¿ENTEREZA DE MUJER O SIGNO DEL DESENFRENO ANTE LA ÚNICA INTOLERABLE TRAICIÓN?1 Marité Colovini2 Medea nunc sum. Saevit infelix amor.3 Séneca. Medea4. “El único acto en que nos muestra separarse de ello (lo que Gide la hizo ser) es el de una mujer, de una verdadera mujer en su entereza de mujer. Este acto es el de quemar las cartas que son “lo más precioso” que ella tiene. Que no nos de de ello otra razón que la de haber “debido hacer algo” es circunstancia que viene a añadir el signo del desenfreno frente a la única traición intolerable. Desde ese momento, el gemido de Gide, cual el de una hembra de primate golpeada en el vientre y donde brama el despojo de ese doble de sí mismo que eran sus cartas, por lo cual las llama su hijo, no puede aparecérsenos sino colmando la hiancia que el acto de la mujer quiso abrir en su ser, excavándola lentamente una tras otra con las cartas, arrojadas al fuego de su alma llameante. André Gide, revolviendo en su corazón la intención redentora que atribuye a esa mirada que nos pintó ignorando su jadeo, a esa pasajera que atraviesa su muerte sin cruzarla, se engaña. ¡Pobre Jasón, partido a la conquista del vellocino de oro de la dicha y que no reconoce a Medea!” Jacques Lacan. Juventud de André Gide o la letra y el deseo. Un acto y la entereza de mujer: Madeleine y Medea, dos mujeres que llamaron la atención de Lacan a raíz de un acto, calificado como “de una mujer en su entereza de mujer.” Acto que mezcla el odio, la acción de la pulsión de muerte y la rivalidad imaginaria. Acto situado en la zona en que, en el nudo, intersectan real e imaginario. 1 Presentado en: REUNIÓN LACANOAMERICANA DE BRASILIA 2011. 21 AL 24 DE SEPTIEMBRE. Integrante de la Red de Psicoanalistas-Rosario. Socia fundadora del Centro de Lecturas: Debate y Transmisión. 3 Traducción del griego: “Ahora soy Medea. Un amor desdichado causa estragos”. 4 Seneca, L, Medea, Prólogo y traducción en verso por Valentin García Yebra .Editorial Gredos – Madrid. 2 1 ¿Por qué es el acto de una verdadera mujer? Mucha tinta ha corrido desde que Lacan se refiere a Gide como “¡Pobre Jasón, en la búsqueda del vellocino de oro de la felicidad, no reconoce su Medea!” Quizás el peligro de repetir la primera parte de la cita de Lacan como axioma (referido a las verdaderas mujeres) radica en hacerlo decir lo que se empeñó en contradecir. Y si lo hacemos con la segunda parte, (por la vía del desenfreno) no hacemos más que repetir que “Todas”, las mujeres son locas……. Mi intención es deconstruir la cuestión para situar de qué manera una mujer puede encontrarse en la situación contingente de un acto tan fuera de la ley como dentro de lo que por estructura corresponde a lo femenino. Por otro lado, poder reflexionar acerca de “la única intolerable traición” en lo que corresponde a las relaciones amorosas, supongo que permitirá alguna luz respecto a ellas. Los celos, afecto al que las mujeres son tan cercanas, visitan la escena analítica de más de una manera. La cuestión del falo y su relación con el “objeto femenino”, presiden, en tanto nociones claves, este trabajo. Que Lacan remarque que es a través de un acto que Madeliene se separa de lo que Gide quiso hacer de ella nos brinda una indicación muy interesante acerca del devenir mujer. Porque en el texto sobre Gide, Delay nos dice que Madeleine calzaba justo en el ideal angélico que Gide se había conformado para el amor. Después de muchas negativas, Madeleine acede a casarse con Gide bajo la condición de un “matrimonio blanco”. Gide presenta su enamoramiento como un arrebato, por dos vías: dado lo fulgurante del enamoramiento y también de lo inmediato de la decisión de arrebatar a esa dulce niña de su voraz e insaciable madre. 