"Et fazervos he algunos enxiemplos porque lo

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n 1987 asistimos a un curso de Francisco Rico en la Universidad
Menéndez Pelayo de Santander en el que se relacionaba la literatura
medieval con la contemporánea, en ese curso junto a medievalistas,
romanistas e hispanistas como Francisco Rico o Alberto Várvaro se encontraban poetas como Jaime Gil de Biedma o directores de cine como Fernando Fernán Gómez. El curso nos mostró la existencia de una continuidad temática en una literatura, la española, en la que la tradición literaria
siempre ha estado presente hasta nuestros días.
El gran referente estético y literario español es el Barroco. No sólo porque a través de los pintores, novelistas, escritores de comedias y autosacramentales, y poetas se manifestó lo que se ha venido en llamar el Siglo de
oro español sino también porque el barroco es una acumulación de estilos
y una recuperación de temas medievales. En el cuadro del discípulo de
Zurbarán, Ignacio Ríes, El árbol de la vida (1653)1 que inicia este artículo
vemos un ejemplo de cómo un artista utiliza la pintura de la época para
mostrar de forma persuasiva una idea moral asentada en principios religiosos siguiendo los modelos éticos del barroco, de lo bello y la bondad. El
cuadro hace alusión a la brevedad del placer terrenal y a la inexorable llegada de la muerte. Su argumento nos muestra a ésta talando un árbol en
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cuya copa se encuentra un grupo de personas disfrutando de los pecados
capitales, el ruido de la fiesta les impide oír la voz de Cristo que tañe la
campana avisándoles del pecado, mientras la muerte corta el árbol de la
vida física y espiritual. En las discalias2 del cuadro podemos leer dos textos
Mira que vas a morir/Mira que no sabes quando. Mira que te mira Dios/Mira
que te está mirando.
El argumento del cuadro nos remite a un contexto escatológico que
siguiendo los parámetros medievales y barrocos de la exégesis cristiana
combinaba el Antiguo con el Nuevo testamento y así vemos cómo se basa
en Amós 6,3:
¡Vosotros que creéis alejar el día funesto, y hacéis que se acerque un estado
de violencia!
Acostados en camas de marfil, arrellados en sus lechos, comen corderos del
rebaño y becerros sacados del establo, canturrean al son del arpa, se
inventan, como David, instrumentos de música, beben vino en anchas
copas, con los mejores aceites se ungen, mas no se aflijen por el desastre de
José.
Y en Mateo 3,10:
Ya está el hacha puesta a la raíz de los árboles; y todo árbol que no dé
buen fruto será cortado y arrojado al fuego.
Este cuadro es un ejemplo de cómo la estética estuvo al servicio del discurso ético-religioso en el barroco de una forma acrítica y mostrando el
ideario totalizador de la teología católica contrerreformista. En otras palabras de cómo una obra artística se constituye en vehículo de transmisión
de un mensaje de carácter moral-religioso.
Una reflexión histórico-literaria
La literatura clásica del siglo de oro español, como su pintura, tiene una
fortísima vertiente moral basada en el espíritu contrarreformista, y también en el carácter moralizador y didáctico de la literatura medieval que el
Barroco reactualiza a través de la ideología y teología contrarreformistas de
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la propagación de valores y costumbres de una sociedad estamental en
transformación y de la defensa de una monarquía en situación precaria. Así
pues, refiriéndonos a la literatura medieval en lengua castellana, no descubrimos nada nuevo cuando comentamos el carácter propagandístico y
moralizante del Cantar de mio Cid en su defensa de las virtudes de un caballero obediente a su rey3, prestigiador y por ende legitimizador de la
monarquía española.
¡Ved quál ondra creçe
quando señoras son sus fijas
Oy los rreyes d’España
a todos alcança ondra
al que en buen ora naçió
de Navarra e de Aragón!
sos parientes son,
por el que en buen ora naçió.4
La función propagandística se manifestará en este caso vinculada a la definición de la nueva nobleza castellana emergente en la época en la que se
sitúa el mencionado Cantar frente al “antiguo” estamento aristocrático
leonés que será caracterizado de inmoral, arrogante, etc…
Ya varones,
¿Quién nos darié nuevas
¡Fuesse a Río d’Orvina
e prender maquilas,
¿Quíl’ darié
¿quién vio nunca tal mal?
de Mio Çid el de Bivar?
los molinos picar
commo lo suele far!
