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AÑO X.
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los dias IS T i l de cada mes.
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Madrid, calle d'et BaBo, n.° 1.
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Romero Ortlz,RolrigQez y Muñoz, Rosa y González, Ros de Olano, Ramírez, Rosen, Ruiz Aguilera, Rodríguez (Gabriel), Saco, Sargaminaga.Sancbez Fuentes, Selgas, Simonet, Sanz, Segovla, Salvador de Salvador, Salmerón,
Serrano Alcázar, Trueba, Vega, Valora VIedma, Vera (Francisco González); —PORTUGUESES.—Sres. Biester, Broderode, Bulbao, Pato, Castilbo, Cesar, Mactado, Herculano, Latino Coelbo, Lobato Pires, Magalhaes Contlnlio,
Mendos Leal Júnior, Ollveira, Marreca, Palmelrin, Rebollo da Silva, Rodrigues Sampajo, Silva Tullo, Serpa Plmentel, Visconde de Gouvea.—AMERICANOS.-Alberdi Alemparte, Balarezo, Barros, Arana, Bello, Calcedo, Corpancbo,
Fombona Gana, González, Lastarria, Lorttle, Malta, Várela, Vicufia Mackenna.
¿Cómo ha de ser providencial que por arrancar PruNo consintamos que lo que debe quedar fuera del
sia al Hannover, al Wiitemberg, á la Hesse-Darms- impuro contacto del hombre sea manoseado con hipotadt un pedazo de territorio, arda la guerra desde los cresía.
Mnista general, por C.—Suelto.—ConstitwHon, usos y costwmbres de losmontes Cárpatos al Rhin, se arruinen ciudades, se esNo toleremos los que sentimos bullir en el alma la
indios Peguenches.poiD. Ildefonso Antonio Bermejo.—SueZtos. terilicen campos, se tiñan los rios de sangre, perezcan idea cristiana, y tenemos formado tan gran concepto de
—Caracteres distintivos de la novela francesa, por D. Permin Gon- millares de hombres, y se retroceda con el pensamiento la Providencia, no toleremos que sea el manto con que
á los tiempos de la mayor barbarie? ¿Cómo ha de ser se cubran ambiciosos desenfrenados, violadores del dezalo Morón.—La Eneida de Firjííio, traducida en verso castellano.
providencial que el centro de Europa ofrezca el espec- recho , y cómplices 6 autores de grandes iniquidades,
p o r D. Ventura de la Vega.—Francisca Hernández y Francisco táculo de una ruina completa, cuando la obra de Dios que la historia conserva en páginas sangrientas.
Ortiz, por D . Andrés Borrego.—£/ Comercio de Cabotaje (I), por ha sido siempre la creación y la ordenación?
Al rey de Prusia que habla del destino providencial
¡Falsificación audaz de la historia y de los destinos de su casa y del favor divino que se ha marcado en sus
D . Francisco Javier de Bona.—/n/lucnc(o de la filosofia matemáempresas, recordémosle los principios de la monarquía
fíca en el estudio y progreso de las ciencias exactas, (conclusión) por de la humanidad!
Hay en nuestro siglo de progreso y de civilización prusiana, y las faltas y aun crímenes que acompañaD . José Balanzat.—Crííico ie Critica, por D.. Luis García de
evidente, ciertos contrastes que son para confundir á la ron á su engrandecimiento- Recordémosle que al lado
Luna.—Sueltos.—tina tempestad en una gota de agua, por D. P . A r - inteligencia mas serena.
de sabias providencias, de una política noble y geneguelles.—Anuncios.
En este siglo en que la elasticidad y el vapor han rosa , se encuentran violencias y atentados á los cuales
realizado tantas maravillas; en que la imprenta y el es sacrilego atribuir la sanción de Dios.
Mientras los plenipotenciarios austríacos y prusiadesarrollo de la instrucción llevan á todas las clases tan
grande suma de conocimientos; en que la asociación nos discuten en Praga los artículos del tratado definiLA AMERICA.
mercantil y la difusión de los derechos políticos borra tivo de paz, el rey Guillermo continúa su obra proM A D R I D 27 D E A G O S T O D E 1 8 6 6 .
tantas distinciones, y en que la inclinación natural á videncial. En la sesión del dia 17, la Cámara de los diconsiderar tolas las cosas bajo su lado práctico y verda- putados ha oído de los labios del conde de Bismark la
dero destruye el prestigio de lo sobrenatural y maravi- lectura del proyecto de ley que anexiona á Prusia el
lloso,
sorprenden penosamente ideas comolaa del dis- reino de Hannover, el Electorado de Hesse , el ducado
REVISTA GENERAL.
curso del rey de Prusia, que nos trasladan á las supers- de Nassau y la ciudad libre de Francfort- Merece este
documento algún examen, pero será breve. Empleareticiosas creencias de los siglos, mediosmos
para mayor claridad el estilo forenseGoando dimos cuenta en un breve resumen del di8Pase que nuestros antecesores del siglo IK. creyeran
Puntos de hecho:
cnrso pronunciado por el rey de Prusía al tiempo de en la aparición del apóstol Santiago en la batalla de
abrir ws Cámaras, no habia llegado aún integro á nues- Clavijo, montado en su caballo blanco, repartiendo
«Nos, Guillermo, por la gracia de Dios, rey de Prutras manos el documento á que nos referimos. Conocía- mandobles á los infieles sarracenos. Creían de buena »sia, etc., hacemos saber, etc.
«Los gobiernos del reino de Hannover, del Electorado
mosle en su esencia; pero nos faltaban los detalles. Hoy, fé, y esto y su atraso los disculpan.
que los tenemos, preguntamos: ¿Hasta cuándo será
Pero el rey Guillermo de Prusia, el soberano de un «de Hesse, del ducado de Nassau y de la ciudad Ubre de
iermitido velar con un lenguaje afectadamente místico país que se distingue por una cultura intelectual de «Francfort se han colocado por su participación en la aetihostil de la antigua Dieta, en estado de guerra abierta
os proyectos mas censurables?
primer orden, el sucesor del amigo de Voltaire y del «tud
«contra Prusia.»
El discurso pronunciado por el rey Guillermo el compañero de Leibnitz, ¿puede hablar con convicción de
La Constitución germánica reconocía en cada Estado
dia 5 de Agosto ante las Cámaras convocadas bajo el ese papel que asigna á la Providencia en los destinos de
entusiasmo producido por una guerra gloriosa, ofrece Prusia, y que se reduce á protejer todas las cabalas de Alemania el derecho de votar libremente en la Dieta
á cada paso á los ojos del lector escandalizado, párra- y todas sus carnicerías, supuesto que la monarquía federal sobre los asuntos de su competencia. El ejerfos como los siguientes:
prusiana se ha engrandecido principalmente por la cicio de este derecho por Hannover, Hesse, Nassau y
Francfort es lo que el rey Guillermo califica de estado
»Al verme rodeado por los representantes del país, debo guerra?
«ante todo espresar mi reconocimiento y el de mi pueblo
Nosotros, que si no podemos llamarnos filósofos, por de guerra abierta contra Prusia- ¿ Y cuando esta poten»pcr la gracia divina, que no solamente ha ayudado á Pru- lo menos procuramos guiarnos por las ideas de una ele- cia se preparó á invadir é invadió aquellos países, dessia
vada filosofía, debemos protestar contra tal abuso de bían sus gobiernos esperar la agresión con los brazos
«Con la bindieion visible de Dios, el país ha luchado por lenguaje, contra tan audaz usurpación del favor provi- cruzados?
vía independencia de la patria....
Fundamentos de derecho:
dencial.
«¡Que la Providencia se digne derramar sobre el porve«La necesidad política nos obliga á no restituirles ya el
»nir de Prusia las mismas bendiciones que tan visiblemente ¿Qué ejemplo nos ofrecen por lo común las naciones «poder
gubernamental de que han sido despojados por los
civilizadas de Europa, cuando se hallan en vísperas de
j)le ha concedido en su pasado!
«triunfos de nuestras armas.»
Hé aquí al rey de Prusia haciendo bajar á Dios de lanzarse á una guerra exterminadora 7 El mas sacrilego,
¡La necesidad política! ¡El triunfo de nuestras a r su Inmensa altura, y obligándole á tomar parte en las el mas repugnante.
mas! ¿Qué nación poderosa uo se creerá en la necesiLa
mentira
se
halla
en
los
labios
para
asegurar
camiserables querellas de los hombres.
dad política de engrandecerse á costa de un vecino mas
La suerte de la monarquía es providencial. El mis- da beligerante que no le mueve á la guerra pensamien- débil? ¿Qué tranquilidad podrá esperar el mundo de la
to
alguno
de
ambición,
sino
solamente
la
necesidad
de
mo Dios es quien manifiestamente vela por sus desaplicación de semejante doctrina? ¿Cómo ha de recodefenderse.
tinos.
Cada país pide á Dios la bendición para sus armas, nocerse por fundamento del derecho la fuerza victoriosa?
En su pasado reciente, la Providencia ha derramado
Considerando de la sentencia:
6 lo que es lo mismo, el exterminio de su enemigo, y
sobre ella sus bendiciones.
«No ignoramos que solamente una parte de las poblaEn la lucha por la independencia de la patria, en canta el Te-Deum de la victoria si consigue escribir en «cíones
de esos Estados tiene como nosotros la convicción
los triunfos que han señalado la marcha del ejército su historia el nombre de alguna jornada como la de «de esa necesidad.
Respetamos y honramos los sentimienMarengo,
Sadowa
ó
Solferino.
prusiano, al Este y al Oeste, el país ha contado con la
«tos defidelidady de adhesión que unen á aquellas poblaEl fondo de paganismo que á través de los tiempos «clones
protección visible de Dios.
a sus dinastías y á sus instituciones autónomas;
En el momento en que el soberano de Prusia y los se ha conservado en las sociedades modernas no nos «pero confiamos en que su participación activa en el desarrepresentantes del país se vuelven á encontrar en el re- lleva solamente bástalos siglos medios; nos hace re- »rollo progresivo de la comunidad nacional, asi como los
cinto del Parlamento, lo primero debe ser postrarse an- troceder á los tiempos de Homero, en que los dioses «miramientos con que serán tratados sus intereses particute la gracia divina, que no solamente ha apartado de tomaban partido por los hombres, se dividían en ban- «lares y legítimos, fecilitarán la transición Inevitable á una
las fronteras prusianas los peligros de un ataqué ene- dos , y procuraban auxiliar á sus héroes favoritos con «nueva y grande unión.»
migo, sino que ha permitido añadir nuevos laureles á la alguna arma ofensiva ó defensiva, dotada de cierta
Es decir, sabemos que rechazáis nuestra dominación,
Ífloria hereditaria, y allanar el camino para el deserro- virtud sobrenatural, como la gracia divina que el rey pero os forzamos á sufrirla. Es decir: «¡ Ciudad libre de
Guillermo ha descubierto, que favorecía á Prusia en sus Francfort! Sabemos que te encuentras muy bien con tu
io nacional de Alemania.
El rey Guillermo ha dicho todo esto al pueblo pru- batallas y en las cabalas diplomáticasrégimen municipal, pero queremos someterte al unita¿Qué mayores méritos puede alegar el rey de Prusia rio para que pierdas en libertad tanto como ganas en
siano reunido en Parlamento y á la Europa entera, que
para que la Providencia se haya declarado á su favor honra siendo gobernada por la política de los Bismark,»
aguardaba con interés sus palabras.
Todo ha sucedido providencialmente con la inter- con preferencia á los soberanos de Austria, Baviera,
Sentencia:
Hannover, Wutemberg, Sajonia y las dos Hesses? ¿Qué
Trenclon de Dios.
,
«Artículo 1.* TOMAMOS para nosotros y nuestros suce¿Es necesario que protestemos contra este sacrile- pecados habían estos cometido de que no tenga aquel «sores, en virtud del artículo 5.5 de la Constitución del Esque acusarse?
go abuso de la idea divina?
»tado prusiano, el gobierno del reino de Hannover, del
Rompamos esas tradiciones paganas que escandali- «Electorado de Hesse, del ducado de Nassau, y de la ciudad
¿Qué tiene Dios que ver con las miserias y con la
zan y rebajan á la idea moral de nuestro siglo,
i «libre de Francfort.»
l>arbarle de los hombres?
SUMADO.
Í
LA AMÉRICA
Por lo menos hay franqueza y lógica. Después de
reconocer la adhesión de aquellos territorios á su autonomía , el rey de Prusia no podia hacer otra cosa que
tomarlos. Hé aqui otro principio de derecho internacional , sancionado también, sin duda alguna , por la gra~
cia de Dios, según el criterio providencialiata del rey
Guillermo; principio el mas adecuado para derramar
sobre Europa toda clase de bienaventuranzas.
Si el rey de Prusia dice: «tomamos el Hannover, la
Hesse-Electoral, el Nassau, y la ciudad libre de Francfort.» ¿por qué no ha de decir el emperador de Francia: «tomamos la orilla izquierda del Rhin? »Y Napoleón lo ha anunciado, en efecto, fundándose en que el
engrandecimiento de Prusia constituye un peligro para
Francia, razón exactamente del mismo género que la
de la necesidad política invocada por Prusia para no
respetar la independencia de los cuatro territorios
anexionados.
Grandes sombras envuelven todavía los términos en
que Francia ha planteado su pretensión, la respuesta
de Prusia y las consecuencias probables de esta nueva
dificultad. La intimación ha sido hecha por Francia , y
según parece, Prusia contesta con toda la cortesía Imaginable que Napoleón III es un soberano muy digno y
muy desinteresado; pero que no le cederá ni una sola
pulgada del suelo sagrado de la patria alemana. Dicese
también que habiendo hecho ya Prusia su negocio con
la neutralidad de Francia, se vuelve hacia Rusia y le
ofrece el ducado de Posen, es decir, la parte que le tocó en la antigua repartición de Polonia, si le deja obrar
libremente en Alemania, y le ayuda en caso de guerra
con Francia. ¡ Siempre la misma política! ¡ La suerte de
los pueblos á merced de las ambiciones de los poderosos ! ¡Polonia arrojada una vez masen la balanza como
premio de la alianza de los opresores del Norte!
Hay liberales de buena fé que discurren de este
modo. El conde deBismark ha dominado la Alemania
por la fuerza de las armas. Pero si ha de fundir las diversas nacionalidades, necesita emplear el sistema de
la libertad. A ella acudirá en interés de Prusia, para
realizar el grande imperio alemán. Recomendamos á la
meditación de estos creyentes tan crédulos un solo hecho: Algunos dias antes de la guerra, el conde de Bismark dirigió una circular á los gobiernos alemanes re
lativa á la reforma de la organización federal de Alemania. En ella se decia: «El poder legislativo será ejer•cido por la Dieta y por una representación directamen»te nacional, elegida con arreglo á la ley del imperio
• "ie 1849.» El dia 17 de Agosto, es decir, hace siete
dias, el conde de Bismark ha manifestado ante la comisión encargada del mensage de contestación al discurso de la Corona «que las necesidades del momento
»no permiten adoptar la Constitución del imperio de
»1849.i> i Limpio escamoteo de las esperanzas concebidas
por la opinión liberal de Alemania!
Graves diticultades preocupan en estos momentos
al emperador de los franceses. La cuestión de Roma , la
cuestión de Méjico, la cuestión de A.lemania, son otras
tantas consecuencias de su política, que es preciso resolver, y que no se sabe todavía si concluirán sin algo
de rubor para Francia.
Acércase el vencimiento del plazo en que las tropas
francesas deben abandonar á Roma según los compromisos contraidos, y la conciliación entre Italia y el Papado,
famoso programa napoleónico, se halla tan adelantada
como el primer dia. Italia no quiere oír hablar de que
se retarde mas tiempo su unidad, y el soberano de Roma apremia á Napoleón para que no retire su ejército,
porque el momento de su partida será el de la ruina del
poder temporal.
La emperatriz de Méjico se halla en París con una
pretensión análoga á la del Santo Padre. Va llegando
el dia de la liquidación de cuentas entre Napoleón y los
Estados-Unidos: y la emperatriz suplica que los franceses continúen en Méjico sosteniendo el imperio , que
se derrumbará sin su ayuda.
El pueblo francés se pregunta: ¿De qué ha servido
nuestra política de intervención en Roma, si al fin de
ella ha de temerse siempre un gran cataclismo 7 i Cómo
^ n o ha habido perspicacia suficiente para comprender
que se emprendía el imposible de armonizar dos términos inconciliables? ¿De qué han servido los hombres
y los millones empleados para levantar un imperio en
Méjico? ¿Cómo no se ha comprendido la imposibilidad
déla empresa? ¿De qué ha servido la condescendencia
tenida con Prusia en Alemania, si después de engrandecerse á sus anchas, niega á Francia las compensaciones que juzga necesarias?
La opinión general inquieta no recibe esplicacion ni
satisfacción alguna. Pregunta, y nadie le contesta. El
Monitor, en vez de publicar boletines sobre los negocios
públicos, se ocupa en darlos de los paseos del emperador, «S. M. ha recorrido el boulevard del emperador, la
•llanura de Longcharaps y el bosque de Boulogne.»
Esto nos recuerda el final del Boletín núm. XXIX en
que Napoleón I anunció á Francia la pérdida del gran
ejército en las heladas llanuras de Rusia. «¡La salud
»de S. M. jamás ha sido mejor!» Buen consuelo para
un millón de padres y esposas. «¡S. M. ha paseado en
»el bosi^ue de Boulogne!» Buen consuelo para Francia,
asediada de cuidados en Méjico, muy poco atendida en
Roma, y desahuciada por el conde de Bismark en sus
pretensiones.
El Parlamento inglés ha suspendido sus sesiones.
El mensaje real leído por los lores-comisarios al despe*
dir á los representantes de la Gran Bretaña contiene
las siguientes notables palabras •
«Con la mayor satisfacción ftilicita la reina al país y al
•mundo entero por el éxito de la grande empresa encami«nadaá unir telegráficamente á Europa y América. Apenas
«pueden preverse los beneficios que la humanidad está Ua»mada á reportar de este triunfo de la ciencia.
»S. M. se congratula al espresar que comprende cuanto
»se debe á la energía particular de los hombres, que sin
«desanimarse por repetidas contrariedades, han llegado por
»segunda vez á establecer comunicaciones directas entre los
»dos continentes.
»S. M. espera que ningún obstáculo interrumpirá el
»éxito de esa grande empresa, que estrechará sin duda aluguna los lazos que unen á las colonias inglesas de la Amé»rica del Norte con la madre patria, y aumentará los senti»mientos de amistad que deben existir entre los Estados
»de S. M. y la gran República de los Estados Unidos.»
¡Qué profundo contraste! El rey Guillermo anuncia
al Parlamento de Prusia las conquistas de la guerra.
La reina Victoria rinde homenage ante el Parlamento
de la Gran Bretaña á las conquistas de la paz y de la
ciencia. El paralelo no es desfavorable á la última.
¡Cuánto mas grande é inteligente parece la magostad
felicitando á los hombres que por sí solos , sin ayuda
del gobierno, unen continentes, estrechan las relaciones de amistad entre los pueblos, y preparan el brillante porvenir de la fraternidad universal! Esos hombres
no conquistan á fuerza de sangre un pedazo de territorio; conquistan sin lágrimas á la humanidad entera, la
cual les paga un tributo de admiración en reconocimiento de superioridad.
El general Lamármora ha presentado la dimisión de
jefe de Estado mayor del ejército italiano. Le reemplaza el general Cialdini. El general Pettinengo, ministro
de la guerra, ha dimitido igualmente. Le sucede el general Cugia. El general Lamármora ha renunciado también el cargo de ministro sin cartera. Todo esto no significa otra cosa sino que desde la muerte del conde de
Cavour, Italia tiene la desgracia de no haber encontrado su hombre de gobierno.
Garlbaldi se retira 4 la isla de Caprera, descontento
de que la tregua primero, y las negociaciones de paz
después, hayan detenido al ejército italiano antes de
arrojar completamente del Véneto al extranjero.
«Os he oido con orgullo, dice en una proclama á sus vo«luntarios, lamentaros de la tregua que os ha detenido en
ola persecución del enemigo. ¡Que Dios os bendiga! ¡Italia
«puede enorgullecerse de vosotros! Si dentro de un mes el
Dextranjero no ha cesado de querer imponernos inacepta»bles exigencias, entonces unidos á vuestros generosos her»manos del ejército regular, romperemos los últimos hier»ros que deshonran áeste grande y desgraciado pueblo.»
Pero las hostilidades no se renovarán. A la tregua
han sucedido negociaciones definitivas de paz. Dos
cuestiones han de agitarse en ellas principalmente; la
demarcación de la frontera del Tyrol, y la indesanizacion que Austria reclamará por la cesión del Véneto.
Respecto á la primera , Italia exigirá algunas fuertes
posiciones que considera necesarias para su seguridad,
y que Austria á su vez quiere retener por la misma razón. En cuanto á la indemnización que Austria se obstinará en reclamar é Italia en rehusar, dará motivo para largas contestaciones.
El dia 11 del próximo diciembre espira el plazo
dentro del cual las tropas francesas deben retirarse de
Roma. La cuestión del poder temporal de la Santa Sede, que sin la intervención de Europa estaría resuelta
desde hace diez y ocho años, enardece hoy á las partes
en ella interesadas. Atribuyese á Pío IX distintos proyectos. Quién supone que esperará inmóvil los sucesos;
quién que se adelantará á ellos, ofreciendo á Napoleón
el vicariato temporal de los Estados de la Iglesia; quién
que negociará con el gabinete de Florencia. Los que
suponen la inmovilidad de la Santa Sede aseguran que
las cosas pasarán del modo siguiente: Roma, abandonada á sí misma , saldrá de manos del Papado : se instalará un gobierm unitario: el Papa, retirado en el Vaticano , y guardado por sus zuavos pontificios, verá los
sucesos sin oponerse á ellos. Los romanos encontrarán
poca ó ninguna resistencia para la ejecución de sus
proyectos. Harán su revolución; proclamarán la anexión, y pedirán á Florencia un prefecto, que les será
enviado, guardando el respeto mas profundo al poder
espiritual del Santo Padre. El programa es tan sencillo
como hacedero, si alguna influencia exterior no se empeña en dificultar el camino á las aspiraciones del pueblo romano.
Ha causado sensación en Europa un hecho sencillo
en sí mismo, pero abultado por los comentarios. Una
escuadra norte-americana ha visitado el puerto de Cronstadt. La oficialidad ha sido recibida con gran distinción
por el emperador Alejandro en San Petersburgo, y el
almirante de la República federal se ha honrado estrechando la mano del plebeyo ennoblecido, que hace poco tiempo salvó la vida del soberano de una nación,
que debe ser por muchas razones Intima aliada y amiga
de los Estados-Unidos. El emperador Alejandro se ha
dignado visitar los buques de esta potencia, y el Diario de San Petersburgo proclama á son de trompeta que
los americanos y los rusos se quieren como hermanos;
que la cordial visita de Cronstadt en nada se parece á
la forzada entrevista de Cherburgo, y que Rusia y América, al estrecharse cordialmente la mano derecha, no
ocultan el puñal en la izquierda. De aquí que algunos
hayan- visto ya una irrupción de rusos y norte-americanos en el Occidente de Europa. Es dar demasiado
vuelo á la imaginación. La visita de la escuadra americana es hoy apreciable como síntoma curioso, mas no
Qomo un motivo político de temores exagerados.
Resultó cierto el viaje de la emperatriz de Méjico á
Francia. La animosa Carlota ha tomado á su cargo la
misión de obtener del soberano francés que no retire
sus tropas en el plazo marcado, y que se aplace para
tiempos mejores, para cuando el Tesoro mejicano se halle mas desahogado, el pago de la deuda francesa, sin
lo cual el imperio de Méjico se vendrá abajo. Han mediado entre Napoleón y la emperatriz conferencias, cuyo resultado no ha trascendido al público; pero las cosas han llegado ya á tal punto, que no nos parece dudosa la respuesta del soberano de Francia. Puede reconocer la superioridad de la emperatriz Carlota, y ren-
dir un homenaje de respeto á la valerosa decisión coa
que ha atravesado el Océano para desempeñar por si
misma una misión tan delicada; pero el descontento de
Francia por la expedición de Méjico y los solemnes
compromisos contraidos con los Estados-Unidos le fuerzan a realizar la evacuación en el tiempo señalado.
La isla de Candia se ha sublevado, proclamando sa
separación de Turquía y la anexión al reino de Grecia.
Parece que los escesos de las autoridades turcas son las
que han impulsado á las poblaciones á la rebelión.
Una grave perturbación ha ensangrentado las calles
de Nueva Orleans. Los radicales acusan á los conservadores separatistas y á los partidarios de la esclavitud da
haber provocado el tumulto; estos, por el contrario, arrojan toda la responsabilidad sobre los radicales unionistas. Desde el tiempo de Lincoln existía en la Luisiana una convención particular de republicanos radicales, creada con el objeto de ayudar al gobierno de Washington en el restablecimiento de la Union. Mucho hacia ya que no celebraba sesiones, cuando el 30 de J u lio se reunieron veintiséis miembros en Nueva Orleans.
Una muchedumbre numerosa rodeó el edificio, profiriendo amenazas contra los convencionistas. Por otra
parte, llegaron antiguos soldados del ejército federal, y
bandas de negros que venían á manifestar sus simpatías
á la Convención. De estas dos fuerzas contrarias resultó el choque, que hizo mas grave la intervención de la
policía, la cual se unió á los enemigos de la Convención, derribando las puertas, maltratando á los convencionales , y aun hiriendo gravemente á algunos de
ellos. El desorden y el combate se extendieron por toda
la ciudad, y cuando se proclamó la ley nacional y se
restableció el orden, se contaban cincuenta muertos y
ciento sesenta heridos. No solamente es cierto que la
policía se ha unido á los perturbadores que trataron de
impedirá ciudadanos pacíficos el derecho de reunirse,
sino también que ha cometido crueldades inútiles.
Hácese subir hasta el presidente Johnson una gran
parte de la responsabilidad de estos sucesos por las órdenes que habia comunicado á las autoridades de Nueva-Orleans en ódío al partido republicano. De todos modos se echa mucho de menos la política elevada y la
firmeza del presidente Lincoln.
Se ha fijado en las calles de Madrid el bando s i guiente :
«D. Juan de la Pezuela, etc., etc. Ordeno y mando:
«Además de los delitos sometidos al consejo de guerra
por el bando de mi antecesor de 22 de Junio último, serán
juzgados en igual forma, desde la publicación del presente
los reos de los delitos de contrabando, defraudación y sus
conexos, y los de robo y hurto, así como igualmente los de
todos los delitos ó faltas que tengan relación con el órdea
público.»
Por el ministerio de Ultramar se ha espedido un real
decreto importantísimo para la isla de Cuba. Suspende
por el término de seis meses todos los derechos de esportacion que se cobraban según el arancel vigente
sobre los productos de la rica Antilla. En este lugar solo
nos toca dar á aquella disposición un aplauso sin reserva de ningún género, espresando al mismo tiempo
el deseo de que se convierta en definitiva y permanente
aquella medida temporal y transitoria.
C.
P. D. Hé aqui las noticias que recibimos á última
hora:
«Se ha firmado la paz entré Austria y Prusia.
Al mismo fin han llegado las negociaciones entre
esta potencia y Baviera.
El gobierno de Munich pagará al prusiano una i n demnización de guerra de 36 millones de florines. Además Baviera cede á Prusia los distritos de Ort, Gersfeld, Hiltersy Tannen la Baja Franconia, que representan una población de 40.d00 habitantes. El gabinete bávaro se dá por muy contento cun esta pérdida,
pues temia que hubieran de ser mayores los sacrificios
que tuviese que realizar para satisfacer á Prusia victoriosa.
Las negociaciones de paz entre Italia y Austria se
celebrarán en Viena. El general Menabrea ha llegado á
esta capital para tomar parte en ellas, como plenipotenciario del gobierno de Florencia.
No es tan fácil vencer á la opinión como á un ejército. El conde de Bismark lo está probando. La Cámara
de los diputados de Berlín ha adoptado un proyecto de
mensaje que será definitivamente aprobado por inmensa mayoría. Hé aquí una parte de ese documento , que
demuestra que la nueva Cámara se halla animada del
mismo espíritu liberal que su antecesora:
«Los resultados obtenidos hasta ahora son ya de grande importancia. Tales son la disolución de la Confederación
que desde hace cincuenta años se habia mostrado tan perjudicial como importante; la separación de Austria, la reducción de los Estados pequeños , la extensión del poder
nacional, y la perspectiva de que en un plazo no lejano,
Alemania, unida politicamente, se desarrollará bajo la dirección del gran Estado alemán.
»Estos frutos no llegarán á madurar «sino por medio del
«acuerdo y el concurso del gobierno y de los representantes
«del país. La sangre de valientes soldados ha sancionado
«por segunda vez los derechos mas preciosos de la nación,
«es decir, la libertad política y la participación en la vida
»pública. Sin asegurar la conservación y el complemento de
«los derechos constitucionales de la nación, y sobre todo,
«sin fundar la autonomía, mucho tiempo esperada, de los
«municipios y de las provincias, no podíamos contar en
«Alemania con el apoyo de los corazones, que es el único
«que dá al poder fuerza y duración.»
El archiduque Alberto ha dirigido al ejército austriaco una orden del día, en la cual se revela grande
confianza en el porvenir de Austria. El archiduque
procede muy cuerdamente defiriendo sus esperanzas al
porvenir, ya que el presente es tan nublado. Su proclama merece, sin embargo, alguna atención por los sentimientos de fidelidad al emperador Francisco José qua
CRÓNICA HISPANO-AMERICANA.
Cuando conocen que hay cobardía en el adversario
Esta nación, que se juzga independiente délas d e son intrépidos y muy atrevidos, y muy tímidos cuan- más, no tiene con ellas ninguna estrecha alianza, ni
do suponen valor y fuerza en el enemigo. Contemplan guarda la debida subordinación á sus propios jefes, sino
la guerra como la última desgracia que puede aconte- por un efecto de tolerancia que á cada momento atrecerles. Atacan al contrario cuando le ven desprevenido, pellan.
pues son muy dados á la traición; sus hostilidades no
Los ancianos mas antiguos, 6 los mas ricos, son los
tienen otro objeto que el robo; y si encuentran despre- que se titulan caciques ó guilmenes.' Este título que se
venida á la tribu enemiga, proceden al degüello y pro- granjean por sus hechos, si los de sus antepasados fuecuran disolverla, cautivando cuantos muchachos y mu- ron también recomendables, brilla mas en el sugeto qu©
jeres hallan en su empresa devastadora, en cuya presa le lleva. Por lo tanto, el hijo de un cacique que no es
ponen su mas grande interés.
valeroso , que no se ha hecho rico , que no ha hecho
Son interesados, desconfiados y maliciosos. Cual- ninguna hazaña meritoria, no es nada, y se le consiquier regalo ó dádiva que se les hace basta para conse- dera como un moceton despreciable, y entonces el tiguir de ellos lo que se quiera.
tulo de cacique lo hereda el indio mas valiente, de m e En cierto modo hay sobrado fundamento para el jores discursos y que tiene mas comodidades.
recelo y desconfianza que tienen hacia los Europeos,
Los caciques no tienen ninguna clase de jurisdlopues son muchas veces engañados. Bastantes españoles cion para castigar ni premiar á nadie. Allí cada uno es
se han internado como amigos en sus tierras, y han juez de su propia causa, y por consiguiente á nadie se
forjado mil embustes, y prometídoles lo que nunca po- tiene respeto. Si algún guilmen quiere atrepellar á un.
