EL TIEMPO Llteratura-Historla-Arte Libros-Reportajes-Ciencias , Folclor-Poesta-MO"slett Teatro-Crónicas-Comentarlos Lecturas Dominicales Redactor, EDUARDO MENDOZA VARELA ARA cumplir con lo que liama decisión de justicia, la Humanidad ha inventado mu. chos atroces suplicios, donde el deseo de exblbir un ejem. plo esp~ntoso y el justo cómputo de las faltas a expia~' se tienen menos en cuenta que el sadIsmo de las mu~ chedumbres y la desquiciada imaginación ,Je los legisladores. En el curso de la His~ toria, la interminable fila de los condenados honra poco al hombre; unos tienden sus miembros sobre la 'rueda a las barras de hierro, o los abandonan a los caballos de descuartizamiento; otros son desventrados segllIl el Derecho de Clodoveo o se ven arrojados, segun el G::ódigo Germanico, a cuevas llenas de serpientes o de lOsectos; y todos ellos, los escaldados, los ahogados en el barro, los enterrados VIVOS, resultan demasiados.,. y con la guillotina y la si- P Affilngol. - Slg~ V ¡Mm•• Brltd"Ioo). BOGOTA, D. E. MARZO 22 DE 1959 "O CRUX AVE AnaJlabetismo ilustrado es simplemente saber leer y escribir pero no leer ni escribir nanca, Que es justalDr.o'" ..... ~ 1:RJtS. pasa en nuestras ·sociedades nacionalistas e industrializadas. No ciertamen_ te por cul~a de la industria ni de la política sino como con!!ie_ cuencla de sucesos y tendencias, a veces soterraños, qUe jnciden Implacablemente sobre nue~tra vida. espiritual. Hoy el hombre común, aun en países de bajo alfabeUsmo, como el nuestro, sabe firma.rse y puede leer, aunque .ea. trabajosamente. Lujo que no .le daba.n los reyes en la baja Edad Media., ni las rrlmdes da_ mas, y menO! aún 108 ruerreros. Clodoveo apenas podía. e9Cribir su nombre. Y el rey Enrique IV de Alemania, ya en el siglo XII ni siquiera eso podía, nos cuenta su cronista, al relatarnos sus vlr~ tudes. Sabemos con seguridad d6 PRIMERA " Historia y Símbolos de la e ruz Ua eléctrica, la sociedad moderna cree realizar un progreso alli 'd9nde acaso no añade sino un rigor mas implacable y una meca ni ca ferocidad, Entre los judíos, los principales suplicios eran la lapidación, en la que se aplastaba al condenado con piedras que contra él se arrojaban violentamente o que sobre él se hadan rodar; la hoguera, reservada a casos especiales, tales como el del hombre convicto de adulterio con su suegra, o el de quien habia prostituido una hija de casta sacerdotal; y, por fin. la decapitación, pena de los idólatras y de los apóstatas, Añadíase, a veces, terribles variantes, como el plomo derretido en la garganta, de que habla el Talmud, "lo que conservaba el cadáver del martirizado". La crucifixión no era judía, sino romana. O más bien, se piensa que, siendo de origen oriental por haber sido practicada primero por los fenicios, los cartagineses y los persas, se introdujo en el mundo grecolatino en época antigua. Cicerón atribuye su adopción a Tarquina el Soberbio, En Judea, los asmoneos la utilizaron abundantemente. Un rujo de Juan Hyrcan, Alejandro Jann~o, después de haber vencido una rebelión de f~riseos, utilizó ese suplicio para su represión, y la Historia guarda la imagen del feroz Reyezuelo que banquetea entre sus concubinas, mientras que, anta él, en la terraza del palacio, se yerguen 600 cruces, cargadas todas con sus vfctimas. Incluso infligiase este supliCio a las mujeres; pero sin duda por pudor, se las crucificaba con la cara contra el leño, al revés que a los hombres, Era, pues, una tortura habitual y nadie tuvo que extrañarse de que se condenara a ella a un rebelde blastemo, Tanto más, cuanto que se le reconocía una intención netamente intamante. Renán piensa que la idea madre de este suplicio era menos la de matar que la de exponer al esclavo culpable, eolgado de esos pies y de esas manos que tan mal habia sabido usar. En Roma, efectivamente, era esta. una JUuerte de esclavos, de ladrones vulgares, de provincianos; el magistrado que la infiigla a un ciudadano romano cometJa un crimen, que Cicerón reprochÓ también a Verres, Segütt opinión unánime, era esta una muerte espantosa. "Crudelissimum teterri. murnQ.ue supplícium", dice Cicerón, Clavado en el leño contraíase el euerpo en una tetanización general: las herIdas se inflamaban; congestionábanse pulmones, cabeza y corazón, y la angustia hac1ase atroz. Una sed devoradora abrasaba las mucosas, El cuerpo entero no era más que dolor. Lo que habia de peor alH es que semejante suplicio podía durar mucrusimo tiempo, si el condenado era de constitución robusta: Rerodoto y Josefa dicen que algunos crucifica_ dos desclavado. despuél de allunal bora., Eleazar, el alma de la resistencia, los romanos hicieron como si fueran a crucitiearle a la vista de las murallas, e inmediatamente, para ahorrarle este horror, sus compañeros de lucha rindieron la plaza. Una Página de Daniel Ro p s, de la Academia Francesa (Versión para LECTURAS DOMINICALES) habían sido devueltos a la vida, Petronio habla de tres dias de tortura antes de que sobrevenga la muerte. Se comprende, pues, que no se pensase en él sino con un estremecimiento. Flavio Josefa cuenta que, du. rante la guerra judia, este temor dei abominable suplicio provocó la capitulación de Maqueronte, pues habiendo capturado a ¡ Antena Americana s San Juan Evangelista, - Siglo XII .• (Eva.ngelio. da Liessies). El problema del analfabetismo ilustrado en la sociedad industrial.-EI desplazamiento de la atención en el mundo feliz~~ arte de leer 'J ca_·~l. r ,___Y _e__ l_a_rt_e__ d_e__m_o_r_i_r. Q_u_é_d_e_b_e__le.•e_r_se__e_n_ l_a__ ma.-EI buho y la__ alondra. Por Antonio Panesso (Para LECTURAS DOMINICALES) d08 poetas alemanes, Wolframio de Eschenbach y Ulrico de Lichtenstein, que tuvle on que dictar a otros sus obras para poder con, servarIas por escrito. Lo que nos recuerda el hábito consagrado por los presidentes de los Esta. dos Unidos, que tienen su "ghos' writer" o escritor far.'.;asma, que no es ya el escriba a quien se dicta: es .el tipo que escribe los discursos para que .' s lea el patrón. La situación material del hombre moderno es, pues, Infinitamente superior. Pero sólo aparentemente, podría en efecto pre_ guntarse: ¿qué se gana el hombre moderno con saber leer si lo que lee son tiras cómicas? Porque esa es la realidad de nuestra epoca, El hombre de negocios que se queja de falta ,de tiempo, en realidad lo gana en proporciones increíbles por la técnica de los transportes y por los medios de comunicación extrarrápidos. Todos ellos convierten un dJa an_ tiguo en una hora. El hombre más ocupado de nuestras "ocieda_ des modernas sale de .iU oficina en su aotomovil, resuelve sus problemas urgentes por teléfono y se gana una enorme cantidad de tiempo. Llega a su casa, a veces en el campo idílico, propicIo a la ma.ravillosa compañIa de los libros. ¿Y qué hace nuestro afortunado homo ecODomicus? Se repantlga en una. slIla, coge JD. Ii. La palabra "erux" designaba, en latin, un patíbulo, una especie de horca en un aentido más amplio que nuestra palabra cruz, que siempre hace pensar en dos ba. nas "cruzadas". Podria ser una simple es~ taca -pues crux designaba también el ti. món del carro-, a la cual sujetábase la victima con las manos atadas por detrás del lfAo; ésta era la crux simplex que diversob artistas han asignado a los ladrones, Más frecuentemente el instrumento implicaba una segunda viga, ya colocada en 10 alto de la vertical -crux summissa o com. missa, en forma de T-. ya atravesándola a alguna distancia de la cima, y ésta es la crux capitata o inmissa, nuestra cruz tra_ dicional; y ,por fin, exisUa también la cruz decussata, de dos montantes iguales y oblicuos como una X, que nosotros llamamos "cruz de San Andrés" porque el hermano de San Pedro pereció en ella. La tradi. ción más admitida quiere Que la cruz de Jesús fuera la capitata; San Irineo afirmaba ya que tuvo cuatro extremidades, Parece que contrariamente a lo que imaginaron muchos artistas, no fue muy alta, vez y media la talla humana, pues si no, la crucifixión hubiera sido muy dificil. La posición de los brazos extendidos por encima de la cabeza, en prolongación del cuerpo, querida muchas veces por la tradición jansenista, parece poco verosimil, por no explicarse entc;mces apenas la presenCia de la viga transversal si en ella no hablan de estar clavadas las manos, en la actitud clásica del ' mldad de las ocupaciones y el hambre por la "noticia extraordinaria", comunicada y a veces creada por los mismos medios técnicos, como el telégrafo. Cien años despues, casi exacta. mente, el novelista norteamericano Henry James explicaba su fracaso comercial en una carta para William Dean Howells: "La. facultad de la atención ha des_ a.parecido por completo de la mente anglosajona, ~Xiinguida en su fuente por la! escandalosas exigencias de las revistas ilustradas, sobre todo, que &Tita.n: "mi_ radme, yo SOy lo que necesitáis, os puedo dar toda la informa_ ción que necesitéis sin quitaros más que un minuto de tiempo .. ". James escribía a principios de este siglo, en 1902, Medio siglo des~ pués, se ha cumplido exactamente su profecía, En todos los paí. sea cultoa, no sólo en los Estados Unidos, también en Francia y en Inglaterra y en Alemania, '7 en italia proliferan las grandes revistas eft coiures, ei tipo ¡'Liíe" \ que no exige de su. clientes ni siquiera saber leer. Reducen las exigencias Intelectuales al mínimo que se espera. de un niño nor_ ma.l que aún no ha. entrado a la escuela primaria. Un amigo mío resumía esa situación del hombre contemporáneo en una frase regocijada por fuera. pero trági"A mí plz y papel y emplea un tiempo ca por dentro, Decía: precioso -de cuya falta se que- siempre me han gustado las cosas serias. No estudié filosofía porque ja todos los días-, en resolvel ninguno de los libros que conseun crucigrama. guí tenía láminas". Una mente poética, Words· Lo má.s alarmante el que esa wosth. presentía. ya, desde prin- difusión de la atención, que Imcipios, del siglo XIX, la desapa. pide en su propia raí" la formarlción de Ja atención, la pérdida ción de cultura sólida, es un hede la facultad discriminatoria por cho típico nuestras "sociefla· parte del hombre común de su des Ubres", de funcionan a basf tiempo, ya sujeto a las grandes de libertad que de empTesa libertar' crisis de la revolución industrial. de prensa, libertad de comercio, del imperialismo político y "e las Dos. grandes e!;ccitores nul'iSrivalidades internacionales, todo tros días, George Orwelde 1 en 5U 10 cual creó la. acumulación hu~ novela futurlsta "1984" y Aldou! mana ell la. (lludades, la anUorBJIXle1 ea IIVa Mu.,do F.U,", anotan es~e lenÓmeno, en forma que pareCla deliberadamente caricaturesca hace veinte o treinta años. pero que ha ad",uirldo esa realidad con las montañas de papel impreso, la técnica moderna de la propaganda. la gradual desaparicion del sentido crítico en las masas y aun en los indi_ viduos más diferenciados. Todos nos quejamos, como decía antes, de falta de tiempo, Pero veamos que hacemos c ando la organiza_ ción de nuestra. vida deja ciertos intervalos forzosos, como en los viajes y en la sala de espera del dentista: para llenar ese vacio de tiempo no nos ofrecen, ni nosotros exigimos jamás, un libro; nos contentamos con un periódi_ co, con una revista vieja, pero con láminas .. Parecerá. por lo menos sorpren_ dente semejante planteamitmto por parte de un periodista profesional. En realidad. trato también de defender mi oficio. No hay tortura. mayor para' un escri. tor público que verse obligado to~ dos los días a bajar al nivel, siempre descendente, de un lec_ tor que no lee libros, que no comprenderá sus alusiones literarias, que estará de acuerdo por sim. pie pereza mental o en desacuerdo por simple prejuicio político. Un periodista qu, se respete busca un diált;ro con sus lectores, no el conformismo a.pátlco ni el re· chazo indiscriminado. Pero la a.ctitud critica es incompatible con la cultura de masas, con la. afi_ eién ::::c!uzl"/::. ~ las !