Speculum - Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes

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Club de Letras_____________________________
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Speculum
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Club de Letras_____________________________
Revista del Club de Letras
Speculum
Vicerrectorado de Responsabilidad Social,
Extensión Cultural y Servicios
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Speculum
Director: José Antonio Hernández Guerrero
Subdirector: Juan Leiva Sánchez
Coordinadores generales: Mª Luisa Niebla López. Manuel Francisco Romero Oliva.
Consejo de Redacción: Adelaida Bordés Benítez. Ernesto Caldelas Lobo. Pedro Castilla.
Antonio de Gracia Mainé. Joaquín Moreno Marchal. Josefina Núñez Montoya. Manuel
Francisco Romero Oliva.
Secretaría: Mª Luisa Niebla López. Carmen Franco Sánchez. Mª José Morales Jiménez. Cristina
Eugenia Pala.
Administración: Mª Dolores Álvarez Crespo
Diseño de portada y maquetación: Manuel Francisco Romero Oliva
Revista Speculum
Edita: Club de Letras
© Autores
© Ilustraciones: José Antonio Hernández Guerrero
© Club de Letras
Depósito Legal: CA 378/2009
ISSN 2171-7338
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Sumario
Presentación
José Antonio Hernández Guerrero,
Director de la Revista Speculum
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POESÍA
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A propósito de mi exploración en la fuente del rio Orinoco
Roxana Xamán
Cóncava
Maritxé Abad i Bueno
Invisibles
Juan Ramírez Domínguez
Juicio final
María Luisa Niebla López
Oda a José Luis Tejada, un hermano en pena
Antonio Rozas González
Olvidos
Ramón Luque Sánchez
Poesía es
Josefa Roldán Chacón
Tristeza
Laura Puerto Martínez
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NARRATIVA
El talismán
Francisca Sánchez Rico
Enajenación mental
Carmen Franco Sánchez
Olvidos imperdonables
Joaquín Moreno Marchal
Si Kafka tuviera una hija
Josefina Núñez Montoya
Un regalo del cielo
Mª del Carmen Rodríguez López
Volutas
Antonio Díaz González
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PENSAMIENTO
Salvación por amor
José Antonio Hernández Guerrero
La palabra, más allá de la feminidad o de la masculinidad en la enseñanza de la
lengua en pleno siglo XXI
Manuel Fco. Romero Oliva
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Speculum
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RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
Las raíces cántabras de un Premio Nobel. Juan Ramón Jiménez de Salvador
Arias Nieto
Por M. Carmen García Tejera
Serán ceniza de Pedro Sevilla
Por M. Carmen García Tejera
Dios entre mis manos de Antonio Bocanegra
Por M. Carmen García Tejera
La locura del solucionismo tecnológico de Evgeny Morozov
Por José Antonio Hernández Guerrero
Profesor de poesía. Novela de Antonio García Velasco
Por Manuel Fco. Romero Oliva
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Franz Kafka
(1883-1924)
José Antonio Hernández Guerrero
Franz Kafka -cuya obra sigue influyendo intensamente en la narrativa universal,
en el pensamiento existencialista y en el estilo expresionista de obras artísticas de
diferentes géneros- constituye una llamada constante y enérgica para que los
escritores abandonemos unos modelos convencionales que, a veces, hemos
sacralizado. Su singular manera de contrastar el tejido que construimos con los
sueños y la coherencia con la que solemos interpretar los pensamientos lógicos
nos puede servir de guía para la permanente renovación de nuestros relatos.
Con su escritura concisa, inquietante y en ocasiones irónica, nos explica
gráficamente la fuerza expresiva de las paradojas, de las hipérboles e, incluso, de
las narración de unos comportamientos considerados como absurdos. A mi juicio,
durante la lectura de su obra deberíamos tener en cuenta su notable capacidad
para extraer sustancias literarias de su complejo mundo interior, su sorprendente
capacidad para crear un universo narrativo propio gracias a su rapidez de
ingenio y su dominio del lenguaje demostrado en las sorprendentes imágenes
creadas mediante juegos de palabras.
Siempre me llamó la atención la coincidencia de los biógrafos al subrayar la
importancia que Kafka concedía a la elegancia del vestido para “no llamar la
atención”, y su cautivadora sonrisa, incluso durante la enfermedad que lo
carcomía. También yo me pregunto a qué clase de insectos se refiere Kafka
cuando nos dice que “Al despertar una mañana tras un sueño intranquilo,
Gregorio Samsa se encontró sobre su cama convertido en un monstruoso insecto”.
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Speculum
Poesía
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” A propósito de mi exploración
en la fuente del río Orinoco”
Roxana Xamán
A la memoria de Remedios Varo
Pretexto un río
para ir a beber té.
Agito alas: dos
¿He hilado tu fuente
o has brotado mi cauce?
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Speculum
“Cóncava”
Maritxé Abad i Bueno
Reina de tu harén,
la más paciente.
Dorada cúpula
que atesora
tu rubí,
tu magna perla
que me engalana
el pecho mudo
de las luciérnagas.
Adorable umbral
sin hendiduras.
Atrio de brisas
a sotavento.
Receptáculo virgen
en tus pupilas.
Abertura circunspecta
que tú oscureces de lumbres
cuando llegas.
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“Invisibles”
Poema al estilo de William Ospina
Juan Ramírez Domínguez
En tu lealtad se armaba, invisible, tu traición.
En tus ojos se resguardan, invisibles, la verdad o la
mentira.
En tus párpados ya están, invisibles, mis besos.
En tus mejillas ya están, invisibles, mis caricias.
En tus manos me esperan invisibles, unas veces el puño,
y otras tu pasión.
En el hacha del verdugo espera, invisible, el cuello del
reo.
