la familia paulina al servicio del evangelio

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Pautas de retiro. Febrero del 2012
LA FAMILIA PAULINA AL SERVICIO DEL EVANGELIO
Introducción
Dentro del marco de las actividades que nos están preparando para celebrar con dignidad y
alegría los primeros cien años de fundación de toda la Familia Paulina, es bueno que reflexionemos lo
siguiente. Cada uno de nosotros (as) hemos sido llamados (as) en función de una misión y estamos
invitados (as) a revivir la “intuición” de nuestro fundador: “Si los hombres no van más a la Iglesia es
necesario encontrar el camino para alcanzarlos en la casa, en la fábrica, en las escuelas…en cualquier
parte que sea”. Por lo tanto, el apostolado paulino es netamente “pastoral” y a este respecto el beato
Alberione insistió mucho en lo referente a la catequesis, a la predicación oral, recomendó poner en el
mismo nivel la Palabra de Dios escrita, teniendo presentes todas las categorías de personas,
especialmente las masas (AD 86).
El pensamiento del beato Alberione es que realicemos la misión o el apostolado completo, o sea
que “enseñemos que Jesucristo es Camino, Verdad y Vida de nuestra vida: que enseñemos la fe, la
moral y el culto” (Mi protendo in avanti, p. 296). Es necesario que demos el Catecismo lleno del
Evangelio y de Liturgia, un Evangelio lleno de notas catequísticas y litúrgicas. Se ha de llevar todo el
Cristo al hombre, y dar todo el hombre a Dios por Cristo (CISP pp. 847-848).
Principio básico para la Evangelización
Un fin de la Evangelización en todas las Congregaciones e Institutos de la Familia Paulina es
formarnos humanamente y religiosamente, pero que se proceda también con sensatez y amor. Es
necesario que haya una base, un punto de partida; el hombre recto, sobre él puede construirse el buen
cristiano, el hijo de Dios; sobre éste puede edificarse el religioso santo, laico o sacerdote, y del
religioso santo, puede hacerse un apóstol según el gran modelo que es san Pablo. Si faltara la base –el
hombre recto en el uso de la inteligencia, de las fuerzas, del corazón, según la razón-, todo se hundiría;
como es evidente en quien no observa los mandamientos.
Jesucristo, Apóstol del Padre, fue antes que nada “Un perfecto hombre” y el concepto de
perfecto hombre, no implica sólo que él tuvo alma racional y cuerpo orgánico; si no que significa el
perfecto ordenamiento de sus facultades, por una parte, según Dios y, por otra parte y a la vez según la
razón, ¿quién pudo acusarlo de pecado en algún punto? Fue el perfecto hijo de familia, el perfecto niño,
el perfecto joven, el perfecto trabajador, el perfecto ciudadano, el perfecto súbdito, el perfecto rey, fue
perfecto en casa, en sociedad, en el trato, en la oración, en la soledad; fue perfecto en la prudencia, la
justicia, la fortaleza, la templanza; fue perfecto en aprender como discípulo y perfecto en enseñar como
Maestro, en buscar la gloria de Dios y la salvación del hombre como Apóstol.
Por tanto, nuestro interior y nuestro exterior deben servir a Dios. Todas las cosas más
materiales, son dadas por Dios al servicio del hombre, y éste ha de usarlas al servicio de Dios, como
por ejemplo, el buen uso del tiempo, de la salud, de los ojos, etc. (Todo es suyo, pero ustedes son de
Cristo y Cristo es de Dios, 1Cor 3, 22-23) El cuerpo y el alma deben ponerse al servicio de Dios y
como conviene a un hijo de Dios. (Cfr. ALBERIONE Santiago, Alma y cuerpo para el apostolado,
Impresión Sociedad de San Pablo, 2006 Págs. 19 -20)
Conciencia de la misión.
Desde hace casi cien años, partiendo del 20 de agosto de 1914, el beato Santiago Alberione,
fundó e hizo crecer a la Familia Paulina (Un grupo de 10 instituciones, entre congregaciones religiosas,
institutos seculares y organizaciones laicas), para responder a algunas necesidades de la iglesia del
siglo XX, especialmente en la urgencia de difundir el mensaje cristiano con los medios de la
comunicación social. La iglesia jerárquica ha reconocido en dichas instituciones el signo de Dios y ha
aprobado y alentado oficialmente esta obra.
