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ENTREVISTA
Jesús Maraña Marcos /
Periodista, Director de PÚBLICO desde 2010
hasta su cierre en 2012
“A los seis meses de nacer
el diario llegó la crisis”
Entrevista realizada por Carmen Rivas
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad
Complutense de Madrid, sus comienzos profesionales tuvieron
lugar en el diario Informaciones. Más tarde trabajó como reportero en el Diario Ya. Después continuó su carrera en distintas
revistas y semanarios. Desde 1985 trabaja en el Grupo Zeta, primero como redactor de la Revista Tiempo y más tarde, en 1988,
como cofundador de la Revista Tribuna. Su regreso al periodismo diario se produjo en 1995 como redactor jefe en el diario El
Mundo. En 1999 se incorporó a Interviú y poco después es nombrado director de la publicación. En 2002 asumió la dirección
del conjunto de las revistas del Grupo Zeta y desde 2005 se hizo
cargo de la dirección de la revista Tiempo de Hoy. Desde 2007
hasta 2010 fue subdirector del periódico Público. Tras el nombramiento de su anterior director, Félix Monteira, como secretario de Estado de Comunicación, Jesús Maraña se hizo
cargo de la dirección del diario hasta su cierre, hace unos meses.
También desarrolla su carrera profesional en los medios de
comunicación audiovisuales. Destaca su trabajo en radio y televisión en dos etapas. La primera, al principio de su carrera, en
Televisión Española en el programa Si yo fuera presidente, y
más tarde en Hora Cero de Antena 3 con Jesús Hermida. En la
segunda etapa, en noviembre de 2001, forma parte de la tertulia de de Onda Cero, La Brújula. A partir de 2005 participa asiduamente en las tertulias políticas 59 segundos, de TVE, Madrid
Opina, de Telemadrid y Debate Al Rojo Vivo, de la Sexta.
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Los problemas económicos del periódico Público
han acabado con el cierre de su edición en papel.
¿Cómo habéis vivido este proceso?
Los editores y la dirección estuvimos durante meses
intentando, como fuera, mantener el proyecto. Yo, en 30
años de oficio, es la primera vez que me ocurría que en un
medio no fueran paralelas las líneas económicas y periodísticas. Lo normal es que un periódico no funcione periodísticamente y entonces caiga en ventas y en presencia. En el
caso de Público es la primera vez que he vivido una experiencia contradictoria. El diario fue creciendo en ventas, en
influencia, en presencia social y llegó clarísimamente al
espacio al que se dirigía y, sin embargo, económicamente
coincidieron distintos factores que hicieron imposible que la
empresa pudiera mantenerlo.
Supongo que la crisis económica ha tenido mucho
que ver con el cierre del diario…
Eso ha sido fundamental. Ha sido muy mala suerte en ese
sentido. Nació Público en septiembre de 2007 con un plan
de negocio muy moderado, muy razonable para que en
cinco años se pudiera llegar al punto de equilibrio. A los seis
meses de nacer el diario, en 2008, llegó de repente toda la
crisis. El hundimiento publicitario fue de más de un cincuenta por ciento. Eso destroza cualquier proyecto, cualquier
plan de negocio, si no se tiene el músculo empresarial o el
músculo financiero suficiente para soportar una travesía de
ese calibre. Todo lo previsto para invertir en Público en
cinco años se lo comió en dos y pico. Este es el elemento
fundamental. Seguramente se podían haber hecho algunas
cosas de otra manera, pero en lo sustancial creo que la gestión ha sido buena.
En este país necesitamos y, así se entiende
socialmente, un diario como Público. ¿Podemos
esperar recuperar este proyecto u otro similar que
cubra las necesidades informativas de una buena
parte de la sociedad?
Yo ya estoy al margen de todo esto. Durante meses hemos
estado en una lucha muy dura, haciendo todo lo posible para
salvarlo. Desde el punto de vista económico hubo plazos,
incluido el concurso de acreedores, que se presentó, en el que
podrían haber surgido iniciativas de inversión suficientes para
salvar el proyecto. Si no han surgido, yo ahora mismo veo
muy complicado que surjan. Además después de una travesía
ENTREVISTA / Jesús Maraña Marcos
como esta, aunque solo fuera por el elemento humano, personal, de ciento treinta compañeros que nos vamos todos a la
calle, yo con Público tengo la sensación de una criatura con la
que nos hemos dejado la vida. Ahora, yo por lo menos, necesito un poco de distancia. Supongo que la empresa intentará
salvar la cabecera y que habrá posibilidades en la administración concursal de presentar alguna oferta.
Y en cuanto a la otra parte de la pregunta,
¿consideras necesaria la existencia de un periódico
diario como Público?
