A la Pasión de Cristo / Hernando Domínguez Camargo.

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EL TIEMPO
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,
Folclor-Poesta-MO"slett
Teatro-Crónicas-Comentarlos
Lecturas Dominicales
Redactor, EDUARDO MENDOZA VARELA
ARA cumplir con lo que liama decisión de justicia, la Humanidad ha inventado mu.
chos atroces suplicios, donde
el deseo de exblbir un ejem.
plo esp~ntoso y el justo cómputo de las faltas a expia~' se tienen menos en cuenta que el sadIsmo de las mu~
chedumbres y la desquiciada imaginación
,Je los legisladores. En el curso de la His~
toria, la interminable fila de los condenados honra poco al hombre; unos tienden
sus miembros sobre la 'rueda a las barras de
hierro, o los abandonan a los caballos de
descuartizamiento; otros son desventrados
segllIl el Derecho de Clodoveo o se ven
arrojados, segun el G::ódigo Germanico, a
cuevas llenas de serpientes o de lOsectos;
y todos ellos, los escaldados, los ahogados
en el barro, los enterrados VIVOS, resultan
demasiados.,. y con la guillotina y la si-
P
Affilngol. -
Slg~
V ¡Mm•• Brltd"Ioo).
BOGOTA, D. E. MARZO 22 DE 1959
"O CRUX
AVE
AnaJlabetismo ilustrado es simplemente saber leer y escribir pero no leer ni escribir nanca, Que
es justalDr.o'" ..... ~ 1:RJtS. pasa en
nuestras ·sociedades nacionalistas
e industrializadas. No ciertamen_
te por cul~a de la industria ni
de la política sino como con!!ie_
cuencla de sucesos y tendencias,
a veces soterraños, qUe jnciden
Implacablemente sobre nue~tra
vida. espiritual. Hoy el hombre
común, aun en países de bajo alfabeUsmo, como el nuestro, sabe
firma.rse y puede leer, aunque
.ea. trabajosamente. Lujo que no
.le daba.n los reyes en la baja
Edad Media., ni las rrlmdes da_
mas, y menO! aún 108 ruerreros.
Clodoveo apenas podía. e9Cribir
su nombre. Y el rey Enrique IV
de Alemania, ya en el siglo XII
ni siquiera eso podía, nos cuenta
su cronista, al relatarnos sus vlr~
tudes. Sabemos con seguridad d6
PRIMERA
"
Historia y Símbolos de la
e ruz
Ua eléctrica, la sociedad moderna cree
realizar un progreso alli 'd9nde acaso no
añade sino un rigor mas implacable y una
meca ni ca ferocidad, Entre los judíos, los
principales suplicios eran la lapidación, en
la que se aplastaba al condenado con piedras que contra él se arrojaban violentamente o que sobre él se hadan rodar; la
hoguera, reservada a casos especiales, tales
como el del hombre convicto de adulterio
con su suegra, o el de quien habia prostituido una hija de casta sacerdotal; y, por
fin. la decapitación, pena de los idólatras y
de los apóstatas, Añadíase, a veces, terribles variantes, como el plomo derretido en
la garganta, de que habla el Talmud, "lo
que conservaba el cadáver del martirizado".
La crucifixión no era judía, sino romana. O más bien, se piensa que, siendo de
origen oriental por haber sido practicada
primero por los fenicios, los cartagineses y
los persas, se introdujo en el mundo grecolatino en época antigua. Cicerón atribuye su adopción a Tarquina el Soberbio, En
Judea, los asmoneos la utilizaron abundantemente. Un rujo de Juan Hyrcan, Alejandro Jann~o, después de haber vencido una
rebelión de f~riseos, utilizó ese suplicio
para su represión, y la Historia guarda la
imagen del feroz Reyezuelo que banquetea
entre sus concubinas, mientras que, anta
él, en la terraza del palacio, se yerguen 600
cruces, cargadas todas con sus vfctimas.
Incluso infligiase este supliCio a las mujeres; pero sin duda por pudor, se las crucificaba con la cara contra el leño, al revés
que a los hombres, Era, pues, una tortura
habitual y nadie tuvo que extrañarse de
que se condenara a ella a un rebelde blastemo,
Tanto más, cuanto que se le reconocía
una intención netamente intamante. Renán
piensa que la idea madre de este suplicio
era menos la de matar que la de exponer
al esclavo culpable, eolgado de esos pies y
de esas manos que tan mal habia sabido
usar. En Roma, efectivamente, era esta.
una JUuerte de esclavos, de ladrones vulgares, de provincianos; el magistrado que la
infiigla a un ciudadano romano cometJa un
crimen, que Cicerón reprochÓ también a
Verres,
Segütt opinión unánime, era esta una
muerte espantosa. "Crudelissimum teterri.
murnQ.ue supplícium", dice Cicerón, Clavado en el leño contraíase el euerpo en una
tetanización general: las herIdas se inflamaban; congestionábanse pulmones, cabeza
y corazón, y la angustia hac1ase atroz. Una
sed devoradora abrasaba las mucosas, El
cuerpo entero no era más que dolor. Lo que
habia de peor alH es que semejante suplicio
podía durar mucrusimo tiempo, si el condenado era de constitución robusta: Rerodoto y Josefa dicen que algunos crucifica_
dos desclavado. despuél de allunal bora.,
Eleazar, el alma de la resistencia, los romanos hicieron como si fueran a crucitiearle a la vista de las murallas, e inmediatamente, para ahorrarle este horror, sus
compañeros de lucha rindieron la plaza.
Una Página de
Daniel Ro p s,
de la Academia Francesa
(Versión para LECTURAS DOMINICALES)
habían sido devueltos a la vida, Petronio
habla de tres dias de tortura antes de que
sobrevenga la muerte. Se comprende, pues,
que no se pensase en él sino con un estremecimiento. Flavio Josefa cuenta que, du.
rante la guerra judia, este temor dei abominable suplicio provocó la capitulación de
Maqueronte, pues habiendo capturado a
¡
Antena
Americana
s
San Juan Evangelista, - Siglo XII .•
(Eva.ngelio. da Liessies).
El problema del analfabetismo ilustrado en la
sociedad industrial.-EI
desplazamiento de
la atención en el mundo feliz~~ arte de leer
'J
ca_·~l. r
,___Y
_e__
l_a_rt_e__
d_e__m_o_r_i_r.
Q_u_é_d_e_b_e__le.•e_r_se__e_n_ l_a__
ma.-EI
buho
y la__
alondra.
Por Antonio Panesso
(Para LECTURAS DOMINICALES)
d08 poetas alemanes, Wolframio
de Eschenbach y Ulrico de Lichtenstein, que tuvle on que dictar
a otros sus obras para poder con,
servarIas por escrito. Lo que nos
recuerda el hábito consagrado
por los presidentes de los Esta.
dos Unidos, que tienen su "ghos'
writer" o escritor far.'.;asma, que
no es ya el escriba a quien se
dicta: es .el tipo que escribe los
discursos para que .' s lea el patrón. La situación material del
hombre moderno es, pues, Infinitamente superior. Pero sólo aparentemente, podría en efecto pre_
guntarse: ¿qué se gana el hombre moderno con saber leer si lo
que lee son tiras cómicas? Porque esa es la realidad de nuestra
epoca, El hombre de negocios
que se queja de falta ,de tiempo,
en realidad lo gana en proporciones increíbles por la técnica de
los transportes y por los medios
de comunicación extrarrápidos.
Todos ellos convierten un dJa an_
tiguo en una hora. El hombre
más ocupado de nuestras "ocieda_
des modernas sale de .iU oficina
en su aotomovil, resuelve
sus
problemas urgentes por teléfono y
se gana una enorme cantidad de
tiempo. Llega a su casa, a veces
en el campo idílico, propicIo a la
ma.ravillosa compañIa de los libros. ¿Y qué hace nuestro afortunado homo ecODomicus? Se repantlga en una. slIla, coge JD. Ii.
La palabra "erux" designaba, en latin,
un patíbulo, una especie de horca en un
aentido más amplio que nuestra palabra
cruz, que siempre hace pensar en dos ba.
nas "cruzadas". Podria ser una simple es~
taca -pues crux designaba también el ti.
món del carro-, a la cual sujetábase la
victima con las manos atadas por detrás
del lfAo; ésta era la crux simplex que diversob artistas han asignado a los ladrones,
Más frecuentemente el instrumento implicaba una segunda viga, ya colocada en 10
alto de la vertical -crux summissa o com.
missa, en forma de T-. ya atravesándola a
alguna distancia de la cima, y ésta es la
crux capitata o inmissa, nuestra cruz tra_
dicional; y ,por fin, exisUa también la cruz
decussata, de dos montantes iguales y oblicuos como una X, que nosotros llamamos
"cruz de San Andrés" porque el hermano de San Pedro pereció en ella. La tradi.
ción más admitida quiere Que la cruz de
Jesús fuera la capitata; San Irineo afirmaba ya que tuvo cuatro extremidades, Parece
que contrariamente a lo que imaginaron
muchos artistas, no fue muy alta, vez y media la talla humana, pues si no, la crucifixión hubiera sido muy dificil. La posición
de los brazos extendidos por encima de la
cabeza, en prolongación del cuerpo, querida muchas veces por la tradición jansenista,
parece poco verosimil, por no explicarse
entc;mces apenas la presenCia de la viga
transversal si en ella no hablan de estar
clavadas las manos, en la actitud clásica del '
mldad de las ocupaciones y el
hambre por la "noticia extraordinaria", comunicada y a veces
creada por los mismos medios
técnicos, como el telégrafo.
Cien años despues, casi exacta.
mente, el novelista norteamericano Henry James explicaba su
fracaso comercial en una carta
para William Dean Howells: "La.
facultad de la atención ha des_
a.parecido por completo de la
mente anglosajona, ~Xiinguida en
su fuente por la! escandalosas
exigencias de las revistas ilustradas, sobre todo, que &Tita.n: "mi_
radme, yo SOy lo que necesitáis,
os puedo dar toda la informa_
ción que necesitéis sin quitaros
más que un minuto de tiempo .. ".
James escribía a principios de este siglo, en 1902, Medio siglo des~
pués, se ha cumplido exactamente su profecía, En todos los paí.
sea cultoa, no sólo en los Estados
Unidos, también en Francia y en
Inglaterra y en Alemania, '7 en
italia proliferan las grandes revistas eft coiures, ei tipo ¡'Liíe"
\ que no exige de su. clientes ni
siquiera saber leer. Reducen las
exigencias Intelectuales al mínimo que se espera. de un niño nor_
ma.l que aún no ha. entrado a la
escuela primaria. Un amigo mío
resumía esa situación del hombre contemporáneo en una frase
regocijada por fuera. pero trági"A mí
plz y papel y emplea un tiempo ca por dentro, Decía:
precioso -de cuya falta se que- siempre me han gustado las cosas
serias. No estudié filosofía porque
ja todos los días-, en resolvel
ninguno de los libros que conseun crucigrama.
guí tenía láminas".
Una mente poética,
Words·
Lo má.s alarmante el que esa
wosth. presentía. ya, desde prin- difusión
de la atención, que Imcipios, del siglo XIX, la desapa.
pide en su propia raí" la formarlción de Ja atención, la pérdida ción
de cultura sólida, es un hede la facultad discriminatoria por cho típico
nuestras "sociefla·
parte del hombre común de su des Ubres", de
funcionan a basf
tiempo, ya sujeto a las grandes de libertad que
de empTesa libertar'
crisis de la revolución industrial. de prensa, libertad
de comercio,
del imperialismo político y "e las Dos. grandes e!;ccitores
nul'iSrivalidades internacionales, todo tros días, George Orwelde
1 en 5U
10 cual creó la. acumulación hu~ novela futurlsta "1984" y Aldou!
mana ell la. (lludades, la anUorBJIXle1 ea IIVa Mu.,do F.U,",
anotan es~e lenÓmeno, en forma
que pareCla deliberadamente caricaturesca hace veinte o treinta años. pero que ha ad",uirldo
esa realidad con las montañas de
papel impreso, la técnica moderna de la propaganda. la gradual
desaparicion del sentido crítico
en las masas y aun en los indi_
viduos más diferenciados. Todos
nos quejamos, como decía antes,
de falta de tiempo, Pero veamos
que hacemos c ando la organiza_
ción de nuestra. vida deja ciertos
intervalos forzosos, como en los
viajes y en la sala de espera del
dentista: para llenar ese vacio
de tiempo no nos ofrecen, ni nosotros exigimos jamás, un libro;
nos contentamos con un periódi_
co, con una revista vieja, pero
con láminas ..
Parecerá. por lo menos sorpren_
dente semejante planteamitmto
por parte de un periodista profesional. En realidad. trato también de defender mi oficio. No
hay tortura. mayor para' un escri.
tor público que verse obligado to~
dos los días a bajar al nivel,
siempre descendente, de un lec_
tor que no lee libros, que no comprenderá sus alusiones literarias,
que estará de acuerdo por sim.
pie pereza mental o en desacuerdo por simple prejuicio político.
Un periodista qu, se respete busca un diált;ro con sus lectores, no
el conformismo a.pátlco ni el re·
chazo indiscriminado. Pero la a.ctitud critica es incompatible con
la cultura de masas, con la. afi_
eién ::::c!uzl"/::. ~ las !é.!!!.!nas d~
colores que en nada se diferencia.n de las vanas gigantescas que
en las carreteras no! invitan a
tomar el refresco de moda o a
consumir la mejor llanta del
mundo,
El periódico es Indispensable
en una sociedad democrática, o
simplemente civilizada, que exi_
ge información y guía, Pero no,
es Incompatible con el libro ni
puede pretender sustituirlo. El
equilibrio entre ambas funciones
podría hallarse en Inglaterra, en
donde el índice de lectura de Ii·
bros es el más alto del mundo y
también en donde el consumo
de periódicos llega a su prát;tlca
~aturaciÓn.