En el tirachinas, en la piedra, estaba invisible,
cargada la muerte.
En el pentagrama ya espera, invisible, el violín.
En el color se refugia, invisible, la luz.
Junto al amor acecha, invisible, el desamor.
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Speculum
“Juicio final”
María Luisa Niebla López
- ¿Sabe usted de qué se le acusa?
- Soy inocente.
- Los cargos son definitivos.
- He venido por mi propia voluntad.
- De eso se trata.
- Soy un ser libre.
- Usted es un ser social.
- Pero si yo no le he hecho daño a nadie.
- Se lo ha hecho a usted mismo.
- No podía soportar el peso de la soledad.
- Eso no le da ningún derecho.
- Me cegué, no encontraba salida.
- Pues aquí no puede entrar.
- Entonces, ¿Qué hago yo ahora?
- ¡Siguiente!
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” Oda a José Luis Tejada, un hermano en pena”
Antonio Rozas González
Murió el tiempo sobre ti,
y del mar a la bahía
nadie cantó en alegrías
como tu dulce sentir
Por tientos y bulerías
por martinetes y polos
van tejiendo espumas
los cantos de un hombre solo
porque solo me quedé
para cantarte mejor
para decirte José
las verdades de mi amor.
Tú supiste al cielo amar
como el puerto a su bahía
pues cobijaste en un día
lo culto y lo popular.
José Luis el Puerto llora
en la ermita Santa Clara
donde los gitanos cantan
tus versos de flor y jara
Ya no queda compasión
en este mundo perdido
pues tu verso fue alarido
salido del corazón
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Speculum
”Olvidos”
Ramón Luque Sánchez
Me olvido de llorar aunque me hieran
y olvido dar limosna al pedigüeño,
también olvido, a veces, muchas veces,
encender una vela por mis muertos
o apagar un incendio por mi alma.
Olvido que estoy vivo a cada instante
y olvido que mi amor está en la casa
esperando de mí algún poema,
una caricia, un beso, una mirada…
Olvido que soy hombre y no un insecto,
olvido que soy libre y no un esclavo
y olvido que este mundo inabarcable
lo intuyo con un solo pensamiento.
Me olvido de olvidar a los más malos
y olvido perdonar a aquel que yerra,
olvido que un desierto es un gigante
y olvido que los mares son heridas
que sangran de dolor por todas partes.
Me olvido que detrás de las palabras
hay envidia, maldad y una navaja
dispuesta a arrebatarte la esperanza.
Olvido que estoy vivo, ya lo he dicho,
y olvido que morir es mi destino,
olvido que no olvido aunque yo quiero
olvidar para ser un niño bueno.
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”Poesía es”
Josefa Roldán Chacón
Hacer poesía es
lanzar dibujos al aire.
Formas abstractas
que nadie entiende.
Dar vida
a la noche que duerme
en lo profundo del ser.
Vestir de luces
formas denudas
paridas del sentimiento.
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Speculum
“Tristeza”
Laura Puerto Martínez
En una noche oscura de primavera
me encuentro triste y desolada.
El malestar interior que yo siento
poco a poco me va rompiendo el alma.
Inquietante angustia ante lo desconocido.
Lloro a solas con mis pensamientos
en un rincón oscuro de mi alcoba...
Quizás mañana comprenda
lo que mi cuerpo expresa,
quizás todo sea pasajero,
pero hoy me encuentro derruida.
Los recuerdos se agolpan en mi mente
de aquellos días tan felices para mí...
Pienso que no supe vivirlos
con la intensidad que ellos merecían.
Soy la mota de polvo de un átomo
en la inmensidad del universo,
su estela es tan pequeña
que pasa desapercibida.
Quisiera contar mis alegrías
pero tengo el alma destrozada.
Mis sueños y amarguras
me rompen las entrañas.
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Narrativa
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Speculum
“El talismán”
Francisca Sánchez Rico
L
levaba años esperando. Preguntaba a su madre y no sabía contestarle.
Confiaba regresar para recibir algunas respuestas. Cuando ella le habló de
un regalo, lo percibió como algo especial, era una señal.
El presente procedía de su padre, de quien conocía poco; y donárselo suponía estar
más cerca de sus orígenes indígenas, conectarse con sus ancestros Guanches. Y
decidió que aquel día haría un ritual porque le daría la oportunidad de descubrir su
mujer salvaje.
Lo que para ella iba a ser un talismán era un collar de cuentas de barro - agua y
tierra trabajados y pintados - , que conservaba y usaba su madre desde su noviazgo.
Al percibir su contacto en el cuello, algo la unió con lo eterno. Visualizó a su
padre; le agradó sentirlo tan próximo a pesar de su invisibilidad en el tiempo.
Sintió removerse las tripas, despertando y desperezando a su auténtica aborigen.
Confirmó que en la naturaleza era donde mejor se hallaba, comiendo sus frutos y
andando descalza.
Desarrolló la creatividad que sólo antes había sacado tímidamente, a escondidas.
Ese amuleto la transformó. La fuerza interior brotó y vio claro su futuro. Se
convirtió en la mujer que quería.
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“Enajenación mental”
Carmen Franco Sánchez
¡Maldito niño!- decía por lo bajo el conductor del autobús, mientras un niño de
unos cinco años y sentado sobre la falda de su madre en el asiento situado
directamente detrás del sufrido chófer, daba golpecitos con una cuchara en la barra
que separaba a ambos.
La madre, que sonreía y charlaba con la vecina del 5º que también venía del
mercado, subió en la primera parada y su meta era la última. ¡y el niño con los
golpecitos!. Aún quedaban cuatro, ¡y el niño con los golpecitos!...tres... ¡ y el niño
sigue!...dos... ¡tranquilízate Paco que ya queda menos!- musitaba el hombre
enrojecido ya por la desesperación... una,.. ¡por fin!.
