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CIADONCHA
¡CUÁNTOS RECUERDOS!
Lucía T. Varona Ed.D.
Santa Clara University
500 El Camino Real
Santa Clara, California 95023
Participantes
Agustín Arroyo López
Gregorio Arroyo López
Santos Arroyo Pérez
Dulce Estrella Caballero López
Marisa Delgado Sierra
Fabricio Galiana Sierra
Virgilio Galiana Sierra
Purificación Galiana Arroyo
Rosa Gutiérrez González
María Hernando Temido
Florencio Ibáñez Álvarez
José Luís Julián Hernando
Ángeles López Varona
Genara Madrid Frías
Paulina Madrid Mecerreyes
Ismael Madrid Olmos
Práxedes Martínez Santos
Ana María Melchor Madrid
Orencio Pérez Cascajar
Angelines Pérez Palacios
Emérito Puente García, Párroco
Ángel Varona Madrid
Arcadio Varona Madrid
Federico Varona Madrid
María Ángeles Varona Madrid
Petra Varona Madrid
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CONTENIDO
Introducción ………………………………………………………………. 3
Capítulo 1: El pueblo y su gente ………………………………………….. 10
Capítulo 2: Evolución de la población ……………………………………. 18
Capítulo 3: Un poco de historia …………………………………………... 26
Capítulo 4: La iglesia …………………………………………………….. 28
Capítulo 5: Religiosidad ………………………………………………….. 40
Capítulo 6: La comida ……………………………………………………. 69
Capítulo 7: La matanza …………………………………………………… 75
Capítulo 8: Las bodegas ………………………………………………….. 81
Capítulo 9: La vivienda …………………………………………………… 87
Capítulo 10: La educación ………………………………………...............102
Capítulo 11: El ciclo de la vida ……………………………………………115
Capítulo 12: La agricultura y la ganadería ………………………………..144
Glosario ……………………………………………………………………172
Bibliografía ………………………………………………………………...176
Versión electrónica
Hollister, CA. Diciembre 2006
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INTRODUCCIÓN
En el verano del año 2005 participé en un seminario que ofreció la universidad de Santa
Clara, donde soy catedrática de español, en el que por dos semanas 20 personas leímos,
reflexionamos y compartimos temas relacionados con la vocación. Era como poner de alguna
manera toda nuestra vida sobre la mesa y encontrar qué es lo que nos ha motivado y nos motiva a
trabajar cada día. Para mí está muy claro, mi vocación es compartir mi vida con la gente sencilla
de la comunidad. Es con ellos con los que más disfruto y es de ellos de quienes más aprendo.
En Guatemala trabajé por muchos años para una organización no gubernamental creando,
dirigiendo y coordinando programas educativos para niños, jóvenes y adultos del área marginal
de la ciudad capital. Esa fue mi primera universidad. Semanalmente escribía una columna en un
suplemento del diario El Gráfico que se llamaba “Semilla”, donde expresaba mis reflexiones y lo
mucho que aprendía de la gente con quienes y para quienes trabajaba.
En los Estados Unidos me especialicé en educación multicultural y en la enseñanza del
castellano como segundo idioma. Mi tesis doctoral fue inspirada en mis estudiantes latinas, en su
mayoría provenientes de áreas rurales, que tomaban mis cursos mientras yo hacía mis estudios de
postgrado. Mis clases se caracterizan por el aprendizaje basado en la comunidad que no es otra
cosa más que invitar a los alumnos a convivir con los hispanohablantes que usan centros de
ayuda comunitaria para aprender de ellos, compartiendo el diario vivir. El objetivo principal de
este tipo de aprendizaje es establecer una mayor comunicación entre la universidad y la
comunidad; que la una se alimente de la otra, que mutuamente se respeten y así se promueva el
desarrollo humano. Es en este campo del aprendizaje basado en la comunidad donde he
realizado trabajos de investigación y es entre la gente sencilla donde encuentro realmente el
deseo de vivir.
No es de extrañarse entonces, que este estudio haya sido inspirado y realizado con la
comunidad de Ciadoncha; pequeña población rural castellana cuyos habitantes han trabajado los
campos empezando con vacas hasta llegar a la cosechadora moderna. Este pueblo no ha tenido
nunca una escuela secundaria, ni una biblioteca, pero sus hombres y mujeres tienen la sabiduría
del que ha entregado sus mejores años a la tierra y el corazón sencillo del que cada mañana
agradece al cielo el nuevo día. Esta comunidad tan pequeña y ha inspirado artículos en El Diario
de Burgos con títulos como “Ciadoncha: el pueblo más intelectual de la provincia” escrito por
Roberto Estébanez, (22)
Desde 1984 visito Ciadoncha por lo menos una vez al año. Me casé con un ranero, como
les llaman a los nativos de esta villa, y desde entonces he tratado de dejarme hablar por sus
calles, sus casas, sus campos y principalmente su gente. Algunos cuentos son testigos de mis
primeras impresiones (http://itrs.scu.edu/instructors/lvarona )
Desafortunadamente, es evidente que muchos pueblos pequeños, no sólo en España sino
en todo el mundo, tienden a desaparecer y Ciadoncha no es la excepción. Con pena hemos visto
cuánto ha ido disminuyendo la población y con ellos también se van yendo los recuerdos. Es
muy poco lo que hay escrito sobre este pueblo. Las historias están sólo grabadas en la memoria
de los que viven. Podemos decir que cada vez que muere un anciano de Ciadoncha, desaparece
4
con él o ella, una biblioteca. Esa biblioteca que hasta hoy el pueblo no ha tenido nunca. Ante
esta realidad y con la certeza de los valores tan grandes que hay en este lugar empecé el presente
trabajo. Esta es una recopilación de los recuerdos más gratos de muchas personas que
amablemente aceptaron mi invitación a dialogar. Solamente una de ellas pidió que su nombre no
apareciera en la lista de participantes. Por otra parte, lo que yo aporto al estudio es el contexto
histórico de los tiempos a los que se refieren las narraciones de los informantes y mis propias
reflexiones y recuerdos.
Forma de hacer las citas y referencias bibliográficas
Es mi deseo que este estudio sea leído por toda la gente que quiera entrar de alguna
manera en lo maravilloso que es el mundo sencillo, pero no simple, de quienes hacen posible que
nos llegue a la mesa diariamente el pan. Es por eso que el lector se dará cuenta que el lenguaje
usado es coloquial y directo. En el texto se menciona a los autores, y el número que se ve en
paréntesis corresponde a la página de donde viene la información. También se ha tratado de
comentar la fuente de información en forma narrativa y al final se ha anotado como bibliografía.
Muchos términos o palabras están escritos en letra itálica, lo cual quiere decir que su explicación
está en el glosario que aparece al final. Esto se ha hecho para facilitar la comprensión de la
lectura a las personas que son de otras partes del mundo y no están acostumbradas a dichas
palabras o expresiones.
Cuando me refiero a los diálogos personales, no escribo el nombre de la persona, pero sí
doy el año en que se realizó la entrevista. Esto es a solicitud de los participantes, quienes sólo
quieren que sus nombres aparezcan como colaboradores pero no quieren que se identifique lo
que dijo cada uno.
En cuanto a información encontrada en Internet, se da la dirección electrónica y una
breve explicación de la misma en el texto. En la bibliografía se vuelve a poner la dirección y la
fecha en que fue usada. En la versión de este libro en Internet, el lector puede ir directamente a
las fuentes de información con sólo oprimir la dirección que aparece en azul.
Con respecto a las fotografías usadas en este trabajo, en su mayoría fueron
proporcionadas por Arcadio Varona, Federico Varona y la autora En muchos casos es imposible
saber la fecha en que fueron tomadas y sólo se puede hacer referencia a la época, a la década o al
año en que se supone fueron sacadas.
Bases Teóricas
Tres teorías han servido de base para este estudio. La teoría de la investigación
participativa, la teoría apreciativa y la teoría de historia oral. Estos tres grandes estilos de
investigación me han inspirado y ayudado a observar, reflexionar, aprender a preguntar y
organizar la información cumpliendo con el rigor académico que corresponde a un estudio de
este tipo.
Peter Park, un investigador norteamericano que ha hecho muchos trabajos con distintas
comunidades en los Estados Unidos, explica que la Teoría de Investigación Participativa dice
que la investigación sale de la gente de una comunidad, que es la gente quien tiene el poder de
generar, profundizar y transmitir conocimiento (4) . Él dice que la investigación participativa
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comienza porque la gente ve un problema y trata de solucionarlo. El investigador con la gente
de la comunidad (el énfasis lo he puesto yo) ve el problema y juntos tratan de solucionarlo. De
cierta manera eso es lo que ocurrió en nuestro caso pues “el problema” que vemos es que no hay
mucho escrito sobre Ciadoncha. Vemos también que la gente mayor tiene estos recuerdos en su
memoria y que se corre el riesgo de perder todo si no queda algo escrito para otras generaciones.
Entonces, la idea de escribir los recuerdos no ha sido sólo mía sino realmente de mucha gente y
de hecho los recuerdos los tenemos todos, no sólo una persona. Por lo tanto este estudio tenía
que ser participativo, lo cual quiere decir que en él ha intervenido activamente mucha gente con
sus historias, con sus fotos, con sus vídeos, abriéndome su casa, dejándome tomar fotos, y
compartiendo conmigo mucho de todo lo vivido en este pueblo.
Pero por otra parte, no he querido enfatizar los problemas sino más bien los buenos
recuerdos, las cosas positivas que se han vivido allí. Por eso la Teoría Apreciativa me ayudó a
entender cómo tenía que hacer las preguntas, cómo evitar el caer en lo negativo en los diálogos.
Esta teoría enfoca la investigación desde un punto de vista un poco diferente, pero
complementaria, al de la teoría participativa. La teoría apreciativa, nos dicen los autores Jane
Magruder Watkins y Bernard J. Mhor; se basa en enfatizar el significado de la palabra apreciar
que es como querer, valorar; y en la palabra investigar que quiere decir tratar de entender
haciendo preguntas (14). De esta teoría tomé la idea de preguntar cuáles eran los mejores
recuerdos que tenían de su vida en Ciadoncha. Durante esta investigación siempre hablamos de
las cosas positivas. Hasta las cosas tristes las recordábamos con alegría como fue el revivir los
tiempos difíciles cuando no había tantas cosas materiales.
De la Historia Oral he tomado la idea de que la historia no la escriben sólo los grandes
héroes, ni los grandes personajes. La historia también la hace la gente sencilla. Esto lo explica
Paul Thompson. En su libro Voices of the Past, que en español quiere decir Voces del Pasado.
Él explica que es muy importante que la gente hable de cómo vivieron diferentes
acontecimientos. Thompson dice que es muy bueno escuchar a diferentes gentes, porque cada
uno tiene una distinta percepción de lo vivido y sólo así se pueden realmente entender los
acontecimientos pasados. Esta teoría enfatiza mucho grabar las historias narradas. En este libro
ponen como ejemplo varios estudios que se han hecho sobre los judíos y todo lo que pasaron
durante la Segunda Guerra Mundial. Estas narraciones han servido para hacer la experiencia
más personal en los museos en donde es posible escuchar las voces de las personas narrando lo
que vivieron mientras se ven fotos o artefactos. Los autores enfatizan lo poderoso que es
escuchar la voz de la persona después de mucho tiempo.
De allí salió la idea de grabar las entrevistas y dejar una copia de ellas en el ayuntamiento
por si en el futuro alguien quisiera usarlas para la divulgación de las costumbres y tradiciones de
Ciadoncha. Efectivamente es muy emocionante escuchar las voces de las personas que ya no
están más entre nosotros. No es lo mismo sólo leer lo que ellos decían. A nosotros nos pasó
cuando buscando material para este estudio nos topamos con una cinta que contenía historias,
conversaciones y canciones de mucha gente del pueblo que hoy ya no está entre nosotros. Creo
que esta vez pusimos más atención a todo lo que dijeron. Talvez, por el mismo hecho de ya no
estar más entre nosotros.
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Para el contexto histórico he consultado muchos sitios en Internet, revistas y libros.
Fundamentalmente uso el libro Historia de España por Julio Valdeón, Joseph Pérez y Santos
Juliá. Me centro en la parte del libro desarrollada por Santos Juliá, ya que es la época que nos
ocupa en este trabajo. Además he usado varios libros que se han publicado con temas de la
región.
Metodología, cómo se hizo este trabajo
Empecé este estudio en diciembre del año 2004 cuando invité a cinco mujeres del pueblo
a que me contaran cuáles eran los mejores recuerdos que tenían de su vida en Ciadoncha. Los
temas generativos fueron los siguientes: religión, educación, el ciclo vital. Estos diálogos los
grabé y luego los escuché con la intención de transcribirlos. Sin embargo me encontré con que la
trascripción resultaba sumamente difícil y en realidad no tenía mayor importancia para el
estudio, dada la repetición y falta de continuidad en la narración. Para tomar la decisión de no
transcribir, me basé en lo que dice la autora Willa K. Baum en su libro Transcribing And Editing
Oral History (15), (Transcribiendo y editando historia oral). Baum dice que la decisión de
transcribir los diálogos, entrevistas o narraciones se toma de acuerdo al presupuesto que uno
tiene para el estudio, pues la trascripción lleva muchas horas de trabajo y resulta sumamente
cara. Además si se puede hacer un resumen de lo hablado y con eso todavía se cumplen los
objetivos del estudio, es suficiente.
En el verano de 2005, tomando en cuenta el resumen de los diálogos realizados en
diciembre del año anterior, pude detectar otros temas generativos tales como: los juegos de la
niñez, el noviazgo, las bodas, celebraciones religiosas, la escuela, la vivienda, el trabajo en el
campo, las tareas de la casa, y el centro cultural Santa Bárbara. Me entrevisté de nuevo con
algunas de las señoras para asegurarme de algunos detalles y también para darles la oportunidad
de expandir sus comentarios, ya que todas me comentaban cómo después que habíamos grabado
iban recordando más cosas vividas. Sus comentarios fueron agregados al resumen hecho
anteriormente. Esto me enseñó que debía crear el ambiente antes de grabar la información. Por
ejemplo en reuniones previas a la grabación, hablábamos sobre los temas que les quería
preguntar y dejaba pasar unos días antes de hacer el diálogo formal, así cuando llegaba el día de
hacer el diálogo, los participantes ya habían tenido varios días para recordar más cosas y muchos
incluso tenían fotos y objetos que ayudaban a enfatizar los recuerdos que tenían en el momento
del diálogo. A otras personas les di las preguntas anticipadamente y en el diálogo grabé lo que
ellos habían logrado recordar.
Para diciembre de 2005 ya tenía los temas claramente definidos y se vio la necesidad de
entrevistar no sólo a mujeres sino también a hombres que querían participar, a José Luís
Hernando, Alcalde del pueblo; Emérito Puente, Párroco y a Arcadio Varona quien ha hecho algo
de investigación sobre el origen del pueblo. Fue así como en enero de 2006 entrevisté a
dieciocho personas más. Después de escuchar cuáles eran los recuerdos más gratos que tenían,
las preguntas eran bastante específicas a los temas que salían de los recuerdos. Por ejemplo a
unos les pregunté sólo cosas que tenían que ver con la agricultura, a otros con el ciclo vital, al
Párroco sobre cosas relacionadas con la vida religiosa y la iglesia del pueblo y al Alcalde más
que todo datos sobre el aspecto administrativo del lugar. A una pareja, los más jóvenes, les
pregunté sobre cómo veían el futuro del pueblo y qué pensaban ellos de la vida allí. Otros
compartieron conmigo sus vídeos y rodeados de toda la familia los vimos y revivimos la vida en
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las bodegas, fiestas especiales y muchos recuerdos más. El tema del centro cultural Santa
Bárbara y la función educativa y cultural que tuvo el pueblo por varios años también fue tema
específico con un grupo, logrando recopilar muchos recortes de periódico, fotografías, programas
etc.
La comunicación electrónica con los informantes en Ciadoncha ha sido continua, a través
de Internet. El intercambio de fotos, documentos, ideas, etc. se ha incrementado con el correr del
tiempo. Los capítulos terminados fueron remitidos primeramente, a dos personas del lugar para
que los leyeran señalaran errores, hicieran sugerencias y comentarios pertinentes, antes de
escribir la siguiente versión. Esa versión del documento fue presentada a varias personas en el
pueblo para que revisaran lo escrito, corrigieran errores y dieran su opinión sobre las fotografías
escogidas. Al ver las primeras 150 páginas de este trabajo, muchos se animaron a compartir
fotos y datos al mismo tiempo que corregían y sugerían cambios que tomé en cuenta para la
versión final.
A cada uno de los participantes le fue leída la carta que ellos firmaron y que adjunto a
continuación.
INVESTIGACION SOBRE LA VIDA EN CIADONCHA EN EL SIGLO XX
Nombre de la investigadora: Lucía T. Varona
Afiliación académica: Universidad de Santa Clara, Santa Clara, California.
Por este medio hacemos constar que nuestra participación en esta investigación es para
colaborar a la divulgación de nuestras costumbres y tradiciones. Todos los datos que hemos dado
y que constan en las grabaciones son el producto de lo que recordamos haber vivido.
La investigadora tiene nuestra autorización para usar esta información de la manera que
ella considere necesaria para promover el conocimiento de la cultura rural española. Una copia
del estudio y de la grabación de las historias quedará en los archivos del pueblo para ser usada en
futuras investigaciones y/o divulgación de nuestra cultura.
Nuestras firmas a la par de la forma en que queremos que nuestros nombres aparezcan en
el estudio constituyen nuestra autorización para la divulgación de las mismas.
Fecha: ____________________________________
Nombre como quiere que aparezca
en el estudio
________________________________
Firma del participante
_____________________________
Con toda esa información, durante el trimestre de invierno del año 2006 redacté el
presente trabajo, el cual he dividido en los siguientes capítulos: El pueblo y su gente, un poco de
historia, la iglesia, la religiosidad popular, las bodegas, la comida, la matanza, la vivienda, la
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educación, el ciclo vital, la agricultura y la ganadería y el Centro Cultural Santa Bárbara. Al final
he puesto un glosario para ayudar a personas que no son del área de Ciadoncha a entender mejor
el contenido del trabajo
La presente versión del trabajo se incorpora a la página electrónica de la autora
http://itrs.scu.edu/instructors/lvarona el día 6 de diciembre de 2006.
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CAPÍTULO 1
EL PUEBLO Y SU GENTE
Ciadoncha, pequeña población en la comarca del Arlanza a 25 Kms. de la ciudad de Burgos.
Ubicación Geográfica.
Según el estudio de Santiago García, Ciadoncha tiene, una extensión de 15.29 kilómetros
cuadrados a una altitud media de 796 metros. Está en el suroeste de la provincia de Burgos, es
colindante a los municipios de Prescencio, Santa María del Campo, Mahamud, Mazuela,
Olmillos de Muñó y Palazuelos de Muñó. A sólo dos kilómetros está el río Cogollos y el Arroyo
del Aguanal. A once kilómetros está la estación de ferrocarril de Villaquirán. Además Ciadoncha
está bien conectada por carreteras asfaltadas con los principales puntos de interés del país.
http://www.diputaciondeburgos.es/PlanoProvincia.cfm?x=2&y=9
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Su gente
La gente de Ciadoncha es tradicional sencilla, cariñosa y muy trabajadora. En la
entrevista que le hice al Párroco del pueblo, Don Emérito Puente, le pregunté qué es lo que él ha
aprendido de la gente de Ciadoncha en el tiempo que lleva atendiéndoles como sacerdote. Él me
respondió que de los mayores, su resignación, la entereza con que reciben lo que la vida les da;
de los jóvenes, su espíritu de lucha y deseo de cambio.
Práxedes Martínez, nació en Ciadoncha en 1915 hoy es la vecina más anciana.
Foto proporcionada por Práxedes Martínez
La señora Práxedes Martínez, ha vivido siempre en Ciadoncha. Ella ha visto crecer y
disminuir el pueblo. A sus años ella todavía disfruta limpiando su casa y no es raro encontrarla
barriendo su portal. Es una mujer admirable, con la sabiduría que dan los años y con la dulzura y
fortaleza que sólo los de Ciadoncha saben tener. A ella quiero darle las gracias por haberse
sentado a conversar conmigo y haberme ayudado tanto con sus recuerdos.
Marcos y Alfredo Arroyo los más jóvenes de Ciadoncha con su madre. 2003
Foto proporcionada por Federico Varona
Marcos y Alfredo Arroyo son los más jóvenes del pueblo. Ellos todavía viven allí,
aunque tienen que ir a la escuela de Santa María que queda a unos cuatro kilómetros de distancia.
Estos niños son la alegría de todos.
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El pueblo
A Ciadoncha la atraviesa una calle principal, llamada de La Calzada. Va desde la
carretera hasta las bodegas. Pero también hay un camino que todavía no está asfaltado y parece
que fuera la continuación de la calle de La Calzada, que conduce a una nueva bodega que se está
construyendo y al pozo del agua potable.
Calle de La Calzada. 2006
El Ayuntamiento está entre la Iglesia y el Bar. Lo que hoy es el Bar, fue en su tiempo la
escuela de varones. Hay muchas casas que han sido restauradas, otras siguen caídas y aún hay
algunas que han sido recién construidas en estos últimos años.
Ayuntamiento antiguo. 1982
Ayuntamiento nuevo. 2006
Iglesia y Plaza. 2005
12
El pueblo tenía varios manantiales, a donde las mujeres iban a lavar la ropa. También hay
unas pilas públicas a donde también fue la gente a lavar, antes de tener lavadoras automáticas en
la casa.
La Antanilla, uno de los manantiales en los años 70.
Foto proporcionada por Federico Varona
La esposa de uno de los participantes comentaba que cuando ella había llegado a
Ciadoncha se había sentido feliz, porque en invierno lavar en el manantial era mucho mejor que
lavar en el río. El agua del río es muy fría, mientras que la del manantial se conserva templada.
La mayoría de las participantes tiene recuerdos muy gratos de la época en que se lavaba en los
manantiales. Dijeron que era muy alegre cuando se reunían unas cuantas lavando, que realmente
el trabajo se hacía mucho más llevadero cuando se hacía charlando y riendo.
Arboleda cerca de uno de los manantiales donde se solía lavar y tender ropa. 2006
Foto de Lucía Varona
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Pozo de donde sale el agua para todo el pueblo. 1977.
Foto proporcionada por Federico Varona
En 1977 pusieron el agua potable. La vida cambió completamente para todos en
Ciadoncha. Una de las cosas que más han notado los participantes es que desde que se puso el
agua, la gente se ha ido retrayendo cada vez más en sus casas y dicen que ya no existe la misma
camaradería de antes.
Este ha sido un punto muy importante que salió durante las entrevistas y es un tema
interesante a tratar. En general, la mayoría de la gente añora los tiempos de antes por lo mucho
que tenían que estar en contacto. Los participantes dicen que desde que la vida cambió en
Ciadoncha, con tantas comodidades, los vecinos se fueron volviendo más retraídos y más
egoístas. Esta fue una expresión que usó un participante al explicar que la modernización, no
había sido necesariamente buena.
Antes tenían que ir a traer el agua a la fuente y se veían y charlaban un rato, también
cuando iban a lavar y no digamos cuando había que hacer el trabajo duro de la cosecha todos
juntos en las eras. Al entrar la mecanización en la agricultura, las labores en común
desaparecieron y la gente se fue volviendo más retraída. El individualismo caracteriza hoy la
vida en Ciadoncha, esto es percibido como egoísmo y falta de generosidad por muchos de los
habitantes.
Este sentimiento no existe sólo en Ciadoncha. Haciendo la investigación para este
estudio visité http://www.alcozar.net/etnografia/pueblo-vivienda.htm un lugar en Internet donde
un pueblo de Soria expone cómo era la vida rural antes y ahora. Ellos dicen que la vida para el
agricultor ha cambiado mucho, que las personas son menos comunicativas y que se podría decir
que hoy la vida para ellos es muy aburrida.
14
Fuente más conocida como de La Trini.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Hay varias fuentes de agua en el pueblo. De allí llevaban el agua a las casas antes de
1977. Estas fuentes son bajas y el agua es cristalina y fresca. Prácticamente hay una fuente en
cada barrio.
Los barrios son algo interesante en el pueblo pues, sin haber ninguna separación física,
las familias se iban reuniendo y creaban más afinidad entre algunos vecinos, formando así
pequeños grupos de personas más allegadas con las que compartían mucho más que con otras.
Tanto es así que cuando se cambiaron de casa algunos, porque construyeron una más moderna en
otra parte del pueblo, no les fue fácil adaptarse al nuevo vecindario. Resulta interesante esta
observación, por lo pequeño que es el pueblo. También pude observar que varias personas de la
misma edad, casi no se comunicaban cuando eran niños. A las personas que nacieron en el
mismo año les llaman “quintos”. Debido a la territorialidad de los barrios, hay muchos quintos
que hasta ahora de mayores se han comunicado más y han llegado a conocerse mejor.
La Casa Blanca vista desde lejos. 2006
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Un lugar que está muy cerca es La Casa Blanca. Esta fue una granja que se llamaba “Los
Lirios”. Ha cambiado mucho de dueños, pero en una época tuvo mucha vida. Una de las
participantes dice que ella recuerda muy bien cómo era esa casa. Estaba llena de vida, tenían
15
muchos animales y cultivos diferentes. Los que la cuidaban eran muy buenos amigos de la gente
del pueblo. La Casa Blanca se ha quedado como un lugar de nostalgia, de recuerdos a donde la
gente ahora va de paseo.
Carretera a Presencio en los años 70
Foto proporcionada por Federico Varona
A la gente de Ciadoncha le gusta andar y hay muchos lugares muy bonitos para ir de
paseo. Uno de ellos es el camino a Presencio, a las Cuatro Piedras, a las bodegas, o simplemente
meterse al campo y dejar que la naturaleza les hable.
Paseando por el campo en los años 70
Foto proporcionada por Federico Varona
16
En diciembre da gusto ir al pinar a traer el musgo para el nacimiento y coger níscalos.
Níscalos del pinar. 1984
Foto proporcionada por Federico Varona
Las bodegas y los merenderos es otra parte de Ciadoncha que es muy bonita y donde se
disfruta mucho de la compañía de amigos y familiares.
Las bodegas. 1992
Foto proporcionada por Federico Varona
17
CAPÍTULO 2
EVOLUCIÓN DE LA POBLACIÓN
En 1842 aparece Ciadoncha en el diccionario de Madoz con 77 vecinos y 200 almas. En
el censo de Floridablanca que se realizó en 1787, la población estaba distribuida de la manera
que lo demuestra el diagrama.
CIADONCHA
CENSO DE FLORIDABLANCA 1787
Menos 7 años;
38
Más 50 años;
38
40 a 50 años;
33
7 a 16 años;
51
25 a 40 años;
55
16 a 25 años;
36
Mas recientemente en un informe sobre pueblos de España que hizo Santiago García y
que ya mencioné antes, también aparecen datos interesantes sobre la evolución de la población
en Ciadoncha.
EVOLUCIÓN DE POBLACIÓN
1787-2003
436
407
385
390
412
357
319
255
251
200
149
121
116
107
1787 1842 1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1981 1991 2001 2003
Fuente: Análisis EDIDATA I+D+I.
18
En el año 1900 alcanzó la población a tener 436 habitantes siendo ésta la más alta que ha
tenido Ciadoncha en la historia. Una disminución notable es la de 1920, cuando llegó a 319,
subiendo nuevamente en 1930 a 385 y manteniéndose entre 390 y 357 hasta 1960. En 1970
vuelve a disminuir a 255 y en 1981 a 149 quedando la población entre 121 y 107 habitantes
desde 1981 hasta 2003.
No es fácil encontrar las causas de la fluctuación de la población en Ciadoncha desde
1787 hasta 1930. Sin embargo, gracias a los recuerdos de muchos de los participantes en este
estudio, sí podemos explicar las fluctuaciones desde 1930 en adelante. La fluctuación en la
población anteriormente a 1930 posiblemente se debió a las tendencias generales de la población
europea en esos tiempos, para lo cual sería interesante visitar la página electrónica de
Artehistoria en http://www.artehistoria.com/ que es una iniciativa sin ánimo de lucro de
Ediciones Domen donde se pueden explorar estos temas a nivel nacional y mundial.
En resumen la fluctuación de la población se debía más que nada a la falta de
conocimientos para hacerle frente a pestes y catástrofes naturales. En el caso de España, se
podría imaginar que los cambios en el clima podrían haber sido la causa de la fluctuación en la
población, ya que siendo un país que dependía mucho de la agricultura, siempre se veía afectado
por sequías y otros fenómenos naturales. Sin embargo, la emigración que toma lugar a partir del
descubrimiento de América, no llegó a afectar tanto a Castilla, como pudo haberse notado en las
zonas costeras del país.
Contexto histórico
Debemos recordar que antes de 1900, España era una sociedad mayormente rural. Según
Santos Juliá, el 77 por ciento de la población se dedicaba a la agricultura y a la pesca (446). Esto
hacía que la economía fuera muy inestable pues una mala cosecha por cualquier crisis
climatológica, traía hambruna a todo el país.
Ilustración de cómo era la vida en España en el siglo XVIII
Grabado de San Severino de J. E. Delmás http://www.balmaseda.net/balmanet/HIST/historia_histo.htm
De 1900 a 1930, la población rural en España empezó a moverse, ya no a la costa a tomar
los barcos para ir a América, como lo había hecho en el siglo anterior, sino a las áreas urbanas.
Las ciudades empezaron a crecer, los trabajos en construcción florecieron y la mortalidad
descendió. La población total de España pasó de 18.61 millones en 1900 a 23.67 millones en
1930.
19
La movilidad a las ciudades grandes que se vio en esta época también se debió a la
industrialización. Es en este tiempo que crecen Barcelona, Madrid, Bilbao, Gijón con el tráfico
portuario, Valencia, Sevilla, Salamanca, Vigo, Córdoba y Zaragoza. Empresarios e industrias
surgieron a raíz de la Gran Guerra. En 1930, ya solo el 29 por ciento de la población se
dedicaba a industrias alimenticias (Juliá, 447-448). Atrás había quedado la angustia por el
sentido de la vida de lo que tanto habían publicado los jóvenes escritores del 98.
La influencia de la iglesia era muy débil y los jóvenes se dedicaban a la diversión en las
ciudades más que a respetar las enseñanzas de la iglesia católica que sus padres habían seguido
tan de cerca. Los trabajadores se afiliaban a sindicatos y los profesionales se reunían en
tertulias, redacciones o ateneos. Eran los famosos años locos (la década de 1920 a 1930) en
todo el mundo. En esta época, el anticlericalismo en España dio lugar a la quema de iglesias y
conventos y a rechazar todo lo relacionado con la Iglesia.