Ante esto, el beato Alberione, adquiere la conciencia de haber sido impulsado por Dios y de
haber actuado bajo su mano. Así lo afirma con humildad, descubriéndonos algunos momentos y modos
de acción de Dios en su Vida. Escribe así el beato Alberione: “La mano del Señor sobre mí, desde el
año 1900 hasta 1960. La voluntad del Señor se ha cumplido, no obstante la miseria de quien debía de
ser el instrumento indigno e inepto (Lc 17, 10). Del sagrario ha ido viniendo la luz, la gracia, los
llamamientos, la fuerza, las vocaciones, tanto en el comienzo como en el camino”.
Todo sacerdote ha de afrontar dos juicios; el de los hombres y el de Dios. Para este último, el
único que verdaderamente cuenta, ruego a todos el obtenerme a tiempo la misericordia del Señor, a
quien en él y a nosotros pecadores, en la misa, le pedimos que nos admita misericordiosamente en la
asamblea de los santos, no por nuestros méritos, si no conforme a su bondad.
Siento ante Dios y ante los hombres, el peso de la misión que me ha encomendado el Señor. El
cual de haber encontrado una persona más indigna e incapaz, la hubiera preferido. Pero esto es una
garantía, para mí y para todos, de que el Señor lo ha querido y ha sido él quien lo ha hecho realizar. Al
modo como un artista toma un pincel cualquiera, de poco valor y ciego con respecto a la obra que va a
realizar, tal vez un buen cuadro donde se plasme a Jesucristo divino maestro.
Estamos fundados sobre la Iglesia y sobre el vicario de Cristo, y como tal convencimiento
inspira seguridad, alegría y valor. En todo caso, el beato Alberione, es el instrumento elegido por Dios
para esta misión; así que ha obrado por Dios y según la inspiración y el querer de Dios; y también
porque todo fue aprobado por la mayor autoridad existente en la tierra, y porque le han seguido hasta
ahora muchas almas generosas. ¿Y para el futuro? Responde el P. Colín (El P. Jean Claude Colín es el
fundador de la Sociedad de María ‘Maristas’): “Cuando un Instituto con sus reglas ha sido aprobado, el
superior o fundador (fea expresión) ha de ser obedecido, y él debe exigirlo. En cambio, el Padre
Santiago Alberione dice: “En cuanto individuo, se presentará al juicio de Dios con las enormes
responsabilidades que haya tenido en vida”.
El Señor ha querido que yo me encontrara aún en condiciones de salud y de posibilidad para
poder fundar la “Familia Paulina” con todas sus responsabilidades y apostolados. Nuestra vida
comenzó siempre en Jesucristo y, como en Jesucristo, partiendo del pesebre: “Gloria a Dios en lo alto
de los cielos y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. (Lc 2, 14) Puedo asegurarles a todos
que todo se ha hecho sólo y siempre con la luz del sagrario y en obediencia; además, las aprobaciones
de la Iglesia nos garantizan que las instrucciones son buenas, que pueden llevar a la santidad y que
están de acuerdo con las necesidades de los tiempos. (Cfr. ALBERIONE Santiago, Pensamientos, fragmentos de
espiritualidad apostólica, Ediciones Paulinas Madrid, España, 1986 Págs. 15 – 19)
Los discípulos evangelizadores del Divino Maestro
“Yo soy la vid, ustedes son los sarmientos”. Un hermoso sueño: la figura de Jesús representada
por una vid que crece en un campo de espigas; la vid tiene forma de cruz y de ella salen los sarmientos;
sobre los sarmientos esta toda la Familia Paulina en comunión con la vid, nutridos por su sabia vital.
Estamos en Jesús: nuestra vida, nuestra luz, nuestra fuerza. Las Visitas Eucarísticas, las Comuniones,
las Misas, etc., confirman y vuelven actual y vivificante tal unión.
