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RECENSIONES
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FRIEDMAN, George (2010)
Los próximos cien años
Editorial Destino, Barcelona.
Este ensayo de cerca de cuatrocientas páginas se publicó originalmente
en Estados Unidos (Doubleday, 2009), ha formado parte de la lista de libros
más vendidos del New York Times y está traducido a veinte idiomas. Sin embargo, no ha sido del agrado de todos: mientras que en Estados Unidos lo
aplaudían, muchos lectores europeos lo criticaban con desprecio. En mi opinión, no es un trabajo intelectualmente despreciable, ni mucho menos, aunque
el texto, que no tiene notas de referencia y carece de una relación de la bibliografía utilizada, está destinado al público estadounidense: basta con leer la
introducción, en la que Friedman sostiene que “a medida que vaya leyendo
este libro quizás le parezca que está escrito desde el punto de vista norteamericano, pero, de hecho, es el mundo quien gira alrededor de Estados Unidos”
(sic).
El autor del libro, Georges Friedman, es doctor por la Universidad de
Cornell, en el Estado de Nueva York, y presidente de la consultora Strategic
Forecasting Inc., fundada por él mismo en 1996. Radicada en Austin (Texas), es
más conocida por su nombre abreviado, STRATFOR, y dispone de una recomendable web: www.stratfor.com. Antes de fundar la consultora, el doctor
Friedman trabajó durante más de veinte años como profesor universitario y
analista externo para distintos organismos gubernamentales relacionados con
la Defensa. No es un visionario marginal. Para comprobarlo, basta con ver el
vídeo de presentación del libro en su edición en inglés: http://www.youtube.
com/watch?v=12eNAovkDTM.
En todo caso, este ensayo es muy discutible por una sencilla razón: en los
momentos finales del vídeo promocional se afirma que, aunque muchos decían que era imposible, “aquí se ha hecho”. Y ésa es la cuestión clave. No decían los críticos que fuera imposible escribir predicciones imaginativas, sino
que estas predicciones pudieran acertar por algo más que la mera casualidad.
Cuando el horizonte temporal es de cien años, la tarea de acertar con fundamento resulta imposible. Por eso las bibliotecas suelen clasificar este libro dentro de la sección de “futurología”, categoría en la que se encuentran algunos
libros estrafalarios.
Ahora podría escribir la ocurrencia de que el mundo se divide en dos categorías: la de quienes no saben hacer predicciones, y la de quienes no saben
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que no se pueden hacer predicciones porque –a largo plazo– “todos muertos”,
o muchas otras frases hechas del mismo tenor. Pero dudo que aportaran más
que su efecto retórico. Por eso, sí me gustaría mencionar aquí la conocida expresión taurina atribuida a Rafael Guerra: “Lo que no puede ser, no puede ser,
y además es imposible”.
¿Qué es imposible? No es imposible que los escenarios que se prevén se
verifiquen, ¡quién sabe! Lo que es imposible para un humano es pronosticar a
cien años vista. Se puede acertar casi exclusivamente por azar, como acertaría
una novela de ciencia ficción. Y basta recordar las grandes obras de Julio
Verne. Se dice que la realidad suele superar a la ficción y nadie discute que lo
más extraño se pueda verificar. El doctor Friedman piensa que el problema de
las malas predicciones estratégicas está en que no se aplica suficientemente la
imaginación. Sus críticos, por su parte, le recuerdan que soñar despierto no es
suficiente. Él afirma que con disciplina y un poco de suerte se puede acertar.
Lo contrario también es cierto: con disciplina y mala suerte se puede errar. Si
todo es cuestión de suerte, no de ciencia, cualquier conclusión es posible. Incluso se afirma “el sentido común es lo único que con toda seguridad se equivocará”. ¿Predica el sinsentido este ensayo?
En España, los estudios estratégicos nunca han sido libros de gran venta.
Los excelentes trabajos de entidades como el Real Instituto Elcano (www.realinstitutoelcano.org) no han sido objeto de la curiosidad intelectual por parte
del gran público. Son solamente de interés para contados especialistas. Pocos
profesores universitarios eligen prestarles atención. Por eso, aunque sea por
acercarse a él con espíritu crítico, un ensayo como el que aquí se comenta tiene
interés y es de ligera lectura.
Dudo que las predicciones del libro sean acertadas. Al fin y al cabo me
sitúo en la perspectiva europea, que desea que lo que se predice en el ensayo
no se cumpla. Quizá por ello pienso que sólo un ingenuo podría esperar que
unas predicciones a tan largo plazo se cumplieran. Sea como fuere, ninguno de
los muchos compradores del libro, en sus veinte traducciones, viviremos para
comprobar la certeza de las predicciones.
Quizás el libro haya tenido tanto éxito editorial en Estados Unidos porque ha mantenido vivo el sueño de la supremacía estadounidense en el siglo
XXI. No en vano el prólogo se denomina “una introducción a la edad americana”. Nada de declive ni decadencia imperial, que ya es casi un lugar común
entre los intelectuales de prestigio a ambos lados del Atlántico. Una supremacía global siempre querida por la masa de contribuyentes estadounidense,
dispuestos a pagar lo que sea necesario para ello.