En 1923 El general Primo de Rivera obtuvo el poder a través de un golpe de Estado y al
principio gobernó por medio del ejército a través de un Directorio Militar.
Miguel Primo de Rivera, por José Ribera
Museo de Arte Moderno de Barcelona. Óleo sobre lienzo
http://www.artehistoria.com/
En la página electrónica de “Sí España” podemos encontrar el siguiente resumen de la
vida política de esa época.
La dictadura de Primo de Rivera resolvió algunos de los múltiples problemas que
asolaban el país: terminó la guerra en África, desarrolló gobiernos locales y
presentó un ambicioso programa de obras públicas. Sin embargo, el intento de
volver a un gobierno constitucional estableciendo una Asamblea Nacional
consultiva (1926) fracasó con el rechazo del borrador de la Constitución de la
Monarquía Española en 1929.
La década de 1930-1940 estuvo llena de inestabilidad política y social. En el otoño de
1930 se integró el comité revolucionario y como bien nos dice el doctor en sociología y
catedrático del Departamento de Historia Social y del Pensamiento Político de la UNED
20
(Universidad Nacional de Educación a Distancia), Santos Juliá (473-503) en el libro que escribió
con Julio Valdeón y Joseph Pérez;
Cuando aquellos republicanos y socialistas que se auto titulaban gobierno
provisional de la República traspasaron las puertas del ministerio de la
Gobernación y comprobaron sorprendidos que los guardias civiles se cuadraban
en lugar de llevarlos prisioneros, no se lo podían creer. De manera que ya estaba
hecho, que la República, tantas veces soñada como ideal utópico, ya había llegado
(Juliá, 473).
Los doce hombres que formaron el comité fueron ratificados en julio de 1931 por las
elecciones a Cortes Constituyentes que dieron un claro triunfo a la conjunción republicanosocialista. Sin embargo este comité no logró mantener su unidad ante el proyecto de reforma
agraria ni que se pusieran de acuerdo sobre algunos puntos del proyecto de Constitución.
Al año de haberse formado el comité revolucionario, en octubre de 1931, dimitieron
Alcalá-Zamora y Miguel Maura, tras el debate de los artículos del proyecto constitucional
relativos a la Iglesia católica. Manuel Azaña líder de la minoría republicana más reducida,
recibió del presidente de las Cortes, Julián Besteiro, el cargo de presidir un gobierno cuya
principal tarea consistía en rematar los trabajos constitucionales. Copio directamente del artículo
de Juliá página 475.
El estado español aparece integrado por municipios mancomunados en
provincias y “por las regiones que se constituyan en régimen de autonomía”, un
nuevo concepto con el que se pretendía dar una solución original a la voluntad de
las provincias limítrofes, con características históricas, culturales y económicas
comunes que quisieran organizarse en región autónoma para formar un “núcleo
político administrativo. La constitución establece la igualdad de todos los
españoles ante la ley y consagra el principio de no discriminación por razón
de sexo; constitucionaliza los derechos sociales y culturales, establece la
gratuidad y obligatoriedad de la enseñanza primaria; procede a una
separación total de la Iglesia y el Estado, prohibiendo además a las órdenes
religiosas el ejercicio de la enseñanza, la industria y el comercio; identifica
las Cortes con el Congreso de los Diputados, ante el que responden los
ministros y su presidente, nombrado y separado libremente por el presidente de la
República, que deberá necesariamente separarlo si las Cortes le negasen su
confianza. (El énfasis con letras más oscuras es mío)
Es importante observar lo que establece esta constitución que era el fruto de la mayoría
republicana y socialista salida de las elecciones de junio. Como se puede imaginar, la derecha,
monárquica y católica no tuvo parte en la elaboración del texto y no lo votó. Las reformas
radicales de los republicanos, no fueron vistas con buenos ojos por los propietarios de tierra, ni
por la iglesia católica dando lugar al reforzamiento de sus organizaciones y a nuevas
confederaciones, siendo una de las más importantes la de la Confederación Nacional CatólicoAgraria, compuesta por pequeños propietarios y arrendatarios de la cual surgieron muchos de los
dirigentes del catolicismo político.
21
La abundancia de trabajo, sobre todo en la construcción que había habido hasta entonces,
empezó a escasear, el descontento se empezó a generalizar entre la población y el aumento de las
huelgas empezó a afectar ya no sólo a las regiones con latifundios sino a ciudades hasta entonces
menos conflictivas como Madrid. Es entonces cuando Ángel Herrera lanza Acción Popular bajo
el lema de religión, patria, familia, orden, propiedad y trabajo. El nuevo partido católico creado a
partir de Acción Popular ataca a los republicanos como fríos perseguidores de la Iglesia y
enemigos de la Patria y a los socialistas como enemigos de la propiedad, de los pequeños
campesinos, de la familia y del orden.
Los socialistas rompen la coalición con los republicanos de izquierda. Los dos grupos
(socialistas y republicanos) se presentan por separado a las elecciones de 1933. Como resultado
de esto la izquierda republicana quedó barrida de las nuevas Cortes y los socialistas vieron
cortada por la mitad su anterior representación.
En medio de todo este torbellino político, muchos se quedan sin trabajo. La derecha
católica se siente cada vez más fuerte y adopta comportamiento público al estilo del fascismo
italiano, con grandes concentraciones paramilitares, saludos a la romana, exaltación del jefe, y no
ocultan sus metas finales de alcanzar el poder para cambiar el régimen. Empieza la guerra civil
en 1936.
Solamente dos de los participantes en este estudio tienen algunos vagos recuerdos de la
guerra civil española. Es por eso que trato de poner el contexto histórico de esta época basada en
los datos encontrados en libros y en Internet.
El llamado bando nacional agrupó a aquellos sectores perjudicados por las reformas
republicanas: la iglesia, el ejército, los grandes propietarios y empresarios, así como las clases
medias asustadas ante el avance de la revolución comunista o anarquista. Fija su capital en
Burgos hasta el final de la guerra, adoptando la bandera monárquica como símbolo del nuevo
Estado al frente del cual se nombra al general Francisco Franco.
El ideario político de Franco recoge planteamientos de Falange Española, así como
doctrinas tradicionalistas de los antiguos carlistas, estableciendo con ello un régimen dictatorial
que anuló las reformas republicanas y reprimió duramente las ideas y actividades contrarias. El
bando republicano, por su parte, quedó principalmente en manos de las organizaciones obreras,
cuyos militantes asumieron la defensa de la República a la vez que iniciaron experiencias
revolucionarias de carácter comunista o anarquista. Esta dualidad, guerra o revolución, marca la
acción política y provoca enfrentamientos entre los partidarios de dar prioridad a una o a otra
(Valdeón, Pérez y Juliá 2006).
En ambos bandos, la violencia y la persecución del contrario fue muy dura, reflejándose
en un tenso ambiente que vivía Europa antes de la II Guerra Mundial. Las dictaduras fascistas de
Mussolini y Hitler apoyaron al ejército franquista, mientras que la Unión Soviética y la
Internacional Comunista canalizaron el apoyo a las milicias republicanas. La ayuda de los
fascismos al ejército nacional, unido a su mayor preparación y disciplina, propiciaron finalmente
22
la derrota del Ejército Popular republicano en abril de 1939, dando paso a la dictadura del
general Franco en todo el territorio( http://www.sispain.org/spanish/history/civil.html ).
Volviendo al análisis de la evolución de la población en Ciadoncha, podemos ver que la
movilidad de la que hablan los historiadores entre los años 1900 y 1930, sí afectó un poco pues
la población bajó de 436 a 319. Pero entre los años 1930 y 1960, Ciadoncha parece inmune a los
conflictos de la guerra civil en cuanto a la evolución de su población. Mientras que otras
poblaciones especialmente en el sur de España quedan arrasadas por la guerra (
http://www.juntadeandalucia.es/averroes/~11700421/ ), a Ciadoncha más bien parece que
llegaron nuevos vecinos a establecerse en el lugar, posiblemente como obreros, y se quedaron
por algunos años más.
En mis conversaciones con la gente de Ciadoncha, las únicas personas que aún recuerdan
cómo fueron los años de la guerra civil dicen que entonces era cuando los de la capital venían a
comprar pan a los pueblos. Es muy poco lo que recuerdan, pues ellos eran niños entonces y sus
recuerdos son muy vagos. Me dijeron que ellos sólo recordaban haber escuchado algo sobre este
tema a los mayores, pero que antes, los niños no conversaban con los mayores y mucho menos
de temas como la guerra.
Promoción de niñas entre 1936-1939 de la escuela de Ciadoncha.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
El único documento histórico que pude encontrar en Ciadoncha, de la época de la guerra
civil, es una fotografía de la promoción de niñas de la escuela que podría situarse más o menos
entre los años 1936-1939 que me proporcionó Arcadio Varona. Después de algún tiempo,
Varona me comentó de una placa que recordaba él que había en la iglesia donde aparecían los
nombres de los soldados del bando nacional del pueblo que murieron en la guerra.
Una participante guarda muy claramente en su mente cómo un día (no recuerda el año)
vinieron los guardias a llamar a su tío para entregarle las llaves del pueblo.
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Un día, unos niños llegaron a decirme que unos guardias buscaban a mi tío. Yo
los mandé a buscarlo porque estaba trabajando en el campo. Le preparé la camisa
blanca, que se puso al llegar, y se presentó ante la autoridad.
-A usted le entregamos las llaves del pueblo- le dijeron.
Mi tío se hizo cargo. Después llegó a ser alcalde porque la gente lo votó.
(Entrevista personal 2005)
Ella era una jovencita en ese entonces pero según sus propias palabras, lo recuerda “como
si hubiera sido ayer”. A ella le gusta recordar el orden y el respeto que había en tiempos de
Franco. También la cortesía de los caballeros para las damas. Ella recuerda cómo se levantaban
los hombres en el autobús para dejarle a ella su sitio.
Otros participantes recuerdan que, se decía que, en muchas partes de España se
contrabandeaba el aceite, pero insisten que estas cosas sólo se las escuchaban comentar a los
mayores.
-Decían que tenían que esconder el aceite en pellejos para que pasara desapercibido en el
tren. Después cambiaban el aceite por lo que les hiciera más falta (Entrevista 2006).
Un pellejo.
Foto de Federico Varona. 2.006
Otras personas recuerdan el racionamiento que llegó una vez terminada la guerra. Había
unas cartillas que se usaban para sacar azúcar, aceite y cosas para comer. La requisa, era lo que
se podía tener. Sólo permitían tener cierta cantidad de cosas, si se tenía más, lo quitaban.
(Entrevistas personales, enero 2005, 2006).
Algunos recuerdan vagamente a algunas personas que no pertenecían a la misma
corriente ideológica del régimen, a ellos les llamaban “los rojillos” o “los rojos”, pero no
recuerdan que hubiera habido mal trato hacia ellos.
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Para terminar de interpretar la evolución de la población en Ciadoncha, diré que la
disminución de la población a partir de los años 1960 hasta 1990 coincide con la disminución de
los precios de los cereales, la mecanización de la agricultura, la formación de los Polos de
Desarrollo y el famoso éxodo rural. Muchos jóvenes entre los años 1960 y 1980 salieron hacia
Bilbao, Barcelona y a la ciudad de Burgos. A esto también se le llama el “éxodo rural” en la
historia de España y fue muy fuerte en Andalucía. Sin embargo en Ciadoncha también se ve
bastante movilidad en esa época.
La educación a la que tuvo acceso la juventud de los años 80 en toda España, también les
abrió las puertas a los profesionales de Ciadoncha para ejercer sus profesiones en ciudades
grandes quedando en el pueblo sólo las personas mayores, quienes han sido agricultores toda su
vida.
Es así como empieza una nueva etapa en la vida del área rural española, en la que muchos
jóvenes se van a vivir a las ciudades grandes, pero vuelven a trabajar el campo los fines de
semana o cuando tienen vacaciones. Esto se puede ver todavía hoy en Ciadoncha.
Según Juliá, los años 1960 y 1980, es la época en que la sociedad española en general se
urbaniza definitivamente, y se asimila a cualquier otro país desarrollado. La corriente
migratoria, primero se dirige del campo a la capital de la provincia, luego a las regiones
industrializadas, y por último a Europa. Según datos estadísticos, en los años 60, la cifra oficial
de emigrantes españoles al resto de Europa es de 1.100.00, pero la cifra no oficial es de
2.500.000 (Calos Aguilera/Fuente: Instituto Español de Emigración)
En Ciadoncha sin embargo, se ve este éxodo rural empezando en los años sesenta,
extendiéndose hasta los ochenta. Los primeros en emigrar, en los años sesenta, se van a Bilbao y
Barcelona, en los setenta y ochenta salen hacia Burgos y muy pocos, más tarde, salen a otros
países de Europa.
Comenté anteriormente que a principios del siglo XX, el 77 por ciento de la población
española se dedicaba a la agricultura y a la pesca, pero para los años sesenta, más del 70 por
ciento de la población era urbana habiéndose invertido totalmente el lugar donde vivía la
población (Pastrana) .
Aunque la diputación provincial de Burgos dice que Ciadoncha tiene una población
aproximada de 141 vecinos, creo que este dato se refiere a vecinos registrados, pero no a
personas que realmente viven en el pueblo. Durante los meses de invierno el número de vecinos
residiendo en Ciadoncha es sumamente bajo.
25
CAPÍTULO 3
UN POCO DE HISTORIA
El nombre
El maestro, Arcadio Varona Madrid, nacido en Ciadoncha,
publicó hace algunos años una historia del pueblo en la revista
“Ciadoncha, tras sus huellas” (13-16). Allí explica que el origen del
nombre del pueblo es una verdadera incógnita para los
investigadores pues en el Documento Fundacional de la Abadía de
Covarrubias aparece como “Cibtatonia”. Más adelante, el seis de
diciembre del año de 1209 aparece ya el término Ciadoncha, pero
no queda claro cómo pasa de Cibtatonia a Ciadoncha.
Arcadio Varona Madrid
El historiador Gonzalo Martínez Díez dice.
“CIADONCHA.-28-XI-988: Cibtatonia, 6.XI.1209: Ciadoncha, derivado de
Cibtat Proveniente a su vez de civitas; el segundo componente no aparece nada
claro, posiblemente provenga del sufijo onica o onga del mismo modo que de
monte se ha formado montonica o montuenga” (300)
En el pueblo se comenta que Ciadoncha viene de “Ciudad ancha”, pero no hay
documentos que apoyen esta versión.
Nacimiento
Varona Madrid, comenta en el mismo artículo citado anteriormente, que la fecha del
nacimiento de Ciadoncha puede situarse entre el 915 y 930 pues administrativamente, Ciadoncha
aparece en el censo de 1591-1594 incluida en el Partido de Yglesias, a finales del siglo XVII
como parte del partido de Can de Muño, donde aparece con la categoría de Villa y jurisdicción
de Señorío secular. A partir de 1843, Ciadoncha entra a formar parte del partido de Lerma
contando con 200 habitantes.
Martínez Díez dice que Ciadoncha pertenecía al Alfoz de Muñó. Los alfoces eran los
pequeños distritos en que se subdividía el condado de Castilla, la palabra es de origen árabe, de
la palabra al-hauz, que significa cantón o distrito. Esto deja claro que estamos ante un vocablo
importado de Al-Andalus o los mozárabes que acudieron a la repoblación de las tierras leonesas
y castellanas ya desde la segunda mitad del siglo IX. (10).
En el libro Villahoz de Óscar Ignacio Aparicio Ahedo, el autor encuentra un problema
semejante al que nos preocupa en cuanto a la fecha del nacimiento de Ciadoncha. Él dice que no
se puede decir con exactitud cuándo fueron creados los núcleos entre el Arlanza y el Duero
porque las crónicas no dan estos datos. Sin embargo tomando en cuenta los nombres usados para
las poblaciones vecinas, se puede deducir que éstas aparecieron durante las diversas migraciones.
Como se dijo antes, sólo el hecho de que las poblaciones alrededor tengan los nombres de
Mahamud, Villahizán, Villahoz quiere decir que probablemente estos núcleos fueron creados en
26
tiempos en que estas tierras fueron habitadas por los mozárabes. Hay suficientes datos para
pensar que la fecha escrita en que aparece por primera vez el nombre de estos núcleos no sea la
fecha de su fundación sino que ésta pudo haber sido mucho antes de lo que aparece escrito. La
razón por la cual los historiadores se atreven a decir que el nacimiento de Ciadoncha pudo haber
sido entre el 915 y 930 es porque el Alfoz de Muñó es uno de los primeros alfoces testimoniados
en la documentación medieval, dado que aparece en el año 922.
Fechas importantes
Algunas fechas importantes en la historia de este pueblo son: el 24 de noviembre de 978,
cuando el Conde García Fernández, hijo de Fernán González, funda a favor de doña Urraca, su
hija, la Abadía de Covarrubias, cediéndole la villa de Ciadoncha.
En 1532 un tal Martín Fernández Salazar compra Ciadoncha a la Hacienda por un total de
12.000 ducados y el día 6 de julio de 1681, el rey Carlos II crea el marquesado de Ciadoncha a
favor de don Francisco Nicolás de Crema y de su esposa Bentura Fernández de Salazar.
El 1 de noviembre de 1755 el torreón de la iglesia se vino abajo, posiblemente como
consecuencia del terremoto que destruyó la ciudad de Lisboa, en Portugal (Varona Madrid
1990).
Finalmente el año 2003, después de muchos intentos, se logra construir una torre de
piedra donde se colocan las campanas.
27
CAPÍTULO 4
LA IGLESIA
La riqueza artística más grande de Ciadoncha es su iglesia. René Jesús Payo Hernández,
catedrático de la universidad de Burgos hizo un estudio de ella donde encontramos que ya desde
el siglo X existía una iglesia que servía para satisfacer las necesidades espirituales de los
habitantes de este lugar. Parte de este estudio lo comenta el Profesor Payo Hernández en
“Ciadoncha, tras sus huellas”, 1990 (34).
Se desconoce cuántos edificios fueron construidos desde el siglo X al XIII, pero de lo que
sí podemos estar seguros es que a comienzos del siglo XIII se inició un nuevo templo parroquial.
Iglesia de Ciadoncha. 2003
Foto proporcionada por D. Emérito Puente
El ábside y el tramo que le sigue es uno de los vestigios mejor conservados de esa época.
Al ver la similitud de este ábside con el del Monasterio de Las Huelgas en Burgos y con el de
Villamayor de los Montes es fácil deducir que pertenece a los años centrales del siglo XIII.
28
Entrada de la Iglesia. 1971
Foto proporcionada por Federico Varona
Capiteles de la entrada de la iglesia. 1971
Foto proporcionada por Federico Varona
También de esta época son la entrada, la pila bautismal y algún canecillo. La portada
tiene todas las características de las portadas cistercienses y protogóticas caracterizadas por su
sencillez en las arquivoltas y por la decoración vegetal de los capiteles.
29
Pila Bautismal y Cristo. 1971
Foto proporcionada por Federico Varona
La pila bautismal es también obra del siglo XIII aunque entroncada en la tradición
románica.
Bóveda de la iglesia. 1971
Foto proporcionada por Federico Varona
30
A mediados del siglo XVI esta iglesia sufre una importantísima transformación. En 1551,
se procede a sustituir el primitivo abovedamiento del siglo XIII por uno clásico del siglo XVI
caracterizado por los nervios combados y se construye la sacristía.
Cristo Crucificado. 1971
Foto proporcionada por Federico Varona
Payo Hernández nos dice que la pieza escultórica más antigua conservada es una de la
primera mitad del siglo XVIII. La imagen del crucificado que mide aproximadamente un metro y
medio y tiene el mismo estilo del afamado Cristo de las Batallas de la Catedral palentina (35).
31
Virgen Sedente. 1971
Foto proporcionada por Federico Varona
Otra pieza excepcional es la imagen de la Virgen sedente con el Niño. Esta escultura
mide 105 cm. y su cronología se puede situar en los últimos años del siglo XV o en los primeros
del siglo XVI y en el taller de Gil de Siloé (34).
32
Retablo Mayor. 1971
Foto proporcionada por Federico Varona
Del retablo mayor sabemos que antes del actual había uno del siglo XVI, pero debido a
su mal estado en 1735, los visitadores del arzobispado ordenaron a la parroquia la construcción
de uno nuevo. En 1736 se empezó su construcción por los hermanos Luis y Manuel Cortés del
Valle, notables escultores naturales de Herrera de Pisuerga y que en esta fecha ya estaban
avecindados en la ciudad de Burgos. A pesar de muchos apuros económicos, en 1741 se logra
traer a Ciadoncha el retablo. Según las cuentas de la iglesia, las dificultades económicas eran
tales que recurrieron a la Cofradía del Santísimo Sacramento para ayudar a pagarlo y los propios
autores perdonaron cuatrocientos reales que donaron como limosna en 1749 (Hernández, 36).
33
Virgen de la Asunción. 2006
Foto proporcionada por Arcadio Varona
La imagen de la Asunción de la Virgen, titular de la parroquia fue tallada por Manuel
Cortés y policromada por Pedro Reoyo en 1751. En 1783 Adrián Carazo policromó el resto del
retablo, la obra se terminó en 1784 por Manuel Benigno Romero quien talló las imágenes de San
Cosme y San Damián, policromadas por Romualdo Pérez. Estilísticamente esta obra se halla en
el tránsito al rococó, aunque la policromía global de Adrián Carazo le da un aire de
neoclasicismo imitando jaspes y mármoles (Hernández Payo, 36).
Reparación de la iglesia en 1966
Foto proporcionada por Arcadio Varona
34
En 1966 a iniciativa del párroco de entonces, don Antonio Cuezva, se hizo una limpieza y
remodelación de todo el interior de la iglesia. Fue un acontecimiento muy importante para el
pueblo. Se contó con la participación de casi todos los vecinos, los albañiles de Peral, a quienes
les llaman Los Arañas y la dirección del albañil de Ciadoncha, Luís Pérez.
Vidriera en el ojo de buey del coro de la iglesia. 2006
Foto proporcionada por Arcadio Varona
La vidriera que aparece en el ojo de buey del coro, es una aportación de varios
vecinos canalizada por el Centro Cultural Santa Bárbara. Esta bella obra fue realizada
por los afamados vidrieristas burgaleses Hermanos Barrio. Se colocó en 1996.
La iglesia sin torre. 1980
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Por muchos años la iglesia de Ciadoncha no tuvo torre. La torre original se destruyó en
1755 posiblemente como consecuencia del terremoto que destruyó Lisboa. Las transformaciones
35
que ha sufrido el exterior de la iglesia desde entonces han sido varias. Primero la iglesia sin torre
donde destaca el ábside estilo románico tardío, inicios del gótico.
Reparación del tejado de la iglesia. 1994
Foto proporcionada por Arcadio Varona
En noviembre de 1994 comenzaron las obras de la sustitución de la cubierta o tejado.
Finalizaron en abril de 1995. Las reformas consistieron en renovar totalmente la estructura de
madera, tablas y tejas. A la nueva estructura se añadieron placas aislantes e impermeables entre
la madera y las tejas para evitar filtraciones del agua de la lluvia, en el caso de que fallaran las
tejas. La vieja cubierta eliminada era la original y primitiva, en su mayoría procedente del siglo
XVI, por lo cual aparecía vieja y podrida en algunas tablas y palos, no así en las vigas que a
pesar de los años conservaban su reciedumbre.
Esta obra estuvo a cargo de la Consejería de Fomento de la Junta de Castilla y León,
gracias a las gestiones hechas por Don Emérito Puente, Párroco y José Ignacio Martínez Madrid,
Alcalde. Muchos fueron los viajes que hicieron el párroco, el alcalde, los concejales y el
aparejador del obispado a Valladolid para lograr esta obra. El costo total fue 17.124.898 ptas.
36
Iglesia con una estructura metálica sosteniendo las campanas. 1995
Foto proporcionada por Arcadio Varona
En esta ocasión se trató de conseguir los fondos para hacer una torre, pero no fue posible
lograr lo que se quería, teniendo que aceptar una estructura metálica que sostenía las campanas.
El reloj eléctrico y programador de los toques de las campanas, sistema que se instaló en esta
ocasión, fue pagado totalmente con los fondos parroquiales.
La inauguración oficial de la obra fue el día de la Santísima Trinidad en la primavera de
1995 y presidida por autoridades de la Junta de Castilla y León. Además hubo una celebración
religiosa oficiada por D. Santiago Martínez Acebes, Arzobispo de Burgos.
En 1996 se llevó a cabo una nueva instalación eléctrica, retirándose los cables trenzados
que resultaban viejos y peligrosos y también los tubos fluorescentes que proporcionaban un
alumbrado insuficiente. Se pusieron nuevos puntos de iluminación, consistentes en lámparas
alógenas, que proporcionan una buena calidad de alumbrado. El tendido eléctrico lo realizaron
dos trabajadores del pueblo, que estaban en situación de paro laboral, y que se acogieron a un
contrato de trabajo temporal abonado por el INEM (Instituto Nacional de Empleo) y gestionado
por el Ayuntamiento de Ciadoncha. El importe total de la obra fue de 178.718 pesetas.
Finalmente en el otoño del año 2.002, se consiguió construir la torre tan añorada en esta
villa. Así se ha sustituido el torreón que se vino abajo en 1755.
37
Iglesia de Ciadoncha. 2003
Foto de Federico Varona
La obra fue posible gracias a la aportación económica de varias instituciones burgalesas:
Arzobispado de Burgos, Junta de Castilla y León y Diputación Provincial. Igualmente aportó
una notable cantidad económica el Ayuntamiento de Ciadoncha bajo la dirección de José Luís
Julián Hernando y un buen número de vecinos del pueblo y de fuera, cuyos nombres cuelgan en
un cuadro honorífico de la sacristía. La obra fue realizada por los Hermanos Ausín,
constructores de la cercana villa de Mazuela. El importe total de la misma anduvo en torno a los
ocho millones de pesetas.
Autoridades del pueblo el día de la inauguración de la Torre de la Iglesia.
Foto proporcionada por Fabricio Galiana.
38
En el día de la Santísima Trinidad de 2,003 se realizó la inauguración de la torre.
Acudieron a Ciadoncha a este evento los alcaldes de los pueblos cercanos y el Diputado de zona
de la Excelentísima Diputación Provincial. El Arzobispado estuvo representado por D. Fermín
González López, montador de la estructura de madera que lleva el tejado de la torre y experto
diseñador de estructuras para tejados de iglesias y que pertenece a la Delegación Diocesana de
Obras. El señor alcalde, Don José Luís Julián entregó a D. Fermín Gonzáles López, una placa
conmemorativa del acto y reconocedora del mérito de este cura constructor, que aportó
gratuitamente su saber y su trabajo.
Como dato interesante, en la parte exterior de la iglesia se encuentra una placa que dice:
AÑO 1937
CAÍDOS POR DIOS Y POR ESPAÑA
JOSE ANTONIO PRIMO DE RIVERA
SARGENTO EMILIANO PORRES VELASCO
TOMAS ARROYO PÉREZ
ANDRÉS SANZ VELASCO
SERGIO SANZ VELASCO
¡PRESENTES!
Placa en el exterior de la iglesia.
Foto proporcionada por Arcadio Varona.
39
CAPÍTULO 5
RELIGIOSIDAD
Es interesante resaltar que en Ciadoncha, como en muchos pueblos pequeños de España,
sólo se ha conocido la religión católica y no es de sorprenderse que siempre que se habla de este
tema se refieran únicamente a ésta. La vida de la gente de esta villa, como la de muchos
españoles, ha girado en torno a los valores, costumbres, fiestas y tradiciones de la iglesia
católica.
Fotografía antigua expuesta en el ayuntamiento de Ciadoncha. Enero, 2006
En una conversación con D. Emérito Puente, párroco de Ciadoncha, le pregunté ¿Cómo
se eligen a los sacerdotes que sirven el área rural? Me respondió que realmente no se eligen,
simplemente se le expresa al señor obispo el interés y normalmente se cumple el deseo del
interesado, si existe la necesidad. Antes, cuando había más clero, también había cierta
competencia por algunos lugares, pero hoy un sacerdote tiene que servir a muchos pueblos y
lejos de haber competencia, hay una gran necesidad de vocaciones sacerdotales.
Durante nuestra conversación me proporcionó algunos datos interesantes relacionados
con la iglesia y la vida religiosa de este lugar (Entrevista personal 2.006).
Como dije anteriormente, en 1.755 se viene abajo el torreón de la iglesia. Se cree que fue
a consecuencia del terremoto que destruyó Lisboa, en Portugal. Este hecho dio lugar al dicho
popular: “Ciadoncha no tiene torre; ya la harán, ya la harán”. Y aunque a los nativos del lugar no
les gustaba oírlo, la verdad es que tampoco era fácil construir un torreón nuevo.
Según un pequeño informe escrito que me dejó D. Emérito con datos importantes, en
1.883 se compra la casa parroquial en 3.125 pts. En 1.889 Se inicia la primera colecta para
levantar el torreón caído, pero no se logra conseguir casi nada. En 1.919 se vuelve a intentar,
pero tampoco se logra mucho. En 1.956 se hace un tercer intento de hacer espadaña como la de
Mazuela; Olmillos; Presencio y Revenga.
40
Iglesia de Revenga. 2006
Foto proporcionada por Federico Varona
Posteriormente se instala una torre de metal que fue destruida por un rayo. Finalmente,
en el año 2.003 con contribuciones de los pobladores, del ayuntamiento y especialmente de la
diócesis, se construye una torre y con eso se llega a poner fin al “ya la harán, ya la harán” pues la
torre por fin está hecha.
En 1.919, el marqués de Murga regala un Vía Crucis y se pone luz gratuita en la iglesia
por un transformador adosado a una pared de la misma. Este beneficio dura hasta 1.952. En
1.924 se trasladó a la iglesia, como un gran acontecimiento, la campana que estaba en un corral.
En este año de 1.924 se construye una pequeña espadaña para los dos esquilones, pues desde la
caída del torreón hasta este año sólo se tocaba un campanillo que actualmente está en el nuevo
campanario. La espadaña mencionada fue derribada para construir la torre actual. Este mismo
año se construyen bancos para hombres, según consta en los libros de la iglesia.
Foto de don José de Rújula, Marqués de Ciadoncha expuesta en la sacristía de la iglesia.
Foto proporcionada por Arcadio Varona.
41
Como ya se mencionó antes, Ciadoncha es un marquesado y en la memoria de los
residentes del pueblo siguen frescos los recuerdos de las visitas del Marqués. Aunque el título
fue concedido en 1.693 y muchos han sido los Marqueses de Ciadoncha, cuando en la localidad
se habla del Marqués, se refieren a don José de Rújula. Es por eso que como dato curioso, D.
Emérito nos cuenta que en agosto de 1.925 se compra un reclinatorio para el uso del Sr. Marqués
de Ciadoncha en su anunciada visita a la villa.
