Lesiones por movimientos repetitivos. Comprenderlas para

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Lesiones por movimientos repetitivos.
Comprenderlas para prevenirlas
Serge Simoneau, Marie St-Vincent
y Denise Chicoine
© EVES
Este QUADERN es una traducción de la publicación “Les LATR. Mieux les comprendre pour mieux les prévenir” publicado originalmente por el Institut de recherche Robert-Sauvé en santé et en securité du travail (IRSST)
du Québec (Canadá) y la Association sectorielle paritaire du secteur de la fabrication de produits en métal et
de produits électriques (ASP Métal-Électrique) du Québec (Canadá).
Traducción: José Antonio Manrique Martorell.
Unidad de salud laboral de la Escuela Valenciana de Estudios de la Salud (EVES).
SUMARIO
Lesiones por movimientos repetitivos. Comprenderlas para prevenirlas
Capítulo 1: ¿Qué es una lesión por movimientos repetitivos? (LPMR) ........................
Una cuestión de definición ......................................................................................
Un problema importante .........................................................................................
Consecuencias graves ..............................................................................................
Las características de las lesiones por movimientos repetitivos .............................
Las LPMR son el resultado de una sobreutilización ......................................
Las LPMR se desarrollan progresivamente ....................................................
La prevención de las LPMR puede ser muy eficaz .........................................
Las causas de las LPMR son múltiples ...........................................................
Cómo aparecen las LPMR .......................................................................................
Cómo se manifiestan las LPMR ......................................................................
Los primeros síntomas de las LPMR: indicadores precoces ..........................
Conocer la evolución de una LPMR para intervenir a tiempo ......................
Las LPMR más frecuentes y las estructuras afectadas ...........................................
La tendinitis .....................................................................................................
La tenosinovitis ................................................................................................
La bursitis ........................................................................................................
El síndrome del túnel carpiano .......................................................................
Resumen: ¿Qué es una LPMR? ...............................................................................
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Capítulo 2: Las causas de las LPMR ...............................................................................
Numerosos factores de riesgo .................................................................................
Tres grandes moduladores: la intensidad, la frecuencia, la duración ....................
La intensidad ...................................................................................................
La frecuencia ....................................................................................................
La duración ......................................................................................................
Los factores de riesgo ..............................................................................................
Las posturas forzadas ......................................................................................
¿Qué es lo que determina la postura? .............................................................
Fuerza, esfuerzo y carga musculoesquelética ..................................................
Las características del trabajo que necesita que se ejerza una fuerza ....
Los factores que influyen en la intensidad del esfuerzo .........................
El trabajo muscular estático ............................................................................
La repetición y la invariabilidad del trabajo ...................................................
La exposición a algunos agresores físicos .......................................................
Las presiones mecánicas ..........................................................................
Los choques y los impactos .....................................................................
Las vibraciones ........................................................................................
El frío .......................................................................................................
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Los factores organizativos ...............................................................................
La carga de trabajo y el ritmo ..................................................................
Los horarios de trabajo ............................................................................
Los cambios tecnológicos ........................................................................
El ambiente social ....................................................................................
Resumen: Las causas de las LPMR .........................................................................
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Capítulo 3: Cómo detectar un problema de LPMR .......................................................
La vigilancia: dos dianas posibles ............................................................................
La vigilancia de la salud ...................................................................................
La vigilancia de los factores de riesgo .............................................................
La vigilancia para evaluar la eficacia de una intervención .....................................
Resumen: Cómo detectar un problema de LPMR .................................................
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Capítulo 4: Cómo actuar frente a las LPMR ..................................................................
Un enfoque global ...................................................................................................
Varias vías de actuación posibles .............................................................................
La mejora ergonómica de las condiciones laborales .......................................
La rotación .......................................................................................................
La formación ....................................................................................................
Control de los trabajadores afectados .............................................................
Otras vías .........................................................................................................
Programas de ejercicios físicos en el medio laboral ........................................
La mejora ergonómica del trabajo: casos concretos ...............................................
El enganche en una cadena de pintura ...........................................................
El ensamblaje de pararrayos ............................................................................
Resumen: Cómo actuar ante las LPMR ..................................................................
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Conclusión .......................................................................................................................
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CAPÍTULO 1
¿Qué es una lesión por movimientos repetitivos?
El presente documento trata de las lesiones musculoesqueléticas asociadas al trabajo y de los medios
para prevenirlas. Se trata de una cuestión compleja que no es fácil de delimitar. Para empezar, al elegir
una denominación para el objeto de nuestro estudio nos encontramos una primera dificultad: la confusión creada por las múltiples denominaciones. Por esto, es necesario empezar por una definición clara.
que la mayoría de estos trastornos pueden aparecer en circunstancias en que el trabajo no sea la
causa, por ejemplo en el caso de ciertas enfermedades o como consecuencia de actividades extralaborales. Como nuestro propósito es la prevención en el trabajo, aquí sólo nos interesaremos en
su aparición en un contexto en el que el trabajo
sea, principalmente, el origen de las mismas.
UNA CUESTIÓN DE DEFINICIÓN
Vamos a tratar aquí de las lesiones musculoesqueléticas cuya aparición está asociada a la realización de un trabajo. Este tipo de trastornos
puede alcanzar las diferentes regiones del cuerpo
asociadas al movimiento: los miembros superiores, los miembros inferiores y la espalda. En este
documento nos limitamos a los trastornos que
afectan a los miembros superiores. Las lesiones
profesionales de los miembros inferiores se han
estudiado menos en el contexto del trabajo. En
cuanto a los problemas de la espalda, se trata
también de una cuestión muy compleja que tiene
suficientes características propias como para ser
tratada separadamente.
UN PROBLEMA IMPORTANTE
A pesar de que, desde hace algunos años cada
día se habla más de estos problemas, el fenómeno no es nuevo. Hace más de doscientos años,
Ramazzini establecía la relación entre lesiones
musculoesqueléticas y trabajo. Se trata de un fenómeno cada vez más extendido y del que se
preocupan en la mayoría de los países industrializados. Ciertos sectores de actividad económica
se han asociado más a las lesiones por movimientos repetitivos (LPMR). Pensemos en el sector
alimentario (mataderos, industrias de salazones),
sectores de la confección y del textil, la fabricación de productos eléctricos y electrónicos, fábricas de ensamblaje en el sector manufacturero y
en el trabajo ante pantallas catódicas. Se trata, en
efecto, de sectores en los que el trabajo manual
repetitivo está particularmente presente, pero el
problema tiene tendencia a aparecer en otros numerosos sectores.
Hay que comprender que, detrás de denominaciones genéricas diferentes, se encuentra finalmente casi la misma problemática. Es un poco
como si cada autor hubiera dado al fenómeno un
nombre diferente. Estas denominaciones subrayan a menudo la asociación con la repetición del
trabajo, lo que puede sugerir, equivocadamente,
que se trata de la única causa. Las siglas “LPMR”
(lesiones por movimientos repetitivos) parece no
obstante imponerse, y es por lo que nosotros la
hemos utilizado, a pesar de que la denominación
lesiones músculo-esqueléticas asociadas al trabajo,
nos hubiera parecido más exacta.
Cualquiera que sea la denominación genérica utilizada, se trata de un conjunto de trastornos relativamente diversificados que pueden afectar a diversas estructuras: tendones, músculos, articulaciones, nervios y sistema vascular. Según la
estructura afectada y el tipo de lesión, hablaremos de tendinitis, tenosinovitis, bursitis, síndrome
del túnel carpiano, etc. Hay que saber también
Se trata pues, de un problema de salud y seguridad en el trabajo de una gran amplitud. A este
respecto, los especialistas no ven el futuro de manera optimista. Preveen que las demandas de indemnización por lesiones musculoesqueléticas
asociadas al trabajo van a continuar aumentando
en los años venideros. Los expertos explican este
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incremento por la confluencia de diversos factores. Se citan preferentemente el contexto económico desfavorable que fomenta la aceleración de
los ritmos y por consiguiente la repetitividad del
trabajo. Con la modernización de los métodos de
producción y la mecanización de los esfuerzos
más intensos, se hubiera podido esperar la desaparición de los trabajos repetitivos, pero esta tendencia, no parece confirmarse, más bien al contrario. Por otra parte, una población activa envejecida podría ser más vulnerable a las lesiones
musculoesqueléticas, particularmente en un contexto de paro elevado que dificulta la movilidad.
Las personas que empiezan a experimentar dolores, no pueden cambiar de empleo fácilmente, lo
que podría contribuir a explicar el aumento de
las lesiones por movimientos repetitivos (LPMR).
complementarias, a veces contradictorias, tratan
de explicar lo que ocurre, está claro que aún estamos lejos de haber conseguido una respuesta
satisfactoria. A pesar de esta gran diversidad de
efectos y de mecanismos responsables, las lesiones por movimientos repetitivos, presentan cierto número de características.
LAS LPMR SON EL RESULTADO DE UNA
SOBREUTILIZACIÓN
Aunque los mecanismos de aparición no estén
claramente establecidos, parece que todos se ponen de acuerdo para afirmar que la lesión aparece como resultado de una sobreutilización, sobrepasando la capacidad de recuperación del organismo. La LPMR es consecuencia del abuso,
de forma repetida, de una estructura, a la que se
le impone una carga de trabajo que no puede tolerar sin consecuencias nefastas.
CONSECUENCIAS GRAVES
El fenómeno de las lesiones por movimientos repetitivos (LPMR) debe pues, ser tratado seriamente. Estos trastornos musculoesqueléticos tienen repercusiones socio económicas considerables. En primer lugar, ocasionan costes elevados
para los trabajadores, la empresa y la sociedad,
tanto a nivel de costes directos asociados a los
accidentes y a las enfermedades profesionales (indemnización de las víctimas, atención médica, etc.)
como a nivel de costes indirectos asociados (pérdidas de producción, gastos de sustitución, absentismo, etc.)
LAS LPMR SE DESARROLLAN PROGRESIVAMENTE
Nos podemos imaginar una sobreutilización tan
importante que la herida sea instantánea: el ligamento se desgarra o se produce un esguince. En
este caso, se trata claramente de un accidente de
trabajo y no se hablará de una lesión musculoesquelética asociada a trabajo repetitivo. La LPMR
evoluciona a lo largo del tiempo; se trata de un
proceso que se desarrolla progresivamente con la
repetición de la sobreutilización y una recuperación insuficiente.
Además, la importancia de las repercusiones económicas no debe hacernos olvidar la gravedad, a
veces dramática, de las consecuencias de las lesiones por movimientos repetitivos para las personas que las sufren. El sufrimiento físico y mental, las dificultades asociadas a la indemnización,
las limitaciones temporales o permanentes en sus
actividades profesionales o extraprofesionales no
son más que algunos de los aspectos del drama
que puede afectar a las personas afectadas por lesiones por movimientos repetitivos.
Puede ser que el proceso se instale sin saberlo,
sin síntomas aparentes, para un buen día manifestarse repentinamente y evolucionar rápidamente. A menudo aparecen ligeras molestias,
después se agravan progresivamente hasta provocar una baja laboral. La evolución puede que
sólo dure algunos días, pero a menudo puede
alargarse semanas, meses o años.
El hecho de que las LPMR se manifiesten de forma tan variable es responsable de cierta confusión. Así es como por ejemplo, encontramos tendinitis atribuibles al trabajo que se declaran
como accidentes de trabajo, mientras que otras
son declaradas como enfermedades profesionales. En realidad, no es en absoluto evidente que
se trate de distintos problemas de salud. Además, se puede suponer razonablemente que un
buen número de LPMR no son objeto de ningu-
LAS CARACTERÍSTICAS DE LAS LESIONES
POR MOVIMIENTOS REPETITIVOS
Las lesiones musculoesqueléticas asociadas al
trabajo pueden adoptar formas diversas. No se
conoce aún suficientemente cómo se contraen y
cómo evolucionan. Numerosas teorías, a veces
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na demanda de indemnización por lesión profesional, tal vez porque la relación con el trabajo
no está siempre clara para la persona afectada.
Las estadísticas oficiales podrían estar subestimando considerablemente la amplitud del problema.
se repite miles de veces cada día. A causa de esta
multiplicidad de factores causales, la prevención
deberá a menudo contar con una combinación
de soluciones que se deberán elegir sobre la base
de un buen conocimiento de la situación. Y a
causa de esta diversidad de situaciones, nunca
podrá haber una solución global.
LA PREVENCIÓN DE LAS LPMR PUEDE SER MUY
CÓMO APARECEN LAS LPMR
EFICAZ
Los mecanismos por los cuales aparecen las
lesiones no son del todo conocidos. Es un
poco como si el proceso, dado el estado actual de conocimientos nos apareciera como
una caja negra. Conocemos el punto de partida: una sobreutilización a la que pueden
contribuir numerosos factores. Conocemos
el resultado: enfermedades bien identificadas
como las tendinitis y las bursitis. Entre los
dos, no sabemos muy bien cómo sucede
todo. Es posible por otra parte que actúen
mecanismos diferentes según los tipos de lesiones y las articulaciones. Algunas evidencias sugieren, que en ciertos casos, la sobreutilización de las estructuras crearía lesiones
microscópicas que, sumándose unas a otras,
podrían finalmente causar un daño significativo. Se sabe también que algunos procesos
inflamatorios están a menudo implicados y
que, en algunos casos, las estructuras inflamadas disponen de un espacio limitado (por
estructuras óseas como en la muñeca o en la
espalda). En estos casos, la compresión de
los tejidos complica la situación.
Las LPMR no son una enfermedad que contraigamos, sino un proceso que se desarrolla a lo largo del tiempo. Por lo que en general una LPMR
nos afectará progresivamente. Esta característica
es a la vez una ventaja y un inconveniente. Es
una ventaja porque, contrariamente a un accidente que es por definición imprevisible y repentino, la tendinitis o la bursitis se pueden “ver venir” ya que aparecen progresivamente. Se puede
pues, a menudo intervenir antes de que el proceso esté demasiado avanzado. Si se detiene a tiempo la sobreutilización, el organismo se podrá recuperar y es posible que las molestias desaparezcan sin dejar rastro. La recuperación completa es
posible, y podemos decir que la prevención es
eficaz si se realiza precozmente.
