Obama anuncia los ejes de Política Exterior para el resto de

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NOTA DE COYUNTURA
CENTRO DE ESTUDIOS INTERNACIONALES GILBERTO BOSQUES
Senado de la República, 6 de junio de 2014
OBAMA ANUNCIA LOS EJES DE POLÍTICA EXTERIOR PARA EL RESTO DE SU
MANDATO
El presidente Obama en la ceremonia de graduación en la Academia Militar de West Point
Fuente:
Casa
Blanca.
Consultado
el
2
de
junio
de
2014
http://www.whitehouse.gov/photos-and-video/photogallery/graduation-united-statesmilitary-academy-west-point-2014
1
en:
Introducción
El miércoles 28 de mayo, el presidente estadounidense Barack Obama se dirigió a los cadetes de la
Academia Militar de Estados Unidos en West Point durante su ceremonia de graduación. Lo que en
principio podría parecer una participación protocolaria por parte del titular del Ejecutivo, fue
anunciado por altos oficiales de la oficina de la Presidencia, con días de anticipación, como un
discurso que significaría un verdadero punto de inflexión para la política exterior estadounidense.1 En
realidad, el discurso no planteó mayores diferencias con respecto a las principales directrices de
política exterior durante los cinco años de la administración del presidente Obama; más bien
confirmó el rumbo, efectuó anuncios importantes e intentó responder a las variadas críticas que se le
han hecho, tanto por sus adversarios políticos como por parte de la opinión pública en general.
Apenas tres días después, el sábado 31 de mayo, se anunció la liberación del sargento Bowe
Bergdahl, prisionero de guerra de una milicia talibán en Afganistán, a cambio de la salida de cinco
presuntos terroristas de la prisión militar estadounidense en Guantánamo. Y aunque este
acontecimiento no está directamente relacionado con la posición internacional que asumió el
presidente Obama en su discurso, es importante tenerlo en cuenta ya que, como muchos críticos han
argumentado, puede ser interpretado como una contravención al principio bien asentado en la
práctica y la narrativa política estadounidense de “no negociar con terroristas”.
Con base en estos acontecimientos, la presente nota de coyuntura analizará los aspectos centrales de
la política exterior que delineó el presidente Obama en su discurso, el intercambio de prisioneros
referido en este contexto, así como algunas reacciones sobre el particular.
La política exterior durante la era Obama y el discurso de West Point
Después de los dos periodos presidenciales de George W. Bush, durante los cuales se abrieron dos
frentes bélicos en Oriente medio—Afganistán e Irak—la popularidad de estas operaciones entre la
opinión pública estadounidense era muy baja. Con ello en mente, el presidente Obama buscó, desde
el principio, instrumentar una política exterior menos concentrada en el componente militar. Y
aunque en 2009 incrementó la presencia de tropas en Afganistán, su compromiso con una imagen
internacional de Estados Unidos centrada en el liderazgo político, más que en la fuerza, lo llevó a
retirar toda presencia militar en Irak. En el mismo sentido, ya anunció que las últimas tropas
estadounidenses se retirarán de Afganistán a finales de 2016 (finales, también, de su segundo y
último periodo presidencial).
Esta posición, adversa al riesgo que representan las aventuras militares en ultramar, ha sido
severamente criticada no solo por sus adversarios políticos, sino también por importantes sectores de
la opinión pública. Los casos donde dicha crítica ha adquirido un tono más fuerte son los de Siria y
Ucrania. En ambos, se reprocha al presidente Obama una presunta inacción; ante la guerra civil
desatada por la respuesta del presidente Bashar al Assad a las protestas en su contra, por un lado, y
ante el fortalecimiento regional ruso y la anexión de la península de Crimea, por el otro.
En respuesta a estas y otras críticas, en términos generales, el discurso de West Point sistematizó la
perspectiva internacional de la administración Obama en cuatro principios: 1) Estados Unidos hará
uso de la fuerza militar, aún unilateralmente, solamente cuando sus intereses fundamentales así lo
demanden; 2) la amenaza más directa a la seguridad estadounidense es, y seguirá siendo en el futuro
próximo, el terrorismo; 3) el país seguirá apostando a un liderazgo basado en el respaldo al
multilateralismo y 4) se enfatizará la defensa de la dignidad humana, la democracia y los derechos
humanos.
1
Kori Shacke, “A disparity impossible to ignore. The sad irony of Obama’s “big” foreign-policy speech”, Foreign Policy, 28 de mayo
de
2014.
Consultado
el
2
de
junio
de
2014
en:
www.foreignpolicy.com/articles/2014/05/28/a_disparity_impossible_to_ignore_obama_west_point_speech.
