El Libro del Profeta Miqueas El propósito de Miqueas es advertir al pueblo de Dios que el juicio se acerca y que Él ofrece el perdón a todos los que se arrepienten. El libro comienza (1.1) diciendo que Miqueas, es natural de Moreset (o Moreset-gat, 1:14), un lugar situado a unos 40 km. al sudoeste de Jerusalén, y que vivió “en los días de Jotam, Acaz y Ezequías, reyes de Judá”. Por lo tanto, fue uno de los profetas del siglo VIII a.C., y contemporáneo de Isaías (Is. 1:1), Oseas (Os. 1:1) y Amós (Am. 1:1). Así que Miqueas, como Isaías, ejercieron su actividad en Judá; pero tambien dirigieron sus proclamas a Israel, (el reino del norte). Y su talante, fue el mismo que el de Amós, “uno de los pastores de Tecoa” (Am 1:1), ya que está marcado con el signo de la existencia campesina. En este profeta se descubre un interés inmediato, por que se preocupo por los problemas característicos de la sociedad agrícola. Pues en medio de ella, se desarrollo su personalidad, puesto que las labores del campo eran las propias de la Sefela, una región a la que Moreset pertenecía, una zona de monte bajo que se extiende sobre las montañas de Judá y las llanuras de la costa del mar Mediterráneo. Una tierra buena, de suaves y fértiles colinas, donde Miqueas vivió las amarguras del campesino desde niño, humilde y sometido a la prepotencia de quienes “codician campos..., oprimen al hombre, a su familia y a su heredad” (2:2). Un contenido histórico Comenzó cuando el reino del norte estaba a punto de caer, pero ante Asiria vivió firme durante el ministerio de Miqueas en el 722 a.C., ahora la fecha del mensaje de Miquias fue con la mención de reyes de Judá únicamente. Mientras que Israel era un destinatario ocasional de sus palabras (1:5-7), y su atención primordial fue dirigida hacia el reino del sur donde él vivió. Pero la prosperidad económica y la ausencia de crisis internacional, marcaban los días de Jeroboam II (793-753 a.C.), porque las fronteras de Judá e Israel fueron las rivales de David y Salomón (2 Reyes 14:23-27), que se estaban deslizando. Por esto, fue que Siria e Israel invadieron a Judá, y tomaron cautivo temporalmente al impío Acaz, (2 Crónicas 28:5-16; Isaías 7:1, 2). Después que Asiria había derrotado a Siria e Israel, el buen rey Ezequías retiró su lealtad a Asiria, haciendo que Senaquerib sitiara a Jerusalén en el 701 a.C. (2 Reyes 18, 19; 2 Crónicas 32). Entonces fue cuando el Señor envió a su Ángel para librar a Judá (2 Crónicas 32:21). Y Ezequías fue usado por Dios para guiar a Judá de regreso a la verdadera adoración. Después que Uzías murió, en el 739 a.C., le dejo su reinado próspero a su hijo Jotam, que continuó con las mismas políticas, pero no quitó los centros de idolatría. Por esto la prosperidad extrema solo era una fachada desenfrenada, que disfrazaba la corrupción social y el sincretismo religioso. Porque la adoración del “dios” Baal cananeo de la fertilidad, estaba integrándose más y más ¿con el sistema de sacrificios del AT, alcanzando proporciones epidémicas bajo el reinado de Acaz (2 Crónicas 28:1-4). Así que cuando Samaria cayó miles de refugiados llegaron a Judá, trayendo su sincretismo religioso con ellos. Pero mientras Miqueas, (al igual que Oseas) se dirigió personalmente a resolver este asunto, pues la desintegración de valores personales y sociales estaba en contra de Dios, entonces él dirigió sus reprensiones más incisivas y con fuertes advertencias (7:5-6). Aunque Asiria era la potencia dominante y una amenaza constante para Judá, la predicación de Miqueas era que Babilonia, quedaría en ese entonces bajo dominio Asirio, y conquistaría a Judá (4:10) pero esto parecía muy remoto. De esta manera, fue como Amós le profetizo a Israel, y Miqueas a Judá. Un libro y un mensaje Es bueno resaltar, que el libro de Miqueas contiene 7 capítulos y 105 versículos. Además consta de tres partes. La