Esa tendencia a atraer la atención, pero sin ocuparla, parece
,er una necesida. ~ característica
de la. vida mental contemporá~
nea.. En el periodismo llamado
(I..,~t!núa
ell la páliDA. t.rtJer1l)
/
Crucifixión, - Slglo XII . • , Monte San Angelo, Italia,
(Continúa en 11. página enarta)
CON EL O C l O - - - - -
propósito de la lec_
tura J los libros se
pOdrl&
comenZ$r
una charla.
seria
con dos preguntas
impertinentes: primera: ¿vale la pena
aprender' a. leer y
escribir? Segunda: fue realmen.
te un beneficio la invención de
la. Imprenta?
, Tales preg-untas implican, naturalmente, la herejía de qUe es
posible una respuesta negativa,
ya qUe la afirmativa es simple ..
mente trivial, pero por eso mis_
mo, sospechosa. No hay nada .rnás
mentiroso que las cosas obvias,
¿Acaso DO se pasó milenios la
humanidad, en la firme creencia
de que el sol daba vueltas al' 'dedor de la tierra?
Examinemos cada proporción
.obre el analfabetismo y técnica
de impresión, sin prejuicios y
enfrentándonos a la realidad, Parece elaro que en nuestro tiempo el fenómeno más claro respecto a la cultura es la aparición del "analfabetismo ilustrado", por una. parte, y por otraf
la cultura de masas, o sea la desa.parición casi total
del gran
creador asilado, del poeta en su
pristino sentido, de Goethe, Dallte, Horacio, y su ' sustitución virtual por el bolero y la tarjeta
postal, asi como la gran novedad
del siglo XIX ha cedido su lugar,
como. función de cultura, a. la
revista ilustrada y al periódico.
PAGINA
El Americanismo de
Pedro Henriquez Ureña
Por Rosa Arciniega
ALIO de su caso
¡AdmlIable Salomé Ureft ..
aquella mañarta
Intelectual y madre de inte ..
-como tánta.
lectuA!E'!!: no le hablas _q,ui.
mañanas de su
vacado en tu pronóstico! Con...
vida- para ocu"
't18!1> I"" lQ 11 l'Jt.o
lPP-"""
par su cátedra
porvenir .hoy ya p8!1at\o-- t.
la Facultad de Humanida_
da pleno.rnenle. logradall'lenle
de la Universidad de La
n, 4 .......1 Pt!drito que
Como otras tántas ma~
jU.IUlhn hn serio en tu r~Jt,.?
también, habia dicho:
quedó erguido, ,como una d.
"Hasta luégo" A su mujer
las más cimeras figuras ilite.
-la abnegada Isabel Lombar...
Ic'Ctuales 4e América, entre
do Toledano-, pensando tal
nosotros,
vea en la feliz hora del retorPor IU obra. a Pedro Hes,..
rlquez Ureñ. ,. le puede 8Dono, al medlodia. Cruzó media
ciudad de Buenos Aires con
focar como Uclerc" puro ......
su cartapacio de notas y apunla manera de Jullen Bend~
tes bajo el brazo, y tomó lué·
como auténtico humanista, cogil el tren correspondiente en
mo escritor, como tilÓlolo .,
la estaci6n de "Constitución".
como exponente del pensamiento y el sentimiento ameUna hora de viaje, y lo mis.
ricanos. Esta última faceta d
mo que otras mañanas, esta.
la que aqui nos interesa por
rla en su punto de destino.
ahora.
diAlogando con sus discípu.
10$,.. ¡Velay! En aquel tren,
Habla nacido en Santo Doy unos instantes después, le
mlngo y alll se formó espiri ..
esperaba la muerte. Una falla
tualmente pero un fatum de
al corazón, y Pedro Henriquez
trashumancia le había llevado
Ureña se dormía para siempor todas las tierras americapre. El "hasta luego" familiar,
nas y de España, Niño aún, a
al trasponer la puerta de su
la república de Haití; mozo
casa, acababa de convertirse
ya. a los Estados Unidos, a
en un "por toda la eternidad ".
Cuba -donde publicarla su
Pe4ro Henríquez Ureña, el
primer libro de versos--; •
gra~ americano, habia dejado
México -donde actuada in..
de existir en plena sazón vital
telectualmente como en casa
y cuando aún podría haber co ..
propia y trabaría amistad con
ronado con otras su grande
Dlaz Mirón. con Urbina, COD.
Pearo Henrtquez Ureña,
obra de humanista.
Antonio Caso, con Dávaloll,
con Tablada, con el maestro Alfonso Reyes-; a España -donEsto ocurrió el 11 de mayo de 1946. (Todavía me resulta inde entraría en contacto con el grupo de filÓlogos encabezado por
concebible esa distancia temporal al recordar ahora aquel día
Menéndez Pidal y compuesto por Américo Castro, por MontoHu,
frio de otoño en que una llamada telefónica, a cortas horas del
por Millares Carla, por Solalinde, por Lapesa, por su futuro comsuceso, me informó de la noticia tunesta).
pañero de colaboraciÓn Amado Alonso" .-; a la Argentina, por
Es, pues, oportuna coyuntura de este aniversario duodécimo
dos veces, y en la cual desarrollarla una intensa labor profeso·
de s101 muerte para evocar la figura del maestro. con cuyo trato
ral, literaria y filológica hasta su muerte, El autor de "La
cordial y personal me hom'~ en la Argentina. Don Pedro Henriversificación irregular en la poesía castellana" y de "Historia de
quez Ureña -como se le llamaba en Buenos Aires, con ese .. don"
la Cultura en la América hispánica" se había librado asl, desde
atectFoso y respetuoso, dentro de los círculos literarios y universu más extremada juventud, de ese mal de las "visiones parroSItarios- había nacido "para" intelectual, para escritor, y en
quiales" o provinciales que suelen aquejar a quienes nunca han
medio de una familia de intelectuales y escritores. Su madre, la.
vivido fuera del terruño; se convirtió en "ciudadano de América".
magnifica doña Salomé Ureña, era educadora y poetIsa -justaAmérica, desde Alas~a hasta la Tierra del Fuego, era su ámbito
mente dirigia el "Instituto de Señoritas" de Santo Domingo
propio, su "habitat" natural (intelectual y sensitivamente, $e en·
cuando "Pedrito" nació-; su tia, Federico Henriquez Carvajal.
tiende), Sin dejar de ser dominicano por nacimiento e intensa de ..
gozaba de alto prestigia como critico literario y contribuyó a la
voción, se sentía vecino y miembro activo de la extensa familia
formación cultural del futuro autor de "Seis ensayos en busca
americana, Y para completar esos lazos afectivo. en .u en..
de nuestra expresión"; IU hermano Max competiría con él desde
tronque histórico y racial, vecino también y familiar da la vieja
la infancia en las grandes justas literarias; su hermana Camila,
casona española, Por eso estudió, como pocos en Am'rica. la
nacid" 10 años después que él, en 1894,. continuaría la vieja trahistoria de aquel pals, su lenguaje y su cultura que, por lo m ....
dición intelectual de la familia como pedagoga y publicista. Y
nos en una de sus rafees, son las nuestras y sin las euales no
finalmente su padre llegaría a Presidente de la República Dominos cabria comprender el "fenómeno americano", nuestra pronicana, Pocas veces se habrá dado un más completo cuadro 1apia e intima realidad.
mili8J'l de ampiente literario-artística-cultural".
Pedro Henrfquez Ure:l'í.a se forjó uf una vastlsima cultura
De lo que anunciaba ya en eierne aguel ' muchacho, de lo que
humanistica, y desde ella pudo otear con gran altura lu hoapotencialmente habia en él para el futuro, tuvo una clara intuidas esengias de América. N o las de este o el otro pala de
ción IU madre, y nos lo ha dejado dicho en aquel entrañable poecuantos componen IU conjunto, sino el conjunto totaL porque
mita. que escribió sin retóricos afeites -porque el tema no admiéomo muy bien señaló un profesor argentino" .. América. d. ua
tia falsificaciones literarias- y del eual voy a transcribir unas
extremo a otro, sin distinciones egolstu ni banderín, tue la meestrofas:
i. áe su vida 'y 81 II?j-a pl"e:e¡-e¡-~tü dw .....¡; :;üc:'!:to:". Y =.ún: .. ~~
aspiración permanente, declarada en muehu páginu 7 perceptl.
Mi Fedro no " ,oMado; tt.o a.mbicion«
ble en otras, fue 10 que América tenia de original. 10 que ti
de Cé!ttr ni Ale;andro lo, laureleal
Nuevo Mundo significa eomo aporte a la cultura europea o uni·
.i a aUI sienes aguarda u1ta coroM,
versal; en fin, la expresión de América",
la hallará del estudio en lol vergele!.
La búsqueda de lo esencial americano, de lo valioso y positivo que este continente juvenil ha dado al mundo, constitu¡Si le vierais jugar! Tienen sus juegos
ye en efecto la tarea más tenaz y apasionada de Pedro Henriquea
algo de serio que a pensar inclina;
Ureña. Po'r eso, aunque sus grandes logros en el campo lUológ!nunca la guerra te inspiró sus fuegos;
co, en el gramatical y aun en el filológico, acrediten bien su.
la tuerza del progreso le domina,
excepcionales condiciones y su extensísima cultura, lo que cobra
... " ..... " " , ... " " " " , . " . " ,
suprema validez entre nosotros. lo que en él se nos torna mál
As! e~ mi Pedro, generoso ti bueno;
accesible y comprensible es su' buceo, su ahincamiento en lo ra~
todo lo grande le merece cuUo;
dicalmente americano, Su más ambicioso cometido era llegal'
entre ' el ruido del mundo irá sereno,
hasta las últimas vetas de nuestras realidades continentales, y
que Lleva de virtud germen oculto,
por ello quiso y supo -al margen de su obra escrita- formar,
Cuando sacude su infantH cabeza
como profesor, una falange de discípulos, en su Facultad de Humanidades de La Plata, que continuase su obra, oteando a
el pensami'ento que le infunde brío,
.staHa en bendiciones mi terneza
América desde la misma alta perspectiva en que
habia aleanaado a columbrarla,
11 digo ,,1 Porv.nir: ¡T. lo Gonffol
..
.....
'1
•
~AGINA
~~clu,.a'
SrGUNDJ:
Mañana
no Saldrá el
Sol
Cuento Nacional
Por Humberto Jarami!lo ,A,Ggc!
11ft la aldea de Cafiadas. Febrero 15.
V
!NO el médico a verme. No me dio ninguna
esperanza
de
mejoría. Me mullo Me
hizo algunas preguntas, Iguales a las que
siempre bacen todos
lOS médicos. Formuló unas pastas. l\Ie
recomendll mucha quietud, mucho
silencio, un poco de aire puro todu las mafianas, búeDas comidas
Y. ante todo, vivir alejado de las
preocupacipnes, las
impaciencias
7 de llO sé qué otros detalles con.
cernientes a una vida apartada, por
completo de mi nat.ural manera de
portarme, todos los días, conmJgo
mismo.
El médico, un hombre viejo 1 lleIlo de mal humor y de presumida
cultura científIca, no me da, en
realidad, ninguna esperanza de meJoría. Hoy hace un año se me declaró la enfermedad y, e,n doce me_
ses, no he hecho nada ,distinto a
empeora.r, semana a semana, cOmo
li yo mismo fuera contribuyendo,
en forma eficaz a mi próximo fin.
El médico no asegura que yo esté
'Vivo para la navidad. Los médIcas,
sin embargo, en un ciento por ciento, se equivocan y equivocan, sin
ningún (undament.o, a los pobres
enfermos ...
Na tengo miet10 a la muerte. Sé
flue VOy a morir. En vano Intenta-
el mundo! El era, en si, el '6nlco
responsable de su inútil candlclón
de criatura que s6bte entre laló demis criaturas humanas. Dejé de
verlo. Y me donul.
ABRIL 5.
Cada día que pa.sa me siento más
débil y mas cercano a la muerte.
Vienen pocas personas a mi casa.
No recibo, por lo general, a nadie.
A veces, en las horas del atardecer, suelo entretenerme releyendo
algún Jlrecioso libro de versos o
escuchando cualquier bella sonata.
Me olvidO, entonCC!'IL de mi terrible
ml.! ' Incurable! Suena! Y dejo que
los ,gratos recuerdos me lleven, de
nuevo, a radiantes campos dl juventud, de alegrías y de goces supremos. Viajo por el pais azul de los
recuerdos. Vuelvo a ver el mar.
Vuelvo a ver las locas ciudades y
las locas noches de vinos, de mujeres y de aventuras romanticas. Me
pierdo en el pasado. Al cabo, cuan_
do llegan las primeras sombras nocturnas, enCiendo mi pipa, divago y,
aparentando valor '1 fortaleza frt'nte a mi tragedia, trato de engañar
mi prapla e.videncia de la muerte que se aproxima.
ABRIL 28.
Es hermoso este fin de abril en
los huertos y en los jardines de la
aldea de Cañadas! Los árboles están lIenos de frutas maduras. Ha,
miel abundante en la~ colmenas.
Cantan sus tiernos himnos los rui-
LAS NOVELAS QUE DURAN
ODA VIA me interrogan algunas veces sobre la crisis de
la novela, pero menos que en
otro tiempo. Me imagino que
lo! indagadores me ::.tribuycn
ya otras manias. Y es lo cierto que el destino del género novelesco en
Francia no es 10 que ahora me qUIta el
sueño.