La progenitora del susodicho personajito dijo a la vecina: ¡anda, ya se me
olvidaron los melocotones!, ¿te vuelves conmigo al mercado y así nos damos otro
viajecito en el autobús?, a lo que la vecina asintió encantada.
Paco, con las venas de la frente a punto de reventar, bajó del autobús y tras
colocarse en medio de la autovía, dejó que un todo terreno que iba a más de ciento
cuarenta se lo llevara por delante.
Una nota en el periódico del día siguiente, titulaba:“ El conductor de un autobús se
suicida sin motivo aparente”
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Speculum
“Olvidos imperdonables”
Joaquín Moreno Marchal
N
o nos damos cuenta. A veces no nos damos cuenta del valor de un
gesto. O de lo que significaba aquella ocasión en que asististe, sin
saberlo, al nacimiento de algo importante. O tal vez sí, tal vez te
acuerdas, y es el tiempo, con su paciencia infinita, el que se encarga de aquilatar,
de destilar, el verdadero valor de aquel momento.
A veces pierdo el sentido de muchos aspectos de lo cotidiano. Lo que esta persona
es, lo que representa para ti, lo que ha vivido, lo que te da en este preciso momento
en que la recuerdas, mágico poder de la memoria.
Es cierto, a veces perdemos la capacidad, el asombro, la inocencia, de reconocer lo
diario sublime.
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“Si Kafka tuviera una hija”
Josefina Núñez Montoya
P
resionada estoy por el desánimo. Busco en mi identidad un agarre de
manivela, de esas que salvan la vida, de esas que imponen al tiovivo dar
vueltas, porque mis fuerzas están lejanas entre llanos contemplativos y
altos desencajados.
La persona a la que tanto quiero, proyecta sus deseos en un espejo aumentado, que
desde sus veintitrés agostos, efervescentes y comprimidos, dice adioses radicales, y
dice a los agujeros negros, bienvenidas precitadas.
Bojas y decretos legitiman sus pasos por estos espacios complejos de víboras
asfaltadas.
Ella y sus vivencias al borde del acantilado.
Ella y su tiempo virtual estratificado.
Ella y su desvinculación sustitutoria por un águila rapaz acechada.
Presionada estoy por el desánimo con la perspectiva que mis años aportan,
arrugada como la chufa de verano.
Yo y mis vivencias al borde del acantilado.
Yo y mi tiempo real estratificado.
Yo y mi mandato a radiarme, a difundirme sin ella con esta envoltura
empaquetada.
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Speculum
“Un regalo del cielo”
Mª del Carmen Rodríguez López
Tú has vencido, tú has triunfado
M.F. Mota
J
uan es un hombre robusto, corpulento, de carácter afable, familiar y de
aspecto muy tranquilo; pero en el fondo es una persona de inquietudes y
bastante nerviosa. Quizás, porque se pasó la vida cuidando de sus padres y
después de su suegra. Su mayor ilusión era tener un varón, pero el cielo no se
lo enviaba. Un día, Juan salió a correr como de costumbre. Su horario de trabajo
era de tarde y podía permitírselo. A la vuelta se duchaba y ayudaba dos horas en
Cáritas de su parroquia. Pero nunca imaginó que, en su paseo matinal, se cruzaría
con la muerte y lucharía con ella para mantener la vida.
Esa mañana, al regreso, oyó un chirriante frenazo y un estruendoso sonido. Corrió
hacía el lugar del impacto mientras llamaba a una ambulancia. El coche estaba
boca arriba y las ruedas seguían girando. Juan se llevó las manos a la cabeza. “Dios
mío” fue lo único que pudo decir. De pronto oyó un sonido que parecía el llanto
de un gatito. Se acercó al coche. Se tiró al suelo y vio a un niño en un charco de
sangre. Intentó abrir la puerta pero no podía y se lió a darle patadas al cristal,
hiriéndose las piernas. “Mira”, me dijo levantándose los pantalones, “todavía se
ven las heridas”. El pequeño había perdido un brazo y sólo tenía un trocito de
hueso desnudo colgando del hombro, que parecía una fuente por la que la vida se
fugaba. Juan lo sacó como pudo “no fue fácil”, me dijo: “lo cogí en mis brazos con
el mayor cuidado posible y, cuando ya lo tenía, lo solté porque me trincó un
bocado que me dejó sin sentido. Al momento, me rasgué la camiseta de tirantes y
le hice un torniquete mientras llegaba la ayuda.
Juan salvó al niño, que, gracias a él, camina por la vida. Es feliz al recordarlo. Hoy
cuida de mi padre; pero cuando llega a su casa, le está espera el hijo que el cielo le
regaló, justo a los nueve meses del accidente.
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“Volutas”
Antonio Díaz González
L
as palabras son mercancía, por eso influye tanto su envoltorio. Les pasa
como a las frutas tropicales, que se hacen las importantes cuando van
envueltas o encamadas en virutillas de plástico brillante. Por eso me
contaste aquella historia falsa envolviéndola en volutas de humo. De tus labios, tan
rojos y apretados, salió una retahíla de frases disfrazadas de mango y papaya. Tus
palabras salían maquillándose con tirillas de humo jugando en el aire a la danza del
vientre. Hoy no recuerdo nada de lo que decías, pero no puedo olvidar tus ojos
entrecerrados, ni mi hipnosis ante tus bocanadas de humo, ni el apretar morboso a
la colilla con tus labios de esfínter.
