La abominación de la desolación en Fátima

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La abominación de
la desolación en Fátima
Con respecto al llamado congreso interreligioso que bajo el título insolente “El Presente del
Hombre – El Futuro de Dios”, que tuvo lugar en el Santuario de Fátima del 10 al 12 de
octubre de 2003, la prensa portuguesa atribuyó al Rector del Santuario de Fátima, Mons.
Guerra, la siguiente declaración: “El futuro de Fátima, o de la adoración de Dios y de Su
Madre en este santo Santuario, debe pasar por la creación de un lugar donde las diferentes
religiones puedan mezclarse. El diálogo interreligioso en Portugal, y en la Iglesia Católica
aún está en una fase embrionaria, pero el Santuario de Fátima no es indiferente de este
hecho y ya está abierto a ser un lugar de vocación universalista”.
Algunas reflexiones, por el Padre Nicholas Gruner, S.T.L, S.T.D. (Cand.)
______________________________________________________________________
La declaración arriba mencionada se atribuye al rector del Santuario de Fátima,
Monseñor Guerra, y él aún no respondió a los pedidos para que admita o niegue que
esas palabras son suyas. En cualquier caso, el tema de la conferencia, en conjunto, fue
presentado en la edición del 24 de octubre de Notícias de Fátima, el periódico local que
tiene acceso directo a la información oficial del Santuario. Los titulares de la
conferencia consignan: “El Santuario [de Fátima] se abre al pluralismo religioso” y
“Santuario para diferentes credos”. El mismo periódico admite que “por primera vez”
ministros de la Iglesia Anglicana “fueron invitados oficialmente a venir a Fátima,” junto
con “ordodoxos, hinduístas, budistas y musulmanes”. También citó la satisfacción de
Mons. Guerra al decir que esta colorida reunión de diferentes religiones es “un primer
paso. Nosotros estamos como los ingenieros en Portugal, quienes comenzaron por
examinar las estructuras del los puentes para ver si son confiables en el futuro”.
¿Un primer paso hacia qué? ¿Un puente para qué? Claramente, un primer paso y un
puente hacia un santuario “interreligioso” en Fátima. Cuando los fieles católicos
entraron en escena y protestaron por la cuestión y por las aparentes tendencias de ese
congreso, Guerra los calificó de “anticuados, estrechos de mente, fanáticos extremistas
y provocadores”.
Hablé con un sacerdote amigo sobre la abominación que estaba siendo
aparentemente preparada en el Santuario de Fátima, y su primera reacción al leer la
información de prensa fue que debía ser una broma, que la información debía ser una
parodia de lo mal que andan las cosas hoy en la Iglesia.
Pero es cierto. Eso apareció en varios artículos en la prensa secular, y también
parece que en el propio periódico oficial del Santuario de Fátima, A Voz de Fátima, el
13 de noviembre de 2003. En primer lugar, A Voz de Fátima no dejó de atribuir a Mons.
Guerra la cita con la que comienzo esta reflexiones, aunque habían transcurrido 13 días
de la afirmación atribuida a Guerra, a causa de la que recibió protestas de todo el
mundo, incluyendo por Internet. A Voz de Fátima muestra en primera plana la misma
fotografía publicada el 24 de octubre por Notícias de Fátima: un clérigo anglicano y
otro ortodoxo caminando juntos como parte de una larga, formal procesión
“interreligiosa” de “representantes” de diferentes religiones. Esta procesión fue desde la
capilla original construída en el lugar de las apariciones hasta la basílica en honor de
Nuestra Señora de Fátima. Esta, en realidad, que fue una de las más grandes procesiones
de este año, tuvo lugar en el mes del Santo Rosario y del aniversario y del Milagro del
Sol.
http://www.fatima.org/span/crusader/cr75/cr75pg20.pdf
1
El simbolismo no pudo ser más claro: las diferentes religiones son bienvenidas y
tratadas como iguales en una procesión en el preciso lugar donde Nuestra Señora llamó
a la conversión de Rusia y de todo el mundo a la Fe Católica.
La abominación con que amenaza este “congreso” de religiones también fue
confirmada por relatos de testigos oculares, tales como el de John Vennari, quien estuvo
presente en el congreso y escuchó con sus propios oídos la herejía y la apostasía
pronunciadas por el Padre Dupuis, el aplauso y otras señales de aprobación dadas por el
rector del santuario y los otros altos dignatarios entre la audiencia, incluyendo al Nuncio
Papal, como también al responsable vaticano de la Comisión Pontificia para la
promoción de la unidad religiosa, Arzobispo Fitzgerald.
Como dije, Mons. Guerra no respondió a los varios pedidos de que negara las
declaraciones que le atribuyeron las informaciones de prensa. El Vaticano está tratando
de distanciarse del suceso, a causa del agravio que causó alrededor del mundo. Despúes
que regresó a Roma, el Arzobispo Fitzgerald declaró que el congreso “fue apenas ‘parte
de una reflexión en curso’ sobre la ‘dimensión interreligiosa’ del santuario en la Iglesia
y en el mundo moderno”, pero “allí no hubo ninguna conclusión práctica”1 Ninguna
“conclusión práctica” – todavía.
Pero, al menos, hasta la fecha en que se escriben estas reflexiones (diciembre 1º de
2003), ninguna autoridad de la Iglesia ha rechazado categóricamente toda la idea de un
santuario interreligioso en Fátima, con el ultraje que esto significa. Ninguna autoridad
de la Iglesia declaró públicamente que Mons. Guerra no dijo lo que se le menciona
haber declarado – que el Santuario debe convertirse en un lugar donde las diferentes
religiones pudieran mezclarse. Ninguna autoridad vaticana repudió la precisa idea
contenida en la afirmación atribuída a Guerra. Ni siquiera el própio periódico del
Santuario publicó una negativa, a mas de un mes del “congreso”, y semanas después de
los comentarios atribuídos a Guerra que la prensa ventiló y se publicaron alrededor del
mundo por Internet.
