FACULTAD DE HUMANIDADES Y CIENCIAS DE LAS EDUCACIÓN UNIVERSIDAD DE JAÉN Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación Trabajo Fin de Grado ORIENTACIÓN ATENCIONAL A LA DIRECCIÓN DE LA MIRADA Y CREACIÓN DE PREFERENCIAS EN RELACIÓN AL ATRACTIVO FÍSICO Alumno: Isabel Dolores Plaza Pozo Tutor: Dpto: Prof. D. Jose María Colmenero Jimenez Psicología Septiembre, 2014 Índice I. II. INTRODUCCIÓN ………………………………………………..3 EL ATRACTIVO FÍSICO ………………………………………..4 III. LA DIRECCIÓN Y ORIENTACIÓN DE LA MIRADA ………..8 IV. CÓMO INFLUYEN LAS EXPRESIONES ……………………....12 V. EL PAPEL DE NUESTRAS PUPILAS ………………………...14 VI. INFLUENCIA DE LA MIRADA EN EL PROCESAMIENTO DE LOS OBJETOS ………………...……………………………15 VII. LAS DIFERENCIAS DE GÉNERO ………………………….…20 VIII. IX. X. XI. XII. EL MAQUILLAJE ……………………………………………...21 ELECCIÓN DE LA PAREJA …………………………………...23 ATRACTIVO FÍSICO Y BIENESTAR SUBJETIVO CONCLUSIONES ……….26 ……………………………………………28 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS ………………..…………30 1 ORIENTACIÓN ATENCIONAL A LA DIRECCIÓN DE LA MIRADA Y CREACIÓN DE PREFERENCIAS EN RELACIÓN AL ATRACTIVO FÍSICO Resumen Este trabajo está relacionado con el tema del lenguaje corporal, centrándose en ilustrar la fuerte influencia de la dirección y orientación de la mirada en nuestra creación de preferencias, en el modo en el que procesamos los objetos y en cómo evaluamos el atractivo físico de las personas y su influencia en las interacciones sociales. Se analizará el efecto que tiene la expresión emocional, el género, la simetría facial, y el maquillaje en la percepción del atractivo físico. Asimismo, se pretende mostrar cuáles son los criterios más utilizados por hombres y mujeres en cuanto a las preferencias en la elección de la pareja. Por último, comprobaremos si las personas más agraciadas son más felices que aquellas que no lo son tanto. Palabras clave: lenguaje corporal, percepción, atractivo físico, dirección y orientación de la mirada, expresión emocional, interacciones sociales. Abstract This work is related to the topic of the body language, focusing on illustrating the strong influence of the direction and orientation of the look on our preferences in how we process the items and how to evaluate the physical attractiveness of people and its influence on social interactions. The effect of emotional expression, gender, facial symmetry, and the makeup in the perception of physical attractiveness will be analyzed. It also seeks to show what the criteria used by men and women in terms of preferences in the choice of the couple are. Finally, it will be checked whether the most graceful people are happier than those who are not. 2 I. INTRODUCCIÓN En los últimos años se ha producido un notable progreso en la ciencia que estudia el lenguaje corporal, denominada kinésica. La kinésica estudia el significado expresivo, apelativo o comunicativo de los movimientos corporales y de los gestos aprendidos, no orales, de percepción visual, auditiva o táctil (Eco y Volli, 1970). De manera similar, Poyatos (1994, II: 185-186) define la kinésica como: “Los movimientos corporales y posiciones resultantes o alternantes de base psicomuscular, conscientes o inconscientes, somatogénicos o aprendidos de percepción visual, auditiva, táctil o cinestésica (individual o conjuntamente), que aislados o combinados con las estructuras verbales y paralingüísticas y con los demás sistemas somáticos y objetuales, poseen un valor comunicativo intencionado o no”. Así, pues, se puede considerar que los componentes de la kinésica son la postura corporal, los gestos, la expresión facial y la mirada. Estos dos últimos elementos forman parte, junto a la paralingüística y la proxémica, de los tres aspectos más importantes de la comunicación no verbal. En este estudio nos centraremos en la expresión facial y la mirada. La expresión facial es, junto con la mirada, el medio más rico e importante para expresar emociones y estados de ánimo. Aparte de la información emocional que ofrece, la expresión facial está implicada principalmente en dos cosas: en regular la interacción y en reforzar al receptor. Por su parte, el segundo componente de la kinésica en el que nos vamos a centrar, la mirada, juega un papel importantísimo en la percepción y expresión del mundo psicológico. Así, por ejemplo, la dilatación de las pupilas es un indicador de interés y atractivo. Asimismo, el número de veces que se parpadea por minuto, es decir, la frecuencia de parpadeo, está relacionada con la tranquilidad y el nerviosismo (por ejemplo, cuanto más parpadea una persona, más inquieta se siente). Igualmente, la comunicación entre dos personas será más efectiva cuando su interacción contenga una proporción de contacto ocular que ambos consideren apropiada a la situación. A continuación, nos centraremos en cómo la expresión facial y la mirada influyen en nuestras interacciones sociales, en la creación de preferencias en relación al atractivo físico y en nuestro procesamiento de los objetos. 3 II. EL ATRACTIVO FÍSICO El atractivo físico (más conocido como “sex appeal”) no es una cuestión de gustos, sino un imperativo biológico, pues se ha demostrado científicamente que la evolución está detrás de la elección de pareja: todos estamos programados para interpretar información genética a partir del rostro, la silueta, el movimiento, la voz, el olor... con el fin de lograr una pareja que mejor garantice que nuestros hijos posean mejores genes y perspectivas de sobrevivir. El interés por saber qué determina el atractivo físico se remonta muy atrás en el tiempo. Los artistas, filósofos y científicos de todos los tiempos han tratado de averiguar qué es lo que hace que una cara será irresistible. Los griegos pensaban que el secreto se encontraba en una fórmula matemática. Platón la denominó “proporción áurea”: si se toma un segmento dividido en dos partes, la proporción aurea se da cuando el tamaño de la parte mayor [a] corresponde a 2/3 del total del segmento, por lo que parte menor [b] se correspondería a 1/3 del total del segmento; véase la figura 1). De hecho, en la naturaleza hay múltiples estructuras que se rigen por este número áureo. Incluso en el ser humano, muchas proporciones anatómicas (las de las manos, los pies, los brazos, el torso y la cara) se ajustan a esta medida matemática (véase figura 2). Figura 1. Proporción aurea. Fuente: Wikipedia La proporción aurea se aplica indistintamente a la belleza masculina y la femenina. Así, consideramos más atractiva a una persona que a otra por ejemplo cuando el ancho del ojo mide lo mismo que el espacio entre cada ojo y cuando la relación entre el ancho 4 de la boca y el de la nariz se ajusta a la proporción aurea. En esta línea, Galton afirmaba que un rostro hermoso es aquel que no presenta rasgos acentuados en ningún sentido: los ojos no deben estar demasiado juntos ni demasiado separados, etc… El atractivo físico se evalúa de 0 a 10, donde 10 es la perfección, pero a partir de una puntuación de 6 se considera atractivo. Figura 2. Proporciones del cuerpo humano y del rostro del ser humano (según proporción aurea). Fuente: Wikipedia. Lisa