EL P O R V E N I R drían cumplir. Han hecho con ellos un comercio por el moceton, y este se siente con mayores bríos, acomete
DIARIO POLÍTICO DIRIGIDO
triple
de su verdadero valor; y como después han co- á.sujefe, lo acuchilla y aun lo mata, y lejos de merepor
nocido el engaño, ha resultado naturalmente el recelo cer un castigo, se recomienda á los ojos de toda la triba
DON E D U A R D O A S Q U E R I N O .
hacia todo lo extranjero.
por haber rendido á un guilmen, que es lo mismo que
El traje que usan estos indios se reduce á dos man- decir á un hombre fuerte. Pero si el cacique tiene mas
Por causas que están al alcance de todos, El Por- tas de dos varas y media en cuadro, tejidas con hilos parientes que el moceton, se dan todos por agraviados,
muy torcidos. Los trages diarios son de color azul turvenir no podrá aparecer en el priSximo Setiembre, según quí, y los días de gala y lucimiento se ponen fajas de y la emprenden contra el moceton á fin de que les pague, y si no lo verifica, le matan. Este resultado es el
estaba anunciado.
otros colores matizadas de algunas labores. Doblan una único freno que tienen; pero de todas maneras, el méde estas mantas á lo largo mas de una tercera parte, se rito de haber hecho armas contra el cacique no lo pierla envuelven á la cintura sujetándola con una faja an- de , aun cuando pierda sus bienes.
CONSTITUCIÓN, USOS ¥ COSTUMBRES
gosta: esta manta se llama chamal. Sobre esta atadura
DE
Los delitos que se contemplan mayores y dignos de
hacen una lazada corrediza á una piedra redonda como castigo son el homicidio, el adulterio, el robo y la h e LOS INDIOS
PEGUENCHES.
de dos libras de peso, forrada con piel fresca de caba- chicería. El que mata debe ser muerto por los parientes
(Chile.)
llo, á la que llaman laque 6 bola. La otra manta, que del difunto, ó debe compensar con dádivas y con su
Por mas investigaciones que hemos practicado con tiene una abertura en el centro de una media vara, se trabajo personal la injuria á los mismos parientes. La
objeto de averiguar, si estos indios tenian algún mo- la calan por la cabeza para cubrirse todo el cuerpo, á lo adúltera paga con la vida, pero ha de ser con la licennumento ó tradición acerca de su origen, nunca he- cual dan el nombre de poncho. El chamal no les llega cia y consentimiento de sus parientes, porque de lo
mos podido descubrir ni obijener otra noticia que la si- mas que hasta la pantorrilla, y aunque muchos llevan contrario perece en manos de ellos el marido que la maguiente : Que sus primeros padres debieron nacer en desnudas las piernas y los pies, los mas usan botas tó. El ladrón ha de pagar lo que roba, y cuando no
ios mismos terrenos que ocupan actualmente, asi como fuertes, que fabrican con pieles de gaymules, curtidas tiene con qué satisfacerlo, el dañificado se hace pago
debieron nacer los progenitores de las otras parciali- con ceniza para pelarlas y sobarlas á mano, con lo cual con la hacienda del pariente mas inmediato del delindades, á las que contemplan desde su origen diversas, las dejan tan suaves como el ante. Regularmente no cuente.
sin mas relación que la del paisanazgo. Por esta causa se ponen mas que el chamal, llevando desnudo el resto
Los hechiceros ó hechiceras mueren quemados por
conserva aun esta tribu la desunión con las otras, y se del cuerpo; y solo cuando montan á caballo se calan el los parientes del delincuente, y estas son j usticias que
hostilizan con tanta frecuencia, sin que los contenga poncho.
frecuentan mucho, pues casi todos los que mueren ha
ni detenga las paces que en diferentes épocas han ce, Son muy afectos al caballo, sobre los cuales prac- sido porque los han hechizado.
lebrado en los parlamentos generales de Chile, á los tican todos sus ejercicios, debiendo advertir que monCuando han terminado los funerales, consultan al
que todos asistían. Desde tiempo inmemorial, dicen los tan airosamente, y que son muy diestros en el manejo adivino ó adivina. Esta, mediante una buena retribuindios Mamilmapui los hubieron en sus lugares, pero de la brida. Los atavíos con que adornan sus caballos ción , declara quién es la bruja que hizo la muerte, y
BO saben de dónde vinieron.
son parecidos a los nuestros, pero tienen además un sin mas autos, todos los parientes del difunto acuden
Siendo igual su lenguaje al de los Guillilches, lia- objeto que recibe el nombre de sudadero, un tejido de de madrugada contra la hechicera, la conducen a u n a
nistas y demás tribus, parecía natural que también fue- labores preciosas que colocan debajo de la silla, y que hoguera, que encienden en el campo, la cojen unos por
ran unos en sus condiciones sociales, con tanta mas ra- cubre todo el caballo desde la cruz y espaldilla hasta los pies y otros por las manos y la tienden sobre el fuezón cuanto que su fisonomía, maneras y costumbres los cuadriles hijares. En Chile, toda la gente del cam- go, recomendándole que confiese quiénes fueron las
son las mismas. Sin embargo, hemos observado que po, á los cuales llaman guazos, gastan estribos de demás brujas que la ayudaron á hacer la muerte. La
los Peguenches tienen el cabello mas rubio que las madera en figura de triángulo , con un hueco en que infeliz delata á quien se le antoja y la dejan que se
otras tribus.
entra la punta del pié; pero los indios Peguenches gas- convierta en cenizas. Al día siguiente hacen lo mismo
Sus facciones son un tanto regulares, y ágenos á tan estriberas de hierro ó de palo elástico, del que for- con la delatada ó delatadas.
corregir las cualidades físicas que han recibido de la man un aro. Casi todos los Peguenches poseen cabezaEste sistema es allí un manantial de crecidos desnaturaleza, se contentan con taladrarse las orejas para das forradas de plata y espuelas del mismo metal, y al- órdenes , que se opone al aumento y conservación de la
llevar un aro de metal ó de hilo, y con pintarse la ca- g u n É U k j i ^ de esta clase de alhajas tres ó cuatro pares tribu, pues cuando por el capricho de las fingidas adira con diferentes colores.
que q H p p e n i d o en cambio de ponchos < muías 6 va- vinas se culpa la muerte de alguna persona á aigun i n Unos se cubren el rostro con aia^mada negra, de- cas, ó biea por los casamientos de sos bijas, ó por des- dividuo de otra tribu, suceden los saqueos y las guerjando libres las orejas y la gai^^j^W otros tiran por pojos cogidos á los enemigos en tiempo de guerra.
ras hasta cojera la hechicera.
encima de los ojos y narices hasi^^S^ orejas una línea
Las Peguenchas son también muy aficionadas al
Su gobierno militar es mas razonable que el civil.
horizontal de dos d S ¿ ^ Se ancho; otros se afeitan los caballo, y son buenas finetas.
Un agravio, una ofensa es lo que obliga á los Peguencarrillos ó se pintan liíbrecejas y bigotes, ó lo que les
Estas indias también se visten con dos mantas de ches á tomar las armas, y para ello tratan y consultan
j^arece mejor para hermosearse, según ellos mismos color rojo ; son mas angostas que las que usan los hom- de la siguiente manera: El agraviado visita á todos los
dicen.
bres y proporcionadas á su estatura: á una de estas caciques, hace presente sus quejas, y cuando ya están
Los colores que usan comunmente en estos afeites mantas llaman quédelo , es decir, á aquella con que se todos enterados, se convocan para su juego de chueca, ó
son el negro, colorado, azul y blanco, con la diferencia envuelven el cuerpo. Se ponen una faja en la cintura, á una bebda, á lo que nosotros daríamos el nombre de
de que el blanco no lo emplean sino para tirar alguna la cual dan el nombre de quepigue, que tiene una hebi- un banquete diplomático. En medio de los placeres ó de
linea á la orilla de los demás.
lla para apretar. Estas piezas constituyen uno de los la diversión, el mas viejo de los guilmenes hace punEl negro con el cual se entintan, le extraen de una adornos en que ponen mas cuidado para su lucimiento, tual relación de la ofensa que se le irrogó á uno de su
piedra muy negra, á la que dan el nombre de yama. porque lo suelen matizar de varios colores. Teniendo el tribu, pondera el agravio con las mas vivas espresiones,
La trituran restregándola una con otra hasta que lo- cuerpo adornado del modo que acabamos de indicar, se hace ver la satisfacción con que podría compensarse, y
gran pulverizarla; en seguida mezclan este polvo con colocan la otra manta sobre los hombros á guisa de ca- termina exhortando á todos sus compatriotas á tomar
grasa derretida de cordero, con cuyo beneficio resulta pa, á la que dan el nombre de iguüla, y se la sujetan las armas para vengarse como lo hicieron sus autores.
una especie de argamasa muy suave renegrida y estre- al pecho con una grande aguja, cuya cabeza es una Después de esto, todos hablan libremente, y si el parmadamente lustrosa. El color rojo lo extraen de otra bola de plata, que toma el nombre de tupo. Se ciñen la tido mayor es de parecer que se tomen las armas, queda
piedra, que llaman coló; el azul de otra, á que dan el garganta con dos ó tres sartas de monedas de plata y el asunto definitivamente resuelto y se señala el día en
nombre de codin, y el blanco de otra, que llaman otros objetos del mismo metal: usan además pulseras de que deben juntarse ya dispuestos para la guerra, es
palan.
la misma clase, y se ciñen los tobillos con sartas de decir, con sus víveres, armas y caballos. En este caso,
La piel de estos indios es por lo regular cobriza, cuentas de plata. Para adorno de la cabeza trabajan el que hace de general para dar el avance, es siempre
habiéndose observado que durante la infancia aparece unos trenzados de estas mismas cuentas, á lo cual dan el el agraviado , y cuando se encuentran ya cerca del enecon un tinte menos oscuro.
nombre de tapagué. El peine es un manojo de raíces migo hacen el juramento de morir ó vencer.
Su estatura es de unos cinco pies y seis pulgadas, delgadas y secas, con el que se escarmenan el pelo que
La hora del primer ataque es generalmente al romy son mas robustos que los indios pertenecientes á las dividen con los dedos en dos partes, y entonces se ca- per el día, pues la conceptúan la mas acertada para
lan el tapagué.
demás tribus.
encontrar al enemigo desprevenido , se acercan con
El cabello es negro, pero las puntas tienen un color
Forman sus habitaciones con pieles de caballos, co- profundo silencio, después de haber antes puesto sus
rubio; la cara redonda, los ojos un tanto hundidos, la sidas unas con otras por medio de cuerdas que sacan de vigías, penetran en la toldería enemiga y se dejan caer
nariz aplastada, la boca mas pequeña que la de los in- los nervios de los potros. Para armar estas habitacio- de improviso matando, cautivando y robando cuanto
dios Peruanos, los dientes muy blancos, las piernas nes ponen los indios unos horconcillos clavados de ma- encuentran.
musculosas y bien formadas, y los pies y las manos Íor á menor para que tengan descenso las aguas : soLas armas que usan los Peguenches son lanzas,
pequeños.
re la horqueta de los horcones colocan algunas varillas laques y un macheton ó cotana, pero no espadas ni saEl cabello es muy abundante , y se peinan trayén- ó cañas atravesadas, y sobre esta armazón tienden por bles, armas que no apetecen , ni saben manejar. Tamdole desde la nuca á la parte superior de la cabeza, su- una y otra parte el paño de pieles. El aspecto que pre- bién hacen uso de la honda. Para salir á la guerra gasjetándoselo por medio de una cinta ancha con i a cual sentan estas habitaciones es feísimo, y su interior in- tan unos sombreros de cuero de vaca, cuyas costuras
se ciñen la cabeza, cayendo las puntas sobre la frente. cómodo y desordenado. Según las mujeres que habitan aparecen tapadas con hoja de lata, y una especie de coEsta cinta, que ellos llaman tarinlonco, la forman de dentro, son las divisiones, pero deslindadas tan solo leto del mismo cuero, que se asemeja á una de nuestras
pañuelos de seda muy flnos|, comprados á los Euro- con la piel de un caballo. Sus colchones son dos ó tres antiguas casacas, que los cubre hasta las rodillas, y un
peos.
pieles de ganado lanar. Reina un desaseo y una fetidez cuello que les circuye el pescuezo. Nos parecía imposible,
cuando vimos este trage, que con él pudieran moverse,
Las mujeres tienen una fisonomía mas delicada, repugnante en lo interior de ettas habitaciones.
como lo exije el sexo; y generalmente son muy feas.
El toldo, es decir, la casa del cacique, con sus ni hacer uso de sus manos. El morrión y el coleto lo
La nación de los Peguenches vive sin cuidado ni mocetones y sus establecimientos de ganado , se sitúa pintan con muchas rayas ó figuras horrorosas, con el obfatigas; está dotada de una fuerte complexión á causa á orillas de algún riachuelo. Luego que están talados jeto de atemorizar al enemigo. Siempre que van á la
del temperamento; los Peguenches empiezan á encane- los campos donde han fijado su residencia, se trasla- guerra, llevan consigo el mejor caballo, la mejor espuela^
cer á los 63 años; es decir, que no se cubren de arrugas dan á otro sitio, sucediendo por lo regular, que el que en fin, todo lo mejor que tienen, preocupados con la
ni encanecen hasta que han llegado á ser muy viejos. mas hacienda tiene es el que menos permanece en su idea de que allí llevan aquellas prendas para que no les
Vimos muchos octogenarios que todavía conservaban la lugar.
falten en la otra vida.
dentadura completa, y tenian además la cabeza cubierta
La nación mas belicosa y brava entre los indios de
Digamos ahora alguna cosa acerca de la constitude abundantes cabellos.
todo el continente, es la de estos Peguenches, según
ción y leyes de los Peguenches.
en ella se espresan. Debe recordarse que después del
desastre de Sadowa, y cuando se supo en Viena la aceptación del armisticio, el pueblo prorumpió en gritos
hostiles al emperador mientras aclamaba al archiduque
Alberto.
Los Estados-Unidos tienen lecciones para todos. El
representante en Francfort de la gran República americana ha enseñado el modo de tratar al gobierno prusiano para hacerle entrar en razón.
Cuando las tropas prusianas ocuparon á Francfort,
el general Mantenffelí previno á M. Murphy que tanto
él como sus compatriotas no podian librarse de tantos
alojados en las casas. M. Murphy replicó:—«Señor ge•neral, permitidme que os advierta que nuestra escua»dra se halla en el Báltico.»—Y se retiró sin mas espliciones.—Los americanos no tuvieron ningún alojado.»
LA AMÉRIGA
todos confiesan, y es de inferir que asi sea, teniendo en
cuenta la separación que observan de todos los demás,
aia embargo de ser la menor en numero y á la que todos temen.
Los despojos de la guerra entre los Peguencbes son
del que los toma, y de ningún modo repartibles. Para
mejor despojar á los muertos llevan á las guerras k sus
mujeres é hijos, que son los que se emplean en este
ejercicio.
El mejor botin que puede hacerse, y el que mas
aprecian, es el de las mujeres y el de los niños. Si la mujer agrada al que la cautiva, se casa con ella, sin tener
que pagar, y si no le acomoda 6 la quiere otro, le paga cuanto pide el dueño. También pueden venderla á
cualquiera otra nación, 6 cangearla con otro pariente,
y entre tanto sirve de enclava, pero siempre dándola
buen trato, porque son muy humanos en tiempo de paz.
Los niños los quieren, porque los venden k los comerciantes europeos, en la cantidad de treinta ó cuarenta
pesos.
Los indios Peguenches creen en un solo Dios , que
creó todas las cosas y las gobierna. Cuando les aconteteceuna desgracia, creen que los ha abandonado. Echan
Ja culpa de sus infortunios á GueculbU, que es un ente
maligno que crea todos los males, teniendo á las hechiceras por secuaces de este ser imagioario. No hacen
ningún género de sacrificio, ni rinden ninguna clase
de culto exterior. Creen que Dios debe favorecerlos
precisamente, que no deben rogarle para que los socorra , pues, como padre, debe atender á todas sus necesidades. Suponen que las acciones son libres, y que por
malas que sean, Dios no puede ofenderse de ellas. Son
muy agoreros; creen en los sueños, en el ahullido de
na perro, en la aparición de una zorra , y en otras muchas ridiculeces en que creyeron sus padres, eln que haya razones suficientes que puedan enagenarlos de estos
errores.
Convienen en que son formados de cuerpo y alma;
en que el cuerpo se corrompe, y dicen que el alma vá á
cimentarse á la otra parte del mar, en donde se goza una
vida eterna, y de todos los animales y frutis, que existen
en aquel parage, que son comunes. Añaden, que en
ese lugar hace mucho frió, y para que su espíritu no lo
padezca, se queman los brazos con un tizón, asegurando
que de esta manera guardan fuego á fin de que Dios no
les dé allí frió.
Cuando alguno muere, se reúnen para llorar en derredor del cadáver todos los parientes. y así permanecen mucho tiempo. El cuerpo del difunto aparece en
medio del cerco vestido con su mejor ropa. Durante el
duelo hacen gimiendo memoria de sus hazañas y de los
beneficios que hizo, y asi que ha terminado el duelo,
cena el concurso y vela toda la noche.
Al siguiente dia, con grande acompañamiento sacan
el cuerpo del toldo, estando ya ensillado el mejor caballo que poseía el difunto, y con los mejores avíos. Le
echan sobre el animal atravesado, y por debajo de la
barriga atan los pies á la cabeza del difunto y así le
conducen hasta el lugar de la sepultura. En otro caballo conducen la cama y demás aperos del difunto, con
los cuales le han de enterrar. Abierta la fosa, tienden
la cama y sobre ella ponen al muerto, dejándole descubierto el pecho y la cara. Desnudan el caballo , y colocan el freno cerca de las manos del difunto, lo mismo
que las espuelas, la silla y el machete. Luego meten
en la sepultura una olla llena de comida, y una cuchara de palo, un cántaro con agua y algunas monedas
de plata. Tienden sobre todo esto un cuero de caballo y
echan después tierra encima. Los caballos que llevaron
la carga son después ahorcados de los dos árboles mas
próximos á la sepultura.
La cuenta que hacen de los tiempos es por lunas.
Dividen el año en doce cuyenes. Los significados que
dan á los cuyenes ó meses son los siguientes:
Gualenquiyen
Enero, mes de calor.
Inamquiyen
Febrero, tiempo 2.° de calor.
Ateaquiyen
Marzo, tiempo de piñones.
ünemniml
Abril, tiempo de yerba perdiz.
Inamquiyen
Mayo, tiempo en que sigue la yerba.
Inee-curlguenu
Junio, tiempo 1.° del cielo negro.
IJaque-cuye
Julio, id. 3.° de cielo negro.
"Penquen
Agosto, mal tiempo para los viejos.
laan-euriquenu. .
Setiembre, tiempo de brotes.
Guta-paguin
Octubre, el brote crecido.
Guequilqueyen
Noviembre, tiempo de desganchar.
VUIa-quillen
Diciembre, tiempo de necesidad.
A este mes le llaman de la necesidad , porque ya
han consumido los granos que traen de las fronteras.
Las estaciones las computan en cuatro partes; á la
primavera, llaman trípantú; al estío, gualetripantú; al
otoño, deumatranquem; y al in.vierno, puquem. No hacen división entre el diía y la noche, y para sus cuentas
toman las noches por punto de partida, de modo que si
deben citarse para dentro de tres días, por ejemplo , se
espllcan diciendo que es para dentro de tres noches.
A las estrellas les dan la denominación de huaglenú,
al cielo, en general, guenumapú, y á la luna guillen^
mapú.
Cuando acontece algún eclipse de sol, á lo que llaman layante, y lo cual quiere decir, el sol ha muerto,
lo contemplan como pronóstico de que algún grande de
la tribu va k morir.
A pesar de ser los Peguenches una gente selvática,
y de carecer por lo tanto de instrucción, es cosa apreciable entre ellos saber hablar bien, y esto es tan cierto
cuanto que mientras mas elegantes son en el modo de espresar sus ideas, tanto mayores el respeto y consideración
•que conquistan de los hombres de su nación, y aun de
las estrañas. Cuando celebran alguna asamblea con motivo de algún festejo, los mas aventajados pronuncian
discursos muy largos, y generalmente los terminan estimulando á sus compañeros para que se instruyan y ad-
quieran todos los conocimientos necesarios para que los
hombres que Ao&íían rnts allá de los mares no los tengan
en menos.
Como educan á sus hijos, sin darles nociones acerca
del temor y respeto á los mayores, y observan desde su
infancia que vale siempre mas el que mas puede, que
no hay castigos para la desobediencia, sé fomenta entre
la juventud un espíritu de arrogancia, difícil de comprender. Saben que la elocuencia se hace acreedora á
las atenciones de la tribu, y procuran por lo tanto ocasiones para pronunciar arengas que duran hasta media
hora, para decir una cosa que hubiera podido espresarse en cuatro minutos. Tienen un cuidado especial
en hablar su idioma con pureza, pues si mezclan alguna palabra extranjera, se mofan los oyentes y aun se
hace el orador objeto de la crítica mas severa.
El estilo que emplean en sus oraciones ea enteramente figurado, alegórico, altisonante. Observamos
qu3 sus discursos constaban de las partes essaciales
que le constituyen; notamos exordio, narración clara,
su confirmación y su afectuoso epílogo. No deja de haber entre ellos algunos poetas, á los cuales disti iguen
con el nombre de entugti. Hemos visto que en sus juntas ó asambleas se han espresado ds una manera enérgica, y que han procurado conmover al auditorio, y
á veces han conseguido hacerles llorar, cuando el tema
de la peroración ha recaído sobre alguna materia lúgubre.
Respecto á las composiciones poéticas apuntamos
una redondilla aconsonatada, que trascribimos en seguida :
«El mebein ni Niculantey,
«Tilquí mapu meum.
>iAnca maguida meum,
»Ayquinchey ni pello meoehey.»
«Fui á dejar mi Neculante,
»A las tierras de Tilquí.
»¡0h! homicidas faldas de cerro,
»Qae en sombras ó mosois lo conviertes.»
ÜQ caci4ue, llamado Neculante, pereció e n T i q u i ,
guerreando contra una tribu enemiga, y la com;)osicion preinserta se refisre á su miarte; esta poesía coasta de otras machas cuartetas, que no pudimos apuntar,
ni recordaban tampoco las personas que nos acompañaban el dia que las escuchamos.
Sus médicos son algunos indios, á los cuales dan
el nombre de machis; cuando la enfermedad ha comenzado, suministran al doliente algunas yerbas medicinales cocidas con agua, ó bien las aplican por medio de frotaciones en el sitio donde se presenta el mal.
También usan el agua revuelta con pólvora y jabón,
que traen de la frontera, y es el renedio mas ofisiz,
según ellos, para toda clase de padecimientos. Si esta
medicina ha sido estéril, proceden los m ichis á otras
operaciones, que por absurdas y repugnantes, nos abstenemos de consignar aquí.
Cuando nace un niño, pocos dias después de haber
nacido, los padres buscan á un amigo 6 pariente á fin
de que le bautice. El padrino, que es el bautizante,
convida á esta ceremonia á todos sus deudos y amigos,
que reunidos se dirigen al toldo del reciennacído, llevan
do consigo una yegua ó un caballo muy gordo. Laego
que llegan al sitio designado, arrojan al suelo al caballo,
le amarran por las cuatro patas, y sobre el vientre del
animal colocan un poncho con unas espuelas, y cada
cual va depositando sobre el vientre del cuadrúpedo
un regalo destinado á la criatura. Seguidamente pide
el padrino que le traigan á su ahijado, y lo pone sentado encima de los donativos allí depositados. Viene un
pariente del padrino y saca el corazón del caballo, y le
pone en manos del padrino, el cual arrima este trozo
de carne á la frente del reciennacído, diciendo: «Así
te has de llamar: N. de N.» La concurrencia repite gritando el nombre; el padre recibe á su hijo. Terminada la ceremonia, beben, se embriagan y danzan á
mas no poder.
Cuando un Peguenche quiere casarse, trasmite su
propósito á todos sus parientes , coa el objeto de que
le ayuden á costear la paga que ha de costarle la mujer, y una vez convenidos , el novio indica el dia en
que han,de ir con los presentes para pedir á la novia,
y el sitio en que deben reunirse. Antes que salga el sol,
está ya toda la parentela en el sitio prefijado, y tres 6
cuatro de los mas ancianos , y reputados por mas elocuentes , se adelantan y penetran en el toldo donde vive la novia. Despiertan á los padres de la muchacha,
estos se levantan y disponen que se siente la embajada
en el departamento donde vive la novia. Antes de saludarla, arrojan al suelo algunas de las prendas que han
de entregar como donativo. Luego la embajada abraza
á los padres, y relata el panegírico del novio; el padre
contesta igualmente, recomendando el mérito de su hija, y termina diciendo que hablen con la madre, que
es la que debe cederla. Se dirigen á la madre , y respondiendo esta que no tiene inconveniente en ceder á
su hija, vuelven á tratar con el padre acerca de las
prendas que quiere. Este pide en proporción á los parientes que tiene, á fin de poderlos contentar á todos,
?'' concertado el ajuste , uno de los emisarios vuelve al
ugar de la junta para que todos se aproximen al toldo
con los donativos que traen. Cada cual va dejando caer
sobre el suelo, bien un par de espuelas, ó un poncho, etc., etc., y á medida que van saliendo, se van
sentando enfrente del toldo con las piernas cruzadas
hasta formar un semicírculo, en el centro del cual se
sienta el novio con su madre; delante de esta pareja se
pone un asiento elevado, que forman con ocho ó diez
mantas, y seguidamente sale el padre de la novia, saluda gravemente á la comitiva, y dice: «Dentro está;
sáquenla.» Solevantan las mujeres, entran en el toldo
y la sacan para ponerla delante del novio , el cual la
coge y la sienta encima de las mantas. Después de una
comida y de un regocijo general, el novio se lleva á la
novia á su toldo, y quedan en completo y legal a y a u tamiento.
La poligamia es permitida entre los Peguenches;
pero como es tan costoso casarse coa muchas mujeres^
solo lo hacen los que son muy rico?.
Las mujerescasadas, además de entender en las oteapaciones domésticas y labores interiores,' atienden & la
limpiezf» y conservación de los arreos del cabillo del
marido. Deben hilar, tejer para vestir al marido, vestirse ellas y á sus hijos. Con el producto de sus labores
compran el trigo, el maíz y el añil que se necesita en
la casa. Traen la leña sobre sus hombros, y acarrean el
agua necesaria para las haciendas. Deben buscar el caballo y ensillarlo para que su marido le monte , y desensillarlo cuando regresa.
Apenas han dado á luz una criatura, se van á bañar
al rio, vuelven al toldo, y prosigue i sus ocupaciones,
sin que nada las suceda.
El alimento mas frecuente y mas apetecido de los
Peguenches, es la carne de caballo, de cuyos animales
tienen grandes manadas. Al tiempo de degollar al animal, aprovechan la sangre, bien para hacer morcillas, 6
bien para lavarse la cara con ella. Les gusta el arroz
cocido y el maíz asado. El trigo lo reducen á harina
tostada, de la cual hacen diferentes comidas.
Su juego de azar mas predilecto es el de los dados,
introducido por los españoles. Tenían otros, inventados
por ellos, y según oímos decir, bastante complicados é
ingeniosos; pero han ido desipareciendo coa la adopción de los juegos europeos.
Son muy aficionados á lo que nosotros damos el
nombre de adivinanza ó charada.
Los Araucanos son los que no han abandonado sus
antiguos juegos, lo mismo que las costumbres de sds
progenitores.
Da estos indios nos ocuparemos en otro artículo, entre los cuales encontraremos usos extraños, pero en los
cuales se revela una civilización mas adelantada , un
espíritu nacional mas levantado, y caracteres verdaderamente dignos.
Lo que hemos referido acerca de los indios peguenches, es cuanto hemos podido ad juirir respecto á sus
costumbres y demás de que hemos hablado. Mucho h e mos omitido, por respeto á la decencia y al decoro que
debemos guardar ante nuestras lectores.
I. A. BERMEJO.
El ministerio de Ultramar ha publicado una importante disposición.
«Djsde la publicación de ella en la Gicela de la
H'ih3,na se suspenderá, por el término de seis meses, en
todas las aduanas de la isla de Cuba , el cobro de los
derechos de exportación que gravan los artículos deBlgmados en el arancel vigente.
Esta franquicia librara, sin distinción da bandera,
á las exportaciones que se hagan en el período indicado, de todo pago por los derechos establecidos, sin que
ahora ni en tie npo alguno pueda exigirse y los exportadores, dueños ó consignatarios, la entrega de lo que
hubieran dobido adeudar durante los seis msses por razón del derecho arancelario , cuyo cobro se suspende.
Mientras dure el plazo de la suspensión en el cobro, no se exigirá garantía alguna en las aduanas de la
isla de Cuba para responder de que los buques conduotores de efectos gravados con los derechos de exportación, desembarcarán sus cargament)3 sola y esclusivamente en puertos españoles.
Los admiaistradores de aduanas y autoridades de
marina de los puertos, sin entorpecer para nada la libertad del tráfi'50 y de la exportación , facilitarán á las
dependencias centrales de Hacienda encarga las de la
gestión de las reatas, los datos estadísticos necesarios
para determinar la cuantía de los artículos exportados,
y la sumí do los derechos de que so les releve.
Según parece se han entablado ó van á entablarse
las oportunas negociaciones con los Estados-Unidos, k
fin de que, con arreglo á la legislación allí vigente, se
conceda á las mercancías que de los puertos de la Union
se esporten para Cuba las mismas franquicias que acaban de concederse á las producciones de Cuba, declaradas libres de todo derecho de esportacion.
E l una carta de Lima se d i la noticia de haberse
concluido la negociación que habla sobre las guaneras
de Mejillones con una empresa fraacesa, en la suma de
6 millones de duros, y se iban á empezarlos trabajos de
esplotacion. Los 3 millones de duros que correspondían
á Solivia, seguu los últimos arreglos verificados entre
esta República y la de Chile, se los ha cedido la p r i mera á la segunda para que atienda por cuenta de a m bas á la guerra con España.
Leemos en un colega que no seria estraño adquiriesen varios españoles en Nueva-York el buque Meteor»
que ha sido declarado buena presa por las autoridades
aaglo-amerioanas, y cuyo buque habían comprado y
armado los chilenos para hacer la guerra á España.
Correspondencias recibidas de las repúblicas s u r americanas están conformes en asegurar que los chilenos y peruanos se aperciba a para la lucha; pero de cierto se sabe también que en ambos países no se quiere la
guerra, y sí cicatrizar las heridas, ya de la campaña
con nosotros, ya de las disensiones interiores que loa
asedian.
CRÓNICA HISPANO-AMERICANA.
tibies, con la acertada gobernación del Estado, en nin- vacion de Bossuet.álas sublimes concepciones de Pascal,
gún país existieron con el vigor y la pujanza con que á la alta metafísica de Malebranche, sucedieron la falsa
se conocieron en la Francia. De aquí y de la leve vani- é incompleta filosofía, las falsas é incompletas nociones
D E LA N O V E L A
FRANCESA.
dad ingénita al carácter francés, el que ningún país de ideológicas de Condillac y de Destut Tracy .Y como según
Europa haya demostrado la pueril afición que los fran- la profunda observación del ático y profundísimo pensaHemos delineado á grandes rasgos el genio, el ca- ceses han mostrado al ennoblecimiento, 6 á obtener dor de nuestros dias, el vizconde de jocqueville en su úlTácter, las costumbres, los sentimientos mas vivaces y bajo la monarquía absoluta, carta de hidalguía, y que timo libro sobre L'ancicn regimeet la revolution, en ninprofundos de la nación inglesa (1).
hoy se revela con igual fuerza en el afán con que se guna nación deEuropa ha sido tan vivaz, tan poco eficaz
La tarea que hoy nos proponemos llenar es un po- buscan y codician las decoraciones de la legión de ho- y poderoso el influjo de los hombres de letras, de tanco mas difícil y compleja; y, sin embargo, también ha- nor. El francés, tan nervioso, tan espiritual, tan fino, ta audacia, y de tanto cinismo en las ideas, al lado de
llaremos la principal clave para conocer el carácter y tan lógico, tan dadoá la propaganda de las ideas, tan tanto talento y agudeza como revela el movimiento lilos rasgos distintivos de la novela francesa, exponien- cosmopolita, parece un indio ó un pueblo de tribus i g - terario de la Francia del siglo XVIII, no pudieron medo la diferente organización de la aristocracia de la nación vecina. Tan profundo y tan poderoso es siempre norantes y semi-salvajes, según su afición á se tatuoer, nos de resultar y resultaron de hecho aquella audacia,
el influjo de las aristocracias, y tan grande es al mis- según el placer que le causan las cintas y los relum- aquel cinismo y aun aquellos crímenes que afearon y
mancharon el movimiento político mas atrevido y granmo tiempo la afinidad y la compenetración, por decirlo brones en sus vestidos.