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Speculum
Pensamiento
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“Salvación por el amor”
José Antonio Hernández Guerrero
T
ras la lectura comparada de las obras de Pedro Salinas y de Jorge Guillén
–cultivadores de la poesía pura- hemos llegado a la conclusión de que el
tema vital de ambos está constituido por diferentes círculos concéntricos
cuyo núcleo es el amor y cuyo significante ineludible es el cuerpo. Para los dos
poetas la médula, el eje y el motor de la existencia humana es el amor
experimentado, expresado y transmitido mediante los sentidos corporales y, en
especial, a través del tacto.
Pedro Salinas, profundamente afectado por la tensión entre el decir y lo dicho, nos
presenta su práctica poética como una aventura hacia lo absoluto enigmático,
eufórico y trágico, y Jorge Guillén, un vidente que proporciona existencia a las
ideas, vida a las imágenes, alma a los cuerpos y espíritu a la materia, nos explica
cómo poetizar es ver el discurrir imparable de la vida y observar el continuo
sucederse de los episodios con el fin de, en la medida de lo posible, recuperarlos
mediante el amor. Para ambos poetas, la función del poeta es evocar y hacer
reversible el paso del tiempo humano que está compuesto, como la playa, de finos
y de rubios granos de amor, y de blancas y de efímeras espumas de recuerdos.
Amar es la manera de “ser más” proyectando luces y difundiendo músicas: himnos
de amor que, estimulándonos con sus ritmos y con sus melodías, nos hacen avanzar
en “El viaje” de la vida. Transitar por la vida, crecer, vivir, llegar a ser, estar de
pleno en la realidad es el fruto del amor en sus múltiples dimensiones: como fuerza
vital, como afán, como meta total: “Único poder puro del escritor: erigir mundos
sobre este mundo… claro poder de amor”.
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Speculum
Es cierto que, en el poema “Huerto de Melibea”, Guillén abraza al amor con la
muerte, pero también es verdad que la muerte no prevalece ya que el amor creador
produce el prodigio del nacimiento, de la resurrección, de los siempre continuados
re-nacimientos y, con ellos, del orden en armonioso contrapunto final:
Sosteniéndose entre todos
Se deslizan confiados
Nuevos grupos que se gozan
En nacer resucitando.
Si, como ha observado Alma Zubizarreta, el afán de espiritualización de Pedro
Salinas excluye los detalles concretos, hemos de reconocer que, en La Voz a ti
debida, cede al ansia de conservar la unión evocando la realidad corporal y
circunstancial. Fruto de este esfuerzo es “Salvación por el cuerpo”, que tiene un
curioso paralelo en “Salvación por la primavera” de Jorge Guillén. La poesía de
Pedro Salinas -igual que la de Jorge Guillén- es una profunda meditación sobre la
necesidad de unión de dos cuerpos.
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“La palabra, más allá de la feminidad o de la masculinidad
en la enseñanza de la lengua en pleno siglo XXI”
10 palabras claves desde la poética y la retórica aristotélica
Manuel Fco. Romero Oliva
E
ste escrito surge de las reflexiones como docente a lo largo de diversos
cursos académicos y ha tenido como base la confrontación de dos
modelos vivenciales de nuestra profesión con unos adolescentes cuyos
intereses vitales van más allá del propio aprendizaje y buen uso de la lengua; pues,
como diría Luis Landero, filólogo, profesor y escritor, no se sienten militantes de
ese ejército de pequeños filólogos analfabetos, que distinguen la estructura
morfológica de una frase pero que no comprenden su significado. Frente a las altas
dosis de gramática descontextualizada y las listas de autores y obras de nuestra
literatura, la sociedad actual nos demanda un cambio en el paradigma que los haga
no solo partícipes de la realidad que les ha tocado vivir, sino que, además, sean
artífices del cambio desde la construcción y análisis de un discurso vivo, crítico y
autónomo frente a las modas, la politización y el apoderamiento del lenguaje por
parte de grupos y minorías con la única intención de instrumentalizarlo en pos de
una intención encubierta (hablamos de publicidad, consumismo, sexismo,
religiosidad, prejuicios individuales o sociales…), en definitiva, abogar por una
enseñanza basada en la gestión de la ideología del discurso.
La clase de lengua y literatura, al igual que cualquier otra materia, es una
oportunidad para que nos planteemos el reto de la (re)construcción de un modelo
social más igualitario y ético en el que interaccionen hombres y mujeres desde su
propia identidad, rompiendo, así, estereotipos de falsas masculinidades y
feminismos, donde la coeducación llegue a superar cualquier arquetipo lingüístico,
centrado en la elaboración de un discurso artificial y alejado de una visión sesgada
28
Speculum
donde los conceptos de masculino y femenino tengan su punto de neutralización en
la palabra en sí misma. La palabra, sí, ese valor que, al ser objeto de enseñanza,
debe convertirse en una clave para la socialización de nuestros jóvenes pues debe
fomentar y, a la vez, romper con aquellas actitudes y planteamientos relacionados
con cada sexo y, por consiguiente, reconsiderar aquellas que se han asociado a los
roles y estereotipos tradicionalmente establecidos.
Una revolución de la masculinidad, por la que aboga Octavio Salazar, ha de
trazarse desde la transversalidad de la competencia lingüística en el currículo; por
ello, cualquier asignatura, y en especial el área de lengua y literatura, debe
contribuir a la utilización del lenguaje como instrumento de comunicación oral y
escrita -desde el respeto de nuestras identidades-; pues, gracias al lenguaje, somos
capaces de acceder a la representación, interpretación y comprensión de la realidad
–que, al descubrir la alteridad, será fuente de enriquecimiento para unas y otros-;
de construcción y comunicación del conocimiento –de manera cooperativa y nunca
entendida como una excusa para la desigualdad o la discriminación-; generando, de
esta forma, la organización y autorregulación del pensamiento, las emociones y la
conducta –bases para el respeto y la cortesía en todos los momentos compartidos
en el aula y fuera de ella-. Sin embargo, todas estas ideas no dejan de ser un
conjunto de intenciones, a modo de brindis al aire, hasta que no lleguen a
concretarse en el aula en forma de palabras puestas en acción.
