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UNIVERSIDAD VERACRUZANA
FACULTAD DE MEDICINA VETERINARIA Y ZOOTECNIA
IMPORTANCIA SANITARIA, PRODUCTIVA Y ECONÓMICA
DE LA INFECCION DE LA BOLSA DE FABRICIO O
ENFERMEDAD DE GUMBORO EN MÉXICO: ESTUDIO
RECAPITULATIVO
TRABAJO RECEPCIONAL EN LA MODALIDAD DE:
MONOGRAFÍA
COMO REQUISITO PARCIAL PARA OBTENER EL TÍTULO
DE
MÉDICO VETERINARIO ZOOTECNISTA
PRESENTA:
YOSELIN MAYO ESCUELA
ASESORES:
DR. ÁLVARO E. PENICHE CARDEÑA
PhD. DAVID I. MARTÍNEZ HERRERA
VERACRUZ, VER.
ENERO 2012
ÍNDICE GENERAL
Introducción
1. Antecedentes
PAGINA
1
3
2. Justificación
5
3. Objetivo
3.1 Objetivos Específicos
6
6
4. Metodología
7
5. Desarrollo del Tema
5.1 Sistema Inmunológico de las aves
5.1.1 Bolsa de Fabricio
5.2 Infección de la Bolsa de Fabricio
5.3 Etiología
5.4 Sinonimias
5.5 Especies Susceptibles
5.6 Epidemiología
5.7 Distribución Geográfica
5.8 Factores Predisponentes
5.9 Transmisión
5.10 Morbilidad y mortalidad
5.11 Patogenia
5.12 Signología Clínica
5.13 Lesiones
5.14 Diagnóstico
5.14.1 Metodologías para el diagnóstico
5.14.2 Aislamiento Viral
5.14.3 Identificación de antígenos virales en
tejidos
5.14.4 Observación de lesiones macroscópicas e
hp
5.14.5 Medición de los niveles de anticuerpos
5.14.6 Técnicas de diagnóstico molecular
5.14.7 Técnica de RT-PCR
5.14.8 Tipificación por RFLP
5.15 Prevención y Control
9
9
10
11
11
15
15
15
16
16
16
17
17
21
22
23
24
25
26
5.15.1Bioseguridad
26
27
28
28
28
29
29
ii
5.15.1.1
Tránsito de vehículos
5.15.1.2
Desinfección y sanidad
5.15.1.3
Programas de Vacunación
5.16 Impacto Productivo y económico
5.16.1 Estrategias para el control de la IBF
5.16.2 Situación de la enfermedad a en México
5.16.3 Perspectivas de la IBF en la avicultura
nacional
5.16.4 Importancia del sector avícola en Veracruz
5.16.5 Perspectivas de IBF en la avicultura de
Veracruz
30
32
34
38
40
41
42
44
46
6. Conclusiones
47
7. Recomendaciones
48
8. Referencias
49
iii
ÍNDICE DE CUADROS
PAGINA
Cuadro 1. Descripción macroscópica de las lesiones en la
bolsa de Fabricio en reacción a los días post-infección
23
Cuadro 2. Pruebas y material biológico necesario para el
diagnóstico de la enfermedad de Gumboro en el laboratorio
24
Cuadro 3. Principales enfermedades aviarias, sobrevivencia
del agente etiológico y formas de diseminación más común en
una granja
32
Cuadro 4. Características de los desinfectantes más utilizados
33
en la industria avícola
iv
ÍNDICE DE FIGURAS
PAGINA
Figura 1. Estructuras del Sistema inmunológico de las Aves
9
Figura 2. Clasificación de las cepas del virus de la IBF de
acuerdo a su antigenicidad y virulencia
13
Figura 3. Esquema de la patogenia y daño viral en el sistema
Inmune del ave
18
v
DEDICATORIA
A Dios por ser una constante en mi vida, por las bendiciones que a diario derrama
en mí, por caminar a mi lado y jamás abandonarme, porque mi vida gira en torno a
él, siempre por El.
A mi familia por ser incondicional y la bendición más grande que Dios me ha dado.
A mis padres; Edmundo Mayo Escobar por ser mi Padre, por formarme como
persona, por apoyarme y amarme, a Alicia Escuela por ser mi Madre, mi amiga por
cuidar de mi siempre, por hacer de mí una mejor mujer y por llevarme siempre hasta
Dios. A mi hermana por permanecer a mi lado, porque es un ejemplo de
profesionista y mujer para mí, porque nunca te das por vencida.
A mis amigos que son un tesoro a Yazmin Zuccolotto de Aquino por ayudarme
desde que me conoces, por ser mi amiga y por formar parte de mi familia; Nayeli
Calte Montero, María Antonia López Duran, Héctor Mota Muñoz, José Manuel
Toledo Conde por ser mis compañeros y acompañarme en esta etapa de mi vida.
A la MVZ Libertad Rubí Palacios Domínguez por ser mi compañera en esta
aventura, por cuidar de mí, por escucharme, guiarme y brindarme su maravillosa
amistad.
Al Pbro. Juan Carlos Márquez Torres por ser mi amigo, por estar a mi lado y por su
cariño, por hacerme mejor persona y ayudarme a crecer, porque siempre estás aquí,
porque eres irremplazable.
Al Pbro. Oliver Villalobos Tecalco por ser un ejemplo para mí, por tenerme presente
en sus oraciones, por ser mi amigo, por escucharme, por mostrarme la grandeza de
Dios y por permanecer a mi lado, porque haces de los momentos sencillos algo
grandioso.
A los Pbros. Alejandro Adán Díaz Balbuena, Marcos Cruz Morales por apoyarme y
creer en mí, por su gran amistad.
vi
AGRADECIMIENTOS
A la Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad
Veracruzana por brindarme los conocimientos y habilidades para desarrollarme
como profesionista, así como a todos los académicos por su dedicación; por
llevarnos siempre de la mano.
Al Dr. Álvaro Peniche Cardeña por su tiempo, dedicación, consejos, apoyo, por
guiarme en este trabajo paso por paso, por contribuir en mi formación como
profesionista.
Al Dr. David Martínez Hernández por su dedicación y apoyo para la elaboración de
este trabajo.
A mi tutor M. en C. Roberto Castillo Tlapa por guiarme, A la Dra. Patricia
Cervantes Acosta por su apoyo y consejos, Al Dr. José Manuel Martínez
Hernández por su tiempo y dedicación, Al Dr. Manuel Barrientos Lagunes por todo
su apoyo.
vii
RESUMEN
Mayo Escuela Yoselin, 2011. IMPORTANCIA SANITARIA, PRODUCTIVA Y
ECONÓMICA DE LA INFECCION DE LA BOLSA DE FABRICIO O
ENFERMEDAD DE GUMBORO EN MÉXICO: ESTUDIO RECAPITULATIVO.
Monografía de Licenciatura. Facultad de Medicina y Veterinaria y Zootecnia,
Universidad Veracruzana, Veracruz, México.
La infección de la Bolsa de Fabricio (IBF) es una enfermedad infectocontagiosa de
etiología viral que afecta aves jóvenes al provocar inmunosupresión y mortalidad
en las parvadas, situación que propicia un fuerte impacto productivo y económico
en la avicultura comercial. La inmunosupresión causada por esta enfermedad
propicia importantes pérdidas económicas en la industria avícola, ya que la
mortalidad en la parvada es alta y de forma adicional, las consecuentes
infecciones secundarias tienen un efecto negativo en la eficiencia productiva. En
México se encuentra presente desde 1965 y fue la enfermedad inmunosupresora
más importante durante el período 2000-2001 en la avicultura nacional. En
Veracruz no se encuentra documentada de manera científica la situación de esta
patología pero al ser cosmopolita en el país, en todos los lugares donde se
practique la industria avícola está presente y por ende, el estado no es la
excepción. Para el control de la enfermedad los calendarios de vacunación y las
medidas de bioseguridad son esenciales. La protección del ave contra la IBF con
el uso de vacunas se complica debido a la presencia de dos serotipos y de varios
subtipos antigénicos virales o variantes. De ahí, la importancia de estar al día en
cuanto a los avances preventivos que se tienen al respecto en el sector avícola,
situación que conllevará a disponer mejores esquemas para prevenir, controlar y
en su caso, erradicar la enfermedad en las parvadas. Las perspectivas para su
control son factibles y solo resta a los profesionistas dedicados a este sector
productivo estar actualizarse en los métodos vanguardistas que conlleve y
establezca la medicina preventiva.
Palabras Clave: Infección de la Bolsa de Fabricio, Bolsa de Fabricio, Enfermedad
de Gumboro, inmunosupresión, avicultura comercial
viii
INTRODUCCIÓN
En las aves domésticas la competencia inmunológica es en especial importante
para
el
desempeño
productivo
de
la
parvada;
si
las
aves
están
inmunocomprometidas la eficiencia productiva disminuye, la eficacia de las
vacunas utilizadas de rutina se reduce y se incrementa la susceptibilidad hacia
otros agentes patógenos (Valladares, 2010).
Los virus son agentes infecciosos capaces de alterar la capacidad funcional
el sistema inmunológico de las aves; por su importancia sanitaria destacan los
causantes de la Infección de la bolsa de Fabricio (IBF), enfermedad de Marek
(EM), Anemia Infecciosa Aviar, Leucosis Aviar y reticuloendoteliosis de las aves
(Valladares, 2010).
