M I ST E R I O E N ESPA Ñ A Un libro escrito por Elio Champenois en octavo grado. Misterio en España Índice de los capítulos 1. Una conversación por teléfono muy extraña (3-4) 2. La casa abandonada (5-8) 3. La sorpresa (9-11) 4. La torre (12-14) 5. La verdad (15-18) 1 Una conversación por teléfono muy extraña Miguel estaba haciendo su tarea de español cuando la puerta de su cuarto se abrió. Era su padre, el señor José del Ponce, un profesor del colegio de la ciudad donde la familia del Ponce vivía desde hacía once años, Bilbao. -Miguel, ¿ puedes venir a ayudarme a poner la mesa ? Vamos a comer en cinco minutos. -Espera un segundo, he casi acabado mi tarea. -Si, pero ven el momento en que hayas acabado. El hombre delgado salió del cuarto de su hijo de catorce años. Parecía triste después que su novia, Maria, se murió hace tres años. No se ha encontrado nunca a su cuerpo y la muerte de la madre de Miguel era un misterio. Miguel y su hermano mayor, José, ó Júnior, querían más que todo resolver el misterio de la muerte de su madre. Miguel tenía hambre y decidió de acabar su tarea después de la cena. Cuando bajó las escaleras, el teléfono sonó. Miguel contestó. -Si, la residencia del Ponce. -Puedo hablar con Maria, una voz baja pidió. 2 -Lamento de informarle a usted, pero mi madre ha muerto hace ya tres años. -Realmente, perdón. -¿ Pero, usted conocía a mi madre ? ¿ Hola, hola ? La persona misteriosa había colgado el teléfono. Miguel quiso saber quien había llamado y como conocía a su madre. No sabía como, pero lo quería. Entonces, vio a la identificación del llamador. El numero era 1 (234) 567-8901. Miguel tomo rápidamente una hoja de papel y escribió el número. Más adelante esta noche, Miguel pensaba en la llamada. Finalmente, decidió llamar a la persona. Después de algunos segundos, el joven oyó el contestador automático : “Alfonso Mazo. No estoy aquí ahora. Si usted quiere verme, venga al 2430, Calle Juan el Rey, Madrid.” Miguel no sabía que hacer. Decidió de no decir eso a nadie. La mañana siguiente, antes de ir a la escuela, el joven pidió a su padre si podía ir a Madrid con él. Su padre dijo que sí. Miguel estaba muy contento por que a lo mejor vería a un amigo de su madre. 3 La casa abandonada Una semana pasó y Miguel no podía esperar más. Su paciencia había le había abandonado hace ya algunos días y tenía que resolver el comienzo del misterio de su madre por lo menos. Recordaba todo el tiempo a su madre. Era una chica muy flaca con un pelo marrón muy largo. Sus ojos verdes y amarillentos eran la cosa que Miguel echaba más de menos. Cada segundo, Miguel quería hablar de su conversación con el misterioso Alfonso Mazo con Júnior. Pero su conciencia le decía siempre de no hacer tal cosa. Finalmente, el día llegó. Una mañana, un domingo, su padre dijo a Miguel: -Miguel, hoy es el día. Salimos a Madrid. -Ah, finalmente. No hubiera podido sobrevivir un día más. Pienso siempre en… -¿ En qué ? -En mi amigo que vive allá. -¿Si, quién es? -Es, …, es, …, es Pablo, un viejo amigo de la escuela primaria. -No me recuerdo de ese Pablo. -Hace siete años que no lo he visto. 4 -Quizás, quizás, sí. Dos horas más tarde, José y Miguel estaban en el coche, listos para un viaje de una semana. Miguel estaba muy ansioso y comenzaba en pensar en las aventuras que la semana próxima le traería. Se imaginaba al cementerio llorando al lado de un sepulcro con las palabras “Maria del Ponce” grabadas en el mármol de la cruz. Entonces, imaginó a la persona misteriosa con un arma, listo a disparar. “No, no, no es la verdad”, se dijo el joven. Algunas horas más tarde, el coche se paró y, repentinamente, Miguel bajó a la calle. Leyó una muestra sobre un cartel en una pared de la calle: “Madrid, la ciudad la más magnífica del mundo.” El joven chico se dijo que, finalmente, iba a comenzar su misión. A las cuatro de la tarde, José y Miguel llegaron en el mesón. Miguel quería ya ir a la búsqueda de Alfonso Mazo: -No, Miguel. Podrás ir a ver a tu amigo mañana, cuando todo estará listo en el cuarto - Pero, necesito ir ahora. -No, José gritó, irás allá mañana. -Bien, pero, … La noche vino y Miguel fue a su cama. Pero estaba agitado y no podía dormir. Pensó en todo que le ocurría. Una otra vez, después de una hora o de dos, tuvo una visión. El hombre, listo a tirar, estaba enfrente de él. Entonces, Miguel se despertó repentinamente. “No es más que un sueño, no es más que un sueño”, repitió algunas veces. Después de unas horas que parecieron días, Miguel se cayó durmido y se despertó a la mañana siguiente. 