Propuesta de la Comisión Central para la celebración de un “triduo” al conmemorar el 1er. aniversario de la beatificación de nuestro Fundador, cerrando así el “Año alberoniano”. En Roma el triduo se celebrará en la Cripta del Santuario Regina Apostolorum y estará animado por los Juniores ssp, el primer día, por el “Grupo Carisma de FP” el segundo, y los Cooperadores paulinos el tercero. Es deseable que el “triduo” se celebre en las varias Circunscripciones paulinas, acomodándolo a las peculiares circunstancias de cada una. ** I°.– NO TEMÁIS, YO ESTOY CON VOSOTROS 30 de marzo de 2004 - Liturgia de la Palabra 1. Breve introducción Guía. Queridos hermanos y hermanas, con una liturgia de la Palabra comenzamos esta tarde un itinerario de reflexión y oración para concluir el año alberoniano. En verdad grandes y abundantes han sido las riquezas que el Señor ha derramado sobre la Familia Paulina y sobre toda la Iglesia con la beatificación de nuestro padre y fundador Santiago Alberione. Tan grandes y abundantes que debemos aún descubrirlas para poder alabar y bendecir al Señor por ellas, pero sobre todo para sentirnos animados a vivir y difundir toda esa riqueza de nuestra espiritualidad. Ríos de bendiciones surcarán el mundo, mediante los instrumentos pobres e ineptos que somos nosotros, a partir de las dos fuentes de vida que son la Eucaristía y la Palabra de Dios. La Familia Paulina –nos dijo Juan Pablo II– está llamada hoy a una presencia incisiva y apropiada en las comprometidas fronteras de la comunicación para ofrecer un “suplemento de alma” a los proyectos y esperanzas de nuestros contemporáneos. Conscientes del gran don recibido, ser los apóstoles modernos de la esperanza, nos confiamos al Padre para que nos haga dóciles discípulos de su Palabra de modo que la difundamos con competencia y testimonio repletos de entusiasmo. Nuestra fe cuenta con una base firme: “No temáis, Yo estoy con vosotros”. Por eso con ánimo agradecido y gozoso queremos alabar y bendecir a Dios todos juntos. 2. Canto de entrada (sobre el tema de la Palabra) (Se sugiere “Tu palabra me da vida”, o algún otro similar). El Celebrante entra procesionalmente con el Evangeliario y lo coloca en el altar. Mientras, de diversas partes de la iglesia o capilla los representantes de cada instituto de la Familia Paulina llevan antorchas y las ponen en el presbiterio alrededor del altar y de la Palabra entronizada. 3. Saludo y monición Celebrante. Oh Dios, tú eres nuestro Padre y nosotros somos tu familia: abre nuestras mentes a la escucha y a la comprensión de tu palabra; danos un corazón dócil a la comunicación del Espíritu para que seamos anunciadores intrépidos de tu salvación en el mundo. Por nuestro Señor… 4. Primera lectura Bendición a Abraham 1 Lector. Del libro del Génesis (15,1-14.17) En aquellos días, Abrán recibió en visión la palabra del Señor: – No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y tu paga será abundante. Abrán contestó: – Señor, ¿de qué me sirven tus dones si soy estéril, y Eliezer de Damasco será el amo de mi casa? Y añadió: – No me has dado hijos, y un criado de casa me heredará. La palabra del Señor le respondió: – No te heredará ése, sino uno salido de tus entrañas. Y el Señor le sacó afuera y le dijo: – Mira al cielo, cuenta las estrellas si puedes. Y añadió: – Así será tu descendencia. Abrán creyó al Señor y se le contó en su haber. El Señor le dijo: – Yo soy el Señor que te sacó de Ur de los caldeos, para darte en posesión esta tierra. Él replicó: – Señor Dios, ¿cómo sabré que voy a poseerla? Respondió el Señor: – Tráeme una ternera de tres