y en sobrepeso, que es donde se
ensancha más la brecha, en la obesidad, aunque los afrohondureños están por
encima de los mestizos, no se tienen diferencias significativas.
Cuadro. 35. Prevalencia de obesidad según edad y grupos de población.
Grupo
edad
Grupos de población
Afrohondureño
Mestizo
n
No.
%
IC
99
30
30.3
21.3, 39.4
20 – 29
107
51
47.7
38.2, 57.1
30 – 39
89
48
53.9
43.6, 64.3
40 – 49
61
41
67.2
55.4, 78.9
50 – 59
48
22
45.8
31.7, 59.9
60 – 69
57
22
38.6
25.9, 51.2
70 y +
461
214
46.4
41.9, 50.9
Total
IC: intervalo de confianza al 95%
Total
n
No.
%
IC
n
No.
%
IC
64
55
46
41
16
23
245
16
26
17
21
6
8
94
25.0
47.3
36.9
51.2
37.5
34.8
38.4
14.4, 35.6
34.1, 60.5
23.0, 50.9
35.9, 66.5
13.8, 61.2
15.3, 54.3
32.3, 44.5
163
46
162
77
135
65
102
62
64
28
28.2
47.5
48.2
60.8
43.8
37.5
42.1
21.3, 35.1
39.8, 55.2
39.7, 56.6
51.3, 70.3
31.6, 55.9
26.9, 48.1
39.9, 47.3
80
30
706
297
Por grupos de edad se estimó la prevalencia de obesidad, como se muestra en
el cuadro 35 donde se observa que el 42.1% de la población en general está
afectada por obesidad; en el grupo de 20 a 29 años de edad ya se constata una
131
prevalencia de 28.2% (más de la cuarta parte de esa población), ya de por sí alta,
que aumenta casi al doble en el grupo de 40 a 49 años de edad (48.2%),
obteniendo su máximo valor en el grupo de 50 a 59 (60.8%), disminuyendo
después hasta llegar al grupo de 70 años y más (37.5%), pero siempre por
encima del grupo de 20 a 29 años de edad. Los afrohondureños presentan
valores más altos en todos los grupos de edad; en ningún caso hay diferencias
significativas entre los grupos de población y ambos coinciden con el mismo
comportamiento que en la población total.
En la figura 5 se observa un comportamiento de la obesidad similar en ambos
grupos, donde el grupo de edad de 50 a 59 años es el más afectado. No existen
diferencias significativas aunque llama la atención que en el grupo más joven de
20 a 29 años de edad, una tercera parte de los afrohondureños y una cuarta de
los mestizos ya estén afectados por obesidad lo que les confiere un riesgo muy
alto en su calidad de vida para el resto de ellas. Es en este grupo de edad y más
jóvenes que las acciones deberían enfocarse para retraer sus hábitos por otros
más saludables y conferirles la oportunidad de mejores condiciones de salud.
Figura 5. Obesidad por grupos de edad y por grupo de población.
Porcentaje de población (%)
80
70
60
50
40
Afrohondureño
30
Mestizo
20
10
0
20 a 29 años 30 a 39 años 40 a 49 años 50 a 59 años 60 a 69 años
Grupos de edad de la población (años)
Fuente: Cuadro 35
132
70 y +
La prevalencia de obesidad por escolaridad se estimó por cada categoría y grupo
de población, dividiendo el número de casos por cada nivel de escolaridad.
Cuadro 36. Prevalencia de obesidad por escolaridad según grupo de población.
Grupo de población
Escolaridad
n
28
121
186
60
51
15
461
Ninguno
Primaria incompleta
Primaria completa
Secundaria completa
Bachillerato/Técnico completo
Universidad completa
Total
Afrohondureño
No.
%
IC
15
53.6
35.1, 72.0
57
47.1
38.2, 56.0
97
52.2
44.9, 59.3
22
36.7
24.5, 48.9
15
29.4
16.9, 41.9
8
53.3
28.1, 78.6
214
46.4
41.9, 50.9
n
27
80
92
26
16
4
245
No.
9
33
32
12
6
2
94
Mestizo
%
33.3
41.3
34.8
46.2
37.5
50.0
38.4
Total
IC
15.6, 51.1
30.1, 52.0
25.1, 44.5
26.9, 65.3
13.8, 61.2
1, 99
32.3, 44.5
n
55
201
278
86
67
19
706
No.
24
90
129
34
21
10
308
%
43.6
44.8
46.4
39.5
31.3
52.6
43.6
IC
30.5, 56.7
37.9, 51.7
40.5, 52.3
29.2, 49.9
20.2, 42.5
30.2, 75.1
39.9, 47.3
IC: intervalo de confianza al 95%
De acuerdo al cuadro 36, la obesidad está ampliamente distribuida en toda la
población, al analizar su comportamiento según nivel de escolaridad, se observa
una diferencia mínima entre grupos sin que sea significativa.
Al interior de los grupos de población, en los afrohondureños la mayor proporción
de obesidad se da en los grupos de menor escolaridad (hasta primaria completa)
para luego disminuir e incrementar abruptamente en el grupo de universidad
completa, probablemente debido al tamaño reducido del grupo. En el grupo de
mestizos, no sigue una tendencia definida, y ya en los grupos de secundaria en
adelante los grupos son numéricamente pequeños. Ambos grupos presentan
diferencias significativas en la primaria completa, que es mayor para los
afrohondureños, donde uno de cada dos presenta obesidad mientras que en los
mestizos es uno de cada tres.
Cuadro 37. Prevalencia de obesidad por actividad laboral según grupos de
población.
Actividad
laboral
Sector Gobierno
Sector Privado
Independiente
Estudiante
Ama(o) casa
Jubilado
Desempleado
Total
Grupo de población
n
16
21
87
23
274
16
24
461
Afrohondureño
No.
%
IC
5
31.3
8.5, 53.9
7
33.3
13.2, 53.5
33
37.9
27.7, 48.1
4
17.4
1.9, 32.9
153
55.8
49.9, 61.7
6
37.5
13.8, 61.2
6
33.3
14.5, 52.2
216
46.9
42.3, 51.4
n
5
8
63
6
147
4
12
245
IC: intervalo de confianza al 95%
133
No.
0
4
20
3
62
2
3
94
Mestizo
%
0.0
50.0
31.8
50.0
42.2
50.0
25.0
38.4
Total
IC
15.4, 84.7
20.3, 43.2
9.9, 90.0
34.2, 50.2
1, 99
0.5, 49.5
32.3, 44.5
n
21
29
150
29
421
20
36
706
No.
5
11
53
7
215
8
9
308
%
23.8
37.9
35.3
24.1
51.1
40.0
25.0
43.6
IC
5.6, 42.0
20.3, 55.6
27.7, 42.9
8.6, 39.7
46.3, 55.8
18.5, 61.5
10.9, 39.2
39.9, 47.3
La prevalencia de obesidad por actividad laboral se estimó por cada categoría y
grupo de población, dividiendo el número de casos por cada tipo de actividad. De
acuerdo al cuadro 37, la mayor prevalencia de obesidad en la población total
afecta a las amas de casa y en segundo lugar a los jubilados, que presentan
diferencias significativas con respecto al resto de grupos. Llama la atención la
gran amplitud de los intervalos de confianza en la mayoría de las categorías
laborales, sobre todo aquellas con un número pequeño de personas.
Al interior de las poblaciones, este comportamiento es similar en los
afrohondureños, pero además de las amas de casa y jubilados, los trabajadores
independientes también presentan las prevalencias más altas en este grupo. En
cuanto a los mestizos, son los trabajadores del sector privado, estudiantes y
jubilados, donde uno de cada dos personas están afectados por obesidad,
aunque estos grupos presentan un pequeño número de personas e intervalos de
confianza muy amplios y poco informativos. A estos grupos les siguen con mayor
prevalencia las amas de casa. No se evidencian diferencias significativas entre
grupos para ninguna categoría laboral
En el grupo de población mestiza, la misma alta prevalencia de 50.0% se repite
entre los estudiantes, trabajadores del sector privado y jubilados, grupos
caracterizados por su pequeño tamaño, no mayor de ocho personas en cada uno,
seguido posteriormente por el grupo de amas(os) de casa.
Cuadro 38. Obesidad por ingresos familiares según grupos de población.
Nivel de Ingresos
Familiares dólares
americanos
USA$
<100.00
100.00 y <250,00
250.00 y <400.00
400.00 y < 600.00
600.00 y +
Total
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
n
168
166
59
19
5
417
No.
82
76
25
6
2
191
%
48.8
45.8
42.4
31.6
40.0
45.8
IC
41.3, 56.4
38.2, 53.4
29.8, 54.9
10.7, 52.5
0.0, 82.9
41.0, 50.6
n
64
110
23
7
2
206
No.
24
37
12
4
1
78
%
37.5
33.6
52.2
57.1
50.0
37.9
Total
IC
25.6, 49.4
24.8, 42.5
31.4, 72.6
20.5, 93.8
0.0, 119.3
31.2, 44.5
n
232
276
82
26
7
623
No.
106
113
37
10
3
269
%
45.7
40.9
45.1
38.5
42.9
43.2
IC= intervalo de confianza al 95%
La prevalencia de obesidad (n=623, el resto 83 no está obeso) por nivel de
ingresos se estimó por cada categoría y grupo de población. Se puede observar
134
IC
39.3, 52.1
35.1, 46.7
34.4, 55.8
19.8, 57.2
6.2, 79.5
39.3, 47.1
en el cuadro 38 que la obesidad está casi uniformemente distribuida entre todos
los estratos económicos, ligeramente mayor en la población entre aquellos que
perciben < $100 y los que perciben entre $250 y < $400, pero sin diferencias
significativas entre todos los grupos.
La diferencia entre ambos grupos de población es que la obesidad aumenta
según se mejoran los ingresos familiares en el grupo de mestizos, mientras que
en los afrohondureños afecta en mayor proporción a aquellos que se encuentran
en los grupos de menores recursos, a más bajos ingresos familiares mayor es la
prevalencia de obesidad que por su tipo de alimentación principalmente, rica en
carbohidratos y grasas, existe la “obesidad en la pobreza”, generalizándose la
epidemia en todos los estratos restantes, sin existir diferencias significativas.
La obesidad afecta a la mitad de los mestizos que tienen mejores recursos, y por
el contrario, en los más pobres del grupo afrohondureño, uno de cada dos sufre
de obesidad, aunque debe destacarse que no se constataron diferencias
significativas entre grupos para ningún nivel de ingresos.
Diabetes mellitus 2
La diabetes mellitus es una enfermedad metabólica crónica, caracterizada por la
hiperglucemia y asociada con una deficiencia absoluta o relativa en la secreción
o acción de la insulina, y la tipo 2 es la más común; representa aproximadamente
entre 85.0 y 90.0% de los casos y se relaciona con factores de riesgo
modificables como la obesidad o el sobrepeso, la inactividad física y los
regímenes alimentarios hipercalóricos de bajo valor nutritivo. La hiperglucemia
intermedia, a menudo llamada prediabetes, es un componente del síndrome
metabólico, que se caracteriza por la presencia de prediabetes junto con otro
factor de riesgo de enfermedad cardiovascular (hipertensión arterial, obesidad
del segmento superior o dislipidemia) (44).
135
Cuadro 39. Diabetes mellitus 2 total según grupo de población.
Diabetes mellitus 2
Referido
Capturado durante el estudio
Total
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
n
350
43
52
95
%
IC
12.3
14.9
27.1
5.7, 18.9
7.7, 22.0
22.5,31.8
n
202
19
14
33
Total
%
IC
9.4
6.9
16.3
0.0, 19.4
0.0,15.6
11.2, 21.4
n
552
62
66
128
%
IC
11.2
11.9
23.2
5.8,16.7
6.3,17.1
19.7, 26.7
IC: intervalo de confianza al 95%
El cuadro 39 muestra que la prevalencia total de DM2 es de 23.2% para la
población en general. Para los afrohondureños la prevalencia total es de 27.1%
y para los mestizos de 16.3%, con diferencias significativas de 10.8 puntos
porcentuales.
Del total de los casos de DM2 el 48.4% fueron casos referidos con anterioridad
como diabéticos y el 51.6% fueron diagnosticados durante el estudio, lo que
quiere decir que una de cada dos personas con diabetes no conocen su condición
y pueden pasar años sin tomar un control para disminuir complicaciones,
discapacidades y mortalidad, además de los efectos negativos en su calidad de
vida. El 54.7% de los afrohondureños y el 42.4% de los mestizos fueron nuevos
diabéticos con la prueba de glucometría durante el estudio.
En la figura 6 se puede observar la prevalencia total de personas con prediabetes
y diabetes mellitus 2 en ambos grupos y la prediabetes es mayor en los mestizos
y la diabetes en los afrohondureños.
También es importante establecer la
población afectada con prediabetes que es alta.
136
Figura 6. Prevalencia de prediabetes y diabetes mellitus 2 según
grupo de población.
45
40
40.1
37.9
36.6
Prevalencia (%)
35
30
27.1
23.2
25
20
16.3
15
10
5
0
Afrohondureña
Mestiza
Total
Grupo de población
Prediabetes
Diabetes M2
Fuente: Cuadro 40
En el cuadro 40 se observa que aproximadamente cuatro de cada diez personas
en la población total no se encuentran afectadas de diabetes ni prediabetes,
cuatro tienen prediabetes y dos ya están afectados por DM2. En los grupos de
población, la situación es más grave en los afrohondureños, porque
aproximadamente tres personas ya estarían afectados de DM2, con diferencias
significativas respecto a los mestizos. La situación de prediabetes es tres puntos
porcentuales más en los mestizos pero sin diferencias significativas.
Cuadro. 40. Prevalencia de prediabetes y diabetes mellitus 2 según grupos de
población.
Diabetes
mellitus 2
Normal
Prediabetes
Diabetes
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
n
350
127
128
95
%
IC
36.3
36.6
27.1
31.3, 41.3
31.5, 41.6
22.5, 31.8
n
202
88
81
33
IC: intervalo de confianza al 95%
137
Total
%
IC
43.6
40.1
16.3
36.7, 50.4
33.3, 46.9
11.2,21.4
n
552
215
209
128
%
IC
38.9
37.9
23.2
34.9, 43.0
33.8, 41.9
19.7,26.7
La
prevalencia de prediabetes mellitus 2 por grupo de edad se estimó por cada
subgrupo para definir su comportamiento e igualmente, considerando solo a
aquellos que participaron en la glucometría.
Cuadro. 41. Prediabetes por grupos de edad en los grupos de población.
Grupo
edad
20 – 29
30 – 39
40 – 49
50 – 59
60 – 69
70 y +
Total
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
n
71
74
75
49
38
43
350
No.
21
32
34
15
14
12
128
%
29.6
43.2
45.3
30.6
36.8
27.9
36.6
IC
18.9, 40.2
31.9, 54.5
34.1, 56.6
17.7, 43.5
21.5, 52.2
14.5, 41.3
31.5,41.6
n
48
47
43
27
16
21
202
No.
15
18
19
14
6
9
81
%
31.3
38.3
44.2
51.9
37.5
42.9
40.1
Total
IC
18.1, 44.4
24.4, 52.2
29.3, 59.0
33.0, 70.7
13.8, 61.2
21.7, 64.0
33.3,46.9
n
119
121
118
76
54
64
552
No.
36
50
53
29
20
21
209
%
30.3
41.3
44.9
38.2
37.0
32.8
37.9
IC
22.0, 38.5
32.6, 50.1
35.9, 53.9
27.2, 49.1
24.2, 49.9
21.13 44.3
33.8,41.9
IC: intervalo de confianza al 95%
Como se puede observar en el cuadro 41, una tercera parte de los jóvenes de 20
a 29 años de edad ya se encuentra afectado por prediabetes, incrementándose
en 10 puntos porcentuales aproximadamente en el siguiente grupo de edad (30
a 39 años), alcanzando la máxima prevalencia en el grupo de 40 a 49 años de
edad (44.9%), e inicia su descenso en el siguiente grupo, debido probablemente
a la afectación de las personas con DM2, más rápidamente en el grupo
afrohondureño que mestizo. Este grupo, sin embargo, presenta las prevalencias
más altas de prediabetes, particularmente en el grupo de 50 a 59 años, donde
uno de cada dos mestizos se encuentra afectados por prediabetes. En ningún
grupo de edad se estimaron diferencias significativas.
138
Figura 7. Prevalencia prediabetes mellitus 2 por
grupos de edad y grupo de población
60%
Prevalencia (%)
50%
40%
30%
20%
10%
Afrohondureños %
Mestizos %
0%
20 – 29 años 30 – 39 años 40 – 49 años 50 – 59 años 60 – 69 años 70 y + años
Grupos de edad
Fuente: Cuadro 41
Como se observa en la figura 7, la mayor diferencia entre ambos grupos de
población se encuentra en el grupo de 50 a 59 años de edad. Ambos grupos
inician con una tercera parte de sus jóvenes (20 a 29 años de edad) en ambos
grupos de población, ya afectados por prediabetes. Esta condición de
prediabetes es importante conocerla pues generalmente evoluciona hacia la
DM2, y muchos de estos jóvenes probablemente desconocen su condición.
Cuadro. 42. Prevalencia total de DM2 según edad y grupos de población.
Grupo
edad
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
n
No.
%
IC
71
18
25.4
15.2,35.5
20 – 29
74
9
12.2
4.7,19.6
30 – 39
75
16
21.3
12.1,30.6
40 – 49
49
19
38.8
25.1, 52.4
50 – 59
38
17
44.7
28.9,60.6
60 – 69
43
16
37.2
22.8,51.7
70 y +
95
350
27.1
22.4,
31.8
Total
IC: intervalo de confianza al 95%
n
48
47
43
27
16
21
202
No.
8
7
5
5
5
3
33
139
%
16.7
14.9
11.6
18.5
31.3
14.3
16.3
Total
IC
6.1,27.2
4.7,25.1
2.1,21.2
3.9,33.2
8.5,53.9
0.0,29.3
11.2,21.4
n
119
121
118
76
54
64
552
No.
26
16
21
29
22
19
128
%
21.9
13.2
17.8
31.6
40.7
29.7
23.2
IC
14.4,29.3
7.2,19.3
10.9, 24.7
21.1,42.0
27.6,53.9
18.5,40.9
19.7,26.7
En el cuadro 42 se observa que en la población total, la mayor prevalencia de
DM2 afecta al grupo de 60 a 69 años de edad (40.7%), situación que es similar
en ambos grupos, pero más alta en los afrohondureños (44.7%) que en los
mestizos (31.3%), sin diferencias significativas entre grupos. Llama la atención el
gran aumento de prevalencia que se produce en la población total a partir de los
50-59 años, más en los afrohondureños que en los mestizos. Esto coincide con
los resultados de prediabetes, ya que en los afrohondureños el pico de
prevalencia se presenta en el grupo de 40 a 49 años de edad (45.5%) y luego
comienza a descender, pero se incrementa la DM2 (38.8%) en el grupo de 50 a
59 años de edad. En los mestizos, el pico de mayor prevalencia de prediabetes
se presenta en el grupo de 50 a 59 años de edad para luego descender, que es
cuando se identifica el pico de prevalencia de DM2 (31.3% en el grupo de 60 a
69 años de edad).