5 En solamente quince minutos, Miguel había comido, se había lavado y se había peinado. Normalmente, necesitaba treinta minutos para despertarse. Dejó una nota que había ido a la casa de Pablo y se fue en la calle. Llamó a un taxi y dijo al taxista de ir a 2430 Calle Juan el Rey. -¿Usted va realmente a Juan el Rey? -Si, ¿por qué usted pregunta eso? -Veo que usted no es de los alrededores. Calle Juan el Rey es un lugar muy pobre y peligroso. Hace apenas tres días que lo tiraron a la muerte a una chica de veinte años . Además, hace una semana, mataron a dos otros chicos con cuchillos. -¿Quiénes son? - Algunos gángsteres. Nadie que sigue viviendo conoce a sus nombres. Se llaman los “Grim Reapers.” Vienen de los Estados Unidos. -¿Si?, no me importa. -Como usted quiere. Llegado allá, Miguel pagó el taxista y miró alrededor de él. La calle tenía un aire muy triste y desesperado. Muchas de las puertas de los edificios estaban quebradas y tableros de madera las cruzaban para bloquear el paso. Las ventanas estaban casi todos quebradas y cualquier casa era fácilmente penetrada. Las paredes en la calle miraban como si no hubieran sido pintadas por mucho tiempo. Algunas veces, uno podía manchar algunas gotas de sangre en la acera, sobre las paredes e igual en la calle. Aunque muy resuelto, Miguel pensó en permanecer en este lugar . Sin embargo, su curiosidad fue la más fuerte y comenzó a caminar calle abajo , buscando para el número 2430. 6 Finalmente, Miguel se paró. La casa 2430 estuvo delante de él. Miró alrededor : no un alma estaba en vista. El muchacho se arrastró bajo el tablero roto usándolo como una puerta y entró en la casa pequeña. No pudo ver nada porque no había ninguna fuente de luz. Repentinamente, Miguel oyó un tiro y sintió una sacudida de viento. Entonces, oyó un hombre huir por una puerta trasera. El joven intentó seguir al hombre, pero era demasiado lento para incluso verlo. Desesperado, Miguel esperó en el pequeño cuarto de la casa y pensó. Acababa de perder su única pista y había revelado que estaba en la pista del misterio de la muerte de su madre al hombre misterioso. 7 Una sorpresa Después de un momento de pensamiento, Miguel comenzó a buscar la casa para pistas sobre el misterioso hombre. Afortunadamente, el sol acababa de levantarse a través de una ventana quebrada y Miguel podía ahora ver. El piso era muy polvoriento y el joven tosió repentinamente algunas veces. Sobre una pared, Miguel vio muchos artículos de periódicos cortados. Miguel comenzó a leerlos y vio que todos tenían el mismo tema : asesinatos. Muy cerca, el hombre vio un sombrero. Miguel le tomó y vio una etiqueta. Ese pequeño pedazo de papel decía : “La Tienda de Sombreros Ocasionales, localizada en la Calle del Príncipe Musulmán”. Como el sombrero parecía nuevo, Miguel pensó que, a lo mejor, el vendedor de esta tienda podría decirlo el nombre o, a lo menos, cualquier cosa sobre el hombre misterioso. Miguel decidió de pararse en su apartamento. Cinco minutos más tarde, llegaba allá. Su padre no estaba aquí. Como eso, el joven comía su desayuno. Vio una nota de su padre que decía que él no volvía antes del día siguiente. A las dos de la tarde, después que Miguel acabara su almuerzo, salió para seguir su investigación. Se paró en un centro de turismo para pedir donde se 8 encontraba la Calle del Príncipe Musulmán. Una persona muy agradable que se paseaba en la calle y que iba también allá, fue con él al término de autobuses. Durante el viaje de quince minutos, los dos hablaron: -? Dónde vive usted ? -Vivo en Bilbao, al norte. -?Ah, por qué está usted aquí? -Mi padre debe venir a Madrid cada año, prácticamente. Pero, ese año, viene cada mes para ver a un amigo cercano quien está enfermo : tiene un cáncer del pulmón. -Sí. El conductor del autobús gritó: “Calle Principal”. El hombre seguía hablando: -Tengo que bajar ahora. Usted puede venir conmigo, su destinación no es más que a algunas segundos de aquí. -Sí usted quiere. Los dos hombres bajaron y comenzaron a cruzar la Calle Principal. Después de algunos momentos, el hombre mostró un callejón entre dos edificios muy pequeños. -Sí usted pasa a través de ese callejón, usted llegará a la Calle del Príncipe Musulmán. -Verdaderamente, gracias por todo, adiós. Miguel entró en la pequeña calle. Vio a una otra calle al otro lado. Había compartimientos de basura alrededor. Repentinamente, dos hombres inmensos salieron de ninguna parte y le bloquearon el paso. Miro detrás de él y el hombre del autobús le estaba 9 bloqueando el paso. Miguel, de miedo, comenzó a correr lo más rápidamente posible hacia el hombre del primero lado y empujó un compartimiento de basura sobre él. El hombre se cayó abajo y Miguel siguió corriendo. Los dos otros lo siguieron. Cuando los dos salieron del callejón, ya no podían ver al joven pues había huido en la muchedumbre. 