años, una cabra de tres años, un carnero de tres años, una tórtola y un pichón. Abrán los trajo y los cortó por el medio, colocando cada mitad frente a la otra, pero no descuartizó las aves. Los buitres bajaban a los cadáveres y Abrán los espantaba. Cuando iba a ponerse el sol, un sueño profundo invadió a Abrán, y un terror intenso y oscuro cayó sobre él. El Señor dijo a Abrán: – Has de saber que tu descendencia vivirá como forastera en tierra ajena, tendrá que servir y sufrir opresión durante cuatrocientos años; pero yo juzgaré al pueblo a quien han de servir, y al final saldrán cargados de riquezas. El sol se puso, y vino la oscuridad, una humareda de horno y una antorcha ardiendo pasaban entre los miembros descuartizados. Palabra de Dios. 5. Canto de las bendiciones de Dios: Ef 1,3-14 Estribillo. “Alabemos al Señor, porque su amor no tiene fin”. [O bien otro texto similar]. Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos ha bendecido en la persona de Cristo con toda clase de bienes espirituales y celestiales. Estr. Él nos eligió en la persona de Cristo, antes de crear el mundo, para que fuésemos santos e irreprochables ante él por el amor. Estr. Él nos ha destinado en la persona de Cristo, por pura iniciativa suya, a ser sus hijos, para que la gloria de su gracia, que tan generosamente nos ha concedido en su querido Hijo 2 redunde en alabanza suya. Estr. Por este Hijo, por su sangre, hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. El tesoro de su gracia, sabiduría y prudencia ha sido un derroche para con nosotros, dándonos a conocer el misterio de su voluntad. Estr. Este es el plan que había proyectado realizar por Cristo cuando llegase el momento culminante: recapitular en Cristo todas las cosas del cielo y de la tierra. Estr. Y por él también, vosotros, después de oír el mensaje de la verdad, la buena noticia de vuestra salvación, por él, al creer, fuisteis sellados con el Espíritu Santo prometido, garantía de nuestra herencia, para liberación de su patrimonio, para himno a su gloria. Estr. 6. Evangelio Id, yo estoy con vosotros hasta el fin del mundo Lector. Del evangelio según Mateo (28,16-20) En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: – Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Palabra del Señor. Mientras se canta Gloria a Ti, Palabra viva… [o bien otra verso similar de proclamación] todos procesionalmente se acercan a besar el Evangeliario. 7. Breve homilía. 8. Oración de los fieles Celebrante. Agradecidos por las abundantes riquezas otorgadas a la Familia Paulina elevemos nuestra oración comunitaria al Padre celestial para que nos sostenga en la ardua misión de llevar a los hombres de hoy su Palabra de vida. Respondemos cantando: Escúchanos, Señor. 1) Reconocemos en Jesús la Verdad: oremos por toda la Iglesia, para que desde la adhesión profunda a la Palabra anuncie con renovado entusiasmo los valores del Reino y nosotros vivamos de lleno el compromiso de “hacer la caridad de la verdad”; te rogamos. 3 2) Jesús es nuestro Camino: para que cada cristiano siga las huellas del Maestro divino, especialmente en los momentos de sufrimiento, y la Familia Paulina resplandezca a los ojos de la humanidad como un modelo auténtico de santidad; te rogamos. 3) Jesús es nuestra Vida: para que todos los hombres reconozcan en Jesús la única salvación a través de nuestra predicación apostólica y de nuestro testimonio de amor y fidelidad a Aquel que nos ha llamado; te rogamos. 4) Jesús es el Pan de la vida: oremos por todos nosotros para que fieles a los dones de la Eucaristía y de la Palabra vivamos según un estilo de vida eucarístico, caracterizado por la alabanza, la gratitud y el don total de nosotros mismos; te rogamos. 