con los de Carrión a casar? 5
Otro caso concreto de lo mismo, pero en el campo de lo religioso, lo
encontramos en Gonzalo de Berceo y sus obras hagiográficas de santos
locales como las vidas de Santo Domingo de Silos y Santa Oria, o su obra
más célebre Los milagros de Nuestra Señora. Milagros en los que la defensa y
propagación de la iconografía mariana la de “Nueva Eva” mediadora entre
los hombres y Dios6 (ver cuaderna vía 621)7 servirá para publicitar al propio Monasterio de San Millán de la Cogolla (Según Brian Dutton8 y
Michael Gerli9). Esa iconografía de la paranomasia AVE/EVA la encontraremos de nuevo en la iconografía barroca de la Inmaculada Concepción,
dogma defendido a lo largo del tiempo por la Iglesia española. En la
nómina de obras y autores interesados en la utilización de la literatura
como sistema comunicativo de transmisión de discursos éticos con fines
propagandísticos no podemos olvidarnos, ya en el siglo XIV, de Don Juan
Manuel (1282-1348) y su libro El conde Lucanor en el que, en su prólogo,
el príncipe de Villena nos dice que pretende Et fazervos he algunos enxiem-
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plos porque lo entendades mejor10o lo que es lo mismo, escribir unos ejemplos didácticos en los que de forma entretenida, siguiendo la perceptiva
aristotélica del enseñar deleitando, se defienden los principios morales del
estamento caballeresco de la Castilla de la época. En cuanto al uso de otros
temas, junto a los recogidos en las obras mencionadas, nos encontramos
con la idea de la muerte como inicio de la vida en una obra tan conocida
como las Coplas de Jorge Manrique (1440-1479)11, tema que reactualizarán Miguel de Mañara (1627-1679) y Francisco de Quevedo (1580-1645)
en pleno Barroco, con la defensa del igualitarismo de la muerte, presente
en Miguel de Mañara y su Discurso de la verdad (1679), con el tema de la
vida como representación y sueño, idea central en la Vida es sueño de Pedro
Calderón de la Barca (1600-1681) o con el del nacer para la muerte,
replanteado en la obra de Francisco de Quevedo, La cuna y la sepultura
(1630), por mencionar algunos.
En ese ir y venir de la literatura en la historia, en ese remitirse constante
de una a otra obra de forma intertextual tampoco podemos olvidar la tendencia crítica contra la intolerancia y la hipocresía presentada irónicamente por autores como el Arcipreste de Hita autor del Libro de Buen
Amor12 (1343), el Fernando de Rojas de la Celestina (1499) y el autor de la
vida del destrón Lázaro de Tormes. En esa última obra el autor de La vida
de Lazarillo de Tormes y de sus fortunas y adversidades (1554) nos dice canónicamente13 que no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna cosa
buena, para a partir de ahí escribir una falsa autobiografía plagada de críticas contra los diferentes estamentos de la sociedad española de la época y
mostrando la imposibilidad, entonces, de prosperar en la misma sin un
origen estamental claro o sin la limpieza de sangre del cristiano viejo, contradiciendo así el modelo humanista de la nobleza por la virtud.
España es un país culturalmente católico en el que su historia ha estado
marcada por la visión católica de la realidad. El imaginario conformado en
contra o a favor del catolicismo se ha materializado en el arte y en la literatura de muchas formas, pero manteniéndose a lo largo de la historia un
diálogo, no exento de conflictos.
La elaboración de obras de pensamiento independiente precisa de marcos complejos de libertad donde pueda desarrollarse y articularse la sociedad civil, de conyunturas políticas de carácter extraordinario y de sistemas
educativos que propicien la libertad de pensamiento. En España a lo largo
de su historia no se han dado con suficiente consistencia ni el primero, ni
el tercero de los factores mencionados, y aunque pudieran mencionarse
otros, son éstos los elementos fundamentales para la formación de pensa-
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dores y la de elaboración y difusion de pensamiento. La historia de España
es la historia de la intolerancia doctrinal ya sea ésta religiosa o política, salpicada por brevísimos períodos de precaria democracia. La historia de la
educación en España está vinculada a la de la política conservadora y al
propio poder de la Iglesia católica, institución que hasta la década de los
años ochenta del siglo veinte monopolizaba sus planes de estudio y su
infraestructura. Tan sólo el modelo de la Institución Libre de Enseñanza,
ya en el siglo XX, puede ser caracterizado como modelo educativo de calidad proclive a la elaboración de pensamiento independiente del estado y
de la Iglesia católica. Es decir un modelo capaz de hacer pensar a sus participantes. En esas circunstancias no nos debe de extrañar el gran nivel de la
teología española de los siglos XVI y XVII, el alto nivel de sus filólogos
humanistas14 al servicio de la propagación del catolicismo en América, de
sus pintores y sobre todo de sus literatos, pero no de sus filósofos. Recordemos que mientras en la Francia del siglo XVII René Descartes escribía su
Discours de la méthode (1637) iniciando el racionalismo filosófico en
España se mantenía el modelo analógico de pensamiento para no cuestionar en ningún momento lo que se consideraba como obra de Dios, elaborando ingeniosas agudezas. En esa misma época España era el baluarte de la
reacción y de la unicidad de pensamiento frente al surgimiento de una
forma de pensar independiente de la teología católica.
Sólo en ámbitos de libertad puede desarrollarse el pensamiento de
forma sistemática y en España, recordemos, el periodo más largo de libertad ha sido el que se inauguró con la aprobación de la Constitución de
1978.