10 La torre Cinco minutos después de ese incidente, Miguel llegó a su destinación, la tienda de sombreros. Entrando en la pequeña tienda, el jovencito vio al vendedor, un hombre que parecía extraño como la figura oscura que había disparado sobre Miguel anteriormente: un hombre muy largo y delgado vestido de pantalones y de un chaleco negros. Miguel se acercó a este hombre y le demostró el sombrero. Repentinamente, el hombre huyo a través de una puerta trasera. El joven saltó sobre el contador y pasó a través de la puerta también. Siguió el hombre hasta un edificio enorme. En este edificio, Miguel vio a muchos hombres de trabajos diferentes. Corriendo hacia el elevador, Miguel vio al hombre que cerraba la puerta muy rápidamente. Miguel miró a los números por encima de esta puerta y vio que la luz se paró sobre el séptimo piso. Entró en el otro elevador cuando llegó y subió al séptimo piso. Había aún más personas y el joven se pidió como podría encontrar a un hombre. Además, casi todo el mundo usaba el negro. Comenzó a andar alrededor del gran cuarto, mirando discretamente en algunas oficinas. había allá a un agente del gobierno, un político, un banquero, un arquitecto. Pero no muestras de este hombre misterioso. 11 Con era alto, Miguel se parecía a un adulto joven que comenzaba su carrera. Pidió algunas preguntas a un hombre quien parecía esperar en el centro del cuarto después de algunos minutos. -? Hola, usted puede ayudarme, por favor ? -? En qué puedo ayudarle ? -?Usted ha visto a un hombre alto y fino vestido de negro correr alrededor de aquí hace algunos minutos? -?Un hombre alto y...? Sí , entro en el cuarto allá. -Gracias, adiós. Miguel caminó hacia la oficina. Intentó ver alguna cosa en éste pero las cortinas estaban cerradas. El joven, abrumado por la curiosidad, golpeó la puerta. -Espera dos minutos, una voz gritó. Miguel pensó, porque este hombre huía de él. Quizá que era el tamaño. O el miedo de ser descubierto por la policía. En cualquier caso, el joven decidió de tomar precauciones. Primeramente, iba a tener su cuchillo de bolsillo en la mano. Segundamente, iba a poder alcanzar su teléfono siempre. No pudo pensar más, la perilla de la puerta comenzó a girar. Era el hombre. Finalmente, Miguel podría ver su cara. Sus ojos marrones eran muy oscuro. Su piel negra hacía que usted pensara en un sombrero muy oscuro y holgado. Sus mejillas eran planas y sus oídos lo mismo. El primer pensamiento que vino a través de su cabeza era que este hombre era un gangster o un espía. 12 Repentinamente, el hombre lo asió y lo ató a una silla. Miguel tuvo mucho miedo y miró por todas partes en el cuarto. También había amordazado así que no podía gritar. Sobre una silla, había a un otro hombre, también vestido de negro, solamente. Pero era más gordo que el otro y mucho más pequeño que el otro. Usaba un collar de oro con la cruz que el joven recordado vagamente. Los dos hombres comenzaron a hablar en un idioma extranjero y Miguel no los comprendió. Afortunadamente, tenía su cuchillo y comenzó a cortar una pequeña parte de la cuerda. Aproximadamente treinta minutos más tarde, el hombre delgado salió del cuarto. Quince minutos más tarde, el otro salió también. Como el joven estaba solo en el cuarto, podía cortar sin ser visto. Como eso, algunos minutos más y Miguel podría mover su mano izquierda. Cortó la cuerda que ataba su otra mano y tomó su teléfono. Llamó a su padre y le dijo que tenía un gran problema cuando el hombre flaco entró en el cuarto y tomó el teléfono. Todo parecía perdido para Miguel. 