Magistrados Sala Penal (REPARTO) Tribunal Superior de Justicia E.S.D. Asunto: TRAMITE DE INCUMPLIMIENTO/denegación de justica. Ref. Acción: Tutela Demandante: Renzo Efraín Montalvo Jiménez . Demandado: D.E.I.P de Barranquilla y Fiscalía Seccional de Barranquilla. Renzo Montalvo Jiménez, mayor de edad, abogado titulado, en ejercicio, portador de la T.P. No. 161384 del C.S.J e identificado con C.C. 79 279 929 de Bogotá, en mi condición de apoderado de los coadyuvantes Liduvina Esther Jiménez de Fontalvo. Gilda Cecilia Arrieta Delgadillo, Luis Carlos Fandiño Noriega y Luis Edgardo Fandiño Muñoz (Terceros con interés legitimo) en el INCIDENTE DE DESACATO de la acción popular con radicado:08001-33-31-0062002-01193-00-H en el Tribunal Contencioso Administrativo, por medio del presente memorial, con el usual respeto y consideración vengo ante esta Corporación para impetrar acción de tutela por DENEGACIÓN DE ACCESO A LA ADMINISTRACIÓN DE JUSTICIA contra la FISCALIA SECCIONAL, BARRANQUILLA y por INCUMPLIMIENTO Y DILACION INJUSTIFICADA DE LA ORDEN JUDICIAL QUE LA ALCALDIA DISTRITAL DE BARRANQUILLA SE REHUSA ACATAR, como procedemos a evidenciar en los siguientes términos: HECHOS QUE CONCULCAN DERECHOS FUNDAMENTALES POR PARTE DE LA ALCALDIA DISTRITAL. 1- El Tribunal Administrativo del Atlántico, mediante proveído auto de fecha 6 de octubre de 2014, notificado por estado el 26 de noviembre de 2014 con numero de expediente radicado 0800133-31-006-2002-01193-00-H, ajusto la orden originaria de protección de los derechos de las acción popular en los siguientes términos: “Primero: aceptar la existencia de razones justificativas de imposibilidad técnica para ejecutar construcciones locativas en los bloques 1 y 2 del Conjunto Residencial Privilegios, por cuanto tales obras, en la actualidad, no garantizan el goce efectivo de los derechos e intereses colectivos de sus habitantes, con base en el resultado de los estudios de suelo y cálculos estructurales adelantados por la Universidad Industrial de Santander y el Instituto Nacional de Minería y Geología – Ingeominas , los cuales determinaron que el origen del deterioro de las edificaciones es generado por el fenómeno de remoción en masa que afecta, entre otros, al sector de Campo Alegre, perímetro dentro del cual se encuentra ubicada esa edificación, y que sirvieron de fundamento a la administración distrital para ubicar dicho sector en los estándares de riesgo en categoría Muy alto. Segundo: Ajústese la orden originaria de protección de los derechos colectivos a la seguridad, prevención de desastres técnicamente previsibles de los habitantes de los bloques 1 y 2 del Conjunto Residencial Privilegios, contenidas en las sentencias adiadas 18 de octubre de 2007 y 12 de noviembre de 2009, proferidas en primer y segundo grado, por este tribunal y por la Sala de lo Contencioso Administrativo – Sección Primera del H. Consejo de Estado, en aras de la prevalencia del derecho sustancial y hacer cesar la vulneración de los derechos e intereses colectivos; en su lugar, se dispone: 2.1. Ordenase tanto al Distrito Especial, Industrial y Portuario de Barranquilla como a la Sociedad Proyectos Barranquilla Ltda., de manera solidaria a través de sus representantes legales, que en termino de quince (15) días, contados a partir de la notificación del presente proveído, inicien los trámites administrativos y presupuestales necesarios para reubicar en forma definitiva a los habitantes de los bloques 1 y 2 del Conjunto Residencial Privilegios. Para esta finalidad, los peticionarios deberán enajenar sus inmuebles a favor del Distrito y/o Sociedad Proyectos Barranquilla Ltda.; en contraprestación, otorgará el derecho de dominio sobre las nuevas viviendas donde serán reubicados; o en su defecto, la administración distrital y/o Sociedad Proyectos Barranquilla Ltda., asumirá el reconocimiento equivalente al valor de los apartamentos del Conjunto Residencial Privilegios, bloques 1 y 2 a sus propietarios, previo avalúo de los mismos para época en que fueron adquiridos, debidamente actualizados; eventualidad que en una u otra forma, deberá cumplirse a más tardar el próximo treinta y uno (31) de mayo de dos mil quince (2015). 