Los siglos XVIII y XIX, salvo las excepciones de Jovellanos (17441811), el Padre Feijoo (1726-1760), José María Blanco White (17751841), Mariano José de Larra (1809-1837) y pocos más, pueden, en lo que
respecta a la filosofía, pasarse de “puntillas” a causa de la debilidad del pensamiento ilustrado moderno en España15. En cambio la literatura del siglo
XIX será de una gran riqueza con autores como Gustavo Adolfo Bécquer
(1836-1870), José de Espronceda (1808-1842), Benito Pérez Galdós
(1843-1920), Leopoldo Alas Clarín (1852-1901), Emilia Pardo-Bazán
(1851-1921) etc... escritores que literaturizarán, entre otras, las ideas del
liberalismo político y de la rebeldía radicalizada frente a la Restauración
borbónica.
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Dialogismo literario
Durante el siglo XX y a causa de la excepcionalidad vivida antes, en y después de la Guerra civil surgieron algunos filósofos que tuvieron alguna
resonancia en la vida de los españoles pertenecientes a la clase media lectora a través de sus obras literarias no filosóficas, en el caso de Miguel de
Unamuno (1864-1936), y en el caso de Ortega (1883-1955), a través de
sus conferencias. Muchos de ellos fueron silenciados por el régimen franquista como María Zambrano (1904-1991), otros trataron aspectos metafísicos ajenos a la circunstancia del país como Xavier Zubiri (1898-1983),
Paulino Garagorri (1916), Manuel García Morente (1886-1942) o Julián
Marías (1914). Algunos, en su defensa de modelos alternativos al pensamiento católico o al dietario franquista, cayeron en continuismos acríticos
del pensamiento marxista incrementando su dosis de dogmatismo y constituyendo una corriente marxiana muy mediocre en un país donde el pensamiento siempre era de urgencia. Además el marxismo español supuso
una cortapisa más para la propia elaboración de pensamiento al subordinarse muchas veces a las disciplinas de los partidos. En esa perspectiva se
puede decir que, salvo Gustavo Bueno16 (1924), que es la excepción a la
regla de lo que Manuel Vázquez Montalbán (1939) caracterizó de ”marxismo de veinte duros”17 y que podría ampliarse a todos los “ismos” que
han asolado el pensamiento en los últimos años, el pensamiento filosófico
español se ha caracterizado por su debilidad y su falta de originalidad. El
panorama no mejoró durante los años ochenta y sólo ahora, tras veintitrés
años de democracia y un sistema educativo laico (aunque el sector religioso
educativo, concertado o no, es aún excesivamente amplio), se puede empezar a hablar de la aparición de una filosofía española, por su ámbito geográfico, con nombres y apellidos (y soy consciente de que no especifico ni
tendencias ni escuelas) como José Luis L. Aranguren (1926-1996), Gustavo Bueno, Eugenio Trías (1942), Fernando Savater (1947), Adela Cortina (1933), Eduardo Subirats (1947), Paco Fernández Buey, Gabriel
Albiac, etc… que va a tratar temas de ética y política. Temas que habían
sido durante la segunda mitad del siglo XX tratados, fundamentalmente,
por sociólogos como Manuel Castells (1942), ecólogos como Mario Gaviria (1938), periodistas como Ignacio Ramonet, Juan Luis Cebrián, Joaquín Estefanía, políticos, artistas, poetas y novelistas.
En la transición a la democracia España sufrió, en la década iniciada en
1975 el proceso de pasar de la premodernidad a la posmodernidad sin el
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estadio ilustrado de la Modernidad, es decir sin la consolidadción de la
época de la muerte de Dios, de la defenestración de la inmutabilidad del
orden establecido frente a la realidad cambiante de la Historia, de la destrucción de los valores tradicionales basados en el orden religioso dando
paso al relativismo moral. Ese proceso que se abre en Inglaterra con la
lucha de Oliver Cromwell (1649-1658) y con el filósofo John Locke
(1632-1704) tendrá poca significación en la sociedad española del siglo
XVIII o en la del ”Viva las cadenas” del siglo XIX.
