AÑO I. Santiago, viémes, 20 da ínarzo do 1868.

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Santiago, viémes, 20 da ínarzo do 1868.
AÑO I.
HÚM. 2.
SUSCRICION
SANTIAGO I PROVINCIAS.
AJENCIAS EN
Por un mes...
Por trimestre
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Número «uelto
Pago anticipado.
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15 id.
AJENCIAS EN SANTIAGO.
Imprenta do la Union Americana.
Cigarrería de E. Montes,'portal de Sierra Bella.
Cigarrería de Moneses, alameda frente a la
Universidad.
Que la oposicion se pase
Hablandoramo.pianola
Contra el Gobierno i la «Pencan
Raviando como ella'sola,
Poco me importa, ni un bledo.
¡Muchachos, corred la bola!
PROVINCIAS.
Vojparaiso
Freirina
I). Bstevan Martínez.
San Felipe........ ¡T). Bartolomé A. Riobó
Andes
.' V B. Adolfo Moran.
Concepción
D. Matías Palma.
Copiapó
D. Ramón Garmendia.
Chillan
I), Leopoldo Sepúlveda.
Talca
!). José M. Vázquez.
TTWlf
BOLETIN POLITICO
•Que bello es el Olimpo; de la Libertad!
El júpiter de miga de pan se presenta airado en medio de la tumba cortesana.
El incienso se^candensa a su rededor, se
revuelve a sus pies en nubes resplandécientes.
Todo respira belleza, a su lado, los perfumes
lo embriagan, el porvenir le sonríe.
La multitud lo contempla estaciado, los
semblantes irradian admiración, el aire vibra
con estruendosos aplausos.
J ú p i t e r cruza el espacio.
Lleva el cetro del ridículo en la mano.
U n a corona de arlequín ciñe su frente.
L a púrpura de las vírjenes necias cae sobre
su» espaldasLa miseria se vé al través de sus harapos
dorados.
Pero la/multitud np vé el cetro, no vé el
bonete, no vé la p ú r p u r a , no r e la miseria.
Aplaude porque vé aplaudir, cree lo que le
mandan creer.
Júpiter mira la turbamulta: eso es el pueblo,
dice.
Oye que aplaude i esclama:
i—-El pueblo, fcoi'yo.
¡Soverbia mentira!
fechad á un lado los principios que.os sirven
eoitao ajena-escala, para trepar.
Echad los rayos de teatro, los atados de farsa, el cetro de cartón.
Mira ahora.
• ¿Qué queda de vuestra grandeza?
Un 1 partido que os renegará al primer canto
del gallo, como vos habéis renegado.
Habéis soñado un partido grande, cincero,
poderoso, habéis creido en esa ridicula mentir a , habéis realizado lo soñado i no lo veis miserable, pérfido, débil, no lo veis enano calzando las botas del jigante.
F a r s a o las escamoteadores de un^éxito fatal,
partido
Defínalo Moratin.
¿Veis esa repugnante criatura
Chato, pelón, sin dientes, estevado,
Gangoso i sucio i tuerto i jorovado?
Pues lo mejor que tiene, es la figura.
CHARQUICAN.
Las notas sobre la construcción de monitores que acaban de ver la luz pública están
dando que hablar al círculo Rajo-Mon.tt-Varista.
—Esas notas no significan níiida, ni aice.n
riada, ni prueban nada»; han sidojescritas ahora despues i yo puedo probarlo albora mismo...
dice furioso el diputado Universal por Copiapó.
—No, don Manuel Antonio, ifrpjor es que
-guarde sus discursos sobre la p a t e r i a para
las sesiones parlamentarias; ltj interrumpe
uno dé los pijecitos rojos que fonnan el círculo
Matta-Gallos; yo me intereso mucho por su
salud i no quisierp verle prodigando el dulce
m e t a l d e esa-voz que tanto cuesta a sus pulmones.
—Pero es q,ue yo no puedo tolerar que el
Gobierno se vindique, que aparezca en claro
que nuestras acusaciones han sido dictadas
.únicamente por el espÍEÍtu:de -partido.. ¡Oh!
Ud. no sabe amigo lo que subre un hombre
político cuando ve tapiada la brecha por la
cual pensaba introducirse......... ¡Ah! yo me
abogo!!!
I don Manuel Antonio arroja lejos una pequena visera colocada sobre su labio superior.
E n ese momento entran en la pieza de nuestro pro-hombre americano, dos miembros de
la galería Montt-Varis ta.
