06/02/2013 22:43 Cuerpo A Pagina 4 Cyan Magenta Amarillo Negro JUEVES 7 DE FEBRERO DE 2013 EDITORIALES De Política y Cosas Peores TRADICIÓN Y VERDAD Agenda ciudadana Caton ientras más grande es el busto de una mujer, menor es su inteligencia. Eso dice una conseja popular. Yo pienso que tal afirmación es falsa, y creo que precisamente la cosa es al revés: mientras más grande es el busto de una mujer, menor se hace la inteligencia del hombre que está con ella. Decía un señor de mi ciudad: “Está científicamente comprobado que las mujeres más inteligentes son las que tienen el busto más pequeño”. Y añadía: “Por eso a mí me gustan tontotas tontotas”. Señalamientos como ése no tienen base alguna, y pecan de sexismo. Espero que nadie califique de sexistas las consideraciones que en seguida voy a hacer. He dicho siempre, y siempre lo diré, que la mujer es más inteligente que el hombre, y tiene mayor perspicacia que él. Cuando el varón acaba apenas de ordeñar la vaca, su compañera ya viene con el queso, la mantequilla, la crema y el yogurt. Esto es el resultado de millones de años de evolución natural y cultural. Los problemas de la casa son considerablemente más complejos que los problemas de la caza. La encargada de resolver los de la casa, la mujer, desarrolló entonces más el cerebro y la sensibilidad que su compañero el cazador. Yo tengo para mí que Eva usó del fuego antes que Adán, y que fue ella quien hizo los primeros cacharros, plantó las primeras semillas y domesticó a los primeros animales, con lo cual hizo que el hombre se hiciera sedentario, y así naciera la civilización. Ahora que la mujer ha salido de la casa sucederá, dentro de dos o tres millones de años, que su inteligencia se abatirá hasta llegar al pobre nivel de la del hombre. Nosotros -tú y yo- lo veremos en alguna forma, del mismo modo que hace millones de años vimos en alguna forma cosas de las cuales ya no nos acordamos. Pero ¿a qué viene esta farragosa y campanuda prefación, introito, limen, isagoge, prolegómeno o introducción? Sucede que un cierto amigo mío me contó un relato cuyo sentido no capté. Por temor de sacar a la luz alguna badomía sometí el cuento a la alta consideración de doña Tebaida Tridua, presidenta ad vitam interina de la Pía Sociedad de Sociedades Pías y censora de la pública moral. Leyó la perilustre dama el chascarri- M llo, y vino a tierra poseída por un súbito insulto de calambres espasmódicos, accidente al cual siguió un intenso episodio de estranguria que se le prolongó a la dama durante varios días. (La estranguria es dificultad para hacer de las aguas; micción lenta y dolorosa). Cuando volvió a su ser doña Tebaida me dijo que el chiste que le mostré es en extremo sicalíptico, uno de los de más subido color que aquí han aparecido, motivo por el cual debo abstenerme de darlo a los tórculos o prensas, bajo pena de reprensión sin andulencia. Eso me preocupó bastante, sobre todo porque no sé qué es andulencia, de modo que volví a leer la dicha historia, y nada encontré en ella reprochable. Quizá no la entendí; quizá doña Tebaida vio en ella, con su clarividencia femenina, demasías que con mi exiguo seso de varón yo no alcancé a dilucidar. En igual forma tampoco entiendo por qué muchos comentadores han dudado de la declaración según la cual la explosión en la Torre de Pemex se debió a una acumulación de gases. Peritos internacionales, junto con expertos de instituciones tan serias como el Politécnico y la Universidad, llegaron a esa conclusión, motivo por el cual no me explico el recelo de algunos, ni su resistencia a aceptar esa versión. Puedo decir, empero, que el futuro, gran esclarecedor de enigmas, dirá la última palabra sobre el caso. Si se presenta otro suceso similar a aquella explosión sabremos con certeza que se ha abatido sobre nuestro país ese irracional -y a la larga inútil- recurso de quienes quieren imponer a toda costa su voluntad sobre los demás por medio del terror. A fuerza de pensar en tales cosas me duele el pensamiento cuando pienso, dijo Othón. Por eso mejor paso a relatar el cuentecillo que tanto perturbó a la señora Tridua, y cuya significación yo no capté. Una señora le dijo con tono ligero a su marido: “Choqué tu coche, y le hice una abolladura en el guardafango. ¿Podrás perdonarme si me pongo de rodillas ante ti?”