é.!!!.!nas d~ colores que en nada se diferencia.n de las vanas gigantescas que en las carreteras no! invitan a tomar el refresco de moda o a consumir la mejor llanta del mundo, El periódico es Indispensable en una sociedad democrática, o simplemente civilizada, que exi_ ge información y guía, Pero no, es Incompatible con el libro ni puede pretender sustituirlo. El equilibrio entre ambas funciones podría hallarse en Inglaterra, en donde el índice de lectura de Ii· bros es el más alto del mundo y también en donde el consumo de periódicos llega a su prát;tlca ~aturaciÓn. Esa tendencia a atraer la atención, pero sin ocuparla, parece ,er una necesida. ~ característica de la. vida mental contemporá~ nea.. En el periodismo llamado (I..,~t!núa ell la páliDA. t.rtJer1l) / Crucifixión, - Slglo XII . • , Monte San Angelo, Italia, (Continúa en 11. página enarta) CON EL O C l O - - - - - propósito de la lec_ tura J los libros se pOdrl& comenZ$r una charla. seria con dos preguntas impertinentes: primera: ¿vale la pena aprender' a. leer y escribir? Segunda: fue realmen. te un beneficio la invención de la. Imprenta? , Tales preg-untas implican, naturalmente, la herejía de qUe es posible una respuesta negativa, ya qUe la afirmativa es simple .. mente trivial, pero por eso mis_ mo, sospechosa. No hay nada .rnás mentiroso que las cosas obvias, ¿Acaso DO se pasó milenios la humanidad, en la firme creencia de que el sol daba vueltas al' 'dedor de la tierra? Examinemos cada proporción .obre el analfabetismo y técnica de impresión, sin prejuicios y enfrentándonos a la realidad, Parece elaro que en nuestro tiempo el fenómeno más claro respecto a la cultura es la aparición del "analfabetismo ilustrado", por una. parte, y por otraf la cultura de masas, o sea la desa.parición casi total del gran creador asilado, del poeta en su pristino sentido, de Goethe, Dallte, Horacio, y su ' sustitución virtual por el bolero y la tarjeta postal, asi como la gran novedad del siglo XIX ha cedido su lugar, como. función de cultura, a. la revista ilustrada y al periódico. PAGINA El Americanismo de Pedro Henriquez Ureña Por Rosa Arciniega ALIO de su caso ¡AdmlIable Salomé Ureft .. aquella mañarta Intelectual y madre de inte .. -como tánta. lectuA!E'!!: no le hablas _q,ui. mañanas de su vacado en tu pronóstico! Con... vida- para ocu" 't18!1> I"" lQ 11 l'Jt.o lPP-""" par su cátedra porvenir .hoy ya p8!1at\o-- t. la Facultad de Humanida_ da pleno.rnenle. logradall'lenle de la Universidad de La n, 4 .......1 Pt!drito que Como otras tántas ma~ jU.IUlhn hn serio en tu r~Jt,.? también, habia dicho: quedó erguido, ,como una d. "Hasta luégo" A su mujer las más cimeras figuras ilite. -la abnegada Isabel Lombar... Ic'Ctuales 4e América, entre do Toledano-, pensando tal nosotros, vea en la feliz hora del retorPor IU obra. a Pedro Hes,.. rlquez Ureñ. ,. le puede 8Dono, al medlodia. Cruzó media ciudad de Buenos Aires con focar como Uclerc" puro ...... su cartapacio de notas y apunla manera de Jullen Bend~ tes bajo el brazo, y tomó lué· como auténtico humanista, cogil el tren correspondiente en mo escritor, como tilÓlolo ., la estaci6n de "Constitución". como exponente del pensamiento y el sentimiento ameUna hora de viaje, y lo mis. ricanos. Esta última faceta d mo que otras mañanas, esta. la que aqui nos interesa por rla en su punto de destino. ahora. diAlogando con sus discípu. 10$,.. ¡Velay! En aquel tren, Habla nacido en Santo Doy unos instantes después, le mlngo y alll se formó espiri .. esperaba la muerte. Una falla tualmente pero un fatum de al corazón, y Pedro Henriquez trashumancia le había llevado Ureña se dormía para siempor todas las tierras americapre. El "hasta luego" familiar, nas y de España, Niño aún, a al trasponer la puerta de su la república de Haití; mozo casa, acababa de convertirse ya. a los Estados Unidos, a en un "por toda la eternidad ". Cuba -donde publicarla su Pe4ro Henríquez Ureña, el primer libro de versos--; • gra~ americano, habia dejado México -donde actuada in.. de existir en plena sazón vital telectualmente como en casa y cuando aún podría haber co .. propia y trabaría amistad con ronado con otras su grande Dlaz Mirón. con Urbina, COD. Pearo Henrtquez Ureña, obra de humanista. Antonio Caso, con Dávaloll, con Tablada, con el maestro Alfonso Reyes-; a España -donEsto ocurrió el 11 de mayo de 1946. (Todavía me resulta inde entraría en contacto con el grupo de filÓlogos encabezado por concebible esa distancia temporal al recordar ahora aquel día Menéndez Pidal y compuesto por Américo Castro, por MontoHu, frio de otoño en que una llamada telefónica, a cortas horas del por Millares Carla, por Solalinde, por Lapesa, por su futuro comsuceso, me informó de la noticia tunesta). pañero de colaboraciÓn Amado Alonso" .-; a la Argentina, por Es, pues, oportuna coyuntura de este aniversario duodécimo dos veces, y en la cual desarrollarla una intensa labor profeso· de s101 muerte para evocar la figura del maestro. con cuyo trato ral, literaria y filológica hasta su muerte, El autor de "La cordial y personal me hom'~ en la Argentina. Don Pedro Henriversificación irregular en la poesía castellana" y de "Historia de quez Ureña -como se le llamaba en Buenos Aires, con ese .. don" la Cultura en la América hispánica" se había librado asl, desde atectFoso y respetuoso, dentro de los círculos literarios y universu más extremada juventud, de ese mal de las "visiones parroSItarios- había nacido "para" intelectual, para escritor, y en quiales" o provinciales que suelen aquejar a quienes nunca han medio de una familia de intelectuales y escritores. Su madre, la. vivido fuera del terruño; se convirtió en "ciudadano de América". magnifica doña Salomé Ureña, era educadora y poetIsa -justaAmérica, desde Alas~a hasta la Tierra del Fuego, era su ámbito mente dirigia el "Instituto de Señoritas" de Santo Domingo propio, su "habitat" natural (intelectual y sensitivamente, $e en· cuando "Pedrito" nació-; su tia, Federico Henriquez Carvajal. tiende), Sin dejar de ser dominicano por nacimiento e intensa de .. gozaba de alto prestigia como critico literario y contribuyó a la voción, se sentía vecino y miembro activo de la extensa familia formación cultural del futuro autor de "Seis ensayos en busca americana, Y para completar esos lazos afectivo. en .u en.. de nuestra expresión"; IU hermano Max competiría con él desde tronque histórico y racial, vecino también y familiar da la vieja la infancia en las grandes justas literarias; su hermana Camila, casona española, Por eso estudió, como pocos en Am'rica. la nacid" 10 años después que él, en 1894,. continuaría la vieja trahistoria de aquel pals, su lenguaje y su cultura que, por lo m .... dición intelectual de la familia como pedagoga y publicista. Y nos en una de sus rafees, son las nuestras y sin las euales no finalmente su padre llegaría a Presidente de la República Dominos cabria comprender el "fenómeno americano", nuestra pronicana, Pocas veces se habrá dado un más completo cuadro 1apia e intima realidad. mili8J'l de ampiente literario-artística-cultural". Pedro Henrfquez Ure:l'í.a se forjó uf una vastlsima cultura De lo que anunciaba ya en eierne aguel ' muchacho, de lo que humanistica, y desde ella pudo otear con gran altura lu hoapotencialmente habia en él para el futuro, tuvo una clara intuidas esengias de América. N o las de este o el otro pala de ción IU madre, y nos lo ha dejado dicho en aquel entrañable poecuantos componen IU conjunto, sino el conjunto totaL porque mita. que escribió sin retóricos afeites -porque el tema no admiéomo muy bien señaló un profesor argentino" .. América. d. ua tia falsificaciones literarias- y del eual voy a transcribir unas extremo a otro, sin distinciones egolstu ni banderín, tue la meestrofas: i. áe su vida 'y 81 II?j-a pl"e:e¡-e¡-~tü dw .....¡; :;üc:'!:to:". Y =.ún: .. ~~ aspiración permanente, declarada en muehu páginu 7 perceptl. Mi Fedro no " ,oMado; tt.o a.mbicion« ble en otras, fue 10 que América tenia de original. 10 que ti de Cé!ttr ni Ale;andro lo, laureleal Nuevo Mundo significa eomo aporte a la cultura europea o uni· .i a aUI sienes aguarda u1ta coroM, versal; en fin, la expresión de América", la hallará del estudio en lol vergele!. La búsqueda de lo esencial americano, de lo valioso y positivo que este continente juvenil ha dado al mundo, constitu¡Si le vierais jugar! Tienen sus juegos ye en efecto la tarea más tenaz y apasionada de Pedro Henriquea algo de serio que a pensar inclina; Ureña. Po'r eso, aunque sus grandes logros en el campo lUológ!nunca la guerra te inspiró sus fuegos; co, en el gramatical y aun en el filológico, acrediten bien su. la tuerza del progreso le domina, excepcionales condiciones y su extensísima cultura, lo que cobra ... " ..... " " , ... " " " " , . " . " , suprema validez entre nosotros. lo que en él se nos torna mál As! e~ mi Pedro, generoso ti bueno; accesible y comprensible es su' buceo, su ahincamiento en lo ra~ todo lo grande le merece cuUo; dicalmente americano, Su más ambicioso cometido era llegal' entre ' el ruido del mundo irá sereno, hasta las últimas vetas de nuestras realidades continentales, y que Lleva de virtud germen oculto, por ello quiso y supo -al margen de su obra escrita- formar, Cuando sacude su infantH cabeza como profesor, una falange de discípulos, en su Facultad de Humanidades de La Plata, que continuase su obra, oteando a el pensami'ento que le infunde brío, .staHa en bendiciones mi terneza América desde la misma alta perspectiva en que habia aleanaado a columbrarla, 11 digo ,,1 Porv.nir: ¡T. lo Gonffol .. ..... '1 • ~AGINA ~~clu,.a' SrGUNDJ: Mañana no Saldrá el Sol Cuento Nacional Por Humberto Jarami!lo ,A,Ggc! 11ft la aldea de Cafiadas. Febrero 15. V !NO el médico a verme. No me dio ninguna esperanza de mejoría. Me mullo Me hizo algunas preguntas, Iguales a las que siempre bacen todos lOS médicos. Formuló unas pastas. l\Ie recomendll mucha quietud, mucho silencio, un poco de aire puro todu las mafianas, búeDas comidas Y. ante todo, vivir alejado de las preocupacipnes, las impaciencias 7 de llO sé qué otros detalles con. cernientes a una vida apartada, por completo de mi nat.ural manera de portarme, todos los días, conmJgo mismo. El médico, un hombre viejo 1 lleIlo de mal humor y de presumida cultura científIca, no me da, en realidad, ninguna esperanza de meJoría. Hoy hace un año se me declaró la enfermedad y, e,n doce me_ ses, no he hecho nada ,distinto a empeora.r, semana a semana, cOmo li yo mismo fuera contribuyendo, en forma eficaz a mi próximo fin. El médico no asegura que yo esté 'Vivo para la navidad. Los médIcas, sin embargo, en un ciento por ciento, se equivocan y equivocan, sin ningún (undament.o, a los pobres enfermos ... Na tengo miet10 a la muerte. Sé flue VOy a morir. En vano Intenta- el mundo! El era, en si, el '6nlco responsable de su inútil candlclón de criatura que s6bte entre laló demis criaturas humanas. Dejé de verlo. Y me donul. ABRIL 5. Cada día que pa.sa me siento más débil y mas cercano a la muerte. Vienen pocas personas a mi casa. No recibo, por lo general, a nadie. A veces, en las horas del atardecer, suelo entretenerme releyendo algún Jlrecioso libro de versos o escuchando cualquier bella sonata. Me olvidO, entonCC!'IL de mi terrible ml.! ' Incurable! Suena! Y dejo que los ,gratos recuerdos me lleven, de nuevo, a radiantes campos dl juventud, de alegrías y de goces supremos. Viajo por el pais azul de los recuerdos. Vuelvo a ver el mar. Vuelvo a ver las locas ciudades y las locas noches de vinos, de mujeres y de aventuras romanticas. Me pierdo en el pasado. Al cabo, cuan_ do llegan las primeras sombras nocturnas, enCiendo mi pipa, divago y, aparentando valor '1 fortaleza frt'nte a mi tragedia, trato de engañar mi prapla e.videncia de la muerte que se aproxima. ABRIL 28. Es hermoso este fin de abril en los huertos y en los jardines