Don Manuel Antonio se para a su presencia i ambos tres, como, diría un redactor de el
Charivari, se hacen amables cortesías.
—¡Oh! é s U d . , mi séñor don J o vino? ¿Cuánto me alegro de verlo? ¿MucliE) se espende la
Aritmética?
**"-—Nó; ahora ha parado l a venta un poquito; se ha descubierto que casi todas las sumas
estaban malas, i eso por supuesto me, ha perjudicado algo.
—Pierda Ud. cuidado don Jovino, su Aritmética se espendeñi prodigiosamente en pocos
años mas; profetiza Manuel Antonio.
—Ahora no me preocupa eso, amigo mió; lo
que me tiene pensativo son las notas sobre la
compra de monitores i que Ud. habrá leiclo
por supuesto. ¿Sabe que la oposicion ha perdido una magnífica coyuntura, mi señor don
Manuel Antonio? Sabe qué diablos se habla
ahora! Gastado el tema etérno de la guerra
con España, el de la alianza1 Americana, el de
no haber ido a Cuba, i ahoia el de los monitores la Riviere, yo no sé que van a hacer los
gobiernistas
—Pierda Ud. cuidado don Jovino, a los periodistas no les faltan jamás temas, Ud. verá
como se presentan otros nuevos, i en el mismo asunto de las notas hai para dos o tres
meses.
" Hasta ahora el personaje que no había tomado cartas en la conversación, lo hace de esta
manera:
—¡Cuánto embrollo!! cuánta os'cnridadü!
cuánto enredo!!!! oh! yo recuerdo que en a q u e lla época ds¡ los Montt-Varistas todo era luz i
sol. Se presentaban las cuentesitas limpiecitas,
sin mancha alguna, estiraditas. ¿Ñó es así,
don Jovino?
—Sí, hombre; sí:
—Cuando llegaron los sietes millones del
empréstito. Todavia me acuerdo como si fuera
hoi de aquel monton de condoritos (Isidoritos)
relucientes; i nadie agarraba uno siquiera,
todo aquella suma uniforme,, intacta se destinó a las grandes/>bras.. ¿No es así,don Jovino?
—Sí, hombre; sí:
—Verdad es que no se presentaban documentos sobre nada, ni. se discutían presupuestos sino que se gobernaba con estraordinarias. ¿No es así, don Jovino?
—No sé hombre; no sé.
—Lo que me admira mas, sobre todo, es
verlos a Udes. juntos ¿se acuerda don J o v i n o
cuándb embarcó a don Mantiél Antonio i demás abordo'dela Luisa Bragiton?"
¡Lo que va de tiempo a tiempo!!
Pero yo encuentro mui natural que Uds. se
hayan unido, es preciso combatir la tiranía,
i sobre todo, probar que las notas nada significan, nada dicen, ni prueban nada. lía tarea no es fácil .
—¿No es fácil? ya verás como Justito la
desempeña a las mil maravillas.
TARTUFO.
AYER I HOI.
El mundo siempre es uno pero no todos los
tiempos son unos dice un antiguo adajio. E s t a ,
verdad acabamos de palparla viendo al Ferrolcarril abogando contra la pena de muerte i
sintiéndose tristemente condolido ante el espectáculo del cadalzo levantado para el desgraciado Terencio Garrido.
El Ferrocarril blvida sus antecedentes; el
órgano del decenio Mon-Varista se h a olvidado completamente del papel que representaba
no hace mucho, cuando aplaudía los fusilamientos en maza por crímenes políticos!
Como h a perdido la memoria el colega! E s
una lástima que tanto injenio se haya pasmado!
LA
—
"Cuentan 1 las crónicas que en aquella época
de alganza i de ventura cuando El' Ferrocarril
persibia doce mil pesos- de subencion anual,
el amigo J u a n Pablo se acercaba süa veniente
a su entonces también amigo i redactor Justo
i le daba una lijera palmadita en la espalda:
—¿Qué idea tiene Ud. sobre la pena de
muerte?
—La pena de muerte la creo una cosa necesaria, indispensable,.
Para rodear a un gobierno bien .establecido
de toda la responsabilidad necesaria a su prestijio, no hai pena.mas eficaz que la de muerte.
La pena de muerte es. la paz consolidada.
E l órden respetado.
El derecho garantido. :
Las conspiraciones puestas a raya.