Y este rasgo distintivo de su carácter ha sido una dioso que han presenciado los siglos, y que conocemos
así, de la vida social y literaria de un país.
el nombre de revolución francesa.
Al cabo de diez y nueve siglos la Francia conserva verdadera fatalidad por sus efectos tan desastrosos so- conDesafiando
á la censura, y sirviendo admirablemenen su carácter los rasgos principales , que con tan sus- bre el movimiento político y social de la Francia. Por
eso,
por
los
siglos
de
iniquidad
y
de
irritante
injustite
á
esta
gran
cruzada
demoledora los vicios y la inmotancioso laconismo delineó Julio César en sus famosos
comentarios de Bello Gallico. El ímpetu para el ataque, cia que las clases altas de la Francia y sus monarcas, ralidad repugnantes de la regencia y del largo y desasla lijereza de sus costumbres y palabras y su vi- los señores mas despóticos y absolutos que ha habido troso reinado de Luis XV, se publicaron libros y esdriosa y leve vanidad, fueron cualidades esenciales de en Europa, han ejercido sobre el pueblo, se esplica, no critos á porfía, en que al lado de concepciones grandiolos antiguos galos, y constituyen hoy los principales solo la poderosa fuerza y fecundidad de su literatura y sas por su espíritu, aunque no lo fuesen en sus detalles
rasgos de la fisonomía moral de los franceses. Y estas filosofía del siglo XVIII, sino el carácter anárquico, ó desempeño, al lado de un grande y sentimental amor
condiciones de carácter esplican mas que ningunas perturbador y anti-social, que distinguió muchas de á la humanidad y á los derechos naturales é imprescriptibles del hombre, se lanzaron las ideas mas utópicas
otras el genio, las costumbres y los sentimientos mas sus mas vivas y notables manifestaciones.
Examinad con detención y profundidad el movi- y romancescas y se persiguió con el sarcasmo, la ironía
vivaces, constantes y profundos de la Francia actual,
y DOS darán una razón casi cumplida de la diferente miento literario de la Francia en el siglo XVIII; con- r la imprudencia mas notables, casi todas las cosas que
sultad algunas de sus obras mas notables, las de Juan os gobiernos y los hombres habían hasta entonces resorganización de la aristocracia francesa é inglesa.
Rousseau, las del barón de Holvach, las de Di- petado como santas ó inviolables. Pero digamos también,
La nobleza francesa, como la nobleza de Castilla, Jacobo
fué siempre una nobleza guerrera y palaciega, y no derot, D'Alembert, y sobre todo, las que se ocuparon en honor de la humanidad , y en escusacion ó dispensa,
fué jamás una nobleza política, como la aristocracia de con preferencia de las cuestiones económicas y socia- ya que no justificación de esta conducta de loa grandes
Inglaterra y de Aragón. Y por regla general, y salvas les, y en ningún país observareis que se exaltase tanto demoledores literarios de este gran período de fecundísiempre honrosas escepciones, ninguna profesión ni ar- el estudio de la naturaleza; que se atacase con mayor sima actividad científica y social, que en ningún país
te ejerce efectos mas deplorables sobre las costumbres audacia, que llega en algunas ocasiones hasta el ci- la monarquía habia tomado un carácter mas absoluto,
civiles, y el respeto y amor á los demás hombres, que nismo, todo lo que la sociedad hasta entonces habia, no arbitrario é inmoral, en ninguna nación la aristocracia
la vida militar y palacieg^. Hay en la posesión conti- solo respetado, sino adorado con idolátrica superstición: habia adoptado un desden mas insultante hacia las de
nua de las armas y en el hábito de mandar tropas, co- en ninguna parte, en ninguna nación de Europa, se es- más clases, en ninguna parte la hipocresía religiosa,
mo en el servicio de la corte, algo que predispone fuer- cribieron libros contra el cristianismo y la religión, mezclada y combinada con la disolución y liviandad de
temente á la generalidad de los hombres á mirar con como los que escribieron Voltaire, Pigault Lebrun y las costumbres, habia sido mas profunda, y en ninguna
desden y desprecio á los demás. Esta es una observa- Volney; en ningún país se apeló tanto al examen y es- parte estaba por lo mismo mas legitimada esta reacción
ción que pertenece á todos los tiempos y á todos los tudio de la naturaleza en su sencillez primitiva, y tan tremenda, furiosa, y casi salvaje contra todo lo que
' pueblos. Pero cuando la vida militar y la vida corte- desnuda, y en algunas ocasiones tan repugnante, que existia. Por eso, al caer los ídolos antiguos, y al
sana se arraigan y toman una grande importancia so- en determinados libros se olvidan completamente la ra- derribarse los altares y las iglesias, que el genio
cial en un pais de carácter vano y ligero, como es el ca- zón y el sentimiento, todas las facultades reflexivas, un tanto supersticioso del pueblo francés habia l e rácter francés, entonces los efectos de aquella son mas afectivas y artísticas del hombre, para presentar úni- vantado y adorado desde San Remigio y Clodoveo,
fué tan vario, tan complejo, tan grandioso en la virtud
delectéreos , perturbadores y funestos. Y estos efectos camente sus instintos animales y casi salvajes.
El talento de muchos escritores, y algunos tan no- como en el crimen el movimiento político y social de la
se han esperiraentado en la Francia con una fuerza é
intensión que no han sido sentidas en ningún otro país tables como el de Destut Tracy, parece que no se em- Francia desde la gran Asamblea Nacional de 1789 hasta
de Europa. En ninguna parte el noble ha mirado al plea en otro caso que en negar la inmortalidad del al- el consulado de Napoleón en 1800. ¡ Qué de aconteciplebeyo, al pechero y al villano con un desden mas in- ma, y todos los sentimientos elevados , santos y subli- mientos, qué grandeza, qué patriotismo, qué audacia,
sultante que lo ha hecho el noble francés con el que no mes, para no reconocer ni admitir sino lo que se vé, se qué bravura, qué sabiduría, qué concepciones tan sulo era. El feudalismo con sus prácticas, las mas repug- toca y se palpa con los groseros y materiales sentidos blimes, y qué desvarío , qué demencia, qué desprecio
nantes é inmorales, y sus derechos los mas incompa- de la carne.
á la vida de los hombres, qué de crímenes al servicio
Al escepticismo tan atractivo de Montaigne , á la del fanatismo salvaje de las ideas, no admiró con recoduda tan filosófica de Pedro Charron, al gran talento gimiento , cou sobresalto y con horror la Europa entera
dialéctico de Carteslo, á la santa y grandilocuente eie- en este breve período de once años ! Parece imposible
(1) Véase nuestro número anterior.
CiRACTÉRES DISTINTIVOS
Í
Merced a l a cariñosa amistad con que nos distinguen los hijos del eminente literato D. Ventura
de la Vega, cuya pérdida lloran los amantes del
Terdadero esplendor de las letras espaHoIas, podemos dar á conocer & nuestros lectores un importante trabajo inédito debido á la docta y elegante pluma de Bl hombre de mundo y La muerte de Cesar.
E s la traducción en verso castellano del libro primero de La Eneida de Virgilio-, obra muy conocida y
admirada dg los eruditos, pero que por no haberse
vertido hasta ahora á la lengua de Cervantes, como
no fuese en las Universidades, solo su fama ha podido llegar á noticia de la inmensa mayoría de los
que se consagran con afán á la lectura de los g r a n des poetas antiguo^, y no conocen los idiomas en que
estos escribieron.
No nos creemos en la necesidad de hacer un j u i cio critico de La Eneida ni de la traducción, porque
obras de esta clase están ya juzgadas por la admiración constante de muchos .siglos, y traductores
como D. Ventura de la Vega no necesitan del encarecimiento del crítico. Al escribir estas breves líneas
nos proponenios dos cosas: primera, hacer constar
que si L A AMÉRICA tiene la honra de que en sus columas se publique por vez primera este importante trabajo lo debe á la complacencia de los hijos
del autor, y muy especialmente al Sr. D. Ricardo
de la Vega, que con tanta honra suya como provecho de las letras españolas continúa las gloriosas
tradiciones de su padre, y segunda, hacer público
nuestro agradecimiento por distinción tan honrosa.
Réstanos solamente rogar á nuestros colegas, que
se abstengan de reproducir en sus columnas este
libro primero de La Eneida, pues no perteneciendo
á L A AMÉRICA, sino á los herederos del ilustre t r a ductor, les lastimarían en su derecho causándoles
los perjuicios consiguientes, dando á conocer en part e una obra de cuya propiedad absoluta les g a r a n tiza la ley.
L-A. EJXnSrOA D E • V T R G U L I O ,
TRADUCIDA EN VERSO CASTELLANO.
LIBRO PRIMERO.
Las armas canto y el varón.que á Italia
y á las lavinas costas el primero,
prófugo á impulso de los hados, vino
de las playas de Troya. Largos años
acosóle por tierras y por mares
el poder de los númenes, movidos
por el rencor de la implacable Juno,
en sus odios tenaz. También en guerras
padeció mucho, hast^ llegar el dia
que fundó la Ciudad, y que sus dioses
en el Lacio asentó.—De aquí el latino
linaje viene, los Alhajaos padres,
y laa murallas de la escelsa Roma.
Dlme, oh Musa, las causas. ¿Por qué agravio
á su deidad; por cuál ofensa airada
la reina de los dioses, en tan duros
trances lanzó y en infortunios tales
á este varón, por su piedad insigne?—
Tanto rencor en celestiales pechos!—
Fué una antigua ciudad, colonia tiria:
Cartago era su nombre. Frente á Italia
y á las bocas del Tiber tuvo asiento:
opulenta en riquezas, y en las lides
guerreadora terrible. En ella Juno,
con preferencia á las del mundo todo,
hizo su habitación, por tal estremo,
que aun á la misma Samos la antepuso.
Allí sus armas tuvo, allí su carro;
y ya la Diosa maquinaba entonces,
si en hecho tal IJS hados consintieran,
del Orbe hacerla universal señora.
Mas entendido habia que un linaje
de la troyana sangre descendiente,
llamado estaba á derrocar un dia
los alcázares tirios, engendrando
una nueva nación, reina del mundo,
y soberbia eu la guerra, que la Libia
lograse exterminar: que así las Parcas
hilado lo tenían.—Temerosa
de caso tal la hija de Saturno,
no se olvidaba de la antigua guerra
que movió.á Troya por sus caros griegos,
ni de su pecho se apartaba un punto
viva siempre la causa de sus iras
y su amargo dolor: que en lo mas hondo
de su mente grabados conservaba
la sentencia de Páris, el agravio
de su belleza despreciada, el odio
á la troyana gente, y los honores
que recibió el robado Ganimedes.
Con tales pensamientos encendida,
del Lacio á los troyanos alejaba,
errantes por el mar, restos salvados
del furor griego y del tremendo Aquiles:
y ellos, cediendo al hado, un año y otro
así de mar en mar vagando andaban.
Tan laborioso afán costar debia
la fundación de la romana gente!
Apenas de la costa Siciliana
se hicieron á alta mar, con férrea prora
cortando alegres la salobre espuma;
cuando Juno, que eterna la honda herida
en su pecho guardaba, entre si dijo:
«Que al fin vencida el comenzado intento
habré de abandonar, sin que consiga,
de la Italia alejar al rey trojano!
Los hados estorbármelo I—Pues Palas
no incendió á su placer la armada griega
y hundió en el mar á los aquivos: todo
por culpa de uno, por la furia loca
de Áyax, hijo de Oiléo?—Palas misma
desde las nubes fulminando, armada
con los rayos de Júpiter, las naves
dispersó por el mar, turbó las olas
con los vientos: en raudo torbellino
arrebató al mancebo echando llamas
del traspasado pecho, y en la punta
de agudo escollo lo dejó estrellado.
Y yo, que de los Dioses me apellido
Reina, yo, hermana y cónyuge de Jove,
con esa gente sola en larga lucha
tantos años estoy?—Quién ya de Juno
honrará la deidad, y suplicante
irá en sus aras á imponer ofrendas!»
Esto la Diosa en su inflamado pecho
revolviendo consigo, parte á Eolia,
patria de las borrascas, negro albergue
de los furiosos austros. Allí Eólo,
Rey del antro espacioso, comprimidos
bajo su imperio tiene á los rebeldes
vientos y mugidoras tempestades,
y con grillos y cárcel los enfrena.
Ellos con gran rumor en torno al muro
de la montaña braman indignados;
y sentando en su alcázar eminente
Eólo empuña el cetro, y su brioso
ímpetu amansa y sus furores templa.
Que si no hiciese tal, por los espacios
con rapidez arrebataran ellos
la tierra, el mar, el firmamento mismo.
Mas precaviendo este peligro el padre
Omnipotente, en negras espeluncas
encarcelarlos quiso, echando encima
moles inmensas de elevados montes;
y rey les dio que con prudente imperio
y según la ocasión, ya refrenarlos,
ó ya las riendas aflojar supiese.
A este, pues, Juno en suplicantes voces
así le dijo:—«Eólo; á tí que el padre
de los Dioses y Rey de los humanos
te dio aplacar o embravecer las olas
á poder de los vientos, á tí acudo.
Gente enemiga mía ora navega
por el Tirreno mar, y á Italia quiere
LA AMÉRICA'
6
que un movimiento lan grande, tan fecundo, de ian so Karr, que revelan y hacen recordar los aristocrátiinmensas y trascendentales consecuencias para la hu- cos y literarios salones de la antigua Francia, y que
manidad se realizase en el brevísimo espacio de once demuestran, sin ningún género de duda, que la sociedad
años, y terminase para la Europa, sobrecogida de es- francesa es sociedad por excelencia de la buena converpanto por aquella dictadura colosal, grandiosa, omnipo- sación, del diálogo entretenido y de la mas agradable
tente , pero un tanto cínica y descarada, de Napoleón I. causeria. La novela francesa e s , en una palabra, fiel
Cuando se medita y reflexiona sobrn este acontecimien- reflejo del espíritu cosmopolita y propagandista, del
to , desde el cual data sin duda alguna una nueva era odio todavía no estinguido de los antiguos nobles, de la
para la humanidad, no sorprende ni estraña, que al otro maravillosa actitud del pueblo francés para entretenerludo del canal de la Mancha, en la libre y parlamen- se y divertirse con su ingénita ligereza, del amor que
taria Inglaterra, dos hombres eminentes, los dos mas le distingue hacia todo lo que es mas general que pargrandes talentos de este gran país, rompiesen en un dia ticular, mas humanitario que nacional, y del profundo
los vínculos sagrados de una amistad santa, y diesen conocimiento del arte, por la literatura, que se descuaquel dramático y casi trágico espectáculo que su Par- bren y se revelan en las mas elaboradas producciones
lamento presencio, al observar el heroísmo con que se de los grandes novelistas franceses.
FERMÍN GONZALO MOEONacometieron y se pelearon los dos mas grandes oradores de la época de Pitt, Barke y Fox, lanzando el primero los denuestos y las imprecaciones contra la FranFRANCISCA HERNÁNDEZ \ FRANCISCO ORTIZ,
cia y su revolución, proclamando el segundo en un mo—
""^
mento de grandiosa inspiración, que el edificio levantado por la Revolución francesa era la mas estupenda
Bajo este título acaba el, filósofo alemán , llamado
fábrica que habia salido nunca del cerebro del hombre. Boehmer, de'publicar un curioso estudio biográfico reLa fisonomía hteraria de la Francia es no solo dis- ferente á la época que precedió en España á la de la
tinta, sino opuesta á la de Inglaterra. Los grandes no- reforma protestante, época en la que tan vivo y fecunvelistas franceses, como Víctor Hugo y Eugenio Sué, do era en nuestra península el movimiento de las ideas
Alejandro Dumas y Alfonso Karr, presentaron al prin- religiosas. De no haber tomado el espíritu nacional la
cipio de su brillante carrera literaria el reflejo de sus inflexible dirección que le dio la sombría política de
ideas y tendencias antagonísticas que indicamos al ha- Felipe II, el espiritualismo cristiano que brillaba en
blar de su filosoña y de su revolución del siglo pasado. parte de nuestro clero y entre las inteligencias mas culComo la antigua literatura y la antigua novela se com- tivadas, sin habernos conducido al protestantismo, no
placían en exaltar los reyes y los grandes personajes, y hay duda que hubiera bastado para preservar á España
desdeñaba como indignos los caracteres vulgares y po- de la gazmoñería y del fanatismo que esterilizó la alpulares, los grandes novelistas franceses instintivamente teza de pensamientos en que abundaban nuestros mas
y como arrastrados por las corrientes de la opinión ó afamados teólogos y controversistas, y condujo nuestros
por el favor del publico que lee, que se compone en mejores ingenios á las cárceles de la inquisición. Basta
mas de las tres quintas partes de las clases humildes y leer los discursos de los obispos y doctores españoles en
desheredadas, no parece sino que rivalizaron á porfía el concilio de Trento para convencerse de que, de no
en deprimir y rebajar los grandes personajes, en des- haber pesado sohre nuestro clero el yugo de hierro del
cribir grandes crímenes y vicios en las clases mas ele- Santo Oficio, la ciencia se hubiera mantenido en Espavadas, y en exaltar á las humildes y menesterosas. En ña unida á la fé, y no se habría consumado el retroceso
ningún país de Europa ha ejercido y ejerce la novela que nos condujo á la cola de la sociedad cristiana de la
el influjo poderosísimo que ejerce y ha ejercido en cabeza de ella, cual se encontraba la Iglesia española al
Francia. Y puede decirse que en ningún otro género comenzar el siglo XVI.
literario ha brillado mas este país, ni presenta esEl doctor Boehmer ha sacado los materiales de su
critores tan eminentes. Puede decirse con razón, que obra de los archivos de la inquisición de Toledo, y elala novela es el primer producto literario de la Fran- borado con ellos Ig. historia de dos almas llenas de dulcia , y que la novela francesa es la novela por ex- zura y de amor de Dios y del prójimo, mas interesante,
celencia de la Europa, según la perfección á que ha sin embargo, por sus sufrimientos que por sus hechos.
llegado; porque si después de la revolución de 1830 De Francisca Hernández, principal heroína del drama,
sus primeros ensayos, al lado de grandes bellezas y de dice el autor menos de lo que seria de desear; pues
una fecundidad inagotable, hallábamos cuadros repug- después de haberla puesto en escena y conducidola á las
nantes y caracteres repulsivos, estos defectos se han cor- cárceles del Santo Oficio, no sabe decirnos cómo acabó
regido después, y hallamos en sus grandes novelistas to- la taumaturga. Las elucubraciones de esta en nada indas las bellezas de la poesía épica, lírica, dramática y dican que simpatizase con las atrevidas dudas de los redescriptiva trasportadas á sus romances con esa admirable formadores alemanes , y mas analogía ofrecen con los
facilidad de toque, con esa magia de estilo, y ese buen místicos favores de San Francisco de Asís ó de Santa
tono en algunas de ellas, y sobre todo en las de Alfon- Teresa de Jesús, la que también fué acusada ante la inUevar su Ilion y sus vencidos Dioses.
Empuja allá con ímpetu los vientos,
hunde sus naves; ó dispersas sean,
y siembra de cadáveres el ponto.
Catorce ninfas de gallardo talle
á mi servicio están> y entre ellas una
á maravilla hermosa, Deyopéa,
que en firme lazo juntaré contigo
y tu esposa será; y en justo premio
de tal favor, á ti por siempre unida,
padre te hará de descendencia hermosa.»—
Eólo contestó:—«Tu oficio, oh Reina,
es indicar lo que te place : el mío
obedecer humilde tus mandatos.
A tí este Reino, tal cual es, y el cetro
que empuño debo, y el favor de Jove:
por ti é, la mesa de los Dioses sacros
asiento digno tengo, y rey potente
soy de las tempestades y borrascas »—
Dijo; y volviendo el cetro, con la punta
impele el monte cóncavo; y los vientos
•*• cual cerrado escuadrón, por donde espacio
abierto se les dá, rompen con furia,
y en revuelto huracán barren la tierra.
Echanse al mar, y desde su hondo asiento
Euro y Noto revuélvenlo á porfía,
y Ábrego proceloso, y á la playa
cual montes vuelcan las hinchadas olas.
Sigúese el vocerío de la gente
y el crugir de las jarcias: luz y cíelo
roban las nubes súbito á la vista
de los troyanos, y la negra noche
se tiende sobre elmar. Truenan los polos:
arde el aire en relámpagos continuos:
todo la imagen de la muerte ofrece.
Siente Enéasalpunte un mortal hielo
por sus miembros correr: gime, y entrambas
manos al cielo a!zando:f-«¡Oh una y mil veces
felices, clama, aquellos que alcanzaron
morir por dicha á vista de sus padres,
lidiando al pié de los troyanos murosl
iOhtü, varón fortísimo entre toda
la griega gente! jOh hijo de Tideo!
que en los iliacos campos no lograra
yo también sucumbir, allí exhalando
mi espíritu á los golpea de tu diestra!
Allí donde Héctor el terrible yace
por la lanza de Aquilea traspasado:
dó cayó el giganteo Sarpedonte:
donde el Simois revuelve entre sus ondas
arrebatados multitud de acodos',
cascos y cuerpos áajUitoaes fuertes!»—
Mientras así clamaba, embrabecido
el rugiente Aquilón, hiere y desgarra
la vela con fragor, y á las estrellas
alza las olas ; trónchanse los remos:
sin gobierno el bajel tuerce la proa,
y el costado presenta al oleaje.
Una montaña de agua salta encima
y la cubierta barre: vénse al punto
unos allá colgando en la eminencia
de la empinada ola : otros divisan,
abierto el mar hasta el abismo, el fondo,
en bullente furor hervir la arena,
res njives arrebata el Noto airado
y á peñascos latentes las arroja.—
(A estos peñascos, que en el mar se esconden,
aras llaman los ítalos: escollos
tremendos á flor de agua.) Embiste el Euro
con otras tres, y (¡oh vista dolofosa!)
á las desnudas sirtes las empuja
desde alta mar, las embarranca y ciñe
con muralla de arena.—Una gigante
ola rugiendo avanza, y á los ojos
del propio Eneas, contra la alta popa
rebienta del bajel que conducía
al fiel Oronte y á los Licios: salta
sacudido el piloto, y volteando
cae de cabeza al mar: torna alÜ mismo
contra el bajel la ola; le hace en torno
)or tres veces girar, y de repente
o sorbe el mar en raudo remolino.
Salen aquí y allí nadando algunos
en aquel vasto abismo: á par flotando
se ven armas, tablones y tesoros
de Troya, por las ondas esparcidos.
La poderosa nave de Ilionéo,
y la del fuerte Acates; la que á Abante
lleva, la que el anciano Aletes rige,
ceden á la borrasca: todas ellas,
de sus costados rota y desclavada
la tablazón, reciben en su seno
por grietas mil las enemigas ondas.
Neptuno en tanto el gran murmullo siente
del ponto, y el rugir dp la borrasca,
y su líquido imperio conmovido
desde el profundo asiento. Con sorpresa,
por contemplar el mar, sobre las altas
olas asoma la apacible frente;
y la armada de Eneas vé .dispersa
por el piélago inmenso, y acosados
á los troyanos por la mar y el cielo.
Cuando esto mira, de su hermana Juno
no se le ocultan el rencor y el, dolo.
Al Céfiro y al Euro ante su ylsta
llama, y asi les dice: — cTal soberbia
Í
{
quisicion de herética, pero que mas animosa, mas r e suelta, mas hábil y mas afortunada que Francisca Hernández , acabó por ser puesta en los altares en vez de
perecer en un calabozo. Las doctrinas que esta profesaba las identifica el biógrafo alemán con las que e n cierra el Abecedario espiriíMaZde Osuna, amigo de Francisco OrtiZ, y grande admirador de Francisca Hernández. Los adeptos de esta escuela recomendaban el r e cogimiento mental, reducir el alma á un quietismo a b soluto, á una ausencia de toda iniciativa, de la que
creían nacía la disposición á identificarse con el espirita
de Dios. Físicamente creían contribuir á provocar este
quietismo, cerrando los ojos hasta para oir misa, y en
medio de sus oraciones. Tanto el Ortiz como la Hernlmdez protestaban no pertenecer á la secta de los iluminados ó alumbrados; pero sus prácticas religiosas y sus
exhortaciones á los que seguían su enseñanza, establecen grandes analogías entre las dos sectas.
Era la Francisca Hernández natural de Salamanca,
y desde sus primeros años mostró tendencias á la vida
mística y á la enseñanza rehgiosa. Quiso entrar en la
religión de San Francisco, pero no habiendo conseguido profesar, se afilió á la Orden tercera. Adquirió tal
fama de docta, que el guardián del convento de Salamanca le confío la enseñanza de sus novicios cuando
apenas habia cumplido la Hernnndez los veinte 'años.
No tardó en ser denunciada á la inquisición, y hubo de
comparecer ante el Santo Oficio de Valladolid. Defendióse con tanta maestría, que solo se la impuso una
penitencia nominal. El inquisidor general, que á la sazón lo era el deán de ütrech , que después fué Papa,
tomando por nombre Adriano VI, quiso relevarla de la
pequeña corrección impuesta por el tribunal, pero la
mantuvo por la singular razón «de que observaba en la
V Francisca un par de ojos mas alegres de lo que conven
unia á U7ia sierva del Señor.^ Dos años después la fama
de Francisca como doctora, habia crecido tanto, que el
Papa, que ya lo era Adriano VI, encargó á su confesor
la escribiese que en sus oraciones pidiese por la persona del Pontífice y por su buen gobierno de la Iglesia.
Ejercitábase principalmente la Hernández en la enseñanza por actos de caridad señalados, y por curas, reputadas algunas de ellas como milagrosas. Atribuiasel»
que leia en los mas recónditos pensamientos, y que intimidaba á los hombres mas audaces, revelándoles lo
que pensaban.
Según el biógrafo alemán, el discípulo mas aventajado de la Francisca fué un religioso joven de gran saber, elocuencia y virtud, llamado Francisco Ortiz.
Apenas la hubo conocido este, que se prendó de ella,
con todo el ardor de una pasión pura de toda tendencia
sensual, situación compleja y escabrosa, que, sin embargo se mantuvo siempre libre del menor escollo, j
forma el principal interés de la obra.
Como muestra de la índole de las relaciones que
existían entre la maestra y el discípulo, hé aquí una de
las cartas del amante espiritual, que caída en manos do
vuestro linaje os dá, que tierra y cielo,
sin mi licencia soberana, osasteis,
oh vientos, remover, y esa terrible
borrasca alzar? Yo os juro!..—Mas primero
urge aplacar las alteradas ondas;
que este insolencia pagareisme en breve
con sin igual castigo. Presto, osados,
marchad lejos de aquí; y en nombre mió
á vuestro rey decid que no el imperio
del mar y el gran tridente fué por suerte
á él concedido, sino á mí. Domine
allá enbuenhora en el peñasco rudo
que es. Euro, tu mansión: gócese Eólo
en tal palacio, y á su antojo reine
en la cerrada cárcel de los vientos.»—
Dijo, y apenas acabó, en serena
calma tendióse el mar: las apiñadas
nubes ahuyente, y restablece el dia.
Cimotoe y Tritón, contra el escollo
estribando á la par, de alli las naves
desencallan por fin: Neptuno njismo
con el tridente ayuda; por en medio
les abre paso de las vastas sirtes;
aplaca el mar, y en sus veloces ruedas
sobre las altes ondas se desliza.
Tal cuando á veces se levanta un pueblo
en furioso motín, / el freno rompe
embravecida la grosera plebe,
y por el aire vuelan arrojadas
piedras enormes é incendiarias teas,
y armas le d¿ el furor; si á dicha entonces
aparece un varón de alto, respeto
por su virtud y méritos, al punto
callan todos y dóciles le escuchan,
y él con su voz las voluntedes rige
y los pechos amansa; tal eu calma
quedó el fragor del piélago, con solo
una mirada de su rey, que suelta
la rienda á sus caballos, bajo un cíelo
despejado y sereno, por las ondas
tendidas vuela en su brillante, carro.
Cansados los de Eneas, la cercana
tierra ganar procuran y de Libia
á la coste se tornan.—Hay en ella
cierta bahía oculte y espaciosa:
con sus opuestos bordes una isla
forma el puerto: quebranta allí su furia
el impetuoso mar, rómpese y corre
por entrambos «anales dividido.
Do quier rocas altísimas: dos de ellas
hasta el cielo se elevan, y á su sbiíúbra
tiéndese el mar sereno y silenciero
á largo trecho. Cubre las ált^iras
CRÓNICA H I S P A N O - A M E R Í C A N A .
la inquisición sirvió de fundamento al proceso formado procedimientos incohados contra la Virgen sierra de
Dios. Aprovechó para realizar su designio la circuns¿ la Hernández por el terrible tribunal.
«¡Oh amada mia! ¡Oh mi mas puro amorl ¡Oh mi mas tancia de ser él el encargado de predicar un sermón
\)endita é íntima existencia, tü la vida de mi alma, de en la catedral ante el cabildo y todas las autoridades
mi corazón y de mis ojos! Algunos hechos recientes, reunidas y entregándose á todo el ardor de su imagieuya precisa naturaleza no es del todo aparente, me nación y sin medir la imprudencia que iba á cometer
llena de nueva é intensa admiración hacia aquella por subió al pulpito como el granadero que vá al asalto,
medio de quien Dios dispensa tanta gracia y tantos be- como el mártir que se arroja á las llamas, aunque como
neficios.» La suplica Ortiz que obtenga que su ma- veremos, sin estar dotado del temple de alma de los que
dre, que es ciega, recupere la vista, lo cual considera saben morir por una convicción. El texto de su sermón
fácil en manos de la Hernández, á cuya voz, el que to- era el del profeta Amos, en el que dice: « ¿No oís el león
do lo puede no permanecerá sordo. Le ruega además, que ha rugido? El Señor Dios ha hablado y el Impito al
que acepte como criada á su hermana Inés, y concluye profeta.» Enumerando en seguida los que refiere el An1§ carta diciéndole: «¡Oh, amada mia! protegedme con- tiguo Testamento haber sido perseguidos por haber
tra el padre guardián, quien quiere que mude mi sis- sustentado con la palabra y las obras los mandatos del
tema de predicar, lo que seria terrible para el que, co- Señor, alzó con énfasis y lleno de santa cólera su voz
mo yo, ha empezado á ver la luz » El P. Ortiz se des- de trueno para denunciar el pecado que acaba de comepide de la que llama su amada, firmándose «SM humilde terse en Toledo encarcelando á Francisca Hernández, lá
hijo y siervo de m infinita gracia, que anhela besar con sierva del Señor. Apenas hubo el entusiasmado fraile
profunda reverencia vuestros sagrados pies, que también lanzado el cargo, y sin darle tiempo para sustanciarlo,
el auditorio eclesiástico prorumpió en anatemas y escitó
sonlosmios.*
un tumulto que arrancó al predicador de su cátedra casi
Por ridicula que parezca esta jerigonza, ella es hecho pedazos por la multitud de fanáticos que se prehija de una escitacion moral dirigida á fines espiritua- cipitaron sobre él.
les , que dejados á su natural curso, y templados por
la razón, por la moral y una autoridad religiosa, suave
Del templo fué conducido el P. Ortiz á la cárcel de
é indulgente > habrían evangelizado el catolicismo es- la inquisición, formándosele un6 de aquellos largos y
pañol en vez de haberlo materializado y reducido á lo terribles procesos peculiares á la jurisdicción del Santo
que era á fines del siglo XVIL á un culto de ceremo- Oficio, proceso cuyos pormenores y fórmulas tienen
nias y de prácticas, escaso de inspiración , y vecino de grande interés para los lectores estranjeros, y que el
la idolatría.
erudito autor alemán compendia con particular esmero,
El gran pecado de la doctora salamanquina, lo que pero que pasaremos por alto contentándonos con menla hizo odiosa á la inquisición , no lo fueron tanto sus cionar que á los siete meses de entablada la causa, pedoctrinas, las que se anatematizaron á posteriori cuando ríodo asombrosamente rápido para un proceso de inquisise hubo resuelto proceder contra ella, como lo fué ción , el fiscal produjo la acusación calificando á Ortiz
de apóstata, promovedor y defensor de heregias, y
la independencia de su vida y de su enseñanza.