El 5 de octubre del mismo año, el Marqués solicita el ingreso en la Asociación de los
Sagrados Corazones, petición concedida y también se le nombra socio distinguido y presidente
honorario. Al mes siguiente dona un copón y en 1.930 asiste a la Asociación y fiesta. Ese mismo
año, la marquesa dona 25 pesetas y una medalla (Entrevista Personal, 2.006)
Cementerio de Ciadoncha. 1971
Foto proporcionada por Federico Varona
D. Emérito dice que en el pueblo había tres ermitas: San Andrés, La Magdalena y la Vera
Cruz. El cementerio se hace en 1.924 en el solar de una antigua ermita, posiblemente de la Vera
Cruz. Actualmente la Parroquia posee una mínima finca que se renta y por la cual cobra unos
doce Euros al año.
En la memoria de los participantes han quedado grabados especialmente dos párrocos, D.
Isidoro y D. Antonio. De D. Isidoro dijeron que tenía muy buena amistad con don José de
Rújula, Marqués de Ciadoncha, como consta en la carta enviada a don Timoteo Santos el 4 de
noviembre de 1.935. En donde al final, escrito con el puño y letra del Marqués dice: “Muchos
afectos a D. Isidoro”. También hay una fotografía, que hoy se exhibe en la sacristía de la iglesia,
en donde encontramos una dedicatoria especial del Marqués a D. Isidoro.
42
Carta de don José Rújula, Marqués de Ciadoncha. 1935
Foto Lucia Varona. 2005
A D. Antonio se le recuerda en Ciadoncha como la persona que estaba allí para ayudar,
para corregir, para guiar. A él se recurría si había que llamar al médico y para cualquier servicio
religioso. Pero entre las cosas que más escuché fue que D. Antonio tenía un olor a cura.
No logré entender realmente si la santidad tiene algún olor especial, o es que por la
sotana y el estilo de vida de entonces, realmente el sacerdote tenía un olor peculiar. Pero no fue
con menos risas que los participantes recordaban todos los capones, forma que tenía el cura de
corregir a los que no se portaban bien. Algunos comentaban que entonces sí que se respetaba al
cura, que para saludarle había que arrodillarse y besarle la mano. Entonces había mucha
diferencia entre el sacerdote y los fieles, al cura se le trataba siempre de usted y con mucho
respeto.
Me pareció importante explorar cuál es la función del cura en los pueblos. Al hablar de
esto D. Emérito me comentó que la función es, y ha sido siempre la de acompañar. El estilo de
hacerlo depende de los tiempos y las circunstancias. Los párrocos anteriores, tenían que
distribuir su tiempo haciendo varias actividades en forma muy ritual y religiosa. Todos los días
por la mañana tenían que celebrar la misa, rezar el rosario por la tarde, visitar a los enfermos y
las escuelas. En su tiempo libre se encargaban de los libros del despacho parroquial, labor digna
de aprecio, porque realmente muchos de los libros civiles han desaparecido. De hecho, todos los
archivos de Ciadoncha se perdieron en un incendio que ocurrió en lo que hoy es el Centro
Cultural Santa Bárbara, lugar donde se estaban guardando mientras se construía el nuevo edificio
del ayuntamiento.
El sacerdote también tuvo un papel muy importante en la formación y educación de la
gente, especialmente, animando a niños y jóvenes a que se formaran mejor saliendo y siguiendo
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estudios superiores de los que se ofrecían en el pueblo. Esto ha dejado una huella bastante clara
porque vemos que la mayoría de profesionales nacidos en Ciadoncha, que se formaron en los
años cincuentas y sesentas, salieron a estudiar a seminarios y conventos.
D. Emérito comenta con cierta tristeza, que es de lamentar que no siempre el saber ha
dado su fruto en el pueblo, porque muchas de las personas con educación superior se han
proyectado a la educación y a la industria, pero no en el área rural, que es de donde proceden.
Pocos vuelven y se proyectan al campo, donde tanta falta hace. A estos se les ve como los
desertores del área rural.
Habría que ver a qué se debe esto. Talvez, sería necesario establecer un puente que
facilitara a las personas volver a sus pueblos y proyectarse en ellos. Quizás el reconocimiento
público de los éxitos alcanzados con la gente del pueblo les hiciera sentir que pertenecen todavía
al lugar. Es mi impresión que muchos profesionales, precisamente por haber salido y haberse
educado, sienten que ya no encajan en el lugar que los vio nacer. Creo que un esfuerzo mutuo,
tanto de los profesionales como de las personas que todavía están en el terruño, podría acercar
más a todos los raneros que andan dispersos por muchos lugares y campos, ejerciendo su
profesión. Quizás iniciar un grupo de raneros ausentes, sería otra forma de integrar más a la
comunidad y empezar a hacer que estén donde estén, los nacidos y amigos de Ciadoncha
pudieran sentir que el pueblo los une porque es lo que todos tienen en común. Talvez ahora,
usando la tecnología moderna, se les podría empezar a reunir por medio de Internet.
Don Emérito Puente (el único con gafas) compartiendo en El Vino Español.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Volviendo a la función del párroco hoy, D. Emérito me dijo que el sacerdote ya no tiene
una presencia de continuidad, como antes. Ya no vive constantemente en un solo pueblo, sino
que tiene que compartir con cuatro o cinco. La función del cura sigue siendo de presencia, pero
se ha tratado de sustituir la presencia permanente por una presencia de más calidad, no tan pasiva
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sino más de modo operativo. Todo eso con el objetivo de fomentar la convivencia, el bienestar,
las buenas relaciones entre los vecinos y los valores culturales de la gente. No solamente en
funciones culturales y sociales sino también desde el mismo culto religioso.
Comenté con D. Emérito que viendo algunos vídeos y fotos de eventos sociales y
culturales, me pude dar cuenta realmente que su presencia es constante, pero nunca autoritaria;
no roba protagonismo, demostrando una sencillez con la cual realmente se ha ganado el cariño,
el respeto y la amistad de los feligreses. Es muy interesante, porque además de las cualidades
mencionadas anteriormente, D. Emérito posee una voz muy bonita. Esto ayuda mucho a que las
celebraciones litúrgicas sean más participativas ya que la gente se siente invitada a cantar con él.
Con una sonrisa en los labios siguió comentando que antes, el sacerdote formaba parte
del grupo privilegiado, y muchas veces cerrado, de los funcionarios del pueblo. Es decir,
maestro, médico, veterinario formaban un grupo al que se le reverenciaba y a veces hasta se le
temía. Sin embargo hoy día, se insiste en que el sacerdote debe ser uno más entre la gente, sin
perder su identidad y sus valores (Entrevista personal 2006 y vídeos proporcionados por Orencio
Pérez Cascajar).
No cabe duda que a D. Emérito o a Emérito, a secas, como le llaman muchos; se le
recordará como “una gran persona”, como dicen en el pueblo, meneando la cabeza de lado a
lado, cuando ya no hay palabras para definir los valores de alguien.
En nuestra conversación pasamos de lleno a hablar de la religiosidad popular y yo le
comentaba que, por lo que podía observar, la vida en Ciadoncha gira alrededor de la iglesia. A
esto me respondió que realmente este es el caso en casi todos los pueblos, sino de España, con
seguridad de Burgos. “El repique de campanas conglomera a mucha gente” me dijo sonriendo. El
repique de campanas ha sido muy importante en la vida de estos pueblos. Tanto así que hoy se
celebran competencias de campaneros. (Entrevista personal 2.006).
Antiguamente se usaban los repiques de las campanas para anunciar tormentas,
incendios, fiestas, duelo. Era un medio de comunicación social muy bueno. El señor Ángel
Varona Temiño fue campanero de Ciadoncha por varios años, su hijo Arcadio también le siguió
los pasos y ha competido en alguna ocasión en Tordómar. El mayor de los hijos, Federico, ha
llevado esa tradición a otro continente y ahora es el campanero de la misa de las 10 de la mañana
en la Misión San Juan Bautista en California, Estados Unidos. Bien dicen que lo que se hereda
no se hurta y esta familia es un ejemplo de esto.
Fiestas que se celebran
Para muchos participantes, los mejores recuerdos que tienen del pueblo giran alrededor
de las celebraciones religiosas. En Ciadoncha siempre se han celebrado las grandes fiestas de la
iglesia católica como son la Navidad, Semana Santa, Corpus Christi, y en fin, todas las que se
han considerado como fiestas de guardar. Pero también hay otras más locales, siendo la más
fuerte la de Santa Bárbara que es en diciembre, pero debido al mal tiempo que hace en ese mes,
se trasladó a la fiesta de la Santísima Trinidad por mayo y junio. No obstante, la víspera de Santa
Bárbara, en diciembre, se celebra con una hoguera que atrae a mucha gente de pueblos vecinos,
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todavía hoy. La fiesta de Santa Bárbara quedó como una fiesta votiva, que quiere decir que no es
solemne, sino más bien de carácter familiar, sin música litúrgica especial.
Hoguera de la víspera de Santa Bárbara, el 3 de diciembre.
Foto en el programa del IV Verano Cultural, agosto 1996
Parece que la implantación de esta fiesta de Santa Bárbara en el mes de mayo o junio fue
para sustituir las romerías a las ermitas que hay en otros pueblos.
Yo me pregunto, si llegáramos a establecer donde estuvieron las ermitas de San Andrés y
de La Magdalena, ya que sabemos que la de la Vera Cruz es hoy el cementerio, ¿sería posible
entusiasmar a la gente a construir una nueva ermita, si empezamos de nuevo el dicho “Ciadoncha
no tiene ermita, ya la harán, ya la harán” como pasó con la torre?
Ciadoncha no tiene ermita: Ya la harán, ya la harán.
Se celebra también San Cosme y San Damián el 26 de septiembre. Esta fiesta, parece
estar unida a otras fiestas en otros lugares que se les llamaba “de gracias”. Se hacían para
celebrar y dar gracias por la cosecha.
Como se dijo anteriormente, la vida en el pueblo gira alrededor del campo y de la iglesia
y muchos de los recuerdos más gratos de la gente son precisamente de cómo se celebraban estas
fiestas. A continuación tomaré cada una de ellas y haré una descripción tomando en cuenta la
información recibida en entrevistas, vídeos, fotos y material escrito.
La Navidad se ha celebrado de muchas maneras. Unos años con abundancia, otros con
más sencillez. Esta fiesta es una de las que más recuerda con alegría y añoranza la gente del
pueblo. Hay muchas anécdotas, muchos recuerdos, muchas risas y también algunas lágrimas al
recordar a los que ya no están. Pero vamos a ver qué es lo que hace que la Navidad sea Navidad
en Ciadoncha.
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Nacimiento en la iglesia. 2005
Foto Lucia Varona.
Para empezar tengo que hablar del frío que hace en esa época. Ese frío burgalés que
penetra hasta los huesos y hace que la gente quiera estar junta, cerca del calor del hogar. Pero no
sólo del fuego físico sino también de ese calor que sólo se encuentra en la familia.
Todos los años hacemos lo posible por estar juntos. Aunque cada vez también, vemos
que son más las casas que permanecen cerradas en esta época. Para las personas mayores es muy
duro tener que pasar el invierno en el pueblo. Las casas no están bien acondicionadas como para
poder calentarlas de una manera eficiente y económica.
Nacimiento pequeño a la entrada de la casa. 2001
Foto Lucía Varona.
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Dentro de los símbolos de la Navidad están los nacimientos que se hacen a la entrada de
las casas y también en la iglesia. Hay quienes lo hacen grande, otros más pequeño, pero todos
son representaciones de lo que era la vida en Belén en los tiempos en que nació Jesús. Otros
símbolos son el turrón duro o blando y las canastas navideñas que reciben muchos trabajadores
de las empresas donde laboran. Las cartas que los niños escriben a los Reyes Magos pidiéndoles
regalos y que antes siempre terminaban con la frase “o lo que sus majestades quieran”, también
son un símbolo muy fuerte de esta época, así como los villancicos que se cantan en las
celebraciones eucarísticas, el olor a pino en las casas y en general todos los productos que se
hacen de la matanza que se lleva a cabo en el mes de diciembre. Hay que destacar que cuando
hablan de las Navidades se refieren a la época entre la Nochebuena y el día de Reyes.
Nacimiento hecho por Dulce Estrella Caballero López. 2004
Foto proporcionada por Federico Varona
Algunos nacimientos son más elaborados que otros, por ejemplo el de Dulce Estrella
Caballero López incluye un tren eléctrico que va alrededor de todo el nacimiento, un nido de
pájaro verdadero, sembrados con auténtica tierra, canarios que alegran el ambiente con su trino e
infinidad de detalles que lo hacen muy especial. Son muchos los días que se pasa Dulce
poniendo y quitando el nacimiento. La instalación eléctrica la hace su hijo Arcadio con detalles
como una bombilla pequeña de luz en cada casita que hace que se ilumine. El musgo, la arena y
la tierra las trae Arcadio padre del pinar y de los alrededores. Esta es toda una obra de arte
familiar, que marca el principio y el final de la época navideña para esta familia.
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Nacimiento en la iglesia. 1989
Foto proporcionada por Carlos Varona.
Quizás el nacimiento más bonito que ha tenido Ciadoncha es uno que se hizo con casas y
figuras que las mujeres del pueblo habían aprendido a hacer en un cursillo especial. Este
nacimiento tenía un río con agua que corría de verdad y detalles tan maravillosos que se
convirtió en la atracción turística de ese año. Muchas personas llegaban de pueblos vecinos y de
fuera a verlo. Fue una satisfacción muy grande para las mujeres del pueblo poder exhibir de esta
forma su trabajo (Vídeo proporcionado por Orencio, Pérez Cascajar).
Mesa preparada para las fiestas navideñas. 1999
Foto Lucía Varona
En estas fechas, la mesa se viste de gala y las comidas se hacen en el comedor principal.
La Nochebuena es la preparación para la Navidad. De esta noche se tienen muchos recuerdos
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muy bonitos de niños que con su inocencia hacían reír a los adultos. En la Nochebuena se
prepara una cena que normalmente incluye bacalao y castañas cocidas. Ya puede haber muchos
otros platos, pero si no hay bacalao y castañas, es como si no fuera Nochebuena. Tan fuerte es
este símbolo que aunque no se pueda estar en Ciadoncha esa noche, si tenemos bacalao, sentimos
a la familia cerca.
Puchero.
www.alfareriatito.com
Las castañas son más sabrosas si se hacen como antes, en un puchero de barro y a la
lumbre de la gloria. Muchos participantes decían que esta fiesta les hacía mucha ilusión,
especialmente cuando no tenían tanto como ahora. Antes, decir Navidad era decir comida que
no se tenía con frecuencia, hoy hay más posibilidades económicas y no sólo hay bacalao sino
muchos otros mariscos, pescados, carnes, golosinas y licores. Un participante me dijo: “¡Y qué
arreglamos teniendo tanta comida y tanto lujo, si a los que nos hacían la Navidad tan feliz, ya no
les podemos tener entre nosotros!”
El 25 se va a misa. Siempre ha sido este día cuando se lucen las mejores galas. Se trata
de estar mejor presentado, como corresponde a la fiesta, dicen ellos y ellas.
Grupo de mujeres cantando en misa. 2006
Foto Lucía Varona
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Para la gente de Ciadoncha arreglarse bien para una fiesta es “lo normal”. Cuando visité
Ciadoncha por primera vez, me sorprendió muchísimo ver a la gente en la misa de Navidad.
Unos días antes les había visto vestidos con la ropa de diario, los famosos buzos azules, la ropa
de trabajo, las mujeres sin maquillaje y muchos hombres sin rasurarse. En esa semana me fui
acostumbrando a verlos así, pero el día de Navidad, no los podía reconocer. Ellos iban
rasurados, bien trajeados, impecables. Ellas guapísimas con abrigos muy elegantes zapatos altos
y medias. Todas las mujeres lucían peinados muy bonitos, se notaba el esmero que habían
puesto para arreglarse. La gente olía a Heno de Pravia y todos lucían pulcros. Esto para mí fue
una sorpresa, pues entonces todavía no estaban todas las calles arregladas y había mucho barro.
Me parecía a mí que estaba en otro lugar, rodeada de otra gente y no de la gente a la que me
había acostumbrado a ver la semana recién pasada.
Recogiendo níscalos en el pinar. 1984.
Foto proporcionada por Federico Varona
Esas Navidades de 1.984, fueron para mí inolvidables. Primero porque era la primera vez
que yo visitaba Ciadoncha y segundo por lo mucho que aprendía cada. Entre las muchas cosas
que aprendí fue que las mujeres no debían ponerse los buzos azules que usan los hombres para
trabajar. Sin embargo un día que fuimos a buscar Níscalos, no pude resistir vestirme
cómodamente para protegerme del frío.
Me llamó mucho la atención que para llamar a misa se tocaban las campanas tres veces.
Los hombres salían de las casas hacia la iglesia la primera o segunda llamada, a la tercera salían
las mujeres caminando muy rápidamente. En la iglesia, los hombres y las mujeres se sentaban
separados. Esta práctica se ha superado un poco, pero todavía muchos hombres tienden a
sentarse en la parte de atrás de la iglesia y las mujeres más hacia el frente.
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Número de la Lotería Nacional. 2003
http://www.9timezones.com/loteria.gif
Otra cosa que me llamó muchísimo la atención fue la afición que hay de comprar lotería
para estas fiestas. Primero es la Lotería Nacional que se juega en los días de la Nochebuena. El
22 de diciembre por la mañana, pareciera que toda España estuviera prendida al televisor,
esperando a ver que salga el gordo. Por la televisión transmiten el sorteo que se lleva a cabo en
Madrid. Lo interesante para mí fue ver que unos niños cantaban los números que iban saliendo y
los premios.
Antes de la Navidad, se compran los números de la lotería y es costumbre comprar para
toda la familia. Esto es por si cae el gordo, para que todos tengan algo. Además siempre se
compra décimos de los números que venden el pueblo porque suponiendo que algún día cayera
allí, sería desastroso que alguien no hubiese comprado parte del mismo y entonces no
compartiría la felicidad de todos. Esta es otra de las cosas que la gente de Ciadoncha y de casi
toda España ve como “normal”. Para mí era algo nuevo e interesante.
Si no llega el gordo para Navidad, siempre queda la ilusión del sorteo del Niño, que es en
enero, pero ya para este día parece que no es tanta la expectativa, quizás porque el premio
también es menor.
Número de la Lotería Nacional del Sorteo del Niño. 1993
http://www.9timezones.com/loteria.gif
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Hablando de la Navidad con los participantes, me dijeron que antes no había regalos en
esta fecha. También eso a mí, como extrajera, me sorprendió mucho pues uno de los atractivos
más grandes para los niños en muchos países son los regalos que se reciben en ese día.
Hoy hasta España se ha contagiado del Papá Noel o Santa Claus y ya empiezan a
distribuirse regalos en Navidad, con el pretexto que así tienen más tiempo los niños de
disfrutarlos antes de empezar las clases el día 7 de enero, inmediatamente después del 6, que es
el día de Reyes, cuando siempre se habían dado los regalos allí. La realidad es que, quienes han
salido ganando son los niños porque reciben regalos en ambas ocasiones. Siempre los padres y
la familia dan algo para Navidad y Reyes.
El 28 de diciembre es el día de los Santos Inocentes. Este día no es fiesta de guardar, ni
siquiera hay que ir a misa, pero en este día se hacen las bromas más ingeniosas de todo el año.
Las bromas consisten en engañar a una persona y hacerla ir a algún lugar o decirle que ha
ocurrido algo, el punto es que la persona se lo crea de verdad. Al notar la bromista que su
víctima se ha creído el cuento, se le recuerda que es el día de los Santos Inocentes y se le dice
que le han dado “la inocentada”. Ella con gracia y mucha cortesía responde: “Que con salud me
la des el próximo año”.
El día 31 se acostumbra decir a los niños: “En la plaza hay un hombre con más ojos que
días tiene el año.” El niño se queda intrigado y dice que eso no es posible, pero al explicarle que
es el último día del año, se da cuenta que es verdad porque sólo queda un día en el año. Bromas
y dichos de este tipo abundaban, pero poco a poco los vamos perdiendo. Para Noche Vieja, el 31
de diciembre, normalmente se reúne la familia para cenar, pero los jóvenes salen a celebrar la
llegada del nuevo año con amigos en lugares públicos.
El uno de enero se va a misa y se adora al niño por primera vez en la temporada, este rito
dura hasta el día seis, que es cuando se terminan las Pascuas o Navidades. Esta es una práctica
muy bonita que todavía se hace. Al terminar la misa se toma la estatua del Niño Jesús y toda la
gente pasa a besarla mientras se cantan villancicos apropiados.
Merienda de la Noche de Reyes. 2006
Foto Lucía Varona
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En la noche de reyes, se Cantan los Reyes. Esto consiste en reunirse y tener una
merienda. Se comen chorizos, aceitunas, chuletas de cordero azadas, pan, vino, fruta y el roscón
de reyes. Luego se sale a la calle muy cubiertos, para aguantar el frío de la noche, y se canta el
canto tradicional.
Los participantes en el evento se dividen en dos grupos, uno de hombres y otro de
mujeres. Se pone cada grupo en esquinas opuestas, las mujeres cantan una estrofa, los hombres
otra y el estribillo lo hacen juntos. Entre esquina y esquina se va bebiendo orujo para no sentir
tanto el frío. Al terminar de cantar por todo el pueblo se vuelve al Bar para tomar sopas de ajo.
Grupo de hombres cantando los reyes
Foto Lucia Varona
Grupo de mujeres cantando los reyes.
Foto Lucia Varona
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Grupo de mujeres combatiendo el frío. 2006
Foto Lucia Varona
Columpiándose la noche de reyes. 2006-03-28
Foto Lucia Varona
Al pasar por las escuelas, no se puede vencer la tentación de volver a ser niña y hay que
columpiarse y resbalarse como antes. La noche de Reyes se mucho.
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Jóvenes de Ciadoncha y algún visitante cantando los Reyes. 2006
Foto Lucía Varona
Los jóvenes también cantan los reyes con los adultos, pero les gusta quemar petardos y
asustar a los mayores. Cuando está nevado, son ellos los que inician verdaderas batallas de
nieve.
Después de haber cantado por todo el pueblo se vuelve al Centro Cultural Santa Bárbara
y allí se toman una sopas de ajo que vienen muy bien para ya después ir a la cama y dormir unas
cuantas horas y estar listo a la una y media de la tarde que es cuando se celebra la misa. Los
padres que tienen hijos pequeños casi no van a esta celebración porque tienen que levantarse
muy pronto para acompañar a los niños a ver qué les dejaron los Reyes.
Los niños esa noche limpian un par de zapatitos y los dejan fuera de la habitación con un
poco de paja y agua. La tradición dice que Los Reyes Magos vienen de oriente a dejarles regalos
por la noche. En varias ciudades y algunos pueblos se hace la Cabalgata de Reyes que es un
desfile en el que hay carrozas donde vienen los tres Reyes Magos, Melchor, Gaspar y Baltasar
tirando dulces a la gente que está viéndolos pasar. Los niños después de la cabalgata se van a la
cama muy pronto, pero no antes de haber preparado los zapatitos, un poco de paja y agua para
los camellos. Así los reyes les dejarán los regalos que ellos tanto han esperado tener.
En esto también ha habido mucho cambio. La mayoría de los participantes señalaban el
hecho de que los Reyes a ellos les dejaban una naranja o unos caramelitos. Nunca les habían
dejado juguetes. Hoy los niños reciben muchísimos regalos ese día.
El día seis se va a misa de nuevo y al Bar después, como todos los domingos. En el bar
se toma un aperitivo, los hombres en un salón y las mujeres en otro. Aunque, los más jóvenes ya
empiezan a mezclarse hombres, mujeres y niños.
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José Luís Hernando, Alcalde del Pueblo (primero de la izquierda) con algunos
hombres en el Bar después de misa. 2006
Foto de Lucía Varona
Grupo de mujeres en el bar el día de Reyes. 2.006
Foto Lucia Varona
A continuación aparece la letra de la canción que se usa para Cantar los Reyes.
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Señoras en el Bar después de misa. 2006
Foto de Lucía Varona
Niños en el Bar. 2006
Foto de Lucía Varona
Después de estas fiestas de fin de año, como se les llama también, vienen los carnavales
que se celebran el martes antes del Miércoles de Ceniza. He querido incluir aquí la descripción
de la fiesta de carnaval, aunque no es parte de la religiosidad popular, porque sí está relacionada
con ella por ser el principio de la cuaresma. Cuaresma es un tiempo de preparación para la
Semana Santa.
El día antes de entrar a la cuaresma, que es tiempo de ayuno y abstinencia, se
acostumbraba celebrar los carnavales. Esto se hace disfrazándose, comiendo y bailando en una
merienda por la noche que se realiza el martes, día antes del Miércoles de Ceniza. En Ciadoncha
esta era una de las mejores fiestas. La creatividad de las personas para disfrazarse era increíble.
Se hacían los disfraces de cosas caseras. Se vestían de moras, de marineros, de indios de espías.
Pelucas, gafas y bigotes postizos salían a relucir esa noche y siempre había sorpresas. Nadie
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sabía cómo iría disfrazado el otro y se creaba esa anticipación que tanto gustaba para disfrutar la
velada.
Hace muchos años, el Miércoles de Ceniza, los niños iban desde la escuela a la
ceremonia de la ceniza en la iglesia. Esta ceremonia consistía en que el sacerdote imponía en la
frente una cruz hecha con cenizas al mismo tiempo que les recordaba que polvo eran y en polvo
se convertirían. Hoy ya no hay niños que vayan desde la escuela; tampoco existe la escuela
como tal ya, pero la ceremonia continúa igual. Todavía hoy nos recuerdan en la imposición de la
ceniza que polvo somos y en polvo nos convertiremos
La cuaresma es un tiempo para reflexionar y hacer sacrificio. Los viernes de cuaresma se
llamaban “de vigilia” y no se comía puchero de cocido en casa, sino tortilla, huevos cocidos o
pescado. Era costumbre hacer algún tipo de ayuno los viernes, de allí que cuando se cocinan
lentejas o garbanzos sin carne se dice que son lentejas o garbanzos de viernes.
Hace muchos años, en Ciadoncha se acostumbraba que todos los domingos de cuaresma
fueran los jóvenes cantando de casa en casa una canción que dice.
Hoy es el primer (segundo, tercer) domingo
que el Señor llama a tu casa
para pedir una limosna
para la Semana Santa.
La limosna que nos des dánosla con alegría,
Jueves Santo la veréis,
Jueves Santo al mediodía.
Con lo que les daban se compraban velas para iluminar el Santísimo en el Monumento, el
Jueves Santo. El Monumento es el altar que se hace para conmemorar la institución de la
Eucaristía.
Pero no era sólo los domingos de cuaresma que se cantaba y se pedía dinero. También los
días de San José, el Domingo de Ramos y el Domingo de Lázaro (anterior al de Ramos). Cada
día estaba acompañado de su canción.
Los tres días más importantes de la Semana Santa son el Jueves Santo, el Viernes Santo y
el domingo de Resurrección. Cada día tenía liturgia propia, la cual incluía también música
especial y el sonido de matracas durante la semana y de campanas el Domingo de Resurrección.
El lunes, martes y miércoles santos se preparaba la iglesia y el monumento, se celebraban
confesiones y se hacía el recorrido de las 14 estaciones del Calvario o Vía Crucis. También el
Jueves Santo se acostumbraba leer por la tarde los quince salmos de la Biblia, en latín. Ese día
se usaba “El Tenebrario” que era un candelero grande, para 15 velas. Al final de cada salmo se
apagaba una vela. Al apagar la última vela se quedaba la iglesia en tinieblas y entonces se
sonaban matracas, botes, latas y cualquier objeto que hiciera ruido. Esta oscuridad y este ruido
eran para recordar el terremoto que según la tradición se produjo en el Monte Clavario cuando
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Jesús murió. También se hacía la misa solemne de la “Cena” y se velaba el Monumento. Por la
noche se hacía una Hora Santa.
Carracas
Foto, Arcadio Varona
Matraca. 2006
Foto, Federico Varona
El Viernes Santo se hacían los “Oficios divinos” de la muerte del Señor y una procesión
llamada del Santo Entierro.
El Sábado Santo se bendecía mucha agua que se repartía por las casas y se hacía el rito
del Cirio Pascual. Las participantes me dijeron que ponían 14 cantitos en una jarrita donde les
echaban el agua. También llevaban una vela que la prendían del cirio l y luego la guardaban para
cuando hacía nublado.
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Jueves, Viernes y Sábado Santos no se tocaban las campanas para llamar a los oficios.
Los niños iban por las casas tocando las carracas y el carracón.
El Domingo de Resurrección se hacía la Procesión del encuentro. Toda la gente se reunía
en la iglesia donde unas muchachas vestidas de luto cogían a la Virgen para llevarla en
procesión, mientras el resto de las mujeres iniciaban el canto que acompañaba a la comitiva. Las
dos estrofas siguientes se cantaban en el momento en que las jóvenes cogían a la Virgen.
“Coged doncellas la Virgen,
a donde la llevaremos,
a las calles de alegría
ya Jesús encontraremos
Levanta el vuelo paloma
De esas andas de nogal
Vamos a buscar a tu hijo
Alrededor del lugar.”
Por otra parte los muchachos acompañaban a Jesús, uno de ellos portaba un ramo de pino
decorado con rosquillas, limones y naranjas. El ramo lo traían los muchachos del pinar y lo
preparaban las doncellas. Su significado es puesto en contraposición a la Cruz, que es un madero
seco en el que está la muerte. El árbol o ramo florido y adornado significa la vida nueva que nos
trae Cristo, El Resucitado. Las rosquillas se usaban para dar nombre a esta Pascua que, además
de Florida, se la llama también Rosquillera, porque era común en la mayoría de las regiones, la
confección de roscos y rosquillas de Pascua. Las naranjas y limones se colgaban del árbol porque
eran las frutas más fáciles de encontrar en esa época.
El sonar de las campanas marcaba el inicio de la procesión. Entonces se cantaba:
“Ya tornean las campanas
y sale la procesión
ya sale la cruz de plata
y en medio nuestro Señor”
Las dos comitivas, las mujeres con la Virgen y los muchachos con Jesús y el ramo,
atravesaban la portada de ingreso de la iglesia y cada comitiva tomaba un camino diferente.
Primero la de los hombres dirigiéndose hacia la izquierda y después la de las mujeres hacia la
derecha, y cantaban.
“Afuera, afuera señoras
afuera de las aceras
que la Sagrada María,
se va a pasear por ellas.”
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Las dos comitivas rodeaban la iglesia para encontrarse en una plaza, donde antiguamente
era el juego de pelota. En el momento de verse ambas comitivas cantaban:
“Por allí viene Jesús
aquí tenemos a su Madre
hagan corro caballeros
que vienen a saludarse.”