Ahora, Mons. Guerra no hubiera hecho tales declaraciones sin contar con poderosos
respaldos dentro del aparato vaticano. El no es un tonto imprudente. El supo que sus
declaraciones serían bien recibidas por representantes del Vaticano presentes en el
“congreso”, quienes también aplaudieron las herejías interreligiosas del Padre Dupuis,
propaladas en su alocución en el mismo congreso. (ver “¿Fátima se convierte en
Santuario Interreligioso? Un relato de alguien que estuvo allí,” por John Vennari en esta
edición).
Tal vez el aparato vaticano ahora está tratando de desinflar el globo de ensayo que
lanzó Guerra. Pero el globo de ensayo fue lanzado, claramente, para ver como
reaccionarían los católicos. Los inspiradores de la nueva religión que estan imponiendo
sobre nosotros en nombre del Vaticano II – hombres que ya no tienen la Fe Católica de
nuestros padres – ahora saben que la reacción de los buenos católicos no puede ser
fácilmente descuidada. Estos hombres de la nueva religión necesitan lanzar sus globos
de ensayo para ver que pueden lograr en la hora presente y cuanto deberán esperar para
otra jornada. Si esto no funciona, el globo de ensayo debe ser bajado y ellos continúan
pretendiendo ser católicos. El mismo hecho que ellos lanzan estos globos de ensayo de
la nueva religión, muestra que ellos ya no tienen la Fe. Nosotros debemos decirles que
sabemos lo que ellos están tramando. Nosotros debemos dar pasos positivos para hacer
que la amenazada abominación nunca ocurra en ningún tiempo.
http://www.fatima.org/span/crusader/cr75/cr75pg20.pdf
2
La Abominación de la Desolación
El profeta Daniel en el Antiguo Testamento, y el mismo Jesús en el Nuevo
Testamento, predijeron que en un tiempo futuro habría una “Abominación de la
Desolación” en el lugar santo. Como lo advirtió Nuestro Señor, ese hecho señalaría la
proximidad de un gran castigo:
“Cuando viereis, pues, la abominable desolación predecida por el profeta
Daniel en el lugar santo (el que leyere entienda), entonces los que estén en
Judea huyan a los montes; el que esté en el terrado no baje a tomar nada de su
casa, el que esté en el campo no vuelva atrás en busca del manto. ¡Ay de las
que críen en aquellos días! Orad para que vuestra huida no tenga lugar en
invierno ni en sábado. Porque habrá entonces una gran tribulación cual no la
hubo desde el principio del mundo hasta ahora, ni la habrá, y, si no se acortaran
los días aquellos días, nadie se salvaría; más por amor de los elegidos se
acortarán los días aquellos.” (Mt. 24:15-22)
Por lo tanto, es cuestión de revelación divina que en algún tiempo futuro Dios
permitirá al diablo y a sus seguidores profanar un lugar santo dedicado al Unico Dios
Verdadero, a la Santísima Trinidad, al Creador del Cielo y de la tierra.
Dios permitirá esta profanación por un breve período. Y no será una pequeña
profanación, si podemos llamarla así, sino que será una muy grave – la peor profanación
posible, la profanación que Nuestro Señor, refiriéndose al profeta Daniel, llamó “la
Abominación de la Desolación”.
Si lo que ahora está planeado para Fátima, no es la Abominación de la Desolación
predecida por Nuestro Señor, es al menos un presagio de aquella última profanación.
Sería una muy grave abominación infligida a un santuario – un lugar santo elegido,
consagrado y santificado por la misma presencia física del cuerpo glorificado de
Nuestra Señora en Fátima.
Señalemos antes que nada que la aparición de Nuestra Señora en Fátima en 1917 no
fue, como pretenden los modernistas, meramente una imágen en las mentes de los tres
niños, Francisco, Jacinta y Lucía. No, fue la visita de Nuestra Señora en Su verdadero
cuerpo físico – el cuerpo glorificado de la Santísima Virgen María – el mismo cuerpo
que fue llevado a los Cielos en la Asunción después del fin de Su vida terrenal. Fue el
cuerpo glorificado de María Inmaculada que volvió a la tierra y estuvo de pie sobre la
encina en Fátima.
Y si, Ella se posó en ese árbol. Nosotros lo sabemos porque la gente de la multitud
relató haber visto el árbol curvado como si alguien estuviera parado sobre él. Ese
alguien era la Santísima Virgen María. El milagro no fue que los niños pudieran verla,
sino que la gente que no pudo verla, vió el arbol curvado. Y un número de ellos vió el
vehículo sagrado en el que Ella llegó el 13 de setiembre de 1917.
Nosotros estamos hablando, entonces, del sito de Fátima santificado por la
presencia física de la Gloriosa Madre de Dios. Y Fátima no es el único lugar en el
mundo. Otro ejemplo de un lugar santificado por la presencia física de Nuestra Señora
es Zaragoza, España, a donde el Papa Juan Pablo II hizo un peregrinación. En el Siglo I,
cuando Santiago el Mayor estaba predicando el Evangelio en España, en lo que es hoy
http://www.fatima.org/span/crusader/cr75/cr75pg20.pdf
3
Zaragoza, se sintió muy desalentado por los pobres resultados que obtenía. La Santísima
Virgen María, quien aún no había ascendido a los Cielos y vivía en Tierra Santa, se
bilocó2 en Zaragoza – se sabe que santos como el Padre Pío se bilocaron – apareciendo
ante Santiago sobre un pilar para hablar con él y alentarlo en ese momento de tristeza.
Al presente, el pilar en el que Ella estuvo de pie todavía existe, rodeado por una gran
basílica. El pilar en si mide más de una milla de altura, oculto en tierra excepto los
últimos 10 pies/3 metros.
Si Dios considera el sito en el que Nuestra Señora estuvo de pie en Zaragoza como
un lugar tan santo que lo preservó completamente intacto e incólume hasta el presente,
El seguramente pretende preservar intacto e incólume, como suelo santo, el lugar en que
Ella se apareció en Fátima.