La enfermedad infecciosa de la bolsa de Fabricio (EIBF) o enfermedad de
Gumboro (EG) es una infección aguda, de alta contagiosidad, que afecta en
especial a las aves jóvenes y cuyo agente etiológico desde la taxonomía
pertenece a la familia Birnaviridae (Lucio, 1991; Banda y Villegas, 2003).
La IBF es una enfermedad viral importante para la avicultura en todo el
mundo (Jordan y Pattison, 1998). Desde la visión clínica y en lo general, afecta a
aves jóvenes de hasta seis semanas de edad. La forma aguda se caracteriza por
un inicio repentino, curso corto y una destrucción marcada de linfocitos en la bolsa
de Fabricio (BF) y en otros tejidos linfoides (Jordan y Pattison, 1998).
Para la avicultura comercial, la IBF representa un fuerte impacto sanitario y
productivo. Las pérdidas económicas se deben por en lo general a la
inmunosupresión transitoria o permanente de las parvadas cuya consecuencia
1
inminente se refleja en una morbilidad y mortalidad elevadas (Ruiz et al. 2004;
Ardaya, 2010); por otra parte, la inmunosupresión puede propiciar de manera
adicional, infecciones secundarias por agentes patógenos oportunistas (Tamayo,
2009; Guadarrama, 2009; Burns, 2009).
A nivel nacional, durante el período 2000 – 2001 la atrofia de la BF fue la
enfermedad inmunosupresora más frecuente dentro del sector avícola al
representar el 68% de los casos de este tipo de padecimiento referidos en ese
tiempo (Vázquez et al. 2002); sin embargo, la enfermedad solo se reporta en su
presentación subclínica en la cual, la inmunodepresión deriva en enfermedades
secundarias que generan importantes pérdidas a la avicultura del país (Lechuga,
2009).
2
1. ANTECEDENTES
La IBF fue observada por primera vez en 1957 por Cosgrove, en granjas avícolas
cercanas a la población de Gumboro, Delaware, E.U.A; por ello, se le conoce
también como EG (Lucio, 1991).
De forma posterior, Hitchner (1970) propuso el término EIBF debido a las
lesiones que producía en la BF; por otra parte, Lukert et al. (1997) y Pizarro et al.
(2001), la denominaron como Bursitis Infecciosa (BI) debido a la gran depleción de
linfocitos que ocasiona en este órgano (Babaahmady, 2007).
La mayoría de las enfermedades de aves son cosmopolitas, aunque
algunas restringen su localización geográfica con base en la distribución de
vectores. En el ámbito de la salud pública, la importancia de algunas
enfermedades aviarias radica en su naturaleza zoonótica (Jordan y Pattison,
1998).
Una de las características del sistema productivo es la alta concentración de
aves por espacio vital, que propicia condiciones muy favorables para la
diseminación rápida de diversas enfermedades. Por ello, el diagnóstico temprano
de éstas es fundamental porque de lo contrario, las consecuencias inminentes por
la patogenicidad y virulencia de los agentes infecciosos son una alta morbilidad,
letalidad y mortalidad en la parvada, que derivará en fuertes afectaciones
productivas y económicas (Jordan y Pattison, 1998).
Las enfermedades de las aves se han clasificado de acuerdo con el impacto
en términos socioeconómicos, de sanidad animal, salud pública y comercio
nacional e internacional de aves y sus productos (Valladares, 2010).
3
En México, en 1965 Correa aisló un agente infeccioso con características
similares a las del virus de la IBF y en 1969, reprodujo la enfermedad en aves
susceptibles. En 1972 se confirmó la presencia de la enfermedad en México al
identificarse anticuerpos contra el virus (Lucio, 1991, Báez, 1994).
A nivel nacional, para el período 2000 – 2001 las principales enfermedades
inmunológicas identificadas en aves de engorda fueron la IBF y la EM (Vázquez et
al. 2002).
En el 2004 en un estudio realizado en una granja avícola de engorda en el
estado de Colima, se identificó a la IBF como una de las principales causas de
mortalidad durante las primeras tres semanas de vida de la parvada (Flores et al.,
2004).
En 2009 Higuera hace mención de 84 brotes severos de IBF en México que
obligaron a la industria farmacéutica y a técnicos especialistas en la enfermedad a
trabajar más sobre esta patología, con la finalidad de mejorar su prevención y
control (Higuera, 2009).
4
2. JUSTIFICACIÓN
Dada la importancia de la avicultura en México, es necesario mantener actualizada
la información epidemiológica sobre la presentación de casos o brotes de IBF en
este sector productivo. Por ello, el presente trabajo pretende compilar la mayor
cantidad de reportes sanitarios, productivos y económicos publicados sobre esta
enfermedad en nuestro país, con la finalidad de conocer su impacto al día de hoy
a nivel nacional y estatal.
5
3.
OBJETIVO GENERAL
Conocer la situación sanitaria, productiva y económica actual de la infección de la
bolsa de Fabricio en la industria avícola nacional y estatal.
3.1 OBJETIVOS ESPECÍFICOS
1. Conocer la situación actual de la IBF en la industria avícola nacional.
2. Conocer la situación actual de la IBF en el sector avícola del estado de
Veracruz.
6
4. METODOLOGÍA
Para la realización de este trabajo se llevó a cabo una revisión documental
retrospectiva de carácter técnico y científico al día de hoy en la Biblioteca de la
Facultad de Medicina Veterinaria y Zootecnia de la Universidad Veracruzana, en la
Biblioteca de la Unidad de Servicios Bibliotecarios y de Información (USBI) de la
propia Universidad así como en cualquier otro recinto que permitiera la pesquisa
de documentos escritos sobre el tema; la revisión, incluyó el escrutinio de libros,
revistas y artículos científicos, memorias de foros de interés sanitario y pecuario,
boletines técnico-informativos y revistas de difusión relacionados con la
epidemiología, control e impacto productivo y económico de la IBF en el sector
avícola nacional y estatal.
Asimismo, se realizó una revisión documental electrónica del tema en
diferentes páginas web al emplear el apoyo tecnológico del sistema Internet.
Parte de la temática que se desarrolló en el presente estudio versó sobre
los principales antecedentes reportados y publicados sobre la enfermedad de la
BF en México, la distribución de los indicadores epidemiológicos de la misma a
nivel nacional y estatal, las actividades empleadas para su control y prevención, el
desarrollo y la evolución metodológica de los estudios de laboratorio empleados
para su diagnóstico, el marco legislativo que norma las acciones para su control y
prevención en nuestro país, así como una revisión de su impacto sanitario,
productivo y económico en México y en el estado de Veracruz; asimismo, un punto
importante que se investigó, fue el análisis sobre las perspectivas de esta
7
enfermedad en México acorde a las acciones y estrategias de prevención actuales
establecidas para su control.
La información analizada permitió elaborar un documento único que integró
la situación que guarda al día de hoy esta enfermedad en la industria avícola
nacional y estatal pero sobre todo, reconoció su importancia así como el devenir
de la misma en la producción avícola del país.
8
5. DESARROLLO DEL TEMA
5.1 SISTEMA INMUNOLÓGICO DE LAS AVES
El sistema inmunológico del ave es muy especializado y lo constituyen la BF, el
timo y los órganos linfoides secundarios (Gómez, 2002; Robín, 2008). Estos
últimos, son los responsables de la captación y del procesamiento de los
antígenos y están integrados por el bazo, glándula de Harder, placas de Peyer y
tonsilas cecales (Robín, 2008). Parte de estas estructuras anatómicas se aprecian
en la figura 1.
Figura 1. Estructuras anatómicas que integran el sistema inmunológico
de las aves
Fuente: Laboratorios CALIER (2011).
Las investigaciones sobre inmunología aviar demuestran que tanto en las
aves como en los mamíferos, los mecanismos sobre la respuesta inmune son
semejantes. En este sentido, es importante mencionar la existencia en las aves de
un órgano diferente y que desde el punto de vista anatómico está separado de los
demás que no existe en otros animales domésticos que se conoce como bolsa o
9
bursa de Fabricio; en éste, se desarrollan y diferencian los linfocitos B que son
células fundamentales del sistema inmunológico de las aves. Otra de las
diferencias anatómicas significativas en aves es la ausencia de nódulos linfáticos
los cuales, han sido substituidos por acumulaciones de tejido linfoide sin una
organización característica a lo largo del tracto digestivo y conocidos como
tonsilas cecales (Morilla, 1989); por ello, la organización del tejido linfoide intestinal
de las aves es diferente a las de los mamíferos (Robín, 2008).
El timo está formado por 14 lóbulos localizados en forma separada,
situados de forma simétrica en la parte baja del cuello y anterior de la cavidad
torácica (Morilla, 1989; UPTC, 2006). Las aves contienen en la región oculo-nasal
una concentración especial de tejido linfoide denominada glándula de Harder.
En el pollito se desarrollan además, dos sistemas inmunitarios cada uno
responsable de la producción de dos tipos de linfocitos: los T y los B (UPTC,
2006).