de la aldea de Cañadas! Los árboles están lIenos de frutas maduras. Ha, miel abundante en la~ colmenas. Cantan sus tiernos himnos los rui- LAS NOVELAS QUE DURAN ODA VIA me interrogan algunas veces sobre la crisis de la novela, pero menos que en otro tiempo. Me imagino que lo! indagadores me ::.tribuycn ya otras manias. Y es lo cierto que el destino del género novelesco en Francia no es 10 que ahora me qUIta el sueño. Lo que hemos dado en llamar un eSCrItor "engagé" o comprometido que sea yo, me intel'eso aún por el genero hterall(, que he practicado tántos años, o que al menos he creído practicar; que no he de forlarme ilUSIones SI escucho a algunos novelistas mozos que dIcen que mis novelas no son novelas, sino productos híbridos que tienen a la vez algo de dIario intimo, de confestón, de apólogo y de tragedia clásica Pero si nunca escrlbí novelas -aunque tenga la ilusión de no haber hecho otra cosa durante mi vlda-, deberé ser el últImo en dar mI opinión sobre la crtsis real o su· puesta de ese género difamado. Lo más pru· dente será ir a la escuela de los que saberr lo que es una verdadera novela -la novela que no podía existir antes de la revelación del cine, pues el cme es el que, según ellos, enseñará a la novela a ser lo lue debe ser. Una de estas noches, como hago a veces, abri un Balzac al azar. Era "La Muse du département"; y cai en la escena en que Lousteau y Blanchon tratan desde la altura las novelas escritas en los tIempos del ImperlO: "La ltteratura del Imperio, dice Lousteau, iba recta al hecho, sin nmgun detalle .. Tenía ideas, pero no las expresaba. Observaba, pero no comUnIcaba sus observaciones JI; nadle... Hoy dia los novelistas dibujan caracteres, describen el corazón humano ... ". Lousteau, hoy dia -porque eterno-, sabe que los verdaderos novelistu no dibujan ya caracteres porque no existen caracteres en ninguna parte, smo en la idea que de ellos uos formamos, y no nos desvelan ya el corazón humano, pues la realidad no llOS muestra , nada que se parezca al corazón tal como los autores de tragedias y los novellstas psicólogos 10 han fabricado para satisfacer las exigencias de su profesión. La novela es la vida misma '7 no las "láminas de anatornla moral" T es ... oponer resistencia a mi enfermedad. En vano, también, procuraré semlr, al pie de la letra, las muehas e inútiles abservacioDct del médico. Moriré pronto! Es Jo más leguro .. . TOdol, un dia 11 otro dia, tenemos que modr. Es absurdo pretender togarsel«; por una puerta fal .. u o por una ralsa esperanza. & la muerte. Nadie padr! Irse vivo de la tierra. Yo, sin duda, moriré primera «[ue mucha gente, que mucho vieJecito que ya estA. de mb en el mundo. !efiores. Perfuman las espigas. Brf .. 11a el sol. Las noches 1I0n de luna. Por los campos vagan, de la mafiana al crepúsculo, densos efluvios y una especie de aire voluptuoso envuelve, con lentitud, la simJille soledad de la aldea. Por entre las ramas del tiempo, por f'ntre las ce_ losfas de abril, avanzan, ágiles y confiados, los primeros rosicleres de mayo! MAYO 10 - Por la tarde. Hoy saU a verme con el seAor notarlo pÚblicol Qué buen viejo! Pero, hoy gulnce de febrero -lo Está. casi sordo . .No ve por un ojo confieso sin temor y sIn lombra y parece, por su calva, sus arrugu de amaragura-, sé que estoy listo y su vestido color tabaco, UD apo_ para morir! lillado personaJe de Balzac. Supe Sé que moriré pronto. Mas, Cito que su puesto de notario lo reclbl6, -'0 -.no b'''l'O¡pta en lB roA ...... , .. t ... ",t Jln .... 1101 . . . olO h~tt: .. <;t ... , do .tI l'tO¿Qué tuberculoso no espera, desde genitor. Es descendiente directo de que amanece hasta que anochece. la ... . notarlos de aldea. Empezó, como muerte? todos las notarios de aldea, sirviendo de amanuense en la alcaldia o FEBRERO 20 en el juzgado municipal. Su nomUn día de sol. Ayer, en cambio, bre es semejante al de mUes de notue dfa de oscuridad y de lluvia. tarios. Se llama Clodomiro. Llovió en cañadas, todo el unto Fui en busca de la oficina de don día. La neblina desdibuj6 los huer_ Clodomuo con el 11010 propósito de tos, JOs jardmes, las caUes, las co- completar y firmar un documen_ Unas '1 los horizontes lejanos. Una to testamentario a cuyas chiusulas nebUna intensa que no carecia, acaM les hacía talta no se qué pequeño ao, de cierta belleza y de cIerto en- requisito legaJo Lo leyó don CIeo. eanto de evocaci6n y de misterio. Nada tuve, esta vez, para objetarle. Llovía entre la neblina. No sopla_ Con mi aYUda, Y can la ayuda de alba el Viento, pero la misma intengún viejo código, las cosas resulta• idad de la lluvia pareela anun_ ron tan fáciles pomo era de supociar, pa.ra mis tarde una calma ner, al principio, cuando resolví de_ eompleta y una completa serenidad Jar toda mi fortuna a un lejano atmosférica. parIente a quien jamás he vJsto y Yo amo la neblina! Amo, de Igual con quien apenas me ligan Y commodo, la lluvia! En un pueblo de prometen reml tos sentimientos SIn brumas, en la dulce Escandlnavia, importancia. habría. sido, por mil razones, el No es mucha mi fOrtuna: esta hombre más dichoso de la tierra. casa en dande vivo, solo, desde haUno no puede elegir el sitio para ce diez años. Una hacienda en el nacer. Nadie lo ha elegido, Jatnás, páramo que nada vale. Algunos en la Infinita sucesión de las ge- muebles antiguos. Un coche. Un esDeracianes y las generaciones. tablo. Unas cuadras de bosque ]' Nací en esta aldea de Cafiadas las prendas de uso personal. En :más propia para caballeriza o para conjunto, una modesta riqueza que aprisco que para ser cuna de un no me permitIó, nunca, vivir con hombre soberbio Y, altivo como yo! la holgura. el gusto y la elegancia que requiere un hombre con ideas MARZO 9. libres, independiente y alejado, por Un pariente me escribe. Su carta, VOluntad propia, de la mentira y la farándula social. eomo de costumbre, la escribió paTBdo sin embargo, se 10 dejo, en ra sohcJtarme una ayuda económi_ co! Lo de todos los parientes 1)0- mi tes~amento, al pariente desconobres! No sabe el Infeliz, sin duda, cido. Es poco lo que mi heredero que estoy enfermo y que mi dine- universal podrá. utilizar. Sé qUe esro -el dinero que me pide y que le ta casa, con sus muebles y con sus mandare, con seguridad-, es dine- anticuadas vejeces, si no se opta por prenderle fuego, tendrá que ro de tuberculOSO, de tísico, de hom_ ser rigurosamente sometida a un bre que pronto ha de morir. largo proceso de repadción y de En esto de servirle a la canalla de mi familia creo haber sido, siem. total acondicIonamiento. Eso, tuera de qUe tendrá que ser desinfecpre, muy generoso. De niño tuve que trabajar para darles de comer tada hasta en sus más intimos de_ talles )' dependencias. a todos. De Joven les di parte del producto de mi sudor y, ahOra que MAYO 17, estoy viejo y enfermo, tengo que Caftadas es una aldea de paz ;) prestarles~ a menudo, oportunas ayudas económicas. Todos me pi. de silencio en donde todos sus moradores son, con prescindencia del den. Son unos paráSitos mlsetabl('s. NingUno "ale nada. Los odIo y los cura, el notarlo, el barbero Y el maestro de escuela. lerdos. AqUl despreciO, a todos. por igual. Cuannunca sucede nada. Nunca llegan do les doy dinero o comida, lo hafora!'teras. Nadie abandopersonas go, tan solo, para ven~arme de na su casa. Nadie se inquieta por ellos. Para humillarlos. Sé que si lo que sucede en otros lugares y nayo no les diera nada, se morirían, die, de igual manera, se afana por qUizás, de hambre! de lo que enseña el cusaber más l'Ills familiares! Qué sucia canalla! ra en sus sermones de los domin_ 80n, para mi, una permanente des~ gos, de lo que cuenta el barbero, lo honra! que refiere el notario o lo que MARZO 18. comenta el mae,stro de escuela, un viejecito sordo y casi Ciego como don Cae, en Cafiadas. la nieve. Des_ Clodomlro. el notarlo. de los corredores de mi casa _en donde vivo solo como un fantasmaYo vivo en Cañadas, desde hac{' miro caer la nieve. Es pura y herdiez años, pOrque su ambiente remosa. A mi, que se diga, no me sultó ser el mas propicio para mi hace dafto la nIeve. No me Hena, natural modo de apreciar las cosas como a tantos otros seres, de mey de rehuir, con prudencia, el trato lancolía o de tedio. Yo, mirando cotidiano con las gentes de la socaer en el jardill la nieve, VIIl.llvo, ciedad, la política o el comercio por unos instantes a ser niño! Y Soy retrafdo y hurafio! Me fastidia. &ue:fí.o! Veo, en la vaguedad del re- por Igual, la presencia de hombres cuerdo, un páramo, unas colinas y mujeres que no tienen el mismo grises, unos Arboles ateridos, unos caracter nlÍo. No se conversar de huertos borrosos y unas cabafias en ' negocios, de política ni de asuntos donde todas las cosas trascienden domésticos! Soy un apatlCO! Apáa rusticidad y a buenas costumbres tico, sin ser un nellrótico o un pa. campesinas. Veo, del mismo modo, ranolco lleno de extraÍias mítnia~ un rio, unos caminos pardos y UItOS y de extraños complejos sicológi_ lejanos paises de Jlusión y de qui_ cos. mera! El afio pasado, cuando descubrl Torno a la niñez mirando caer la que estaba tuberculoso, cancelé toDieve! das mis peque:fí.as ambiciones y me dispuse, de alli en adelante, a preMARZO 25. pararme, en forma digna y viril, Me despertó una tos seca, as.. para la muerte. Me quedé. enton_ fixiante. No eran, en el reloj del ces, solo en esta. casa de aldea. muro, todavía las horas de la ma- No quise dejar nI criados, ni sirdrugada. Afuera se sentia - correr vientes, ni compañía de ninguna un viento triste. Lejos, en los camclase. ¿Pa.ra qué? pos verdecidos de Plarzo, debeda MAYO 30. estar húmeda la tierra. Debel'lla, tambHn estar crecIendo las An(trés Vargas es un aldeano, de plantas Y las frutas. No habrfa, de Cañadas, flC9 e ignorante como to. seguro, ni luna. ni estrellas. Un SIdos los demás ricos del lugar. Ayer lencio, como algo precursor de la vino a proponerme compra de mi tragedIa o de la muerte, deberla casa. Hubo, en torno al ne,ocio, llenar aquellos felices campos que un breve dialogo: yo imaginaba, desde mi lecho, hú_ -Quiero que me venda esta casa medos y fuertes fragancias de amacon sus muebles y su biblioteca. polas y de tréboles! Tardada en -No puedo vendérsela. amanecer! -Se la pago de contada. La tos me dur6 lar&'os minutos. -Esta caso no el J'tÚa. Pen~ que Iba a presentarSfl, al fin, -¿No es suya? el ..