Lo que hemos dado en llamar un eSCrItor "engagé" o comprometido que sea yo,
me intel'eso aún por el genero hterall(,
que he practicado tántos años, o que al menos he creído practicar; que no he de forlarme ilUSIones SI escucho a algunos novelistas mozos que dIcen que mis novelas
no son novelas, sino productos híbridos que
tienen a la vez algo de dIario intimo, de
confestón, de apólogo y de tragedia clásica
Pero si nunca escrlbí novelas -aunque tenga la ilusión de no haber hecho otra cosa
durante mi vlda-, deberé ser el últImo en
dar mI opinión sobre la crtsis real o su·
puesta de ese género difamado. Lo más pru·
dente será ir a la escuela de los que saberr
lo que es una verdadera novela -la novela que no podía existir antes de la revelación del cine, pues el cme es el que, según ellos, enseñará a la novela a ser lo lue
debe ser.
Una de estas noches, como hago a veces, abri un Balzac al azar. Era "La Muse
du département"; y cai en la escena en
que Lousteau y Blanchon tratan desde la
altura las novelas escritas en los tIempos
del ImperlO: "La ltteratura del Imperio,
dice Lousteau, iba recta al hecho, sin nmgun detalle .. Tenía ideas, pero no las expresaba. Observaba, pero no comUnIcaba sus
observaciones JI; nadle... Hoy dia los novelistas dibujan caracteres, describen el
corazón humano ... ".
Lousteau, hoy dia -porque
eterno-, sabe que los verdaderos novelistu no
dibujan ya caracteres porque no existen
caracteres en ninguna parte, smo en la
idea que de ellos uos formamos, y no nos
desvelan ya el corazón humano, pues la
realidad no llOS muestra , nada que se parezca al corazón tal como los autores de
tragedias y los novellstas psicólogos 10 han
fabricado para satisfacer las exigencias de
su profesión. La novela es la vida misma
'7 no las "láminas de anatornla moral"
T
es
... oponer resistencia a mi enfermedad. En vano, también, procuraré semlr, al pie de la letra, las muehas e inútiles abservacioDct del
médico. Moriré pronto! Es Jo más
leguro .. . TOdol, un dia 11 otro dia,
tenemos que modr. Es absurdo pretender togarsel«; por una puerta fal ..
u o por una ralsa esperanza. & la
muerte. Nadie padr! Irse vivo de la
tierra. Yo, sin duda, moriré primera
«[ue mucha gente, que mucho vieJecito que ya estA. de mb en el
mundo.
!efiores. Perfuman las espigas. Brf ..
11a el sol. Las noches 1I0n de luna.
Por los campos vagan, de la mafiana al crepúsculo, densos efluvios
y una especie de aire voluptuoso
envuelve, con lentitud, la simJille soledad de la aldea. Por entre las ramas del tiempo, por f'ntre las ce_
losfas de abril, avanzan, ágiles y
confiados, los primeros rosicleres de
mayo!
MAYO 10 - Por la tarde.
Hoy saU a verme con el seAor
notarlo pÚblicol Qué buen viejo!
Pero, hoy gulnce de febrero -lo Está. casi sordo . .No ve por un ojo
confieso sin temor y sIn lombra y parece, por su calva, sus arrugu
de amaragura-, sé que estoy listo y su vestido color tabaco, UD apo_
para morir!
lillado personaJe de Balzac. Supe
Sé que moriré pronto. Mas, Cito que su puesto de notario lo reclbl6,
-'0 -.no b'''l'O¡pta en lB roA ...... , .. t ... ",t
Jln .... 1101 . . . olO h~tt: .. <;t ... , do .tI l'tO¿Qué tuberculoso no espera, desde genitor. Es descendiente directo de
que amanece hasta que anochece. la ... . notarlos de aldea. Empezó, como
muerte?
todos las notarios de aldea, sirviendo de amanuense en la alcaldia o
FEBRERO 20
en el juzgado municipal. Su nomUn día de sol. Ayer, en cambio, bre es semejante al de mUes de notue dfa de oscuridad y de lluvia. tarios. Se llama Clodomiro.
Llovió en cañadas, todo el unto
Fui en busca de la oficina de don
día. La neblina desdibuj6 los huer_ Clodomuo con el 11010 propósito de
tos, JOs jardmes, las caUes, las co- completar y firmar un documen_
Unas '1 los horizontes lejanos. Una to testamentario a cuyas chiusulas
nebUna intensa que no carecia, acaM les hacía talta no se qué pequeño
ao, de cierta belleza y de cIerto en- requisito legaJo Lo leyó don CIeo.
eanto de evocaci6n y de misterio. Nada tuve, esta vez, para objetarle.
Llovía entre la neblina. No sopla_ Con mi aYUda, Y can la ayuda de alba el Viento, pero la misma intengún viejo código, las cosas resulta• idad de la lluvia pareela anun_ ron tan fáciles pomo era de supociar, pa.ra mis tarde una calma ner, al principio, cuando resolví de_
eompleta y una completa serenidad Jar toda mi fortuna a un lejano
atmosférica.
parIente a quien jamás he vJsto y
Yo amo la neblina! Amo, de Igual con quien apenas me ligan Y commodo, la lluvia! En un pueblo de prometen reml tos sentimientos SIn
brumas, en la dulce Escandlnavia, importancia.
habría. sido, por mil razones, el
No es mucha mi fOrtuna: esta
hombre más dichoso de la tierra. casa en dande vivo, solo, desde haUno no puede elegir el sitio para ce diez años. Una hacienda en el
nacer. Nadie lo ha elegido, Jatnás, páramo que nada vale.
Algunos
en la Infinita sucesión de las ge- muebles antiguos. Un coche. Un esDeracianes y las generaciones.
tablo. Unas cuadras de bosque ]'
Nací en esta aldea de Cafiadas
las prendas de uso personal. En
:más propia para caballeriza o para conjunto, una modesta riqueza que
aprisco que para ser cuna de un no me permitIó, nunca, vivir con
hombre soberbio Y, altivo como yo!
la holgura. el gusto y la elegancia
que requiere un hombre con ideas
MARZO 9.
libres, independiente y alejado, por
Un pariente me escribe. Su carta, VOluntad propia, de la mentira y la
farándula social.
eomo de costumbre, la escribió paTBdo sin embargo, se 10 dejo, en
ra sohcJtarme una ayuda económi_
co! Lo de todos los parientes 1)0- mi tes~amento, al pariente desconobres! No sabe el Infeliz, sin duda, cido. Es poco lo que mi heredero
que estoy enfermo y que mi dine- universal podrá. utilizar. Sé qUe esro -el dinero que me pide y que le ta casa, con sus muebles y con sus
mandare, con seguridad-, es dine- anticuadas vejeces, si no se opta
por prenderle fuego, tendrá que
ro de tuberculOSO, de tísico, de hom_
ser rigurosamente sometida a un
bre que pronto ha de morir.
largo
proceso de repadción y de
En esto de servirle a la canalla
de mi familia creo haber sido, siem. total acondicIonamiento. Eso, tuera
de
qUe tendrá que ser desinfecpre, muy generoso. De niño tuve
que trabajar para darles de comer tada hasta en sus más intimos de_
talles
)'
dependencias.
a todos. De Joven les di parte del
producto de mi sudor y, ahOra que MAYO 17,
estoy viejo y enfermo, tengo que
Caftadas es una aldea de paz ;)
prestarles~ a menudo,
oportunas
ayudas económicas. Todos me pi. de silencio en donde todos sus moradores
son, con prescindencia del
den. Son unos paráSitos mlsetabl('s.
NingUno "ale nada. Los odIo y los cura, el notarlo, el barbero Y el
maestro
de escuela. lerdos. AqUl
despreciO, a todos. por igual. Cuannunca sucede nada. Nunca llegan
do les doy dinero o comida, lo hafora!'teras. Nadie abandopersonas
go, tan solo, para ven~arme de
na su casa. Nadie se inquieta por
ellos. Para humillarlos. Sé que si
lo
que
sucede
en otros lugares y nayo no les diera nada, se morirían,
die, de igual manera, se afana por
qUizás, de hambre!
de
lo que enseña el cusaber
más
l'Ills familiares! Qué sucia canalla!
ra en sus sermones de los domin_
80n, para mi, una permanente des~
gos, de lo que cuenta el barbero, lo
honra!
que refiere el notario o lo que
MARZO 18.
comenta el mae,stro de escuela, un
viejecito
sordo y casi Ciego como don
Cae, en Cafiadas. la nieve. Des_
Clodomlro. el notarlo.
de los corredores de mi casa _en
donde vivo solo como un fantasmaYo vivo en Cañadas, desde hac{'
miro caer la nieve. Es pura y herdiez años, pOrque su ambiente remosa. A mi, que se diga, no me
sultó ser el mas propicio para mi
hace dafto la nIeve. No me Hena, natural modo de apreciar las cosas
como a tantos otros seres, de mey de rehuir, con prudencia, el trato
lancolía o de tedio. Yo, mirando
cotidiano con las gentes de la socaer en el jardill la nieve, VIIl.llvo,
ciedad, la política o el comercio
por unos instantes a ser niño! Y
Soy retrafdo y hurafio! Me fastidia.
&ue:fí.o! Veo, en la vaguedad del re- por Igual, la presencia de hombres
cuerdo, un páramo, unas colinas y mujeres que no tienen el mismo
grises, unos Arboles ateridos, unos caracter nlÍo. No se conversar de
huertos borrosos y unas cabafias en ' negocios, de política ni de asuntos
donde todas las cosas trascienden
domésticos! Soy un apatlCO! Apáa rusticidad y a buenas costumbres tico, sin ser un nellrótico o un pa.
campesinas. Veo, del mismo modo, ranolco lleno de extraÍias mítnia~
un rio, unos caminos pardos y UItOS y de extraños complejos sicológi_
lejanos paises de Jlusión y de qui_
cos.
mera!
El afio pasado, cuando descubrl
Torno a la niñez mirando caer la
que estaba tuberculoso, cancelé toDieve!
das mis peque:fí.as ambiciones y me
dispuse, de alli en adelante, a preMARZO 25.
pararme, en forma digna y viril,
Me despertó una tos seca, as..
para la muerte. Me quedé. enton_
fixiante. No eran, en el reloj del ces, solo en esta. casa de aldea.
muro, todavía las horas de la ma- No quise dejar nI criados, ni sirdrugada. Afuera se sentia - correr vientes, ni compañía de ninguna
un viento triste. Lejos, en los camclase. ¿Pa.ra qué?
pos verdecidos de Plarzo, debeda
MAYO 30.
estar húmeda la tierra. Debel'lla,
tambHn estar crecIendo
las
An(trés Vargas es un aldeano, de
plantas Y las frutas. No habrfa, de
Cañadas, flC9 e ignorante como to.
seguro, ni luna. ni estrellas. Un SIdos los demás ricos del lugar. Ayer
lencio, como algo precursor de la vino a proponerme compra de mi
tragedIa o de la muerte, deberla
casa. Hubo, en torno al ne,ocio,
llenar aquellos felices campos que un breve dialogo:
yo imaginaba, desde mi lecho, hú_
-Quiero que me venda esta casa
medos y fuertes fragancias de amacon sus muebles y su biblioteca.
polas y de tréboles! Tardada en
-No puedo vendérsela.
amanecer!
-Se la pago de contada.
La tos me dur6 lar&'os minutos.
-Esta caso no el J'tÚa.
Pen~ que Iba a presentarSfl, al fin,
-¿No es suya?
el ..ómtto de sangre. No le presen_ '
-Si. No es mia.
t6. Al cesar la tos seca, lué&,o de
-(..Quién es, ahor&, su due1\o'
haber quedado Ubre del temido ac-No lo conozcO.
ceso de sangre, apa&,ué 1& luz e in_
-Es raro.
tent6 reanndar el 8Ue:6o. Antel de
-No. No es raro: se la deJ~, en mi
dormirme. lo recuerdo ahora, es- testamento, a un pariente a quien
tuve pensando, en forma muy fu_
nunca he nsto.
raz. en aquel hombre SUperfluo de
-¿Un pariente desconocido'
la novela rusa de Turgnentev. Lo
-Sf,
TI cruzar, Pálido Y enfermo, ante
JUNIO 10.
mis ojos de tuberculoso, Era, en
efecto Un hambre completamente
A] fin, esta mafiana, mientras me
aup;;¡'uo. Su vida lobraba en la ew:- 41r1a1a al huuto l .. lOe presenté el
...... tierra JIlolcnital lobrab& ••
Semi'" l'ómlt. •• .....IN. l'1M al..
tlOM~NGO
Por
Francois Mauriac
Francois M aurinc.
que de ella se pueden sacar, como creia
Paul Bourget.
Estaré con~orme en eso con los Lousteau del día; pero una idea viene a mi
mente. He cogido ese Balzac al azar, en
una forma que es habItual en mi. He entrado en él de rondón, como en una casa
en que co_nozco bien todos los aposentos.