Es muy provechoso que todas las tardes cada uno de los sacerdotes, luego de haber puesto su
vida ante Dios, bendiga a toda la Familia Paulina. Por otra parte, pronto a la cama y pronto fuera de la
cama, conforme a las necesidades del cuerpo y del espíritu. Al despertarse la generosidad de ofrecer
nuestra voluntad y nuestra vida al Señor será imán de muchas luces, consuelos y gracias durante la
jornada. Sobre un argumento vital, debemos enfocar nuestra oración, reflexiones y nuestra voluntad: las
vocaciones de los Discípulos y Cooperadores laicos. La Sociedad de San Pablo tiene la misión aparte
de escribir, de imprimir y difundir, y estas dos últimas partes corresponden especialmente a los
Discípulos. La Sociedad de San Pablo debe tener más aspirantes a la vida religiosa como discípulos,
que a la vida religiosa como sacerdotes.
Los discípulos lograrán grandes méritos para la vida eterna, cooperarán a la difusión del
Evangelio. Hacen la adoración de dos horas ante el Santísimo Sacramento. ¡Dan mucha gloria a Dios!
Recordemos a san Benito y a san Francisco que multiplicaron a los religiosos laicos. Especialmente las
casas que se están abriendo, busquen decididamente estas vocaciones.
Pienso y ruego siempre por los africanos, los hindúes, todos esos jóvenes que tenemos que
redimir de la infidelidad, hacerlos hijos de Dios y apóstoles paulinos. ¡Esta es una obra digna de san
Pablo! La observancia de la vida religiosa es garantía y base del apostolado. ¡Y tenemos tanta
necesidad de gracias! De corazón pidámosla al Divino Maestro. Las suplico a todos ustedes que recen
por mí. Actuemos siempre con recta intención. (Cfr. ALBERIONE Santiago, El corazón del Padre Alberione para
los Discípulos del Divino Maestro, de San Paolo 1933 a 1966 Págs. 13 – 14)
La expansión misionera
Una vez obtenida la aprobación diocesana para su obra, en 1927, el beato Alberione empieza a
pensar en futuras fundaciones en todo el mundo. Así como san Pablo, su inspirador, piensa en grande,
aunque luego es sumamente concreto en la planificación de sus actividades y muy avaro con el tiempo.
En 1926, abría su primera casa de Roma ("junto al Papa"); en 1931 llegaron los primeros paulinos a
Brasil, Argentina, Estados Unidos; en 1932 entran en Francia; en 1934 en Polonia, Japón, China
España e India, en 1935 penetran en las islas Filipinas.
La guerra impone una pausa forzosa a su celo misionero. E1 27 de junio de 1949 Pío XII
aprobaba definitivamente la Sociedad de San Pablo como congregación de derecho pontificio. Para
entonces, ya se habían reiniciado las fundaciones; en 1943 los paulinos llegaban a Portugal; en 1946 a
Irlanda; en 1947 a Canadá, Chile, Colombia, Inglaterra y México; en 1951 a Venezuela; en 1952 a
Australia; en 1953 a Cuba; en 1954 a Alemania; en 1957 al Zaire; en 1961 a Corea. Las fundaciones de
China, Polonia y Cuba debieron ser abandonadas por razones políticas. Con los años se ha reabierto la
casa de Polonia, y se han fundado las comunidades masculinas de Ecuador (1988) y Perú (l989).
Las Hijas de san Pablo se han hecho presentes además de los países antes mencionados, en
Bolivia, Uganda, Mozambique, Tanzania, Formosa, Kenia, Macao, Malasia, Pakistán, Puerto Rico,
Suiza y Hawai.
En la vida del beato Alberione hubo siempre una preocupación: llegar a todos, llegar pronto, y
esto es posible solamente con los medios más rápidos y eficaces. No era el frenesí de la acción lo que
lo impulsaba, sino el ansia pastoral, el deseo de hacer escuchar el Evangelio a todos, en un lenguaje
adecuado que todos pudieran entender, dentro del cambiante contexto socio-cultural del mundo
moderno.
