Fiestas del bicentenario del Nacimiento de Don Bosco

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Fiestas del bicentenario del Nacimiento de Don Bosco
Introducción
Buenas tardes nos dé Dios.
Hay palabras que se aprenden de oírlas a los demás. Yo aprendí
la palabra “Pregonero”, cuando tenía 3 ó 4 años, más bien cuatro.
Salía el tambor del Ayuntamiento, se veía un hombre con unos
papeles en la mano y un cornetín colgado del hombro a la
banderola. Su primera parada estaba en frente de la tienda de mi
padre, en la plaza de La Alhóndiga, que hoy se llama Cronista
Sepúlveda,
Apenas sonaba el tambor, ya se oía en la plaza: “El Pregonero”.
Yo corría donde estuviera mi padre y le decía: “Papa, el Pregonero”.
Todos dejaban el trabajo y desde las puertas o acercándose un
poco más, se formaba un corro, con el tamborilero y pregonero en
el centro. Mi padre solía dejar que me acercara al centro de la plaza.
Paraba el tambor, sonaba el cornetín, y se hacía silencio. Una vez
conseguido, comenzaba el Pregón:
De orden del Señor Alcalde se hace saber…. Lo demás a mí no
me interesaba, me interesaba el tambor, el cornetín y ese se hace
saber; pensaba que había que hacer saber muchas cosas a la
gente.
Después, había que seguir en silencio hasta que de nuevo sonara
el cornetín y comenzara a tocar el tambor. La comitiva,
principalmente de muchachos, subía la Calle La Feria, la calle el
Tinte hasta su segunda parada que creo era El Pozo Viejo. Mi padre
no me dejaba salir de la Plaza donde se encontraba la tienda. Pero
decían que el Pregonero recorría todas las plazas y calles del
pueblo, para que todos supiesen lo que hacía saber el Sr. Alcalde.
***
Cuando D. Francisco Villalobos, confirmado después por el
nuevo Director, me pidió ser “pregonero” de las Fiestas
conmemorativas del Bicentenario del Nacimiento de Don Bosco, no
podía negarme; pero, ante el hecho de ser “pregonero” de algo tan
importante, yo me preguntaba,
 ¿Quién me manda pregonar?
 ¿Qué voy a pregonar?;
Y recordé la forma de cómo aprendí la palabra PREGONERO, y
así empiezo.
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De orden… de la Familia Salesiana de Pozoblanco…, se hace
saber a todo el mundo: que en este año 2015, celebramos el
bicentenario del nacimiento de Don Bosco.
Y desde la Casa Salesiana, desde las Casas Salesianas del
mundo entero, sonarán los tambores, habrá cornetines, bandas de
música,… alegría… que irá recorriendo todas las plazas, todas las
calles, todos los pueblos. Yo quisiera ser el pregonero que dijera a
todos: De orden de la Familia Salesiana de Pozoblanco, se hace
saber que celebramos el bicentenario del Nacimiento de Don
Bosco.
Subir un momento la música
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Permitidme que comience por algo que sabemos todos, “Dios, es
el único que nos quiere de verdad, y según nuestras circunstancias
nos da gracias más que suficientes, para ser santos donde Él
quiere y cómo Él quiere.
Unas veces fuerzas interiores, debidas al pecado, que llevamos
dentro, los enemigos del alma, hacen no ser fieles al amor que Dios
nos tiene: de esto somos culpables nosotros. Otras veces, son
personas que nos ponen zancadillas y no nos dejan ser fieles al
amor que Dios nos tiene… Pero Dios sigue queriéndonos, el único
que nos quiere de verdad.
Por eso, lo he oído y lo creo, que “los santos no nacen, sino que
se hacen”: el 16 de Agosto de 1815, no nació un santo, nació un
niño que aprendió a ser santo: amando, queriendo a otros niños y
jóvenes pobres y abandonados.
Le he dado muchas vueltas en mi cabeza a la palabra italiana
“amorevolezza”, que es la palabra que utilizaba Don Bosco y en
donde encontró la santidad; al fin he encontrado una traducción,
que creo correcta, “amorevolezza, es un “amor delicado”, un amor
que respeta la inteligencia, la libertad y la voluntad del que es
amado. Así quería Dios que amara Don Bosco y Don Bosco le
correspondió.
***
Empezó a hacerse santo. Siendo niño, hacía reír a sus amigos,
jugaba con ellos… se subía a la cuerda… y todo para después
explicarles el “sermón”, que él había memorizado por la mañana en
la Santa Misa y llevarlos a Vísperas a la Parroquia. El objetivo era
que los niños, jóvenes y también algunos adultos estuviesen
alegres y fuesen buenos.
***
Después, ya joven y mientras estudiaba, quería que los jóvenes
que estaban solos, tristes… tuvieran un amigo, tuvieran amigos con
quienes jugar y divertirse y fundó la “Sociedad de la Alegría”.