primera: está formada por los capítulos 1-3, y en ella predominan los temas de índole social, con el mismo trasfondo crítico y propio del profetismo de aquella época. Pero en la voz de Miqueas, se perciben tonos extremadamente duros cuando reprende a “Samaria y a Jerusalén”, (es decir, a Israel y a Judá). Porque en ambas se fomenta la maldad de los gobernantes y los poderosos (3:1-3), la injusticia de los jueces (3:9-10) y la corrupción de los sacerdotes y los profetas (3:5-7, 11); de modo que por causa de todos ellos, “Sión será un campo arado, y Jerusalén se convertirá en ruinas y sus casas se cubrirán de bosque” (3:12). Este terrible anuncio de la destrucción de Jerusalén y del Templo impresionó profundamente a los habitantes de la ciudad santa, que un siglo después, Jeremías en su profecía lo recogió íntegramente, (Jeremías 26:18). Ahora la segunda sección del libro, la componen los capítulos 4-5, pues todavía en ella se escucha el eco de las anteriores amenazas, pero en el pensamiento del profeta Miqueas, predomina la esperanza de un tiempo último (4:1) en el que Judá e Israel andarán “en el nombre de Jehová, nuestro Dios, eternamente y para siempre” (4:5). Entonces habrá salvación, y Jerusalén será restaurada y a ella acudirán todas las naciones, diciendo: “Venid, subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob”. Porque allí conocerán los caminos del Señor y recibirán la instrucción de su palabra (4:1-2). Pues de Belén, ese pequeño pueblo donde nació el rey David, saldrá otro rey, “que será Señor en Israel” y también “será nuestra paz” (5:2, 5). Entonces se acabarán las guerras, y las armas se transformarán en instrumentos de paz y de trabajo; en aquel momento, “convertirán sus espadas en azadones y sus lanzas en hoces. Y ninguna nación alzará la espada contra otra nación” (4:3). Y la tercera sección del texto de Miqueas, la componen los (capítulos 6-7), donde se dirige particularmente a Israel. Porque hay un intenso acento de amargura cuando el profeta reprocha la infidelidad con la que el pueblo responde a la bondad de Dios: “Pueblo mío, ¿qué te he hecho o en qué te he molestado?” (6:3); porque en Israel triunfa la maldad (6:10-7.6), y es tanta la corrupción moral, que la amistad se desvanece, la justicia se compra y se vende, la desconfianza separa a los cónyuges y la recíproca falta de respeto destruye la convivencia familiar (7:1-6). No obstante, en la profecía de Miquias prevalece la esperanza sobre todos estos males, la seguridad que el Señor tendrá misericordia de los suyos, del pequeño “remanente de su heredad” el que haya quedado limpio de pecados e infidelidades tras la prueba purificadora que el Señor traerá sobre Israel (7:18;2:12;4:6-7;5:7-8). Pero al fin del libro, Miqueas expresa su confianza en el Señor, el cual “se deleita en la misericordia” (7:18), y también cuidará a Israel en el futuro, lo pastoreará como hizo “en el tiempo pasado”, cuando lo sacó de Egipto y le mostró sus maravillas (7:14-20). Autor y fecha Cómo es natural el primer versículo establece que Miqueas es el autor de éste libro. Y más allá de eso, dice: es natural de Moreset, (Judá) cerca de Gat, aproximadamente a 32 km del suroeste de Jerusalén. Pues poco se sabe de él. Ni tampoco nada sobre sus padres, pero su nombre si indica un legado piadoso. Porque rastrea a sus semejantes al pueblo de Moreset (1:1, 14), localizado en las faldas de los montes de Judá, aproximadamente 40 km SO de Jerusalén, en la frontera de Judá y Filistea, cerca de Gat. De un área productivamente agrícola, él era como Amós, un residente del campo lejos de la política nacional y de la religión, pero fue escogido por Dios (3:8) para entregar un mensaje de juicio a los príncipes y pueblos de Jerusalén. Así que Miqueas coloca su profecía durante los reinados de Jotam (750-731 a.C.), Acaz (731-715 a.C.) y Ezequías (715-686 a.C.). Pero