En España, en las cuestiones relacionadas con la propagación de debates
de carácter ético, hemos heredado modelos de la Edad Media tamizados
por sucesivas actualizaciones siendo fundamentalmente los autores literarios los encargados de su divulgación por las razones anteriormente apuntadas de ausencia de libertad y de ausencia o debilidad de un aparato educativo nacional de carácter laico. En ese sentido la obra literaria española
sumará a la dialogía que caracteriza toda obra narrativa y poética, la instaurada por la doble lectura, la ironía, la metáfora y la analogía ocultadora
de un discurso crítico que resultaría peligroso si se estructurara de forma
abierta. Por otra parte será también a través de la literatura como se transmitan tanto la ideología política como la religiosa dominantes durante un
período histórico. Dicho ésto quiero dejar claro que no pienso que el arte
o la literatura en su totalidad sean meros soportes de debates ideológicos,
aunque sí defiendo que en toda obra humana y por ende artística nos
encontramos con elementos ideológicos expresados de forma consciente o
inconsciente. Como planteaba Bajtín: El hablante en la novela siempre es,
en una u otra medida, un ideólogo, y sus palabras siempre son ideologemas. Un
lenguaje especial en la novela es siempre un punto de vista especial acerca del
mundo, un punto de vista que pretende una significación social18. También
quiero dejar claro que el arte no es sólo un sistema comunicativo complejo
y mediato en terminos lotmianos19 sino que también es un modelo de
conocimiento reconocido desde las filosofías platónica y aristotélica. No es
mi intención volver a incurrir en los errores de la célebre discusión entre
Bousoño y Barral al respecto20.
Cuando nos preguntamos acerca de la presencia de la ética en la literatura española contemporánea nos vemos obligados a referirnos a una poética que se ha constituido en los últimos años como la tradición literaria.
Tradición que podrá evidentemente situarse desde una óptica continuista
o bien rupturista. Nos referimos a los autores de la llamada “Generación
del cincuenta” o del medio siglo. Serán autores que se formarán en la dictadura de Franco siendo opositores contra el régimen instaurado por el
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dictador. En la España en que estos autores, todos de clase media y con
estudios académicos salvo Juan Marsé, se van a educar resultaba casi imposible la lectura de las obras literarias de la llamada “Generación perdida”
norteamericana o del neorrealismo italiano, que materializaban en aquellos años la renovación en la literatura. Los autores del cincuenta se formarán fundamentalmente leyendo a los clásicos españoles21 prestigiados por
la Generación del 27 y a los de una redescubierta Generación del 98 fundamentalmente protagonizada por Antonio Machado (1875-1939),
Ramón del Valle-Inclán (1866-1936) y Pío Baroja (1872-1956). En concreto tendrán como maestro al Machado defensor del diálogo consigo
mismo y con el otro, del diálogo elaborador, socráticamente, de pensamiento.
A distinguir me paro las voces de los ecos,
y escucho solamente, entre las voces, una.
…
Converso con el hombre que siempre va conmigo
-quien habla solo espera hablar con Dios un día-;
mi soliloquio es plática con este buen amigo
que me enseñó el secreto de la filantropía
Y al cabo, nada os debo; debéisme cuanto he escrito22…
La relación de los autores del cincuenta ya fueran éstos miembros del
grupo de los llamados “neorrealistas”, ya del de los “sociales” con la realidad será siempre crítica. Crítica con la inmoralidad de un régimen de
hecho, pero no de derecho, con la inmoralidad de la existencia de una gran
desigualdad social y con la corrupción e hipocresía moral existentes a todos
los niveles de la sociedad. Obras como El Jarama (1955) de Rafael Sánchez
Ferlosio (1927), Nuevas amistades (1959) o Tormenta de verano (1961) de
García Hortelano (1928-1992), Contactos furtivos23 (1956) de Antonio
Rabinad (1927), Entre visillos (1957) de Carmen Martín-Gaite (19252000), etc… situaron su denuncia en un plano moral continuador del
establecido por el Juan de Mairena (1936) de Antonio Machado en el que
se renunciaba a verdades objetivas y totales24, para entrar en el juego de las
relaciones sociales, los puntos de vista, las tomas de posición y la inclusión
del otro en el debate moral.
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La verdad es la verdad, dígala Agamenón o su porquero.
Agamenón. -Conforme.
El porquero. -No me convence.255
Entre todos los autores de la nómina de los narradores del medio siglo y sus
obras literarias ya sean de aquella época, ya de épocas posteriores revisionistas del modelo literario mencionado26, nos encontramos con una figura
literaria, un poeta, que se convertirá en elemento fundamental de la
modernización de la lírica española contemporánea27 y de la literatura en
general, así como del reingreso de la ética dialógica en la literatura. Nos
referimos a Jaime Gil de Biedma.
La poesía de Jaime Gil de Biedma:
Un modelo dialógico y moral
Jaime Gil de Biedma (1929-1990) pertenece al grupo de poetas conocido
por el término acuñado por Carme Riera como Escuela de Barcelona28 es
decir: Jaime Ferrán, Carlos Barral, Lorenzo Gomis, Alfonso Costafreda,
José Agustín Goytisolo, Enrique Badosa, Jorge Folch y el mecionado Gil
de Biedma. Característica del grupo será el uso de la poesía como reflexión
y como reelaboración de una nueva moral ajena a la tradicional existente
en la época, fundamentalmente en las obras de Barral, Biedma y Goytisolo. Un buen ejemplo de civilidad, de relación constante con el otro será
un poema de José Agustín Goytisolo (1928-1999) muy popular en España
gracias a su versión cantada realizada por el cantautor Paco Ibáñez29: Palabras para Julia. Estos versos en los que la voz poemática se estiliza en forma
de consejos paternales a su hija son un verdadero compendio de ética cívica
dialogante pensando siempre en el otro:
Un hombre solo una mujer
así tomados de uno en uno
son como polvo no son nada.