5.1.1 Bolsa de Fabricio (BF)
La BF es una pequeña bolsa o saco conectado por un conducto a la región dorsal
de la cloaca, alcanza su máximo desarrollo entre las 4 y 6 semanas de edad en
razas Leghorn y entre las 8 y 11 en aves Rhode Island (Morilla, 1989).
La BF está formada por la unión del ectodermo y endodermo, se desarrolla
de la membrana del urodeo, aparece al 5° día de incubación y posee pliegues con
características histológicas de corteza y médula, que desde el punto de vista
funcional, está relacionada con la respuesta inmune humoral. Crece entre la 3ª y
10
12ª semana de edad y, a partir de este momento, involuciona hasta la 25ª semana
de vida del ave (Robín, 2008; Suárez et al., 2010).
La histología de la BF muestra que se compone de tres capas que
corresponden a una serosa, una de musculo liso y una mucosa cubierta de epitelio
columnar o pseudo estratificado (Morilla, 1989).
Existen ciertas condiciones infecciosas ó patológicas que le afectan, las
cuales propician su atrofia y en consecuencia, un estado de inmunodepresión
funcional en el ave; dentro de éstas, se encuentran la IBF, micotoxicosis,
enfermedad de marek, leucosis linfoide, el excesivo calor o frío, deficiencias
nutricionales, presencia de algunas toxinas y el origen genético del ave (Robín,
2008).
5.2 INFECCIÓN DE LA BOLSA DE FABRICIO (IBF)
La IBF se define como una enfermedad viral enzoótica, aguda y contagiosa que
causa inmunosupresión en aves de tres a seis semanas de edad (Báez, 1994).
5.3 ETIOLOGÍA
El virus de la IBF (VIBF) pertenece al género Birnavirus de la familia Birnaviridae
(Fenner, 1992; Branson et al. 1994). Los virus en esta familia poseen genomas
constituidos por dos segmentos A y B con un ARN de tira doble (Murphy et al.,
1999; Jackwood, 2009).
Es un virus no envuelto con una sola cápside de simetría icosaédrica con un
diámetro entre 55 y 60 nanómetros (Fenner, 1992; Calnek et al. 1991; Jordan et al.
11
2001). Posee cuatro proteínas virales designadas como VP1, VP2, VP3 y VP4
(Calnek, 2000, Lechuga, 2009). Las proteínas principales son la VP2 y la VP3
mientras que las VP1 y la VP4 son proteínas menores (Calnek et al. 1991).
El segmento A (segmento grande del genoma) codifica las proteínas
estructurales virales VP2, VP3 y VP4; la primera, favorece la neutralización de
anticuerpos y las variaciones en la secuencia de nucleótidos codificantes y origina
variantes antigénicas. El segmento pequeño del genoma (B) codifica la proteína
VP1 el cual, es un péptido multifuncional que participa en la replicación y
transcripción viral (Jackwood, 2009; Lechuga, 2009).
Mediante pruebas de neutralización y electroforesis, el virus se clasifica en
dos serotipos. Dentro del serotipo 1, existen variantes antigénicas con diferentes
grados de virulencia; es decir, dentro de este serotipo se pueden tener desde
cepas no patógenas hasta muy virulentas que propician tasas de mortalidad
superiores al 50%. Esta serovariedad en contraste con los del serotipo 2, tienen
tropismo por los precursores de linfocitos B de la BF y causan depleción del
órgano. A la infección con el serotipo 2 no se le atribuye ninguna enfermedad
(Jordan y Pattison, 1998).
Se ha observado que el virus se fija en las células renales del embrión de
pollo a los 75 minutos post-inoculación y el ciclo de replicación celular es de 10 a
36 Hrs. con un periodo latente de 4 a 6 (Calnek et al. 1991).
De acuerdo a su patogenicidad, el virus se clasifica en tres grupos:
subclínico, clásico virulento y muy virulento. Esta clasificación está sustentada en
la variabilidad genética viral que se traduce en diferentes grados de virulencia, al
12
daño que produce en la BF, a los signos clínicos que causa y a la mortalidad que
ocasiona (Valladares, 2010).
Las cepas tipificadas como subclínicas, causan inmunodepresión pero no
producen signos clínicos ni mortalidad. Las cepas clásicas virulentas propician
inmunodepresión con alta morbilidad pero baja mortalidad. Las cepas muy
virulentas no presentan cambios antigénicos significativos; sin embargo, la
virulencia de estas cepas es alta, causan rangos elevados de morbilidad y
mortalidad
y
las
aves
que
sobreviven
a
la
infección
también
están
inmunodeprimidas (Valladares, 2009).
Como se aprecia en la figura 2, dentro del serotipo 1 se encuentran dos
subtipos de cepas; la variante y la estándar. El grupo de los virus variantes está
compuesto por cepas que desde el punto de vista antigénico son distintas y que
en lo general, no producen signos pero causan atrofia bursal severa. Las cepas
variantes son capaces de infectar y causar enfermedad en pollos con niveles
elevados de anticuerpos contra las cepas estándar. Los sueros de aves
vacunadas con cepas estándar tienen una capacidad limitada de neutralizar a las
cepas variantes (Valladares, 2010).
Al serotipo 2 solo se ha aislado en pavos, patos y pocas veces en gallinas,
pero no tiene una importancia clínica hasta el momento. El serotipo 1 es el que
tiene la mayor importancia (Banda, 2011).
13
Figura 2. Clasificación de las cepas del virus de la IBF de acuerdo a su antigenicidad y
virulencia.
Fuente: Jackwood and Sommer-Wagner (2007)
En la actualidad se han identificado diversos grupos filogenéticos; sin
embargo, no se ha establecido en su totalidad si han ocurrido cambios
significativos en sus características antigénicas. Es posible que los virus
identificados en América Latina fueran originados de las cepas de los Estados
Unidos debido a las similitudes genéticas observadas entre ambos grupos virales
(Banda, 2009).
El VIBF es muy estable y de gran resistencia a las condiciones físicas y a
los agentes químicos. Puede sobrevivir a temperaturas de 60°C, es estable a un
pH de 2 y resiste al éter y al fenol al 0.5%; no obstante, es susceptible a la
formalina y a los iodoforos (Mosqueda y Lucio, 1985; Márquez, 1992, Calnek et al.
1991). Su estabilidad y resistencia le permiten permanecer infeccioso en el
ambiente durante al menos cuatro meses en materia orgánica (Márquez, 1992).
La resistencia viral es una razón de su persistencia prolongada en las
casetas avícolas, aún si se efectúen procesos minuciosos de limpieza y
desinfección (Calnek et al. 1991).
14
5.4 SINONIMIAS
La IBF se conoce también como Bursitis infecciosa, Enfermedad de Gumboro,
desorden infeccioso de la bursa e Infectious bursal disease (Báez, 1994).
5.5 ESPECIES SUSCEPTIBLES
El virus se ha aislado de gallinas, pavos y patos, aunque se ha demostrado que
solo produce inmunodepresión en la gallina, pollo y el pavo (Mosqueda y Lucio,
1985; Babaahmady et al,2007; Jackwood, 2009).
El
VIBF se presenta en reproductoras ligeras y pesadas, gallinas
productoras de huevos y en pollos de engorde (Ardaya, 2010).
En los Estados Unidos se aisló un virus tipo Birna del tejido bursal necrótico
de un avestruz; sin embargo, se cree que el virus procedía de aves de corral. En el
Reino Unido también se han aislado virus tipo Birna en pollos de avestruz
(Huchzermeyer, 1999).
5.6 EPIDEMIOLOGÍA
Los pollos, pavos y patos son susceptibles al serotipo viral 1 patógeno, el cual
ocasiona en estas especies una infección de alta contagiosidad. Después del
período infeccioso, el virus se excreta en heces durante 10 a 14 días y mantiene
su viabilidad durante varios meses (Murphy et al., 1999). En este sentido,
favorecen la diseminación viral las lombrices, ácaros de las camas, aves silvestres
y personal de las granjas (Márquez, 1992; Jordan y Pattison, 1998).
Los pollos jóvenes con anticuerpos maternos están protegidos contra la
infección mientras los títulos de anticuerpos sean altos; sin embargo, se vuelven
15
susceptibles si éstos disminuyen. Algunas de las cepas virulentas más recientes
parecen ser capaces de traspasar esta respuesta materna a una edad muy
temprana. Existe evidencia de que algunas razas, como la Leghorn son más
susceptibles a la enfermedad que otras. Por otro lado, las aves mayores cuya BF
ha involucionado, parecen ser más resistentes a la infección y no desarrollan la
enfermedad clínica. No hay pruebas de que exista el estado de portador o la
transmisión vertical (Jordan y Pattison, 1998).
5.7 DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA
Se presenta en la mayoría de los países y se sabe que en la Republica Mexicana
casi todas las parvadas de gallinas están infectadas (Mosqueda y Lucio, 1985).
5.8 FACTORES PREDISPONENTES
Además de la edad de los animales, no se han identificado otros factores
predisponentes. La edad por sí misma, puede reflejar la presencia o ausencia de
una BF funcional ya que se ha demostrado que pollos bursectomizados no
desarrollan la enfermedad cuando se desafían con cepas virulentas (Márquez,
1992).