El carácter progresivo de la aparición de las
LPMR puede igualmente ser un inconveniente
ya que, si no se está advertido no se sospechará
de los síntomas que aparecen muy progresivamente. Se habituará al dolor y lo atribuirá a la
edad o a otras causas. Uno piensa que las molestias terminarán por pasar, y nos habituamos a su
presencia. Aumenta el riesgo de ver agravarse
una situación hasta el punto en que es imposible
una recuperación completa.
Cualquiera que sea la naturaleza exacta de los
procesos etiológicos en su origen, se sabe que
al cabo de un tiempo más o menos largo (según la importancia y la naturaleza de la sobreutilización), nos encontramos con una situación que puede ser diagnosticada claramente. Se trata por lo tanto de una enfermedad. Antes de que haya verdaderamente enfermedad, el proceso puede ser “percibido” ya
que puede generar dolor, incomodidad o una
sensación de fatiga localizada en la región sobreutilizada. Estas molestias son un indicador
de sobrecarga. Si no desaparece y se agrava, se
puede sospechar una situación de riesgo.
LAS CAUSAS DE LAS LPMR SON MÚLTIPLES
El punto de partida de las LPMR es una sobreutilización. Pero esta sobrecarga aparece generalmente por una combinación de factores y no por
una causa única. Puede tratarse de la repetición,
de la postura o de los esfuerzos, pues ningún factor de riesgo es esencial en sí. Un esfuerzo particularmente exigente, efectuado en una postura
particularmente mala, puede ser suficiente para
crear problemas musculoesqueléticos, incluso si
la repetición es muy débil. A la inversa, un movimiento poco exigente, realizado en una postura
más o menos adecuada, puede ser perjudicial si
CÓMO SE MANIFIESTAN LAS LPMR
Las diferentes LPMR tienen numerosos síntomas
en común. La zona sobrecargada es a menudo
dolorosa y sensible al tacto. Ciertos movimientos
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al trabajo, sin que haya necesariamente peligro.
Por otro lado, ocurre a menudo que se tolera un
dolor que, pensamos que va a pasar y nos encontramos más tarde con una enfermedad en “itis”
que nos obliga a dejar el trabajo.
o ciertos esfuerzos pueden provocar el dolor
que, en los casos más graves, está presente incluso en reposo. Muy frecuentemente hay inflamación * y a veces entumecimiento. La movilidad
puede estar limitada, bien por la inflamación o
bien por el dolor.
No hay, por desgracia, una separación clara e
inequívoca entre una situación sin consecuencias
y una situación que va a evolucionar hacia una
LPMR. Hay que emitir un juicio, a partir de lo
que sabemos sobre la aparición de una LPMR
determinada y los factores de riesgo presentes.
LOS PRIMEROS SÍNTOMAS DE LAS LPMR:
INDICADORES PRECOCES
En el momento en que la enfermedad está instaurada, ya es tarde para intervenir. Estamos en
la etapa en la que la salud está comprometida y
en la que se pueden producir secuelas permanentes. Hay que actuar pronto, antes de que la situación haya alcanzado un punto crítico.
Al inicio del proceso, la molestia está circunscrita
a una región articular. Está frecuentemente asociada a ciertos movimientos o a ciertos esfuerzos
que contribuyen a la sobreutilización. Estas incomodidades, que no son, en los primeros estadios,
nada más que síntomas de fatiga, desaparecen rápidamente y completamente después del trabajo.
¿Pero cómo saber que estamos en una situación
de riesgo? ¿Cómo saber que no estamos desarrollando una tendinitis?
En el otro extremo, cuando se produce una
LPMR declarada, el dolor está muy presente.
Frecuentemente, aunque no siempre, se ha extendido a las estructuras vecinas, lo que ocasiona que todo el codo, todo el hombro o toda la
muñeca sean dolorosos y no solamente una región bien delimitada. Sucede que el dolor se
irradia hacia otra región (del hombro hacia el
brazo por ejemplo). Cuando la LPMR está muy
instaurada el dolor a menudo está presente incluso en ausencia de movimiento o esfuerzo;
persiste fuera del trabajo y puede necesitar varias semanas sin exposición antes de desaparecer. De hecho, si el daño es grave, la recuperación completa no está garantizada. Es posible
que una curación incompleta deje secuelas. Un
poco a modo de una cicatriz, nos encontramos
tejidos más rígidos, más gruesos que permanecerán particularmente vulnerables a una sobreutilización subsecuente.
Lo más frecuente es que cuando una región del
cuerpo esté sobreutilizada, nos avise, antes de
que la sobreutilización tenga consecuencias nefastas, por sensaciones de fatiga localizada, de incomodidad o de molestias. Aunque se trate a menudo de manifestaciones sin consecuencias, estas
molestias son consideradas frecuentemente como
signos precoces, indicadores de un posible daño
más grave.
No se trata de alarmarse a la menor molestia, que
puede aparecer sobre todo cuando se trata de
una actividad exigente a la que no se está habituado. Hay que dar más importancia, sin embargo, a las molestias que no desaparecen con el
tiempo y que tienen tendencia a agravarse. Se
pueden ver aquí signos de alarma de una situación que podría, si no se interviene a tiempo, degenerar en una LPMR.
Se puede, en el mismo sentido, definir la evolución del primer estadio sin gravedad hacia una
LPMR claramente definida. Cuando se constata
esta evolución hacia una situación más grave hay
que intervenir, es decir:
CONOCER LA EVOLUCIÓN DE UNA LPMR PARA
INTERVENIR A TIEMPO
No es siempre fácil distinguir claramente entre
una situación aceptable y una situación que exige
una intervención preventiva. Todas las molestias
no conducen a una tendinitis. Todo el mundo se
encuentra un día u otro con molestias asociadas
• cuando se constata que la molestia se intensifica o que hay dolor;
* La inflamación forma parte de la respuesta inflamatoria. De hecho se trata de un mecanismo de protección del organismo que
trata de “reparar” una herida. Para conseguirlo, la inflamación permite enviar más sangre a la región lesionada (que por ello adquiere volumen y se hincha) para impulsar el proceso de curación.
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Fig. 1.1. La evolución de una LPMR.
AL PRINCIPIO
LPMR
Molestia,
Incomodidad
con la persistencia de la exposición
Incomodidad,
dolor
Asociada a determinados
momentos del trabajo
con la persistencia de la exposición
Presente incluso
en reposo
Desaparece rápidamente
fuera del trabajo
con la persistencia de la exposición Persiste fuera del trabajo
Completamente
recuperable
con la persistencia de la exposición
puede perturbar el sueño
Puede dejar
secuelas
LA TENDINITIS
• cuando la molestia se extiende de una región
muy delimitada a una región más grande y más
difusa;
• cuando la incomodidad está asociada cada vez
más a movimientos o esfuerzos (por ejemplo,
al principio, la molestia se hace sentir cuando
se aplica una presión para insertar una pieza.
Después, progresivamente, se nota que aparece la sensación cuando se enrosca o desenrosca la tapa de un contenedor. Si esperamos
más, cualquier movimiento del antebrazo suscitará el dolor);
• cuando la incomodidad persiste cada vez más
tiempo después del trabajo y la recuperación
tarda en llegar.
Como su nombre indica, la tendinitis es una inflamación del tendón. El tendón es una estructura que sirve para unir un músculo al esqueleto.
En la figura 1.2, se puede ver que el bíceps está
unido por tendones al hombro y al antebrazo.
Cuando este músculo se contrae y se acorta, tira
sobre el tendón y hace que el antebrazo se doble.
Tendón
LAS LPMR MÁS FRECUENTES Y LAS
ESTRUCTURAS AFECTADAS
Bíceps
Los tipos de lesiones musculoesqueléticas que
afectan a los miembros superiores y que pueden
ser causadas por el trabajo se cuentan por decenas.
Tendón
Tendón
No podríamos hacer aquí un inventario completo. Se les llama algunas veces las enfermedades
en “itis” ya que muchas de ellas tienen un nombre que termina de esa forma. En el lenguaje médico, “itis” es un sufijo que indica una inflamación. Presentamos aquí cuatro de ellas entre las
más conocidas y las más extendidas, y vamos a
identificar con mayor claridad las estructuras
afectadas.
Tríceps
Tendón
Fig. 1.2. El tendón es la unión del músculo sobre el hueso.
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Músculos extensores
de los dedos
Fig. 1.3. Los movimientos finos
de la mano están controlados por
numerosos músculos. La mayoría
de ellos están unidos a los huesos
de los dedos por largos tendones.
flamado. La propia vaina se irrita y se inflama. La
tenosinovitis es la inflamación simultánea de un
tendón y de la vaina sinovial que lo recubre.
El tendón “trabaja” cada vez que el músculo trabaja. Así pues cuando el músculo está muy solicitado, por ejemplo por un esfuerzo importante
que se repite, puede haber sobreutilización del
tendón.
Músculo
Si el tendón se lesiona, y numerosas teorías proponen como explicación de las LPMR la acumulación de lesiones microscópicas, el organismo
podrá tratar de repararlas. Es entonces cuando
aparece la lesión con signos de inflamación. Si la
sobreutilización persiste, se comprende que un
tendón lesionado y afectado por la inflamación,
podrá ser aún más vulnerable a la sobrecarga.
Nos encontramos entonces con una tendinitis.
Tendón
Vaina
sinovial
LA TENOSINOVITIS
Los tendones podrían estar sometidos a una dura
prueba en algunas circunstancias si no estuvieran
protegidos por la vaina sinovial. En efecto, imaginemos lo que pasa cuando la mano está completamente flexionada y se hace trabajar a los
músculos extensores de los dedos. Los tendones
son comprimidos contra los huesos de la muñeca, y el rozamiento que se produce puede lesionar el tendón. Afortunadamente, los tendones
que lo necesitan están protegidos contra un rozamiento excesivo por fundas sinoviales. Se trata
en cierta forma de manguitos lubrificantes que
recubren el tendón en un espacio en el que puede deslizarse libremente, inmerso en un líquido
lubrificante, la sinovia.
Hueso
Fig. 1.4. Algunos tendones están rodeados de una vaina sinovial.
LA BURSITIS
A la altura del hombro, se encuentran también
tendones que, por encontrarse justo por encima
de un hueso (la cabeza del húmero), podrían lesionarse por el rozamiento si no existiera un mecanismo protector. En efecto, entre el tendón y el
hueso, se encuentra una especie de bolsa que
contiene líquido sinovial; a este continente se le
llama, la bolsa. La bolsa actúa como un cojinete
lubrificante que permite al tendón deslizarse sin
Aunque los tendones que están rodeados de una
vaina sinovial están protegidos, no lo están sin
embargo ante una sobreutilización. Si la tendinitis
se instaura y el tendón se inflama, nos podemos
imaginar qué vaina se comprime por el tendón in10
Dorso
Fig. 1.5. Hay vainas sinoviales alrededor de los tendones que lo necesitan. Los hay a nivel de la muñeca
sobre el dorso de la mano y prácticamente por todo
el interior de la mano.
Palma
daño sobre la protuberancia ósea. Evidentemente, se adivina que la bursitis (en latín, bursa) es la
inflamación de la bolsa.
Manguito de
los rotadores
Tendón
Esta inflamación de la bolsa es generalmente
consecutiva a la inflamación del tendón. Con la
inflamación que acompaña a la tendinitis, la bolsa se encuentra comprimida entre dos huesos. El
rozamiento y la compresión pueden lesionar la
bolsa y ser el origen de la bursitis. Ocurre también que la inflamación del tendón se reabsorbe
y la bolsa permanece inflamada. La inflamación
de la bolsa puede a su vez comprimir el tendón y
reactivar la tendinitis. La bursitis es pues, a veces
una complicación de una tendinitis en el hombro.
Bolsa
Tendón
Deltoides
EL SÍNDROME DEL TÚNEL CARPIANO
La articulación de la muñeca está constituida por
varios huesos llamados los carpos. Estos huesos
forman una cavidad –llamada el túnel carpiano–
por el cual pasan numerosos tendones, nervios y
vasos sanguíneos. El síndrome del túnel carpiano
es una afectación de los nervios que se encuentran comprimidos, generalmente por la inflamación de los tendones más próximos, en el espacio
limitado que constituye el túnel carpiano. La
afectación del nervio entraña entumecimientos y
debilidad muscular. El síndrome del túnel carpiano presenta también la particularidad de ser
más doloroso durante la noche, cuando la inflamación alcanza su máximo nivel. Las personas
afectadas cuentan con frecuencia que el dolor las
despierta.
El tendón está inflamado, comprime
la bolsa y la irrita.
La inflamación del tendón se ha reabsorbido,
pero la inflamación de
la bolsa persiste.
Fig. 1.6. La bursitis.
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• Cuando hablamos de LPMR, hablamos
de lesiones o de trastornos musculoesqueléticos que afectan a los miembros superiores y cuya aparición está asociada a la
realización de un trabajo.
• Las LPMR constituyen un problema importante con consecuencias graves para el
trabajador, la empresa y la sociedad. Los
expertos estiman que la situación podría
empeorar con el tiempo.
Ligamento
• Las LPMR son el resultado de una sobreutilización del sistema musculoesquelético. En general se desarrollan de
forma progresiva. La prevención resulta
un medio eficaz de controlar si se interviene suficientemente pronto en el proceso.
Nervio cubital
Nervio
mediano
Tendones
Huesos del carpo
¿QUÉ ES UNA LPMR?
• Ciertos síntomas de las LPMR pueden
considerarse como signos precursores,
principalmente la fatiga o el dolor asociados a una actividad laboral. El agravamiento de los síntomas en el tiempo constituye una señal de alarma que no conviene ignorar.