La Hernández no habia entrado en religión, y no enemigo declarado del Santo Oficio , y pidiendo fuese
era fácil sujetarla á la dirección espiritual de la ortodo- entregado al brazo secular, esto es, condeuado á muerte
xia oficial esclusiva y domiáante. No era además muy por el solo delito de haber predicado un sermón temeescrupulosa en los ayunos y penitencias; se vestía con rario. Al alegato fiscal, que el prisionero llama una torre
aseo y primor, y aunque se mostraba muy generosa de Babel, contestó en un difuso escrito de ocho pliegos
para con los pobres , la clerizonteria se escandalizaba seguido de la réplica, de la súplica y de toda la conode que hubiese una doctora, una mujer que gozaba de cida tramitación inquisitorial. En vano la esposa del emautoridad en materias espirituales, y que no vivía su- perador Carlos V que protegía á Ortiz, se empeñó con los
jeta á las prácticas comunes de la vulgar devoción. La inquisidores. El 20 de Julio de 1531, el tribunal preinquisición de Toledo se encargó de hacer cesar el sentó al acusado sesenta y tres proposiciones de las que
escándalo, y redujo á prisión á la cristiana erudita y debía retractarse. El 28 del mismo mes contestó Ortiz,
filósofa, que se dedicaba á hacer amar la religión, sin conviniendo en algunos errores de hecho y de doctrina,
hacerse esclava de los que de ella se habían propues- pero manteniendo sus protestas contra la prisión de su
madre y de su maestra. Pero antes que el procesado
to hacer objeto de tráfico y mercadería.
contestase, el tribunal lo habia ya sentenciado. Durante
El interés dramático del libro del Dr. Boehmer crece seis meses ignoró Ortiz la suerte que le esperaba, y
de punto entrando en la historia de los procedimientos cuando le fué notificada, le faltó valor y consintió en la
inquisitoriales. El P. Ortiz, sabedor de la prisión de la retractación en los términos que se la hablan pedido
Hernández, discurre porqué medios podrá venir en ayu- los inquisidores. El 21 de Abril de 1532 se verificó el
da de la inocencia de su maestra, y se decide al mas auto de fé, en el que Ortiz suscribió cuanto se le habia
atrevido de los temperamentos á que pudiera optar UH exigido y en el que se le impusieron diferentes penas
fraile, al partido estremo de proclamar desde el palpito disciplinarias y canónicas, confinamiento por dos años
l a anulación, fundada en argumentos religiosos, de los
campo selvoso de verdor brillante,
do con sombría magestad un bosque
tenebroso descuella. Hay á su frente,
de encorvados peñascos guarecida,
yasta caverna, y un remanso dentro
de dulces aguas, y de viva piedra
asientos por do quiera. Délas ninfas
aquella es la mansión. Allí, ni amarras
han menester las trabajadas naves
ni aferrarse del anca al corvo diente.
Con siete solas, única reliquia
de cuantas trajo de su patria. Eneas
allí arribó. De hollar la tierra ansiosos,
saltan al punto á la anhelada costa
los troyanos, y tiéndense en la playa,
sus cuerpos á orear, del mar bañados.
Hiriendo luego el pedernal Acates,
brota ligera chispa; cunde el fuego
en secas hojas, y aplicado en torno
alimento mayor, prende la llama.
Sacan con gran fatiga á tierra el grano
averiado del agua, y los precisos
instrumentos de Céres; y en el fuego
á tostarlo se aprestan, y en la piedra
á molerlo después.—Sube entretanto
á una alta roca Eneas, y por todo
aquel extenso mar la vista tiende,
por si tal vez, juguete de los vientos,
divisa á Anteo, ó los bajeles Frigios,
6 á Capis ó en las popas arbolada
la enseña de Caicó>—En vano todo.
Nave ninguna ve!—Solo tres ciervos
errando por la orilla, y á su espalda
una manada entera, que formando
escuadrón dilatado, por el valle
paciendo andaba—Párase, y al punto
el arco toma y las veloces flechas
que el fiel Acates le llevaba.—Postra
primero á los tres guias que ostentaban
arbóreas astas en la erguida frente:
dispara luego 4 la cuadrilla, y toda
por el fragoso bosque se desbanda :
sigúela, y no desiste hasta que en tierra
derriba siete corpulentas reses,
numero tal, que iguale al de sus naves.
Vuelve al puerto: la presa entre los suyos
distribuye, y el vino con que Acestes,
héroe famoso, en la trinacria playa
sus toneles llenó por despedida ;
y hablando asi, sus pechos contristados
procura consolar:—«Oh compañeros!
(que ya antes de hoy en padecer lo somos)
¿ mayores trabajos avezados
sin duda estáis: también á los presentes
pondrá término un Dios.—¿No sois vosotros
los que el furor de la rabiosa Scila
y el tronante bramar de sus peñascos
supisteis arrostrar?: ¿los que de cerca
el antro de los Cíclopes mirasteis?
Animo, pues, y el miedo se deseche.
Acaso llegue un día en que con gozo
estos trabajos recordéis. Por medio
de tan varios sucesos y de tanta
multitud de reveses, el camino
ganando vamos hacia Italia , en donde
tranquilo asiento nos depara el hado;
que allí concede á nuestro afán el Reino
de Troya renovar.—Vivid, amigos:
guardaos para gozar tiempos felices!»—
Dijo; y de angustia poseído, el rostro
esperanza aparenta, y en el alma
comprime hondo dolor.—Ellos en tanto
ponen mano á la presa, disponiendo
el futuro festín. Desuellan y abren
las reses: unos pártenlas en cuartos
que palpitando en asadores clavan:
otros calderas en la playa ponen
y las aplican fuego.—Al fin las fuerzas
les vuelve el alimento, y por la verde
yerba tendidos, hártanse á porfía
de añejo vino y suculenta caza.
Libres del hambre, alzadas ya las mesas,
larga plática entablan, recordando
sus perdidos amigos, y fluctúan
entre el temor y la esperanza: vivos
este los juzga, aquel los llora muertos,
y ya no aguarda que á su voz respondan.
Sobre todos Eneas, ya del bravo
Orontes, ya de Amico la desgracia
gime, y de Lico la funesta suerte,
y á Gías y á Cloanto valerosos.
Y ya espiraba el día, cuando Jove
desde la etérea altura contemplando
el mar de naves lleno, y las extensas
tierras, las playas y remotos pueblos;
en medio al cíelo se detiene, y fija
en los Líbicos reinos su mirada.
Absorto el Dios en pensamientos tales,
Venus con faz tristísima le mira,
y arrasados en lágrimas sus ojos,
así le dice: — « Oh tú, que los destinos
de hombres y Dioses con eterno imperio
riges , y el mundo con el rayo aterras;
¿cuál culpa, dime, contra tí ha podido
mi Eneas cometer?, cuál los Troyanos,
para que el orbe entero se les cierre,
en el convento de Torrelaguna y privación de deofe
misa y de confesar durante cinco años. Además se le
hizo prometer y jurar que jamás volvería á tener comunicación de palabra ni por escrito con Francisca Hernández.
Ortiz murió en Torrelaguna el año de 1546, pero se
ignora, ó por lo menos todavía no se ha descubierto,
cuál fuese el fin de la virtuosa y docta virgen, cuyos
animados ojos desconcertaron al inquisidor general y
futuro Papa Adriano; si el inexorable tribunal la redujo
á la impotencia y al silencio por medios análogos á los
empleados con su discípulo, ó si la sospechada de libre
pensadora pagó con la vida su atrevimiento en la cárcel
de la inquisición.
El estudio de las ideas, de las costumbres y de los
hechos de la época que precedió á la reforma , ^^ el de
la manera como aquel gran suceso influyó en el ánimo de
las clases ilustradas en nuestra España ocupa la atención de los estranjeros, al paso que entre nosotros se
mira ó con indiferencia ó como antiguallas poco dignas
de los eruditos. Mucho, hay sin embargo, que aprender
en las memorias de un tiempo en el que el ingenio español figuraba en primera línea, en el que el espíritu
religioso era Q1 móvil de nuestra grandeza y continuó
siéndolo ínterin aquel espíritu fué espansivo y se daba
la mano con los adelantos sociales. Pero con la inquisición vino otra decadencia; y el fanatismo que aprisionaba al arzobispo de Toledo Carranza, y esparció el
terror en nuestras universidades, concluyó á la vez con
el verdadero esplritualismo cristiano y con las escelencias de nuestra condición civil.
Andrés Borrego.
EL COMERCIO DE CABOTAJE.
Sabido es que el comercio es la rama de la industria que
se ocupa del trasporte y distribución de los productos, y
que desde el momento en que la agrícola y la fabril adquirieron cierto grado de desarrollo, hubo necesidad de que
hombres especiales se consagrasen á ensanchar la esfera de
los simples canibios; porque comerciar es mas que cambiar; es trasportar y distribuir, no ya para satisfacer las
necesidades propias de los que realizan inmediatamente la
opesacion, sino para poner las riquezas al alcance de los
demás hombres, produciendo un beneficio á la sociedad,
y un provecho legitimo para el que les presta este servicio, llevando á cabo esta útilísima operación.
El comercio, á medida que se perfecciona, realiza la
idea del progreso humano: nacido de la idea sencilla del
cambio, que bastaba á la satisfacción de las necesidades
de los pueblos primitivos, hoy representa ya funciones parecidas 4 las de la producción propiamente dicha; porque
facilita la división del trabajo; pone al alcance de toaos
los hombres las condiciones naturales de cada región de la
tierra para determinados productos, que sin el comercio
redundarían solo en provecho de unos pocos, perdiéndose
el escedente de ellos, sin utilidad para los pobladores de los
por cerrarles la Italia?—Prometido
me tienes tú que, á renacer tornando
el linage de Taiaeo, engendraría
andando el tiempo r esa Romana estirpe,
esos grandes caudillos que á sus plantas
verán la tierra, el mar, el mundo todo.
Qué causa, oh padre, tu formal promesa
te obliga á retirar?—Ay ! ella sola
me consolaba en la fatal ruina
de la incendiada Troya!, acá en mi mente
oponiendo á un desastre una esperanza!
Mas viendo estoy que la desgracia misma
los persigue do quier.—Cuándo resuelves
poner fin, oh gran Rey, á sus trabajos?
Pudo Antenór, de entre la armada griega
escapando veloz, cruzar seguro
el mar de Iliria y el Liburnio reino;
y superar la fuente del Timavo,
que con alto rumor por nueve bocas
del monte al mar se lanza, y cual sonante
piélago sobre el campo se derrama;
y la ciudad de Padua para asiento
de los Teneros fundar, su nombre darles,
el Troyano blasón plantando en ella ;
y hoy en tranquila* paz allí reposa.
Y nosotros, Señor, progenie tuya,
nosotros que del cielo en el alcázar
por tí esperamos soberano asiento,
nuestras naves perdemos (oh desdicha!)
y por agenas iras se nos veda
llegar á Italia, y lejos de sus playas
se nos arroja!—¿El galardón es este
debido á la piedad?—¿Así el imperio
ofrecido por tí nos restituyes?»—
Dulce sonríe el padre de los Dioses;
y con aquel semblante que serena
tempestades y cielo, á la hija amada
cariñoso besó, y así le dijo.—
«No temas, Citeréa: es inmutable
de los tuyos el hado.—De Lavinio
tú verás la Ciudad, tú las murallas
prometidas verás, y en las estrellas
colocarás del soberano cielo
al magnánimo Eneas.—No se rompe
mi palabra jamás.—Y pues te apura
ese cuidado tanto, oye, que quiero
hasta edades remotas descubrirte
del hado los recónditos arcanos.
Él en Italia una tremenda guerra
sostendrá; domará pueblos feroce;
ciudades fundará, y usos y leyes
dará 4 sus hijos; y en el Lacio al cabo
tres estíos veranle y tres inviernos
8
* LA AMÉRICA'
restantes. Trasportar es eü cierto modo producir; pues do conviene remover los obstáculos que opone el régimen no se establece sino á falta de otros empleos menos arriesaunque el té, el azúcar y el tabaco, por ejemplo, tienen en económico establecido por el Estado, y cuándo abandonar gados y mas sedentarios de los capitales en el territorio
Asia y en América idénticas cualidades físicas que en Bu- toda idea de esclusivismo comercial, y entregarse á las propio, y prueba que estos emóleos están ya satisfechos, y
ropa, su utilidad seria completamente perdida respecto de corrientes de la ley natural económica , siempre invariable que quedan otros capitales disponibles para llevar la actila parte de estos productos no consumida por los asiáticos y siempre fecunda para el bien, huyendo del empleo de los vidad nacional al exterior.
ó atnericanos.
medios artificiales, que tan fuuestos resultados han produHay mas: así como los países cuentan circunstancias
El comercio es además la aplicación de la actividad hu- cido en el largo periodo de su aplicación.
favorables de clima y de suelo para producir cereales, calmana que mas ha contribuido á la civilización : los homLos tres casos se presentan particularísimamente en dos, maderas, metales, materias textiles, etc.. etc., los hay
bres, como las diversas comarcas en que habitan, tienen España, asi entre las provincias continentales y adyacen- dotados por la naturaleza de situación , buenos puertos y
aptitudes apropiadas para la esplotacion ó producción de tes á la Península, como respecto de las Antillas, como en ríos navegables y otras condiciones propias para comarciar;
determinados objetos de consumo, según las ventajas que las demás provincias y posessiones que todavía conserva- y no aprovecharlas, no sacar partido de estos dones de la
les prestan circunstancias especiales; su tendencia natural mos en el resto del mundo. Por lo ttnto, al encabezar estos ÍProvidencia, seria tan reprensible como no cultivar los cames utilizar «atas ventajas, producir lo que les es fácil, y ob - ariiculos con el epígrafe Comercio de cabotaje, no nos pro- pos fértiles, ni esplotar las minas.
tener por medio del cambio aquellos otros productos de que ponemos limitarnos á la acepción geográfica de la palabra,
Pocas materias hay, pues, mas dignas de ser tratadas
carecen; y las necesidades, ensanchándose á medida que empleándola en su sentido restriugido y propio que se apli que el comercio en el doble concepto de su ejercicio activo,
se les ofrecían medios de satisfacerlas, han ido estrechando ca al comercio verdaderamente costero, ni nos detendremos ó sea el de procurar el cambio de los productos propios, es cada vez mas las relaciones humanas; primero entre los in- en hacerla aplicable al que se verifica entre naciones baña- timulando el aumento de la producción, yeneldel^aítpo, da
dividuos ; mas tarde entre las diversas tribus; después en- das por un mismo mar; daremos por estension este nom- que acabamos de ocuparnos, ó sea el de un pueblo que destre las entidades políticas que se constituyeron, y última- bre á la navegación de altura, al long c.urs de los franceses, empeña , re jpecto de otros, funciones parecidas á las que
mente, entre los grandes continentes en que el mundo se siempre que los puntos de origen y destino de las mercan- ejerce el individuo comerciante entre los individuos agridivide.
cías corresponda á una misma bandera, como entre la Pe- cultores ó fabricantes, para trasportar y distribuir los obSi escribiésemos siquiera unos elementos de economía nínsula y las Antillas ó las Filipinas, ó entre la Gran Bre- jetos producidos. Pero, no obstante lo mucho que se ha espolítica, tendríamos especial cuidado en advertir que el taña y la India inglesa ó'el Canadá. Queremos, en una pa- crito y adelantado en la materia, todavía queda mucho que
comercio, al elevarse de la esfera del simple cambio, hace labra, pensar'mas en la idea de asimilación de intereses, escribir y que adelantar: aunque parezca á muchos estraalgo mas que trasportar; se encarga de distribuir; porque, que en la de distancia, y mayores ó menores dificultades ño y admirable , todavía no se ha fijado y establecido bien
en efecto, de poco servirían los trasportes, en cierta escala, de comunicación; bien entendido que esto no significa de la idea del comercio; todavía se interpretan mal los docusi las múltiples categorías del comerciante,,desde el alma- ningún modo esclusivismo preconcebido y sistemático, ni mentos estadísticos que á las transacciones comerciales se
cenista por mayor hasta el buhonero y el revendedor am- mucho menos, sino examen de la cuestión y deseo de ponerla refieren ; y en vez de luz se sacap de ellos argumentos de
bulante, no pusiesen los productos al alcance de los consu- en términos de que , partiendo de la acción mas libérrima, hecho para estender y perpetuar el imperio del error. Dimidores. Hacemos esta indicación, porque, si bien la escue - el comercio elija lo que sea mas conveniente á sus intereses remos algunas palabras acerca de cada uno de estos dos inla de los fisiócratas que negaba al comerciante la cualidad y á los generales del país. En materias de comercio, como convenientes esenciales que se presentan al escribir sobre
de productor, no tiene ya partidarios, todavía alguiios eco- en otras muchas, partimos del cosmopolitismo, como cri- materias mercantiles, convencidos de que todavía no son
ociosas las reproducciones de los argumentos en favor de la
nomistas dicen que el comercio no es otra cosa que tras- terio el menos espuesto á error.
puesto que está muy lejos de dominar en el terreportar. Sobre este punto poco se puede añadir á lo que han
Pero el cosmopolitismo no se opone á que cada nación verdad,
dicho Say y Adam Smith en cuanto al principio; pero que- procure sacar partido del comercio de trasporte; tanto por- no especulativo tratándose del comercio. Los hombres mas
han contribuido á estraviar la opinión, de modo
da algo que esplanar en cuanto á la forma.
que este alimenta las industrias propias, facilitando salida ilustres
se ha hecho mas daño á veces al tratar de ilustrarla,
Importa por lo tanto examinar las diversas catego- a sus productos, como porque el trasporte constituye en sí que
rías de las relaciones comerciales, no ya entre las diver- miámo una industria útil y lucrativa para el país que lo qae abandonándola en el limbo de la ignorancia.
sas naciones, sino entre los diversos puntos continenta- ejerce: él crea la categoría del alto comercio, que por las doCondillac, entre otros, presintió que el comercio aumenles de cada país y las regiones que, aunque apa tadas por tes de capacidad, elevación de miras y probidad intachable ta la riqueza de las naciones ; pero fué de un modo vago,
grandes distancias ó por razones geográficas, firman parte que exije, provee al país de una clase respetable»que^eleva que le hizo incurrir en un error al esplicar la manera de
de una misma entidad política, en cuya categoría se cuen- en muchos grados la moralidad pública, y estiende el eré • producirse.
tan las provincias ultramarinas, las colonias y las posesio- dito general de la nación ec el[exterior; clase cuyos servicios
«¿Qué debemos á los comerciantes? dice el autor de la
nes de cada país respectivo; que por estos nombres y al- pueden medirse por la pingüe retribución que en general "Ciencia de la legislación. Si, como todos suponen, se camfunos mas se denominan, se^un la clase de relaciones ó de obtiene. El comercio de trasporte promueve además las »bia siempre una producción por otra de igual valor, por
ependencia que las une á las metrópolis.
construcciones de obras públicas, las navales, las de gran- «mas que se multipliquen los cambios, es evidente que,
La cuestión que al presente nos proponemos examinar des depósitos y almacenes; proporciona ocupación á consi- «después, lo mismo que antes , existirá la misma cantidad
no es la de la utilidad del comercio, de que nadie duda, si- derable número de marineros y operarios de todas clases, y «de riqueza ó de valores. Pero es falso que en los cambios
no el diverso grado de utilidad que resulta para las nacio- desarrolla por lo tanto la industria en el interior.
«se dé siempre valor igual por valor igual; al contrario, cada
nes de dirigir con preferencia sus esfuerzos a esta ó la otra
Aun en el caso de ser limitada ó nula la producción pro- «uno de los contratantes dá una utilidad menor por otra
clase de relaciones comerciales, en aquellos casos en que pia de los países que á ella se consagran , la industria co- «mayor. Cierta señora, amiga mia, contaba el dinero para
quepa elección. Por ejemplo, siempre que se trate de ad- mercial pasiva, es decir, la ejercida como intermediarios de «pagar una tierra que había comprado, y decía: Es una fequirir en un punto dado un artículo que el país que lo de- las producciones de otros pueblos, supone una verdadera licidad poseer una tierra á cambio de esto. En esta simpleza
sea no produce dentro de sus dominios, como, por ejemplo, industria nacional; presta un gran servicio á los países cu- «se encierra un raciocinio muy exacto: se vé que daba poco
el vino y el mercurio considerados desde Inglaterra, es evi- yos productos trasporta, y distribuye y reporta grandes uti- «valor al dinero que habia conservado en su gabeta, y que
dente que la elección tendrá que recaer en el país estranje- lidades para ellos mismos. Cartago y Fenicia en los tiem- «por consiguiente daba un valor menor por otro mayor. Por
ro de producción que ofrezca mas ventajas; en el caso de pos históricos; Genova, Venecia, Pisa y Amalfl, en la Edad «otra parte, el vendedor de la tierra se hallaba en circunsque el mismo país las presente indudables para adquirirlas media, y Holanda y las Ciudades Anseáticas en nuestros «tancias análoga»», y pensaba: He vendido muy bien. Estaba
sin salir de sus propios dominios , cuál debe ser el medio días, ofrecen ejemplos de estos emporios mercantiles con «convencido de haber dado menos por mas; este es el caso
de realizar la adquisición, ya eligiendo entre los trasportes escasas condiciones propias de producción.
«en que se encuentran todos los que verifican cambios.
terrestres 6 el cabotaje, en caso de haber elección posible,
«Efectivamente, si se cambiara siemora valor igual por vaNada importa que el comercio pasivo vaya á alimentar «lor
ya procurando introducir las modlflcaciones necesarias en
igual, no habría ganancia para ninguna de las partes
la legislación para conseguir el objeto ; por último, en el directamente la industria estranjera; que deje á los demás «contratantes. ¿Cuál es la razón? Porque no teniendo las
caso de alternativa entre el país propio y los estraños, cuán^ países el cuidado de abastecer el mercado del pueblo que lo «cosas sino un valor relativo á nuestras necesidades, lo que
ejerce , porque sabido es que la industria de que se trata
reinar sobre los Rútulos vencidos.
Siicederále el niño Ascanio, que hora
Yulo añade á su nombre: {Ylo llamado
cuando existió Ylion.) Verá en el trono
treinta giros del Sol en torno al orbe;
y trasladando de Lavinio el reino
asentarálo en Alba: Alba—la—longa,
or él de inmensa fuerza coronada,
a de año en año allí los hijos de Héctor
trescientos reinarán; hasta que Ylia ,
Reina y sacerdotisa , en solo un parto
dos gemelos dé áluz, prole de Marte.
Será uno de ellos Rómulo, que alegre
sobre sus hombros por blasón llevando
la roja piel de su nodriza loba,
juntará un pueblo, la Ciudad de Marte
fundará, y á sus nuevos moradores
Romanos llamará, del nombre suyo.
Á estos Romanos ni barreras pongo
ni término señalo: les he dado
un imperio sin fín.—Y hasta la misma
Juno, esa áspera Juno, que hoy medrosa
fatiga el mar, la tierra y el Olimpo,
aconsejo mejor tomará un dia,
y á par conmigo exaltará al Romano
togado pueblo, rey del universo.—
Tal es mi'voluntad.—Las venideras
edades, en humilde servidumbre
de la casa de Asáraco á las plantas
verán á Phtia y & la gran Micenaa,
y subyugada y sierva á Grecia toda.
De esta Troyana esclarecida sangre
nacerá César, que heredando el nombre
de Julo el grande, Uamaráse Julio :
limite de su imperio será solo
el Océano, y de su fama el Cielo.
Cargado con despojos del Oriente
recibirásle en el Olimpo un día,
y aras y culto le dará la tierra.
Entonces y a , las lides apagadas,
el aspereza de los siglos rudos
suavizándose irá ; y el universo
por la candida Fé será regido,
y por la pura Vesta y los hermanos
Qjirino y Remo. Las funestas puertas
del templo de la guerra con cerrólos
fuertes serán cerradas : ni el mas leve
resquicio quedará. Dentro el impío
Furor, sentado sobre horre;)das armas,
y con cien fórreos nudos ambos brazos
á la espalda amarrados, roncos gritos
exhalará de la sangrenta boca.»—
Esto dijo: y bajar del alto cielo
?
jt-
mandó al hijo de Maya, y en las tierras
y de Cartago en los recientes muros
hacer que hallasen acogida franca
y hospitalario albergue losTroyanos;
no aconteciese que ignorando Dido
los decretos del hado, de su Reino
los quisiera arrojar.—Las alas bate
el mensagero, y por los aires vuela,
y á las Líbicas playas raudo baja
y su mandato cumple.—Ya deponen
la natural ferocidad los Peños,
por voluntad del Dios; y más que todos
la Reina Dido penetrar se siente
de espíritu apacible y de benigna
inclinación en pro de los Troyanos.
En tanto el pío Eneas, que en la noche
mil varios pensamientos revolvía,
al primer rayo de la blanca aurora
salió á explorar los ignorados sitios.
Saber quería, y á los suyos luego
con certeza contar, á qué regiones
los arrojara el viento, y si habitadas
eran de hombres ó fieras; tan incultas
se mostraban do quier.—En medio á un bosque,
bajo cavada roca guarecidas
con árboles en torno y densas sombras ,
sus naves ocultó ; y acompañado
de solo Acates, el camino emprende,
y dos venablos en la diestra empuña
de ancha punta acerada.—De la selva
iba por la mitad, cuando á su encuentro
sale su madre, en trage, rostro y armas
á doncella Espartana semejante;
ó á la A.mazona Harpálice, que aguija
sus caballos, y vence en la carrera
del Hebro la corriente arrebatada.
Tal iba, á fuer de cazadora, el arco
lijero áe los hombros suspendido,
la cabellara desparcida al viento.
desnuda la rodilla, y con un lazo
por encima la túnica prendida.
Ella primero adelantóse á hablarles
de esta manera:—«Eh! jóvenes, decidme
si á una de mis hermanas por acaso
visteis en estos sitios, con aljaba
y con pellico de manchado lince;
ó si su voz oisteí-t acosando
en la carrera al jabalí espumoso.»—
Así Venus habló, y así su hijo
le responde:—No he visto yo á ninguna
de tus hermanas, ni su voz tampoco
ha llegado hasta mi.—Mas dime, oh virgao,
¿por quién debo tomarte?: tu semblanta
no es de mortal, ni humano es el sonido
de tu voz. Ciertamente tú eres Diosa,
de Febo hermana, ó de las Ninfas una.
Vive feliz, y dale algún alivio
á nuestro afán, diciéndonos qué cielo
es este que nos cubre, en qué regiones
nos hallamos por fin. Peregrinando ,
sin conocer ni sitios ni habitantes ,
andamos por aquí, donde los vientos
nos arrojaron y las hondas bravas.
Habla; y de muchas víctimas, oh Diosa!
cubrirán nuestras manos tus altares.»—
Venus le respondió:—« No soy por cierto
digna de tal honor. Llevar aljaba
uso es común en las doncellas Tirias,
y en purpúreo coturno el pié calzado.—
Viendo aquí estás las Púnicas comarcas.
la ciudad de Agenor, el tirio pueblo.
De la Libia son estos los confines,
gente en la lid feroz.—La Tiria Dido,
huyendo de su hermano, aquí los muros
alza de una Ciudad, y en ella impera.
Largo el relato de su ofensa , largos
sus pormenores son. Narrarte solo
lo culminante de la historia quiero.
Su esposo era Siquéo: no le habia
en Fenicia mas rico, ni que fuera
de su mísera esposa mas amado.
Entregósela el padre tierna virsren
con felices presagios.—Mas en Tiro
su hermano Pigmalion reinaba entonces,
el malvado mayor de los malvados.—
Pronto el furor á dividirlos vino.—
Ciego este impío del amor del oro ,
dio al incauto Siquéo, ante las aras,
secreta muerte á hierro, sin cuidaras
del amor de su hermana.—Largo tiemp»
fingió el perverso, y el suceso oculto
supo tener, con vanas esperanzas
entreteniendo á la apenada amante.
Mas ya en sueños por fin, la imagen misna
le apareció del insepulto esposo,
áffl^,
pálido el rostro y con terrible aspecto:
mostró el desnudo pecho, traspasado
por el hierro ante el ara, y el delito,
en la casa ignorado, hizo patente.
Acelerar su fuga le aconseja
y abandonar la patria; y por que sirva»
á su marcha de auxilio, le descubre
escondidos tesoros, suma inmensa
de plata y oro, en tierra sepultada.—
Conmovida á tal nueva, apresta Did*
con los suyos la fuga. Al propio tranw
CRÓNICA HISPANG-AMERICANA.
«esmas para uno, es menos para el otro, y recíprocaxmente.»
La equivocación del célebre publicista se desvanece con
solo repetir con aplicación á este caso lo que hemos dicho
poco ha. Por mas que el cambio sea la operación principal
j mas ostensible del comercio, el cambio no cumple la misión completa de las operaciones marcantile?, ni paede de-cirse que constituye el comercio, ni al comerciar se da me nos para recibir mas. Los valores objeto de las transacciones, son absolutamente igaales al llegar á realizarse la operación comercial. «En el momento ea que éste se verifica
»(el cambio), se dan y se reeibeu valores exactamente
«iguales, tanto que, siendo el valor una idea relativa, lo
»que se recibe es el pí-eoio de lo que se di, y lo que se dá es el
yprecio de lo que se recibe. Decir que se cambia lo menos
»por lo mas, equivaldría á decir que no soa lo mismo las
«cosas que sus valores. Lo que hay de cierto es, que el au»mento de utilidad que el comercio comunica á las cosas,
»ha tenido ya lugar cuando el cambio se verifica, porque
»ya se ha verificado la traslación y distribución de los pro vdactoB (I).»
En términos parecidos á los de nuestro malogrado amigo el catedrático de Economía política de la Escuela de comercio se espresan los principales autores contemporáneos,
y al tomar prestadas sus palabras para espresar una idea
reconocida por los hombres de ciencia, no hemos hecho
mas que escoger la espresion mas sencilla de este pensamiento.
Y sin embargo de lo perceptible de esta verdad, y de la
sencillez con que se ha espresado por los autores, no ha penetrado aun en el ánimo de algunas de nuestras eminencias financieras. Todavía viven en España ex ministros de
Hacienda, que acaso lo serán aun de nuevo , que desconocen estos principios elementales, de cuyo desconocimiento
se derivan gravísimos errores: poseemos en este género
hasta una especialidad notable, aunque no rara; un partidario del principio de la balanza de comercio , que no há
mucho publicó un estenso folleto, verdadero specimem de
dicho género (2), en que se funda una proloogadaargumentación, precisamente en el olvido del sencillo hecho de
que al llegar las mercancías al punto de su deslino , se ha
aerificado ya sobre ellas el aumento de valor que el comer-CÍO les comunica.
,
Hemos hablado del fundamento del error; ahora nos
falta ocuparnos del vehículo por donde llega á infiltrarse en
los ánimos poco reflexivos ó profundameate preocupados
j)or su familiaridad con las malas doctrinas económicas;
nos referimos á la torcida interpretación de los documen•tos estadísticos, contra los cuales se comete con frecuencia
•la injusticia de acusarlos de que lo mismo demuestran lo
cierto que lo falso. En este punto les sucede a estos documentos lo que á los Santos Padres: su testimonio ha sido
-invocado mas de una vez por los herejes, interpretando
violentamente la letra para deducir la doctrina opuesta á
dos piadosos fines que se propusieron tan venerables autores.
La estadística del mwimiento comercial, nombre que le
-corresponde con mas propiedad, empieza á sustituir al de
ialanza mercantil, documento que en todos los países espresa
dos hechos de distinto orden y de valor muy diverso. El primer hecho es el que uno de nuestros mas distinguidos publicistas califica de esencial y característico, el que espresa las
cantidades que se han importado ó esportado de cada país
en un periodo determinado: este hecho es real y positivo,
y en el caso de una buena estadística, el único moralmente
exacto de los dos; y decimos moralmente, porque en cuanto á la exactitud matemática, es escusado buscarla en la
estadística , que por otra parte no necesita esta exactitud
absoluta para ser útilísima. El segundo hecho , en cierto
modo accesorio y evidentemente inexacto y erróneo, es el
que se refiere á los valores de las mercancías ; porque procede de una apreciaeiou arbitraria ; porque está fundado
sobre elementos de una estremada movilidad, como son los
precios corrientes; porque á su inexactitud concurren, no
solo los accidentes de tiempo y de lugar, sino las variaciones y errores de juicio en las diferentes personas que intervienen en su determinación.
