Terapia Cognitiva

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La TRE en el proceso de duelo 16
CAPITULO V
5. TERAPIA COGNITIVA
5.1. La Psicoterapia como tratamiento
La Psicoterapia se define como el tratamiento de las enfermedades mentales
por procedimientos basados en la comunicación verbal y emocional, así como en otros
comportamientos simbólicos (Compas, 2003).
La psicoterapia se diferencia de la ayuda informal que una persona puede
prestar a otra en al menos dos aspectos: el primero, en que la controla un
psicoterapeuta, formado y autorizado para ello, lo que supone una sanción cultural que
le otorga la autoridad propia de los médicos; el segundo es que se apoya en teorías
científicas que han estudiado el origen de los trastornos mentales y la forma de aliviar
sus consecuencias. Precisamente porque la comunicación es fundamental en la
mayoría de las formas de psicoterapia, la relación que se establece entre el terapeuta
y el paciente es mucho más importante que en otras relaciones médicas. La
personalidad del terapeuta influye en el paciente y puede ser utilizada de modo
deliberado para conseguir determinados objetivos terapéuticos.
Recientemente, los terapeutas de conducta han empezado a prestar más atención a la
influencia del pensamiento en la conducta. Las terapias de conducta cognitivas
emplean este enfoque para cambiar ideas y hábitos intelectuales que al parecer son la
causa del malestar del paciente.
5.2. Fundamentos Históricos
El conductismo y los procedimientos de terapia conductual denominaron el
pensamiento y la práctica de la psicología clínica a partir de la década de 1930, cuando
Watson y luego Skinner desarrollaron sus teorías conductuales, hasta inicios de la
década de 1970. En 1974 Dember describió lo que llamó una “revolución cognitiva” en la
psicología clínica, reconceptualizada en fechas más recientes por Meichenbaum (1995)
como una “evolución cognitiva”. Independientemente de que si el movimiento fue una
revolución o una evolución, no hay duda de que la psicología clínica y el hecho de la
psicología como un todo, se interesó cada vez más en los procesos cognitivos. En la
psicología se prestó cada vez más atención a los modelos de procesamiento de
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información de la cognición, y hubo una insatisfacción creciente con el modelo simple de
aprendizaje estímulo-respuesta del conductismo. Para finales de la década de 1970 la
terapia conductual, como la psicología en general, se había “vuelto cognitiva” (Compas,
2003).
Los primeros esfuerzos por incluir un énfasis cognitivo explícito a las terapias
conductuales intentaron incorporar factores cognitivos en los tratamientos conductuales
existentes. El trabajo de Bandura sobre el aprendizaje por observación representó un
paso importante en la integración de los procesos cognitivos y simbólicos en la terapia
conductual. Bandura destacaba la importancia del modelamiento, o aprendizaje por
observación, para la comprensión del desarrollo de algunas formas de ansiedad y el
tratamiento de estos problemas, Bandura argumentaba también que todo el aprendizaje
que se produce por medio de la experiencia directa también puede tener lugar de
manera vicaria a través de la observación de la conducta de otro y de sus
consecuencias. Al sugerir que el cambio conductual puede ser mediado por cogniciones,
Bandura desarrolló una de las primeras formas de terapia congnitivo-conductual.
5.3. La Transición a la Terapia Cognitiva
La teoría y los estudios de aprendizaje por observación de Bandura ofrecieron la
base para integraciones subsecuentes de los aspectos cognitivos y conductuales de la
terapia. Mahoney y Meichenbaum en el año de 1974 desarrollaron aún más el papel de
la cognición como mediadora del cambio en la terapia conductual y fortalecieron la
práctica de la terapia cognitivo-conductual. Albert Ellis y Aarón Beck en 1977
perfeccionaban su modelo de terapias para trastornos emocionales que no sólo incluían
un fuerte componente cognitivo sino que, más importante, resaltaban las cogniciones
disfuncionales, o patrones problemáticos de pensamiento, como causa directa del
malestar psicológico y como un punto crucial para producir el cambio terapéutico. El
mayor énfasis en la cognición en estas teorías y tratamientos dio lugar a que fueran
conocidas no como terapias cognitivo-conductuales sino, más simplemente, como
terapias cognitivas; siendo este tipo de terapias utilizadas efectivamente en tratamientos
de padecimientos emocionales (Compas, 2003).