5.9 TRANSMISIÓN
La infección de la BF es de alta contagiosidad. El ave afectada elimina el virus con
el excremento hasta dos semanas post-infección (Lucio, 1991); sin embargo,
después de este tiempo parece ser que las heces ya no son infecciosas (Márquez,
16
1992). La diseminación de la infección es por agua, alimento, cama, fómites
contaminados con heces y por vectores mecánicos (Báez, 1994).
Por otra parte, no existe evidencia que las aves de mayor edad actúen como
portadoras o que el agente se transmita por medio del huevo o por aerosoles.
Debido a la viabilidad del organismo fuera del hospedero, los fómites y organismos
invertebrados son importantes vehículos que favorecen la diseminación viral
(Márquez, 1992).
5.10 MORBILIDAD Y MORTALIDAD
En las parvadas susceptibles, la enfermedad se presenta de forma súbita con una
tasa de morbilidad del 80% - 100% (Calnek et al. 1991).
La muerte de los animales empieza a presentarse dos días después de los
primeros signos clínicos, alcanza su máximo nivel en 72 horas (3-5 días postinfección) y declina con rapidez. La tasa de mortalidad oscila por lo normal en un
rango del 5% al 30% pero en ocasiones, su frecuencia puede ser superior (Lucio,
1991; Márquez, 1992; Báez, 1994).
El curso de la enfermedad en cada individuo es corto y conduce con rapidez
a la muerte o la recuperación; no obstante, en una parvada donde varían las
cantidades de anticuerpos maternos protectores, el curso se prolonga con pollitos
que mueren si sus anticuerpos disminuyen (Jordan et al. 2001).
5.11 PATOGENIA
Durante muchos años se consideraba que el pollo era la única especie en la cual
se producía infección natural (Calnek et al. 1991).
17
El periodo de mayor susceptibilidad es entre tres y seis semanas de edad. Los
pollos menores de tres semanas no muestran signos clínicos pero tienen
infecciones subclínicas (Calnek et al. 1991).
Como se aprecia en la figura 3, el virus afecta a los tejidos linfoides al
causar la destrucción de células “B” dentro de la BF, el bazo y las tonsilas cecales.
Los linfocitos “T” presentan una afectación relativa (Márquez, 1992; Calnek et al.
1997).
Figura 3. Esquema de la patogenia y daño viral en el sistema inmune del ave
Fuente: AVISA, 2011.
La vía más frecuente de infección es la oral aunque también se consideran
importantes la conjuntival y la respiratoria (Jordan y Pattison, 1998).
Después de un lapso de cuatro a cinco horas de la infección oral, el virus se
puede identificar en los macrófagos y en las células linfoides cecales, en el
18
duodeno y en las células de Küppfer del hígado. La infección llega a la BF vía
sanguínea y muchas células de este órgano contienen anticuerpos durante 11
horas. El antígeno viral puede estar presente en este órgano linfoide hasta nueve
días post-infección (Báez, 1994; Jordan y Pattison, 1998).
En animales susceptibles se observa un periodo de incubación de dos días
antes de que la BF se congestione y edematice; estos signos, son más evidentes
alrededor del cuarto día post-infección (Márquez, 1992).
En la presentación aguda existe una severa inflamación de la mucosa y un
exudado amarillento en la superficie del órgano. En esta fase, la BF puede
duplicar su tamaño normal al encontrar en las aves viremia y fiebre; después, se
presenta una necrosis progresiva de los tejidos linfoides. Además, en esta etapa
ocurre la destrucción completa de todos los folículos de la BF y, para el octavo
día, ésta se atrofia alrededor de un tercio de su peso original (Guerrero, 1993;
González et al. 2005).
Otros tejidos linfoides se ven menos afectados, pero el daño en tejidos se
asocia con la población de células “B”, como los folículos germinales y vainas
perivasculares del bazo. Si el ave sobrevive, el tejido del bazo, timo y tonsilas
cecales se regenera con rapidez (Márquez, 1992).
En algunas aves, los riñones aparecen hinchados y pueden contener
depósitos de uratos y restos celulares, como una consecuencia probable por el
resultado del bloqueo de los uréteres por una grave hinchazón de la bolsa. Se
desconoce la causa de la hemorragia muscular (Jordan y Pattison, 1998).
Los cambios histológicos que se presentan en la BF reflejan la respuesta
inflamatoria inicial con hiperemia, edema, infiltración heterófila acompañada por
19
necrosis de células linfoides. Existe cierta necrosis de las células linfoides en el
bazo, timo y tonsilas cecales (Márquez, 1992).
Se produce hiperplasia de células reticuloendoteliales y tejido interfolicular. Si la
respuesta inflamatoria aguda disminuye, el epitelio corticomedular prolifera y se
desarrollan cavidades quísticas en las áreas medulares de los folículos. En el
bazo y las tonsilas cecales hay algo de necrosis de células linfoides y puede
haber depleción de células plasmáticas en la glándula de Harder (Jordan et al.
2001).
Desde el punto de vista inmunológico, anticuerpos neutralizantes y
precipitantes acompañan de forma invariable la etapa clínica de recuperación de
la enfermedad y su presencia puede asociarse con infección subclínica y/o
vacunación; sin embargo, factores como la virulencia viral, cepa vacunal
empleada, presencia de anticuerpos maternos al momento de la vacunación, el
uso de adyuvantes así como la estirpe genética del ave, pueden afectar la
concentración y persistencia de anticuerpos (Márquez, 1992).
En cuanto a susceptibilidad se refiere, no hay diferencia en patogenicidad
viral entre razas pesadas y ligeras; en este sentido, se ha observado que la raza
Leghorn reacciona de manera más intensa a la enfermedad, pero estudios
posteriores demostraron que no hay diferencia de susceptibilidad entre razas
(Calnek et al. 1991).
20
5.12 SIGNOLOGÍA CLÍNICA
La gravedad de los signos dependen de la edad del ave, de la concentración de
anticuerpos maternos así como de la virulencia viral (Jordan y Pattison, 1998).
Las aves de hasta cinco semanas de edad son las más afectadas con
indicadores importantes de morbilidad y mortalidad en la parvada; sin embargo, la
enfermedad se puede observar en aves de hasta 15 semanas de edad (Márquez,
1992). La forma aguda se observa en pollitos de entre tres y seis semanas de
edad (Jordan y Pattison, 1998).
El periodo de incubación es muy corto y los signos clínicos se manifiestan
de dos a tres días post-infección (Calnek et al. 1991). El curso de la enfermedad
es de cinco a siete días (Báez, 1994).
Dentro de la signología clínica se observa anorexia, depresión, diarrea
acuosa blanquecina, incoordinación, postración y tarsos amarillos y deshidratados
(Báez, 1994). Algunas aves muestran cloacas pastosas e inflamadas, erizamiento
de plumas y es común observar una falta de uniformidad en el crecimiento de la
parvada (Márquez, 1992; Calnek et al. 1991).
Uno de los signos más tempranos de infección en una parvada es la
tendencia a picotear sus propias cloacas, las aves afectadas se deshidratan y en
las etapas terminales de la enfermedad, la temperatura es subnormal (Calnek et
al. 1991).
La forma benigna produce muy pocos o ningún signo clínico evidente aparte
de un crecimiento desigual en las aves; algunas veces, se observa en la parvada
afectada un incremento en la presentación de otras enfermedades, además de
21
una respuesta reducida a la aplicación de vacunas (Jordan y Pattison, 1998,
Ardaya, 2010).
5.13 LESIONES
A la necropsia se observa en las aves deshidratación, hemorragias petequiales en
los músculos de la pierna, muslo y en ocasiones en el proventrículo e incremento
del moco intestinal. Hay esplenomegalia y el hígado se encuentra inflamado y con
infartos periféricos (Márquez, 1992; González et al., 2005).
Las lesiones macroscópicas externas en la BF se caracterizan por la
presencia de trasudado amarillento gelatinoso que cubren la capa serosa, un
aumento de tamaño y de peso (debido al edema y a la hiperemia), diferentes
grados de atrofia y cambios de la coloración de blanco a cremoso y por último una
coloración gris (Ruíz, 1991; Báez, 1994). Las lesiones internas observadas en este
órgano son hemorragias petequiales equimóticas o difusas sobre la mucosa y
exudado muco-caseoso en el lumen (Ruíz, 1991).
De acuerdo a Wit et al. (2011), en el cuadro 1 se describen el desarrollo de
las lesiones en la BF en relación con los días de infección viral en el ave.
22
Cuadro 1. Descripción macroscópica de las lesiones en Bolsa de Fabricio en
relación a los días de post infección en el ave.
Días post
infección
Tamaño
2-3
La BF aumenta de peso y
tamaño
4
BF con el doble del peso y
tamaño normal
5
BF con tamaño normal
8
BF con un tercio del tamaño
original
Morfología
Se
observa
edematosa
con
transudado amarillento que cubre la
superficie de la serosa. El color
cambia de blanco (normal) a
cremoso. Pueden estar presentes
hemorragias petequiales o extensas.
Desaparece el transudado y el
edema. Se aprecia una BF de color
gris.