Desde esta visión holística en la que pretendemos concebir el lenguaje en su
contexto de interacción, más allá de la simple anécdota, podríamos esbozar, sin una
pretensión que pueda ir mas allá de una simple propuesta reflexiva, una especie de
decálogo -10 palabras en claves desde la Poética y la Retórica aristotélicas
aplicadas a la enseñanza de la lengua y la literatura en las aulas-, que inspire una
visión trasgresora de la masculinidad, alejada de una posición maniquea de hombre
versus mujer, de género versus sexo.
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Una enseñanza de la lengua que abogue por la igualdad y el respeto en la
comunicación, porque con ella estaremos contribuyendo…
…a la creación, puesto que, como estado del ser, debemos hacerles conscientes de
la facultad que, como personas, tienen para comunicarse, un estado de creación que
no puede existir desde el conflicto; así, la verdadera educación debe ayudar al
individuo a encararse con sus problemas, y ayudarle a entender y eliminar el
conflicto, porque solo entonces se manifiesta este estado de creación.
…a la cultura, ya que los espacios educativos y los entornos en los que se
desenvuelven representan al grupo con el que se identifican, con el que comparten
sus ideas y la forma de concebir y comprender la realidad que les rodea y se
realizan; por ello, el aula debe ser un espacio donde se diluyan los antiguos
pensamientos caducos para dar paso a una nueva visión desde la convergencia de
las viejas y nuevas ideas basadas en la afectividad y el respeto a los demás,
independientemente a la edad, sexo, religión o ideología.
…a la dialéctica, entendida como el arte para dialogar y discutir de manera
razonada, desde la aceptación de las diferencias e identidades, para llegar a visión
superior que les iguala desde la propia concepción de que su pensamiento
evoluciona mediante procesos de génesis y caducidad, generando un propósito
nuevo acorde a la sociedad y el momento que les ha tocado vivir (ruptura de
estereotipos masculinos, declive de los empoderamientos y roles sociales…).
…a la empatía, que les lleva a comprender el propio acto comunicativo que se
produce en cualquier espacio desde la pragmática, poniendo en relación a la
persona que construye el discurso con la que lo recibe y lo interpreta. De esta
forma, la enseñanza de la lengua debe centrarse no solo en el propio mensaje sino
en la propia planificación de estrategias facilitadoras que conllevan al respeto hacia
la otra persona desde sus propia visión del mundo.
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Speculum
…a la sensibilidad, fruto y complemento de la anterior idea, solo la podrán
concebir cuando el talento deja de encauzarse al yo y se centra en la empatía con el
tú. Desde esta visión, les corresponde expresar su emociones, sus sentimientos y
sus inquietudes, y compartirlos con los demás, alejándose de una concepción
reduccionista de los clichés que etiquetan unas actitudes a cada uno de los géneros
humanos.
…a la capacidad, lo que Aristóteles denomina elocutio, es decir, la parte de la
retórica relativa a la construcción del discurso; pues, de poco sirve saber qué decir
si no conocen el modo de decirlo, así se lee al comienzo del libro III de la Retórica:
"no basta saber lo que hay que decir, sino que es necesario también dominar cómo
hay que decir esto, lo cual tiene mucha importancia para que el discurso parezca
apropiado". En este sentido, en la construcción del discurso, juegan un papel
importante tanto las actitudes, haciéndoles reflexionar sobre un discurso sencillo y
comprensible para hombres y mujeres; como la forma, que siempre les debe guiar
la idea del consabido lema <Limpia, fija y da esplendor>, de la Real Academia de
la Lengua.
…a la espontaneidad, pues, frente a lo artificial y los clichés que marcan las
modas y las pretensiones ideológicas que tienden a convertir el lenguaje en un fin
más que un medio de nuestro pensamiento, la interiorización de modelos y pautas
de interacción que provoca reflexionar sobre la intención proyectada respecto al
grupo o personas a las que se van a dirigir. En este sentido, es necesario que se
consiga un discurso interiorizado, ágil y fluido que vaya más allá del discurso
artificial, tedioso y enmarañado que respete las ideologías y concepciones del
interlocutor.
…a la retórica, que supera el propio aprendizaje de la técnica para convertirlos en
creadores con capacidad de establecer e interrelacionar los nuevos conceptos
adquiridos. La persuasión en el discurso, que surte del propio carácter de orador,
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Club de Letras_____________________________
debe conmover al auditorio, sea cual sea el entorno, desde la ética del mensaje y
este aspecto solo lo habrán asumido si se realizan en la propia palabra, la cual no
llega a completarse hasta que es escuchada e interpretada.
…a la belleza, puesto que la creatividad, la persuasión y la sensibilidad no se
aplican en el vacío, ya que constituyen un instrumento imprescindible del
conocimiento; esta, la belleza, será una factor capital que les ayude a penetrar en la
estructura de la realidad con una mirada caleidoscópica que les amplíe ese canon
físico acercándolos a la percepción de la belleza moral, ética y estética.
…a la libertad, ya que, para que puedan proyectarse y realizarse como personas,
deberán ser capaces de usar el lenguaje de manera autónoma en cada situación que
se les presenta en sus vidas y que la sociedad les requiera. Sin embargo, si no
olvidamos que la enseñanza de la lengua adquiere su valor social en la escuela
actual, estaremos construyendo una nueva identidad singular y moderna que no
solo sea capaz de (sobre)vivir al momento que les ha tocado, sino que, además,
tengan la capacidad de participar y colaborar en un cambio del paradigma
contemporáneo que les está requiriendo respeto y convivencia desde la igualdad y
la alteridad, desde la feminidad o desde la masculinidad.