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5.4. Requisitos fundamentales de una Teoría Cognitiva de la Emoción
Los aspectos conceptuales que debe abordar una teoría cognitiva de la emoción
coinciden sustancialmente con aquellos que son apropiados para una teoría cognitiva
del estrés, el afrontamiento y la adaptación. Tales aspectos incluyen dos tareas
principales: la primera, especificar las actividades cognitivas y de afrontamiento que
hacen posible la traducción emocional de la interacción con el medio para, de este
modo, incorporar los cambios que han tenido lugar en esa interacción y en las que
sigan. La segunda labor principal es pasar de la descripción a la determinación de las
causas y de sus consecuencias, especificando las variables o condiciones bajo las
cuales se efectúan una evaluación, con todas sus consecuencias emocionales, así
como el modo en que se haya relacionado funcionalmente el individuo, los antecedentes
causales de la situación, los procesos y los resultados. Toda teoría cognitiva de la
emoción que olvide cualquiera de estos dos aspectos fundamentales resulta incompleta.
Posteriormente, también habrá de considerar cómo son, cómo se desarrollan y cómo
cambian a lo largo de la vida las características del individuo, tan importantes en el
establecimiento de diferencias individuales en los modos de reaccionar (Lazarus, 1986).
5.5. Terapia Racional Emotiva de Ellis
Los principios de las terapias cognitivas son sencillos y surgen de forma lógica a
partir de la premisa de que las emociones disfuncionales son el producto del
pensamientos disfuncionales. En la Terapia Racional Emotiva ( en adelante TRE ), el
profesional clínico realiza un intento sistemático por disuadir a los clientes de sus
creencias irracionales, al demostrarles lo equivocado que están y al ayudarles a
encontrar formas más racionales de pensamiento acerca de ellos mismo (Ellis, 1983).
Ellis formuló lo que llegó a conocerse como la teoría A-B-C de la conducta
disfuncional, lo que constituye un enfoque amplio del tratamiento psicológico, ya que
especifica e intensamente emplea métodos emotivos y conductuales que ayuda a las
personas a ver sus creencias irracionales, y esto las ayuda a discutir y a desechar tales
ideas. Se supone que las personas se trastornan en formas complejas (es decir,
cognitivas, emocionales y conductuales) ; por lo tanto, no existe un modo sencillo de
ayudarse ellas mismas a estar menos alteradas . Lo que podríamos llamar sus
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problemas psicológicos surgen principalmente de percepciones y concepciones
erróneas acerca de lo que sucede en el punto de vista A (acontecimientos o
experiencias activantes). Sin embargo, tales problemas consisten también en reacciones
emocionales insuficientes o excesivas a tales experiencias activantes; asimismo,
pueden comprender habitualmente patrones de comportamiento disfuncional, como sus
adiciones a actos destructivos de la salud (Ellis, 1983).
Desde un punto de partida cognoscitivo o filosófico, la TRE parte de la
suposición o hipótesis de lo que llamamos nuestras consecuencias o reacciones
emocionales (punto C) proceden principalmente de nuestras ideas o creencias (Baliefs)
conscientes e inconscientes (punto B) o de nuestras evaluaciones , interpretaciones y
filosofías acerca de lo que nos ocurre en el punto A. Este es el sistema A-B-C de
formación y cambios de personalidad, que la TRE ha hecho ahora algo famoso. Ellis
argumentaba que los acontecimientos estresantes de la vida, conocidos como eventos
activadores (A), no causan psicopatología o consecuencias emocionales(C), como la
depresión y la ansiedad. En lugar de eso, Ellis afirma que son las creencias irracionales
(B), o interpretaciones poco realistas de las personas acerca de los acontecimientos en
sus vidas lo que las lleva a deprimirse o ser ansiosas. Ellis cree que cuando una
persona experimenta un acontecimiento negativo o desagradable tiene creencias lógicas
y racionales acerca de ese hecho; sin embargo, también se involucra “automáticamente”
una serie de creencias irracionales o disfuncionales acerca del suceso. Por ejemplo, si
un individuo falla en un examen parcial puede reaccionar a esto con pensamientos
lógicos como “es desafortunado que haya fallado, No estudié lo suficiente
y debo
asegurarme de estudiar más duro para el examen final” o “parece que no entiendo el
material, quizá deba buscar ayuda adicional en este curso”. Ellis argumenta que si bien
esos pensamientos lógicos y racionales pueden llevar a decepción o tristeza, no
conducen a estados emocionales más graves como la depresión y la ansiedad. De
acuerdo con Ellis, si se experimentan esas emociones más disfuncionales debe estarse
sosteniendo también una serie de creencias irracionales acerca del fracaso en el
examen parcial, como “soy un estúpido, nunca podré aprobar este curso y reprobaré el
año” o “si no puedo aprobar un examen sencillo como éste, no soy digno de estar en
esta universidad”(Ellis, 1983).