(…)
Tu destino está en los demás
tu futuro es tu propia vida
tu dignidad es la de todos.
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Otros esperan que resistas
que les ayude tu alegría
tu canción entre sus canciones.30
Gil de Biedma es la expresión máxima de esa nueva forma de hacer literatura basada en el diálogo de voces, de ideas y elaborada por medio del
collage intertextual. Su obra se caracteriza por la filtración de la experiencia del poeta a través de modelos literarios anteriores a los que se le confiere
otro sentido y que supone un diálogo de voces entre los diferentes discursos utilizados, tal y como definiera Bajtin.
La forma más característica y clara de tal iluminación internamente
dialogizada de los lenguajes, es la estilización (...) En ella están presentes,
obligatoriamente, las dos conciencias lingüísticas individualizadas: la
que representa (la conciencia lingüística del estilista) y la representada, la
que se está estilizando.31
Biedma se planteará que el poeta moderno se ve sumido en la relatividad
de los valores, es decir, elaborar un discurso estético/ético válido en tiempos en los que ya no existen visiones cerradas, totalizadoras del universo.
Gil de Biedma nos lo dirá, haciéndonos recordar de nuevo al Juan de Mairena machadiano32, con estas palabras:
Pensaba yo que la fundamental experiencia del vivir está en la ambivalencia de la identidad, en esa doble conciencia que hace que me reconozca -simultánea o alternativamente- uno, unigénito, hijo de dios
(poeta), y uno entre otros tantos, un hijo de vecino. El juego de esas contrapuestas dimensiones de la identidad, que sólo en momentos excepcionales logran reposar una en otra, que incesantemente se espían y se tienden mutuas trampas, cuando no se hallan en guerra abierta, configura
decisivamente nuestra relación con nosotros mismos y nuestras relaciones
con los demás.33
Durante largo tiempo el carácter autoritario e intolerante de la cultura de
la posguerra española se manifestó en forma de elaboración de discursos,
ya fueran éstos románticos, realistas, sociales en lo literario o marxistas,
estructuralistas etc… en cuanto al pensamiento, en los que nunca se
ponían en cuestión a ellos mismos o a la validez objetiva de su experiencia.
En ese sentido la literatura de los años cuarenta y también de algunos auto-
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res de la década siguiente será un buen ejemplo de cómo autores de corte
progresista elaborarán discursos literarios, morales y políticos de carácter
totalizador ajenos al uso de la ironía distanciadora34, ajenos al sentirse hijos
de vecino y cercanos a la imagen de hijos de dios, de intelectuales poseedores
de la Verdad. Será en la segunda promoción del cincuenta donde se
empiece a superar esa posición retomando a un Luis Cernuda (19021963) poco habituado al uso de la ironía, pero en cuya poesía aparece una
plurifonía de voces internas que facilitará esa relación entre el hijo de dios y
el de vecino que conforma la propia experiencia vital materializada a través
del juego de hacer versos biedmiano, es decir:
Aprender a pensar
En renglones contados
-y no en los sentimientos
con que nos exaltamos-,
…
Luego está el instrumento
En su punto afinado:
La mejor poesía
Es el Verbo hecho tango35
La posición de Biedma no sólo se limitará al campo de la poesía; su obra,
su actitud dialogística e irónica propiciarán la elaboración de discursos éticos basados en la reflexión, en el diálogo con el otro, siendo éstos aprovechados por muchos novelistas que realizarán homenajes a esa actitud éticacivil del que no se sabe portador de verdades absolutas, ni discursos totalizadores de largo alcance, sino más bien verdades relativas y discursos parciales. Discursos cívicos siempre en relación con el otro apoyados en él y
sin presentar sistemas únicos.
Dos casos a resaltar son Manuel Vázquez Montalbán y Jesús Ferrero. De
Manuel Vázquez Montalbán selecciono sólo dos ejemplos de su obra
narrativa de una larga lista36:
-Suelo inspirarme por la memoria. Mi cultura es mi memoria.
- Coño. Habla usted como un poeta de la generación del cincuenta. Coja
aquel libro de allí, el de color gris. Son los poemas completos de Jaime Gil
de Biedma. Quémelo y no se preocupe, tengo otro ejemplar. ¿Ha leído
usted a Jaime Gil de Biedma?
-Eso sólo lo confesaré en presencia de mi abogado.
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Quemó el libro de Jaime Gil de Biedma en la chimenea ante la mirada
atenta de Sánchez Bolín. Los labios del escritor susurraron:
-Nada hay tan triste como una habitación para dos, cuando ya no
nos queremos demasiado... Son dos versos de desamor de uno de los
mejores poemas amorosos contemporáneos. 37
¿Y ese fuego?