ómtto de sangre. No le presen_ ' -Si. No es mia. t6. Al cesar la tos seca, lué&,o de -(..Quién es, ahor&, su due1\o' haber quedado Ubre del temido ac-No lo conozcO. ceso de sangre, apa&,ué 1& luz e in_ -Es raro. tent6 reanndar el 8Ue:6o. Antel de -No. No es raro: se la deJ~, en mi dormirme. lo recuerdo ahora, es- testamento, a un pariente a quien tuve pensando, en forma muy fu_ nunca he nsto. raz. en aquel hombre SUperfluo de -¿Un pariente desconocido' la novela rusa de Turgnentev. Lo -Sf, TI cruzar, Pálido Y enfermo, ante JUNIO 10. mis ojos de tuberculoso, Era, en efecto Un hambre completamente A] fin, esta mafiana, mientras me aup;;¡'uo. Su vida lobraba en la ew:- 41r1a1a al huuto l .. lOe presenté el ...... tierra JIlolcnital lobrab& •• Semi'" l'ómlt. •• .....IN. l'1M al.. tlOM~NGO Por Francois Mauriac Francois M aurinc. que de ella se pueden sacar, como creia Paul Bourget. Estaré con~orme en eso con los Lousteau del día; pero una idea viene a mi mente. He cogido ese Balzac al azar, en una forma que es habItual en mi. He entrado en él de rondón, como en una casa en que co_nozco bien todos los aposentos. He pasado noches de ml Juventud en cada uno de ellos. Si descendiese al jardin sabría encontrar el tilo cuya corteza conserva aún las iniciales que allí entrelacé hace muchos años. y me pregunto si la obra de Kalka por ejemplo, o la clJ?: Joyce, para citar dos grandes nombres entre los muertos que son maestros de los jóvenes de hoy, ofrecen ese carácter de ser habitables, como 10 eran los que nuestra generación prefería -tan deliciosamente habitables que a cualqUier edad de la VIda volvemos a ellos, aunque no volvamos a encontrar alli sino una falsa realidad recreada por novehstas cuya presencia estorba a la obra-; 7, cuando se trata de Balzac, el enorme buen hombre con sus burdas ideas y sus gracias de elefante, se interpone por todas partes entre nosotros y lo que él pretende m.ostrarnos y comentar, en lugar de hacernoslO ver y sentir, en una discontinUidad que rompe con la lógica de una narración bien construida. Para mi, lo confieso, una verdade~a novela es aquella a la que me queda gana de volver y que no he pasado por sus págma:!l como a través de una pesadilla. A deCir verdad, no hay nadIe apenas, más que Proust, para darme en el mIsmo grado que Balzac esa famIliaridad con un autor y con el mundo creado por él. l)na obra en la que se entra y de la que se sale hasta sin buscar el comienzo del capítulo. Fuera de Balzac, no veo sino "La Guerra y la Paz" en que pueda IntrodUCIrse asl., empujando la pnmera puel·ta que encuentre. La mayor parte de las otras grandes novelas eXIgen ser leidas desde la primera págma. ¿Cuáles son esas novelas Q.ue he vuelto a abrir con frecuencia a 10 largo de mi vida? No son seguramente las mismas que los novt:!hstas jóvenes de hoy releen. Pero qué es 10 que releen ellos? Para nosotros era "Adolphe", la "Bovary", "L'Educahon", "Le Moulin sur la Floss", "MIddlemarch", "Domimque". entre muchas otras. ¿Los de a110ra aman verdaderamente lo que les gusta? QUleIo decir ¿lo frecuentan, lo habitan como nosotros hemos frecuentado y habitado las hovelas de costumklres o de carácter, escntas según una estética que ellos condenan o que consideran hoy como superada? Es esa la pregunta que yo me hago. Estoy muy dIspuesto a creer que ellos conocen hoy la realidad como jamás se la habla conocido desde que existen hombres y desde que se cuentan historias. Pero me pregunto también si esa realidad, apenas aprehenslble, no huye a medida que el lectos l'le eSíueL[za por captarla. Los caracteres, cercados por un trazo sostenido en la novela tl'adlClOnal, las deducclones arbitrarias de la psicología que era la especialidad de los observadores del corazón humano según la vieja moda, aseguran mejor acaso a las mejores obras novelescas el privilegio de durar en la memoria y en el corazón de lo! hombres. EN ESTA SEMANA LA CRUZ Y S INVENCION N el afio 335,· Santa Elena, ya de 80 años, desembarcaba eD Constantino p 1 a para dirigirse luégo • Jerusa_ lem ya que una especie de idea fija , la tenía obsesiona.da: hallar la Cruz del Salvador. Años antes, Constantino había. dado liber_ tad a la. Iglesia por medio del Edicto de Milán, no porque éste tuviese en cuenta. de ma.. mera especial al cristianismo, sino pOrque tanto Constanti1'10 como Licinio, el Augusto de Oriente, convinieron en la capital lombarda, en honrar a la Divinidad, cualquiera. que ella fuese y a fin de alean ... t:ar del cielo paz y prosperidad para gobernantes y go_ bernados, con libertad para. todos de practicar la religión preferida, aboliendo toda clale de restricciones al tiempo que se ordenaba la pronta restitución de bienes y "lga" res destinados al culto y con_ fiscados a. los cristianos durante las persecuciones. Este edicto, sin embargo y a pesar de la forma un poco neutral (lomo fue concebido, es sin duda uno de los más importantes documentos emanado! a favor del cristianismo al través de todos los siglos. Más que en favor del cristianismo, el de Milán fue un edicto de libertad de cultos.. El cristianismo por el Edicto de Milán salió de las ca_ tacumbas y empezó esa flo .. rescencia de basílicas que en Oriente y Occidente nos le M gó Constantino. _ Pero echemos una mirada hacia atrás. Entre los hebreos, no solameqte tos ajusticiados, 6ino los instrumentos de su 6uplicio, tenían que ser en_ terrados, en lo que en térmi. nos modernos podríamos lIamar un cementerio laico. Generalmente a los ajusticia~ dos se les arrojaba al cam M po, se les botaba como se podría hacer hoy .on un perro muerto y de ellos daban cuen_ ta prontamente las hienas que salían de noche en busca de mortecinas y aun los perros semisalvajes que hamM breados recorrían cañadas y despeñaderos. Si alguna per_ sona reclamaba el cuerpt. de algún ajusticiad(o, el juez Ordenaba que se le entregase para que aquel le diese tam_ bién sellUltura. Con los ladrones crucifica~ dos con Jesús debió suceder ésto: es decir que se les arrojó fuera. pero como el cadá_ ver de Jesús fUe reclamado por José de Arimatea y Nicodemo, recibió f'epultura en un sepulcro nuevo y cavado en la roca. Los instrumentos de su suplicio fueron reco_ gidos y a toda carrera ente_ rrados allí mismo en el Gól_ gota, pues el tiempo apremiaba por cuanto al caer el sol empezaba la Pascua de los judíos. Los prjmeros cristianos empezaron a venerar aqueUoo lugares, especialmente el Calvario y el Santo Sepulcro JI con los años las peregrina. ciones aumentaban por lo que el emperador Adriano (117138) resolvió terminar de una vez por todas con la "superstición" y ordenó que la fosa que quedaba entre el Santo Sepulcro y el Gólgota. fuese eonvertida en una explanada que borrara _ totalmente el Arango, E Pbro. Santa Elena - Siglo XV. ~ Saint Deni$. Francia. Gólgota y el lugar del sepul. cro al tiempo que mandaba construir en aquel lugar sendos templos a Júviter y a Venus. "Insensato -exclamaba el histbriador Eusebio-. que no se daba cuenta de que esas columnas iban a marcar definitivamente el hlga.r en donde se hallaban esos santuarios" Los cristianos no volvieron allí, pero no se olvidaron de que bajo las columna.s y arcadas de eros templos na~"'­ nos se bal1aban el Santo Sepulcro, el lugar del suplicio y la Cruz del Redentor. Pasados Jos años vino la conversión de Constantino y éste concibió la idea de levantar una basílica en el Gól~ gota demoliendo primero los templos del odio anticristiano del emperador Adriano y cuando los obreros se hallaban en esta faena, fue preci~a­ mente 'mando Santa Elena llegó a Jerusalén. La santa señora pasaba los días entre los obreros, caminando por entre escombros, viendo remover columnas, trozos de mármol, estatuas mutiladas y pidiendo a Dios que le diier-, dónde estaba la verdadera Cruz que allí había sido enM terrada. Finalmente un día -la tradición dice qu~ el 14 de scptiembre del año 335-, mandó a J05 obreros ahondar un poco sus picas en un punto determinado y en efecto lo primero que salió a luz fue una tabla, en la que se pudo leer, después de limpiarla, la inscripción que por orJen de Pilato se había colocado sobre la Cruz del Salvador: era una inseripción en hebreo, griego y latín que decía: JESUS NAZARENO REY DE LOS JUDIOS. Santa Elena, estrechando aquella tabla contra su corazón y bat1ándola en lágrimas, ordcnó que siguieran cavando y a poco rato sa.~ lian afuera también las tres cruces, cada una dl' las eua .. les estaba perforada por to:> clavos, los cuales habían sidl! metidos entre sus mismos ori .. ficios y como las cruces eran prácticamente iguales no se podía saber a ciencia cierta cuál de ellas había sido ht que sostuvo a Jesús en su tor· mento. Fue entonces cnandlJ al obispo de Jerusalén, Macario, se le ocurrió hacer unn prueba y fue el colocar cadn una de las cruces sobre el cuerno de una ilustre mllt'jbunda, la cual recuneró IU<!_ tantáneamente la. salU~ al contacto con - la verdadera Cruz. El hecho histórico de la jnvención de la verdadera. cruz por Santa Elena, no se puede negar. Constan,mo, por ejemplo, le escribe al obispo MacarÍo estas palabras: "Su .. pera ciertamente a toda admiración de los hombres, el monumento de su pasión es .. condido en las entrañas de la tierra tantos siglos.". San Cirilo de Jerusalén (+397), cuarenta y dos años después de este acontecimiento, le escribe a. Constancio, hijo d~ Constantino: "En tiempo de Constantino, tu padre, el ño saludable de la Cruz fue ha_ llado en Jerusalén". Y de esto hablan igualmente San Ambro_ sio (+ 397), San Paulino de Nola, (+ 410) Y los continuadores de la HIStoria. Eclesiástica de Eusebio. A más de uno se le podrá ocurrir que unas cruces toscas de palo no podían conservarse por espacio de tres siglos. Pero no se puede olvidar que el terreno e! allí muy seco y árido, fuera de que las cons~ trucciones de Adriano impi~ dieron en mucha narte el que el agua de lluvia que allí cae se filtrase fácilmente en el terreno. Después de estos aconteci_ mientos Santa Elena regresó a Roma, llevando tierra del Santo Sepulcro para su tum_ ba, una parte de la verdad"ra Cruz, una parte de la inscripción y un clavo. Para estas reliquias construyó San~ ta Elena, en dos alas de su palacio una basílica y en ena una pequeña capilla que des_ tinó a su propia tumba. La basílica se llamó al princi_ pio Basílica Elenlana, como a otras se ]e~ jiu el nombre de Liberia,na y Eudoxiana j 'ero se la llamó también E 11ea Eleniana. quod dicitur SessorlUm, es decir la que comúnmente ~s llamada Sessorium, y así aparece el! las actas de un concilio del Papa Sixto 111, del año 433. Hoy mismo se Bama a la Basílica construi_ da por Santa Elena, BasÍlica Sessoriana que es Santa Croce in Gernsalemtne. Ese J,Jombre de Sessoriana. no ha !=ido suficientemente ex_ plicado. Algunos dicen que ello se debe a que aquella pro,piedad fue al 'H<fncipio de una familia romana de ese nom bre como SUCl le con la basHica llamada Lateranen_ se; pero entre las familias romanas no bubo nunca nin_ guna qUe tuviese el n bre de gens sessonana que era. como se lIam""ha a la~ fa-nilias roma. nas. l\'Iás atinada parece esta explicación: el palacio de Santa Elena, que le fue 1 'lIa_ do por su "tijo, fue anteriormente d nalacio de Eliogá.balo, a quien por la vida que llevaba y por rer de ori.~en sirio, el pueblo le da SIlS Slrlanus, el cerdo Slno y de aquí se fOrmó el vocablo de sussnianus y con el correr del tiempo sessoriano, que e .. al_ go parecido a lo que .llaSÓ en Lima con Micaela Villegas a. quien el pueblo le decía "la perra cbola" y para. disfrazar un poco la dura expresión, se terminó por decirle la Perrichollo La festividad de la Inven_ ('ión o encuentro de la Santa Cruz, se sigue celebrando en la h'lesia Latina el 14 ft~ seutiembre vesta festividad es distinta de la que se celebra el 3 de mayo con la denominación de Exaltación de la Santa Cruz. JUAN JARAMILLO ARl\NGO Presbítero. I go JUNIO 10. _ Por la noche. hOra. Al allocbecer -un princlpir) de noche fria, brumosa, ('on neblinas qu/? arropan los arboles y con brIsas qu(' mundan el Jardin y las caUes-, me repitió el acceso de tos y de san_ gre! Un acceso mas copioso que el de la ma:fí.ana. Al concluir. ya muy débil, pude reflexionar sin temor, JJD. miedo, ala dudas '1 wttl 1& N- lúbito. Un leve ataque de tos, Una ligera fatiga en el estómago y, lué¡;a, los torrentes de sangre ca· Iiente, espumosa Y en alarmantt' abundancia. l'Ile froté la frente con alcohol. Bebi un poco de vino. Después, como si nada me bubiera Sil' cedido, entré a la biblioteca, me senté en un diván; abrí un libro y estay.. le,endo por espacio de tila guridad próxima de miAnuerte: -~lotlre al anlanetfr. ,\1 amanecer, o antes del aml\J1ecer! !