2
Estos principios son, en esencia, afirmaciones generales que intentan complacer tanto a sus críticos
cuanto a su base de apoyo más liberal. Específicamente sobre Siria y Ucrania, el presidente Obama
defendió la posición de su gobierno ante ambas crisis, argumentando que se han obtenido resultados
satisfactorios “sin disparar un solo tiro”; por ejemplo, el acuerdo para la destrucción de las armas
químicas sirias, y el aislamiento económico y político de Rusia mediante sanciones concertadas con
la Unión Europea. Sobre la crisis siria, el presidente anunció su intención de proveer de mayor apoyo
financiero a los grupos que luchan contra el gobierno de al-Assad. Aclaró, sin embargo, que el apoyo
sería únicamente para aquellos grupos ajenos a las milicias fundamentalistas islámicas.
Asimismo, refutó a sus críticos diciendo que una actitud más agresiva, o incluso el despliegue militar
en territorio sirio, podrían tener resultados contraproducentes para Estados Unidos en el largo plazo.
Más aún, aseveró que los errores históricos más costosos de la política exterior estadounidense han
resultado no de la prudencia, sino de un involucramiento apresurado en aventuras militares. Como
parte de esta estrategia, anunció la autorización de un nuevo fondo antiterrorista por alrededor de 5
mil millones de dólares con el cometido de financiar proyectos para contrarrestar “de forma más
inteligente la amenaza de un terrorismo más versátil, más disperso y menos localizado”.2
En todo caso, el impacto del discurso de West Point fue limitado, y la opinión pública se mostró
mayoritariamente crítica. Al día siguiente, el diario The New York Times tituló su editorial “El
presidente Obama pierde una oportunidad en política exterior”,3 y afirmó que el discurso fue “poco
inspirador”, considerando el impulso que el grupo de asesores presidenciales le dio durante los días
anteriores al evento. Richard Cohen, del Washington Post¸ fue más lejos y acusó al presidente de
intentar “defender lo indefendible mediante artificios retóricos”.4 Otros comentaristas hicieron
hincapié en aspectos específicos del discurso, como la ausencia de mención al Acuerdo de
Asociación Transpacífico como iniciativa de “poder inteligente” (smart power), la vaguedad de
iniciativas como los “fondos para alianzas contra el terrorismo” 5, entre otros.
Sin embargo, se puede afirmar que la recepción crítica del discurso tuvo más que ver con el
incremento de expectativas, promovido desde la propia Presidencia, que con el contenido del mensaje
per se. Como afirma Aaron David Miller, el presidente Obama no intentó persuadir al público de la
conveniencia de su política exterior, sino más bien racionalizar discursivamente (por medio de los
cuatro principios referidos) su accionar en la materia durante sus más de cinco años de mandato. 6 El
punto central de Obama, complementa el analista Fred Kaplan, era defender la noción de que “no
todos los problemas tienen una solución militar”.7 En este sentido, habría que leer el discurso no
como el “punto de inflexión” que anunciaron sus asesores, sino como un intento por comenzar a
configurar su legado en la materia.
Si en la opinión pública escrita el balance del discurso fue negativo, más aún lo fue en la esfera
política. Su principal crítico en política exterior -y ex adversario en la contienda presidencial del
2008- el senador John McCain (republicano por Arizona) afirmó que “Estados Unidos se muestra
poco confiable, distraído y sin voluntad de liderazgo. Nuestra capacidad no está en duda, sino nuestra
2
Jaime Hernández, “Menos militarismo anuncia Obama”, El Universal, 29 de mayo de 2014 consultado el 5 de junio de 2014 en:
http://www.eluniversal.com.mx/el-mundo/2014/impreso/menos-militarismo-anuncia-obama-87092.html
3
“President Obama misses a chance on foreign affairs”, en The New York Times, 29 de mayo de 2014 (consultado el 2 de junio de
2014 en: http://nyti.ms/RD4tYX).
4
Richard Cohen, “At West Point, Obama tries to excuse the inexcusable”, en The Washington Post, 2 de junio de 2014 (consultado el 2
de
junio
de
2014
en:
http://www.washingtonpost.com/opinions/richard-cohen-at-west-point-obama-tries-to-excuse-theinexcusable/2014/06/02)
5
K. Shacke, op. cit.
6
Aaron David Miller, “Obama´s West Point speech is our problem, not his”, en Foreign Policy, 3 de junio de 2014 (consultado el 3 de
junio
de
2014
en:
http://www.foreignpolicy.com/articles/2014/05/29/obama_s_west_point_speech_is_our_problem_not_his_us_foreign_policy)
7
Fred Kaplan, “Obama lays siege to his critics”, en Slate Magazine, 28 de mayo de 2014 (consultado el 2 de junio de 2014 en:
http://www.slate.com/articles/news_and_politics/war_stories/2014/05/barack_obama_s_west_point_speech_the_president_responds_to
_his_foreign_policy.html).