• Las siglas LPMR quieren decir “lesiones
por movimientos repetitivos”. El término
consagrado por el uso, debe entenderse en
un sentido amplio, porque la repetitividad
no es el único factor que origina LPMR.
• Las LPMR se denominan a veces enfermedades en “itis”. Las LPMR más corrientes son la tendinitis, la tenosinovitis,
la bursitis y el síndrome del túnel carpiano.
Fig. 1.7. El túnel carpiano.
RESUMEN
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CAPÍTULO 2
Las causas de las LPMR
Como se ha dicho anteriormente, las causas del origen de las LPMR son múltiples. La repetición, a la
que se hace referencia más a menudo, no es el único factor causal. Para los fines del presente documento, no nos interesaremos en los factores extralaborales ni en las características individuales que pueden
jugar un papel en la aparición de las LPMR. Nos limitaremos a los factores de riesgo presentes en el
medio laboral, ya que afectan a un gran número de individuos y que el propósito de esta guía es la prevención en el medio laboral.
NUMEROSOS FACTORES DE RIESGO
musculoesquelética y, según esta, las estructuras
estarán más o menos bien situadas para generar
una fuerza dada. De esta forma, habrá que desplegar un esfuerzo más o menos grande para
ejercer una misma fuerza, según la postura que
se pueda adoptar. A la inversa, el hecho de tener
que ejercer un esfuerzo más o menos importante
podrá llevar a un trabajador a modificar su postura.
Las causas de las LPMR constituyen un conjunto
complejo de factores interrelacionados que ejercen sus efectos simultáneamente. No es fácil por
tanto aislarlos para describirlos.
En este capítulo trataremos de varios factores de
riesgo que describiremos más adelante. Los presentaremos uno a uno para facilitar la comprensión, pero hay que entender que están a menudo
estrechamente relacionados entre ellos. Se puede
mencionar, a título de ejemplo, la relación entre
el ejercicio de una fuerza y la postura. Los dos
factores pueden contribuir a la aparición de una
LPMR y, además, se influyen mutuamente. En
efecto, una postura dada, determina la geometría
Otro ejemplo nos lo proporciona el hecho de
que la monotonía del trabajo se considera, en
ciertos estudios, como un factor de riesgo asociado a las LPMR. Ahora bien, la monotonía y el
aburrimiento generados por una tarea están a
menudo unidas a su carácter repetitivo, que está
también considerado como factor de riesgo.
¿Qué es un factor de riesgo?
Un factor de riesgo es una condición presente en el medio laboral, por ejemplo una exigencia
elevada de fuerza, y cuya presencia se ha asociado a la aparición de un problema de salud. El
factor de riesgo puede ser directamente responsable de la aparición de un trastorno de salud,
puede actuar como un desencadenante o puede crear las condiciones propicias para la aparición de un trastorno. La presencia de un factor de riesgo no significa que un trabajador expuesto desarrollará inevitablemente un problema de salud; significa que correrá un mayor riesgo que
un individuo no expuesto a desarrollar síntomas. Es pues una cuestión de probabilidad. Del
mismo modo que cuando varios trabajadores están expuestos a diferentes factores de riesgo, todos no reaccionan de la misma forma. El efecto causado por el factor de riesgo depende de varias condiciones, entre ellas de las características individuales de los trabajadores y su historia
profesional. No obstante es importante comprender que, en términos generales, la importancia
del problema de salud depende de la gravedad de los factores de riesgo presentes.
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TRES GRANDES MODULADORES:
LA INTENSIDAD, LA FRECUENCIA,
LA DURACIÓN
en que el factor de riesgo está presente en un intervalo de tiempo dado. Estar expuesto a las vibraciones dos veces al día constituye un riesgo
más débil que si la exposición se repite doscientas veces al día. El riesgo aumenta por tanto la
mayoría de las veces con la frecuencia.*
La sola presencia de un factor de riesgo no es suficiente para valorar el riesgo. No se trata de un
fenómeno que está o no está, es más bien una
cuestión de graduación. De forma general, la
gravedad de un factor de riesgo depende de tres
grandes características: la intensidad (o la amplitud), la frecuencia y la duración.
LA DURACIÓN
La tercera característica que influye en la gravedad de los factores de riesgo es la duración. La
duración es una noción con varios significados.
Puede tratarse de la duración de mantenimiento
de una postura en un ciclo de trabajo o de la duración de la realización de un esfuerzo en el mismo ciclo, por ejemplo si se considera que el hombro está en flexión durante 45 segundos en un ciclo de dos minutos. Cuanto más grande es la
duración de la postura en el ciclo, más importante llega a ser el riesgo. Se puede igualmente hablar de duración para designar el número de horas en un turno de trabajo en las que un trabajador está expuesto a un riesgo dado. Así, si se
realiza un trabajo repetitivo durante 30 minutos,
no tiene el mismo impacto que si este trabajo se
realiza durante todo el turno. La duración puede
hacer referencia igualmente a una escala más amplia; puede tratarse, en este caso, del número de
años en los cuales un trabajador ha estado expuesto en su vida profesional. En los tres casos,
de forma general, se deduce una clara conclusión: el riesgo es proporcional a la duración de la
exposición.
LA INTENSIDAD
La mayor parte del tiempo, la contribución de la
intensidad de un factor de riesgo cae por su
peso: cuanto más intenso es el factor de riesgo
(es decir más grande es el esfuerzo o la postura
más extrema), más elevado es el riesgo.
Sin embargo, puede ocurrir que la relación no
sea tan evidente. Por ejemplo, si decimos que la
inmovilidad completa y forzada de un segmento
corporal puede contribuir al riesgo, esto no quiere decir que su contrario, una movilidad ininterrumpida, es deseable. En este caso, la relación
es más compleja, muy poco puede ser tan perjudicial como demasiado.
LA FRECUENCIA
Por frecuencia, se entiende el número de veces
Factor de
riesgo
×
Duración
Intensidad
Frecuencia
=
Importancia
del riesgo
de LPMR
Fig. 2.1. Estos tres elementos permiten caracterizar la mayoría de los factores de riesgo.
* Sin embargo no hay que ver en esta afirmación una ley fija. Algunos factores de riesgo no siempre tienen una relación directa
con el peligro. Así, si esfuerzos importantes y frecuentes pueden constituir un riesgo, esto no significa que la inmovilidad y la ausencia de esfuerzos sean aconsejables. Sin embargo, cuando se identifica que un esfuerzo contribuye al riesgo por su intensidad y
su frecuencia, la reducción de la frecuencia será siempre un paso en la buena dirección.
14
LOS FACTORES DE RIESGO
cular. Además, en esta postura, el tendón de un
músculo se encuentra aprisionado entre dos masas óseas; lo que crea condiciones difíciles para
este músculo. Se puede pensar también en los
tendones de la muñeca que pueden estar comprimidos en un espacio limitado cuando la muñeca
está flexionada.
No es siempre fácil reconocer lo que es un factor
de riesgo. En la documentación científica, la lista
puede variar según los autores. Hemos considerado seis grandes categorías de factores de riesgo
que analizaremos en las páginas que siguen.
•
•
•
•
•
•
Las posturas forzadas;
El esfuerzo y la fuerza;
El trabajo muscular estático;
La exposición a ciertos agresores físicos;
La repetición e invariabilidad del trabajo;
Los factores organizativos.
La penosidad de una postura dependerá evidentemente de la medida en que se aleje de la postura
de reposo (se hablará de amplitud de la postura, lo que es en cierta manera equivalente a la intensidad de la postura), de la frecuencia con que
se adopta esta postura y de la duración de su mantenimiento.
LAS POSTURAS FORZADAS
Las principales posturas para cada una de las articulaciones se ilustran en las páginas siguientes.
A menudo, las características del medio laboral o
de los métodos adoptados hacen que los trabajadores deban realizar posturas que llamaremos
forzadas o exigentes. La postura de trabajo,
cuando es inadecuada, puede constituir un factor
de riesgo.
¿QUÉ ES LO QUE DETERMINA LA POSTURA?
La mayoría de las posturas de riesgo son incomodas, nos podemos preguntar porqué son tan frecuentes. La postura adoptada para trabajar depende por tanto del conjunto del contexto de
trabajo. Ocurre que se adoptan posturas extremas porque el material está mal colocado, o porque las superficies de trabajo no son adecuadas
(Fig. 2.3 y 2.4)
¿Cómo se puede reconocer una postura inadecuada? Para cada articulación se puede definir
una postura de base en la que las molestias ligadas al mantenimiento de la postura son mínimas.
Esta postura está habitualmente lejos de los límites de la articulación; requiere poco esfuerzo
para mantenerla y no crea una situación en la
que las estructuras anatómicas estén en posición
desfavorable. A la inversa, una postura inadecuada puede serlo por tres tipos de razones. Se llamará extrema si está próxima a los límites de la
articulación. Cualquiera puede hacer la experiencia de una cierta incomodidad si la muñeca se
mantiene en flexión o en extensión extrema. La
postura puede también ser exigente si, para mantenerla, debemos luchar contra la gravedad. Por
ejemplo, la posición en la que se mantiene el brazo extendido hacia delante (flexión del hombro)
no es extrema en el sentido en que está lejos de
los límites articulares. Sin embargo, el hecho de
tener que luchar contra la gravedad la convierte
en una postura particularmente exigente (ver referente a esto el trabajo muscular estático en la
página 22). Finalmente, algunas posturas son de
riesgo porque las estructuras anatómicas se encuentran en mala posición para funcionar de manera eficaz. Por ejemplo, mantener el brazo por
encima del nivel del hombro dificulta la circulación sanguínea, lo que reduce la capacidad mus-
A menudo, la postura estará determinada por la
forma de una herramienta y por sus condiciones
de utilización. La figura 2.5 muestra a una trabajadora con una marcada desviación de la muñeca que se explica por la forma de la herramienta. Esta no está adaptada a un trabajo sobre una superficie horizontal de esta altura. Una
postura forzada puede igualmente ser el resultado del acceso al producto. El trabajador no tiene otra posibilidad más que adoptar una postura forzada dada la forma y el emplazamiento del
producto.
La figura 2.6 presenta a un trabajador que debe
instalar una correa de ventilación en el interior
de una secadora. El espacio disponible y la altura
del producto obligan al trabajador a adoptar una
postura forzada de la espalda y del brazo.
La postura de trabajo puede estar determinada
también por las condiciones medioambientales,
como la incomodidad de los locales o una iluminación insuficiente. En efecto, cuando la visibili15
Antebrazo
Muñecas
Flexión
Pronación
Supinación
Extensión
Cuello
Flexión
Extensión
Desviación radial
Flexión lateral
Torsión
Desviación cubital
Fig. 2.2. Las principales posturas.
16
Hombros
Espalda
Flexión
Flexión
Extensión
Extensión
Flexión lateral
Adducción
Abducción
Torsión
Fig. 2.2. Las principales posturas (continuación).
17
Fig. 2.3. El emplazamiento de los reflectores detrás de la
trabajadora es la causa de una postura forzada.
Fig. 2.6. Para acceder al producto, el trabajador se ve obligado a adoptar una postura forzada.
FUERZA, ESFUERZO Y CARGA MUSCULOESQUELÉTICA
La fuerza es una noción compleja de definir. Según el punto de vista que se adopte, se puede hablar de fuerza o de esfuerzo. De hecho, donde
está verdaderamente la cuestión, es en las fuerzas
que se ejercen sobre las estructuras musculoesqueléticas, bien se trate de la tensión en un
músculo, del estiramiento de un tendón, de la
presión intramuscular o del rozamiento de un
tendón en su vaina. Es lo que se llama la carga
musculoesquelética.
Fig. 2.4. La recogida de las cajas se acompaña de una flexión marcada de la espalda, porque la cinta transportadora
está demasiado baja.
El lenguaje cotidiano no es siempre muy preciso
cuando se dice que una tarea necesita la aplicación de una cierta fuerza. ¿Se refiere a la fuerza
que se aplica (tal como podría medirse), o al hecho de que se trate de un esfuerzo más o menos
importante? Es útil distinguir claramente entre la
fuerza y el esfuerzo. Cuando se habla de fuerza,
en el presente documento, se designa la fuerza
que se genera por el sistema musculoesquelético
para ser aplicada sobre el medio externo. Es la
fuerza aplicada y que podríamos medir.
Se comprende sin embargo que ejercer una fuerza de 20 Kg, para desplazar una caja por ejemplo, puede requerir un esfuerzo más o menos importante, según el individuo, su postura y muchos otros factores. Aplicar una misma fuerza
puede requerir un esfuerzo más o menos importante según las circunstancias. El esfuerzo, es de
alguna forma el coste que el organismo debe pagar para ejercer una fuerza.
Fig. 2.5. La herramienta no tiene una forma adaptada al
trabajo. Su utilización conlleva una desviación cubital de la
muñeca.
dad no es buena, el trabajador deberá con frecuencia doblar el cuello y la espalda para ver mejor (Fig. 2.7).
18
Fig. 2.7. Una iluminación insuficiente
conduce a inclinarse para ver mejor. Una
iluminación adecuada corrige la postura.
Que se la valore desde el exterior midiendo la
fuerza aplicada o que se la considere más bien el
coste para el individuo en función del esfuerzo
realizado, no quita que el riesgo será proporcional a la carga que deben sufrir los tejidos.
Las características del trabajo que necesita que
se ejerza una fuerza
Cuando se habla de fuerza, se piensa inmediatamente en el manejo de objetos pesados. Esto es
por supuesto, una condición en la que encontramos la realización de esfuerzos importantes, pero
existen muchas otras situaciones que necesitan el
desempeño de fuerzas. Por ejemplo, cuando se
utilizan herramientas manuales, a menudo es necesario ejercer un esfuerzo, aunque sólo fuese
para sostener la herramienta. Ocurre a menudo
que las herramientas neumáticas no estén colgadas o que el sistema de sujeción esté mal ajustado. En estos casos, el trabajador deberá soportar
una parte del peso de la herramienta durante las
manipulaciones.
