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PUNTO DE ACUERDO POR EL QUE EXHORTA AL EJECUTIVO FEDERAL PARA QUE SE
EVALÚE LA POSIBILIDAD DE QUE SEA RETIRADA POR PARTE DEL ESTADO MEXICANO
LA RESERVA EFECTUADA A LA DECLARACIÓN SOBRE EL RECONOCIMIENTO DE LA
JURISDICCIÓN OBLIGATORIA DE LA CORTE INTERNACIONAL DE JUSTICIA.
SEN. JOSE GONZALEZ MORFIN
PRESIDENTE DE LA MESA DIRECTIVA
DEL SENADO DE LA REPÚBLICA
PRESENTE
Quien suscribe, ADRIANA GONZÁLEZ CARRILLO, Senadora del Grupo Parlamentario del Partido
Acción Nacional de la LXI Legislatura, con fundamento en lo dispuesto por los artículos 8, numeral 1,
fracción II, y 276 del Reglamento del Senado de la República, somete a la consideración del Pleno de esta
Soberanía, la siguiente proposición con punto de acuerdo por el que el Senado de la República exhorta al
Ejecutivo Federal para que se evalúe la posibilidad de que sea retirada por parte del Estado mexicano
la reserva efectuada a la Declaración sobre el Reconocimiento de la Jurisdicción Obligatoria de la
Corte Internacional de Justicia, al tenor de las siguientes:
CONSIDERACIONES
La Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, se aplica a las reservas que los Estados Partes
formulan a los Tratados de los que son parte. Sus normas sobre las reservas también se aplican a
instrumentos internacionales que por su naturaleza impliquen la sujeción voluntaria de un Estado a la
competencia de algún órgano jurisdiccional internacional.
De acuerdo con dicha Convención “se entiende por reserva una declaración unilateral, cualquiera que sea
su enunciado o denominación, hecha por un Estado al firmar, ratificar, aceptar o aprobar un tratado o al
adherirse a el, con objeto de excluir o modificar los efectos jurídicos de ciertas disposiciones del tratado en
su aplicación a ese Estado”.
Si bien las reservas en los tratados son posibles, de acuerdo con la propia Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados, una reserva es válida siempre y cuando sea compatible con el objeto y fin del
tratado.
Históricamente, México ha mostrado ciertas reticencias a las jurisdicciones internacionales. Desde el año
1932, cuando el Estado mexicano ingresó a la membresía de la Liga de las Naciones, éste no se adhirió al
Estatuto de la entonces Corte Permanente de Justicia Internacional.
En el mismo tenor pero en el año 1947, al reconocer la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia
mediante la cláusula opcional establecida en el Artículo 36 del Estatuto de la Corte, México introdujo una
reserva disponiendo que esta declaración: “… no es aplicable a aquellas controversias emanadas de asunto
que, en opinión del Gobierno de México, sean de la jurisdicción interna de los Estados Unidos
Mexicanos…”.
Estas declaraciones, que suponen un acto unilateral del Estado, son depositadas en poder del Secretario
General de las Naciones Unidas y están firmadas generalmente por el Ministro de Relaciones Exteriores del
Estado o por su representante ante la Organización de las Naciones Unidas. Es el caso de la Declaración
Mexicana depositada el 28 de octubre de 1947 y firmada por Jaime Torres Bodet, entonces Secretario de
Relaciones Exteriores.
Desde luego México no fue el único país en establecer reservas en estas Declaraciones. Por razones políticas
e históricas, a las que nuestro país no era ajeno, otros países establecieron reservas en la aceptación de la
jurisdicción obligatoria con el fin de reducir su alcance. Sin embargo, la reserva que México estableció –y
que mantiene hasta nuestros días- ha sido sumamente controversial en la medida en que adoptó quizá la más
radical entre sus formas posibles. Cabe señalar que no es materia de esta discusión el hecho de que cada
Estado soberano tiene, según el derecho internacional, lo que se denomina su dominio reservado en los
asuntos domésticos que le conciernen de manera exclusiva. Tampoco se discute el derecho que cada Estado
tiene a formular reservas con apego a la Convención de Viena.
Sin embargo, esta reserva entra en conflicto, según numerosos expertos en la materia, con la propia esencia
de la jurisdicción de la Corte. Dejando al arbitrio del Gobierno en turno la decisión sobre si un asunto
compete o no a la Corte, es ir precisamente contra el objeto que persigue el propio Estatuto. De ahí que
miembros de la Corte se han venido manifestando en contra de este tipo de reservas y que, en septiembre de
1959 diversos estadistas y juristas reunidos en el cantón suizo de Neuchatel y convocados por el Instituto de
Derecho Internacional, pidieran a los gobiernos que incluyeron este tipo de reservas, diez en aquel momento,
retirarlas. Algunos países, en efecto, así lo hicieron. Sin embargo, hoy persisten aún 5 países cuyo
reconocimiento de la jurisdicción obligatoria de la Corte puede ponerse en duda con base en estas reservas.