DeBruine es una psicóloga que lleva años analizando rostros y que trabaja en la universidad de Aberdeen, Escocia, en el laboratorio de expresión facial más importante del mundo. Descompone los rostros en diferentes partes (ojos, nariz, boca y piel) con el fin de encontrar las diferencias entre un rostro masculino y uno femenino. En los rostros femeninos, la mandíbula es más pequeña y más perfilada, menos cuadrada que la de los hombres y tienen las cejas menos pobladas. Asimismo, el nacimiento del pelo en el hombre es más recto que en la mujer. Aparte de analizar rostros, esta investigadora también crea nuevas caras exagerando los rasgos de alguien. Hace las caras más masculinas y más feminizadas, tanto de hombres como de mujeres con el objetivo de encuestar a personas para que digan su opinión de cuál le parece más atractiva. En uno de sus estudios halló que el 81% de los 5 hombres preferían la cara de la mujer más femenina y la mayoría de las mujeres prefería la cara del hombre más masculino. Las diferencias de los rostros de hombres y mujeres se deben a hormonas sexuales: la mujer resulta más femenina cuando se dan altas concentraciones de progesterona y estrógenos, señal de que tiene un buen sistema de reproducción. En el caso de los hombres muy masculinizados, se observa una alta concentración de testosterona. Nuestra fisionomía de la cara proporciona bastante información. Cuando decimos que una persona es atractiva, lo que estamos diciendo en realidad es que tiene buenos genes. La hipótesis de “los buenos genes” propone que se prefieren ciertas cualidades faciales porque sirven como indicador de la resistencia a patógenos o de fecundidad y, por lo tanto, el atractivo se considera como una señal potencial de compañeros de gran calidad. Otra característica del rostro que nos proporciona información de salud genética y física del individuo es la simetría. La simetría de la cara es algo que se puede ver afectado por determinados sucesos antes de nuestro nacimiento1. Así, puede ser que la composición del rostro pueda verse alterada por pequeñas anomalías genéticas, una mala alimentación o una leve infección, cuya sutil huella queda grabada para siempre en la simetría facial. A este respecto, Lisa DeBruine realizo un experimento para comprobar la relación entre simetría y atractivo sexual. Tomó imágenes de un hombre y una mujer y empezó a modificar sus caras, haciendo una foto de cada uno donde su cara era simétrica y otra exagerando puntos donde el rostro no era tan simétrico. Las fotos de cada uno las colocó en las paredes de la universidad, diciendo que se trataba de un caso de gemelos y quería saber cual les parecía más atractiva y por qué. Los resultados mostraron que 8 de cada 10 estudiantes prefería la cara simétrica. Esta elección es inconsciente, basada en unos indicios fundamentales de salud física y genética que quedan grabados en el rostro durante la gestación. Así, cuando nos fijamos en una persona que nos parece atractiva, lo que realmente se desencadena es un análisis vertiginoso de la cara de esa persona que hacemos de manera subconsciente. Pero el cerebro hace mucho más que evaluar los efectos hormonales en la fisionomía facial de una posible pareja. También proporciona información sobre nuestras hormonas a través de la apariencia de nuestro rostro. En el caso de las mujeres, 1 El feto de un ser humano está diseñado para desarrollarse en dos lados iguales a partir del eje central de la columna vertebral. 6 se piensa que durante la ovulación presentan un aspecto más saludable y radiante. De acuerdo con ello, Lisa DeBruine (2005) halló que durante este periodo las mujeres se consideraban más atractivas. El atractivo facial es una característica de la cara que casi todos los perceptores tienden a recoger independientemente de la edad (Langlois y Roggman, 1990; Rubenstein, Langlois y Kalakanis, 1999) y de la cultura (Dion, 2002). La preferencia por las personas atractivas se traslada a juicios sobre la personalidad de éstas y al funcionamiento social de los individuos atractivos. Es decir, a las personas atractivas se les considera interpersonalmente más competentes (Langlois, y cols. 2000) y psicológicamente más saludables e inteligentes, atribuyéndoles mayor número de rasgos favorables como la honestidad (Feinglod, 1992). Más adelante estudiaremos este aspecto en profundidad. Los ingredientes secretos de la atracción son, pues, la masculinidad-feminidad, simetría y fertilidad (en el caso de las mujeres). A continuación, examinaremos cómo la dirección y orientación de la mirada afecta a la creación de preferencias y cómo éstas influyen en los juicios que hacemos sobre el atractivo físico. 7 III. DIRECCION Y ORIENTACIÓN DE LA MIRADA Se suele decir que “los ojos son las ventanas del alma”. Transmiten diversos mensajes diferentes sobre los sentimientos y las intenciones de la persona, sumándole atributos faciales positivos como la sonrisa y el atractivo, que tienen un efecto moderador sobre las respuestas producidas por la dirección de la mirada. Para el filósofo español José Ortega y Gasset, lo valioso es que mediante el intercambio de miradas se “descubren” mutuamente las intimidades de las personas inmediatamente, no por sus actos. Según Ortega, la mirada es “tan expresiva porque es un acto que viene directo de la intimidad, con la precisión rectilínea de un disparo […]. Todo esto hace posible que se pueda diferenciar, en tan mínimos términos, cada mirada, aun en la sola dimensión de la profundidad intima desde donde fue emitida”. Parece que el ojo, con su párpado, su cuenca, su iris y su pupila es el equivalente de “todo un teatro con su escenario y sus actores”. La dirección de la mirada puede adoptar dos formas: mirada directa (consigue mostrar un gran interés por participar en la interacción) y por otro lado la mirada desviada (no directa). Diferentes estudios han demostrado que los participantes prefieren a otra persona que tenga la mirada directa durante la interacción social. Existen distintos tipos de miradas especialmente destacables de cara a los objetivos de este trabajo: Mirada directa de rostros atractivos: transmiten interés social y reciprocidad, sobre todo cuando la cara está sonriendo. Mirada no directa de rostros atractivos: se puede interpretar como una señal social de evitación y sentimientos de rechazo en el receptor. Además, este efecto se acentúa cuando el rostro está sonriendo, pudiendo provocar una mayor sensación de rechazo, ya que el perceptor está excluido de la interacción social positiva que transmite la cara sonriente. Mirada directa de rostros poco atractivos: originan una sensación desagradable o incluso de amenaza. Mirada no directa de rostros poco atractivos: transmiten una sensación de alivio. 