Y, sin embargo, este segundo aspecto délas estadísticas
comerciales ofrece sus ventajas sabiendo utilizarlo con discreción, puesto que espresa una idea aproximada de la estimación que tienen los efectos á que se aplica en una plaza y en un periodo dado.
No estamos por consiguiente conformes en este punto
con nuestro ilustrado y respetable amigo el Sr. Vázquez
Q'ieipo, que dijo poco há (1) que, tratándose de estas apreciaciones ojicia es, «asi los partidarios, como los impugnaudores de la balanza mercantil, considerando los unos como
npérdida lo que los otros miran como ganancia, pecan por
)>su base, y se convierten en una verdadera logomoquia,
»como sucede en toda discusión en que no se han fijado de
«antemano la significación y la inteligencia de las pala»bras.»
Convenimos con este juicioso pensador en que la estadística mercantil no acusa el verdadero valor de las mercancías importadas; también, aunque algo menos , en que
no espresa el valor exacto de los artículos de esportacion,
y por consiguiente en que no revelan la ganancia ó la pérdida que un Estado ha esperimentado en sus relaciones
por medio del comercio exterior; pero se nos concederá se guramente que la estimación oficial de valores, exajerada
o rebajada de la realidad, tiene una significación ; y que,
así como esta significación es una moneda falsa en manos
de los balancistas, es folo una pieza de peso no cabal, pero
de oro de buena ley, empleada por los adversarios de aquel
principio.
Hace algunos meses que en otra Revista (2) hemos empleado los documentos de que se trata, precisamente en
contra de los argumentos que de ellos trataba de deducir
el antes citado Sr. Bravo Murillo , y estamos seguros de ,
que no hay manera de rechazar lo que dijimos.
En primer lugar, en contra del supuesto saldo en dinero
que el Sr. Bravo Murillo dijo haber tenido que pagar España en sus relaciones con Inglaterra durante los ocho años
de 1835 62, oponíamos los documentos ingleses que se refieren al mismo periodo, y hacíamos esta comparación que
presentamos en estracto:
9
Valores de las mercandat ifi^ortadas y esportadas en rt. vm^
Documentos
españoles.
Documentos
ingleses.
Importación de Inglaterra
en España
2.724.229.808 2.023.185.400
Esportacion de España para Inglaterra
2.321.805 5S2 2.988.982.000
Diferencia en favor de las
importaciones
402.424.226 965.195.600
Es decir que, según los documentos respectivos, una d»
dos: ó las mercancías han aumentado de valor en un 2 *
por 100 al ir desde E paña á los puertos de Inglaterra, y en.
un 32 las de Inglaterra para España, ó ambas naciones han
perdido en sus recíprocas relaciones comerciales. Lo primero es aceptable y racional, porque sin esa diferencia de estimación de las mercancías entre el punto de procedencia y
el destino, el comercio no teadria razón de ser; lo segundo
es absurdo. No puede, pues, hacerse objeción á la fuerza
de nuestros argumentos, sean ó no los documentos exposion exacta de la realidad, puesto que las dudas son comunes á los dos países.
El otro argumento lo tomábamos dentro de casa, del
comercio de cabotaje, que no lo perturba el contrabando, y
para cuya recolección de datos y su apreciación se emplea
el mismo sistema y el mismo criterio. Tomando, sin elegirlos, los datos por cantidades y valores de nuestras balanzas de cabotaje de los años 1857, 1859 y 1863, obtenemos:
Quintales de
mercancias.
Entrados
Salidos
Más salidos
46.261.029
49.778.399
3.517.370
ó sea un 7,63 por 100 á favor de las salidas que se esplican
por las mercaderías que se han vendido en puertos estranjeros; por los buques salidos en los ;;últimos días del año,
cuya entrada no se registra hasta el siguiente; por los s i niestros marítimos, etc. Esto es en cuanto al hecho ¿positivo y real que representan las balanzas: veamos ahora el
arbitrario y contingente de la espresion de valores, representados por reales vellón:
Valores en reales en el mismo
período.
Entrados
6.313.124.836
Salidos
4.716.774.509
Mas entrados
598.330.329
ó el 12'65 por ciento.
Pero aun no es esta la espresion mas comprensible d ^
resultado: divididos los valores atribuido á las mercancias
entradas y salidas, para hallar una unidad común da valor, resulta que el quintal de mercancías sale:
(1) En el periódico La Reforma, correspondiente al 4 de Mayo En las entradas á
119'15 rs. el quintal.
(1) Carballo y Wangüemert en su Curjo áe economía político.—
último, á propósito de la actual crisis monetaria española.
Madrid, 1855.
En las salidas á
94'97
»
(2> El posado, el frésenle y el porv nir de la Bacienia pii6!«co,^or (2) En La Tutelar del 10 de Mayo último , en el articulo tituMás
valor
en
el
quintal
entrado,
24'
18
ó
seael
25*46 por 100.
lado Balanza de comercio.
D. Juan Bravo Murillo—Madrid, 1865.
se aperciben también los que al tirano
tienen odio mortal, ó inmenso miedo.
Echan mano & las naves,. que por suerte
aparejadas hallan: su oro éa ellas
cargan , y las riquezas del avaro
Pigmalion por el mar desaparecen.—
F u e una mujer quien dirigió la empresa !
Llegaron á estos sitios, donde ahora
l a s ingentes murallas y el alcázar
d e la nueva Cartazo alzarse miras;
y del suelo compraron, que por eso
lleva el nombre de Birsa, cuanto espacio
la piel de un toro circundar pudiera.—
Mas vosotros quién sois?, ó de qué playas
V e n í s ? , ó á dónde vais?—«Él, con saspirog
y voz que arranca del profundo pecho:
•«Oh Diosa!, le responde, si intentara
desde su origen referir la historia
d e los trabajos nuestros, y en ti hubiera
•vagar para escucharla, antes que diese
á mi relato fin , y a muerto el dia
negra tiniebla encapotara el cielo.
Desde la antigua Troya (si es que acaso
llegó el nombre de Troya k vuestro oido)
llevados fuimos por diversos mares,
hasta que recia tempestad ahora
nos arrojó á las Líbicas riberas^
Yo soy el pío E n e a s , cuya fama
sobre los cielos vuela: mis Penates
logré arrancar de la enemiga hueste,
y conmigo los llevo. Voy buscando
mi patria Italia: del supremo Jove
mi linage desciende. Veinte naves
saqué del Frigio m a r , y el derrotero
q u e la Diosa mi madre me mostraba
s e g u í , cumpliendo con la ley del hado.
^iete apenas me quedan, de las olas
maltratadas y el viento. Y y o aquí solo ,
«in auxilio , ignorado, piso errante
los desiertos de Libia, repelido
•de la Europa y del Asia.»—Ya sus quejas
«ufrir no pudo enternecida Venus,
y su dolor interrumpiendo, dijo:
«Seas quien fueres, de los Dioses, creo,
no es odiada tu v i d a ; marcha ahora
y á la Tlria Ciudad lleva tus pasos,
V á los umbrales de la Reina llega.
Por que te anuncio que á tu lado en b r e r *
verás á tus amigo», y t u armada
e n segura mansión, trocado el viento:
si no en vano mis padres me eDseñaroa
la ciencia del agüero.—¿Doce cisnea
allí no miras, ea bandada alegre,
h á poco en el espacio amedrentados
por el ave de Jove que sobre ellos
se deslizó de la región etérea?
Ya en prolongada hilera tierra toman,
ó á tomarla se aprestan. ¿ Vés cuál baten
las resonantes alas, y rodean
en corro el cielo, desatando el canto?
No de otra suerte los bajeles tuyos
y tus gentes, ó entraron ya en el puerto,
ó van á entrar con desplegadas velas.
Parte sin detención; y por la vía
que te conduce allá, dirige el paso.» —
Dijo; y marchando, su cerviz de rosa
resplandeció de luz: olor divino
de celeste ambrosia suü cabellos
esparcieron en torno : flotó en tierra
hasta los pies la veste, y en su marcha
se descubrió la verdadera Diosa.—
Conoce Eneas á su madre, y esto,
siguiéndola en su fuga, le decía:
— t Y tix también, cruel, al hijo tuyo
de nuevo engañas con mentida forma?
¿Por qué le niegas que á tu diestra pueda
juntar su diestra, y departir contigo
en coloquio veraz?»—Así la acusa,
y háoia los muros encamina el paso.—
Venus al punto á entrambos caminantes
cerca de oscuro ambiente, y con un velo
de niebla densa los envuelve en torno;
porque ni vistos ni ofendidos sean,
ni los detenga nadie, ni les pida
de su viaje razón—Ella su vuelo
dirige á Pafos , y su caro albergue
torna gozosa á ver. AUi erigido
un templo tiene, donde en cien altares
arde el Sabéo incienso, y frescas flores
al aire exhalan regalado'aroma.—
Tomaron ellos el camino eú tanto
por do la senda los guiaba: suben
á un collado que altísimo se encumbra,
la ciudad dominando, y de su cima
la muralla y alcázares descubren.
Maravíllase Eneas contemplando
aquella inmensa mole, allí do fueron
otro tiempo caba&as de pastorea.
Admíranle las puertas, y el bullicio,
y el pavimento de las anchas calles:
Allí los Tirios con ardor se afanan:
unos se ocupan en alzar los muros,
en trazar el alcázar, y las piedras
acarrean ¿ brazo: otros eligen
solar para su casa, y con un sarco
en derredor lo a c o t a n : templos, cariM.
y l a sacra mansión para el Senado.
Aquí cavan el puerto: hondos cimientos
echan allí para un teatro, y labran
de roca inmensa altísimas columnas,
noble ornamento á la futura escena.
Tal las abejas su labor emprenden '
por los floridos campos, cuando brilla
el sol primaveral; y y a conducen
los adultos enjambres, ya las mieles
líquidas cuajan, y su dulce néctar
por las celdillas del panal derraman;
6 á las que llegan de la carga alivian;
6 en cerrado escuadrón, de, la colmena
los inútiles zánganos arrojan:
hierve el trabajo , y á tomillo esparcen
olor en torno las fragantes mieles.—
«¡Oh, dichosos aquellos, dice Eneas,
que ya sus muros elevarse miran!»—
Y contempla los altos edificios.
Penetra en medio de la gente, siempre
cercado de la niebla, ¡oh, maravilla!:
mézclase entre ellos, y de nadie es visto.—
Un bosque había de apacible sombra
en medio á la Ciudad, donde los Panos,
que allí un día arrojaron las borrascas,
en la tierra cavando, un signo hallaron
deparado por J u n o : la cabeza
de un valiente caballo: testimonio
de que en los siglos fama ganarían
de gente sobria, y en la guerra insigne.
Allí un gran templo la Sidonia Dido
á J u n o edificaba, ricos dones
ostentando, y la imagen de la Diosa.
De bronce eran las gradas que ascendían
hasta el umbral del pórtico, de bronce
las columnas: los quicios rechinaban
con el girar de las ferradas puertas.
Allí por vez primera un nuevo objeto
contempla Eneas, que el temor le c i l m » ;
y osa «sperar salud por vez primera,
y hallrr alivio á su aflicción confia.
Que mientras de la Reina la llegada
aguardando, recorre el vasto templo,
y lo examina todo, y la opulencia
de la nueva ciudad entre sí admira»
y la rica labor de obras preciosas
de ingeniosos artífices; de pronto
ven sus ojos por orden los combates
de la troyana guerra, cuya fama
vuela ya por los ámbitos del Orbe:
ve á Agamenón, y á P r i a m o , y & AqailMi«,
implacable con ambos.—Se detiene
y con lágrimas dice; «;Dóodei Acates,
10
LA AMÉRICA
Han & tal altura, sino que se resienten del atraso de ideas temática estaba encerrada en un estrecho circulo, de que»
filosóficas; y la teoría de los incomensurables es un dédalo no le permitían salir los conocimientosfilosóficosy princien que difícilmente puede penetrar la inteligencia de nin- pios fundamentales de la análisis, adquiridos hasta dicha,
gún matemático.
época. El análisis algebraico solo podía aplicarse á las canNo seguiré trazando los adelantos sucesivos déla geome- tidades finitas; y por tanto, era imposible penetrar hasta
tría , porque no me propongo historiarla, y porque en reali- los elementos constitutivos de las cantidades, bien se condad , esta rama de la ciencia, considerada aisladamente, no siderasen algebraicas ó geométricas, ni descubrir las leyes
hizo notables progresos dede la época de Euclides, ni era de su generación. Los cuatro algoritmos primitivos, no poposible que los hiciera sin auxilio del análisis. El primer dían aplicarse más que á lo que las distintas ramas de laspaso verdaderamentefilosóficoy de inmensa importancia matemáticas presentaban de finito; pero de ningún modo
dado en la ciencia matemática, es la invención del álgebra, á los elementos constituyentes de las cantidades: preciso
sin el que aquella hubiera permanecido estacionaria o ade- era crear un nuevo sistema, unos nuevos algoritmos, que
FRAHCISCO JAVIER DE BONA.
lantado mtiy poco. Este descubrimiento permitió aplicar el permitisen hacer con dichos elementos las mismas operaanálisis á todas las ramas de la ciencia cultivadas hasta ciones que con las cantidades finitas, y que pudieran serentonces, dándoles el impulso poderoso que cabe en la ge- vir para toda clase de especulaciones matemáticas; era preINFLUENCIA DE U FILOSOFÍA MATEMÁTICA
neralidad de su espresion y sus métodos. Pero los progre- ciso, en fin, sujetar al cálculo de cantidades infinitamente
35» EL ESTUDIO Y PROGRESO DE lAS CIKNCIAS EXACTAS ( 1 ) . sos del álgebra fueron muy lentos, y tanto, que conocién- pequeñas, sin representación tangible en el mundo esteriordose ya desde su mismo origen la resoluciou de las ecuacio- ni en el cálculo infinito. La empresa era ardua, y solo pones de segundo grado, no empezaron á resolverse las dé día realizarse por un nuevo' descubrimiento esencialmente
tercero hasta fines del siglo V de la era cristiana. Esta len- fiolosóflco y casi providencial. Este hecho se efectuó en la
(Conclusión.)
titud en su desarrollo, y la escasa y poco filosófica aplica- segunda mitad del siglo XVII, debido á dos genios privileCreo, señores, que es exacta la opinión que he formado ción que se hizo del álgebra á la geometría, impidieron por giados
que, inspirados por una misma idea fecunda y trasde las apreciaciones de Sócrates, las cuales prueban más mucho tiempoque se obtuviesen los inmensos resultados cendental,
lo desenvolvieron por distintos medios. Newton
aun. que los sofismas y paradojas de los sectarios de Epicu- á que estaba llamado este gran descubrimiento. Hasta me- con su admirable
del cálculo de lasfluxiones,y10 y de Pirren, la falta entre los antiguos de un criterio diados del siglo XVI no empieza verdaderamente el periodo Leibnitz con el deconcepción
dos
infinitamente
pequeños; crearon casi
esencialmenteflloüóflcopara juzgar y apreciar los princi- filosófico de la ciencia matemática. Francisco Bacon fue el al propio tiempo y por diversos caminos
el cálculo de las
pios fundamentales de la ciencia matemática.
primero que, siguiendo con inteligencia suma el camino cantidades diferenciales; y adoptando para estas una forma
Natural era, por consiguiente, la historia lo patentiza, abierto por nuestro admirable Juan Luis Vives (protejido simbólica, y estableciendo como base de su introducción en
que las ramas de la ciencia cultivadas entre los antiguos un tiempo de Enrique VIII de Inglaterra, y verdadero ini- el análisis, principiosfilosóficos,sólidos é indestructibles,
floreciesen y progresasen tanto en su parte contingente y ciador de la reforma científica, medio siglo antes del canci- abrieron ala ciencia el inmenso campo en que había de ejertan poco en la especulativa, siendo en su consecuencia la ller de Verulamio), sustituyó con gran éxito á los sutiles cer imperio, y le dieron medios de penetrar en la esencia de los
geometría el estudio mas especial y casi exclusivo en aque- argumentos y vanas hipótesis , entonces tan en uso, la ob- cuerpos y de las cantidades, arrancándoles el secreto de sullas remotas edades. Asi veremos desarrollarse esta rama servación de los hechos y el resultado de la esperiencia, lle- constitucion y generación, y de las admirables leyes que la
de la ciencia matemática, cuyo origen conocido se fija en gando á ser, por muchos y bellos trabajos, el padre, digá- rijen. Si el ánimo se contrista y oprime al considerar la
Egipto, en el reinado de Sesostris, según las autorizadas moslo asi, de lafilosofíaesperimental. Galileo no se dedicó pobre opinión que los hombres tan ilustres como Sócrates
opiniones de Herodotoy de Newton. Tales, siete siglo antes con menos ardor ni inteligencia al estudio de las ciencias, tenían de las matemáticas, dilátase por el contrario en los
de la era cristiana, hizo rápidos progresos en la geometría, y especialmente de la matemática, siendo el que inventó el serenos é inmensos horizontes por donde se extendió la
muy especialmente en las propiedades de los triángulos del péndulo y descubrió las leyes de la pesantez. Mucho deben ciencia desde el descubrimiento del cargo de las fluxiones.
circulo. Pitágoras, en este siglo siguiente, arrancando á estos conocimientos á las investigaciones de tan gran filósofo, Desde esta época, desaparecieron y allanaron los escollos:
los sacerdotes egipcios sus noticias acerca de dicha ciencia, cuyo nombre ha pasado á la posteridad y vivirá en las ge- en que se estrellaban, y las barreras en que se vieron encontribuyó de una manera notable á su adelantamiento, neraciones futuras, tanto por su ciencia , como por las per- cerradas inteligencias superiores: el cálculo de las cantiy muy poderosamente con dos proposiciones fundamentales: secuciones que etta le hizo padecer.
dades infinitamente pequeñas ó diferenciales se apoderó dela de ser igual á dos rectos la suma de los tres ángulos de
la geometría, de la mecánica, de la astronomía, y de todas
Tin triángulo rectángulo, es igual á la suma de los formaBrilló después el genio de Descartes, verdadero renova- las ramas, en fin, de la ciencia matemática, que, poco fecundos sobre los catetos. Dos siglos después de Platón, fun- dor de lafilosofíamatemática. La existencia de este sabio das hasta entonces, se extendieron en el camino de la indador de la Academia de Atenas, en cuya puerta se leia ilustre señala uno de los períodos más gloriosos para dicha vestigación de la verdad y de la resolución de los grandes
esta inscripción: Aqui no entran, los que ignoran la geome- ciencia, y enriqueció con grandes descubrimientos, entre problemas científicos.
tría, abrió más extensos horizontes á esta ciencia, inspiran- los que descuella la aplicación de las fórmulas algebraicas á
do además á sus discípulos el amor á su estudio; viniendo la investigación de las propiedades de las curvas geométriEl cálculo de los infinitamente^pequeños tuvo también
tres siglos antes de la era cristiana Euclides, autor de los cas, germen fecundo de les grandes progresos que se hicie- sus impugnadores; y aunque entré ellos no se encuentran,
Elementos que tanto han honrado su nombre y enriquecido ron ulteriormente en el análisis algebraico. Desde este mo- algunos, como Berckley, que pretendía probarla no exisla ciencia, en los que encadenó con tal lógica las proposi- mento el álgebra y la geometría, ramas separadas de la tencia de los cuerpos, y que la geometría es contraria á la
ciones geométricas, que ninguno de los que han intentado ciencia matemática, constituyeron una sola tan fecunda, religión (como - pudieran decirlo los sofistas discipulos de
posteriormente reformar su método ha logrado alcanzar que fueron resueltos por ella, con admirable sencillez, pro- las escuelas de Epicuro y de Pirron), fuerza es confesar que
otro tan rigorosamente establecido.
blemas tenidos hasta entonces por insolubles. Desde esta en general la censura fue de críticos que, no hallando en el
época, las cantidades geométricas y las algebraicas sbn nuevo cálculo toda la rigurosa exactitud que requería un
De los elementos de Euclides, diez libros corresponden unas
mismas desde el puntode vistafilosófico,teniendo por elemento tan poderoso, lo combatían en nombre de la cerá la geometría y tres á la aritmética. Pero ¡qué diferencia, base radical
los cuatro algoritmos primitivos de la suma, tidumbre que la ciencia exije. Además de no conceptuar
señores, entre los trabajos geométricos y los aritméticos!
multiplicación y división de las cantidades indeno- matemático el sistema de introducir por vía de adición en
LoB primeros son de un rigor, de un encadenamiento y de resta,
La geometría analítica es, además, el primer paso los cálculos, elementos que, por ser inflnitainente pequeños,,
un método tan sabiamente concebido, que, como dejo ma- minadas.
dado para crear la unidad sistemática, bello ideal de la no podían en realidad considerarse como cantidades: no
nifestado , no ha podido ser sustituido por otro más útil ciencia,
que tiene su fundamento en los algoritmos primiti- juzgaban posible ni exacto que se despreciasen los infinitapara la ciencia; mientras que los segundos, no solo se ha- vos, unidos
á las intuiciones puras de la forma y de la can- mente pequeños de segundo orden, creyendo que esta opetidad.
ración hacia del cálculo de Leibnitz, uno de aproximación,.
(1) Véase nuestro número anterior.
Pero ¿ pesar de este descubrimiento, aun la ciencia istar- &lto de lá rigurosa exactitud del cálculo Oaito. Pero el gran.
No hay tampoco medio de combatir este argumento fundado como el anterior en la razón de ser del comercio, que
exije menor valoren los puntos de origen de las mercancías
que en los de consignación. Podrá, sin duda, haber cuestión de mas ó menos; pero los documentos responden á la
racionalidad del principio teórico y responden siempre;
l u ^ ^ la estimación de .valores tiene alguna signiflcacion,
aunque se considere como accesoria.
Expuestas estas consideraciones preliminares, en nuestro inmediato articulo nos ocuparemos en concreto del co^oercio de cabotaje.
hay ya sitio ó región en la ancha tierra
que no llene la voz de nuestras cuitas?
A Príamo no miras?—Justo premio
aquí también á la virtud se otorga:
también aquí se Hora! el infortunio
conmueve aquí las almas!—Deja el miedo:
y de esta fama la salud espera.»
Esto dice; y recrea sus miradas
en la inerte pintura: le contrista
de casos varios el recuerdo aciago,
largo llanto sus mejillas baña,
os combates contempla que vio un día
en derredor de Pérgamo: los griegos
huyendo aquí de la troyaqa hueste:
alli los Frigios, que en su carro &CQB&
e\ penachudo Aquiles. No distantes
reconoce con lágrimas de Eeso
las blancas tiendas, por traición vendidas
al hijo de Trideo, que en las horas
del primer sueño penetrando en ellas, ,
•'• Jas devastó con hórrida matanza;
y del vencido los corceles bravos
é. su campo llevó, sin que gustasen
de Troya el pasto, ni del Jauto el agaa.
En otra parte, á Tróilo fugitivo,
al mancebo infeliz que con Aquilea
osó medirse en desigual combate,
sus caballos arrastran; de sus armas
desnudo vá: sobre su propio carro
derribado de espaldas. y aun las riendas
en la mano empuñando: en tierra tocan
su cabeza y cabello desgreñado
que el suelo barre > y con la lanza vuelta
abriendo va en el polvo un largo surco.
En tanto, al templo de la adversa Palas
las doncellas de Ilion, suelto el cabello,
suplicantes, llorosas con las manos
golpeando su pecho, un péplo llevan
por ofrenda á la Diosa, que los ojos
de ellas aparta y en la tierra ñja.
Tres veces arrastrado en torno al muro
de Troya el cuerpo de Héctor, á su padre
allí Aquiles lo vende á precio de oro.—
De su profundo pecho lanzó Eneas
un gran gemido, los despojos viendo,
y el carro, y el cadáver de su amigo,
y á Príamo tender la mano inerme.
A sí propio también vióse mezclado
en reqia lid con los caudillos griegos,
y descubrió las orientales huestes,
y del negro Memnón también las armas.
Guiando su falange de Aniazonas,
4e lunados broqueles, al combate
Í
se arroja con furor Pentesiléa,
que por debajo del cortado pecho
atado lleva el ceñidor dorado,
y virgen es, y con varones lucha.
Mientras suspenden al Dardánio Eneas
tan altas maravillas, y los ojos
en cada objeto embebecido tija,
he aquí que al templo se adelanta Dido,
la hermosísima Beina, acompañada
de numerosa juventud en torno.
Cual Diana en la margen del Eurotas
ó en las cumbres de Cinto, el coro guia,
y acuden mil Oréades formando
apiñado cortejo en torno suyo:
ella, la aljaba al hombro suspendida,
entre las diosas marcha, y sobre todas
descuella en magestad; y henchido el pecho
siente Latona de secreto gozo:
tal Dido apareció: tal iba ufana
entre todos marchando, y á las obras
impulso daba y al futuro reino.
Entra en el templo, y sobre escelso trono
debajo de la cúpula erigido,
cercada de guerreros toma asiento,
y mientras leyes y sentencias dicta,
y las diversas obras entre todos
con equidad reparte, ó dá por suerte,
vé de improviso Eneas acercarse
en gran tropel á Anteo y á Sergesto,
y al valiente Cloanto y varios otros
de los troyanos, que la negra furia
de la tormenta dispersó, y llevados
á otras orillas por las ondas fueron.
Pásmase Eneas, y á la par Acates,
y entre gozo y temor, ambos ardían
*en vivas ansias de estrechar sus manos;
mas del suceso la ignorada causa
sus ímpetus embarga: disimulan,
y en la cóncava nube guarecidos,
averiguar esperan cuál la suerte
de aquellos hombres es, en qué riberas
han dejado sus naves, con qué objeto
se dirigen allí: de los bajeles
loa jefes eran , que favor pedian,
y con clamor al templo se acercaban.
Entran, y obtienen para hablar permiso;
y el principal de todos, Ilionéo,
con plácida expresión así comienza:
«Oh Reina, tá á quien Júpiter concede
nueva ciudad fundar, y en justo imperio
fieras gentes regir, á ti acudimos
estos troyanos miseros, llevados
de mar en mar por fieros huracanes:
oh! no permitas que inhumano fuego
incendie nuestras naves: gracia otorga
á este pió linage, y nuestra suerte
benigna mira con propicios ojos.
No con el hierro á derribar venimos
los Líbicos Penates, ni á llevarnos
el robado botín á loS bajeles:
no hay para tanto en nuestras almas fuerza,
ni tal soberbia en los vencidos cabe.
Hay una antigua tierra, que los griegos
Hesperia llaman, belicosa y fértil:
los Enotrios varones la habitaron;
y según fama, Italia la apellidaíj
sus hijos hoy, del nombre de su jefe.
Nuestro rumbo era allí. Mas de improviso
álzase el Orion tempestuoso,
y agita el mar, y á los latentes vados
nos arrojan los austros bramadores:
y la borrasca vence, y por las ondas
entre fieros peñascos nos arrastra.
Por fin, á vuestras costas arribamos
los pocos que aquí ves.—Mas ¿quélinag»
de gentes hay aqui? ¿Qué pueblo es este
de costumbres tan bárbaras, que niega
hospedaje en su playea , y nos acosa,
hasta impedirnos asentar la planta
en la primera tierra que tocamos?
Si con desprecio tal á los mortales
y su fuerza miráis, temed al menos,
á los Dioses temed, que nunca dejan
sin premio al bueno, sin castigo al malo.
Nuestro Rey era Eneas: más piadoso
varón, más justo, ni mejor guerrero
no hubo jamás: si nos lo guarda el hado,
si aura vital respira, si aun no habita
el pavoroso reino de las sombras,
nada nos acobarda; y de haber sido
tú la primera que nos des amparo,
no te arrepentirás: ciudades y armas
en Sicilia tenemos, donde el noble
Acestes reina, de troyana sangre.
Licencia danos de sacar á tierra
nuestras naves, del viento maltratadas,
y madera cortar en estos bosques,
y de remos armarlas- Si de nuevo
á nuestro Rey y amigos recobramos
y nos es dado navegar á Italia,
con gozo á Italia, al Lacio partiremos.
Si huye toda salud; si en sus abismos,
oh, de los Teneros amoroso padre,
te esconde el mar de Libia; si aun perdida
vemos de Yulo la esperanza, ál menos
por el mar Siciliano hagamos rumbo
CRÓNICA HISPANO-AMERICANA.
U
;^aso estaba dado, y enriquecida la ciencia con este gran to; y por lo tanto, mientras que este se desarrolló rápida- estudio los hermanos Juan Jacobo Bemoulli; y posterior^
Sescubrimiento. La controversia quedó pronto reducida k mente, el cálculo integral avanzó con suma lentitud, á pe mente Mr. de Montmort y Nicolás BernouUi profundijiaroa
^lna cuestión de forma, y los coeficientes diferenciales vinie- sar de que, convencidos todos loáilustres matemáticos con- cuanto les fue dable en la suma de las series, que les era
ron á poner término á todas las dudas; sin que se niegae temporáneos de Newton y de Leibnitz de su importancia y tan necesaria ^ara resolver muchas cuestiones del Cálculo
desde entonces que la relación entre la diferencial de una necesidad, se dedicaron con ardor á estudiarlo y desarro- de probabilidades. Moivre, Inventor de las sérica recurrenfunción y la de su variable según la ley de decrecimiento llarlo. Los hern^anos BernouUi, Euler, Taylor, Maclaurin y tea, hizo grandes progresos ea este método de valuación; y•«on que la función y la variable están ligadas, en una nue- tantos otros cuyos grandes trabajos son conocidos, hicieron Stirlig, siguiendo sus huellas desarrolló entre otros métova función de la misma variable, ó una cantidad finita, notables adelantos en amboa cálculos; pero el integral no dos el de la demostración de sus teoremas ó proposiciones
que puede entrar en el cálculo como las demás cantidales se deaar rolló verdaderamente hasta el siglo actual, en el por medio de la suma de los términos de las series; enconque ha hecho los mayores progresos y tenido las más im trando muchos casos en que de este modo se obtiene un realgebraicas ó numéricas.
sultado finito y determinado. Hermán, Taylor, Maclaurin,
Aunque el cálculo diferencial tuvo desde luego inmensas portantes aplicaciones.
Este algoritmo de la suma de laa cantidadea infinita- Euler, Lagrange, Tomás Simpson, Lauden, Waring y otiros
aplicaciones, descubriendo las leyes de generación de las
cantidades y determinando la expresión y condiciones de mente pequeñas, es de tal necesi .ad para el adelanto suoe - muchos que fuera prolijo enumerar, abrazaron con ardor el
sus elementos, estaba incompleto respecto á la valuación de sivo de la ciencia matemática y principalmente para que es- estudio de las series, habiéndose hecho celebres las de
aquellas, pues de nada servia tener la espresion y ley de exis- ta pueda elevarse á la alturafilosóficaen que debe desen- Taylor y Maclarin, como poderosos auxiliares deloscálculoa
tencia de la unidad, si se carecía de los .medios de aplicarla volverse que cuantos trabajos puedan hacerse en este sen • diíerencial é integral.
Prolija seria la tarea de enumerar las distintas series depara hacer dicha valuación. En una palabra, dado el medio tido, serán siempre de la mayor importancia, y dignos del
5e pasar de una espresion representante de un valor alge- aprecio y alabanza de los que se dedican al cultivo de las bidas á tantos genios ilustres, y las leyes verdaderamente
admirables que deacubrieron en el estudio de este métod»
braico ó geométrico al de su diferencial, indispensable era ciencias.
A falta de métodos de integración para muchas funcio- de valuación; asi como las teorías que inventaron, y entre
tener el de elevarse desde esta diferencial al valor algebraico
de que aquella se derivase, estableciendo al efecto un cal • nes, fue preciso apelar al de integración por series, para en- las que debe citarse muy particularmente la de las funcio•culo inverso, que es el que después fue conocido con el nom- contrar, si no la i integrales determinadas de las funciones nes analíticas de Lagrange, uno de los mas beUos trabajos
diferenciales, al menos las espresiones aproximadas de sus que han enriquecido la ciencia. Pero circunscribiéndome
bre de cálculo integral.
