caso cañangas forever - eticapractica.gob.mx

Anuncio
ÉTICA, RESPONSABILIDAD SOCIAL Y TRANSPARENCIA
EL ACCIDENTE
— ¿Bueno?
— Hola má. Oye, hablo para pedirte un permiso
— ¿Permiso para qué?
— Pues mira, estábamos acá cenando en las hamburguesas cuando nos
llamó Yoyis para invitarnos a una fiesta en su casa.
— ¿Vas con Javier y Miguel?
— Sí, má. Mira, la fiesta es para festejar su cumpleaños. No llegaría
muy tarde a casa.
— ¿Pero te trae Javier, verdad?
— Sí, má.
— Bueno, hijo, ándale, ve a tu fiesta. Nada más cuídate mucho, eh.
— Sí, má, no te preocupes. ¡Gracias!
8 de septiembre - 21:25 hrs.
La Sra. Margarita* no se imaginaba que esa noche iba a recibir una de las peores
noticias de su vida: su hijo Lalo había muerto en un accidente automovilístico.
Lalo tenía apenas 18 años, acababa de terminar la prepa, y tenía poco tiempo
trabajando en una farmacia como mensajero. Lalo quería estudiar una licenciatura pero
por cuestiones académicas no pudo comenzar ese semestre, de manera que tomó el puesto
de mensajero para ganar unos pesos. Esa noche había quedado de cenar con unos amigos
de la prepa, y le había hablado a su mamá para pedirle permiso. Siempre había sido un
joven responsable. Ahora le decían a Margarita que el cuerpo de su hijo estaba tirado en
medio de una avenida.
*
Todos los nombres y apodos han sido cambiados para proteger las intimidades de los personajes.
1
ÉTICA, RESPONSABILIDAD SOCIAL Y TRANSPARENCIA
La noticia dejó a Margarita totalmente paralizada. Nada pudo haberla preparado
para un dolor tan grande. ¿Cómo era posible que hacía apenas unas horas le hubiera dicho
a su hijo que se cuidara, y ahora ya nunca más pudiera hablarle? ¿Que había sido un
accidente? ¿Tenía que presentarse a reconocer el cuerpo?
Los hermanitos de Lalo, Laura y José, de 12 y 9 años respectivamente, no sabían
qué le pasaba a su mamá, pero intuían que era algo malo. Su mamá no se atrevía a verlos.
¿Cómo iba a decirles que su hermano mayor había muerto?
Margarita vivía sola desde hacía un par de años. Tenía 45 años y hacía 2 se había
separado de su esposo, quien murió poco tiempo después. Ella era la encargada de una
tienda de zapatos en el centro de la ciudad, y con eso apenas le alcanzaba para mantener a
su familia.
Al colgar el teléfono llamó inmediatamente a su compadre Roberto. Él era perito
en la delegación Azcapotzalco y se ocupaba de tomar fotos a las víctimas de deceso en la
delegación. El compadre, impactado por la noticia, aceptó ir a tomar fotos —aunque no
era su jurisdicción— ; eran las 9:30 pm.
8 de septiembre 20:15 hrs.
Lalo se dirigía con Javier y Miguel a una fiesta a la que los habían invitado. Javier
y Miguel eran hermanos. Acababan de cenar y estaban contentos por la invitación, que
había salido de pronto. Javier iba manejando un auto compacto que les había prestado su
papá. Los tres jóvenes decidieron que la mejor ruta era ir por el Eje Central. Javier
circulaba por el carril de extrema izquierda, cuando en el retrovisor vio que una
camioneta se dirigía a gran velocidad en el mismo carril. Como Javier no se quitó, la
camioneta con vidrios polarizados tuvo que frenar de golpe. A Javier no sólo le echaron
las altas, sino que el conductor de la camioneta los insultó con el claxon. Javier siguió su
2
ÉTICA, RESPONSABILIDAD SOCIAL Y TRANSPARENCIA
camino un poco asustado, dejando la Suburban atrás. Unas cuadras después la camioneta
comenzó a pegarse mucho a la defensa del pequeño auto donde iban los tres amigos.