Se paraba la procesión y se le quitaba el luto a la Virgen, al igual que a las doncellas, que
eran las jóvenes que llevaban a la Virgen. Esto se hacía quitándose la ropa negra unas a otras de
modo que debajo de la ropa negra las jóvenes llevaban ropa de color, con la que se quedaban.
Cuando hacían esto cantaban:
“Quitad el luto a la Virgen
porque el luto es muy pesado
no es digno de que lo lleve,
pues su hijo ha resucitado”
Quitad el luto a la Virgen
Y a la Sagrada María
Y también a las doncellas
Que van en su compañía”
Ya juntos, continuaban la procesión con dirección a la Iglesia. La estatua del niño Jesús
iba adelante. Entonces cantaban:
“Ya no se conocerán
se han cambiado de librea
lleva el vestido encarnado
por la sangre de sus venas.
Anden, anden las insignias
Delante va el soberano
En medio la Virgen Pura
Y a la derecha va el ramo.
Este ramo que traemos
De naranjas y limones,
Lo han hecho las doncellitas
Hijas de los labradores.
Tengan felices Pascuas,
El niño tierno el primero
Y también el señor cura
Que da buen ejemplo al pueblo.
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Tengan felices Pascuas
El señor cura el primero,
El alcalde y regidores
Y vecinos de este pueblo.
En el momento de entrar a la Iglesia se decía:
Estas puertas son de bronce
Los quicios son de nogal
Adentro está la paloma
Que venimos a adorar.
Entrad compañeras mías
De rodillas por el suelo,
Le pediremos perdón
A la Reina de los Cielos.
Tomemos agua bendita
Digamos la confesión
Y a la Reina de los Cielos
Le pediremos perdón.
El señor cura entraba en sacristía para dejar la capa y cataban:
Sal, salga el señor cura,
Salga de la sacristía,
A decir misa solemne
Que así lo requiere el día.
Ya sale el señor cura
vestido de humanidad
representa a Jesucristo
que a decir misa va.
La alusión “vestido de humanidad” hace referencia al hecho de que el sacerdote revestido
representa a Jesucristo, que es Dios y hombre, o sea, tiene Divinidad y Humanidad. Con esto
finalizaba la procesión y se celebraba la misa.
La víspera de la fiesta de la Santísima Trinidad y la de San Cosme y San Damián se
limpiaba la iglesia, se tocaban largamente las campanas y se cantaban las vísperas. El día de la
fiesta había misa de Angelis en latín y predicador de campanillas. Antes de la misa había
procesión. En la fiesta de la Santísima Trinidad se celebra el domingo anterior al Corpus. Como
ya se dijo anteriormente. La fiesta de Santa Bárbara se trasladó a esta fecha para aprovechar el
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mejor tiempo, ya que en diciembre hace mucho frío. Es por eso que en esta fecha se sacaba la
imagen de Santa Bárbara y la de San Cosme y se hacía la Romería.
Como Ciadoncha no tiene ermita, sacan la imagen en procesión por las calles y
muchachos y muchachas van bailando frente a ella con música de gaita y tambor. Esto se hace
antes de la misa. Después de misa, bailan en la plaza, frente al Bar con la música del conjunto de
gaita y tambor que tocó durante la romería (Vídeo proporcionado por Orencio Pérez Cascajar).
Antes también se acostumbraba tener buenos juegos de pelota en el frontón y comida familiar a
base de paella y pollo de corral.
Procesión en la fiesta de Corpus.
Foto proporcionada por Federico Varona
La fiesta de Corpus también es muy solemne y se saca el Santísimo Sacramento en
procesión. Se preparan altares donde posan el Santísimo Sacramento y se hace una oración. Se
recorren las calles y se tiran pétalos de flores al paso del Santísimo Sacramento.
Don Emérito orando en uno de los altares.
Foto proporcionada por Federico Varona
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Señoras ante el altar hecho por ellas. 2002
Foto proporcionada por Federico Varona
Antiguamente el día de San Juan, los novios preparaban unos ramos que les ponían a las
novias en las ventanas. También se usaba hacer chocolate para llevar al paseo de Los Tornos por
la carretera vieja a Burgos, para ver salir el sol. Después se iban a la fiesta en Vía Zopeque, pero
estas costumbres se fueron perdiendo y ya en los sesentas no se practicaban más.
La fiesta de San Cosme y San Damián es el 26 de septiembre y se celebra también con
una misa y con una merienda. Por un tiempo el Club Cultural Santa Bárbara, del que me ocuparé
más adelante, servía lo que llamaban El vino español. Era una merienda con muchas tapas y
vino. Se hacía en la plaza y participaba mucha gente. Esta fiesta se gozaba mucho porque hacía
buen tiempo y se prestaba a tener un buen día al sol y disfrutar de los merenderos.
El vino español.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
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La última fiesta grande que se celebra en Ciadoncha es la noche antes de la fiesta de
Santa Bárbara, el 3 de diciembre. Desde hace muchos años se ha hecho la hoguera. He oído
comentar a una participante que nació en 1920 y dice que ella la recuerda de siempre. Que
incluso, había años que hacía mucho viento y que los mayores les decían a los jóvenes que no la
hicieran porque podía ser peligroso, pero nadie hacía caso.
En esta fiesta lo interesante es que se aprovecha a hacer una buena limpieza en la casa y
lo que ya no sirve se lleva a quemar a la hoguera. También se traían troncos y palos del campo.
(Cinta proporcionada por Arcadio Varona)
Preparativos para la fiesta de Santa Bárbara. Matanza hecha con toda la comunidad.
Foto proporcionada por Arcadio Varona.
Aprovechando el clima frío en Ciadoncha, como en otros pueblos, se hace la matanza del
cerdo en esta época. En la fiesta de Santa Bárbara se comen todas esas comidas que se hacen del
cerdo. El Centro Cultural Santa Bárbara, al que le he dedicado el último capítulo del libro,
organizaba la matanza para esta fiesta.
Es tan famosa la fiesta de Santa Bárbara que vienen personas de otros pueblos a ella. La
hoguera, la música, el vino, y la buena comida ayudan mucho a tener una velada inolvidable. Es
en esta fiesta cuando se animan más a cantar tanto hombres como mujeres. Pero no sólo es el
canto lo que aflora, también salen algunos poemas, muchos chistes, y dichos y comentarios que
son de troncharse de la risa.
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Genara Madrid con La Virgen Milagrosa. 2003
Foto proporcionada por Federico Varona
Otra tradición en el pueblo es la de pasar la imagen de la Virgen Milagrosa de casa en
casa. En estas visitas se reza un rosario, se prende una veladora y se pone una limosna en la
cajita donde viene la imagen. Esta es una costumbre bastante antigua que todavía hoy se hace.
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CAPÍTULO 6
LA COMIDA
Las Cebollitas de Ciadoncha
Como hemos dicho anteriormente, Ciadoncha ha sido un pueblo pequeño, pero talento no
ha faltado en muchos campos y uno de ellos es las artes culinarias. Existe un plato en la cocina
moderna que se llama Cebollitas de Ciadoncha y se puede degustar en el restaurante, Villa de
Almanzor, en la ciudad de Burgos.
¿Cómo empezó esto de las Cebollitas de Ciadoncha? Fue Nery Delgado, nacida en
Ciadoncha, quien creó este plato. El plato surgió porque Nery es una profesional de la Alta
Cocina y en 1.985 montó una sociedad y puso un Restaurante. Era necesario inventar platos y
ella se inventó este.
Nery Delgado.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
En una entrevista que le hicieron a la Chef para la revista “Ciadoncha, tras sus huellas”,
Junio1.990 (22, 23) Nery dice que los recuerdos que ella tiene del pueblo son los olores y
sabores de esos conejos guisados en esas cazuelas de barro de Pereduela (Zamora), tan curadas,
ya que algunas pertenecieron a las abuelas e incluso bisabuelas de quienes las usan. Esos eran
guisos que se hacían sentir a diez metros de donde se cocinaban por el olor a leña de sarmiento,
de encina y a las especies.
Nery dice que ella cree que no hay pueblo donde se cocine con tanto esmero y cariño
como en Ciadoncha. Alaba mucho la fiesta de Santa Bárbara, porque dice que el cariño con que
se prepara la comida para esa fiesta es algo único. Por eso las morcillas saben mejor. También
recuerda las bodegas. ¡Cómo no las va a recordar¡ si en ellas ha pasado tan buenos ratos, no sólo
degustando buena comida, pero también cantando con esa voz tan bonita que tiene (Vídeos
proporcionados por Orencio Pérez Cascajar).
Al preguntarle sobre el éxito del plato, ella dice que una vez las quitó del menú, pero que
la gente las pedía con tanta insistencia que decidió no quitarlas más, y así Ciadoncha queda al
alcance del paladar de cualquiera. En palabras de Nery, las Cebollitas de Ciadoncha…
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Es un plato moderno, de nueva cocina, pero no excesivamente refinado porque la
raíz esencial del plato enlaza con esos sabores del pueblo que yo guardo en mi
mente y, por qué no, en mi corazón. Esta idea es la que intento plasmar en toda
mi cocina, intentando mantener en todos los platos el sabor, incluso en los más
refinados. Este plato forma parte de lo que yo llamo un menú largo y estrecho,
una serie de platos para iniciar una comida y que es lo que personaliza este
restaurante y a mí como creadora culinaria. Por otra parte, la carta de este
restaurante intenta combinar la nueva cocina con la tradicional, porque no quiero
olvidar mis raíces. (En Ciadoncha, tras sus huellas. Junio 1.990, página23)
Como es natural, incluimos en este trabajo la receta de Las Cebollitas de Ciadoncha.
Este es un plato que ha tenido mucho éxito y que curiosamente ha puesto al pueblo en el mapa,
pues muchos son los turistas que intrigados preguntan dónde está ese lugar.
Cebollitas de Ciadoncha
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Receta de las Cebollitas de Ciadoncha
Ingredientes para 6 personas.
8 Cebollas pequeñas
400 gramos de carne de solomillo.
60 gramos de carne de cerdo 2 cebollas
2 zanahorias
50 gramos de mantequilla
Preparación del relleno:
Se compra la mejor carne de vaca o ternera (solomillo). Se mezclan con un poquito de
cerdo gordo y se pica como para albóndigas. Se pone una sartén al fuego con medio vaso de los
de vino, de aceite y una nuez de mantequilla, sin que se caliente mucho. En ello freímos una
cebolla pequeña picada menudita y sólo hasta que esté transparente, entonces echamos la carne,
la rehogamos y se le agrega sal, pimienta molida, nuez moscada, media copita de vino oloroso o
una pizca de tomillo. Se pasa a un recipiente ancho y se le incorpora un huevo entero y un
chorro no muy grande de crema de leche.
Lo pasamos por la miniprimer hasta hacer una pasta compacta y espesa que probamos por
si le faltara sal y se rectifica al gusto.
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Ya tenemos el relleno que dejamos reservado en el mismo recipiente.
Salsa de crema
En una sartén de tamaño grande, se pone aceite y un poco de mantequilla. Se pica una
cebolla mediana, dos zanahorias muy picaditas y lo freímos bien. Aparte se hace una bechamel
muy ligera que deberá estar hirviendo. Se une la bechamel y el sofrito. Se añade pimienta, nuez
moscada y sal al gusto y se pasa por el chino. Esta salsa no debe quedar muy espesa.
Para rellenar las cebollas
Se cuecen las cebollas en abundante agua y sal unos 30 minutos. Se las deja enfriar. Una
vez frías las vamos quitando por capas y se envuelven en pequeñas porciones de carne.
Se las pone en la bandeja, se echa la salsa por encima, se meten al horno a gratinar
durante 20 minutos, primero a horno fuerte y luego moderado.
Nery celebrando con amigos y los músicos que animaron la fiesta del 15 de agosto de 1996
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Es verdad que la gente en Ciadoncha cocina muy bien. Los conejos, el asado de cordero,
las ensaladillas rusas, el flan de huevos, las tortillas y las sopas de ajo. Todo sabe muy bien.
Esperemos que cada familia pueda pasar a sus hijos los secretos de la cocina “ranera”, porque
sería imposible incluir aquí todas las recetas que podríamos sacar.
Un participante me comentaba cómo en un tiempo en Ciadoncha se comían las sopas de
ajo mañana tarde y noche. Yo le decía que me parecía eso un lujo, puesto que ahora todos los
restaurantes ofrecen este plato como algo especial. Él sonrió y me dijo- es que antes las sopas de
ajo era la comida de los pobres- Pasó luego a relatarme cómo en esos tiempos, si alguien
llamaba a la puerta y la familia estaba comiendo sopas de ajo, las escondían. Creo que lo mismo
pasó con el turrón. Ésta era la comida que llevaban los pastores al campo. En un tiempo fue
visto de menos por los demás, pero hoy pagamos lo que sea por un buen trozo de turrón, ya sea
duro o blando.
En la revista, encontramos un artículo sobre la confección del pan. En él algunas
personas explican cómo cuando y dónde se hacía esta labor. Se trataba de amasar y amasar, por
lo menos una hora. La masa, que era de harina cernida, sal, agua y levadura; tenía que quedar lo
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suficientemente dura. Luego se hacía una cruz en la masa y se tapaba con una manta, unas dos
horas hasta que subiera. Después había que hornear. En ese entonces, no había hornos en todas
las casa. Hoy todas las casas tienen no sólo horno eléctrico o a gas, sino también de microondas.
Había algunos hornos de leña, pero como la demanda era mucha, tenían que pedir vez. A veces
había que madrugar porque se horneaba dos veces, por la mañana y por la tarde.
Calentaban el horno con paja o leña, echando con los puños e hincadas de rodillas.
Cuando el horno se ponía blanco, se limpiaba por dentro y se metía el pan. Primero las tortas de
aceite y luego las hogazas. Cocían para unos 15 días. A veces el pan se enmohecía y se lo tenían
que comer, quitando lo que estaba peor. El pan lo guardaban en una habitación, en un rincón. ¡Qué bien olía cuando pasábamos!- comentan las narradoras (10) Hoy el pan llega en coche y
sólo hay que salir a comprarlo.
La Panadera entregando el pan en Ciadoncha. 2006
Foto proporcionada por Arcadio Varona.
En Ciadoncha lo que se come es lo que se ha preparado ese día en casa. Por muchos
años, los frigoríficos se mantenían vacíos. Primero porque no se tenía costumbre de guardar
comida de un día para otro. Luego, porque habían vivido por tantos años sin ellos que
desarrollaron otros métodos de conservación que no necesitaban de la refrigeración moderna.
Ahora ya vemos que, sobre todo, el congelador se mantiene repleto de carne de la matanza y de
los productos del huerto.
La vida diaria en Ciadoncha es bastante rutinaria en estos tiempos. Por las mañanas las
labores de limpieza de la casa se ven interrumpidas sólo por el toque de la bocina de unos
coches. No hace falta que las señoras vean hacia la calle; ellas reconocen el sonido y se les oye
decir:
-¡Es el de Santa Maria! ¡Es el de Mahamud!- refiriéndose al panadero.
Hay que salir a recoger la barra o la torta. No hay comparación con todo el trabajo que
suponía tener pan hace muchos años. Interrumpir las labores por unos minutos, es sólo un
pequeño inconveniente para las mujeres de hoy. Además, hoy es muy normal ver a los hombres
de la casa que salen a comprar el pan, no como antes que era labor exclusiva de las mujeres.
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Emiliano Galiana comprando el pan. 2006
Foto proporcionada por Arcadio Varona
A Ciadoncha siempre han llegado vendedores. Un participante me dice que todavía hoy
puede ver en su mente al aceitunero, él era alto y serio, con esa camisa larga tan característica.
También llegaban los gitanos para reparar los cacharros de cocina. Este participante También
recuerda como a veces, su padre les dejaba dormir en el pajar. Esto ocurriría allá por los años
cincuenta (Entrevista personal 2005).
Hoy también llega el pescatero que a veces no sólo lleva pescado sino carne y pollo. Y
unas furgonetas llenas de toda clase de mercancía, desde toallas hasta planchas, que van
sirviendo a la población de todos estos pueblos pequeños de alrededor. En Ciadoncha no ha
habido una tienda desde hace más de medio siglo, pero realmente no la necesitan porque están
bien atendidos por todos estos vendedores ambulantes que se recorren la comarca, llenando de
sonidos el ambiente tranquilo de los pequeños pueblos de Castilla.
Pollos de corral.
Foto proporcionada por Federico Varona
En Ciadoncha todavía se consume mucho de lo que se cría en casa. Todos los
participantes coincidieron en que no hay comparación entre el sabor de los huevos y los pollos de
corral y los de granja. Los conejos también son especialmente sabrosos.
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La verdura, ¡qué bien sabe! cuando se la va a traer al huerto. Muchos de los vecinos que
viven en la ciudad de Burgos, cultivan huertos en el pueblo y se dan el gusto de comer verdura
sana que han visto crecer y madurar. Como se comentó antes, también ahora ya preparan la
verdura para congelarla y disfrutar de ella durante todo el año.
La forma de hacer la comida, sus ingredientes y el tiempo que se dedica a ella, hace la
gran diferencia en la cocina. Por ejemplo, antes no se usaba la miniprimer, como dice Nery en
su receta, lo que se usaba siempre era el mortero. Yo estoy segura que la mayoría de las personas
que todavía viven en Ciadoncha prefieren el mortero a la miniprimer. Allí se tritura bien el ajo,
perejil y pimienta. Se prepara como una pasta y luego se echa un poco más de agua y se mezcla
bien con la comida.
Mortero pequeño de madera.
Foto Lucía Varona
La vida en el pueblo es tan distinta de la de la ciudad que allí uno se siente invitado a
volver al pasado, a tomarse el tiempo para todo. En el verano cuando se puede ver algunas
familias que vuelven a pasar unos días, se nota el gusto que sienten al poder dedicar toda la
mañana a preparar unos buenos guisos. No es lo mismo en la ciudad, donde tienen que correr
tanto para ir al trabajo, llevar a los niños al colegio, etc. Lo más valioso de toda esta comida del
pueblo es que es muy sana, allí todo es orgánico y no se usa ninguna clase de químicos para
cultivar o criar animales.
Un bonito proyecto sería escribir un libro de cocina, con las recetas de las abuelas con
detalles de cómo se preparaban esos platos que poco a poco van quedando sólo en el recuerdo de
los que tuvimos la suerte de degustar. También sería interesante escribir los secretos para cultivar
las mejores verduras porque los tomates, judías verdes y pimientos son especialmente sabrosos
en este lugar.
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CAPÍTULO 7
LA MATANZA
La matanza bien merece un capítulo aparte al de la comida porque en realidad es un
acontecimiento que debe ser descrito independientemente.
En diciembre, cuando hace frío, se hace la matanza. Es una ocasión más para reunir a la
familia. El trabajo es mucho y duro, por eso tiene que hacerse entre todos. Pero si bien se trabaja
mucho, también son tres días de buena comida, porque cada día, la comida, se hace de acuerdo al
trabajo que se realiza. Yo trataré de recordar la primera matanza en la cual participé que fue en
el año 1.984.
Preparando el lugar. 1984
Foto Lucía Varona
Lo primero que se hace es preparar el lugar donde se llevará a cabo toda la acción. Ese
espacio debe estar limpio y ser suficientemente amplio para maniobrar. Se preparan muchos
paños, recipientes y una escalera para colgar el cerdo para destazarlo. También se necesita
alguna hornilla o fuego para cocer las morcillas.
Llevando al cerdo al matadero.1.984
Foto Lucía Varona
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Lo primero que hay que hacer es coger al cerdo y llevarlo a la mesa donde se le va a
matar. Tarea difícil, pues el animal como presintiendo su destino, no se deja agarrar fácilmente.
Se necesita mucha fuerza para dominarlo.
Primero se mata al cerdo. Hay personas que saben hacerlo muy bien y a ellas las llaman
para hacer este trabajo, aunque no sea parte de la familia. En nuestro caso era Ángel Varona
Temiño, quien hacía esta tarea. A él le llamaban otras personas para ayudarles con esto. Este
trabajo no es remunerado con dinero sino participando de lo que se saca del cerdo, así pueden
darse chorizos y morcillas u otras cosas.
Uno de los recuerdos más gratos que tenemos en la familia de las matanzas en el pueblo,
es que el padre nos contaba que cuando Petry, la hija menor era pequeña, él se la llevaba a las
matanzas y mientras él trabaja, la niña cantaba o bailaba el twist, que era el baile más popular en
esa época (indudablemente, eran los famosos sesentas). O sea que Ángel, prestaba sus servicios
con un bono de entretenimiento. Todavía hay gente que al recordar esto dice-Petry era muy
“Saláa”-
Matando al cerdo. 1984
Foto,Lucía Varona
Al primer día se le llama día de limpiar.
Una vez en la mesa, el encargado de matar el cerdo, le mete el cuchillo y normalmente el
cerdo no sufre nada si se le encuentra la vena rápidamente. La persona que recibe la sangre, se
hinca y reza una corta oración, luego pone el recipiente para coger la sangre que hay que batir
constantemente para evitar que se cuaje.
Quemando los pelos del cerdo. 1984
Foto Lucía Varona
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Una vez desangrado el animal, se limpia muy bien, quemando los pelos, rasurándolo y
lavando la piel para que quede muy limpio.
Destazando el cerdo. 1984
Foto Lucía Varona
Una vez limpio el cerdo se pone en la escalera. Allí se sacan los intestinos o tripas, que
se lavan muy bien porque son las que se rellenan para hacer las morcillas y los chorizos en los
días siguientes.
El primer día se bate la sangre para que se quede líquida y se pone en botellas o
recipientes aparte, para ser usada el día que se hacen las morcillas. Este día también se lavan las
tripas, se pelan las patas y las orejas.
De comida se tiene la asadurilla del cerdo, guisada y el hígado empanizado o con cebolla.
Picando tocino. 2003
Foto proporcionada por Federico Varona
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A este día se le llama el día de picar, porque se pica toda la carne que es más magra para
los chorizos. La que es más grasosa para sabadeñas, que son los chorizos que se usan para sopas
o caldos. Se puede usar la máquina para picar especialmente si hay mucha cantidad.
Este día se saca el lomo, jamones, tocino. Antiguamente el tocino se guardaba en sal
para todo el año y aunque se ranciaba había que comerlo. También se prepara la carne para los
chorizos con sal, pimiento dulce, pimiento picante, pimienta negra, orégano, vino blanco y
pimientos colorromos rojos (pimientos que se cuecen y se les separa la piel de la pulpa y se usa
sólo la pulpa o carne, como le dicen en el pueblo). Se mezcla todo con la carne del cerdo, se
pone en los dornos y se va haciendo la señal de la cruz en cada uno de ellos. Esa carne se queda
tapada un día.
Picando cebollas. 2003
Foto proporcionada por Federico Varona
El segundo día también se pican las cebollas más o menos finas y se les mezcla el arroz y
la sal. Esta mezcla se deja tapada toda la noche.
De comida, el segundo día se tienen huesos con patatas y el lomo frito con pimientos.
Cociendo las morcillas. 1984
Foto Lucía Varona
El tercer día se hacen las morcillas. A las morcillas se les hecha arroz, manteca, cebolla,
sal, pimienta molida, anís, orégano, canela, la sangre del cerdo, pimentón dulce y pimentón
picante.
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Por la mañana se preparan las tripas que ya han sido limpiadas el primer día
cuidadosamente pasando agua y limón por dentro varias veces. Después se mezclan los otros
ingredientes con la cebolla y la sal, que se dejó aparte el día anterior. También se mezcla a esto
la sangre que se separó el primer día y que debe estar líquida. Al mezclar se echa primero la
pimienta molida, luego el anís, la canela y el orégano. Se echa suficiente pimentón de las dos
clases y se mezcla todo. Se echa la sangre y al final la manteca y se revuelve todo muy bien.
Se coge un poco de esa mezcla y se fríe en una sartén. Esto se hace para probar y darle el
gusto que uno quiera. Una vez sazonado, se empiezan a rellenar las tripas. Para esto se amarra
un lado de la tripa con un hilo especial para embutidos y se llena más o menos dos cuartas de
tripa, luego se amarran por el medio y al final. Así se van preparando varias morcillas. Una vez
llenas, se ponen a cocer.
Ese día se toma una sopa de fideos que se hace con huesos cocidos y tocino fresco.
También se come alguna morcilla recién hecha.
Rellenando los chorizos. 1984
Foto Lucía Varona
El cuarto día se llama el día de rellenar porque se rellenan los chorizos con la mezcla que
se dejó el segundo día en los dornos. Se puede usar la máquina de picar que se usó para picar la
carne, pero sin la cuchilla para rellenar los chorizos. Los chorizos se atan con hilo de tramilla y
se ponen a escurrir. Se sacan a la calle a que se oreen y después se ponen en una habitación para
que se terminen de curar. Si hay niebla hay que ahumarlos, hay que abrir las ventanas. El
proceso de curación de los chorizos toma un mes.
Ese día también se ponen a adobar las íntimas y las orillas finas de carne del tocino. El
adobo se hace poniendo agua con mucha sal (tanta que tiene que flotar un huevo en ella), mucho
pimentón picante y orégano. Se pone la carne en esa mezcla y a los ocho días se frota la carne
con otra mezcla hecha de pimentón picante y vinagre o vino blanco. Esto se hace para que no lo
piquen las moscas. Se pone a oreo en trozos no muy grandes.
Toda esta narración fue posible gracias a Paulina Madrid, quien vía telefónica me recordó
los detalles de la matanza. La primera vez que participé en una de ellas, como dije
anteriormente, fue en el año 1984 y me impresionó muchísimo. Recuerdo que por no tener el
valor de arremangarme las mangas y poner las manos en el proceso. Yo me ofrecí como la
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fotógrafa oficial. La segunda vez, ya me sentía mucho más segura de poder colaborar y así poco
a poco con el tiempo ya me pareció menos impresionante.
Haciendo la mezcla para el jabón. 2003
Foto Lucía Varona
Pero la matanza da para más que comida, con el cebo del cerdo se hace jabón. Para esto
se pone a calentar el cebo, se le mezcla una barra de jabón y soda cáustica y se revuelve muy
bien. Esa mezcla se echa en moldes y se deja enfriar.
Echando el jabón en los moldes. 2003
Foto proporcionada por Federico Varona
Como se puede ver, lo único que no se aprovecha del cerdo son los pelos. Se pueden
preparar platos muy sabrosos y jabón muy bueno. A cualquier persona que no esté acostumbrada
a participar en la matanza le puede parecer este trabajo bastante desagradable, pero son muy
pocos los que rechazan un buen chorizo, morcilla, jamón, tocino, chuleta o lomo bien preparado.
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CAPÍTULO 8
LAS BODEGAS
Las bodegas están como a un kilómetro del pueblo, en una pequeña montaña. Las
bodegas son cuevas cavadas donde se hacía y se guardaba el vino.
Entrada a una bodega. 2006
Foto Lucía Varona
Por muchos años se hizo vino en Ciadoncha. Muchos son los recuerdos que hay de esos
tiempos. Como por ejemplo lo bien que se pasaba cuando pisaban la uva y cómo gozaban
restregándosela en la cara a alguien que estuviera distraído.
Como me explicó un participante, la temperatura que mantiene la bodega, tanto en
invierno como en verano, es la ideal para conservar el vino. También hay que recordar que
puede ser muy peligroso entrar a una bodega donde se está fermentando la uva. Para saber hasta
donde se puede llegar en esta etapa del proceso del vino, se prende una vela y se empieza a bajar;
cuando la vela se apaga, hay que volver porque quiere decir que todavía el nivel de dióxido de
carbono es muy alto y podría ser fatal.
Interior de una bodega. 2006
Foto Lucía Varona
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Pero las bodegas han sido mucho más que una cueva para hacer y guardar vino. Algunos
dicen con cierta malicia. ¡Ay… si las bodegas hablaran..! Y es que en las bodegas se hablaba
mucho y de todo. Al calor del vino salen tantas cosas que sólo podemos imaginar los secretos y
las confidencias que allí se han hecho. Todas las bodegas tienen una parte donde exclusivamente
se guarda el vino, y otra donde se puede merendar.
En términos de hoy, diría que las Bodegas eran el lugar para quitarse el stress. Seguro
que para muchos vecinos de antes, el ir a las bodegas era más efectivo que una visita al psicólogo
hoy. Es que había mucha lealtad en la amistad, mucho cariño y comprensión entre amigos y
podían hablar de lo que fuera. Estoy segura que estas reuniones informales, este convivir diario
es lo que más echan de menos los agricultores de hoy. Antes siempre estaban juntos, compartían
alegrías y tristezas. Hoy la vida se ha convertido en un ir y venir y ya no hay tiempo para nada.
Vecinos disfrutando de una merienda en las bodegas.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Un participante describió las bodegas así: Las bodegas han representado hasta hace una
veintena de años, aproximadamente, el referente cultural del pasado. Allí se congregaban niños,
jóvenes y mayores, en cuadrilla de edades similares, en los ratos libres, sobre todo los domingos
para merendar, charlar y cantar.
Recordemos que Ciadoncha no ha tenido muchos lugares donde poderse distraer la gente.
Las personas mayores del pueblo recuerdan que antes había salones de baile y que eran muy
populares, pero de esto hace muchísimos años. Luego también recuerdan, la casa del señor
Arturo. Cuántas tazas de café se servían, cuánta gente llegaba a conversar y pasar el rato. El
Teleclub que era igual que el Bar, pero que se le llamaba así porque en estos lugares era donde
había un televisor y la gente iba ver algunos programas, mientras charlaba, fumaba y se tomaba
un vinillo. Cada época tuvo algo, pero sólo eso, un lugar de diversión y nada más. Lo que ha
sido permanente son las bodegas. Esas sí que siempre han estado allí y siempre se han usado para
convivir.
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Hombres lavando las cubas en las bodegas. Atrás se ven los merenderos. 2002.
Foto proporcionada por Federico Varona
Muchas señoras recuerdan que sus esposos se iban a las bodegas y no volvían hasta las
tantas de la noche cantando:
Venimos de las bodegas
De beber vino y también
Jerez.
Traemos una borrachera
Que no nos podemos tener
De pie.
Hay cubanita del alma,
Tú me robas el alma.
Yo no puedo vivir sin ti.
Son tus ojos azules
Como las nubes del mar sin sol.
Y tu cuerpo se cimbrea
Como la caña del pescador.
Pero no sólo los hombres tienen este privilegio, también las mujeres pueden disfrutarlas,
especialmente después que se hicieron los merenderos modernos.
