El Hogar “Laura Vicuña” abrió sus puertas en el mes de Marzo, del

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El Hogar “Laura Vicuña” abrió sus puertas en el mes de Marzo, del año 1969, por la
necesidad percibida por el párroco salesiano Padre Enrique Olivares.
La urgencia de ese
momento era la de amparar a los niños que no tuvieran familia o cuyos padres no pudieran
hacerse cargo de ellos. Fue así que el hogar empezó a ser una gran familia, con niños y niñas,
bebés y niños más grandes: todos atendidos por matrimonios voluntarios de la comunidad y
algunas maestras, reconocidas y subvencionadas por el gobierno de la Provincia. El Padre
Olivares concentró todas sus fuerzas en el Hogar, que entonces se llamaba “Cáritas” y muchas
veces caritas, por las caras de los pequeños que allí encontraron refugio, calor de hogar y mucho
amor.
Los niños, huéspedes de esta hermosa obra, crecieron rápidamente en edad y en número; por eso,
después de algunos años, se optó por atender solo a las niñas; porque, ni la estructura, ni el
personal, podían responder al desafío que esos adolescentes presentaban. Con los años, se hizo
cargo del hogar el Padre Ciro Brugna y con las niñas, unas religiosas que se encargaban de su
cuidado y formación mientras concurrían a la escuela Nº 274, primer centro educativo de la
Provincia. El 1º de Octubre de 1975 se inauguraba esa escuela que por falta de edificio propio
ocupaba las instalaciones de Cáritas, hasta solucionar el problema edilicio (¡en el año 1984!). Así
las niñas del Hogar tuvieron por nueve años la escuela “en casa”. En el año 2001, la escuela
provincial Nº 274, recibió el nombre de “Padre Enrique Olivares”, quien la había soñado y
solicitado, para “sus niños”.
Fue el mismo padre Brugna que impuso al Hogar el nombre actual: “Laura Vicuña”;
nombre de una adolescente, ex alumna del colegio María Auxiliadora de Junín, particularmente
ejemplar y santa.
Actualmente se ocupan de la educación de las niñas del Hogar, las Pequeñas Hermanas
de la Sagrada Familia, que asumieron la desafiante tarea en el año 1990; anteriormente
estuvieron al frente de esta obra las hermanas Azules y las Hermanas Franciscanas.
La
subvención del Gobierno Provincial, que sostuvo la obra en los primeros años, se fue diluyendo en
el tiempo, hasta desaparecer totalmente.
En el 2006 el hogar logra ampliarse para albergar a mujeres
adolescentes y jóvenes
provenientes de familias de bajos recursos o de zonas rurales, capacitándolas para la vida,
dándoles la posibilidad de realizar sus estudios secundarios, brindándoles alojamiento, comida y
tutoría.
Este Hogar se mantiene actualmente, con la ayuda de la Comunidad de San Martín de los
Andes que, ya sea ofreciendo su tiempo, dinero, mercadería, hace de este servicio un constante
ejercicio de confianza en la Providencia.
Además cuenta con colaboradores laicos que organizan distintos eventos para recaudar fondos
teniendo como objetivo el mantenimiento y sostenimiento edilicio del hogar.
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