He pasado noches de ml Juventud en cada
uno de ellos. Si descendiese al jardin sabría encontrar el tilo cuya corteza conserva aún las iniciales que allí entrelacé hace
muchos años.
y me pregunto si la obra de Kalka
por ejemplo, o la clJ?: Joyce, para citar dos
grandes nombres entre los muertos que son
maestros de los jóvenes de hoy, ofrecen
ese carácter de ser habitables, como 10 eran
los que nuestra generación prefería -tan
deliciosamente habitables que a cualqUier
edad de la VIda volvemos a ellos, aunque
no volvamos a encontrar alli sino una falsa realidad recreada por novehstas cuya
presencia estorba a la obra-; 7, cuando se
trata de Balzac, el enorme buen hombre
con sus burdas ideas y sus gracias de elefante, se interpone por todas partes entre
nosotros y lo que él pretende m.ostrarnos
y comentar, en lugar de hacernoslO ver y
sentir, en una discontinUidad que rompe
con la lógica de una narración bien construida.
Para mi, lo confieso, una verdade~a novela es aquella a la que me queda gana de
volver y que no he pasado por sus págma:!l
como a través de una pesadilla. A deCir
verdad, no hay nadIe apenas, más que
Proust, para darme en el mIsmo grado que
Balzac esa famIliaridad con un autor y
con el mundo creado por él. l)na obra en la
que se entra y de la que se sale hasta sin
buscar el comienzo del capítulo. Fuera de
Balzac, no veo sino "La Guerra y la Paz"
en que pueda IntrodUCIrse asl., empujando
la pnmera puel·ta que encuentre.
La mayor parte de las otras grandes novelas eXIgen ser leidas desde la primera
págma. ¿Cuáles son esas novelas Q.ue he
vuelto a abrir con frecuencia a 10 largo de
mi vida? No son seguramente las mismas
que los novt:!hstas jóvenes de hoy releen.
Pero qué es 10 que releen ellos? Para
nosotros era "Adolphe", la "Bovary",
"L'Educahon", "Le Moulin sur la Floss",
"MIddlemarch",
"Domimque".
entre
muchas otras. ¿Los de a110ra aman verdaderamente lo que les gusta? QUleIo decir
¿lo frecuentan, lo habitan como nosotros
hemos frecuentado y habitado las hovelas
de costumklres o de carácter, escntas según
una estética que ellos condenan o que consideran hoy como superada?
Es esa la pregunta que yo me hago.
Estoy muy dIspuesto a creer que ellos conocen hoy la realidad como jamás se la
habla conocido desde que existen hombres
y desde que se cuentan historias. Pero me
pregunto también si esa realidad, apenas
aprehenslble, no huye a medida que el lectos l'le eSíueL[za por captarla. Los caracteres,
cercados por un trazo sostenido en la novela tl'adlClOnal, las deducclones arbitrarias
de la psicología que era la especialidad de
los observadores del corazón humano según
la vieja moda, aseguran mejor acaso a las
mejores obras novelescas el privilegio de
durar en la memoria y en el corazón de
lo! hombres.
EN ESTA SEMANA
LA CRUZ Y S INVENCION
N el afio 335,·
Santa Elena, ya
de 80 años, desembarcaba
eD
Constantino p 1 a
para
dirigirse
luégo • Jerusa_
lem ya que una
especie de idea fija , la tenía
obsesiona.da: hallar la Cruz
del Salvador.
Años
antes,
Constantino había. dado liber_
tad a la. Iglesia por medio del
Edicto de Milán, no porque
éste tuviese en cuenta. de ma..
mera especial al cristianismo,
sino pOrque tanto Constanti1'10 como Licinio, el Augusto
de Oriente, convinieron en la
capital lombarda, en honrar
a la Divinidad, cualquiera. que
ella fuese y a fin de alean ...
t:ar del cielo paz y prosperidad para gobernantes y go_
bernados, con libertad para.
todos de practicar la religión
preferida, aboliendo toda clale de restricciones al tiempo
que se ordenaba la pronta
restitución de bienes y "lga"
res destinados al culto y con_
fiscados a. los cristianos durante las persecuciones. Este
edicto, sin embargo y a pesar
de la forma un poco neutral
(lomo fue concebido, es sin
duda uno de los más importantes documentos emanado!
a favor del cristianismo al
través de
todos los siglos.
Más que en favor del cristianismo, el de Milán fue un
edicto de libertad de cultos..
El cristianismo por el Edicto de Milán salió de las ca_
tacumbas y empezó esa flo ..
rescencia de basílicas que en
Oriente y Occidente nos le M
gó Constantino. _
Pero echemos una mirada
hacia atrás. Entre los hebreos,
no solameqte tos ajusticiados,
6ino los instrumentos de su
6uplicio, tenían que ser en_
terrados, en lo que en térmi.
nos modernos podríamos lIamar un
cementerio laico.
Generalmente a los ajusticia~
dos se les arrojaba al cam M
po, se les botaba como se podría hacer hoy .on un perro
muerto y de ellos daban cuen_
ta prontamente
las hienas
que salían de noche en busca
de mortecinas y aun los perros semisalvajes que hamM
breados recorrían cañadas y
despeñaderos. Si alguna per_
sona reclamaba el cuerpt. de
algún ajusticiad(o, el juez Ordenaba que se le entregase
para que aquel le diese tam_
bién sellUltura.
Con los ladrones crucifica~
dos con Jesús debió suceder
ésto: es decir que se les arrojó fuera. pero como el cadá_
ver de Jesús fUe reclamado
por José de Arimatea y Nicodemo, recibió f'epultura en
un sepulcro nuevo y cavado
en la roca. Los instrumentos
de su suplicio fueron reco_
gidos y a toda carrera ente_
rrados allí mismo en el Gól_
gota, pues el tiempo apremiaba por cuanto al caer el sol
empezaba la Pascua de los
judíos.
Los prjmeros cristianos empezaron a venerar aqueUoo
lugares, especialmente el Calvario y el Santo Sepulcro JI
con los años las peregrina.
ciones aumentaban por lo que
el emperador Adriano (117138) resolvió terminar de una
vez por todas con la "superstición" y ordenó que la fosa
que quedaba entre el Santo
Sepulcro y el Gólgota. fuese
eonvertida en una explanada
que borrara _ totalmente el
Arango,
E
Pbro.
Santa Elena - Siglo XV. ~ Saint Deni$. Francia.
Gólgota y el lugar del sepul.
cro al tiempo que mandaba
construir en aquel lugar sendos templos a Júviter y a
Venus. "Insensato -exclamaba el histbriador Eusebio-.
que no se daba cuenta de que
esas columnas iban a marcar
definitivamente el hlga.r en
donde se hallaban esos santuarios"
Los cristianos no volvieron
allí, pero no se olvidaron de
que bajo las columna.s y arcadas de eros templos na~"'­
nos se bal1aban el Santo Sepulcro, el lugar del suplicio
y la Cruz del Redentor.
Pasados Jos años vino la
conversión de Constantino y
éste concibió la idea de levantar una basílica en el Gól~
gota demoliendo primero los
templos del odio anticristiano del emperador Adriano y
cuando los obreros se hallaban
en esta faena, fue preci~a­
mente 'mando
Santa Elena
llegó a Jerusalén. La santa
señora pasaba los días entre
los obreros, caminando
por
entre escombros, viendo remover columnas, trozos de
mármol, estatuas mutiladas y
pidiendo a Dios que le diier-,
dónde estaba la verdadera
Cruz que allí había sido enM
terrada. Finalmente un día
-la tradición dice qu~ el 14
de scptiembre del año 335-,
mandó a J05 obreros ahondar
un poco sus picas en un punto
determinado y en efecto lo
primero que salió a luz fue
una tabla, en la que se pudo
leer, después de limpiarla, la
inscripción que por orJen de
Pilato se había colocado sobre la Cruz del Salvador: era
una inseripción
en hebreo,
griego y latín que decía: JESUS NAZARENO REY DE
LOS JUDIOS. Santa Elena,
estrechando aquella tabla contra su corazón y bat1ándola en
lágrimas, ordcnó que siguieran cavando y a poco rato sa.~
lian afuera también las tres
cruces, cada una dl' las eua ..
les estaba perforada por to:>
clavos, los cuales habían sidl!
metidos entre sus mismos ori ..
ficios y como las cruces eran
prácticamente iguales no se
podía saber a ciencia cierta
cuál de ellas había sido ht
que sostuvo a Jesús en su tor·
mento. Fue entonces cnandlJ
al obispo de Jerusalén, Macario, se le ocurrió hacer unn
prueba y fue el colocar cadn
una de las cruces sobre el
cuerno de una ilustre mllt'jbunda, la cual recuneró IU<!_
tantáneamente la. salU~
al
contacto con - la
verdadera
Cruz.
El hecho histórico de la
jnvención de la
verdadera.
cruz por Santa Elena, no se
puede negar. Constan,mo, por
ejemplo, le escribe al obispo
MacarÍo estas palabras: "Su ..
pera ciertamente a toda admiración de los hombres, el
monumento de su pasión es ..
condido en las entrañas de
la tierra tantos siglos.". San
Cirilo de Jerusalén (+397),
cuarenta y dos años después
de este acontecimiento, le escribe a. Constancio, hijo d~
Constantino: "En tiempo de
Constantino, tu padre, el ño
saludable de la Cruz fue ha_
llado en Jerusalén". Y de esto
hablan igualmente San Ambro_
sio (+ 397), San Paulino de
Nola, (+ 410) Y los continuadores de la HIStoria. Eclesiástica de Eusebio.
A más de uno se le podrá
ocurrir que unas cruces toscas
de palo no podían conservarse
por espacio de tres siglos. Pero no se puede olvidar que el
terreno e! allí muy seco y
árido, fuera de que las cons~
trucciones de Adriano impi~
dieron en mucha narte el que
el agua de lluvia que allí cae
se filtrase fácilmente en el
terreno.
Después de estos aconteci_
mientos Santa Elena regresó
a Roma, llevando tierra del
Santo Sepulcro para su tum_
ba, una parte de la verdad"ra Cruz, una parte de la
inscripción y un clavo. Para
estas reliquias construyó San~
ta Elena, en dos alas de su
palacio una basílica y en ena
una pequeña capilla que des_
tinó a su propia tumba. La
basílica se llamó al princi_
pio Basílica Elenlana, como a
otras se ]e~ jiu el nombre de
Liberia,na y Eudoxiana j 'ero
se la llamó también E 11ea
Eleniana. quod dicitur SessorlUm, es decir la que comúnmente ~s llamada Sessorium,
y así aparece el! las actas de
un concilio del Papa Sixto 111,
del año 433. Hoy mismo se
Bama a la Basílica construi_
da por Santa Elena, BasÍlica
Sessoriana que es Santa Croce
in Gernsalemtne.
Ese J,Jombre de Sessoriana.
no ha !=ido suficientemente ex_
plicado.
Algunos dicen que
ello se debe a que aquella pro,piedad fue al 'H<fncipio de
una familia romana de ese
nom bre como SUCl le con la
basHica llamada Lateranen_
se; pero entre las familias
romanas no bubo nunca nin_
guna qUe tuviese el n
bre de
gens sessonana que era. como se
lIam""ha a la~ fa-nilias roma.
nas.
l\'Iás atinada
parece esta
explicación: el palacio de Santa Elena, que le fue 1 'lIa_
do por su "tijo, fue anteriormente d nalacio de Eliogá.balo, a quien por la vida que
llevaba y por rer de ori.~en
sirio, el pueblo le
da SIlS
Slrlanus, el cerdo Slno y de
aquí se fOrmó el vocablo de
sussnianus y con el correr del
tiempo sessoriano, que e .. al_
go parecido a lo que .llaSÓ en
Lima con Micaela Villegas a.
quien el pueblo le decía "la
perra cbola" y para. disfrazar
un poco la dura expresión, se
terminó por decirle la Perrichollo
La festividad de la Inven_
('ión o encuentro de la Santa
Cruz, se sigue celebrando en
la h'lesia Latina el 14 ft~ seutiembre vesta festividad es
distinta de la que se celebra
el 3 de mayo con la denominación de Exaltación de la
Santa Cruz.
JUAN JARAMILLO ARl\NGO
Presbítero.
I
go
JUNIO 10. _ Por la noche.
hOra.
Al allocbecer -un princlpir) de noche fria, brumosa, ('on neblinas qu/?
arropan los arboles y con brIsas qu('
mundan el Jardin y las caUes-, me
repitió el acceso de tos y de san_
gre! Un acceso mas copioso que el
de la ma:fí.ana. Al concluir. ya muy
débil, pude reflexionar sin temor,
JJD. miedo, ala dudas '1 wttl 1& N-
lúbito. Un leve ataque de tos,
Una ligera fatiga en el estómago y,
lué¡;a, los torrentes de sangre ca·
Iiente, espumosa Y en alarmantt'
abundancia. l'Ile froté la frente con
alcohol. Bebi un poco de vino. Después, como si nada me bubiera Sil'
cedido, entré a la biblioteca, me
senté en un diván; abrí un libro y
estay.. le,endo por espacio de tila
guridad próxima de miAnuerte:
-~lotlre al anlanetfr. ,\1 amanecer, o antes del aml\J1ecer! !\Ia:fí.ana 110 saldra. para mI, el sol!
Ei' . ~n~'e' de' 'junio no salió, en
verdad, ¡;l sol para Demetrio Pura.
un hombre que !lobraba, ~()mó el
personaje dl' la no\'ela rusa de Tul',ueDlev, en lA tierral
Al publicar su diario intimo no
hago nada distintB a cumplir una
de las vanas clausulas cono;lgnad:\s
en su testamento Dcsde su muerte yo vivo en l'sta casa en donde.
todas las nocllCs, me parece percibir la sombra de 'Ill fantasma qu('
vuelve. SilenCIOSO y nostalgko. de
maS allá del retno desconocido de
los muertos!