\Ia:fí.ana 110 saldra. para mI, el sol! Ei' . ~n~'e' de' 'junio no salió, en verdad, ¡;l sol para Demetrio Pura. un hombre que !lobraba, ~()mó el personaje dl' la no\'ela rusa de Tul',ueDlev, en lA tierral Al publicar su diario intimo no hago nada distintB a cumplir una de las vanas clausulas cono;lgnad:\s en su testamento Dcsde su muerte yo vivo en l'sta casa en donde. todas las nocllCs, me parece percibir la sombra de 'Ill fantasma qu(' vuelve. SilenCIOSO y nostalgko. de maS allá del retno desconocido de los muertos! BUMBERTO .JARAl\DLLO ANGEL 22 DE MARZO DE 1959 "Cuentos Impresionantes" -Una Obra en Prensa----------...., del Profesor Alfonso BonilLa-Naar Prólogo de '---------Enrique Santos, "Calibán"-L cuento fUe la primera expresión literaria del hombre. Anterior a las tragedias grIegas y a los poemas novelados de la IHada y de la Odisea. De las oscuras cavernas del tiempo ' han llegado hasta hoy leyendas, cuentos de hadas, narraciones de épocas en que la inteligencia. comenzaba. a balbucir. Luégu, las "Mil y una 1'Ioches". y del medioevo para acá, los cuentos de Bocaccio, eróticos y bellamente escritos. En este género nadie Jo ha superado. Si no es Brantome, el "chroniqueur" de la época de los Valois, que con sus "Damas Galantesl" retrató una sociedad ligera, amable, co. rrompida y alegre. Después, hasta el siglo XIX, los intelee\os europeos se dedicaron a la filosofía y a Jíl. política. Pascal, Descartes, Montaigne ... Rousseau, Voltaire. El siglo XIX, el estúpido siglo XIX según León Daudet, pero en reaJidad el siglo de las luces, la libertad y Ja Democracia, fue fecundo en cuentistas, El mejor de todos, a mi parecer, Guy de Maupassant. cada uno de cuyos cuentos es una joya. Djckens también cultivó esta rama de la literatura. y dejó personajes como Scroge, uno de los héroes de sus "Cuentos de Navidad", in_ mortal. El arte del cuento en este siglo ha decaído notablemente. En el panorama anglosajón nadie ha superado a Edgard AlIan Poe, en sus producciones terrorííicas, plenas de misterio y horror. Escritas en el más noble estilo de que autor alguno baya sido dueño. Ni a O'Henry bobemio, como Poe, antisocial, como él, perO no pesimista ni angustiado, poseedor de un sentido de "l'humeur" que le permitió escribir obras maestras en su género. El cuento es una novela. abortada. y, en realidad, los grande! novelista$ aproveehan los temas de desecho para hacer cuentos. Ninguno de Jos novelistas ameriM canos, ni Faulkner, ni Sherwood Anderson, ni Cari Sandburg, me convencen como cuentistas. Los novelistas españoles también cultivaron el cuento. Pérez Galdós, doña Emilia Pardo Bazán, Pereda, Palacio Valdés y Juan Valera. De todos Jos cuentos que prOdujeron yo salvaría para la posteridad uno nada más. "Solo" de Palacio Valdés. CuatrQ o cinco páginas, pero plenas de emoción, de ternura y de tragedia. Lo demás, puro fárrago. En ~! siglo de oro, Cervantes nos deJO lo que en francés se llama "oouvelles", o sea. algo intermedio en~ tre el cuento y la novela. El Qul. jote nos ofrece numerosos capítulos que pudiéramos calificar de cuentos. Un poco pasados, moralizantes e irreales, Las "Novelas Ejemplares" poseen más intriga, más movimiento. El cuento "de tipo puramente sentlmehtal y patriótero, como los de Edmundo de Amicis y Al_ fonso Daudet, ya suena a hueco. Tan pasados de moda como la crinolina. Lo cual no quier decir que los cuentos ultramodernos, • base de enerfía nuclear, conquista del espaCIO, con siquiatra!!. compUcaciones mentales y gangsten de alto bordo, sean mejores. En la América Latina el cuento ha tenido muchos cultores. Ninguno de primera magnitud. Horacio Quiroga, el argentino. y uno de los más populares, no vale a mi parecer, mucho. Los demás son casi todos cos.tumbristaso Y en este género, Ricardo Palma ha sido uno de los mejo~ res. El costumbrismo se nltivó y sigue cultivándose en Colombia en forma casi exclusiva. Don Tomás Carrasquilla el más destacado. Cuando nuestros cuentistas salen de este tema y pretenden elevarse a regiones superiores, no logran levantar el vuelo a grande altura. Para llegar a. la. maestria, como cuentista, se requieren las mismas condiciones necesarias en otras actividades. Inteligencia, talento, vocación e imaginación. Y ademá.s estilo. No un estilo sometido a severas reglas académicas. sino fluído, armonioso. ''De la musique avant toute chose" decía Verlaine. Algo con rumores de mÍlsica y ruido de. alas, donde la cacofonía. la repetición de las palabras, e' abuso de pronombres y artículos, que son la peste del estilo, la netulan('Ía y el amaneramiento, hayan sido cui_ dadosamente excluídos. Pero sobre todo imaginación ardorosa, desbordada. Imalrh\ación, que por la originalidad del tema escogido, mantenga al lector anhelante, angustiado y no le permita descansar mientras no haya llegado al ines-perado y dramáticlQ final. y aquí tenemos un cuentista que posee a cabalidad todas aquellas condiciones. A un personaje realmente extraordinario y extraño. El profesor Alfonso BoniJ1a-Naar, de multiformes facdas. Todas ellas Henas de lllz. Es qui\ zá el cirl1jano más audaz y más afortunado de la joven medicina colombiana. Con el escalpelo en la mano hace maravilJas. Y 10 mismo mareja el viejo corazón humano y haee con él cosas que antes estaban reservadas a los dioses. COU10 emprende experimentos de la mayor audacia in "anima viii". Corta cabezas de perros, que, separai:1as del cuer~ po siguen viviendo y las injerta eQ otros cuerpos. Es una especie de doctor Fausto que crea en los laboratorios cos,as maraviJ1osas y diabólicas. Esta sola activídad hubiera bastado para llenal la vida de un nrofesional. Pero a Bonilla .Naar le sobran tiempo y talento Dara d'i!:dicarse a explotar su privilegiado cerebro. en otras ramas de la inteligencia. Es todo un señor poeta. Domina el verso de porte moderno a la perfección. Para la coronación de la reina de bel1eza de Colombia en su tierra natal, éste año, ha escrito un poema tan original y artísticamente concebido, que será al mismo tiempo exaltación de la bel~eza e himno a Cartagena, esculpido con sus arenas. su mar, sus peces, SU" frutas y sus Kentes, Pero en donde Bonilla -Naar ha demostrado <:us excepcionales dote~ de creador. es en los cuentos. que van a adueñarse del lector, tan pronto como termine de leer este insípido prólogo. Bonllla.-Naa.r ha echad. a u E lado la técnica. La técnica Ja .. más puede supcrar al genio. Yo detesto los escritores a base de técnica y reglas. De los cuales Andre ~IaDrois es el más perfecto y ejemplar. Sus novelas están concebidas sabiamente. No hay pormenor desajustado. El nove.. lista lleva de la nariz al leclor. hacia un final ya conocido. Bonilla-Naar es 10 contrario. Es la improvisación guiada por una imaginación desbordante. y asi surgen estos sus primeros cuentos de espanto, premiados, con ''l\'Iención Honorífica" en reciente (joncurso y dramatizados poi' :n.o)mero LozarlO en la Televisora NaoII. Tremendos desde la portada ha! .. ta la última palabra del postre .. ro cuento, no a la manera fáctl y trajinada, sino a la manera de Poe, pero sin la más lt..ve imitación de ningJ,1na de las creacio .. nes de aquel vate genial. Para mí, el mejor de lo~ cuentos con_ tenidos en este volumen. es "La Escalera de Caracol". Ahí están reunidas todas las • condiciones , Alfonso Bonilla Nanr. fundamentales de una creacióa extraordinaria, revolucionaria, fantástica. Sin que ello les reste mérito ni interes a los demás. Cada uno de Jos cuales producirá en el lector grandes sacudimientos emocionales. Boni1la-Naar escribió sus cuen .. tos en estilo sencillo, pulcro, lIio pretensiones. El solo se calza el coturno cuando cabalga en Pegaso, como su poema "El Poeta regala su ciudad a la Reina.", de que arriba hice mención. Es una verdadera joya, pulida, brillante, impecable. El hace obra de arte. Lo mismo con el bJsturi que con la pluma, y tiene para cada una de estas modaltdadee de su inteligencia, su forma pecu .. liar. Desde que conocí íntimamente & Bonilla-Naar me he pregunta .. do de dónde saca este hombre capacidad de trabajo ~an extra .. ordinaria y facultades que de .. bieran ser bpuestás, pero que le permiten manipular la carn. mortal con maestría increible. Escribir la Historia Médica Colombiana, idear técnicas qulrúr:o gicas o microscópicas, concebir CUentos sensacionales y poemas maravilloSOS que son rutilante cascada. de imágenes. Al fin lo supe o lo Intuí. Sin duda este fenómeno proviene del aporte de sangre de esa privilegiada raza hebrea, que tantos sabios., artis .. tas, estadistas, héroes en todol los campos de la actividad humana, le han dado al mundo. Los antecesores maternos de BonillaNaar eran judíos holandeses. De aquellos que produjeron a Splnoza y a Rembrandt. Sólo otro caso similar tuvimos en Colombia: Jorge Isaacs. El inmortal autor de "La María", la única. novela que ha traspasado las fronteras patrias. El fue además poeta, periodista. político y militar, como que peleó en la batalla de lo! Chancos y vertió lágrimas de horror y de pena a.nte los centenares de cadáveres que quedaron sobre el campo. También mine .. ro, colono, explorador, campesino} sociólogo y filósofo... y murio casi en la miseria. Porque le faJM tó lo que sí posee BoniUa_Naar en alto grado. Dotes de organiza .. doro De organizador de sí m,tsmo. Es decir. de su mejor tesoro. y abora permltaseme para completar la dimensión de este hombre extraordinario, dedicar unos cuantos párrafos a su personalidad cientinca. Nació en Cp,rtagena en 1916 en la calle de "El Tablón", famosa. por ha.ber sido también la cuna del Tuerto López . De) lado paterno tiene rancio origen payanés. Salido del común tronco tolimense, Bonilla, Iragorris, Lemos Gu-mán, pertenecen a la misma rama fa_ miliar. Hizo sus llrimeros estu~ dios en el Colegio que regentaba el inolvidable profesor Antonio José Irisarri, quien tiene conmigo un lazo común: fue exco .. mulgado por el arzobispo Brios .. ehi, como lo fllt yo por el ano .. bis!IO Maldonado. Uno y otro re .. tornamos al seno de la Iglesia.. Se graduó de méitico en la Unl .. vcrsjdad Nadonal con una tesis Meritoria sobre "La. viü¡:I en las grande" altUras". Y aHí se quedó. Es el únicO individuo que en la larga historia ile la Facultad Na .. cional de Medicina ba sido pro .. tesor por conCUrSO de tres asig_ natura9, o meJor cuatro -Para .. sitología, CHnica Tropical, CH .. nica Quirúrgica y Cirugia del Torax-. Ha publicado ,n revistas na cionales y extranjeras má$ de trescientos trabajos científicos. que le han dado prestigio internacional, y es autor de obras Ita Cirulría e Hio;;tor(a de la Medicina. Es mil':'Il'bro dI' ml1!"ha~ So .. cJedades l\Iédif'll'3 de C~!01l1bia. 1 de Ci,.u~ia e Hi'1+ol'!a rlel cnttti_ nen~~ y dueño adem!Ís di'. och~n .. ta v siete Htulos cientifico'i. Al_ go ·inconcebible. Apenas está en la edad en que se comiem:a a vivir. Tal es a grandes rasgos, el au .. tor de estos "Cuentos ExtraordiDarjos", que, inmerecidamente, he tenido el placer y el honor de prologar. Más que otra cosa, pór la. amistad que me liga a este varón en quien la triple personalidad de científico, poeta 1 prosista., se condensa y unifica cn una. sola y máxima malidad. La del perfecto caballero y la del amigo leál, afectuoso y sincero. Es un hombre cabal. como antes decía. Cabal, o sea completo en todas SU! manifestaciones, ENRIQUB SANTOS MONTElO DOMINGO 22 D~ MA~ZO DE 1959 En dos cruzados maderos, nudosos monstruos del bosque, que aun para leños son rudos. sí para troncos disformes, con rnás heridas que miembros vinculado miro a un hombre, víctima, qUf! Gotas de se mar de lu. les enjugó resplandores a las estrellas, que son , de lo que fueroll borronea. Ciego al Cielo Polifemo le niega sustituciones, Argos, que acedó su. 0)01 con nocturnos alcohol... pensil muere, porque vivan Absalone,. Sierpes de rubi se arrastran por la Libia de aquel monte, Benjamines que, si nacen, ts porque matan atroces. Matricidas, q~le revientan, porque la piel loo aborte, y en la vaina de las vena, Ion palpitantes estoques. Pabón de zafiro, el Cielo cerúleas ruedas depone. que hace agitada la tierra, que astro. IU polvo borre. Caducos nscol I t mueven. tan 4gUel, tan veloc", CORlo· .1 arteria. tuvieran fOil espiritu de azogue. HERNANDO DOMINGUEZ CAMARGO Racimo en mostos bañado, blandido el vástago enorme, hueso a hueso, y nervio a nervio, descoyuntado lo expone. Insensible se estremece a tanto tormento el roble, no más, que de afinidad, que contrajo en los dolores. Muchas blasfemias le víbran del vulgo la$ irrisiones, sin que su inocencia muda por sus gravios abogue. Oídos sus muchas llagas le vocean cuantos oyen, y él, hidrópico de injurias, toos las consagra dobles. Bárbara impiedad estudia, diadema, clavos y mote, que afrentado lo lastimen, que atormentado lo mofen. Rayo inmundo las salivas, en sus hermosas facciones, vibra más en la mát bella desgarrados deshonores. ¿ Qué sol vmo aquellos miembros, que aun entre cenizas torpes, <:on ser tan grande el ocaso, le están latiendo candores? Mal se doctrinan los clavos. manos que transtornan cielos, porque opriman y no corten, pies, que huellan esplendores. En el 'campo de su carne, Ejes de este cielo ceden, y es forzoso qúe se agobien; que manos que cargan mundos, doblan Atlantes de bronce. Cuatrct rosas desanudan de los clavos los botones. para que en manos y pies, tos azotes, los cambrones, purpúrea vid se desatan, que mucha hermosura estorbe. Las que encadenó zafiro .elladas gotas se encogen, preftado. racimos son, i¡U. -v.ndimiuon~••. ~3Hent~QRAÍn-desboj.e En las bien surcadas -pieles, porqut hondas orillas logren, por entre rocas de huesos, torrentes purpúreos corren, Feo hermosamente el rostro, • pesar de los rigores, derrotada beldad nada en náufragas perfeccione •. El peso le d.......