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Señoras celebrando un cumpleaños en una bodega.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Los merenderos son como pequeños restaurantes, algunos están tan bien decorados que
realmente da la impresión que se está en otro pueblo y al entrar se siente como si fuera un buen
restaurante. No hay electricidad, pero eso los hace aún más románticos. Todos tienen una buena
chimenea, donde asan las chuletas, mesas sillas y algún armario para guardar cosas que se
necesitan para preparar las meriendas. Lo que no falta es una lámpara de gas. Con eso ya pueden
quedarse hasta las tantas de la noche o de la madrugada.
En las bodegas se pasa muy bien el tiempo. Cada bodega es diferente en ellas se puede
ver la personalidad de los dueños. Muchos vendedores ambulantes creen que ese conjunto de
edificios es otro pueblo y van hasta allí pitando ofreciendo sus productos.
Anteriormente presenté un canto que entonaban los hombres, pero no sólo ellos tenían
sus cantos propios de bodega. También las mujeres cantaban:
Somos las de Ciadoncha,
Ay ay, ay, ay.
Somos las de Ciadoncha,
Jolín.
Las de Ciadoncha,
Pío, pío, pío, pío, cos, cos, cos.
Porque nos gusta el vino,
Ay, ay, ay,
Porque nos gusta el vino
Ay, ay, ay,
Y el agua ardiente,
Jolín
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Y el agua ardiente,
Pío, pío, pío, pío, cos, cos, cos.
En las meriendas se acostumbra comer chuletas de cordero asadas, tortilla de patatas,
ensalada, fruta. Pero también hay quienes preparan pescado, mariscos y se abren muchas latas
de escabeche. También allí se hacían meriendas para todo el pueblo y después de comer
empezaba el baile y el canto. Hay algunos vídeos que merece la pena conservar para ver la
camaradería y la felicidad con que celebraba la gente, especialmente las celebraciones
organizadas por el Club Cultural Santa Bárbara.
Algunos elementos importantes relacionados con el vino son las botas, los porrones y las
cubas. En las botas se lleva el vino al campo para que se conserve fresco y sea fácil beber y
conservar. Es un rito que una vez que se aprende se practica donde sea que le toque vivir. Por
ejemplo en nuestra casa en California no puede faltar la bota y el porrón y a muchas personas les
llama la atención ver la facilidad con que mi esposo bebe de estos contenedores.
Merendando en un descanso durante la cosecha. Bebiendo del porrón. 1986
Foto Lucía Varona
Uno de los participantes me comentaba con qué gusto bebían el vino en porrón cuando se
sentaba a tomar la merienda durante la cosecha.
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Paulina Madrid enseñando las cubas de vino en la Bodega de Pepe. 2006
Foto Lucía Varona
En las bodegas mantienen el vino en cubas. Es en las cubas donde realmente se hace el
vino, allí se pone el jugo de uva o caldo y se va transformando en vino.
.
Porrones para beber vino
Fotos, Lucia Varona
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CAPÍTULO 9
LA VIVIENDA
Como en todo el mundo, una de las cosas que más ha cambiado en el siglo XX es la
vivienda. En Ciadoncha, la introducción de la luz eléctrica en 1904 o 1905, y el agua en 1977
han sido la mayor causa de esto.
En el pueblo se pueden ver varios tipos de casas. Algunas han sido restauradas,
conservando el estilo antiguo, otras son tipo chalet y otras son bastante modernas.
Lamentablemente, también hay muchas que se están cayendo o que han sido derrumbadas y no
se han vuelto a construir.
Calle y casas antes de ser renovadas. 1979
Foto proporcionada por Federico Varona
Fundamentalmente la casa antigua constaba del área de vivienda y las cuadras. Los
animales eran muy importantes en la vida del pueblo especialmente durante las primeras décadas
del siglo, antes que se mecanizara la agricultura. El ganado además de servir para el trabajo y de
alimento también servía para dar calor. Por eso muchas casas antiguas tenían las habitaciones en
un segundo piso y el primero, o planta baja, era donde mantenían a los animales. Según algunos
participantes, hubo gente que también vivía en la misma planta con los animales hace muchos
años.
Calentando la gloria. 2005
Foto Lucía Varona
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Con el tiempo, la mayoría de las casa en Ciadoncha llegaron a tener Gloria, que es un
túnel que atraviesa una habitación de la casa y tiene una chimenea por donde sale el humo. Las
glorias, según los participantes, son del tiempo de los romanos, pero no se usaron tanto en el
pueblo, hasta mediados del siglo XX. La gloria se calienta quemando paja o leña. Al subir el
calor, va calentando las habitaciones que están encima. Pero también le llaman Gloria a la
habitación por donde pasa el túnel y que es la más caliente de todas. Antes, en el invierno, allí se
hacía todo. A los niños, sobre todo, allí se les lavaba y cambiaba. Esa era la habitación que más
se usaba en toda la casa.
Hoy las glorias son muy bonitas y el lugar donde se calientan son motivo de decoración
especial, pero antes no era más que un boquete con una tapadera de hierro. Normalmente en la
habitación a la cual le llaman también gloria, hay una mesa donde se come, un sofá, varias sillas
y un mueble donde está la televisión. Pero la gloria no es suficiente para calentar las habitaciones
que no están sobre ella. Antes, para calentar las camas, se usaban los braseros o botellas de agua
caliente y ahora los calentadores eléctricos.
Calentador de cama antiguo
Foto, Federico Varona
Calentadores de cama moderno.
cache.tias.com
Muchos de los participantes dicen que los mejores recuerdos de su familia son los ratos
que pasaban en la gloria. Allí fue donde muchos escucharon su primer cuento, donde se dio la
mano de la hija para casarse con el prometido, donde cosía la madre la ropa de los hermanitos,
donde se escuchaba la radio. Muchos también recuerdan lo limpias y ordenadas que se
mantenían.
Cocina antigua.
Foto proporcionada por Federico Varona
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Cocina moderna en una casa de Ciadoncha. 2006
Foto Lucía Varona
Otra habitación importante era la cocina. Para cocinar se usaba leña, después ya se usó la
estufa de butano, y ahora las hay que son eléctricas. En la cocina se tenía un lugar donde guardar
los platos y utensilios de cocina al que llamaban basar. También había unas hornillas que se
usaban para cocinar y un lugar donde fregar. Estos eran los tiempos duros en España. No fue
hasta después de los setentas que las casas empezaron a cambiar en Ciadoncha, especialmente
después de introducir el agua potable a las casas.
Hasta 1977, que se introdujo el agua en las casas; en Ciadoncha no había baños, por lo
menos como los entendemos hoy en día. Las necesidades fisiológicas se hacían en las cuadras,
donde había paja. Eso se limpiaba y se usaba como abono. A partir de los ochentas todas las
casas en Ciadoncha tienen salas de baño. Quizás el salto más grande dentro del estilo de vida
haya sido éste. Las casas pasaron de no tener inodoros a tener baños muy elegantes con bidet,
bañera, regadera, espejos etc. En un principio lo que se usaba para la higiene diaria, era el pichel
y la palangana, que normalmente estaban colocados en el pasillo cerca de las habitaciones de
dormir y también tenían un espejo. En algunos casos era un mueble de madera donde estaban el
pichel, la palangana y el espejo, pero en otros era una mesita y el espejo en la pared.
Pichel, palangana y cubo en el pasillo.
centros.edu.xunta.es
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De estos utensilios rudimentarios, se saltó a las mejores marcas de baños. En la ciudad de
Burgos está una fábrica de la compañía Roca, que es muy famosa en España.
Baño en una casa de Ciadoncha. 2006
Foto Lucía Varona
Las habitaciones para dormir, o los cuartos, tenían camas con cabecera y pies de metal.
Los padres dormían en una habitación y los hijos en otras. Los armarios eran parte del conjunto
de muebles de dormitorio. Los armarios empotrados ha sido algo totalmente nuevo que se ha
introducido sólo en las casas más modernas.
Las habitaciones normalmente se mantenían muy limpias y ordenadas. Siempre se ha
tenido la costumbre de ventilar los cuartos abriendo las ventanas, todos los días por un rato y
luego se cierra y se deja en penumbra, con la puerta entreabierta. Los dormitorios en Ciadoncha
se usaban únicamente para dormir. Creo que esto era debido a la falta de calefacción en el
invierno y aire acondicionado en el verano. Hoy las casas están mejor preparadas tanto para el
frío como para el calor y sobre todo los jóvenes parecen pasar más tiempo en su habitación. En
el pueblo todavía no he visto que el uso de las habitaciones sea como en las ciudades, donde
sobre todo los jóvenes tienen televisión, aparato de sonido y computador instalados en su cuarto
y esto hace que se aíslen más del resto de la familia.
Una habitación en una casa moderna en Ciadoncha. 2006
Foto Lucía Varona
Ahora en las casas modernas tampoco se tiene sólo la gloria para estar. Se tienen salas y
salones. Por ejemplo el comedor forma parte de la sala principal y algunos tienen un saloncito
donde se hacen labores o se tienen reuniones informales. La comida diaria normalmente se hace
en la cocina, donde hay una mesa bien acondicionada y no en el comedor formal que se usa sólo
para ciertas ocasiones.
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Desván de una casa moderna. 2006-02-10
Foto, Lucía Varona
Varias de las participantes mencionaron el desván como uno de los lugares que mejores
recuerdos les traía de su niñez. El desván es la parte más alta de la casa, entre el techo y las
habitaciones. En este lugar se guardan las cosas que no se usan mucho. Por eso es que todavía
hoy el desván es un paraíso para los que quieren volver al pasado.
En el desván se guarda de todo, las plantas del verano, los juguetes de los niños, los
baúles de los abuelos, los diplomas de los hijos, los muebles que ya no se quieren, las almendras
secas, la fruta que se cortó en el verano, en el desván se encuentra de todo.
Algunas de las muchas manualidades de Puri Galiana. 2.006
Foto, Lucía Varona
Otra característica que he encontrado en las casas de Ciadoncha es que las mujeres hacen
muchas manualidades y las usan para decorar su vivienda. Tuve la oportunidad de visitar la casa
de Puri Galiana y siento que debo comentar un poco lo que vi. La casa donde viven es muy
moderna, decorada con un gusto exquisito y casi todo lo que han usado en la decoración lo ha
hecho ella. Esta señora es un ejemplo de cómo se pueden aprovechar los cursos de manualidades
que imparten en los pueblos. Desde crochet, hasta pinturas, todo tiene ese toque personal que
hace de su casa un lugar único.
Por muchos años en Ciadoncha se han hecho toda clase de labores. Punto de cruz,
ganchillo, costura a máquina, en fin muchas manualidades. La mantelería en algunas casas es
verdaderamente especial por tener ese sello tan particular de haberlo hecho la dueña de la casa.
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Práxedes con algunas de sus manualidades. 2005
Foto, Lucía Varona
El cultivo de plantas es también algo que gusta mucho en el pueblo. En verano es un
placer caminar por las calles, porque donde quiera que se vea hay masetas llenas de geranios de
colores que alegran el ambiente. En el invierno también tienen plantas verdes dentro de la casa.
Paulina Madrid con sus flores. 2005
Foto, Lucía Varona
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Hablando con una participante, comentábamos que en realidad es posible vivir bien
donde sea. La limpieza y el orden es lo principal para que una casa, por humilde que sea, se
convierta en un palacio para sus habitantes.
En http://www2.sjsu.edu/faculty/fvarona/pueblo.htm Federico Varona tiene las fotos de
la primera y la última casa de sus padres. Allí se puede ver no sólo el paso de los años sino
cuánto se ha avanzado en la construcción y el estilo de vida en el pueblo.
Casa vieja de la familia Varona Madrid
Casa nueva de la familia Varona Madrid.
Fotos proporcionadas por Federico Varona
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Una de las casas más modernas. 2006
Foto, Lucía Varona
Casa tipo Chalet. 2006
Foto, Lucía Varona
Hoy muchas casas tienen también una cochera donde guardan no sólo el automóvil de la
familia, sino también los tractores que se usan en el campo. Por cierto, el primer automóvil que
hubo en Ciadoncha, llegó en 1946, era del señor Arturo y se ponía en marcha con una palanca.
Una cuadra bien remodelada. 2006
Foto, Lucía Varona
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Algunos han remodelado las casa viejas usando y manteniendo muchas de las paredes
originales. Por ejemplo, en una casa donde antes se alimentaba al ganado y ponían las gallinas,
hoy tienen un merendero con horno y estufa de leña, calefacción a gas, piso de ladrillo, luz
eléctrica y una decoración que nos remonta a tiempos antiguos pero con las comodidades
modernas.
La radio fue por mucho tiempo la mayor atracción del pueblo. Todavía se escucha
mucho el parte, que son las noticias. Hay muchos programas de charlas que entretienen a la
gente de campo. La ventaja de la radio es que se puede llevar a donde quiera.
Angel Varona Temiño con su pequeño radio transistor en el campo.
Foto proporcionada por Federico Varona
Y qué decir de las tareas de la casa, ¡cuánto han cambiado gracias a la tecnología!
Muchos recuerdan cuánto costaba planchar con aquellas planchas de hierro. Lo pesadas
que eran. Después pasaron a las de brazas, que aunque pesaban menos, también eran peligrosas
por las chispas que salían a veces. De eso llegamos a la plancha moderna que automáticamente
humedece la ropa al plancharla.
Planchas antiguas que pertenecen a Doña Luz Porras.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
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Plancha eléctrica
El lavado de ropa. Lo difícil que era lavar en los inviernos con aquel frío y la
incomodidad de tener que hacerlo de rodillas. Qué diferencia hoy que sólo se mete ropa en la
lavadora y sale bien retorcida. En realidad que lo único que echan de menos algunas
participantes de los viejos tiempos es la camaradería y lo bien que se pasaba el tiempo charlando
mientras se lavaba.
Lavando en el manantial. 1977
Foto proporcionada por Federico Varona
Lavadora automática
En las conversaciones que tuve con muchas de las mujeres de Ciadoncha, no pude notar
que para ellas hubiera sido un gran problema el no tener agua en la casa antes. Por supuesto que
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todas valoran el tenerla ahora, pero tampoco hacían, del no tenerla, un gran problema. Para ellas
era parte de la rutina diaria ir por el agua a la fuente. Una vez más me pude dar cuenta que las
mujeres hacían de esta tarea un motivo de distracción, y les gustaba charlar y comentar con las
que se encontraban en el camino. Estoy de acuerdo con D. Emérito Puente, Párroco del lugar,
que la gente mayor aceptada lo que les tocaba vivir con mucha resignación y encontraban ilusión
en cualquier cosa.
Fuente de agua.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Agua potable en casa. 1980
Foto proporcionada por Federico Varona
A principios de los años 80, recuerdo que nos llegó una fotografía de la casa nueva que estaban
construyendo los padres de mi esposo. Una de las fotografías era de los grifos del baño abiertos, para que
pudiéramos ver el agua potable. Muchos de los niños que ni siquiera conocieron esa etapa de Ciadoncha,
no podrían imaginar ahora la vida sin la comodidad de poder bañarse con agua caliente sin tener que irla a
traer a ningún lado ni esperar que se caliente.
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Cocina antigua con el fuego en el piso.
Foto proporcionada por Federico Varona.
La llegada del gas propano también cambió la forma de vida de la gente en Ciadoncha.
Se pasó de cocinar con leña en el suelo a usar la estufa de gas a la que ellas llaman “cocina”. La
primera gran ventaja de este cambio fue que el fuego no quedaba tan accesible a los niños
pequeños y que se podía tener más limpio el espacio donde se cocinaba. Poco a poco se fueron
separando los espacios en la casa llegando a tener una habitación para cocinar, otra para comer,
otra para dormir, etc. El uso del horno de microondas no está tan generalizado todavía en
Ciadoncha, pero hay muchas casas que lo tienen.
Estufa de gas. 1980
Foto proporcionada por Federico Varona
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Horno microondas. 2006
Foto, Lucía Varona
El gas propano llega a Ciadoncha en un camión que lo reparte y lo va dejando a la puerta
de las casas.
Camión repartidor de gas propano. 2006
Foto, Lucía Varona
La mayoría de los participantes recuerdan con mucha nostalgia las horas que pasaban
junto a la radio escuchando las historias que transmitían o el parte. Algunos todavía recuerdan
cómo les maravillaba el hecho de que pudieran oír las voces de personas que no podían ver.
Luego llegó la televisión y aunque algunos se resistían a tenerla al principio, hoy todos los
ancianos pasan horas frente a los aparatos para distraerse.
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Radio Antigua
Televisor a colores
Algunas participantes todavía recuerdan cómo les cosieron a sus hijos la ropa a mano y
también cómo las niñas desde muy jóvenes aprendían a coser. Una me comentó que ella le había
hecho una bata a su madre cuando tenía once años. Todo lo había tenido que hacer a mano
porque en ese entonces no había máquinas de coser. Otros participantes tienen un grato recuerdo
de su madre cosiendo en la máquina de pedales y hoy, aunque ya no se usa tanto para coser la
ropa que se lleva puesta, hay muchas señoras que tienen máquina de coser eléctrica para hacer
cortinas o proyectos grandes para la casa.
Aguja e hilo
Máquina de coser de pedal.
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Máquina de coser eléctrica
La vida en Ciadoncha ya no es tan dura. Allí han llegado todos los adelantos de los
últimos tiempos. Este trabajo de investigación no podría haberse hecho sin el uso constante del
ordenador, la comunicación electrónica y el teléfono residencial. Hay algunas personas que viven
en Ciadoncha, pero van dos o más veces al día a Burgos en su coche particular.
Ciadoncha conserva el encanto de pueblo porque allí no hay aglomeraciones de gente,
anuncios de publicidad por las calles, ni un semáforo. Sí hay basureros y programa de reciclaje,
una médica que llega dos veces por semana, servicio de correos y una paz que no se encuentra en
las grandes ciudades.
Consultorio médico. 2006
Foto, Lucia Varona
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CAPÍTULO 10
LA EDUCACION
Los recuerdos de los participantes se remontan a los años de la guerra o un poco antes.
Había dos escuelas, una de niñas y la otra de niños. La mayoría recuerda mejor los años de la
posguerra, cuando España estaba tan mal económicamente que no podían ni poner la calefacción.
Varios participantes coincidieron recordando cómo todos, empezando por los maestros, tenían
que llevar sus latitas con ascuas en pleno invierno.
Entre los muchos recuerdos que tiene la gente de la educación en Ciadoncha, están los
pizarrines. Eran unas pequeñas tablas negras, donde escribían y luego borraban para volverlas a
usar.
Cuando hablamos de este tema con las mujeres, ellas me dijeron que sentían que antaño, a las
niñas no se les obligaba tanto como a los varones.
La foto de Franco, el crucifijo y la foto de Primo de Rivera estaba en todas las escuelas durante el franquismo
http://www.teacuerdas.com/images/nostalgia-escuela-libro2.jpg
Contexto histórico
En los primeros años de la década de los cuarenta, España atravesó una situación dura, de
pobreza y según algunos autores, hasta de hambre (Monlau, 2006). Los analistas económicos
dicen que el hecho de aislarse de otros países fue lo que dio como resultado, el hambre y una
educación mediocre en esos tiempos. Fue entonces que se estableció la cartilla de razonamiento
la cual duró 12 años.
Apareció Auxilio Social, organización fundada por Mercedes Sanz Bachiller, viuda del
falangista Onésimo Redondo. Auxilio Social fue la que abasteció a la población necesitada a
través de comedores públicos y puestos de reparto en las calles de las ciudades grandes.
Esta era la primera fase del gobierno franquista a la que se identifica como Autarquía
(Muy historia, febrero 2006). Según dijo el mismo Franco, había que enderezar la nación torcida
(Juliá, 2006, 504). Por eso centralizó la educación poniéndola en manos de la Iglesia Católica.
102
Educación Religiosa
http://www.geocities.com/SoHo/Cafe/6639/religio1.html
Material que se usaba para la enseñanza en los años cuarenta.
http://www.teacuerdas.com/nostalgia-escuela-mujer.htm
La Ley de Educación Primaria de 1945 decía con referencia a la educación femenina que
la educación primaria femenina prepararía especialmente para la vida del hogar, artesanía e
industrias domésticas.
El principal recurso del maestro para enseñar y de los niños para aprender, era la
enciclopedia. El señor Rafael Jiménez, tuvo la idea de poner en Internet muchas fotografías e
información sobre la escuela del ayer. Es un lugar en la red que nos da una mejor idea de cómo
fueron los tiempos de la posguerra y los tiempos del franquismo.
http://www.geocities.com/SoHo/Cafe/6639/centro1.html También en la Internet, el Canal
Nostalgia tiene cosas muy interesantes no sólo sobre la educación, pero también sobre la vida en
general en España en otros tiempos.
103
http://www.teacuerdas.com/images/nostalgia-escuela-libro2.jpg
La escuela de Ciadoncha, como todas las escuelas en España tenía la foto de Franco, la de
Primo de Rivera y un crucifijo. Los niños rezaban antes de empezar las clases. Por la mañana
estudiaban matemáticas, cálculo, lenguaje. Mientras la maestra o el maestro explicaban la
lección del día, otros grupos realizaban las cuentas puestas en la pizarra, corregían los deberes,
etc.
Pizarrines usados en las escuelas en lugar de papel.
Foto Proporcionada por Federico Varona. 2006
La escuela era de una sola aula, pero como se dijo al principio de este capítulo, había dos
escuelas; una de los niños y otra la de las niñas. Un participante recuerda con nostalgia su época
de educación elemental. El dice que entonces sí enseñaban y eran estrictos. Más adelante agregó
que ahora los maestros les tienen miedo a los alumnos.
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Niñas Promoción 1940-1946. Exposición fotográfica 1986
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Muchas de las mujeres de Ciadoncha dicen que no acudían mucho a clase pues con
frecuencia, tenían que quedarse en casa cuidando a los hermanitos, cuando la madre tenía que ir
al campo a ayudar. Riendo dijeron que no pasaba nada si no iban a la escuela. Ellas recuerdan
que para leer se colocaban alrededor de la maestra e iban leyendo una por una.
Siempre que traía el tema de la educación en las entrevistas, los participantes reían
mucho recordando las pifias que hacían. Dicen que mientras unas leían, otras se ponían detrás de
la maestra y hacían gestos para distraer a la lectora, la pobre chica, cara a la maestra, tenía que
aguantar la risa y no siempre lo lograba. Todas las participantes recuerdan cómo las seguían los
niños cuando tenían que ir a hacer de aguas. Como entonces no había baños, tenían que ir detrás
de la escuela y a los niños les gustaba seguirlas para luego decirles que las habían visto, aunque
no fuera verdad.
Los libros que tenían eran la enciclopedia y una cartilla. Las chicas llegaban sólo a
aprender a sumar, restar multiplicar y dividir. Todavía recuerdan lo mucho que les costaba
memorizar la tabla de multiplicación. Pero nadie tenía problemas con los exámenes y tampoco
repetían curso. Deberes no tenían, algunas veces les mandaban a pasar a la pizarra a hacer algún
problema, pero si no podían hacerlo, sólo lo borraban y no pasaba nada. A las niñas les
enseñaban costura, puntilla, alfombras.
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Niños Promoción 1940-1946. Exposición fotográfica 1986
Foto proporcionada por Arcadio Varona
A los niños les enseñaban más, dicen las participantes. A ellos les exigían que
aprendieran. Don Celestino era más estricto que su esposa, Doña Celsa, la maestra de las niñas.
Muchos niños que destacaban en la escuela se iban al seminario para seguir estudios más
avanzados y llegar a ser curas o hermanos religiosos.
Lo que no faltaba era la clase de religión. En el tiempo bueno acudían todos los días a la
catequesis. El cura rifaba chupetes, o estampas, pero cuando no hacían caso también les
calentaba los cachetes o les daba los famosos capones. Todos los días iban a la iglesia a visitar al
Santísimo en el Sagrario y cantaban
Vamos niños al sagrario
Que Jesús llorando está
Pero viendo a tantos niños
Muy contento se pondrá.
No llores Jesús, no llores
Que nos vas a hacer llorar
Y los niños de este pueblo
Te queremos consolar.
En el mes de mayo iban a traer flores al campo para llevarlas a la Virgen. Se rezaba el
rosario y se decía alguna poesía a la Virgen. Era muy alegre hacer todo eso, no les importaba
mojarse hasta los huesos con tal de llevar las flores más bonitas. Estas eran las cosas que ponían
ilusión a la vida. Ya se sabía que cada año era igual, que cada mayo había que hacer lo mismo y
se esperaba con mucha ilusión.
106
No con menos ilusión recuerdan los juegos que jugaban en el recreo o después de la
escuela. La escuela fue pues, una etapa agradable para casi todos. Muchos confiesan no haberse
sentido motivados a estudiar. Algunos comentaban con cierta tristeza que era como si ya, de
entrada, se sabía quienes eran los listos y los que no servían para eso. Estos comentarios salieron,
sobre todo con la generación de los años 50.
Federico Varona Madrid en Mollerusa a los 11 años con su padre Ángel Varona Temiño
Foto proporcionada por Federico Varona
En esta época también era común ver a sacerdotes y monjas que llegaban a reclutar niños
y jóvenes para la vida religiosa. Fue por estos años que uno de los participantes en el estudio
dejó el pueblo. Entusiasmado por la charla que había dado un Hermano de La Salle, sobre
América, al preguntar quién quería ir a esa parte del mundo, él levantó la mano. Sin saberlo, en
ese momento se estaba definiendo su porvenir. En cuestión de días se preparó su partida y así
llegó uno de los días más dolorosos de su vida. El día que dejó a su familia y a su pueblo.
Este participante cuenta que al llegar a la casa de formación y encontrarse con muchos
otros niños como él, que llegaban de pueblos un poco más grandes, era evidente la falta de
preparación que llevaba de Ciadoncha. Su tenacidad le hizo pasar del puesto número 37 de 40 al
tercero, segundo y primero, entre los que se mantuvo durante todo el tiempo de sus estudios.
Esta era la realidad de los años cincuenta con respecto a la educación en el pueblo. Sin embargo,
otra participante, mucho más joven recuerda lo bien que estaba preparada en ortografía, gracias a
la educación que había recibido también en el pueblo.
Contexto histórico
En 1954, el gobierno al darse cuenta que cerrar las fronteras no estaba trayendo más que
pobreza, empieza la fase de apertura internacional. Al empezar la guerra fría, Franco se da
cuenta que debe dejar muchas de las prácticas que había copiado del fascismo italiano, como el
saludo con el brazo en alto, los himnos obligatorios como “Cara al sol” y las concentraciones
masivas, como cuando inauguró la Ciudad Universitaria en 1943. Enfatiza su vínculo con la
iglesia católica y su posición anticomunista. Esto trae como resultado una nueva amistad, la de
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los Estados Unidos. Gracias a esta apertura internacional, la situación económica empieza a
mejorar en toda España (Monlau, 2006).
Reproducción de una aula en el museo de la región.
Foto proporcionada por Federico Varona. 2006
Muchos participantes recuerdan cuando empezaron a repartir la leche de los americanos.
Este era otro motivo para que las niñas salieran de la clase y fueran a preparar la leche que
llegaba en polvo, después tenían que repartirla a todos en la escuela (Entrevista personal, 2005).
Después de la fase de apertura internacional que duró desde 1954 a 1960, vino la del
desarrollo. Estos eran los fabulosos sesenta. Se empieza a notar en España la presencia de
turistas extranjeros. La presencia, especialmente de las suecas, causó gran sensación por lo
mucho que enseñaban en las playas. La llegada de la televisión cambió bastante los hábitos de la
población que ya no se mantenía pegada a la radio sino que se aglomeraba alrededor de la tele en
los “teleclubs”.
Niños Promoción 1958-1964
Foto proporcionada por Arcadio Varona
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En Ciadoncha sin embargo, se mantenía el recato. Los destapes se veían en la tele y era
algo ajeno a ellos. Es interesante ver las fotos de las distintas promociones de niños de las
escuelas de Ciadoncha. La situación económica por la que atraviesa el país se puede ver
reflejada en los rostros y forma de vestir de los pequeños.
Sección Femenina. Ciadoncha
Foto proporcionada por Angelines Varona
En los años 60 llegó a Ciadoncha la Sección Femenina. Este tipo de educación tenía por
objeto educar a las mujeres a ser buenas amas de casa, buenas madres y las encargadas de
mantener las costumbres y tradiciones en la familia.
Cruz de las Misiones.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
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Para los hombres también hubo cosas especiales en la época de Franco, como los retiros
espirituales en 1964 que fomentaban la formación religiosa. Con tal motivo se construyó una
cruz que estuvo por mucho tiempo por el camino (hoy carretera) a Santa María.
Promoción 1964-1970
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Cuando llega la mecanización de la agricultura y el bajo precio de los cereales, muchas
personas de Ciadoncha tienen que buscar trabajo en Bilbao y Barcelona. En el pueblo ya no se
puede vivir si no se tiene suficiente tierra. Entonces empieza el éxodo de la juventud de
Ciadoncha y las escuelas se van quedando vacías.
Niñas Promoción 1965-1974
Foto proporcionada por Angelines Varona
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En los setentas se da otra ola de emigración del pueblo. Los jóvenes se van mayormente a
la ciudad de Burgos a trabajar en fábricas. Entonces es cuando las escuelas en Ciadoncha
terminan su función y va quedando sólo el edificio que se usa como salón comunitario para que
los jóvenes, que llegan los fines de semana y en vacaciones, se reúnan. Lo mismo está pasando
en otros pueblos pequeños vecinos y empiezan a llevar a los pocos niños que hay en cada uno de
ellos a estudiar a la escuela en Santa María del Campo. De allí en adelante es cuando se empieza
a ver cómo van muriendo estos pueblos que un día estuvieron llenos de vida.
Niños jugando en la escuela nueva en los años 70.
Foto proporciona por Federico Varona
Contexto histórico
Según Juliá, consumada la reforma administrativa y aprobado el plan de estabilización, la
economía española parecía equipada para franquear la puerta hacia un crecimiento de ritmo
intenso y sostenido. En la crisis de gobierno de 1962, la Comisaría del Plan de Desarrollo vino
con un proyecto que estimulaba la inversión privada por medio de una mezcla de política
indicativa e inversiones públicas. A ese primer Plan, de 1964 siguieron dos más, hasta que en
1973 la Comisaría fue transformada en un nuevo Ministerio que se extinguió con la muerte de
Franco.
El proceso de industrialización indujo un movimiento de población sin precedente:
cientos de miles de españoles abandonaron su lugar de nacimiento y residencia y comenzaron a
abarrotar los trenes que les llevaban a las grandes capitales, a las zonas industriales o a Francia,
Suiza, Alemania.