5) Jesús es nuestro Pastor: asidos a los brazos misericordiosos del Padre sentimos también nosotros compasión por quienes están en el sufrimiento y en la aflicción física, psíquica o moral. Para que tu amor alcance cada uno de los corazones y lo consuele con el suave aceite de tu ternura; te rogamos. 6) Jesús es nuestra resurrección: agradeciendo el ejemplo de nuestros padres y madres en la fe y en la fidelidad a la misión paulina, rogamos por todos los difuntos de la Familia Paulina, para que su intercesión desde el cielo nos alcance luz y aliento en nuestra peregrinación como apóstoles que llevan esperanza al hombre de hoy; te rogamos. Celebrante. Padre, tú velas premuroso sobre nosotros, tus hijos, enriqueciéndonos con abundantes bendiciones: escucha estas nuestras súplicas y, por intercesión de María, de los santos Pedro y Pablo y de nuestros beatos, concédenos el gozo que has prometido a los servidores fieles de tu Evangelio. Por Cristo nuestro Señor. 9. Canto (sobre el tema del seguimiento) (se sugiere “Caminaré en presencia del Señor”, u otro similar). 10. Oración conclusiva Celebrante. Padre, tú acompañas a tu familia con el alimento de tu Palabra: sostennos perseverantes en los compromisos de la consagración y en la entrega de nuestra vida para la difusión del Evangelio. Por Jesucristo nuestro Señor. Bendición con el Evangeliario 11. Canto final (uno de los dedicados al beato Alberione, por ej. “Como un árbol”). Al salir puede distribuirse alguna estampita con frases bíblicas (por ej. “No temáis”). 4 II°.– TENED LOS MISMOS SENTIMIENTOS DE CRISTO JESÚS 31 de marzo de 2004 – Celebración penitencial de la Familia Paulina 1. Breve introducción Guía. En estos días nos preparamos a celebrar como Familia Paulina la conclusión del “Año ‘alberoniano”. En la celebración de la Palabra, revivimos ayer el “No temáis, yo estoy con vosotros”. Hoy se nos invita a reconocer nuestra pequeñez ante el Señor, que nos repite “Tened dolor de los pecados” (o “Caminad en continua conversión”). En este encuentro de oración, representando responsablemente a toda la ‘admirable Familia Paulina difundida por el mundo, viviremos más intensamente algunos momentos significativos, que nos ayudarán a suplicar al Maestro divino el don de tener siempre un corazón penitente y de renovar su alianza con nosotros. Muchas son las riquezas recibidas del Señor en toda la historia de nuestra Familia. Su misericordia ha sido grande, y nuestras respuestas no siempre han estado a la altura de sus inmensas gracias. Por ello nuestra oración tendrá hoy la tonalidad de una celebración penitencial. 2. Entronización de la Biblia y canto de entrada Guía. Acojamos en medio de nosotros la Palabra y la Luz, signo de la presencia de Jesús, Maestro y Señor. Escuchemos su invitación a entrar profundamente en nosotros mismos, para reconocer cuánto debemos crecer aún en la capacidad de “cultivar en nosotros los mismos sentimientos de Cristo Jesús”. Canto sobre el tema “Las abundantes riquezas”. (Se sugiere “Hemos venido, Señor, a celebrar en el gozo...” u otro similar). 