En toda su acción, tuvo como referencia el que la Iglesia superara el "complejo de defensa" en
que había vivido por siglos, para pasar a contactar a las masas descristianizadas. A este propósito, cabe
recordar un episodio, entre muchos del beato Alberione. Era el año de 1953 y durante la visita que hizo
el beato Alberione al Nuncio en Chile, Monseñor Sebastián Baggio, extendió el tema de la
conversación al modo de anunciar el Evangelio al hombre actual. Estaba presente monseñor Manuel
Larraín, obispo de Talca y Asistente General de la Acción Católica Chilena, quien luego iba a
desempeñar un rol considerable en la fundación del CELAM (1955), y en el Concilio Vaticano II.
El beato Alberione fue muy explícito, y en ello lo asistía también la experiencia que tenía de sus
viajes por todo el mundo: “El mundo no comprende ya nuestro lenguaje; es que no nos hacemos
entender; y cuando asumimos su lenguaje, ¡ya está un kilómetro más lejos que nosotros!”. A los
Paulinos que en 1931 apenas habían acabado de poner un pie en Brasil, les recomendaba: sean sus
ediciones lo más pastorales posibles, las que san Pablo haría si vivera ahora.
Nuestra manera espiritual y material de hacerlas ha de ser la más pastoral. Nuestro poder de
difusión debe ser también el pastoral". No se trata de una improvisación. Se había preparado para ello
largamente con el estudio y la práctica: la clase de pastoral lo había cautivado intensamente y la
práctica de la catequesis -en las escuelas y en la parroquia- lo había puesto en contacto con la realidad
de la gente, rica de prácticas sacramentales, pero pobre en "instrucción religiosa".
Como elemento básico de su intensa actividad en la gran época creativa, entre 1921 y 1936,
encontramos las preocupaciones que le habían nacido en el contacto directo con diferentes categorías
de personas: campesinos, obreros, estudiantes (1908 – 1920). A las necesidades de los adultos -y como
una extensión y profundización del catecismo parroquial- responde con tres periódicos modestos, pero
de gran tiraje: “El Domingo” (1921), “La Buena Palabra” (1922), “La Semilla” (1925). Tampoco se
olvida de los niños y de los adolescentes y para ellos, en 1924, funda “El Pequeño Diario” y “El
Aspirante”. Más adelante, en 1927, funda “El Domingo Ilustrado para ayudar a las familias a
aprovechar bien su tiempo libre.
En la misma línea, pero con intenciones estrictamente formativas, inicia en 1931, “La Familia
Cristiana”, la revista paulina de mayor éxito en todo el mundo. Desde un principio se reveló como una
fórmula acertada, pues contiene páginas específicas para cada categoría de personas y ha sabido iniciar
una abundante correspondencia con los lectores, sobre los más variados temas, respondidos por
especialistas del ramo. Su preocupación por la participación litúrgica en la parroquia, le hace dar vida
en 1932 al “Boletín Parroquial litúrgico”, al paso que el sector Mariano iba a ser cubierto por la
revista divulgativa “Madre de Dios”, siempre en el mismo año.
En 1933 realiza un viejo sueño; dar a los catequistas un instrumento que los ayudase en su
trabajo y funda la revista “Doctrina y Hechos”. En ella el Padre Alberione, anticipa el método integral,
es decir un tipo de catequesis que debe interesar a todo el hombre: pensamientos, compromisos y
vivencia. En el mismo año, constituye la “Unión para la lectura cotidiana del Evangelio”, como una
concreta extensión de la obra bíblica comenzada por él en el año de 1931. En 1937, da comienzo a la
revista para el clero: Pastor Bonus. Con estas iniciativas iban brotando otras más en el campo del libro,
primero, y después en el cine, la radio, etc.
No se trataba solo de producir una revista, un libro que tal vez quedase en el depósito y no
llegara a su destinatario; sería como la homilía que el párroco prepara pero no pronuncia, no sirve para
nada. He aquí, entonces, cómo inventa mil formas de “propaganda” para difundir el mensaje y hacerlo
llegar hasta las regiones más distantes, hasta los pueblecitos más apartados. ¿Por qué? Porque el
hombre ya no viene a la Iglesia, hay que llegar a él, con el Evangelio de la salvación, donde quiera que
esté, con el lenguaje que le sea comprensible hoy en día. El empleo de los nuevos instrumentos,
responde a esta ansia apostólica nunca apagada.