Figura 8. Prevalencia de DM2 por grupos de edad
y grupos de población
Prevalencia (%)
50
40
30
20
10
0
20 – 29
30 – 39
40 – 49
50 – 59
60 – 69
70 y +
Grupos de ead (años)
Afrohondureño
Mestizo
Fuente: Cuadro 42
En la figura 8 se observa que los afrohondureños se encuentran más afectados
por DM2 que los mestizos y solo coinciden en el grupo de 30 a 39 años de edad.
140
Cuadro 43. Diabetes mellitus 2 según escolaridad en los grupos de población.
Total
Grupo de población
Afrohondureño
Escolaridad
n
No.
26
93
139
45
39
8
350
Ninguno
Primaria incompleta
Primaria completa
Secundaria completa
Bachillerato/Técnico completo
Universidad completa
Total
9
25
42
9
8
2
95
%
34.6
26.9
30.2
20.0
20.5
25.0
27.1
IC
16.3,52.9
17.9,35.9
22.6,37.9
8.3,31.7
7.8,33.2
-5.0,55.0
22.5,31.8
Mestizo
n
22
63
79
23
12
3
202
No.
5
13
9
3
2
1
33
%
IC
22.7 5.2,40.2
20.6 10.6,30.6
11.4 4.4,18.4
13.0 0.0,26.8
16.7 0.0,37.8
33.3 0.0,86.7
16.3 11.2,21.4
n
48
156
218
68
51
11
552
No.
14
38
51
12
10
3
128
%
29.2
24.4
23.4
17.7
19.6
27.3
23.2
IC
16.3, 42.0
17.6, 31.1
17.8, 29.0
8.6, 26.7
8.7, 30.5
0.9, 53.6
19.7, 26.7
IC: intervalo de confianza al 95%
En la población total la DM2 disminuye conforme se incrementa la escolaridad, a
excepción del grupo de universidad que es un grupo pequeño atípico. No hay
diferencias significativas entre grupos en relación a los diferentes niveles de
escolaridad, a excepción del grupo de primaria completa.
Cuadro 44. Prevalencia de diabetes mellitus 2 según actividad laboral y grupos
de población
Actividad
laboral
Gobierno
Privado
Independiente
Estudiante
Ama(o) casa
Jubilado
Desempleado
Total
Grupo de población
n
9
9
41
17
255
9
10
350
Afrohondureño
No.
%
2
1
9
4
71
5
3
95
22.2
11.1
21.9
25.3
27.8
55.6
30.0
27.1
IC
n
0.0, 49.4
0.0, 31,6
9.3, 34.6
3.4,43.7
22.3,33.3
23.1,88.0
1.6,58.4
22.5, 31.8
5
7
48
6
124
4
8
202
Mestizo
No.
%
0
1
7
1
22
1
1
33
0
14.3
14.6
16.7
17.7
25.0
12.5
16.3
Total
IC
0.0, 40.2
4.6, 24.6
0.0, 46.5
11.0,24.5
0.0, 67.4
0.0, 35.4
11.2,21.4
n
No.
%
IC
14
16
89
23
379
13
18
552
2
2
16
5
93
6
4
128
14.3
12.5
17.9
21.7
24.5
46.2
22.2
23.2
0.0, 32.6
0.0, 28.7
10.0,25.9
4.9,38.6
20.2,28.9
19.1,73.3
3.0,41.4
19.7,26.7
IC: intervalo de confianza al 95%
En el total de la población, según el cuadro 44, la menor prevalencia de diabetes
es en las personas que trabajan en el sector privado, seguido por los que lo hacen
en el sector público y de manera independiente. Los dos primeros son grupos
pequeños tanto en afrohondureños como mestizos. La mayor prevalencia en
ambos grupos de población, se identificó en los jubilados con un amplio intervalo
de confianza por tratarse de un grupo pequeño. Las amas de casa en ambos
grupos presentan prevalencias elevadas, pero más en los afrohondureños, con
diez puntos porcentuales de diferencia. No se observan diferencias significativas
entre grupos para ninguna actividad laboral.
141
Cuadro 45. Prevalencia de DM2 según niveles de ingresos familiares y grupos
de población.
Nivel de ingresos
familiares/
USA $
<100.00
100.00 y <250.00
250.00 y <400.00
400.00 y <600.00
600.00 y +
Total
Grupo de población
n
140
132
34
12
1
319
Afrohondureño
No.
%
IC
35
25.0
17.8, 32.2
41
31.1
23.2,38.9
9
26.5
11.6,41.3
0
0
0
0
85
26.7
21.7, 31.5
n
53
91
20
6
2
172
Mestizo
No.
%
6
11.3
16
17.6
3
15.0
3
50.0
0
0
28
16.3
Total
IC
2.3, 19.8
9.8, 25.4
0.0, 30.7
9.9,90.0
10.8, 21.8
n
193
223
54
18
3
491
No.
41
57
12
3
0
113
%
21.2
25.6
22.2
16.7
0
23.0
IC
15.5,27.0
19.8,31.3
11.,33.3
-0.6,33.9
0
19.3,26.7
IC: intervalo de confianza al 95%
La prevalencia de DM2 por nivel de ingresos se estimó por cada categoría y grupo
de población. En el cuadro 45 se observa que la diabetes en la población total
(n=491 personas que respondieron a la pregunta de ingresos familiares y
participaron en la glucometría) alcanza su máximo valor en la población con
ingresos iguales o mayores a $100.00 y menores de $250.00 con una prevalencia
de 25.6%. En ambos grupos se manifiesta el mismo comportamiento.
En el grupo mestizo la mayor proporción afectada se encuentra en el grupo con
ingresos de $400.00 y menos de $600.00 con 50% pero se trata de un grupo
numéricamente pequeño, que produce un intervalo de confianza demasiado
amplio y poco informativo; en el resto de grupos se mantiene con prevalencias
de hasta un 17.6% como máximo.
La DM2 está distribuida en todos los rangos socioeconómicos pero no se
constatan diferencias significativas entre los grupos para los niveles de ingreso
estudiados. Los primeros tres grupos de ingresos (hasta menos de $400.00),
concentran el 97% de las personas afectadas por DM2 (100% afrohondureños y
89% mestizos). Con ingresos menores a $250.00 se concentran el 86.7% de las
personas afectadas por DM2 (89% afrohondureños y 79% mestizos), con una
diferencia de 10 puntos porcentuales entre ambos grupos de población.
142
Figura 9. Prevalencia de DM2 por ingreso familiar y
grupo de población
60
Prevalencia (%)
50
40
30
20
10
0
<100
100 y <250
250 y <400
400 y <600
600 y +
Ingresos familiares mensuales USA$
Fuente: Cuadro 45
Debido a que los grupos de ingresos más altos son pequeños en números
absolutos, las prevalencias son atípicas y los intervalos de confianza muy amplios
y poco informativos. Sin embargo, en la figura 9 se puede observar cómo la
brecha de las prevalencias entre mestizos y afrohondureños son paralelas, con
un estrecho margen, hasta que difieren en los últimos niveles de ingresos
económicos.
Hipertensión arterial
La hipertensión arterial (HTA) es un importante factor de riesgo de las
enfermedades cardiovasculares, cardiopatía coronaria e insuficiencia cardiaca y
renal. A menudo coexiste con otros factores de riesgo cardiovasculares, como el
consumo de tabaco, el sobrepeso o la obesidad, la dislipidemia y la alteración de
la glucemia, que aumentan el riesgo cardiovascular atribuible a cualquier nivel de
presión arterial. En todo el mundo, estos factores de riesgo coexistentes a
menudo se abordan inadecuadamente en pacientes con HTA (109).
Para la población total, la presión arterial sistólica media es de 122.5 mm Hg
(80.0, 211.0) y la diastólica media de 78.8 (50,2; 170) esta última dentro de lo
143
normal (<80 mm Hg), pero la presión sistólica media se encuentra un poco
elevada (por encima de 120 mm Hg), ya en período de prehipertensión.
Por grupo de población, la media de la presión sistólica en afrohondureños es de
125.1 (80, 211) y en la diastólica 79.0 (50, 170). En los mestizos, la media fue de
119.5 (89.5, 178) en la presión sistólica, y 78.6 (50, 152) en la diastólica. El grupo
afrohondureño ya está por encima del mínimo del criterio normal para la presión
sistólica y en el límite superior de la diastólica, lo que les marca en un alto riesgo
de salud. El grupo mestizo, si bien en promedio no ha superado los límites de
los criterios de normalidad, están muy cerca de sobrepasarlos.
Cuadro 46. Presión arterial sistólica según grupos de población.
Presión arterial
sistólica
Normal
Prehipertensión
Hipertensión
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
No.
No.
%
IC
%
461
184
176
40.2
38.1
38.1 – 42.4
36.0 – 40.3
101
21.7
19.9 – 23.5
245
121
TOTAL
IC
86
49.4
35.2
47.1 – 51.7
33.0 – 37.4
38
15.4
13.8 – 17.2
No.
706
305
262
139
%
IC
43.2
39.5 - 46.9
37.1
19.7
33.6 - 40.8
16.9 - 22.9
IC: intervalo de confianza al 95%
Según el cuadro 46, el 19.7% de la población tienen alta la presión sistólica, es
decir, una quinta parte de la población total está en alto riesgo de sufrir
enfermedades crónicas o ya las sufren, que se relaciona con las altas
prevalencias de diabetes entre otras.
Por grupo poblacional los afrohondureños están afectados con 21.7% y los
mestizos con 15.4%, por lo que los afrohondureños están afectados con 6.2
puntos porcentuales más, con diferencias significativas. Llama la atención un
grupo grande de prehipertensos en ambas poblaciones (37.1%) con alta
probabilidad de llegar a ser hipertensos, es decir, una de cada tres personas son
prehipertensas, indistintamente del grupo de población al que pertenezca.
144
Cuadro 47. Presión arterial diastólica según grupo de población.
Presión arterial
diastólica
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
No.
No.
%
IC
%
IC
461
Normal
Prehipertensión
Hipertensión
242
120
99
245
52.8
26.1
21.2
50.6 – 54.9
24.2 – 28.0
19.4 – 23.0
125
74
46
50.9
30.4
18.6
48.7 – 53.3
28.4 – 32.6
16.9 – 20.5
TOTAL
No.
706
367
194
145
%
IC
51.9
27.5
20.5
48.2-55.7
24.3-30.9
17.7-23.8
IC: intervalo de confianza al 95%
Con respecto a la hipertensión arterial diastólica y según el cuadro 47, ambas
poblaciones están afectadas en 20.5%, la afrohondureña (21.2%) un poco más
que la mestiza (18.6%) aunque esta diferencia no es significativa, valores muy
similares a los encontrados con la presión sistólica, lo que refiere que la quinta
parte de la población estaría en riesgo de sufrir enfermedades cardio y/o cerebro
vasculares.
Si bien la prehipertensión diastólica es mayor en los mestizos con diferencias
significativas, no existen estas diferencias entre ambos grupos respecto a la
hipertensión. Esto les confiere un alto riesgo a enfermedades cerebro vasculares
a ambos grupos, sumado a los factores de riesgo ya evidenciados anteriormente,
pero un alto riesgo a los mestizos de llegar a convertirse en hipertensos, en
iguales condiciones que los afrohondureños, quienes ya de por si están
altamente
afectados.
La
prevalencia
de
prehipertensión
diastólica
es
aproximadamente 10 puntos porcentuales menos que la sistólica.
La prevalencia total de hipertensión, en general, fue calculada sumando los
participantes con hipertensión prediagnosticada por un médico o personal de
salud con anterioridad y los participantes cuya situación de hipertensión fue
valorada mediante la medición de su presión arterial durante el estudio.
Llama la atención que un grupo equivalente al 56.2% en los afrohondureños y
54.2% en los mestizos, más de la mitad de los diagnosticados con anterioridad,
tenían la presión alta al momento de la encuesta, pues aunque conocían su
condición no se encontraban controlados.
145
Del total de la población con hipertensión (305 personas), 98 (32.1%) no conocía
su condición de hipertenso. Esta proporción es similar tanto para afrohondureños
(31.1%) como para mestizos (34.4%). Los resultados del presente estudio se
muestran en el siguiente cuadro 48.
Cuadro 48. Prevalencia de hipertensión arterial total según grupo de población.
Hipertensión arterial
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
n
n
%
IC
%
IC
461
148
32.1
Referido
67
14.5
Captado durante el estudio
215
46.6
Total
IC: intervalo de confianza al 95%
245
24.6,39.6
6.1,22.9
39.9,53.3
59
31
90
24.1
12.7
36.7
13.2,34.9
0.9,24.4
26.7,46.7
Total
n
706
207
98
305
%
IC
29.3
13.9
43.2
23.1, 35.5
7.0,20.7
37.6, 48.8
En el total de la población en el cuadro 48, se puede observar aquellas personas
que fueron referidas con hipertensión arterial, anteriormente a la encuesta, por
personal de salud y aquellas captadas durante el estudio, de las cuales, la mayor
cantidad de personas con hipertensión son aquellas referidas o diagnosticadas
previamente por el servicio de salud, identificándose el 13.9% durante el estudio,
para un total de 43.2% de hipertensión arterial en general, un valor elevado,
mayor de lo esperado de acuerdo a estudios previos.
Por grupo de población, si bien la mayor proporción sigue siendo aquellos
referidos, son más los afrohondureños (32.1%) que los mestizos (24.1%),
captándose proporciones muy similares en ambos grupos de población durante
el estudio para un total de 46.6% de prevalencia de hipertensión total para los
afrohondureños y 36.7% para los mestizos, con una diferencia de 10 puntos
porcentuales, lo que se acerca a casi un afrohondureño de cada dos con
hipertensión arterial, y una tercera parte no conoce su condición. De acuerdo a
los intervalos de confianza, que se traslapan, no se evidencian diferencias
significativas entre ambos grupos para esta condición.
146
Cuadro.49. Prevalencia de hipertensión arterial total en los grupos de
población.
Hipertensión
arterial total
Grupos de población
Afrohondureño
Mestizo
n
461
133
113
215
Normal
Prehipertensión
Hipertensión
%
IC
28.9
24.5
46.6
21.2, 36.6
16.6, 32.4
39.9, 53.3
n
245
74
81
90
Total
%
IC
30.2
33.1
36.7
19.7, 40.7
22.8, 43.3
26.8, 46.7
n
706
207
194
305
%
IC
29.3
27.5
43.2
23.1, 35.5
21.2, 33.8
37.6, 48.8
IC: intervalo de confianza al 95%
En el cuadro 49 se observa que la prevalencia de la prehipertensión es de 27.5%
para el total de la población, 24.5% para los afrohondureños y 33.1% para los
mestizos, sin diferencias significativas de acuerdo a sus intervalos de confianza
que se traslapan. Estos resultados son similares a los encontrados en la
prehipertensión arterial diastólica.
Cuadro 50. Prehipertensión según edad y grupos de población.
Grupo
edad
Prehipertensión arterial total
Afrohondureño
Mestizo
n
No.
%
IC
n
No.
20
21
17
13
5
5
99
30
30.3
21.3, 39.4
64
20 – 29
107
29
27.1
18.7,
35.5
55
30 – 39
89
25
28.0
18.8,
37.4
46
40 – 49
61
14
22.9
12.4,
33.5
41
50 – 59
48
8
16.7
6.12,
27.2
16
60 – 69
57
7
12.3
3.8,
20.8
23
70 y +
113
461
24.5
20.6, 28.4
245
Total
IC: intervalo de confianza al 95%
81
Total
%
IC
31.3
19.9, 42.6
21.7
4.9, 38.6
n
163
162
135
102
64
137
38.2
25.3, 51.0
36.9
23.0, 50.9
31.7
17.5, 45.9
31.3
8.5, 53.9
33.1
27.2, 38.9
706
No.
50
50
42
27
13
12
%
30.7
30.9
31.1
26.5
20.3
8.8
IC
23.6, 37.8
23.8, 37.9
23.3, 38.9
17.9, 35.0
10.5, 30.2
4.0, 13.5
194
27.5
24.2, 30.8
En la población total, en el cuadro 50 se aprecia que una tercera parte de los más
jóvenes ya están afectados por prehipertensión, y esto va disminuyendo con la
edad, seguramente por pasar a ser hipertensos. Por grupos de población no
existen diferencias ya que ambos están igualmente afectados. Sin embargo en
los mestizos se incrementa esta condición, mientras que en los afrohondureños
disminuye, pero sin diferencias significativas, lo que podría sugerir que mientras
éstos pasan a ser hipertensos más pronto, los mestizos siguen en su condición
de prehipertensión.
147
% Prevalencia prehipertensión arterial
Figura 10. Prevalencia de prehipertensión arterial
por grupos de edad y grupo de población
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
20 – 29
30 – 39
40 – 49
50 – 59
60 – 69
70 y +
Grupos de edad (años)
Afrohondureño
Mestizo
Fuente: Cuadro 50
Aunque en la figura 10 se ve la prevalencia puntual de hipertensión en los
mestizos mucho mayor que la de los afrohondureños, estas estimaciones son
inestables con grandes intervalos de confianza por el pequeño número de
personas estudiado según grupos de edad.
Cuadro 51. Hipertensión arterial según edad y grupos de población.
Grupo
edad
20 – 29
30 – 39
40 – 49
50 – 59
60 – 69
70 y +
Total
Hipertensión arterial total
Afrohondureño
Mestizo
n
99
107
89
61
48
57
461
No.
17
40
42
37
37
42
215
%
17.2
37.4
47.2
60.7
77.1
73.7
46.6
IC
9.7, 24.6
28.2, 46.6
36.8, 57.6
48.4, 79.2
65.2, 88.9
62.3, 85.1
42.1, 51.2
n
64
55
46
41
16
23
245
No.
18
17
20
20
7
8
90
%
28.1
30.9
43.5
48.8
43.8
34.8
36.7
Total
IC
17.1, 39.1
18.7, 43.1
29.2, 57.8
33.5, 64.1
19.4, 68.1
15.3, 54.3
30.7, 42.8
n
163
162
135
102
64
80
706
No.
35
57
62
57
44
50
305
%
21.5
35.2
45.9
55.9
68.8
36.5
43.2
IC
15.2, 27.8
27.8, 42.5
37.5, 54.3
46.3, 65.5
57.4, 80.1
28.4, 44.6
39.6, 46.9
IC: intervalo de confianza al 95%
En el cuadro 51 se observa que en el total de la población, conforme aumenta la
edad se incrementa la proporción de hipertensos, aunque llama la atención la alta
proporción de jóvenes que ya la padecen (21.5%), y casi la mitad de todos
aquellos entre de 40 y 59 años de edad.