Fig. 2.8. Para ensamblar el reflector al deflector, la trabajadora debe realizar un esfuerzo considerable.
el producto no cumple completamente las especificaciones, las piezas pueden ajustarse mal unas
en otras, lo que exigirá de los trabajadores aplicar una fuerza no despreciable. En el ejemplo de
la figura 2.8, la trabajadora debe ensamblar un
reflector a un deflector. Esta operación es penosa
y exige un esfuerzo significativo. La situación
empeora con el hecho de que la acción se efectúa
con una postura no óptima. Finalmente, puede
haber desempeño de fuerza en el momento de
accionar un mando, para bajar una palanca o
para accionar un pedal por ejemplo.
Puede igualmente haber desempeño de fuerza
cuando se trabaja con una herramienta sobre un
producto, por ejemplo cuando se pliega una pieza con una pinza. La utilización de un destornillador eléctrico o neumático necesita un esfuerzo
del antebrazo para inmovilizar la herramienta y
para aplicar una presión sobre la cabeza del tornillo. Una herramienta mal ajustada sobre la que,
por ejemplo, los momentos de torsión (torque)
son inadecuados puede también requerir esfuerzos suplementarios.
Los factores que influyen en la intensidad del
esfuerzo
El esfuerzo necesario para generar una fuerza externa, o, como la hemos definido, el coste para el
organismo del desempeño de una fuerza, depende de seis factores: la intensidad de la fuerza requerida, la articulación solicitada, la dirección
Ensamblar piezas entre ellas, incluso sin herramienta, puede significar un ejercicio de fuerza. Si
los materiales de base son de distinta calidad, si
19
La articulación solicitada
El esfuerzo depende de la dirección
Fuerza media del miembro superior derecho, brazo a 120º de la
horizontal (según Hunsicker)
Tirar 47 kg
Según el grupo muscular utilizado, será más o
menos fácil generar una fuerza. Si se tiene la
oportunidad de utilizar masas musculares importantes como los músculos de los miembros inferiores, o si se puede utilizar además el propio
peso del cuerpo, será más fácil aplicar una fuerza
dada porque estos músculos son potentes. Por el
contrario, si la fuerza debe generarse por pequeñas masas musculares, por ejemplo por las manos, el esfuerzo requerido será más importante.
Por esta razón, incluso si las fuerzas aplicadas no
son particularmente elevadas, puede haber sin
embargo un riesgo considerable cuando el esfuerzo lo ejercen pequeños músculos. Se puede
pensar, a título de ejemplo, en el ensamblaje de
pequeñas piezas o de terminales con la punta de
los dedos.
Hacia arriba
27 kg
Hacia sí
24 kg
Hacia el
exterior 15 kg
Hacia abajo
26 kg
Empujar 47 kg
Fig. 2.9.
Un esfuerzo más eficaz
La dirección del esfuerzo
Esfuerzo
mayor
Un mismo grupo de músculos puede producir
una fuerza máxima diferente según la dirección
del esfuerzo. Esto se explica, entre otras cosas
por el hecho de que, según la dirección, la geometría de las estructuras internas no es la misma. En la figura 2.9, se puede constatar que el
brazo es mucho más fuerte para tirar o para
empujar que para un movimiento de abducción
(hacia el exterior) o de adducción (hacia el interior). Así, aplicar 20 Kg. sobre una llave dinamométrica (torque wrench) requiere un menor
esfuerzo si se tira hacía uno mismo que si se
debe hacer el esfuerzo de izquierda a derecha
(Fig. 2.10).
Esfuerzo
menor
Fig. 2.10.
del esfuerzo, la presa, la postura utilizada y las
características individuales. Veamos someramente la influencia de estos factores.
La presa
El esfuerzo está influenciado también por la calidad de la presa sobre el objeto. En primer lugar,
está la naturaleza de la presa. Esencialmente, se
distinguen dos grandes tipos de presas: la presa
de fuerza y la presa de pinzamiento (Fig. 2.11).
La presa de fuerza es una presa envolvente que
implica la palma de la mano y el conjunto de los
dedos; es la presa más potente, la más apropiada
para ejercer una fuerza. Con una presa de pinzamiento, no se puede envolver el objeto manipu-
La intensidad de la fuerza requerida
Esta relación es bastante evidente: cuanto más
grandes son las exigencias de fuerza, más importante será el esfuerzo realizado. Los esfuerzos realizados son directamente proporcionales a la
fuerza que hay que realizar en el medio. Hace
falta mayor esfuerzo para desplazar un contenedor de 50 kg que uno de 10 kg. El coste fisiológico estará en relación.
20
lado; por lo que las fuerzas que se pueden generar son menores. La única diferencia entre las
dos ilustraciones de la figura 2.12 es la naturaleza de la presa. Es muy evidente que la presa en
pinzamiento, menos eficaz para ejercer una fuerza, será mucho más exigente, requiriendo un esfuerzo muscular mucho más grande para compensar. La mano está simplemente “mal utilizada”. La existencia de agarradores reduce considerablemente el esfuerzo permitiendo una presa
de fuerza.
Presas
Pinzamiento
Fuerza
Fig. 2.11.
El esfuerzo depende de la presa
Una situación semejante se presenta cada vez
que se utiliza una presa de pinzamiento para
ejercer una fuerza. Es lo que se hace, por ejemplo, cuando hay que empalmar unos cables insertando un terminal sobre un conector de metal
(Fig. 2.13). Según la compatibilidad de las dos
piezas, el esfuerzo de inserción puede ser considerable, incluso si no se trata de una gran fuerza
en valor absoluto, ya que se trata de un esfuerzo
de pinzamiento con la punta de los dedos.
Fig. 2.12.
De forma más general, hay que considerar la calidad de la presa. El objeto que se sostiene o sobre
el cual se aplica una fuerza puede tener una presa muy pequeña o muy grande. Son circunstancias que van a incrementar el esfuerzo. Llevar
guantes puede finalmente ser fuente de un incremento del esfuerzo de prensión para compensar
una pérdida de adherencia. El esfuerzo generado
está influenciado igualmente por otras características relacionadas con el objeto manipulado. Así,
será necesario un mayor esfuerzo para manipular
un objeto cuya superficie es resbaladiza o cuya
forma hace difícil hacer una buena presa.
Fig. 2.13. Para conectar los cables, la trabajadora utiliza
una presa de pinzamiento.
La postura
La postura adoptada cuando se debe generar una
fuerza condiciona igualmente el esfuerzo a ejercer. Para comprender esta noción, no hay más
que pensar en un ejercicio de echar un pulso. La
mejor forma de doblar al adversario es “doblarle
la muñeca”. La muñeca, entonces en extensión,
está en una postura menos propicia para hacer
fuerza. Otro ejemplo está representado en la figura 2.14. Esta vez, se compara una actividad de
atornillar en dos posturas. Con el codo flexionado y con el codo en extensión. Esta actividad será
mucho más exigente con el codo en extensión
porque, en esta postura, el bíceps se encuentra
imposibilitado para contribuir al esfuerzo.
Las características individuales
Es frecuente que se exprese la fuerza haciendo
referencia a la fuerza máxima que un individuo
puede desarrollar. Así, empujar 20 kg en determinada postura puede representar el 40 por
ciento de la capacidad máxima de un individuo,
mientras que la misma tarea puede no representar más que el 15 por ciento de la capacidad máxima de un individuo más fuerte y más musculoso. El coste de este esfuerzo es pues diferente según el individuo. Se podría estar tentado de
concluir que una persona más fuerte tendría me21
El esfuerzo depende de la postura
Con el codo flexionado, el bíceps puede participar en el esfuerzo de rotación que permite
atornillar.
Con el codo desplegado, el bíceps no contribuye en el esfuerzo de rotación y no hace más
que incrementar las fuerzas de compresión en
el codo.
Fig. 2.14.
dividuo de menor fuerza muscular, no se puede
concluir directamente en la existencia de un riesgo más elevado. El riesgo depende de una multitud de factores, incluyendo diversas características personales, de tal forma que la misma persona, de capacidad muscular menor, puede ser
mucho más resistente que la persona más musculosa. En conclusión, se puede afirmar que el riesgo varía de una persona a otra, en razón de las
diferencias interindividuales. Una vez precisado
esto, se puede añadir que el esfuerzo asociado al
ejercicio de una fuerza dada dependerá de las características individuales.
EL TRABAJO MUSCULAR ESTÁTICO
Como se ha visto anteriormente, hay presencia de
un riesgo cuando un miembro debe mantenerse
en posición luchando contra la gravedad, cuando
las estructuras musculoesqueléticas deben soportar el peso de un miembro. Es el caso, por ejemplo, cuando se debe trabajar con los brazos por
encima de los hombros. Se habla entonces de trabajo muscular estático. La intensidad del riesgo
depende de la amplitud de la postura y de la duración de mantenimiento. A mayor tiempo de
mantenimiento de la postura, mayor riesgo.
Fig. 2.15. Un trabajo estático con los brazos por encima de
los hombros es particularmente penoso.
nos riesgo que otra de menor fuerza; una conclusión como esta podría ser, sin embargo, engañosa. En efecto, aunque aplicar una fuerza determinada cuesta más, en cuanto al esfuerzo, en el in-
El trabajo muscular estático implica una contracción muscular mantenida sin interrupción.
22
En reposo
Cantidad
de sangre
necesaria
Fig. 2.16. Esta tarea ocasiona una flexión de la espalda.
Débito
sanguíneo
real
Esfuerzo dinámico
Es el opuesto al denominado trabajo muscular
dinámico que consiste en una alternancia entre
contracción y reposo. Ejemplos de trabajo estático abundan en las industrias y en las oficinas.
Pensemos en una persona que trabaja ante una
pantalla catódica y que permanece inmóvil, con
el cuello inclinado y las manos mantenidas en
desviación radial por encima del teclado. Igualmente ocurre, a causa de un mal diseño, que un
trabajador debe trabajar con los brazos por encima de los hombros (Fig. 2.15). Una postura
como esta no puede mantenerse durante largo
tiempo sin ocasionar una importante fatiga muscular. La figura 2.16 muestra a un trabajador
que llena con precaución un cesto de piezas.
Para hacerlo, debe mantener bastante tiempo
una flexión extrema de la espalda; esta carga estática exige un gran esfuerzo de la musculatura
dorsal.
Una alternancia de
contracción y de relajación.
Cantidad
de sangre
necesaria
Débito
sanguíneo
real
Esfuerzo estático
El esfuerzo estático
está presente a menudo cuando se lucha
contra la gravedad.
Si la postura se mantiene largo tiempo, el riesgo
puede ser considerable incluso si es de intensidad débil.
Si el trabajo estático está identificado como un
factor de riesgo para las LPMR, es porque puede
ser responsable de una reducción del aporte de
sangre a los músculos, lo que produce con bastante rapidez una fatiga muscular. En efecto,
como lo ilustra la figura 2.17, para funcionar
normalmente, los músculos necesitan un aporte
sanguíneo adecuado. La sangre es la que conduce al músculo el oxígeno y la glucosa, principal
fuente de energía del músculo. Es también la
sangre la que evacua los desechos de la combustión (gas carbónico).
Cantidad
de sangre
necesaria
Fig. 2.17. El trabajo muscular estático.
23
Débito
sanguíneo
real
En reposo, la cantidad de sangre necesaria es
menor que cuando el músculo trabaja. Las necesidades son fácilmente satisfechas. En el caso de
un esfuerzo dinámico, es decir cuando hay alternancia entre contracción y relajación del músculo, el músculo en actividad tiene mayor necesidad de carburante. Es relativamente fácil incrementar el débito sanguíneo, ya que la alternancia
de contracción y relajación facilita la circulación.
El músculo recibe pues un aporte sanguíneo suficiente.
bajo que no lo es. Generalmente, convenimos
en decir que es la utilización cíclica de los
mismos tejidos lo que constituye el meollo del
problema.
De hecho, hablar de trabajo repetitivo puede
ser engañoso, porque la repetición no es más
que uno de los factores que originan el riesgo
de las enfermedades en “itis”. La repetitividad es una cuestión de graduación, no es un
criterio que está ausente o presente. Incluso
si se ha propuesto ya, en un estudio concreto,
considerar como repetitivo un trabajo cuyo
ciclo de trabajo es inferior a 30 segundos o
que representa una repetición de los mismos
gestos durante la mitad del tiempo de trabajo, esto no constituye de ningún modo un parámetro indiscutible, y aún menos un criterio
de seguridad. Se puede imaginar un trabajo
que no responda a esta definición pero que
constituya un riesgo importante de LPMR, a
causa de la postura o de los esfuerzos necesarios. A la inversa, el hecho de que el ciclo sea
inferior a 30 segundos no significa necesariamente un peligro inminente.
La situación es distinta en el caso de un esfuerzo
estático. En este caso, la contracción del músculo
es sostenida y no hay alternancia entre contracción y relajación. Como el músculo trabaja mucho, necesita más energía. Pero, durante la contracción, la presión en el interior del músculo aumenta, comprimiendo así los vasos sanguíneos,
lo que frena la admisión de sangre nueva. En
efecto, es más difícil impulsar la sangre en el
músculo contraído. Si la contracción es suficientemente importante, la entrada de sangre puede
ser totalmente bloqueada. Que la llegada de sangre fresca sea bloqueada parcial o totalmente, no
modifica el hecho de que el músculo deba trabajar en circunstancias desfavorables en las que la
fatiga se instala mucho más rápidamente.
La etiqueta trabajo repetitivo puede también
tener como efecto enmascarar el problema
real atrayendo la atención solamente sobre el
factor de la repetitividad. Se dice que los
problemas se deben al hecho de que el trabajo es repetitivo y la única solución factible sería reducir la repetición, lo que puede ser
particularmente difícil de llevar a cabo. Durante este tiempo, se olvida considerar cómo
se podrían mejorar las posturas o reducir los
esfuerzos.