3
resolución para hacer las cosas”.8 Por su parte, otros prominentes congresistas como John Boehner
(portavoz de la Cámara de Representantes), Ed Royce (presidente del Comité de Relaciones
Exteriores de la Cámara de Representantes), Mac Thornberry (presidente del Comité de Fuerzas
Armadas de la Cámara de Representantes) y Eric Cantor (portavoz de la mayoría republicana en la
misma Cámara) manifestaron su desacuerdo con lo expuesto por el presidente.9
El intercambio de prisioneros y su impacto en la política exterior estadounidense
Todavía en el contexto del discurso de West Point, el 31 de mayo la Casa Blanca anunció la
liberación del sargento Bowe Bergdahl, por parte de una milicia talibán a cambio de la transferencia a
Qatar de cinco prisioneros talibanes que el gobierno estadounidense mantenía en su prisión de
Guantánamo. Conviene tener presente que este hecho motivó el endurecimiento de las críticas a la
política exterior de Obama, particularmente en el sentido de haber violado el connotado principio de
“no negociar con terroristas”.
Altos oficiales del Ejecutivo, e incluso el propio presidente Obama, justificaron la decisión bajo el
argumento de que no se trató de una negociación de rehenes, sino de un intercambio de prisioneros
de guerra, práctica común en cualquier conflicto bélico. Allende las especificaciones jurídicas
utilizadas para justificar el intercambio, en términos prácticos es innegable que la liberación del
sargento Bergdahl se dio mediante negociaciones con grupos reconocidos oficialmente por Estados
Unidos como terroristas. En última instancia, no sería la primera vez que Washington contraviene ese
principio. Lo importante del caso, no obstante, es que el presidente Obama asentó con claridad que
antepone la dignidad y vida humana de un soldado por encima del marginal incremento en la
vulnerabilidad estadounidense provocado por la pre-liberación de cinco presuntos terroristas. Ello
conlleva inevitablemente una pregunta, que ya planteaba el académico Michael Brenner en sus
comentarios al mensaje de West Point: ¿es en realidad el terrorismo la principal amenaza a la
seguridad estadounidense?
Antes de responder negativamente, Brenner hace notar que no ha habido ningún ataque terrorista
significativo en los últimos 12 años, y que los ataques que se han suscitado (e.g. la bomba en el
maratón de Boston en 2013) no han venido del exterior, sino que han sido planeados y ejecutados por
ciudadanos estadounidenses sin conexión alguna con redes terroristas transnacionales.10 Desde esta
perspectiva, y a pesar de que el discurso internacional estadounidense mantiene su énfasis en el
terrorismo, la negociación de la liberación del sargento Bergdahl es reflejo de la aproximación
casuística que la administración Obama prefiere darle al tema, en contraste con las iniciativas de
envergadura que prefirió su predecesor.
Una reflexión final
El presidente Obama buscó en este discurso continuar diferenciándose de sus antecesores en la
medida en que reivindica una política que apuesta más por la diplomacia que por las soluciones
militares. Sin embargo, mantiene su convicción (“con cada fibra de su ser”, como dijo en West Point)
en el excepcionalismo estadounidense y en la necesidad de desempeñarse como líder de la
8
Idem.
Todos estos congresistas coincidieron en que la administración Obama ha menospreciado las amenazas que diversas crisis
internacionales representan para la seguridad nacional estadounidense. Para consultar algunos extractos de las opiniones de estos
personajes, ver Daniel R. DePetris, “Obama´s West Point adress: so much criticism to keep track of”, en Huffington Post, 29 de mayo
de 2014. Consultado el 3 de junio de 2014 en: http://www.huffingtonpost.com/daniel-r-depetris/obamas-west-pointaddress_b_5412164.html).
10
Ironiza incluso al afirmar que “contemplando la definición genérica de terrorismo, han muerto más estadounidenses víctimas de
ciudadanos cristianos que de fundamentalistas islámicos”. Ver Michael Brenner, “Obama at West Point”, en Huffington Post, 2 de
junio de 2014. Consultado el 3 de junio de 2014 en: http://www.huffingtonpost.com/daniel-r-depetris/obamas-west-pointaddress_b_5412164.html.
9
4
comunidad internacional. Más aún, la doctrina esbozada por no es una según la cual Estados Unidos
sólo podrá hacer uso de la fuerza en casos defensivos. Como algunos analistas lo han sugerido, el
discurso no puede ser interpretado como una renuncia a nuevas acciones militares ahí donde los
“intereses fundamentales” (“core interests”) de Estados Unidos se vean en riesgo desde el punto de
vista de la administración Obama. Al final, el discurso de West Point termina siendo una
recapitulación, más que una propuesta, de la política exterior de Obama y especialmente de su
política en materia de seguridad internacional. En todo caso, con sus últimos dos años de mandato
marcados, como estarán, por los plazos electorales y la política en torno a la sucesión presidencial,
Estados Unidos entrará en un periodo de internacionalismo necesariamente limitado.
5
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