148
A los 60 a 69 años, dos terceras partes de la población total sufren de
hipertensión. En los de 70 años y más años la prevalencia desciende, por el
también descenso que se observa en la población mestiza en ese mismo grupo
de edad, probablemente por alta mortalidad que estas enfermedades deben estar
ocasionando, particularmente al llegar a esta edad.
Por grupo de población, los mestizos tienen una mayor proporción de jóvenes
afectados, situación similar con la DM2. De ahí se alcanza un pico en el grupo de
50 a 59 años de edad, donde una de cada dos personas sufre de hipertensión, y
se inicia el descenso de la prevalencia de hipertensión arterial.
Caso contrario en los afrohondureños, que inician con más bajas prevalencias en
comparación con los mestizos y se va incrementando por grupo de edad en más
de 10 puntos porcentuales hasta un pico de 60 a 69 años de edad con 77.1%,
por lo que se observa un comportamiento diferente de esta enfermedad entre
ambos grupos, que debe llamar la atención para orientar los servicios, sobre todo
de manera preventiva en los grupos más jóvenes, desde edades más tempranas.
Igualmente que con los mestizos, a los 70 años y más de edad la prevalencia
desciende, pero aún con más de siete afectados por cada diez personas. Este es
el único grupo de edad donde se evidencian diferencias significativas entre los
grupos de población, ya que en los mestizos en este grupo de edad, tres de cada
diez personas estarían afectados por hipertensión.
Cuadro 52. Hipertensión arterial según escolaridad y grupo de población.
Hipertensión arterial total
Afrohondureño
Escolaridad
Ninguno
Primaria incompleta
Primaria completa
Secundaria completa
Bachillerato/Técnico completo
Universidad completa
Total
Total
Mestizo
n
No.
%
IC
n
No.
%
IC
n
No.
%
IC
28
121
186
60
51
15
461
22
67
92
17
14
3
215
78.6
55.4
49.5
28.3
27.5
20.0
46.6
63.4, 93.8
46.5, 64.2
42.3, 56.7
16.9, 39.7
15.2, 39.7
0.0, 40.2
40.1, 51.2
27
80
92
26
16
4
245
11
28
38
8
3
2
90
40.7
35.0
41.3
30.8
18.8
50.0
36.7
22.2, 59.3
24.6, 45.5
31.2, 51.4
13.0, 48.5
0.0, 37.9
1, 99
30.7, 42.8
55
201
278
86
67
19
706
33
95
130
25
17
7
305
60.0
47.3
46.8
29.1
25.4
21.1
43.2
47.1, 72.9
40.4, 54.2
40.9, 52.6
19.5, 38.7
14.9, 35.8
2.7, 39.4
39.6, 46.9
IC: intervalo de confianza al 95%
149
En cuanto a escolaridad, en el cuadro 52 se observa que en la población total se
da el comportamiento esperado, de que a menor escolaridad alcanzada existe
mayor prevalencia de hipertensión, esta situación se repite en el grupo de
afrohondureños con la mayor prevalencia (78.6%) en el grupo de ningún nivel de
escolaridad alcanzado y la primaria incompleta, constatándose entre ambos
grupos diferencias significativas en estas categorías de escolaridad con respecto
a los mestizos, que en cuyo caso, la mayor prevalencia se da en el grupo que
alcanzó la universidad completa, que al ser un grupo atípico, la mayor prevalencia
se da en los grupos de ninguna escolaridad y de primaria completa con
prevalencias mayores a 40.0%.
Cuadro 53. Hipertensión arterial según actividad laboral y grupos de población.
Actividad
laboral
Gobierno
Privado
Independiente
Estudiante
Ama(o) casa
Jubilado
Desempleado
Total
Hipertensión arterial total
Afrohondureño
Mestizo
Total
n
No.
%
IC
n
No.
%
IC
n
16
21
87
23
274
16
24
461
5
2
36
7
144
9
12
215
31.3
9.5
41.4
30.4
52.6
56.3
50.0
46.2
8.5, 53.9
0.0, 22.1
31.0, 51.7
11.6, 49.2
46.6, 58.5
31.9, 80.6
30.0, 70.0
42.1, 51.2
5
8
63
6
147
4
12
245
2
1
22
4
51
2
8
90
40.0
12.5
34.9
66.7
34.7
50.0
66.7
36.7
0.0, 82.9
0.0, 35.4
23.2, 46.7
28.9, 100.0
27, 42.4
1, 99
39.9, 93.3
30.7, 42.8
21
29
150
29
421
20
36
706
No
.
7
3
58
11
195
11
20
305
%
33.3
10.3
38.7
37.9
46.3
55.0
55.6
43.2
IC
13.2, 53.5
0.0, 21.4
30.9, 46.5
20.3, 55.6
41.6, 51.1
33.2, 76.8
39.3, 71.8
39.6, 46.9
IC: intervalo de confianza al 95%
Por actividad laboral, en el cuadro 53 se observa que la población total tuvo un
incremento de prevalencia conforme los grupos eran más dependientes como los
jubilados y desempleados,
seguidos por las
amas de casa,
donde
aproximadamente una de cada dos personas sufre de hipertensión.
Por grupo de población, los afrohondureños mantienen el mismo patrón de
comportamiento. Sin embargo en los mestizos, si bien la mayor prevalencia se
mantiene en los grupos de jubilados y desempleados, se equipara con la alta
prevalencia en los estudiantes, seguidos por las amas de casa. Solo se
evidencian diferencias significativas entre los grupos de población para las amas
de casa donde hay un predominio significativo a expensas de los
afrohondureños.
150
Cuadro 54. Hipertensión arterial según nivel de ingresos familiares y grupos de
población.
Nivel de ingresos
familiares/
USA $
<100.00
100.00 y <250.00
250.00 y <400.00
400.00 y <600.00
600.00 y +
Total
Hipertensión arterial total
Afrohondureño
Mestizo
n
159
166
59
19
5
408
No.
88
71
19
11
1
190
%
55.4
42.8
32.2
57.9
20.0
46.6
IC
47.6, 63.1
35.2, 50.3
20.3, 44.1
35.7, 80.1
0.0, 55.1
41.7, 51.4
n
58
110
23
7
2
200
No.
17
46
11
3
0
77
%
29.3
41.8
47.8
42.9
0.0
38.5
Total
IC
17.6, 41.0
32.6, 51.0
27.4, 68.2
6.2, 79.5
31.8, 45.2
n
217
276
82
26
7
608
No.
105
117
30
14
1
267
%
48.4
42.4
36.6
53.9
14.3
43.9
IC
41.7, 55.0
36.6, 48.2
26.2, 47.0
34.7, 73.0
0.0, 40.2
39.9, 47.9
IC: intervalo de confianza al 95%
En el cuadro 54, la hipertensión arterial por nivel de ingresos familiares, la
población total tuvo la más alta prevalencia en el grupo de $400.00 y < $600.00,
seguida por la de menor ingresos (< $100.00) y la menor prevalencia en el de
ingresos mayores, que por el pequeño número no permite dar una idea de la
situación.
En el grupo de afrohondureños se dio similar situación con 57.9% en el mismo
grupo de ingresos de $400.00 y < $600.00 Sin embargo en el grupo mestizo la
mayor prevalencia se dio en el grupo de ingresos de $250.00 y < $400.00 con
47.8%.
Solo se evidencian diferencias significativas (de acuerdo a los intervalos de
confianza que no se traslapan) entre ambos grupos de población en la categoría
de menores ingresos, siendo significativamente mayor la prevalencia de
hipertensión arterial en los afrohondureños (55.4%).
En resumen, entre los hallazgos encontrados en el presente estudio sobre
obesidad, DM2 e hipertensión arterial se encontró que se constataron
prevalencias más elevadas que lo esperado por las características propias de
estas comunidades. Los valores son más elevados en el grupo afrohondureño
(46.4% obesidad, 27.1% DM2 y 46.6% hipertensión arterial) que en el mestizo
(38.4%, 16.3% y 36.7% respectivamente) pero igualmente elevados. Se
encontraron diferencias significativas en cuanto a obesidad y DM2 entre ambos
grupos y llama la atención que el grupo más joven de ambos grupos presentan
prevalencias altas de DM2, hipertensión y obesidad. Las prevalencias de
151
sobrepeso, prehipertensión y prediabetes son mayores en los mestizos que en
los afrohondureños (35.5, 30.4, 40.1, 28.3, 26.1, 36.6 respectivamente), aunque
solo en sobrepeso con diferencias significativas.
Con estos hallazgos, fue posible hacer una aproximación sobre la situación del
síndrome metabólico (110) en estas dos poblaciones, para lo que se consideró
la presión arterial (Sistólica: ≥130 mm Hg o diastólica: ≥85 mm Hg o seguir un
tratamiento para una hipertensión previamente diagnosticada), la obesidad (IMC
≥30kg/m2) y la glucosa alterada (≥100 mg/dl o DM2 ya diagnosticada).
Cuadro 55. Prevalencia de Síndrome Metabólico en los grupos de población.
Síndrome
Metabólico
Sí
No
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
n
350
96
254
%
IC
27.4
72.6
22.8,32.1
67.9,77.3
n
202
35
167
Total
%
IC
14.3
82.7
12.1,22.6
77.5,87.9
n
552
131
421
%
IC
23.7
76.3
20.2,27.3
72.7,79.8
IC: intervalo de confianza al 95%
En el cuadro 55 se observa que el 23.7% de la población total está afectada con
síndrome metabólico, 27.4% del grupo afrohondureño y 14.3% de los mestizos,
con diferencias estadísticas significativas. Esto indica la gravedad de la situación
que ambos grupos atraviesan, principalmente en los afrohondureños y que
requieren pronta atención, programas de control y prevención, ante una
combinación de condicionantes (etnia, roles de género, educación, etc.), factores
de riesgo y enfermedades que incrementan la magnitud del problema que
ralentiza el desarrollo de las comunidades.
Cuadro 56. Resumen de prevalencias de enfermedades crónicas por grupo de
población
Enfermedades
crónicas
Sobrepeso
Obesidad
Prehipertensión arterial
Hipertensión arterial
Prediabetes mellitus
Diabetes mellitus 2
Síndrome metabólico
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
IC
IC
%
%
28.3
46.3
24.5
46.6
36.3
27.1
27.4
24.3,32.5
41.9,50.9
20.6, 28.4
39.9,53.3
31.5,41.6
22.5, 31.8
22.8, 32.1
152
35.9
38.4
33.1
36.7
40.1
16.3
14.3
29.5,41.5
32.3, 44.5
21.2, 38.9
37.6, 48.8
33.3,46.9
11.2, 21.4
12.1, 22.6
De acuerdo al cuadro 56 y los intervalos de confianza de las prevalencias
estimadas para cada una de las enfermedades crónicas estudiadas y sus
condiciones previas, existen diferencias significativas en obesidad, DM2 y
síndrome metabólico entre los dos grupos de población, afectando más a los
afrohondureños, quienes podrían tener tres veces mayor riesgo de sufrir infarto
o un derrame cerebral y un riesgo de dos veces de morir a causa de ello (110)
en comparación con el grupo mestizo, quienes se encuentran mayormente
afectados por las condiciones previas de sobrepeso, prehipertensión y
prediabetes, es decir, en las fases previas de las enfermedades crónicas.
3.4
Desigualdades sociales con relación a la obesidad, diabetes mellitus
2 e hipertensión arterial entre la población mestiza y afrohondureña.
Con el fin de conocer la magnitud de las desigualdades sociales en salud
relacionadas a las diferentes variables socioeconómicas consideradas en el
presente estudio, se determinaron las desigualdades para las ENT estudiadas,
obesidad, diabetes mellitus 2 e hipertensión arterial, en cada una de los grupos
de población motivo del presente estudio para posteriormente compararlas e
identificar así las diferencias o desigualdades existentes entre ambos grupos.
A continuación se presenta una gráfica inicial de la prevalencia de la obesidad,
diabetes mellitus 2 e hipertensión arterial por grupo de población, en ese orden,
que compara las prevalencias para definir la diferencia absoluta y relativa entre
ambos grupos para cada ENT.
Posteriormente, en función de cada variable seleccionada (nivel de ingresos,
escolaridad, edad y actividad laboral) se estiman las medidas desigualdad
(absoluta y relativa, índice de efecto/IE) entre los dos grupos de población para
cada una de las ENT estudiadas.
153
En las variables de escolaridad y actividad laboral solo se utilizaron la DA y la
DR, debido a que éstas no son variables medidas en escala continuas, no
pudiéndose utilizar el análisis de regresión para determinar el IE. Éste se estimó
con las variables de ingresos y edad. En todos los casos se identificaron las
diferencias entre los grupos estudiados, para posteriormente establecer las
comparaciones entre grupos.
Al final de cada variable socioeconómica, se
presenta un cuadro con las DA y DR entre los grupos de población.
Como cierre de cada prevalencia de ENT, se presenta también un cuadro
resumen con los hallazgos sobre las desigualdades estimadas por regresión
lineal en las variables utilizadas en ambos grupos estudiados
Obesidad
En la gráfica siguiente se pueden observar las altas prevalencias de obesidad en
ambos grupos de población, el afrohondureño tiene ocho puntos porcentuales
más que los mestizos (desigualdad absoluta), lo que muestra ya la existencia de
desigualdades entre ambos grupos en cuanto a obesidad.
Figura 11. Prevalencia de obesidad por grupo de población
(%) Prevalencia de obesidad
50
46.4
45
38.4
40
35
30
25
20
15
10
5
0
Afrohondureño
Mestizo
Grupo de población
Fuente: Cuadro 34.
154
La desigualdad relativa (46.4/38.4) es de 1.2, es decir, los afrohondureños tienen
20.0% más probabilidad de encontrarse afectados por obesidad que los
mestizos.
Para la estimación de la pendiente a partir de la variable obesidad y las diferentes
variables socioeconómicas se realizarán las gráficas respectivas y el cálculo de
la pendiente.
Nivel de ingresos
Figura 12. Estimación de la pendiente a partir de la variable obesidad y nivel de
ingresos familiares por grupos de población.
Fuente: Cuadro 38.
De acuerdo a las gráficas de la figura 12, existe un ajuste adecuado en ambos
casos (R2=0.58).
En el grupo afrohondureño la relación entre ingresos y
prevalencia de obesidad es inversamente proporcional, es decir, a medida que
aumentan sus ingresos disminuye la obesidad. Se observa que por cada nivel
de ingreso que aumenta, se produce en promedio una disminución de 3.2% de
la prevalencia de obesidad.
En tanto los mestizos, a medida que aumentan los ingresos se incrementa la
obesidad, es decir, la relación entre ingresos y prevalencia de obesidad es
directamente proporcional. Por cada nivel de ingreso familiar que se incrementa
se produce en promedio un incremento de 4.9% de la prevalencia de obesidad.
155
Aunque el comportamiento es opuesto en ambos grupos, la obesidad en la
pobreza se manifiesta en ambos grupos marcadamente. En los afrohondureños
a mayor nivel de ingreso se disminuye la prevalencia de obesidad,
comportamiento esperado ya que elevados ingresos generalmente se relacionan
con mayor nivel de escolaridad y mejores estilos de vida en la población, mientras
que en los mestizos el hecho de tener elevados ingresos incrementa la obesidad,
lo que sugiere que estas personas no adquirieron esos ingresos de siempre, por
lo que no tienen una adecuada educación sanitaria ni estilos de vida como
correspondería lo que confiere una mayor desigualdad para los mestizos y los
esfuerzos deberían enfocarse a modificar la magnitud de 4.9% a valores menores
e inclusive de disminución de la prevalencia, pero sobre todo, en ambos grupos
donde las familias son las más pobres.
Las desigualdades absoluta y relativa entre ambos grupos de población y por
cada categoría de la variable “nivel de ingreso” se muestra a continuación, así
como su respectiva gráfica que facilita su comprensión.
Cuadro 57. Desigualdades sociales en obesidad según nivel de ingreso y grupo de
población
Nivel de ingresos familiares
USA $
<100.00
100.00 y <250.00
250.00 y <400.00
400.00 y <600.00
600.00 y +
Total
Población
Afrohondureños
Mestizos
%
%
48.8
37.5
45.8
33.6
42.4
52.2
31.6
57.1
40.0
50.0
45.8
37.9
156
Diferencias
Absoluta
Relativa
%
11.3
1.30
12.2
1.36
9.8
25.5
10.0
7.9
0.81
0.55
0.80
1.21
Prevalencia de obesidad (%)
Figura 13. Desigualdades absoluta y relativa entre mestizos y afrohondureños
a partir de la variable obesidad y nivel de ingresos familiares
50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
<100.00
100.00 y <250.00 250.00 y <400.00 400.00 y <600.00
600.00 y +
Nivel de ingresos familiares mensuales en USA$
Diferencia Absoluta
Diferencia Relativa
Fuente: Cuadro 57
En el cuadro 57 y figura 13 se observa que la mayor diferencia absoluta entre
prevalencias de obesidad (25.5%) ocurre cuando el nivel de ingresos se
encuentra entre los 400 y 599.99 dólares, afectando más a los mestizos, así como
la mayor diferencia relativa, con un 45% más de probabilidad de ser obeso que
los afrohondureños en el mismo nivel de ingreso, lo cual evidencia las dificultades
de los mestizos conforme mejora su nivel de ingresos, con graves consecuencias
para su salud.
Escolaridad
A continuación se presentan el cuadro y la figura de la estimación de las
desigualdades absoluta y relativa.
157
Cuadro 58. Desigualdades sociales (absoluta y relativa) en obesidad según escolaridad
y grupo de población
Escolaridad
Ninguno
Primaria incompleta
Primaria completa
Secundaria completa
Bachillerato/Técnico completo
Universidad completa
Total
Población
Afrohondureños Mestizos
%
%
53.6
33.3
47.1
41.3
52.2
34.8
36.7
46.2
29.4
37.5
53.3
50
46.4
38.4
Diferencias
Absoluta
Relativa
%
20.3
1.61
5.8
1.14
17.4
9.5
8.1
3.3
8.0
1.50
0.79
0.78
1.07
1.21
Figura 14. Desigualdades absoluta y relativa entre mestizos y afrohondureños a
partir de la variable obesidad y nivel de escolaridad
Prevalencia obesidad (%)
70
60
50
40
30
20
10
0
Ninguno
Prim.
Prim. completa Sec. completa
incompleta
Bach./Téc.
completo
Universidad
completa
Nivel de escolaridad alcanzado
Diferencia Absoluta
Diferencia Relativa
Fuente: Cuadro 58
En el cuadro 58 y en la figura 14 se observa que la mayor diferencia absoluta
(20.3%) y relativa (61%) se encuentra en el grupo afrohondureño sin ninguna
escolaridad, resultado de diversas circunstancias como la falta de información
para personas con escasa escolaridad, que la mayoría de la población es adulta
y con hábitos definidos en cuanto a su alimentación y actividad física
principalmente, que difícilmente realizarían un cambio favorable por su edad
avanzada, entre otros factores.
