Indicadores químicos y biológicos de calidad de suelos en Oxisoles de Misiones (Argentina) Dalurzo, H. C. - Serial, R. C. - Vazquez, S. - Ratto, S. Facultad de Ciencias Agrarias - UNNE. Sargento Cabral 2131 - (3400) Corrientes - Argentina. Teléfono/Fax: +54 (3783) 427589 / 427131 E-mail: [email protected] ANTECEDENTES Debido a que los índices de calidad del suelo dependen del ecosistema considerado, es de suma importancia determinar las principales características de los suelos que sirvan como indicadores para lograr la sustentabilidad de los ecosistemas (Doran, 1996). La materia orgánica del suelo está considerada como el indicador más significativo de calidad (Larson and Pierce, 1991). Doran y Parkin (1994) la han incluido como el componente más importante a seleccionar entre un grupo de datos mínimos y necesarios para definir la calidad del suelo. Los efectos de las prácticas de manejo sobre la materia orgánica son fundamentales para evaluar la sustentabilidad de los cultivos, sistemas de laboreo y sus efectos sobre el medioambiente. El objetivo del presente trabajo fue evaluar atributos químicos y biológicos del suelo como potenciales indicadores de calidad. MATERIALES Y METODOS En Eutrudoxes Ródicos del sur de Misiones, Argentina, con clima subtropical húmedo y régimen pluviométrico isohigro sin estación seca, se estableció un ensayo en cultivos de yerba de 15 años a una densidad de 1,5 por 3 m, distribuyéndose en bloques al azar con cuatro tratamientos y cuatro repeticiones. Los tratamientos fueron: testigo: selva subtropical (Sv); yerbal con manejo convencional de la zona (YCv): realizándose el control de malezas en los lineos mediante azada manual y en los entrelineos con repetidas pasadas de rastras de discos; yerbal con aporte de cáscara de tung (YTg): manejado con herbicidas en los lineos y desmalezadora de eje vertical en los entrelineos más cáscara de tung (16 Tn ha-1); yerbal con agregado de aserrín (YAse): en los entrelineos (40 Tn ha-1) con herbicidas en los lineos y desmalezadora de eje vertical en los entrelineos. En parcelas de 10 por 50 m, se extrajeron 3 muestras compuestas de suelo, formadas por tres submuestras, a 3 profundidades: de 0 a 10, de 10 a 20, y de 20 a 30 cm. Se determinó pH: potenciométricamente en agua destilada; materia orgánica (MO): método de Walkley y Black; materia orgánica particulada (POM): método de fraccionamiento físico de Cambardella and Elliott (1999), separándose dos fracciones de 2 a 0,5 mm (POMa) y de 0,5 a 0,053 mm (POMb); nitrógeno total (Nt): método semimicrokjeldahl; nitrógeno potencialmente mineralizable (Npm): método de Sahrawat (1982); fósforo disponible: Bray – Kurtz II; fósforo orgánico (PO): método de Bowman (1989) modificado por Condron et al. (1990); y respiración del suelo (RES) método de Sarrantonio (1996). Análisis de datos: con los resultados se usó análisis de la varianza, aplicándose el test de Duncan (P<0.05), y análisis multivariado (análisis de factores y de discriminantes). DISCUSION DE RESULTADOS El mayor contenido de MO en superficie correspondió a la Sv (6,76%) en la situación suelo–climax, como fuera encontrado por varios autores cuando se compararon suelos sin disturbar y con incorporación de labranzas. Con el uso de enmiendas orgánicas y sin laboreos, los contenidos en horizontes superficiales fueron menores a los del testigo: 4,12%, con YTg, y 5,23% con YAse (P<0,0001). Para YCv los 15 años de agricultura, y uso de rastra de discos en forma continua, provocaron la mayor aireación del suelo, aumentaron la descomposición de la materia orgánica y produjeron la reducción a la mitad (3,26%). De 10-20 cm de profundidad continuó el predominio de la Sv, diferente estadísticamente del resto del ensayo, seguido por los tratamientos de aserrín junto con el de tung, diferenciados del manejo convencional que presentó los menores contenidos. La MO disminuyó en profundidad manteniéndose los valores más altos para Sv, seguidos de YAse, YTg y YCv. Las diferencias significativas halladas entre Sv y las otras situaciones, manifestaron que la influencia del manejo sólo se dió en los primeros centímetros del suelo. La POM presentó en superficie, los mayores valores para la Sv y la YAse, y los menores para la YTg y YCv (P<0,0001), debido a los mayores volúmenes y superficie específica del aserrín. En profundidad sólo hubo diferencias entre la Sv, con los valores mayores, y los cultivos de yerba (P<0,0001). El comportamiento de dicho atributo indicó que la aplicación de aserrín sería una práctica válida para mejorar la calidad del suelo. El Nt de la Sv, en superficie, presentó valores promedios holgadamente mayores a todos los tratamientos. En el tratamiento