Señaló la intrusa la chimenea. Y, sin esperar respuesta, recitó:
De mi pequeño reino afortunado
me quedó esta costumbre de calor
y una propensión al mito.38
Y otro ejemplo extraído de su obra poética.
plenamente europeos no hay bromas
marxistas ni contactos furtivos
en cambio
con lógica interna Jaime Gil de Biedma
sonríe y hace honores a alguien
que nunca vendrá a Bocaccio Boite...39
Ferrero parafrasea en su novela Amador o la narración de un hombre afortunado (1996) dos versos de Biedma. Amador, el protagonista nacido en la
cárcel donde penaba una condena penitenciaria su madre, al reflexionar
sobre su segunda infancia, en la frontera de la adolescencia, pasada en un
cementerio de coches de Pueblo Nuevo, nos dice:
De sobra sé cómo pintan en la Biblia el paraíso. El autor bíblico habla de
ríos, de jardines, de oro, de bedelio y de ónice, pero jamás nombra ningún cementerio de automóviles que estuviese limitado por el ferrocarril
del litoral y el mar, al este por un erial poblado de hogueras en las que
arden los plásticos y los detritus, al oeste por los depósitos de la compañía
de gas, y al norte por la última calle de Pueblo Nuevo, en la que se alternan las chabolas y las casas. Ahora que lo pienso, creo que fue allí donde
germinó mi costumbre del calor y mi propensión al mito.40
Más adelante hará lo mismo al reflexionar sobre su pasado:
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No niego que en aquel espacio se notaba una cierta sensación de encierro,
pero para mí, sabedlo, no dejó de ser un reino afortunado.41
En realidad Amador o la narración de un hombre afortunado redunda en un
uso tan tadical de la ironía que ésta transpasa sus fronteras cayendo en el
sarcasmo.
Evidentemente la influencia de Biedma en la literatura española contemporánea no es ajena a la relativización del discurso ético y político, al
desconcierto generado, en una sociedad hasta hace poco tradicional, por la
ausencia de referentes ideológicos productores de ideas globalizadoras y a
la creciente focalización del individualismo posesivo42 egoísta, hedonista y
consumista como único modelo moral. La salida ética a esta situación de
desconcierto se situará en algunos ensayos políticos en forma de negativismo crítico, por temor a una traumática reinvención del Gulag, o a través
de alternativas parciales. En poesía y literatura aparecerá una crítica de
carácter ético contra esta situación en forma de ironía más o menos desencantada, más o menos sarcástica, en forma dialogística y desde la parcialidad de los personajes.
En resumen diremos que el pensamiento ético en España ha brillado en
manifestaciones artísticas y literarias desde la época del Barroco, cuando se
elaboraron en España artefactos artísticos43 cuya funcionalidad ideológica
fue la defensa de una unidad de pensamiento imposible, cubriendo sus
vacíos con la profusión de formas en los que el pesimismo le dio la mano a
un cierto anhelo de búsqueda de unos orígenes perdidos que tiene ciertas
semejanzas con nuestro tiempo actual. En tiempos de la Modernidad de
los grandes sistemas filosóficos no se dieron las condiciones necesarias en
España para la elaboración sistemática de pensamiento filosófico y tan sólo
se manifestó éste a través de obras artísticas literarias tal y como viniera
sucediendo en épocas anteriores. A partir de la crisis del 1898 aparecerán
atisbos de una activación del pensamiento ético en autores que combinarán la literatura de ficción y la poesía con la ensayística alcanzando popularidad por medio de sus obras literarias siendo la única gran excepción, ya
en la primera mitad del siglo XX, José Ortega y Gasset. Hoy, en la España
democrática, el pensamiento ético, que no se ciñe a la simple docencia académica, se expresa, cuando le dejan, en los medios de comunicación y en
diversas manifestaciones artísticas y literarias desde la fragmentación, la
parcialidad, de forma crítica y casi siempre desde planteamientos en negativo sin pretensiones, por su imposibilidad, sistémicas y enfrentándose a la
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tendencia neoliberal de implantación de la unidad y unicidad de pensamiento
Notas
1 Este cuadro se encuentra en la capilla de la Concepción de la catedral de Segovia. Ríes,
de origen alemán, era un buen conocedor de la pintura flamenca de la época y anterior
a su tiempo. El cuadro a todo color puede verse en:
http://www.ub.uio.no/uhs/sok/fag/RomSpr/kri/mellomfag/izquierdo/liricasigloro/tare
as/3.2.html (consultado el 8.3.2)
2 Nos hemos orientado gracias a los comentarios de Santiago Sebastián en su Sebastián,
Santiago (1989:123-4) Contrarreforma y barroco. Madrid: Alianza Forma.
3 Lo que tiene poco que ver con el Cid histórico.
4 (1981:308-9) Poema de mio Cid. Madrid: Castalia, vv.3722-3725.
5 (1981: 291-2) Ídem, (vv 3377-3381).