158
Edad
Esta variable está muy relacionada con la obesidad ya que se espera que a
mayor edad, mayor prevalencia de enfermedad, es decir, directamente
proporcional.
Figura 15. Estimación de la pendiente con la variable obesidad y edad por
grupo de población.
Fuente: Cuadro 35.
En las gráficas de la figura 15, resultantes del análisis de regresión lineal simple
realizado en ambas poblaciones con la edad, se evidencia que no existe ajuste
de los datos al modelo de regresión lineal simple (RLS), al tener el coeficiente de
determinación un valor de R2<0.50, por lo que no es posible analizar los
resultados mediante esta técnica.
Las desigualdades absoluta y relativa se muestran en el cuadro 59 por cada
grupo de edad definido en el estudio, así como en la figura 16.
159
Cuadro 59. Desigualdades sociales en obesidad según edad y grupo de
población
Grupo edad
20 – 29
30 – 39
40 – 49
50 – 59
60 – 69
70 y +
Total
Población
Afrohondureños
Mestizos
%
%
30.3
25.0
47.7
47.3
53.9
36.9
67.2
51.2
45.8
37.5
38.6
34.8
46.4
38.4
Diferencias
Absoluta
Relativa
%
5.3
1.21
0.4
1.01
17.0
1.46
16.0
1.31
8.3
1.22
3.8
1.11
8.0
1.21
Figura 16. Desigualdades absoluta y relativa entre mestizos y afrohondureños a
partir de la variable obesidad y grupos de edad
Prevalencia de obesidad (%)
50
45
40
35
30
25
20
15
10
5
0
20 – 29
30 – 39
40 – 49
50 – 59
60 – 69
70 y +
Grupos de edad (años)
Diferencias Absoluta
Diferencias Relativa
Fuente: Cuadro 59
De acuerdo al cuadro 59 y figura 16 se observa que la mayor diferencia absoluta
(17%) y relativa (46%) en cuanto a obesidad afecta a los afrohondureños del
grupo de edad de 40 a 49 años de edad, seguido cercanamente por el grupo de
50 a 59 años de edad, lo que refiere que la obesidad afecta a más temprana edad
que como sucedía anteriormente, con el consecuente deterioro en la calidad de
160
vida en la etapa productiva de manera prematura, y no como se había
considerado en etapas más tardías de la vida.
Actividad laboral
La relación de la actividad laboral con la obesidad se esperaría que fuera
directamente proporcional con aquellas actividades más sedentarias de acuerdo
a la actividad realizada. En el cuadro y figura siguientes, se muestran las
estimaciones de las DA y DR relacionadas con la obesidad y la actividad laboral.
Cuadro 60. Desigualdades sociales en obesidad según actividad laboral y
grupo de población
Actividad laboral
Sector Gobierno
Sector Privado
Independiente
Estudiante
Ama(o) casa
Jubilado
Desempleado
Total
Población
Afrohondureños Mestizos
%
%
31.3
0.0
33.3
50.0
37.9
31.8
17.4
50.0
55.8
42.2
37.5
50.0
33.3
25.0
46.9
38.4
Diferencias
Absoluta
Relativa
%
31.3
6.7
0.66
6.1
1.19
32.6
0.35
13.6
1.32
12.5
0.75
8.3
1.33
8.5
1.22
Prevalencia de obesidad (%)
Figura 17. Desigualdades absoluta y relativa entre mestizos y afrohondureños a
partir de la variable obesidad y actividad laboral
70
60
50
40
30
20
10
0
Sector
Gobierno
Sector PrivadoIndependiente Estudiante
Ama(o) casa
Jubilado
Desempleado
Actividad laboral
Diferencia Absoluta
Diferencia Relativa
Fuente: Cuadro 60
161
En el cuadro 60 y figura 17 se observa que la mayor diferencia absoluta (32.6%)
y relativa ((1-0.35) x 100 = 65%) afecta a los estudiantes, particularmente
mestizos, que presentan la mayor prevalencia y probabilidad de encontrarse
afectados por obesidad. Este es uno de los grupos más pequeños en los
mestizos, con solo seis personas, lo cual influye en la estimación de las
prevalencias y por tanto de las diferencias.
En el siguiente cuadro, se observan los principales hallazgos de las
desigualdades absoluta y relativa en relación a la obesidad y las diferentes
variables socioeconómicas consideradas.
Cuadro 61. Resumen de desigualdades sociales en obesidad, según variable
socioeconómica y grupo de población
Variable
socioeconómica
Ingresos familiares
Escolaridad
Edad
Actividad laboral
Categoría
Grupo de
población
US$ 400 a <600
Ninguna
40 a 49 años
Mestizo
Afrohondureño
Afrohondureño
Estudiantes
Mestizo
Diferencias
Absoluta
25.5%
20.3%
17.0%
32.6%
Relativa
45%
61%
46%
65%
En el cuadro 61 se observa que la mayor desigualdad absoluta y relativa ocurre
en las variables de actividad laboral (estudiantes) e ingresos familiares (entre 400
y 599.99 dólares) en los mestizos, lo que sugiere que mientras más ingresos
perciben, consumen alimentos atractivos e hipercalóricos asociados a un mejor
status social; mientras que en escolaridad (sin escolaridad) y edad (40 a 49 años),
la mayor desigualdad ocurre en los afrohondureños. Probablemente también,
habría que considerar si parte de la ayuda que reciben, se trata en especie como
alimentos calóricos, de los cuales ya no tendrían opción de modificar su consumo,
por parte de familiares y de programas sociales.
A continuación se muestra un cuadro resumen con los principales hallazgos
sobre la relación existente entre la prevalencia de obesidad y las diferentes
variables socioeconómicas en las que se estimó la pendiente producto de la
162
regresión lineal simple entre las variables para los grupos de población en
estudio.
Cuadro 62. Resumen de los valores del índice de efecto para la prevalencia de
obesidad según grupo de población y variables socioeconómicas seleccionadas
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
Β0
R2
Β0
R2
-3.18
0.58
4.85
0.58
1.40
0.04
0.96
0.03
Variable
Ingresos familiares
Edad
Aunque la prevalencia de obesidad en magnitud es mayor en la población
afrohondureña, con una diferencia absoluta de 8.0 y la relativa de 20.0% que la
colocan en desventaja con los mestizos, al estimar la pendiente con la variable
de ingresos familiares cuyos datos se ajustaron en los dos grupos de población
se evidenció una mayor desigualdad para los mestizos conforme incrementa su
nivel de ingresos familiares, mientras que en los afrohondureños disminuye la
prevalencia de obesidad conforme se incrementan sus ingresos.
Se realizó el mismo ejercicio pero utilizando una transformación logarítmica con
aquellas variables que no lograron ajuste adecuado, para conocer si con ésta se
lograría un ajuste.
Cuadro 63. Resumen de los valores del índice de efecto* para la prevalencia
de obesidad, según grupo de población y variables socioeconómicas
seleccionadas
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
Β0
R2
Β0
R2
5.43
0.14
7.96
0.17
Variable
Edad
* Utilizando el modelo logarítmico.
El cuadro 63 muestra los resultados obtenidos del ejercicio con la transformación
logarítmica aplicado a la edad, donde se observa que con este ejercicio tampoco
se logra definir un ajuste de los datos que permita su análisis, por lo que el
ejercicio de la estimación de la pendiente por regresión simple solo permitió
163
estimar la magnitud de las desigualdades sociales relacionadas con la obesidad
y los ingresos familiares.
De acuerdo a los hallazgos encontrados, de manera general, la población
afrohondureña está afectada con mayor prevalencia de obesidad y presenta una
mayor desigualdad relativa. Sin embargo, al interior de los grupos, al analizar por
las diferentes categorías, habría que priorizar en los mestizos estudiantes para
disminuir la brecha tan grande de prevalencia de obesidad con respecto a los
afrohondureños, así como la desigualdad relativa. Ello a través de estrategias de
comunicación que se definan para ellos. Una estrategia similar podría utilizarse
para el grupo mestizo que va mejorando su nivel de ingresos, con el fin de
prevenir y controlar la obesidad.
Diabetes mellitus 2
La prevalencia de DM2 por grupo de población se observa en el gráfico siguiente,
donde la DM2 es más elevada en el grupo afrohondureño.
(%) Prevalencia de diabetes mellitus
Figura 18. Prevalencia de la diabetes mellitus 2 por grupo de población.
30
24.9
25
20
17.3
15
10
5
0
Afrohondureño
Mestizo
Grupo de población
Fuente: Cuadro 39
La diferencia absoluta es de 7.6 unidades porcentuales en los afrohondureños
más que en los mestizos, mientras que la relativa es de 1.4 (24.9/17.3), lo que
164
sugiere que los afrohondureños tienen 40.0% más probabilidad de encontrarse
afectados por DM2 que la población mestiza.
Se hizo el cálculo del coeficiente de determinación R2 para determinar si los datos
se ajustaban al modelo, en caso positivo se estimaría posteriormente la
pendiente de la recta mediante la regresión lineal simple, considerando como
variable dependiente a la prevalencia de DM2, mientras que las variables
socioeconómicas seleccionadas de ingresos familiares y edad son las
independientes. A continuación se presentan las gráficas de la regresión lineal
simple para cada una de estas variables.
Nivel de ingresos
Figura 19. Estimación de la recta de regresión para cada grupo de población.
(y= prevalencia de diabetes mellitus 2 y X= nivel de ingresos familiares)
60
30
(%) Prevalencia de DM2
(%) Prevalencia de DM2
35
25
20
15
y = -8.11x + 40.85
R² = 0.7073
10
5
50
40
y = 0.98x + 15.84
R² = 0.0069
30
20
10
0
0
2
4
6
0
0
2
4
Nivel de ingresos familiares en USA$ en los
afrohondureños
Nivel de ingresos familiares en USA$ en los mestizos
1: <100; 2: 100 y <250; 3: 250 y <400; 4: 400 y <600; 5: 600 y +
1: <100; 2: 100 y <250; 3: 250 y <400; 4: 400 y <600; 5: 600 y +
Fuente: Cuadro 45
Las dos gráficas anteriores muestran que los datos en el grupo afrohondureño
se ajustan al modelo de regresión lineal simple (R2>0.50), refiriendo que por cada
nivel de ingresos que se incrementa, se disminuye la DM2 en un promedio de
8.1%. En cuanto al grupo mestizo, no existe ajuste de los datos (R2<0.50), por
tanto no es posible analizarlos.
165
6
A continuación se muestra el cuadro y la figura correspondiente con la estimación
de las desigualdades absoluta y relativa entre los grupos de población en función
de la DM2 y el nivel de ingresos familiares.
Cuadro 64. Desigualdades sociales en Diabetes mellitus 2 según nivel de ingreso y
grupo de población
Nivel de ingresos familiares
USA $
<100.00
100.00 y <250.00
250.00 y <400.00
400.00 y <600.00
600.00 y +
Total
Población
Afrohondureños
Mestizos
%
%
25.0
11.3
31.1
17.6
26.5
15.0
0
50.0
0
0
26.7
16.3
Diferencias
Absoluta
Relativa
%
13.7
2.2
13.5
1.8
11.5
50.0
0
10.4
1.8
1.6
Figura 20. Desigualdades absoluta y relativa entre mestizos y afrohondureños a
partir de la variable diabetes mellitus 2 e ingresos familiares
140
Desigualdad Absoluta
Prevalencia DM2 (%)
120
Desigualdad Relativa
100
80
60
40
20
0
<100.00
100.00 y <250.00 250.00 y <400.00 400.00 y <600.00
600.00 y +
Nivel de ingresos familiares USA$
Fuente: Cuadro 64
Como se observa en el cuadro 64 y figura 20, la mayor desigualdad absoluta
afecta más a las personas que se encuentran en un nivel de ingreso entre $400
y <$600, ya que tienen 50% más de DM2 (grupo mestizo), sin embargo se trata
de un grupo atípico de apenas 6 personas. Previo a este pico se puede observar
que las mayores DA afectan a los afrohondureños, en el grupo de <$100 de
166
ingresos, con una DA de 13.7% y 1.2 veces más de probabilidad de estar
afectados por DM2 mientras que en el grupo de $100 a<$250 es de 13.5% y 0.8
veces más, respectivamente.
Escolaridad
A continuación se presentan las estimaciones de las desigualdades absoluta y
relativa entre los dos grupos de población en relación a la diabetes mellitus 2 y la
variable socioeconómica de escolaridad, así como la figura correspondiente para
su mejor comprensión.
Cuadro 65. Desigualdades sociales en DM2 según escolaridad y grupo de
población
Escolaridad
Ninguno
Primaria incompleta
Primaria completa
Secundaria completa
Bachillerato/Técnico completo
Universidad completa
Total
Población
Afrohondureños
Mestizos
%
%
34.6
22.7
26.9
20.6
30.2
11.4
20.0
13.0
20.5
16.7
25.0
33.3
27.1
16.3
Diferencias
Absoluta
Relativa
%
11.9
1.5
6.3
1.3
18.8
2.7
7.0
1.5
3.8
1.2
8.3
0.8
10.8
1.7
Prevalencia de diabetes mellitus 2
Figura 21. Desigualdades absoluta y relativa entre mestizos y afrohondureños a
partir de la variable diabetes mellitus 2 y escolaridad
180
160
140
120
100
80
60
40
20
0
Ninguno
Prim.
incompleta
Prim.
completa
Sec. completa
Bach./Téc.
completo
Universidad
completa
Nivel de escolaridad
Diferencia Absoluta
Diferencia Relativa
Fuente: Cuadro 65
167
En el cuadro 64 y figura 21 se observa que la mayor desigualdad absoluta
(28.8%) y relativa (1.7) afecta a los afrohondureños cuando tienen primaria
completa, seguido del grupo con ningún grado académico.
Edad
Para conocer el comportamiento de la DM2 en función de la edad, se estimó la
pendiente que se presenta en las siguientes gráficas, donde se espera que con
el incremento de edad también se incremente la DM2.
Figura 22. Estimación de la pendiente con la variable diabetes mellitus 2 y los
grupos de edad por grupo de población.
35
y = 4.9714x + 12.533
R² = 0.5698
40
(%) Prevalencia de DM2
(%) Prevalencia de DM2
50
30
20
10
0
0
2
4
6
30
25
y = 1.26x + 13.473
R² = 0.1143
20
15
10
5
0
8
Grupo de edad (años) en los afrohondureños
1: 20 a 29; 2: 30 a 39; 3: 40 a 49; 4: 50 a 59; 5: 60 a 69; 6:
70 y +
0
2
4
6
8
Grupo de edad (años) en los mestizos
1: 20 a 29; 2: 30 a 39; 3: 40 a 49; 4: 50 a 59; 5: 60 a 69; 6: 70 y +
Fuente: Cuadro 42
En el caso de los afrohondureños se encontró un buen ajuste de los datos a la
línea recta (R2>0.50) por lo que el valor de la pendiente refiere que por cada
grupo de edad que aumenta se incrementa en promedio 4.9 unidades
porcentuales la prevalencia de esta enfermedad.
En el grupo de mestizos, no hay ajuste de los datos a la recta (R2<0.5) y no se
puede aplicar el modelo por lo que no se establecen comparaciones entre los
grupos con esta técnica.
168
La estimación de las desigualdades absoluta y relativa entre los grupos de
población en función de la DM2 y la edad se presenta en el cuadro y figura
siguientes.
Cuadro 66. Desigualdades sociales en DM2 según edad y grupo de población
Diferencias
Población
Grupo edad
Afrohondureños
%
25.4
12.2
21.3
38.8
44.7
37.1
27.1
20 – 29
30 – 39
40 – 49
50 – 59
60 – 69
70 y +
Total
Mestizos
%
16.7
14.9
11.6
18.5
31.3
14.3
16.3
Absoluta
%
8.7
2.7
9.7
20.3
13.6
22.8
10.8
Relativa
1.5
0.8
1.8
2.1
1.4
2.6
1.7
Prevalencia de Diabetes Mellitus 2 (%)
Figura 23. Desigualdades absoluta y relativa entre mestizos y afrohondureños a
partir de la variable diabetes mellitus 2 y edad
180
160
140
120
100
80
60
40
20
0
20 – 29
30 – 39
40 – 49
50 – 59
60 – 69
70 y +
Grupos de edad (años)
Diferencia Absoluta
Diferencia Relativa
Fuente: cuadro 66
En el cuadro 66 y figura 23 se observa que la mayor desigualdad absoluta se
encuentra en el grupo afrohondureño (22.8%) de 70 años y más, así como 1.6
veces de encontrase afectado por DM2 en este grupo de población y de edad,
169
en comparación con los mestizos. Antes de alcanzar estos valores, ya se observa
que el grupo de 50 a 59 años es el que mayor desigualdad absoluta y relativa
presenta, como un preámbulo de lo que con mayor edad sucede debido al
incremento de prevalencia de la DM2.
Actividad laboral
La estimación de las desigualdades absoluta y relativa en DM2 según la actividad
laboral se puede observar en el cuadro y figura siguientes para su mejor
comprensión.
Cuadro 67. Desigualdades sociales en Diabetes mellitus 2 según actividad
laboral y grupo de población
Actividad laboral
Sector Gobierno
Sector Privado
Independiente
Estudiante
Ama(o) casa
Jubilado
Desempleado
Total
Población
Afrohondureños Mestizos
%
%
22.2
0.0
11.1
14.3
21.9
14.6
25.3
16.7
27.8
17.7
55.6
25.0
30.0
12.5
27.1
16.3
Diferencias
Absoluta
Relativa
%
22.0
3.2
0.8
7.3
8.6
10.1
30.6
17.5
10.8
1.5
1.5
1.6
2.2
2.4
1.7
En el cuadro 67 y figura 24 se observa que la mayor desigualdad absoluta
(30.6%) en DM2 se encuentra en el grupo de ocupación jubilado (grupo mestizo),
y la mayor desigualdad relativa (1.4) en el grupo de desempleados. Estos valores
se deben tomar con reserva dado que ambos son grupos pequeños que
distorsionan los resultados. Las personas sector gobierno y las amas de casa
les siguen en diferencias absolutas, mientras que en diferencia relativa es mayor
en este último grupo.
170
Figura 24. Desigualdades absoluta y relativa entre mestizos y afrohondureños a
partir de la variable diabetes mellitus 2 y actividad laboral
Prevalencia de DM2 (%)
160
140
120
100
80
60
40
20
0
Sector
Gobierno
Sector Privado Independiente Estudiante
Ama(o) casa
Jubilado
Desempleado
Actividad Laboral
Diferencia Absoluta
Diferencia Relativa
Fuente: Cuadro 67
A continuación se presenta un cuadro resumen de las desigualdades sociales
(absoluta y relativa) en DM2 por variable socioeconómica y grupo de población.