su condena a las injusticias sociales y corrupción religiosa renueva el tema de Amós (mitad del siglo octavo a.C.) y sus contemporáneos, Oseas en el Norte (755-710 a.C.) y en el Sur, Isaías (739-690 a.C.). Esto encaja con lo que se conoce de la identidad de Acaz (2 Reyes 16:10-18) y su hijo Ezequías antes de sus amplias reformas espirituales (2 Crónicas 29:1). Y sus referencias sobre la caída de Samaria es inminente (1:6) y claramente lo colocan antes del 722 a.C., aproximadamente en el 735-710 a.C. Un pasaje con nobleza En primer lugar tenemos que él profetizó durante los reinados de Jotam, Acaz y Ezequías, fue contemporáneo de Isaías. Quizás durante los reinados de Jotam, Acaz y Ezequías en 742-687 a. C. y que su nombre significa ¡el que es como Jehová! Que perteneció a Judá, pero habló tanto a Judá como a Israel. Es decir que "Dios es incomparable" y sus “Juicios son de misericordia” Igualmente tenemos la definición de la verdadera religión, 6:8, "Hombre, él te ha declarado lo que es bueno, lo que pide Jehová de ti: solamente hacer justicia, amar misericordia y humillarte ante tu Dios”. Otro es el anuncio del lugar de nacimiento de Jesús, 5:2, "Pero tú, Belén Efrata, tan pequeña entre las familias de Judá, de ti ha de salir el que será Señor en Israel; sus orígenes se remontan al inicio de los tiempos, a los días de la eternidad”. Y finalmente, Dios se olvida de los pecados del creyente, 7: 18 -19, “¿Qué Dios hay como tú, que perdona la maldad y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en la misericordia. Él volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades y echará a lo profundo del mar todos nuestros pecados”. Versículos Claves “Ho hombre, Él te ha rechazado lo que es bueno, qué pide Jehová de ti; solamente hacer justicia, y mar misericordia, y humillarse ante Dios” (6:8). Y “¿Qué Dios como tú, que perdona la maldad, y olvida el pecado del remanente de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque se deleita en misericordia. Él volverá a tener misericordia de nosotros: sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados” (7:18,19). Su método crítico: quién escribió el libro, fue miqueas, un profeta de moréset de Judá, un pueblo como a 40 kilómetros al suroeste de Jerusalén y fue escrito en 749 a 634 a. C. para el pueblo de Israel Su procedimiento histórico: fue cuando Miqueas predicó contra los pecados de su tiempo y especialmente contra la opresión de los ricos hacia los pobres. Tambien cuando profetizó sobre la destrucción de Israel y la de Judá, antes que el juicio cayera sobre Israel. Cómo ya lo hemos dicho: su nombre significa: “Quien es como Jehová”, desarrolla su ministerio en una zona pastoral. Cerca de Gad tanto en el norte como en el sur. En la época de Acaz, Jotan y Ezequías, en la turbulenta caída de los reyes, y el levantamiento de profetizas, tambien presencio la destrucción de Samaria, en el 722, pero la caída de Samaria, ya la había profetizado Miqueas en Damasco. Su plan literario: tiene un género de literatura profético y panorámico (telescópico) Su técnica general: la idea principal del libro, es la soberanía de dios en todos los eventos, para establecer su reino eterno. Pero el libro se escribió para probar, lo anterior a Israel y a todos los pueblos. Sus mensajes claves: fueron Samaria, Jerusalén, Jacob, Israel, Judá, Sion, asirio, destruir, asolamiento, remanente (resto), en aquel día (en los postreros tiempos), mi (tu, su), y pueblo. Sus argumentos: la verdadera religión, la justicia social y la futura restauración. Su empaque: La amenaza de juicio divino por romper el pacto con Jehová; como el Dios de justicia y misericordia que defiende la causa de los pobres y requiere que su pueblo haga los mismo; luego del juicio Jehová restaurará a Jerusalén mediante el rey davídico prometido; porque Jehová es el Dios de todas las naciones. Sus