3. Saludo y monición Celebrante. La gracia, la misericordia y la paz de Dios nuestro Padre y de Jesucristo nuestro Salvador esté con todos vosotros. Asamblea. Y con tu espíritu. Guía. El beato Alberione, nuestro padre común, nos ha dejado una herencia preciosa: el “Pacto” o “Secreto del éxito”. Hoy lo rezaremos en tres tiempos. En este primer momento queremos preparar nuestro corazón a confesar con gratitud los dones recibidos del Señor y a reconocer con humildad ante Él nuestros límites y las incorrespondencias a su amor. 4. Primera parte del “Secreto del éxito” Jesús Maestro, acepta el pacto que te proponemos por medio de María, Reina de los Apóstoles, y de nuestro padre san Pablo. Nosotros hemos de corresponder fielmente a tu plan de salvación: – alcanzar la santidad y gloria a que nos has destinado, – realizar con constancia y entrega el apostolado con los instrumentos de la comunicación social. 5 Pero nos sentimos demasiado débiles, ignorantes, incapaces y limitados en todo: en el espíritu, en la ciencia, en el apostolado y en la pobreza... Tú, en cambio, eres el camino, y la verdad, y la vida; la resurrección, nuestro único y supremo bien. Por eso confiamos sólo en ti, que nos has dicho: “Todo lo que pidáis al Padre en mi nombre, os lo dará”. 5. Canto sobre las opciones de Dios (Flp 2,5-11) Estribillo. “Alabemos al Señor, porque su amor no tiene fin” [o bien otro de aclamación]. Cristo, a pesar de su condición divina, no hizo alarde de su categoría de Dios; al contrario, se despojó de su rango y tomó la condición de esclavo, pasando por uno de tantos. Estr. Y así, actuando como un hombre cualquiera, se rebajó hasta someterse incluso a la muerte, y una muerte de cruz. Estr. Por eso Dios lo levantó sobre todo y le concedió el «Nombre-sobre-todo-nombre»; de modo que al nombre de Jesús toda rodilla se doble en el cielo, en la tierra, en el abismo, y toda lengua proclame: Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre. Estr. 6. Invitación a la conversión Celebrante. Hermanos y hermanas, Dios nos llama, una vez más, a la conversión. Oremos para obtener la gracia de una vida nueva en Cristo Jesús camino y verdad y vida. (Breve pausa de silencio). Padre misericordioso, nos has reunido en el nombre de tu Hijo para darnos gracia y misericordia en tiempo oportuno: abre nuestros ojos para que veamos el mal cometido y toca nuestro corazón para que nos convirtamos a ti. Tu amor restituya a la unidad lo que la culpa ha disgregado; tu poder cure nuestras heridas y sostenga nuestra debilidad. Tu Espíritu renueve toda nuestra vida y nos devuelva la fuerza de tu caridad. Haz que resplandezca en nosotros la imagen de tu Hijo, y que todos los hombres reconozcan su gloria en el rostro de la Iglesia y de nuestra Familia. Por Él, nuestro Maestro y Pastor, que vive y reina por los siglos de los siglos. Asamblea. Amén. 7. Lectura bíblica Lector. De la carta a los Hebreos (8,6-13). Hermanos: Ahora a nuestro Sumo Sacerdote le ha correspondido un ministerio tanto más excelente, cuanto mejor es la alianza de la que es mediador, una alianza basada en promesas mejores. En efecto, si la primera hubiera sido perfecta, no tendría objeto la segunda. Pero a los antiguos les echa en cara: 6 «Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que haré con la Casa de Israel una alianza nueva; no como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto. Ellos fueron infieles a mi alianza y yo me desentendí de ellos –oráculo del Señor. Así será la alianza que haré con la Casa de Israel después de aquellos días –oráculo del Señor: pondré mis leyes en su mente y las escribiré en sus corazones; yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: “¡Conoce al Señor!”, porque todos me conocerán, del menor al mayor, pues perdonaré sus delitos y no me acordaré ya de sus pecados». Al decir alianza “nueva”, dejó anticuada la anterior; y lo que está anticuado y se hace viejo está a punto de desaparecer. Palabra de Dios. Asamblea. Demos gracias a Dios. (Pausa de silencio con música de fondo). 