¿Qué pueden hacer todos los hombres de buena voluntad? Hace algunos años, el Padre Nicholas Gruner, uno de los proponentes más destacados del Mensaje de Fátima, entró en una conversación con un joven entusiástico que profesaba ser un agnóstico en busca de la verdad. Durante la conversación, comenzaron hablar del tema de Fátima. El joven escuchó con mucha atención, mientras el Padre Gruner le explicó las apariciones de Fátima, el gran milagro público que confirmó su origen celestial, y la promesa de la Santísima Virgen de las bendiciones magnificas que la Iglesia y el mundo van a recibir de Dios, si Sus pedidos simples fuesen atendidos. Profundamente emocionado por lo que oyó, el joven exclamó: “Esto es el primer signo de esperanza para el mundo que encontré desde hace mucho tiempo”. El ejemplo de este joven nos muestra que el Mensaje de Fátima tiene el poder de apelar a todos los hombres de buena voluntad. Porque, efectivamente, como el Papa Juan Pablo II declaró, en su sermón en Fátima el 13 de mayo de 1982, el Mensaje “es dirigido a todos los seres humanos. El amor de la Madre del Salvador llega a todos los lugares tocados por la obra de salvación. Su cuidado se extiende a todos las personas de nuestro tiempo, y a todas las sociedades, naciones y pueblos”. En la misma ocasión, el Papa, hablando precisamente bajo la perspectiva de Fátima, se refirió a las “amenazas casi apocalípticas que cuelgan sobre las naciones y sobre toda la humanidad”. Los hombres de buena voluntad pueden ver fácilmente que estas amenazas han crecido muchísimo desde que el Papa dijo estas palabras hace más de 25 años. Hoy, los hombres no-católicos de buena voluntad, confrontados con el Mensaje de Fátima, se encuentran en una situación muy semejante a la de Naamán. No son católicos, tal como Naamán no hacía parte de la nación de Israel, pero tienen razones para creer que, si fuese atendida una determinada orden de un profeta de Dios, beneficiaría de un gran milagro. Naamán sólo fue curado de su lepra porque tuvo la fe para intentar un remedio que, aunque le pareciese extraño y despropositado, le ofrecía la posibilidad de un beneficio inmenso, en cambio de un esfuerzo mínimo de su parte. ¿Qué tenemos que perder? Aun que sea escéptico sobre el Mensaje de Fátima – hasta si ni siquiera cree en él – la pregunta con que ahora Usted es confrontado es la misma que confrontó Naamán: ¿Qué tiene que perder si hace una ceremonia tan simple, que no supone cualquier gasto o inconveniencia para Usted? Por otro lado, considere lo que puede perder si la Consagración no sea realizada y varias naciones sean aniquiladas, como la Santísima Virgen avisó en una profecía en que todas las otras advertencias ya se cumplieron. Por lo tanto, enviamos a todos los hombres de buena voluntad que por casualidad lean este opúsculo una invitación urgente para asociarse a nosotros en esta causa. No hay nada que impide los que no son católicos de asociarse a los católicos para pedir al Papa y a los Obispos que hagan la Consagración de Rusia. Porque, como el Papa Juan Pablo II declaró en Fátima el 13 de mayo de 1982, el Mensaje de Fátima es http://www.fatima.org/span/crusader/consecration/pdf/conspg55.pdf 1 dirigido a todos los seres humanos. Fue en reconocimiento de esta verdad que el joven agnóstico habló del Mensaje como siendo un signo de esperanza para todo el mundo. Y así es. Nuestro Señor preguntó a Su dedicada servidora: ¿Y TÚ has propagado por el mundo aquello que la Madre del cielo te pedía?107 — PARA HACERLO — USTED puede ayudar a difundir el Mensaje urgente de Fátima distribuyendo estos opúsculos ilustrados en color y de fácil lectura. NOTAS: 107. The Whole Truth About Fatima – II Volumen, págs. 251-253. http://www.fatima.org/span/crusader/consecration/pdf/conspg55.pdf 2