Sin ninguna duda, creo que si. Es tan sencillo como darse
la vuelta por los kioscos de prensa. Ese kiosco no representa
a este país. Esa desproporción entre lo que es abrumadoramente mayoritario en el kiosco y la realidad social es algo
evidente. Todo el mundo lo dice y con la ausencia de Público eso es más notorio todavía.
Esa ausencia de voz de la izquierda tanto en
prensa como en radio y televisión y en las nuevas
plataformas y canales ¿Cómo podría resolverse?
De hecho ese paisaje, ese escenario fue uno de los motivos principales por los que nació Público. Esto ya era así en
2007 que es cuando salimos. Público nació de una manera
transparente. Salió diciendo somos un periódico que pretende ser riguroso, honesto, profesional, progresista y dispuesto
a dar voz a ámbitos y sectores de la sociedad que tienen muy
poco reflejo en el resto de los medios.
Yo creo que sería interesante, que haría falta una reflexión en el mundo de la izquierda en un sentido muy amplio,
en lo que se refiere a su actitud respecto a los medios.
Por algo será que en la derecha tienen tanta facilidad
para ayudar a sostener medios de comunicación y no hablo
de subvenciones y de ayudas, no me refiero a eso porque
creo que cuando se trata de una empresa privada tiene que
sobrevivir por sus propios medios y no le debe costar nada
al contribuyente, ese es mi punto de partida.
A pesar de que hay gente que sostiene que todos somos
iguales, hay que decir que eso no es así. Público sobrevivió
con menos publicidad institucional de la que le correspondía
por su audiencia y esa es la realidad de los datos. Y eso, yo
tengo la certidumbre de que la derecha lo lleva de otra
manera porque si no no sería posible que tantos medios se
mantuvieran compitiendo en el mismo segmento de población. y, sin embargo, en el mundo de la izquierda, yo creo
que hay como una exigencia tan tremenda de identificación
con los medios que se consumen que ninguno es perfectamente valido.
Lo digo con orgullo profesional, en Público yo recibía
quejas de todos los sectores de la izquierda, ninguno se sentía bien tratado. Lo cual significa que no obedeces a intereses de nadie, pero al mismo tiempo eso también implica que
puede haber sectores de la izquierda que no conciben mojarse si no son periódicos de partido. Esto perjudica muchísimo
a la izquierda.
Cosas que son reglas básicas de este oficio
pero que es lo que significa hacer un
periodismo comprometido con el
ciudadano. Eso también corre peligro
porque estamos descuidando la materia
prima, y a los profesionales que la ejercen
La precariedad laboral en los medios, la pérdida
de puestos de trabajo, el impacto de las nuevas
tecnologías, ¿cómo afectan a la garantía del
derecho constitucional a la información?
Todo lo que es el cambio tecnológico, las nuevas plataformas, las nuevas redes, las redes sociales, las nuevas plataformas
de internet, los móviles, suponen una revolución en el mundo
de la comunicación. Me explico, no quiere decir, a mi juicio
que esté en crisis el concepto del periodismo, lo que si está
muy en crisis, y a mi me preocupa más, es el ejercicio del periodismo. Porque esa revolución tecnológica no debería significar
más que el cambio de vehículos para ejercer nuestra función
que es de intermediarios con la sociedad. Eso sí es una revolución porque cambiar el esquema de que el ciudadano vaya
desde su casa a un kiosco y pague un precio por un diario, una
revista y demás se rompe desde el momento en que, por un
lado, mucho volumen de información le llegue gratuitamente
por diversos canales y, segundo, eso va mermando la capacidad
de los medios tradicionales, que además tienen costes mucho
mayores, lo que significa cambios estructurales en las empresas. Lo más preocupante para mi es que debería ser secundario
que hagamos periodismo en internet, en papel o en televisión,
lo importante es la materia prima, los profesionales que hacen
el periodismo, que deben seguir cumpliendo escrupulosamente
su función, adaptándose a las nuevas tecnologías.
Contrastar la información, ser escrupuloso en el respeto las
fuentes, separar los hechos y la opinión. Cosas que son reglas
básicas de este oficio pero que es lo que significa hacer un
periodismo comprometido con el ciudadano. Eso también
corre peligro porque estamos descuidando la materia prima, y
a los profesionales que la ejercen. Muchos se están quedando
sin trabajo o se ven obligados a funcionar de una manera tan
atropellada, multiplataforma, que se ven impedidos a poner el
cuidado necesario que requiere la responsabilidad de informar.
Aquí la clave es adaptar el periodismo a los nuevos canales, a
las nuevas plataformas, consiguiendo mantener las esencias y
hacer eso compatible con los beneficios empresariales. Esa es
la clave para poder seguir ejerciendo esta profesión.
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