***
Cuando llegó a ser Don Bosco, Sacerdote, fue su ilusión más
grande: preocuparse de los jóvenes más pobres y abandonados:
fundando el Oratorio Salesiano.
Se fue haciendo santo con los niños, con los jóvenes, con el
Oratorio, con la alegría.
***
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Pero los hombres, se hacen santos, muchas veces con el
sufrimiento; así lo cuenta el mismo Don Bosco:
-«No tenía yo todavía dos años, cuando se murió mi padre y no
recuerdo su fisonomía. No sé qué fue de mí en aquella triste
ocasión; tan sólo recuerdo, y es el primer hecho de la vida del que
conservo memoria, que mi madre me dijo: << ¡Juanito, tú ya no
tienes padre!>>
Esas palabras de su madre Margarita no las olvidó nunca; quizás
fue entonces cuando, pensara, aunque no tuviese mucha edad para
pensar, en tantos niños, solos, tristes y él, en medio de la tristeza,
quería ya, llevarles a esos muchachos “alegría, mucha alegría”.
***
Tenía Juanito, ocho años, cuando un día, mientras su madre
había ido a Chieri, quiso alcanzar algo que estaba colocado encima
del armario de la cocina, un sitio alto. Como no llegaba, puso una
silla y, subido en ella, chocó con la aceitera. La aceitera cayó al
suelo y se rompió. Lleno de confusión, trató el niño de poner
remedio a la fatal desgracia fregando el aceite derramado; pero, al
darse cuenta de que no lograba quitar la mancha y el olor, pensó
cómo evitar a su madre aquel disgusto. Cortó una vara del seto, la
preparó bien, dejando bien lisa la corteza y la adornó con dibujos lo
mejor que supo. Al llegar la hora en que sabía que tenía que volver
su madre, corrió a su encuentro hasta el fondo del valle y apenas
estuvo a su lado le dijo:
-¿Qué tal le ha ido, madre? ¿Ha tenido buen viaje?
- ¡Sí, Juan! Y tú, ¿estás bien?, ¿estás contento?, ¿has sido
bueno?
-¡Ay, mamá! Mire - y le presentó la vara -.
¡Vaya! ¡Ya me has hecho una de las tuyas!...
- Sí; merezco de verdad que esta vez me castigue.
- ¿Qué te ha sucedido?
- Me subí...; y desgraciadamente he roto la aceitera. Cómo sé, que
merezco un castigo, le he traído esta vara para que me mida las
costillas y se ahorre la molestia de ir a buscarla.
Mientras tanto, Juan le presentaba la vara adornada y miraba la
cara de su madre, entre tímido y gracioso. Margarita observaba a su
hijo y la vara y, sonriendo ante la infantil estratagema, le dijo al fin:
-Siento mucho lo que te ha sucedido, pero, por tu modo de obrar,
te perdono”.
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Aquel perdón de la madre en lugar del castigo, siempre le hizo
pensar a Juanito, niño; a Juan, joven; a Don Bosco, sacerdote…
que: “¡No con golpes!, ¡No con golpes, sino con “amorevolezza”,
con cariño, con amor… se trata a la gente!”.
No con golpes
Poco después se lo iban a decir con más claridad.
Ya tenía Juanito 9 años, y soñaba: todos soñamos: Unos sueños
pasan desapercibidos y se olvidan, otros nos hacen más mella y los
recordamos durante algún tiempo o durante toda la vida.
El Sueño de los 9 años de Juanito, fue un sueño programático y
lo tuvo presente toda su vida. Aquel sueño le marcó su forma de
vivir.
“Un prado lleno de muchachos que se peleaban, decían
palabrotas, blasfemaban y Juanito nunca había oído aquello ni
había visto tanta pelea entre jóvenes.
Al oír aquellas blasfemias, al ver esa pelea, se metió en medio de
ellos para hacerlos callar a puñetazos e insultos…
Después, aparece un hombre muy respetable, noblemente
vestido. Un blanco manto le cubría de arriba abajo. Le mandó
ponerse al frente de aquellos muchachos, añadiendo estas
palabras: - No con golpes, sino con la mansedumbre y la caridad
deberás ganarte a estos tus amigos. Ponte ahora mismo a
enseñarles la fealdad del pecado y la hermosura de la virtud.
Juanito se vio desbordado con aquellas palabras y vio que los
muchachos cesaron en sus riñas, alborotos y blasfemias y
rodearon al que hablaba. Quedó extrañado y siguió escuchando: Precisamente porque esto te parece imposible, debes convertirlo en
posible por la obediencia y la adquisición de la ciencia.
Muchas dudas tenía Juanito Bosco. -¿En dónde? ¿Cómo?
-Yo te daré una Maestra, bajo su disciplina podrás llegar a ser
sabio y sin ella toda sabiduría se convierte en necedad.
- Pero ¿quién sois vos que me habláis de este modo?