No era posible que á Newton y á Leibnitz se lea ocultara valores; medio que, aunque adoptado solamente como un al punto de vista filosófico, no puedo menos, señores, de
la necesidad de este cálculo: asi veremos que el primero recurso á falta de otros directos, puede y debe constituir manifestar con el temor propio de mi pequenez, que á pesar
manifiesta en la carta que escribió al segundo en 1676, que por sí algún día un sistema de integración, como parte de tan altas eapeculacionea y de la importancia de los homse halla en posesión del método inverso de tangentes, cons- constituyente de la teoría de series, que es el método gene- bres ilustres que se ocuparon en ellas, los principios fundatando después en sus obras, que lo habla inventado bijo ral de valuación de laa funcionea algebraicas y trascen- mentales del desarrollo en serie eran muy poco generales,
hasta que Wronsky los estableció en bases sólidas é indes«1 título de método de los fluentes; mientras que Leibnitz dentales.
La importancia de las series, 'si bien reconocida tácita - tructibles. Como el desarrollo en serie de las funciones no
•dio á luz en las actas de Leipsik de 1686 sus primeros ensayos del cálculo integral. La importancia de este calculo no mente por mucho-i trabajos ejecutados desde Arquímides había sido hasta entonces deducido ápriori, el método que
fue comprendida desde el momento de su invención, y hasta nuestros días, y por las admirables leyes que se han se estableció no era general; Wronsky deduciendo apnori
«1 célebre Jacobo BernouUi lo consideró solamente como descubierto en la valuación y generasion de las cantidades, el desenvolvimiento de laa péries demuestra rigorosamente
una abreviación deldeBarrou, hasta que en 1687, con motivo no ha sido mi opinión debidamente apreciada desde el pun que el numero de términos debe ser infinito, y que los espo<iel estudio de la curva isócrona, propuesto por Leibnitz, to de vistafilosóficode la ciencia, y de la tendencia hacia nentea de unidad valuatriz han de seguir la ley de números
víó con claridad el mérito y trascendencia del nuevo mé- una unidad sitemática. Los métodos seguidos para el de- naturales, demostraciones ambas que son someraa supositodo. Desde esta época, se empezó con asiduidad el estudio sarrollo de las funciones y de las cantidades en serie; la ca- ciones en el método antiguo; probando además, que los
-del cálculo integral, y después de sus inventores, el que mas rencia de principios fundamentales para su establecimiento; coeficientes son términos constantes, y que la unidad valuasededicó á estudiarlo y desarrollarlo fue Juan BernouUi, cu- la falta de una definición exacta, y hasta las aplicaciones triz puede ser una función cualquiera de la variable inde.yas lecciones salieron á luz en 1692. A pesar de lo inmenso hechas de las distintas clases de series (con independencia pendiente.
j trascendental del descubrimiento de los cálculos diferea • unas de otras, y sin lazo que las ligue á un principio fijo y
Ignoro, señores, si me dejaré arrastrar por el entusiasme»
•clal é ínt^ral, es, sin embargo, en su esencia, como todos á los algoritmos primitivo i de la ciencia), son prueba evi- que me ha producido siempre el estudio de las obras de
los grandes inventos, de nottble sencillez. Las intuiciones dente de esta opinión, corroborada por el uso que Hoene Wronsky en su parte matemática; pero debo confesar que
puras del tiempo y del espacio, formas del mundo físico, no Vronsky hizo de ellas en su brillante concepción filosófica nada he encontrado mas bello, sencillo y matemático que
permiten al hombre mas que la percepción délos objetos de la evaluación de las cautidades.
su método ó teoría de series; base de su célebre fórmula,
flnitos, y le dan la noción de la unidad, y, como resillado,
Al hablar de Wronsky y de su bella teoría desóriea, no que en concepto de este gran genio resolvía el problema de
los algoritmos primitivos de la suma y resta de las canti es mi animo, señores, analizar la filosofía general de este encontrar la unidad sistemática y método de valuación de
•dades indenominadas y finitas. Pero esta operación inte- discípulo de Eant, empresa á que no alcanzarían todos mis todas laa cantidades. No he olvidado, señores, al apuntar
lectual no puede efectuarse del mismo modo que con ele esfuerzos ai tuviera atrevimiento de intentarla: limitaréme, esta opinión, la lucha que se entabló entre este ilustre mamentos flnitos, con los diferenciales ó infinitamente peque- pues, á considerar su alta concepción en lo que tenga rela- temático y el Instituto de Francia: pero al estudiar y exaños, pues ni estos tienen una representación contingente, ción coa la ciencia matemática.
minar la memoria escrita por aquel y las refutaciones da
ni es posible físicamente segregar de un objeto un numero
Arquímides fué el primero que, tres siglos antes de la dicha corporación, en que había nombres tan eminentes, no
infinito de elementos infinitamente pequeños, para obtener era cristiana, trató de la valuación de una cantidad por el puedo menos de decir que en esta contienda, Wronsky di6
•«1 elemento también infinitamente pequeño; ni tampoco su- método de series, encontrando el término sumario de una a conocer su gran genio matemático y su alta concepción
mar otro infinito numero de difereneialeí ó elementos infi- progresión geométrica decrecente y continua. A pesar de filosófica.
nitamente pequeños. Las concepciones de loa cálculos dife- sus grandes trabajos geométricos y mecánicos daba mas
La gran belleza de la teoría de series de Wronsky conrencial é integral, son las que realizaron la suma, y resta de importancia á la parte especulativa de la ciencia, y fue el siste en el rigor matemático con que está desarrollada: fun-los elementos infinitamente pequeños de las cantidades, pninero que comprendió Josóficamente la valuación de las dada solamente en los algoritmos primitivos déla suma y
pemtitiendo establecer los algoritmos primitivos de la suma cantidades numéricas. Después, la historia de las mate- de la división, con la condición de que esta no incurra nuny reata de tales elementos, y realizando en toda extensión máticas no presenta otros que hayan discurrido detenida- ca, cualquiera que sea el valor de la variable, en el caso da
-el gran principio filosófico, de ser la suma y la resta las mente sobre las series hasta la época de Newton y de Leib- imposibilidad, es decir, el símbolo infinito; su teoría de se•operaciones matemáticas fundamentales de la ciencia.
nitz, en que vuelve á deaarrollarse este método de valua- ries, bajo este lógico y elementaltundamento, se deducen
ción de las cantidades y á ser estudiado con esmero y solí priori con todo el rigor matemático que exije este imporEl método inverso del cálculo diferencial, ó loque es lo citud.
Al mismo tiempo que Leibnitz, dedicáronse á dicho tante y casi general algoritmo de valuación de las cantida•mismo, el integral, ofrecía mayores díflcultadesque el direc•ÍL la región de donde aquí vinimos,
y donde amigo asiento nos aguarda,
y allá volvamos junto al Bey Aeestes.» —
Así dijo Ilionéo; y un murm'ullo
de aprobación entre los Teneros suena, —
Dido entonces, los ojos inclinando,
esto en breves palabras le responde.
•«Troyanos, desterrad de vuestras almas
todo temor, y respirad tranquilos.
<}rave ocasión, y mi naciente reino,
tal me aconsejan; y á distancia larga
fuerzas tener que mis fronteras guarden.
^Quiéa hay que á los de Eneas desconozca,
j - & Troya, y sus hazañas, y sus héroes,
Y los horrores de tan cruda guerra?
lío somos, no, de condición tan ruda
los Peños, en verdad; ni sus caballos
tan lejos unce el Sol del Tirio pueblo.
•Ora á la grande Esperia y de Saturno
é los campos marchéis, ora á la falda
¿el Erix 03 volváis al rey Acestes,
con segura custodia y con socorros
de mi reino saldréis. Si aquí conmigo
•quedaros prefería, contad por vuestra
•esta ciudad que fundo: los bajeles
sacad á tierra: tirios y troyanos «
formarán para mi tan solo un pueblo.
Y ojalá el mismo viento á estas regiones
lanzado hubiera k vuestro rey Eneas!
Mas yo las costas y la Libia toda
registrar mandaré, por si perdido
vaga errante por selvas 6 ciudades.» —
AI oír tal discurso, el padre Eneas
y el esforzado Acates, ya alentados,
«n ansia ardian de romper la nube.
Y Acates el primero asi le instaba:
«Hijo de Venus, ¿qué te dicta ahora
«1 corazón? Asegurada miras
nuestra suerte: las naves, los amigos
acogidos están: solo uno faltai ;
uno que entre las ondas aumergirse
con nuestros ojos vimos: lo réstente
responde de tu madre á las palabras.»—
Al decir esto, rásgase de pronto la nube que los cerca, y se evapora
desvanecida en el etéro espacio.
Eneas aparece: le ilumina
la clara luz, y en rostro y continente
aseméjase á un Dios; su misma madr»
hermoseó su cabellera, y dióle
purpurea luz de javentttd lozana,
y dulce magestad puso en sua ojoaxal, ingenioso artífice decora
el marfil, y la plata 6 mármol Parlo
con ba&o de oro refulgente cubre.—
Asi á la Reina entonces, así á todos
él de improviso apareciendo dioe:
«Ved aquí al que buscáis: yo el Teucro Eneas
soy, de las ondas Líbicas salvado.
Oh, Reina! Tá, la sola que de Troya
mnevea á compasión los grandes males,
tü que á nosotros, restos escapados
del Aquivo furor, y en cuanto ofrecen
tierras y mares de accidentes duros,
agotado el sufrir, faltos de todo,
en tu ciudad, en tu palacio acoges:
á darte digna recompensa, oh, Dido,
no alcanzamos nosotros, ni alcanzaran
cuantos hoy viven del Dardanio pueblo
del Orbe por el ámbito esparcidos.
Los Dioses , si hay en el Olimpo algunos
que galardonen la piedad, si aun queda
un resto de justicia, á ti los Dioses,
y la conciencia de tu acción, el premio
merecido te otorguen. Oh, dichoso
siglo que te dio el ser! dichosos padres
que dignos fueron de engendrar tal hija!—
En tanto que á la mar corran los ríos;
en tanto que la sombra gire en torno
de la montaña; en tanto que los cielos
se tachonen de estrellas; donde quiera
que yo habitare, vivirá conmigo
tu honor, tu nombre, tu alabanza siempre!» —
Esto dijo; y tendió la diestra mano
á su amigo Ilionéo, y la siniestra
& Seresto, y después á los restantes,
y á los valientes Gías y Cloanto.
Pasmó primero á la Sidonia Dido
el aspecto de Eneas, y su historia
peregrina después; y así le dice:
«¿Qué destino fatal, hijo de Venus,
á tantos riesgos te arrastró? ¿Qué mano
á estas riberas bárbaras te arroja?
¿Con que eres tü en verdad aquel Eneas
ue del Dardanio Anquíses la alma Véuua
ió k luz, orillas del troyano Símois?
Bien recuerdo que, echado de su patria,
llegó Teucro k Sidon, y nuevo Estado
quiso fundar con el favor de Belo.
Belo, mi padre, en la opulenta Chipre
lidiaba á la sazón, y victorioso
á su imperio sujeta la tenia.
Ya entonces yo de la ciudad Troyana
noticias tuve y de su triste historia,
y de tu nombre, y de los Reyes Griegos.
Que él mismo de los Teneros enendgos
3
grande alabanza hacia, blasonando
de descender de aquella antigua raza.
Aél, pues, sin temor venid, mancebos,
y con nosotros habitad.—Por trances
Iguales á los vuestros la fortuna
me arrastró á pal también, hasta que al cabo
fijar mi asiento en esta tierra quiso.
Mísera fui; del mísero me duelo!»—
Estos recuerdos hace, y luego á Eneas
á su palacio lleva, y a los Dioses
manda hacer en los templos sacrificios.
También diapone que á la playa lleven
á la gente de Eneas veinte toros,
cien recios lomos de gigantes cerdos,
cien cebados corderos con sus madres,
y el dulce néctar del alegre Baco.
Con regia pompa lo interior adornan
del gran palacio, preparando en medio
la sala del festín: cuelgan tapices
bordados con primor de rica grana.
Las mesas cubre inmensa argentería,
donde en oro esculpidos aparecen
los hechos de sus ínclitos mayores,
serie inmensa de hazañas, que ilustraron
á tantos héroes, y que allí figuran
desde el origen de su antigua raza.
En tanto Eneas, cuya mente agite
el paternal amor, ordena á Acates
pronto á las naves ir, y que esto cuente
á Ascanio, y á palacio lo conduzca.
Solo en su caro Ascanio el padre piensa!—
Ordénale además ricos presentes
traer, salvados del troyano incendio:
un manto que recaman signos de oro,
y un velo, cuyos bordes festonea
franja de rublo acanto: adornos amboa
que sacó de Micenaa cuando huyendo
á celebrar k Pérgamo partía
la Argiva Helena sos infandas bodas:
dones preciosos de su madre Leda,
También el cetro,que m Ilio° ^^ ^^
la hija mayor de Príamo llevaba,
y una sarte de perlas pai» el cuello .
y una corona de preciosas piedras
engastadas en oro.—Presuroso
por todo Acates á las naves corre.
Mas Venus en su mente nueva astucia»
nuevo proyecto foria,: hacer intente
que tomando Cupido el rostro y telle
del tierno Ascfinio, junto 4 Dido llega».
r con los dones en la Reina eo^e^da
arioso amor, y abrase stt8,e!í^¡Í)Pia«.
Porque aquel hospedaje jnai seguro
?
12
des. En este desarrollo en serie está fundada su fórmula
•universal, con la que Wronsky se habia propuesto realizar
la unidad sistemática, fundada sobre la teoría de la algoritmia, que tiene por objeto la generación universal de las cantidades, deduciendo una sola y suprema ley de valuación,
qUe coronaba, por decirloasí, el magnifico ediflcio de la ciencia matemática. Esta ley suprema es la que presentó .como
dejo dicho, eu 1811 al Instituto de Francia; corporación que
ipov conducto de sus comisarios Lagrange y Lacgoix, se
znanifestó admirada dé que de la fórmula de Wronsky se
dedujeran como casos particulares, y conrigurosaexactitud,
todos los que hasta entonces se conocían para el desenvolTimiento en serie y valuación de las funciones algebraicas
j trascendentales.
Aquí termina el brillante período de desarrollo f losóflco
•áe la ciencia matemática, que parte de las grandes concepciones de Descartes. Después de Wronsky, nadie se ha ocuI)ado especialmente en el estudio de la filosofía matemática;
pero elevada esta á tan gr9,nde altura, y con los poderosos
medios do análisis: las mas importantes aplicaciones de la
ciencia á la industria y á las artes, están basadas en sus
teorías, pudiendo decirse que la mayor parte de la civilización moderna ha sido conquistada, gracias al desenvolvimiento de la filosofia matemática, y su aplicación á las ciencias denominadas físico-matemáticas.
Tal es, señores, aunque bosquejado con desaliñados trazos, el cuadro que presenta la historia del progreso y desarrollo de las matemáticas, consideradas desde su punto
de vista filosófico, y cuyo estudio mas que otro alguno, conduce al rápido y general adelantamiento de las ciencias, y
á la mayor unidad y generalidad de sus métodos. Confundiéndose en los orígenes de la humanidad con la observación de los objetos exteriores y de los fenómenos del mundo
físico, puede decirse que la ciencia matemática existe desde
entonces, aunque la nistoria no ofrezca datos que lo demuestren hasta el reinado de Sesostris en Egipto, Reducida allí á escasos conocimientos de la aritmética y al estu^;
dio casi exclusivo de la geometría, fue esta estudiada y
desarrollada con ardor en la Grecia, pero con falta de ideas
verdaderamente filosóficas, lo que dio ocasión á que se hicieran tan rápidos progresos en la parte contingente y tan pequeños en la especulativa, sin que la mecánica fuera considerada como parte constituyente de las matemáticas. En
esta época de tan notables adelantos en la geometría, las
ramas de la ciencia se desarrollaban separadamente sin el
mutuo auxilio que deben prestarse, como fundadas en iguales principios filosóficos y en los mismos algoritmos primi. tivos, la invención del álgebra fué el primer paso dado hacia la unidad sistemática; desde entonces el cálculo algebraico, la aritmética y la geometría caminaron juntos, constituyendo ya un cuerpo de doctrina en que empezaba á
fructificar el germen fecundo del análisis, que no produjo
•opimos frutos hasta Descartes, quien con la influencia de
su peculiar filosofía dio nuevo impulso á la ciencia matemática. Desde este tiempo su estudio se extiende rápidamente, é invade todos los ramos del saber á que puede
aplicarse el cálculo finito; y aunque detenido un instante en
los limites de los infinitamente pequeños, rompe al fin esta
última valla, y con las grandes concepciones de Newton y
Xieibnitz avanza ya sin obstáculos por el fecundo campo de
las investigaciones; en busca de la verdad y de la unidad
sistemática de la ciencia.
LA AMÉRICA
desenvolvimiento en serie de las funciones. Este método
empieza á ser estudiado, y aunque sin un asiento sólidoy armónico, se desarrolla rápidamente, aplicándose á la resolución de graves problemas y al establecimiento de importantes teonas, brillando por fin el genio privilegiado de Hoene
Wronsky, que abarca el ancho campo de la valuación de
las cantidaaes, concibe el gran pensamiento de establecer
una fórmula única, fundada en su teoría fecunda general
de series, y aspira por tal medio á la unidad sistemática de
la ciencia. Pero desgraciadamente este gran pensamiento
no llega á realizarse por completo, ya porque Wronsky no
aclaró la teoría filosófica en que lo fundaba, ya porque el
método de determinación de los coeficientes de su fórmula
universal, no fue nunca convenientemente esplicado.
De lamentar es, señores, que tan gran concepción matemática no haya sido realizada en toda su extensión, y
que la ciencia carezca de este algoritmo general de generación de las cantidades. Pero la simiente ha caldo en tierra
fértil, y de seguro dará frutos abundosos. Asi lo hacen esperar la generalidad de los métodos, el dominio adquirido
por el análisis algebraico sobre los diversos ramos del saber
humano, y lo ilimitado de las aplicaciones; pudiendo predecirse que llegará tiempo en que realice la gran concep
cion de Wronsky aunque para ello sea necesario que vuelvan á aparecer genios tan privilegiados como Descartes,
Newton y Leibnitz, y teorías tan atrevidas y descubrimientos tan notables como la invención del álgebra, la geometría analítica, y el cálculo de los infinitamente pequeños.
Esperemos confiadamente, señores, en que ha de realizarse
este bello ideal de la fllosofia matemática, y en que ha de
brillar la aurora de tan hermoso dia, que será de grande esplendor para todas las ciencias á que consagra su actividad
el espíritu humano.—He dicho.
JOSÉ BALAHZAT.
CRITIGI DE CRITICA.
De todos los trabajos á que se dedica la juventud estu
diosa ninguno me parece tan estéril, tan ingrato, tan inútil como la crítica. Yo la he ejercido en otro tiempo con mas
ó menos dureza según la conciencia me aconsejaba, y pue do decir ingenuamente que jamás conseguí otro resultado
que el de perder un tiempo precioso. Amigos tengo que
malgastan sus horas en el mismo desairado ejercicio: digan
ellos si han sido mas afortunados que yo. Probablemente
mañana las exis;encias de la vida periodística á que por desdicha me consagro, me obligarán otra vez á predicar en desierto , á exhortar á la enmienda á los que me parecen pecadores , ni mas ni menos que si yo no tuviera nada de qué
arrfepentirme ; pero juro desde ahora para entonces, que no
presumiré de prestar servicio alguno á las letras , ni me lamentaré de que no se me haga caso, ni pretenderé que los
autores se ajusten al patrón que yo les trace, ni exigiré del
vulgo una superioridad de criterio que no puede tener, ni
menos he de atribuirme el don precioso de la infalibilidad.
Haré una cosa que coasidero deber imperioso del crítico y
con ella me daré por cumplido. Cuando me proponga criticar una obra la daré á conocer detalladamente antes de
dictar mi sentencia, y con esta conducta, única que puede
dar autoridad al critico, demostraré dos cosas: primera,
que no cedo k la mala pasión de la- envidia de que se hace
Los algoritmos primitivos de la suma y resta de canti- tan sospechosa una critica no razonada; segunda, que condades finitas é infinitamente pequeñas, son desde entonces sidero inicuo esto de juzgará un autor sin oírle, esto de
la base de la valuación de las cantidades y del método de
•*•
y de los Tirios la doblez le asusta.
Juno atroz i a atormenta, y con la noche
sus sobresaltos crecen; de tal suerte
que á su ligero Amor esto le dice :
t H i j o , en quien miro mi poder> mi fuerza;
tú. el único , hijo m i ó , que no temes
el sumo dardo que rindió á Tiféo ,
á ti me acojo> y suplicante pido
favor á tu deidad.—Tu hermano E n e a s ,
errante por el mar , de playa en playa
se v é , por odios de la inicua J u n o :
t ú bien lo sabes ; tu dolor mil veces
íespondió á mi dolor. La TiriaDido
ora le hospeda, y con palabras blandas
le guarda junto á si.—Mas yo recelo
d e un hospedaje que consiente J u n o :
que ella no cesa en sus intentos nunca.
Así á la Reina con mi industria pienso
antes g a n a r , y en llamas abrasarla,
DO la cambie otro Dios; y hacer que á Eneas
ame con tanto amor como yo misma.
Esto has de hacer, y escucha de qué modo.
E l regio infante , en quien me miro a h o r a ,
al llamamiento de su caro p a d r e ,
4 la Tiria Ciudad marchará en breve,
llevando los presentes rescatados
d e la borrasca y del Troyano incendio.
Yo, en profundo letargo adormecido,
e n las sacras mansiones de Citera
l e esconderé, ó en el Idálio bosque;
no al saber el e n g a ñ o , se presente.
T ú , por sola una noche, su semblante
t o m a ; y pues eres niño, de otro niño
sabrás nngir el conocido aspecto.
Y cuando Dido, de alborozo llena ,
t e acoja en su regazo, entre la bulla
del festín regio, y al calor del vino,
y te abrace, y te imprima dulces besos,
Introduce en su pecho el fuego oculto,
y el veneno de amor vierte en su alma.»—
Obedeciendo de su cara madre
los mandatos Cupido , se despoja
de sus alas al p u n t o , y parte a l e g r e ,
Igual en rostro y continente á Yulo.
venus entonces en Ascanio infunde
un plácido sopor , y en sji regazo
abrigado lo lleva á los repuestos
bosques de Idalia, do con blandas flore»
el oloroso almoradux le cubre
y le rodea de apacible sombra.—
Obediente á su madre iba Cupido
llevando alegre los presentes regios
á los tirios, guiado por Acates.
Llega, cuando la Reina en medio ocupa
su áureo lecho de espléndidos tapices.
Llega Eneas también y sus Troyanos,
y en purpúreos estrados se recuestan.
Agua para las manos dan los pages ;
de las cestas el pan sacan, y cubren
las mesas con fínisimos manteles.
Cincuenta mozas dentro, en larga fila,
preparan las viandas, y alimentan
la llama á los Penates. Otras ciento,
y cien mancebos á la p a r , iguales
con ellas en edad, las mesas cargan
con los manjares , y las copas sirven.
Y muchos Tirios á la alegre fiesta
también a c u d e n , á quien Dido manda
recostarse en los lechos de colores.
Todos el don magnifico de Eneas
admiran, y de Yulo la hermosura,
la faz resplandeciente, y las palabras
simuladas del Dios: el manto admiran,
y el velo con festón de rubio acanto.
Mas sobre todos la Infelice Dido,
y a sentenciada á próximo desastre,
no se sacia mirando, y m á s se abrasa
cuanto lo mira m á s , y A par las joyas
y el niño hermoso el alma le conmueven.
É l , cuando á Eneas abrazó > y colgado
á su cuello, colmó al supuesto padre
de inmenso amor; dirígese á la Reina.
Ella con ojos y con alma toda
se fija en é l , y siéntalo en su falda,
y lo acaricia: la infeliz no sabe
cuál es el Dios que estrecha entre sus brazos t
E l los mandatos de su madre Venus
recuerda entonces, y á borrar comienza
del corazón de Dido poco á poco
la imagen de Siquéo , y con activo
amor intenta trastornar de nuevo
aquel pecho que vive h á tiempo ocioso,
y aquel alma de amores olvidada.
,
ü á fin la c e n a ; se alzad los manteles;
y en las mesas colocan grandes copas,
y de vino las llenan: á su vista
rompe inmenso clamor; el vocerío
del palacio en los ámbitos retumba.
Cuelgan de los dorados artesones
mil encendidas lámparas, que ahuyentan
con viva llama las nocturnas sombras.
L a Reina entonces que le traigan pide
la copa de oro y de preciosas piedras
de gran peso y valor, que desde Belo
anatematizar una obra sin someterla á un previo exámea
I de donde resulten aclaradas sus culpas.
Indudablemente que la crítica ilustrada puede prestar
eminentes servicios á la literatura, no porque corrija al autor que de ella es objeto; los autores no convienen jamás
en que se les juzga con justicia, sino porque cayendo en
manos de personas desapasionadas, puede servirles de alguna ilustración apartándolas de los errores que pudieran
cometer sin aquel entendido consejo; pero por lo misma
que la crítica, si ha de ser buena, necesita condiciones especiales á que rara vez se sujetan los que la ejercen en nuestro país, es muy ocasionada á dañar mas que á favorecer, y
á convertirse, defallo prudente y justo, en apasionada y violenta diatriva.
Y aun suponiéndola tan ilustrado, tan imparcial, tan
competente como conviene á su elevado carácter, nunca
me ha inspirado gran fé la crítica contemporánea. El crítico necesitaría ser un genio para hacerse superior á las
pasiones, á las creencias, á las miserias y á los errores de
su tiempo de que suele ser víctima el poeta, y si fuera un
genio no seria crítico, porque la misión del genio es crear,
no inquirir con escrupulosidad matemática las bellezas ó
los defectos de lo que otros han creado.
Vemos á la crítica contemporánea ponerse dócilmente
al servicio de una escuela y rechazar bruscamente todo
cuanto en esa escuela no cabe, por bello, por magnífico,
por sublime que sea, como si ella sola poseyese el secreto
de la verdadera belleza, de la magnificencia única , de l a
exclusiva sublimidad. Y cuando no se escuda con la autotoridad escolástica, que casi siempre está á dos dedos de la
pedantería, único medio de darle alguna apariencia de autoridad, no es, en resumen, masque la opinión particular de
una persona , opinión que, en definitiva, para los hombres
imparciales vale tanto como la del autor criticado y no sirve
para decidir la contienda. Lo repito: generalmente quien se dedica á la crítica ca recode la facultad creadora; es mucho mas fácil buscar
defectos en una obra que escribir la obra y llenarla dq defectos. Para mí valdrá siempre infinitamente mas el peor
autor que el mejor crítico, como vale infinitamente mas
Guttenberg, inventor de la imprenta imperfecta, que los que
aprovechándose de su invención la corrigieron y la mejoraron mas tarde. No me importa un ardite que esta proposición un tanto atrevida se califique de heregia literaria.
¿Q.ié me ha de importar cuando veo que después de tantos
años de haberse hecho justicia al Q,v,ijoce todavía se disparata sin cesar por cuenta del pobre Cervantes? Dadme en
las artes una belleza absoluta y yo os daré críticas infalibles;
pero mientras no la haya , mientras las letras constituyan
una verdadera república, mientras sean igualmente bellos
los géneros clásico, romántico y ecléctico, mientras sean
igualmente grandes Quevedo haciendo reir, y Shakespeare
haciendo estremecer, ¿ cómo ha de ser la crítica otra cosa
que una cuestión de buen gusto sujeta á errores gravísimos,
como todo lo que pende de la apreciación humana?
La sana critica, la crítica imparcial y acertada es misión exclusiva de la posteridad, j Cuan pocos grandes hombres lo han parecido en sus tiempos! ¿ Y cómo se esplica
esta indiferencia, esta injusticia de los contemporáneos?
De una manera niuy sencilla: porque no es posible juzgar
una época cuando en ella se vive; porque no seremos nunca
jueces abonados de la generación de que formamos parte;
porque el genio se separa del yulgo que no comprende nada
que esté fuera del limite de lo ordinario, y aquello que se
separa 6 le inspira una veneración Inconsciente ó le parece
siempre usaban sus regios descendientes.
Guardan silencio todos; y ella dice:
—«Júpiter, pues por ti la ley se acata
de la hospitalidad, haz que este dia
feliz á Tirios y á Troyanos s e a ,
y viva eternamente en la memoria
de nuestros hijos. Que descienda B a c o ,
numen de la alegría, y la benigna
Juno con él.—Oh Tirios, y vosotros
la unión presente celebrad propicios. »—
Dijo; y libó en la mesa el dulce néctar;
y el borde de la copa con los labios
tocando apenas , se la entrega á Bielas,
y le incita á beber. É l , sin demora,
el licor espumante ansioso apura
de la áurea taza> y se salpica todo.
Siguen su ejemplo los demás señores.—
Pulsa el crinado Yopas la dorada
cítara en que aprendió del grande Atlante :
canta el curso del s o l . la errante luna:
dónde el origen de animales y hombres
está, y el de la lluvia y el del r a y o :
canta á Arturo, las Híadas pluviosas,
los gemelos T r e n e s ; por qué causa
corren los solesinvernales tanto
á hundirse en el Océano, y las noches
el paso acortan tardo y perezoso.—
Rompen luego los Tirios á porfia
en grande aplauso, y siguen los Troyanos.—
La noche entanto en pláticas diversas
entretenía la infelice D i d o ,
bebiendo largo amor. Mucho p r e g u n t a ,
ora acerca de Priamo, ora de Héctor;
y a de las fuerzas con que á Troya vino
el hijo de la Aurora; y a del lance
de los caballos de Diomedes; ora
noticias sobre Aquiles.—Y al fin dijo.
« E a , mejor será q u e nos relates,
huésped, desde su origen las astucias
de los Griegos, la historia de los t u y o s ,
y de t u vida errante; pues y a has visto
siete giros del sol, vagando siempre
por tantos mares y por tierras tantas.
Ventura de la Vega.
Vm DEL LtBBO PBQIBBO.
CRÓNICA HISPANO-AMERICANA,
«stravagante y absurdo. Por eso vemos todos los dias que
^8011 objeto de fanática adoración, ídolos de humilde barro,
mientras yacen en el olvido ó pasan indiferentes otros &
quienes la posteridad erigirá altares suntuosos.
Ño comprendo cómo hay quien ejerce la critica de una
manera absoluta, como sí no estuviese sujeto áerror, como
« fuera su criterio el santuario de la ciencia y de la infalibilidad. Y sin embargo, vemos todos los dias que, lejos de
-extinguirse la raza de los Don Hermógenes, la fiímilia de
los eruditos á la violeta, crece y se multiplica como la grama y la langosta. Quizás sea achaque de nuestro carácter
meridional, que es por instinto opuesto á la meditación y
muy poco amante del eátudio. Ello es que en literatura, en
«ciencias, ea artes, en política, en todo empleamos un
mismo procedimiento para resolver de plano loa mas intrincados problemas. ¿Cuántas soluciones no se han encontrado , por ejemplo, á la crisis económica de España en la
mesa de un café por imberbes escolares que apenas si saben
q u e hay en el mundo intelectual una ciencia que se llama
•economía-política? ¿A qué periódico le felta su crítico, salido por derecho propio y por regla general, de la modesta
gacetilla'! La crítica debe ser en España fruto de bendición,
cuando no hay escritorzuelo ignorado ni pedante indigesto
-que no la posea en grado eminente y heroico.
Triste cosa es por cierto tener que escribir en España
para un público que no lee, ó para críticos que no saben
leer; pobre cosa es pasar la vida en ese monólogo triste y
desesperante para uno solo, según la enérgica frase de Larra; pero al fia, cuando uno bsibla. y nadie le contesta, quédale al menos el consuelo de que sus palabras no se han
Interpretado al revés; pero cuando uno habla y tiene la
desgracia de que le conteste un critico, bien puede asegurar sin temor á equivocarse en la generalidad de los casos,
que le harán decir todo lo contrario de lo que ha dicho.