La emigración interior tuvo más alcance que la exterior. Sin contar a los menores de diez
años, el número total de españoles que cambiaron de residencia en la década de 1960 superó los
4.5 millones, de los que abandonaron la provincia donde residían. Algo más de millón y medio
salieron de municipios de menos de 10.000 habitantes, que experimentaron una permanente
111
sangría. Este éxodo gigantesco reforzó el peso demográfico del triángulo Madrid-BarcelonaBilbao, el crecimiento de las zonas costeras y el despoblamiento de las mesetas centrales,
mientras Extremadura, las dos Castillas y algunas provincias andaluzas sufrían notables pérdidas.
En Ciadoncha se refleja lo que pasa en el resto del país porque poco a poco se va
quedando sin niños, las escuelas se van quedando vacías, hasta llegar a cerrarse. Ya en los
noventa, había tan pocos niños en Ciadoncha que tenían que ir a la escuela de Santa María del
Campo para recibir educación.
Antiguo Edificio de Escuela en los años 50
Foto proporcionada por Federico Varona
Escuela de los años 70 y polideportivo techado de Ciadoncha 2006
Foto, Lucía Varona
La educación en el pueblo no se ha limitado a la escuela. También ha habido bastantes
cursos para adultos impartidos por personas especializadas que han ayudado mucho en el
desarrollo cultural de los habitantes.
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Ya en la sección de vivienda hice el comentario de Purina, la vecina que tiene manos
maravillosas. Como ella hay varias personas más que han aprendido a hacer manualidades en
este tipo de cursos para adultos. El Club Cultural Santa Bárbara, también dedicó mucho tiempo
a cursos y cursillos, especialmente en los veranos, cuando todavía llegaban muchos jóvenes y
niños de vacaciones al pueblo.
Otra forma de educación que ha existido siempre en Ciadoncha, es la predicación del
sacerdote durante las misas. Estas son las únicas pláticas semanales que la gente tiene ahora.
Desde hace más o menos dos años, ya no hay suficientes vecinos como para solicitar que lleven
cursos de educación para adultos al pueblo.
Antiguamente, los sacerdotes también enseñaban a los niños a ser monaguillos y esto
implicaba la memorización de las respuestas de la misa, en latín primero y en castellano después.
Este es otro tipo de educación que algunos del pueblo recuerdan.
Algunas publicaciones que circulan todavía hoy en el pueblo son el Trigarral, El
mensajero de San José y El promotor. El Trigarral es una revista muy interesante para el área
rural, pues consiste de una serie de artículos, entrevistas y noticias, todo relacionado a la vida en
el campo. Está bellamente ilustrada con dibujos del sacerdote Fermín Gonzáles y la redacción la
tienen a su cargo los clérigos Emérito Puente, Luís Hernando, Fermín González, Fernando
Susaeta, Julio Ruiz, Pedro Javier Rodríguez y José Mari Herrera. Esta publicación me ha
inspirado mucho en cuanto a aprender la forma de hablar de la gente de campo y también a
conocer mejor sus sueños y esperanzas.
El Trigarral, revista de cultura campesina.
Foto, Lucia Varona
El mensajero de San José es una publicación que la introdujo en Ciadoncha hace 52 años,
Doña Paz de Quevedo Iriarte, maestra en la escuela. La suscripción pasa de madres a hijas y la
celadora actual es Dolores Tomé quien reparte a las suscriptoras.
El promotor, es otra publicación religiosa que todavía se lee en algunos pueblos de la
comarca en estos tiempos.
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Como todo pueblo, Ciadoncha ha sido siempre una universidad informal. Cualquiera que
se dedique a observar, puede aprender mucho de lo que estos lugares entrañables nos ofrecen
desde la naturaleza hasta su gente.
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CAPÍTULO 11
EL CICLO DE LA VIDA
He querido poner en este capítulo los acontecimientos ordinarios y extraordinarios que
los participantes mencionaron como parte de los gratos recuerdos que tienen de su vida en
Ciadoncha. Estos temas surgieron en las conversaciones con las primeras participantes de
manera espontánea y me di cuenta que era necesario dedicarles un capítulo completo por la
importancia que tiene para hacernos una idea de lo que ha sido la vida en esta población. Debido
a la importancia que tiene cada etapa de la vida, decidí dividir este capítulo de la siguiente
manera; empezaré con el parto y el bautizo, luego comentaré la niñez, los juegos y la Primera
Comunión, después entraré a la juventud, el noviazgo y la boda, para luego finalizar presentando
la vida adulta, la vejez y la muerte.
El parto y el bautizo
Algunas personas, sobre todo mujeres, cuando en las entrevistas personales les hacía la
pregunta ¿cuál es el momento más entrañable que usted recuerda de su vida en Ciadoncha? Me
respondían que había sido cuando habían tenido a sus hijos. Una de ellas incluso usó la
expresión: ¡Cuando tuve a mis hijos, boba! (La palabra “boba” es usada en una forma coloquial
para expresar que se sobreentiende y no como despectivamente). Esto me llevó a investigar los
detalles del parto.
Las personas mayores me compartieron que antes, las mujeres tenían a los hijos en el
pueblo. Había dos o tres mujeres que se dedicaban a ayudar a las otras, basándose sólo en su
experiencia porque en realidad no tenían ningún entrenamiento profesional. Me gustó mucho
escuchar decir a uno de los hombres, cuando hablamos de este tema en un grupo mixto, que
seguramente algo tenían estas señoras. Talvez, “las manos más finas”. Me gustó mucho esta
expresión, porque yo entiendo que lo que esto quiere decir es que quizás esas mujeres, en el
momento del parto, tenían una buena disponibilidad para ayudar; que eran cariñosas y delicadas
en el trato.
Pilar Palancín, presentando a uno de sus hijos en la iglesia.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
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Tuve oportunidad de hablar con mujeres que tuvieron a todos sus hijos en el pueblo, con
otras que tuvieron a uno o dos de ellos allí y los otros en la ciudad y con una que no ha tenido
ninguno en el pueblo, pero a todos en la ciudad. Esto está íntimamente relacionado con las
facilidades de transportación que fueron desarrollándose.
Hasta antes de los años setenta, la mayoría de mujeres tenían a sus hijos en el pueblo, de
no ser que hubiese habido alguna complicación y habrían tenido que llevar a la parturienta a la
ciudad como una emergencia.
A partir de los años sesenta las mujeres tuvieron un médico ginecólogo que las
examinaba regularmente, casi siempre en Burgos, pero si se les presentaba el parto en el pueblo,
tenían que prescindir de él, ya que la distancia era mucha tomando en cuenta que no tenían
vehículo apropiado para avisarle. Recordemos que el automóvil llegó a Ciadoncha en el año 46,
pero no era usado con la libertad que lo usamos en los años 2.000. Para llamar al médico se
usaría entonces bicicletas o el mismo tractor.
En los años cuarenta y cincuenta era muy difícil encontrar quien fuera a llamar al médico
al pueblo vecino. Muchas veces Don Antonio, el cura, iba a traerlo en su coche, pero algunas
veces no podía llegar a tiempo a atender a la señora.
Las ancianas, me explicaron que ellas tenían que preparar todas las cosas que se iban a
necesitar en el parto y tenerlas listas para cuando se les presentara. A muchas de ellas se les
presentaba mientras hacían trabajo en el campo y a otras en la casa. Para las participantes que
tuvieron a sus hijos en los años cuarenta y antes, prepararse significaba limpiar las tijeras y tener
los lacitos o cintas para amarrar y cortar el cordón umbilical listas, preparar las mantitas y
pañales de tal manera que estuvieran a la mano para calentarse si el parto se presentaba en
tiempo frío..
Desde que las señoras llegaban al séptimo mes de embarazo, empezaban a preparar la
ropa de la criatura y la tenían lista para ser usada en cualquier momento. Todavía hoy, recuerdan
algunas mujeres cómo calentaron la ropa de algún niño en los hornos de leña para que no
estuviera tan fría al vestirlo por primera vez.
La mayoría coincidió que era el primer parto el que costaba más, pero que con el segundo
ya se sabía mejor qué hacer, porque se podía prever lo que sucedería, y con el tercero ya no
sentían ningún temor y lo veían con toda naturalidad. En los años cuarenta había mujeres que
tenían hasta 16 hijos, de los cuales sólo vivían algunos; aún así en ese tiempo las familias eran
numerosas.
La presencia del esposo durante el parto también es algo que ha cambiado a través de los
tiempos. Unos participantes, quienes tuvieron a sus hijos en los años cuarenta y cincuentas, me
dijeron que ellos habían estado presentes en la habitación con su esposa dándole ánimo. Uno de
ellos tuvo esta expresión que me hizo pensar en el profundo amor que hay entre esa pareja: ¡Cómo no iba a estar con ella! Ella seguía siendo mi mujer y tenía que acompañarla en esos
momentos-.
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Algunos otros que tuvieron a sus hijos un poco más tarde comentaron que ya fuera el
médico o la partera, les hacían ver que estorbaban y aunque nunca les prohibieron estar
presentes, ellos entendían que debían salir para dejarlos hacer mejor su trabajo. -Preferían que los
hombres esperaran fuera- comentó un participante. Las parejas más jóvenes, ya no tuvieron a sus
hijos en el pueblo. En la ciudad, muy pocos esposos eligen estar presentes en el parto.
Siendo el parto una cosa tan natural, pero a la vez impredeciblemente arriesgado, es
difícil pensar cómo habrá sido dar a luz cuando no se tenían las comodidades de las que hoy
disfrutamos. El frío del invierno, la falta de atención médica inmediata, la falta de control
durante el embarazo, todo lo hacía mucho más arriesgado, sin embargo nunca faltó una mano
bondadosa que ayudara en esos momentos y así y todo, para la mayoría el tener a los hijos es uno
de los recuerdos más gratos que tienen de su vida en Ciadoncha.
Antes, la madre no salía de casa por cuarenta días, pero a los ocho, o cuando se celebrara
la primera misa en el pueblo, se llevaba al niño a bautizar. Lo llevaba la madrina y se
acostumbraba tirar confites después de la ceremonia.
Cuando las señoras empezaron a ir a dar a luz a la ciudad de Burgos, se encontraron con
la costumbre de que a los niños se les bautizaba inmediatamente al nacer. Comentaba una de las
participantes que ella recuerda cómo otra señora que acababa de dar a luz había servido de
madrina en ese momento, pero luego al formalizar los papeles pusieron a su hermana y su
cuñado como padrinos porque ellas eran las personas que ellos habían elegido como tales.
Niños y mayores recogiendo caramelos en un bautizo en Ciadoncha
Foto proporcionada por Federico Varona
Más recientemente, los bautizos son motivo de mucha celebración. Se nombra a los
padrinos, quienes normalmente son familiares de los padres, se tiene la ceremonia en la iglesia
en una de las misas y se tiran los caramelos cuando los asistentes van camino a casa o a las
bodegas donde se sirve una comida especial.
La elección del nombre de la criatura, también ha cambiado a través de los tiempos. Al
principio el día que nacía el niño, el padre iba a la iglesia, consultaba al cura y el nombre del
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santo del día se le ponía. Prácticamente el cura le leía al padre del recién nacido, quiénes eran
los santos del día y uno de esos nombres era elegido.
Hubo un tiempo que también se usó poner los nombres de los abuelos. Un participante
me explicó que en su época era como muy arrogante ponerle al hijo el nombre del padre o de la
madre y que era mejor honrar a los abuelos eligiendo su nombre.
Otra participante me contó cómo ellos buscando un nombre bonito para su hijo
decidieron abrir la Biblia y de allí salió el nombre del segundo hijo. Otros han elegido los
nombres de los hijos pensando en los familiares, ya sean tíos o tías de la criatura.
Un caso interesante es el del participante que comentó cómo cuando él llegó a pedirle al
sacerdote que bautizara a su hija, el cura le dijo que ese nombre le sonaba a ruso y que por lo
tanto le iba a poner otro que sonara castellano antes del que ellos habían elegido. El participante
me dijo que en los papeles del bautizo sale la criatura con esos dos nombres, pero en el registro
civil aparece sólo con el nombre que él y su esposa habían querido desde el principio.
La niñez, los juegos y la Primera Comunión
Todas las entrevistas para este trabajo fueron momentos muy especiales para mí, pero
quizás uno de los más entrañables fue cuando me senté con una de las ancianas y la escuché
contarme cómo había sido su niñez. Me conmovió ver cómo en un cuerpo tan cansado esos ojos
brillaban más que nunca al recordar su niñez. En su boca se dibujaba constantemente una
sonrisa y empezó a recordar hasta canciones y nombres de personas de las que yo nunca antes le
había oído hablar.
En los recuerdos de los participantes en este estudio, nos remontamos a 1920 y 1930. En
esa época la vida era muy distinta. En primer lugar no era de extrañarse que una mujer muriera
al dar a luz y dejara huérfanos a unos cuantos niños. Muchos niños de esa época crecieron en
casa de tíos u otros parientes. Sin embargo, al hablar de su niñez muchos recuerdan lo más
bonito, lo más agradable y es como si su niñez hubiese estado llena de momentos alegres y de
mucha ilusión.
Una participante me contó cómo ella y sus hermanos jugaban con cosas tan sencillas
como los alfileres de su madre, los cartones de las cerillas, las ramas de algunas plantas, las
tabas. Todos los juguetes eran hechos por ellos mismos. Quise entender mejor cómo jugaban y
le pedí me explicara algunos de estos pasatiempos.
El juego de los alfileres consistía en coger tierra seca, cubrían los alfileres y tiraban un
cantito o piedrita encima para descubrir los alfileres blancos de camota. Ganaba el que más
alfiles descubría al tirar el canto.
Las tabas son los huesos de la rodilla del cordero, se tiraban al aire y según caían se
contaban como pencas, lices, cara y carnes. Cada una de estas posiciones tenía un número de
puntos, ganaba el que tenía más puntos. Este juego lo practicaron muchas generaciones.
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Las tabas.
Foto proporcionada por Federico Varona
Varios participantes me comentaron el juego de los cartones. Básicamente se
jugaba con cartones que se tiraban a la pared y al rebotar se trataba que cayeran encima de los
cartones de los otros. Parece que este mismo juego lo practicaron en una generación anterior,
pero con los tacones de los zapatos que encontraban los niños por los caminos. Otras
generaciones anteriores también lo practicaron con cartones, de allí el nombre del juego. Es
posible que usaran lo que encontraban tirado y en un tiempo se generalizó el encontrar tacones
de zapatos, por lo cual el juego se hacía con éstos. Después se hizo el mismo juego con los
cartones de las cerillas. Es probable que se popularizara el uso de los cartones de las cerillas
cuando la gente empezó a fumar más.
No logré establecer, si este mismo juego de los cartones era el que jugaron por un tiempo
usando tacones o si el de los tacones era totalmente distinto. Los participantes no tenían claro
esto y mientras unos decían que era el mismo juego, otros decían que no, que el juego de los
tacones era totalmente distinto, pero nadie recordaba cómo lo jugaban.
Otro juego que mencionaron fue la régula era un juego de saltar sobre una figura que se
dibujaba en el suelo, se usaba una prenda que iba avanzando si quien saltaba no cometía error.
En otros lugares le llaman infernáculo o bebeleche y con más o menos variantes se juega así: en
el piso se dibuja un diagrama de rectángulos y en la parte superior un semicírculo. El número de
rectángulos depende del gusto de los participantes, pueden ser pocos o muchos. Se numeran
cada uno de los recuadros. Los participantes, poseen piedras o semillas que arrojan cada vez que
toca jugar. El primer jugador lanza la piedra hacia el recuadro número uno. Después salta en un
pie, brincando dentro de él, saca la piedra pateándolo recogiéndolo. Luego sale de la misma
forma en que entró. Lo mismo va haciendo con los siguientes recuadros, en forma progresiva
hasta llegar al último. En algunos recuadros se les pone el nombre de descanso, así como el
recuadro final, que es llamado meta, el cielo, o la luna, al llegar a este se debe pisar con ambos
pies. En otros recuadros se les puede nombrar infierno o mundo, no se puede hablar y, algunas
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veces, deben saltarse. Ni el participante ni su piedra pueden tocar estos recuadros. Se pueden
distinguir por un cuadro dividido a la mitad, y que casi siempre se localiza al centro. Al llegar
ahí, se debe brincar con las piernas abiertas, colocando cada pie en los recuadros laterales. Este
era un juego que practicaban las niñas más que los varones.
Otro juego que mencionaron fue, A esconder las alubias. Este era un juego que consistía
en hacer saltar las alubias haciendo palanca con la mano, las alubias saltaban y tenían que entrar
en un bote. Si las alubias eran pintas valían cinco puntos, si no lo eran valían uno. La persona
que acumulaba más puntos ganaba.
El aro también les gustaba mucho a los niños, se llevaba un aro rodando con un palo por
las calles y el que aguantaba más tiempo y no se le caía era un buen experto en manipular el aro.
Este juego no consistía en competir, sino simplemente en saber llevar el aro.
Otro juego era al pico zurro y saina y consistía en ponerse los chicos con la cabeza entre
las piernas y se iban subiendo otros sobre él hasta formar una torre. Otro juego que era muy
popular entre los niños era un palo con un pincho que había que clavarlo en un barro, el que
lograba clavar más pinchos ganaba.
Otros juegos que también eran favoritos de niñas eran: A correr la potra que consistía en
mojar un poco una cuesta y había que resbalarse por allí. Muchas participantes tienen muy
gratos recuerdos saltando a la soga, que consistía en saltar y cantar al mismo tiempo.
El arroyo
Foto proporcionada por Federico Varona
El arroyo les trae muchos recuerdos a los chicos de los cincuentas. Allí encontraban las
ranas, con las que jugaban y gallinitas de agua. Los niños gozaban mucho yendo al campo a
coger moras y toda clase de frutos silvestres. En el campo también hacían pitos con ramitas de
sauce; le sacaba el centro y se hacía como una flauta.
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Los tirabeques eran el arma de compañía de los niños, por si aparecía algún pájaro o lo
que fuera. Hay muchos juegos más, como patear el bote, juegos de canicas, el trompo, etc. La
mayoría de los juguetes eran confeccionados manualmente por los mismos niños o por sus
padres.
Un paseo en Burra, gracias al tío Martín. Niños en los años 50.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Uno de los recuerdos más gratos que tienen muchos participantes es cuando de niños iban
montados en la burra a dejar la comida a los hombres que estaban trabajando en el campo. Les
hacía mucha ilusión pasear montados en la burra, tanta que algunos se tomaron alguna foto
donde quedó plasmada la alegría de los niños y la satisfacción de los mayores de poder
brindarles esa alegría.
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Foto tomada en el camino donde esperaban el coche de línea.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Para la mayoría de los participantes, los años de niñez fueron los más felices en
Ciadoncha. Recuerdan mucho con qué ilusión esperaban el coche y cómo desde que veían
reflejarse sus luces empezaban a gritar “el coche, el coche, el coche”.
Otros chicos recuerdan también cómo Ciadoncha también tuvo su Cabo Cañaveral,
refiriéndose al lugar de lanzamiento de cohetes al espacio. Los niños construían verdaderos
cohetes con un material que usaba el señor Simeón en la fragua. Ponían este explosivo en un bote
y luego le prendían fuego y salía la lata disparada por la fuerza explosiva. Para algunos estar con
el señor Simeón, el herrero del pueblo viéndolo trabajar, ya era un pasatiempo enorme.
Niños y jóvenes en los años 60.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
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La niñez se pasaba muy bien en Ciadoncha. Había grupos de chicos por edades y sobre
todo por el barrio donde vivían. Como mencioné anteriormente, el pueblo, pesar de ser pequeño
y no tener muchos habitantes, los barrios se demarcaban muy bien y era raro que chicos de
diferentes barrios jugaran juntos después de la escuela.
Después del éxodo rural, Ciadoncha era como el imán que reunía a la familia. Allí era
donde se juntaban los primos mientras sus padres trabajaban la tierra. Los participantes
recuerdan con cierta nostalgia, cómo había tantos niños por las calles y cuánto alegraban el
pueblo.
Antes de la mecanización de la agricultura, los niños también ayudaban a trabajar desde
muy jóvenes. Las niñas pronto empezaban con los quehaceres de la casa y cuidando a los
hermanitos. Los niños también tenían que echar una mano a los mayores en el tiempo de
cosecha y buscando hierbas para los animales. Así y todo, la mayoría admite que se la “pasaban
bomba”.
A los siete años se empezaba a ir a la escuela y a la catequesis. Había que prepararse
para la Primera Comunión. La Primera Comunión era un gran acontecimiento, se usaba el
vestido blanco para las niñas y los niños iban de marineros. ¡Qué ilusión daba ese día!- Me
dijeron varios.
Todos recordaban con muchas risas, los capones que les daba don Antonio cuando no
aprendían las preguntas del catecismo. -¡Cuánto hemos cambiado aún en eso!- comentaban
otros, al recordar las famosas 12 horas de ayuno para poder comulgar. Muchos se desmayaban
por la falta de alimento.
Virgilio Galiana con el traje de su Primera Comunión.
Foto proporcionada por Rosita Gutiérrez
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Fabricio Galiana Delgado el día de su Primera Comunión. 1970
Foto proporcionada por Marisa Delgado.
El día de la Primera Comunión era un día especial, se comía mejor y se reunía a la
familia para celebrarlo.
Niños con el traje de la Primera Comunión. 1992
Foto proporcionada por Federico Varona
En 2006, Marcos Arroyo, uno de los dos niños que aún viven en el pueblo, hizo su
Primera Comunión. Lo celebraron con una misa y luego un aperitivo, servido en los soportales
del ayuntamiento, para toda la gente del pueblo que les acompañó. -Esta fue una fiesta familiar,
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cercana y nostálgica a la vez- comentó un participante. Me imagino que sería muy emotivo,
sobre todo para aquéllos que se dan cuenta que estos dos niños son los únicos que quedan en el
pueblo y todo cuanto hagan será la última vez que esto ocurra allí por mucho tiempo. Es de
admirar que Agustín y Ana, los padres de Marcos y Alfredo quieran todavía celebrar estos
acontecimientos al estilo de antes y en su pueblo natal.
Mientras exista gente como ellos, los pueblos pequeños de España no morirán.
Marcos Arroyo con sus abuelos Ángeles y Santos el día de su Primera Comunión. Mayo, 2006
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Juventud, noviazgo y boda
De cierta manera, el terminar la escuela elemental, a los doce o trece años marcaba la
entrada a la juventud. Una participante me enfatizó que las niñas de antes eran muy inocentes,
que no era hasta los 15 ó 16 que se empezaban a fijar en los chicos. Otro me dijo que a los 11
años se había ido a la casa de formación y que por lo tanto había vivido muy diferentemente esos
años de adolescencia, especialmente si los comparamos con los adolescentes de hoy. Por lo
tanto, si la juventud la marcamos por la época en que los chicos se empiezan a fijar en las chicas
y viceversa, tendremos que estar de acuerdo con que, para los niños de los años cincuenta y
sesenta, la juventud llegaba más tarde.
Sin embargo, al hablar con los participantes, me pude dar cuenta que lo que marcaba el
final de la niñez era el dejar los juegos permanentes y empezar a tomar responsabilidades. Para
muchas niñas fue tomar la responsabilidad de hacer algunas de las labores de casa, entre ellas
cuidar a los hermanitos, fregar los trastos, limpiar la casa, etc. Para los chicos fue empezar a ir al
campo con los mayores y participar en las tareas de cuidar a los animales.
Muchas participantes recuerdan con mucho detalle, cuando tenían que ayudar a sus
madres a traer agua, limpiar la casa, ver que sus hermanos no hicieran travesuras y esas cosas.
Otra tarea que tenían las chicas en el verano, cuando la madre acompañaba al padre y a los
hermanos al campo, era ver qué compraban para preparar la comida y tenerla lista cuando los
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mayores volvieran. Estas obligaciones parecen muy grandes para niñas de ocho y diez años,
pero entonces así era como toda la familia participaba responsabilizándose unos de otros. Hoy
los niños quizás extienden demasiado su niñez y nos encontramos con jóvenes adultos que sufren
mucho al tener que dejar la casa de los padres para enfrentarse a la vida. Creo que nos hemos
ido de un extremo al otro. Poco a poco encontraremos el punto medio en donde dejaremos a los
niños ser niños y la transición a la vida adulta no sea tan dolorosa, sino más suave y natural. Por
el momento, creo que las aves nos dan mejores lecciones enseñando a sus crías a volar.
Genara y Petrito, amigas de toda la vida. Años 40.
Foto proporcionada por Genara Madrid
Cirila González, otra joven de Ciaducha en los años 40
Foto proporcionada por Rosita Gutiérrez
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Una participante recuerda que cuando ella era muy jovencita, su madre llegaba en la
madrugada a su habitación y le decía todo lo que tenía que hacer durante el día. Ella confiesa
que era tanto el sueño, que poco se enteraba de lo que decía su madre y luego cuando se
levantaba se preocupaba porque no recordaba nada de lo que tenía que hacer.
Las chicas recuerdan cómo también a ellas les tocaba ir al campo, todas cubiertas para no
quemarse. Entonces, no se llevaba el ser morenas como ahora. Se cubrían todo el cuerpo,
piernas, brazos, cara, todo. Esto les ayudaba también con el calor, pues al estar tan cubiertas, el
sudor creaba humedad y con un poco de brisa que llegara, ya se refrescaban.
En el capítulo sobre la educación se comentó cómo la iglesia católica llegó a tener el
control de la educación en España, en la época de Franco. Las escuelas primarias eran donde los
grupos religiosos, encontraban a los futuros sacerdotes, hermanos y monjas. Muchos
participantes recuerdan todavía cómo llegaban a los pueblos a reclutar niños.
Para las familias, tener un hijo cura era uno de los honores más grandes, así cuando algún
niño era invitado a entrar al seminario, los padres no dudaban en dejarlo ir y hasta lo animaban.
Hubo algunos jóvenes que no terminaron la formación en el seminario y se regresaron antes de
llegar a hacer los votos permanentes. Otros estuvieron en la vida religiosa por muchos años. Con
el tiempo la mayoría de los hombres han dejado los hábitos, quedando todavía algunas monjas
sirviendo en España y en otros países.
En una época también se vio que muchas chicas de pueblos pequeños, como Ciadoncha,
iban como chicas de servicio a las ciudades grandes. Un participante recuerda cómo los jueves
era el día que se llenaba de chicas el Espolón en Burgos. La mayoría eran chicas jóvenes que
habían salido de su pueblo en busca de algo mejor. -No era raro encontrar a alguna conocida y
ya te pasabas la tarde charlando y paseando con ella-comentó el participante.
Otras chicas fueron a conventos, al Opus Dei a aprender a servir a los miembros
prelarios, o a vivir a casas de familiares en las grandes ciudades. Los padres las dejaban ir con la
ilusión que ellas aprendieran más estando fuera que quedándose en el pueblo. Sin embargo,
varias volvieron a los dos o tres años a seguir su vida donde la habían empezado.
Cuando hablé del tema de la juventud con los participantes, pude darme cuenta que esta
etapa de la vida se ha vivido de distintas maneras según las generaciones. Los ancianos
recuerdan cómo disfrutaban de los salones de baile que había en Ciadoncha. Estos salones tenían
un organillo que tocaba paso dobles y toda clase de música. Allí iban los jóvenes de antaño a
bailar y a conocer gente de otros pueblos. Así fue como muchos forasteros y forasteras llegaron
a vivir a Ciadoncha. La falta de facilidad de transporte, hacía más difícil el traslado a la ciudad
de Burgos, así es que la juventud de los años 40 se quedaba por los pueblos vecinos para
divertirse.
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Juventud de los años 40 listas para el paseo.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
La siguiente generación, ya no disfrutó de los salones de baile. Ellos recuerdan los
paseos a pie por el camino a Presencio o a los Tornos. Entonces iban grupos de chicas y los
chicos las seguían, si algún chico tenía intenciones de hablar con alguna, se le acercaba y le daba
un toquecito por la espalda mientras paseaban. Esto quería decir que le atraía y la chica dejaba al
grupo de sus amigas para caminar con el chico. Un participante aún recuerda cómo él siendo
chico veía a las parejas caminar. ¡Qué elegantes eran y qué correctos!-comenta el participante.
Jóvenes de los años 50.
Foto proporcionada por Arcadio Varona.
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La música era muy importante en la vida de los jóvenes de los años 50.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Divirtiéndose en las bodegas. Jóvenes de los años 50
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Otra generación, me dijo que ellos ya no hacían esos paseos. Esta generación me
comentó que los chicos aprovechaban cualquier celebración para demostrar quien era la que más
les gustaba. Para una participante fue en una de las merendillas de carnaval que se acostumbraba
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hacer en diferente casa cada año. Se preparaba una merienda especial, con tortilla, postres y
alguna otra cosa para que se reunieran las chicas a merendar y así celebrar un poco carnaval.
Ella recuerda cómo en una de estas merendillas, de pronto vio que entraban chicos. Ella se
sorprendió, porque hasta entonces, sólo se habían reunido mujeres, pero alguien había dejado la
puerta abierta y los chicos aprovecharon para entrar. Ese día fue cuando el chico, quien después
sería su esposo, le dijo por primera vez que ella le gustaba. A ese primer momento le siguieron
algunas cartas y salidas a bailar a Burgos en grupos grandes, hasta que llegó el día de la pedida
de mano y se preparó la boda.
Jóvenes de los años 60.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Jóvenes en los años 60.
Foto proporcionada por Arcadio Varona.
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Jóvenes de los años 60 y 70
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Los de la siguiente década, recuerdan haber convivido mucho con los chicos en un plan
más informal y cómo se las arreglaban para conseguir transporte para ir a bailar a Burgos. Unos
recuerdan con mucha risa cómo llegaron a irse hasta en tractor por no perderse alguna fiesta.
Jóvenes de los años 70
Foto proporcionada por Arcadio Varona
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Jóvenes de los años 80.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Los jóvenes de los últimos años setenta y ochenta tuvieron más libertad de salir y conocer
más gente y el proceso de noviazgo cambió mucho más. Una participante me dijo que realmente
ella en esos años no pensaba en casarse, que la juventud entonces, el matrimonio lo veía como
algo muy serio. Estos jóvenes estudiaron todos fuera de Ciadoncha y estuvieron expuestos a una
diversidad cultural mayor. Muchos jóvenes empezaron a viajar al exterior y todo eso influyó su
forma de pensar.
Los jóvenes de los años noventa ya prácticamente no han vivido en Ciadoncha. Estos son
los nietos de los vecinos permanentes del pueblo, pero ellos se han criado en capitales y tienen
totalmente otra forma de pensar en cuanto al noviazgo y el matrimonio. Algo que me parece
interesante comentar, es que desde que puse en Internet algunos de los cuentos que he escrito
sobre este pueblo, he recibido varios correos electrónicos de estás personas jóvenes que de
alguna manera se identifican mucho con el pueblo y disfrutan leyendo algo que les una al pueblo
de sus mayores.