- Yo soy el Hijo de aquélla a quien tu madre te acostumbró a
saludar tres veces al día.
En aquel momento vio junto a él una Señora de aspecto
majestuoso, que al verle cada vez más desconcertado, le indicó que
se acercase a ella, y tomándole bondadosamente de la mano: - Mira,
le dijo. Volví entonces la mirada y, aparecieron mansos corderillos
que, haciendo fiestas al Hombre y a la Señora, seguían saltando y
bailando a su alrededor.
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Juanito no comprendía nada y la señora le dijo, lo que nunca
pudo olvidar:
A su debido tiempo lo comprenderás.
Ella sí, lo ha hecho todo.
Despertó. Era nada más que un niño y con toda su inocencia lo
contó en la familia:
“Serás capitán de bandoleros”. “Pastor de cabras, ovejas u otros
animales”, dijeron los hermanos. “A los sueños no hay que
hacerles caso”, comentó la abuela.
“Quien sabe si algún día Juanito llegará a ser sacerdote”, dijo
Margarita.
Pero,… Don Bosco, ¿qué dijo Don Bosco?: Que fuera donde
fuera y lo que fuera, tenía claro esto que se le había dicho en el
Sueño:
- Tienes que hacer buenos a niños y jóvenes.
- Tienes que hacerte humilde, fuerte y robusto.
- No con golpes, sino con mansedumbre y caridad, deberás
ganarte a estos amigos tuyos.
- Debes convertirlos siendo obediente y con la adquisición de la
ciencia.
- Yo te daré una Maestra.
Ya lo tenía claro y así se iba haciendo santo: Jesús le daba una
Maestra, María, para que se hiciera santo.
***
¿Dificultades?… muchas; pero Juan Bosco iba estudiando al
mismo tiempo que ayudaba a estar alegres a los demás en la
Sociedad de la Alegría. Entró en el seminario.
D. Bosco estudió y el 5 de Junio de 1841, aquel niño que nació en
I Bechi, pedanía de Quieri, el 16 de Agosto de 1815, hace ahora casi
200 años, se ordenaba Sacerdote, sí pero quería ser Sacerdote
Santo, con un estilo propio: el que le programó el sueño de los 9
años. Así quería ser: Sacerdote, con los niños y los jóvenes, más
pobres y abandonados.
***
Y muy pronto se le presentó la ocasión.
Era el 8 de diciembre de 1841 (feliz coincidencia la que en ese día,
en 1854, era proclamado el Dogma de la Inmaculada); Don Bosco,
guiado por Jesús y su Maestra, María, tiene el primer encuentro con
un joven: Bartolomé Garelli. Después de la Misa, Don Bosco tuvo
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unas palabras con el joven: Las contestaciones del joven eran
“¡Sí,… no!”... Pero estaba muy serio hasta que logró arrancarle una
sonrisa: ¿Sabes silbar?: El próximo domingo vendrás con tus
amigos, ¿verdad?
¿Sabes silbar?
San José Cafasso, rector de la casa donde se preparaban los
nuevos sacerdotes para su ministerio, le había buscado un buen
trabajo: ser Capellán de un Colegio de niñas acogidas en unas
dependencias de la Marquesa Barolo.
Parecía que esta determinación estaba totalmente en contra de la
inclinación de Don Bosco y el bien del Oratorio, ya que la dirección
de un hospital, confesar y predicar en un centro de educación con
más de cuatrocientas alumnas, el Refugio, parecía que le iba a
impedir atender a los jóvenes; pero no fue así.
Consintió la Marquesa y asignó a don Bosco, a partir de
entonces, el estipendio de seiscientas liras anuales, buen sueldo.
Económicamente estaba solucionado y, por lo que parece, bien
solucionado.
La Marquesa Barolo, vio que el trabajo en Santa Filomena y la
atención a los golfillos del Oratorio, que llevaba al Instituto,
ocupando algunas dependencias todos los domingos,
eran
incompatibles. Le dio a Don Bosco, un cierto tiempo para que se lo
pensara. “O el Oratorio o el Refugio”
Don Bosco no se lo pensó; enseguida le contestó y se fue con su
Oratorio: sin casa, sin local,… dónde fuera… El Oratorio se formaba
en cualquier sitio: prados, ermitas,…, hasta que pudieron comprar
“la Casa Pinardi”. Había que hacer que los niños y jóvenes
estuviesen “alegres”. Y… ¡Ya tenían casa! ¡Se cumplía el sueño de
los 9 años! “Estaba con los niños y jóvenes pobres y abandonados.
***
La obra Don Bosco para atender a los niños y jóvenes crecía;
Don Bosco estaba poniendo en práctica los consejos de aquel
sueño de los 9 años y se dejaba llevar por la Maestra que Jesús le
había dado.