Si el gobierno de: Montt i 'Yaras hiciese cortar diez o veinte mil cabezas; mas, Ud. vería
como las cosas marchaban desahogadas i cómodamente—Eso es; repitió don Juan Pablo. He aquí
un hombre que piensa perfectamente!"
Hai1 sin embargo, el empresario i el diarista piensan de bien distinto modo.
¿Sabéis por qué? Porque el primero es el
manequí de un círculo político que durante
diez años empapó en sangre i cubrió de duelo
el suelo de la patria, de esta mis*ma patria que
hoi aseguran amar tanto; i porque el segundo
es el naufragó" de" todas las ideas -i de todos los
partidos; viviendo solo con él dia.
Por eso es que'los ataques del Ferrocarril i
de La Libertad sobra lá triste pero necesaria
•ejecución que acábá de tener lugar solo sirven
para entusiasmar a l'oa niños, no'así los que
conocen los fines mezquinos de esa prensa sistemáticamente hostil
D.
R A NOI.OS
ESCENA EN CAMISA.
Recostado en su cama mi vecino Manuel Antonio, personaje que en la ópera bufa ha arrancado estrepitosos aplausos, dormía tranquilamente.
Tenia en su velador varios volúmenes de
oratoria, llenos de anotaciones i pajinas dobladas.
Un curioso personaje dormia sentado en un
sillón cerca de su lecho.
Las dos de la madrugada habian ya sonado
1 tocio continuaba en el mayor silencio, sin que
se oyera mas que el doble ronquido.
De improviso mi vecino despierta, sus miradas vienen a fijaras .sobre los volúmenes que
habia en el velador.
Toma uno de ellos i continúa con calor la
lectura, interrumpida, se sonríe, sus mejillas
so coloran, sus arrugas desaparecen, sus ojos
se iluminan, sus miembros se estremecen al
contacto del libro i no pudiendo ya contenar
¿a inspiración, se lanza fuera del lecho..
Ooje una batuta i descarga -un golpe furioso
r
sobre su compañero oyente.
•—Pero señor¿ dice éste estregándose los
ojos, ya es mui tarde.
—^-Eso es...,,.,,., estos caballerizos piensan
.ganarse la plata sin hacer nada
nó señor, o Ud. me oye o se manda mudar lueguito.
Tú eres Ro.ither, añade despues de un m o mento de silencio i yo soi Julio Fábre.
E l oyente se lo quedó mirando cqn tamaños
ojos i no dudó por un momento que su patrón
estaba loco.
"
—-Nó señor, le replicó, yo «oi J u a n Agustín.
—Tú eres Rouher, -imbécil i córtate la, boca.
Vas a dar una órden para que me prendan i
—
—
PENCA
t
• En noches pasadas a^vista de pájaro pez"
ine fusilcn^ Me sales a encontrar en medio del
camos la siguiente:
cuarto con este puñal; yo te digo: ¡Pega, pero
Sentado, con una pluma i una cuartilla de
escucha! i tú te contienes ante este pensamienpapel sobre la mesa, el redactor del Ferrop/^
to del gran esparciata, pero haces que me furril buscaba inútilmente alguna injuria.con
silen.
que reemplazar sus manoseadas calumnia.^.
Te pones con esta pistola i descargas ¿enHacia mas de una hora que aguardaba- a la
tiendes?
puerta el parto de sus montes; cuando, don,
—Todo, completamente, todo.
J u a n Pablóse presentó en el salón.
—Pues bien, hazlo.
—¿Qué significa esto? dijo colérico el reEl programa fué fielmente cumplido, pero
flector,
las nueve i no ha hecho nada todavia
cuando mi vecino sintió el estallido del fulmipara
mañana.
nante, &e creyó atravesado de parte a parte i
— Hace una hora que busco sobre que es-r
c^yó desplomado.
cribir.
Despues, con voz compujida dijo:
—¡Qué hombre tan bruto! esclamó fuera de
— J u a n Agustín, dirne sin cuidado; ¿éstoi
sí
el
industrial al empresario
nó tengo
muerto o vivo?
sobre
que
escribir
!
escriba
Ud.
sobre la
—Muerto señor, le dijo Juan Agustín sollomesa,
¡con
mil
demonios!
zando
pero Ud. tiéné la culpa.
—No señor, que,ria decirle que no tengo •
Manuel Antonio lanzó un ronco i prolongatema
do suspiro.
—Eso es
lo único que falta,b¡i
no
Quedó profundamente dormido sobre el pacontento-con
ser
tonto,
quere
Ud.
ser
loco
vimento, roncando a mas i mejor.
quere tema el mocito.