5 La disociación del amor y el deseo es ejemplar en Gide: una niña ángel para el amor y un niño moreno para el deseo. Entonces, lo que Gide quiso hacer (y Madeleine se dejó hacer) fue “angelizar” a esa mujer, con lo cual la alejaba de la sexualidad, tal como su propia madre (la de Gide) había vivido alejada. 5 “A veces pensaba yo que lo que me hacía enamorarme de tal manera era el sentirla extraordinariamente diferente de mí, por esa atracción extraña que ejerce en mí la diferencia. Sin embargo, por diferente de mí que pudiera ser, fue el haberla conocido lo que tan a menudo me hizo sentirme extranjero sobre la tierra, jugando al juego de la vida sin creer mucho en él, por haber alcanzado a través de ella una menos tangible pero mas auténtica realidad secreta; con ella, la sentía. Y cuando me faltó el puro sonido que daba aquella alma, me pareció que ya sólo oía en torno mío sonidos profanos, opacos, extintos, desesperados.” Gide, A.. Et nunc manet in te/Corydon, edición de Enrique Redel, traducción de Santiago Roncagliolo, Odisea Editorial, Madrid, 2002 2 Si Madeleine, antes de morir quema las cartas de amor que Gide le escribiera, cuando decide enterarse de que el deseo de Gide no apuntaba hacia ella 6, ese es el acto que Lacan considera de una verdadera mujer en su entereza de mujer. ¿La quema de las cartas resulta un acto en la medida en que cava en el hombre Gide un “agujero en el corazón de su ser” o es que resulta tal porque por él se separa Madeleine de lo que Gide quiso hacer de ella en su fantasma? Es decir: ¿se trata del resultado del acto sobre el otro o del resultado del acto sobre el sujeto? Sin lugar a dudas, la quema de las cartas provoca en Gide un dolor que lo hace bramar como hembra…..es decir: la desaparición de sus cartas de amor, la eliminación de sus letras de amor lo feminiza. Entonces: ¿También en ese grito de “hembra de primate golpeada en el vientre” Lacan escucha a una “verdadera mujer”? 7 Lacan llega a decir que esas cartas oficiaban para Gide de fetiche. Dejaremos para otra ocasión un estudio del escritor que hizo de los “papeles íntimos” un género que le valió el Premio Nobel en 1948, pero recordamos que “si le hombre quiere La mujer no la alcanza sino cayendo en el campo de la perversión”. 8 Pero para Madeleine…. ¿cual es el resultado del acto? Si logra separarse de la posición de objeto del fantasma masculino, que a la sazón se ajustaba a la perfección con su propia posición fantasmática, ¿se trata de alcanzar una “soledad” que le permita declarase sexuada? Ese agujero en lo real dejado por la quema de las cartas, ese vacío que produce su acto: ¿no es el de la privación?9 Lacan agrega otras figuras a las tres clásicas freudianas del devenir mujer de la niña: la mascarada, por el lado del parecer-ser y la relación con el partenaire: hacerse desear. 6 La quema de las cartas se realiza cuando Gide parte a Londres con el efebo Marc Allegret. Según Alouch aquí encontramos cómo lo que es del orden de lo trágico se comete desde el cómico. Aloch, J. El amor Lacan. El cuenco de plata. Buenos Aires, 2011. 8 Lacan, J. Radiofonia y Televisión. Editorial Anagrama, Barcelona, 1977 9 Lacan, J. Radiofonia y Televisión “El discurso histérico demuestra que no hay ninguna estesia (conocimiento en el sentido bíblico) para dar cuenta de la pretendida relación sexual. El goce con el que se soporta está, como cualquier otro, articulado por el plus de gozar por el cual en esa relación el compañero sexual solo es alcanzado 1)por el vir(si lo identifica al objeto a. 2)por la virgo si lo reduce al falo. De ahí las dos rocas: 1)la castración donde el significante mujer se inscribe como privación. 