Otro lugar santificado por la presencia física de Nuestra Señora se encuentra en
Loreto, Italia. En 1294 a.D, los ángeles llevaron a Loreto, desde Tierra Santa, la Santa
Casa donde el Arcángel Gabriel se apareció a la Santísima Virgen María, y donde Ella
dió Su libre consentimiento para ser la Madre del Salvador. Los ángeles hicieron eso
para preservar la Santa Casa de la profanación de los invasores musulmanes. Esa misma
Santa Casa es hoy reverenciada como un lugar sacro, que es parte del patrimonio del
Estado Vaticano, bajo directo control papal, como es San Pedro en Roma.
Ahora, tener un lugar santificado por la presencia física de la Madre de Dios y
deshonrarlo al abrirlo al culto de falsos dioses, poniéndolo a disposición de practicantes
de todo tipo de falsas religiones, es definitivamente una abominación.
Sería suficientemente malo si esta abominación fuera impuesta a punta de pistola
por un ejército invasor. Pero esta abominación, verdaderamente, está siendo propuesta o
dejada correr por clérigos católicos, incluyendo Mons. Guerra, el Rector del Santuario
de Fátima, quien anunció sus planes para esta abominación en la prensa, juntamente con
su congreso sobre “El futuro de Dios”. Representantes del Vaticano y otros dignatarios
de la Iglesia conocieron este ultraje, pero ninguno de ellos levantó la menor objeción
contra este escándalo público.
Hasta ahora, esta abominación – la profanación del Santuario de Fátima al hacerlo
un lugar de culto de falsos dioses – no ha sido totalmente llevada a cabo. Sin embargo,
el suelo está siendo preparado, como nosotros podemos ver por las enseñanzas heréticas
y apóstatas presentadas por el Padre Dupuis en la conferencia “El futuro de Dios” en
Fátima – falsas enseñanzas que fueron bien recibidas por los varios dignatarios
mencionados (ver el informe de John Vennari, “¿Fátima se convierte en Santuario
Interreligioso? Un relato de alguien que estuvo allí”). Estos dignatarios de la Iglesia,
tanto por su connivencia, acuerdo, silencio o aplauso, señalaron que las herejías
predicadas por el Padre Dupuis están igualmente reflejadas en la creación de un “nuevo
santuario interreligioso en Fátima”, a menos que sean detenidos por los fieles católicos.
Cometer esta abominación en cualquier lugar santo católico, sea este su parroquia
católica local, una basílica, catedral o un lugar de peregrinación, sería una ofensa grave
contra Dios. Pero es aún peor cometer tal abominación en un lugar santificado por la
presencia misma de Su Madre, a quien el propio Cristo ama y honra de manera muy
especial, reservada para Ella y solo para Ella.
Tomar tan sagrado lugar y abrirlo al culto de falsas religiones es hacerlo –
literalmente – un lugar de culto para el mismo demonio. Pues como enseña San Pablo,
http://www.fatima.org/span/crusader/cr75/cr75pg20.pdf
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los dioses de la religiones paganas son demonios. Los hinduístas, los budistas, los sikhs,
los animistas, todos ellos dan culto a los demonios, aún si ellos no fueran explícitamente
conscientes de ello. Claramente, entonces, lo que está planeado para Fátima es una
abominación de la desolación, aún si esta no fuera la Abominación de la Desolación
profetizada por Nuestro Señor.
La Gran Apostasía
Nosotros no elegimos nacer en este tiempo, pero parece, de todo lo que podemos
ver, que estamos en el tiempo del Anticristo predecido en la Sagrada Escritura. Como
dijo San Pío X, solo unos pocos años antes que Nuestra Señora viniera a Fátima en su
Ecíclica E Supremi: “Hay buena razón para temer menos que esta gran perversidad
pueda ser, como fue, un anticipo, y tal vez el principio de estos males que están
reservados para los últimos días; y que ya pueda estar en el mundo el ‘Hijo de
Perdición’ de quien hablan los Apóstoles”. ¿Que diría hoy este gran Papa canonizado,
cuando el mismo rector del Santuario de Fátima propone hacer un lugar de culto para
los demonios?
La apostasía debe ocurrir antes que venga el Anticristo, el Hijo de Perdición. Allí
ellos se están preparando para instalar la Abominación de la Desolación en un lugar
santo, para que el Anticristo pueda reinar el mundo con una falsa religión. A menos que
los católicos de Portugal, unidos con los católicos de alrededor del mundo, se opongan
vigorosamente e insistan en el rechazo de este proyecto de instalar la Abominación de la
Desolación en Fátima, ellos cargarán sobre si la culpa de sus dirigentes.
Como dijo la Hermana Lucía, el diablo está librando una batalla final, y aquí él
incluso ha elegido el campo de batalla, el propio suelo de la Cova da Iria. El objetivo
del diablo es crear la nueva religión mundial, mientras nos engaña en la creencia que la
nueva religión todavía es católica. Aquellos que se oponen a esa falsa religión – y los
hombres de Iglesia no están engañados con ella – serán, tal como en el tiempo de la
herejía arriana en el Siglo IV, “excomulgados” y desterrados de la estructura “oficial”
de la Iglesia.
Ocultando el Tercer Secreto
De esto debemos darnos cuenta: que estamos presenciando la batalla final del
diablo; que la apostasía está a nuestro alrededor y que se extiende íncluso dentro de los
muros del mismo Vaticano. Como dijo el Cardenal Ciappi: “En el Tercer Secreto está
profetizado, entre otras cosas, que la gran apostasía en la Iglesia comenzará en la cima”.
¿Como podría ser de otra manera, si es allí donde el diablo debe incursionar si la
profecía de la Escritura sobre una Gran Apostasía en la Iglesia se está cumpliendo?
El 26 de junio de 2000, el Cardenal Ratzinger y Mons. Bertone nos engañaron
cuando nos dijeron que el visión del “Obispo vestido de blanco” que era asesinado “es”
el Tercer Secreto. No, a lo sumo solo es una parte del Tercer Secreto. Partes aún más
importantes del Secreto nos están siendo ocultadas.