6 “Los que por Eva fuemos en perdición caídos,/por ella recombramos los solares perdidos;/si por ella non fuesse yazriémos amortidos,/mas el so sancto fructo nos ovo redemidos.” Cuaderna 621. Berceo, Gonzalo de (1995) Milagros de Nuestra Señora. Madrid:
Cátedra.
7 “Madre del tu Golzalvo seï remembrador/que de los tos miraclos fue enterpretador;/tú
fes por él, Sennora, prexes al Criador,/ca el tu privilegio vale a peccador,/tú li gana la gracia de Dios, Nuestro Sennor. (Amen).” Berceo, Gonzalo de (1995:219).
8 Brian Dutton plantea ésto en su estudio introductorio de su edición de Berceo, Gonzalo
de (1980:34-35) Milagros de Nuestra Señora. London: Tamesis Books limited.
9 Michael Gerli redunda en el tema en su estudio introductorio de su edición de Berceo,
Gonzalo de (1995:14).
10 Don Juan Manuel (1997:49) El conde Lucanor. Madrid: Austral.
11 “Este mundo es el camino/Para el otro, qu’es morada/Sin pesar;/Mas cumple tener
buen tino/Para andar esta jornada/Sin errar./Partimos cuando nascemos,/Andamos
mientra vivimos,/E llegamos/Al tiempo que feneçemos;/Assí que cuando
morimos,/Descansamos” Manrique, Jorge (1976:146) Poesía. Madrid: Cátedra.
12 Un ejemplo sería el que recogemos de la ”Cantiga de los clérigos de Talavera” en sus cuadernas 1694 y 1698:
“Cartas eran venidas que dizen en esta manera:/Que clérigos nin cassado de toda
Talavera,/Que non toviesse mançeba, cassada nin soltera;/Qual quier que la
tiviese descomulgado era. (…)
¿Qué yo dexe a Orabuena, la que cobré antaño?/En dexar yo a ella rresçibiera yo
grand dapño;/Di le luego de mano doze varas de paño;/E aun, para la mi corona
anoche fue al baño”. Arcipreste de Hita (1988:463) Libro de Buen Amor.
Madrid: Castalia.
13 “Yo por bien tengo que cosas tan señaladas, y por ventura nunca oídas ni vistas, vengan
a noticia de muchos y no se entierren en la sepultura del olvido, pues podría ser que
alguno que las lea halle algo que le agrade, y a los que no ahondaren tanto los deleite. Y
a este propósito dice Plinio que ‘no hay libro, por malo que sea, que no tenga alguna
cosa buena’”(1987:3-4) Lazarillo de Tormes. Madrid: Cátedra, 1987, pp. 3-4.
14 Antonio de Nebrija (1441-1522) y Juan Valdés (1509-1541)
Etica y literatura sid 74
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JOSÉ MARÍA IZQUIERDO
15 Izquierdo, José María (Fall/Winter 1997:147-170) “Aspectos ideológicos de la obra de
Juan Goytisolo/Ideological Artistic Aspects in the Work of Juan Goytisolo”. Portales,
New Mexico: Readerly/Writerly Texts: essays on literature, literary/textual criticism and
pedagogy (USA). Vol. 5, Núm. 1, pp. 147-170
16 Proyecto de filosofía en español. Ver: http://www.filosofia.org/ (consultado el 8.3.2)
17 “El escepticismo juvenil en España no alimenta una nueva conciencia crítica como en
Italia, nutridora de experiencias como la de la autonomía obrera o de las filas de un terrorismo doctrinario. Hubo intentos de españolizar el autonomismo obrero italiano y en
Barcelona se detectó una reunión de representantes italianos, franceses, portugueses y
españoles en abril de 1979. El grito de los autónomos italianos ‘¿Qué queremos?¡Todo!’
apenas si resonó por las calles de España. Aquí, por pasar, se pasaba incluso de la radicalidad y no teníamos un Toni Negri que ordenara racionalmente el caos que relacionaba
la realidad y el deseo de la izquierda española más impaciente. No andaba la izquierda
sobrada de teóricos ni de líderes. Con veinte duros de marxismo se trataba de ir consolidando la democracia, mientras en la otra punta del mundo, con veinte duros de marxismo, los comunistas sorbonianos de Pol Pot habían llenado Camboya de fosas comunes de supuestos contrarrevolucionarios.” Vázquez Montalbán, Manuel (1985:160)
Crónica sentimental de la transición. Barcelona: Planeta. Subrayado nuestro.
18 Bajtin, Mijail (1989:150) Teoría y estética de la novela. Madrid: Taurus
19 Lotman, Juri (1988). La estuctura del texto artístico. Madrid: Istmo.
20 Barral escribiría “Poesía no es comunicación” (Barcelona, Laye, 1954, nr. 24, pp 84-88.
Y Bousoño formularía su posición en Carlos Bousoño: Teoría de la expresión poética
(Madrid, 1976).