8 En definitiva, se dan mayores oportunidades de interacción social cuando nos encontramos con rostros atractivos y rostros con la mirada directa, aunque la interacción entre el atractivo y la mirada presenta diferentes patrones en los rostros masculinos y femeninos, como veremos en el apartado “diferencias de género”. Cuando se conoce a una nueva persona o mantenemos una conversación con una ya conocida, las miradas son reciprocas y muchas veces no sabemos en qué dirección mirar, o si esa mirada que recibimos es señal de que nos están escuchando o no les interesa para nada la conversación. Tanto la mirada como, en general, el rostro humano, proporcionan gran cantidad de información social. Hace tiempo que los psicólogos sociales definieron “affordances”, término originalmente enmarcado en la teoría perceptual, como la oportunidad de interacción revelada por las señales faciales. Fue propuesto por Gibson (1979), quien lo definió como “una construcción dinámica y única que implica tanto a la persona que percibe como al objetivo percibido”. En definitiva, cuando el interlocutor tiene una respuesta proclive para fomentar aún más la interacción social se le denomina “affordances”. Así, pues, las affordances transmitidos por la mirada expresan tanto las emociones como las intenciones, jugando estás últimas un papel fundamental en las interacciones sociales. Estudios recientes han hallado que existe una importante interacción entre los diferentes tipos de información social, como la que subyace a la percepción de la expresión emocional y la mirada. Por ejemplo, Adams y Kleck (2003) encontraron que las expresiones de aproximación, felicidad e ira eran más fáciles de identificar en una mirada directa, mientras que cuando la mirada no directa eran más fáciles de reconocer las emociones de miedo y tristeza. Lobmaier, Tiddmaier y Perrett (2008), realizaron un experimento utilizando técnicas tridimensionales2, mostrando la mirada de cuatro individuos diferentes. Cada uno se presentaba cuatro veces con una expresión emocional diferente: felicidad, miedo, ira y una expresión neutra. Mediante la rotación total de cada cara, tanto hacia la 2 Las técnicas tridimensionales utilizan sensores en 3D para captar información sobre la forma de la cara. Esta información se utiliza posteriormente para identificar rasgos característicos del rostro como, por ejemplo, la barbilla, el contorno de los ojos, la nariz o los pómulos, reteniendo información espacial aparte de la textura y la profundidad. Una ventaja del reconocimiento facial en 3D es que no les afectan los cambios de iluminación, como pasa en el caso de otras técnicas. Además, otro punto a favor es que pueden reconocer una cara en diferentes ángulos, incluso de perfil. 9 izquierda como hacia la derecha, se pidió a los participantes que eligieran cuál de las dos caras presentadas estaba mirando directamente hacia ellos. En la misma línea que Adams y Kleck (2003, 2005), Lobmaier y cols. (2008) encontraron que las caras felices y enfadadas mantenían el contacto visual, mientras que los rostros temerosos y neutrales tenían menos contacto ocular. Duración de la mirada Con respecto la duración de la mirada, en nuestra sociedad cabe destacar dos aspectos básicos. En primer lugar, no solemos mantener la mirada demasiado tiempo en otra persona. En segundo lugar, la mirada persistente está reservada a lo no personal, es decir, a elementos inanimados como, por ejemplo, obras de arte, escultura, paisajes… que pueden ser mirados todo el tiempo que queramos3. Cuando la mirada es directa, su duración puede tener dos tipos de efecto: affordance positivo, cuando la duración es normal o estándar, revelando interés y atención o, por el contrario, affordance negativo, cuando la duración de la mirada es demasiado larga, mostrando amenaza. Se puede decir que las personas inseguras mantienen menos tiempo la mirada. Cuando se habla de temas personales disminuye el contacto visual. En cambio cuando alguien nos elogia sucede justo lo contrario. Esto último se demostró con un análisis llevado a cabo por el Dr. Ralph V. Exline en la Universidad de Delaware, donde se comprobó que la gente que había sido entrevistada sobre asuntos personales no miraba al entrevistador tantas veces como cuando era entrevistada sobre cosas entretenidas y distractoras. También se encontró que las mujeres en ambos tipos de entrevistas miraban a los entrevistadores más frecuentemente que los hombres. Por otra parte, cuando se conoce a alguien por primera vez, la mirada se mantiene dentro de un triangulo formado por los ojos y la nariz, mientras que cuando se está con amigos se amplía hasta la boca. Cuando se baja la mirada por debajo de la cara se revela un mayor deseo de intimidad. En general, cuando establecemos una conversación, el receptor del mensaje suele mirar atentamente a los ojos del emisor para demostrarle interés y atención. En cambio, el emisor del mensaje suele desviar a menudo la mirada cuando está hablando. Ello puede ocurrir, por ejemplo, porque todavía se está 3 Por ejemplo, podemos mirar de ese modo al payaso de un circo, pero porque no lo consideramos realmente un ser humano sino un objeto que pagamos para mirar (del mismo modo miramos a un actor en el escenario). 10 explicando y no desea ser interrumpido. Asimismo, si nos miran fijamente al hablarnos es fácil que nos pongamos nerviosos, sobre todo porque aparece el dilema de sostener durante demasiado tiempo la mirada frente a desviar los ojos, algo que puede ser interpretado como falta de interés. Después, cuando te dispones a tomar la palabra, desvías la mirada un instante, justo antes de empezar a hablar para hacer ver que te dispones a dar una respuesta considerada y meditada. Cómo las gafas de sol influyen en nuestra interacción social La persona que usa gafas de sol se siente protegida y resuelve que puede mirar fijamente a los demás sin que se den cuenta de su mirada. En cambio, a la otra persona le suele producir una impresión negativa, sobre todo si las gafas son oscuras y con cristales polarizados, ya que obstaculizan el poder percatarse de la dirección de la mirada y, por lo tanto, acceder a una fuente importante de información. Las gafas de sol pueden producir una sensación de frialdad, distanciamiento o falta de sinceridad, aunque también transmiten inteligencia, seriedad y autoridad. A veces las gafas se utilizan como un modo de esconderse de la mirada ajena. La interacción atractivo - mirada Ewing, Rhodes y Pellicano (2010) realizaron un estudio con el objetivo de comprobar si un rostro nos parece más atractivo en función de que tenga la mirada directa o no. A los participantes de este experimento se les representaba en la pantalla del ordenador fotografías de un mismo individuo con diferentes opciones de dirección de la mirada (hacia la izquierda, mirada directa o hacia la derecha). Su tarea era decir cuál de las caras de un mismo individuo les parecía más atractiva. Los resultados encontrados fueron que los participantes elegían la dirección de la mirada directa de un mismo individuo al preguntarles por el más atractivo. También se encontró que cuando la mirada no era directa, los participantes preferían aquellos rostros que tenían la mirada desviada hacia la derecha. 