Pero Don Bosco pensaba, cómo hacer el bien… pensaba en
escuelas… pensaba en bandas de música; pensaba en talleres… en
cómo buscar trabajo a los jóvenes mayores del Oratorio; y pensaba,
pensaba mucho…
Y entre las cosas que pensaba era en los colaboradores que
necesitaba, es cierto que algunos sacerdotes le ayudaban y que los
jóvenes mayores del Oratorio se encargaban del cuidado de los
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más pequeños; pero Don Bosco quería más: quería una Familia,
formada por sacerdotes; por mujeres y hombres que con el Espíritu
Salesiano, el mismo que él soñó, se dedicara a los jóvenes.
***
Las normas establecidas en la Iglesia no permitían formar esa
Familia, pero Don Bosco comenzó: Salesianos, Hijas de María
Auxiliadora, Salesianos Cooperadores, Asociación de María
Auxiliadora; ya tenía la Familia a la que se iban juntando los
Antiguos Alumnos por iniciativa propia.
Los jóvenes estaban mejor atendidos y todos trabajaban con los
mismos ideales, con los mismos métodos. La obra de Don Bosco,
la obra Oratoriana, estaba formada. Seguirían uniéndose más
grupos según las necesidades y así tenemos hoy día una gran
Familia: “La Familia Salesiana, obra oratoriana a favor de los niños
pobres y abandonados, por medio de sus hijos”.
***
Al final de su vida, año 1885, Don Bosco tuvo un sueño
programático, no para él, aunque también, pero sobre todo para
toda la Familia Salesiana:
“Estaba Don Bosco en una montaña elevadísima y en la cumbre
estaba un Ángel, en las laderas, una multitud de gente que animaba
a los Salesianos para que siguieran avanzando.
Le pareció estar en el Centro de África, hemisferio sur: un Ángel
con espada de fuego, iba señalando una línea: África, India, China,
Japón, Australia, se veían innumerables islas, América, Europa…
antes de pasar de nuevo a África, al pasar por España, Andalucía,
creo que, la luz que despedía la espada del Ángel, pareció desviarse
a Pozoblanco.
La línea que iba señalando el Ángel dio la vuelta al mundo y llegó
a pararse en lo que había visto al principio: África, pero del
hemisferio norte; quizás los países de, Malí, Nigeria, Togo…
Senegal…
A Don Bosco le pareció oír: “De aquí a ciento cincuenta o
doscientos años, los Salesianos serán dueños de todo el mundo”.
“Nosotros seremos bien vistos siempre, aun de los que no quieran
nada con la Religión, porque nuestro campo especial es de tal
naturaleza que se atrae las simpatías de todos. Habrá alguna mala
cabeza que nos quiera destruir, pero serán intentos aislados que no
tendrán el apoyo de los demás.”
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Y le pareció seguir escuchando: La Familia Salesiana prosperará,
aun materialmente. Procuremos sostener y extender la Familia: esta
Familia nos dará hermanos decididos a mantenerse en su
vocación.”
Este Sueño misionero tiene muchos matices, tiene muchas
enseñanzas, que he suprimido, pero, precisamente Pozoblanco
tiene constancia que se ha hecho realidad. Entre los primeros
Salesianos que llegaron a Togo, marchaba un Salesiano de
Pozoblanco: Antonio César Fernández, que sigue en África.
Podemos estar orgullosos.
***
De muchas Casas Salesianas, se dice, que antes de que llegaran
los Salesianos o las Hijas de María Auxiliadora, había llegado
alguna imagen, algún cuadro de María Auxiliadora.
En Pozoblanco, sucedió así: El Sr. Juan Bautista Tormo, trajo a la
Parroquia de Santa Catalina, cuyo párroco (no lo sé cierto) quizás
fuera nuestro Beato Antonio Rodríguez Blanco, Salesiano
Cooperador, una imagen de María Auxiliadora que recibía culto en
el crucero, donde hoy se encuentra la Virgen de los Dolores.
El día 24 de cada mes se honraba a María Auxiliadora y quizás de
allí salían las primeras procesiones los 24 de Mayo. Allí se fundó la
Asociación de María Auxiliadora: Presidenta la Señora de Juan
Bautista, Secretaria nuestra Beata Teresa Cejudo.
***
La ocasión de que vinieran pronto los Salesianos, se presentó.
Las sobrinas del Obispo Pozuelo, donaron la casa veraniega del
Obispo, para que en ella se hiciera una obra a favor de los niños y
jóvenes. El Obispo de Córdoba pensó en los Salesianos. Hubo los
primeros acuerdos: la obra de remodelación de la casa, (la
construcción de una iglesia, un patio, un teatro, clases, Pozoblanco
estaba necesitado de ellas), se comenzaron a realizar.
El Maestro albañil tenía prisa en terminar la obra, los salesianos
tenían prisa por venir a Pozoblanco y los niños y jóvenes tenían
prisa, mucha prisa.