con aserrín fue 41 y 59% mayor que el de YTg y que la YCv respectivamente. En todas las profundidades los mayores valores se obtuvieron en la Sv, seguidos por la YAse que fue mayor a los tratamientos con tung y manejo convencional. Sólo en la profundidad de 20 a 30 cm los contenidos de Nt de la YAse no fueron estadísticamente diferentes pero sí superiores a la cáscara de tung (P<0,0001). Esta propiedad del suelo fue la una de las que experimentaron los mayores cambios con el manejo empleado. El pH en agua destilada varió dentro de los rangos de ligeramente a fuertemente ácido y sin diferencias significativas entre tratamientos. En solución salina presentó diferencias significativas únicamente en las muestras de 20-30 cm, observándose una acidificación en YTg y YCv, aumentando con la profundidad, debido a la lixiviación de bases, modificándose el complejo de cambio por el aumento proporcional del Al intercambiable. Con enmiendas orgánicas se hallaron los mayores valores de P, en todas las profundidades, debido a que recibieron fertilización fosforada. Las situaciones sin fertilizantes de Sv y la YCv, fueron iguales, salvo en la última profundidad, donde fue superior estadísticamente la primera de ellas (P<0,0001). Los valores máximos de la YTg fueron de 98,18 mg kg-1, y con valores promedios de 21,12 mg kg-1. La YAse siguió en orden de importancia diferenciándose de la Sv y la YCv (P<0,0001). Tales diferencias se debieron al uso de fertilizantes. Las dosis fueron 14 kg de P ha-1, para la YTg y 10,5 kg de P ha-1, para la YAse. Los resultados de los tratamientos sin fertilizantes reflejaron los bajos valores que caracterizan dichos suelos, variando de 2,86 – 8,11 y de 2,57 – 6,41 mg kg-1, para la Sv y la YCv respectivamente. Al considerar las profundidades mayores de 10 cm, se observaron diferencias significativas entre los tratamientos con enmiendas orgánicas y fertilizados, que tuvieron mayores contenidos de P, con respecto a la Sv y la YTg, a pesar de encuadrarse todos dentro del rango de insuficiencia. El PO fue mayor en la parcela de selva (360 mg kg-1) seguido por la YAse (258 mg kg-1) con diferencias significativas. Por último se ubicaron la YTg (220 mg kg-1) y la de YCv (212 mg kg-1) sin diferencias entre sí, pero menores a los anteriores tratamientos (P<0,0001). El uso de enmiendas orgánicas de aserrín en el cultivo de yerba mate, aminoró ésta reducción alcanzando un 36% de PO. El agregado de la cáscara de tung no resultó tan eficiente presentando un porcentaje menor (28%), atribuible al aporte de fertilizantes fosforados que habían sido aplicados tres años antes del ensayo, y que aumentaron el PT, disminuyendo por lo tanto la relación porcentual del PO respecto al PT. El comportamiento del Npm fue similar al de la MO en las muestras hasta los 20 cm de profundidad, presentando los valores mayores para Sv, seguidos por YAse, YTg y YCv, disminuyendo a medida que aumentó la profundidad (P<0,0001). A los 30 cm no hubieron diferencias entre la selva y las aplicaciones de enmiendas que superaron a la YCv (P<0,001). El Npm señaló diferencias entre todos los tratamientos, situando a la YTg en una posición intermedia. La mayor respiración del suelo se obtuvo en la YAse y en la Sv (62,88 y 56,62 kg CO2 ha-1 respectivamente) en comparación con YTg y la YCv (36,10 y 30,05 kg CO2 ha-1) con diferencias significativas entre ambos grupos (P<0,0001). Este comportamiento puede atribuirse a que los tratamientos con aplicaciones de aserrín y con selva tuvieron mayor sustrato para la actividad microbiana. La Sv presentó valores promedios menores que los de YAse, aunque no significativas, que podrían deberse a una menor temperatura del suelo debido a la sombra propia del monte, en comparación a la mayor insolación y temperatura del suelo del entrelineo del yerbal. Si bien ésta propiedad del suelo, en superficie, experimentó un fuerte cambio en repuesta al manejo empleado, no fue tan sensible en manifestar diferencias entre todos los tratamientos, como sucedió con otras variables de suelo evaluadas. Al realizar el análisis de factores por profundidades aplicando la rotación varimax, se obtuvo en las muestras superficiales altos valores propios, mayores a 1 hasta el tercer factor inclusive, explicando hasta el 77,59% de la varianza. Salvo el pH y la RES el resto de los atributos manifestaron comunalidades mayores de 0,7 y las de POM y de Nt fueron las más elevadas (0,94), señalando que una alta proporción de su variancia es explicada por dichos parámetros edáficos. Los vectores propios obtenidos en la POM y sus fracciones (0,93 a 0,81) justificaron la denominación del factor 1 como fracción liviana. En dicho factor participó