Cuadro 68. Resumen de desigualdades sociales en Diabetes Mellitus 2 según
variable socioeconómica y grupo de población
Variable
socioeconómica
Ingresos familiares
Escolaridad
Grupo de edad
Actividad laboral
Categoría
Grupo de
población
US$ 400 a <600
US$ <100
Primaria Completa
70 años y +
Mestizo
Afrohondureño
Afrohondureño
Afrohondureño
Jubilado
Desempleado
Mestizo
Afrohondureño
Diferencias
Absoluta
50%
20.8%
22.8%
30.6%
-
Relativa
2.2
2.7
2.6
2.4
De acuerdo al cuadro 68, de acuerdo a la variable de ingresos, cuando éstos son
menores a $100, la escolaridad es de primaria completa y el grupo es mayor a
los 70 años de edad, la mayor desigualdad relativa es desfavorable para los
afrohondureños. Mientras que la mayor desigualdad absoluta y relativa afecta a
los mestizos cuando tienen ocupación “jubilado” y tienen ingresos entre $400 y
171
<600. De ahí que los afrohondureños de escasos recursos, con escasos estudios
y mayores de edad, además de encontrarse con una magnitud mayor de DM2,
también enfrentan altos valores de desigualdad, constituyéndose en un grupo
vulnerable que requeriría pronta y orientada acción para su atención y
tratamiento.
En el cuadro siguiente se muestra un resumen con los principales hallazgos sobre
la estimación de la pendiente con regresión lineal simple en relación a la diabetes
mellitus 2 y las variables de ingresos familiares y edad en ambos grupos de
población.
Cuadro 69. Resumen de los valores del índice de efecto según grupo de
población y variables seleccionadas con diabetes mellitus 2.
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
Β0
R2
Β0
R2
0.42
0.09
0.68
0.005
6.58
0.86
1.07
0.16
Variable
Ingresos familiares
Edad
En el cuadro 69 se observa que no se pudieron establecer comparaciones por lo
que en DM2 no se pudo usar este modelo para identificar desigualdades entre
ambos grupos, sin embargo, al incrementar diez años de edad en los
afrohondureños, se incrementa en 6.6% la prevalencia de DM2.
De manera general, la población afrohondureña está afectada con mayor
prevalencia de DM2 y presenta una mayor desigualdad relativa. Al analizar los
niveles de escolaridad entre los grupos, habría que enfatizar en el afrohondureño
sin ninguna escolaridad y en aquellos de 70 años y más que ya están afectados,
con una propuesta de mejora en la atención. Así como con aquellos que perciben
menos de $100, con los mestizos que perciben de $ <400 a <600, y con los
jubilados de este grupo para disminuir la brecha tan grande de prevalencia de
DM2 y la desigualdad relativa con respecto a los afrohondureños. Las estrategias
tendrán que ser definidas con el fin de prevenir y promover la salud, para controlar
la DM2.
172
Hipertensión arterial
La distribución de la hipertensión arterial según grupos de población se puede
observar en la figura 25, con mayor prevalencia en el grupo afrohondureño.
(%) Prevalencia de hipertensión arterial
Figura 25. Prevalencia de hipertensión arterial en los grupos de población.
50
46.6
45
36.7
40
35
30
25
20
15
10
5
0
Afrohondureño
Mestizo
Grupo de población
Fuente: Cuadro 48
Los afrohondureños tienen 9.9 puntos porcentuales (desigualdad absoluta) más
de prevalencia de hipertensión arterial, y 27.0% más de probabilidad de
encontrarse afectados por hipertensión arterial en relación con los mestizos
(desigualdad relativa 46.6/36.7).
A continuación se presentan las variables socioeconómicas seleccionadas para
determinar su relación lineal con la prevalencia de hipertensión arterial y
determinar las desigualdades sociales en salud.
Nivel de ingresos
Con esta variable se esperaría encontrar una relación directamente proporcional,
es decir, a mayor nivel de ingresos familiares, mayor prevalencia de hipertensión
arterial.
173
Figura 26. Estimación de la recta de regresión para cada grupo de población.
(y= prevalencia de hipertensión arterial y X= nivel de ingresos familiares)
.
Fuente: Cuadro 54
En ambas gráficas relacionadas con el nivel de ingresos y la hipertensión arterial
resultantes del análisis de regresión lineal simple en cada población, se evidencia
que no existe ajuste de los datos al modelo, lo que se ratifica con el coeficiente
de determinación (R2<0.50), por lo que no es posible analizar los datos mediante
esta técnica, en parte porque los dos últimos grupos son pequeños en población.
A continuación se presentan las desigualdades absoluta y relativa por nivel de
ingreso familiar, así como la figura correspondiente para su mejor comprensión.
Cuadro 70. Desigualdades sociales en hipertensión arterial según nivel de ingreso y
grupo de población
Nivel de ingresos familiares
USA $
<100.00
100.00 y <250.00
250.00 y <400.00
400.00 y <600.00
600.00 y +
Total
Población
Afrohondureños
Mestizos
%
%
55.4
29.3
42.8
41.8
32.2
47.8
57.9
42.9
20.0
0.0
46.6
38.5
174
Diferencias
Absoluta
Relativa
%
26.1
1.89
1.0
1.02
15.6
15.0
20.0
8.1
0.67
1.35
1.21
Prevalencia de hipertensión arterial (%)
Figura 27. Desigualdades absoluta y relativa entre mestizos y afrohondureños a
partir de la variable hipertensión arterial e ingresos familiares
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
<100.00
100.00 y <250.00
250.00 y <400.00
400.00 y <600.00
600.00 y +
Nivel de ingresos familiares en USA $
Diferencia Absoluta
Diferencia Relativa
Fuente: Cuadro 70
En el cuadro 70 y figura 27 se observa que la mayor DA se encuentra en el grupo
que tiene ingresos menores
a $100 (afrohondureños), con una carga de
hipertensión arterial mayor que en los mestizos del mismo grupo. En cuanto a la
DR, también coincide que sea mayor en este grupo, con 89% de probabilidad de
sufrir hipertensión arterial en comparación con los mestizos del mismo grupo.
Esta evidencia se suma a los resultados de DM2, que de igual forma las
desigualdades son mayores en este grupo socioeconómico, debido a que la
hipertensión y la DM2 coinciden en el mismo grupo de personas.
Escolaridad
En esta variable se esperaría encontrar que al mejorar el nivel de educación se
pudiera disminuir la prevalencia de hipertensión arterial, por el conocimiento de
los daños de esta enfermedad y posiblemente por la mejor calidad de vida en los
mejores niveles de educación.
Las desigualdades absoluta y relativa relacionadas a la hipertensión arterial y los
diferentes niveles de escolaridad se presentan en el cuadro y figuran a
continuación.
175
Cuadro 71. Desigualdades sociales en hipertensión arterial según escolaridad y grupo
de población
Población
Escolaridad
Ninguno
Primaria incompleta
Primaria completa
Secundaria completa
Bachillerato/Técnico completo
Universidad completa
Total
Afrohondureños
%
78.6
55.4
49.5
28.3
27.5
20
Mestizos
%
40.7
35.0
41.3
30.8
18.8
50
46.6
36.7
Diferencias
Absoluta
Relativa
%
37.9
1.93
20.4
8.2
2.5
8.7
30.0
1.58
1.20
0.92
1.46
0.40
9.9
1.27
Prevalencia de Hipertensión arterial (%)
Figura 28. Desigualdades absoluta y relativa entre mestizos y afrohondureños a
partir de la variable hipertensión arterial y niveles de escolaridad
100
90
80
70
60
50
40
30
20
10
0
Ninguno
Prim.
incompleta
Prim.
completa
Secundaria
completa
Bach./Téc.
completo
Universidad
completa
Nivel de escolaridad
Diferencia Absoluta
Diferencia Relativa
Fuente: Cuadro 71
Como se observa en el cuadro 71 y figura 28, la mayor DA afecta al grupo sin
ninguna escolaridad (37.9% más a los afrohondureños). También presentan la
mayor diferencia relativa, donde el 93% de los miembros de este grupo presenta
la probabilidad de encontrarse afectados por hipertensión arterial en este grupo
sin escolaridad, en comparación con los mestizos.
176
Edad
En esta variable se espera un comportamiento directamente proporcional, ya que
si bien la hipertensión arterial se presenta cada vez en edades más tempranas,
se manifiesta con mayor frecuencia en la etapa adulta, y particularmente más en
los afrohondureños.
Figura 29. Estimación de la recta de regresión para cada grupo de población.
(y= prevalencia de hipertensión arterial y X= edad)
Fuente: Cuadro 51
De acuerdo a las gráficas de la figura 29, resultantes del modelo de regresión
lineal simple (RLS), solo en el grupo afrohondureño los datos se ajustan al
modelo al tener un coeficiente de determinación un valor de R2=0.93. La relación
es directamente proporcional, ya que por el incremento de cada grupo de edad,
se incrementa en promedio 11.86 puntos porcentuales la prevalencia de
hipertensión arterial, que es lo esperado, al ser la edad un conocido factor de
riesgo no modificable.
Sin embargo en los mestizos no se ajustan los datos al modelo RLS (R2=0.25)
por lo que no es posible analizar los resultados ni establecer una relación lineal
entre ambas variables.
177
Cuadro 72. Desigualdades sociales en HTA según edad y grupo de población
Población
Afrohondureños
Mestizos
%
%
17.2
28.1
37.4
30.9
47.2
43.5
60.7
48.8
77.1
43.8
73.7
34.8
46.6
36.7
Grupo edad
20 – 29
30 – 39
40 – 49
50 – 59
60 – 69
70 y +
Total
Diferencias
Absoluta
Relativa
%
10.9
0.61
6.5
1.21
3.7
1.09
11.9
1.24
33.3
1.76
38.9
2.12
9.9
1.27
Prevalencia de hipertensión arterial (%)
Figura 30. Desigualdades absoluta y relativa entre mestizos y afrohondureños a
partir de la variable hipertensión arterial y grupos de edad
120
100
80
60
40
20
0
20 – 29
30 – 39
40 – 49
50 – 59
60 – 69
70 y +
Grupos de edad (años)
Diferencia Absoluta
Diferencia Relativa
Fuente: cuadro 72
En el cuadro 72 y figura 30 se observa que la mayor DA en hipertensión arterial
afecta al grupo afrohondureño de 70 años y más de edad (38.9%). Los
afrohondureños en este grupo de edad se encuentran afectados con hipertensión
arterial más del doble que los mestizos. La diferencia relativa también es mayor
en este grupo, con el 112% de probabilidad de encontrarse afectado por
178
hipertensión en comparación con las personas mestizas de este mismo grupo de
edad. Estos resultados son debido a la edad de las personas, en las que se
espera una mayor prevalencia, así como por la carga genética que el grupo
afrohondureño tiene y que los mestizos no la tienen. Debe considerase que este
grupo de edad también ya se encuentra afectado por DM2, que incrementa la
oportunidad de encontrarse afectado con hipertensión arterial.
Actividad laboral
En el siguiente cuadro y figura se muestran las estimaciones de las
desigualdades absoluta y relativa entre los grupos de población en relación a la
hipertensión arterial y la actividad laboral.
Cuadro 73. Desigualdades sociales en hipertensión arterial según actividad
laboral y grupo de población
Actividad laboral
Sector Gobierno
Sector Privado
Independiente
Estudiante
Ama(o) casa
Jubilado
Desempleado
Total
Población
Afrohondureños
Mestizos
%
%
31.3
40.0
9.5
12.5
41.4
34.9
30.4
66.7
52.6
34.7
56.3
50.0
50.0
66.7
46.2
36.7
Fuente: Cuadro 53.
179
Diferencias
Absoluta
Relativa
%
8.7
0.78
3.0
0.76
6.5
36.3
17.9
6.3
16.7
9.5
1.19
0.45
1.52
1.13
0.75
1.26
Prevalencia de hipertensión arterial (%)
Figura 31. Desigualdades absoluta y relativa entre mestizos y afrohondureños a
partir de la variable hipertensión arterial y actividad laboral
60
50
40
30
20
10
0
Sector
Gobierno
Sector Privado Independiente
Estudiante
Ama(o) casa
Jubilado
Desempleado
Actividad laboral
Diferencia Absoluta
Diferencia Relativa
En el cuadro 73 y figura 31 se observa que la mayor desigualdad absoluta afecta
a las personas de ocupación estudiante, con 36.3% de carga de hipertensión
arterial en comparación con los mestizos de la misma ocupación. En magnitud,
le siguen las diferencias desfavorables para las amas de casa y desempleados
afrohondureños. La diferencia relativa también es la más alta en el grupo de
estudiantes mestizos con 55% más de probabilidad de encontrarse afectados por
hipertensión arterial que los afrohondureños estudiantes. De igual forma le siguen
en importancia los valores de las desigualdades relativas identificadas en las
amas de casa y desempleados afrohondureños, lo cual tiene sentido con los
hallazgos identificados en las variables de edad, ya que las personas con mayor
edad se encuentran afectadas con DM2 e hipertensión.
A continuación se presenta un cuadro resumen de desigualdades sociales en
hipertensión arterial con las variables socioeconómicas y grupo de población.
180
Cuadro 74. Resumen de desigualdades sociales en hipertensión arterial según
variable socioeconómica y grupo de población
Variable
socioeconómica
Ingresos familiares
Escolaridad
Grupo de edad
Actividad laboral
Categoría
Grupo de
población
US$ <100
Ninguna
70 años y +
Afrohondureño
Afrohondureño
Afrohondureño
Estudiantes
Mestizo
Diferencias
Absoluta
26.1
21.8%
38.9%
36.3%
Relativa
89%
71%
112%
55%
En el cuadro 74 se observa que para la hipertensión arterial la mayor desigualdad
absoluta y relativa ocurre en el grupo afrohondureño, particularmente en el grupo
de edad de 70 años y más, que es lo esperado por encontrar, ya que a mayor
edad mayor probabilidad de encontrarse afectado por la hipertensión arterial y
otras ENT.
En el siguiente cuadro se muestra un resumen con los principales hallazgos en
la estimación de la pendiente relacionada con la hipertensión arterial y las
variables socioeconómicas de ingresos familiares y edad en ambos grupos de
población.
Cuadro 75. Resumen de los valores del índice de desigualdades en salud,
según grupo de población y variables seleccionadas con hipertensión arterial.
Variable
Ingresos familiares
Edad
Fuente: Figuras 26 y 29.
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
Β0
R2
Β0
R2
-5.57
0.31
-5.75
0.22
11.86
0.93
2.21
0.25
En el cuadro 75 se puede observar que los datos no lograron un ajuste en
ninguna de las variables socioeconómicas. En la variable “edad” con los
afrohondureños se logró un ajuste que refiere que por cada incremento de diez
años se incrementan 11.9% de hipertensión arterial, pero no se logró el ajuste en
los mestizos para realizar la comparación y definición de desigualdades entre
ambos grupos.
181
Como en las variables anteriores de enfermedades, se realizó el ejercicio
utilizando
una
transformación
logarítmica
con
aquellas
variables
socioeconómicas que no lograron ajuste adecuado, según se puede observar en
el cuadro siguiente.
Cuadro 76. Resumen de los valores del índice de desigualdad en salud* para la
prevalencia de hipertensión arterial, según grupo de población y variables
socioeconómicas seleccionadas
Variable
Ingresos familiares
Edad
* Utilizando el modelo logarítmico.
Grupo de población
Afrohondureño
Mestizo
Β0
R2
Β0
R2
-13.59
0.29
-8.64
0.08
33.94
0.90
8.02
0.42
En el cuadro 76 se observa que no se ajustan los datos al modelo (R2 <0.50) a
excepción con edad y afrohondureños. Por lo que no es posible analizar los
resultados entre ambas variables y grupos de población.
A continuación se presenta el cuadro con un resumen de las desigualdades
sociales absoluta y relativa en relación a las tres enfermedades crónicas.
Cuadro 77. Resumen de desigualdades sociales en obesidad, DM2 e
hipertensión arterial según grupo de población
Población
Afrohondureños
Mestizos
%
%
Obesidad
46.4
38.4
DM2
24.9
17.3
Hipertensión arterial
46.6
36.7
Fuente: Figuras 12, 22 y 31
Enfermedad crónica
Diferencias
Absoluta
Relativa
%
8.0
1.2
7.6
1.4
9.9
1.3
De acuerdo a la desigualdad absoluta, se observa que el grupo afrohondureño
tiene mayor desigualdad que el grupo mestizo en las tres condiciones de salud,
y que la mayor brecha se presenta en el caso de la HTA. Aunque la prevalencia
de hipertensión arterial en magnitud es mayor en la población afrohondureña, con
una diferencia absoluta de 9.9 puntos porcentuales y relativa de 27.0% que la
colocan en desventaja con los mestizos. En relación a la desigualdad relativa, el
182
grupo afrohondureño también presenta mayor desigualdad, particularmente en
las condiciones de diabetes e hipertensión arterial.
Al hacer un recuento de las desigualdades identificadas en las tres enfermedades
se evidencia que existe una coincidencia entre las tres enfermedades crónicas
estudiadas, por actividad laboral, el grupo de estudiantes mestizos son los que
mayor desigualdad absoluta y relativa presentan a diferencia de los
afrohondureños.
En la variable escolaridad, el hecho de no tener ningún grado académico formal,
confiere una vulnerabilidad muy alta, y los afrohondureños son los más afectados
con las desigualdades absoluta y relativa más altas, en comparación con los
mestizos en las tres enfermedades crónicas. En cuanto a las enfermedades de
DM2 e hipertensión arterial, el grupo afrohondureño de 70 años y más es el más
afectado, mientras que en obesidad lo es también pero el grupo de 40 a 49 años
de edad, es decir, es más prematura su afectación.
Los mestizos también presentan las desigualdades absoluta y relativa más alta
en cuanto a ingresos entre $400 y < $600 relacionado a obesidad, y también en
cuanto a DM2 en este mismo rango con la mayor desigualdad absoluta, pero son
los afrohondureños con ingresos de <$100 los que presentan la mayor
desigualdad relativa, así como la mayor desigualdad absoluta y relativa
relacionada a la hipertensión arterial en este mismo rango de ingreso.
Mientras la desigualdad relativa nos indica una mayor desigualdad en la
población afrohondureña, el índice de efecto no brinda mayor información con
variables socioeconómicas relacionadas con algunas condiciones de salud
donde se observan brechas entre afrohondureños y mestizos que coinciden con
su condiciones de vida de más bajo nivel de escolaridad, empleo fijo, grupos de
jóvenes más afectados, entre otros.
Por cada incremento en el nivel de ingresos familiares, los afrohondureños
disminuyen en promedio 3.2 puntos porcentuales de obesidad mientras que en
183
los mestizos se incrementa en 4.9 puntos porcentuales en detrimento de su salud.
Este ejercicio sugiere que el solo incremento de ingresos no es suficiente para
mejorar la salud de las personas, particularmente en los mestizos, si no va
acompañado de otras medidas correctivas como educación, información, entre
otros. Mientras que en los afrohondureños el incremento de recursos financieros
les resulta una opción adecuada.
3.5 Consideracion finales del capítulo
En el presente capítulo se presentaron los resultados alcanzados de acuerdo a
los objetivos del estudio de manera organizada y con un análisis que permitirá su
discusión en el siguiente capítulo.