BUMBERTO .JARAl\DLLO ANGEL
22 DE MARZO DE 1959
"Cuentos
Impresionantes"
-Una Obra en Prensa----------....,
del Profesor
Alfonso BonilLa-Naar
Prólogo de
'---------Enrique Santos, "Calibán"-L cuento fUe la primera expresión literaria del hombre.
Anterior a las tragedias grIegas y a
los poemas novelados de la IHada y
de la Odisea. De
las oscuras cavernas del tiempo ' han llegado hasta hoy leyendas, cuentos de hadas, narraciones de épocas en que la inteligencia. comenzaba.
a balbucir.
Luégu, las "Mil y una 1'Ioches". y
del medioevo para acá, los cuentos de Bocaccio, eróticos y bellamente escritos. En este género
nadie Jo ha superado. Si no es
Brantome, el "chroniqueur" de
la época de los Valois, que con
sus "Damas Galantesl" retrató
una sociedad ligera, amable, co.
rrompida y alegre. Después, hasta el siglo XIX, los intelee\os
europeos se dedicaron a la filosofía y a Jíl. política. Pascal, Descartes, Montaigne ... Rousseau, Voltaire. El siglo XIX, el estúpido
siglo XIX según León Daudet,
pero en reaJidad el siglo de las
luces, la libertad y Ja Democracia, fue fecundo en cuentistas,
El mejor de todos, a mi parecer,
Guy de Maupassant. cada uno de
cuyos cuentos es una joya. Djckens también cultivó esta rama
de la literatura. y dejó personajes
como Scroge, uno de los héroes
de sus "Cuentos de Navidad", in_
mortal.
El arte del cuento en este siglo
ha decaído notablemente. En el
panorama anglosajón nadie ha
superado a Edgard AlIan Poe,
en sus producciones terrorííicas,
plenas de misterio y horror. Escritas en el más noble estilo de
que autor alguno baya sido dueño. Ni a O'Henry bobemio, como
Poe, antisocial, como él, perO no
pesimista ni angustiado, poseedor
de un sentido de "l'humeur" que
le permitió escribir obras maestras en su género.
El cuento es una novela. abortada. y, en realidad, los grande!
novelista$ aproveehan los temas
de desecho para hacer cuentos.
Ninguno de Jos novelistas ameriM
canos, ni Faulkner, ni Sherwood
Anderson, ni Cari Sandburg, me
convencen como cuentistas. Los
novelistas españoles también cultivaron el cuento. Pérez Galdós,
doña Emilia Pardo Bazán, Pereda, Palacio Valdés y Juan Valera. De todos Jos cuentos que prOdujeron yo salvaría para la posteridad uno nada más. "Solo"
de Palacio Valdés. CuatrQ o cinco páginas, pero plenas de emoción, de ternura y de tragedia.
Lo demás, puro fárrago. En ~!
siglo de oro, Cervantes nos deJO
lo que en francés se llama "oouvelles", o sea. algo intermedio en~
tre el cuento y la novela. El Qul.
jote nos ofrece numerosos capítulos que pudiéramos calificar de
cuentos. Un poco pasados, moralizantes e irreales, Las "Novelas
Ejemplares" poseen más intriga,
más movimiento.
El cuento "de tipo puramente
sentlmehtal y patriótero, como
los de Edmundo de Amicis y Al_
fonso Daudet, ya suena a hueco.
Tan pasados de moda como la
crinolina. Lo cual no quier decir que los cuentos ultramodernos,
• base de enerfía nuclear, conquista del espaCIO, con siquiatra!!.
compUcaciones mentales y gangsten de alto bordo, sean mejores.
En la América Latina el cuento ha tenido muchos cultores.
Ninguno de primera magnitud.
Horacio Quiroga, el argentino. y
uno de los más populares, no vale a mi parecer, mucho. Los demás son casi todos cos.tumbristaso Y en este género, Ricardo
Palma ha sido uno de los mejo~
res. El costumbrismo se nltivó
y sigue cultivándose en Colombia en forma casi exclusiva. Don
Tomás Carrasquilla el más destacado. Cuando nuestros cuentistas salen de este tema y pretenden elevarse a regiones superiores, no logran levantar el
vuelo a grande altura. Para llegar a. la. maestria, como cuentista, se requieren las mismas condiciones necesarias en otras actividades. Inteligencia, talento,
vocación e imaginación. Y ademá.s estilo. No un estilo sometido a severas reglas académicas.
sino fluído, armonioso. ''De la
musique avant toute chose" decía Verlaine. Algo con rumores
de mÍlsica y ruido de. alas, donde la cacofonía. la repetición de
las palabras, e' abuso de pronombres y artículos, que son la peste del estilo, la netulan('Ía y el
amaneramiento, hayan sido cui_
dadosamente excluídos. Pero sobre todo imaginación ardorosa,
desbordada. Imalrh\ación, que por
la originalidad del tema escogido, mantenga al lector anhelante,
angustiado y no le permita descansar mientras no haya llegado
al ines-perado y dramáticlQ final.
y aquí tenemos un cuentista
que posee a cabalidad todas aquellas condiciones. A un personaje
realmente extraordinario y extraño. El profesor Alfonso BoniJ1a-Naar, de multiformes facdas.
Todas ellas Henas de lllz. Es qui\ zá el cirl1jano más audaz y más
afortunado de la joven medicina
colombiana. Con el escalpelo en
la mano hace maravilJas. Y 10
mismo mareja el viejo corazón
humano y haee con él cosas que
antes estaban reservadas a los
dioses. COU10 emprende experimentos de la mayor audacia in
"anima viii". Corta cabezas de
perros, que, separai:1as del cuer~
po siguen viviendo y las injerta
eQ otros cuerpos. Es una especie
de doctor Fausto que crea en
los laboratorios cos,as maraviJ1osas y diabólicas. Esta sola activídad hubiera bastado para llenal
la vida de un nrofesional.
Pero a Bonilla .Naar le sobran
tiempo y talento Dara d'i!:dicarse
a explotar su privilegiado cerebro. en otras ramas de la inteligencia. Es todo un señor poeta.
Domina el verso de porte moderno a la perfección. Para la coronación de la reina de bel1eza de
Colombia en su tierra natal, éste
año, ha escrito un poema tan original y artísticamente concebido,
que será al mismo tiempo exaltación de la bel~eza e himno a
Cartagena, esculpido con sus arenas. su mar, sus peces, SU" frutas
y sus Kentes, Pero en donde Bonilla -Naar ha demostrado <:us excepcionales dote~ de creador. es
en los cuentos. que van a adueñarse del lector, tan pronto como
termine de leer este insípido prólogo.
Bonllla.-Naa.r ha echad. a u
E
lado la técnica. La técnica Ja ..
más puede supcrar al genio. Yo
detesto los escritores a base de
técnica y reglas. De los cuales
Andre ~IaDrois es el más perfecto y ejemplar. Sus novelas están
concebidas sabiamente. No hay
pormenor desajustado. El nove..
lista lleva de la nariz al leclor.
hacia un final ya conocido. Bonilla-Naar es 10 contrario. Es la
improvisación guiada
por una
imaginación desbordante. y asi
surgen estos sus primeros cuentos de espanto, premiados, con
''l\'Iención Honorífica" en reciente
(joncurso y dramatizados poi' :n.o)mero LozarlO en la Televisora NaoII.
Tremendos desde la portada ha! ..
ta la última palabra del postre ..
ro cuento, no a la manera fáctl
y trajinada, sino a la manera de
Poe, pero sin la más lt..ve imitación de ningJ,1na de las creacio ..
nes de aquel vate genial. Para
mí, el mejor de lo~ cuentos con_
tenidos en este volumen. es "La
Escalera de Caracol". Ahí están
reunidas todas las • condiciones
,
Alfonso Bonilla Nanr.
fundamentales de una creacióa
extraordinaria,
revolucionaria,
fantástica. Sin que ello les reste
mérito ni interes a los demás.
Cada uno de Jos cuales producirá
en el lector grandes sacudimientos emocionales.
Boni1la-Naar escribió sus cuen ..
tos en estilo sencillo, pulcro, lIio
pretensiones. El solo se calza el
coturno cuando cabalga en Pegaso, como su poema "El Poeta
regala su ciudad a la Reina.",
de que arriba hice mención. Es
una verdadera joya, pulida, brillante, impecable. El hace obra
de arte. Lo mismo con el bJsturi
que con la pluma, y tiene para
cada una de estas modaltdadee
de su inteligencia, su forma pecu ..
liar.
Desde que conocí íntimamente
& Bonilla-Naar me he pregunta ..
do de dónde saca este hombre
capacidad de trabajo ~an extra ..
ordinaria y facultades que de ..
bieran ser bpuestás, pero que le
permiten manipular la
carn.
mortal con maestría increible.
Escribir la Historia Médica Colombiana, idear técnicas qulrúr:o
gicas o microscópicas, concebir
CUentos sensacionales y poemas
maravilloSOS que son rutilante
cascada. de imágenes. Al fin lo
supe o lo Intuí. Sin duda este
fenómeno proviene del aporte de
sangre de esa privilegiada raza
hebrea, que tantos sabios., artis ..
tas, estadistas, héroes en todol
los campos de la actividad humana, le han dado al mundo. Los
antecesores maternos de BonillaNaar eran judíos holandeses. De
aquellos que produjeron a Splnoza y a Rembrandt. Sólo otro caso
similar tuvimos en
Colombia:
Jorge Isaacs. El inmortal autor
de "La María", la única. novela
que ha traspasado las fronteras
patrias. El fue además poeta, periodista. político y militar, como
que peleó en la batalla de lo!
Chancos y vertió lágrimas de horror y de pena a.nte los centenares de cadáveres que quedaron
sobre el campo. También mine ..
ro, colono, explorador, campesino}
sociólogo y filósofo... y murio
casi en la miseria. Porque le faJM
tó lo que sí posee BoniUa_Naar
en alto grado. Dotes de organiza ..
doro De organizador de sí m,tsmo.
Es decir. de su mejor tesoro.
y abora permltaseme
para
completar la dimensión de este
hombre extraordinario, dedicar
unos cuantos párrafos a su personalidad cientinca. Nació
en
Cp,rtagena en 1916 en la calle de
"El Tablón", famosa. por ha.ber
sido también la cuna del Tuerto
López . De) lado paterno
tiene
rancio origen payanés. Salido del
común tronco tolimense, Bonilla, Iragorris,
Lemos Gu-mán,
pertenecen a la misma rama fa_
miliar. Hizo sus llrimeros estu~
dios en el Colegio que regentaba el inolvidable profesor Antonio José Irisarri, quien tiene conmigo un lazo común: fue exco ..
mulgado por el arzobispo Brios ..
ehi, como lo fllt yo por el ano ..
bis!IO Maldonado. Uno y otro re ..
tornamos al seno de la Iglesia..
Se graduó de méitico en la Unl ..
vcrsjdad Nadonal con una tesis
Meritoria sobre "La. viü¡:I en las
grande" altUras". Y aHí se quedó.
Es el únicO individuo que en la
larga historia ile la Facultad Na ..
cional de Medicina ba sido pro ..
tesor por conCUrSO de tres asig_
natura9, o meJor cuatro -Para ..
sitología, CHnica Tropical, CH ..
nica Quirúrgica y Cirugia del Torax-. Ha publicado ,n revistas na
cionales y extranjeras má$ de
trescientos
trabajos científicos.
que le han dado prestigio internacional, y es autor de obras Ita
Cirulría e Hio;;tor(a de la Medicina. Es mil':'Il'bro dI' ml1!"ha~ So ..
cJedades l\Iédif'll'3 de C~!01l1bia. 1
de Ci,.u~ia e Hi'1+ol'!a rlel cnttti_
nen~~ y dueño adem!Ís di'. och~n ..
ta v siete Htulos cientifico'i. Al_
go ·inconcebible. Apenas está en
la edad en que se comiem:a a
vivir.
Tal es a grandes rasgos, el au ..
tor de estos "Cuentos ExtraordiDarjos", que, inmerecidamente, he
tenido el placer y el honor de
prologar. Más que otra cosa, pór
la. amistad que me liga a este
varón en quien la triple personalidad de científico, poeta 1
prosista., se condensa y unifica cn
una. sola y máxima malidad. La
del perfecto caballero y la del
amigo leál, afectuoso y sincero.
Es un hombre cabal. como antes
decía. Cabal, o sea completo en
todas SU! manifestaciones,
ENRIQUB SANTOS MONTElO
DOMINGO 22 D~ MA~ZO DE 1959
En dos cruzados maderos,
nudosos monstruos del bosque,
que aun para leños son rudos.
sí para troncos disformes,
con rnás heridas que miembros
vinculado miro a un hombre,
víctima,
qUf!
Gotas de se mar de lu.
les enjugó resplandores
a las estrellas, que son ,
de lo que fueroll borronea.
Ciego al Cielo Polifemo
le niega sustituciones,
Argos, que acedó su. 0)01
con nocturnos alcohol...
pensil muere,
porque vivan Absalone,.
Sierpes de rubi se arrastran
por la Libia de aquel monte,
Benjamines que, si nacen,
ts porque matan atroces.
Matricidas, q~le revientan,
porque la piel loo aborte,
y en la vaina de las vena,
Ion palpitantes estoques.
Pabón de zafiro, el Cielo
cerúleas ruedas depone.
que hace agitada la tierra,
que astro. IU polvo borre.
Caducos nscol I t mueven.
tan 4gUel, tan veloc",
CORlo· .1 arteria. tuvieran
fOil espiritu de azogue.
HERNANDO DOMINGUEZ CAMARGO
Racimo en mostos bañado,
blandido el vástago enorme,
hueso a hueso, y nervio a nervio,
descoyuntado lo expone.