La compresión en el interior del músculo está
relacionada con la intensidad del esfuerzo necesario para mantener una postura. Cuanto más
extrema es la postura, la contracción del músculo será más fuerte y menos importante el aporte
sanguíneo al músculo. De la misma forma, si
hay que ejercer una fuerza o llevar una carga en
trabajo estático, el volumen de la carga incrementará proporcionalmente la penosidad del
trabajo.
En lugar de tratar de demostrar que un trabajo lleva o no la etiqueta de “repetitivo”, es
preferible identificar todos los factores de
riesgo presentes. Se determinará entonces en
qué medida la repetitividad está presente,
entre otros factores. Lo que nos dará una
mucho mejor percepción del riesgo.
¿Es repetitivo mi trabajo?
He aquí una pregunta que os hacéis posiblemente desde hace tiempo, sin encontrar una
respuesta definitiva. ¡Si solamente uno pudiera definir exactamente en qué consiste el trabajo repetitivo! ¡Si alguien pudiera dar una
definición clara que permitiera distinguir un
trabajo repetitivo de un trabajo que no lo es!
A pesar de nuestro deseo de complacer al lector, no existe una respuesta. No hay una frontera clara entre un trabajo repetitivo y un tra-
LA REPETICIÓN Y LA INVARIABILIDAD DEL TRABAJO
La repetición es en sí un factor de riesgo. Sin embargo, actúa también como modulador de otros
factores de riesgo. En este sentido, la repetición
tiene un efecto multiplicador. La invariabilidad
del trabajo hace referencia a la actividad que si24
gue siendo relativamente la misma a lo largo del
tiempo; se trata pues de un concepto estrechamente asociado a la repetición. En ambos casos,
la idea es que el riesgo aumenta cuando son siempre las mismas estructuras musculoesqueléticas
las que entran en juego. Sin embargo, cuando se
considera la tarea bajo el ángulo de la invariabilidad, se pone en evidencia la importancia de los
momentos, en el trabajo, en los que las estructuras pueden recuperarse. Los trabajos monótonos
en los que la postura está inmovilizada dada la
naturaleza de las exigencias de las mismas, parecen presentar un riesgo más elevado de LPMR.
LA EXPOSICIÓN A ALGUNOS AGRESORES FÍSICOS
Algunas características del ambiente también pueden contribuir al riesgo de aparición de las LPMR.
La exposición al frío, a las vibraciones, a los impactos así como a las presiones mecánicas se han
asociado a las LPMR.
Las presiones mecánicas
Se habla de presiones mecánicas cuando los tejidos blandos del cuerpo son “aplastados” por el
contacto directo con un objeto duro presente en
el medio de trabajo. La piel y las estructuras subyacentes como los nervios, los tendones y los vasos sanguíneos pueden lesionarse por esta presión directa. A menudo son las manos las que están expuestas a las presiones mecánicas cuando
se manipulan herramientas u objetos. Si los objetos presentan aristas afiladas, si una empuñadura
tiene ángulos rectos, la palma de la mano, la base
del pulgar o los dedos pueden encontrarse sometidos a fuertes presiones locales. La figura 2.18
muestra cómo la utilización de unas tenazas puede comprimir un tendón en la base del pulgar.
También unas tijeras pueden comprimir los nervios de los dedos.
Fig. 2.18. Una empuñadura mal diseñada puede comprimir
los tendones en la base del pulgar.
Otras regiones del cuerpo pueden estar sometidas a presiones locales cuando nos apoyamos sobre superficies duras o no acolchadas en el curso
del trabajo. Es el caso de las muñecas, de los antebrazos, de los codos y de las rodillas.
sión. Esta última está a su vez con frecuencia asociada a la intensidad del esfuerzo. En efecto, todos tenemos una idea bastante exacta de la diferencia que puede existir entre cortar un tejido
fino con tijeras y cortar un tejido grueso. Las
presiones ejercidas sobre los dedos se hacen rápidamente incómodas cuando aumenta la fuerza
necesaria para el corte.
Es evidente que el efecto de las presiones mecánicas dependerá, como la mayoría de los otros
factores de riesgo, de la frecuencia y de la duración, lo mismo que de la intensidad de la pre25
ta neumática o eléctrica. A menos que esté dotada de un dispositivo que desactive el motor al finalizar, el destornillador tiene tendencia a continuar después de que el tornillo se ha inmovilizado. Son los músculos y los tendones del antebrazo
los que encajan entonces el golpe. El riesgo aumenta igualmente por el hecho de que el esfuerzo necesario para sostener en la mano una herramienta para golpear es generalmente más importante.
Las vibraciones
Se ha demostrado que el hecho de utilizar la
mano como una herramienta para golpear podía
incrementar el riesgo de algunos trastornos vasculares en la mano. La figura 2.19 presenta un
trabajador que golpea sobre una pieza para que
encaje correctamente. El peligro aumenta evidentemente con la repetición.
Cuando se manipulan herramientas eléctricas o
neumáticas es cuando se está expuesto al tipo de
vibraciones que contribuyen al riesgo de LPMR
en los miembros superiores. Las vibraciones se
transmiten en la mano y el antebrazo, tanto más
si el agarre es firme. La exposición a las vibraciones puede contribuir a la aparición de problemas
vasculares como la enfermedad de los dedos
blancos, de trastornos neurológicos como el síndrome del túnel carpiano y alteraciones articulares de la muñeca, del codo y del hombro como la
osteoartrosis. Se añade a la carga musculoesquelética, porque los tendones sufren directamente
el efecto de las vibraciones, sin contar el hecho
de que frecuentemente hace falta más fuerza
para sostener una herramienta vibrátil.
Los tejidos están igualmente sometidos a una
dura prueba cuando se maneja una herramienta
que da un golpe súbito e intenso. Este puede ser
el caso cuando se utiliza una herramienta de percusión, o cuando se atornilla con una herramien-
Algunos esfuerzos para oponerse al efecto de las
vibraciones pueden aumentar el problema. Basta
con pensar en el uso de algunos tipos de guantes
recubiertos de materiales absorbentes. Se pretende absorber las vibraciones antes que alcancen la
Fig. 2.19. Utilización de la mano como una herramienta
para golpear.
Los choques y los impactos
Fig. 2.20. Los tendones son maltratados
por los choques y las vibraciones.
26
SITUACIÓN
DE LAS
RELACIONES
DE
R
TRABAJO
DE
O DE
TIP
N
SUPERVISIÓ
R
AS
RA
UNE
REM
OLO
O
OR S N EQUIP
D
A
J
E
A
B
TRA AJADOR
B
TRA
CLIMA DE TRABAJO
ES
ION
C
A
EL
S
L
DE
CALIDAD
N
CIÓ
MA
FOR
IT MO
LE
NA
O
RS
INTERPE
R
O
H
IO
R
A
DE TRABAJO
Fig. 2.21. La organización del trabajo
es igualmente fuente de factores de
riesgo.
sin duda por la posición encorvada que se adopta por reflejo para protegerse en tales circunstancias.
mano, pero a menudo hay que apretar más la
herramienta para sujetarla bien, lo que aumenta
el esfuerzo muscular favoreciendo la transmisión
de las vibraciones. También se pueden utilizar
revestimientos sobre las empuñaduras de las herramientas para limitar la transmisión de las vibraciones, la ventaja es sin embargo menor si la
empuñadura es tan gruesa que el agarre es difícil.
LOS FACTORES ORGANIZATIVOS
Existe otra clase de factores que determinan el
riesgo de lesiones asociadas al trabajo. Se trata de
todo un conjunto de factores relacionados con la
organización del trabajo; es decir con todo lo
que determina en qué condiciones y según qué
modalidades será realizado el trabajo. Los factores organizativos pueden ser por sí mismos factores de riesgo de LPMR, pero son también muy
importantes porque determinan en buena parte
los otros factores de riesgo de los que hemos hablado.
El frío
El frío es también un factor de riesgo que puede
contribuir al desarrollo de las LPMR. Puede actuar directamente aumentando la carga musculoesquelética de los miembros superiores. Se
sabe, en efecto, que el frío reduce la destreza y
la fuerza de las manos en el ejercicio de un trabajo manual; efectuar un mismo trabajo es más
duro con frío. Es difícil distinguir este efecto directo del frío del efecto del uso de guantes que
se impone en ambientes fríos. En efecto, los
guantes pueden disminuir la fuerza de prensión
y entorpecer la transmisión de las informaciones
táctiles, lo que incita a apretar más el agarre, a
menudo necesario, para mantener una herramienta o un objeto. Se ha observado también un
incremento de la tensión muscular a nivel de los
hombros en los trabajadores expuestos a una corriente de aire fresco sobre los mismos, causada
Los factores de riesgo que dependen de la organización del trabajo tienen un efecto complejo
sobre el riesgo de LPMR, un efecto que no es
siempre fácil de identificar de forma clara. Nos
podemos imaginar que elegir organizar el trabajo
sobre células autónomas de trabajo antes que
una cadena de montaje tendrá toda clase de consecuencias sobre las condiciones de realización
del trabajo y, de hecho, sobre las posturas y los
métodos adoptados en cada uno de los puestos
de trabajo. En efecto, la organización del trabajo
determina en buena parte la intensidad de los
27
mente al trabajador modularlo a lo largo de la
jornada o de la semana según su estado y su nivel
de fatiga. Está demostrado que los ritmos controlados por factores externos son más apremiantes que los que no son impuestos. Además
de los factores de riesgo frecuentes a menudo
cuando el ritmo es impuesto, como una carga de
trabajo elevada, una elevada tasa de repetitividad
y una fuerte presión psicológica, se constata que
los trabajadores tienen una débil libertad de decisión. Ahora bien, la ausencia de control sobre
su trabajo tiene una incidencia importante sobre
la tensión que puede afectar al trabajador y se
considera como un factor importante en la aparición de las LPMR.
otros factores de riesgo como la postura, el esfuerzo o la repetición. El tipo de horario de trabajo, el hecho de trabajar solo o en equipo, el
modo de remuneración, el tipo de supervisión, la
situación de las relaciones de trabajo son parámetros que podrán influir sobre el riesgo de
LPMR en un momento u otro. El simple hecho
de cambiar de proveedor de una pieza determinada puede crear un aumento de los esfuerzos a
ejercer en el momento de su inserción.
El efecto de la organización del trabajo sobre el
riesgo de LPMR no se ejerce únicamente por el
hecho de que la organización determina en definitiva las condiciones en que se lleva a cabo la
actividad laboral. El ritmo, sobre todo si es impuesto, el modo de remuneración, el clima de
trabajo, la calidad de las relaciones interpersonales pueden también influir sobre el riesgo de
LPMR generando más o menos estrés. El estrés
es un estado a la vez fisiológico y psicológico.
Cuando se debe trabajar bajo tensión o en un
medio estresante, se nota un aumento de la tensión muscular que puede contribuir directamente a la carga musculoesquelética. Además, el comportamiento puede cambiar, por ejemplo por la
adopción de un método de trabajo diferente para
dar respuesta a mayores exigencias de producción, tal vez en detrimento de la seguridad o del
confort.
El ritmo está influenciado evidentemente por
otros factores asociados a la organización del trabajo, como la forma de remuneración. Por ejemplo, la remuneración a destajo, así como otras
formas de salario ligados a la producción, conduce al trabajador a llegar al límite de su capacidad
física. Se ha observado, en talleres de confección,
que las operarias de máquina de coser remuneradas por rendimiento padecían nueve veces más
LPMR que las que estaban pagadas por horas*.
Los horarios de trabajo
Los horarios de trabajo pueden afectar el nivel
de riesgo de las LPMR porque pueden aumentar
la duración de la jornada de trabajo, lo que constituye un aumento de carga de trabajo. Los horarios constituyen también un factor de estrés (pensemos en el trabajo nocturno) y, finalmente, los
horarios pueden acortar los periodos de reposo
necesarios para la recuperación.
Es imposible presentar aquí todas las características de la organización del trabajo que pueden
tener un impacto sobre el riesgo de LPMR, sea
generando estrés, sea influyendo sobre la importancia de otros factores de riesgo. Presentaremos, no obstante, algunos que merecen discusión.
Cuando la cantidad de trabajo realizado es importante, la carga musculoesquelética no resulta
solamente de la actividad de trabajo elevada, sino
también de la ausencia o de la reducción del
tiempo concertado para la recuperación. Las
pausas en el turno de trabajo son muy importantes para permitir a los músculos reposar entre
dos periodos de actividad. Por ejemplo, es posible que tres pausas de 10 minutos sean más eficaces, en lo que concierne a la recuperación, que
una jornada de trabajo acortada en 30 minutos.
La carga de trabajo y el ritmo
La carga de trabajo se convierte en un factor de
riesgo cuando la cantidad de trabajo requerido
es muy grande. En efecto, la rapidez de ejecución, la intensidad de los esfuerzos, la insuficiencia de los periodos de recuperación, están generalmente asociados a una carga de trabajo demasiado elevada. Además cuando el ritmo está
impuesto por una máquina, no permite habitual-
* Vezina, M., Vinet, A., Brisson, C. “Le vieillissement prématuré associé à la remuneration au rendement dans l’industrie du vêtement”, Travail humain, vol. 52, nº 3, 1989, pp. 202-212.
28
El tiempo suplementario y los turnos de trabajo
de 12 horas influyen en la carga musculoesquelética prolongando la actividad laboral y la exposición a los factores de riesgo ya presentes en el
medio. Constatamos también en estos casos, una
reducción del periodo de reposo. Finalmente,
hay que mencionar el trabajo en equipo alternante (shift work) que va acompañado de un aumento general de la fatiga y del estrés.
ducción debería acompañarse de un cuestionamiento de los eventuales impactos sobre la actividad laboral. ¿Deberán los trabajadores adquirir
nuevas competencias?¿El trabajo será más fácil o
más exigente? ¿Cuál será el impacto sobre las
posturas en el trabajo?¿Sobre los esfuerzos a realizar? ¿Sobre los ritmos?
Los cambios tecnológicos
El ambiente social puede ser una fuente importante de motivación, pero puede constituir también una fuente de inquietud y de estrés.