El Tercer Secreto es la predicción de la apostasía en la Iglesia, comenzando por la
cima, en el Vaticano. Ahora nosotros lo vemos bastante abiertamente con este globo de
ensayo, lanzado por Mons. Guerra, quien sugiere que Fátima debe convertirse en un
santuario para todas las religiones.
http://www.fatima.org/span/crusader/cr75/cr75pg20.pdf
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Altos dignatarios de la Iglesia tienen el texto verdadero del Tercer Secreto en sus
manos. Incluso la Madre Angélica dijo que ella cree que aún no hemos recibido todo el
Tercer Secreto, y afirmó su sospecha en la televisión nacional ante millones de
televidentes.
¿Por qué ciertos dignatarios vaticanos continúan ocultando el resto del Tercer
Secreto – el texto del que explica la visión del “Obispo vestido de blanco” que es
ejecutado por una banda de soldados en las afueras de una ciudad medio en ruinas llena
de cadáveres?
Ellos saben que en ese texto Nuestra Señora está denunciando, en esencia, sus
acciones y sus planes, que han llevado a esta devastación. Ellos saben por las mismas
palabras del Secreto que es conveniente para ellos usurpar el poder y la autoridad que
no les pertenece a ellos mientras aún puedan. Ellos rechazan permitir a los fieles – para
quienes fue transmitido el Secreto – conocer lo que contine. Ellos son como los
hombres en la cumbre del gobierno de los Estados Unidos quienes habían descifrado el
código japonés y supieron que el ataque a Pearl Habor era inminente, pero ocultaron la
información.3 ¿Por qué hicieron eso? Porque ellos quisieron que ocurriera el ataque,
ellos quisieron una provocación que justificara una guerra, y por lo tanto ellos no
quisieron que armáramos nuestras defensas a tiempo.
Igualmente, los hombres que conocen el contenido del Tercer Secreto saben que
este profetiza un ataque contra la Fe – un ataque en el que ellos mismos están
participando – y ellos no quieren que nosotros, advertidos por esa información,
podamos defendernos de ellos. Ellos quieren mostrarse, como los hombres en el
gobierno de EE.UU. en el tiempo de Pearl Harbor, como defensores del reino, mientras
traicionan su sagrado deber. Pero como Dios advirtió al profeta Ezequiel, “Te he
señalado como vigía en los muros de la ciudad, y si tu no gritas cuando veas que el
enemigo está por atacar, Yo te haré a ti, Ezequiel, responsable por la muerte de todos
tus súbditos”. La misma palabra obispo deriva del griego, vigía. Los Obispos, como el
vigía Ezequiel, serán responsables ante Dios por no alertarnos del avance del enemigo.
Es importante para nosotros reclamar que el Papa, sin importar las consecuencias
en términos temporales, revele todo el contenido del Tercer Secreto. Pues la
Abominación de la Desolación anuncia la venida del Anticristo, y el mismo Juan Pablo
II vinculó el Mensaje de Fátima al libro del Apocalipsis, advirtiéndonos de evitar la cola
del dragón, que barre un tercio de las almas consagradas de la Iglesia de su alta
posición, al servicio del diablo y las arroja al infierno. El Papa sabe algo sobre el
Mensaje de Fátima en sus partes no publicadas. Incluso a él le ha sido impedido
publicar abiertamente el texto oculto, dándonos solo pistas de su contenido.
Los católicos tienen derecho a conocer las verdaderas palabras del plan de batalla
que la Santísima Virgen quiso que nosotros fieles católicos conocieramos. Pues eso es el
Tercer Secreto: inteligencia vital sobre la batalla final del diablo y como va a ser ganada
por la Iglesia.
Aquellos que están ocultando el texto del Secreto deben publicarlo al mundo, para
que nosotros podamos conocer exáctamente lo que debemos hacer, exáctamente quienes
son los apóstatas, exáctamente como hacer frente a la presente crisis en la Iglesia. Todo
esto explicado a nosotros, sin duda, en términos simples que los fieles pueden
comprender y sobre los que deben meditar.
http://www.fatima.org/span/crusader/cr75/cr75pg20.pdf
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Nadie puede estar obligado por ningún juramento a ocultar el texto del Secreto – ni
la Hermana Lucía, ni el Papa, ni los Cardenales, ni ninguno que haya leído el Tercer
Secreto, cualquiera fuera su jerarquía. Ningún juramento puede pasar por encima de lo
que Dios ha confiado a la Iglesia para nuestro bien. El Secreto debe ser revelado en su
totalidad. El bien común lo demanda. La seguridad de la Iglesia, la seguridad del
mundo, la salvación de las almas lo reclaman. En la parte interpretativa del Tercer
Secreto, que el Vaticano nos ha permitido conocer, un Papa, miembros de la jerarquía y
un vasto número de laicos, se ven siendo asesinados en las afueras de una ciudad medio
en ruinas. El Papa es visto caminando con dificultad sobre cadáveres, en camino hacia
su propia muerte. Nosotros tenemos derecho, dado por Dios mismo, a saber por qué
ocurre esto en el futuro, y lo que podemos hacer para evitarlo o minimizarlo.
¿Que deberíamos hacer los católicos?
Y ahora, en octubre y noviembre de 2003, ellos están tratando de enterrar no solo el
Tercer Secreto y el Mensaje de Fátima como un todo, sino Fátima misma como un
santuario católico al profanarlo, al alejar a los fieles que saben lo que es Fátima,
haciendo imposible ir allí si el lugar está profanado.
Al mismo tiempo, ellos están usando este lugar santo como un instrumento para
entrampar a los incautos, a los irreflexivos, a los demasiado confiados, en su
apostasía que presentan como Fe Católica. Esa es la naturaleza diabólica de la cosa.
Ellos no solo están tratando de enterrar el Mensaje de Fátima, ellos están tratando de
enterrar Fátima como santuario católico.