Con frecuencia, el beato Alberione, se dejaba llevar por los sueños: hacer llegar la Biblia a
todos en sus textos completos, en ediciones para las familias o ilustrada para los niños y analfabetos…
Sí no es suficiente con el libro, acudir al cine, a las filminas, al disco, etc. Otras veces piensa en las
iglesias-teatro, en las salas de cine transformadas en iglesias. El mapamundi está siempre sobre su
escritorio, lo mira, lo contempla, calcula habitantes y distancias y sueña con centenares de miles de
sacerdotes, religiosos y laicos enamorados de Cristo y de los hombres, para reacercar a las masas
descristianizadas o todavía paganas. (Cfr. SPOLETINI D. Benito, Santiago Alberione comunicador del evangelio,
Ediciones Paulinas, Caracas; Venezuela, 1981 Págs. 14-18)
Conclusión
El beato Alberione, advierte sentirse “profundamente obligado a prepararse para hacer algo” y
formula su primera síntesis poniendo en interacción: la situación social, analizada con los instrumentos
de sociólogos católicos que describen una sociedad creciente más alejada de la fe; las invitaciones del
Papa a una movilización total con vistas a impregnar toda la sociedad de los valores de la fe; los nuevos
medios del mal que llevan al “deber de oponer prensa a prensa, organización a organización” y la
necesidad de “comprender la verdadera misión sel sacerdote” para constituir un “nuevo escuadrón de
apóstoles”. Más tarde formulará de modo claro lo que al principio intuyó durante a adoración al
comienzo del siglo XX: “El mundo necesita una nueva, prolongada y profunda Evangelización”.
Para esto, desde hace decenios, el Magisterio de la Iglesia Universal, indica a la comunidad
eclesial la necesidad de movilizarse para una “Nueva Evangelización”. Cabe recordar algunos textos
importantes: Pablo VI, Ecclesiam suam (1964), Evangelii Nuntiandi (1975); Juan Pablo II,
Redemptoris missio (1990), etc.
Para poder elaborar como Congregación y como Familia Paulina, “Un proyecto de nueva
evangelización”, hay que estudiar con atención: el contexto de la sociedad y de la cultura, sobre todo en
referencia a las opciones tocantes a la fe; los cambios y sensibilidad actual de la iglesia universal y de
las iglesias locales, en particular con respecto a la evangelización, la realidad en continua expansión de
la comunicación actual, como posibilidad de anuncio de la fe y de formación en los valores humanos;
el patrimonio de personas, proyectos y realizaciones apostólicas de la Congregación y de la Familia
Paulina. En el marco de preparación al trienio fundacional, debemos repensar nuestro “Ser y
Quehacer” en la Iglesia, arriesguémonos con san Pablo y encomendándonos a él, olvidemos lo de
atrás… ¡Lancémonos hacia adelante!
Para reflexionar
¿Mi agudeza para observar el futuro en referencia como lo hacía el Padre Alberione será igual
de audaz y soy de los que se comprometen a hacer algo por la humanidad?
¿Soy un creyente que pongo en las manos de Dios mi entera confianza en cuanto a lo que he
proyectado hacer?
¿Creo en la gran intercesión de Dios en todas mis tareas apostólicas para que estas sean una real
evangelización?
¿Con mi actitud aporto algo concreto a “Nuestro Ser y Quehacer” como Familia Paulina?
¿Qué actitudes positivas puedo aportar?
¿Cuáles puedo mejorar?
Bibliografía
Alma y cuerpo para el apostolado
Santiago Alberione
Impresión Sociedad de San Pablo 2006
Pensamientos. Fragmentos de espiritualidad Apostólica
Santiago Alberione
Ediciones Paulinas 1986
Madrid, España
El corazón del Padre Alberione para los Discípulos del Divino Maestro
De “San Paolo” 1933 a 1966
P. Santiago Alberione
Santiago Alberione Comunicador del Evangelio
Benito D. Spoletini
Ediciones Paulinas 1981
Caracas, Venezuela
Abundantes Divitiae Gratia Suae
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La fidelidad creativa a cien años del carisma paulino
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