2)la envidia del pene donde el significante hombre es sentido como frustración.” Pag 63, Editorial Anagrama, Barcelona, 1977 7 3 Podríamos decir que hay veces en que se hace necesario un acto para declarase mujer en lo ICC. Ante el fracaso del amor10, en Madeleine se trata de salir de la posición de ángel, asexuada, para advenir sexuada, verdaderamente mujer y reaccionar ante la única traición intolerable.11 Signo del desenfreno frente a la única intolerable traición: Con esta segunda parte de la cita llegamos a Medea. Como lo enuncia el mito y también la tragedia, no es una loca del todo, más bien una acomodaticia, ya que no se pone límites a las concesiones que hace para Jasón: deja a su padre y a su tierra natal, asesina a su hermano y lo corta en lonjas para que Jasón pueda escapar, seduce al monstruo para que alcance el vellocino de oro y luego pare sin cesar hijos mientras dura el viaje que la lleva a tierra civilizada. Todo lo hace por amor…Eros ha clavado su flecha en ella cuando Jasón llegó a su tierra. También lo hace por el juramento de Jasón frente a los Dioses: Luego de que Medea se comprometiera con ahínco a ayudar a Jasón en las pruebas que Eetes le había impuesto para alcanzar el vellocino, Jasón juró por todos los Dioses del Olimpo que sería eternamente fiel a Medea. Ni bien llegan a Grecia, Jasón incumple el juramento, planeando casarse con la hija del rey Creonte. Allí es donde Medea enloquece de furia, y luego de asesinar a Glauce y a Creonte, asesina a sus hijos, “asi quedará desgarrado con más fuerza mi esposo” 12 . La ira de Medea es serena. En ella no se diferencian ira, dolor, amor y furor. 13 Lacan compara a Madeleine con Medea en la cita y a Gide con Jasón. Se trata de la ruptura del juramento de amor,”única traición intolerable”. ¿Única? ¿Intolerable? ¿Para quién? ¿Para una mujer? 10 “Porque el fracaso del don de amor no es menos irremediable que la pérdida misma. “ Alouch, J. El amor Lacan. Pag 133, El cuenco de plata. Buenos Aires. 2011 11 "Hoy me sorprende", escribe Gide tras la muerte de ella, "esta aberración que me hacía creer que, cuanto más etéreo fuese mi amor, sería más digno de ella, la ingenuidad de no preguntarme nunca si la haría feliz un amor tan descarnado...".Gide, A.. Et nunc manet in te/Corydon, edición de Enrique Redel, traducción de Santiago Roncagliolo, Odisea Editorial, Madrid, 2002 12 Eurípdes, Tragedias. 815,pag 103, Editoria Gredos. Madrid, 2000 13 Quignard, P. El sexo y el espanto. Editorial Minuscula. 2005. Barcelona. España. 4 Traición que deja a la mujer en el desenfreno, en el sin ley del odio vengativo, y que hace que quiera cavar un agujero en el corazón del ser del hombre. Se apodera de ella la ira irresistible, el acto irresistible, el irresistible instante de la muerte. 14 ¿Qué promete el amor de un hombre a una mujer? ¿Qué promete sin saberlo él…? Una mujer encuentra un ser a través del amor de un hombre (ser amada), pero también se hace de un nombre y de una posibilidad de recuperar el falo que nunca tuvo con el equivalente hijo. Freud acentuó especialmente la función del amor y del signo de amor en la sexualidad femenina, hasta el punto de decir que la más viva experiencia de la castración para una mujer es la del rechazo del don de amor. Hay en el amor una verdadera satisfacción simbólica, como queda demostrado a partir del Sem IV de Lacan. Según el mito Medea parió catorce hijos con Jasón….o sea que desde el flechazo hasta la llegada a Grecia estuvo ocupada haciendo hijos. En la tragedia la encontramos con dos hijos varones, que son los que asesina. Cuando llega a Grecia, Medea se encuentra de golpe con ella misma: es la extranjera, la bárbara, en contraste con Glauce, hija de un padre que puede humanizar su deseo. “ ¿Qué ganancia tengo con vivir? No poseo ni patria, ni casa, ni refugio de mis males. Me equivoqué cuando abandoné la morada paterna fiándome de las palabras de un griego que, con la ayuda de los dioses nos pagará justa compensación pues nunca más verá vivos a sus hijos nacidos de mí ni engendrará un hijo de su esposa recién uncida, pues es necesario que ella muera con una muerte terrible por mis venenos. Que nadie me considere poca cosa, débil ni inactiva sino de carácter muy distinto y, para mis amigos, benévola; la vida de temperamentos semejantes es la más gloriosa”.15 “Pasados los lindes, no hay límites: a no olvidar. “ 16 “Somos lo que somos”, dice Medea, “no una calamidad, sino sencillamente mujeres”.17 14 Eurípides, Tragedias. Editorial Gredos. Madrid, 2000 Ibidem. 