Los católicos no deberían, no podrían aceptar llamados a una falsa obediencia en
esta cuestión. Ellos deben rechazar cualquier pretensión de los líderes religiosos a este
respecto – incluso el Papa mismo debería aprobar esta abominación – que pida un
silencio obsequioso frente a tan grave mal. Los católicos no deben pensar que porque
los sacerdotes o los Arzobispos o los Cardenales que representan al Vaticano, aplaudan
o guarden silencio ante esta abominación, se pueda concluir que esta pueda ser
aceptable a Dios.
Los católicos deben ser sacudidos vigorosamente. Muchos católicos se han vuelto
espiritualmente letárgicos, y su letargo y debilidad en la Fe los ha desgastado hasta el
punto de la muerte espiritual. Ellos deben rezar pidiendo vigor espiritual, fervor
espiritual, vitalidad espiritual, luz espiritual, para no decaer con el resto de sus hermanos
en este tiempo de apostasía. Pues la Escritura nos advierte que los ciegos, seguidores de
guías ciegos, caerán en el abismo del infierno.
Ellos deben darse cuenta que estamos alcanzando el punto profetizado en la
Sagrada Escritura – el tiempo en que una influencia engañosa será arrojada entre los
miembros de la Iglesia porque ellos no aman la verdad (II Tes. 2:6-12). Nosotros
estamos en el punto en que los elegidos serán engañados (Mt. 24:24) si fuera posible, y
debemos recordar la admonición de Nuestro Señor de procurar entrar por la puerta
angosta, porque ancho es el camino que lleva a la perdición.
Nosotros no podemos estar en comunión con aquellos que hacen del Santuario de
Fátima un templo para la idolatría pagana. No queremos ninguna comunión con tal
gente. Queremos comunión con la Iglesia Católica de todos los tiempos, no con la
iglesia falsificada que el rector del Santuario de Fátima, y los otros como él están
tratando de erigir en su lugar.
http://www.fatima.org/span/crusader/cr75/cr75pg20.pdf
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Sobre el rector, Mons. Guerra, nosotros no debemos aceptar nada sino su inmediata
renuncia. No importa si el Obispo de Fátima lo apoya. No importa si el Patriarca de
Listoa lo apoya. No importa quien lo apoya – aún si fueran todos los obispos del mundo.
El rector debe renunciar ahora.
El pueblo portugués y los peregrinos a Fátima no deben dar un Euro para ninguna
colecta para el Santuario mientras Mons. Guerra esté allí. Ellos no deben apoyar o
asistir a ninguna Misa que él celebre o concelebre. Con el dinero que usted no done al
Santuario de Fátima, apoye a los verdaderos católicos a promover la adoración al
Verdadero Dios y procure librar a las almas de la esclavitud a los falsos dioses por su
conversión a la única religión verdadera.
El rector no debe ser admitido en el suelo santo de Fátima. El tiene que irse. El
tiene que renunciar a su cargo. El tiene que dejar Fátima y terminar cualquier relación
allí, cualquiera sea. Por lo que hizo, el debería ser desterrado de Portugal y excluído del
Vaticano.
¿Que eso parece extremo? No, eso es lo debido por esa ofensa. Y nosotros tenemos
un precedente. Cuando el rector del sagrado santuario de Guadalupe negó por la radio
en 1955 que Nuestra Señora no apareció allí, el pueblo mexicano, dándose cuenta de su
indignidad, insistió en su renuncia y salida del país. Aunque los obispos de México y
otros fueron es su apoyo, el pueblo no escuchó nada de ellos, no importó lo que dijeron.
Ellos sabían que él no era digno de su oficio y pidieron su destitución inmediata. Ellos
no le hicieron donaciones, y protestaron públicamente sin cesar hasta que fue finalmente
removido. Incluso eso es demasiado bueno para el rector de Fátima.
¿Que hicieron los santos? San Juan Gualberto nos da un ejemplo: él dijo
directamente al pueblo de Florencia que un obispo corrupto de ese tiempo había
comprado su cargo. San Juan Gualberto probó por un milagro que su testimonio contra
el obispo era verdadero y el mismo pueblo arrojó al obispo corrupto de Florencia. Eso
es lo que hace falta hacer con Mons. Guerra.
Eso depende del pueblo. Como dijo la Hermana Lucía, nosotros no debemos
esperar que el llamado a penitencia venga del Santo Padre. No esperar que el llamado a
penitencia venga de los obispos o de las ordenes religiosas. Corresponde a cada uno de
nosotros formarnos espiritualmente y ayudar a aquellos que Dios ha puesto en nuestros
caminos. (ver: “Los últimos tiempos del mundo”, en esta edición).
Estamos en el tiempo del gran castigo, el peor de todos los castigos: el del clero en
los altos cargo en Fátima y en el Vaticano apostatando y llevando incontables almas con
ellos. El mismo Papa se refirió a la cola del dragón arrastrando las almas consagradas en
su sermón en Fátima en mayo de 2000, diciéndonos lo que pensó que podía sobre el
Tercer Secreto.
No tener nada que ver con estos prelados derribados por la cola del dragón.
Nosotros ahora vemos sus frutos ante nuestros propios ojos: ellos declaran que van a
tomar un santuario católico, un lugar santo católico, y a convertirlo en un lugar para el
culto de los demonios. Si no nos agraviamos por esta abominación, entonces no hay
algo malo solo en los que nos agravian, hay algo malo en nosotros.
http://www.fatima.org/span/crusader/cr75/cr75pg20.pdf
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Es por eso que necesitamos la santa ira. “Airarse no es pecado,” dice la Sagrada
Escritura. Nosotros debemos airarnos por esto, y debemos oponernos a esto con todos
los medios a nuestra disposición. No podemos aceptarlo tibiamente, o seremos
vomitados por la boca de Nuestro Señor. Nosotros seremos católicos tibios si no
hacemos nada por esto. Y como la Santa Biblia nos enseña, Jesús nos advirtió que “mas
porque eres tibio, y no eres caliente ni frío, estoy para vomitarte de mi boca”. (Apoc.