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Ellis creía en la existencia de una serie de creencias irracionales comunes a muchas
personas. La TRE se concentra en identificar las creencias irracionales específicas del
paciente que contribuyen a su experiencia de depresión, ansiedad, desamparo o
desesperanza. Una vez identificadas esas creencias irracionales, Ellis, agrega una D y
una E a su teoría A-B-C. Ellis enseña a los pacientes a cuestionar (D) sus creencias
irracionales o ilógicas. En este proceso los pacientes aprenden a argumentar contra sus
creencias irracionales y a sustituirlas con creencias más
racionales y adaptadas.
Finalmente, Ellis pide a los pacientes que evalúen los efectos (E) de cuestionar sus
creencias irracionales. Si el tratamiento es exitoso los efectos deberían ser evidentes en
reducciones de los sentimientos de depresión, ansiedad o malestar. Estas reducciones
del afecto negativo sirven para reforzar la identificación y el cuestionamiento que formula
el paciente de las creencias e ideas irracionales, así como la sustitución por cogniciones
más adaptadas (Compas, 2003). Por lo tanto la tarea principal de la TRE es traer a la
conciencia las creencias y suposiciones ocultas y ayudar al paciente a contrarrestarlas,
refutarlas o desafiarlas.
5.6. Teoría y Práctica de la Terapia Racional Emotiva
5.6.1. Comportamiento racional e irracional.
En la TRE definimos los pensamientos racionales, los sentimientos apropiados y
los comportamientos afectivos como aquellos que ayudan a la sobrevivencia y la
felicidad de los humanos. Mas específicamente, cuando decimos, en un discurso
orientado a la TRE , que una persona es “racional” , por lo común queremos significar
que ha decidido o elegido vivir con felicidad por: 1) aceptar lo que en realidad existe en
el mundo “real”; 2) trata de vivir amigablemente en un grupo social; 3) relacionarse
íntimamente con unos cuantos miembros de su grupo social o comunidad; 4)
comprometerse en un trabajo productivo t agradable, y 5) participar en empresas
recreativas elegidas por selección y que van desde los deportes hasta las artes y las
ciencias. La irracionalidad o el sentir y actuar inapropiadamente consiste en interferir sin
justificación en la vida de alguien o en causarse daño innecesario (Ellis, 1983)
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5.6.2. La importancia de los valores.
La TRE subraya la importancia de los valores humanos. Sostiene lo que
llamamos personalidad consiste en gran parte en creencias, fundamentos o actitudes;
que los hombres y las mujeres tienden a actuar saludablemente cuando tienen valores
basados en la razón y la experiencia;
y que cuando tienen metas y propósitos
absolutistas y perfeccionistas propenden a sentir trastornos “emocionales”. Gran
cantidad de evidencia reciente obtenida por psicólogos, investigadores, se inclina a
mostrar que los valores influyen de modo significativo el comportamiento y que en
modificar los valores de uno, “causa” directamente el cambio de personalidad.(Ellis,
1983)
5.6.3. La teoría ABC del trastorno humano.
La TRE sostiene que cuando las personas tienen consecuencia emocionales (
C) después de una experiencia activante (A), esta ultima contribuye, pero no
directamente a causar C, sus sistemas de creencias “Beliefs” (B) conduce a C en gran
parte y mas específicamente. Así pues, si se sienten deprimidas en C después de verse
rechazadas por alguien en A, el rechazo no las hace reprimidas, sino que sus creencias
acerca de este rechazo conducen directamente a los sentimientos de depresión.