8. La palabra de nuestro Fundador Celebrante. De una meditación del beato Santiago Alberione [enero de 1958]. «Convertirnos quiere decir esto: volverse totalmente hacia Jesucristo. Que nuestra conversión sea profunda, perfecta, total. ¡Señor, conviértenos! Que yo te busque sólo a ti: que los pensamientos sean santos, dirigidos a Dios, gusta las cosas de Dios, su voluntad; nada de curiosidades, nada de fantasmagorías inútiles: ¡solo Dios! Es necesario ver cómo son las intenciones en nuestro corazón y en nuestras obras. Que nada se pierda por causa de intenciones torcidas. Conversión de la vida. ¿Qué significa? Obrar sólo por Dios. Debe darse una conversión total, de manera que todo nuestro ser se dirija a Dios: mente, voluntad, corazón, vida». 9. Acto penitencial: Salmo 139 (138) Estribillo (cantado): Señor, ten piedad. Señor, tú me sondeas y me conoces; me conoces cuando me siento o me levanto, de lejos penetras mis pensamientos; distingues mi camino y mi descanso, todas mis sendas te son familiares. No ha llegado la palabra a mi lengua, y ya, Señor, te la sabes toda. Me estrechas detrás y delante, me cubres con tu palma. Tanto saber me sobrepasa, es sublime, y no lo abarco. ¿Adónde iré dejos de tu aliento, adonde escaparé de tu mirada? Si escalo el cielo, allí estás tú; si me acuesto en el abismo, allí te encuentro; 7 si vuelo hasta el margen de la aurora, si emigro hasta el confín del mar, allí me alcanzará tu izquierda, me agarrará tu derecha. Si digo: “Que al menos la tiniebla me encubra, que la luz se haga noche en torno a mí”, ni la tiniebla es oscura para ti, la noche es clara como el día. Estr. Tú has creado mis entrañas, me has tejido en el seno materno. Te doy gracias, porque me has escogido portentosamente, porque son admirables tus obras; conocías hasta el fondo de mi alma, no desconocías mis huesos. Estr. Cuando, en lo oculto me iba formando, y entretejiendo en lo profundo de la tierra, tus ojos veían mis acciones, se escribían todas en tu libro; calculados estaban mis días antes que llegase el primero. Estr. ¡Qué incomparables encuentro tus designios, Dios mío, qué inmenso es su conjunto! Si me pongo a contarlos, son más que arena; si los doy por terminados, aún me quedas tú. Estr. Señor, sondéame y conoce y corazón, ponme a prueba y conoce mis sentimientos, mira si mi camino se desvía, guíame por el camino eterno. Estr. 10. Renovación de los compromisos asumidos Guía. El Señor nos ha dirigido su Palabra, y aguarda nuestra respuesta fiel de hombres y mujeres de la Familia Paulina, para alcanzar la plenitud de sus gracias, en nuestra diaria conformación con Cristo. Sinceramente dispuestos a la conversión continua y a la renovación de nuestra vida, reconozcamos que debemos empeñarnos más para ser constantes y superar día tras día nuestras debilidades. Todos juntos rezamos la segunda parte del “Secreto del éxito”: Jesús Maestro, por nuestra parte, prometemos y nos comprometemos a buscar en todo y con todas las fuerzas, en la vida y en el apostolado, sólo y siempre, tu gloria y la paz de los hombres. Contamos con que, por tu parte, nos des un espíritu bueno, gracia, ciencia y los medios necesarios para cumplir la misión que nos has confiado. Por tu inmensa bondad, y según las exigencias de nuestra vocación específica, multiplica los frutos de nuestro trabajo espiritual, de nuestro estudio, de nuestro apostolado y de nuestra pobreza. 