Antes, si una pareja quería formalizar su relación, entonces había que pedir la mano de la
novia. Para esto iban, el novio y sus padres a la casa de la novia y tenían una reunión formal que
consistía ya fuera en una cena o una merienda bien preparada. Los padres de los novios
hablaban y decidían cuando sería el enlace matrimonial. Era costumbre que el novio pagaba el
vestido de la novia y el dormitorio iba por cuenta del padre de la novia (Entrevista personal,
2006).
Las bodas se hacen durante la misa. Es costumbre en Ciadoncha, como en el resto de
España, elegir un padrino que es quien entrega a la novia y a una madrina, que es quien
acompaña al novio en el altar. En algunas bodas, entran a la iglesia primero unos niños que
llevan los anillos y después la novia con el padrino, que normalmente es el padre de la novia
mientras la madre y su hijo, quien es el novio esperan en el altar.
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Después de la misa los novios, sus padrinos y algunos testigos pasan a la sacristía a
firmar el acta matrimonial. Finalizado el acto, se pasa a la comida que se lleva a cabo en un
restaurante.
Las bodas grandes en el pueblo fueron antes de que existiera el automóvil. Cuentan que
eran fiestas de hasta tres días. Esto era porque llegaban familiares de lejos y tenían que
atenderlos. Había mucha comida, música, baile y todo el pueblo parecía estar de fiesta. Se
casaban en la iglesia del pueblo y hacían la fiesta en la casa. En la mayoría de las fotos de bodas
antiguas, previas a 1955, las novias llevan vestido oscuro.
Boda Ireneo Galiana y Elisa.
Foto proporcionada por Marisa Delgado
Ángel Varona y Genara Madrid en su boda. 1945
Ángel y Genara celebrando sus Bodas de Oro
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Fabricio Galiana Sierra y Marisa Delgado firmando el acta matrimonial. 1960
Foto proporcionada por Marisa Delgado.
Con el tiempo, las parejas quisieron casarse en la ciudad de Burgos y más o menos a
partir de 1.955, las novias se empezaron a vestir de blanco. Estas parejas celebraron su boda o
como dicen ellos hicieron el gasto en un restaurante de la capital de la provincia. Estas parejas
se fueron de viaje de novios a algún lugar dentro del país. La mayoría de estas parejas, son hoy
los abuelos de los jóvenes que de vez en cuando se ven por las calles y fiestas de Ciadoncha.
Emiliano Galiana Porres y María Cruz Blanco Pérez el día de su boda.
Foto proporcionada por Federico Varona
Otra generación más joven, también se casaba en la ciudad de Burgos y celebraba en un
restaurante, como los anteriores, pero éstos se iban de viaje de bodas a las islas Canarias. Los
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más jóvenes siguen haciendo lo mismo para celebrar el acontecimiento. La excepción han sido
dos o tres parejas, que han decidido tener la ceremonia en la iglesia del pueblo en los últimos
años. La luna de miel para estas parejas ha sido en el extranjero mayormente. Hay quienes
también han decidido casarse en otras provincias y hasta en otros países.
Boda de Petra Varona y Luís Cruz realizada en Santillana del Mar en 1998.
Foto proporcionada por Petra Varona.
Las bodas son muy elegantes. La gente acude vestida muy a la moda, con trajes muy
finos. Una vez más he podido comprobar que el buen gusto en el vestir y en el arreglo personal
de la gente de este pueblo se pone de manifiesto en estas grandes ocasiones.
En Ciadoncha también se acostumbra que cuando se leen las amonestaciones unas
semanas antes de la boda, se ofrece un aperitivo después de la misa. Ese día asisten a misa los
novios y sus padres.
Contexto histórico
Tenemos que recordar que después de la posguerra, con la apertura internacional, vino el
desarrollo a España. Las divisas enviadas por los españoles que trabajaban en el exterior y el
flujo enorme de turistas, permitió el mayor crecimiento del producto económico español de toda
la historia. Los españoles salieron en masa a trabajar a los países centrales europeos. La cifra
oficial de emigrantes en los años 60 fue de 1.100,000 emigrantes, pero la no oficial fue de
2.500.000 (Muy historia, 51). En esa misma época, el gobierno de Franco impuso una multa de
40,000 pesetas en Benidorm por usar Bikini pero la policía no se daba abasto para multar a todas
las turistas y optaron por dejarlas en paz.
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Jóvenes de los años 50.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Jóvenes de los años 60.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Así empezó el destape y los españoles se empezaron a quitar la montera ante la minifalda.
De pronto Sara Montiel no parecía tan exagerada enseñando carnes en “El último cuplé”, el
fútbol pasó a sustituir al toreo, Massiel ganó Eurovisión, los jóvenes cantaron “Porompompero”
con Manolo Escobar, “Esos ojitos negros” con el Dúo Dinámico y con Karina se la pasaban
“Buscando en el baúl de los recuerdos”. Familias llenaban los Seat 600 y se iban a las playas del
sur. Las películas de Joselito y Marisol iban quedando como cosa de niños. Este era el principio
del final de la época franquista. España había abierto las puertas al mundo y nada ni nadie iba a
detener la influencia extranjera (Muy historia, 2006).
A Ciadoncha llegó todo esto por la tele, por la radio, por algunas revistas y porque los
jóvenes ya salían más a Burgos y otras partes; pero el proceso fue un poco más lento que en
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pueblos o ciudades con mayor población. Según se puede ver en los vídeos, en Ciadoncha no se
veían tantas minifaldas en los años sesentas y muy pocas en los setentas. No fue hasta en los
veranos de los ochentas que la juventud llegó a broncearse de verdad (Vídeos proporcionados
por Orencio Pérez Cascajar). Ciadoncha sigue siendo un pueblo con valores tradicionales, yo
diría que en Ciadoncha todavía se puede sentir la influencia de la época de Franco, el recato y la
elegancia clásica son característicos en la gente del pueblo.
En las fiestas del pueblo era donde los jóvenes cantaban y declamaban demostrando su
amor pero siempre con mucho recato y discreción. Según lo que yo he observado, en Ciadoncha
nunca he visto a ninguna pareja besarse en público y creo que tampoco he visto a nadie caminar
abrazados. Las expresiones de cariño se limitan a los niños, pero no entre mayores y mucho
menos en público.
Vida adulta, vejez y muerte
Los adultos en el pueblo son los que tienen las responsabilidades de llevar la casa y
también la comunidad. Ellos son los que se encargan de las responsabilidades públicas, como
ser alcalde, participar más activamente en las celebraciones religiosas, organizar las fiestas,
dirigir y coordinar los trabajos del campo y criar y educar a los hijos.
Hoy en Ciadoncha viven muy pocos adultos. La mayoría de los miembros de la
generación, quienes hoy serían los adultos del pueblo, salieron y están viviendo en otras partes.
El alcalde, José Luís Julián Hernando por ejemplo, vive y trabaja en Burgos. Cuando hablé con
él me dijo que él hacía este trabajo sin recibir ningún sueldo, que la empresa donde él trabaja le
permite faltar si tiene alguna reunión importante, pero que en realidad no es nada fácil hacerlo.
No obstante, casi cada fin de semana están él y su familia en la bonita casa que tienen en
Ciadoncha y él siempre está al tanto de lo que pasa en la comunidad.
Adultos del pueblo que vienen los fines de semana y en las fiestas. 2006
Foto Lucía Varona
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Escudo de Ciadoncha en el edificio del ayuntamiento.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Las autoridades del pueblo son: el alcalde, que es elegido cada cuatro años y puede
reelegirse sin tope de años, cuatro concejales y un juez de paz. Realmente estos puestos los
ocupan gente que tiene un gran espíritu de servicio a la comunidad, pues no representan mayor
ventaja sino más bien gasto y mucho tiempo extra (Entrevista personal 2006).
Fabricio Galiana Sierra con la Vara de Alcalde. 1960
Foto proporcionada por Marisa Galiana
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Es difícil establecer dónde termina la vida adulta y empieza la vejez. Especialmente
porque los niños de los años cincuenta se han conservado muy bien física y mentalmente y
cuando pensamos que ellos son los que están entrando a la categoría de honor de la vejez, nos
parece que no tienen las mismas características de sus antecesores.
Mujeres que ganaron un campeonato de bolos por los años 80.
Foto proporcionada por Marisa Delgado
Mujeres en la puerta de la iglesia un día domingo. 1995
Foto Lucía Varona
Lo que sí es evidente es que los años pasan y van dejando huellas. Los adultos de antes,
son los viejos de ahora y los viejos de antes son los ancianos de ahora. Es difícil aceptar que
aquella pareja tan guapa y llena de vida que se paseaba por las calles y caminos de Ciadoncha en
los cuarenta y cincuenta, hoy sean los ancianos del pueblo y que el niño que los admiraba tanto
entonces, sea hoy parte del grupo de los viejos. Pero la vida es así y allí están ellos, con toda su
sabiduría, con todos sus años.
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La vejez
Hablando con un participante que está en el grupo selecto de los ancianos, me dijo: Nosotros somos la generación que más ha tenido que aguantar. Primero tuvimos que aguantar lo
que nos imponían nuestros padres, después enviamos a los hijos a estudiar y ahora tenemos que
aguantar lo que nos imponen ellos.- Hay mucho de verdad en estas palabras.
Don Emérito también expresó muy claramente que lo que se aprende de los mayores es
su resignación, la paz con que aceptan lo que la vida les da. Yo también creo que los viejos de
Ciadoncha nos enseñan esos valores. La vejez les ha sorprendido cuando empezaban a disfrutar
el resultado de su trabajo. Muchos de ellos no habían viajado nunca por falta de medios y ahora
que los tienen, les falta la salud. Sin embargo, no están amargados. Basta caminar un poco por la
calle de La Calzada y se les puede ver tomando el sol, sonriendo y charlando mientras menean el
bastón o las muletas.
Los ancianos de hoy fueron los jóvenes y adultos de la posguerra. Ellos vivieron mucha
estrechez económica, nunca tuvieron dinero extra y aprendieron a trabajar en el campo desde
muy niños. Siempre estuvieron aceptando órdenes de más arriba. Los cambios los
sorprendieron desprevenidos y cuando se vinieron a dar cuenta, eran los hijos los que llevaban
las riendas y ellos se fueron quedando atrás. Hoy, les asusta tanta modernidad, la mayoría no
quiere ni tratar de comprender lo que es la cibernética. Ellos son felices viendo como sus hijos y
nietos se defienden en un mundo que ellos jamás llegaron a imaginar y donde se sienten más
seguros, como es de suponer es en el pueblo que los vio nacer.
No son pocos los que han celebrado las bodas de oro matrimoniales en Ciadoncha. Hay
todavía muchas familias que tienen la dicha de tener tanto al padre como a la madre vivos
cuando llegan a cumplir los cincuenta años de casados. La mayoría celebra este acontecimiento
con los hijos y familiares más allegados. Algunas instituciones, como las cajas de ahorro,
también les hacen algún reconocimiento especial.
Algunas ancianas con Angelines Varona. 2006
Foto proporcionada por Arcadio Varona.
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En Ciadoncha quedan algunos ancianos y quizás lo más duro para ellos sea el frío del
invierno. Por eso muchos se van con los hijos a Burgos en esa época, pero en cuanto pueden
vuelven al pueblo porque allí están sus raíces, allí han dejado sus recuerdos y es allí donde más
les gusta estar. Cuando están en el pueblo les vuelve la vida. Ven a sus amigos, juegan a las
cartas, al dominó, salen a tomar el sol y respiran el aire fresco y puro que tanto extrañan en las
grandes ciudades.
Para mí los ancianos son el símbolo de Ciadoncha. Ciadoncha misma es como ellos,
vieja y gastada, con algunos parches modernos que la sostienen como a los ancianos les
sostienen los bastones y las muletas. Ciadoncha está siempre sonriente, acogedora, aguantando
caricias y desprecios, porque Ciadoncha, como toda madre, quiere y perdona a todos los hijos
por igual.
También en el pueblo hay un grupo de adultos que ahora realmente lo sostiene. Si no
fuera por ellos, no llegaría ninguno a vender cada semana, no tendrían el servicio médico ni el de
correos. Este es el grupo que todavía va a misa los domingos del tiempo ordinario. Por ellos es
que se abre el bar y gracias a ellos el pueblo no ha muerto La pregunta que ellos se hacen es:
¿Por cuánto tiempo vamos a estar así?
El tema de la muerte es difícil para todos y el tema en sí no apareció dentro de los
recuerdos gratos de la vida en Ciadoncha. Sin embargo, muchos recordaron gratamente a gente
que ya ha muerto y comentaban cómo había sido su muerte y el funeral. Lo que los participantes
más valoran de esta etapa de la vida es la solidaridad que existe en esos momentos. No importa
el clima, si llueve o nieva, la iglesia siempre se llena de vecinos para un funeral.
Me parece también muy importante dejar constancia de las costumbres y tradiciones que
hay con relación a la muerte, ya que también esto está cambiando con la modernidad.
Algunos participantes recuerdan cómo antes en el pueblo, cuando alguien estaba muy
enfermo, se llamaba al cura para que le fuera a dar los Santos Óleos. Al morir se preparaba el
cadáver en la casa y allí se le velaba hasta enterrarlo al día siguiente. Casi siempre era la familia
la que se acercaba a la casa y el resto del pueblo asistía a la misa y al entierro.
Hoy ya no se vela a los muertos en el pueblo. Ahora se acostumbra llevarlos a los
tanatorios de la ciudad de Burgos. Las funerarias se encargan de preparar el cadáver, las esquelas
que salen en los diarios, la misa y el entierro.
En nuestra familia, para la muerte del padre de mi esposo, recuerdo que por parte de la
administración del tanatorio en Burgos, dijeron que podíamos irnos a descansar, que ellos
cerrarían la sala donde estaba expuesto el cuerpo y que volviésemos por la mañana para una misa
que se celebraría por todos los difuntos que estaban en ese lugar, en la capilla por la mañana del
día siguiente. Nunca olvidaré las palabras de una de mis cuñadas: -Cómo voy yo a dejar sólo a
mi padre ahora. Si ya sólo lo voy a tener estas horas- A todos nos llenó de emoción tan profundo
y leal pensamiento y le dimos toda la razón. Al padre de mi esposo lo velamos toda la noche y
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rezamos y recordamos con muchísimo dolor los mejores momentos que él nos había dado. Esa
noche de velación fue como rendirle un homenaje de agradecimiento por todo lo que había hecho
por cada uno. Al día siguiente le llevamos a misa y a enterrar a Ciadoncha.
Como en la mayor parte del mundo occidental, el luto se manifiesta con el color negro;
contrariamente al mundo oriental donde se manifiesta con el color blanco. A los entierros los
familiares van vestidos de negro y también acostumbran mandar coronas o ramos de flores que
son llevados por jóvenes y niños hasta el cementerio. Después del entierro sólo los familiares
muy cercanos acompañan al núcleo familiar del difunto a la casa.
Hasta los años 70, los lutos eran muy estrictos. Por el esposo, esposa, madre, padre o
hijos se mantenía luto riguroso por dos o tres años. Éste consistía en llevar ropa negra
constantemente y se evitaba salir a la calle. Esto lo compartió una participante cuando me
explicó el luto que ella había llevado por la muerte de su madre en los años 40 y 50. Cuando ya
podían salir, tenían que seguir usando negro, especialmente las viudas. Hoy eso ha cambiado
mucho. Ya no se acostumbra llevar negro por tanto tiempo y nadie se restringe de salir a la calle.
En Ciadoncha se acostumbra mucho mandar a decir misas por los difuntos. Casi siempre
estas misas son en la fecha de nacimiento de la persona y en el aniversario de su muerte. Antes
se hacían unas tarjetitas, que se les llamaba recordatorios, que se distribuían a las personas como
un recuerdo de la persona fallecida.
En nuestra familia, todavía conservamos la tradición de celebrar una misa cada
aniversario de la muerte del padre de mi esposo. Después de misa, vamos todos juntos al
cementerio y allí rezamos y leemos el recordatorio que hacemos cada año enfocando distintos
aspectos de la vida de Ángel Varona Temiño, el padre. A través de estos recordatorios seguimos
aprendiendo cómo vivir la vida con los valores que él nos transmitió.
Hay muchas cosas que los nietos echarán en falta cuando sean mayores. Muchos valores
que hoy talvez chocan con la vida moderna, pero cuando ellos sean padres, quizás sentirán la
necesidad de volver a sus raíces e investigar cómo fue que sus antepasados le hicieron frente a
los retos que la vida misma les presentó.
Cementerio de Ciadoncha en los años 70.
Foto proporcionada por Federico Varona
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Cementerio de Ciadoncha en 2006
Foto Lucía Varona
El sentido de familia es muy fuerte en este pueblo. En estos momentos, en que pareciera
que el pueblo agoniza, se puede ver todavía con cierto optimismo y pensar que será precisamente
ese sentido de familia lo que tarde o temprano atraerá, como un imán, a todos los que se han ido.
Mientras haya siquiera uno de la familia que mantenga el cordón umbilical unido a la
tierra que lo vio nacer, el pueblo no morirá. Los buenos recuerdos son muchos y siempre
necesitaremos renovar fuerzas, en todos los sentidos. Volveremos como el agua de las nubes
vuelve al mar.
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CAPÍTULO 12
LA AGRICULTURA Y LA GANADERIA
En Ciadoncha antes, la agricultura y la ganadería iban de la mano. No se podía hacer
agricultura sin ganadería. Los animales eran muy importantes en la vida del pueblo. Como ya
vimos en el capítulo de la vivienda, antes de construir las glorias, los animales los mantenían en
la planta baja para que dieran calor a las habitaciones en el piso superior. Pero además, los
animales eran los que ayudaban a la gente a trabajar la tierra, a trasladarse de un lugar a otro y
también les servían de alimento.
Acarreando con mulas.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Acarreando con vacas.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
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El acarreo se hacía con mulas o con vacas, la diferencia era que el acarreo con mulas
permitía al guía venir montado en los lomos de los animales, lo cual constituía un buen y
merecido descanso para el agricultor. El acarreo con vacas no permitía esto.
Vacas pastando. Años 70
Foto proporcionada por Federico Varona
Un participante me dijo: -Sin animales, no se podía hacer agricultura. Sin animales no se
podía hacer nada de nada. No se podía dar ni un paso sin los animales, ni un paso. Aquí se aró
con vacas, mulas y bueyes hasta que llegaron los tractores en el año 1956.- El primer tractor fue
un Lanz 38 caballos y arranque de petróleo de los hermanos Primivito y Santos Arroyo. Luego
llegó la trilladora que fue la de Josemari Quevedo, después hubo una atadora y una cegadoraatadora que no dio resultado en esta zona. La primera cosechadora en Ciadoncha fue la de Nice
Madrigal.
Foto Expuesta en el Ayuntamiento de Ciadoncha.
Cada familia tenía animales con los que trabajaba, pero además había dos manadas de
vacas, chotos, yeguas, mulas, caballos o potras que las cuidaba un pastor. Estos eran animales de
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mucha gente que los tenían por si había que echar mano de ellos en caso de que a los que se
usaban para trabajar les pasara algo. Además había por lo menos diez o doce rebaños de ovejas
cada uno con su pastor y corral donde ponerlas. En esos tiempos había mucho movimiento en el
pueblo.
Un participante que ha sido agricultor toda su vida y hoy da sus tierras para que se las
trabajen me dijo: -Entonces trabajabas en el campo el 95 por ciento del año. Había trabajo todos
los días, porque si no estabas trabajando las tierras, estabas cuidando los viñedos. Antes había
mucho viñedo en Ciadoncha, se podría decir que el diez por ciento de la tierra eran viñedos, el
resto se sembraba de cereales como trigo, avena y cebada.
Foto expuesta en el Ayuntamiento de Ciadoncha.
También me dijeron que hubo gente en ciadoncha que cegó a hoz. Uno de los
participantes cuando dijeron esto, se vio las manos y me dijo: –Aquí tienes la señal- una cicatriz
en el dedo anular de la mano izquierda-Estaba cegando cuando me distraje y ¡Zas!
Instintivamente apreté lo que se había levantado y ya se quedó así. Íbamos todos al campo a
ayudar, había trabajo para todos. –Ya lo creo- añadió otra participante, hombres, mujeres y niños
ayudaban, cada quien con lo que podía.
Los participantes me explicaron como los meses más tranquilos eran cuando nevaba o
estaba muy mojado el campo. Entonces no se podía hacer nada en las tierras porque se hundían
las patas de los animales y no había nada que hacer. En esos días se aprovechaba para podar y
limpiar los viñedos. Se ponían unas tablas sobre el barro y así iban limpiando y podando a mano.
Cogían la tabla y la pasaban a otro lado conforme iban avanzando
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Listos para segar. Años 60
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Ya en febrero se empezaba a arar para luego sembrar la cebada. Se sembraba también
trigo, avena, alholvas, hieros. Los hieros eran unas leguminosas excelentes para los animales.
Los años malos había que pelarlos y para eso había obreros que hacían el trabajo por las
mañanas, porque no podía hacerse cuando calentaba el sol, pues había que aprovechar el rocío de
la mañana para que no se quebrase la paja y se desgranara.
Luís Pérez sembrando al estilo antiguo. Años 70
Foto proporcionada por Federico Varona
Para sembrar, hace mucho tiempo, se ponía la mies en un saco atado por sus dos puntas
de una de sus diagonales y se colgaba al hombro; la mies se recogía con el puño bien lleno y
luego se esparcía haciendo una semicircunferencia con el radio de la longitud del brazo del
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sembrador. De esta manera quedaba muy bien esparcida. Todo esto se iba haciendo a la vez que
se iba caminando paso a paso.
Un participante me dijo que en el verano, para la cosecha, tenían que salir a la una de la
madrugada al campo a recolectar las nías. Se cogían las mulas, los carros, se enganchaban y
¡afuera! Si había luna, se podía ver, pero si no la había, era más oscuro que la boca de un lobo y
como había tierras pequeñas que quedaban en medio de las tierras de otros; muchas veces se
equivocaban y resultaba que cargaban felices el carro y en cuanto amanecía, se daban cuenta que
le habían hecho la tierra a otro. No había más que ir a descargar a la era del vecino y al día
siguiente a hacer la de ellos. Todas estas anécdotas me las contaban con mucho humor. Reían
mucho al recordar las peripecias de esos tiempos.
Otro participante recordaba noches como esa, pero cuando él era aún un niño de menos
de ocho años. El recuerda que de niño, cuando lo levantaban de la cama y lo metían al carro,
todo estaba bien hasta que oía: ¡Sooo! ¡Sooo! Todo el gusto se acababa porque él sabía que los
animales se pararían y había que empezar a trabajar.
Trillando en las eras.
Foto expuesta en el Ayuntamiento de Ciadoncha.
Otras participantes recuerdan con mucha nostalgia cuando se juntaban todos en las eras a
trillar. – ¡Eso era hermoso!-dice una participante. –No me digas, todos allí juntitos, riendo y
comentando mientras la burra, dale que dale.Todos recuerdan los calores que pasaban durante la cosecha. Al medio día buscaban la
sombra del carro para tomarse la merienda. -¡Esas cebollas y ese vino sabían mejor que hoy los
chorizos!- comentan algunos.
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Trillando con tractor.
Foto expuesta en el Ayuntamiento de Ciadoncha.
La llegada del tractor, marcó el principio de la mecanización de la agricultura. Podría
decirse que en cuanto a esta etapa de la vida en Ciadoncha, encontré dos grupos de personas con
diferentes sentimientos y recuerdos. Uno recordaba con mucha nostalgia los tiempos antes del
tractor y otro en el que los participantes estaban definitivamente felices con todo lo que trajo
consigo la mecanización de la agricultura.
El grupo que añora los tiempos pasados, son los que valoran mucho la convivencia que
existía en ese tiempo entre los vecinos. Ellos dicen que al necesitarse unos a otros les hacía ser
más amables, menos preocupados del qué dirán, de cómo vestían y de las apariencias. Una
participante me puso este ejemplo. -Antes íbamos a misa los domingos y no nos fijábamos qué
vestido, qué pendientes, ni qué zapatos la fulanita o la zutanita llevaba. -Hoy si no vas bien
arreglada te sientes mal-. Está claro que no es el trabajo duro lo que añoran, sino la convivencia.
Por otra parte, el grupo que dice que están mejor ahora, son los que recuerdan con cierta
amargura el duro trabajo. Ellos dicen que trabajar de la forma en que trabajaba era inhumano,
que no saben cómo pudieron aguantar tanto. Una participante de este grupo cuando le pregunté
qué recordaba ella del trabajo del campo me contestó. –No quisiera ni recordarme de eso, no
compares la forma en que vivimos ahora con esos años-, su esposo la secundó diciendo que de
ninguna manera le gustaría volver a esos tiempos.
El campo se sigue trabajando en Ciadoncha. Por un tiempo había más familias haciendo
sus propias tierras, pero con el tiempo y al heredar los hijos, las tierras han vuelto a ser pequeñas
y tienen que darlas para que otro las trabaje. Ahora hay dos o tres personas que se dedican a
trabajar sus tierras y las de otros. De ellos sólo uno vive en el pueblo y por lo que hablé con él y
su esposa, me temo que no será por mucho tiempo. Están pensando seriamente trasladarse a
Burgos por la educación de sus hijos. Con pena, dicen que no ven mucho futuro para ellos en el
pueblo. -La agricultura con el tiempo- va a quedar sólo para los que tienen mucha tierra, los
pequeños productores tendremos que ver qué hacemos por otra parte- terminaron diciendo.
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Pero hubo un tiempo en que se disfrutó la mecanización y la convivencia que brindaba el
trabajo del campo. Estos eran los tiempos en que todavía había tierras grandes, que no se habían
dividido.
Cosechando en Ciadoncha. 1991
Foto Lucía Varona
Los padres disfrutaban viendo a los hijos trabajar con las máquinas. Esos eran los
tiempos en que todavía Ciadoncha tenía mucha vida los veranos. La familia se juntaba, los niños
jugaban mientras sus padres trabajaban y las mujeres se encargaban de tener la comida lista
cuando volvieran del campo. Más de una vez nosotros planificamos el viaje de verano a
Ciadoncha de acuerdo a la fecha en que se pensaba cosechar para no perdernos el
acontecimiento.
Ángel Varona en las eras. 1992
Foto Lucía Varona
Yo no viví los tiempos antes de la mecanización, pero sí participé en esos años
intermedios, antes de que la familia de mi esposo dejara de trabajar la tierra. Me impresionaba
mucho ver a la gente mayor, cómo barrían la era, trataban de recoger todos los granos que
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podían. Cuando les veía hacer eso me preguntaba, qué estaría pasando por su mente en esos
momentos. Yo recuerdo que muchos mayores se quedaban muchos ratos sentados allí,
esperando que llegara el tractor a descargar. No decían nada, se quedaban viendo el grano, el
cielo y el campo. Nunca quise interrumpirlos y ahora me arrepiento, porque me habría gustado
poder escribir aquí algo de lo que estaban pensando.
Muchos de los recuerdos más gratos de algunos participantes tienen que ver con la
ganadería y la época en que había mucha vida en Ciadoncha. Uno recuerda cómo su padre tenía
toda clase de animales. Tenían, vacas, bueyes, cabras, corderos, gallinas, cerdos, palomas, todo.
Riendo cuenta cómo la única vez que se escapó de la escuela una mañana, fue precisamente el
día que iba a parir la burra se fue de la escuela y nadie lo pudo detener. Cuando su padre
preguntó al maestro qué había pasado, éste le dijo que había salido corriendo diciendo que tenía
que irse porque iba a parir la burra.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Las burra es uno de los animales que recuerdan los participantes con más cariño. He
notado que este animal trae mucha ternura a la memoria de varias personas. En un tiempo la
burra era el medio de transporte normal, se usaba para ir al molino, a la bodega, a llevar la
comida al campo, para ir a las ferias. En verano cuando iban a segar las mieses se montaban en
ella y llevaban los aperos más censillos, como el rastro, el dalle, la garia.
En un tiempo hubo muchas ovejas en Ciadoncha. A primeros de junio se esquilaban para
que las ovejas estuvieran más ligeras de abrigo para el verano, a la vez que se aprovechaba la
lana para su venta, que entonces estaba bastante cotizada y suponía un ingreso importante. A
continuación del esquileo se hacía el melado, que consistía en marcar a las ovejas, con pez
fundida, con las iniciales del propietario del rebaño.
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Ovejas pastando. 1984
Foto Lucía Varona
El señor Bisera, como le digo yo, tuvo la amabilidad de invitarme a su casa para
conversar. Su nombre en realidad es Florencio Ibáñez, pero en el pueblo todos le decimos
Bisera. El era uno de los pastores del pueblo, el único que aún vive allí. Ya mencioné antes,
cómo en los mejores tiempos de este lugar hubo hasta diez o doce rebaños de ovejas, cada rebaño
con su pastor y el corral para guardarlas, además de la manada de ganado compuesto por chotos,
vacas, yeguas, mulas, etc. que servían para remplazar a los animales de labranza.
Bisera, ha vivido en Ciadoncha desde 1952. Empezó como pastor, trabajó muchos años
cuidando ovejas de otros, pero poco a poco fue comprando para él y al final se quedó cuidando
sólo las suyas y viviendo en la casa que compró hace muchos años en el pueblo.
Queriendo saber cómo él ha logrado sobrevivir tantos años en el pueblo y sabiendo que la
agricultura y la ganadería han sufrido tantos cambios, le pedí que me contara cómo fue su vida
de pastor.
Bisera y su cuñado Norberto Tejero Palacín esquilando.
Foto proporcionada por Arcadio Varona.
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Me dijo que sus padres también habían sido pastores, así es que para él era natural seguir
sus pasos y dedicarse a este oficio. Primero vivieron en Santa María a donde fue a la escuela
cuando tenía 8 años, pero luego estalló la guerra y la familia se trasladó a Zael, de Zael a
Mahamud, allí vivieron 15 años y de allí vino a Ciadoncha. Bisera ha recorrido muchos campos
con las ovejas.
Con ese modo tan campechán que tiene de hablar me dijo que siempre había tenido
perros que le ayudaban, dice que él los entrenaba para que ellos fueran por una orilla y él por la
otra y así estaba siempre pendiente del rebaño. Nunca le gustó llevar radio porque dice que no
podía distraerse, tenía que estar siempre pendiente de las ovejas para que comieran lo que debían
y no se metieran a comer lo que no debían.
Bisera se casó en Ciadoncha un 6 de junio. Recuerda que ese día hubo toros en el pueblo.
De ese matrimonio le queda una hija que vive en Tordómar y un hijo que vive en Burgos.
Enviudó y trató de empezar una vida matrimonial de nuevo, pero no dio resultado. Ahora vive
solo en Ciadoncha y los hijos están pendientes de él.