Asustado, Javier intentó cambiar de carril y bajar la velocidad, pero la camioneta le dio
un golpe directo, no muy fuerte, pero que sí asustó a los muchachos. Javier aceleró y trató
de orillarse, pero la camioneta era más rápida y se preparaba para otra embestida.
La volcadura se provocó cuando el auto de Javier, tras dar un volantazo, fue
golpeado de lado por la camioneta. El conductor de ésta, asustado, intentó frenar. Su
camioneta se patinó hasta golpear un coche que estaba estacionado en la lateral. Dentro
del auto no había nadie, pero el dueño estaba parado en la banqueta y vio todo.
Después de la colisión, de la camioneta se bajaron dos jóvenes —de la edad de Lalo,
aproximadamente— en estado de ebriedad. El golpe que le habían propinado al auto
estacionado era menor, pero el dueño parecía muy alarmado.
— ¿Qué les pasa? ¿Por qué hacen eso?
— ¡Sólo fue un rasguño! Mejor ni se queje— contestaron los jóvenes.
— ¿Pero ya vieron lo que hicieron? — y señaló hacia unos metros atrás. El coche de
Javier se había incrustado en una pared. Había vidrios por todas partes. En el
pavimento, yacía el cuerpo de un muchacho. Era Lalo.
— ¡Te dije que nada más un golpecito! — le dijo el otro.
Espantados, los dos jóvenes escaparon a toda prisa. Un vecino llamó a la ambulancia,
y a la policía. Al llegar las patrullas, tomaron la declaración del dueño del coche chocado
y de otros testigos del siniestro. Todos estaban horrorizados e indignados. Javier estaba
bañado en su propia sangre y tuvo que ser llevado al hospital enseguida. Miguel tampoco
daba señales de vida.
La patrulla tardó un buen rato en llegar. El dueño del coche que estaba estacionado y
al que le chocó la camioneta, llamó a su seguro. Estaba precisamente hablando con el
ajustador, cuando vio aparecerse a uno de los jóvenes que conducía la camioneta. Vio que
3
ÉTICA, RESPONSABILIDAD SOCIAL Y TRANSPARENCIA
éste se apalabraba con un policía. Algo le dio, pues le permitieron acercarse a la
camioneta, sacar unos papeles y nuevamente huir. En cuanto lo reconoció, le dijo al
ajustador y alertó al policía.
—Mejor ni se meta, señor —le dijo el oficial—, ¿para qué quiere tener problemas
si lo de su golpe lo paga el seguro?
— Así nosotros ya no podemos hacer nada señor, cuando la policía se mete,
nosotros no podemos llegar a ningún lado —le dijo el ajustador.
10 de septiembre
En la casa de Margarita se estaba rezando el novenario por la muerte de Lalo,
cuando a la mitad de éste tuvo que salir. Tenía cita en el Ministerio Público para darle
seguimiento al caso de Lalo. Al llegar a la delegación el agente del Ministerio Público,
sacó un fólder con una hoja que describía la muerte de Lalo como accidente. En el
expediente no había fotos, ni estaba el informe del peritaje. Sólo había una hoja.
Margarita preguntó dónde estaba la información que faltaba y por qué el informe tan
escueto que había ahí decía que había sido un accidente. Apenas ayer el expediente
contaba con las declaraciones escritas de los testigos, además de las fotografías del perito
de la delegación. El agente se molestó por sus observaciones, pero aseguró que esa era
toda la información que existía. Más aún: le dijo que el informe estaba terminado, y que
se declaraba el asunto como un accidente vial.
Margarita se indignó de lo que estaba escuchando, y le reclamó al agente la poca
sensibilidad y actitud de prepotencia que tenía. ¿Cómo era posible que el asesinato de su
hijo lo despachara como un mero accidente? El agente sonrió y le dijo: Hágale cómo
quiera. Más tarde averiguaría que los jóvenes sobornaron también al agente del
Ministerio Público y a otros burócratas de la misma agencia.