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Con todo, en mi opinión es un trabajo bien intencionado. Pese a que ninguna predicción a tan largo plazo puede tener una base científica, ello no debería constituir un grave impedimento para el éxito editorial del libro. Muchos periódicos serios publican predicciones carentes de fundamento, desde
la astrología al análisis técnico de las cotizaciones. Las admitimos en lo que
valen y los editores pagan por ellas, porque tienen buena acogida entre el público. Sabemos que no son serias, pero cubren la necesidad de paliar el miedo
de todo ser humano cuando se enfrenta al futuro.
Según las predicciones del libro, nuestra vieja Europa, que dominó el
mundo durante quinientos años, desaparecerá del gran juego, al mismo tiempo
que China no desempeñará ningún papel decisivo en el futuro debido a sus
conflictos internos. Supongo que esta afirmación es una pesadilla para tres de
los cinco componentes con derecho a veto del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. Ya le gustaría al visionario de Texas, el doctor Friedman, que
esto ocurriera. Pero lo dudo.
En el libro en cuestión nadie garantiza que las predicciones sean correctas. Es un ensayo porque no tiene estructura narrativa, pero podría ser un relato de ciencia ficción. Sin embargo, resulta útil para revelar cómo imagina el
devenir de este siglo un experto en cuestiones estratégicas estadounidense, que
además está ubicado en Texas. Su lugar de residencia resulta significativo en
cuanto le aporta una visión alejada de los intelectuales de élite que pueblan las
magníficas universidades y fundaciones estadounidenses. Intelectuales tachados de cosmopolitas, cuyo patriotismo siempre está cuestionado por los establecidos en la América profunda.
En su texto, el doctor Friedman se enfrenta al futuro desde la disciplina
denominada geopolítica, o geografía aplicada al estudio de los conflictos entre
Estados. Un enfoque muy apreciado en los estudios sobre política de Defensa,
aunque menos en las universidades. No es una predicción tecnológica, ni económica, ni biológica. Es una cuestión de mapas, y en este libro hay muchos. El
enfoque del libro se centra en cómo se proyecta el poder militar en el espacio
terrestre. Incluso en el espacio extraterrestre, pues en el libro hay todo tipo
de hazañas bélicas, incluida la guerra espacial. Se basa en la posición geográfica de los Estados como un dato inmutable, especialmente en el hecho de que
sus costas den al océano Atlántico y al Pacífico, en la evolución demográfica y
en las esencias culturales y las tradiciones nacionales. Se nota que el doctor
Friedman se ha formado como analista de Defensa y así afirma: “Hay muchas
respuestas a la pregunta de por qué la economía estadounidense es tan poderosa, pero la más simple es la que señala la fuerza militar”.
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Friedman cita en el texto al geógrafo de Oxford Halford John Mackinder,
quien poco después de la Primera Guerra Mundial escribió en su Democratic
Ideals and Reality que “quien controla Eurasia controla el mundo”. Por el contrario, el Contraalmirante estadounidense Alfred Thayer Mahan señaló –en
su conocido The Influence of Sea Power Upon History 1660-1783– que “quien
controle el mar controla el mundo”. El libro del Contraalmirante Mahan es
de 1890, por lo que difícilmente pudo formular un contra-argumento al libro
posterior de Mackinder, como se afirma en el ensayo (p. 49). Éste es otro
problema del libro del Dr. Friedman, la falta de rigor intelectual, con citas sin
referenciar y una farragosa catarata de datos de los que no se anota su procedencia.
Por último, conviene examinar someramente las tesis de este ensayo, para
comprobar que son tan sorprendentes como increíbles:
1. (2010-2020): Friedman resuelve rápidamente la cuestión china, pues
sitúa en esta época el final de su relevancia geoestratégica, hecho que resulta
inverosímil desde el punto de vista de su balanza comercial actual, su excedente financiero y la modernización de sus fuerzas armadas. Afirma que su
modelo de crecimiento basado en la producción de artículos baratos de poco
valor añadido se hundirá, como se hundió en Japón hace veinte años. Friedman pasa por alto que China es un importador de alta tecnología. En su
opinión, la confrontación entre la costa desarrollada y el interior subdesarrollado será otra de las causas de su decadencia, así como su errónea dirección
económica centralizada, que chocará inevitablemente con las fuerzas del mercado. El único problema es que ahora podemos contrastar sus predicciones y
nada parece apuntar en esa dirección.
Después de China le toca el turno a Rusia. Según Friedman, el resurgir
de Rusia bajo la dirección de Putin está siendo posible gracias a las exportaciones de materias primas y la utilización de los suministros energéticos, en
particular del gas, como arma estratégica. Esto permitirá el control de Bielorrusia y –en gran medida– el de Ucrania. En suma, una nueva guerra fría. No
se menciona el poder nuclear ruso ni su aventura espacial. Con todo, las hostilidades rusas se realizarán contra Polonia y los países bálticos, a pesar, pienso
yo, de su pertenencia a la Unión Europea. Pero para Friedman la Unión Europea y la OTAN no son operativas. Todo cuanto tiene que ver con Europa
le resulta poco fiable. El único punto débil, afirma, es el propio modelo ruso,
basado en la exportación de materias primas, con una población decreciente.