11 IV. CÓMO INFLUYEN LAS EXPRESIONES FACIALES Varios estudios han demostrado que las expresiones faciales (alegría, ira, miedo, repugnancia, sorpresa y tristeza) influyen de manera importante en nuestras preferencias de los rostros de las personas. Así, pues, desde un punto de vista adaptativo tanto la estructura facial como la expresión emocional son potencialmente importantes: La estructura está relacionada con la “calidad” biológica. Las expresiones faciales nos demuestran si la pareja potencial está interesada en nosotros y, por lo tanto, vale la pena invertir esfuerzos de apareamiento. Algunos estudios han hallado que nuestras preferencias se decantan por rostros sonrientes. Es decir, nos parecen más atractivas las caras sonrientes que las caras neutras (Lau, 1982; Mehu, Little y Dunbar, 2008; Otta, Lira, Delevati, Cesar y Pires, 1994; Reis, Wilson, Monestere, Bernstein, Clark y Seidl, 1990), ya que la sonrisa muestra una intención positiva de esa persona y fomenta la interacción. En cambio, las expresiones negativas desalentaban esa interacción entre una persona y otra. En conclusión, las personas que muestran un comportamiento positivo (proclive para fomentar aún más la interacción social “affordances”) se calificarán como más atractivas que las que presentan un comportamiento poco receptivo. En la misma línea se encuentra el estudio realizado por Jones, DeBruine, Little, Conway y Feinberg (2006). Estos autores querían saber cómo influyen la dirección de la mirada y las expresiones del rostro en las preferencias de caras atractivas. Para ello, se evaluó la preferencia de rostros atractivos bajo cuatro condiciones: a) expresión neutra y mirada directa, b) expresión neutra con mirada evitada, c) rostro sonriente con mirada directa y d) rostro sonriente con mirada evitada. Asimismo, para cada condición también se presentaban dos rostros distintos, es decir, se presentaba un rostro más atractivo y otro rostro menos atractivo (lo único que variaba de un rosto a otro eran el color y textura de la señales de atracción pero la forma de la cara no variaba). El procedimiento consistía en que los participantes debían elegir la cara que ellos pensaban que era más atractiva en cada par de rostros. También debían elegir y ordenar las caras por orden de preferencia eligiendo entre las siguientes opciones: menos atractivo, un poco más atractivo, más atractivo y mucho más atractivo. Los autores hallaron que cuando el rostro presentaba la mirada directa se elegía como más atractivo, y ésta preferencia de los rostros atractivos era más fuerte cuando los rostros sonreían que 12 cuando las caras tenían una expresión neutra. En cambio, cuando se presentaba un rostro con la mirada no directa, se preferían como atractivos aquellos que tenían una expresión neutra. Estos resultados sugieren que la sonrisa realza el atractivo de las caras con la mirada directa. En conjunto, los resultados de este experimento indican que la atracción está influenciada no sólo por la belleza física, sino también por el grado en que una persona se percibe como participativa para la interacción social con el observador (mirada directa). 13 V. EL PAPEL DE NUESTRAS PUPILAS Un aspecto importante a considerar es el “lenguaje” de las pupilas. Tomando como referencia su tamaño normal, hay dos posibles cambios del tamaño pupilar (que se producen de manera inconsciente) especialmente relevantes: Las pupilas aumentan automáticamente su tamaño cuando mostramos interés o algo nos atrae. Así, tienden a dilatarse varias veces su tamaño si la persona tiene una actitud positiva, se siente emocionada por algo positivo o se siente atraída por una persona (por ejemplo, la pupila de un hombre normal se dilata el doble cuando ve la imagen de una mujer desnuda)4. Las pupilas también aumentan de tamaño cuando se pasa de mucha a poca luz (véase imagen 1). Imagen 1. Pupila no dilatada/ dilatada. Fuente: Wikipedia). Las pupilas pueden reducir su tamaño en el caso de tener una actitud negativa como hostilidad o cuando se está de mal humor. También se produce en expresiones como la tristeza y el enfado. Al mentir las pupilas también se contraen5. 4 Un ejemplo del aprovechamiento del lenguaje corporal de los ojos es el caso de las meretrices. Hace siglos se aplicaban gotas de belladona en los ojos para que sus pupilas se dilataran y de esta manera ser más atractivas y deseables para los hombres. Del mismo modo, los comerciantes chinos de piedras preciosas tenían en cuenta la dilatación pupilar del posible comprador a la hora de comercializar y negociar los precios de sus productos. 5 Algunos ejemplos de casos en los que las pupilas se contraen son por ejemplo cuando el ojo del depredador se hace diminuto justo antes de atacar a su presa o cuando alguien es sorprendido en alguna película de terror. 14 VI. INFLUENCIA DE LA MIRADA EN EL PROCESAMIENTO DE LOS OBJETOS El atractivo físico es una evaluación subjetiva que depende de variables tanto del estimulo observado como de quien lo percibe. Varios factores universales, como la simetría y el dimorfismo sexual (variaciones en la fisionomía externa entre hombres y mujeres de una misma cultura en aspectos como forma, coloración, tamaño…), nos sirven para predecir juicios estéticos de las caras evaluadas. Otros factores importantes a este respecto son el estado hormonal o la experiencia perceptiva pasada que tengamos. Un aspecto del procesamiento de la mirada que ha recibido poca atención es la influencia intencional que tiene la mirada en el procesamiento de los objetos. Esto quiere decir que la dirección de la mirada de otra persona altera la forma en que exploramos y evaluamos los diversos elementos de nuestro entorno social y nos proporciona información sobre los eventos y objetos relevantes dentro del ambiente. Se ha demostrado que este vínculo entre la dirección de la mirada y la representación del contenido afectivo de los estímulos se encuentra desde muy temprano, en bebés de 8 meses. Por ejemplo, en un experimento realizado por Reid y Striano, (2005) se le presentaban objetos nuevos a los bebés, unas veces acompañados de la mirada de un adulto y otras veces no. Se comprobó que cuando los objetos iban acompañados de la mirada de un adulto, los niños consideraban ese nuevo objeto como algo familiar y más atractivo. Las personas tenemos una tendencia automática a cambiar nuestra atención de un lado a otro. Normalmente cambiamos nuestro foco de atención a un objeto que es mirado por otra persona. Friesen y Kingstone (1998) denominaron este fenómeno como “atención conjunta”, un elemento fundamental en el desarrollo social. La dirección de la mirada de otra persona indica que el objeto observado es de interés. Este hecho demuestra la importancia de las interacciones de las personas con los objetos para generar nuestras propias impresiones acerca de ellos. Diversos trabajos han estudiado la atención conjunta en los juicios evaluativos de los objetos observados. Por ejemplo, Bayliss, Paul, Cannon y Tipper (2006) presentaban a los participantes de su estudio una cara en la pantalla del ordenador que podía mirar a la izquierda o hacia la derecha. Se mostraban dos versiones de 36 objetos diferentes del hogar (los objetos de cada par eran exactamente iguales excepto por el color). Los autores hallaron que cuando la cara miraba