La búsqueda
4
ÉTICA, RESPONSABILIDAD SOCIAL Y TRANSPARENCIA
Margarita sabía que no había sido sólo un accidente. La noche en que fue a
reconocer el cuerpo, tuvo la oportunidad de platicar con uno de los vecinos quien le relató
lo que vio. Ella sabía de los dos jóvenes alcoholizados que bajaron de la camioneta y que
huyeron. Ella sabía que había sido un asesinato y no un accidente.
Margarita sabía que si habían extorsionado al agente del Ministerio Público, éste
no iba a contestar nada. Así que salió directamente a las instalaciones de una
radiodifusora importante con el fin de exponer su caso, y denunciar los hechos que vivía.
En la estación de radio se interesaron por su caso, y le dijeron que lo único que
podían hacer era exponerlo en público. Ellos empezarían sus propias investigaciones y
tardarían unas semanas en darle su respuesta. Margarita hizo su denuncia, sin saber ya
por qué medio buscar justicia.
Se dirigió entonces a la Comisión de Derechos Humanos, la cual también prestó
atención. Los abogados tomaron nota de lo que había pasado, pero le dijeron que su caso
tardaría un poco pues había que hacer investigaciones y entrevistar a muchas personas,
entre ellos al agente del Ministerio Público.
Desesperada, Margarita no sabía qué hacer. Ya todo lo que estaba en sus manos lo
había hecho. Entonces fue a visitar a la mamá de Javier y Miguel para ver cómo estaban.
Javier estaba en estado de coma. Su hermano menor había sufrido serios golpes en la
cabeza y los doctores no se atrevían a hacer un diagnóstico de cómo quedaría de sus
facultades mentales. La mamá estaba desolada. No sabían tampoco si podrían procurar
todos los gastos médicos necesarios. Margarita intentó hablar con los padres acerca de la
desaparición del expediente, y de lo que había hecho ella para buscar justicia. A los
padres de los jóvenes no les interesó nada, prefirieron dejar las cosas como estaban para
no meterse en problemas.
—¿Para qué pelear si a mis niños no les devuelven la salud?
—Para que no les pase a otros —dijo Margarita.
5
ÉTICA, RESPONSABILIDAD SOCIAL Y TRANSPARENCIA
—De nada sirve. Prefiero usar el dinero para pagar doctores que para sobornar a
un juez —fue la respuesta del padre.
Después de esta entrevista, Margarita se dirigió con tristeza a su casa. Escuchando
el radio se enteró de que había una instancia del gobierno local encargada de la
investigación a servidores corruptos. Decidió ir al siguiente día muy en la mañana.
Estando ahí, tuvo la oportunidad de exponer su caso al director y éste se mostró
indignado. Hizo algunas llamadas, concretamente al agente encargado del Ministerio
Público donde se levantó la investigación. Le dijo en voz de mando que recibiera a la Sra.
Margarita y le ayudara en lo que pudiera.
Posteriormente Margarita se regresó a la agencia del ministerio público, pero al
entrevistarse con el “servidor público” encargado, éste le dijo que no importaba a quién le
denunciara lo sucedido, que mejor se olvidara del caso o que le iría muy mal.
Margarita le habló al director y le contó lo que había pasado. El director le dijo
que le hablara en dos horas, cosa que hizo. En ese momento el director le habló al
delegado al que le correspondía esa agencia y le explicó la situación, exigiéndole que
actuara. El agente del ministerio público que había desaparecido la información del
expediente fue despedido y encarcelado. El juez que cerró prematuramente el caso de
Lalo fue sancionado y suspendido. Las fotografías que tomó el compadre de Margarita
fueron aceptadas como evidencia para la investigación. Los vecinos y el dueño del coche
aceptaron volver a hacer las declaraciones.
El caso sigue abierto.
6
Descargar