13 La Verdad El gran hombre que se llamaba “Numero Dos” intentó asir a Miguel, pero el joven se escapó corriendo alrededor del escritorio y salió por la puerta. Como anochecía, había solamente a dos hombres en el gran cuarto y “Numero Dos” no dejó a Miguel escaparse sin una búsqueda. Pero Miguel lo perdió en las escalares y se ocultó detrás de un árbol pequeño en el pasillo principal. Cuando el hombre llegó, miró alrededor de él y comenzó a salir, Miguel le siguió discretamente. En primer lugar, parecía que el hombre se dirigía hacia la calle donde “Numero Dos” o un otro hombre que hacía parte de este misterio grupo, iba a disparar sobre él. Sin embargo, después de cinco minutos y que el hombre hubiera comenzado a andar más rápidamente, subió en un taxi. Muy rápidamente, Miguel llamó un otro taxi y dijo “Siga este taxi.” El otro taxi se dirigía hacia los suburbios. Después de un cuarto de hora, se paró. Cien metros más lejos, el taxi de Miguel se paró también detrás de un gran árbol. Miguel vio una gran casa, una mansión de cincuenta mil metros cuadrados contando el patio trasero. La puerta de entrada era de unos cinco 14 metros de altura y de dos a tres metros de anchura. Las paredes eran ventanas que cubrían la casa entera, pero unas cortinas creaban una sombra para el interior. La azotea parecía ser un cuarto, como era muy plana. Toda esta maravilla estaba circundada por una cerca de barras. Miguel decidió de subir por encima de ella y lo hizo. Evitó a algunos guardias e intentó venir más cerca de la casa sin ser visto. Lo hizo arrastrándose detrás de unos setos. Se bajó para mirar adentro por una pequeña abertura en las cortinas negras. Al interior, vio mucho. Había a “Numero Dos” que hablaba a un hombre que estaba oculto detrás de su silla roja. Sobre la silla, era escrito en letras de oro “G.R.” “Probablemente los 'Grim Reapers'” se dijo Miguel. También había el hombre gordo que estaba fumando en la parte posterior del cuarto. De repente, un hombre arropado de negro cogió a Miguel por el hombro y le trajo a una puerta cercana. Dos otros hombres quienes parecían ser gemelos le ayudaron a atarlo con cuerdas. El primer hombre empujo a Miguel hacia una puerta a su derecha, la abrió y llamó al hombre detrás de la silla quien volteó finalmente. Era un hombre bastante viejo con arrugas y el pelo gris. -Bienvenido, dijo. Miguel no le respondió. -Hmmm... Sé que tienes muchas preguntas para mí. -¿Que hizo usted a mi madre? -¿Tu madre, Maria del Ponce? Ah, las buenas memorias. Tu madre era muy agradable. Era una de mis favoritos “brazos-derechos”. -¿Qué? ¿Mi madre? ¿Una persona como usted? Mentiroso. -No me creas si lo quieres, pero es la verdad. 15 -¿Como murió? ¿Está muerta? El hombre puso su cara abajo y se mordió los labios nerviosamente. -Si, lo está, dijo. Tenía que matar a un hombre. Normalmente, tenía que comenzar una pequeña relación de amor con él. Lo hizo, pero se enamoró verdaderamente de este hombre. Se casó con él. -Mi padre, Miguel respondió antes que el hombre pudiera decir algo más. -Sí. Tenía que matarlo porque era un policía. -No, es un profesor. -Ah, tu padre no te habló de su segunda vida. De todas formas, venía más cerca a descubrir que era parte de los “Grim Reapers.” -¿Comprendo esta parte de la historia. Pero, ¿ qué haces? -Los “G.R.s”? No voy a decírtelo. No es importante. - ¿ Qué pasó con mi madre ? -Era furioso cuando entendí que tu madre se casó con uno de mis enemigos. Le dije que tenía dos opciones: matar al policía o la muerte. Como lo sabes, me dijo no. No iba a matarla pero la amenacé otra vez. Desafortunadamente, uno de mis hombres, el más nuevo, pensó que iba a complacerme al matarla y lo hizo. Le maté yo mismo después. Al oír esto, el joven comenzó a llorar un poco. -No vas a liberarme ahora, dijo Miguel. -No, el hombre respondió de una manera un poco triste. En ese momento, Miguel oyó las sirenas de la policía bastante cerca de la casa. El hombre corrió a la ventana la más cerca y vio docenas de oficiales de policía que lo rodeaban. Miguel vio a su padre lejos y pareció relevado. Cuando 16 los oficiales entraron en la casa, todos los hombres de los “Grim Reapers” abdicaron rápidamente. Dos minutos más tarde, el padre de Miguel llegó. -Estaba muy asustado, dijo él. -Yo también. Porque me has mentido durante todos esos años? -Te explicaré en el coche. Ven. Los dos anduvieron hasta el coche y subieron en él. Hablaron de todo eso y Miguel descubrió una nueva parte de su vida. Su padre fue, en todos aquellos años, un policía bajo cubierta. Para la familia del Ponce, todo se había acabado felizmente. 17