Los hijos de Bisera jugando con las ovejas.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Me contó cómo, gracias a que a él siempre le ha gustado la cacería pudo ahorrar del
salario que recibían antes cuando era pastor. –La vida ha sido dura para mí- me dijo y
poniéndose serio prosiguió diciendo que por la mañana, en el verano salía muy temprano con las
ovejas y volvía al medio día a comer, luego volvía al campo. Por las noches muchas veces tenía
que estar pendiente de alguna oveja que paría, si lo llamaban para que ayudara con una vaca o lo
que fuera. De las fiestas en el pueblo dice que participaba poco porque normalmente tenía que
trabajar. -El trabajo del pastor es muy duro-me dijo. Muchas veces volvía calado hasta los
huesos porque el paraguas y la capa no le podían resguardar de algunos nublados. En septiembre
dice que ya no volvía a casa a comer sino que se quedaba en el campo. A un momento dado las
ovejas se echaban y él también podía descansar un poco. En invierno, no salía, tenía que
cuidarlas en el corral.
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Yo le pregunté qué llevaba al campo para comer. Se echó una carcajada y me dijo:Cualquier cosa, tortilla, pescado, chorizo, cebollas, lo que fuera. ¡Y qué bien sabía!
Florencio Ibáñez (Bisera) con sus ovejas.
Foto proporcionada por Florencio Ibáñez.
Pero Bisera no sólo ha sido pastor, también me contó cómo aprendió a poner inyecciones.
Una vez, tenía al hijo enfermo y tuvieron que ponerle varias inyecciones. Un día la persona que
lo inyectaba, no pudo llegar. Ese día se decidió y dijo que él le iba a poner la inyección al hijo y
así empezó a hacer este oficio también. Me dice muy orgulloso como él le ha puesto inyecciones
a mucha gente del pueblo y nunca se le ha infectado ninguna.
Yo le recordé que a mí me había impresionado ver que también él hacía de sepulturero.
Se echó a reír y luego me contó que también ese oficio lo había empezado a hacer porque no
había quien lo hiciera. Ahora él es quien guarda las llaves del cementerio y por muchos años se
encargó de cavar las tumbas y ayudar en los entierros. También su hija Pili lo ha hecho alguna
vez, porque yo recuerdo haberla visto en un entierro haciéndose cargo ella sola de dirigir el
descenso del ataúd y luego coger la pala y terminar y cubrir la tumba. Actualmente, la mayoría
de familias tienen los sepulcros hechos de concreto y ya no hay que cavar para enterrar a los
muertos.
Bisera es un hombre muy servicial. Estando yo haciéndole esta entrevista, tuvimos que
interrumpir porque alguien llegó a la puerta a pedirle que al día siguiente la llevara a Burgos
cuando él fuera en su coche. Inmediatamente él le respondió que con mucho gusto y ya
quedaron en la hora de salida. Este incidente dio paso a que le preguntara yo qué pensaba de la
vida en Ciadoncha en estos tiempos.
-Nos hemos vuelto muy egoístas-me dijo. Me explicó cómo antes, cuando la gente no
tenía dinero, todos colaboraban. Todos se ayudaban en cualquier trabajo, ya fuera en las eras, en
el campo, con los animales, con un enfermo, llevando cosas de otros a Burgos, como fuera. Él
dice que el dinero ha arruinado la convivencia que se tenía antes. -Antes-me dijo, -hacíamos
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muchos favores y éramos agradecidos. Ahora, no los hacemos y cuando nos los hacen tampoco
somos agradecidos-.
Bisera me contó cómo el pueblo ha tenido sus altas y bajas. Cuando mecanizaron la
agricultura, los obreros y pastores se tuvieron que ir a buscar trabajo a otras partes. Él también se
tuvo que ir a Burgos a trabajar en la construcción, pero volvió porque le gusta el pueblo. Tuvo
300 ovejas que eran de él; al final ya se jubiló y ahora vive tranquilo y bien en su casa de toda la
vida. Le gusta viajar, ha ido a varias partes y dice que disfruta mucho conociendo otros sitios y
personas. Los nietos y los hijos vienen a verle y como él dice, no vive mal. Ha conocido a
mucha gente con quienes comparte en sus viajes a los centros turísticos de la costa sur y dice
disfrutar mucho de todo lo que se ha ganado con el sudor de su frente.
En la memoria de mucha gente de Ciadoncha quedará para siempre grabada la imagen de
Bisera con sus ovejas pastando por los campos de Castilla y el salero que él tiene al hablar.
Maquinaria antigua
A mediados de los años setenta se podía ver maquinaria antigua abandonada por el
pueblo. La novedad en los años 80 era la maquinaria que hacía mucho más suave el trabajo en el
campo. Ya no era sólo el tractor, sino maquinaria como la cosechadora, con todas las
comodidades de aire acondicionado en la cabina y capacidad para hacer el trabajo de varios días
en pocas horas.
Tractor arando los campos en los años setenta.
Foto proporcionada por Federico Varona
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El rodillo se usaba para suavizar la tierra, abandonado en los años 80.
Foto proporcionada por Federico Varona
La grada para remover la tierra. 1981
Foto proporcionada por Federico Varona
La sembradora se adhería al tractor. 1981
Foto proporcionada por Federico Varona
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En el Centro Cultural Santa Bárbara se realizó una exposición de fotografías antiguas.
En ellas podemos también ver varias herramientas usadas antiguamente y gente usándolas.
Usando el carro en los años 50 para una labor menor.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Carro abandonado en los años 70
Foto proporcionada por Federico Varona
El carro tirado por mulas o vacas, fue por mucho tiempo el medio de transporte de la
gente de campo. El carro era el apero de labranza más importante y de mayor coste antes de los
años sesenta. El carro con la yunta de vacas o la pareja de mulas eran los elementos
fundamentales para llevar a cabo todas las labores del campo. Muchos de los participantes
todavía recuerdan cuando en las madrugadas del mes de agosto tenían que ir a cargar. Otro
participante también recuerda con nostalgia cómo algunas veces se quedaban durmiendo en una
morena con la madre esperando que volviera su padre para descargar.
157
Descargando el grano en los años 60.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
La labor más gratificante del verano era descargar el grano, pues suponía el fruto de todos
los trabajos y esfuerzos llevados a cabo durante todo el año. El grano se ponía en sacos o
talegas. Las talegas eran sacos más grandes que los habituales y eran más limpios y herméticos
para transportar el grano y sobre todo la harina. Las talegas estuvieron un tiempo de moda y se
usaron mucho. Hoy el carro y las bestias se han cambiado por el tractor y el remolque.
A continuación se presenta una serie de fotografías de herramientas antiguas que se
usaron antes de la llegada del tractor.
El dalle sustituyó a la hoz. Se usaba pasa para cortar pasto o paja.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
158
La segadora sustituyó al dalle, se usaba para los cereales y era tirado por vacas o mulas.
Foto proporcionada por Federico Varona
Trillo. Se usaba para triturar la mies y hacer que el grano se soltara de las espigas.
Foto expuesta en el Ayuntamiento.
Canizar es recoger el grano, fruto del trabajo del día en la parva.
Foto expuesta en el Ayuntamiento.
159
Beldando en las eras.
Foto expuesta en el Ayuntamiento
La beldadora servía para separar el grano de la paja después de trillar. Funcionaba con un motor.
Foto proporcionada por Federico Varona.
Un palomar en los años setenta.
Foto proporcionada por Federico Varona
160
¡Cuántos gratos recuerdos de cuando se trabajaba tan duro en el campo! Un participando
comentó la alegría que les producía canizar, pues eso se hacía al final del día de trabajo. Canizar
es recoger y poner el grano que se limpió ese día en la parva. ¡Con qué ilusión veían crecer la
parva cada día!
Otro lugar que trae muy gratos recuerdos a la gente de Ciadoncha son los palomares. A
uno de los participantes que ahora piensa restaurar el viejo palomar de la familia dijo que le
hacía mucha ilusión volver a usar ese lugar como se había usado antes. Él ya no vive en
Ciadoncha, pero tiene un huerto que cuida con toda ilusión. Piensa renovar el palomar y
acondicionar el resto del viejo edificio para tener un lugar donde disfrutar con su familia de la
paz del pueblo y alimentarse espiritualmente de los gratos recuerdos que le trae.
En una exposición que hizo el Centro Cultural Santa Bárbara en los años noventa se
valoró el trabajo en el campo exhibiendo bastantes aperos de labranza antiguos que fueron
devueltos a sus dueños al terminar la exposición. Hoy sólo nos quedan algunas fotos que nos
ayudan a rememorar momentos felices de otros tiempos cuando el trabajo era muy duro, pero la
convivencia era más profunda. Al Centro Cultural Santa Bárbara le hemos dedicado el siguiente
capítulo.
161
CAPÍTULO 13
EL CENTRO CULTURAL SANTA BÁRBARA
Para muchas personas, incluyéndome a mí, algunos de los mejores recuerdos que
tenemos de Ciadoncha son de las actividades organizadas por el Centro Cultural Santa Bárbara.
Interior de la sede del Centro Cultural Santa Bárbara.
Foto sacada del programa de actividades del IV Verano Cultural. Agosto 1996
Este centro fue fundado en 1983 por un grupo de adultos de entonces queriendo
responder a la necesidad de crear un centro que ofreciera actividades educativas, culturales y
recreativas para todo el pueblo y especialmente para jóvenes y niños, de los que se juntaba buen
número durante el verano y feriados en el pueblo. Su promotor y primer presidente fue Enrique
Prieto Gento. Después de él siguieron: José Prieto Pérez, Arcadio Varona Madrid, José Ignacio
Martínez Madrid, Juan José Baruque Esteban, María del Carmen Iglesias del Valle, Dulce
Estrella Caballero López, Francisco Javier Prieto Pérez, Buenaventura Prieto Pérez, Delfina
Madrigal Galiana, María Paz Quevedo Tomé, Laurentino Díez Olmos, quien termina en el año
2.006.
Los socios fundadores fueron veinticuatro y con el tiempo el número fue creciendo hasta
llegar a más de 166, cubriendo a más de 500 personas. Las cuotas eran de 3.000 pesetas para los
casados y 2.400 para los solteros y viudas, ambas anuales. Para hacer diversas actividades, el
Centro contó con la colaboración de organismos y entidades de carácter público y privado, a
quienes acudieron con un programa de actividades, tan bien desarrollado que no fue difícil
convencerlos que brindaran su apoyo económico.
Los recuerdos más gratos que tienen los participantes son sobre todo actividades donde se
reunía todo el pueblo, donde el trabajo se hacía en conjunto y donde se respiraba verdadera
comunidad. En mi caso, recuerdo con gran alegría la ocasión en que me invitaron a dar una
charla sobre La Educación Multicultural. Sentí un gran orgullo de ver ese salón lleno de gente
deseosa de enterarse de cosas nuevas. No podré olvidar la participación activa de algunos
jóvenes que con sus preguntas y entusiasmo le dieron verdadera relevancia al tema que
162
estábamos tratando. A partir de esa charla, me sentí totalmente integrada al pueblo y pude
percibir que los vecinos de Ciadoncha ya no me veían como una extranjera.
Fogata e imagen de Santa Bárbara.
Foto sacada del programa de actividades del IV Verano Cultural. Agosto 1996
Para otros, los recuerdos giran alrededor de actividades como las semanas culturales, los
cursos de manualidades, el mercado medieval, el teatro, las comidas en las bodegas, el vino
español y tantas otras fiestas.
Primer Mercado Medieval
Foto sacada del programa de actividades del IV Verano Cultural. Agosto 1996
Ciadoncha llegó a ocupar un lugar especial en El Diario de Burgos de 1991 a 1995,
cuando le dedicó varios artículos todos valorando el movimiento cultural que se estaba llevando
a cabo en diferentes épocas del año. Cuando vemos atrás y analizamos todo lo que logró hacer el
Centro Cultural en el tiempo de su apogeo, es increíble que en un pueblo tan pequeño se hubiera
generado tanta cultura. Lo que es más, el Centro Cultural con su entusiasmo y acertada
estrategia de publicidad, reconoció e hizo que mucha más gente reconociera la cultura del área
rural.
163
Se inició un verdadero deseo de investigación para conocer el origen y la historia del
pueblo y todos esos adultos jóvenes que trabajaban para darles lo mejor a sus hijos y a todo el
pueblo, parecían no cansarse nunca. Esta era la época en que todavía llegaban muchos adultos a
Ciadoncha a trabajar la tierra y los niños disfrutaban en el pueblo.
Curso de manualidades.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Ni el incendio de la sede, en el cual se perdieron los archivos del Ayuntamiento, les
desanimó. Todo lo contrario, el Centro Cultural Santa Bárbara contribuyó con 2 millones de
pesetas de sus fondos para reconstruirla. Este dinero salió de 1.700.000 pesetas de la Póliza de
Seguro que tenían contratada, más 300.000 pesetas de los fondos propios. Además de esta
cantidad, gracias a la intervención y gestiones del Centro Cultural con la gobernadora civil, quien
estaba bastante sensibilizada por la labor cultural que el Centro estaba desarrollando, aportó un
millón de pesetas para iniciar las obras primeras de reconstrucción. El resto corrió a cargo del
Ayuntamiento.
Programa de Actividades del IV Verano Cultural. Agosto, 1996
164
Hasta los programas eran cuidadosamente diseñados de acuerdo a los temas que
se tratarían. En estas semanas culturales participaron prestigiosas personalidades en diferentes
campos como Fray Valentín de la Cruz, José María Codón, Gonzalo Martínez Díez, Angel Casas
Alonso, Emelina Martín Abosta, José María Alonso del Val, José Pérez Solana, Román Pedrosa
Alonso, Ubaldo Herrero Alonso, Mercedes Ausín Villanueva, José m Manuel Suárez Guijarro,
Jesús Pérez Bustillo, Esther Díaz García, Isidoro Martín, Martín, Femín González, Raúl Berzosa
Martínez, Felipe Fuente Macho, Angel Guerra, Argimiro Peña, y otros.
Curso de manualidades.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Ya decía el Diario de Burgos: Ciadoncha: el pueblo más intelectual de la provincia (19 de
agosto 1995). En este artículo, Roberto Estébanez alaba la forma de promover la Cultura con
mayúscula y no sólo el folklore. Tiene elogios para el Centro Cultural Santa Bárbara y para la
Asociación Juvenil “Los Raneros”.
¡Qué orgullosos tenían que estar todos los vecinos! Cuando en un diario tan respetable
como éste les dedicaran no uno sino muchos artículos felicitándoles por el nivel cultural que
tenían. Los jóvenes adultos de esa época realmente demostraron que sí se pueden hacer cosas
grandes y bien hechas si se quiere. Como me dijo uno de los ex-presidentes del Centro. Mi idea
era quitar la tradición que toda fiesta tiene que tener sólo las tres M (Misa, Música y Merienda)
él quería que a eso se le agregara Cultura y su sueño se hizo realidad por algún tiempo. Algunos
vídeos particulares y otros profesionales, además de reportajes de la prensa escrita y la televisión
local dan fe del empeño que se ponía en planificar y realizar estas actividades. No dudo que este
material quede como constancia de la dedicación y el deseo de compartir los conocimientos de
mucha gente que gustosamente participó en la realización de los eventos.
Muchas familias siempre guardarán con orgullo las labores que realizaron en estos
cursos. Otros recordarán con mucha nostalgia su participación artística en las diversas
presentaciones que se hicieron en la iglesia. Muchos serán los niños que reirán al ver a sus
padres o abuelos actuando de doctores, de flores o representando algún papel de la época
medieval (vídeos proporcionados por Orencio Pérez Cascajar).
165
Cuadro hecho por Purina Galiana.
Foto Lucía Varona
Algunos de los cursos que más huellas dejaron en los hogares del pueblo, fueron los
cursos de manualidades y pintura. A todos nos quedan preciados recuerdos de lo que las madres,
hermanas y cada una hicieron para embellecer las casas. Con cuánta nostalgia vemos ahora las
cosas que aprendieron a hacer las mujeres en diversos cursos, no sólo los organizados por el
Centro Cultural sino en todos los cursos que se han impartido en el pueblo.
Viaje cultural III Verano Cultural 1995. Exclusas del Canal de Castilla en Frómista, Palencia
Foto sacada del programa de actividades del IV Verano Cultural. Agosto 1996
Las actividades del Centro Cultural incluían de todo, pues también tuvieron varias
excursiones a través de las cuales los vecinos conocían la geografía española, sus gentes, su
historia, su cultura, su paisaje y su gastronomía. Cuántos recuerdos quedan de estas visitas,
sobre todo las que significaron para muchos la primera vez que veían el mar, los Picos de
Europa, etc. Así fue, como muchos ancianos de hoy empezaron a viajar y a encontrarle el gusto
a salir del pueblo y conocer su propia patria.
166
La primera Exposición etnológica en Ciadoncha fue visitada no sólo por la gente del
pueblo, sino por gente de los pueblos alrededor; incluso fue motivo de actividad extra curricular
para los alumnos del Centro Comarcal de Santa María del Campo, quienes llegaron en autobús
un día lectivo para su estudio. Esta exposición se hizo gracias a los esfuerzos de varias personas,
entre ellas Ismael Madrid Olmos, quien era secretario en esa época. El fue el promotor principal
y organizador de la exposición. También la colaboración decidida de José Carlos Madrid
Hernando, vocal en esa época fue fundamental ya que él fue, quien en todo momento estuvo a
cargo de la exposición llevando un registro minucioso tanto de sus elementos como de las
personas que la visitaron. Esta actividad se realizó siendo presidente Arcadio Varona Madrid.
Primera exposición etnológica. 1991
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Primera exposición etnológica. 1991
Foto proporcionada por Arcadio Varona
En esta exposición se podía ver el farol que se ponía en los carros para poder ver por la
noche, los collares con esquilas que se ponían a las mulas cuando se engalanaban, el rastro, que
167
servía para arrastrar, el bieldo para separar el grano de la paja y la bielda para echar la paja al
carro y para meterla en el pajar.
El farol del que un participante tiene gratos recuerdos de cuando era niño y acompañaba a
su padre de la casa al corral para ver cómo estaban los animales. Lo que más le maravillaba era
ver que a pesar de estar fuera, la vela no se apagara. Esto se debía naturalmente, a que iba
cerrada por cristales pero tenía una salida superior para los humos.
En esta muestra también podía verse el ubio o yugo, en Ciadoncha se utilizaba más la
palabra “ubio” para unir las vacas; también había ubio de mulas. Los visitantes a la exposición
también podían ver los bozales que se les ponía a los animales para que no comiesen; el dalle o
guadaña que servía para segar las mieses, sobre todo las legumbres, pues para segar los cereales
se utilizaba la bielda.
Otro aparejo que podían ver era la hoz que servía para cortar el trigo y la zoqueta que se
ponía en la mano para no cortarse al coger la mies para cortarla; el relámpago o rayo que servía
para mover la basura apelmazada de las ovejas y poderla cargar en el carro. Este trabajo se hacía
a finales de septiembre o primeros de octubre. Con esta herramienta también se descargaba la
basura del carro en las tierras en pequeños montoncillos que se llamaban “carguillas”. La
limpieza de los corrales, era una actividad bastante laboriosa e interesante, pues coincidía con el
inicio del otoño y el ir y venir a las tierras aquellas tardes, generalmente soleadas, era bastante
gratificante.
Primera exposición etnológica. 1991
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Las azadas y el pico servían para mover la tierra. También, en la exposición, podía verse
una sierra que pertenece a una guadaña mecánica, que fue una de las primeras máquinas que
sustituyó al dalle.
168
Las alforjas se ponían en el lomo de la burra, generalmente para llevar la comida, el agua
y el vino para las largas y duras jornadas de trabajo. También había alforjas bonitas y de buena
calidad que se utilizaban para ir a las ferias. El cencerro, que se ponía a las vacas o yeguas
generalmente, para saber donde se encontraban en todo momento. Había también cencerros más
pequeños para las ovejas que se llamaban esquilas.
En la exposición también podía verse mantas típicas de entonces de lana pura, horcas de
dos ganchos y horquillos de cuatro ganchos para mover las mieses cuando se trillaban para
facilitar su trituración. Una collera que se ponía en el cuello de las mulas y sobre ellas se
enganchaba el ubio. Para las vacas el ubio iba directamente enganchado en los cuernos.
Esta era la lección que podían recibir los visitantes a la exposición. Como se puede ver,
el Centro Cultural Santa Bárbara con estas actividades no sólo valoraba la cultura agrícola sino
también educaba al visitante. ¡Ojala se pudiera hacer un museo permanente con instrumentos de
labranza como estos y más!
Muchas participantes todavía recuerdan con mucha alegría las horas que pasaron
haciendo gimnasia. Para las mayores, esto era algo totalmente nuevo. De jóvenes nunca
necesitaron esta clase por todo el trabajo que hacían en el campo. Para ellas esto de hacer
gimnasia, era cosa de las mujeres de capital. Sin embargo, cuando la agricultura se mecanizó, la
vida sedentaria también les afectó a los habitantes del área rural y hubo que empezar a imitar a
las señoras urbanas.
Clase de Gimnasia.
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Cuando empezamos a recordar las cosas que se habían hecho a través del Centro Cultural
Santa Bárbara, a la persona que más recordaban por sus genialidades era a Eleuterio Madrid
Olmos, “Elu” como se le llamaba con cariño. Todos recuerdan sus ingeniosos disfraces de
Carnaval, el famoso Circo en el que presentaba actos especiales con animales que eran
169
entrenados por él. Elu era el director del circo y sus ayudantes los mismos niños del pueblo que
con perros, gatos, ranas, pollos cabras y demás animales, montaban un show digno de verse,
disfrutarse y recordar como una de las grandes cosas que se han hecho en Ciadoncha. Pero no
era sólo eso lo que hacía Elu, también organizó por su cuenta “Exposiciones de huesos”, una
especie de Atapuerca con los huesos de animales que encontraba en el campo. Todo lleno de
jocosidad para el deleite del pueblo. Hoy se recuerda a Elu con mucha alegría, nostalgia y
admiración.
Elu y su circo. 1991
Foto proporcionada por Arcadio Varona
Las semanas culturales fueron verdaderos encuentros académicos, como los cursos de
verano de cualquier universidad. Hacían todo lo posible por traer a las personas más cualificadas
para impartir las charlas y la mayoría de las personas del pueblo asistía con gusto. Hasta la
televisión local, canal 54 de Burgos filmó algunas de estas presentaciones.
Pero como todo en Ciadoncha, también el Centro Cultural Santa Bárbara ha venido a
menos. Se siguen celebrando las fiestas y se trata de reunir a la gente en las meriendas y fiestas
especiales, pero ya son muy pocos los que acuden; en comparación a otros años. Quizás se
necesita un nuevo impulso, una nueva forma de atraer al ranero ausente y hacerle sentir que su
pueblo le espera con los brazos abiertos.
170
Semana Cultural. 1994.
Foto por Foto “Fede”. Burgos
Ciadoncha se está quedando sola porque sus hijos están dispersos por el mundo. La
anciana villa agoniza, pero todavía habemos muchos que nos resistimos a aceptar su muerte,
porque sólo muere lo que se olvida y olvidar Ciadoncha es como negarse a sí mismo.
HOMENAJE A NUESTROS MAYORES
Estoy pensando en ti
Y aún me queda nostalgia…
Aquello que fue instrumento,
Amasa tiempo y sudor
Y familia y esperanza.
Estoy pensando en ti
Y aún me queda nostalgia…
Caminos habrá rodados
Lejanas mañanas,
Juegos, coplas y añoranza.
Estoy pensando en ti
Y aún me queda nostalgia…
I. Madrid
171
GLOSARIO
Abadía Monasterio o iglesia que gobierna el Abad que es el superior de un monasterio, en
algunas partes también se le dice Abad al cura.
Ábside Parte del templo, abovedada y circular, situada en la parte posterior donde estaban antes
el altar y el presbiterio
Alfoz. Concepto jurídico. División administrativa que encontramos or primera vez en los
diplomas del siglo X, y que se muestra ya en perfecto desarrollo en la documentación del
siglo XI.
Alholva. Planta leguminosa de hojas vellosas y con semillas amarillentas de olor desagradable,
llamadas del mismo nombre.
Anticlericalismo En contra de la influencia de la iglesia en la vida política.
Asolar Destruir, arrasar, saquear.
Área marginal. Barrios olvidados por el gobierno y la sociedad donde se acumula la pobreza,
con todas sus consecuencias de abandono, enfermedad, miseria, etc.
Arquivoltas Molduras que decoran el paramento exterior de un arco.
Ateneos Nombre de algunas corporaciones científicas o literarias y del lugar donde se reunían.
Bechamel. Salsa de cocina, hecha con leche y harina.
Cabo Cañaveral. Lugar en el estado de La Florida en Estados Unidos desde donde se lanzan los
cohetes al espacio.
Cacharros. Trastos o trastes de cocina. También se usa para referirse a muchas cosas que no
tienen mucho valor.
Calado hasta los huesos. Que tiene la ropa que lleva muy mojada.
Campechán. Sencillo, sin afecciones, natural.
Canecillo Cabeza de una viga que sobresaliendo por la parte exterior del muro sostiene la
cornisa.
Capiteles Coronamiento de la columna.
Capones. Un golpe dado con los nudillos de los dedos en la parte posterior de la cabeza.
Cuadrilla. Grupo
172
Chicas de servicio. Muchachas que sirven en las casas por un sueldo.
Chotos. Cría de la vaca mientras mama.
Cisterciense de la orden religiosa de la regla de San benito, fundada en el siglo XI por San
Roberto y llevado a gran esplendor por San Bernardo. Viene del nombre de una aldea de
Francia.
Conde En la Edad Media, comandante militar de un territorio. Dignatario de la nobleza, entre el
marqués y el vizconde.
Confederación Nacional Católico-Agraria (CNCA) es la organización que canalizó mayormente
el descontento patronal, creada por el periodista católico Angel Herrera y su Asociación
Católica Nacional de Propagandistas (ACNP) durante el segundo decenio del pasado
siglo XX. La CNCA surgió como un intento de evitar que las izquierdas pudieran hacer
pie en las zonas rurales. Su mayor y único éxito tuvo lugar entre los pequeños
propietarios de Castilla-León, gracias a la concesión de créditos relativamente accesibles
y la organización de cooperativas, a las cuales se les facilitaron almacenes y maquinaria.
Cortes Constituyentes son aquellas Cortes que tienen poder y mandato para dictar o reformar la
Constitución.
Cortes Generales son las representantes del pueblo español y se componen de dos Cámaras: el
Senado y el Congreso de los Diputados.
Doña Distintivo de las mujeres de calidad en España, antepuesto al nombre de pila.
Dornos. Recipientes de madera.
Espadaña Campanario formado por un muro, generalmente prolongación de la fachada del
edificio, con uno o más huecos en que van colocadas las campanas.
Esquilones Campanas pequeñas.
Falange Española Partido de carácter fascista (Partido vigente en Italia de 1922 a 1945, basado
en la dictadura de un partido único, la exaltación nacionalista y el corporativismo) creado
en 1933 por José A. Primo de Rivera.
El gordo. El premio mayor de la lotería.
Entornar. Cuando los carros, jalados por bestias, se caían de lado.
Garia. De gario, utensilio de labranza.
Gran Guerra La Primera Guerra Mundial
173
Guerra fría. Se conoce así a la lucha de Estados Unidos contra Rusia. En general se refiere a la
lucha ideológica entre el capitalismo y el comunismo.
Hablar con alguien. En el contexto de la juventud quiere decir estar interesado en una chica para
llegar a ser su novio. “María y Pedro se hablan,” correspondería a decir ahora. María y
Pedro son novios.
Hacer de aguas. Orinar.
Hacer el gasto. Pagar por la celebración de un acontecimiento, normalmente de boda. La
celebración consiste en dar comida, música y baile.
Marqués Antiguamente, señor de una tierra situada en las fronteras del reino. Hoy es
simplemente un título nobiliario situado entre los de conde y duque.
Marquesado Título de dignidad de marqués y territorio al que corresponde dicha dignidad.
Más oscuro que la boca de un lobo. Metáfora par explicar que era muy oscuro.
Mejor presentado. Estar mejor arreglado, con mejor ropa, limpios y bien peinados.
Mieses. Plantas de cereales ya maduras.
Miniprimer. Aparato que sirve para deshacer y licuar alimentos, formando un puré o una pasta,
dependiendo de la cantidad de líquido que se use.
Mozárabe. Cristiano de España sometido a la dominación árabe.
Nacionalistas Llamados también derechistas. Doctrina que sostiene las aspiraciones
exclusivamente nacionales. En la guerra civil actuaban bajo el lema de religión, patria,
familia, orden, propiedad y trabajo
Nías. En Burgos y Palencia se significa manojo de mies cortada y tendida en el suelo.
Nublados. Tormentas de lluvia.
Nuez de mantequilla. Medida. Es un poco de mantequilla, lo que se forma de pasar un cuchillo
por encima y raspar un poco.
Pasarla bomba. Disfrutar mucho.
Pedir vez. Pedir turno.
Pedir la mano. Ceremonia de compromiso matrimonial que consiste en que el novio y sus padres
llegan a pedir a los padres de la novia que les permitan casarse.
174
Pellejos de cerdo. Con la piel del cerdo se hacen recipientes para guardar líquidos.
Pescatero. Vendedor ambulante de pescado.
Pifias. Travesuras
Polos de Desarrollo Áreas geográficas elegidas para el asentamiento planificado de industrias
con el fin de revitalizar su economía o suavizar las diferencias de desarrollo entre las
diversas regiones.
Protogótica Que pertenece al estilo gótico principal o primero. Tipo de arquitectura que se
caracteriza por dos arcos cruzados en ángulo.
Redacciones Lugar donde se reunían a escribir.
Romería. Viaje hecho por devoción.
Ranera, Ranero, sobrenombre que se tiene para la gente de Ciadoncha. Se usa también como
adjetivo cuando se refiere a algo de ese lugar.
Republicanos En España los republicanos son los políticos con ideas izquierdistas, el poder del
pueblo y el pueblo en el poder. Viene de la definición de República República (del latín
res publica, «la cosa pública, lo público»
Requisa. Cosas que podían tener en la posguerra en España. La requisa consistía en comida
racionada y algunos vales, para cambiarlos por telas para elaborar lo más imprescindible
de ropa.
Salaá. Graciosa
Socialistas seguidores del socialismo que es la denominación de diversas doctrinas económicas,
sociales y políticas que propugnan una distribución más justa de la riqueza y condenan la
propiedad privada de los medios de producción y de cambio. También se refiere a ellos
como izquierdistas.
Teleclubs. Lugares tipo cafeterías o bares, donde se reunía la gente para ver televisión.
Tertulia Reunión de personas que se juntan para distraerse y conversar.
Troncharse de risa. Reír mucho
175
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