***
Los sábados, ya por el año 1927, llegaban en el coche de línea (el
saure), dos Salesianos: Don José María Pastor, entonces Director
de la Casa de Córdoba, al que le acompañaba un clérigo, un
salesiano que todavía no había sido ordenado sacerdote y que en
Pozoblanco se le llamaba “el cura mozo”.
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¿Qué hacían un domingo, dos salesianos en Pozoblanco, sin
muchachos, sin niños, sin jóvenes?
Después de la Misa que celebraba Don José Mª Pastor en la
Parroquia, se iban a la plaza del Obispo Pozuelo, hoy de Salesianos,
y empezaron a tratar con los niños y jóvenes que por allí
enredaban.
Los primeros, según han contado ellos mismos en algunas
Fiestas de la Unión, fueron Juan Navas, Antonio Bautista y Luis
Torrico.
Al domingo siguiente se juntaron más: asistían a la Misa en la
Parroquia, que celebraba Don José Mª Pastor y, después a jugar a
la plaza con los salesianos. Jugaban a todo lo que la inventiva de D.
José Vaquerizo y de los mismos muchachos, le venía a la cabeza.
Los albañiles no tuvieron más remedio que dejar un pasillo, para
que los niños y jóvenes pasaran todos los domingos al patio, entre
las obras. El patio, que sólo era lo que hoy es el pórtico de Domingo
Savio y el patio que está en frente del teatro.
Con algún trabajo de los albañiles y el pisoteo de los, (vamos a
llamarles ya, oratorianos,) dieron al traste con la parte baja de la
huerta, que hoy es el campo de fulbito y baloncesto.
Los dos salesianos disfrutaban con los jóvenes, que jugaban, se
divertían y aprendían algo de vez en cuando.
Así dio comienzo la Casa Salesiana de Pozoblanco con un
marcado signo “oratoriano”. Esta Casa iba a ser una “Casa
Oratoriana”.
***
Y así fue: en 1930, llegaba la primera Comunidad de Salesianos
con Don Antonio do Muiño de Director. Los demás Salesianos
empezaron a trabajar: tenían iglesia, tenían un patio, no muy
grande, pero un patio, tenían teatro y tres clases no muy grandes
pero lo suficiente para tener 30 ó 40 niños y muchachos en cada
una. (Entonces no existía la ratio).
Pero los Salesianos pensaban en una Casa abierta, un patio para
jugar después de las clases y un ORATORIO FESTIVO.
***
Comenzó el Oratorio: Cada muchacho, un carnet; por la mañana
Misa y sello en el carnet; por la tarde Buenas tardes, Bendición con
el Santísimo y otro sello en el carnet.
Después al patio, los que tenían los dos sellos, a jugar, con los
pocos medios que tenían pero valiéndose de lo que pensaban unos
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y otros, se pasaba la tarde divertida. Las puertas quedaban abiertas
de modo que se colaban todos, aunque no tuvieran los dos sellos,
Aquella era la Casa Salesiana de los años ’30.
Los Salesianos tenían jóvenes de Acción Católica que ayudaban
en la tarea del Oratorio. Entre ellos estaba nuestro Beato Bartolomé
Blanco.
***
Yo entré en el Oratorio con 6 años (1941): me gustaba jugar con
una especie de caña de pescar que terminaba en un aro y que había
que entrar por el cuello de una botella, “la pesca de la botellla”; los
zancos hechos con guitas y latas; y pasear, dando vueltas al patio
donde Don Miguel Carrasco, nos contaba la vida y sueños de San
Juan Bosco. Un sueño de Don Bosco podía durar medio año.
Lo que menos me gustaba era la aparición de Don Eduardo
Ramos, entonces Director, con los bolsillos llenos de pelotas de
trapo y que ponía el patio en movimiento a pelotazo limpio, no
quería ver corrillos y todos tenían que estar jugando a lo que fuera.
Lo que más alegraba y se recibía con palmas, era el toque de la
campana, anunciando que íbamos a tener teatro. Entrábamos, nos
colocábamos como se podía y un grupo de jóvenes, animadores,
nos representaban alguna obra de teatro, sainetes sobre todo, que
nos hacían reír a carcajadas.
Pero el salón se venía abajo con los aplausos, cuando el
presentador anunciaba al Guijito (perdona José Antonio, pero así le
llamábamos a tu padre); el Guijito que nos declamaba poesías, pero
nosotros, casi siempre, le pedíamos la misma, que nos hacía reír,
nos hacía llorar. “El Piyayo”
¿Tú conoces al "Piyayo",
un viejecillo renegro, reseco y chicuelo;
la mirada de gallo
pendenciero
y hocico de raposo
tiñoso…
que pide limosna por "tangos"
y maldice cantando "fandangos"
gangosos?
¡A chufla lo toma la gente
y a mí me da pena
y me causa un respeto imponente!
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Ata a su cuerpo una guitarra,
Que chilla como una corneja
Y zumba como una chicharra
Y tiene arrumacos de vieja
pelleja.
Yo le he visto cantando,
Babeando
De rabia y de vino,
Bailando
Con saltos felinos
Tocando a zarpazos,.