Juan Agustín lo lloraba como muerto i de—Le llenaré tres columnas si Ud. quere,
cía entre dientes: pues yo hubiera jurado que
,
perodeme
material.
los muertos no roncaban.
—Es decir que Ud. ademas de ser imbécil,
CABRIOK.
quere ser loco i me pide material
nó,
•«mpcir» —
mi
señor,
no
necesito
lavanderas
en
la
redacRETRATO A LA PLUfoA.
ción..
lavandera, si pues, pidiendo material
no digo yo?
El redactor tornó su sombrero i saleen busAU!; si ahora me fuera posible realizar mi
ca de tema, de material i sobre que escribir.
sueño dorado!''
La Penca, entregada a serias meditaciones.,
Así decia un conocido personaje de nuestra
oia
todo esto i aguardaba con impaciencia ip.
culta sociedad, de patilla larga i de piernas
continuación
del diálogo, con el oido-puesto
cortas, encaramándose en la coronacion del
en la puerta que dá a la calle.
catre.
Cuando ménos lo aguardaba, sintió una suaMidió la distancia con la vista, bajó con -seve
palmada en el hombro i uña voz conocida
riedad i se aseguró personalmente de la blanque
le decia.
dura de los colchones que habia teudidu en
—Este don J u a n Pablo, es mui brutazo, es
el suelo frente de gu lecho..
un imbécil, no he podido hacerla entrar, qu«
Cojió un par de alas, volvió a encaramarse
no tengo ni tema ¡ni material, ni sobre que
i despues de largo rato de vacilación, se arroescribir,
con su modito de medio leso, quejía
jó al suelo batiendo con furia las alas para
hacerme
el
coco... ¿qué gracioso?
já
ver si podia sostenerse en el airejá
já
El batacazo fué terrible.
Hombre,i .tiene Ud. por ahí algún t^jná
El aprendiz de pájaro so levantó quejándofuerte, de esos que arden, picantitos?—ainadijj
se del mal éxito.
dirijiéndose
a la Penca que, disfrazada de hom—Decididamente, anadió él, el mundo no
bre
no
pudo
conocer.
tendrá Anjeles Custodios.
—Como
nó
zas
pencazo
hai
I dando media vuelta, marchó cojeando
tienes uno
si quieres otro
mas que de costumbre, con un. compás de. sol 5
dado hacia él espejo; pai'a ver el desorden introducido por el golpe en su toilette.
E n seguida pasó al otro aposento cuyas 'mesas estaban cubiertas con los bustos de Voltáire, Rousseau, Diderot, Francklin, etc., etc.
Se acercaba a cada uno de ellos, se ponia a
su lado, los hombreaba, les hablaba con una
marcada espresion de alegría.
Se acercó a Voltaire i le hizo'un charqui.
Se acercó a Maquiavclo i le metió el dedo
en la boca.
Se acercó a Rousseau i se puso a embromarlo con su sirviente, mui contento porque Ib
; dejaba callado i por último tomando su sombrero:
—Hasta luego, le dijo a Rousseau con toda
familiaridad i salió con el semblante radiante
de felicidad.
Así pasa el infeliz sus dias tranquilo creyendo de buena fé que es un grande hombre.
Que la estupidez le sea lijera!
'•saca»
A VISTA DE PAJARO.
En la imprenta del Ferrocarril suelen pasar escenas dignas de la .mas* ámplia publicidad.
CABRION:
LAS INVEROSIMILITUDES DEL EXITO.
En dias pasados el redactor del Charivari
se presento e:i casa de don Manuel Antonio,
pidiéndole al serviente que lo introdujera al
santuario de la oratoria.
Una vez en presencia de este estupendo per*
sonáje, con la perspicacia que le es característica, le dijo:
Es
es...... ci
cierto...... que
que
u
u
usted
n
ne
necesita
u
un
i
in
individuo...... q
que
ven
venga
a
a
a
a
oirlo
du
du
durante
tr
tre
treinta...
i
i
seis
ho...horas?
di.....>
diaria?
—Te han engañndo Vi a ce t. Le replicó, Manuel Antonio con toda serenidad.
—Ta
ta
tam
po
poco
ne
necesita
u
una
cp
,.
coleccion
de
de
., la
la
la...... "Voz...... d
de,
chi
chi...
Chile
para
dor
dormir?
Manuel Antonio miró estupefacto al imbécil,
LA
eomo autómata qúe ignora los rudimentos de
la instrucción primaria del rojistóo'.