2.2. Ordenar al Distrito Especial, Industrial y Portuario de Barranquilla, continuar sufragando las ayudas logísticas de los demandantes, hasta cuando se cumpla la reubicación definitiva ordenada en el numeral 2.1. del presente ordinal. Cuarto: Ejecutoriado el presente auto, por Secretaria, remítase fotocopia a la Procuraduría General de la Nación, Contraloría General de la Republica y comuníquese a la Defensoría del Pueblo, para que, por medio de sus áreas respectivas, apoyen, acompañen y vigilen el pleno cumplimiento de las sentencias del 18 de octubre de 2007 y 12 de noviembre de 2009, proferidas en primera y en segunda instancia, por este tribunal y por la sala de lo Contencioso Administrativo – Sección Primera del H. Consejo de Estado, así como el presente proveído, a fin de garantizar de manera efectiva los derechos colectivos protegidos 2- Esa decisión no fue objeto de los recursos ordinarios por parte del sujeto procesal accionado, esto es, la Alcaldía Distrital de Barranquilla, por lo tanto, la decisión judicial de la referencia quedo ejecutoriada y en firme, para que se haga efectivo el cumplimiento. 3- El Distrito de Barranquilla no solo por incuria de su apoderado (CARLOS IVAN QUINTERO) y el jefe de la oficina juridica (ALFREDO DEL TORO NUÑEZ) dejo de interponer los recursos ordinarios, sino que teniendo al alcance el recurso extraordinario de revisión, también por ignorancia de la ley no lo impetro, para en ultima hora incoar como recurso extraordinario, una incidente de nulidad, contra el auto que ajusto la orden originaria de la accion popular. Esta nulidad, fue resuelta desfavorablemente para los intereses del Distrito. 4- El Banco AV VILLAS, a través de apoderado judicial, sin tener reconocimiento con personaneria jurídica, dentro del incidente de desacato y sin haber probado el nexo causal que lo legitimara como presunto tercero con interes legitimo y sin demostrar de qué manera lo afectaría la decisión del Tribunal, presento habiendo sido excluido por el Consejo de Estado en la sentencia de segunda instancia de la accion pular, contrariando la normatividad procesal de orden público, recurso de reposición y en subsidio apelación contra el auto atacado el cual fue despachado desfavorablemente por extemporáneo. De manera coetánea, también interpuso, reiteramos, sin facultad para hacerlo por no tener reconocimiento de personería jurídica ni tener facultad para intervenir dentro del incidente de desacato como tercero con interés legítimo, incidente de nulidad contra el auto atacado que el Tribunal también despacho desfavorablemente con la nulidad del Distrito. 5- El apoderado del Distrito, además radico un escrito de dos (2) páginas con los mismos argumentos planteados en la nulidad, pero con el agravante de que el escrito presentado no especifica que naturaleza tiene, cual es el objeto, ni que providencia ataca; única decisión pendiente de desatarse en el tribunal, pero que no impide el cumplimiento del fallo, porque reiteramos, la decisión se encuentra en firme y ejecutoriada. 6- Por último, la Jefe de la Oficina de Prevención y Desastres del Distrito (ANA SALTARIN), a pesar de ser funcionaria accionada dentro del incidente de desacato, no ha entregado poder para que la representen dentro del mismo, no le ha sido reconocida personeria juridica directamente ni atravez de apoderado, pero de manera abrupta, sin ser abogada, ni canalizando el poder del abogado del Distrito, presenta escrito con argumentos que ya fueron objeto de debate en el curso de la actuación, con el proterbo y perverso fin de DILATAR INJUSTIFICADAMENTE en el tiempo el cumplimiento del fallo, y tratar de que sea la proxima administracion en las vigencias fiscales del proximo periodo constitucional que se cumpla la orden judicial. 