En B, desarrollan un conjunto de creencias racionales que proceden de su
sistema de valores básicos, sus deseos y sus preferencias. Puesto que desean
permanecer vivas, sentirse felices y lograr la aceptación de los demás, casi siempre
encontraran el rechazo indeseable, y en el punto Br (creencias racionales) concluirán:
“No me gusta verme rechazado”. Entonces, sentirán, en C, preocupación, malestar o
pesadumbre (Ellis, 1983).
En B, tienen también un conjunto de creencias irracionales como: debo ser
aceptado por las demás personas significativas para mi; tengo que obtener lo que
deseo. Y si soy rechazado, será terrible: no podré soportarlo. El rechazo me convierte
en una mala persona. Entonces, se sentirán en C deprimidos, auto despreciado, quizá
incluso susceptible de suicidarse. Sus creencias irracionales casi invariablemente
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proceden de intensificar sus deseos y preferencias racionales, convirtiéndolas en
demandas o exigencias absolutistas. Como tales creencias, ya no desean tener lo que
quieren sino lo que piensan, de manera dogmática, que deben tenerlo.
5.6.4. Afrontamiento y ataques de las creencias irracionales
Los terapeutas racional-emotivos afrontan y discuten (D) las creencias
creadoras de trastorno de la personas, en forma mucho mas activa y enérgica que los
terapeutas de la mayoría de las demás escuelas. Claramente hacen ver a sus pacientes
que sus filosofías son irracionales y contraproducentes, les explican como estas crean
trastornos emocionales, les enseñan el modo de atacarlas en los terrenos lógicos y
empíricos y por último les instruyen sobre las formas de desecharlas.
5.6.5. Criterios para el cambio terapéutico
La TRE reconoce que no existe un criterio infalible para la medición del cambio
terapéutico y que de veintenas de estudios experimentales que muestran las supuestas
eficacias de la terapia cognoscitiva, ninguna es enteramente indiscutible en el aspecto
metodológico. Para medir el cambio de la personalidad la TRE adopta un estricto
método practico: el de que la meta de la terapia es ayudar a las personas a estar mejor
y no simplemente ha de sentirse mejor. Esto significa que los pacientes no solo tengan
mejoría significativa de sus síntomas y se vean ellas mismas llevando vidas mas felices
sino que también experimenten cambios filosóficos profundos en sus actitudes hacia si
mismas, hacia los demás y hacia el mundo que los rodea, y que si surgieran cuales
quiera nuevas condiciones perjudiciales, sea poco probable que las trastornen
gravemente (Ellis, 1983).
6. PROGRAMA DE INTERVENCIÓN MEDIANTE LA TERAPIA RACIONAL EMOTIVA
El elaborar y llevar a la práctica el siguiente programa de intervención tiene
como propósito impartir las herramientas necesarias a los integrantes en la TRE a
través de su participación activa en la implementación de actividades. Con el fin de
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que afronten su proceso de duelo por la pérdida de su hijo nacido muerto en un
menor tiempo. La manera en que se desarrollará es en forma de taller-interactivo,
donde fomentemos la participación, cooperación y confianza de sus asistentes; lo
dirigiremos a toda aquella mujer en edad reproductiva que haya perdido a su hijo a
partir de la 21 semana de embarazo y que fue atendida en el Hospital de Gineco
Pediatría del Seguro Social en el período correspondiente del mes de Diciembre
2005 a Agosto del presente año, las cuales dan un total de 23 mujeres (anexo 1)
Criterios de inclusión:
Que sean mujeres embarazadas derechohabientes al IMSS.
Acudir a la atención de su parto al HGP
Sufrir perdida fetal (óbito) durante su estancia en el HGP
Aceptar participar en el estudio (consentimiento informado)
Criterios de exclusión:
No desean participar en el estudio
Pacientes con trastornos psiquiátricos
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