-Ias-manu roturas que desabrochen, para que en los pies el clavo rugosos labios le doble. Espinoso laberinto la cruda diadema impone dUfl) yugo a la melena, zodíaco de escorpionea. Nilo es dorad'el cabello, porque en raje marañones las avenidas desangre crecientes de o, arrebolen. Greñas en la - e"lda ondean, de oro y carminchamelotes, crencha s en el "stro baten, de sangre y luz ornasoles. Rosada mejil a estraga de acerada m no el golpe; menos crudo sea el ar.ado cuando los el vele. tronche. Como el piél go en la orilla blanco. lame ·aracole., como al liri en los verjeles le están pei ndo los nortes. Heliotropio es de aquel Sol, que aunque .1 carmin lo arreboce, legitima simpatia de sentimientos acordes. Este mira Sol de pluma, o esta AguiJa de flores, que con hojas siguió luces que con ojos miró sole •. Su descabellado elredo tn dubias inundaci~1es, si hace al oro que .2 anegue: hace al carmin que :e ahogue. Anegados en su san¡ro de los ojos los farole~ tntre el golfo del cab lo ' ya aparecen, ya se e nden. Lágrimas y sangre inundan cru~ntament salobres de una descollada tOHe. Una mujer su lado, • tanto mar roca inmoble, al piélago dI! ' tormentos yunque inflexible se expone. Ave, en la herida del pecho rayos de sangre conoce, flor del abierto costado rocíos de agua recoge. Un delito a dos mancebos, fija -a dos troncos biformes, de quien en coros alternos glorias atiende y baldones. Madre la dice afligida, de aquel Hijo, que socorre con beberle esponja víva de sus ansias las mayores. En s~ vista arden las almas, en su dolor tan conformes, que se engarzan en sus penas yedras los dos corazones. Bebe t6sig;s en uno, si el otro antidotos coge; que tan nuevo centro hizo antipodas dos ladrones. Bastarda araña es aquél, si es abeja aqueste roble, que de! jugo de una rqsa miel y venenos componen. en la nariz 1 eminencia Crece el piélago sus ir s, y en sus últimos aogares, en rocas de mermellón hace que su luz zozobre. Lirio destronc~do el labio, que, clavel, ardió en rubores, dándole está remezones. nácar fue de blancos dientes, ayer perlas, hoy carbones. Cuna arrulló de rubl todo el Sur en netos orbes, ya sepulcro de ceniza hace que en sombras reposen. La barba partida enredan torzales de nácar, donde carámbano. de coral a. oudo. for."".,, ____ Ecos se alternan y rocas Porosa imán una esponja en quien quiebra, en quien responde, quien que su labio agote una alma sola en dos pechos, tanta hiel cuanta ella atrajo mucho amor en pocas voces. de acibarosos licores. En la vista bebe aquel Liba hiel, quien ya la tuvo de aquesta las aflicciones, para vibrar el azote, y en los párpados se brindan no la bebe, que rehuye d. mucha hiel amargores. letargos a sus dolores. ~:- ___ ~ Inorme el ri o jubile A\"cadáver d a lengua entre cárdenos terrones, poca hiel y mucha sangre el túmulo le componen. Elevado el paladar es escollo, donde topen en la canal del aliento en hilo., que se derroten. -e...,..... car-cajr.>P _~¡arpones; pues linces dale j s se tiran amorosamepte átroces. El siniestrq lado ocupa Ave Real, aquel joven que peinó con sus pestañas átomos a SUs fulgores. Esto se ha acabado (dijo) .en corpulentos clamores. y al perlodo vital punto la muerte le pone. De los cielos las esferas, ruedas SOn de ebrios relojes, que en sUs ruedas desvanece corifeo el primer moble. Golfo la tierra parece, que en confusos horizontes los oleajes de collados se están alternando choques. El velo que le oyó a Judas las mal pagadas traiciones, rotas, conlo él, las entrañas, el aire puebla de horrores, Tejido Jordán se rasga, y en las orillas se rompe, maretas de lino agita, que arca a Cristo reconoce. Absalón de lino pende roto el pecho, porque el bote de la lanza que hirl6 a Cristo l. estA des"rrandG broches. Por despeñarse a su fin e! freno furioso coge, pues la virtud~ que lo impele dándole está remezones. A su volumen eerúleo un pavoroso desorden, violentamente arrancó d. sus dos eje, conformes. En su caos los elementos (onfusos se desconocen, y en una pella se enredan leve y grave, luz y noche. Lenguada llama, ancho hierro en la muerta Antorcha entoncu. pavesas de rubl apura, cenizas de agua desco,," De su encaje se desatall, se descaminan, sus vueltas al precipicio discordes. Desanudados sus globos de IUI diamantinos gonces, hacen que en giros opuestos unos en otro! se Tocen. Ambiguos raudales bebe aquella luz de dos cortes, y embriagada de agua y sangra, derrama lo que no sorbe. I ntimándole a 101 ela vos, que los ·huesos le perdonen, como a Cordero la ley da regalías que 'foc.. Al-rubio- FlInal del-'Cielo, que mariposa Faetonte ardió golosa de luces, diól. un soplo y apagóle. Globo .lleno el de la luna, descarnado de arreboles, esqueleto es de los astros, en que se arguyen fetoces. Oe sus carnes se revisten almas de muchos Varones, que a sus .sustancias, las urnas químicos fueron crisoles, Pio afecto dia al cadáver porque tres soles lo alojen, túmulo virgen, que anime Rlebe¡o mármol. quo informo. y con excéntrico. topes \ (Continuacl6n de la pAgina primera) AMANTES Por Jorge Gaitán Durin. Separata de la revista "Mito". 1959 NTES de ausentarse del país por un año, nos ha dejado JOr_ ge Gaitán Durán es_ ta separata, Impresa lujosamente aunque de limitada edición, en la que ha reunido diez poemas eróticos. Quien se contente con Lsta clasifi_ ~ ación, apenas logrará entreve.r . .el :B.Uf,"o lt!til:'UaJe j'loétteo y la VISlon panoramica de una serie de ct.nceptos éticos que aparecen desdlbuja.dos y en sordina. Sin que la obra lea definitiva, porque precisament~ se tra.ta de su primer ensayO en esta etapa, debNnos anotar que eS, quizas, muy superior a los mensaj \! S antl;!,. 'H' " 1 , . ...1 ,~t: l. • la ,antigua ob~esión formalista, acUsado ra de tendencias varias y éQn _ t radictorias, resultaba la pugna iD_ terior, el torbellino en que se deba_ tía su individualidad. Aquí, por el ~oDtrarlo. empieza a decantarse, a lerena se, ' a ~ .. ;; ·.J....:-... za-:sf'. A Cuando se pUblica un nuevo li· bro de versos, los comentarista-s y realizan una labor que no es propiamente de ellos: cargan las palabras de contenidos personal .. s y, donde el poeta dijo algo, se lh1a_ g\nan en ello algo distinto. De ahí que imperen la irresponsabilidad y la pereza. En la separata que a1:\3lhamos no ocurre estO. Gaitán Duran utiliza deliberadamente ciertas palabras muchas veces; todas ellas con distinto catácter, con crltel10 difere nte , Itena nuolas tic a lgo nue· vo a su aCI""lcjón dh:dbnarit"t. Por ejemplo: "desnUdarse" pierde, en casi todos los versos, su versión comün para adquirir, en unas, cierta Tiscosz rugüenza y, en otras, imá~ genes eticas o metafisicas. Los amantes, que se a tan recíprocos no para cumplir ulla función puramen_ t e genésica, COl1stituyen una ator_ mentada alegoría de esa preocupaciun prOfunda d.?;1 poeta, a l mismo ~dticos , , ' 1' · :1· s plásticas y transformativas. y asi, podríamos seguir el anáHsis de cada uno de los términos de su vocabulario . Seria inutil porque la verdadera intencion del autor es la de proporcionar a SUs lectores una de_ liciOsa aventura al descubrir, pOr sí solos, una geografía Jfrlea dlsiinta, ilt:Jla ue par.jes t an~~;J.e:; y hermosos Podemos decir, t!lO ai, q ue acu~a esta nueva producción de Jorge Gaitán un Vigoroso deseo de limpiarse, de depurar sus tenas h asta dejar, limpio y mondo, el hUeso hlanquecino 8e su mensaje, capaz de impactos más directos <'ue d " n'· '- <' n - ~ I.n rf'acLivn "niTerso en todol los qUe Je acerquen d. buena te. ,. !l. 11. lo, "COMO ENTENDER EL ARTE MODERNO". Por GeOrges A. Flanagan. Editorial Nova. Buenos Aires. ~958, LANAGAN es el típlCo representativo del intelectual norteame_ ricano. Su formación, seria y multltacétlca, le ha cóncedido una gran Iibtrtad y posibUi.dades para situarse en el ;imbito culUual de su país en situación de privilegio. sin las taras e incomprensiones que otrecen aquellos que ban hecho de la eS)H'cialización Ull vicio del conocImiento. Los di\'ersos mecanismos espirit.uales que jla puesto en movimiento su inquietud pe rmanente, le han llevado a la pintura, al periodismo, a las letra s y a la Universidad. Colito crítico de arte, . es considerado en primera ti_ la en los Estados Unidos y su nom_ bre ya ha dado la vuelta al mundo entre lOS aplausos y admiraciones. Su ültimo Hbro, es uno de. los mas interesantes que sobre arte se han publicado en lengua lnglt'sa, 1 su traducción castellana es el aporte mas imllortante a la bibUografia que en nuestro idioma es escasa F .. . . "l' ;tTl 3 :u i " \. Flanagan expone metódicamente la.s circunstancias históricas que han hecho evolucionar el arte plasttco y que constituye la ünlea ma_ nera de entender sus manifestacio_ nes contemporáneas, Cuando se lle~ ga a la pintura desprevenidamente, con el gagaje de ideas retrasadas, como es comün en nuestro medio, sobreviene el fracaso 1 la frustracIón. El arte no figurativo no es tan arbitrario como pretenden quie_ nes no 10 pueden asimilar por fal_ ta de herramientas cognocitivas; pueden enconturse sus raices en el realismo académico, pero el preci_ so suavizar hacia las et.apas snbslguientes para entender su desarrollo. El Impresionismo, las influen_ cias de la estampa japonesa en la pintura de occidente, el Impacto dcl deSCUbrimiento de la.s tormas artísticas prell!stóricas del Afr\ca y Oceanía, son expuestas en este verdadero tratado de arte que Flanagan escribió en lenguaje senci_ llo, sin pretensiones ni tecnicismos.. "Cómo entender el arte moderno", es un libro que no debe taltar en ninguna biblioteca de estudio, y que debe estar en todas las de quJenes quieren hacerse a una cultura ge_ neral ., a informaCIOnes exactas 10_ bre los feuomeno, del siglO XX. F. T. L. "avanzado", en los Estados Uni. dos sobre todo, ya empieza a mostrarse la supremacía del fotógrafo sobre el columnista, del mle_ mo modo como se vende más cer .. veza con la foto de una rubia en vestido de baño que con una erudita disertación sobre las virtudes del lúpulo y la cebada. Los propios sistemas educati. vos, expresión que tienen que ser, naturalmente, de nuestro tipo de sociedad. llevan el g"rmen de es_ ta desatención, o mejor, de este desplazamiento de la atención in_ telectual. Los métodos "moder_ nos" tratan de hacerle fácil a·) niño la aritmética, atractiva la. geografía, racional la gramá.tica. O sea, en otras palabras, que se pretende darle cultura al niño sin necesidad de que él preste 'ttención. Todo lo contrario de la gran tradición humanista griega, que en cierta forma fne conservada durante la. Edad Media. A nadie se le ocurría entonces, ni a Sócrates ni a Alcuino, que se pudiera aprender algo sin trabajo, sin mucho trabajo. Pero se trata, comóhe fnsinuado, no tanto de una pérdida total de la atención mental, sino de Ul,l desplazamiento hacia territorios de otr~ índole, que no salemos identificar con la cultura. Es natural qUe en na sociedad industrializada, que tiende fuertemente hacia ~a técnica, se cambie el cauce de la cultura común humanística hacia el perfecciona. miento de la ciencia aplicada. ¡dentro de la adaptación al medio, claro está. que produce más rendimiento económico concertar la atención en.un motor Diesel que en el Quijote. Este desplazamiento es notorio también en 'luestras nuevas estructuras sociale~, en las cuales el tecnicismo est.