hacia un objeto, ese objeto era deseado por el participante más que aquel que no 15 era mirado. Así, por ejemplo, cuando en un ensayo se presentaba una aspiradora roja mirada directamente y en otro ensayo la misma aspiradora de color verde pero no mirada directamente, los participantes preferían la aspiradora roja. En esta misma línea, Bayliss, Frischen, Frenske y Tipper (2007) presentaron objetos emparejados con caras sonrientes y con caras neutras o con expresión de desagrado, y a su vez también eran presentados con diferentes condiciones de la dirección de la mirada. Los resultados obtenidos mostraban los participantes preferían los objetos asociados con expresiones sonrientes que con otra expresión, y que la dirección de la mirada también es importante, pues los participantes preferían los objetos asociados a una mirada directa que a una mirada desviada. Este tipo de hallazgo parece indicar que la mirada de otras personas puede influir en la forma en que evaluamos los estímulos visuales del medio ambiente. Con lo anterior se demuestra no sólo que los objetos que la gente mira son atendidos por los observadores, sino también que ello hace que éstos también sean más de su agrado. Resulta claro, pues, que la mirada de los demás nos ayuda a evaluar el potencial de los objetos de nuestros alrededor, si una persona mira hacia un objeto es porque le gusta mientras que si no dirigen su mirada hacia el objeto es porque no le gusta (BaronCohen, Camprell, Karmiloff-Smith, Grant, y Walker, 1995). Regiones del cerebro que se activan ante un rostro atractivo. Aharon, Etcoff, Ariely, Chabris, O´Connor y Breiter (2011) realizaron un estudio con el fin de averiguar cuáles son los mecanismos neurales que subyacen al hecho de que juzguemos a una persona como atractiva o no atractiva. En concreto, un grupo experimental tenía que calificar el atractivo facial en una escala de 1 a 7 (donde 1 era nada atractivo y 7 muy atractivo), y el otro grupo debía pulsar un determinado par de teclas previamente establecido para prolongar/acortar el tiempo de exposición estándar de cada una de las fotos presentadas dependiendo de que les resultase más o menos agradables. Los resultados ofrecidos por la fMRI mostraron que la corteza orbitofrontal medial mostraba mayor activación cuando los participantes consideraban atractivos los rostros presentados. Por otra parte O´Doherty, Winston, Critchley, Perret, Burt y Dolan (2003) encontraron que esta activación era mayor cuando los participantes percibían rostros medianamente felices o sonriendo. Considerando ambos hallazgos, podemos 16 concluir que el atractivo aumenta la activación en el circuito de recompensa6, mientras que con las caras menos atractivas no se da esta activación. Otros estudios que han empleado fMRI han hallado que la amígdala y la corteza orbitofrontal también cambian su actividad en función de cómo se juzga el atractivo de una persona. Estas áreas, que también han sido identificadas como partes centrales del sistema neuronal humano implicado en el procesamiento de la recompensa (Haber y Knutson, 2010) se activan más fuertemente ante los rostros atractivos. En concreto, la amígdala parece sensible a la dirección de la mirada directa y la actividad de la corteza orbitofrontal aumenta cuando se presentan al individuo con un rostro feliz, mostrando el efecto potencial de una sonrisa (véase Imagen 2). Imagen 2: Diferentes regiones que se activan al contemplar rostros atractivos Fuente: Wikipedia En los estudios citados anteriormente, tanto en el de Aharon y cols. (2011) como en el de O´Doherty y cols. (2003), se comprobó que el valor de la recompensa aumentaba con la mirada directa, es decir, que el atractivo y la mirada directa incrementa el deseo e interés en los objetos observados. Ya hemos comentado que nos resulta más gratificante la mirada directa de rostros atractivos que la mirada no directa. Sin embargo, parece que realizamos de forma automática evaluaciones más positivas de objetos emparejados con caras bonitas, 6 El circuito de la recompensa es un sistema funcional fundamental de los mamíferos, situado en el cerebro a lo largo del haz medial del telencéfalo. Este sistema es indispensable para la supervivencia, ya que proporciona la motivación necesaria para la realización de acciones o de comportamientos adaptados, permitiendo preservar al individuo y a la especie. 17 independientemente de la dirección de la mirada. Esta conclusión se deduce de los hallazgos del trabajo de Strick, Holland y van Knippenberg (2008), quienes presentaban a los participantes en su estudio objetos (e.g. caramelos de menta) con diferentes rostros tanto atractivos como no atractivos, con diferente dirección de la mirada. Los participantes tenían que elegir qué caramelos de menta preferían (véase Figura 3). Figura 3. Ejemplos de pares de imágenes de objetos (caramelos de menta) asociados con diferentes rostros y diferentes direcciones de mirada; a) rostro atractivo – mirada fija, b) rostro atractivo – mirada evitada, c) poco atractivo – mirada fija y d) rostro poco atractivo – mirada desviada. Fuente: Strick, Holland y van Knippenberg (2008) Los resultados mostraron que la mayoría de los participantes prefirieron, en primer lugar, los caramelos que estaban asociados a la cara atractiva con mirada directa. En segundo lugar, los caramelos asociados al rostro atractivo con mirada no directa. En tercer lugar, los caramelos emparejados con el rostro poco atractivo y con la mirada no directa y, por último, los caramelos que estaban asociados a una cara poca atractiva y con la mirada directa. 18 En conclusión, la propiedad transferida a un objeto depende de la actitud e intención específica de la mirada de los otros. Aunque ningún trabajo experimental tiene específicamente pruebas de esta hipótesis, los resultados obtenidos por Bayliss y cols. (2006) parecen confirmar esta predicción, demostrando que los objetos mirados por otra persona son evaluados de acuerdo a la valencia (positiva o negativa) de las emociones transmitidas por la mirada. 