El ambiente social
Es difícil prever todas las consecuencias de las alternativas tecnológicas actuales. Las nuevas tecnologías ocasionan a veces nuevos problemas
para la carga musculoesquelética. ¿Quién habría
podido predecir, hace 10 años, que el trabajo con
pantallas de visualización de datos ocasionaría tal
epidemia de problemas musculoesqueléticos?
Parecía de entrada mucho más fácil utilizar un
teclado de ordenador que las antiguas máquinas
de escribir. Pocas personas han previsto que la
naturaleza de la tarea cambiaría y que aparecerían nuevos problemas. Es pues crucial permanecer alerta con respecto a los impactos de las nuevas tecnologías.
El clima puede contribuir aun más directamente
al riesgo de LPMR si obstaculiza la manifestación
de las molestias musculoesqueléticas experimentadas durante la realización de un trabajo. En un
medio en el que los trabajadores pueden sentirse
censurados o señalados con el dedo si se quejan
de sufrir molestias o dolores, podrían tener tendencia a esperar al último momento antes de reconocer un problema musculoesquelético. Las consecuencias en este caso son más graves. Un medio
que favorezca la manifestación y la comunicación
dispondrá por añadidura de la estimación experta
de los trabajadores para engranar un proceso de
mejora continua de las condiciones de trabajo.
Todo cambio importante de los modos de pro-
29
RESUMEN
LAS CAUSAS DE LAS LPMR
• Las LPMR constituyen un fenómeno complejo. Numerosos factores de riesgo, interactuando los
unos con los otros, contribuyen a su desarrollo. La repetitividad no es la única causa en juego.
• Un factor de riesgo es una condición presente en el medio laboral cuya presencia se ha asociado a la
aparición de un problema de salud. La presencia de un factor de riesgo no conduce automáticamente a
una LPMR, es una cuestión de probabilidad. Por ello es normal que en razón de las diferencias individuales, todos los trabajadores no se vean afectados de la misma forma.
Cuadro síntesis de los factores de riesgo
Factores
de riesgo
Moduladores
Posturas forzadas
Esfuerzo y fuerza
Trabajo
muscular
estático
Repetición
Invariabilidad
de la tarea
Choques e impactos
×
Intensidad
Duración
Frecuencia
Presiones mecánicas
Vibraciones
Frío
Factores organizativos
30
=
Riesgo
de LPMR
CAPÍTULO 3
Cómo detectar un problema de LPMR
Ciertamente, es muy útil saber lo que son las LPMR y conocer cuáles son los factores de riesgo que
pueden favorecer su aparición. Este conocimiento requiere sin embargo ser aplicado concretamente
cuando nos preguntamos: ¿Este problema existe en nuestro país? ¿En esta fábrica? ¿En este servicio?
Antes de pasar a la acción y con el fin de determinar la amplitud de los recursos a dedicar, es esencial
hacerse una idea exacta de la importancia del problema de las LPMR en su medio. Llegaremos a este
punto por un conjunto de medidas destinadas a documentar la existencia de un problema de salud laboral. Estas medidas es lo que denominamos vigilancia.
LA VIGILANCIA: DOS DIANAS POSIBLES
zar los datos de accidentes para descubrir las dolencias musculoesqueléticas que afectan a los
miembros superiores, Se añaden a ellas, si se producen, las lesiones en “itis” que han sido declaradas como enfermedades profesionales. Se puede,
naturalmente, contar el número de LPMR aparecidas a lo largo de un periodo y comparar este
número con el total de accidentes y de enfermedades aparecidas a lo largo del mismo periodo.
Esto nos da la proporción de las LPMR en relación al total de lesiones. No obstante es aún más
interesante evaluar el número de días perdidos a
causa de las LPMR, lo que da una idea más precisa de la contribución de las LPMR en la factura
total de la CSST. En efecto, las LPMR aparecen
a menudo en una débil proporción de los accidentes cuando se las compara con los cortes y las
contusiones. Sin embargo, cuando se toma en
cuenta la duración de las bajas y consecuentemente la proporción de los costes en que se incurre, las LPMR tienen la mayoría de las veces un
mayor peso en la balanza.
Los datos del problema son conocidos: algunas
condiciones de trabajo han sido identificadas
como factores de riesgo. Son los esfuerzos, las
posturas, la repetición, etc. La presencia de estos
factores de riesgo puede conducir al desarrollo
de LPMR que se manifiestan por signos como el
dolor, la incomodidad y la fatiga localizada. En
resumen, algunas condiciones de trabajo tienen
un efecto sobre la salud. Si se quiere evaluar la
aparición de esta problemática en un medio laboral, se pueden explorar dos vías: la evaluación
del estado de salud de la población expuesta y la
evaluación de los factores de riesgo.
LA VIGILANCIA DE LA SALUD
La vigilancia de la salud es sin ninguna duda
muy eficaz para descubrir un problema de
LPMR. En efecto, qué mejor prueba de la existencia de un problema que constatar sus efectos.
Los datos más frecuentemente utilizados en este
sentido son los datos de indemnización de la
Commission de la Santé et la Securité du Travail* (CSST), pero no son los únicos a los cuales
es posible referirse.
Hay que saber, sin embargo, que las LPMR indemnizadas no son frecuentemente mas que la
punta del iceberg. En efecto, el impacto de las
LPMR no se hace notar solo sobre las indemnizaciones por lesiones profesionales, se manifiesta
igualmente sobre el absentismo general. Así,
cierto número de LPMR no son declaradas como
accidentes laborales, y ausencias relativamente
importantes están contabilizadas por el régimen
de seguro de enfermedad de la empresa. Nos po-
La mayoría de las LPMR no son realmente el resultado de un hecho accidental; sin embargo es
frecuente, cuando se declaran, que se cuenten
como accidentes laborales. Se trata pues de anali-
* Organismo encargado por el Gobierno de Canadá de la administración del régimen de salud y de seguridad del trabajo.
31
CAUSAS
Í
FR O
PO
ST
A BAJO
R
T ÁTI
CO
T
ES
EFECTOS
UR
AS
LPMR
ESFUERZOS
AC
BR
VI
IO
N
ES
IÓN
TIC
E
EP ETC.
R
SIGNOS
PRECOCES
VIGILANCIA DE LOS FACTORES DE RIESGO
Se pueden evaluar la presencia de los factores de riesgo
VIGILANCIA DE LA SALUD
Se puede evaluar la salud de la población expuesta
Fig. 3.1.
los dolores (Fig. 3.2). Recurrir a estos cuestionarios permite obtener información antes incluso
de que las personas se hayan visto obligadas a
declarar la aparición de molestias. También es
posible obtener indicaciones sobre la gravedad
de las molestias: intensidad y frecuencia, consecuencias sobre la vida laboral y en el tiempo de
ocio, consumo de medicamentos, bajas laborales,
etcétera.
demos preguntar, por ejemplo, si la persona que
debe sufrir una operación en la muñeca no es
víctima de una LPMR sin que la relación con el
trabajo esté reconocida. El efecto de la “punta
del iceberg” se vuelve a encontrar igualmente en
el hecho de que, por una persona que es víctima
de una LPMR característica, nos encontramos
con otras muchas que sufren síntomas menos
graves pero que pueden, no obstante, ocasionar
una baja.
Es igualmente posible programar reconocimientos médicos de cribado, especialmente a través
de pruebas clínicas para poner en evidencia una
disminución de la fuerza de prensión o de las limitaciones de los movimientos. Evidentemente,
estas medidas requieren habitualmente la ayuda
de especialistas o de profesionales de la salud.
Finalmente, ocurre que los trabajadores declaran
dolores o molestias que asocian con el trabajo.
En algunas empresas, se toma nota de estas quejas y de estas molestias. He aquí otro indicador
que puede poner en evidencia una problemática
que produzca LPMR.
Los datos de los que hemos hablado hasta aquí
(estadísticas de accidentes, absentismo, quejas)
son los que encontramos habitualmente en la
empresa y que bastan generalmente para establecer si hay problemática de LPMR. Si los datos no
existen, es importante poner en marcha medidas
que permitan obtenerlos.
LA VIGILANCIA DE LOS FACTORES DE RIESGO
Para establecer la existencia de una problemática
de LPMR, se deben evaluar también las condiciones de trabajo con el fin de documentar la
presencia de factores de riesgo que sabemos que
originan LPMR. También aquí, se puede empezar por consultar los datos existentes. Pero, lo
más frecuente es que no haya en la empresa datos directos sobre la presencia de factores de
riesgo en el medio. La situación se complica por
el hecho de que algunos factores de riesgo son
tan “habituales” que su sola presencia no parece
Es, no obstante, posible ir más lejos, si se juzga
necesario. Un medio empleado con frecuencia
consiste en utilizar un cuestionario de dolores.
Existen cuestionarios bastante simples con esquemas corporales sobre los que los trabajadores
indican las regiones del cuerpo en las que sienten
32
da de tablas de evaluación o de listas de verificación (check list), considerar los registros de puestos o realizar análisis, pero esto no siempre es fácil y a menudo es útil recurrir a un ergónomo.
Cuello,
nuca
Hombros
Parte superior
de la espalda
LA VIGILANCIA PARA EVALUAR LA
EFICACIA DE UNA INTERVENCIÓN
Codos
Parte inferior
de la espalda
La primera vez que se plantea la cuestión de la
vigilancia, es cuando se pregunta si la situación
requiere una intervención, cuando se quiere documentar la necesidad de actuar. Pero la vigilancia siempre es útil y debería formar parte de las
actividades rutinarias de prevención. En efecto,
permite seguir la evolución de la situación y de
esta manera, evaluar el impacto de las medidas
que se toman. Una vez que se han identificado
ciertos datos que constituyen un indicador válido
de la situación, por ejemplo las estadísticas de accidentes, el número de quejas o las exigencias de
fuerza, se puede observar como estos indicadores evolucionan con el tiempo. Las intervenciones preventivas eficaces se traducirán en la mejora de los indicadores. Naturalmente, hay que saber que si las LPMR aparecen progresivamente,
las intervenciones de prevención también pueden requerir algún tiempo antes de dar resultados concretos.
Manos,
muñecas
Muslos,
caderas
Rodillas
Tobillos,
pies
Fig. 3.2. Un esquema corporal.
convencer de la existencia de un riesgo. El solo
hecho de constatar que los ciclos de trabajo son
de menos de 15 segundos no parece suficiente
para establecer el riesgo de LPMR. La comparación entre diferentes puestos es a veces más “expresiva”. A este respecto, las quejas de los trabajadores sobre el trabajo constituyen a menudo
buenos indicadores. Si advierten que tal puesto
es “demasiado duro para el hombro”, indican sin
duda, a su manera, la presencia de factores de
riesgo de LPMR.
RESUMEN
CÓMO DETECTAR UN PROBLEMA DE LPMR
Siguiendo con la misma idea, una tasa elevada
de rotación de personal en un puesto o una antigüedad media inferior a la del resto de la fábrica, son con frecuencia indicadores de penosidad. Esta puede estar asociada a otros factores
distintos a los factores de riesgo de LPMR, pero
la cuestión merece sin ninguna duda, ser estudiada.
DATOS
DISPONIBLES
Se puede también investigar más en profundidad
informaciones suplementarias sobre los factores
de riesgo, si los datos disponibles no son suficientes. Se pueden hacer inspecciones con la ayu-
PARA
PROFUNDIZAR
Se debe evaluar
la presencia de
factores de riesgo
Se debe evaluar
la salud de la
población expuesta
CAUSAS
EFECTOS
Vigilancia de los
factores de riesgo
Vigilancia de
la salud
Quejas o informes de
los trabajadores
Datos sobre las
solicitudes de
Indemnización
a la CSST
Molestias apuntadas
por los trabajadores
Algunos Indicadores
indirectos como la
tasa de rotación
por puesto
33
Inspección
Tablas de evaluación
Análisis del trabajo
Cuestionario
de síntomas
Exámenes médicos,
evaluación clínica
CAPÍTULO 4
Cómo actuar frente a las LPMR
Una vez que se ha confirmado la presencia de un problema de LPMR y que está documentado, la etapa
siguiente consiste en pasar a la acción. ¿Pero qué acciones hay que emprender? Diferentes vías de prevención pueden considerarse y todas no son igual de eficaces. Presentaremos aquí las grandes líneas.
UN ENFOQUE GLOBAL
jo tiene también un impacto directo sobre el individuo, el puesto de trabajo y las modalidades de
ejecución del trabajo. Es en efecto la organización
la que determina el grado de participación del
trabajador, la naturaleza de las interacciones con
los compañeros, el tipo de supervisión y de control en el puesto de trabajo, etc. Las características de la tarea afectan igualmente al individuo y a
la actividad laboral; nos referimos aquí al grado
de precisión requerido, a la naturaleza de los esfuerzos a aplicar, y en definitiva a las exigencias
físicas y mentales de la tarea. Finalmente, el individuo trabaja en el seno de un ambiente físico y
social, donde variables tan diferentes como la altura de la mesa de trabajo y el clima de trabajo
tendrán un efecto determinante sobre la propia
actividad laboral. Los expertos se ponen de
acuerdo sobre el hecho de que un enfoque global
tiene más probabilidades de éxito que un enfoque centrado únicamente sobre algunas características precisas como las posturas de trabajo.
Como ya hemos visto, los factores de riesgo están
interrelacionados y son interdependientes, es
pues difícil lograr un impacto significativo si sólo
se actúa sobre uno o dos de estos factores de manera aislada. Es necesario actuar sobre el conjunto de los factores de riesgo. Así, para resolver un
problema de orden ergonómico, la intervención
debe considerar los cinco grandes componentes
del sistema laboral. El individuo con sus particularidades, la organización del trabajo, el diseño de
las tareas, la tecnología utilizada y el ambiente físico y social. La mejora del trabajo pasa por un
mejor equilibrio de estos grandes determinantes
del sistema laboral. La globalidad del enfoque
preventivo se impone también por el hecho de
que se trata de intervenir en un sistema complejo
que responde a otros imperativos más allá de la
sola protección de la salud. Por ejemplo, las me-
Cualesquiera que sean los medios de prevención
considerados para luchar contra las LPMR, se
debe abordar la cuestión con un enfoque global.