á ocupando el lugar que antes se reservaba a la cultura. Todavía en la sociedad victoriana el in_ telectual ocupaba, por derecho propio, un sitio elevado en ]a jerarquía social, al paso 'lue el tecnico y e l productor se queda ban siempre en las filas de una burguesla considerada más o menos como filistea . Hoy. es obvia la ventaja que en los altos clubes sociales, por ejemplo, les llevan los industriales a los noveHstas, Por otra parte, la. doctrina pragmática, utilitaria, ha permea_ do aún 10 poco que queda. de ejercicio de la lectura como ocu pación distinta de lo que nos exige lI:i 5anai"'iiGS la. .ida·. Ap::.rte el r.eriódlco, la revista I1m5trada, la!! 'Selecciones" de libros resumidos -repugnante atentado qUe nun_ ca antes se babía registrado en la bistoria de la barbarie-, el mercado común para los lectores de la sociedad industrü:J se como pone de un fárrago impresionan_ te de pretextos para no pensar o •• DlaDualea 4. toda cla.. tlue De la Lectura y los Libros tes den alguna ilusión engañosa, todo ello a base de c~lerjdad y utilidad. De ahí ha surgido ese tipo de lecturas como "El arte de ganar dinero, en diez leccio~ lles", escrito sin duda por alguien que se moriría de 'tambre si no vendiera el folleto. A este pro_ pósito, contaba Pedro Salinas lo que le pasó una vez en una. de esas estupendas bibliotecas 9ue tienen los gringos para justificar sus automóviles, y que suelen te· ner de todo, aunque no sea pa_ ra leer. El maestro quería commttar un libro medieval, un l'Ars l\1oriendi". La bibliotecaria, jovencita, de ojos azules estúpidos, ni siquiera entendió que se trataba ae un libro. ¿I beg Y9u.r pardon? Don Pedro le tra(Ü1jo al inglés el título del viejo :ibro qne quería. l'he Art of Dymg ... El Art~ de Morir ... hay que i ! . ginar la cara de 1a;1lobre mue eha, ~u mirada pávida y receJo a, En aquellos días precisamente ~ e había retistrado en Nueva York una oleada de suicidios, comOl' que se presentan periódicam ~ te en todas las sociedades felic s. La bibliotecaria sin duda cr 'ó que se trataba. de un innov3-( r en el arte del suicidio, ;ero in suficientes ideas originales, co o la de comprar media libra de tes, . para lleva.rlo a cabo. Hay también un "art.. de le,t,.·" escriio nara quienes no qUierr:n leer, así como se Inventó el qi_ garrillo con filtro para quien,e s fuman pero detestan el cigarrillo. Cuenta el maestro Salinas: "Acepción de la palabra Ars s un libro que 3frece un conjunt o de reglas o pr~ceptos, para aprender a hacer bien alguna cosa. Al final de la Edad Meai&.. :;.~ C!)~­ gojas que sentían los humanos ante la idea de la muerte, origi_ nó gran númel·o de Artes de mo· r ir. En un Ars moriendi se halla ban los avisos para morirse como es dehidl.>. esto es -o esto era-, con las cuentas del alma bie,n ajustadas, de modo que la Pf. ..sadumbre de los pecados terrená les no cerrara las puertas de la salvación. En nuestros días se multiplican los Artes de leer. Ese de la velocidad, recién tratado, no es más que uno de tantos. Ha:; un A!"5 !egend! p!"r:l, . · a.~i tn~ do género de lecturas. Un "Arll' de leer novelas"; un "Arte de leer poesías"'; otro. más modest/1 (o más ambicioso. quién sabe l "Arte de leer el periót,ico diario". Mortimer Adler. f"ll'ofesor de la Universidad de Cti:icagQ y personaJidad de mucha cuentn en el ml.ndo intelectual america_ no, _"ribió BU alIuno. .,.6.01 su "Arte de leer un libro". Y a poco l. A. Richards, el justamente famoso profesor y crítico de Harvard, sacó su "Arte de I"eer una página". Tentador sería seguir angostando más el tema con la imaginación y después de pasar por un "Arte de leer un renglón" dar por fin cnn el <t Arte de leer una palabra". ¿Por ,qué cuánto, y cuán regalada. y provechosa_ mente no podría discurrir cual_ qUiera de los dos mentados críticos, u otro de equivalente altura, por ejemplo sobre la voz amor, y sus variantes sin pausa, ya levísimas, ya abismá ticas, según la escribiera un Ovidio, un Dante, un Bocaccio, un San Juan de la Cruz, un R 'lcine, un Byron. un Kierkegaard, un Bertrand RusseI1? Tanto se van abclQDando ciertas palabras, de carga sig_ nificante y de sutilezas de efecto, qt(e yo agradecería una pequeña biblioteca de trataditos sobre las palabras más importantes de nuestro humano leng Jaje La copiosidafl de Artes de leer, el rango intelecutal de los auto_ res de ciertos de esos tratados, -tratados que van de la char. lata.nería, en los peores casos a la dignjdad y decoro intelectual en los mejores-, da seña de los vivamente presente, de lo acucioso que es le gran problema del hombre frente a los libros. Pero el camino de estas Artes sigue confiado a la técnica del leer, adiestra en ciertas habilidades superficiales, y acaso dañinas, como la aceleración, o deseables y ventajosas, como algunas de las propuestas por los profesores Adler y Richards. Padece la obra del doctor AdlH de un origcn mecanicista\ que se delata, por ejemplo, en la seguridad y confianza con que se brindan y detanan las regla.s, en su presentac-:ión en cuadros sinópticos, en un trata _ miento de la lectura peligrosa. mente anaJitico y disectivo. POI ejemplo. el doctor Adler habla de tres distintas maneras de leer un libro: la estructural, la interpretativa y la crítica, cada una con sus correspondientes listas de reglas. Estos tres tipos de lectura debe hacerlos el aprendiz sucesivamente, sit.uándose primero en la actitud del análisis estructural, lué2:o er la interpretativa o sintética, y por último en la critica evaluativa. Por sabio qU f' "Queda ser el consejo las faculbt de~ encargadas de la lectura se re ~i'marán a entrar en juego. a In o ·.~ (1.f'n. Interviniendo calla un:' en el momento p~e cel1t,uado ~. retirá"do~e a una ili<wrf'h. VRI"'l\ _ ción. cuando a!lí lo [Jresr'rih rln las reJ\ad Sé1'Í1l Jl'osl)jl~ .. uJi leelor • filtrar SU! facultades .., repartIrse de tal suerte en tres lecturas, que en la 'p'rlmeta deje pasar a su ánimo solo lo estructural de la obra, mientras tiene cerrado su juicio para la interpretación y la crítica, que estarán detrás ha_ ciendo cola, en espera de qu~ les llegue su vez en las lecturas segunda y tercera? Si eh .:J leer se pone la capacidad spiritual entera del lector usándola a toda presión, lo natural es que lec tura avance llevada a la. vez por la triple fuerza de la ¡lercepción de lo estructural, de la interpreta ción y de la l,;rítica., simultá~ neamente. como corresponde a la unidad de la vida mental. No sé qué sucedería. a.l auriga de un carro, con tiro de tres caballos, si se propusiera que ahora andu_ viese sólo el d. la diestra, reser_ vando las encrgías de los otros dos para ulteriores avances". La critica que hace Sa.linas a Adler refleja el abismo que ha separado si~mpre al humanista del técnico, poeta del organi_ zador, al que crea obras de arte literario de quien simplemente las clasifica, para situar el con_ flicto entre intelectuales. En realidad toda la cuestión se reduce a. que ya no se entiende el arte de leer, por la simple ra· zón de que ya no se lee. Las dos grandes formas de cultur.. de masas, la radio y el cine, no exigen la lectura, salvo para los ti. tulos de las película.s tradUcidas. y no es ninguna coincidencia que ambos, radio y cine, hayan producido su hijo na.tural, lo que prescinde de toaa exigencia intelectual, la televisión. 1, ,,1 y por el lado de la imprenta, aquella maravilla que puso el sis_ tema de la producción en serie al servicio de los libros. ha sido rcalmente una bendición para la cultura? Antes del siglo X\', en la Edad Media, en los siglos clásJcoso en el discurso de las viejas culturas, un libro era al mismo ti~mpo una obra de arte, un pro_ digio de trabajo manual y una preciosa. poseSión material, por el t rabajo que implicaba y el di· nero invertido. Los copistas medievales no dejan nunca de expresar esa sensación de plenitud que produce terminar un arduo trabajo. ai iinaiizar la ',Hinier..te labor. 1:' maldiCen a Quien pretenda robarles su trabajo o des· truir su tarea. Hombres comn 'San .Jerónimn hicieron. literal mente, su pt'opia bih1ioteca, copiando a mano antiguos papiro"y antiquiqimos pergaminos en que se guardaba por s1g10s la a.ñeja sabltlurf-., E!!i claro que cuando un libro exige semejante acopio de energías y talento, no se desperdicia en novelas rosa ni en memorias de ministros. La escasez crea ca.lidad, como sucede con lreCllen_ cia, así como la abundancia rebaja los valores. Lo que hizo po_ sible la floración de la mala· literatura, del folleto seudocientíflco, del novelón sentimental, ha sido la idea del bendito Gutemberg, que ya se les había currido antes a los chinos, quienes tuvieron la sensatez de no ponerla en circulación sino en la medida en qu~ facilitaba su trabajo sin vulgarizarlo. En defensa del libro y de la lectura deben resucitarse y man_ tenerse las gentiles tradiciones de la éra preatómica, particularmen_ te la que me permito recomendarles de la manera más enca recida: leer en la ca.ma. La al_ mohada no es solamente la mejor consejera sino también la mejor amiga del libro. Las horas nocturnas, con su sUencio cóm. plice, crean esa soledad que constituye el medio vital del lector, el aire mismo del libro que no abre sus {létalos blancos sino an_ te la iuz de los soles artificiales, Montaigne decía, es verdad, que jamás subia a su torre biblioteca. en horas de la noche, y Erasmo sostuvo siempre que la. vida intelectual es más activa y despejada en la mañana. Pero ambos maestros pertenecían al tipo alondra", anterior a la luz neón y a la técnicá moderna que ha convertido la noche en día. En día deliberado, además, cuya luz no ciega ni se riega. Impiadosamente por todos los ámbitos, sino que se somete obedientemente al • mandato de un botón, mucho más prodigiosa. que la lámpara de Aladino. El lector model'no pertene_ ce al "tipo buho" el ave de 1\1J_ nerva que deja las hora"i del dia para aquellos que trabajan porque no tienen ,naaa más que hacer ... Los lectores de almohada se dividen en varias escuelas, no todas ellas igualmente recomendables. Hay quienes leen en la cama para poder dormir. Son los monederos falsos de la lectura, los traficantes de estupefacientes intelectuales, los que falsifican el sentid .. de !::. \'id::. !nt~!'