De acuerdo a la metodología definida, se inició con la presentación de la
estimación de las características socioeconómicas de ambos grupos. Los datos
presentados posteriormente fueron los relacionados a la valoración de los
factores de riesgo asociados con las ENT así como a los referidos a la estimación
de las prevalencias de estas enfermedades, en cada grupo y según las variables
socioeconómicas consideradas, que brindaron los datos requeridos para la última
etapa que fue la estimación de las desigualdades sociales con los resultados
obtenidos para cumplir con los objetivos propuestos inicialmente.
184
Capítulo IV.
Discusión
186
Capítulo IV.
Discusión
Es necesario medir las desigualdades sociales en salud con la finalidad de
disponer de elementos necesarios para identificar los grupos más desfavorecidos
y orientar las acciones que permitan disminuir estas diferencias.
Las
metodologías para su determinación van desde las formas más sencillas hasta
las más avanzadas, de acuerdo a las circunstancias y datos que se dispongan.
Lo importante es dar este paso, ya que se hace mucha referencia hacia la
existencia y combate de estas desigualdades, y es primordial la contribución para
su identificación con metodologías sencillas.
En los siguientes párrafos se van a discutir los principales resultados que han
permitido llegar a la determinación de las desigualdades sociales entre los grupos
de población de estudio, con las diferentes variables socioeconómicas y las
enfermedades crónicas de estudio para conocer con mayor profundidad lo que
acontece entre ambos grupos de población que conviven en las mismas
comunidades.
4.1 Aspectos socioeconómicos
El reciente estudio para la caracterización de la población indígena y
afrohondescendiente
de
Honduras
(ECPIAH)
realizado
por
el
Banco
Interamericano de Desarrollo y el Fondo Hondureño de Inversión Social en el
2011 (41) respecto al analfabetismo en estos grupos de población, evidencia
claramente dos grupos de pueblos entre el total de los autóctonos de Honduras:
un primer grupo con un índice de analfabetismo menor que el rural hondureño
formado por los pueblos maya chortí, tolupán, tawahka, nahua y pech; y un
segundo grupo, con un analfabetismo mayor al registrado para la población rural
de Honduras formado por los pueblos lenca, misquito, garífuna y negro de habla
inglesa, que son
más alfabetizados y en los que se encuentran los
afrohondureños.
187
Este grupo presentó en el actual estudio, evidentes diferencias significativas en
cuanto a los niveles educativos formales alcanzados en relación al pueblo
mestizo en las comunidades estudiadas, que son muy importantes en la
caracterización de sus perfiles de salud como se ha identificado en el presente
estudio, por la relación que tiene con su esperanza y calidad de vida, puesto que
se esperaría que a mejores niveles de educación se alcanzaran mejores niveles
de salud, por lo que se observa que en los afrohondureños la preparación
académica formal constituye una prioridad para enfrentar la vida.
Esto se ve reflejado en el hecho de que las desigualdades sociales de salud entre
ambos grupos, evidenciadas en los resultados del presente estudio, se observa
que los afrohondureños sin ninguna escolaridad tienen las mayores DA y DR en
las tres ENT, en comparación con los mestizos. Y por el contrario, se observa
una relación inversamente proporcional entre la escolaridad y las desigualdades
sociales en salud, encontrando que a mayor escolaridad menores desigualdades,
como era de esperar.
Esta información también concuerda con el estudio realizado en Honduras en el
año 2012 por UNICEF (35), donde los pueblos afrodescendientes (garífuna y
negro de habla inglesa) alcanzaron 7.2 y 7.5 años de estudios (respectivamente),
cuando el promedio nacional es de 7.4 años. Si el grupo mestizo del presente
estudio pudiera considerarse como el promedio nacional por ser la mayoría de la
población hondureña, el grupo afrohondureño estaría ligeramente por encima de
este promedio, lo cual les conferiría a los mestizos mayor vulnerabilidad.
El ECPIAH (41) refiere que los ingresos pueden considerarse una variable
compleja de analizar, ya que en general hay mucha distorsión en la información
recogida, básicamente porque los encuestados/as usualmente no proporcionan
información fidedigna sino más bien aproximaciones, pero se opta por reconocer
la información recolectada como fehaciente. Sus resultados muestran que el
mayor ingreso promedio mensual per cápita entre los pueblos autóctonos y
afrodescendiente es el del negro de habla inglesa ($517.00), que para fines de
188
comparación, se tomó como el 100.0%. El pueblo garífuna alcanzaría el 58.0%
($300.00) de este ingreso, mientras que el más alejado es el pueblo tolupán con
apenas el 14.0% ($73.0) de los ingresos.
Para el 2010, año en que se levantó la encuesta ECPIAH, el ingreso per cápita
a nivel nacional fue de $141.00 ($196.00 para el área urbana y $88.00 para la
rural) (111), es decir, que de manera general correspondería al grupo mestizo,
aproximadamente la mitad del ingreso per cápita recibido por el grupo
afrohondureño para el mismo año. En el presente estudio, el 60.2% de este
grupo y el 69.0% de los mestizos percibieron $250.00 y más, es decir, habría más
proporción de mestizos con mejores ingresos que los afrohondureños, sin que
esto les provea mejor calidad de salud, según los hallazgos identificados, ya que
tienen altas prevalencias de obesidad, DM2 e hipertensión arterial, además de
que al aumentar sus ingresos se incrementa también la obesidad, cinco puntos
porcentuales en promedio, en comparación de los afrohondureños, que sí logran
disminuir la obesidad conforme mejoran sus ingresos.
En la estimación del ingreso per cápita es de considerar que la baja calificación
educativa y de escasez de oportunidades en general, que propicia el acceso a
empleos mal remunerados, por las características estacionales del empleo
cuando llegan a existir oportunidades, genera gran inestabilidad en el flujo de
ingresos y por su alta participación en los mercados informales, en que los
ingresos reales no son declarados, además de la recepción de remesas y bonos
de programas.
Es importante destacar que los afrohondureños tienen mayor proporción de
habitantes con cuatro y más años de residencia en su comunidad que la mestiza,
con diferencias significativas, que sumado a una mayor población estudiantil así
como una mayor inserción en puestos de gobierno que los mestizos, les conferiría
una inserción social más estable y mejores oportunidades de seguridad social,
que en el caso de los mestizos es más baja así como probablemente su red
social, lo que les coloca en mayor vulnerabilidad que los afrohondureños.
189
Según el estudio de UNICEF (35), los hogares de estos pueblos se pueden
catalogar como “tradicionales” en el sentido de que la jefatura familiar suele estar
ejercida por el hombre (en el 67.8% de los casos), dándose las mayores tasas
de jefatura femenina en los pueblos garífuna y miskito, por razones culturales y
quizá por mayor emigración de los hombres en búsqueda de mejores
oportunidades por su contacto con el exterior, ya que se encuentran en la zona
litoral con mucho intercambio de comercio y turismo.
Los mismos afrohondureños refieren que: “dentro de la cultura garífuna, nuestra
organización se debe a la cuestión del matriarcado. Nuestras madres y abuelas
son las que toman el mando de la educación de los hijos. Mientras que nuestros
padres y abuelos son los que se encargan de la agricultura, la pesca y otros
quehaceres
domésticos”
(112).
Estudios
realizados
a
esta
cultura
afrohondureña, refieren también sobre el papel de la mujer que: “gracias a su
organización social, la mujer juega un papel preponderante en las actividades
agrícolas y culturales, lo que los convierte en una sociedad matrilineal o
matriarcal, donde muchas mujeres contribuyen de forma importante al ingreso
familiar, dedicando buena parte de su tiempo a la preparación y venta de cazabe
(tortilla de yuca), pan y aceite de coco” (113). Estas referencias brindan la pauta
del importante rol de la mujer particularmente en la cultura afrohondureña, como
madre de familia, aporte de mano de obra para la consecución de recursos
económicos, cuidado de la familia, entre otros, que debería ser considerado para
la elaboración de propuestas de apoyo a su salud integral.
El mismo estudio UNICEF (35), muestra que el promedio de miembros por hogar
en los pueblos indígenas y afrohondureños es de 5.5 personas, frente a un
promedio de 4.7 personas por hogar a nivel nacional. Particularmente para los
pueblos afrohondureños, este valor es de 5.0 personas. En el presente estudio
para los afrohondureños el promedio de personas por hogar fue de 4.1 y para los
mestizos de 4.0 personas por familia, por debajo del promedio nacional, con una
alta proporción de mujeres en su estructura poblacional y de jefatura familiar,
190
posiblemente por la emigración de los jóvenes y los varones en general lo que
disminuye la fuerza laboral y reproductiva y aumenta la importancia relativa de
los otros grupos, particularmente los grupos de población de 60 años y más en
los que se evidencia un aumento significativo de la proporción de personas de
esta edad en ambos grupos (afrohondureño 22.8%, mestizos 15.9%).
De esta manera se observa que, si bien estos grupos conviven en las mismas
comunidades, se diferencian de manera significativa por el tiempo de residencia,
los ingresos familiares, la actividad laboral realizada y el nivel de escolaridad
alcanzado que les confiere a los afrohondureños mayores oportunidades frente
a los mestizos, dejando a éstos con mayor vulnerabilidad en ese sentido.
4.2 Factores de riesgo
El estudio CAMDI (17), para la población garífuna de Belice, estimó 14.3% de
prevalencia de consumo de tabaco y 34.7% en el consumo de bebidas
alcohólicas en el mes anterior de la encuesta, mientras que para Tegucigalpa,
donde la población es mestiza en su gran mayoría, la prevalencia fue de 16.8%
y 70.5% respectivamente. Los hallazgos del presente estudio difieren para ambas
poblaciones, en desventaja para la población afrohondureña que tiene una mayor
prevalencia de ambos hábitos que la mestiza, sin embargo, los mestizos se
inician más temprano en los mismos, por lo que el daño podría ser mucho mayor.
Esto se puede observar en los resultados de la Encuesta Mundial de Salud
Escolar para Honduras (2012) (78), que refiere que el 83.0% de los escolares
fuman antes de los 14 años de edad y que el 12.6% había fumado en los últimos
30 días, mientras que para el consumo de alcohol estos valores para la misma
población de escolares hondureños fueron de 77.0% y 15.8% respectivamente,
lo cual llama la atención a la necesidad de urgentes acciones de prevención
desde edades tempranas, ya que los jóvenes son presa de las campañas
publicitarias que dirigen su mercado hacia este grupo de población.
191
El consumo de alimentos es una variable que generalmente se estudia poco en
estas poblaciones, sobre todo en lo referente al consumo de grasas y sal,
particularmente por su relación con las enfermedades crónicas. En el presente
estudio se evidenció un consumo desfavorable de manteca vegetal por parte de
los mestizos con diferencias respecto a los afrohondureños, mientras que en el
consumo de sal no se observaron estas diferencias, sin que ello signifique que
no exista el problema, ya que en esta investigación se recogió información sobre
los consumos referidos por estas poblaciones, por lo que se requeriría disponer
del consumo real de sal, constatado por un estudio específico.
Respecto a las comidas preparadas, son los afrohondureños quienes las
consumen en mayor proporción con diferencias respecto a los mestizos. Esto
puede ser debido a diferentes aspectos como la mayor exposición a la cultura
occidental y al tipo de actividad laboral, entre otros. Estos valores, que podrían
ser mucho menores que los del área urbana por encontrarse en mayor exposición
y acceso, podrían incrementarse muy rápido en ambos grupos si la disponibilidad
también aumentara en el área geográfica aledaña a sus comunidades,
constituyendo un riesgo muy alto para su salud, como se ha evidenciado ante la
facilidad del acceso físico y económico, dado el reducido precio de este tipo de
alimentos.
El consumo de frutas y verduras, en Costa Rica (76) fue de 2.8 y 3.5 porciones
respectivamente a nivel nacional. Solo el 22.3% consumía cinco porciones de
frutas y/o verduras. En el presente estudio este es un poco mayor (38.0% en
afrohondureños y 31.5% en mestizos), favorable en ambos grupos pero poco a
lo que debería ser para que la mayoría de la población se beneficiara ante las
enfermedades crónicas. Es necesario enfatizar que existe un alto porcentaje de
personas que no consumen ni una porción de frutas y verduras al día, mayor en
los mestizos que en los afrohondureños, en plena desventaja para los primeros.
A nivel mundial (114), uno de cada tres y cinco de cada siete personas no
consumen ni frutas ni verduras respectivamente que en comparación con el
192
actual estudio, existe un mejor consumo en ambos grupos de población
estudiados (uno de cada seis en afrohondureños y uno de cada cuatro para
mestizos, tanto para frutas como para verduras), aunque aun así, el consumo es
más desfavorable para los mestizos que para los afrohondureños, lo que sumado
al mayor consumo de manteca vegetal les hace más vulnerables en relación a
este factor de riesgo. Ello probablemente está relacionado al acceso económico
de las frutas y verduras, que son más caras que otros alimentos y de más difícil
acceso físico, así como para el consumo de manteca vegetal que tiene también
un fuerte arraigo cultural sumado a su bajo costo en relación a los aceites
vegetales. Estos aspectos son indispensables de considerar al orientar políticas
saludables para la promoción de alimentos saludables, con el fin de mejorar su
acceso a la población.
La actividad física realizada por ambos grupos de población presentó diferencias
en el nivel intermedio y bajo, en perjuicio de los mestizos, que realizan más
actividad física de baja intensidad y menos intermedia. El sedentarismo es
considerado otro factor patogénico del síndrome metabólico. Se ha demostrado
que un programa regular de ejercicio aeróbico de intensidad moderada, duración
y frecuencia, tiene un efecto sobre la reducción de peso y la distribución de la
grasa corporal, además de una mejora en la presión arterial, el perfil lipídico, la
reducción de los triglicéridos, el aumento en la sensibilidad a la insulina, entre
otros beneficios, por lo que la práctica de ejercicio se relaciona inversamente con
la probabilidad de desarrollar el síndrome metabólico (115). Fue común escuchar
la opinión de las personas sobre el ejercicio que realizan durante las actividades
diarias considerando que es suficiente, sin la conciencia de que no lo es, sino
que se requiere un programa de ejercicio regular para alcanzar los beneficios en
función de la prevención de ENT, sumado a una alimentación saludable y otros
factores como se ha venido revisando a lo largo del presente estudio.
En cuanto a factores de riesgo, los mestizos presentan mayor prevalencia de
hábitos de consumo de manteca vegetal y de nulo y escaso consumo de frutas y
vegetales, sumado a la mayor prevalencia de actividad física de baja intensidad
193
e inicio temprano de consumo de tabaco y alcohol, que los coloca en alto riesgo
ante las ENT. Su probable efecto se manifiesta en las más altas prevalencias de
las condiciones previas a estas enfermedades.
4.3 Prevalencia de enfermedades crónicas
De acuerdo a los resultados alcanzados en las prevalencias de las enfermedades
crónicas seleccionadas, estas prevalencias son mayores que los hallazgos del
estudio CAMDI (17) de hace 10 años realizado en la capital de Honduras y en
Belice.
Como los resultados lo evidencian, los grupos de edad más jóvenes están ya
afectados por la obesidad en una tercera y cuarta parte para los afrohondureños
y mestizos respectivamente, un rápido crecimiento de esta epidemia resultado de
la exposición de crisis sociales y económicas, como lo refieren también otros
estudios, de que “el rápido aumento de sobrepeso y obesidad se refleja en las
altas tasas de prevalencia de la obesidad en la Región de las Américas. Los datos
disponibles indican que, en términos generales, del 20.0% al 25.0% de los
menores de 19 años de edad se ven afectados” (116).
De acuerdo a la última encuesta de salud nacional (ENDESA 2011-2012) (80), el
51.3% de las mujeres de 15 a 49 años de edad se encuentra afectada con
sobrepeso y obesidad mientras que para el nivel urbano es de 54.4% y rural de
47.4%. El IMC promedio es de 26.0 para este grupo de mujeres según este
mismo estudio para el departamento de Atlántida, el 56.3% de las mujeres se
encuentran afectadas por sobrepeso y obesidad, mayor prevalencia que a nivel
nacional y de lo encontrado en la población femenina urbana.
El IMC promedio en el presente estudio supera el IMC promedio mencionado
para mujeres del Departamento (26.0), lo que señala el serio problema de
sobrepeso y obesidad en este grupo de población en particular y que urge de
acciones para su control y medidas preventivas para los grupos más jóvenes con
el fin de controlar esta situación.
194
El hecho de que la obesidad se incremente en los mestizos conforme mejoran
los ingresos familiares y que por el contrario, en los afrohondureños disminuya,
es una réplica de lo que sucede a nivel mundial, de que en los países de ingresos
altos, la obesidad tiende a concentrarse en los pobres (como en los
afrohondureños), en los países de ingresos bajos y medianos la obesidad es más
prevalente en la población que prospera (116), como podría suceder en los
mestizos, en los que habría que identificar diversas estrategias para que el
crecimiento económico contribuya a su salud y de esta manera se refleje en el
desarrollo de las comunidades.
La población afectada por bajo peso es escasa y la tendencia es al sobrepeso y
obesidad, dado que más de siete de cada diez personas se encuentran
afectadas. Esto constituye una alarma por su relación con la DM2, en la que la
obesidad contribuye aproximadamente en el 40%.
La hipertensión arterial constatada en el estudio ECPIAH (41) fue del 9.0%, lo
que consideramos está muy lejos de la realidad. Esta fue la prevalencia referida
por los encuestados, o sea los que referían haber sido diagnosticados
previamente, lo cual para el presente estudio fue del 32.0%, con una brecha muy
grande entre ambos valores, por lo que habría que considerar con cautela ese
dato ya que no reflejaría adecuadamente la problemática de esta enfermedad
que requiere de acciones inmediatas para su control y prevención en los más
jóvenes particularmente.
Anselmi y col. (117) encontró en un distrito rural de población afrodescendiente
en Ecuador en el 2013, una prevalencia de hipertensión arterial estimada de
36.0%. Este valor, más los encontrados en el estudio CAMDI (17) de 40.2% y
del presente estudio (46.6%), son muy superiores a la prevalencia de 26.0%
considerada por parte del Consenso Latinoamericano de hipertensión en
pacientes con diabetes tipo 2 y síndrome metabólico (118) para población
afrodescendiente de El Caribe, lo cual podría indicar un mayor y rápido progreso
en estas personas, en las que la diálisis se alcanza con mayor prontitud en
195
comparación a los blancos con similares niveles de presión arterial, además de
que la mortalidad es tres veces mayor que para los blancos no hispanos en
Estados Unidos (119), lo que sugiere que de alguna manera los grupos de bajos
ingresos no acceden precoz y regularmente a los servicios de salud para
controlar su enfermedad y evitar complicaciones y la muerte prematura.