19 VII. LAS DIFERENCIAS DE GÉNERO Siempre preferimos a una mujer y/o a un hombre atractivos. Nos gusta mirarles y por ello aumenta la tendencia del contacto visual en estos casos. Aunque, como hemos visto, los efectos del atractivo físico están modulados por la expresión emocional y el género. Además, si nos dan a elegir entre un rostro con la mirada directa y otro con la mirada desviada, siendo la cara de la misma persona, preferimos el rostro que tiene la mirada directa. No obstante, en el caso de las mujeres, puede ocurrir que cuando no miran directamente, los hombres interpreten esta situación como señal de coquetería y timidez (táctica femenina para mejorar la deseabilidad sexual -“difíciles de conseguir”en muchas culturas). En el caso de las caras femeninas, resultan más atractivas aquellas que están sonriendo. En cambio, en los rostros masculinos, se perciben como más atractivos los que tienen una expresión neutra (se perciben como más honestos y cooperativos; Perret, Lee, Penton, Rowland, Yoshikawa y Burt, 1998) que los que están sonriendo, tal vez porque la sonrisa reduce la dominación percibida a través del rostro. Se cree que la dominación percibida parece ser más relevante en varones y está fuertemente influenciada por la mirada directa. No obstante, parece que cuando nos encontramos ante un rostro masculino poco atractivo esa falta de atracción puede ser compensada con una sonrisa (Ewing, Rhodes y Pellicano, 2010). En resumen, las influencias combinadas de atracción, expresión emocional y género determinan el interés general suscitado por un individuo (véase imagen 4). Imagen 4; mirada de una mujer y un hombre. Fuente: Wikipedia 20 VIII. EL MAQUILLAJE El maquillaje es una práctica estética popular que se observa a lo largo de toda la historia y en las diversas culturas. Últimamente se está estudiando e investigando el papel del maquillaje en la percepción social, ya que esté se asocia con una evaluación positiva de la mujer y tiene un papel importante en el procesamiento facial. El maquillaje tiene importancia por dos razones: por un lado, tiene un efecto potenciador del atractivo facial y por otro, juega un papel destacado en el reconocimiento de la identidad facial. Diversos estudios sugieren que el maquillaje juega un papel relevante en el procesamiento de varios aspectos de la cara. Así, el maquillaje de los ojos se ha calificado como más atractivo que el maquillaje base o de los labios, ya que aquel acentúa los ojos y aumenta la prominencia, es decir, destaca más los atributos faciales. Asimismo, el maquillaje de ojos potencia la dirección de la mirada, la hace más reconocible resaltando el contraste de los ojos aunque si el maquillaje origina formas antinaturales de los ojos, la dirección de la mirada podrá ser menos perceptible En esta línea, Uceda y Yokama (2011) realizaron un experimento para examinar la interacción entre el maquillaje y la percepción de la dirección de la mirada. Más concretamente, el objetivo de este estudio era examinar si el maquillaje delineador de los ojos (que podía ser grueso o fino) mejoraba la capacidad de los observadores para percibir la dirección de la mirada7 (véase la Figura 4). Los resultados mostraron que la dirección de la mirada se reconocía más rápidamente y con más precisión cuando la cara estaba maquilla con delineador tanto fino como grueso. Parece, pues, que lo que hace el maquillaje ligero es potenciar el carácter distintivo de las caras, mientras que el maquillaje grueso mejora la simetría de la cara. Para explicar esta influencia del maquillaje de los ojos en la percepción de la dirección de la mirada hay tres posibilidades: La presencia del delineador de los ojos contribuye a los cambios ilusorios de la “geometría” del ojo. Varios autores han hecho hincapié en que la información geométrica que está presente en la región de los ojos, tales como la posición relativa del iris dentro de la esclerótica de los ojos de los observadores, 7 Las imágenes presentadas eran de mujeres japonesas. 21 desempeña el papel crucial en los juicios de la dirección de la mirada. Por lo tanto, aumentar la apariencia del iris podría mejor el reconocimiento de la excentricidad del iris. El maquillaje puede contribuir a aumentar la atención en el contorno de los ojos (con más fuerza si el delineador es grueso). El maquillaje de los ojos puede contribuir a enfatizar el contraste del atractivo facial entre la mirada directa y la mirada desviada. Varios estudios destacan el papel potenciador del maquillaje de los ojos en la mirada directa. Figura 4. Diferentes maquillajes en los ojos y variaciones en la dirección de la mirada. Fuente: Ueda y Koyama (2011). Por lo tanto, esos datos indican claramente que el maquillaje influye en la comunicación social, ya que la capacidad de identificar la dirección de la mirada de alguien es un elemento importante en las interacciones sociales. No obstante, el maquillaje no siempre tiene efectos positivos para las mujeres. Así, aunque generalmente hace más persistente el impacto de la mirada directa, puede dificultar la detección del cambio en la dirección de la mirada cuando el maquillaje delineador es grueso. No obstante, con respecto a este tema, todavía hay cuestiones sin resolver como, por ejemplo, si hay diferencias de los efectos del maquillaje del ojo en la percepción de la dirección de la mirada entre diferentes culturas. 22 IX. ELECCIÓN DE LA PAREJA Distintas investigaciones han demostrado que el propio atractivo físico de las personas influye a la hora de seleccionar a una persona como pareja. Las preferencias de una persona a la hora de elegir pareja reflejan diversas adaptaciones psicológicas. Para explicar estas adaptaciones psicológicas podemos hacer referencia a varias teorías: las teorías evolucionistas sostienen que el emparejamiento selectivo maximiza la replicación de los genes y las expectativas de sobrevivir de nuestros progenitores (Thiessen y Gregg, 1980). Por su parte, la teoría de la equidad argumenta que una relación basada en la conciencia de atributos de la otra persona podría ser más equitativa y satisfactoria que en una relación que implica una falta de conciencia de los atributos personales. En otras palabras, la teoría de la equidad plantea que las parejas se encuentran satisfechas en una relación sólo si perciben que hay proporción entre lo que ellos aportan y los beneficios que obtienen (Walster, Walster, y Berscheid, 1978). La teoría de mercado sostiene que las personas atractivas buscan y eligen a otras personas atractivas, dejando a las personas menos atractivas elegir entre ellas (Hitsch, Hortacsu, y Ariely, 2006; Kalick y Hamilton, 1986). Por último, las teorías de la imagen de los padres (impronta sexual) afirman que los niños forman un patrón mental de su progenitor del sexo opuesto y buscan a una pareja acorde con esta percepción. Por ello, las personas se sienten atraídas por otras personas que se parecen a sus padres e indirectamente a sí mismos (Epstein y Guttman, 1984). Por tanto, el fenómeno de emparejamiento selectivo implica la cuestión de si nuestra propia percepción del atractivo físico afecta a la hora de juzgar el atractivo físico de otras personas a las que vamos a aceptar como pareja. Panorama de la investigación empírica En relación con esta cuestión, destaca un experimento basado en la página web HOTorNOT (Lee, Loewenstein, Ariely, Hong y Young, 2007), en la que sus participantes tenían que calificar qué grado de atractivo tenían otros miembros y, a la vez, su propio atractivo. Los criterios con lo que se trabajó en el experimento de la página HOTorNOT fueron: atractivo físico, inteligencia, extraversión, amabilidad, sentido del humor y confianza. Todas las imágenes (tanto la del individuo que evaluaba como las de los evaluados) eran publicadas para recibir feedback de los demás con respecto a su atractivo (en una escala de 0 a 10). Este estudio permitió validar si las 23 personas menos atractivas elegían por término medio a otras personas que se percibían a sí mismas como menos atractivas. Es decir, el objetivo era comprobar si la propia percepción del atractivo físico afectaba a las calificaciones realizadas