además la RES con vectores moderados (0,63). Al segundo factor se lo nombró fracción orgánica, integrado por la MO y variables altamente correlacionadas a ella como el PO el Nt y el Npm con vectores propios de 0,87 a 0,75. El pH presentó en cambio vectores moderados (0,64). Al factor 3 se lo llamó fósforo por su alto peso de 0,96. En la profundidad de 10-20 cm no se incluyeron a las variables RES y PO debido a que sólo fueron determinadas superficialmente, reteniéndose hasta el tercer factor con autovalores mayores a 1, explicando una mayor varianza que en la profundidad anterior (83,17%). Debido a los similares resultados hallados en los vectores propios para ésta y la siguiente profundidad se mantuvo la misma denominación a los factores. El factor fracción liviana presentó vectores de 0,97 mayores que en la profundidad anterior, y en el factor fracción orgánica el Npm encabezó a las variables con vectores de 0,82. El factor fósforo tuvo iguales resultados (0,94). En la profundidad de 20-30 cm se retuvieron sólo dos factores con autovalores mayores a 1 que explicaron el 73,21% de la varianza, con la diferencia que dentro del factor fracción liviana se incluyó al Nt y en la fracción orgánica participó además el P disponible con valores más moderados, de 0,73, coincidentes con la disminución de sus contenidos en profundidad. La mayor comunalidad 0,99 se obtuvo para la POM, y el resto de los atributos presentaron resultados mayores a 0,78. Los elevados vectores propios que mantuvo la POM de 0,96 manifestaron los cambios en el suelo por la adopción de diferentes prácticas de manejo. Con el análisis discriminante se obtuvieron 3 funciones que clasificaron correctamente el 91,7% de los casos agrupados originalmente. La significación de las funciones fue elevada para los tres casos, y las ecuaciones obtenidas fueron: Y1= 0.837 PO + 0.759 POM + 0.509 NPM - 0.411 POMa - 0.305 P Y2= 1,483 POMa - 0.886 POM – 0,482 PO + 0,272 NPM – 0,059 P Y3= 0,925 P + 0,631 NPM– 0,568 PO + 0,185 POM - 0,051 POMa [Ec. 1] [Ec. 2] [Ec. 3] Figura 1. Grafico de las funciones discriminantes canónicas. 6 Función 2 4 2 Tratamientos 0 Centroides de grupo Yerba con aserrín -2 Yerba con cásc. Tung Yerba convencional Selva subtropical -4 -4 -2 0 2 4 6 8 Función 1 En la ecuación 1 los coeficientes de PO y POM total manifestaron alta relevancia discriminatoria, en la Nº2 se concentró en la fracción POMa y en la POM total. En la tercer ecuación el atributo de mayor importancia fue el P disponible debido a fue aportado como fertilizante, sin ser una causa directa del uso de enmiendas orgánicas. Acompañando a dicho atributo se halló al Npm. Tabla 1. Funciones en los centroides de los grupos Tratamientos Selva Yerba Convencional Yerba con cáscara de Tung Yerba con Aserrín 1 4,37 -2,64 -1,75 0,02 Función 2 -0,50 -0,41 -0,62 1,53 3 -0,17 -0,95 1,02 0,10 La primera ecuación discriminó a la selva o situación prístina de los agroecosistemas yerbateros. La segunda separó al tratamiento con aserrín de la cáscara de tung, presentando cuatro parcelas (uno de YAse y tres de YTg) con una superposición en una representación en dos ejes (Fig 1). Observando dicha figura la clasificación de los tratamientos de YTg y YCv no sería posible en base a las dos primeras ecuaciones, sin embargo, la ecuación 3 logró dicho objetivo cuando se consideró el centroide correspondiente a la tercer dimensión (Tabla 1), donde la YTg tuvo valores de 1,02 y la YCv se aproximó a valores cercanos a - 0,95. De igual modo la clasificación entre las enmiendas orgánicas se obtuvo en dicha dimensión la considerar el valor del centroide de la YAse de 0,1, especto a la YTg. CONCLUSIONES - Los mejores indicadores de calidad de suelo, de acuerdo a los elevados coeficientes discriminatorios resultan: la materia orgánica particulada y el fósforo orgánico. - El nitrógeno total, la materia orgánica, el nitrógeno potencialmente mineralizable contribuyen en identificar los cambios manifestados en las distintas profundidades y ante diferentes prácticas de manejo. - Entre los indicadores de menor influencia se encuentran al pH y la respiración del suelo. BIBLIOGRAFIA Bowman, R. A. 1989. A sequential extraction procedure with concentrate sulfuric acid and dilute base for soil organic phosphorus. Soil Sci. Soc. Am. J. 53: 362-366. Cambardella, C. A., A.M. Gajda, J.W. Doran, B.J. Weinhold, and T. Kettler. 1999. Estimation of particulate an total organic matter by weight loss-on-ignition. In R. Lal, J.F. Kimble and R.F. Follet (eds). Carbon methods. CRC Press, Boca Raton, FL. Condron, L. M., E. Frossard, H. Tiessen, R. H. Newman, and J. W. B. Stewart. 1990. 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