Si se considerara esta situación de mortalidad para la población estudiada de
Sambo y Corozal, significaría una reducción de su población a mediano plazo
pues aproximadamente un tercio de la población mestiza tiene hipertensión
arterial, y por cada fallecido, estarían falleciendo tres afrohondureños que
también padecen hipertensión lo que al momento significa la mitad de la
población que está afectada, sin considerar el sufrimiento del proceso de diálisis,
principalmente por la falta de este servicio y el alto costo que implica. De ser así
y no tomarse las medidas de prevención, control y tratamiento adecuado a corto
y mediano plazo esta situación se tornaría en crisis humanitaria para ambas
poblaciones.
Lima Souza (120) encontró en su estudio en Bahía (Brasil, 2014), que el 52.9%
de la población afrodescendiente estaba afectada por hipertensión arterial.
Además señala que el 30.7% de los jóvenes y adultos jóvenes de 18 a 45 años
sufren de hipertensión, generalmente sin ser diagnosticada ni tratada, lo que les
confiere alta vulnerabilidad. En el presente estudio, se encontró que una de cada
tres personas entre 20 a 49 años de edad, tanto para mestizos como para
afrohondureños, tienen hipertensión, cuando se esperaría que esta enfermedad
les afectara en edades más avanzadas, que de no controlársela, estarán
sufriendo las graves consecuencias en edad adulta temprana, discapacidades y
hasta una mortalidad prematura, por lo que llama nuevamente la atención sobre
la importancia de la aplicación sobre las medidas de prevención, control y
tratamiento ya referidas.
196
Fisher-Hoch (121) refirió en su estudio con mexicanos americanos, que el 16.0%
no conocían su condición de hipertensos. En el presente estudio el 30.0% no
conocían su condición de hipertensos, lo cual podría sugerir:

Barreras culturales y económicas para el acceso a la atención de salud
por parte de ambos grupos, así como falta de acciones preventivas o de
diagnóstico oportuno.

Desinterés de conocer su situación.

Incredulidad de que pudieran estar afectados a temprana edad.

Desconocimiento de esta enfermedad y su aparición en edades tempranas
con las consecuencias en sus órganos blancos.

Necesidad urgente de cambio de hábitos relacionados con las
enfermedades crónicas.
Un estudio realizado en el año 2008 sobre hipertensión arterial y obesidad en
indígenas asháninkas (122) (Junín, selva del Perú) que han tenido limitado
contacto con la cultura occidental, se estimó la prevalencia de hipertensión
arterial en 14.5% (IC 95%: 6.4,22.6) y 4.0% (IC 95%: 0.0,8.4) de obesidad sin
identificar diferencias por sexo. Comparado con estudios previos en pobladores
no indígenas de la selva peruana, la prevalencia de hipertensión fue elevada y la
prevalencia de obesidad fue baja. Los hallazgos del presente estudio no son
comparables por la exposición cultural occidental de los afrohondureños. Sin
embargo, llama la atención la diferencia tan grande entre ambos grupos tanto en
hipertensión como en obesidad, sumándose al llamado de atender a estos grupos
vulnerables en los que existe poca información sobre su perfil de salud y definir
estrategias acordes a su cultura para el control y prevención de las ENT.
La prevalencia de diabetes mellitus 2 en el grupo afrohondureño fue muy
semejante a la prevalencia estimada en el estudio CAMDI (17) para Belice y llama
la atención que es muy similar también a la estimada para los mestizos en el
presente estudio, sin identificar diferencias significativas; mayor a lo encontrado
en Costa Rica a nivel nacional (10.5% al 2011) (76), lo cual debe ser motivo de
197
atención para los mestizos ya que en este grupo era de esperar una prevalencia
menor, pero dados los factores de riesgos, la obesidad y la hipertensión que
presentan, resulta en una prevalencia de diabetes cercana a la de los
afrohondureños.
Una cuarta parte de afrohondureños jóvenes (20 a 29 años de edad) presentan
DM2. Esto ya ha sido referido en otros estudios “de manera preocupante, ya que
toda la información disponible indica que esta epidemia se halla en crecimiento;
durante los últimos 20 ó 30 años, existen pruebas de que crece el número de
personas con diabetes y que la edad de aparición es cada vez más temprana”
(123). Por lo que hacen falta acciones más agresivas para su prevención y
control, que no requieren de inversiones costosas, como realizar esfuerzos
intersectoriales que optimicen las medidas reconocidas en el país como la ley de
control de consumo de tabaco (espacios libres de humo), la promoción de la guía
alimentaria con siete mensajes sobre hábitos saludables, la estimación del riesgo
de ser diabético, el diagnóstico oportuno, la promoción de actividad física, así
como la disminución del consumo nocivo de alcohol, entre otros aspectos, ya
mencionados en el marco teórico y dirigidas particularmente a los grupos más
jóvenes para incrementar el inicio temprano de hábitos saludables.
De acuerdo a esta evidencia, existe una alta proporción en ambos grupos de
población que están ya afectados por hipertensión y diabetes mellitus 2 sin que
se les haya diagnosticado clínicamente al momento del estudio con las
consecuencias negativas que afecten su calidad de vida. La falta de seguridad
social y de programas de prevención, con acceso universal de servicios de salud
con calidad para la atención y promoción de la salud, contribuyen a esta situación,
por lo que de continuar la escasez de diagnóstico oportuno, la situación rebalsará
cualquier esfuerzo por su contención en el corto plazo, con la consecuente
pérdida de vidas humanas y el consecuente retraso del desarrollo.
Para ello existen propuestas que pudieran incluso mejorarse. Juárez-Ramírez
sugiere que “el denominador común en los grupos vulnerables es la falta de
198
seguridad social, siendo la población indígena la más desprotegida; y que vale la
pena resaltar que programas sociales como Oportunidades en México, han
logrado ciertas mejoras significativas en materia de acceso a servicios de salud”
(124). Las lecciones aprendidas de estos programas serían de mucha utilidad
para la planificación de nuevos programas que contribuyan a mejorar esta
situación o para reorientar los ya existentes. Su aplicación con voluntarios de los
mismos grupos de población contribuirían mucho al control de estas
enfermedades y a la promoción de la salud.
El síndrome metabólico (SM), considerado como un factor muy importante en el
desarrollo de enfermedades cardiovasculares (ECV), se vuelve cada vez más
común en los países, aunque existe escasez de resultados sobre su prevalencia.
Un estudio del 2005 (125) en el municipio de El Progreso (Yoro) de Honduras,
encontró una prevalencia de 49.6% en una muestra de 246 personas de 18 años
y más, es decir, casi una de cada dos personas sufría de este síndrome. Esta
evidencia hizo un llamado hacia esta situación emergente, sin lograr que se
hayan definido e implementado programas que contribuyeran a su control y
prevención, pero que ha sido útil como referencia por la escasez de datos que
existen al respecto.
Mientras en Chile (126), el 35.3% de la población nacional sufre de síndrome
metabólico. En un área rural del semiárido de Bahía (Brasil), se diagnosticó el
30.0% de la población estudiada con este síndrome (127), donde el 84.0% de la
población era afrodescendiente con una prevalencia de hipertensión de 44.6% y
un 8.8% de diabetes mellitus tipo 2. Aunque el valor encontrado en el presente
estudio para el SM es menor, no deja de ser importante por tratarse de una
primera aproximación a este síndrome en estos grupos en particular, que podría
elevarse rápidamente ante la situación encontrada con las altas prevalencias de
sus factores de riesgo, así como las de la sobrepeso y obesidad, prediabetes y
diabetes, prehipertensión e hipertensión arterial.
199
En los Estados Unidos, entre el 20.0% y 25.0% de la población general estaría
afectada con este síndrome, donde destacan las poblaciones afrodescendiente,
la mexico-americana y la hispana como las más afectadas (128). Particularmente
la afroamericana (129) con una prevalencia de 23.7% pero significativamente
más alta para las mujeres (25.7%) que para los hombres (16.4%). Estas
diferencias agravan el problema ya que estas enfermedades afectan a las
mujeres en edad fértil, al presentar dificultades para su reproducción y efectos
adversos en el estado de salud de ellas como gestantes y de sus hijos.
Los hallazgos encontrados sobre el síndrome metabólico en el presente estudio
estarían todavía sin la gravedad manifestada en estos países pero no por eso
son menos importantes dadas las implicaciones que tiene en la calidad de vida
de las familias, sobre todo por el riesgo de morbilidades, discapacidad y
mortalidad cardiovascular que es de dos a tres veces mayor en personas
afectadas por este síndrome. Lo cual implica una oportunidad para trabajar en
su prevención y control antes de llegar a convertirse en una epidemia como lo es
ya la obesidad, DM2 e hipertensión arterial en estas comunidades y grupos de
población.
Las condiciones de prediabetes y prehipertensión fueron más elevadas de las
estimadas en los estudios CAMDI, que sumado a las altas prevalencias de
obesidad, sugieren una grave explosión de ENT en las poblaciones de estudio.
4.4 Desigualdades en salud
En cuanto a las desigualdades en salud, como refiere Juárez – Ramírez C., las
“viejas desigualdades de América Latina (124) han ido generando brechas —
culturales y en materia de acceso a la salud — cada vez más amplias, las que se
traducen en mayores obstáculos para el bienestar de los sectores menos
favorecidos”. Los bajos ingresos, el desempleo, la discriminación de género y los
bajos niveles de escolaridad son todos ejemplos de estos determinantes que, al
actuar en forma conjunta, les coloca en situación de desprotección, como ambos
grupos estudiados, pero con mayor énfasis en los mestizos.
200
Por la bibliografía consultada, la escasa evidencia y de manera empírica, se
podría decir que históricamente los afrohondureños han estado en mayor
desigualdad que los mestizos, y que a la fecha continúan sufriendo las
consecuencias ya que existe una ausencia de políticas públicas para el
mejoramiento de sus condiciones de vida, que incluye la falta de cobertura en
servicios de salud con enfoque intercultural.
Con el uso de los diferentes indicadores para la estimación de las desigualdades
entre los dos grupos de población en las comunidades estudiadas, la desigualdad
absoluta y la relativa nos sugieren que esta situación es real, que el grupo
afrohondureño tiene mayor desigualdad que el grupo mestizo en las tres
condiciones de salud, siendo mayor la brecha respecto a la hipertensión. Lo cual
la misma bibliografía ha confirmado, por razones biológicas sustancialmente,
como lo refiere el grupo de investigación de enfermedades metabólicas de
Venezuela (130), de que: “múltiples hipótesis intentan explicar la elevada
morbimortalidad por enfermedades cardiovasculares en los diferentes grupos
étnicos como las poblaciones afro-americanas que presentan proteínas
isoformas desacoplantes relacionadas con el bajo gasto energético basal y
metabolismo oxidativo de los ácidos grasos disminuido, así como una
concentración elevada de lipoproteína y alta sensibilidad a la sal”. Si bien el
origen continúa en estudio, es un hecho la mayor prevalencia de hipertensión
identificada en el presente estudio, con una amplia desigualdad absoluta y
relativa que debe de servir de evidencia para la planificación e implementación
de proyectos y acciones que permitan la prevención, diagnóstico y atención
oportuna en este grupo de población en particular para de esta forma disminuir
la amplia brecha que existe.
El haber utilizado el índice de efecto con la estimación de la pendiente además
de los indicadores de diferencia absoluta y relativa, permitió explorar aún más las
desigualdades en salud, hacia el interior de estos grupos y entre los mismos, así
como observar la relación entre aspectos socioeconómicos y las prevalencias de
estas ENT, en las que las desigualdades son mayores en los mestizos, como el
201
de incrementar la obesidad (4.85 versus -3.18 en afrohondureños) con la mejoría
del nivel de ingresos, en comparación con el grupo afrohondureño. Sin embargo,
los valores de las prevalencias de las tres ENT son mayores en este grupo.
El índice de efecto entonces brinda mayor información con variables
socioeconómicas relacionadas con algunas condiciones de salud donde se
observan brechas entre afrohondureños y mestizos que coinciden con su
condiciones de vida, grupos de jóvenes más afectados. Los afrohondureños
tienen más tiempo de residencia y posiblemente han desarrollado mayores redes
solidarias, muchos han emigrado al exterior, y este contacto les ha permitido
impulsar estudios entre su población y aspirar a mejores oportunidades que el
grupo de mestizos.
En la región de América Latina existe limitada información sobre la magnitud del
problema de las desigualdades y sobre las estrategias para monitorear sus
tendencias y disminución de sus brechas.
El estudio de Williams, Stern y González-Villalpando (México, 2004) (53), subraya
la necesidad urgente de incluir la prevención de la obesidad como tema
destacado en la agenda de salud pública en los países en desarrollo, para así
concebir y aplicar en los entornos físico, económico y sociocultural medidas de
salud pública coherentes que aseguren que todo el mundo pueda elegir las
opciones más saludables en materia de régimen alimentario y actividad física.
Este aspecto aplicado al contexto de las comunidades en estudio implica un
fuerte trabajo en las determinantes sociales para que a sus habitantes les sea
posible la elección de las opciones, ya que al momento el mismo ambiente no
ofrece diversidad de oportunidades y tendrían que sujetarse a lo factible
económicamente, por lo que es indispensable considerar estos aspectos para
contribuir al éxito de las estrategias que se definan.
Por su parte, Monteiro y colaboradores (2004) (131) sugieren que las mujeres
tienden a ser más obesas en los niveles socioeconómicos más bajos, debido al
202
hecho de tener un nivel más bajo de educación y un menor conocimiento
relacionado con la salud, además de una mayor dificultad para adquirir alimentos
menos calóricos como las frutas, verduras y cereales integrales, así como
disponer de menos tiempo de ocio y oportunidades para realizar ejercicio
recreativo. A esto habría que considerar que el entorno debe ser propicio, con
lugares seguros y llamativos para hacer ejercicio sin o a muy bajo costo, de fácil
y pronto acceso, para realizar actividades que a las mujeres les sea atractivo
realizar, por las diferencias de género que existe en el desarrollo de actividad
física.
Las personas que viven en circunstancias de bajo nivel socioeconómico, pueden
estar más vulnerables al entorno propicio a la obesidad, debido a que su
alimentación no saludable y el sedentarismo son "opciones por defecto" que se
ofrecen en su entorno, de ahí que sea imprescindible la educación sobre los
determinantes de la obesidad y sus consecuencias, así como la necesidad de
propiciar cambios en los entornos físicos, económico y sociocultural, para que
estos grupos vulnerables en particular, realicen elecciones más saludables en
alimentación y actividad física, aunque con opción para todas las clases sociales.
Un estudio reciente realizado en Colombia (2014) por Lucumí (132) sobre
disparidades sociales relacionadas con la hipertensión, vista ésta como un
problema social, analizó sus tendencias y determinó que afecta en mayor
magnitud a las personas con bajo nivel de educación y capital físico, mujeres
negras y habitantes de los departamentos de más altos niveles de desigualdad
de ingresos. Lo cual coincide con la alta desigualdad absoluta determinada entre
ambos grupos de estudio con ninguna escolaridad, donde los afrohondureños se
encuentran afectados con 37.9 más puntos porcentuales que los mestizos.
En la misma línea, resultados de un estudio realizado en Cuba (55) sobre presión
arterial en 2005 refieren que si bien no se encontró diferencia por educación dado
su contexto y sistema social, donde el derecho a la educación y a la salud es para
todos los cubanos, concluyen que las mujeres presentan mayor prevalencia de
203
hipertensión arterial, y que existe una pequeña brecha étnica en la prevalencia
de la hipertensión entre blancos y afrodescendientes, a diferencia de los
hallazgos presentados por múltiples estudios en la población afrodescendiente
de Estados Unidos. Si bien el presente estudio encontró una diferencia de 10
puntos porcentuales en la hipertensión de afrohondureños y mestizos, no hubo
una diferencia significativa entre ambos, por lo que les está afectando de similar
manera o con una brecha pequeña.
Brasil es uno de los países en América con experiencia en la implementación de
políticas hacia la disminución de brechas entre la población “blanca” y la
afrodescendiente. Un ejemplo de ello es la Política Nacional de Atención Integral
a la Población Negra (133) en la “lucha contra las desigualdades en salud con el
objeto de reducir las desigualdades raciales, complementar, mejorar y facilitar los
grupos políticos universales dentro de la salud pública, el uso de sus
herramientas de gestión y la observación de los detalles del proceso de saludenfermedad de la población”.
Esta política resaltó la importancia del racismo como un determinante social de
la salud. Sin embargo, se requiere invertir en los indicadores de evaluación y
renovación de aprendizaje para el mejoramiento de la política y la
retroalimentación, y promover la comparación de estos indicadores entre las
diferentes regiones de salud, los estados y municipios, y conocer así el impacto
de la misma.
Ejemplos como estos, así como la voluntad política para su implementación, son
indispensables para avanzar en la disminución de las desigualdades, así como
un mayor conocimiento de las determinantes sociales que afectan a los
afrohondureños y población en general, además de reconocer las diferencias
biológicas, étnicas, ambientales y sociales como la educación, ocupación y otras,
que podrían estar contribuyendo a la creciente epidemia de ENT.
204
Tanto en los afrohondureños como en los mestizos existe una alta proporción de
mujeres en su estructura poblacional y de jefatura familiar, posiblemente por la
emigración de los jóvenes y los varones en general lo que disminuye la fuerza
laboral y reproductiva y aumenta la importancia relativa de los otros grupos,
particularmente los grupos de población de 60 años y más en los que se
evidencia un aumento significativo de la proporción de personas de esta edad
entre ambos grupos. Los factores de riesgo son altos en cuanto a alcoholismo y
tabaquismo con una mayor prevalencia de ambos hábitos en los afrohondureños
que requieren acciones urgentes de prevención desde edades tempranas, ya que
los jóvenes son presa de las campañas publicitarias que dirigen su mercado hacia
este grupo de población.
El consumo de alimentos, frutas y verduras, si bien las consumen un poco más
de un tercio de ambas poblaciones, todavía significan escasas prácticas que
deben incrementarse con estrategias apropiadas para estas comunidades, que
para los mestizos el consumo fue más desfavorable que para los afrohondureños,
lo que sumado al mayor consumo de manteca vegetal les hace más vulnerables
en relación a este factor de riesgo, posiblemente relacionado a factores culturales
pero también económicos.
Los resultados mostraron que los grupos de edad más jóvenes están ya
afectados por la obesidad en una tercera y cuarta parte para los afrohondureños
y mestizos respectivamente, un rápido crecimiento de esta epidemia resultado de
la exposición de crisis sociales y económicas. La hipertensión arterial fue muy
alta en ambos grupos, afecta a uno de cada dos afrohondureños y casi al 40%
de los mestizos, así como afecta a uno de cada tres personas jóvenes cuando se
esperaría que estas no estuvieran afectados de esta manera.
En cuestión de ingresos, las mayores desigualdades en salud (DA, DR)
evidenciadas en el presente estudio, se observan en los afrohondureños con
menos de 100 dólares, en relación con la hipertensión arterial. Mientras que la
mayor disparidad social se observa en los mestizos en cuanto a la obesidad (DA
205
y DR) y en DM2 (solo en DA) mientras que los afrohondureños con menos de
100 dólares presentan la mayor desigualdad relativa (DR).