7- Es de observarse, que a pesar de que la orden judicial del Tribunal de Administrativo del Atlantico, se encuentra en firme y ejecutoriada y conmino a que en el termino de quince (15) días contados a partir de la notificación del auto que ajusto la orden originaria, el Distrito debia iniciara los trámites administrativos y presupuestales tendientes a cumplir la orden judicial, la conducta de la alcaldesa y su sequito de servidores inmediatos, ha sido omisiva y han soslayado el cumplimiento de la orden judicial, burlandose del accionante y de la administracion de justicia en una flagrante conculcacion de sus derechos fundamentales. 8- Teniendo en cuenta que nos encontramos en un año político en donde el 25 de octubre se han de realizar elecciones para autoridades locales (ALCALDE Y GOBERNADOR) y quedan pocos meses de la Administración Distrital de la Alcaldesa Elsa Noguera, a quien le fenece su periodo constitucional, esta servidora, su asesor jurídico ALFREDO DEL TORO NÚÑEZ, su Secretario de Hacienda, RAÚL LACOUTURE y la Jefe de la Oficina de previsión y desastres ANA SALTARÍN, no solo no han cumplido la orden judicial sino que eluden el cumplimiento de la misma, dilatando el acatamiento de la orden proferida por el Tribunal, mientras han radicado ante el Consejo Distrital Proyecto de Acuerdo para que se le otorguen facultades de contratar y de hacer movimientos y traslados en el presupuesto del Distrito durante la presente vigencia fiscal, sin incluir en el rubro de contigencias una suma proyectada para el pago de la orden judicial, por que ni siquiera tienen clara cual es el avaluo de los inmuebles por comprar o reubicar, asi como tampoco saben a cuanto asciende lo dejado de pagar por concepto de arriendos, y muchos menos tienen un estimativo de los intereses moratorios legales causados por el incumplimiento. 9- Si bien los precedentes constitucionales y contencioso administrativo sobre la orden de arresto y del cumplimiento de los fallos judiciales han establecido las diferencias entre la una y la otra, cualquiera de las dos (desacato o el cumplimiento del fallo) pueden culminar con orden de arresto y ser objeto de la acción de tutela por conculcación del derecho fundamental de la denegación al acceso de la administración de justicia y de la dilación injustificada en el cumplimiento de los fallos como principio del debido proceso. 10Es en este orden de ideas, que acudimos ante el juez constitucional, en busca de la protección de nuestros derechos constitucionales fundamentales a obtener una pronta, eficiente y eficaz administración de justicia y evitar que se siga dilatando en el tiempo el cumplimiento al ajuste a la orden originaria que se encuentra en firme y debidamente ejecutoriada. 11Estos argumentos aquí planteados, son razones más que suficientes para que se ordene a la Alcaldesa Distrital el cumplimiento del fallo. HECHOS QUE VULNERAN DERECHOS FUNDAMENTALES POR PARTE DE LA FISCALIA SECCIONAL. 1- En el mes de octubre del año 2014, radique ante el despacho del señor Fiscal General de la Nación, denuncia penal por la presunta comisión de unos hechos punibles y de manera simétrica radique ante el Señor Procurador General de la Nación, queja disciplinaria contra algunos servidores, ex servidores y contratistas públicos de la Alcaldía Distrital de Barranquilla, entre quienes se cuentan ALEJANDRO CHAR CHALJUD, ELSA NOGUERA DE LA ESPRIELLA, RAUL LACOUTURES DAZA, MODESTO AGUILERA, ALFREDO DEL TORO Y ARIEL IGNACIO NEYVA MORALES. 2- Ante la omisión y dilación injustificada, en el cumplimiento del deber por parte de estos servidores públicos de la administracion de justicia, radique el día 13 de marzo de 2015 ante la Corte Suprema de Justicia, Acción de Tutela por denegación y dilacion injustificada en el acceso a la administración de justicia. 