8 11. Intercesión de nuestro Fundador y gesto de comunión fraterna Celebrante. ¿Hemos sentido en nosotros el profundo deseo de construir una nueva historia en cuanto Familia Paulina? Como signo de amor y de anhelo de conversión, agradecidos al gran don de Dios en nuestro padre y Fundador, como hijos e hijas nos acercamos a la imagen del beato Alberione para renovar nuestro empeño de fidelidad. [Todos se ponen alrededor de la imagen del beato Alberione; y el Celebrante prosigue]: Dios, nuestro Padre, nos ha concedido su Espíritu, nos ha llamado a la Familia Paulina, nos ha dado a Jesús como Maestro y Pastor. Con la confianza y la libertad de los hijos, enlazamos nuestras manos y, mirando a la imagen de nuestro padre Alberione, elevamos nuestra plegaria a Dios Padre misericordioso. Juntos cantamos: Padre nuestro… Celebrante. Ahora, sintiéndonos de veras hermanos y hermanas que en Cristo, por su cruz, hemos sido regenerados, intercambiamos unos con otros un gesto de reconciliación y de comunión fraterna”. Mientras, se canta el Himno al beato Alberione. 12. Final del “Pacto de alianza” (o “Secreto del éxito”) Guía. Con los sentimientos de humildad de María y con el empuje apostólico de Pablo, rezamos la última parte del “Secreto del éxito”. Oh Maestro bueno, por intercesión de nuestra madre María, acógenos con la misma misericordia que a nuestro padre san Pablo, para que imitándolo fielmente en esta vida, podamos compartir con él la gloria del cielo. Celebrante. Señor Jesús, Maestro bueno, mira con bondad a tus hermanos y hermanas, que se reconocen necesitados de tu misericordia: haz que, liberados de toda culpa por el ministerio de la Iglesia, den gracias a tu amor misericordioso y sean convencidos anunciadores de tu Evangelio para la salvación de todos los hombres. Te lo pedimos a ti, que estás siempre con nosotros y vives y reinas por los siglos de los siglos. Asamblea. Amén! Bendición del Celebrante (con la fórmula habitual). 13. Canto de María: Magnificat (“Proclama mi alma...”). 9 III°.– DESDE AQUÍ QUIERO ILUMINAR 1 de abril de 2004 – Adoración eucarística conclusiva del triduo 1. Breve introducción y canto de entrada Guía. En los dos primeros días de este triduo de oración, hemos meditado sobre las expresiones carismáticas: “No temáis, yo estoy con vosotros” y “Tened dolor de los pecados” [o “Caminad en continua conversión”]. Hoy vamos a meditar la frase “Desde aquí quiero iluminar”, contemplando a Jesús Vida, en la óptica de la misión particular de la Familia Paulina. Canto a Cristo Jesús (Se sugiere: “Camino, verdad y vida”). 2. Acto de adoración Todos. Sacerd. Todos. Creo, Dios mío, que estoy en tu presencia; que me miras y escuchas mis oraciones. Tú eres infinitamente grande y santo. Yo te adoro. Sacerd. Todos. Tú me lo has dado todo. Yo te doy gracias. Sacerd. Todos. Tú has sido ofendido por mí. Yo te pido perdón de todo corazón. Sacerd. Todos. Tú eres misericordia infinita. Yo te pido todas las gracias que creas útiles para mí. 3. Introducción del tema Guía. Jesús Maestro decía: “Desde aquí quiero iluminar”. Lector. «Esto es, yo soy vuestra luz, y me serviré de vosotros para iluminar; os doy esta misión y quiero que la cumpláis. La luz que envolvía al divino Maestro, la fuerza de voz de aquel quiero y desde aquí y la prolongada indicación con la mano hacia el sagrario, fueron entendidas así: una invitación a tomarlo todo de él, Maestro divino presente en el sagrario; que ésta es su voluntad; que de la Familia Paulina irradiaría gran luz… Cada cual piense que es transmisor de luz, altavoz de Cristo…» (AD 157) 4. Canto al Espíritu Santo (Se sugiere “El Espíritu que envía el Señor”, u otro himno). 