Fuente: Wit et al (2011)
La lesión histológica característica en la BF es la necrosis de las células
linfoides. A partir del primer día post-infección se observa edema, hiperemia,
degeneración, necrosis de los linfocitos de la región medular de la BF, infiltración
de macrófagos a los folículos afectados y necrosis de los folículos de la corteza
(Mosqueda y Lucio, 1985; Calnek, 2000).
Por otra parte, los riñones tienen una apariencia inflamada y blancuzca; la
asociación de la dilatación de los túbulos renales con uratos y desechos celulares,
son hallazgos encontrados en algunos casos, pero no son lesiones constantes
(Márquez, 1992; Báez, 1994).
5.14 DIAGNÓSTICO
La anamnesis de la parvada junto con los signos clínicos y las lesiones
encontradas a la necropsia en las aves son suficientes para reconocer la
enfermedad en su presentación aguda (Lucio, 1991).
23
5.14.1 Metodologías para el diagnóstico
Con base en lo publicado por Banda y Villegas (2003), las diversas técnicas de
diagnóstico virológico de la enfermedad incluyen:
a) Aislamiento del agente viral “in vitro”
b) Identificación de antígenos en tejidos de aves
c) Observación de lesiones macroscópicas e histopatología
d) Medición de los niveles de anticuerpos circulantes
e) Técnicas moleculares
En este sentido, en el cuadro 2 se presenta de manera condensada la propuesta
práctica de Perusquía (1985) para el diagnóstico de la EG así como las muestras
biológicas que deben ser colectadas para ello.
Cuadro 2. Pruebas y material biológico necesario para el diagnóstico de la
enfermedad de Gumboro en el laboratorio
ENFERMEDAD
Infección de la Bolsa de
Fabricio
MUESTRAS PARA EL
DIAGNOSTICO
BF (en formol al 10%)
PRUEBA DIAGNOSTICA
a) Histopatología:
Necrosis de linfocitos; proliferación de
células reticulares; formación de
quistes foliculares linfoides en BF
Sueros (en refrigeración)
b) Serología:
Inmunofluorescencia indirecta;
Precipitación en agar;
Virus neutralización;
Reducción en placa.
BF y riñones (en bolsas
estériles)
c) Aislamiento viral:
Por inoculación del tejido afectado en
embrión de pollo o en cultivo de tejidos
Fuente: Perusquia (1985).
24
5.14. 2 Aislamiento viral
El aislamiento consiste en replicar el agente viral en algún sistema bajo
condiciones de laboratorio. El mejor método para realizar aislamiento viral para el
diagnóstico de la IBF es mediante la inoculación de material sospechoso en aves
libres de patógenos específicos de cuatro a seis semanas de edad (Banda y
Villegas, 2003).
Sin embargo, también se puede realizar el aislamiento mediante la
inoculación de macerados de BF en huevos embrionados libres de patógenos
específicos (Banda y Villegas, 2003).
Los cultivos celulares también pueden ser útiles para realizar el aislamiento
(OIE, 2008). Se puede recurrir a cultivos primarios de células fibroblásticas o
renales de embrión de pollo, así como a líneas celulares como células Vero, QT35 ó BGM-70 entre otras. Por desgracia, el aislamiento conlleva tiempo; además,
ciertas cepas de campo son difíciles de aislar, en especial las variantes
antigénicas (Banda y Villegas, 2003).
Por otra parte y para evitar un diagnóstico falso positivo, es importante
tener cuidado en seleccionar la edad del ave a la que se le van a tomar las
muestras; en este sentido, hay que cuidar que el ave no haya sido vacunada de
forma reciente contra la enfermedad para evitar así el aislamiento de cepas
vacunales en vez de cepas de campo (Banda y Villegas, 2003).
La confirmación del diagnóstico puede realizarse al utilizar macerados de
BF de aves afectadas como antígeno en la prueba de difusión en gel agar, contra
antisuero positivo conocido (OIE, 2008).
25
Aunque el aislamiento viral se emplea pocas veces como diagnóstico
definitivo debido al tiempo que se requiere para lograr este objetivo, muchas cepas
pueden crecer en la membrana corioalantoidea de huevos embrionados de 10 a
11 días de edad. Además, algunas cepas virales crecen en aislamientos primarios
en fibroblastos de embrión de pollo, células vero o ciertos cultivos de células
linfoblastoides (Jordan y Pattison, 1998; OIE, 2008).
5.14.3 Identificación de antígenos virales en tejidos
Las técnicas directas ó indirectas de anticuerpos fluorescentes así como las
pruebas de inmunohistoquímica han demostrado ser muy confiables para
identificar la presencia viral en tejidos. Con la técnica de anticuerpos fluorescentes
se puede obtener el diagnóstico el mismo día si se realiza a partir de tejidos
congelados (Banda y Villegas, 2003).
En la actualidad, se dispone de forma comercial de una prueba de ensayo
de inmunoabsorción ligado a enzimas con captura de antígeno (AC-ELISA); con
esta prueba, los virus contenidos en muestras de campo pueden diferenciarse en
cepas clásicas o bien, en variantes tipo Delaware E ó GLS (Banda y Villegas,
2003).
5.14.4 Observación de lesiones macroscópicas e histopatología
Si se desea realizar un esquema de evaluación diagnóstica de las lesiones en BF,
se recomienda tomar muestras de este órgano cada 7, 14, 21, 28 y 35 días de
edad de la parvada (Banda y Villegas, 2003).
26
El muestreo rutinario de lesiones en BF aportará información acerca de la
presencia y virulencia viral, determinará la edad en la que es posible que haya
ocurrido la infección y al mismo tiempo, indicará el grado de inmunodepresión que
presenta la parvada (Banda y Villegas, 2003).
No obstante, es importante considerar la presencia de otros agentes
inmunodepresores que provocan lesiones similares (OIE, 2008). Dentro de este
grupo, se encuentran los virus de la anemia infecciosa de las aves, el de la EM y
los reovirus, además de las aflatoxinas (Banda y Villegas, 2003).
Se puede utilizar también el examen microscópico de secciones de BF para
lesiones típicas o la demostración de antígenos virales por inmunofluorescencia en
secciones de la misma bolsa congelada (Márquez, 1992).
5.14.5 Medición de los niveles de anticuerpos
La prueba de sero-neutralización es el método más sensible para la identificación
de anticuerpos contra el virus de la IBF; sin embargo, la técnica de ELISA facilita
el procesamiento de grandes cantidades de muestras por estar asociada con un
programa que organiza los datos obtenidos (Banda y Villegas, 2003; OIE, 2008).
Es importante considerar que la prueba de ELISA mide la cantidad de anticuerpos
circulantes pero no puede diferenciar las características de los mismos; es decir,
miden la cantidad pero no la calidad (Banda y Villegas, 2003).
27
5.14.6 Técnicas de diagnóstico molecular
Debido a la gran variabilidad genética que presenta el virus de la IBF, sus
propiedades
antigénicas
y
de
patogenicidad
también
están
sujetas
a
modificaciones. Por lo anterior, se ha hecho indispensable el uso de metodologías
más sensibles para poder identificar las características de los virus presentes en
las parvadas. Así, las técnicas de identificación y tipificación molecular han
cobrado gran importancia diagnóstica en la producción avícola actual (Banda y
Villegas, 2003).
5.14.7 Técnica de RT-PCR
Para la técnica de RT-PCR se requieren BF refrigeradas, congeladas ó
conservadas en fenol (OIE, 2008). Mediante procesos químicos y enzimáticos, se
destruyen las células y se extrae el ARN viral total en la muestra (Banda y
Villegas, 2003).
El ARN total contiene ARN celular del ave y ARN viral. Una vez que se
extrae el ARN se procede a realizar la técnica de RT-PCR que consta de dos
fases: a) la transcripción reversa y b) la reacción en cadena de la polimerasa
(Banda y Villegas, 2003).
5.14.8 Tipificación por prueba del análisis del polimorfismo de los
fragmentos de restricción (RFLP)
Después de realizar la prueba de RT-PCR, el ARN obtenido se analiza para
identificar las posibles mutaciones que tenga y así poder genotipificar la cepa viral
mediante la prueba del RFLP (Banda y Villegas, 2003).
28
5.15 PREVENCIÓN Y CONTROL
Debido a la naturaleza estable del virus y a las grandes cantidades excretadas de
éste después del período infeccioso, es casi imposible remover todas las fuentes
de posible contaminación viral en la granja. Sin embargo, hay evidencia de que
una buena limpieza y el empleo del sistema “todo dentro-todo fuera” reduce la
exposición viral (Jordan y Pattison, 1998).
5.15.1 Bioseguridad
En la industria avícola sea cual fuere el tipo de explotación, es esencial llevar
estrictos programas preventivos de enfermedades, basados en controles
serológicos
y epidemiológicos
sin
descuidar medidas fundamentales de
bioseguridad que ayuden a disminuir el riesgo y la posterior propagación de
infecciones (Lezundry, 2006).
Bioseguridad no es un conjunto de reglas establecidas en los manuales de
una empresa avícola. La bioseguridad consiste en acciones efectivas para
disminuir la probabilidad de introducción, establecimiento o diseminación de una
enfermedad o plaga en la población animal (González, 2008).
La bioseguridad en una explotación avícola es el conjunto de programas y
medidas sanitarias diseñados con el objetivo de disminuir la inevitable exposición
de las aves a los agentes infecciosos y a depredadores naturales (Monroy, 1992,
Marrufo, 2009).