Afortunadamente la crítica ha limitado casi de continuo
sus desafueros á la literatura dramática. Si pudieran reunirse todos los despropósitos que se han dicho en los folletines con motivo de las obras estrenadas con éxito en los
teatros de Madrid, seria necesario convenir en que la crítica española carece hasta de sentido común. Las obras de
otro género literario se han librado hasta ahora de ese suplicio, mas cruel y mas horroroso que el tormento; pero
tanta felicidad no podía ser dfiradera, y han purgado en un
•dia las faltas de muchos años: acabo de leer una crítica,
no de la última obra publicada, sino de todas las que han
producido D. Manuel Fernandez y González, D. Francisco
J. Orellana, D. Rafael del Castillo y D. Enrique Pérez Es•crich: autor hay de estos que ha escrito solo ciento cin•cuenta tomos de novela; parecía natural que el crítico dedicase al examen de tantas obras largo tiempo y larguísimo trabajo. Pues nada de eso; el suyo le habrá costado insomnios y cavilaciones, pero de seguro no cansará á nadie;
^es una maravillosa muestra de talento condensador, es lo
•que, valié idonos de una frase gráfica , pero no culta, pudiéramos llamar un racimo de máximas, censuras y anai^mas.
En balde seria buscar en este artículo aquella elevación
•de criterio, aquella solidez de juicio, aquella instrucción
profunda, sin las cuales la crítica es una de las mayores
majaderías en que puede incurrir la locu-a humana. Habla el autor, como si su nombre simbolizase una autori-dad absoluta, como si su reputación de crítico escelen
te le dispensase del trabajo enojoso de probar lo que dice.
Indudablemente se ha propuesto un objeto laudable al
•condenar con energía el repugnante comercio que man,tienen autores sin talento y sin conciencia, y editores con
dinero y codicia á costa del desventurado público que paga
para que lo instruyan y lo diviertan, y no encuentra ni instrucción ni recreo. Indudablemente tiene razón el arttoulista en lanzar los rayos de su indignación literaria contra
los malos nooelistas españoles contemporáneos, poique siendo la novela un libro que penetra ea las familias, ejerciendo su mas directa influencia sobre personas de edad auúi
jio madura y de corazón aun no formado, puede relajar las
costumbres y sembrar una semilla que, andando el tiempo,
dé frutos corrompidos. La novela pertenece á un género de
literatura tan vasto, que en él cabe todo: con novelas, buenas ó malas, se pueden ganar prosélitos para una idea política, extender el influjo de una escuela filosófica, conmover los cimientos sobre que descansa una sociedad y Uefar
á cabo una revolución. Se concibe que el Wester pusiera de
moda el suicidio; que los ¿airones de Schiller levantasen
eu Alemania bandas de foragidos; que Volney extendiese la
Incredulidad con sus Ruinas de Palmira: las obras de imaginación influyen directamente sobre la fantasía, y la encienden y la arrebatan. El veneno que pueda contener una
•obra científica, por activo que sea, nunca traspasa cierto
círculo muy pequeño. La afición á la ciencia no está al
Alcance de todas las imaginaciones; su austeridad cansa y
fatiga á los lectores frivolos, que solo buscan el esparcimiento, y q u e por desgracia son los m a s ; paro la novela,
vistiendo las ideas mas atrevidas, las máximas mas perniciosas con el brillante ropaje de una fábula que interesa y
•conmueve , cuyos personajes hablan y piensan como habla
j piensa el vulgo, subyuga la inteligencia, y poco á poco
va modificando los sentimientos, los gustos, las creencias,
las aspiracíoaes; altera primero al individuo, después á la
familia, y acaba por modificar las condiciones distintivas
de un pueblo.
Al hablar de novelas buenas y malas, las he calificado
así teniendo en cuenta su índole y no su mérito literario
Tina novela que contenga principios disolventes, que ataque los fundamentos de la moral, que relaje los vínculos de
la familia, que atice el odio de unas clases contra otras,
•será muy mala, aunque la belleza de su forma literaria sorprenda y maraville. De las novelas malas, literariamente
nablando, no hay que hacer caso, porque el autor que carece de habilidad para dar las apariencias de licor delicioso
•al veneno con que quiere corrompernos la sangre, pierde su
tiempo, como lo pierde el crítico que de él se ocupa, como
lo ha perdido el escritor de á que me refiero, llevando á la
prensa, y dispensando los honores de la crítica a autores
que no tan modesto, sino tan ignorado lugar ocupan en el
mundo literario, como un D. Francisco J. Orellana y un
D. Rafael del Castillo.
Laniéntase el aludido escritor de que la lectura de una
novela haya matado al mejor amigo de su infancia; que
otra haya acabado en tres días con el hijo de una amiga,
prodigio que por mi parte pondría en duda á no asegurarlo
palabra tan honrada, y que otra haya hecho abandonar á un
joven apreciable la carrera de ingeniero, y llevádole á las
Antillas, donde murió, luego. Por mi parte no conozco este
género de novela-rawol ver; pero aun dado caso de que exist a , creo poder asegurar que no lo han inventado, ni don
Francisco Orellana, ni D. Rafeel del Castillo: las ¡novelas
d e esos señores no matarán á nadie.
Bien que para el crítico á quien critico, tanto valen esos
nombres como los de D. Manuel Fernandez y González y
D. Enrique Pérez Escrich. De los dos primeros nada diré,
porque estamos de acuerdo en todo, menos en que se les
debe criticar; al último le disculpa su buena intención; es
un novelista malo, pero inofensivo ; muy á la altura del
público que le lee; no ilustrará á nadie, pero en cambio á
nadie pervertirá. Respecto á D. Manuel Fernandez y González, distamos una inmensidad el critico y yo. Esta diferencia de pareceres es la que me mueve á tomar la pluma.
El crítico h'a cometido una gran inj usticía: yo tengo la intención de repararla.
Ojalá me sea esto posible, lo cual dudo mucho, porque
el Sr. Carreras, que así se llama el crítico en cuestión, juzga las obras del Sr. Fernandez y González, sin tomarse el
trabajo de examinarlas, lo cual es una manera muy singular de ejercer la crítica. A negaciones generales no encuentro mas que oponer que afirmaciones idénticas. Algunas
sienta el Sr. Carreras que se destruyen par si mismas; porque reconocer que el Sr. Fernandez y González ha escrito
centenares de novelas soóre todos los asuntos, soire todo género de sucesos, sobre lodos los siglos, y decir mas adelante
que ese autor tan fecundo carece de imaginación, es, permítame el Sr. Carreras que se lo digfa, prescindir de la se
riedad que la crítica exige, y dar á la malicia inocentemente protesto para suponer, que no el amor á las letras españolas, sino una prevención injusta hacia el novelista, ha
cortado la pluma, y ha dispuesto el veneno para mojarla
en él. El Sr. Carreras declara, como para acreditar su imparcialidad, que no conoce al Sr. Fernandez y González: lo
creo sin que lo jure; si le conociera al menos por sus obras,
conocimiento de que no estaba dispensado, mas benévolo
hubiera sido su juicio.
Lo que en este auto- le parece al Sr. Carreras mas digno de censura es su fecundidad: para mi el escribir mucho
no es una gran recomendación ; quien mucho escribe, mucho se equivoca, y no es estraño que el Sr. Fernandez y
González, bien porque su imaginación sea demasiado activa, bien por otras causas que no tenemos para qué inquirir, haya producido obras indignas de su reputación; pero
¿será esta una culpa exclusiva del Sr. Fernandez y González? Pues qué, al hombre que escribe mucho, ¿se le puede
exigir que todo lo escriba bien? ¿Y le debemos j uzgar por
sus malas obras haciendo caso omiso de las que le dieron la
fama? ¿Seria justo juzgar á Cervantes como novelista por el
Pérsiles y no por el Quijote?
Parécele al Sr. Carreras educación literaria inmejorable,
aparte de la que se dá en las universidades, la que se adquiere en la esperiencia de una vida pasada en las azarosas
campañas de la guerra, ó en las complicadas intrigas de
una corte, y no advierte que esas son las peores escuelas
donde un poeta puede educarse; porque ni se puede des
arrollar la sensibilidad allí donde se embotan todos los
sentimientos, ni se aprende á educar el corazón humano
donde lo oculta un eterno disfraz. Las letras no florecen, ni
en el estruendo de los combates, ni arrastrándose por las
alfombras de los salones, sino en el modesto y silencioso
retiro del hombre que las cultiva.
Porque el Sr. Fernandez y González no se ha educado en
la vida azarosa de la guerra ni entre la corrupción cortesana
parece á su critico nulo y detestable. Dejemos á un lado
esta puerilidad y no hagamos mas caso de la otra, que con»
siste en que el novelista no aguardó á la edad madura para
escribir sus obras, ni mas ni menos que si la juventud no
fuese el principal elemento del poeta; como si el verdadero
poeta hubiera esperado nunca para escribir á que se le apagase el fuego de la imaginación; como sí el laurel de la
poesía buscara los cabellos blancos, como si Shakespeare,
Byron, Víctor Hugo y tantos otroa hubieran esperado para
interpretar las iloslunos, la fé y los séiitimientos á que llegase la época de la desilusión, de lA dada y de lo» desengaños.
No negaíé que por regla general, en las obra» del señor
Fernandez y González se advierte cierta falta di erudición,
aunque no tanta como el Sr. Carreras supone. La belleza
del lenguaje rebosa en muchas de ellas hasta el punto de
que alguna pudiera prestar á críticos como el Sr. Carreras
que censurándole porque no es castizo, ni elegante, ni
correcto , dan en la ligereza de plagar sus escritos de galicismos , de incorrecciones y de atentados contra la gramática. ¡ Que no hay poesía en las obras del Sr. Fernandez y
González! ¡ Que no sabe narrar! ¡ Que no sabe describir!
Esto solo ha podido ocurrírsele al Sr. Carreras en un momento de arrebatada prevención contra un autor cuyo
principal delito parece consistir en que vive con algún
desahogo merced al producto de su honrado trabajo.
Pe;^o volviendo al defecto que he reconocido con el señor
Carreras , también me parece que tiene alguna disculpa,
porque los escritores que no son, como los ángeles, espíritus
puros que no tienen cuerpo, no siempre pueden hacerse su
peñeres á los defectos de su época. Separéínorios un poco
de la estética y vengamos á la vida material. ¿Se puede pedir á un escritor que todo cuanto produzca sean grandes
obras? En Francia, por ejemplo, donde la reputación que
se conquista es europea, donde con el producto de una sola
obra hay bastante para consagrarse largos años al estudio
y producir otra que la aventaje en mérito, la critica puede
ser descontentadiza, exigente; i pero en España! ¿ No hemos de ser tolerantes aquí con el pobre escritor, cuya voz
es siempre sofocada por la envidia, por la ignorancia ó por
la indiferencia; cuyo trabajo, pora íauo, porpenosoque sea,
apenas le basta para cubrir sus mas perentorias necesidades ? ¿Acaso tiene el escritor en España tiempo para estudiar? ¿Acaso hay aquí quien aprecie el estudio, quien recompense la conciencia literaria 7
Locura seria exigir á un niño trabajos corporales, que
solo pudiera hacer un coloso. ¿Por qué, pues, hemos de
pedir á la novela española prodigios que ya no nos dá ni
aun la francesa que na llegado á la decrepitud? Algo se van
despejando los horizontes: ya va dejando de ser el escritor
en España un objeto de adorno y un asunto de perpetua
broma. Esté el Sr. Carreras seguro de que el dia en que
tratemos en serio á los escritores, y los críticos son los primeros obligados, la literatura española se eleyará a prodigiosa altura, desaparecerán los Orellanas y loa Castillos y
vendrán autores que, con relación á D . Manuel Fernandez y
González, representen un progreso.
Pero entre tanto, ¿por qué negar la justicia á quien se le
debe? ElSr. Fernandez y González ha escrito sin duda mucho malo; pero ha escrito también no poco bueno. Sus novelas históricas Martin OH, lien Rodriguei de Sanabria,
ElOoaiwero de S. M. y Bl condestable D. Alvaro de Luna son
tan buenas como la inmensa mayoría de las de su género,
que han alcanzado ^ran voga y frenéticos aplausos solo
orque venían de tierra extranjera. Y algo dice en honor
el Sr. Fernandez y González el hecho de que mientras en
S
13
España se le critica sin piedad, y se exageran sosfiütas, sft
le traduce en países tan civilizados como Francia y .Alemania.
Concluyo este articulo haciendo una declaración á semejanza del Sr. Carreras: tampoco yo conozco, como no
sea de vista y de haberme encontrado alguna que otra ves
en círculos donde él se hallaba, al Sr. Fernandez y González : otro tanto me sucede con el Sr. Carreras; pero estojio
me impedirá defender al primero de ataques que juzgo
apasionados, y dar un consejo al secundo. Laudable es s a
propósito de corregir; mucho hay digno de corrección en
nuestra moderna literatura; pero hágalo otra vez con mas.
estudio, con mas detenimiento; persuádase de que el critico, cuando usa un tono, que pudiera llamar dictatorial, se
confunde con el pedante; que en niugun caso está eximido
del deber de probar lo que dice ; que quien ahueca mas la .
voz no es siempre quien habla con mas fundamento; no»
haga descender la crítica á mezquinos detalles de la vida,
privada: no sufra con las comodidades de que puedan disfrutar los autores en el hogar doméstico, porque si no lo
hace, conseguirá descosas; primera, dar importancia á.
quién no concede ninguna; segunda, autorizará los criticados para que le califiquen, como supone que le calificará,
el Sr. Fernandez y González.
Persuadido estoy de que el Sr. Carreras se ha espuesto
á tanto con la mejor intención, y yo, que soy algo viejo e a
el oficio y conozco sus inconvenientes, le doy este consejo
desinteresado como á compañero carísimo, aunque no t e n go el honor de conocerle.
Luis GARCÍA, DE LUKA.
El Comercio, periódico que se publica en Cádiz, ha.
dado á luz una interesante correspondencia de las isla»
Malvinas en la cual se refieren detalladamente los p e ligros corridos por la fragata Resolución en eu viaje &.
aquellas apartadas regiones. El uso continuado de ali
mentos salados, la falta de frescos y el agua condensada
produjo á bordo el escorbuto que ya empezó á desarrollarse hallándose la escuadra al frente del Callao.
Hasta el 13 de Junio el viaje fué regular, pero desde
este dia empezaron los sufrimientos. Por efecto de u n a
densa niebla la fragata estuvo á punto de chocar con la.
isla de Diego Ramírez; dos horas mas tarde le faltó al
buque el timón á consecuencia de las grandes sacudida»
del "mar, y en tal situación tuvo que correr un fuerte
temporal. Trescientos eran los enfermos que se hallaban
en cama., los mas de ellos muy g r a v e s : la pérdida del
buque se creía inminente.
En tan critica situación se avistó por la proa la l a z
de un buque, lo cual fué atribuido á milagroso auxilio
de la Providencia. Era una fragata mercante dinamarquesa. Se le pidió auxilio y prometió no separarse de l a
Resolución.
No fué posible que el buque danés remolcase al e s pañol , porque era relativamente muy pequeño. En j u n ta de oficiales se resolvió trasladar inmediatamente los
enfermos que no pudieran moverse, pero no se p u d i e ron trasbordar mas que unos sesenta, porque el mar, que
se habla calmado un tanto, volvió á alterarse.
La fragata navegaba de costado: el peligro iba cada
vez mas en aumento. El 22 de Junio se vio la fragata
rodeada de tierra por todos lados, y poco tiempo d e s pués ebtaba al frente de la isla de los Leones, cuya e n senada podía considerarse como único punto de s a l vación.
E l vapor d e ^ u e r r a inglés Tritón remolcó á la f r a gata hasta las islas Malvinas que distaban setenta m i lías , en cuyo punto, libre y a de todo peligro y sirviéndose para hospital de la referida fragata danesa, a g u a r da las órdenes que desde Rio Janeiro le comunique e l
jefe de la escuadra española.
El Sr. D. Antonio García Rizo, administrador que fué
de loterías en la Habana> se ha encargado interinamenta
de la administración de aquella aduana por consecuencia de la salida del Sr. Nogueras para la Península.
E l general Melgarejo, presidente de la República
de Bolívía, después de haoer reprimido completamente
la insurrección de algunas ciudades del Sur., ha d i r i gido á los gobernadores de las provincias una circular
recomendándoles que no molesten á los subditos e s p a ñoles establecidos en el territorio de la República y q u e
permanecen estraños á la política.
Hablando una correspondencia de París de la l l e g a da á aquella capital de la esposa de Maximiliano, publica
los siguientes detalles acerca de la critica situación q a e
atraviesa el imperio mejicano:
«En la mañana, dice, del dia en que la emperatriz salí&
de Méjico para París, Maximiliano, abrumado por la lucha
desesperada y constante que tiene que sostener y cansado
de derramar sangre de sus rebeldes subditos y agobiado por
el estado de una Hacienda que tiene que atender á tantoa
desembolsos y que no está aun organizada para dar grande»
ingresos, habla firmado la renuncia del trono mejicano.
»He dicho ya á Vds. que la emperatriz no es solo una
mujer de talento, sino una reina de ánimo esforzado, y en
esta coyuntura dio una nueva prueba de lo que vale. Viendo la gravedad de las cosas , comprendiendo las poderosas
razones en que su augusto esposo se apoyaba para tan r a dical determinación, pero divisando un rayo de luz del lado
de Francia, rasgó la renuncia de Maximiliano y se puso en.
camino para luchar y vencer obstáculos que nadie mas que
ella podía comprender, y para salvar intereses que no podían confiarse del rey abajo á ninguno.»
Y que ha conseguido una buena parte de sus p r e tensiones es indudable según el conducto autorizado
por que se ha sabido la noticia.
El emperador, seguu se dice, h a ofrecido á la a u gusta embajadora aplazar la retirada de los último»
cuerpos franceses de ocupación en Méjico, y para el
próximo mes se prepara u n empréstito con garantía d e
titules de la deuda mejicana, cuyo empréstito será se-
14
LA AMÉRICA
Iba con el rayo del sol á alegrar la ventana de mi vecina, y tuno de cambiar un beso de amor; ambos piaban tristemenla del ave desdichada que gemia entre sus rejas de oro.
te y los menudos ojos del enjaulado se fijaban en mí unas
Los contrastes han herido siempre mi amaginacion con veces furiosos, otras como haciéndome una súplica; el agua
prodigiosa energía: donde quiera que veo un contraste, del vaso agitada voluptuosamente por el movimiento que el
allí está todo el interés de mi alma. ¿Cómo habia de ser in- animal imprimía á la jaula paréela convidarles á apagardiferente al que la existencia de una mujer joven, hermo- en sus ondas el fuego que los devoraba. Un admirable inssa y alegre formaba con mi propia existencia aburrida y tinto los condujo á aquel sitio. ¡Qué trinos de frenética alemelancólica? Claro es que me propuse averiguar el secreto de gria ! ¡ Qué manera tan sublime de despreciar la presencia
aquella felicidad tan grande y ai mismo tiempo tan mo- de un hombre! ¡Qué prueba tan elocuente de la pasión de
desta.
los animales! ¡Cómo acercaban sus picos, y los simiergían,
El medio era muy sencillo: consistía en aprovecharme en el vaso y volvían á acercarlos dándose el uno al otro el
de la vecindad para estrechar relaciones con la vecina: la bálsamo bienhechor de la felicidad! Era aquella una temfelicidad tiene .indudablemente algo de contagiosa, y yo pestad que rugía y se desencadenaba dentro de una gota,
quería exponerme al contagio.
de agua.
Hubierase dicho que el gilguero de mi jaula compartía
Aquel espectáculo me conmovió y abrí la trampilla de la.
mis sentimientos, porque él, tan alegre, tan bullicioso, dio jaula; al acercarme voló espantado el gilguero libre y fué &
Ha llegado á Manila el Sr. D. Antonio Osorio y en no cantar sino durante los escasos momentos en que el posarse en la ventana de Consuelo como ouscando un refuMallen, jefe de escuadra, y nombrado comandante ge- otro gilguero libre picaba las hojas y aspiraba el perfume gio inaccesible para mí. El prisionero no tardó en comprenneral del apostadero de Filipinas, en reemplazo del se- de los claveles.
der el favor inmenso que acababa de hacerle; fué á reunirse
Creo firmemente que á no ser por la oportuna interven- con su enamorada pareja que ya le aguardaba impaciente,
ñor D. Francisco de Paula Pavía.
ción de las preocupaciones sociales me hubiera contagiado; y tendiendo ambos el vuelo por la región inmensa del vacio
pero, la envidia que me inspiraba Consuelo estaba á cien le- no tardaron en ocultar á mi vista su in jiensa ventura.
Desde el principio de la cuestión hispano-ameri- guas de convertirse en amor, y aquella mujer no podía
—¡ Hacen Bien! esclamé: ¡ pobres aves! La felicidad es^
cana , los Estados-Unidos de Colombia se hablan ne- comunicar su felicidad sino amando y siendo amada. Yo incompleta cuando se goza delante de testigos que le son
estaba
demasiado
alto
para
descender
hasta
ella.
Yo
ocugado á asociarse á las medidas adoptadas contra Es- paba en la sociedad una posición distinguida; tenia hono- profanos: no quiere mas mundo que los dos corazones en
p a ñ a por varias de las repúblicas vecinas. Una car- res, bienes de fortuna, un porvenir que me envidiaban ^mu- que se anida. ¿Por qué no he de hacer yo otro tanto? ¿Por
qué no he de vencer absurdas preocupaciones de la sociedad
ta de Buenos-Aires anuncia que el presidente Mos- chos, y á nadie trataba que lo tuviese malo.
egoísta? ¿Por qué no he de buscar la dicha donde sé que s»
quera ha confirmado en este punto la conducta de su
Consuelo era lisa y llanamente una costurera; no vivía encuentra? Harto tiempo he sido insensato; hora es ya de
predecesor, y por decreto de 9 de Junio ha proclamado mas que para su trabajo, sus claveles, su pájaro y su rayo pensar con cordura. Estoy decidido: me caso con esa m u de nuevo la neutralidad absoluta del istmo^ de todos los de sol. Allá en las altas horas de la noche , cuando me re- chacha.
puertos de la Nueva G r a n a d a , y de prevenir á los g o - tiraba á mi casa después de haber derrochado el dinero y
Aguardaba con impaciencia el momento de darle t a a
bernadores de los diversos Estados que hagan observar la vida en espantosas crápulas, con cuyo infernal ruido pre- agradable noticia: aunque resuelto á romper con las preotendía yo eusordecer los gritos desgarradores de mi alma, cupaciones sociales, todavía estaba bajo su influjo: fin parigorosamente los principios del derecho marítimo en miraba
á la ventana de Consuelo, y veia luz por entre las rarme á considerar que muy bien podia yo ser antipático
tiempo de guerra.
rendijas: estaba trabajando. Al amanecer, una voz dulce y para Consuelo , me parecía cosa muy natural que aquella
suave acariciaba mi sueño y me conmovía el alma; era que humilde y pobre costurera se apresurase á bendecir la forConsuelo saludaba con sus canciones el rayo de sol que le tuna que conmigo y mi dinero iba á buscarla cuando meE l 2 ) de Junio tomó posesión del gobierno civil de llevaba la luz y al ave que le habia despertado con sus nos podía esperarlo.
la provincia de Manila, jurando ante el ayuntamiento trinos.'
Al fin la ventana se abríó y apareció Consuelo, pero e a
Entonces mi gilguero cantaba con un acento particular, compañía de un hombre. ¡Qué horrible sospecha cruzó por
el cargo de vice-presidente del mismo y alcalde-corregidor, el Sr. D Pablo Ortiga y R e y , que acaba de con un acento que me desgarraba el corazón, ;3in saber por mi mente! Aquel hombre habia pasado la noche en su casa'
cesar en el destino de secretario del gobierno superior qué ; se revolvía inquieto en su jaula; saltaba de la caña al Apenas tuve fuerzas para devolver á la joven su afectuoso
suelo, del suelo á la reja, esponjaba la pluma, removía con saludo.
civil de aquellas islas.
el pico el alpiste , el agua, y vuelta á saltar y vuelta á ato—Vecino, está Vd. triste , me dijo después de un rato dft
londrarme con sus trinos; parecía como que hinchado por silencio. ¿ Le ha pasado alguna desgracia ? ¡ Ah I ¡ Está la
el orgullo, pasión de que no están libres ni aun las aves mas jaula vacía...! ¡ Ya comprendo...! ¿Se ha muerto el gilguero?"
inocentes, decía á su compañero:
UNA TEMPESTAD ES USA GOTA DE AGUA.
j Pobre animal!
—¿Qué vale tu libertad comparada con mi opulencia? Tú
—No, señora, es que le he dado libertad esta mañana. El
vives á la intemperie, yo en salón opulento; tú fabricas tu que visitaba á Vd. todos los días se cansaba de esperarle y
La filosofía alemana que ha hecho la autopsia del cora- nido con hojas secas, yo lo tengo de oro; tú vives de las quise que tuviera compañía en su soledad.
zón humano para averiguar de cuántas enfermedades pa migas de pan que te dan de limosna, ó del grano de trigo
Pronuncié estas palabras con cierto acento de reconvendece, no podía ser indiferente de todo punto á la interesan que robas en la era; mira el caso que hago yo de mis pre- clon ; pero Consuelo no dio señales de haberme entendido.
te vida de los animales. Cierto filósofo del otro lado del I vistos graneros,
—jEs verdad! esclamó: embebida en mi felicidad me h »
Ehin ha invertido dilatados años en estudiar las inflexio-1
Pero el gilguero de la vecina no hacia caso de tan pom- olvidado de ese pobre pajaríUo; pero él sabrá perdonarme,
ñes que los ruiseñores ,dan á su canto, y sujetándolas á la poso discurso; tendía el vuelo y perdíase en la inmensidad, puesto que también es feliz, y tendrá sus momentos depauta establecida por la música, logró recoger millares de como si nada le hubiera dicho el afortunado prisionero.
egoísmo. Anoche me he casado, vecino: presento á Vd. á
ellas, que sin su solicito cuidado se nubieran perdido en el
Otro tanto me sucedía con aquella mujer: cuanto mas mi esposo Jacinto Vázquez, tapicero y ebanista. Cá-ese Vd»
misterio profundo de la noche, después de alegrar un mo- procuraba hacerme su amigo, menos ocasiones me daba de pronto, y él adornará la casa : los amigos han de servir pamento los escondidos senos del bosque.
lograrlo; nunca dejó de contestar á mí saludo, ni se negó á ra algo. Ahora vamos á pasar en Carabanchel el dia de to^•
Yo, que no soy alemán ni filósofo, me complazco inifinito que se cruzasen nuestras palabras, ni cerró los oídos á mis nabodas. Si Vd. quiere acompañarnos ....
en oir el lenguaje de las aves. Es un error pensar que las Usonjas; pero el término obligado de nuestras conversacio—Gracias, contesté secamente, y me separé del balcón
pasiones constituyen el triste privilegio de la humanidad; nes era una carcajada por su parte, y una amarga sonrisa haciendo un brusco movimiento.
quizás nos parecen las únicas ardientes y terribles x>or que por la mia.
Pero una fuerza superior á mi voluntad volvió á llevarnos interesan, porque vivimos bajo su dependencia inme—¡Pobre jilguero, me dijo una mañana cuando acababa me & aquel sitio. Los recien casados salían á buscar el ómdiata , pero no lo son: en esas existencias fugaces que se de hacer caricias al suyo! ¡Qué mal cuidado debe estar en nibus que babia de conducirlos á Carabanchel; ellos tamdeslizan en el espacio, he sorprendido mas de una vez dra tre hombres!
bién, como las aves enamoradas , iban á gozar su ventura
mas interesantes que se enlazan por efecto de las pasiones
—^; Lo quiere Vd. ? yo se lo regalo con mucho gusto.
lejos de las miradas de los indiferentes que solo podían proque combaten nuestro corazón; pasiones apenas indicadas,
—Si lo tomase seria para darle libertad.
fanarla.
'^
pero enérgicas y terribles, aunque débiles en apariencia, y
—Seguramente no Je volveríamos á ver.
P.
ARGUEILES.
fugdces en realidad; pasiones que están en relación exacta
—Y haría muy bien en no acordarse del amo que lo sacon esos seres, cuyo elemento es tan diáfano, ta sutil, tan crifica á un capricho.
ligero como el aire.
No sé por qué me pareció que con estas palabras me reDos pájaros que se encuentran en la copa de un árbol y convenia Consuelo : habia en ellas cierta especie de profe
Los vapores-correos de A. López y compañía han
saltan de rama en rama, y comprenden sus trinos, y agitan cía que me aterraba. Yo no era digno de jque aquella mujer
sus alas amorosas, y emprenden juntos el vuelo para con- me abriese su corazón; yo le hubiera restituido la libertad establecido las salidas sig'uientes:
tinuar juntos también en otro árbol sus saltos, su coque- de que la privaba el trabajo; pero no generosamente, sino
tería y sus gorjeos, se dicen indudablemente algo que les para sacrificarla al capricho de poseerla un momento.
LINEA TEASATLANTICA.
interesa mucho. Yo los he visto caer desde la altura como
A pesar de estas sensaciones con que Consuelo hería las
la flecha que despide el arco, contemplarse un breve rato fibras mas sensibles de mi coitizon, yo no la amaba, no
Salidas de Cádiz, los dias 15 y 30 de cada mes, á la una de la
con amenaza y recelo, revelar en sus trinos toda la cólera podía amarla; el mundo se hubiera reido de mí y nada me tarde para Santa Cruz de Tenerife, Puerto-Rico, Habana, Sisal
que se podía encerrar en su diminuto corazón, y acometer- infunde tanto miedo como el ridículo: no habia medio de y Vera»Cmz, trasbordándose los pasajeros para estos dosúlti>
se furiosos y destrozarse; indudablemente tenían algún re- salvar la barrera social que nos separaba. Sin embargo, la
sentimiento que vengar, íy buscaban un sitio á propósito felicidad de aquella mujer era mi pesadilla; la envidia que mos puntos en la Habana, á los vapores que salen de allí, el a
para el combate; quizás los celos producían aquel odio, jy me consumía • iba tomando proporciones verdaderamente y 22 de cada mes.
la hembra, causa de tal estrago, aguardaba impaciente en alarmantes. Mi único rato de buen humar era el que dediTARIFA DE PASAJES.
su lecho de hojas la llegada del vencedor para galardonarle, caba á hablar con Consuelo. Tanto se identificaba conmigo
como la dama al campeón que derribó mas caballeros al enér el pobre gilguero de la jaula, que á semejanza mía no canPrimera cáSegunda cá- Tercera 6 engico bote de su lanza en el torneo que habia de proclahiar- taba mas que al ver al otro gíl/uero retozando en la maceta
mara.
mara.
trepuente.
Ja reina de la hermosura.
de claveles.
•.
Preso cutre dorados alambres, abarcando 'con la vista la
Una noche de verano volví á mi casa mas tarde que de
20 pesos.
Inmensidad del espacio, y no podiendo tender las alas sino costumbre;
10 pesos.
derrochado una buena porción de la vida
150
100
45
en el muy limitado de su prisión, tenia yo un gilguero ha • y mi alma sehabia
lamentaba
del
vacío;
el
corazón
se
me
opri180
120
50
ce algunos años: lo miraba con esa cariñosa protección que mía en su cárcel estrecha; el aire que respiraba me parecía
220
150
80
inspiran los seres débiles é Inofensivos, protección y cariño pesado ; tenía miedo de acercarme al lecho ; temía que al Sisal
154
84
que son con frecuencia e>tériles. puesto que no alcanzan á levantar
la ropa iba á aparecer mi tumba.
devolver la libertad á un ser nacido exclusivamente para
Cádiz ala Habana: primera clase, 180 pfs.; segunda clase,.
Me senté al;balcon para buscar algún alivio en el fresco
vivir en ella. Cantaba, que era una delicia escucharle: yo
120 pfs.; tercera clase, 50 pfs.
ambiente
de
la
noche:
el
lúgubre
y
misterioso
silencio
de
atendía con solicito esmero á las cortas necesidades de la
Camarotes reservados de primera cámara de solo dos literas,,
vida, y él me recompensaba cumplidamente viniendo hacia la naturaleza estaba en armonía con la disposición melan. mí con las alas tendidas, y piando amorosamente siempre cólica de mi alma. Las tinieblas se iban hundiendo pesada- a Puerto-Rico, 170 pesos, á la Habana, 200 id cada litera.