En definitiva, hemos ofrecido una serie de palabras, desde la poética y la retórica
aristotélicas que se concretan en una enseñanza de la lengua y que han de gravitar
en los espacios de aprendizaje donde niños, jóvenes o adultos consigan desarrollar
sus pensamientos desde una visión compartida de la igualdad y la coeducación.
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Speculum
Reseñas
bibliográficas
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Speculum
Libro: Las raíces cántabras de un Premio Nobel. Juan Ramón Jiménez
Autor: Salvador Arias Nieto (Prólogo de Carmen Hernández-Pinzón Moreno)
Editorial: Aula de Cultura La Venencia
Lugar de edición y año: Santander, 2015.
Por M. Carmen García Tejera
Nadie dudaría en identificar a Juan Ramón Jiménez como el “Andaluz Universal”,
Premio Nobel de Literatura en 1956, uno de los referentes fundamentales de la
poesía española contemporánea y autor del ya centenario Platero y yo. Otra cosa es
si se nos pregunta por Juan Ramón Jiménez Mantecón… Se trata, sí, de la misma
persona, pero ocurre que son pocos los que conocen su segundo apellido.
Precisamente el rastreo de la ascendencia materna del poeta de Moguer es el punto
de partida de este estudio, elaborado por el polígrafo, erudito e investigador
cántabro Salvador Arias Nieto. En efecto, el apellido Mantecón que ostentaba la
madre de Juan Ramón, Purificación, procede del municipio cántabro de Rasillo de
Villafufre (en el Valle de Carriedo) y se remonta al siglo XVIII. Gracias a este
ensayo, perfectamente avalado por documentos acreditativos procedentes del
archivo familiar, podemos conocer los orígenes nobles de esta sencilla mujer,
nacida ya en Moguer, costurera de oficio antes de casarse con Víctor Jiménez
(padre del Nobel, de ascendencia riojana), que renunció al Condado de Casa
Mantecón (al que legítimamente pudo haber optado) para firmar simplemente
como Pura Mantecón, la “Mamá Pura” a quien tanto amó Juan Ramón y que
aparece evocada en sus poemas y en otros textos suyos en prosa. Poemas a los que
ha puesto música y voz la cantautora onubense Chili Valverde, cuya labor
divulgadora resalta también Arias Nieto.
Sin embargo, sorprende constatar que este ensayo ofrece mucho más de lo que
anuncia su título: se trata, en realidad, de un recorrido por la vida y la obra de Juan
Ramón Jiménez, bien cimentado en datos y testimonios, y profusamente ilustrado
con textos de Juan Ramón y con valiosas fotografías procedentes del archivo que
custodia la familia del poeta, representada por su sobrina-nieta Carmen HernándezPinzón Moreno que, además de prologar este libro, ha cuidado su edición con todo
esmero y rigor.
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A lo largo de 12 capítulos, y tras ocuparse de los ascendientes paternos y
especialmente, maternos, del poeta de Moguer, Arias Nieto transita por sus
recuerdos infantiles, por sus primeros amores y por su definitivo amor, por los
sucesos acaecidos durante la Guerra civil y por su doloroso exilio. Tras realizar
una serie de consideraciones sobre su obra en verso y en prosa -con un capítulo
especial dedicado a Platero y yo-, Arias Nieto nos adentra en los últimos y más
amargos años en la vida del “Andaluz Universal”, marcados por la enfermedad de
su esposa y la suya propia. La noticia de la concesión del Nobel coincide, como es
sabido, con el fallecimiento de Zenobia, lo que anula cualquier atisbo de
satisfacción y le conduce inexorablemente a su final.
El rigor y la amenidad -rasgos difícilmente conciliables- se dan la mano en esta
singular obra cuya cuidada edición se convierte en un aliciente más para la lectura.
Todo lo que forma parte de la vida y la obra de Juan Ramón resulta de indudable
interés y, en este sentido, este libro cumple con creces su cometido. Pero no
olvidemos -nos lo recuerda Carmen Hernández-Pinzón en su Prólogo- su
verdadero propósito: “Esta edición, que hoy nos ocupa, tiene su razón de ser y nace
para homenajear a esa gran mujer y su familia, de procedencia cántabra, que hizo
posible su existencia”. Y que siempre permaneció viva en el corazón del poeta:
“Dios estará presente en nuestro abrazo, / y no lo romperá ni en aquel día / en que
te llevará en alas inmortales” (“Madre”, 1914).
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Libro: Serán ceniza
Autor: Pedro Sevilla
Editorial: Libros Canto y Cuento. Colección DKV de Poesía, 9
Lugar de edición y año: Jerez de la Frontera (Cádiz), 2015.
Por M. Carmen García Tejera
…“Mas tendrán sentido”. Es inevitable recordar la continuación del verso de
Quevedo cuando leemos el título de este poemario de Pedro Sevilla (Arcos de la
Frontera –Cádiz–, 1959) quien, en las tres partes de que consta el libro, nos
muestra que cuando la palabra poética se adueña del recuerdo, de la evocación –
¿tal vez de la añoranza?– es capaz de recuperar un ayer –acaso escondido, nunca
perdido–, y de dotarlo de una nueva forma de vida: diferente, es cierto, pero no por
ello menos real. Y que cuando actúa a impulsos del amor, puede traspasar las
fronteras de la muerte para rescatar –sin tropiezos, como le ocurrió a Orfeo– lo que
en algún momento nos fue arrebatado.