16 Lacan, J. Radiofonia y Televisión. Editorial Anagrama, Barcelona, 1977 17 Eurípides, Tragedias. Editorial Gredos. Madrid, 2000 15 5 Cuando Medea engaña a Jasón para perpetrar su venganza, Jasón creyendo en sus mendaces palabras le dice: “Así actúa una mujer sensata”. La sensatez no es una virtud femenina cuando una mujer se enfrenta a una traición amorosa.18 No se trata de la razón, no se trata de pensarlo, no se trata de palabras. Se han atravesado los lindes….se ha dejado a la mujer fuera de la ley que podía amarrarla y asi no hay ya frenos. Sin razones, se lanza al acto vengativo con el furor de su alma llameante.19 Esta parte de “leona” que tiene cada mujer es la parte que estoy tratando de pensar con el personaje de Medea, no porque no haya otros verdaderamente tremendos, pero en este lugar sin límites me parece que Medea es la que va más lejos 20, primero entregando todo por su esposo Jasón en un amor loco, llegando a traicionar a su familia, a su padre y a su propia tierra, y luego en el acto de matar a sus propios hijos con tal de vengarse para siempre del mismo Jasón. Cavar un agujero en el corazón del ser del hombre. Desgarrarlo con fuerza. Dice Quignard en El sexo y el espanto: “La Medea de Eurìpides del 431 a. C. describe la desintegración del vínculo civilizado a partir de la pasión de la mujer por el hombre. El amor se convierte en odio, el deseo violento por un amante se transforma en ferocidad asesina contra la familia y revela la omofagia21 sobre la que se basa, para los griegos, el eros.” En el mito griego, Zeus admirado por el espíritu de lucha de Medea se enamora, pero ella rechaza sus requerimientos. Hera se sintió agradecida y le dice que hará que sus 18 “Es precisamente en la medida en que una mujer ocupa esa posición particular y sabe muy bien el valor del deseo, a saber, que más allá de todas las sublimaciones del amor el deseo tiene una relación con el ser(…) que al fin de cuentas la mujer le asignará el valor de última prueba al hecho que es precisamente a ella que se dirige. Por más que la ame, si un hombre desea a otra mujer, ella sabe que incluso si lo que ese hombre ama es su zapato o el dobladillo de su vestido o la pintura que lleva en el rostro, es no obstante por ese lado que se produce el homenaje al ser.” Lacan, J: EL deseo y su interpretación. 19 Séneca, L. Medea Obra citada. “¡En este día, sí, llevaré a cabo/portentos que jamás han de olvidarse!/¡Soy capaz de asaltar el mismo cielo/y reducir a escombros todo el orbe!” 20 Séneca, Medea. Obra citada: “Medea no sabe/poner freno al odio,/ponerlo al amor”. 21 Omofagia: Voz asociada con religión y religiones antiguas. Término que procede de la voz griega omophageia, comer carne cruda. Hace referencia al trance o éxtasis de la danza dionisíaca la cual finalizaba con el descuartizamiento de un animal vivo cuyos restos se comían. El rito de la omofagia incluía muy posiblemente una idea extendida en numerosos cultos: la de hacer presente al dios, a través del animal, que era despedazado y comido por sus devotos. 