Del juego del estanciero al derrumbe económico

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HISTORIAS
Cómo enseñar qué es el dinero cuando falta
Del juego del estanciero al derrumbe económico
La experiencia de los docentes que enseñan sobre riqueza, monedas y ahorro, a
alumnos que son hijos de padres desocupados, viven del cirujeo y habitan en
barrios pobres.
Mart Krause, doctor en Administración y profesor de la Universidad de Buenos Aires,
intentó explicarle a su hijo de 15 años qué era una crisis financiera, la caída de los bancos
y los llamados salvatajes, tan mencionados en los diarios en los caóticos días de temblor
de los mercados en el mundo.
Para eso, recurrió a los juegos de la PlayStation a fin de graficar cómo un chico presta
jueguitos propios y ajenos a sus amigos, que irán pasando de mano en mano y cuando
los quiera recuperar, ya no sabrá quién los tiene, ni podrá responder por ellos. El ejemplo,
obviamente más desarrollado, sirvió para que su hijo adolescente comprendiera la
situación.
Estela Di Cianni, maestra de 3° grado de la Escuela Primaria N°124 del barrio de
Tolosa, en la ciudad de La Plata, debió agudizar el ingenio un tanto más que Krause,
para poder explicarles qué es el ahorro a sus alumnos de ocho, nueve y 10 años, que
viven en un barrio de máximas carencias, con padres sub o desocupados, que hacen
changas en el mercado, venden flores o juntan cartones con sus carros. No por nada la
plaza del lugar se llama, en claro homenaje, Los carreros.
PARA EXPLICÁRSELOS, puso a disposición de sus 35 alumnos una alcancía en la que
ellos debían colocar –durante tres meses- dinero destinado a comprar una cortina para
el aula. Pero al cabo del tiempo establecido, sólo pudieron reunir entre todos dos pesos
con 50 centavos. No alcanzaba ni para el envoltorio.
Sin embargo, pese a que no se logró reunir el dinero, el aprendizaje fue exitoso. Los
alumnos entendieron qué es el ahorro y mucho más. Comprendieron cómo hacer para
ahorrar –aún sin llegar al objetivo- algo que en sus casas desconocen, ya que viven con
los centavos al día.
Muchos de los chicos que asisten a la Escuela N°124 trabajan, mientras que otros
acompañan en el trabajo a sus padres. Precisamente por eso, todos saben de números:
“Son muy rápidos con las cuentas orales”, señala Estela. Pero saben de números bajos,
pequeños, a los que están habituados en el trato diario acorde a sus ingresos. El gran
desafío de las docentes es, justamente, enseñarles sobre el dinero y sus alternativas, la
riqueza, la pobreza, la ganancia del mismo, el ahorro, es decir, enseñarles de los números
grandes.
Para eso recurren a distintos métodos, como cuentos o programas de televisión. Por
ejemplo, Silvina Bontes, maestra de 1° grado, cuenta que trabaja con problemas
matemáticos: “Les pregunto cuántos chupetines compran con un peso si cuestan
determinada suma. Por medio de los precios de alimentos como el pan, la carne o la fruta,
para que aprendan a valorarlos en el comedor escolar y que no los desperdicien, les
enseño el valor de las cosas. Mis alumnos son hijos de carreros y floristas, entonces en
alguna oportunidad aplicamos situaciones problemáticas con flores, ya que manejan
mucho las monedas en su actividad de floristas”.
Rosana Duarte, de 2° grado, utilizó un cuento tradicional de autor anónimo para explicarles
a sus alumnos de siete y ocho años, la relación del patrón con el trabajador. “Así los
introduje en las relaciones de fuerzas del trabajo social”.
“Lo que yo he trabajado son los cálculos estimativos, qué se puede comprar con 25
centavos, si una caja de alfajores o dos caramelos. Y ellos se dan cuenta qué pueden o no
comprar con esa cantidad. Con 50 pesos, ¿puedo comprar un par de zapatillas o una bolsa
de caramelos? Ellos se dan cuenta del valor. Hoy, por ejemplo, recortamos moneditas y
billetes de unas revistas, y los fuimos ordenando desde menor a mayor. Ellos reconocen los
de menor valor, porque son los que manejan en sus casas”, subraya la docente.
“LO QUE GANAN, LO GASTAN. Viven al día, no pueden ahorrar dinero. Así es que los
chicos aprenden a través de la resolución de problemas. Por ejemplo, les preguntamos
cuántas monedas de un peso o de 50 centavos se necesitan para llegar a 10 pesos. Los
centavos para ellos son un montón de plata. Poner 10 centavos en la alcancía para
ahorrar para la cortina, es mucho”, agrega Di Cianni.
“También –señala- trato de explicarles qué es el pago al contado o en cuotas, formulando
problemas matemáticos. El cálculo oral se utiliza como una estrategia, porque están
entrenados en realizar cálculos oralmente, no por escrito”. Otro ejercicio que realizan es
contar cuántas monedas se precisan para formar dos pesos con 50 centavos, que es lo
que ellos reconocen más. “El billete de dos pesos para ellos ya es una suma importante”,
apunta la maestra.
Carmen Villagra, directora de la escuela de Tolosa, destaca que a partir de la matemática
se les enseña el manejo del dinero a los alumnos. “La matemática trabaja los números,
las operaciones, las formas, las medidas. Los chicos van progresivamente reconociendo
de qué se trata. Cuando se estudia el tema de los números y el valor posicional, entran en
juego las distintas situaciones problemáticas que se deben plantear y aparece el dinero
como un recurso”.
Tal como sucede con el sexo, el dinero ha sido considerado en muchos hogares un tema
tabú. Muchos padres, a lo largo de distintas generaciones, han considerado que está mal
hablar de temas económicos domésticos con sus hijos. “Eso provoca que luego muchos
de ellos tengan una relación tortuosa con las cuestiones financieras”, advierte el
economista Marcelo Elbaum en su libro “Nuestros hijos y su relación con el dinero”.
Pero para los chicos de la Escuela N°124 hay un debe y un haber, las reglas de la
contabilidad básica se filtran por las paredes de sus casas: si trabajo, puedo comer.
“LOS CHICOS SON ADULTOS en definitiva, porque pueden hablarles de igual a igual a
los papás debido a que los acompañan en su trabajo. No les es ajeno el tema del dinero,
hay una necesidad y esa necesidad hay que satisfacerla. El tema se habla porque es el
día a día, la necesidad que se presenta: hay que salir a trabajar para poder tener el
sustento”, remarca la directora.
“Como estos chicos tienen necesidades básicas insatisfechas, el dinero que reciben lo usan
inmediatamente. Hacen ese pasaje, por lo que no conocen el principio del ahorro. Por eso
la importancia y la obligación de la escuela de enseñárselo”, acota.
La Escuela 124 está ubicada en la calle 118 entre 522 y 522 bis de Tolosa. Allí asisten
niños de los barrios El mercadito y Unión, en las cercanías a la bajada de la Autopista La
Plata-Buenos Aires y que, hasta hace un año, habitaban en viviendas muy precarias,
reemplazadas ahora por las casas de material que modificaron el paisaje del lugar.
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