CAPÃ TULO 9

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CAPÍTULO 9
RECONOCIENDO EL ESPÍRITU FARAÓNICO
Hay que discernir las operaciones que se activan para traer dolor a la familia, y lo hemos
denominado el sistema faraónico.
La Palabra de Dios siempre ha relacionado el Egipto antiguo con el mundo en que vivimos, y a
los faraones con lo que Cristo llamó el "Príncipe de este mundo".
Jesús reconoció que existe una potestad perversa para traer dolor a la familia, y que, por más
que se quisiera ignorar, existen fuerzas y potestades empeñadas en destruirla.
Las fuerzas faraónicas perversas trabajan para la destrucción y división de la familia; pero Dios
trabaja en la perfecta unidad de la familia.
Jacob, el patriarca, hijo de Isaac, descendiente de Abraham, tuvo que ir a Egipto en tiempo de
una gran hambruna que hubo sobre la tierra. Todos sabemos por la historia, que el hambre era
muy grande y en la única parte de la tierra donde había alimento era en Egipto.
En Egipto había alimento porque Dios había mandado a un misionero, profeta y soñador, con
el fin de almacenar alimento y preservar a su familia, ya predestinada por Dios para cosas
grandes.
Cuando nosotros estudiamos las Escrituras podemos encontrar que los hijos de Jaco (Israel),
descendieron a Egipto con su familia y en Egipto llegaron hasta Gosén.
Mientras José estaba vivo, las familias de Israel compartían en unidad, en unanimidad, el padre
con los hijos. Allí estaba el abuelo Jacob, existía la empresa familiar, no había egoísmo, había
alimento. De hecho, vivían en perfecta unidad sin la opresión del sistema faraónico.
Los diferentes patriarcas de las 12 tribus de Israel estaban allí, representados por los hijos de
Jacob. Y Dios les proveyó todo el alimento necesario para seguir adelante en Egipto. Estaban
protegidos, sin opresión ni argumentos de hambruna, sin desgracia ni calamidad. Había
verdadera armonía familiar.
El modelo de Dios es que la familia pueda crecer en unidad. La división no es la agenda de Dios,
Él bendice la familia unida.
Israel estaba en Egipto. Existía Faraón, existía la maldad. Sin embargo, esto no tenía potestad
sobre los israelitas, a causa de la presencia de José.
Siempre y cuando, la familia este perfectamente unida en su casa, la maldad no le tocará. Esté
en la nación que esté, la maldad no tocará a sus hijos; no tocará a su cónyuge, ni a su
economía. Usted está en Egipto, pero no es de Egipto. Usted está protegido por Dios. La
bendición de Dios está abierta sobre su vida porque nació para el éxito, para triunfar. No sólo
usted, sino su cónyuge y sus familiares.
De Canaán descendieron a Egipto, reyes, príncipes y princesas, protegidos por la gracia
sobrenatural que Dios les había enviado por delante.
La visión de Dios para la familia
La visión de Dios es que la familia se mantenga en unidad. Todos los negocios y las actividades
que separan a las familias y las dividen, requieren de cuidado. El plan del enemigo es destruir
por medio de la división, pero la visión de Dios es bendecir en familia.
El deseo de Dios es que los miembros de la familia puedan adorar juntos, comer juntos y
compartir juntos.
Las empresas de hombres o mujeres que involucran a su familia y trabajan juntos, sin egoísmo,
son las que tienen mayor éxito en el mundo. Si su familia no está en primer lugar en sus
planes, serás decepcionado muy pronto; antes de lo que se imagina.
Por años, el mantener a la familia en segundo plano es lo que ha causado pérdidas y fracaso en
empresas, en negocios, en ministerios, en proyectos. En donde la familia no trabaja en
conjunto y en unidad, en donde no hay armonía, entra la maldición. La Biblia dice: "la
maldición no vendrá sin causa"
Israel descendió a Egipto, desde Canaán, con el modelo de Dios y no con el modelo faraónico.
El modelo en donde el esposo y la esposa van juntos, sus hijos los siguen, y si hay más
familiares, ellos también se involucran.
Millones no tienen éxito porque no involucran a su familia en sus proyectos. Involucran a otros
y terminan estafados, o traicionados. Esto no es más que el resultado, obvio, de imitar el
sistema faraónico de la división.