6 hijos sean inmortales si los tiende sobre el altar del sacrificio en su templo. Así lo hizo Medea, huyendo luego en un carro tirado por serpientes aladas. Queda claro que Medea al ser traicionada ya no cree más en el amor de un hombre, ni siquiera de un Dios. Se vuelve a las Diosas. Ellas sí cumplen sus promesas. Además, tanto en el mito griego22 como en la tragedia de Eurìpides, Medea se sitúa como “dadora de hijos”. En su encuentro con Egeo, luego de pesar sobre ella el castigo del exilio oficiado por Creonte, le promete hijos si es que él la acepta en su tierra (Tebas). (Promesa que según el mito cumple, dándole un hijo llamado Medeo). Por lo tanto: ¿se trata de que Medea renuncia a la maternidad o es que para Medea la maternidad no es la recepción del don del hijo, sino que es ella misma la que puede darlos y por lo tanto quitarlos? Medea nos habla de un modo de relación al falo muy particular. Si bien ella pareciera someterse al amor por un hombre, cuando enloquece de furia regresa a otra posición: la que habla de la omnipotencia materna. Ella puede dar y quitar. Es el agente mismo de la privación. Su regreso al culto de Hera, el rechazo de las proposiciones amorosas de Zeus, la sitúan en una relación a La madre, a la Diosa madre, quien ostenta el poder absoluto y sólo graciosamente puede “prestarlo” a un hombre/padre. Pero también es un regreso a la posición virginal de la sacerdotisa, borrando o pretendiendo borrar las marcas de haberse “entregado” al amor.23 Interrogando la adjetivación lacaniana de la traición de amor como “única intolerable”, quisiera recordar lo que Lacan dice en la apertura del Seminario XI: “Sin duda, ser negociado no es para un sujeto humano una situación rara….Todos a cada instante y a todos los niveles somos negociables…..Todos sabemos que la política consiste en negociar y esta vez al por mayor, por paquetes, los mismos sujetos, llamados ciudadanos, por centenares de millar. ….. La situación a ese respecto no tenía nada de 22 Graves, R. Los mitos griegos. Buenos Aires. Ariel 2010 Séneca. , L. Medea. Obra citada. “MEDEA: ¡Sí; ya recobré el cetro, a mi hermano, a mi padre!/¡Nuevamente volvieron a poder de los colcos/ los preciados despojos del carnero dorado!/¡La doncellez robada me volvió con el reino!” 23 7 excepcional, excepto que ser negociado por aquellos que acabo de llamar colegas, hasta alumnos, toma a veces, visto desde afuera, otro nombre. Sin embargo, si la verdad del sujeto, incuso cuando aparece como amo, no está en él, sino como lo demuestra el análisis en un objeto de naturaleza velada, hacer surgir ese objeto es, en propiedad, el elemento cómico puro”. Ese otro nombre que toma el ser negociado por aquellos en quienes se confiaba, a quienes se creía, es el de traición. Lacan nos aporta un interesante elemento para pensar en que es lo que se traiciona y por qué es la única traición intolerable: se trata del falo y el engaño respecto al objeto. Tragedia, comedia…..dos modos de situar el amor. Seguir en la tragedia nos lleva a la venganza, a la muerte como venganza. Hacer surgir lo cómico lleva a la risa y así, se puede seguir jugando el juego. En la novela griega de amor sus protagonistas están permanentemente expuestos a la injusticia y al daño por parte de otros sujetos. Por ello, las ideas de venganza, traición y engaño son parte del imaginario griego. En él, la venganza es vista como una correcta acción de la justicia que restaura un orden quebrantado, y proviene de un pathos juzgado estimable: la ira En el libro II de la Retórica de Aristóteles, la cólera es definida como el deseo penoso de venganza (timwri/a) por un desprecio a sí mismo o a uno de los suyos. La reparación de la injusticia sufrida puede asumir dos vertientes: 1) la acusación 2) La venganza, es decir, la retaliación llevada a cabo por un individuo, quien busca satisfacción por la ofensa causada. La visión positiva de la cólera en el mundo griego fue perdiendo vigencia al sustituirse por instituciones donde el castigo implicara una forma de justicia correctiva, no dirigida a hechos pasados, sino con vistas al futuro y capaz por tanto, de tornarse una forma de desaprobación del crimen y de enseñanza de la virtud. Tomando a Lacan, convengamos que el hombre moderno es alguien que ha perdido el sentido de la tragedia, porque es incapaz de leer en el dolor los signos de la verdad. 