Así, conforme los trámites explicados hasta aquí, las maniobras

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Así, conforme los trámites explicados hasta aquí, las maniobras
ilícitas que se investigan desde ésta Unidad Fiscal son:
1) En primer término, que el solicitante del beneficio “declare”
datos falsos al presentar la solicitud de inicio de trámite de su
jubilación (cabe agregar aquí que el término “declare” es usado no
sólo en el sentido estricto de la manifestación verbal efectuada por
el peticionante, sino además en un sentido amplio, comprendiendo
las manifestaciones escritas, ya sean estas directas o indirectas a
través de la presentación de diversos documentos acreditantes),
como ser:
a) los años trabajados: aquí resulta habitual que, para
justificar antigüedad laboral que no tiene la persona, se falsifique
la certificación de servicios de la o las empresas u organismos
donde trabajó, creando un documento de carácter privado falso, ya
que se encuentra inserta información, respecto de los años de
desempeño laboral de una persona en una empresa u organismo
que en realidad no fueron cumplidos, no son reales. Así, el Decreto
6178/1954, en si artículo 1 refiere que: “Los servicios prestados
por los afiliados podrán ser acreditados por prueba instrumental,
juratoria, testimonial o presuntiva, con arreglo al orden y
condiciones
que
para
los
distintos
casos
establecerán
los
directorios de las cajas en sus respectivos reglamentos, sin
perjuicio de exigir las pruebas supletorias que se estimaren
necesarias, según las circunstancias particulares de los mismos.”,
lo cual lleva a concluir que son muchos los instrumentos o
documentos que se pueden falsificar, ya que los medios de prueba
son de amplia variedad.
b) la fecha de nacimiento del solicitante del beneficio: quien
realiza esta conducta pretende aparentar la edad que tendría que
tener para poder cumplir con la antigüedad de 30 años de servicio.
O sea, sumado a lo anterior (ya que también se falsifican los años
de servicio trabajados), se adultera en el formulario de solicitud de
prestaciones
previsionales,
y
muchas
veces
también
en
el
Documento Nacional de Identidad, la fecha de nacimiento de quien
está pidiendo el beneficio, teniendo ya, en el caso de la
adulteración del DNI, una clara falsificación de documento público,
y, en el caso del formulario de solicitud de prestaciones también,
ya que quien certifica el contenido de dicho formulario es un
funcionario público (ver fallos). Asimismo, el art. 2 del Decreto nro.
6178/1954 refiere que: “A los efectos de las leyes de previsión
social la identidad del afiliado se probará mediante cédula de
identidad, libreta de enrolamiento, libreta cívica o información
sumaria ante la caja respectiva. La edad a los mismos efectos, se
probará con la partida del Registro Civil, libreta de enrolamiento,
libreta cívica o información sumaria, medio éste último que sólo
podrá ser admitido en el supuesto de existir imposibilidad de
presentar los documentos mencionados…”. Esta adulteración,
viene acompañada de otra falsedad ideológica, materializada en los
efectivos años de aportes previsionales, puesto que quien consigna
haber nacido, por citar un ejemplo, tres años antes de su real
natalicio, necesariamente consigna en las planillas de la ANSeS,
que comenzó a trabajar a la edad de 18 años, a fin de contar con
los años de aportes correspondientes, circunstancia ésta que
también resulta apócrifa, toda vez que en ese supuesto, el
solicitante no contaba con la mayoría de edad necesaria por ley, al
tiempo de iniciar sus tareas laborales, denotándose en ese caso la
falsedad en el comienzo de su historiado laboral.
Así, es posible observar cuáles son los tipos de documentos e
instrumentos más comunes que son susceptibles de falsificación
con el objeto de adulterar la edad de la persona que quiere obtener
el beneficio jubilatorio:
c) la fecha de ingreso al país (en caso de ser extranjero): en
estos casos, en primer lugar se debe evaluar si la ANSES tiene
convenio firmado con el país de origen de esa persona. Así, cómo
suele suceder que al solicitante no le alcancen lo años para cumplir
con la antigüedad laboral requerida por ley, deben acogerse a
alguna moratoria, de haber alguna en vigencia al momento de
iniciar los trámites, las cuales tienen un plazo de vigencia y
vencimiento. Por ejemplo: una moratoria que sólo toma años
trabajados hasta el año 1993, permite acogerse a personas que
quieran justificar años trabajados desde el año 1993 hacia atrás 30
años, lo cual implica que quien ingresa al país haya ingresado
treinta años antes de 1993 y con edad para desempeñarse
laboralmente.
Debido a esto, cómo muchas veces con la fecha de ingreso real al
país no les alcanza para comprar treinta años de moratoria y
cumplir con la antigüedad necesaria, porque su ingreso es
posterior,
presentan
un
Certificado
de
Ingreso
al
País,
supuestamente expedido por la Dirección Nacional de Migraciones,
donde se adultera la fecha de ingreso al mismo, registrando una
fecha anterior a la real que se encuentra en el Documento
Nacional de Identidad para extranjeros. Esa misma fecha es la que
declaran
en
el
Formulario
de
Solicitud
de
Prestaciones
Previsionales, y en el Sistema SICAM de la AFIP donde se solicita
el acogimiento a la moratoria correspondiente.
Se ve claramente aquí que, en los tres casos se configura el delito
de
falsificación
de
documento
público,
ya
que
todos
los
documentos, la SPP de ANSES, el formulario de de SICAM de la
AFIP, y el certificado expedido por la Dirección Nacional de
Migraciones,
son
librados
por
organismos
públicos,
y
en
consecuencia, por funcionarios públicos que están dando fe de su
contenido;
2) que el titular del beneficio haya fallecido y su apoderado (sea
pariente o no) continúe percibiendo el mismo ilegítimamente:
a) puede darse el caso de que quien se presenta al cobro de
esa jubilación simplemente no haya dado aviso de la muerte de su
poderdante ni a la ANSES ni al banco pagadero del beneficio. Pero,
igualmente, si el mismo se cobra por ventanilla, el apoderado debe
necesariamente presentarse con su Documento Nacional de
Identidad y el del beneficiario, con lo cual estaría utilizando el DNI
de una persona fallecida con el objeto de aparentarla viva, delito
que se encuentra previsto en el art. 33, inc. d) de la Ley 20.974, de
Identificación del Potencial Humano Nacional.
b) puede suceder también, sumado al caso anterior, que quien
se presenta al cobro de la jubilación, como es algo que exige la
entidad bancaria, que presente un certificado de supervivencia
falso del difunto, el cual debe estar firmado por autoridad policial,
con lo cual habría una clara falsificación de documento público,
sumado la uso del Documento Nacional de identidad del difunto, ya
mencionado en el punto anterior. Puede suceder además, que si la
apoderada es la entidad bancaria, es ésta quien debe solicitar de
forma directa a la autoridad competente el certificado de
supervivencia del titular, con lo cual si no lo solicita o si le es
presentado uno apócrifo será responsable por ello el personal del
Banco que se debía ocuparse de esos trámites;
c) finalmente, es posible también, que se falsifique la partida
de defunción del titular del beneficio, ello cuando el beneficio se
cobró post mortem hasta una determinada fecha y en estos
supuestos se falsea la fecha de fallecimiento insertando en la
misma una posterior al último cobro del beneficio, quedando claro
aquí también que hay una falsificación de documento público.
Resulta evidente que todas las maniobras antes mencionadas son
perpetradas con el objeto final de defraudar a la administración
pública, lo cual en algunos casos se llega a concretar y en otros
queda en grado de tentativa debido a los controles permanentes
que ejerce el Organismo Público.
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