La edad está en relación directamente proporcional con las ENT, que sumado a
la carga biológica, se evidencia en desigualdades más elevadas en los
afrohondureños de 70 años y más en comparación con los mestizos con respecto
a la DM2 e hipertensión arterial, en el grupo de 40 a 49 años de edad en relación
a la obesidad. Cabe resaltar que los mestizos estudiantes son los que mayores
desigualdades (DA, DR) presentan frente a los afrohondureños.
En el presente estudio el 30% de la población no conocía su condición de
hipertensos, lo cual podría sugerir barreras culturales para los mestizos y/o
afrohondureños, o desinterés, entre otras causas, pero que habría que promover
su diagnóstico para no esperar a confirmarlo posteriormente cuando las
consecuencias ya podrían ser mayores.
La prevalencia encontrada del síndrome metabólico en el presente estudio es del
27% para los afrohondureños y 14% para los mestizos, que no deja de ser
importante por tratarse de una primera aproximación y que podría elevarse
rápidamente ante la situación encontrada con las prevalencias elevadas de sus
factores de riesgo, así como las de la obesidad, diabetes e hipertensión.
En cuanto a las desigualdades sociales de salud, las diferencias absoluta y
relativa identificaron a los afrohondureños con las mayores prevalencias de las
tres ENT y dentro del mismo grupo a aquellos en peores condiciones se
encontraban también con las mayores diferencias. El índice de efecto por
estimación de la pendiente permitió identificar que las desigualdades afectan más
a los mestizos, como el de incrementar la obesidad con la mejoría del nivel de
ingresos, en comparación con el grupo afrohondureño, lo cual les confiere mayor
vulnerabilidad. A su vez, logró identificar al interior de este grupo, el incremento
de prevalencia de DM2 e hipertensión arterial por cada incremento de grupo de
edad.
206
4.5 Consideracion finales del capítulo
Si bien el presente estudio contribuye con importante información para
complementar los perfiles de salud tanto de la población afrohondureña como de
los mestizos, particularmente de La Ceiba, ha sido posible también con esta
misma información, con ejercicios sencillos de cálculo e interpretación, estimar
medidas de desigualdades sociales en salud que no habían sido utilizadas
previamente.
Es al sector salud al que le corresponde atender las ENT, la mayoría de ellos en
sus estados más graves, ante la falta de diagnóstico precoz y su prevención. De
ahí que alianzas intersectoriales sean importantes de fortalecer para promover
acciones que permitan cambios sustanciales a favor de la población más
afectada y de aquella que con acciones de prevención sea posible controlar el
daño hasta ahora evidenciado.
La presente metodología podría ser también de utilidad tanto para personal de
salud, academia, ONG y otros grupos de apoyo en proyectos relacionados con
la equidad y desarrollo, particularmente de población indígena y afrohondureñas,
sin descuidar que el problema de las ENT es general y afecta en gran proporción
a la población.
207
208
Conclusiones
210
Conclusiones
La caracterización socioeconómica de ambas comunidades permitió conocer sus
diferencias básicas y a disponer de datos para estimar las desigualdades sociales
en salud. Estos datos muchas veces son recolectados sin darles una utilidad
más allá de la descripción de la población en estudio, y debería constituir un punto
de partida en la medida de lo posible, para la estimación de las desigualdades
sociales en salud y contribuir con ello a disminuir las brechas existentes entre los
diferentes grupos de población.
La marcada diferencia socioeconómica en los grupos de estudio lo constituye la
mayor proporción de personas mestizas sin alcanzar un grado académico, que
les confiere mayor vulnerabilidad con menores oportunidades de empleo y de
acceso a beneficios sociales (salud, educación y vivienda), mientras que los
afrohondureños se han propuesto alcanzar mejores opciones y calidad de vida.
Esta vulnerabilidad se incrementa ya que los mestizos tienen mayores
prevalencias de factores de riesgo, lo que se ve reflejado en las prevalencias de
sobrepeso, pre hipertensión y pre diabetes que son mayores que en los
afrohondureños y de más temprana aparición, pudiendo producir más
complicaciones, discapacidades, mortalidad prematura y elevar los gastos
empleados para atender su salud, lo que contribuiría a empeorar aún más su
nivel socio económico.
Si bien la carga genética en la población afrohondureña es importante, las
mujeres mestizas también corren un alto riesgo de ENT debido a la elevada
obesidad abdominal constatada en ambos grupos, por lo que debe realizarse la
promoción de herramientas sencillas y de bajo costo para la toma del perímetro
de cintura como un buen indicador del riesgo de ENT, a través de voluntarios de
las mismas comunidades que contribuyan a la promoción de hábitos saludables.
211
Los costos en los hogares, más allá de la pérdida irreparable de sus familiares
se ve reflejado en la reducción sustancial de crecimiento económico de sus
comunidades, sumado al impacto social por estos hechos.
La epidemia de las ENT está extendida tanto en afrohondureños como mestizos
y la prevalencia de obesidad entre ambos grupos presenta diferencias. En
general, al ser las prevalencias de las ENT más altas en los afrohondureños, las
desigualdades absolutas son mayores en detrimento de éste grupo así como las
desigualdades relativas. De esta manera se identifican a los afrohondureños sin
estudios, mayores de edad y con escasos recursos como los más afectados con
las más altas desigualdades absolutas y relativas, y por parte de los mestizos, lo
son los estudiantes y los que reciben mejores ingresos. Serían estos grupos a
los que se tendrían que orientar estrategias de atención y prevención según sea
el caso. Estas estrategias deben ser integrales acompañadas de educación,
información y promoción de la salud debido a que los resultados demuestran que
solo el hecho de mejorar los ingresos no se logran disminuir las ENT.
Se confirma que los grupos más afectados socioeconómicamente sufren de
mayor carga de ENT y a edad más temprana, posiblemente tienen menor acceso
a servicios de salud y mayor discapacidad y muerte.
Además de existir un grave problema de salud pública en ambas comunidades,
con altas prevalencias de obesidad, hipertensión y diabetes en ambos grupos
con brechas no muy marcadas, afectando más a los jóvenes mestizos que a los
afrohondureños, existe una alta proporción de personas que no conocen su
diagnóstico de DM2, hipertensión arterial y obesidad, por lo que se requiere
promover el acceso de manera sencilla y a bajo costo, además de estimar el
riesgo de verse afectado por estas ENT, las cardiovasculares y el síndrome
metabólico, para procurar el retraso de su aparición con medidas factibles en el
cambio de hábitos.
212
Ambos pueblos tienen cara de mujer afrohondureña, ama de casa, con obesidad,
diabética e hipertensa. De continuar de esta manera, el síndrome metabólico se
incrementará rápidamente y afectará principalmente a las mujeres, poniendo en
riesgo la supervivencia particularmente del grupo afrohondureño. La prevención
debe realizarse desde la infancia, ya que en los jóvenes se estimaron los factores
de riesgo con valores desfavorables y con prevalencias de períodos previos a las
ENT, que de continuar como hasta ahora, ponen en alto riesgo la supervivencia
de estas comunidades.
Esta investigación ha sido determinante para romper con mitos sobre choques
culturales entre ambos grupos y abre la oportunidad para continuar con la
preparación de otros estudios que permitan ampliar la información. El análisis de
la información recolectada y mostrada de manera organizada permite
comprender las diferencias existentes entre ambos grupos, lo que posibilitará en
un futuro la orientación de proyectos y políticas que de manera urgente son
indispensables realizar para beneficio de la población motivo de este estudio.
La información obtenida es de gran ayuda para los diferentes ámbitos de la salud
pública, tanto a nivel de autoridades gubernamentales municipales, educativas,
salud, productivas, y de las mismas comunidades para provocar reflexiones en
el cambio de sus hábitos, con apoyo de los diferentes sectores.
213
214
Recomendaciones
216
Recomendaciones
Incorporación de ambos grupos de población en los programas sociales
existentes de educación y empleo para atacar los determinantes y disminuir las
brechas de desigualdad con apoyo intersectorial y enfoque integral de desarrollo
humano, con respeto a sus raíces y la promoción de hábitos más saludables.
Elaboración e implementación de una estrategia de comunicación con mensajes
propios y culturalmente aceptables que fomenten hábitos saludables a través de
la formación de consejeros voluntarios “pares”, de la misma comunidad y de
ambos grupos de población.
Investigación y formación de recursos humanos en el tema de desigualdades
sociales en salud, con el uso de la metodología empleada en este estudio, que
es sencilla de aprender, calcular e interpretar, hacia otros grupos étnicos con el
fin de contribuir al conocimiento de su perfil de salud y disponer de evidencia para
actuar sobre ella con la orientación de políticas y programas que contribuyan a
mejorar la prácticas de la salud pública y a la disminución de las desigualdades
en salud entre los diferentes grupos de población.
Elaboración de un proyecto que profundice en la investigación de las
desigualdades sociales en salud entre ambos grupos considerando además la
aplicación de técnicas cualitativas y de otras cuantitativas más complejas. Con
la información resultante se contribuiría a planificar servicios que brinden el
acceso universal a servicios de salud para la prevención, el diagnóstico y
tratamiento oportuno de las enfermedades crónicas, además de políticas y
programas a mediano y largo plazo que monitoren los avances en la disminución
de dichas brechas.
217
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232
ANEXOS
234
Anexos
Anexo # 1 Mapa de pueblos indígenas y afrohondureños.
Mapa No.1. Ubicación geográfica de los pueblos indígenas y afrohondureños.
Honduras. 2012.
Fuente: Ruta étnica en Honduras. [Visitado el 10 de Agosto de 2014] disponible en:
http://www.hondurastouristoptions.com/tour_etnico.php (134)
235
Anexo # 2 Estructura poblacional
Cuadro 2.1. Estructura poblacional utilizada para las comunidades de Sambo Creek y
Corozal, La Ceiba (Atlántida). Honduras, 2013.
Población
Grupos de edad
No.
559
336
923
671
1,903
951
252
5,595
0a3
4a6
7 a 12
13 a 19
20 a 39
40 a 64
65 y mas
Total
Fuente: Anuario estadístico del INE, 2001 (103)
236
%
10.0
6.0
16.5
12.0
34.0
17.0
4.5
100.0
Anexo # 3 Cálculo del nivel de actividad física
Cuadro 3.1. Valores de METs correspondientes a la actividad física
Dominios
Trabajo/estudio
Valor de METs
Moderado : 4.0
Intenso: 8.0
Desplazamiento de un sitio a otro
Caminando o en bicicleta: 4.0
Tiempo libre
- Moderado : 4.0
- Intenso: 8.0
Fuente: Guidelines for Data Processing and Analysis of the International Physical Activity Questionnaire
(IPAQ) – Short and Long Forms. Noviembre 2005 (97)
El cálculo de los niveles de actividad física total para cada uno de los individuos
se realizó teniendo en cuenta las indicaciones de la OMS para la interpretación y
análisis del GPAQ:
Nivel alto. Cuando se cumplieran algunos de los siguientes criterios:
La suma del número de días que realiza actividades intensas en el trabajo y en
el tiempo libre en una semana típica es mayor o igual a 3 días Y la actividad física
total en MET (minutos por semana) >= 1500 ó
La suma del número de días que realiza actividades intensas y moderadas en el
trabajo y en el tiempo libre y del número de días que camina o usa bicicleta para
desplazarse en una semana típica es mayor o igual a 7 días Y la actividad física
total en MET (minutos por semana) >= 3000.
Nivel moderado. Cuando se cumplieran algunos de los siguientes criterios:
La suma del número de días que realiza actividades intensas en el trabajo y en
el tiempo libre en una semana típica es mayor o igual a 3 días Y cuando las
actividades intensas en el trabajo y en el tiempo libre en una semana típica son
mayor o igual a 60 minutos ó
La suma del número de días que realiza actividades moderadas en el trabajo y
en el tiempo libre y del número de días que camina o usa bicicleta para
desplazarse en una semana típica es mayor o igual a 5 días Y cuando las
actividades moderadas en el trabajo, en el tiempo libre y para desplazarse de un
sitio a otro en una semana típica son mayor o igual a 150 minutos ó
La suma del número de días que realiza actividades intensas y moderadas en el
trabajo y en el tiempo libre y del número de días que camina o usa bicicleta para
desplazarse en una semana típica es mayor o igual a 5 días Y la actividad física
total en MET (minutos por semana) >= 600.
Nivel bajo. Cuando no se cumplieran los criterios de ALTO ni de MODERADO.
237
Anexo # 4 Aprobación del Comité Ética del INCAP
238
Anexo # 5 Información y consentimiento informado
Información para el participante y consentimiento
informado
Estimado/a participante:
Para su información, a continuación se describe lo que significa la participación en el
estudio sobre los factores de riesgo de la diabetes (azúcar en la sangre) en la población
afrohondureña y mestiza que se lleva a cabo en La Ceiba. Este estudio es realizado por
Adriana Hernández, funcionaria del Instituto de Nutrición de Centro América y Panamá,
con apoyo de la Organización Panamericana de la Salud y la Organización de Desarrollo
Étnico Comunitario, y es llevado a cabo por personal entrenado.
El objetivo del estudio es valorar los principales factores de riesgo de la diabetes en la
población afrohondureña y mestiza de La Ceiba. Estos factores de riesgo comprenden:
 El consumo de tabaco
 El consumo de alcohol
 La inactividad física
 La presión arterial alta
 La obesidad
Recopilaremos información de la población afrohondureña y mestiza de 20 años y más
de edad, procedente de una muestra de ambas poblaciones de la Ciudad de La Ceiba,
particularmente de El Corozal y Zambo Creek. La información se recopilará mediante los
siguientes pasos:
1 - Preguntas de una encuesta con alrededor de 60 preguntas que
consideramos no tomará más de 30 minutos.
2 - Mediciones de estatura, peso, cintura y presión arterial, que tomará unos 10
minutos realizarlas.
3 - Análisis de azúcar en la sangre, a través de un pinchazo en un dedo de su
mano, que no tardará más de cinco minutos.
Usted dispone de tiempo para reflexionar sobre su participación. Puede hacer cualquier
pregunta que desee. Le pediremos que firme un formulario de consentimiento que usted
podrá leer con calma o le daremos lectura de ser necesario. Si tiene alguna pregunta
acerca del estudio puede hacerla o ponerse en contacto con Adriana Hernández al
correo [email protected] o al celular 33896283.
Su participación consistiría entonces en los siguientes pasos:
1, Una persona entrenada le preguntará acerca de estos datos:
 Datos generales de edad, escolaridad, nivel de ingresos estimados de su
familia
 Consumo de tabaco y alcohol.
 Ingesta de frutas y verduras
 Actividad física
 Antecedentes de diabetes y presión arterial alta
239
2. Luego le tomará algunas mediciones sencillas de tensión arterial, estatura, peso y
perímetro de la cintura, para lo que es necesario que usted se retire la mayor cantidad
de ropa y utilice una bata que se le brindará y que usted se puede colocar en un lugar
privado de su casa, y la persona entrenada realizará las mediciones con el mayor respeto
y cuidado posible.
3. Este paso consiste en que una persona con experiencia en salud le hará una prueba
para medirle el azúcar en la sangre, a través de un equipo portátil que requiere un
pinchazo leve en uno de sus dedos de la mano, para que con una pequeña gota de
sangre se pueda analizar el azúcar que contiene. Esto puede causarle un dolor leve.
Beneficios para la comunidad
Los resultados de este estudio se usarán para ayudar a la Secretaría de Salud, a la
comunidad mestiza y afrohondureña, a sus organizaciones de base y a las diferentes
instancias de gobierno locales a conocer mejor la situación de la diabetes y sus factores
de riesgo, y con esto contribuir a desarrollar programas de salud pública que proyecten
esfuerzos para reducir los estos factores.
No se revelará la identificación de ninguna de las personas participantes en el estudio.
Los resultados se compartirán en publicaciones de investigación, boletines para los
medios de información, notas descriptivas e informes, y usted podrá disponer de los
mismos por medio de los investigadores locales.
Beneficios para usted
Usted recibirá los resultados de manera inmediata sobre su estatura, peso, índice
de masa corporal que le indicará su estado nutricional (normal, bajo peso,
sobrepeso, obeso), presión arterial y el nivel de glucosa en la sangre. De ser
necesario, recibirá una referencia para el centro de salud con el fin de que le
brinden tratamiento respectivo.
Usted tiene derecho a:
 Rehusar su participación en el estudio,
 Retirar su consentimiento en cualquier momento,
 No responder a cualquier pregunta de la entrevista que no desee contestar.
Confidencialidad
La información que usted proporcionará es completamente confidencial y no se revelará
a nadie. Su nombre, dirección y otra información personal serán resguardados por el
investigador principal y sólo se usará un código asociado a su nombre y a sus
respuestas, sin identificarlo. No se usará su nombre en ningún informe del estudio.
Posteriormente, en un lapso de un año, la información personal será incinerada por el
investigador principal para seguridad de los participantes.
Aprobación ética
Este estudio ha recibido la aprobación ética del comité institucional de ética del Instituto
de Nutrición de Centroamérica y Panamá. Información de contacto: Valentina Santacruz,
presidenta ([email protected]).
240
Consentimiento para participar
Su firma en este consentimiento y una copia, indica que usted comprende lo que se
espera de usted y que está dispuesto participar en esta encuesta. La copia de este
consentimiento, al igual que los resultados de las mediciones físicas y de sangre que le
hagan, les serán entregados para su información. De acuerdo a los resultados, si
requiriera apoyo clínico para su atención, será remitido al centro de salud más cercano.
Firmas
Por la presente, proporciono mi conocimiento fundamentado para participar en la
encuesta de estimación de Factores de Riesgo relacionados a la diabetes,
hipertensión y obesidad.
Fecha:
Nombre:
Número de identidad:
Firma:
Testigo/Nombre:
Firma:
Número de identidad:
Firma:
Investigador principal/Nombre:
241
Anexo # 6 Encuesta
242
243
244
245
246
247
248
Anexo # 7 Lista de equipos y participantes en el estudio
Equipos
1
2
3
4
5
Apoyo técnico,
supervisión y
logística
Coordinadora
No.
Nombre
Cargo
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
Wendy Martínez
Annaette López
Cristina Damaris Noales
Janette Melissa Chávez
Suany Mariela Castillo
Yonely N. Norales
Cenaida Moncada
Anabel Izaguirre
Tania Elizabeth Haylock
Gregoria Jiménez
Mélida Quevedo
Walter Ramos
Voluntaria ODECO
Voluntaria ODECO
Voluntaria ODECO
Voluntaria ODECO
Voluntaria ODECO
Voluntaria ODECO
Voluntaria ODECO
Voluntaria ODECO
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Voluntario ODECO
13
Mario A. Sánchez
14
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Omar Tejada
Adriana Hernández
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Salud, La Ceiba
Voluntario Salud Comunitaria
NO TIENE
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