, E n pvesenciade tan acre recibimiento la lengua del infeliz se convirtió.e.n botón i esclamó:
La
la
la
"Po....... penca dice que....... u
us
ted
nececita lasdos co
co
co
cosas
por
por eso.
ve
venia yo.
—Eso pasa por creer lo que dicen esos miserables.
Por lo "visto eti familia se entienden.
—-¿I
a
a
que
-quien.
le
...... lo
le creo?
<LOS N E N E S D E L A
"LIBERTAD.'
La Libertad del miércoles publica lina lista
flé áuscritórés para socorrer a la madre del in- feliz Garrido.
Jm Libertad 'hoce el papel de los sicarios del
verdugo que recorría las casas pidienno:
'•Para el pobre ajusticiado"
He aquí esít lista:
D. J . A. Soffia. "
.Da. N. N. (frapcesa.)
D. E . L.
D. Gr.'M.
D. N. N.
D. N. N.
• D. N. N ,
• 'Leyendo la lista caviló la Penca averiguando,'como era natural, quenes serian la nene
francesa i los tres nenes chilenos.
Lo mas verosímil es que ía france.sUa aquella sea madama Dominga i los chileni.tofi el
petit Entile, el dia i el do a Gonzalo, especie de
Sancho Panza de la quijotesca Union Americana.
"SESION
PRIVADA.
5 o siempre es la Union Americana teatro
de escenas .como las que hemos descrito en el
número anterior.
'
.
.
.
En nuestra calidad de periodista i sobre iodo de contribuyente,' asistimos en dias pasados
a p n concurrido banquete.
El salón estaba magnífico.
Las paredes cubiertas de'banderifcas, tenían
un aspecto interesantísimo; los fiambres, los
pavos, los chanchos, eran superior a toda deacripcion, sobre todo los chanchos de la cria de
dofi-, .Victorino; i el ,ciudadano Espejo,..:
eran maravillosos.
Apenas llegó la Penca, se le hizo puesto
et»tre Dominguita i los niños.
Eran •éstos dos rap.azuelos cariacontecidos,
dos. infelices en una palabra.
Bien pronto me dieron prueba de lo que
«ran capaces de hacer.
Púas apenas hubo colocado ,el bndiu que me
sirvió Manuel Antonio 'sobre mi servilleta,
cuando ya, la sucia .mano de mi vecinito Charivari estaba en el m.edio-para sacar una pasa que
habia .en. mi plato.
Dominguita que no pudo ménos de notar al
.movimiento dé cólera que tanta mala crianza
me produjo, se contentó, con decir a su? chiquillos que Se guardaran, de hacerlo, otra vez,
añadiéndome que todo era efecto de la viveza
del chicó i que lo habia hecho por hacerme
reír.
Maldita la gracia que le encuentro a chicos
.de ésta especié.
Pero Manuel Antonio en su calidad de hombre recto sobre todo, los exoneró de la.mesa,
los neclaró trridores a la América .i con cajas
¿Q-sterapludas, les intimó que galieratr.-
PENGA.
•Los chicos se dejaron caer de la silla para
meterse debajo de la mesa.
La cosa principiaba a encresparse, la chicha
iba de baso en baso, la risa de labio en labio,
el amor de mira en mirada, (como decia el
galopín llamado Espejo,) cuando siento algo
frió en las piernas.
No puedo resistir a la curiosidad.
Llevo la mano hacia el sitio de la ecatombe
i encuentro mis únicas inedias de seda cubiertas de budín.
Mi cólera fué inmensa; no pude contenerme
i 8í un fuerte puntapié al mocoso.
Eesivir -mi encargo i ponerse a chillar,
todo fué uno. ¿Qué es eso? preguntó Dominguita.
—U..,.,.. u
una.
pa
pa.~... ta
ma
ina..:... mamá
me
pe..
pegó
a
aquí, i señalaba la cabeza.
—Si pues, la pata de la mesa
tiene sus
peligros andar por donde no se debe, se apresuró a decir la Penca.
Con este puntapié puse punto final a la escena de los chiquillos, qvie pasaron al salón
donde se divertían en ensuciar los muebles i
'jugar con los sombreros.
Anjel Custodio no tenia un momento de
quietud pensando en los destrozos que harían
los muchachos en aquellos muebles-encargados a Europa parala Intendencia de Valparaíso ; sentado en los cuales pensaba dirijir la
vida i la muerte, i sobretodo la libertad de sufrajio i que ahora sirven para descausarlos
miembros de los energúmenos, miembros de la
Union Americana.