detalles Primeramente la Caída Inminente de Israel y Judá, luego el nacimiento del Mesías en Belén. Otro punto interesante es que Miqueas profetizo en los reinados de Jotam (749-734 a.C.), Acaz (741-726) y Ezequías (26-697). Pero la diferencia es que Jotam y Ezequías fueron buenos reyes, pero Acaz fue malo en extremo, de manera que Miqueas presenció la apostasía del gobierno y su reforma. Así que el mensaje de Miqueas fue para ambos pueblos, Israel y Judá, pues se dirigía principalmente a sus capitales, Samaria y Jerusalén. Pero las ideas principales fueron tres: sus pecados, su destrucción y su restauración. Estos conceptos se hallan entremezclados en el libro con alternaciones abruptas entre el asolamiento presente y la gloria futura. Muchas frases parecen inconexas. Porque los mismos pensamientos reaparecen a menudo, en cuadros variados y con nuevos detalles. Sus desafíos La semejanza verbal entre Miqueas 4:1-3 e Isaías 2:2-4 da lugar a la pregunta de quién citó a quién. Porque los intérpretes están divididos, y sin respuestas claras, pues en ninguno de los dos casos. Los profetas vivieron en proximidad cercana el uno del otro, ni profetizaron durante el mismo período, y estas semejanzas son comprensible. Dios dio el mismo mensaje a través de los predicadores. Por la frase de introducción, "en los postreros días" (4:1), así que estos versículos alejan su cumplimiento postexílico y requiere un tiempo escatológico cercano al segundo advenimiento de Cristo y el principio del milenio. Aparte de Isaías 2:2-4, los otros tres pasajes de Miqueas son citados en otras partes en las Escrituras. Como en Miqueas 3:12 y en Jeremías 26:18, donde salva la vida de Jeremías de la sentencia de muerte del rey Joaquín. Miqueas 5:2, por los principales sacerdotes y los escribas (Mateo 2:6), en respuesta a la pregunta de Herodes, sobre el lugar de nacimiento del Mesías. Miqueas 7:6, que también es empleado por Jesús en Mateo 10:35, 36, la vez que comisionó a sus discípulos. Su argumento teológico Primeramente, Miqueas proclamó su mensaje de juicio a un pueblo que persistencia en la búsqueda del mal. Y semejante a otros profetas (como Oseas 4:1; y Amós 3:1), por esto Miqueas presentó su mensaje en terminología de demanda, en la corte, (1:2; 6:1, 2). Tambien es cierto, que la profecía está ordenada en tres oráculos o ciclos, y cada uno comienza con la amonestación de "oír" (1:2; 3:1; 6:1). Además, en cada oráculo, él pasa de la condenación a la esperanza. En la condenación: porque han quebrado la ley de Dios dad en Sinaí; la esperanza por el pacto incanviable de Dios con sus ancestros (7:20). Ahora el otro tercio del libro se enfoca en los pecados de su pueblo; el castigo de Dios por venir y otro que promete la esperanza para los fieles después del juicio. De esta manera, el tema inevitable del juicio divino por el pecado, se une al compromiso inmutable por parte de Dios con sus promesas de pacto, como: 1). La combinación de sus mensajes con la visión de Dios. 2). La coherencia absoluta de Dios al juzgar el pecado. 3). El compromiso inflexible a su pacto a través del remanente de su pueblo. Pues les provee a los oyentes una clara revelación del creador de todas las cosas. A través de intervención divina, Él traerá juicio sobre los pecadores y bendición sobre aquellos que se arrepienten. Su visión general Durante el tiempo de Miqueas las personas eran egoístas y oportunistas. Porque la justicia raramente era bien administrada, tambien abundaban, la avaricia, la inmoralidad y la crueldad. Y los pobres eran oprimidos por la nación, por esto Miqueas declaró, Yo, en cambio, estoy lleno de poder, del Espíritu del SEÑOR, de juicio y de valor, para dar a conocer a Jacob e Israel, su rebelión y su pecado (3:8). Pero los pobres llevaron por un tiempo la carga de las frivolidades económicas requeridas por el estilo de vida de los ricos. Porque