21 El Renacimiento español estará marcado por el humanismo de los hermanos Valdés y
de un Erasmo de Rotterdam que marcará a parte de una generación literaria cuatro
siglos después inculcándoles una relación no institucional con la Iglesia y una lectura
individual de la Biblia como encontramos en el intelectual liberal de Cinco horas con
Mario (1966), lector de cariz cristiano progresista de la Biblia y elemento clave de la
estructura irónica de la obra en cuestión.
22 Machado, Antonio (1962:76-77) Poesías completas. Madrid: Espasa-Calpe.
23 Rabinad, Antonio (1956) Los contactos furtivos. Barcelona: Seix Barral.
24 “La libertad, señores (habla Mairena a sus alumnos), es un problema metafísico. Hay,
además, el liberalismo, una invención de los ingleses, gran pueblo de marinos, boxeadores e ironistas”. Machado, Antonio (1971:52) Juan de Mairena. Sentencias, donaires,
apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. Madrid: Castalia.
25 Machado, Antonio (1971).
26 El mejor ejemplo sería el proceso vivido por Carmen Martín Gaite de Entre visillos
(1957) a El cuarto de atrás (1978), La búsqueda de interlocutor y otras búsquedas (1982) y
El cuento de nunca acabar (1983).
27 La poética de la experiencia.
28 Riera Carme (1988) La escuela de Barcelona. Barcelona: Anagrama.
29 Paco Ibáñez (1970) Los unos por los otros. Madrid: Polydor.
30 Goytisolo, José Agustín (1999:211-212). Poesía. Madrid: Cátedra.
31 Bajtin, Mijail (1989:178) Teoría y estética de la novela. Madrid: Taurus.
32 ”La poesía es -decía Mairena- el diálogo del hombre, de un hombre con su tiempo. Eso
es lo que el poeta pretende eternizar, sacándolo fuera del tiempo, labor difícil y que
requiere mucho tiempo, casi todo el tiempo de que el poeta dispone.” Machado, Antonio (1971:41).
33 Gil de Biedma, Jaime (1994:341). El pie de la letra. Barcelona: Crítica. Subrayado nuestro.
34 Se reintroducirá la ironía a partir de Tiempo de silencio (1962) de Luis Martín Santos.
Ética y literatura sid 75
DE LA ÉTICA EN LA LITERATURA ESPAÑOLA
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35 Gil de Biedma, Jaime (1975). Las personas del verbo. Barcelona: Seix Barral.
36 Traté este asunto en (1996:67-85) ”La poética del tiempo de Jaime Gil de Biedma en la
narrativa de Manuel Vázquez Montalbán”, Romansk forum. Oslo: Universitetet i Oslo.
http://www.digbib.uio.no/roman/Art/Rf3-96-1/Izquierdo.pdf (consultado 8.3.2).
37 Vázquez Montalbán, Manuel (1987:46) Asesinato en Prado del Rey y otras historias sórdidas. Barcelona: Planeta. El poema de Biedma es “Vals del aniversario” de Por vivir aquí,
en Gil de Biedma, Jaime (1975:45-46). Montalbán o sufre un lapsus o modifica irónicamente el ”dulce” del poema por un ”triste”. Subrayado nuestro
38 Poema de Jaime Gil de Biedma, ”Infancia y confesiones” de Por vivir aquí en Gil de
Biedma, Jaime (1975:47-48). Vázquez Montalbán, Manuel Sabotaje olímpico. Barcelona: Planeta, 1993, p. 42. Subrayado nuestro
39 Vázquez Montalbán, Manuel (1996:101) Memoria y deseo. Obra poética (1963-1990.
Barcelona: Grijalbo. Subrayado nuestro.
40 Ferrero, Jesús (1996:11) Amador o la narración de un hombre afortunado. Barcelona: Planeta. Subrayado nuestro.
41 Ferrero, Jesús (1996:8). Subrayado nuestro. El autor cita aquí uno de los tres últimos versos del poema dedicado a Juan Goytisolo Infancia y confesiones: “De mi pequeño reino
afortunado, me quedó esta costumbre de calor/y una imposible propensión al mito.”
Gil de Biedma, Jaime (1975:50).
42 Tal y como planteara Macpherson, C. B. (1964) The political theory of possessive individualism: Hobbes to Locke. Oxford: Oxford University Press.
43 Basados en la hegemonía del sentido de la vista : El Transparente de la catedral de Toledo
es un buen ejemplo de cómo desde distintas artes se elabora un objeto artístico siendo
éste un antecesor de lo que hoy llamamos multimedia.
Bibliografía
(1987:3-4) Lazarillo de Tormes. Madrid: Cátedra.
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Etica y literatura sid 76
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(1983) El cuento de nunca acabar. Madrid: Trieste.
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Planeta.
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(1993) Sabotaje olímpico. Barcelona: Planeta.
(1996) Memoria y deseo. Obra poética (1963-1990). Barcelona: Grijalbo.
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