Manuel Antonio dió principio a un brindis
4
que.llevaba escrito.
Señores, dijo, estos momentos me recuerdan
los últimos momentos del festin de Baltazar.
Veo en la pared en, el Manel, Thczd, Pilares que qujere decir no te pares, esto es continua en la setida ele progreso i libertad que te
has trazado,
El porvenir es n uestro..
He dicho.
Unánimes aplausos acojieroti el discurso.
¡Qué brinde Isidoro! esclaman varias voces.
Isidoro se puso de pié i despues de advertir
al auditorio que no iba preparado, principió
un discurso que estaba aprendiendo desde hacia quince dias.
Señoritas, dijos, en estos momentos
en
que celebramos su vital natalicio, no puedo
ménos que manifestarle a nombre de la concurrencia las mas espresivas gracias
despues de lo que se ha dicho, no tengo nada que
añadir... ... brindo por la dueña de casa i por
su esposo que ha tenido la feliz idea ele c asarse
con ella i brindo también señores, por la Libertad.
—¡Viva! ¡viva! esclamaron todos ¡a ver Guillermo!
Guillermo se puso-de pié, sacudió su melena i con voz sonora, majestuosa, dijo:
El héroe es grande.
I las mismas piedras así lo dicen eq su májico canto.
La cordillera de los Andes.
Lo repite en estruendoso i confuso llanto.
Viva la libertad.
¡I el héroe del cinco de abril!
Aquello era el non plus ultra de la belleza.
Las Piníllas'se miraban confundidas. ¿Qué
añadir que pudiera impresionar un auditorio
que acababa de oir a tan grandes hombres,
tan grandes palabras i tan grandes versos?
Pero Guillermo-i Dominguita estaban en
pié de baile.
Principiaron pues con timidez a puntear el
alpa i la vihuela.
Las PiniHas cantan, el baile principia.
De las aves que vuelan
Me gusta el burro t .
Por eso me gustan tanto,..
Tus despanzurros,
Tus despanzurros, sí;
Manuel Antonio
í porque eres tá,n feo
Como un demonio
Cierto tondoruc»
Manuel Antnco.
Ese mozo que baila
Con ña Dominga
E l parece un borrico,
I ella jeringa,
I ella jeringa, sí;
I esto es muí cíejto
Como que Victorino
Siempré está tuerto
Cierto tondondoré,
Al otro pie.
Guillermito i Dominga, se detienen én el
primer pié, se felicitan por lo bien 'que lo hijeen, Anjelito les pasa chicha; bebeti i "principia el otro pié.
Cantan las Pin illas.
La Libertad i la Patria,
Son dos papeles
I que los dos se renden
Por dos pasteles,
Por dos pastelea¿ sí;
I no es mentira
Que Justíto en tan poco,
Nunca se:mir,a
Cierto tondoudorc;,
I)í algo pues.
¿Qué hace con la Linterna
l)oti Jiian Pablito?
¿Va a pagarle al cuyano
Los condoritos?
Los cóndor i tos, sí,
Ai, que torpeza,
Hacer que un cuyano coma,
E n una mesa,
Cierto tondondoraba,
Le di en lá taba.
Concluida que fué la cueca, volvieron a sus
asientos.
Guillermo-daba las gracias a Dominguita,
que por hacerse romántica, poníase vizca.
Pasamos entonces todos al salón.
La gritería era inmensa, Charivari se habia cortado una mano.
—Qué es eso? preguntó la madre.
—Es que este chiquillo replicó la criada se
puso a jugar con la espada i se cortó.
—¡Qué imprudencia, traer espadas aquí!
—Señora contestó el aludido, no lá hubiera
traido si me hubiera imajinado que ese zopenco ju|plja con estas cosas.
La Penca tuvo que abandonar tan ¡amable
compañía, esperando saber al otro dia todo Ió
que habia pasado d e s p u ^ ^ e su salida, pér»
me sorprendí, al ver en la Libertad: " U n magnífico banquete se dió aji'oche al señor don
Manuel Antonio......
La mesa servida con suntuosidad i buen
gusto no dejó nada j^Jie desear (la jnesa siempre antes que todo).
Discursos sobervios se dejaron oir.
Allí estaba lo mas selecto de nuestra sociedad
(Las Pinillas)..'
C AGRION.
IMPRENTA IÍE JjA'ÜNÍON AMERICANA,
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