Judá se encontraba en guerra, y los pobres tenían que soportar el peso de los impuestos, pues el tributo le pagaba a Asiria, que lo provenía de los pobres. Tambien el reinado de Ezequías, fue un tiempo de extrema dificultad económica para los pobres. Y hasta los tribunales (la justicia) estaba disponible para los ricos, porque ellos podían comprarla sobornando a los jueces; que a menudo eran víctimas de ello. Es decir, que los falsos profetas sólo predicaban las cosas que le agravan a los ricos, y nadie levantaba la voz a favor de los pobres y oprimidos. Hasta los sacerdotes mercenarios cobraban por sus servicios, y los pobres quedaban sin dirección espiritual. Pero lo sacerdotes, en lugar de proteger a los pobres, se aprovechaban de ellos. Pero Dios llamó a Miqueas a ser un valiente defensor del pobre contra los ricos opresores, los jueces injustos, los profetas asalariados y los sacerdotes corruptos. Por está razón, Dios usó a Miqueas para predecir varios acontecimientos extraordinarios por que algunos ya se han cumplido, como la destrucción de Samaria (1:6, 7), Jerusalén, el templo (3:12), el cautiverio babilónico (4:10), el retorno del mismo (7:11) y el nacimiento del Mesías en Belén (5:2). Aunque otros eventos todavía no se han cumplido, como el retorno de Israel de los cuatro extremos de la tierra (4:6-8), la batalla de Armagedón (4:11-13) y la paz mundial, que el Mesías establecerá (4:1-5:15). Ajora bien, los cuatro grandes profetas del siglo octavo a.C. Fueron: Miqueas, Isaías, Amós y Oseas, pero Miqueas era el menos conocido entre ellos, pero tuvo el privilegio de escribir el más importante versículo ético de todo el Antiguo Testamento, donde se resume la enseñanza de los otros tres: “El te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo demanda el SEÑOR de ti, sino sólo practicar la justicia” [Amós], amar la misericordia [Oseas], y andar humildemente con tu Dios [Isaías]? (6:8). Es por esto, que Jeremías menciona el notable impacto de la vida de Miqueas y su mensaje (3:12; Jeremías 26:17-19). Porque en cada generación Dios usa a testigos fieles para cambiar las vidas de los fieles para su gloria (Santiago 5:19-20). Sus informes proféticos Estas fueron las profecías Mesiánica citadas en Miqueas 5:2, cuando los magos que estaban buscando al rey nacido en Belén (Mateo 2:6). Pero estos reyes del oriente estaban familiarizados con las Escritura hebreas, por esto sabían que la pequeña aldea de Belén saldría el Príncipe de Paz, la Luz del mundo. Así que el mensaje de Miqueas, fue el pecado, el arrepentimiento y la restauración, pues allí se encuentra el último cumplimiento en Jesucristo, quien es la propiciación por nuestros pecados (Romanos 3:24-25) y el único camino que conduce a Dios (Juan 14:6). Su importancia Así que, es a solo Miqueas, a quien sele acentúan los atributos divinos que constituyeron en el fundamento de su predicación profética: como la grandeza de Dios, su santidad, su ira y su gran misericordia. Porque Miqueas, al igual que los otros profetas, abundaban en grandes enseñanzas morales. Porque solo el valor a la religión, concede producir la justicia en el individuo y en la sociedad. Pues el 6:8, resume admirablemente todo el contenido de la predicación de sus contemporáneos: que es, “a practicar la justicia [Amós], amar la misericordia [Oseas] y caminar humildemente de la mano de Dios, [Isaías]”. Este esquema contiene tres elementos importantes, que son: 1). El juicio de Dios sobre Israel y sobre Judá (1:1-3.12). 2). El reinado universal de Jehová (4:1-5.15). 3). La corrupción de Israel y la misericordia de Dios (6:1-7.20). Es decir, que el libro de Miqueas, es una maravillosa representación profética de la historia bíblica, tanto en su expresión del Antiguo Testamento, como en su anticipación del Nuevo, con el Mesías prometido, la restauración y salvación de su pueblo.