El pasajero que quiera ocupar solo un camarote de dos liteque me acercaba á su jaula para distraerle con alguna ca- mente en el horizonte; la ciudad empezaba á recobrar su
ricia. A veces me contestaba con un acento tan melancóli- animación perdida ; la claridad era cada vez mas brillante; ras, pagará un pasaje y medio solamente.
co, tan conmovedor, que no parecía sino que me estaba pi- en Oriente resplandecía un disco de fuego y el primer rayo
Se rebaja un 10 por 100 sobredes pasajes, al que tome n n
diendo una prueba mas elocuente de cariño, que para él no de sol inundó de luz y de alegría la ventana de la pobre cos- billete de ida y vuelta.
turera.
Yo
no
quise
retirarme
sin
que
la
angelical
sonri-a
podía ser otra que la devolución de la libertad que le habia
Los niños de menos de dos arños, gratis, de dos á siete años,^
robado, pero no me atrevía á concedérsela. Aquel ave ino- de Consuelo diese alguno á mi corazón, y esperé; pero en
cente estaba acostumbrada al ocioso regalo de su prisión; vano. El rayo de solliabía convertido en un torrente lumi- medio pataje.
noso todo el espacio ocupado por la ventana; el gilguero se
la libertad probablemente le mataría.
LINEA DEL MEDITERRÁNEO.
habia cansado de trinar y de saltar alegremente por entre
Tres eran las alegrías de la ventana de Consuelo: una las ramas; la ventana no se abría, y el pobre animal espeServicio
provisional
para el mes de agosto.—Salidas de Ali, maceta de encendidos claveles, un gilguero que venia á pi- raba inútilmente las migas de pan con que solía obsequiarle cante: para Barcelona los dias 3 y 20 á mediodía; para Málaga
su
generosa
amiga.
car las hojas y un, rayo de sol. Y no digo nada de cuando
«I encantador semblante de la joven presidia á tan poética
Cansado de esperar, acaso resentido de aquella no pre- y Cádiz los dias 10 y 25 á id.
Billetes directos entre Madrid, Barcelona, Málaga y Cádiz
-trinidad; aquello no era ya alegria; era felicidad inmensa. vista decepción, se paró un momento, prestó atención proLos que aseguran que la .felicidad para el hombre con- funda al canto impaciente del pobre compañero que se con- en combinación con los ferro-carriles del Mediterráneo.
.Mate en el dinero, y para la mujer en el lujo y en los hala sumía dentro de la jaula, y déla ventana de Consuelo saltó
Para mas informes acúdase en Madrid al despacho central,.
gos, no saben lo que se dicen. Consuelo no tenia otro lujo súbito á mi balcón.
Alcalá, 30, y á D. Julián Moreno, Alcalá, 28.
que el perfume de sus claveles, ni mas lisonjas que el caNo hay palabras con qué describir la alegria frenética
En los demás puntos .'os respectivos consignatarios.
lor amoroso del rayo del sol y la visita cuotidiana del pa- del prisionero; parecía mentira que en un cuerpo tan pejaríllo; y, sin embargo, tenia atolondrada la calle con sus queño cupiese tanta felicidad. Abriendo las alas como para
alegres canciones y sus ingenuas carcajadas.
estrechar amorosamente contra su seno á la dulce pareja
Por lodo lo no firmado, el secrelario de la redacción,
Yo gozaba entonces de todas las delicias que lleva con» recorría impaciente todos los estremos de la jaula, asomanE D G E H I O DE OtAVABRÍA.
do
por
entre
los
alambres
su
pintada
cabeza
por
si
alguno
«Igo una herencia, y vivía tan triste,.por lo menos, como mi
poma abrir espacio á su afán y á su cuerpo ; el gilguero de
gilguero ea su jaula.
Madrid, 1866: Imprenta á cargo deD. Benigno Carranza.
La existencia de Consuelo y la mía contrastaban tan la vecina con el pico entreabierto, seguia los movimientos
Calle del Ave-María núm. 17.
•nérgicameate como la del ave feliz que todas las mañanas rápidos del prisionero como si acechase el momento opormetido después á las Cámaras del país para su aproIwcion.
A consecuencia sin duda del aplazamiento de la r e tirada de las tropas francesas, se h a recibido en Tolón
l a orden de armar inmediatamente yarios buques de
trasporte para Méjico. En Cherburgo y Brest h a y otros
huques armados para el mismo destino.
Como, según parece, los republicanos no andan
muy acordes, los cuadros de las tropas que van á e n viarse allá permanecerán en Méjico para atender, d u rante algunos años á la instrucción militar de los m e jicanos.
15
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los miídicos intíguos, llena, coa
OHa precisión digna de atención,
todas iascoudicionesdel problema
del medicamento purgante.— AI
reres de otros purgativos, este no
obn bien sino cuando se toma
con muy bnenos alimentos y bebidas fortificantes. Su efecto «i
seguro,_ai paso que no lo es di
««sua
g » de
be
ue scaiiiz
» otros purgativos. Es fácil arreglar la dósi»;
legnn la edad 6 la fuerza de las personas. Los niños, los an"»"''• 7 '»« «nfermos debilitados lo soportan sin dificultad,
t^da euai escoje, para purgarse, lo hora y la comida qa«
najor le covengan según sos ocupación»». La molestia (¡at
ansa el purgante , estando completamente anulada [orla
ü *'"'""*»<!'on, no se halla reparo alguno en purgarse,
saando liaya necesidad—Los médicos que emplean este medio
M encnentran enfermos qne se nieguen á purgarse so pretexto
U mal gusto 6 por temor de debilitarse. Lo diUtado del tr».
lumento no e<tampoconn obstaculo, r cuando «I mal eiije,
for ejemplo, el pnrgam veinte veces «egnidaí, no se tieni
tenor de vetw obligado i suspenderlo ante» de concluirlo. —
«atas ventajas son tanto mas preciosa», cuanto qne se trata da
anftrmedade» «*nas, como htñoria, ob$tniceionet, afeccione»
attáneas, catarros, y machw otna tepuUdaí incurable»,
que ceden i nna pnrgaoioa i&l„ / i t e r a d » poí Urgo
po. Véase InlnttrUcnm muy teallid» que »e di (tratu,
«1 Pan», farmacia del doctor itokénH. y m W»» las buenu
temaciaa de Europa y America. C^aja» da to r». y d< tO n .
Depósllos generaos en Madrid.—Simón', Calderón,
—Esco ar.—Señores Borre», hermanos.—Moreno MIquel.
—üliurrun; y en las provincias los prlDcioales farmacéuticos.
^m^
^^p
6UERLAIN.
triz de los franceses y la Reina de Inglaterra, rué Richelieu . 104. Paris.
TAHAN.
Coronas para novias, alornos para
ebanista del emperador, Paris, calle bailes, flores para sombreros, etc.
CD
en
o
I
ODIOT.
«cu o
09
ÓPTICA.
m
ENFERMEDADES
SECRETAS
BELLEZA DE LAS SENORASI
CURADAS PnOSÍTA V IlAniCALMElVTE CON EL
VINO DE ZARZAPARRILLA Y LOS BOLOS DE ARMENIA
D<^I.
DE
PARÍS
lledico de la Facultad de Paris, profesor de Uedicina, Farmacia y Botánica, ex-farmaeéutieo de
los hospitales de Paris, agraciado con varias medallas y recompensas nacionales, etc., etc.
Los B 0 I , 0 8 del Dr. C H . A L B E R T curan
El. VIKO tau afamado del Dr. Cn. AI^BERT lo
y radicalmente las C«B«rreM) aun
prescriben los médicos mas afamados como el n e p u r a t i r é pronta
las mas rebelde* é ir.i/eteradas, — Obran
por eícílencia para curar las Eofcrmedade» s e c r e t a s con la misin.: ¿Acacia para la curación de las
s i s invetera¿£5, i»s Vlcera% Herpea^ Kaerofulas^ n a r e s Blanca* y las OpilacilUBeB de las
G r a n o s j todas ias cc;:=:oaias de ia ikúghi j de ios bsaiores. mujeres.
El TRATAHIKIVTO del Doctor Cn. AI.BKRT, elevado á la altuia de los progresos de la
ciencia, se halla exento de mercurio, evitando por lo tanto sus peligros; es facilisímo de seguir
tanto en secreto como en viaje, sin que moleste en nada al enfermo; muy poco costoso, y puede
seguirse en todos los climas y estaciones : su superioridad y eficacia están justificadas por treinta
años de un éxito lisongero. — (Feanse las instrucciones que acompañan.)
CHo A l i B E R T ,
DEPOSITO general c n Paris, r a e Hontorsneil,
t »
Laboratorios de Calderón. Simón. Escolar, Somolinos.—Alicante, Soler j ^ Estrnch; Barcelona
Marti y Artiga, Bejar, Rodríguez y Martin; Cádiz, D. Antonio Luengo; Coruna, Moreno; A l m e n a ;
Gómez Zalavera; Cáceres, Sala<!; Málaga, D. Pablo Prolongo; Murcia, Guerra; Falencia, Fuentes,
Vitoria, Arellano; Zaragoza Esteban y Esnarzega; Burgos Lallera; Córdoba, Raya; Vigo, A g u i a z :
Oviedo, Diaz Arguelles; Gijon, Cuesta; Albacete, González Rubio; Valladolid, González y Reguera; Valencia, D. Vicente Marin; Santander, Corpas.
PLANCHÁIS,
PERFUMISTA,
único privilegiado por el
AGUA DE FLOR DE AZUCENAS
PAHA LA TEZ, "72, rue Bassedu-Rempart, París.
El AGUA DE FLOn DE LIS es tiigiínica
impide las arrugas, hace desiiparecei
las pecas, U» grietas del cutis y lu:
barros.
En efecto sus virtudes son realmente
extraordinarias. Esta agiia restituye al
ciitis aquella finura y suavidad que solo
parecen propias á ¡a Juventud.Todas"fiora
celosa de la hermosura de su tez, recurrirá al AGUA DE FLOll DüLlSy de seguro í'
se generalizará su uso. — PRECM) 46 R*.
Depósito de la tintura DESNOUS, la
única que se emplea sin desengrasar el
pelo.
En Madrid, la Agencia Fraoeo-ESf»ftola, 31, calle del Sordo, ante» Exposiciun
estfánjera, sirve lo» pedido».
Ventas por mesor, D. cipriino Mlr6, Arenal 8.
LA AMÉRICA
16
•••ÍBMIIIJIHPIII.IIIIÍPHI)
ÓRGANOS
ip
gil
r PASTA Y JAJEIABS: m VESiHXÉ^
GOTA
Y REÜMATHHiO.
Tratamiento p:conto éinfalible con la pomad»
'del
Dr. Bardenet, rué de R i 39, B U E MESLAY, P A B I S .
[voli, 106, autor de un traÚnico depositario y único agente encargado de nombrar los de provincias,
Recoipendadq» por (sd«s los Medicas contra la gripe, el imtarvo, el garrotillo y
¡tadp sobre las enfermedaD . C. A. Saavedra, director y propietario de la Agencia frabco-española; en
to4a8 IM irritueiomM fUl. pecho, acojidos perfectamente por ^d»» ¡01 enfermos cpe
des de los órganos genitoParís, m e Taitbout 55, antes rué Éichelieu 97, y en Madrid. Agencia francoobtienes con *Uos aliño uasediato á sus dolencias, el Jarabe y la Pasta de Berthi
urinarios. Depósito prin* ^ a ñ o l a , calle del Sordo, 31, antes Exposición extranjera, calle Mayor, 10.
cipal en casa de Labry,
han dispertado la codicia de los falsificadores.
ÓRGANOS DESDE 7 0 0 REALES HASTA 6 , 0 0 0 .
maceutico dura pontneuf,
Eíuposicion universal, París, 1855.
Para que desapuercan estas sustituciones censurables en
place des trois mariesUna medalla de honor, única para Exposición mioersal, Londres, 1862.
alto grado, prevenimos que se evitara todo fraude exigiendo
¡núm. 2, en París
«8ta industria, fué concedida á los se-<
j Venta al por mayor e a
sobre cada producto de Codéina el nombre de Btrthé en la '
I Madrid, Agencia franco"ñores Alejandre, padre é hijo, después
Una medalla de premio fué conceforma signiente :
española, calle del Sordo,
de un brillante concurso en la Acade- dida á los Sres. Alexandre padre é hijo
;núm. 31 y al por menor ca2>r^ito general casa MENISH, en París, 3 7 , r^e Sainte-Ortficf
por la nueva construcción de armo.mía imperial de mrsica.
las farmacias délos Sres.
niums, y por su bajo precio combinado
de la Bretounerie,
PRECIOS
'Calderón,Escolary Morecon su escelente fabricación y pureza
Organot para Iglesia y en
en
no Miguel. En provincias
salón.
Paris. Madrid. de sonidos.
Madrid, en Depósitos Calderón, Príncipe, 13, Moreno Miquel, Arenal6, Escolar, pía • en casa de los depositarios Frs.
Rs.
de la Agencia franco-eszuela del Anjel, 7, y en provincias, los depositarios de la Exposición Extrangera.
pañola.
If. 11.—1 Juego, 4 ocLos órganos de 700 rs. tienen la
tavas, caja caofuerza suficiente para servir en las
ba
115
700
iglesias, y pueden usarse también pa17.—t id., 5 id., 1
B. LAFFECTEUR. EL ROB
ra la música de salón. Toda persona
reg., encina.... 230
1,000
que tenga algutfas naciones de piano, Borleau Laffecteur es el único autori3 . - 1 id., 5 id., 3
zado
y
garantizado legitimo-con la
puede tocar este instrumento á la pri280
1,200
firma del doctor Giraudeau deSaintmei-a vez.
2 . - 2 id., 5 id., 10
Gervais. De una digestión fácil, grato
id., id
500
2,100
al paladar y al olfato, el Rob está reEstos
órganos
no
exigen
n
i
n
^
n
EN LIQUIDO 6 PILDORAS
1.—4 id., 5 i d , 14
comendado para curar radicalmente
entretenimiento
ni
gasto
díe
afinación.
700
4,000
las enfermedades cutáneas, los empeiAnotamos
aquí
los
{¡recios
de
venta
en
Moátlo especial para saParis y Madrid, áfinde que el público nes, los aicesos, los cáncereí,, las úlctras,
jón.
I.0S médicos mas célebres reconocen boj dia la superioridad de los eracuatiToa
se convenza del poco aumento que tie- la sarna dejen rada, las escrófulas, el es3 bis. juego regusobre lodos los demás medios que se han empleado para la
nen estos, no ooftante los elevados corbuto, pérdidas, etc.
lar de percuEste
remedio
es
un
específico
para
gastos de trasporte y el 20 por 100 de
sión, caja palo
CURACIÓN DE LAS ENFERMEDADES
aduanas que marca la partida 371 del las enfermedades contagiosas nuevas,
425
1,900 arancel.
inveteradas ó rebeldes al mercurio y
I
ocasionRdas
por la alteración de los humores. Los evacuativos de UE ROT son
.
3 i d . , 2 i d . , lOid.,
otros remedios. Como depurativo poios mas infalibles y mas eficaces: curan con toda seguridad sin producir jamas
700
3,000
deroso, destruye los accidentes ocajialas consecuencias. Se toman con la mayor facilidad, dosados generalmente
1 id.,4id.,14id.,
sionados por el mercurio y ayuda á la
para los adultos á una d dos cucharadas ó i 2 6 4 Pildoras durante cuatro d
1,100
6,000
naturaleza á desembarazarse de él,
cinco dias seguidos. Nuestros frascos van acompañados siempre de una Instrucción
iMverlencia para eidero y el comercio.—A los señores curas párrocos de las asi com(> del iodo cuando se ha tomado
: indicando el tratamiento que debe seguirse. Recomendamos leerla con toda ateni d i e n a s y fábricas concederemos para el pago el plazo de un ano, ó bien veri" con esceso.
ción y que se exija el verdadero La Rov. En los tapones de los frascos hay el
Adoptado por Real cédula de Luis
alindóla al contado, 6 por 100 de rebaja sobre los precios de compra en Espa: sello Imperial de Francia y la firma
%$• Kn el primer caso, los órganos quedarán, hasta satisfecho sn precio, de la X VI, por un decreto (^e la Convención,
or la ley de prainal, año XIII, el
propiedad de la casa Saavedra, la cual se reserva el derecho de revindicacion.
ob ha sido admitido recientemente
—^Concederemos toda la rebaja posible á los comerciantes que nos favorezcan
para
el servicio sanitario del ejército
con sus pedidos. Si prefieren con los gastos de trasporte y adeudo, nuestra
Véndese en Madrid al pormenor en ta Anuetas de
«asa de París, 55, rué Taitbout, los expedirá con la misma rebaja que la casa Delga, y el gobierno ruso permite tamlos SS. CALDEBON, Principe, 13; ESCOLAS, plazuela
JUexandre padre é hijo. En provincias en casa de los depositarios de la Agencia bién que se venda y se anuncien en todo su imperio.
franco-español a.
I del Anjel, 7 ; MOBEMO MigOEL, Arenal, 4 y 6. — La
Depósito general en la casa del
AcENCiA FBAHCo-EsrAHOLA, 31, Calle del Sordo, antes
doctor Giraudeau de Saint-Gervais, Paris,
Kxposicionextranjera.calle Mayor, 10, sirve lospedldos.
12, calle Richer.
de la casa
ALEXANDRE
padre é hijo.
A LA CODÉINA.
HOB
VERDADERO LE ROY
¡Bel Doctor SIGNORET, único Sucesor. 51,raede Seine, PARB
g
P I L D O R A S D E MORISOJSÍ,
-
V
•\
PRESIDENTE DE LA. JUNTA BRITÁNICA DE SANIDAD.
Son estas pildoras, compuestas de vejetales, una verdadera medicina uniTtrsal, jr destruyen la causa misma de todas las enfermedades. Garantizan
••ns propiedades una boga no interrumpida de cuarenta años y mas de quinientas mil curas, algunas casi providenciales. El depósito principal de París,
en la "farmacia de Moulin (sucesor de Arthaud), rué Louis le ürand, número 3Q, En Madrid á 10 rs. caja en las boticas de Sánchez Ocaña, Moreno Miqael Y Escolar. La agencia franco-española, calle del Sordo, 31 (antes Expo
posición Extranjera, calle Mayor), sirve los pedidos. En provincias sus depositaribs,
AWADE LOS JACOSAOS M KOUEN.
inventada por estos religiosos y prepaj#Í&por l o l tfertB^M GASCAM), que
poseen su secreto. Es antlpoplética x ^Ctoaéal par ^ c d e ñ c ü . y muy eficaz
esotra laparalirs, mareos, digestiones daficttn, MrgOts, CS (Stim, etc. En el
vIÁrio de Im frascos hay un padre jacobiof f i W p i w OAIC»*» IVÍRES.
BepóHtto general en Bouerí (Francia), 47, roe ae'Bác. En Madrid á 12 reales frasco. Sánchez Ocaña y Moreno Miguel. En provincias en casa de los deposíttkrioS de la Agencia franco-est>añ61a, 31, calle del Sordo, antes Exposición
«irtrftnjera, la cual trasmite los pedidos.
ESTOMACAL.
VINO DE BELUNÍ. m
V i n o d e J a l e r m o a o n q u i n a y cflpHOtbl».
ANALÉPTICO SüPERKiB, ESCíTANTíl APARADOR,
ordenado per los médicos franceses T «xti-w^^os á lo»iiiñM éébttts, i^ujeres
delicadas, convalecientes y viejos debilitadí», y tembieaj»*» iM neiurosis,
diarreas crónicas, clorosis, etc.—Ver los articufoa y ^írerfaiüones dei'JteiUe
meUcale, Gazette des kospilatm, (te.
,
Principales depósitos: Lyon, farüaciaFayard, rué delumperatriee, l;Pan is,
s . rué de la Feuillade, 7; en M«dirid tramitje los pedMos la Agencia fraocoespañola, calle del Sordo, 31, antes Exp08iciénJ|?traBJera, calle Mayor, 10.
Pormenor, á20 rs., SánchezOaaaa, Escolarj MWSBO'IHiqnel; en provincias
los depositarios de aqueHa; en Florencia, R<Áerts,iBruselas, Dekcre; y e s las
principales farmacias.
^zm
Las Verdaderas pastillas pectorales delaEiiinTA
IVA
M A Q T A ^
de España compuestas de veJetáles a n a l e s , iní\\f
lUrtO
H ' O . ventadas y preparadas por el profesor de BER^ A R W N l , miembro de la academia de química de Londres, son las únicas
^ÍHB curan prodigiosamente las afecciones de pecho, como son: la tos, la aniaa, la gripe, bronquitis, tiñs de primer grade, ronquera y voz velada y deilitáda de JOS cantores y dec amadores.
Véndese en Madrid j provincias á 6 rs. caja en casa de los depositarios de
Ja Agencia franco-española, 31, calle del Sordo, antes Exposición Extranjera,
l a cual trasmite los pedidos.
(A. 2,430).
f
ESENCIA DEPURATIVA CONCENTRADA
DB YODURO DE POTASA DEL DOCTOR DÜCOÜX DE POITIEBS CONTRA lAS
E N F B R M E D A D E » CONTAGIOSAS.
Este poderoso depurativo no es solamente el complemento obligatorio d e
todo tratamiento en los casos primitivos, sino que cnra igualmente en todos
los demás, paralizando los efectos mercuriales cuando estos se manifiestan.
Es también eficaz contra los reumatismos y las afecciones herpéticaS de la
piel, y puede sustituir con ventaja á todo los de sn clase.
Depósitos: en Madrid, Sres. Sánchez Ocaña, Príncipe 13, y Escolar, plazuela del Ángel, 7. La Agencia franco-española, calle del Sordo, núm. 31,
antes Exposición extranjera, sirve los pedidos. £ n provincias, sus depimita*TÍOS.
DEPÓSITOS AUTORIZADOS.
EspAKA. — Madrid, José Simón,
agente general, Borreil hermanos,
Vicente Calderón, José Escolar, Vicente Moreno Miguel, Vinuesa, Manuel Santisteban, Cesáreo M. Somolinos, Eugenio Esteban Diaz, Carlos
Ulzurrum.
AHÉRICA.—Arequipa, Sequel; Cervantes, Moscoso.—Barranquilla, Has
selbrinck; J. M. P»^io-Ayo.—Buenos-Aires, Burgos; Bemarpni; Toledo
5 Itloine.—Caracas, QuilIersStoSturfip;
orge nrattn; BntMk Hip. SjÉbiaan.
-<l«iltíena, J. f.-'fele«.-^T-Cliá*res,
Dr. Péreira.—GMri<íui (Niieva IJrar
nada), David.—Cerro de Pasco, Maghela.—Cienfuegos, J. M. Aguayo.
—Ciudad Bolívar, E. E. Thirion; Ah,
dre Vogelius.—Ciudad del Rosario
Dem&rchi y Compiapo, Gervasio Bar
—Caricao, Jesuran.—Falmouth.CárlosDelgado.-^-ífranada, Domingo Ferftil-ííuadaft^ara, Sra. Ontierfez.—
'Bllám», Li#* terivcrend. — K i n í »
tpUK vicenteG Qn^año.—LaQtitó»,
«nten é Xiftiilcé. — Lilna, MÉéUi;
lagae CasttMiili; J. JoubeHr '
comp.; BiMonrÉ- DtpeftOT.—Maj a , Zobel, Q«ie)iard é BiJos.—Jt*
wwubo.GaümyDBÍiát. „ . , ^ .
Ambrosio Etorte.—Méjia», F - A t e É j
comp.; M a ^ f t r ; J. de Mtófer.—
ISiHnpos, ádlto^ 6 . RddMguéBflñli
y hermanos.<»Montevideo,
máimm.
—Nueva-Yoric, MUhan) rónÉ|íNtrBd.
Ouidelet ^ CottJTé.—Ooi^ Mimo
Lenmz.—ft»ta,Davipi.—PaiWHliá. 6 Lonvél y^ doctor A.CnftilKítt d e l »
Vallée.-^iur*. S e r » —PB«Pto Q i ello, Gnlll. Startit jr Schi%Mc. Heitres, y comp.—Puerto^Ric*^ TeiUiíl»
y c."--Rio Hacha, J o # As Básalante.-^
Rii> Jaoraro, C. da 8 o s z a , P Í D t o y | p hos, agentes generales.—Rosario, Hí|fael Femandez.-^Rosario de Pafanl.
A. Ladriére.-San Francisco, (¡btm'
lier; Senlly; Rotniíer y con^.; plt(rmacie francaise.—Santa MartÉ, J. A.
Barros.—Santiago de Chile, Domingo
Matoxxas; Mongiardini; J. Mignel.—
Santiago de Cuba, S. Trenard; Francisco Dnfour;Conte; A. M. Femandea Dios.—Santhonms, Nnñez yGomme; Biise; J. H. Moron y comp.—
Santo Domingo, Chañen; L. A. Prenleloup; de Sola; J. B. Lamontte.—Serena, Manuel Martín, beticario.—
Tacna, Carlos Basadre; Ametis y
comp.; Mantilla.—Tampico, Delílle.
—Trinidad, J. MoUoy; TMtt y Beechman.—Trinkláadei'nba, N. M i » '
fcort.—TriMdad ofSpain, Denis Faure.—TrnSillo del Perú, A. Archim-.
band.—Valencia, SturüpySchibbie—
Valparaíso, Mongiardini, farmac.—
Veracruz, Juan Carredano.
FARMACIA DE BOGGIO.
13.
RUÉ •EUVE DES PETITS CHAMPS, PARÍS.
KOÜSSO DE BOGGIO contra la solitaria, única aprobado. Precio
en España, el frasco
80 rs.
•SINAPISMOS inalterables hasta en el mar, la hoja para cuatro sinapismos
8
BOMBONES V E R M Í F U G O S contra las lombrices intestipales, el
frasco
10
TAFETÁN FRANCÉS para cortaduras, llagas, etc., el estuche. . . 19
»
»
ellibrito.. . 4
HARINA P E MOSTAZA inalterable hasta en el mar, el bote. . . 9
HARINA DE LINAZA, inalterable hasta en el mar, el bote. . . .
8
Estos dos últimos productos, asi cómelos sinapismos, tienen la inmensa
propiedad de producir con muy poca cantidad, su acción casi instantáneamente y con mucha energía.
Venta al por menor en Madrid, en las farmacias de los Sres. Sánchez
Ocaña, Escolar y Moreno Mi<tael. La Agencia franco- española, calle del Sordo, 31, (antes Exposición extranjera, calle Mayor 10), sirve los pedidos. En
provincias sus depositarios, y en las buenas farmacias.
PREVIENE Y CURA EL
mareo del mar, el cólera
apoplegia, vapores, vértios, deDiiidades, síncwes,
esvanccimieutos, letargos, palpitaciones, cólicos, dolores de estómago»
indií^tiones, picadura de
MOSQUITOS y otros i n sectos. Fortifica á las m u • r " . M 'M' NE .14-.
' jeres qnetrabajan mofibo»
pre0érr§\g^^Sli l a s g g ^ j p n y ^ de la peste, eteatriza jpron&inente las llagas,
g"»' w ttSPm'^ P O J W ^ H y " » ' » ' eto.--<Véase sfpTmmcto.)
Esta agna»
^y<^l'^^^'^^^W^W''''^'^^?^^''?°?^f^°^'
esúfflca antwriaadapor
el gol>ienni|yttfa«alt»<fae medicina con la inspección d é l a cual se fabrica,
V liortdoortsttipBáoítwft'béece»por el gobierno /ranees y obtenido una medalla sn la Esposicion Universal de Londres de 1862.—Varias sentencias obtenidas contra sai falsificadores, considerarán á M. BOYER la propiedad esclusíva de esta agna y reconocen con aquella corporación su superioridad.
En Paris, núm. 14, rué Taranne.—VentM por menor Calderón, Prinápe,
13; Escolar, máznela del Ángel.—Trasmite los pedidos la Agencia franco-esptu«ola, calle M Sordo número 31.—En provincias-- Alicante, Soler—Barcelona,
Marti y Üt priatipales farmacéuticos de esta ciudad.—Precio, 6 rs.
f
mrxnrnimmr:
POLKAS W CARBONATO DE HIERRO
BIALTERABLK,
DEL BtieTOR BLAÜD.
•rfnitm) eoBialtor ^ la A^íd^^^^do IMÍedieina de Francia.
. I4ni TModonar aomf todos Ué MMo$ me han heeho de este medicamento
a a ^ parte de los laéMBtfIPIafasiBélébres que Meonocen, diremos sola"líB i ^ e en la sesión d^te^lswbMtaiif Medieha M i.<* de maro de 1S38 el
¡xnMe, presidente de e ^ mt>io cqerpo, se e^Heaba en les témlinoi
___inteS!
«En los 36 años que » e r z o 'a medicina, be fecenocido en las oildoras
M ventilas ineontestables sobre todos los deraáAferruginosos, y las ten0 emno el mejpr.»
Mr. Bonchardat, doctor en Medicin», gnrfesor de la Facultad de Mediina de Paris, nfiembrode la Academiain)eif4l do Medicina, etc., etc., ha
i^o:
• • • j , *^^
—»
«Es nna de las mas simple^ á» laa l i c o r e s y de las mas económicas
pr^araeiones ferrngimwas.»
j
Los tratados y los periódica) de Meiicina, formnhofo m a ^ s t n l p a r a
313, han ebnfirmado ^ » d e entoncea^aü* notables palataM, qoevsM i
riencia química de 30 años no ha desmentido.
Resulta de esto que la preparación qne nos ocnpa, es considerada hoy
por los médicos mas distinguidos de Francia y del estranjero como la mas
eficaz y la mas económica para corar los c(doros pálidos (opilación, enfermedad, de lasjóvenes.)
Precios: ei frasco de 200 pildoras plateadas, 24 rs.; elmedio frasco, idemi
Ídem 14.
„
Dirigirse para las condiciones de depósito á MR. A. BLAÜD, sobrino.H
farmacéutico de la facultad de Paris en Beaucaire (Gard, Francia.) Tras-fj
mite los pedidos la Ag ncia franco-spafíola, calle del Sordo núm. 31.—Ventas
Escolar, plazuela del Ángel, 7: Calderón, Principe, 13; en provincias, los
depositarios de la i^wcia franco-española.
MEDALLA DÉLA 80-
•octedad de Ciencias industriales
de París. No mas cabellos blancos. Helanogene, tintura por
eseelencla, Dlccquemare-Alne
de Rouen (Francia) para teñir
al minnto de todos colores los
POLVOS Dimos AITIFA6O)EnC0S|
cabellos y la barba sin ningún
Precio <0 Bs.
||
peligro para la piel y sin ningún
Para < desiofectir, cicatrizar j corar > ráo:or. Esta tintura es superior
pidamente las < llagas Ktidu > j caogreiiosas
á'todas las empleadas hasta
los cánceres nleerados y las lesiones de las
hoy.
partes amenazadas de ana amputación,
DepAsito en Pans, íC7, rao
DIPÓSITO m PARÍS :
Saint Honoré. En Madrid, perEn casa de Mr. •ICQDIER, droguista,
fnmeria de Miró, calle 'del Arerué de la rerrerie, 38.
nal, 8, sucesor déla Esposlclon
LA AGEÜCIA P R A N C O - E S P A S G L A ,
Estra^Jera: Caidroux, peluquero, calle ««
en Madrid, SI, Caite del Sordo,
la Montera : Cement, calle de Carretas
antes Espotieion Bttrat^tra,
Borges, plaza de Isabel II: Gentil Dagne*
Cali» Mayor, lO, «irve loa pedidos.
calle de AlcalS Yillaion: calle de Puencanal.
En provincias sus depositarios. En La Agenda franco-espuflola, calle del sorMadrid, Calderón, Escolar y Moreno do, namero 31, antes Bsposicion estran*8ra, sirve los pedidos.
Miquel.
PARÍS,
56, CALLE VIVIEME
D.R. C H A B L E MÉOECiN
especial de las enfermedades sexuales
y afecciones gonorreas, de la sangrey de la piel.
LA BEADTE ETERNELLE^
ó el arte de conservarse y embellecerse por A RATICAKB. Se vende en laa
principales librerías de Madrid. L a
Agencia franco-española, calle del
Sordo, 31, sirve los pedidoSi
Precio 2 rs. y uno de porte, toda
en sellos de correo.
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