Las enfermedades aviares representan una de las fuentes principales de
pérdidas económicas para la industria y para que ésta pueda minimizarlas, se
29
deben establecer estrictos esquemas de prevención y control de enfermedades
(Jarquin, 2010).
En un programa de bioseguridad avícola, hay aspectos muy importantes
que no se deben descuidar (Mosqueda, 1991; USDA, 2011). Entre éstos, se
tienen:
1. Ubicación de la granja: ésta determinará el grado de aislamiento con
otras granjas avícolas, con centros urbanos y plantas procesadoras
avícolas (Monroy, 1992). Deben existir por lo menos entre 3 y 5 km de
separación entre granjas avícolas comerciales y otro tipo de producción
pecuaria que se considere un riesgo sanitario para la empresa (Monroy,
1992; Jarquin, 2010).
2. Acceso a la granja.- Debe ser restringido, para evitar la introducción de
agentes patógenos. El aislamiento de ésta con respecto a su entorno, es
fundamental para impedir la entrada de animales, personas y vehículos de
manera indiscriminada a la unidad de producción (Mosqueda, 1991;
Jarquin, 2010). Por otra parte, es necesario acortar en la manera de lo
posible, el tiempo de estancia de todo personal y vehículo externo dentro
de las instalaciones de la granja (Jarquin, 2010).
5.15.1.1 Tránsito de Vehículos
Se recomienda que todos los vehículos que ingresen a la granja pasen por un
proceso de desinfección con el empleo de lavadores de presión y el uso de vados
sanitarios (Jarquin, 2010). Asimismo, que dentro de las granjas se tengan
instalaciones con duchas accesibles para el personal y que uno de los requisitos
30
para entrar sea tomar un baño y realizar durante éste una buena limpieza de
manos, uñas, nariz y oídos (Jarquin, 2010; Nilipour, 2011). Además, es importante
para el personal el cambio de ropa de calle, por ropa de trabajo exclusivo dentro
de la granja (Mosqueda, 1991; Jarquin 2010).
El uso de tapetes sanitarios y desinfectantes de manos deben ser estrictos;
los tapetes sanitarios, deben localizarse a la entrada de las casetas y estar
alejados del sol (Monroy, 1992; Jarquin, 2010).
Es muy importante evitar la entrada a la granja de aves de traspatio, aves
silvestres, roedores, insectos y animales como perros o gatos (Mosqueda, 1991;
Monroy, 1992). Además, es necesario limitar la presencia de vegetación entre
casetas; lo anterior, con la finalidad de reducir el acceso de roedores u otros
animales a la unidad de producción (Monroy, 1992; Jarquin, 2010).
Un punto fundamental dentro de las medidas de bioseguridad es la
destrucción correcta de los cadáveres; en este sentido, en la granja debe existir
una zona destinada para la incineración o el compostaje de aves muertas
(Mosqueda, 1991; Monroy, 1992).
Es lógico suponer que las instalaciones ya existentes en la granja no
pueden moverse o sufrir modificaciones constantes; no obstante, lo que si puede
hacerse es adecuarlas lo mejor posible y, con los diferentes aspectos que no
puedan cambiarse, se debe hacer un análisis epidemiológico de riesgo con base
en las condiciones existentes (Jarquin, 2010).
Las principales formas de transmisión y diseminación de agentes etiológicos
en una granja o entre granjas se presenta en el cuadro 3 (Jarquin, 2010).
31
Cuadro 3. Principales enfermedades aviarias, sobrevivencia del agente etiológico y
formas de diseminación más comunes en una granja
Enfermedad
Infección de la Bolsa de
Fabricio
Sobrevivencia del agente
etiológico fuera del ave
Meses
Coccidiosis
Cólera Aviar
Coriza Infecciosa
Meses
Semanas
Horas a días
Marek
Newcastle
Meses - años
Días a semanas
Micoplasmosis
Horas a días
Salmonelosis
Semanas a meses
Laringotraqueitis Infecciosa
Tuberculosis Aviar
Semanas a meses
Años
Influenza Aviar
Semanas a meses
Formas de transmisión más
comunes
Ave-Ave, cama, aerosol,
personal, aves silvestres,
insectos, etc.
Cama contaminada
Ingesta, inhalación, insectos
Ave-Ave, aerosol, agua
contaminada
Aerosol, polvo, plumilla
Maquinaria, ropa, personal,
polvo
Ave-Ave, ropa, personal,
polvo
Ave-Ave, cama, roedores,
insectos, personal, aerosol
Aerosol, maquinaria, personal
Ave-Ave, agua, alimento
contaminado
Ave-Ave, cama, personal,
roedores, maquinaria
Fuente: Jarquin (2010).
5.15.1.2 Desinfección y sanidad
Para una producción eficaz y rentable, la limpieza, desinfección y los aspectos
sanitarios son fundamentales en toda unidad de producción pecuaria; por ello,
estos puntos están ligados de forma tan estrecha que semejan una cadena que
funciona bien siempre que se realicen de manera correcta (Soto, 1991; Nilipour,
2011).
Un programa efectivo de limpieza y desinfección es crítico para el éxito de
las prácticas de bioseguridad en la granja (Jarquin, 2010). El propósito de la
limpieza es la eliminación de toda materia orgánica de las instalaciones avícolas
(Soto, 1991).
32
Después de retirar la materia orgánica se procede con un lavado minucioso,
primero con agua a presión para remover cualquier residuo de materia orgánica,
luego se debe remojar con detergente, seguido de un enjuague con agua a
presión (Jarquin, 2010). Este mismo proceso, debe ser realizado en áreas
perimetrales (Nilipour, 2011).
La limpieza de un área de trabajo debe realizarse en forma previa a la
utilización de cualquier tipo de desinfectante (Soto, 1990). En este sentido, en el
cuadro 4 se presentan algunas características de los desinfectantes empleados
con mayor frecuencia en la industria avícola.
Cuadro 4. Características de los desinfectantes más utilizados en la industria avícola
Producto
Concentración final
Tiempo de contacto
Utilización
Alcohol
70%
30 seg. a min.
Utensilios pequeños y
desinfección de
manos
Detergente común
Variable
10 min.
Instalaciones, jaulas
Cloro
2-3%
10-30 min.
Instalaciones, equipo
Amonio cuaternario
2%
10 min.
Equipo
Hidróxido de Sodio
2%
10 min.
Equipo, vehículos
Carbonato de Sodio
4%
10-30 min.
Equipo
Formaldehído
2-10%
15-24 h
Equipo eléctrico
Yodo
150 ppm
10-30 min.
Tapetes sanitarios,
alrededores
Aldehídos
Variable
10-600 min.
Instalaciones, tapetes
sanitarios.
Fuente: Soto (1990).
33
Se debe planear con antelación el tiempo adecuado para limpiar y secar las
galeras entre el cambio de parvadas; así, las casetas deben permanecer vacías
por un mínimo de dos semanas. Lo anterior, permite que la caseta seque de
manera adecuada y propicia la eliminación de patógenos aviares en especial si se
utiliza como desinfectante el formaldehído y los iodoforos (Márquez, 1992; Jordan
y Pattison, 1998; Jarquin, 2010).
5.15.1.3 Programas de vacunación
Dentro de un programa de bioseguridad, sin lugar a duda los calendarios de
vacunación son esenciales si se ha fijado como meta obtener una parvada
saludable y productiva al final del ciclo; por ello, en la actualidad no se pueden
concebir en la avicultura comercial, parvadas que nunca hayan sido vacunadas de
manera preventiva (Marrufo, 2009).
El objetivo de implementar un programa de vacunación en una granja es en
lo general evitar el impacto sanitario y productivo de un gran número de
enfermedades que afectan a las aves (Robín, 2008; Marrufo, 2009).
Entre los factores a considerar para diseñar un calendario de vacunación se
tienen:
a) La incidencia de enfermedades en la región. En ciertas zonas se presentan
mayores niveles de desafío ante agentes etiológicos específicos: éstos,
causan enfermedades que inciden mas durante la fase de desarrollo o recría,
como ocurre con la infección de la BF, la enfermedad de Newcastle,
bronquitis infecciosa, viruela aviar y EM; mientras que otras son comunes
durante la fase de producción como el cólera aviar, micoplasmosis, coriza
34
infecciosa y la encefalomielitis (Robín, 2008). Por tanto, el calendario de
vacunación debe establecerse en función del tipo de granja de que se trate; lo
anterior, debido a que las necesidades preventivas en las granjas de pollo de
engorda, de gallina de postura o aves reproductoras son diferentes y cambian
en forma considerable por las edades que maneja cada una de ellas. Por otra
parte, la densidad de población es también un factor importante a considerar
porque el desafío por cepas infecciosas de campo es mayor en parvadas
hacinadas (Tamayo, 2003).
b) Presencia de anticuerpos maternos. Las aves reproductoras se vacunan
contra diversos agentes y producen anticuerpos específicos mismos que
serán transmitidos mediante el saco vitelino a los pollos recién nacidos. En el
caso de la infección de la BF, bronquitis infecciosa y enfermedad de
Newcastle, los anticuerpos maternos pueden neutralizar al virus vacunal, por
lo que es necesario esperar a que esos anticuerpos desciendan de manera
natural para que la vacunación preventiva en los pollitos sea eficaz (Tamayo,
2003; Robín, 2008). Los esquemas de vacunación en parvadas comerciales
contra la IBF establecen la aplicación del biológico en las primeras seis
semanas de vida, ya que existen informes de la ocurrencia de la enfermedad
clínica en aves de 14 a 15 semanas (Robín, 2008).