Como se ha visto anteriormente, las LPMR constituyen una problemática compleja con varias dimensiones. Ante una cuestión de tal complejidad, una estrategia eficaz deberá considerar
también intervenciones concertadas a diferentes
niveles. Incluso si la adaptación de los puestos de
trabajo constituye la punta de lanza de una estrategia de prevención en el origen, no se puede ignorar, en paralelo, el valor de un programa de
formación, o incluso medidas de seguimiento de
trabajadores ya lesionados.
El enfoque global es obligatorio también en la
reducción de los factores de riesgo por la mejora
de los puestos de trabajo. En efecto, el medio laboral puede considerarse como un sistema constituido por cinco importantes determinantes: el
individuo, los aspectos técnicos del trabajo, la organización del trabajo, las características de las
tareas y el ambiente físico y social (Fig. 4.1). En
el centro del sistema, se encuentra el individuo o
el trabajador con sus características físicas y psicológicas. El individuo sufre la influencia de los
otros cuatro componentes del sistema. La interacción entre la persona que trabaja, con sus características particulares, y estos componentes
constituye la actividad laboral, es decir, un conjunto preciso de gestos y acciones para realizar el
trabajo.
En primer lugar, la tecnología utilizada determina
en buena medida los conocimientos necesarios
para el trabajador y los métodos de trabajo que
deberá utilizar. La organización general del traba-
34
Aspectos técnicos
Organización del trabajo
Individuo
Ambiente físico y social
Características del trabajo y de las tareas
Fig. 4.1. Los principales determinantes del medio laboral.
tivas del trabajo reforzando otras facetas que son
más positivas. Por ejemplo, si, en un caso particular, es difícil modificar el aspecto repetitivo de
una tarea, se podrá tal vez, para contrarrestar este
aspecto negativo, mejorar las posturas de trabajo,
disminuir los esfuerzos requeridos e implicar mu-
joras ergonómicas son aconsejables en un contexto en el que predominan las exigencias de producción y de calidad. No siempre se tiene el margen de maniobra que sería de desear. De esta forma, si se tiene en cuenta el conjunto del sistema,
es posible compensar ciertas características nega35
cho más a los trabajadores en la definición del
contenido de sus tareas.
conocimientos en este terreno que permanecen
en la empresa. Los ejemplos que siguen ilustran
estos dos escenarios.
VARIAS VÍAS DE ACTUACIÓN POSIBLES
LA ROTACIÓN
Un programa completo de intervención para
prevenir las LPMR comportará varios aspectos
complementarios e intentará actuar a varios niveles. Además, incluso si la acción más eficaz consiste en intentar la eliminación del riesgo en su
origen, no hay que dejar de intervenir para ayudar a aquellos que ya están afectados o que están
a punto de serlo.
Aunque la rotación sea una medida a la cual se
puede recurrir en el marco de la mejora ergonómica de las condiciones laborales, a menudo se
propone espontáneamente para remediar las
consecuencias de puestos especialmente exigentes. Merece pues, que se discuta más sobre ella.
Ocurre en efecto, que se propone la rotación entre varios puestos de trabajo para reducir la exposición a factores de riesgo presentes en uno de
ellos. La idea es efectivamente interesante si se
consigue diversificar la tarea y reducir la exposición total. Hay que asegurarse por tanto que la
rotación se efectúe entre puestos que tienen exigencias diferentes de manera que permita a las
articulaciones más utilizadas recuperarse. Esta
condición no es tan fácil de cumplir en una cadena de montaje donde las exigencias son importantes a nivel de los miembros superiores.
LA MEJORA ERGONÓMICA DE LAS CONDICIONES
LABORALES
La prevención necesita actuar en el origen. En el
caso de las LPMR, esto consiste en reducir los
factores de riesgo procediendo a la mejora ergonómica de las condiciones laborales. Esto puede
implicar tanto modificaciones precisas a nivel de
la adecuación de los puestos de trabajo como de
los cambios en la organización del trabajo. La ergonomía es un proceso de intervención sistemático y riguroso que permite obtener información
pertinente a través de entrevistas y observaciones, identificar los elementos críticos en juego y
proponer vías de solución. La ergonomía propone herramientas de análisis y de intervención especialmente bien adaptadas a la problemática de
las LPMR. Sin detenernos aquí en qué consisten
estas herramientas y esta intervención, podemos
ilustrar las grandes etapas de una intervención
ergonómica a través de algunos ejemplos que se
expondrán al final de este capítulo.
La rotación no puede ser una solución universal.
Puede estar contraindicada entre puestos que necesiten un aprendizaje importante y para los que
se necesite un periodo de entrenamiento antes de
ser capaces de alcanzar el ritmo necesario. En estos casos, cambios de puesto muy rápidos impondrían un aprendizaje continuo y no poder
optimizar nunca estas formas de trabajo. Conviene cambiar con menor frecuencia, lo que reduce
por tanto las ventajas de la rotación.
LA FORMACIÓN
Típicamente, se pueden tomar dos vías para hacer ergonomía. En la primera opción, más tradicional, la mejora del trabajo se confía a un experto en ergonomía que procede al análisis de los
puestos y que presenta un informe a la empresa;
se trata, en este caso, de una ergonomía de experto. Este enfoque es directo y eficaz, pero el
dictamen pericial ergonómico es externo a la empresa. La otra opción consiste en establecer una
intervención de ergonomía participativa. En este
caso, se constituye en el seno de la empresa, un
grupo de trabajo en ergonomía; es lo que se llama familiarmente un “grupo ergo”. Este grupo,
en el que el trabajo, es en primer lugar, dirigido
por un experto en ergonomía, desarrolla unos
La formación es a menudo un aspecto muy importante de una estrategia integrada de prevención de las LPMR. Tendrá, sin embargo, la mayor
parte del tiempo un papel complementario a
otras medidas preventivas antes que el lugar en
primer plano que se le atribuye a veces.
En efecto, cuando se piensa en formación de los
trabajadores, se piensa con frecuencia en una formación que trata sobre los “buenos métodos” o
sobre las “buenas posturas”. En otros campos, especialmente el de la manipulación, varios estudios han mostrado que los programas de forma36
ción centrados únicamente sobre la enseñanza de
métodos de trabajo han dado resultados decepcionantes. Diferentes razones explican el fracaso
de estos programas. A menudo, los métodos “teóricos” enseñados no pueden ser aplicados tal
cual, teniendo en cuenta las tensiones presentes
en el medio laboral (espacio limitado, características de la carga manipulada, etc.). Por otra parte,
se olvida con frecuencia que no existe solamente
un “buen método” de trabajo que se pueda aplicar universalmente a todos los trabajadores y todas las condiciones. Según las situaciones, los trabajadores adoptarán modos de trabajo diferentes.
Para las LPMR, como para la manipulación, es
poco probable que de la formación centrada únicamente sobre la enseñanza de “buenas prácticas
de trabajo” se puedan dar resultados satisfactorios.
siempre es útil que los nuevos trabajadores tengan una formación sobre su tarea de manera que
puedan aprender acertadamente su trabajo antes
de tener que seguir el ritmo que es a menudo
muy rápido. La formación en el momento de la
contratación ya puede informarles y prevenirles
contra las LPMR, favoreciendo la adopción de
métodos de trabajo apropiados.
En conclusión, una formación centrada en la
transferencia de conocimientos parece más prometedora que una formación demasiado especializada sustentada únicamente sobre “buenas
prácticas de trabajo”. La formación puede buscar diferentes clientes diana: trabajadores, encargados, ingenieros, mecánicos, gestores, miembros del comité de salud y seguridad, responsables de compras y mantenimiento, etc. Se tratan
temas apropiados a las necesidades específicas de
la clientela diana: naturaleza de las LPMR, reconocimiento de los síntomas precursores, identificación de los factores de riesgo, nociones de ergonomía, grandes enfoques de prevención, etc.
Lo que no significa que la formación sea inútil,
todo lo contrario. Sin embargo, antes que buscar
la adquisición de “buenas prácticas de trabajo”,
la formación puede apostar por la transferencia
de información y de conocimientos. Este enfoque parece más prometedor frente a las LPMR.
La formación puede, por ejemplo tratar de hacer
a los trabajadores capaces de detectar los síntomas precursores de las LPMR y de identificar los
principales factores de riesgo presentes en su
puesto. Una formación como esta podría permitir a los trabajadores efectuar los ajustes que les
es posible hacer en su puesto de trabajo y ayudarles a reconocer a tiempo el desarrollo de una
LPMR. Los cuadros, en particular los encargados y los jefes de equipo, lo mismo que los ingenieros y los mecánicos, constituyen igualmente
una clientela de elección para la formación. Estos
son actores importantes de la empresa en lo que
respecta a las LPMR, porque están con frecuencia en el origen de las transformaciones laborales, tanto en el plano organizativo como técnico.
Ellos pueden por tanto sacar provecho de un
buen conocimiento de los conceptos básicos en
ergonomía, por lo que una formación orientada
sobre las causas y los medios de prevención de
las LPMR puede ser una baza muy interesante.
Finalmente, los gestores que toman las decisiones pueden beneficiarse también de una formación sobre la pertinencia de los diferentes caminos de prevención. Esta formación les ayudará a
hacer una mejor planificación.
CONTROL DE LOS TRABAJADORES AFECTADOS
Todo buen programa de prevención debería incluir elementos de prevención secundaria y terciaria, con el fin de preocuparse de los trabajadores
que presentan síntomas de LPMR, lo mismo que
de los que están ausentes por un accidente o enfermedad profesional. Así, se recomienda considerar como aviso de la necesidad de una intervención el hecho de que en un puesto determinado,
los trabajadores presenten síntomas de LPMR.
La intervención debe entonces buscar disminuir
los factores de riesgo.
Hay que considerar igualmente la vuelta al trabajo de los trabajadores afectados de LPMR. Incluso si el puesto ha sido objeto de una intervención
dirigida a reducir el riesgo de LPMR, se recomienda en general una vuelta progresiva al puesto de trabajo. Puede ser útil poner a punto mecanismos que permitirán asignar a los trabajadores
condiciones de trabajo adaptadas a su estado.
Por ejemplo, se evitará destinar a un trabajador
que sufre una bursitis o dolores en el hombro a
una tarea que obligue a posturas forzadas a nivel
de los hombros. El objetivo es proporcionar a los
trabajadores puestos adaptados a sus capacidades, sean las que sean.
Hay que recordar igualmente que, para la prevención de las LPMR y la prevención en general,
37
OTRAS VÍAS
EL ENGANCHE EN UNA CADENA DE PINTURA
En resumidas cuentas, no hace mucho tiempo
que nos preocupamos de prevenir las LPMR y es
posible que nuevas vías de intervención se perfilen. Es importante mantener el espíritu abierto.
Algunas ya han sido exploradas, con más o menos éxito.
En un taller de pintura, el comité de salud y de
seguridad había identificado que los puestos en
los que enganchan las piezas sobre la cinta transportadora aérea eran relativamente exigentes
para la espalda. El comité ha recurrido a los servicios de la asociación sectorial que ha enviado
un ergónomo para hacer una inspección sobre el
terreno. Éste primero se ha entrevistado con algunos miembros del comité para conocer sus intenciones y su percepción del problema. Después de una breve visita in situ, les ha propuesto
proceder a un estudio en profundidad.
Cuando se piensa en prevenir una enfermedad
laboral, algunos se preguntan si es posible descubrir a los “trabajadores de riesgo”, es decir aquellos y aquellas que serían los más vulnerables a
esta enfermedad, con el fin de asignarles los
puestos menos exigentes. Esto supone que se
puede predecir, a partir de diferentes test o de
indicadores, qué individuos son los más susceptibles de desarrollar una LPMR. Ahora bien, actualmente, no existe evidencia científica que sugiera que esto sea posible. En ausencia de un indicador válido de la vulnerabilidad a las LPMR,
se debe concluir que, teniendo en cuenta el estado de los conocimientos, el cribado de los trabajadores en riesgo no es sencillamente un camino
de prevención pertinente para las LPMR.
Sus primeras entrevistas con los trabajadores de
los puestos de enganche han permitido redefinir
la problemática. En efecto, aunque los trabajadores experimentan una fatiga lumbar, se quejan
sobre todo de dolores en los hombros que asocian al hecho de tener que trabajar con los brazos por delante, a menudo por encima de los
hombros. Los trabajadores refieren también ir a
menudo con prisas.
La observación del trabajo ha permitido hacer el
inventario de las posturas forzadas y de otros factores de riesgo. La elevación de los brazos es importante, sobre todo cuando hay que coger objetos grandes sobre la fila de arriba de una paleta,
o cuando hay que enganchar objetos pequeños a
la altura del hombro o más arriba. La región lumbar está implicada igualmente por las flexiones
que hay que hacer para recoger las piezas del
fondo de un recipiente e inclinarse para engancharlas en la parte inferior de los soportes.
PROGRAMAS DE EJERCICIOS FÍSICOS EN EL MEDIO
LABORAL
Algunas empresas han puesto en marcha programas de ejercicios físicos en el medio laboral. Por
ejemplo, dos veces al día, se interrumpe el trabajo para hacer diez minutos de ejercicios de estiramiento y de calentamiento para las articulaciones
particularmente implicadas por el trabajo. Algunos han expresado dudas en cuanto a la verdadera eficacia de estos programas, otros refieren que
algunos ejercicios pueden ser perjudiciales, otros
hacen una evaluación muy positiva de los programas en curso. Esto finalmente es una cuestión
que será objeto de numerosos estudios en los
años venideros.