Los acordes de un viejo "tangazo"
Y, a sus contorsiones de ardilla,
Hace son con la sucia calderilla.
¡A chufla lo toma la gente
y a mí me da pena
y me causa un respeto imponente!
Y seguía el Piyayo unas veces nos hacía llorar como cuando
decía,dando de comer a sus nietecitos: “despacio, muy despacio,
que dure…qe dure”. Otras nos hacía reír cuando: “si no puedes
comer Manuela, porque no tienes muelas”.
***
Después, la enseñanza, (necesaria en Pozoblanco, la llegada de la
Academia para estudiar Bachillerato, la creación de unas Escuelas
de Artes y Oficios, la falta de Salesianos: tuvieron la culpa de que
se fuera olvidando el Oratorio, pero no se olvidaba que la Casa
Salesiana de Pozoblanco, había nacido como una “Casa…
Oratoriana”.
***
Se ha escrito, o me lo invento yo para esta ocasión, que muchas
de las cosas grandes dan comienzo con un grupo de amigos, la
barra de un bar y unas copas de vino. La barra del Bar estaba en
“Casa del Kiko”, los amigos Antonio Moreno, José Antonio Guijo y
Pedro García, mi hermano, que por entonces era Presidente de los
Antiguos Alumnos, las copas de vino… las que ellos pedían al Kiko.
Un día, el tema de conversación fue sobre los muchachos del
Colegio: se iban a dar vacaciones de verano y pensaban en ellos:
¿qué harán los muchachos por las tardes, solos, aburridos?
Y vino la luz: ¿por qué no refundamos el Oratorio Don Bosco,
durante el verano: un oratorio, con carnet, un oratorio con juegos,
un oratorio en que las tardes, los niños y jóvenes se lo pasaran
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bien? No con mucho tiempo maduraron la idea. Estaban casi al final
de Curso.
Un día me llamaron: (quizás mi hermano sabía algo de que yo
tenía experiencia de Oratorios en la antigua Inspectoría de Sevilla)
Me propusieron la idea, y yo solamente les puse una condición: El
Oratorio Don Bosco, tenía que ser para todo el pueblo, para todos
los Colegios, yo era Maestro en el Colegio Público Virgen de Luna.
¡Aceptaron! Y nos pusimos a trabajar. El Oratorio, 1979, sería una
prueba, para ofrecerlo mejor estructurado en el cincuentenario de la
Obra Salesiana de Pozoblanco en 1980.
Hacía falta:
*Permiso de la Comunidad.
*Ver con los medios que se contaba,
*Dividir los espacios y repartir deberes.
*Encargar los carnets, y una autorización que debían firmar los
padres, para que sus hijos pudiesen participar en las actividades
del Oratorio.
“Algo de dinero para premiar la asistencia…
*Ya estaba todo previsto y nada preparado”.
Por parte de la Asociación de María Auxiliadora, un grupo de
muchachas jóvenes, al frente María Jesús López, se ofrecieron,
hacerse cargo de la inscripción, de dar el carnet, y hacer firmar a
los padres la autorización para que sus hijos asistieran al Oratorio.
Todo gratis… Algunos padres se extrañaban.
Nosotros, mientras tanto: Fijamos las fechas: 1 de Julio a 15 de
Septiembre. Nos dividimos el espacio del patio entre los tres; mi
hermano Pedro, se unía por las noches.
Antonio Moreno se quedaría en el pórtico; José Antonio en las
pistas de fulbito y baloncesto; yo en el campo de tierra que estaba
donde hoy se alza el polideportivo.
¿Medios? Unos balones que habían dejado los alumnos de
E.G.B., una soga para tirar y ver qué equipo lograba pasar la raya,
unos zancos que se encargaron y otros hechos de latas y cuerdas,
botellas y cañas de pescar y una pista que Antonio Moreno se ideó
en el pórtico, con muchas curvas para que los muchachos echaran
carreras con sus platillos de cerveza y refrescos. Las niñas
comenzaron a llevar sus combas… etc. etc.
***
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Con puntualidad, a las cinco y media de la tarde, con todo el
fresquito, nos reunimos en la iglesia junto con el grupo que iba a
sellar los carnets: rezábamos, en verdad que no mucho, y se
programaba la tarde.
A las seis, también puntualmente, se abrían las puertas: José
Antonio Guijo y Antonio Moreno, cortaban el acceso a los patios y
hacían pasar por la iglesia a todos los que iban entrando. El primer
año y el primer día nos asustamos: se llenó la iglesia, unos
cuatrocientos niños y niñas dispuestos a pasarlo bien.
D. Enrique Pinzón, salesiano de la Comunidad que andaba por
allí, se le cogió para que nos diera las “buenas tardes”, cuando yo
lograba, con la poca megafonía que había por entonces, hacer
callar aquellos niños.