En la práctica el control de la enfermedad depende de la estimulación de la
inmunidad activa o pasiva en la parvada por la vacunación al emplear vacunas
de virus vivo, vacunas oleosas inactivadas o ambas (Márquez, 1992; Sainsbury,
2002).
35
Para que una vacuna de virus vivo sea segura y efectiva es necesario que
contenga un virus atenuado de manera suficiente (no patógeno) y que no propicie
inmunosupresión; además, debe inducir una buena respuesta inmune aún en
presencia de anticuerpos maternos. Pocas vacunas de virus vivo cumplen a
cabalidad con estos requisitos, en particular por la presencia de altas
concentraciones de anticuerpos maternos. Esos anticuerpos por sí mismos
pueden variar el título de ave en ave e interferir con la vacunación temprana
(Márquez, 1992).
Los anticuerpos neutralizantes son protectores y pueden obtenerse en la
forma de anticuerpos maternos a partir de gallinas inmunizadas o como
anticuerpos activos mediante la inmunización de los pollitos con vacunas vivas
administradas en el agua de bebida. Se desconoce la función de la respuesta
celular en la protección (Jordan y Pattison, 1998).
Para obtener contra la IBF una buena respuesta inmune por anticuerpos
maternos en la progenie, la parvada madre se vacuna entre 4 y 10 semanas de
edad con vacuna viva y se revacuna a las 16 semanas con vacuna inactivada con
un adyuvante oleoso. En la progenie la cantidad de anticuerpos maternos declina
con el tiempo y protegen contra exposiciones virulentas entre las primeras cuatro
semanas de edad (Jordan y Pattison, 1998; Tamayo, 2003).
En las reproductoras se tienen varios tipos de programa de vacunación
(Tamayo, 2003):
1. Un programa suave.- En éste, se utilizan vacunas a virus vivo para lograr
una inmunidad activa, ya que los desafíos vacunales son constantes pero
con cepas de baja patogenicidad (Tamayo, 2003).
36
2. Un programa moderado.- Se establece si la inmunosupresión tiene mayor
probabilidad de causar problemas sobre todo si los desafíos de campo
por IBF son tempranos y a esto, se asocia la presencia de otras
enfermedades infecciosas (Tamayo, 2003).
3. Un programa fuerte.- Se adopta ante la presencia de cuadros clínicos
tardíos y subclínicos por IBF o bien, si la mortalidad de la parvada es
elevada. Se comienza a los 25–28 días de edad de la parvada
reproductora y se presenta una inmunosupresión en la primera semana
post-vacunación. En este programa, los anticuerpos maternos permiten
un mejor control en caso de desafíos tempranos por IBF en la progenie
(Tamayo, 2003).
Las cepas vacunales “benignas” que no causan lesiones en la BF no deben
ser aplicadas en los pollitos con anticuerpos maternos hasta después de las cuatro
semanas de edad ya que, de emplearse antes de este tiempo, éstos son
neutralizados (Jordan y Pattison, 1998).
Las vacunas con virulencia moderada o intermedia que son menos afectadas
por los anticuerpos maternos, se pueden aplicar con cierto éxito entre la segunda
y tercera semana de edad de la parvada en dependencia de los títulos de
anticuerpos maternos. Debido a que las concentraciones de anticuerpos maternos
pueden variar dentro de una parvada y entre parvadas, la vacunación repetida se
practica con el fin de asegurar la inmunización activa en los pollitos tan pronto
como los anticuerpos maternos disminuyan a un nivel que no neutralicen el efecto
de la vacuna (Jordan y Pattison, 1998).
37
Los pollos de engorda y las aves ponedoras reciben hasta cuatro dosis de vacuna
en ciertos casos. En reproductoras se utilizan de tres a cuatro dosis de vacuna
activa ó bien, una o dos dosis de vacuna inactivada (Robín, 2008).
En aves cuyo status inmunológico a un día de edad se desconoce, se
recomienda un esquema de doble vacunación a los 7 y 14 días de edad con una
cepa vacunal intermedia administrada en el agua de bebida o por vía ocular
(Márquez, 1992). En individuos con anticuerpos maternos bajos o ausentes, es
recomendable vacunar durante los primeros días de edad y revacunar siete días
más tarde (Márquez, 1992).
En parvadas con alta inmunidad materna se aconseja el uso de cepas
vacunales intermedias hacia los 14 o 21 días y si es posible, no aplicar ninguna
vacuna hasta después de ese tiempo (Márquez, 1992).
En aves de postura comercial, los programas preventivos incluyen la
aplicación de dos o tres vacunas a virus activo durante la crianza; en pollo de
engorda, los esquemas son variados con aplicación “in ovo” o bien por vía
subcutánea al día de edad (Selbitz y Moss, 1997; Nieto, 2011).
5.16 IMPACTO PRODUCTIVO Y ECONÓMICO
Entre los virus de mayor impacto sanitario, productivo y económico por su efecto
inmunosupresor en la avicultura destaca el causante de la EIBF (Lechuga, 2009);
por ello, se le considera como el agente etiológico de mayor frecuencia en las
granjas comerciales (Villegas, 2011).
38
En las aves domésticas la competencia inmunológica es en especial
importante para el desempeño productivo de la parvada; si las aves están inmunocomprometidas la eficiencia productiva disminuye, la efectividad de las vacunas
utilizadas en forma rutinaria se reduce y se incrementa la susceptibilidad hacia
otros agentes patógenos (Valladares, 2010).
La IBF es de alta contagiosidad en pollos jóvenes y se caracteriza por una
destrucción severa de los linfocitos de la BF. Debido a que el virus es muy
resistente a las medidas convencionales de limpieza y desinfección. Una vez
establecido en la granja,
tiende a persistir de forma indefinida mientras las
casetas se utilizan (Valladares, 2010).
En México la IBF se ha reportado en forma subclínica bajo cuadros de
inmunodepresión en las parvadas lo cual, deriva en enfermedades secundarias
que generan grandes pérdidas productivas y económicas al sector avícola
(Lechuga, 2009).
La evaluación del incremento de costos por estos problemas de
inmunodepresión es muy difícil, ya que interactúan una multitud de factores.
Mcllroy et al. (1989) evaluaron estos costos para pollos no vacunados y afectados
de forma subclínica encontrando una disminución de un 10 % en las utilidades a la
venta de la parvada debido a un menor peso al sacrificio y a un decremento de los
índices de conversión (Sacristán y Sagardía, 2005). Asimismo, García y Soto.
(2002) refieren importantes pérdidas económicas directas por pérdida de la
productividad derivadas por la presencia de mortalidad en las aves afectadas, por
un incremento en los costos de medicación, alimentación, decomisos, fallas en
vacunación y susceptibilidad a infecciones secundarias.
39
5.16.1 Estrategias para el control de la IBF
No existe un tratamiento eficaz contra la IBF; sin embargo, se puede ayudar a las
parvadas afectadas con tratamientos sintomáticos encaminados a controlar la
presencia de posibles agentes infecciosos secundarios así como los efectos de la
inmunosupresión (Sainsbury, 2002; HIPRA, 2011).
Para la prevención de la enfermedad es fundamental la vacunación de las
aves reproductoras con biológicos inactivados para proporcionar una buena
inmunidad pasiva a la progenie. Los pollitos deberán inmunizarse con vacunas
vivas en el momento en que los niveles de inmunidad maternal sean adecuados
para que la vacuna no se neutralice. Asimismo, es importante asegurar buenos
niveles de bioseguridad, desinfección y desinsectación en las granjas, así como
evitar los sistemas de multiedad para reducir la incidencia de la enfermedad
(HIPRA, 2011).
Las empresas productoras de vacunas mejoran de forma constante, la
inocuidad y la eficacia de sus productos y los diferentes patotipos de vacunas son
empleados de manera universal como la medida de control más efectiva en
circunstancias epidemiológicas diferentes (HIPRA, 2011; Lechuga, 2009).
Nilipour (2011) menciona 10 factores que deben ser considerados para
controlar y evitar la presencia de IBF en las parvadas:
1. Evaluar el programa de vacunación de las reproductoras
2. Manejo de huevos fértiles
3. Método de incubación de los huevos
4. Preparación sanitaria de las granjas
40
5. Manejo del pollito y recibimiento de éste en la granja
6. Vacunación de las aves
7. Exámenes de diagnóstico
8. Alimentos libres de micotoxinas
9. Sistema de manejo: todo dentro - todo fuera
10. Bioseguridad
Los estudios más recientes para actualizar la información epidemiológica de
esta enfermedad, se han encaminado a la comprensión del genoma viral y a la
patogenicidad del agente etiológico (HIPRA, 2011). Para las nuevas generaciones
de Médicos Veterinarios Zootecnistas así como para los profesionistas que
laboran en este sector productivo, la IBF representa un reto importante en lo
sanitario; las estrategias para su control, radican sólo en el establecimiento de
programas preventivos eficaces y eficientes. Debido al desarrollo del proceso
infeccioso, ésta es y será la única herramienta que permita minimizar su impacto
productivo y económico en la avicultura nacional (HIPRA, 2011).