!. o !' o simplemente carecen de ella. Se cx; eptúan. naturalm'ente, ciertos caso,> extremos, por ejcUlnl0 el insomnio irredimihle rebelde a fodu tratamiento v que 'iólo Sf> doblega ante las ohras completas df'" Eche~a ra~' 41 exf.rpmo llpúestn está el lecior 'de ~Imoha_ da que en rea.lidad tiene miedo 4e dormir '1 mantlene el Ubre como una defensa oontra el su._ 60. Se cuenta el caso del estu_ diante chino Lta Hsun que mantenía su bujía encendida de tal modo que le quemara el cabello ea el momento en que Inclinara 1.ca.beu soñolienta. En eso' casos, en vez de un Ubro IHJ debería recurrir más bien a una espuela. Lo alarmante es que lqs mis_ mos escritores han cometido at. guno de estos crímenes de lesa lectura. De sí m.ismo cuenta Co .. leridge que cuando le fallaba el láUdano para dormir, recurría invariablemente al remedio más fuerte de su tiempo: las odas en verso libre de su colega el poeta Southey. ~ Esos momentos irreemplaza.bies que dividen l· vigilia total del sueño profundo no pueden emplearse en cualquier género de lectura. Hay que evitar el libro que nos hace seguir trabajando, el que se refiere de ~a.nerll tan directa a la. actividad cotidiana que en realidad se convierte en un apéndice del día. Tal lectura es fatigante y por lo tanto des_ aconsejable en la hora maravi110sa de lit tiniebla iluminada, que DO se inventó para cobrar horas extras. Algunos prefieren lecturas terroríficas, por razo. nes que escapan a las mentes normales y que no trataremos de analizar. Otros, con mejores ra .. zones, las novelas detectivescas, que absorben la atención pero no la ocupan en problemas vitales. Es género de lectura que no puede recomendarse 31' todo mundo. Solamente espíritus muy especu.. lativos, capaces de enfrentarse a un crimen por lo que tiene solamente de misterio matemáti. co o psicológico, prescindiendo totalmente del aspecto humano, pueden entregarse a este géne_ ro de escapismo. Si para algo sirve la experiencia personal y DO ea indiscreto citarla. yo prefiero & todo el género que ilustra "1 al mismo tiempo plantea proble_ mas intempor ales o tan remotos de Ir vida (lotidlana que equi. valen a la novela. sin su frivolidad. El ejemplo perfecto es la astronomía, sin matemáticas vla_ ro está, que se acopla. admira_ blemente con la noche, y además provee al espíritu de un alimen_ to ligero, con poesía e infinitud prodigiosamente propicio para abrir la misteriosa puerta del sue_ ño. Para Omar Khayám, el libro no se asocia. con el suefío sine con "un pedazo de pan, la jarra de Vl1'O, y tli , ~a.ntando en la 80ledad", No importa el sitio que le asignemos en nuestra. vida., el Ilbro es al mismo tiempo ei gran regalo V el gran olvidado de nUestro tiempo, A las minorías intelectuales loea. ahora como en todos los t.iemuos, dar al César 10 que es dél César '1 al libro 1. que eIl de' libro. • " EL TIEMPO Lecturas Dominicale. DOMINGO 22 DE MARZO DE 1959 Vaca. Trasteo. Cerámicas Populares E Gracia y Cand or dce JJMono§ de La M N nuestra n·umerosa po- blación campesina de todas las regiones existe un talento oculto, quiero de\ cir, excelentes facultades paro lo formaCIón de un arte popular verdadero, y tanto, que basta a veces un leve estímulo paro que espontóneamente se manifieste. Recordamos ahora el casa extraordinario de los llamados "Monos de La Mesa", nombre que se dio a una exposición de cerómicas populares presentada háce algún tiempo en la Biblioteca Naciono l , motivo que fue de varias ' sorprescs y múltiples comentarios. sus humildes vecinos; un anciano maestro de obra que llamaba Martín, chinos mandaderos, muchachitos de escuela, y hasta Saúl, el cuidandero, quienes inteligentemente picados de la curiosidad y con sencillos estímulos Gonzalo Arizo, quien ademós de estupendo paisaj ista es un devoto de las artes aplicadas, y especialmente de las populares,.. organizó entonces en su casa campestre de La Mesa, que le sirve de habitual estudio, Un taller rudimentario consistente apenas .de un sencillo horno de teña, estilo panadería, un torno' de mano, un pequeño depósito de arcillas escogidas, algunos ~olores y unas pocas espótula.. Poco a poco fue atrayendo 011 r a VENDEDORA Perro. Este pasaje un tanto anecdótico pero de valioso significado personal, sirve para indicar cómo es fócil lograr oportunidades de que el pueblo exprese o su manera ideas y sentimientos bajo las formas de su propia inventivo, lo cual constituye la naturaleza misma del arte popular. En la parroquia, @n la escuela, en el propio solar -de la casa consistorial, una persona Lavanderas. (Continuación de la pá(lna primera) erucilicado. Hay que observar también que muchos crucifijos llamados jansenistas no lo son sino porque la materia en la Q,.ue están tallados (ordinariamente huesos) exigía los brazos levantados verticalmente por encima de la cebeza para evitar la adaptación de los miembros, labor que hubiera aumentado el precio del objeto que se destinaba al pueblo. En cuanto al apoyapies que añadió una tradición ya antigua (sin duda por razones de comodidad estética) no tiene nada de histórico ni siquiera de probable; en cambio, para evitar que el cuerpo rompiese pronto las manos, se intercalaba entre las piernas del martirizado un asiento o peana -pegma en griego, sedile en latfn-, nueva ocasión de dolor, especie de muleta que Tertuliano describe bien cuando la compara a un cuerno de rinoceronte. Es inútil preguntarse de qué estaba hecha la misma cruz en que murió Jesús; las reliquias que de ella poseemos están muy lejos de ser indiscutibles. "La madera de la Cruz se ha multiplicado tánto, decía Calvino, que si se reuniel'an todos los fragmentos que de ella se veneran por el mundo, se podría cargar con ella un navío de alto bordo". En la cofradia francesa de los trabajadores de la madera -carpinteros, mueblistas, ebanistas incluso leñadores-, se repetía como refrán: "Ligna crucis: palmes. cedrus, cupressus, oliva ", lo que venia probablemente de una frase de San Bernardo. Pero de ningún modo es verosímil que los verdugos cuidaran de reunir -sin duda expresamente para justificar 101 .imbolo! neamente en la fértil imaginación de los anónimos artista? En aquellos días sol íamos posar con Ariza los fines de semana en su hermoso jardín de La Meso. Y hubo un momento en que nuestro interés por las pequeñas obras maestras que de aquellas manos callosas salían, casi era suficiente para hacernos olvidar el increíble paisaje que en ese sitio singular se abre en permanente invitación a la poesía. Menos de un año duró aquella experiencia. En término tan breve se reunro La más extraordinaria colección de arte popular. Todas las cosas que habitualmente rodean al hombre del campo, árboles, flores, animales y gentes (de las que constituyen la ~s~n­ cia misma de la personalidad aldeapronto oprendieron para na, la banda, el cura, el mendigo, el modelar el barro y Nunca, aguador, el barbero ... ), adquirieron desde luego, hubo mlldeJlos de copia, p.ara los entusiasmados ceramistas un ni, lecciones de veces valor especial, un valor estético, sin apenas se s~ler·ial'~los · telmcls aunque duda, que ellos convertían en formas por lo nene mi espontó- , de barro con sencilla inteligencia, delicada sensibilidad, y devoción ejemplar. Había que ver a Martín llevando su junco para tenderlo a un lado del horno, no fuera que el viento corriera los puertas y quebrara los "monos". Aún quedan allí, en la propio iglesia del pueblo y en las paredes qhumadas de muchos ranchos ocultos entre el cafetal, las mejores muestras de algo que, para quienes tuvieron que ver con ello, seró siempre motivo de completa satiifocción. Historia yS.ímbo~os de~a Cruz que tánto gustaban a la Edad Mediaesas cuatro maderas preciosas de la palmera, de cedro, de( ciprés y del olivo. El análisis microscópico de las reliquias de la Catedral de Pisa, del duomo de Florencia, de Nuestra S~ñora de París y de Santa Cruz de Jerusalén, ha dado siempre el mismo resultado e indicado una sola madera: la del pino. En cuanto a los clavos que, según el Salmo profético (XXlI, 17), debían "perforar manos y pies del Salvador", no es dudoso que se tratase de esas largas puntas forjadas que utilizaban los carpinteros para clavar las vigas. Tal era, pues, la cruz; tal era el supli:io a q' conducían a Aquel que durante toda suvida nunca había pronunciado sino palabras de misericordia y de amor. Un horror sagrado sobrecoge aqui al espiritu ante esta injusticia. Se cOI'Qprende que los primeros cristianos, que habían visto con sus propios ojos colgar del leño, tiesos y gesticulantes, cuerpos de crucificados, se negaran por mucho tiempo a representar a Jesús en aquella espantosa postura; y cuando Costantino suprimió ese suplicio, por piedad, ,tuvo un gesto que nos conmueve. Sucesivamente, el Arte rehuyó esta aterradora vi· sión o trató de conmovu el olvidadizo corazón de los humanos. Sobre la cruz, tan pronto es la v1ctima lastimosa, la evocada por el reallsmo de un Grunewald, de un Mantegna, de un Rubens y de tántos otros; como el vencedor de la muerte, el hombre que aun en la tortura conserva la sublime serenidad del Dios, como sucede en esos "crucifijos reales" que amó la Alta Edad Media. Los herejes .. monolistas" que negaban que Cristo tuviese a U!) tiempo dos naturalezas, afirmaban que no había sentido nada en su suplicio, pues su humanidad no era más que una apariencia. Cuánto más ver:dadera es la concepción de la Iglesia que toma al pie de la lelra, en toda su espantosa realidad, las torturas del Crucificado y hace de ellas artículos de te esenM ciaI, el medio mismo de la redención del hombre y de su salvación! O Crux ave spes unica!, se canta en el Domingo de Pasión, según el himno escrito en el Siglo VI por el Santo Obispo de Poitiers, Venancio Fortunato, capellán de Santa Radegunda. El cristianismo ha hecho 'emblema de su orgullo, de este instrumento de infamia. Extraña reversión del símbolo, perfectamente significativa de este cambio de la moral que enseñó Jesús. El vencedor es aquel, que en la tierra, parece ~ondenado a la derrota; el bienaventu,rado es el miserable, el abandonado. Los pobres de espíritu y aquellos cuya vida estuvo llena de lágrimas son quienes conocerán la verdad eterna; y as! el como el más vil de los l!IupUciol!l llegó a !!Ief la prenda de las elementalmente ilustrada podía hacer otro tanto. A los maestros se les suela exigir periódicamente la comp:-obQ_ ción oficial de sus conocimientos pedagógicos, y a veces se les sanciona por inevitables deficiencias en ellos. Estos procedimientos deshumanizado! y fríos de los directores educacionales están indicando cuán lejos se hallan de conocer nuestros medios sociales y sus verdaderas necesidades. Qué . im .. portaría que un maestro de escuela no supiera expl icor exactamente el binomio de Newton, o confundiera a Darwin con el inventor del teléfono, si en cambio lograra enseñar a sus humildes alumnos lo necesario para leer y escribir, amén de aquellas cosas que dignificon su existencia, higiene, amor al terruño, fidelidad a los principios morales y, quizás sobre todo ello, porque lo comprende todo, la forma de exteriorizar hermosamente, con arcilla de sus parcelas o con madera de sus huertos, todo lo que ellas mismos piensan y sienten ante el con .. tínuo milagro del mundo y de la vida. Corlos Medellín. Ballarina.. Ba.utizo. promesas eternas. D.os barrotes cruzados en los muros de una celda, dos trozo. grabados apresuradamente entre los graffiti de las Catacumbas, bastan para que se haga presente toda la realidad cristiana. Est. signo abyecto se convierte en uno de lo. hechos más grandes de la civilización. .. Salve, 'oh Cruz, única esperanza -cantaba el fiejo poeta- árbol precioso y admirable, adornado de la regia púrpura, tú, cuyo tronco eligióse para tocar esos sa.. grados miembros ... "Brilla el misterio de la Cruz" donde padeció muerte la vida para devolver la vi.. da con su muerte ... "Dichosa Cruz, de cuyos brazos cuelga el rescate de la siglos! Balanza donde pesóse el cuerpo! Victoriosa del infierno! ". En el mu§eo de Cluny, un extrafio erucitijo del Siglo XVI muestra en la cumbre de una inmensa cruz, a un Cristo da trágica verdad, verdadero cadáver da hombre, en el colmo del dolor; pero la base de la cruz no se hunde en tierra. se hace triple raiz o garra de bestia y sujeta, como entre sus zarpas, una calavera medio descarnada. Este símbolo que utilizaron también oíros artistas, un Bosch, un Civetta, expresa la realid,ad misma de la doctrina cristiana. .. Dónde está su victoria, muerte?". Gritó San Pablo, pero desde antes de l. Resurrecci(m, esta muerte que se preparac j;)a era una promesa de victoria sobre la tumba. No lo sabían quienes, feroces o desolados, llevaban a Jesús por las callejuelas de Jerusalén hacia el Calvario, pero lo sabia El, que tan .. a menudo anunció su suplicio y fijó de antemano IU significado !obrenatural. Haya pOI: en mi estancia y abundancia de pan a nuestra mesa. Haya cielo cavado por el cuenca de Cl:uI magnificencia. Hayo un libro y un verso y paclenclo y paciencia en nuestro casa. Haya herencia d. amor en los ojos colmado. de niños rientes. Haya un monte y un árbol y un jardln y un terrado C mi descanso, y haya, Dios mio, y haya, tu pura inteligencia en mi atalaya.