Insensible se estremece
a tanto tormento el roble,
no más, que de afinidad,
que contrajo en los dolores.
Muchas blasfemias le víbran
del vulgo la$ irrisiones,
sin que su inocencia muda
por sus gravios abogue.
Oídos sus muchas llagas
le vocean cuantos oyen,
y él, hidrópico de injurias,
toos las consagra dobles.
Bárbara impiedad estudia,
diadema, clavos y mote,
que afrentado lo lastimen,
que atormentado lo mofen.
Rayo inmundo las salivas,
en sus hermosas facciones,
vibra más en la mát bella
desgarrados deshonores.
¿ Qué sol vmo aquellos miembros,
que aun entre cenizas torpes,
<:on ser tan grande el ocaso,
le están latiendo candores?
Mal se doctrinan los clavos.
manos que transtornan cielos,
porque opriman y no corten,
pies, que huellan esplendores.
En el 'campo de su carne,
Ejes de este cielo ceden,
y es forzoso qúe se agobien;
que manos que cargan mundos,
doblan Atlantes de bronce.
Cuatrct rosas desanudan
de los clavos los botones.
para que en manos y pies,
tos azotes, los cambrones,
purpúrea vid se desatan,
que mucha hermosura estorbe.
Las que encadenó zafiro
.elladas gotas se encogen,
preftado. racimos son,
i¡U. -v.ndimiuon~••.
~3Hent~QRAÍn-desboj.e
En las bien surcadas -pieles,
porqut hondas orillas logren,
por entre rocas de huesos,
torrentes purpúreos corren,
Feo hermosamente el rostro,
• pesar de los rigores,
derrotada beldad nada
en náufragas perfeccione •.
El peso le d.......-Ias-manu
roturas que desabrochen,
para que en los pies el clavo
rugosos labios le doble.
Espinoso laberinto
la cruda diadema impone
dUfl) yugo a la melena,
zodíaco de escorpionea.
Nilo es dorad'el cabello,
porque en raje marañones
las avenidas desangre
crecientes de o, arrebolen.
Greñas en la - e"lda ondean,
de oro y carminchamelotes,
crencha s en el "stro baten,
de sangre y luz ornasoles.
Rosada mejil a estraga
de acerada m no el golpe;
menos crudo sea el ar.ado
cuando los el vele. tronche.
Como el piél go en la orilla
blanco. lame ·aracole.,
como al liri en los verjeles
le están pei ndo los nortes.
Heliotropio es de aquel Sol,
que aunque .1 carmin lo arreboce,
legitima simpatia
de sentimientos acordes.
Este mira Sol de pluma,
o esta AguiJa de flores,
que con hojas siguió luces
que con ojos miró sole •.
Su descabellado elredo
tn dubias inundaci~1es,
si hace al oro que .2 anegue:
hace al carmin que :e ahogue.
Anegados en su san¡ro
de los ojos los farole~
tntre el golfo del cab lo '
ya aparecen, ya se e nden.
Lágrimas y sangre inundan
cru~ntament salobres
de una descollada tOHe.
Una mujer su lado,
• tanto mar roca inmoble,
al piélago dI! ' tormentos
yunque inflexible se expone.
Ave, en la herida del pecho
rayos de sangre conoce,
flor del abierto costado
rocíos de agua recoge.
Un delito a dos mancebos,
fija -a dos troncos biformes,
de quien en coros alternos
glorias atiende y baldones.
Madre la dice afligida,
de aquel Hijo, que socorre
con beberle esponja víva
de sus ansias las mayores.
En s~ vista arden las almas,
en su dolor tan conformes,
que se engarzan en sus penas
yedras los dos corazones.
Bebe t6sig;s en uno,
si el otro antidotos coge;
que tan nuevo centro hizo
antipodas dos ladrones.
Bastarda araña es aquél,
si es abeja aqueste roble,
que de! jugo de una rqsa
miel y venenos componen.
en la nariz 1 eminencia
Crece el piélago sus ir s,
y en sus últimos aogares,
en rocas de mermellón
hace que su luz zozobre.
Lirio destronc~do el labio,
que, clavel, ardió en rubores,
dándole está remezones.
nácar fue de blancos dientes,
ayer perlas, hoy carbones.
Cuna arrulló de rubl
todo el Sur en netos orbes,
ya sepulcro de ceniza
hace que en sombras reposen.
La barba partida enredan
torzales de nácar, donde
carámbano. de coral
a. oudo.
for."".,, ____
Ecos se alternan y rocas
Porosa imán una esponja
en quien quiebra, en quien responde, quien que su labio agote
una alma sola en dos pechos,
tanta hiel cuanta ella atrajo
mucho amor en pocas voces.
de acibarosos licores.
En la vista bebe aquel
Liba hiel, quien ya la tuvo
de aquesta las aflicciones,
para vibrar el azote,
y en los párpados se brindan
no la bebe, que rehuye
d. mucha hiel amargores.
letargos a sus dolores.
~:-
___
~
Inorme el ri o jubile
A\"cadáver d a lengua
entre cárdenos terrones,
poca hiel y mucha sangre
el túmulo le componen.
Elevado el paladar
es escollo, donde topen
en la canal del aliento
en hilo., que se derroten.
-e...,..... car-cajr.>P _~¡arpones;
pues linces dale j s se tiran
amorosamepte átroces.
El siniestrq lado ocupa
Ave Real, aquel joven
que peinó con sus pestañas
átomos a SUs fulgores.
Esto se ha acabado (dijo)
.en corpulentos clamores.
y al perlodo vital
punto la muerte le pone.
De los cielos las esferas,
ruedas SOn de ebrios relojes,
que en sUs ruedas desvanece
corifeo el primer moble.
Golfo la tierra parece,
que en confusos horizontes
los oleajes de collados
se están alternando choques.
El velo que le oyó a Judas
las mal pagadas traiciones,
rotas, conlo él, las entrañas,
el aire puebla de horrores,
Tejido Jordán se rasga,
y en las orillas se rompe,
maretas de lino agita,
que arca a Cristo reconoce.
Absalón de lino pende
roto el pecho, porque el bote
de la lanza que hirl6 a Cristo
l. estA des"rrandG broches.
Por despeñarse a su fin
e! freno furioso coge,
pues la virtud~ que lo impele
dándole está remezones.
A su volumen eerúleo
un pavoroso desorden,
violentamente arrancó
d. sus dos eje, conformes.
En su caos los elementos
(onfusos se desconocen,
y en una pella se enredan
leve y grave, luz y noche.
Lenguada llama, ancho hierro
en la muerta Antorcha entoncu.
pavesas de rubl apura,
cenizas de agua desco,,"
De su encaje se desatall,
se descaminan, sus vueltas
al precipicio discordes.
Desanudados sus globos
de IUI diamantinos gonces,
hacen que en giros opuestos
unos en otro! se Tocen.
Ambiguos raudales bebe
aquella luz de dos cortes,
y embriagada de agua y sangra,
derrama lo que no sorbe.
I ntimándole a 101 ela vos,
que los ·huesos le perdonen,
como a Cordero la ley
da regalías que 'foc..
Al-rubio- FlInal del-'Cielo,
que mariposa Faetonte
ardió golosa de luces,
diól. un soplo y apagóle.
Globo .lleno el de la luna,
descarnado de arreboles,
esqueleto es de los astros,
en que se arguyen fetoces.
Oe sus carnes se revisten
almas de muchos Varones,
que a sus .sustancias, las urnas
químicos fueron crisoles,
Pio afecto dia al cadáver
porque tres soles lo alojen,
túmulo virgen, que anime
Rlebe¡o mármol. quo informo.
y con excéntrico. topes
\
(Continuacl6n de la pAgina primera)
AMANTES
Por Jorge Gaitán Durin.
Separata de la revista "Mito". 1959
NTES de ausentarse
del país por un año,
nos ha dejado JOr_
ge Gaitán Durán es_
ta separata, Impresa
lujosamente aunque
de limitada edición,
en la que ha reunido
diez poemas eróticos.
Quien se contente con Lsta clasifi_
~ ación, apenas logrará entreve.r . .el
:B.Uf,"o lt!til:'UaJe j'loétteo y la VISlon
panoramica de una serie de ct.nceptos éticos que aparecen desdlbuja.dos y en sordina. Sin que la obra
lea definitiva, porque precisament~
se tra.ta de su primer ensayO en esta etapa, debNnos anotar que eS,
quizas, muy superior a los mensaj \! S antl;!,. 'H' " 1
, . ...1 ,~t: l. •
la ,antigua ob~esión formalista, acUsado ra de tendencias varias y éQn _
t radictorias, resultaba la pugna iD_
terior, el torbellino en que se deba_
tía su individualidad. Aquí, por el
~oDtrarlo. empieza a decantarse,
a
lerena se, ' a ~ .. ;; ·.J....:-... za-:sf'.
A
Cuando se pUblica un nuevo li·
bro de versos, los comentarista-s y
realizan una labor que no es
propiamente de ellos: cargan las
palabras de contenidos personal .. s y,
donde el poeta dijo algo, se lh1a_
g\nan en ello algo distinto. De ahí
que imperen la irresponsabilidad y
la pereza. En la separata que a1:\3lhamos no ocurre estO. Gaitán Duran utiliza deliberadamente ciertas
palabras muchas veces; todas ellas
con distinto catácter, con crltel10
difere nte , Itena nuolas tic a lgo nue·
vo a su aCI""lcjón
dh:dbnarit"t.
Por ejemplo: "desnUdarse" pierde,
en casi todos los versos, su versión
comün para adquirir, en unas, cierta
Tiscosz rugüenza y, en otras, imá~
genes eticas o metafisicas.
Los
amantes, que se a tan recíprocos no
para cumplir ulla función puramen_
t e genésica, COl1stituyen una ator_
mentada alegoría de esa preocupaciun prOfunda d.?;1 poeta, a l mismo
~dticos
,
, ' 1' ·
:1· s
plásticas y transformativas. y asi,
podríamos seguir el anáHsis de cada uno de los términos de su vocabulario . Seria inutil porque la verdadera intencion del autor es la de
proporcionar a SUs lectores una de_
liciOsa aventura al descubrir, pOr
sí solos, una geografía Jfrlea dlsiinta, ilt:Jla ue par.jes t an~~;J.e:;
y hermosos Podemos decir, t!lO ai,
q ue acu~a esta nueva producción
de Jorge Gaitán un Vigoroso deseo
de limpiarse, de depurar sus tenas
h asta dejar, limpio y mondo, el
hUeso hlanquecino 8e su mensaje,
capaz de impactos más directos
<'ue d " n'· '- <' n - ~ I.n rf'acLivn "niTerso en todol los qUe Je acerquen
d. buena te.
,.
!l. 11. lo,
"COMO ENTENDER EL ARTE
MODERNO".
Por GeOrges A. Flanagan.
Editorial Nova. Buenos Aires.
~958,
LANAGAN es el típlCo representativo del
intelectual norteame_
ricano. Su formación,
seria y multltacétlca, le ha cóncedido
una gran Iibtrtad y
posibUi.dades para situarse en el ;imbito
culUual de su país en situación de
privilegio. sin las taras e incomprensiones que otrecen aquellos que
ban hecho de la eS)H'cialización Ull
vicio del conocImiento. Los di\'ersos mecanismos espirit.uales que jla
puesto en movimiento su inquietud
pe rmanente, le han llevado a la
pintura, al periodismo, a las letra s
y a la Universidad. Colito crítico de
arte, . es considerado en primera ti_
la en los Estados Unidos y su nom_
bre ya ha dado la vuelta al mundo
entre lOS aplausos y admiraciones.
Su ültimo Hbro, es uno de. los mas
interesantes que sobre arte se han
publicado en lengua lnglt'sa, 1 su
traducción castellana es el aporte
mas imllortante a la bibUografia
que en nuestro idioma es escasa
F
.. . .
"l'
;tTl 3
:u i "
\.
Flanagan expone metódicamente
la.s circunstancias históricas
que
han hecho evolucionar el arte plasttco y que constituye la ünlea ma_
nera de entender sus manifestacio_
nes contemporáneas, Cuando se lle~
ga a la pintura desprevenidamente,
con el gagaje de ideas retrasadas,
como es comün en nuestro medio,
sobreviene el fracaso 1 la frustracIón. El arte no figurativo no es
tan arbitrario como pretenden quie_
nes no 10 pueden asimilar por fal_
ta de herramientas
cognocitivas;
pueden enconturse sus raices en el
realismo académico, pero el preci_
so suavizar hacia las et.apas snbslguientes para entender su desarrollo. El Impresionismo, las influen_
cias de la estampa japonesa en la
pintura de occidente, el Impacto
dcl deSCUbrimiento de la.s tormas
artísticas prell!stóricas del Afr\ca
y Oceanía, son expuestas en este
verdadero tratado de arte que Flanagan escribió en lenguaje senci_
llo, sin pretensiones ni tecnicismos..
"Cómo entender el arte moderno",
es un libro que no debe taltar en
ninguna biblioteca de estudio, y que
debe estar en todas las de quJenes
quieren hacerse a una cultura ge_
neral ., a informaCIOnes exactas 10_
bre los feuomeno, del siglO XX.
F. T. L.
"avanzado", en los Estados Uni.
dos sobre todo, ya empieza a mostrarse la supremacía del fotógrafo sobre el columnista, del mle_
mo modo como se vende más cer ..
veza con la foto de una rubia en
vestido de baño que con una erudita disertación sobre las virtudes del lúpulo y la cebada.