3:16)
En el Antiguo Testamento, Finés vió un alto miembro de su propia religión honrar a
una deidad pagana realizando actos de idolatría, incluyendo incluso actos impuros con
una mujer en homenage a su falso dios. Cuando Finés vió esta prostitución espiritual y
el efecto que estaba teniendo sobre su pueblo, tomó una lanza y corrió tras ellos. Y
desde ese momento, Dios cesó el azote entre los hijos afligidos de Israel, porque el gran
sacrilegio había terminado por la lanza. Finés tomó medidas de acción directa matando
a los profanadores del santo culto de Dios, y Dios recompensó esa defensa del Primer
Mandamiento salvando al pueblo de Israel. El nombre de Finés es conservado con
reverencia hasta el presente a causa de su recto celo y de su ira en defensa del culto del
único verdadero Dios (ver Números 25:6-13)
No recomiendo tal violencia hoy, pues hay otros medios de evitar la abominación
que está amenazando en Fátima. Pero el ejemplo del Antiguo Testamento nos enseña
cuan seria es esta abominación a los ojos de Dios. Seamos entonces, en espíritu, como
los Macabeos del Antiguo Testamento, quienes no apoyaron la profanación de su
santuario, la profanación de la religión que Dios les dió. Ellos pelearían mas bien con
las armas físicas pues ese era el único camino para detener la profanación. Nosotros
debemos emular el mismo vigor, el mismo celo por la salvación, por la defensa de
nuestros santuario católicos y por la defensa de Fátima, donde fue dado al mundo el
mensaje profético para nuestro tiempo.
Trayendo la prostitución de la idolatría pagana al santuario, los perpetradores de
esta abominación no prostituyen sus meros cuerpos físicos, pero sí sus propias almas, lo
cual es inmensamente peor. Nosotros no necesitamos esperar de los obispos, de los
Cardenales, o del Papa para denunciar esta abominación. Es nuestra obligación
ponernos de pié y denunciarla ahora, lo hagan o no el Papa y los Cardenales. Ellos
tienen sus obligaciones ante Dios y ante la Iglesia, pero nosotros también: la obligación
de levantarnos y objetar, en público y en privado.
Por nuestra sagrada Confirmación nosotros somos confirmados como soldados de
Cristo. Como soldados de la Iglesia Militante, nosotros debemos defender los santuarios
católicos por las acciones y por las palabras. Nosotros debemos denunciar la actividad
criminal de estos intrusos. Siguiendo el ejemplo del mismo Señor, podríamos incluso
echarlos con látigos, si eso fuera necesario. Pues estos ladrones son peores que el hato
de ladrones que el Señor expulsó del templo. Aquí nosotros estamos tratando con un
hato de ladrones que robarían el templo mismo, el mismo Santuario de Fátima, para
entregarlo a la idolatría pagana.
Rezar y hacer reparación
Junto con estas acciones, nosotros deberíamos rezar y hacer reparación. Las
oraciones de Nuestra Señora y las que el Arcángel enseñó a los niños en Fátima son una
buena lección para nosotros. Una de las primeras oraciones que Ella les ensenó fue:
http://www.fatima.org/span/crusader/cr75/cr75pg20.pdf
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“Oh Santísima Trinidad, yo os adoro, Dios mío, Dios mío, yo os amo en el
Santísimo Sacramento”.
Lo primero que ella les enseñó fué a adorar a la Santísima Trinidad. Hay solo un
Dios, que es la Santísima Trinidad: Dios Padre, Dios Hijo y Dios Espíritu Santo. Por lo
tanto, todas las religiones no-cristianas dan culto a falsos dioses. Eso significa
musulmanes, judíos, paganos y toda clase de cultos a los falsos dioses.
En la segunda oración que el Angel enseñó a rezar a los niños:
“Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro
profundamente ,y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y
Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos
del mundo, en reparación por todas las blasfemias, ultrajes e indiferencias
con que El mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos del Sagrado
Corazón de Jesús y del Inmaculado Corazón de María, os pido la
conversión de los pobres pecadores”.
El primer acto de culto a Dios es adorar al verdadero Dios, el solo Dios, el Unico
Dios. No debemos tener ningún falso dios ante nosotros. No debemos adorar falsos
dioses de ninguna clase. Ni podemos prestar en ningún lugar nuestros lugares de culto a
la adoración de falsos dioses. No podemos permitir a otros violar el Primer
Mandamiento en nuestros santuarios.
Si está a nuestro alcance detenerlos, debemos hacerlo.
“Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro
profundamente”. Los videntes de Fátima rezaron esta oración durante horas frente al
Santísimo Sacramento. Y el Santísimo Sacramento solo se encuentra en la Iglesia
Católica. Ninguna religión protestante tiene el Santísimo Sacramento. Los ortodoxos
tienen el Santísimo Sacramento, pero no legítimamente porque ellos están en cisma con
el Papa de Roma. Las religiones que no adoran a Dios en el Santísimo Sacramento no
tienen lugar en nuestros santuarios.
“Oh Santísima Trinidad, Padre, Hijo y Espíritu Santo, yo os adoro
profundamente ,y os ofrezco el preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de
Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo”. Nosotros
no podemos permitir que esta abominación planeada para Fátima ocurra allí o en
cualquier otro lugar donde el Dios Sacratísimo está presente en el Santísimo
Sacramento.
Las palabras del rector de Fátima – objetivamente hablando, yo no juzgo su
corazón – son nada menos que cismáticias a primera vista. Su declaración que Fátima
debe ser un lugar de culto para los idólatras paganos – que no niega como una cita
atribuida a él – lo separa de la Iglesia, de la unidad de Fe y de creencia, de la unidad de
culto.