. Contestó el sujeto: “No es un mal principio”. Vuelvo a decir que no entendí el relato. Dejo su sentido a la imaginación de quienes lo hayan leído, y me retiro presuroso antes de que me alcancen las iras de la señora Tridua. FIN. Jaque Mate Sergio Sarmiento Violaciones “La violación es el único crimen en que la víctima se convierte en acusada.” Freda Adler o fueron las seis españolas de la madrugada del 4 de febrero las primeras mujeres secuestradas y violadas en el oriente de Acapulco. Hubo numerosas víctimas de la misma banda por lo menos desde el primero de noviembre de 2012. Cuando algunas trataron de presentar denuncias o contactar a las autoridades se enfrentaron a un muro de indiferencia e incompetencia. Una víctima ha tenido ya el valor de ventilar su caso en ForoTV. Pero hay testimonios y documentos que muestran que una banda de criminales ha aterrorizado la zona durante meses sin que las autoridades locales quisieran siquiera escuchar a las víctimas. El primer caso del que tengo información tuvo lugar el primero de noviembre de 2012. Un grupo armado irrumpió en una casa de la zona donde había 15 personas de Iguala. El robo de dinero, tarjetas y otras pertenencias fue seguido por la violación de algunas de las mujeres. El 19 de noviembre, en otro fin de semana largo, quizá el mismo grupo se introdujo a otra casa de la zona. Amordazaron a los tres hombres que se encontraban ahí. Dos mujeres que llegaron posteriormente del centro comercial La Isla fueron violadas. También la hija mayor de la familia de la casa. A las 23:30 de esa noche varios pandilleros secuestraron del estacionamiento de un hotel a tres mujeres, una de ellas menor de edad, y las llevaron a la casa que tenían tomada. Pidieron un rescate por ellas y mientras esperaban violaron primero a las dos mujeres y luego a la menor. Esa misma noche, a las 2:30, los criminales entraron a una casa contigua donde había siete jóvenes. Una de las dos chicas fue violada. El 24 de noviembre fue asaltada la casa de una capitalina residente en la zona. Además del robo, su hija fue violada. El 4 de diciembre fue asaltada también la residencia de un restaurantero. En todos los casos los criminales advirtieron a las víctimas que si presentaban denuncias habría represalias. Una de las mujeres violadas decidió presentarla de cualquier ma- N 4 nera, pero en el MP le dijeron que no había médico legista por lo que era mejor que regresara otro día. Las víctimas, familiares y amigos trataron de ponerse en contacto con las autoridades municipales y estatales, incluyendo al gobernador, el procurador y el secretario de turismo, que ni siquiera tomaron las llamadas. Los vecinos solicitaron apoyo de la policía municipal para patrullar la zona y buscar a los pandilleros, pero los policías les dijeron que no podían porque no tenían dinero para la gasolina. Las víctimas escribieron en diciembre al nuevo procurador de la república, Jesús Murillo Karam, quien sí tomó los casos con seriedad. La SEIDO ha realizado investigaciones y capturado a algunos presuntos miembros de la banda. De hecho, el 29 de enero un grupo de vecinos de la colonia Bonfil llevó a cabo bloqueos en el Boulevard de las Naciones en protesta por la detención de siete hombres y una mujer presuntamente vinculados a estos robos y violaciones. El 4 de febrero, en otro fin de semana largo, la actuación de la banda finalmente llegó a los medios con la violación de seis españolas. Inquieta que agresiones de esta seriedad hayan sido minimizadas por las autoridades municipales y estatales. La SEIDO ha estado más interesada en actuar, pero se registró un nuevo ataque cuando ya había ocho detenidos. Si éstos eran responsables, ¿quién violó a las españolas? Otro tema es que el municipio de Acapulco o el estado de Guerrero deberán encontrar recursos no sólo para la gasolina de las patrullas sino para garantizar la seguridad de residentes y visitantes. Sin seguridad no tiene sentido pedir a los