sobre el atractivo físico de los demás. El resultado obtenido fue que los miembros calificados como más atractivos tenían una menor tendencia a responder positivamente a los demás. Asimismo, los participantes menos atractivos eran más propensos a aceptar a personas menos atractivas como pareja. Por el contrario, las personas más atractivas preferían a otras personas atractivas. Por tanto, estos resultados sugieren que los individuos menos atractivos eran menos selectivos. También se demostró que a los hombres, en comparación con las mujeres, les afecta menos su propio atractivo físico. Esto se traduce en que los hombres se fijan más en el atractivo físico en la selección de pareja y son menos selectivos a la hora de elegir. En cambio, las mujeres basan sus preferencias en criterios más complejos y variables. Más concretamente, aparte de evaluar el atractivo físico, también basan su selección de la pareja en la inteligencia, el éxito personal y otras características relacionadas con la clase social. Pero ni hombres ni mujeres se vieron influenciados por su propio atractivo a la hora de calificar el atractivo físico de otras personas. En definitiva, estos resultados parecen indicar que nuestro atractivo físico nos sirve como punto de referencia para las decisiones que tomamos en la elección de la pareja, pero que no afecta a la evaluación del atractivo de otras personas. Es decir, que no nos interfiere a la hora de evaluar el atractivo de una persona, pero sí nos influye cuando se trata de tener en consideración a esa persona como pareja. También se comprobó que las personas menos atractivas daban mayor peso a la inteligencia y al sentido del humor y menos al atractivo físico, mientras que las personas más atractivas daban mayor peso al atractivo físico. Asimismo, aunque las personas con niveles similares de atractivo físico tienden a unirse, hay personas que prefieren salir con otras personas que son moderadamente más atractivas que ellos, pero no que sea muchísimo más atractivas. En éste ámbito resulta conveniente hacer referencia a la denominada “adaptación hedónica”, que es la capacidad de acostumbrase o habituarse a las situaciones. Así, con respecto al tema de la apariencia física, esta capacidad haría referencia a cómo nos adaptamos a las ventajas y desventajas derivadas de nuestra apariencia física. Este mismo mecanismo podría subyacer a la capacidad de las personas de hacer frente al encuentro con personas atractivas, que estarían “fuera de su alcance”. En estas situaciones, la gente suele desviar su foco de atención a las opciones que sean más 24 factibles y asequibles. Por ejemplo, esto se puede ver cuando una persona se encuentra en una discoteca y en vez de centrarse en la persona más llamativa y que más destaca, se fija en otras personas que tienen características similares a las suyas. Por ello, un cambio en la motivación relativa a las preferencias de la pareja puede aumentar la potencialidad de un individuo a la hora de encontrar pareja, reduciendo la posibilidad de que si es poco atractivo termine sin pareja. Así, como dijo Stephen Sills en su famosa canción “la gente encuentra una manera de amar con los que está”. 25 X. ATRACTIVO FÍSICO Y BIENESTAR SUBJETIVO Todos nos preguntamos alguna vez si nuestro atractivo físico influye en nuestra felicidad, en nuestro bienestar subjetivo. Nuestros valores sugieren que no debería ser así: tenemos la esperanza de que nuestras cualidades personales sean las que mejor predigan la satisfacción de nuestra vida y no simplemente nuestra apariencia externa. Sin embargo, el atractivo físico juega un papel importante en la sociedad occidental. Diversos estudios sugieren que el atractivo físico es un recurso importante. Dion, Berscheid y Walster (1972) encontraron que a las personas más atractivas se las notaba más afectuosas, más fuertes y más serenas y que estaban más días entusiasmados más días que aquellos que eran menos atractivos. En un meta-análisis de la literatura, Feingold (1992) concluía que la persona atractiva era “más sociable, dominante, sexualmente ardiente, mentalmente saludable, inteligente y socialmente cualificada que una persona no atractiva” (p. 304). Varios estudios han mostrado que las predisposiciones hacia las personas atractivas comienzan en la infancia. Por ejemplo, Clifford y Walster (1973) pidieron a los profesores de escuelas primarias examinar los registros de las actividades de los niños. Aunque la información del rendimiento era idéntica en todos los alumnos, los profesores consideraban a los niños atractivos más inteligentes y populares. Estos prejuicios persisten en la edad adulta. Como es de esperar, a los adultos atractivos físicamente les van mejor los asuntos en las esferas sociales (Berscheid y Walster, 1974; Curran y Lippold, 1975; Hatfield y Sprecher, 1986). Incluso para los criminales, el atractivo físico puede ser un recurso que les lleve a tener un menor nivel de castigo y mayores recompensas (Downs y Lyons, 1991)8. Por lo tanto, parece razonable afirmar que el atractivo físico puede influir en el bienestar 8 Ted Bundy, más conocido como el “Depredador de Seattle”, era un joven guapo y jovial con facilidad de palabra, inteligente y atractivo, un seductor irresistible que inspiraba confianza y ternura. Fue arrestado en Febrero de 1976 por haber matado sádicamente a más de 30 bellas mujeres. A pesar de ser el asesino más famoso de la historia, Bundy ejercía sobre el público una fascinación casi obscena. Cada mes recibía cientos de cartas de amor repletas de piropos, proposiciones indecentes y besos pintados con carmín en el papel. En su juicio, Bundy había despedido a sus abogados y obtuvo permiso para auto-defenderse. Él mismo interrogaba a los testigos y se regocijaba con cada detalle de la experiencia que éstos recordaban. Bundy incluso aprovechó una vieja ley que permitía contraer matrimonio estando bajo juramento. Éste se casó en plena sesión del tribunal con una admiradora suya. Fue condenado en 1980 a la silla eléctrica. El asesino esquivaría la muerte durante casi nueve años, agotando los recursos judiciales e incluso manipulando a las autoridades. Finalmente fue ejecutado en 1989 (Misterios.co, 2009). 