Nosotros debemos ofrecer a Dios actos de reparación. El acto de reparación más
eficáz es ofrecer a Dios el Santísimo Sacramento, el preciosísimo Cuerpo y Sangre,
Alma y Divinidad de Jesucristo, presente en todos los tabernáculos del mundo, en
reparación por este ultraje y todos los otros ultrajes contra Jesús en el Santísimo
Sacramento.
http://www.fatima.org/span/crusader/cr75/cr75pg20.pdf
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El acto siguiente es ofrendar los infinitos méritos del Inmaculado Corazón de María
por la conversión de los pobres pecadores. El Angel enseñó a los niños a rezar por
aquellos que no adoran al verdadero Dios, que no creen en el verdadero Dios, que no
esperan en el verdadero Dios y que no aman al verdadero Dios.
Nosotros debemos rezar por las conversiones. Nosotros debemos rezar por todos,
en primer lugar, por el clero, que por su indiferencia, su indolencia, su falta de vigor,
falta de oración, falta de celo, y por su falsa obediencia y falsa humildad, han permitido
tal ultraje, que incluso fue anticipado, como un globo de ensayo, en relación con el
congreso en Fátima. La misma sugestión pública de, o “reflexión” sobre – para usar la
palabra del Arzobispo Fitzgerald – esta abominación en un pecado grave.
También debemos ofrecer oraciones por la conversión de los pobres pecadores que
acompañan esta abominación por ignorancia o debilidad humana. Nosotros también
podríamos rezar por la conversión de aquellos que han endurecido maliciosamente sus
corazones al promover esta abominación. Su conversión completa requiere mayor
cantidad de oración y sacrificio. Pero al menos nosotros debemos rezar, y hacer
sacrificios para que ellos eviten hacer aún más daño.
Deberíamos también hacer Horas Santas de Reparación, y hacer que otros hagan
Horas Santas ante el Santísimo Sacramento.
Y como siempre, y como pidió Nuestra Señora de Fátima, deberíamos rezar el
Rosario. Nuestra Señora de Fátima pidió que rezaramos el Rosario todos los días. Ella
nos urgió a rezar y hacer sacrificios por los pecadores, advirtiéndonos que muchas
almas van al infierno porque ellas no tienen nadie que rece y haga sacrificios por ellas.
No es suficiente rezar por ellas. Debemos rezar y también hacer sacrificios por ellas.
Estas son cosas que todos nosotros podemos hacer. No necesitamos permiso del
Papa o de cualquier autoridad de la Iglesia para hacer estas cosas. Podemos hacerlas por
nuestra propia iniciativa, y podemos hacerlas ahora. El Angel de Fátima dijo a los niños:
“Rezad conmigo. El no dijo rezad conmigo la próxima semana. El dijo hacerlo ahora.
Rezando el Rosario y
haciendo sacrificios
Ofrecer sacrificios ahora. ¿Como podemos hacer sacrificios?
Primero, como explicó el Angel de Fátima, “que todo lo que hagáis sea un
sacrificio”. Algunas personas quedan asustadas porque piensan que deben usar camisas
de cerda o soportar penitencias heroicas, como los niños de Fátima. Los videntes de
Fátima actuaron así por la generosidad de sus corazones, después de haber visto la
visión del infierno. Pero nosotros debemos al menos ofrecer los sacrificios demandados
por nuestro diario deber, sin lamentarnos, sin quejarnos, sin hacer desgraciada la vida de
aquellos a nuestro alrededor.
Cumpliendo simplemente nuestro diario deber sin quejarnos – no solo porque
nuestro jefe espera que hagamos eso, sino porque Dios espera que lo hagamos así –
estamos haciendo un sacrificio. Hacer nuestro deber en espíritu de penitencia es un
sacrificio que Dios espera de nosotros. Debemos cumplir nuestro diario deber por amor
a Dios. Ese es el primer sacrificio que El nos pide.
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Segundo, debemos sacrificarnos evitando todas las ocasiones próximas de pecado.
No debemos ponernos en ocasión de pecado – por ejemplo por malas películas, mala
literatura, malas compañías – a menos que haya verdadera necesidad, no por mera
conveniencia o por diversión, sino por verdadera necesidad, tal como para salvar almas.
Tercero, debemos decir nuestras oraciones diarias en espíritu de sacrificio, no
importa cuanta aversión podamos experimentar. Eso incluye asistir a Misa los
Domingos devotamente y con atención. Eso significa también lectura espiritual, más
que sentarnos inconscientemente frente al televisor, que nos indoctrina con doctrinas
satánicas que vienen del mundo, de la carne y del diablo. Debemos leer libros católicos.
Deberíamos meditar y hacer retiros más que impregnarnos de lo que el mundo provee a
través de la televisión, las películas, libros, revistas y otras influencias del mundo.
Incluso contemplar las maravillas de la naturaleza, para elevar nuestras mentes hacia la
belleza y bondad del Creador, es mejor que mirar televisión. Dios creó los árboles, Dios
creó la luz del sol, Dios creó el atardecer. Dios creó esas cosas para que reflexionemos
sobre Su Gloria.
No podemos combatir la Abominación de la Desolación de cualquier sentido si
nosotros mismos estamos blasfemando. ¡Dejar de blasfemar! Dejar de usar el nombre de
Dios en vano.
Como dice la Sagrada Escritura (Ps. 44:8): “Amas la justicia y aborreces la
iniquidad; por eso, tu Dios te ha ungido con el óleo de la alegría más que a tus
compañeros”. Si nosotros somos cristianos, si nosotros somos seguidores de Cristo,
debemos también amar el bien y odiar el mal. No debemos llamar mal al bien y bien al
mal. (Is. 5:20) Esa es una abominación a la vista de Dios.
Nosotros debemos amar al bien. Nosotros debemos odiar lo que es mal. Eso no
significa que odiemos al pecador. Es más, debemos amar al pecador, como la ley de la
caridad de Cristo lo demanda. Pero debemos odiar el pecado.