visitantes que hablen bien de Aca. LEGAL LO ILEGAL Quedó claro ayer en la discusión en el IFE que las reglas de gasto electoral están hechas para que prospere la creatividad contable. El PRI gastó más del tope que marca la ley, pero asignó los recursos para hacer legal lo ilegal. Twitter: @sergiosarmient4 Lorenzo Meyer Madero, el otro Díaz, Reyes y Huerta “En la tragedia que tuvo lugar hace cien años hay lecciones políticas de gran utilidad en la actualidad. Ojalá las entendiéramos todos y las asimiláramos. Lorenzo Meyer a Historia. El “juicio de la historia” no existe. Lo que hay son juicios de los historiadores que generalmente reflejan las preocupaciones de la época en que se hacen. A cien años de la “decena trágica” ¿Qué podemos decir de lo acontecido en 1913? Muchas cosas, pero este espacio sólo alcanza para esbozar algunas. Madero. Quienes hace un siglo contribuyeron a la caída y quien ordenó la muerte del presidente Francisco I. Madero, lograron lo que no buscaban: inmortalizar a su víctima y desatar una revolución. En contraste, los tres generales que entonces encabezaron la destrucción de la primavera democrática mexicana y ensangrentaron al país -Félix Díaz, Bernardo Reyes y Victoriano Huerta-, son hoy símbolos de ambiciones sin grandeza, de fracaso político rotundo y, el peor de ellos, Huerta, es considerado la encarnación misma de la perversión política y de la traición. La rebelión organizada y encabezada el 9 de febrero de 1913 por los generales Díaz y Reyes, y que involucró a una parte del ejército en la madrugada de ese domingo, fue la culminación de una conspiración de militares en prisión y en activo que buscaba no únicamente derrocar al presidente sino echar atrás el reloj mismo de la historia política mexicana: cancelar el esfuerzo -el gran experimento- democrático iniciado por el Partido Antirreelecionista y Madero tras su negativa a aceptar la legitimidad de la séptima reelección de Porfirio Díaz en 1910. Un Personaje sin Sentido. Félix Díaz estuvo marcado siempre por la sombra del hermano de su padre: Porfirio Díaz. Como militar y político, Félix fue un fracaso. Su primer levantamiento contra Madero en Veracruz, en octubre de 1912, fue aplastado sin grandes dificultades y en siete días por la parte leal del ejército. En 1913, el aliado circunstancial, pero crucial de Díaz en el golpe militar que acabó con Madero, el general Victoriano Huerta, en un abrir y cerrar de ojos eliminó al “sobrino de su tío” como aspirante a la presidencia y lo sacó del país. Finalmente, como jefe de un contrarrevolucionario “Ejército Reorganizador Nacional” (1916 a 1920), Félix Díaz fue de nuevo otro fracaso. Desde entonces y hasta 1941 vivió exiliado. Sobrevivió sin gloria hasta su muerte en 1945. El General que se Decidió a Destiempo. Bernardo Reyes, el general más importante a inicios del siglo XX, perdió la oportunidad histórica de enfrentar directamente a Porfirio Díaz en el campo electoral al abandonar a sus partidarios -que ya estaban organizados- y salir del país el año anterior a la elección de 1910. Fue Madero quien llenó entonces el vacío dejado por Reyes como alternativa electoral primero, e insurreccional después. Fue también Madero quien puso fin a la dictadura porfirista -dictablanda, si se quiere- y abrió la posibilidad de una democracia mexicana. El esfuerzo posterior de Reyes por recuperar el lugar político perdido fue inútil. Primero falló en su desafío electoral a Madero y luego en su intento por organizar una rebelión en el norte en 1911 (Plan de la Soledad). Finalmente, su alianza con Félix Díaz en febrero de 1913 para encabezar un golpe militar, terminó el mismo día en que éste se inició, pues murió a las puertas de Palacio Nacional. Sería otro Reyes, Alfonso, su hijo, quien empuñando no la espada sino la pluma, ganó la gran victoria para el apellido: el reconocimiento y la gratitud de México al hombre de letras. La Personificación de la Villanía. El general de división, Victoriano Huerta, es uno de esos individuos que encarna lo reprobable en política: deslealtad, traición, crueldad e ineficacia. De origen popular y buen militar, pactó