5.16.2 Situación de la enfermedad en México.
A nivel nacional, los estados que sobresalen en producción avícola son
Guanajuato, Jalisco, México, Nuevo León, Puebla, Querétaro, Sinaloa, Sonora,
Veracruz y Yucatán; asimismo, la Comarca Lagunera (que abarca parte de
Durango y Coahuila (UNA, 2011).
En México como en Estados Unidos la IBF causa inmunosupresión o
cuadros de enfermedad subclínica. A mediados de los años 80 del siglo pasado,
41
comenzaron a identificarse nuevas variantes virales por lo que a partir de
entonces, se continua con el aislamiento de diferentes serotipos (Tamayo, 2003).
Sin embargo, en México, se han identificado cepas estándares y algunos virus
únicos que no corresponden con alguna cepa conocida (Banda y Villegas, 2011).
En un estudio realizado por Lechuga (2009) sobre la situación
epizootiológica del virus de la IBF en México, se demuestra que en el país existen
variantes virales que producen un cuadro subclínico que generan importantes
pérdidas económicas a la industria avícola nacional; dichas serovariedades,
pueden ser controlados con vacunas tipo estándar.
Durante el período 2000–2003 las principales enfermedades inmunosupresoras
detectadas en la avicultura nacional fueron en orden de importancia IBF y la EM
(Vázquez et al. 2002; Ruíz et al. 2004).
Por lo anterior, la IBF está considerada como una enfermedad de
importancia económica que afecta al sector avícola del país (Lechuga, 2009).
5.16.3 Perspectivas de la IBF en la avicultura nacional.
La avicultura es una actividad de suma importancia económica debido al
crecimiento que ha experimentado en los últimos años (Layseca, 2008). A nivel
nacional, el sector avícola participa con el 63% de la producción pecuaria; en este
sentido, el 33% lo aporta la producción de pollo, el 30% la producción de huevo y
el 0.20% la producción de pavo (UNAM, 2009). A la producción avícola, se
considera la principal industria trasformadora de proteína de origen vegetal en
proteína de origen animal. Pese a las condiciones económicas desfavorables en el
país, la producción de pollo ha tenido un crecimiento anual del 5.5% en los últimos
42
años, incremento que se favorece por el consumo per-cápita de pollo (UNAM,
2009).
Desde 1997 la carne de pollo es la más consumida por la población
mexicana y en la actualidad representa casi el 50% en la preferencia de carnes
por el consumidor en el país (UNAM, 2009).
A nivel nacional, la producción de huevo durante la última década creció a
un ritmo anual de 4.1%; lo anterior, sitúa a la población en México como la
principal consumidora de huevo fresco en el mundo. En este sentido, el consumo
de huevo por habitante se incrementa de manera paulatina ya que la tasa media
de crecimiento anual de este producto de los últimos años fue de casi 2%. Cabe
señalar, que en los últimos tiempos los precios del huevo han estado por debajo
de los índices de inflación (UNAM, 2009).
Ante este marco de importancia productiva en el país, la inmunosupresión
causada por la IBF impide que las parvadas respondan de forma adecuada a la
vacunación contra diferentes enfermedades y las hace más susceptibles a sufrir
reacciones posvacunales e infecciones secundarias con otros agentes patógenos.
Las pérdidas económicas causadas por este virus se deben en lo principal a
inmunosupresión transitoria o permanente de las parvadas que resulta en
morbilidad y mortalidad elevada. La enfermedad está presente casi en todas las
aves donde existe avicultura comercial (Ardaya, 2010).
A pesar de los avances logrados en el diagnóstico de enfermedades
aviares y del desarrollo constante de nuevas vacunas, la IBF continúa siendo uno
de los principales problemas infecciosos en la avicultura nacional y se constituye
43
día a día, como uno de los retos más importantes a vencer en lo sanitario (Ardaya,
2010).
En un estudio realizado por Barbosa et al. (2011) se demostró la variabilidad
de los aislamientos de virus de la IBF en toda América Latina. La mayoría de las
cepas identificadas por los autores se clasificaron como cepas variantes. Este
hallazgo, evidencia el aumento de la incidencia de este tipo de cepas en América
Latina.
5.16.4 Importancia del sector avícola en el estado de Veracruz
Un factor que ha apoyado el crecimiento de la producción de carne de pollo es la
diversificación de productos que estén disponibles en el mercado, con lo que se da
alternativas al consumidor de adquirir productos con un bajo nivel de preparación
y/o productos elaborados listos para su consumo (Villamar, 2009).
El establecimiento de la producción avícola en ciertas regiones del país
obedece a la consolidación de operaciones comerciales de las compañías
avícolas (Villamar, 2009). En este sentido, en el estado de Veracruz se registró
una fuerte expansión de operaciones de este sector productivo así como una
fuerte tecnificación de medianas empresas avícolas que propiciaron un
crecimiento del 25.9% entre el 2003 y 2008 (Villamar, 2009).
En el 2003, Veracruz ocupaba el segundo lugar dentro de la producción
avícola nacional; a la fecha, se le reconoce como la entidad de mayor producción
de aves (Villamar, 2009).
44
En 2008, Veracruz aportó el 16% de la producción avícola nacional y
comercializó 155 millones de pollos, cifra que determina que de manera mensual,
se generasen en el estado, poco más de 13 millones de aves (Herrera, 2008).
El valor en el mercado de las 400 mil toneladas de carne de pollo que se
producen en la entidad cada año es de más de 8 mil millones de pesos, y el de la
infraestructura básica de producción rebasa por mucho los 5 mil 500 millones de
pesos (Herrera, 2008).
La avicultura en Veracruz genera alrededor de 49 mil empleos directos e
indirectos reflejándose dentro del sector productivo y laboral, como una fuerte e
importante actividad económica (Herrera, 2008); lo anterior, se debe a que los
empresarios avícolas han encontrado en el estado un lugar apropiado para
desarrollar de manera íntegra y favorable su actividad. Este hecho, ha permitido
que día a día y de forma constante y progresiva, se consolide la industria avícola
en la entidad (Reyes, 2009). Así, para el 2010 Veracruz continuó siendo de los
primeros productores a nivel nacional de pollo de engorda al aportar un 11% de la
producción total (UNA, 2011).
Como en todo sistema productivo, el buen estado sanitario de las aves es
fundamental para alcanzar las metas proyectadas dentro de la actividad avícola y
esto, obliga a conocer el comportamiento de los principales agentes productores
de enfermedades en esta especie (Valladares, 2010). Como parte de la
integración avícola, algunas compañías cuentan con sus propios laboratorios de
diagnóstico y servicios técnicos que les permiten mantener altos niveles de calidad
sanitaria de sus inventarios y cumplir con las exigencias establecidas por las
diferentes campañas zoosanitarias oficiales (Valladares, 2010).
45
5.16.5. Perspectivas de la IBF en la avicultura de Veracruz.
Aunque no existen reportes de los brotes de la enfermedad en las diferentes
granjas avícolas del estado, bastará con realizar pruebas de diagnóstico de la
enfermedad para darse cuenta de la presencia de ésta en las casetas.
Es posible que muchas de las enfermedades a las que ahora se da mayor
atención para su control, estén presentes y sean consecuencia directa de la
inmunodepresión causada por la IBF; aunque las cepas presentes en México y
que quizá se encuentren en el estado no sean tan agresivas, los profesionistas y
productores dedicados a esta actividad pecuaria, no deben desatender ni
minimizar su existencia en las granjas, ya que como se ha reportado, el virus es
muy variable y podría en cualquier momento, causar importantes brotes y con ello,
generar un fuerte impacto sanitario, productivo y económico en las empresas
avícolas.
En este sentido, la vigilancia y el reporte epidemiológico a las instancias
oficiales son factores fundamentales para identificar todos aquellos casos que
puedan poner en riesgo a la avicultura estatal.
46
6. CONCLUSIONES
La IBF una enfermedad de importancia sanitaria, productiva y económica
dentro de la actividad avícola nacional; por ello, debe tenerse una vigilancia
epidemiológica constante sobre ella porque a pesar de la existencia de nuevas
vacunas y eficaces esquemas de prevención, las características de patogenicidad
viral no deben permitir ningún descuido en las medidas de bioseguridad
establecidas en las granjas para su control.
47
7. RECOMENDACIONES
El análisis de la información existente sobre la IBF en México permite sugerir las
siguientes recomendaciones:
a) No restar a esta enfermedad la importancia sanitaria que requiere
b) No descuidar las medidas preventivas para evitar su presencia en
las granjas
c) Realizar más investigación epidemiológica para conocer su
distribución e impacto en el país
d) Reportar los brotes de ésta para coadyuvar con el Sistema
Nacional de Vigilancia Epidemiológica (SIVE) y conocer las
entidades y regiones geográficas donde se han presentado casos.
e) Actualizar la información epidemiológica sobre su presencia a
nivel nacional.
48
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