Los propios sistemas educati.
vos, expresión que tienen que ser,
naturalmente, de nuestro tipo de
sociedad. llevan el g"rmen de es_
ta desatención, o mejor, de este
desplazamiento de la atención in_
telectual. Los métodos "moder_
nos" tratan de hacerle fácil a·)
niño la aritmética, atractiva la.
geografía, racional la gramá.tica.
O sea, en otras palabras, que se
pretende darle cultura al niño sin
necesidad de que él preste 'ttención. Todo lo contrario de la gran
tradición humanista griega, que
en cierta forma fne conservada
durante la. Edad Media. A nadie
se le ocurría entonces, ni a Sócrates ni a Alcuino, que se pudiera aprender algo sin trabajo,
sin mucho trabajo.
Pero se trata, comóhe fnsinuado, no tanto de una pérdida total
de la atención mental, sino de Ul,l
desplazamiento hacia territorios
de otr~ índole, que no salemos
identificar con la cultura. Es natural qUe en na sociedad industrializada, que tiende fuertemente hacia ~a técnica, se cambie
el cauce de la cultura común
humanística hacia el perfecciona.
miento de la ciencia aplicada. ¡dentro de la adaptación al medio,
claro está. que produce más rendimiento económico concertar la
atención en.un motor Diesel que
en el Quijote. Este desplazamiento es notorio también en 'luestras nuevas estructuras sociale~,
en las cuales el tecnicismo est.á
ocupando el lugar que antes se
reservaba a la cultura. Todavía
en la sociedad victoriana el in_
telectual ocupaba,
por derecho
propio, un sitio elevado en ]a jerarquía social, al paso 'lue el tecnico y e l productor se queda ban
siempre en las filas de una burguesla considerada más o menos
como filistea . Hoy. es obvia la
ventaja que en los altos clubes
sociales, por ejemplo, les llevan
los industriales a los noveHstas,
Por otra parte,
la. doctrina
pragmática, utilitaria, ha permea_
do aún 10 poco que queda. de
ejercicio de la lectura como ocu pación distinta de lo que nos exige lI:i 5anai"'iiGS la. .ida·. Ap::.rte el
r.eriódlco, la revista I1m5trada, la!!
'Selecciones" de libros resumidos
-repugnante atentado qUe nun_
ca antes se babía registrado en
la bistoria de la barbarie-, el
mercado común para los lectores
de la sociedad industrü:J se como
pone de un fárrago impresionan_
te de pretextos para no pensar o
•• DlaDualea 4. toda cla.. tlue
De la Lectura y los Libros
tes den alguna ilusión engañosa,
todo ello a base de c~lerjdad y
utilidad. De ahí ha surgido ese
tipo de lecturas como "El arte
de ganar dinero, en diez leccio~
lles", escrito sin duda por alguien
que se moriría de 'tambre si no
vendiera el folleto. A este pro_
pósito, contaba Pedro Salinas lo
que le pasó una vez en una. de
esas estupendas bibliotecas 9ue
tienen los gringos para justificar
sus automóviles, y que suelen te·
ner de todo, aunque no sea pa_
ra leer. El maestro quería commttar un libro medieval, un l'Ars
l\1oriendi". La bibliotecaria, jovencita, de ojos
azules estúpidos, ni siquiera entendió que se
trataba ae un libro. ¿I beg Y9u.r
pardon? Don Pedro le tra(Ü1jo
al inglés el título del viejo :ibro
qne quería. l'he Art of Dymg ...
El Art~ de Morir ... hay que i ! .
ginar la cara de 1a;1lobre mue eha, ~u mirada pávida y receJo a,
En aquellos días precisamente ~ e
había retistrado en Nueva York
una oleada de suicidios, comOl'
que se presentan periódicam ~
te en todas las sociedades felic s.
La bibliotecaria sin duda cr 'ó
que se trataba. de un innov3-( r
en el arte del suicidio, ;ero in
suficientes ideas originales, co o
la de comprar media libra de tes, . para lleva.rlo a cabo.
Hay también un "art.. de le,t,.·"
escriio nara quienes no qUierr:n
leer, así como se Inventó el qi_
garrillo con filtro para quien,e s
fuman pero detestan el cigarrillo.
Cuenta el maestro Salinas:
"Acepción de la palabra Ars s
un libro que 3frece un conjunt o
de reglas o pr~ceptos, para aprender a hacer bien alguna cosa. Al
final de la Edad Meai&.. :;.~ C!)~­
gojas que sentían los humanos
ante la idea de la muerte, origi_
nó gran númel·o de Artes de mo·
r ir. En un Ars moriendi se halla ban los avisos para morirse como
es dehidl.>. esto es -o esto era-,
con las cuentas del alma bie,n
ajustadas, de modo que la Pf. ..sadumbre de los pecados terrená les no cerrara las puertas de la
salvación. En nuestros días se
multiplican los Artes de leer. Ese
de la velocidad, recién tratado,
no es más que uno de tantos.
Ha:; un A!"5 !egend! p!"r:l, . · a.~i tn~
do género de lecturas. Un "Arll'
de leer novelas"; un "Arte de
leer poesías"'; otro. más modest/1
(o más ambicioso. quién sabe l
"Arte de leer el periót,ico diario". Mortimer Adler. f"ll'ofesor
de la Universidad de Cti:icagQ
y personaJidad de mucha cuentn
en el ml.ndo intelectual america_
no, _"ribió BU alIuno. .,.6.01
su "Arte de leer un libro". Y a
poco l. A. Richards, el justamente famoso profesor y crítico
de Harvard, sacó su "Arte de I"eer
una página". Tentador sería seguir angostando más el tema con
la imaginación y después de pasar
por un "Arte de leer un renglón"
dar por fin cnn el <t Arte de leer
una palabra". ¿Por ,qué cuánto,
y cuán regalada. y provechosa_
mente no podría discurrir cual_
qUiera de los dos mentados críticos, u otro de equivalente altura,
por ejemplo sobre la voz amor,
y sus variantes sin pausa, ya levísimas, ya abismá ticas, según
la escribiera un Ovidio, un Dante, un Bocaccio, un San Juan de
la Cruz, un R 'lcine, un Byron.
un Kierkegaard, un
Bertrand
RusseI1? Tanto se van abclQDando ciertas palabras, de carga sig_
nificante y de sutilezas de efecto,
qt(e yo agradecería una pequeña
biblioteca de trataditos sobre las
palabras más importantes de
nuestro humano leng Jaje
La copiosidafl de Artes de leer,
el rango intelecutal de los auto_
res de ciertos de esos tratados,
-tratados que van de la char.
lata.nería, en los peores casos a
la dignjdad y decoro intelectual
en los mejores-, da seña de los
vivamente presente, de lo acucioso que es le gran problema del
hombre frente a los libros. Pero
el camino de estas Artes sigue
confiado a la técnica del leer,
adiestra en ciertas habilidades superficiales, y acaso dañinas, como
la aceleración, o deseables y ventajosas, como algunas de las propuestas por los profesores Adler
y Richards. Padece la obra del
doctor AdlH de un origcn mecanicista\ que se delata, por ejemplo, en la seguridad y confianza
con que se brindan y detanan las
regla.s, en su presentac-:ión en
cuadros sinópticos, en un trata _
miento de la lectura peligrosa.
mente anaJitico y disectivo. POI
ejemplo. el doctor Adler habla
de tres distintas maneras de leer
un libro: la estructural, la interpretativa y la crítica, cada una
con sus correspondientes listas de
reglas. Estos tres tipos de lectura debe hacerlos el aprendiz sucesivamente, sit.uándose primero
en la actitud del análisis estructural, lué2:o er la interpretativa
o sintética, y por último en la
critica evaluativa. Por sabio qU f'
"Queda ser el consejo las faculbt de~ encargadas de la lectura se re
~i'marán a entrar en juego. a In
o ·.~ (1.f'n. Interviniendo calla
un:'
en el momento p~e cel1t,uado ~.
retirá"do~e a una ili<wrf'h. VRI"'l\ _
ción. cuando a!lí lo [Jresr'rih rln las
reJ\ad Sé1'Í1l Jl'osl)jl~ .. uJi leelor
•
filtrar SU! facultades .., repartIrse
de tal suerte en tres lecturas,
que en la 'p'rlmeta deje pasar a
su ánimo solo lo estructural de la
obra, mientras tiene cerrado su
juicio para la interpretación y la
crítica, que estarán detrás ha_
ciendo cola, en espera de qu~ les
llegue su vez en las lecturas segunda y tercera? Si eh .:J leer se
pone la capacidad spiritual entera del lector usándola a toda
presión, lo natural es que
lec tura avance llevada a la. vez por
la triple fuerza de la ¡lercepción
de lo estructural, de la interpreta ción y de la l,;rítica., simultá~
neamente. como corresponde a la
unidad de la vida mental. No sé
qué sucedería. a.l auriga de un carro, con tiro de tres caballos, si
se propusiera que ahora andu_
viese sólo el d. la diestra, reser_
vando las encrgías de los otros
dos para ulteriores avances".
La critica que hace Sa.linas a
Adler refleja el abismo que ha
separado si~mpre al humanista
del técnico,
poeta del organi_
zador, al que crea obras de arte
literario de quien simplemente
las clasifica, para situar el con_
flicto entre intelectuales.
En realidad toda la cuestión se
reduce a. que ya no se entiende
el arte de leer, por la simple ra·
zón de que ya no se lee. Las dos
grandes formas de cultur.. de
masas, la radio y el cine, no exigen la lectura, salvo para los ti.
tulos de las película.s tradUcidas.
y no es ninguna coincidencia
que ambos, radio y cine, hayan
producido su hijo na.tural, lo que
prescinde de toaa exigencia intelectual, la televisión.
1,
,,1
y por el lado de la imprenta,
aquella maravilla que puso el sis_
tema de la producción en serie al
servicio de los libros. ha sido rcalmente una bendición para la cultura? Antes del siglo X\', en la
Edad Media, en los siglos clásJcoso en el discurso de las viejas
culturas, un libro era al mismo
ti~mpo una obra de arte, un pro_
digio de trabajo manual y una
preciosa. poseSión material, por
el t rabajo que implicaba y el di·
nero invertido. Los copistas medievales no dejan nunca de expresar esa sensación de plenitud
que produce terminar un arduo
trabajo. ai iinaiizar la ',Hinier..te
labor. 1:' maldiCen a Quien pretenda robarles su trabajo o des·
truir su tarea. Hombres comn
'San .Jerónimn hicieron. literal mente, su pt'opia bih1ioteca, copiando a mano antiguos papiro"y antiquiqimos pergaminos en que
se guardaba por s1g10s la a.ñeja
sabltlurf-.,
E!!i claro que cuando un libro
exige semejante acopio de energías y talento, no se desperdicia
en novelas rosa ni en memorias
de ministros. La escasez crea ca.lidad, como sucede con lreCllen_
cia, así como la abundancia rebaja los valores. Lo que hizo po_
sible la floración de la mala· literatura, del folleto seudocientíflco, del novelón sentimental, ha
sido la idea del bendito Gutemberg, que ya se les había currido antes a los chinos, quienes
tuvieron la sensatez de no ponerla en circulación sino en la medida en qu~ facilitaba su trabajo
sin vulgarizarlo.
En defensa del libro y de la
lectura deben resucitarse y man_
tenerse las gentiles tradiciones de
la éra preatómica, particularmen_
te la que me permito recomendarles de la manera más enca recida: leer en la ca.ma. La al_
mohada no es solamente la mejor consejera sino también la mejor amiga del libro. Las horas
nocturnas, con su sUencio cóm.
plice, crean esa soledad que constituye el medio vital del lector,
el aire mismo del libro que no
abre sus {létalos blancos sino an_
te la iuz de los soles artificiales,
Montaigne decía, es verdad, que
jamás subia a su torre biblioteca. en horas de la noche, y Erasmo sostuvo siempre que la. vida
intelectual es más activa y despejada en la mañana. Pero ambos maestros pertenecían al tipo
alondra", anterior a la luz neón
y a la técnicá moderna que ha
convertido la noche en día. En
día deliberado, además, cuya luz
no ciega ni se riega. Impiadosamente por todos los ámbitos, sino
que se somete obedientemente al
• mandato de un botón, mucho más
prodigiosa. que la lámpara de Aladino. El lector model'no pertene_
ce al "tipo buho" el ave de 1\1J_
nerva que deja las hora"i del dia
para aquellos que trabajan porque no tienen ,naaa más que hacer ...
Los lectores de almohada se
dividen en varias escuelas, no
todas ellas igualmente recomendables. Hay quienes leen en la
cama para poder dormir. Son los
monederos falsos de la lectura,
los traficantes de estupefacientes
intelectuales, los que falsifican el
sentid .. de !::. \'id::. !nt~!'!. o !' o simplemente carecen de ella. Se cx; eptúan. naturalm'ente,
ciertos
caso,> extremos, por ejcUlnl0 el
insomnio irredimihle rebelde a
fodu tratamiento v que 'iólo Sf>
doblega ante las ohras completas df'" Eche~a ra~' 41 exf.rpmo
llpúestn está el lecior 'de ~Imoha_
da que en rea.lidad tiene miedo
4e dormir '1 mantlene el Ubre
como una defensa oontra el su._
60. Se cuenta el caso del estu_
diante chino Lta Hsun que mantenía su bujía encendida de tal modo que le quemara el cabello ea
el momento en que Inclinara 1.ca.beu soñolienta. En eso' casos,
en vez de un Ubro IHJ debería
recurrir más bien a una espuela.