Se trata de Liberia, Malawi, Filipinas, Sudán, y México.
Una reserva de esta naturaleza, que bien podría ser contraria al objeto y fin del tratado de acuerdo con la
Convención de Viena sobre el Derecho de los Tratados, tiene méritos suficientes para ser analizada y, en su
caso, para que a la luz del desarrollo reciente del derecho internacional público y del compromiso renovado
de nuestro país con la justicia internacional pueda ser retirada.
Ahora bien, una reserva de este calado podría considerarse nula por la naturaleza de la controversia que se
someta a la Corte, pues toda vez que si bien un asunto puede recaer bajo la competencia exclusiva de un
Estado, ello no será impedimento para que la Corte conozca y decida el caso. Esto, de conformidad con lo
señalado por el artículo 36 párrafo 6 del propio Estatuto, disipando cualquier aprehensión al disponer que:
“En caso de disputa en cuanto a si la Corte tiene o no jurisdicción, la Corte decidirá” por supuesto, tomando
en consideración las reglas del derecho internacional, con lo cual la cuestión se escapa del ámbito de la
jurisdicción doméstica.
Adicionalmente, es de puntualizarse que la Jurisprudencia de la Corte Internacional de Justicia ha tendido a
confirmar sistemáticamente su postura sobre el particular, esto es, al considerar que si un asunto es de la
competencia exclusiva de un Estado o no, ello representa solamente una cuestión relativa, y que de ello
dependerá también de la evolución y desarrollo que se susciten en el marco de las relaciones internacionales.
Bajo el prisma de esta consideración, eventualmente serán poquísimos los casos en los que, actualmente, se
considerarán aptos para sustraerse de la jurisdicción internacional.
Por otro lado, mantener una reserva que invoca la jurisdicción interna además de resultar contraproducente,
podría estar en abierta contravención con lo dispuesto por el artículo 27 de la Convención de Viena sobre el
Derecho de los Tratados, el cual, dispone que: “Una parte no podrá invocar las disposiciones de su derecho
interno como justificación del incumplimiento de un tratado”.
En opinión del juez mexicano Bernardo Sepúlveda Amor, miembro de la Corte Internacional de Justicia
desde el año 2006, uno de los riesgos más latentes en lo que se refiere a mantener la reserva de referencia, es
que al invocar la jurisdicción interna, con base en el principio de reciprocidad, nos sea aplicado el mismo por
otro Estado contraparte al litigio. Este Estado podría esgrimir como argumento dicho principio destacando la
existencia de la misma jurisdicción interna que México aduce, con lo cual, se intentaría sustraerse el asunto
de la jurisdicción de la Corte Internacional de Justicia. En otras palabras, México podría verse victimizado
por su propia reserva siendo invocada bajo el principio de reciprocidad por la eventual contraparte litigante.
El reciente activismo de México ante la Corte Internacional de Justicia –siendo parte de dos contenciosos en
la última década- (Avena y otros nacionales mexicanos, 2003; Solicitud de interpretación del Fallo de la
Corte durante el caso Avena, 2007) hace impostergable un ejercicio amplio de reflexión para determinar, por
un lado, si las razones que impidieron a México retirar esa reserva en las seis décadas pasadas siguen siendo
vigentes y, por el otro, si conviene al Estado Mexicano ser parte de este reducido grupo de países reticentes
de la jurisdicción obligatoria de la Corte.
Valdría la pena conseguir el retiro de reservas de esta índole para posicionarnos efectivamente, como un país
respetuoso y progresista del derecho internacional público.
Por todo lo anteriormente expuesto, se somete a la consideración del Pleno de esta Soberanía, el siguiente:
Punto de acuerdo
Primero.- El Senado de la República exhorta al Ejecutivo Federal para que se evalúe la posibilidad de que
sea retirada por parte del Estado mexicano la reserva efectuada a la Declaración sobre el Reconocimiento de
la Jurisdicción Obligatoria de la Corte Internacional de Justicia.
Segundo.- El Senado de la República exhorta al Ejecutivo Federal para que, a través de la Secretaría de
Relaciones Exteriores, se remita un informe a esta Soberanía sobre aquellos tratados en materia de derecho
internacional de los derechos humanos y los relativos a la sujeción del Estado mexicano a la competencia de
alguna jurisdicción internacional, a los que se les haya realizado alguna reserva.
Tercero.- El Senado de la República reconoce el papel y la cada vez mayor participación del Estado
mexicano en los diversos órganos jurisdiccionales internacionales, así como su destacado involucramiento en
las funciones y tareas de esas instituciones.
Cámara de Senadores, a 21 se septiembre de 2011
SEN. ADRIANA GONZÁLEZ CARRILLO
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