Al terminar de hablar, 3 minutos, nos sorprendió que, con su
gran voz, y empezó a enseñarles lo que iba a ser la “canción del
Oratorio” y que todavía se canta por muchos que son, y fueron,
oratorianos:
Somos del Oratorio
Lo considero un hecho importante, extraordinario: Empezamos el
día 1 de Julio y el día 3, no se me olvida, subió el Director, me llamó,
y me entregó 500 pts., que le había dado Dñª Dolores, de la calle
Santa Marta, para el Oratorio: fue el primer donativo que recibimos
y sin nosotros pedirlo: una de las cosas raras que pasan en los
Oratorios.
Lo consulté con los otros dos animadores y estuvimos
conformes que hacían falta “juegos de mesa”. Me escapé al Siglo,
puse las 500 pts., en el mostrador y dije: “todos los juegos de mesa
que me pueda dar por esto. Cargado con una bolsa, no tan grande
como la que nosotros hubiéramos querido, llevé al Oratorio parchís,
damas, tres rayas…
¿Y las mañanas? Don Antonio Rides, con algunos estudiantes
universitarios, formó una escuela de recuperación en el Colegio
Ginés de Sepúlveda. También eso era Oratorio.
El hecho es, que había gente que estaba sensibilizada con la idea
de que la Casa Salesiana de Pozoblanco, era… una “Casa
Oratoriana”.
A las nueve, salían los chicos y nos quedábamos con algunos de
octavo, para barrer un poco y ordenar; después José Antonio les
sacaba a ellos solos unos balones y pudimos empezar a hablar de
que el próximo año ellos serían, “podían ser”, animadores.
Poquito a poco, iba empezando el Oratorio juvenil.
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Una tarde vimos aparecer en el patio al Sr. Inspector, Don
Antonio Rodríguez Tallón, vio el movimiento, le hablamos de que
nos hacía falta un Salesiano joven: él, se calló, pero el año 1982, se
nos presentó, la última semana de Junio, Teodoro, en traje
deportivo y encargado principalmente de los “animadores”. Se iba
completando la Familia Salesiana.
Se ordenó el Oratorio en cuatro Colosos: Alegría (amarillo),
Bondad (azul), Compañerismo (Verde) y Dinamismo (Rojo), en total
4 Colosos por 8 cursos: 32 grupos. El Oratorio se llenaba de
colores.
Tres o cuatro años más tarde, de forma un poco rara, las cosas
extrañas que suceden en los oratorios y que sería largo de contar:
la cosa se fraguó en Barcelona con la Inspectora, aquel año
llegaron las Hijas de Mª Auxiliadora: Josefita Moreno, Ana Mari Díaz
y Mari Carmen García de Consuegra: hacían de todo y se
preocupaban principalmente de las niñas.
Ya estaba al completo la Familia Salesiana: los Antiguos Alumnos
se encargaron de la economía, habría que nombrar a muchos
colaboradores pero no podemos dejar de nombrar a Manolo Lopera
y Daniel Tejero. Los Hogares Don Bosco atendían el puesto de
chucherías y los bares. Se abrió el Oratorio Juvenil y después unos
veladores y unas sillas, acogían a los miembros de Hogares y
Antiguos Alumnos, allí pasaban la noche y los adultos más
dispuestos formaron sus ligas de fulbito y baloncesto, donde no se
puede olvidar a Tomás Castro y Manolo Agudo.
Se hizo de todo: talleres de manualidades, talleres de baile,
Karaoke, hasta dimos un Taller de estudio: “La Biblia y la Ley”.
***
Dos figuras: Don Fausto y Don Eusebio.
Don Fausto recibía los muchachos en la puerta y los sujetaba,
hasta que los animadores terminábamos nuestra oración y tenía
que hacer de “guardia de circulación; después su puesto eran los
grifos para que los muchachos no se los dejaran abiertos, había
escasez de agua, y jugar con los más chiquitines a ese juego del
“burro vuela”.
Don Eusebio era el que abría y cerraba puertas y daba vueltas y
más vueltas por el Oratorio para que todo estuviera en orden y no
hubiera muchos destrozos, también, sobre todo en el Oratorio
Juvenil, arbitraba partidos. Por la noche, a las 12, en punto,
comenzaba a apagar luces y era la señal de que había que
marcharse.
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Nos faltaba una sección, la sanitaria: algunos médicos y
enfermeros del Hospital Comarcal hacían sus guardias, organizadas
por Miguel Ruiz, Médico y que pertenecía a Hogares Don Bosco.