Lo alarmante es que lqs mis_
mos escritores han cometido at.
guno de estos crímenes de lesa
lectura. De sí m.ismo cuenta Co ..
leridge que cuando le fallaba el
láUdano para dormir, recurría
invariablemente al remedio más
fuerte de su tiempo: las odas en
verso libre de su colega el poeta
Southey.
~
Esos momentos irreemplaza.bies que dividen l· vigilia total
del sueño profundo no pueden
emplearse en cualquier género de
lectura. Hay que evitar el libro
que nos hace seguir trabajando,
el que se refiere de ~a.nerll tan
directa a la. actividad cotidiana
que en realidad se convierte en
un apéndice del día. Tal lectura
es fatigante y por lo tanto des_
aconsejable en la hora maravi110sa de lit tiniebla
iluminada,
que DO se inventó para cobrar
horas extras. Algunos prefieren
lecturas terroríficas, por razo.
nes que escapan a las mentes
normales y que no trataremos de
analizar. Otros, con mejores ra ..
zones, las novelas detectivescas,
que absorben la atención pero no
la ocupan en problemas vitales.
Es género de lectura que no puede recomendarse 31' todo mundo.
Solamente espíritus muy especu..
lativos, capaces de enfrentarse
a un crimen por lo que tiene solamente de misterio matemáti.
co o psicológico, prescindiendo
totalmente del aspecto humano,
pueden entregarse a este géne_
ro de escapismo. Si para algo sirve la experiencia personal y DO
ea indiscreto citarla. yo prefiero
& todo el género que ilustra "1
al mismo tiempo plantea proble_
mas intempor ales o tan remotos de Ir vida (lotidlana que equi.
valen a la novela. sin su frivolidad. El ejemplo perfecto es la
astronomía, sin matemáticas vla_
ro está, que se acopla. admira_
blemente con la noche, y además
provee al espíritu de un alimen_
to ligero, con poesía e infinitud
prodigiosamente propicio
para
abrir la misteriosa puerta del sue_
ño.
Para Omar Khayám, el libro
no se asocia. con el suefío sine
con "un pedazo de pan, la jarra
de Vl1'O, y tli , ~a.ntando en la 80ledad", No importa el sitio que le
asignemos en nuestra. vida., el Ilbro es al mismo tiempo ei gran
regalo V el gran olvidado
de
nUestro tiempo, A las minorías
intelectuales loea. ahora como en
todos los t.iemuos, dar al César
10 que es dél César '1 al libro 1.
que eIl de' libro.
•
"
EL TIEMPO
Lecturas Dominicale.
DOMINGO 22 DE MARZO DE 1959
Vaca.
Trasteo.
Cerámicas
Populares
E
Gracia y Cand or dce
JJMono§ de La M
N nuestra n·umerosa po-
blación campesina de todas las regiones existe un
talento oculto, quiero de\
cir, excelentes facultades
paro lo formaCIón de un arte popular
verdadero, y tanto, que basta a veces
un leve estímulo paro que espontóneamente se manifieste. Recordamos ahora el casa extraordinario de los llamados "Monos de La Mesa", nombre
que se dio a una exposición de cerómicas populares presentada háce algún tiempo en la Biblioteca Naciono l ,
motivo que fue de varias ' sorprescs y
múltiples comentarios.
sus humildes vecinos; un anciano
maestro de obra que llamaba Martín,
chinos mandaderos, muchachitos de
escuela, y hasta Saúl, el cuidandero,
quienes inteligentemente picados de
la curiosidad y con sencillos estímulos
Gonzalo Arizo, quien ademós de
estupendo paisaj ista es un devoto de
las artes aplicadas, y especialmente
de las populares,.. organizó entonces
en su casa campestre de La Mesa,
que le sirve de habitual estudio, Un
taller rudimentario consistente apenas
.de un sencillo horno de teña, estilo
panadería, un torno' de mano, un pequeño depósito de arcillas escogidas,
algunos ~olores y unas pocas espótula.. Poco a poco fue atrayendo 011 r a
VENDEDORA
Perro.
Este pasaje un tanto anecdótico
pero de valioso significado personal,
sirve para indicar cómo es fócil lograr
oportunidades de que el pueblo exprese o su manera ideas y sentimientos
bajo las formas de su propia inventivo, lo cual constituye la naturaleza
misma del arte popular. En la parroquia, @n la escuela, en el propio solar
-de la casa consistorial, una persona
Lavanderas.
(Continuación de la pá(lna primera)
erucilicado. Hay que observar también que
muchos crucifijos llamados jansenistas no
lo son sino porque la materia en la Q,.ue
están
tallados (ordinariamente huesos)
exigía los brazos levantados verticalmente
por encima de la cebeza para evitar la
adaptación de los miembros, labor que hubiera aumentado el precio del objeto que se
destinaba al pueblo. En cuanto al apoyapies que añadió una tradición ya antigua
(sin duda por razones de comodidad estética) no tiene nada de histórico ni siquiera de probable; en cambio, para evitar que
el cuerpo rompiese pronto las manos, se
intercalaba entre las piernas del martirizado un asiento o peana -pegma en griego,
sedile en latfn-, nueva ocasión de dolor,
especie de muleta que Tertuliano describe
bien cuando la compara a un cuerno de rinoceronte.
Es inútil preguntarse de qué estaba hecha la misma cruz en que murió Jesús; las
reliquias que de ella poseemos están muy
lejos de ser indiscutibles. "La madera de la
Cruz se ha multiplicado tánto, decía Calvino, que si se reuniel'an todos los fragmentos que de ella se veneran por el mundo, se podría cargar con ella un navío de
alto bordo". En la cofradia francesa de los
trabajadores de la madera -carpinteros,
mueblistas, ebanistas incluso leñadores-, se
repetía como refrán: "Ligna crucis: palmes.
cedrus, cupressus, oliva ", lo que venia probablemente de una frase de San Bernardo.
Pero de ningún modo es verosímil que los
verdugos cuidaran de reunir -sin duda
expresamente para justificar 101 .imbolo!
neamente en la fértil imaginación de
los anónimos artista? En aquellos días
sol íamos posar con Ariza los fines de
semana en su hermoso jardín de La
Meso. Y hubo un momento en que
nuestro interés por las pequeñas obras
maestras que de aquellas manos callosas salían, casi era suficiente para
hacernos olvidar el increíble paisaje
que en ese sitio singular se abre en
permanente invitación a la poesía.
Menos de un año duró aquella experiencia. En término tan breve se
reunro La más extraordinaria colección de arte popular. Todas las cosas
que habitualmente rodean al hombre
del campo, árboles, flores, animales y
gentes (de las que constituyen la ~s~n­
cia misma de la personalidad aldeapronto oprendieron
para na, la banda, el cura, el mendigo, el
modelar el barro y
Nunca, aguador, el barbero ... ), adquirieron
desde luego, hubo mlldeJlos de copia, p.ara los entusiasmados ceramistas un
ni, lecciones de
veces valor especial, un valor estético, sin
apenas se s~ler·ial'~los · telmcls aunque duda, que ellos convertían en formas
por lo nene mi
espontó- , de barro con sencilla inteligencia, delicada sensibilidad, y devoción ejemplar. Había que ver a Martín llevando su junco para tenderlo a un lado
del horno, no fuera que el viento corriera los puertas y quebrara los "monos". Aún quedan allí, en la propio
iglesia del pueblo y en las paredes
qhumadas de muchos ranchos ocultos
entre el cafetal, las mejores muestras
de algo que, para quienes tuvieron
que ver con ello, seró siempre motivo
de completa satiifocción.
Historia yS.ímbo~os de~a Cruz
que tánto gustaban a la Edad Mediaesas cuatro maderas preciosas de la palmera, de cedro, de( ciprés y del olivo. El análisis microscópico de las reliquias de la Catedral de Pisa, del duomo de Florencia, de
Nuestra S~ñora de París y de Santa Cruz
de Jerusalén, ha dado siempre el mismo resultado e indicado una sola madera: la del
pino. En cuanto a los clavos que, según el
Salmo profético (XXlI, 17), debían "perforar manos y pies del Salvador", no es
dudoso que se tratase de esas largas puntas forjadas que utilizaban los carpinteros
para clavar las vigas.
Tal era, pues, la cruz; tal era el supli:io a q' conducían a Aquel que durante toda
suvida nunca había pronunciado sino palabras de misericordia y de amor. Un horror
sagrado sobrecoge aqui al espiritu ante esta
injusticia. Se cOI'Qprende que los primeros
cristianos, que habían visto con sus propios
ojos colgar del leño, tiesos y gesticulantes,
cuerpos de crucificados, se negaran por
mucho tiempo a representar a Jesús en
aquella espantosa postura; y cuando Costantino suprimió ese suplicio, por piedad,
,tuvo un gesto que nos conmueve. Sucesivamente, el Arte rehuyó esta aterradora vi·
sión o trató de conmovu el olvidadizo corazón de los humanos. Sobre la cruz, tan
pronto es la v1ctima lastimosa, la evocada
por el reallsmo de un Grunewald, de un
Mantegna, de un Rubens y de tántos otros;
como el vencedor de la muerte, el hombre
que aun en la tortura conserva la sublime
serenidad del Dios, como sucede en esos
"crucifijos reales" que amó la Alta Edad
Media. Los herejes .. monolistas" que negaban que Cristo tuviese a U!) tiempo dos
naturalezas, afirmaban que no había sentido nada en su suplicio, pues su humanidad
no era más que una apariencia. Cuánto más
ver:dadera es la concepción de la Iglesia
que toma al pie de la lelra, en toda su espantosa realidad, las torturas del Crucificado y hace de ellas artículos de te esenM
ciaI, el medio mismo de la redención del
hombre y de su salvación!
O Crux ave spes unica!, se canta en el
Domingo de Pasión, según el himno escrito en el Siglo VI por el Santo Obispo de
Poitiers, Venancio Fortunato, capellán de
Santa Radegunda. El cristianismo ha hecho
'emblema de su orgullo, de este instrumento de infamia. Extraña reversión del símbolo, perfectamente significativa de este
cambio de la moral que enseñó Jesús. El
vencedor es aquel, que en la tierra, parece
~ondenado a la derrota; el
bienaventu,rado
es el miserable, el abandonado. Los pobres
de espíritu y aquellos cuya vida estuvo llena de lágrimas son quienes conocerán la
verdad eterna; y as! el como el más vil
de los l!IupUciol!l llegó a !!Ief la prenda de las
elementalmente ilustrada podía hacer
otro tanto. A los maestros se les suela
exigir periódicamente la comp:-obQ_
ción oficial de sus conocimientos pedagógicos, y a veces se les sanciona
por inevitables deficiencias en ellos.
Estos procedimientos deshumanizado!
y fríos de los directores educacionales
están indicando cuán lejos se hallan
de conocer nuestros medios sociales y
sus verdaderas necesidades. Qué . im ..
portaría que un maestro de escuela
no supiera expl icor exactamente el
binomio de Newton, o confundiera a
Darwin con el inventor del teléfono, si
en cambio lograra enseñar a sus humildes alumnos lo necesario para leer
y escribir, amén de aquellas cosas que
dignificon su existencia, higiene,
amor al terruño, fidelidad a los principios morales y, quizás sobre todo
ello, porque lo comprende todo, la
forma de exteriorizar hermosamente,
con arcilla de sus parcelas o con madera de sus huertos, todo lo que ellas
mismos piensan y sienten ante el con ..
tínuo milagro del mundo y de la vida.
Corlos Medellín.
Ballarina..
Ba.utizo.
promesas eternas. D.os barrotes cruzados en
los muros de una celda, dos trozo. grabados apresuradamente entre los graffiti de
las Catacumbas, bastan para que se haga
presente toda la realidad cristiana. Est.
signo abyecto se convierte en uno de lo.
hechos más grandes de la civilización.
.. Salve, 'oh Cruz, única esperanza
-cantaba el fiejo poeta- árbol precioso y
admirable, adornado de la regia púrpura,
tú, cuyo tronco eligióse para tocar esos sa..
grados miembros ...
"Brilla el misterio de la Cruz" donde
padeció muerte la vida para devolver la vi..
da con su muerte ...
"Dichosa Cruz, de cuyos brazos cuelga
el rescate de la siglos! Balanza donde pesóse el cuerpo! Victoriosa del infierno! ".
En el mu§eo de Cluny, un extrafio erucitijo del Siglo XVI muestra en la cumbre
de una inmensa cruz, a un Cristo da trágica verdad, verdadero cadáver da hombre,
en el colmo del dolor; pero la base de la
cruz no se hunde en tierra. se hace triple
raiz o garra de bestia y sujeta, como entre
sus zarpas, una calavera medio descarnada. Este símbolo que utilizaron también
oíros artistas, un Bosch, un Civetta, expresa la realid,ad misma de la doctrina cristiana. .. Dónde está su victoria, muerte?".
Gritó San Pablo, pero desde antes de l.
Resurrecci(m, esta muerte que se preparac
j;)a era una promesa de victoria sobre la
tumba. No lo sabían quienes, feroces o
desolados, llevaban a Jesús por las callejuelas de Jerusalén hacia el Calvario, pero
lo sabia El, que tan .. a menudo anunció su
suplicio y fijó de antemano IU significado
!obrenatural.
Haya pOI: en mi estancia
y abundancia de pan
a nuestra mesa.
Haya cielo cavado
por el cuenca de Cl:uI
magnificencia.
Hayo un libro y un verso
y paclenclo y paciencia
en nuestro casa.
Haya herencia d. amor
en los ojos colmado.
de niños rientes.
Haya un monte y un árbol
y un jardln y un terrado
C mi descanso,
y haya, Dios mio, y haya,
tu pura inteligencia
en mi atalaya.
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