5. Proclamación de la Palabra de Dios Lector 1°. Del Evangelio según Lucas (10,1-11): En aquel tiempo, designó el Señor otros setenta y dos, y los mandó por delante de él, de dos en dos, a todos los pueblos y lugares a donde pensaba ir él. Y les decía: 10 – La mies es abundante y los obreros pocos: rogad, pues, al dueño de la mies que mande obreros a su mies. ¡Poneos en camino! Mirad que os mando como corderos en medio de lobos. No llevéis talega, ni alforja ni sandalias; y no os detengáis a saludar a nadie por el camino. Cuando entréis en una casa, decid primero: «Paz a esta casa». Y si allí hay gente de paz, descansará sobre ellos vuestra paz; si no, volverá a vosotros. Quedaos en la misma casa, comed y bebed de lo que tengan: porque el obrero merece su salario. No andéis cambiando de casa. Si entráis en un pueblo y os reciben bien, comed lo que os pongan, curad a los enfermos que haya, y decid: «Está cerca de vosotros el reino de Dios». Cuando entréis en un pueblo y no os reciban, salid a la plaza y decid: «Hasta el polvo de vuestro pueblo, que se nos ja pegado a los pies, nos lo sacudimos sobre vosotros. De todos modos, sabed que está cerca el reino de Dios». (Breve pausa de silencio). Lector 2°. De la carta a los Colosenses (1,13-23. 28-29): Hermanos: Dios nos ha sacado del poder de las tinieblas, y nos ha trasladado al reino de su Hijo querido, por cuya sangre hemos recibido la redención, el perdón de los pecados. Él es imagen de Dios invisible, primogénito de toda criatura; porque por medio de él fueron creadas todas las cosas: celestes y terrestres, visibles e invisibles...; todo fue creado por él y para él, y todo se mantiene en él. Él es también la cabeza del cuerpo: de la Iglesia... Porque en él quiso Dios que residiera toda la plenitud. Y por él quiso reconciliar consigo todos los seres: los del cielo y los de la tierra, haciendo la paz por la sangre de su cruz. También vosotros estabais antes distanciados y erais enemigos jurados por vuestras malas acciones; ahora, en cambio, con la muerte que Cristo sufrió en su cuerpo mortal, Dios os ha reconciliado para haceros gente consagrada, sin defecto y sin reproche a sus ojos; a condición de que permanezcáis cimentados y estables en la fe e inamovibles en la esperanza que escuchasteis en el Evangelio, el que se proclama a toda criatura bajo el cielo, y a cuyo servicio yo, Pablo, fui destinado... Y esto predicamos nosotros, aconsejando a todo hombre y enseñando a todo hombre lo mejor que sabemos, para hacer de todo hombre un cristiano cabal; con esta intención peno y lucho, sostenido por esa fuerza suya que despliega en mí su eficacia. 6. Canto de meditación y acogida en la escucha (Se sugiere “Que sea tu palabra semilla de unidad...”, o bien otro similar). 7. Revisión de vida Lector. «La Familia Paulina aspira a vivir integralmente el Evangelio de Jesucristo, camino, verdad y vida, en el espíritu de san Pablo, bajo la mirada de la Reina de los Apóstoles… Secreto de grandeza es modelarse en Dios, viviendo en Cristo… Por eso sea siempre claro el pensamiento de vivir y obrar en la Iglesia y para la Iglesia; de injertarse como olivos silvestres en la oliva vital: Cristo eucarístico; de pensar y alimentarse de cada frase del Evangelio, según el espíritu de san Pablo» (AD 93.95). Guía. Hagamos ahora nuestro examen de conciencia sobre nuestra vida y misión de “Paulinos”, para pedir perdón al Señor por nuestras infidelidades. Damos gracias al Señor, que nos ha conducido a la Familia Paulina. Imploramos mayor gracia y generosidad para ejercer santamente nuestro apostolado específico. 11 (Unos minutos para el examen de conciencia). 7. Canto del “Pacto” o “Secreto del éxito” (“Un pacto, Señor, te propongo”). 