***
La Casa Salesiana de Pozoblanco con su Oratorio Don Bosco,
había captado, el pensamiento del Rector Mayor, D. Egidio Viganó,
que envió en una carta a toda la Familia Salesiana, y que definía el
Oratorio Salesiano: “CASA − ESCUELA − PARROQUIA Y PATIO no
son espacios físicos sino APTITUDES DEL CORAZÓN, entrelazadas
y mezcladas, donde la presencia de una, implica la de las otras. O
existen todas a la vez o no existe ninguna. Y también son
APTITUDES para vivir en la casa salesiana. Para Don Bosco tales
actitudes del corazón no se declaman, sino que se
EXPERIMENTAN. Cuando nos visitó D. Egidio Viganó, lo primero
que oyó al entrar en nuestra Casa fue:
ORATORIO SALESIANO, CASA PARROQUIA Y ESCUELA.
ORATORIO SALESANO, UN PATIO QUE NOS ESPERA.
Tenemos una casa todos juntos,
una casa donde no existe el primero.
Allí “todos” nos sentimos muy felices,
“animadores”, mayores y pequeños.
Pasamos un verano divertido
jugando y acogiendo al compañero.
D. Bosco es el modelo que seguimos
La alegría y la amistad, nuestro secreto.
ORATORIO SALESIANO, CASA PARROQUIA Y ESCUELA.
ORATORIO SALESANO, UN PATIO QUE NOS ESPERA.
Al final del Oratorio: que comenzaba el último viernes, se resucitó
el festival de la canción blanca; después todos y cada uno de los
grupos de los cuatro colosos subían, para hacer su numerito en el
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escenario; también los animadores,
flamenco” que montaron un año.
es
célebre un
“tablao
Al día siguiente, sábado: la gran fiesta: comenzábamos con la
Eucaristía, y después: tómbola, una gran barra y había montaditos
de lomo y otras cosas: se pagaba en vales del Oratorio, (los
oratorianos y animadores ya los habían recibido, gratis según su
asistencia, y los padres debían cambiar en los bancos).
Colaboradores… muchos; no los podemos nombrar a todos:
Rafael Villarreal en el banco, Domingo Sánchez en la tómbola y en
la plancha el siempre servicial Aurelio Moreno.
Aquel día, Don Eusebio no apagaba las luces a las doce, pero sí
iba apilando las sillas y veladores que quedaban libres, adelantando
el trabajo del domingo.
Y al día siguiente, domingo, limpieza general: desmontar el bar, el
kiosco de chucherías,… y ¡barrer, barrer…!
El que haya leído la vida de Don Bosco, habrá visto que en
Valdocco sucedían cosas extraordinarias, ya hemos dicho algunas,
¿verdaderos milagros, en Pozoblanco?, yo no diría tanto, pero sí
había cosas raras.
Un domingo, de un año en que se estaba barriendo a pleno sol,
llegaron tres jovencitos, alumnos del Colegio Ginés de Sepúlveda,
no habían asistido al Oratorio porque estaban trabajando, pero
aquel domingo nos estaban mirando: se me acercó uno de ellos y
un poco tímido me dijo: ¿Podemos hacer algo?
Dicho y hecho: puse mi escoba en sus manos y me fui a la
sombra a descansar, los otros dos le quitaron la escoba a las dos
Hijas de María Auxiliadora. Después, estos tres muchachos fueron
Antiguos Alumnos, se vincularon a Don Bosco, y uno de ellos,
Andrés Muñoz, fue durante algunos años Presidente de la
Asociación.
La Casa Oratoriana de Pozoblanco seguía el pensamiento de Don
Bosco: “Hacer buenos cristianos y honrados ciudadanos”. “HACER
BUENAS PERSONAS”
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Yo os pregunto y me lo he preguntado muchas veces: ¿Qué dijo
Don Bosco: primero, buenos cristianos y después, honrados
ciudadanos; o al contrario?
Yo he llegado a la conclusión que Don Bosco lo que dijo: “Haced
buenas personas”, “haced buenas personas”. Si Dios les da la
gracia de ser cristianos, mejor; si no les da la gracia de ser
cristianos o han olvidado su Bautismo, que sean “buenas
personas”; ya se las apañará Don Bosco, Mª Auxiliadora, con
Jesucristo, que después entren en ese gran Oratorio que vamos a
formar: con los colores amarillo, azul, verde, rojo (alegría, bondad,
compañerismo, dinamismo); con juegos, yincanas, fulbito,
baloncesto… Un Oratorio gigante con nuestro capitán Domingo
Savio y donde no habrá caras tristes, no habrá cara de municipal y,
así, en ese Oratorio, allá en el cielo, alabaremos a Dios.
Y termino. El Ángel del sueño del año 1885, le había señalado a
Don Bosco los lugares que a la Familia Salesiana le estaban
reservados. Había creído escuchar que después de 150, 200 años el
mundo, sería de la Familia Salesiana, también en Pozoblanco, y
ahora, este año, 2015, Bicentenario del nacimiento de San Juan
Bosco, en todo el mundo habrá fiesta, y en todo el mundo, también
en Pozoblanco, se cantará:
(Canto: ¡Salve, Don Bosco Santo…joven de corazón)
Juan José García Torralbo – Salesiano Cooperador
Pozoblanco a 24 de Octubre de 2014
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