Su visión marcará su éxito
La nación donde usted esté, o su sistema, no determinan su éxito y tampoco su economía. Su
éxito lo determina la visión familiar que usted tenga. Si su visión proyecta la unidad familiar, su
economía va a prosperar.
No importa lo que usted sea. Mientras su visión se mantenga en una familia unida, se activa la
bendición de Génesis 1:28: “y los bendijo Dios...“. No sigamos el modelo de Faraón, imitemos
el modelo de Dios.
Si usted va a emprender algo y no lo ha dialogado con su cónyuge y con sus hijos, pídale
perdón a Dios porque ese es el modelo egoísta y por muy buena que fuera la idea podría
fracasar. Dios no apoya la división, todo proyecto debe ser presentado ante Dios en perfecta
unidad familiar.
Hay que cuidarse de no ser esclavo del modelo faraónico, porque es muy fácil pasarse del
modelo de Dios al sistema de esclavitud, por no oír la voz de Dios. Tenemos que romper con
las maldiciones y entrar en un nivel diferente.
En Éxodo 1:6 dice que: "Y murió José y todos sus hermanos, y toda aquella generación".
La historia de José es una de las más impresionantes que existe en las Sagradas Escrituras.
Toda familia necesita un soñador. Para motivarnos a ser punta de lanza para salvar a nuestra
familia, no podemos entregarnos a la desgracia ni a la lamentación por las cosas duras que nos
pasan, todos los soñadores pasan por momentos difíciles.
Necesitamos un soñador en la familia
Desde muy temprano José fue un soñador. En Génesis 37 encontramos que José era un joven
brillante, que a la edad de 17 años ya era pastor. Él tenía una marca de ser la punta de lanza de
su familia. Toda familia necesita un José. A cada persona que Dios ha llamado para ser un José
en su familia, se activa en su contra un espíritu de rechazo, porque esas personas se
caracterizan por no ser conformistas, ni del montón. La característica principal de esas
personas es que poseen el poder de los sueños y las visiones; y ese poder hace la diferencia.
Génesis 37:6 dice que José contó a sus hermanos un sueño en el cual estaban en el medio del
campo y que ataban manojos, y que el suyo estaba derecho, pero el de sus hermanos estaban
alrededor del suyo y se inclinaban hacia él.
Dios pone una punta de lanza en toda familia, y usted que está estudiando el poder de la visión
familiar es esa punta de lanza para bendecir a su familia.
El manojo derecho de José representa dominio, poder, autoridad, unción de prosperidad,
fuerza económica y gracia de Dios para estar arriba.
El poder de soñar significa ver el mundo espiritual; eso sólo lo tiene la gente ungida con
propósito.
El siguiente sueño de José fue que él vio al sol, la luna y once estrellas que se inclinaban a él.
Esto representa gobierno y autoridad.
A pesar de las diferentes dificultades que se le presentaron a José con sus hermanos, nunca
dejó de soñar. Sufrió y luchó, pero nunca dejó de soñar. A pesar del dolor él sabía que ese no
era el capítulo final de su historia.
Él también fue vendido como esclavo. Las fuerzas satánicas siempre atacan a las personas,
puntas de lanza, con el robo de identidad.
No debe sorprendernos las cosas duras que hemos estado viviendo a nivel familiar. Usted
tiene que profetizar, declarando que es como José. Que es el instrumento para bendecir a su
familia, y que mientras esté vivo, su familia no sufrirá.
José cuando estaba en la carreta, en medio de los esclavos, se recordó del sueño, y no aceptó
la identidad que se le quería imponer. Él sabía que habría de ser libre y que iba a tener
autoridad.
Las circunstancias externas no son las que determinan lo que usted va a vivir: Tampoco
determinan su destino.
En Génesis 39, José es comprado, como esclavo en Egipto, por un hombre muy adinerado; más
Jehová estaba con él y fue prosperado en gran manera. Llegó a ser el mayordomo.
No importa cuántas maldiciones traten de echarle. Dios es su defensa. Él es su abogado, de Él
viene la gracia.
El hombre egipcio vio gracia en José, porque vio que Jehová prosperaba todo aquello que José
tuviera en sus manos. Por esta razón lo hizo mayordomo de su casa y le entregó todos sus
bienes.
No es como lo llame la gente lo que condiciona quien es usted; el éxito lo lleva por dentro.
Declare esta profecía todos los días:
EN MI FAMILIA EL ÉXITO YA COMENZÓ POR EL PODER CREATIVO DE LA PALABRA DE DIOS
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