El poeta adopta un tono hondamente meditativo en estos poemas, pero cuando se
asoma –en la primera parte– a los recuerdos de la infancia, constata –mito del
eterno retorno– que el ayer es, también, el hoy, el ahora: “Hoy he sabido en sueños
el secreto: / aquel niño y el viejo soy yo mismo. / Y los dos son el viejo que esto
escribe”. En la segunda parte, los atardeceres otoñales, maduros de amor, invitan al
recorrido por una vida que sólo cobra sentido en compañía de la mujer amada. Y
en la tercera, transita por espacios de muerte buscando respuestas de quienes, tal
vez, no puedan ofrecerlas. Pero ahí está el poeta para hacérnoslas oír con su propia
voz.
Es patente el carácter elegíaco –incluso nostálgico– en muchos de estos poemas,
pero a esta circunstancia se superpone la visión esperanzada, incluso exultante, de
la fuerza de la naturaleza –del ciclo de la vida– con su capacidad de hacer que
renazca lo que en algún momento se nos fue. El non omnis moriar horaciano cobra
en estos versos un peculiar sentido en cuanto que la serenidad con que el poeta
contempla el devenir de los seres, de los acontecimientos (incluso su desaparición)
nos permite –gracias al poder revitalizador de su palabra– mantenerlos siempre
vivos.
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Vuelvo al comienzo de este libro porque, a mi juicio, el poema que lo inicia nos
ofrece –junto con una declaración de principios– la clave de la creatividad poética
de Pedro Sevilla. Si el final de la vida nos lleva, inexorablemente, bajo la tierra,
también procede de allí su punto de partida: “ceniza” y “semilla” (más allá de la
asonancia) comparten esa misma condición. El poema “Escribir es sembrar” es, sin
duda, no sólo un canto a los orígenes de la vida sino también a la función de la
palabra poética. Al tiempo que evoca al padre “esparciendo semilla entre los surcos
/ que luego el sol, el agua y la paciencia / mudarían en verde y en espigas, / en pan
para las dulces meriendas de los niños”, el poeta toma el testigo, y “ahora que soy
mi padre / esparzo estas palabras / en el raro silencio de un cuaderno, / les pongo el
corazón y espero que germinen: / que la escritura alcance madurez cereal / y que
un día alguien pueda, / como un trozo de pan y de memoria, / hacer de estos
poemas su alimento.” Serán ceniza, sí, “mas –no lo olvidemos– tendrán sentido”.
Como la semilla, germen y promesa de vitalidad poética.
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Libro: Dios entre mis manos
Autor: Antonio Bocanegra (Prólogo de Rocío Fernández Berrocal)
Editorial: Monte Carmelo, Colección “La Fonte”
Lugar de edición y año: Burgos, 2015.
Por M. Carmen García Tejera
El tema religioso ha estado presente a lo largo de la historia de la poesía española,
aunque de manera desigual. Sabemos que la religiosidad admite muy diversas
acepciones, incluso manifestaciones, en la creación poética: como afirma Leopoldo
de Luis en la introducción a su Antología de poesía religiosa (1969), “La poesía
religiosa no puede tomarse sólo como adoración. Tampoco, sólo como virtud.
También es duda, agonía; incluso negación. Y desde luego, deseo de esperanza y
ansia de justicia”.
Esta pluralidad de líneas se hace patente en este poemario de Antonio Bocanegra
(Ronda –Málaga–, 1935). Dividido en dos partes de diferente extensión, la primera
–más amplia– integra poemas en los que el autor plantea una relación más directa
con Dios (en forma de interpelaciones, ruegos, confidencias…), mientras que la
segunda recoge otros en los que se manifiesta la devoción por determinadas
advocaciones, así como un buen número de composiciones dedicadas al tema
navideño.
El amplio muestrario de formas métricas –sonetos, tercetos, composiciones en
verso libre, décimas, liras, cuartetos, canciones…– que emplea Bocanegra en este
libro no es sino una manera de mostrar que hay muchos procedimientos que
pueden utilizarse como cauce expresivo para estas diferentes manifestaciones de
religiosidad. En unos casos, el poema se hace súplica; en otros, alabanza. Unas
veces se convierte en expresión de una duda; otras, en acción de gracias. A
menudo el gozo se deja ver tras el arrepentimiento, y también la esperanza se abre
paso por medio de la oscuridad…
Pero, como él mismo indica, “lo que al autor le mueve en su obra es, sobre todo, la
búsqueda. Una búsqueda motivada por la duda de la propia existencia, por el vacío
en el que está inmerso, por el asombro y el temor ante ese Ser Supremo, a veces
extraño, a veces lejano o en silencio, pero al que acaba alabando y exaltando”. En
efecto, la vida humana cobra sentido cuando persigue un fin: a veces, una utopía.
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En definitiva, es lo que acontece con cualquier creación poética. Como estos
poemas en los que Antonio Bocanegra expresa con valentía sus incertidumbres y
sus miedos, pero también su confianza en “dar a la caza alcance”. Por eso, lejos de
ser una poesía agónica y rebelde –aunque alguna vez asome algún atisbo de
rebeldía en estos versos–, las composiciones que se integran en este libro adquieren
otra dimensión. Como dice en su Prólogo Rocío Fernández Berrocal, “en estos
versos encontramos reflexión, consuelo, exaltación y mucha luz,…”.
Versos que, en efecto, parten de una personal introspección, pero que también
revierten hacia el lector, al que ayudan a reflexionar, proporcionan consuelo e
iluminan muchas regiones oscuras. Compromiso vital del hombre –del poeta– con
Dios, pero también con los otros hombres: en definitiva, esta obra resulta ser una
extraordinaria muestra de solidaridad poética.