secretamente con Félix Díaz mientras, supuestamente, lo combatía en el centro de la capital. No dudó en mandar a emboscadas que concluyeron en carnicerías a los cuerpos de rurales maderistas ni tuvo empacho en concertar la traición a su jefe nato -Madero- en la embajada norteamericana. Ordenó el asesinato de Madero y del vi- L Las ambiciones personales de un grupo de generales, la incapacidad de la oligarquía para comprender que había que cambiar para no perderlo todo, la soberbia y cortedad de miras de un embajador norteamericano -y de casi toda la colonia extranjera-, terminaron por radicalizar a los herederos de Madero y a los grupos populares ya movilizados, entonces estalló la gran guerra civil que acabó con lo que quedaba del porfiriato. cepresidente, luego traicionó a su aliado Félix Díaz, intentó la militarización de México para permanecer en la presidencia provisional y, ya en el exilio, complotó con los alemanes para retornar en 1915 y encabezar un nuevo movimiento contrarrevolucionario. Madero y el Ejército. Mucho se ha escrito sobre la tragedia de Madero, sobre todo por haber mantenido al ejército federal que finalmente lo derrocó. Sin embargo, la crítica ha sido injusta. Madero no era un revolucionario, no quería acabar con la institucionalidad porfirista -el ejército era parte de esa estructura institucional-, sino reformarla para adecuarla a una democracia liberal y burguesa. Al asumir la presidencia Madero tenía más razones para desconfiar de sus tropas irregulares -Villa y Orozco consideraron insubordinarse durante el ataque a Ciudad Juárez en mayo de 1911- que del ejército regular, un ejército que por un lado derrotó a Orozco cuando finalmente se volvió contra Madero y que, por el otro, puso fin a la rebelión de Félix Díaz y no hizo caso al primer llamado de Bernardo Reyes para sublevarse. Madero, nos dice Stanley Ross, en su biografía clásica del personaje (Francisco I. Madero, apostle of Mexican democracy, 1955), iba camino a lograr la estabilidad de su gobierno cuando ocurrió la insurrección de febrero de 1913. Conviene recordar que fue el propio ejército el que combatió a los desleales y radicales (Orozco y Zapata), que de no ser por la (mala) fortuna que dejó heridos a los primeros defensores de la legalidad el mismo 9 de febrero, los generales Lauro Villar y Ángel García Peña -secretario de Guerra- no se le hubiera dado a Huerta el mando de la plaza. En esas circunstancias, es muy probable que Félix Díaz hubiera sido derrotado (y fusilado) en La Ciudadela. La lealtad de una parte del ejército y de los rurales a las instituciones se prueba, entre otros ejemplos, por el hecho de que los golpistas, para hacerse del control de La Ciudadela, tuvieron que asesinar a su comandante, el general Manuel P. Villareal y a su segundo, el general Rafael Dávila. El general Felipe Ángeles, movió a sus tropas desde Morelos y permaneció leal a Madero hasta el final. La Reacción. Madero no era revolucionario sino reformista, y por lo mismo confiaba no en el apoyo activo de su propia clase social -la oligarquía porfirista- pero sí en su aceptación o resignación a un proceso de modernización política. Después de todo, lo que el líder coahuilense pretendía era poner a México a tono con el siglo XX. Madero suponía que ayudaría mucho la legitimidad ganada en procesos electorales auténticos para hacer efectiva la Constitución de 1857 a fin de incorporar a la clase media al juego político y encauzar la creciente e inevitable contradicción de intereses de clases y grupos populares por la vía institucional. Las ambiciones personales de un grupo de generales, la incapacidad de la oligarquía para comprender que había que cambiar para no perderlo todo, la soberbia y cortedad de miras de un embajador norteamericano -y de casi toda la colonia extranjera-, terminaron por radicalizar a los herederos de Madero y a los grupos populares ya movilizados, entonces estalló la gran guerra civil que acabó con lo que quedaba del porfiriato. En todo lo anterior hay una gran lección política para el siglo XXI. Ojalá la entendiéramos. www.lorenzomeyer.com.mx agenda_ciudadana @hotmail.com