8 Por lo tanto, tenemos que considerar tanto el mito como la tragedia de Eurípides en el contexto en el que fueron producidas. Esto implica no considerar con nuestra moral y parámetros los asesinatos, sino tan solo la traición y la venganza. Vuelvo así a considerar la traición, el incumplimiento del juramento de Jasón. Medea ejemplifica lo que puede el amor de un hombre para una mujer, ya que por él abandona a su tierra, a su padre, asesina a su hermano y emplea todas las artes heredadas de Circe para que pueda recuperar el vellocino de oro. Ahora bien: ¿Por qué lo hace? ¿Necesita aparecer en falta? ¿Se trata de un sacrificio o es un “potlach amoroso”?24. El don, según Mauss, ordena y organiza a las sociedades alrededor de donaciones recíprocas. Levi-Strauss menciona el potlach de los indios de Alaska. Mediante el potlach, se transfieren objetos de un grupo a otro, generalmente responden por objetos que han recibido anteriormente, Pero también se pueden dar una diversidad de situaciones como, por ejemplo, establecer el derecho de un grupo a un título, o anunciar en forma social un cambio de estatus. También, puede implicar el hecho de superar a un rival en munificencia, o aplastarlo bajo la perspectiva de obligaciones de retorno que se esperaba que no pudiera satisfacer, de modo de quitarle privilegios, títulos, rango, autoridad o prestigio. 25 Leo Schneiderman26 plantea que el viaje de los argonautas simbolizan el pasaje del totemismo a la religión matriarcal: Jasón vuelve a Grecia con Medea, una Maga. La segunda parte del mito ilustraría el paso del matriarcado al patriarcado. El paso del matriarcado al patriarcado ilustra en el plano social el impacto del significante falo por la metáfora paterna, en cuanto cambio de referencia simbólica. Encontramos en Medea una pretensión de acceso a lo real sin reconocimiento de lo simbólico. Medea se mantiene en el plano imaginario de la frustración. En tanto maga tiene acceso directo a lo Real: a las fuerzas ocultas, a los poderes de los dioses. Tiene acceso a lo real del cuerpo femenino, al embarazo y al nacimiento de los hijos. De ahí el 24 Soler,C. Lo que Lacan dijo de las mujeres. Editorial Paidós, Buenos Aires, 2006. Séneca. Medea. Obra citada: “MENSAJERO: ¡Ha perecido todo! ¡Se ha derrumbado el trono! ¡Hija y padre cayeron, mezclando sus cenizas!CORO:¿Qué fraude los sedujo?MENSAJERO: El que suele a los reyes:los dones.CORO¿En aquéllos pudo ocultarse engaño?” 26 Leo Schneiderman: The literary mind. Studies in Psychoanalysis and literature. 1988. New York: Human Sciencies Press . 25 9 terror que inspira a quienes la rodean cuando Jasón escarnece a la mujer a la que ha estado ligado por juramentos. Para concluir, podemos decir que he tomado de la cita de Lacan dos figuras para esclarecer lo que en la experiencia del análisis podemos encontrar cuando la analizante es mujer. Un acto que permite el advenir mujer y también el desenfreno al que una mujer es llevada cuando sobreviene el rechazo del don de amor. En el caso del acto será su lectura respecto a la posición del sujeto lo que advenga en la cura. En el desenfreno, será la vía de la comedia27 lo que posibilite salir de la tragedia. Septiembre de 2011 27 “Reencontrar, hacer surgir lo cómico de lo trágico, de eso se trataría en el ejercicio analítico. Tal parece ser la lección clínica a extraer de la traslación del grito trágico de Gide al plano cómico de Harpagón. “ Alouch, J: EL amor Lacan, pag 109. El cuenco de plata. Buenos Aires, 2011. 10