En mi opinión, difícilmente puede pensarse que una potencia atómica como
Rusia deje de tener poder en una década.
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Por último, pero no menos importante, la guerra contra el islamismo
radical se da ya por liquidada, pues los islamistas, tras la invasión de Irak y Afganistán, no suponen una amenaza existencial para Estados Unidos. Para controlar al mundo musulmán nada mejor que la reaparición del Imperio
Otomano, lo que no debe hacer mucha gracia al mundo árabe, aunque eso el
autor no lo tenga en cuenta. En cualquier caso no es lo mismo la Turquía islamista que la Turquía de Kemal Atatürk. Y esa diferencia está marcando la
gran confrontación interna al menos para los próximos años.
2. (2020-2040) Es la época de las nuevas potencias regionales: Japón,
Polonia y Turquía, hecho que no deja de ser sorprendente, especialmente
porque el modelo japonés no es válido para China y sí lo es, en opinión de
Friedman, para el país de origen. De igual forma, llama la atención el papel
de Polonia como potencia clave en la Unión Europea y el ya mencionado papel neoimperial de Turquía como potencia hegemónica dentro del mundo islámico.
3. (2040-2050) En este periodo se sitúa su predicción más sorprendente,
Japón, en alianza con Turquía, entra en guerra con los Estados Unidos, y todo
empieza con un ataque desde bases lunares japonesas a satélites estadounidenses (p. 274). Aquí aparecen los robots militares y demás artilugios.
Una tercera Guerra Mundial escenificada con materiales de la Guerra de las
Galaxias. La guerra la ganan, obviamente, los estadounidenses.
4. (2050-2060) Los vencedores imponen un tratado de paz que impide la
existencia de fuertes poderes regionales. Se produce un gran crecimiento
económico, como el que tuvo lugar tras la Segunda Guerra Mundial, y un gran
desarrollo tecnológico derivado de la necesidad de desarrollar las aplicaciones
necesarias para mantener la supremacía en el espacio exterior. Es una época
dorada para Estados Unidos.
5. (2060-2090) Sigue el crecimiento en Estados Unidos, aunque subvertido por las minorías no integradas. Quizás sea una proyección inconsciente
de los problemas migratorios en el Estado de Texas…
6. (2100) La potencia que se disputa el mundo con Estados Unidos es
México. No Brasil, ni India; Rusia y China ya han desaparecido de la primera
división. Es México, aunque no lo parezca a día de hoy, sumida como está en
la guerra contra el narcotráfico. Pero ya se sabe que México limita con el Estado de residencia de Friedman, y eso debe influir en sus ensueños.
En suma, predicciones increíbles y más propias de una pesadilla, para todos menos para EE.UU. y su apoteosis imperial, que es un sueño dorado.
Como es natural, lo más interesante son los primeros diez años, pues esos sí
que los podemos verificar. Inevitablemente surgen algunas cuestiones: ¿es
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posible que desaparezca en diez años el actual poder de China? ¿Surgirá Rusia para luego caer? ¿Está liquidada la guerra contra el islamismo radical?
El doctor Friedman también tiene la respuesta para este periodo. Por eso
acaba de publicar en Estados Unidos The Next Decade: Where We’ve Been…
and Where We’re Going (Doubleday, 2011), en el que –al menos– tiene la prudencia de plantear el futuro como un proceso activo que va desde el
conocimiento de la realidad en la que se está, hacia el objetivo que se pretende
conseguir. En un horizonte más alejado, supone Friedman, el ser humano está
sujeto a fuerzas ajenas a su control. De ahí la diferencia de enfoque entre uno
y otro libro.
Para terminar, y volviendo al ensayo aquí comentado, se echa en falta que
en su libro el autor no tenga en cuenta el cambio climático, ni la proliferación
de las armas nucleares, ni el conflicto de Oriente Medio, aunque menciona
que la presión sobre el calentamiento global disminuirá por la demografía y
las nuevas fuentes de energía (p. 367).
Cien años es mucho tiempo. En los mercados se puede ganar mucho
dinero si se tiene la certeza de lo que va a pasar, no en los próximos cien años,
sino en los próximos cien minutos. Disculpemos los posibles errores del libro,
pues ya se sabe que es difícil hacer predicciones, especialmente sobre el futuro.
Carmelo Lacaci
Agente de Cambio y Bolsa
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FRIEDMAN, George (2011)
The Next Decade
Doubleday, Nueva York
Este nuevo libro de George Friedman se puso a la venta en febrero de
este año, por lo que no se conoce todavía su difusión internacional, aunque se
puede intuir que no será tan amplia como la del anterior. En todo caso, es probable que tenga más aceptación en EE.UU. que en otros países, pues sigue
afirmando que se ha llegado, sin pretenderlo, al Imperio Americano, y que éste
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