26 subjetivo. Tal vez, ello ocurre porque el atractivo físico es una característica altamente visible – el único aspecto que es aparente virtualmente en todas las situaciones sociales (Hatfield y Sprecher, 1986). Por otra parte, hay pocos estudios que hayan examinado la relación directa entre el atractivo físico y el bienestar subjetivo, entendido éste como sentimientos estables de satisfacción de vida, afecto positivo y pérdida de afecto negativo. Algunos de estos estudios encuentran poca relación, mientras que en otros esta relación parecía elevada. Esta variabilidad parecía depender de si se valoraba el atractivo físico antes o después de que los encuestados respondieran sobre su bienestar subjetivo. Una cuestión importante es la dirección causal en la relación entre la felicidad (componente del bienestar subjetivo) y el atractivo físico. Como ya hemos citado anteriormente, en lugar de que el atractivo conduzca a la felicidad, es posible que las personas felices cuiden de su apariencia y de esta manera puedan ser más atractivos físicamente. O es posible que las personas felices se rían más y entonces se las consideren más atractivas. Por lo tanto, es importante controlar variables extrañas como, por ejemplo, vestuario, cosmética y expresión facial a la hora de determinar la relación entre atractivo físico y bienestar subjetivo. Existen datos que sugieren que las autopercepciones del atractivo físico están influenciadas no solamente por el atractivo físico auto-percibido, sino también por el bienestar subjetivo. Así, las personas positivas y felices parece que no solamente ensalzan su apariencia, sino que además ellas mismas se consideran más atractivas comparadas con los individuos menos felices (Taylor y Brown, 1988). No obstante, algunas variables externas pueden ser importantes en el bienestar subjetivo: ayuda familiar, mantener una relación amorosa, etc. Así, se ha comprobado que cuando una persona considera el atractivo físico como muy relevante para sus objetivos, éste estaba más correlacionado con el bienestar subjetivo. En conclusión, podemos decir que no hay una fuerte relación entre atractivo físico y felicidad subjetiva, porque personas que no son atractivas son capaces de alcanzar los mismos niveles de bienestar subjetivo que aquellas que son más atractivas. 27 XI. CONCLUSIONES Tras la literatura revisada y los diferentes resultados hallados por diversos experimentos, podemos concluir que el lenguaje no verbal es una rica fuente de información en nuestra sociedad. Se podría decir incluso que “el lenguaje corporal dice mucho más que el verbal”. La mirada, los gestos, la postura corporal nos delata en nuestras interacciones sociales y, por tanto, hay que saber identificarlas. En el caso que nos ocupa, nuestra mirada es una experta informadora sobre nuestras intenciones y propósitos Así, cuando al receptor del mensaje le interesa lo que está escuchando mantiene la mirada con su interlocutor para prestar atención a lo que se cuenta o sucede. Nuestras pupilas también juegan un papel importante, ya que se dilatan cuando vemos algo que nos resulta atractivo y que nos gusta. También parece constatado que nos gusta mirar lo bonito, lo bello, lo simétrico, lo que nos resulta agradable y que tiene un alto grado de atractivo para nosotros (lo que se ajusta a la “proporción aurea”). En general, se prefieren rostros atractivos con la mirada directa, que nos transmiten reciprocidad e interés, mientras que la mirada no directa de rostros poco atractivos se valora más y se prefiere que la mirada directa de una cara poco atractiva. Esto también ocurre cuando estos rostros se emparejan con objetos cuando se asocian con un rostro atractivo se prefieren a cuando se emparejan con uno poco atractivo. La expresión emocional también juega un papel importante en las interacciones sociales. Las caras con expresiones positivas, como la sonrisa, enfatizan y fomentan la interacción social, e incluso se consideran a esas personas como más atractivas que aquellas que presentan un comportamiento poco receptivo. Asimismo, no siempre se valora por igual la sonrisa de una mujer que la de un hombre. En el caso de las mujeres una sonrisa realza su belleza pero en el caso de los hombres una expresión neutra enfatiza más su atractivo. Por ello, atracción, expresión emocional y género son factores que interactúan entre sí para dar lugar al interés que se forma en un individuo. También es de destacar el poder del maquillaje, más concretamente el delineador de los ojos, en cómo percibimos la mirada. Un delineador fino puede hacer más perceptible el cambio de dirección de la mirada e incluso tiene un papel potenciador de los atributos faciales. En cambio, un exceso de delineador puede obstaculizar el reconocimiento de la mirada. 28 Por otra parte, se ha verificado la influencia del nuestro atractivo a la hora de elegir como pareja a aquella persona que más se adecue a nuestras características. Además, los criterios de elección de pareja difieren entre hombres y mujeres. Los hombres se fijan mas en el atractivo físico de la pareja pero las mujeres, aparte de valorar el atractivo físico, también valoran otros atributos como la inteligencia, el puesto de trabajo que ocupa la pareja…etc. Además, se ha demostrado que cómo percibimos nuestro atractivo no influye a la hora de evaluar el atractivo de otra persona. Por otra parte, la relación entre atractivo y felicidad subjetiva no se ha estudiado en profundidad, pero los resultados de diversos estudios sugieren que esta relación es casi inexistente, ya que personas poco atractivas son capaces de alcanzar los mismos niveles de bienestar subjetivo que las personas que son muy atractivas. Además, cuando una persona es positiva parece que ensalza su apariencia e incluso se la considera más atractiva cuando se compara con individuos menos felices. Este trabajo ha englobado diferentes aspectos relacionados tanto del atractivo físico como del lenguaje corporal. Su finalidad ha consistido en tener una primera toma de contacto con estos términos, ya que antes no se había tratado la relación existente entre ellos. Debido a los cambios que diariamente sufre nuestra sociedad, resulta crucial conocer cómo influye la mirada en nuestra creación de preferencias tanto de personas como de objetos ya que la publicidad de lo atractivo y el consumismo están a la orden del día. Aunque hay diversos estudios en este ámbito, no son muy recientes e incluso hay aspectos sin cubrir de gran importancia. Por ejemplo, la investigación futura puede considerar que los resultados en una cultura difieren de los resultados hallados en otra cultura diferente y el por qué de la diversidad de estos resultados. También sería interesante explorar cómo se cambian las percepciones sociales (por ejemplo, que se prefieren el rostro de un hombre con una expresión neutra o a una mujer con una sonrisa) basadas en la forma de la cara, en todo caso por la expresión facial. También se podría considerar la posibilidad de que el deseo de los objetos también se pueda mejorar por la asociación con rostros poco atractivos y la mirada no directa (pura estrategia comercial, innovadora y enriquecedora). 29 XII. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Adams, R. B., y Kleck, R. E. (2003). Perceived gaze direction ant the processing of facial displays of emotion. Psychological Science, 14, 644-647. Adams, R., y Kleck, R. (2005). Effects of direct and averted gaze on the perception of facially communicated emotion. Emotion, 5, 3-11 Aharon, I., Etcoff, N., Ariely, D., Chabris, C. F., O´Connor, E., y Breiter, H. (2011). Beautiful faces have variable reward value: fMRI and behavioral evidence. Neuron, 32, 537-551. Baron-Cohen, S., Camprell, R., Karmiloff-Smith, A., Grant, J., y Walker, J. (1995). Are children with autism blind to the mentalist significance of the eyes? British Journal of Developmental Psychology, 13, 379-398. Bayliss, A. P., Frischen, A., Frenske, M. 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