La observación ha revelado también algunos
comportamientos particulares que constituyen
tentativas de los trabajadores de disminuir las
molestias en el puesto de trabajo. Por ejemplo,
cuando hay que enganchar piezas pequeñas en la
parte inferior de la cadena, algunos trabajadores
se sientan sobre un cubo invertido. Para evitar
los desplazamientos frecuentes entre la cadena y
el recipiente de piezas pequeñas, algunos llenan
una caja de cartón de una buena cantidad de piezas que a continuación sostienen con una mano
mientras que enganchan con la otra (Fig. 4.2). El
esfuerzo constante para mantener la caja y el hecho de hacer todo el enganche con una sola
mano constituyen sin ninguna duda una importante carga para los hombros. Cuando los trabajadores se retrasan, y esto ocurre con relativa fre-
LA MEJORA ERGONÓMICA DEL
TRABAJO: CASOS CONCRETOS
Para ilustrar lo que es el proceso de intervención
ergonómico, hemos pensado describir a grandes
líneas ejemplos reales. El primer caso presentado
está realizado por un experto en colaboración con
el comité de salud y seguridad, mientras que el segundo aplica un plan de ergonomía participativa.
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concretas para cambiar el trabajo. Este comité de
trabajo estaba constituido por dos trabajadores,
dos jefes de grupo, por el director de personal y
por el representante de los trabajadores. El ergónomo ha pasado revista a las posturas y a los esfuerzos especialmente difíciles. Algunos factores
de riesgo eran ya muy conocidos, pero se había
descuidado la penosidad asociada al hecho de tener una caja en los brazos (un trabajo muscular
estático) o la recuperación que agrava el conjunto de las posturas y de los esfuerzos.
El comité, con el ergónomo, ha examinado varias
vías de soluciones para proponer prioritariamente tres modificaciones que podían ser realizadas
rápidamente y con poco coste. Otras medidas se
considerarán posteriormente, sobre todo para levantar algunos recipientes cuando están casi vacíos.
Fig. 4.2. El hecho de llevar una caja reduce los desplazamientos y las flexiones pero constituye una carga estática
exigente para el hombro.
• Instalar una mesa con ruedas para colocar en
ella una caja grande llena de piezas pequeñas
para enganchar (Fig. 4.3). De esta forma se elimina el trabajo muscular estático por sostener
la caja, se hacen menos desplazamientos hacia
el recipiente porque la caja contiene más, y se
dispone de las dos manos para enganchar;
• Proporcionar un banquito con ruedas que sustituya el cubo invertido;
• Construir escalones de madera para acceder a
la fila superior de las paletas sin tener que elevar los brazos exageradamente.
EL ENSAMBLAJE DE PARARRAYOS
Fig. 4.3. La mesa permite reducir el número de idas y vueltas al recipiente y libera los dos brazos para el trabajo.
cuencia (cuando van al recipiente para llenar su
caja por ejemplo), recuperan el retraso y entonces se observa un incremento de los desplazamientos, una exageración de las posturas y un
aumento de la rapidez de ejecución de los gestos.
El contexto de la recuperación es, pues, un factor agravante.
El análisis de este puesto permite ilustrar un plan
de ergonomía participativa que prevé la creación
de un grupo de trabajo en ergonomía. El cometido de este comité es mejorar los puestos de trabajo más susceptibles de ocasionar LPMR. Está
compuesto por seis personas y por un ergónomo.
Este último tiene por finalidad acompañar al
grupo en su aprendizaje del método de análisis
de puestos elaborado por el Institut de Recherche en Santé et en Securité du Travail (IRSST)
de Québec.
Después de haber analizado la situación, el ergónomo ha solicitado entrevistarse con los miembros del grupo de trabajo para trasladarles su
diagnóstico y para buscar con ellos soluciones
El comité ha elegido, como primer puesto a estudiar, el ensamblaje de pararrayos. En efecto, este
puesto presenta una rotación elevada de personal, una tarea muy repetitiva, y la empresa prevé
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su reajuste próximamente. Los miembros del comité encontraban importante, para hacer la prevención, formular sus recomendaciones antes del
reajuste. La frecuencia de accidentes no ha sido
un criterio determinante en este caso.
Este puesto forma parte de una mini cadena de
ensamblaje compuesta de cinco puestos de trabajo (Fig. 4.4). El producto consiste en una base de
plástico de molde en la que el trabajador coloca
y atornilla unas piezas. El ensamblaje se efectúa
en el interior de raíles, en posición sentada. Las
bases son transportadas manualmente de un
puesto de trabajo a otro por los raíles fijados en
el medio de la mesa. El producto final sirve de
pararrayos para las líneas telefónicas.
Fig. 4.4. Vista de conjunto de los tres primeros puestos de
la minicadena de ensamblaje de los pararrayos.
Al principio, el comité se ha informado de los
planes de reajuste previstos. El objetivo del reajuste era el desmantelamiento de la cadena para
constituir puestos individuales. El ensamblaje
completo de las bases se haría entonces a partir
de bandejas en sustitución de los actuales raíles.
El trabajador cogería un bandeja vacía, puesta a
su derecha sobre una carretilla, y lo colocaría delante de él sobre una mesa para proceder al ensamblaje completo de las bases. A continuación,
la bandeja se depositaría a su izquierda sobre
otra carretilla (Fig. 4.5).
Se ha constatado que el proyecto de reajuste del
puesto se interesaba sobre todo por la disposición de las mesas de trabajo y por la circulación
del producto. El comité pensaba ampliar esta
perspectiva procediendo a un análisis detallado
de la actividad real de ensamblaje del producto.
El comité de ergonomía ha iniciado el análisis
del puesto con entrevistas con todos los trabajadores implicados y al jefe de equipo. La mayoría de los trabajadores señalan el hombro
como la región más dolorosa. Algunos trabajadores sufren dolores en el momento de la toma
del material que encuentran muy alejado de
ellos.
Fig. 4.5. Vista del reajuste previsto por la empresa. Observad la torsión de la espalda cuando se deposita la bandeja.
Se han seleccionado, entre otras, las acciones relacionadas con la toma de las piezas, en razón sobre todo de las posturas forzadas en los hombros, pero también porque se repiten frecuentemente a lo largo del ciclo (Fig. 4.6). Se ha dado
prioridad también al atornillado de los fusibles y
de las tuercas. Estas acciones se efectúan con los
brazos levantados por delante de uno mismo,
porque los raíles están demasiado alejados del
trabajador (Fig. 4.7). Además, estas acciones se
acompañan de esfuerzos al presionar, en el momento del atornillamiento de la pieza.
Estos datos también han servido para la planificación de las observaciones de video del puesto.
A continuación, se ha analizado la actividad laboral, acción por acción, con la ayuda de una tabla de identificación de los factores de riesgo de
LPMR. Las acciones de más riesgo han sido
puestas en evidencia y ordenadas según su importancia.
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fuerzos asociados a la manipulación de las bandejas.
El comité ha decidido formular una nueva propuesta de reajuste para tener más en cuenta los
factores de riesgo identificados, las exigencias de
la producción y de la calidad del producto. En
esta etapa, la gerente, el ingeniero responsable
del reajuste y el jefe de equipo se han unido al
comité. La discusión ha recaído en primer lugar
sobre las peores acciones, empezando por la circulación de las bases y el soporte del ensamblaje.
Varios escenarios han sido elaborados, de los
cuales se han seleccionado dos para ser ensayados en el servicio. Un primer prototipo, conforme al reajuste propuesto por la empresa, conserva el ensamblaje y la evacuación de las bases sobre bandejas. El segundo prototipo propone el
mantenimiento del ensamblaje sobre raíles con la
ayuda de una rampa colocada al final de la mesa,
para facilitar la evacuación de las bases. La rampa y los raíles presentan la ventaja de eliminar la
manipulación de las bandejas. Como consecuencia de los ensayos con prototipos, los trabajadores han elegido el ensamblaje sobre raíles y la
rampa como el sistema mejor adaptado a su trabajo. Paralelamente, el comité se ha asegurado
de que el sistema de rampa no alteraba la calidad
del producto.
Fig. 4.6. Toma del material. Obsérvese la flexión del hombro.
Para las acciones de atornillamiento, el comité ha
propuesto aproximar los raíles, lo que permite
reducir la amplitud de las posturas del hombro y
trabajar con los brazos más cerca del cuerpo. El
comité ha propuesto también la ayuda de un
pantógrafo (Fig. 4.8) para disminuir los esfuerzos
de atornillamiento y para mantener la herramienta recta. La toma de las piezas de ensamblaje estará facilitada por la aproximación de los raíles y
de los contenedores de piezas.
Fig. 4.7. El atornillado de los fusibles y de las tuercas ocasiona la flexión de los hombros.
Después de la implantación de las recomendaciones, el comité ha procedido a un nuevo análisis del puesto con el fin de evaluar el impacto de
las mejoras sobre la actividad laboral. Se deduce
de los comentarios de los trabajadores que aprecian la prolongación del ciclo de trabajo, los
puestos individualizados, el pantógrafo para la
herramienta, el sistema de rampa y la reducción
de la fuerza necesaria para atornillar. Respecto a
los factores de riesgo posturales, las observaciones muestran que la mayoría de los factores de
riesgo han disminuido.
Por otra parte, el comité ha sido capaz de simular el ensamblaje de los pararrayos tal como estaba previsto por el reajuste. Esta simulación ha
permitido prever algunos factores de riesgo asociados a la utilización de las bandejas. En efecto,
el traslado de las bandejas habría ocasionado
posturas forzadas a nivel de los hombros y torsiones de la espalda (Fig. 4.5) además de los es-
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RESUMEN
CÓMO ACTUAR ANTE LAS LPMR
• Para actuar contra las LPMR, es importante abordar la cuestión de forma global y
pensar en intervenir de forma integrada a
través de una serie de medidas complementarias que podrán actuar sobre los aspectos
técnicos del trabajo, sobre la organización
del trabajo, sobre el entorno físico y social,
y sobre las características del trabajo y de
las tareas.
• Una estrategia de prevención eficaz debe
eliminar el peligro en origen sin olvidar
ayudar a los trabajadores que ya están afectados.
• Se pueden considerar varios caminos de
prevención.
Fig. 4.8. Vista del puesto reajustado. Obsérvese la aproximación de los raíles y la instalación de un pantógrafo que
disminuyen las molestias a nivel del hombro y las exigencias
de fuerza en el atornillado.
La mejora ergonómica de las condiciones
laborales está entre las vías de intervención
más eficaces, porque actúa en origen apuntando a la reducción o eliminación de los
factores de riesgo.
El control de los trabajadores afectados puede estar asegurado por medidas de adaptación de los puestos de trabajo y medidas de
reincorporación progresiva al trabajo.
La formación es un aspecto importante de
una intervención integrada, pero no puede
constituir en sí misma una intervención
completa.
Algunos exploran la vía de programas de
ejercicios físicos en el medio laboral.
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CONCLUSIÓN
Para responder mejor a esta necesidad de herramientas concretas de intervención, el IRSST ha
preparado un segundo documento, Le groupe
ergo: un outil pour prévenir les LATR. Este documento constituye en realidad una continuación de
la presente publicación. El primero apunta a delimitar el problema, el segundo a proporcionar
los medios para corregirlo.
Varias causas están en el origen de las LPMR y,
para prevenirlas, hay que considerar el conjunto
de la situación laboral; se trata pues, de una situación difícil de abordar. En primer lugar hay
que comprender de qué se trata, deshacer algunos prejuicios, ponerse al corriente de los hechos. A continuación, hay que estudiar la situación que predomina en su medio laboral y evaluar su gravedad. Si la situación es aceptable nos
podemos contentar con estar al acecho y estar
dispuesto a intervenir al menor signo de degradación de la situación. Si, por el contrario, nos
vemos en la obligación de constatar que la situación es problemática, porque ya hay LPMR características, o por que su aparición no es más
que una cuestión de tiempo, hay que pensar en
actuar y es en este momento en el que algunos
pueden sentirse desamparados.
Destinado a aquellos y aquellas que quieren actuar para prevenir, esta segunda publicación no
podrá tampoco proporcionar recetas en el sentido que no se encontrará cómo modificar tal o
cual puesto de trabajo. Se encontrará una presentación exhaustiva de un medio de intervención particular. El grupo de trabajo en ergonomía, llamado familiarmente grupo ergo.
Si priorizamos esta experiencia participativa hasta el punto de dedicarle toda una publicación, es
por que comporta numerosas ventajas, siendo la
principal poner a punto, en el seno de la empresa, un informe ergonómico. Por la formación y la
experiencia, los miembros del grupo de trabajo
en ergonomía adquieren un método que les permite analizar y resolver ellos mismos sus problemas. Otra ventaja es que, de forma general, puesto que están elaboradas por personas de la fábrica, las soluciones se integran de entrada en las
prácticas de la empresa y son más fácilmente
aceptadas por los trabajadores. El hecho de que
la experiencia participativa, en razón de las consultas y de los cambios que supone, tenga tendencia a mejorar la comunicación en el seno de
la empresa es también una ventaja no despreciable. Finalmente, todo el clima laboral está afectado por el hecho de que la experiencia participativa implica activamente a los trabajadores. Estos
se sienten más respetados, mejor escuchados, más
motivados.
En efecto, si nos ponemos a buscar recetas, soluciones hechas, constataremos que no existen. El
lector habrá notado, sin duda, que en el capítulo
donde se indica cómo descubrir la existencia de
un problema, no se encuentran normas de exposición, estándares que permitan decidir si el problema está o no presente. No existen normas fiables porque hay demasiadas variables en juego.
La evaluación del problema queda esencialmente
como una cuestión de criterio.
En la misma línea, tampoco es realista hacer un inventario de posibles soluciones y, aún menos, elaborar una guía indicando en qué circunstancias
cada una de estas soluciones puede ser utilizada
con provecho. Y, en este sentido, la lectura del capítulo 4 habrá dejado quizá al lector con las ganas,
siendo tan generales las vías de acción que allí se
señalan. La presentación de ejemplos concretos al
final del capítulo permite sin embargo comprender
cómo puede aplicarse la experiencia ergonómica.
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