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Libro: La locura del solucionismo tecnológico
Autor: Evgeny Morozov
Editorial: Katz Editores
Lugar de edición y año: Buenos Aires, 2015.
Por José Antonio Hernández Guerrero
La necesidad científica y la obligación ética de humanizar la tecnología
En mi opinión, la lectura detenida de este libro resulta útil -y, probablemente
imprescindible- para desenmascarar las falacias de una de las ideologías
imperantes en la actualidad según la cual la tecnología y, en especial, el “Internet”
poseen suficientes poderes para resolver todos los problemas económicos, sociales,
políticos, culturales y, en resumen, para alcanzar la perfección. A partir del análisis
minucioso de las afirmaciones rotundas de los defensores de “Internet” como la
gran revelación sobre el funcionamiento del mundo, Evgeny Morozov propone –
“exige”- que, incluso aceptando su innegable carácter físico, sea sometido a los
estudios de las Ciencias Humanas, en especial, de la Sociología, de la Historia y de
la Antropología.
No es, como algunos críticos han afirmado, que este profesor ruso defienda que
hemos de rechazar la tecnología sino que exige que se emplee integrada en un
proyecto más humano que trascienda la estrecha mentalidad racionalista y que –
evitando una visión reduccionista- admita que existen otros caminos
metodológicos e instrumentales que “incluso orientan la reflexión sobre la eficacia
de la tecnología para lograr el desarrollo humano personal y social”.
Me ha resultado especialmente enérgica su denuncia sobre la corrosiva influencia
de “Internet-centrismo”, una “ideología” que, a pesar de sus alardes
revolucionarios, muestra cierta “amnesia tecnológica” aunque sea cierto que se
apoya y se alimenta en algunos discursos fetichistas del pasado sobre la tecnología,
la información, la innovación y la digitalidad. Estoy de acuerdo en que la
indiferencia absoluta hacia la historia que, con excesiva frecuencia, exhiben los
tecnicistas, hace que cada vez sean menos frecuentes las visitas a las bibliotecas
para hojear esos tomos robustos y polvorientos, mientras que permanecemos casi
todo el tiempo asomados a estas ventanas luminosas y multicolores de los
ordenadores. Algunos de los que aceptan el “internet-centrismo” como su único
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amo y como su “todopoderoso” señor han olvidado –si es que alguna vez tuvieron
noticias- de cómo era el mundo antes de Google, Facebook o Wikipedia.
Hemos de reconocer, sin embargo, que Morozov no considera a la tecnología como
“el enemigo”, sino que nos advierte los graves peligros de utilizarlo “romántica y
revolucionariamente” como el solucionador de todos los problemas humanos. A mi
juicio, la lectura de este libro sería provechosa no sólo a los políticos que
planifican las enseñanzas en los diferentes niveles, a los pedagogos, a los médicos,
a los ingenieros, a los investigadores, a los profesores de las diferentes disciplinas
científicas, sino también a los que cultivan las ciencias humanas.
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Libro: Profesor de poesía. Novela
Autor: Antonio García Velasco
Editorial: CreateSpace
Lugar de edición y año: Málaga, 2015.
Por Manuel Fco. Romero Oliva
Novelar la lectura. Compartir los libros desde las propias vivencias y que estas se
conviertan en el elemento generador del diálogo y la puesta en común desde la
libertad del lector y de los sentimientos que provocan los autores en nosotros
mismos. Escritor, poeta y profesor en la Universidad de Málaga desde hace ya
muchos años, Antonio García Velasco nos muestra, desde la perspectiva temporal,
sus planteamientos vitales hacia la educación literaria pues, como dice alguno de
los personajes en su obra, no podemos concebir la vida sin los libros, aspecto que
nos evoca a la novela Fahrenheit 451 (1953), del escritor estadounidense Ray
Bradbury.
Efectivamente, en un mundo cada vez más tecnificado y fugaz, es de agradecer la
aparición de este tipo de obras en las que se hace una apuesta por la lectura de los
clásicos (desde Manrique, Cervantes, Bécquer… hasta Pedro Salinas, Gil de
Biedma, o los recurrentes Haikus, sin olvidarse de los poetas andaluces del “Grupo
de Málaga” o los de la “Literatura diferenciada”), siendo recreados desde la propia
recepción, pues, como indica el propio autor, debemos preguntarnos sobre qué
conocimientos fallan en la actualidad para no llegar a entender la poesía,
haciéndose extensible a cualquier otro tipo de texto literario.
De esta forma, el autor, haciendo uso del desarrollo argumental en el que se ve
envuelto un profesor universitario, Jorge Soler, en su cotidiano acontecer con los
alumnos de una asignatura optativa de literatura –relaciones personales, familiares,
académicas… que desencadenará un desenlace inesperado fuera del ámbito lector-;
enfrenta dos visiones inicialmente alejadas –el amor por la lectura del docente y el
desapego de los estudiantes actuales-. Por ello, la solución que nos plantea no será
otra más que la educación literaria, que la convierte en su principal valedora para la
formación de nuevos lectores cuyos intereses se centran en lo tangible del mundo
real en el que se mueven.
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En definitiva, desde el alter ego del propio autor, encarnado en Jorge Soler, este
libro nos ofrece la oportunidad de sumergirnos en el disfrute de la lectura mediante
múltiples estrategias a modo de taller literario o club de letras, desde la voz de los
propios estudiantes y las reflexiones de este docente; para el (re)conocimiento y el
(re)descubrimiento de la lectura placentera; de una manera que, como decía Daniel
Pennac en su libro Como una novela, no admitamos el imperativo en el amor por
los libros, ya que los verbos amar y leer no consienten esa forma en su
conjugación.
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