8. Oración universal de intercesión Precedentemente pueden haberse preparado unas cintas de colores, enrolladas en el altar, alrededor o junto al Ostensorio. Representan los cinco continentes: Verde, Africa; rojo, América; amarillo, Asia; blanco, Europa; azul, Oceanía. Una persona por cada continente se acerca y extiende desde el altar hacia tierra la cinta del color correspondiente, mientras un Lector propone la respectiva intención, y una voz en off hace el enunciado de la oración. Sacerdote. Hermanos y hermanas, Dios Padre ha amado tanto al mundo que envió a su Hijo Jesús como Maestro y Pastor, para que indicara a todos el camino de la salvación. Llenos de gratitud y con plena confianza, le presentamos nuestras súplicas. Rogamos en particular por las diversas naciones de cada continente, donde nuestros hermanos y hermanas de la Familia Paulina viven y actúan por el Evangelio. Guía. Oremos juntos diciendo: Padre nuestro, escucha nuestra oración. Guía. A tu sabia Providencia presentamos, Padre, la grande Africa. Lector. Por nuestros hermanos y hermanas, y por todos los habitantes de: Costa de Marfil – Burkina Faso – Nigeria – Gabón - Angola – Sudáfrica – Mozambique – Zambia – Madagascar – República Democrática del Congo – Tanzania – Kenya – Uganda. Oremos. Guía. A tu sabia Providencia presentamos, Padre, la inmensa Asia. Lector. Por nuestros hermanos y hermanas, y por todos los habitantes de: Pakistán – India – Singapur – Malasia – Tailandia – Nueva Guinea – Filipinas – Macao – Taiwán – Hong Kong – Japón – Corea. Oremos. Guía. A tu sabia Providencia presentamos, Padre, ambas Américas. Lector. Por nuestros hermanos y hermanas, y por todos los habitantes de: Canadá – Estados Unidos – México – El Salvador – Honduras – Costa Rica – Panamá – Colombia – Ecuador – Perú – Bolivia – Chile – Argentina – Uruguay – Paraguay – Brasil – Venezuela – Puerto Rico – República Dominicana – Azores. Oremos. Guía. A tu sabia Providencia presentamos, Padre, la agitada Europa. Lector. Por nuestros hermanos y hermanas, y por todos los habitantes de: España – Portugal – Francia – Irlanda – Gran Bretaña – Suiza – Alemania – República Checa – Polonia – Rumania – Ucrania – Albania – Rusia – Italia – Vaticano. Oremos. Guía. A tu sabia Providencia presentamos, Padre, la prometedora Oceanía. Lector. Por nuestros hermanos y hermanas, y por todos los habitantes de: Australia – Nueva Zelanda. Oremos. Sacerdote. Padre, has elegido al apóstol Pablo para difundir en todo el mundo el Evangelio: haz que toda creatura sea iluminada por la fe que él anunció ante los reyes y las naciones, y que tu Iglesia se manifieste siempre como madre e maestra de los pueblos. Por nuestro Señor, tu Hijo, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos. Todos. Amén. 12 9. Bendición eucarística (Un canto. Se sugiere “Cristo, Maestro, tú eres el camino...”). 10. Rito de la luz y despedida Guía. A conclusión de este fraterno encuentro de oración, se os entregará una luz por parte de un representante de los varios Institutos de la Familia Paulina aquí presentes. Tengamos alzada esta pequeña luz, mientras cantamos a Cristo luz. Luego la llevaremos a nuestra casa para que sea como un recordatorio silencioso de nuestro compromiso de testimoniar a todos que Jesús es la verdadera luz para nosotros y para toda la familia humana, a la que somos enviados, como paulinos: «Desde aquí quiero iluminar. Yo soy vuestra luz y me serviré de vosotros para iluminar» (AD 157). Canto a Cristo luz (Se sugiere “Cristo, alegría del mundo”, u otro apropiado). Y se cierra el acto con el Canto final (posiblemente el Himno al beato Santiago Alberione). 13