Debemos, por lo tanto, odiar la idolatría, odiar la blasfemia. Debemos odiar la
apostasía. Debemos odiar el cisma. Debemos odiar la promoción de estos males y
enfrentarlos con justo odio. Debemos denunciar y sacar de nuestros santuarios a los
apóstatas que están reclamando como algo propio el manto del sacerdocio católico,
cuando en realidad son Judas.
Y, al mismo tiempo, nosotros debemos amar la verdad y promover sin cesar en
todas partes incluso el verdadero Mensaje de Fátima que los apóstatas están tratando de
enterrar y haciendo que la Iglesia lo olvide.
¿Y si no actuamos?
Si dejamos que eso ocurra al Santuario de Fátima – el lugar donde se apareció
Nuestra Señora y santificó ese mismo suelo por Su presencia física – si ni siquiera el
suelo de Fátima se conserva sacrosanto, entonces no hay razón para que mañana ellos
no tomen su propia parroquia local, y permitan a los paganos dar culto a sus falsos
dioses allí.
Nuestro Señor dijo que “a todo el que me confesare delante de los hombres, Yo
[Jesús] también le confesaré delante de mi Padre, que está en los cielos. (Ver Mat.
http://www.fatima.org/span/crusader/cr75/cr75pg20.pdf
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10:32-33; Mc. 8:38 y Lc. 9:26, 12:8) Este es un tiempo en que estamos llamados a
atestiguar a Jesús, que verdaderamente creemos que El es Verdadero Dios y Verdadero
Hombre. Ese testimonio requiere de nosotros ponernos de pié ante los sacerdotes,
obispos e incluso Cardenales que quieran tomar nuestros santuarios y entregarlos a los
protestantes, ortodoxos, judíos, budistas, hinduístas, animistas e idólatras de toda clase.
Si nosotros no hacemos eso, entonces el Ultimo Día Nuestro Señor no nos
reconocerá ante el Padre, sino que nos negará ante El. Nosotros debemos reconocerlo en
esta vida, para que El nos reconozca en la próxima.
Este es un tiempo en que nosotros debemos elegir los bandos. No podemos estar
con Dios y con el diablo. El tiempo de elegir es este. Ninguno de nosotros puede
mantenerse neutral.
Cuando los comunistas quisieron tomar el poder en Polonia, en 1946, allí había una
coalición gubernamental. Los comunistas pidieron solo dos cosas: primero, el control de
Ministerio del Interior y del Ministerio del Ejército; segundo, que nadie denunciara o de
ninguna manera hablara mal del Comunismo en el parlamento polaco. Con el silencio
impuesto, y la policía y el ejército bajo su control, los comunistas solo necesitaron tres
años para hacerse cargo de Polonia.
Nuestra presente situación en la Iglesia es comparable con la situación en Polonia.
Apenas antes del Vaticano II, la Iglesia quedó sujeta al Tratado Vaticano-Moscú, por el
cual el Concilio Vaticano Segundo no denunció ni siquiera mencionó al Comunismo. Y
con el tiempo, nosotros vemos los errores del Comunismo invadir no solo el Occidente,
sino la Iglesia misma, que está siendo adaptada al mundo, tal como la Iglesia Ortodoxa
Rusa fue adaptada al Comunismo Soviético. Incluso el Mensaje de Fátima está adaptado
a la Linea del Partido del Vaticano II (ver La última batalla del diablo, cap. 8). La Línea
del Partido erróneamente impuesta a la Iglesia desde el Vaticano es la del “diálogo con
el mundo”, la “apertura” a las otras religiones, y el final de la condenaciones de herejía.
Eso incluye silenciar toda oposición a lo que ellos están haciendo: Silenciar a la
Hermana Lucía. Silenciar al Padre Alonso. Silenciar al Padre Gruner. Silenciar el
Mensaje de Fátima, enterrar – en efecto – el Santuario de Fátima. Silenciar, finalmente,
la misma Fe Católica.
Nosotros deberíamos ponernos de pie en oposición cuanto antes. Si lo hubiéramos
hecho, ellos no hubieran llegado tan lejos como llegaron. No podemos esperar más
tiempo. Todos debemos ponernos de pie ahora, antes que sea demasiado tarde para la
Fe Católica de millones.
Debemos hablar claro en la forma que podamos. Eso incluye promover este
apostolado – sus revistas, volantes, folletos, videos, grabaciones de audio, programas de
radio y televisión, y su sitio web – con sus limosnas, y atrayendo hacia él la atención de
otros.
Es tiempo de despertar. Si no nos despertamos, nos ponemos de pie y hablamos
claro, somos parte del problema, y si continuamos aprobando esta Abominación de la
Desolación por nuestro silencio, Nuestro Señor nos repudiará en el último día.
http://www.fatima.org/span/crusader/cr75/cr75pg20.pdf
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Aferrarnos a la Fe y a Fátima
Y por todo esto, debemos aferrarnos a lo que Nuestra Señora de Fátima llamó “el
dogma de la Fe”. Debemos aferrarnos a nuestras sagradas tradiciones. Y debemos
defender a los verdaderos profetas de nuestro tiempo – antes que nadie a Nuestra Señora
de Fátima, que vino a la tierra y se posó sobre la encina para afirmar al mundo en la Fe
Católica de todos los tiempos. Si nos aferrarmos a estas cosas y las defendemos, y si
nosotros rezamos el Rosario fervientemente todos los días, no seremos ganados por las
mentiras de la gente en altos puestos, no sucumbiremos a la apostasía que se está
propagando en la Iglesia en todas partes, desde arriba hasta abajo.
Notas al pie
1. Catholic Times online, 18 de noviembre de 2003.
2. Este prodigio, conocido como bilocación, significa estar en dos lugares a la vez. (N. del T.)
3. Contraalmirante Robert A. Theobald, Ret., Marina de los EE.UU., The Final Secret of Pearl
Harbor (Old Greenwich, Connecticut: The Devin-Adair Company, 1954). Con un prólogo
del Almirante Halsey. Ver también Deirdre Manifold, Fatima and the Great Conspiracy,
Buffalo, USA, 1993, pp. 123-124.
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