3- Por reparto le correspondió al Magistrado RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO de la Sala Laboral de la H. Corte Suprema de Justicia, quien supuestamente por competencia y sin notificarme decisión alguna, la remitió a la Sala Civil. 4- A la fecha se encuentran súper-vencidos los términos de los diez (10) días que establece la Constitución Política en su artículo 86 y el decreto 2561 de 1991 para que se hubiese dado un pronunciamiento de fondo en la primera instancia, sin que haya ocurrido así. 5- El día 2 de junio de 2015 fue dejado en el buzón del correo de mi domicilio el oficio DSFB/MLIM/No.450 de la Fiscalía Seccional de Barranquilla, donde se oficia al Director Seccional de Fiscalía del Atlántico WILDER RAFAEL GUERRA MILLÁN que de conformidad con el traslado de denuncia que le hizo la Ingeniera Mónica Gómez crespo Jefe de la Oficina de Asignaciones el 20 de abril de 2015 mediante el oficio DSFB/MLIM/No.450., de conformidad con orden proveniente de la Oficina Asesora Grupo Direccionamiento Dirección Nacional de Seccionales y Seguridad Ciudadana, en el que se indica lo siguiente : “Para el reparto correspondiente remito denuncia del Dr. RENZO EFRAIN MONTALVO JIMENEZ, en contra de los señores ALEJANDRO CHAR CALJUB, ELSA NOGUERA DE LA ESPRIELLA, RAUL LACOUTURES DAZA, MODESTO AGUILERA, ALFREDO DEL TORO Y ARIEL IGNACIO NEYVA MORALES, en sus condición de servidores públicos y exservidores públicos de la Alcaldía Distrital de Barranquilla, por las presuntas conductas punibles de PREVARICATO POR OMISION en concurso homogéneo con FRAUDE PROCESAL A RESOLUCION JUDICIAL. Tan pronto se asignada la carpeta, el fiscal coordinador de la unidad a la cual corresponda, deberá rendir informe ejecutivo con concepto de variación en el término de la distancia (negrilla dentro del texto), acorde con la solicitud realizada por la Dra. LUZ MERY BAJONERA HURTADO – Asesora Grupo Direccionamiento Dirección Nacional de Seccionales y de Seguridad Ciudadana.” 6- Al momento de presentación de esta Acción de Tutela la Dirección de Fiscalía Seccional no me ha informado a que fiscal le fue asignado el caso, ni he sido entrevistado, ni he sido notificado del adelantamiento de cualquier actuación judicial tendiente al esclarecimiento y confutación de los hechos de corrupción previamente denunciados. 7- El objeto de la denuncia presentada contra los servidores, ex servidores y contratistas públicos de la referencia, se fundamenta en que los mencionados servidores, ex servidores y contratistas públicos participaron y se concertaron en la celebración de unos presuntos ilicitos contratos de compraventa sobre 72 inmuebles en el barrio Campo Alegre de la ciudad de Barranquilla, sin que esta compra se hubiera efectuado en cumplimiento de orden judicial o por autorización del Concejo, como se puede confutar en las Actas de los CIVIGEP de la procuraduría regional de fechas cinco (5) de abril y (dos (2) de junio de dos mil once (2011). 8- El Señor ALFREDO DEL TORO NÚÑEZ, en su condición de ex Procurador Regional del Atlántico, fue participe en la ilícita ejecución de esos contratos de compraventa, toda vez que se puede confutar que de las actas de fecha cinco (5) de abril y dos (2) de junio de dos mil once (2011), contribuyo por acción o por omisión (Delito de infracción de deber) a la realización de la conducta antijurídica, debiendo indagarse por parte del ente investigador la prestación de una ayuda posterior por concierto previo o concomitante a la misma, razón por la cual constituye un imperativo categórico que se compulsen copias a la Dirección seccional de fiscalías para que dentro del mismo proceso penal que se deba adelantar contra los funcionarios, ex funcionario y contratistas referenciados, también de manera coetánea se le imputen cargos al señor ALFREDO DEL TORO NÚÑEZ en su condición de ex Procurador Regional del Atlántico como participe o interviniente en los presuntos punibles de PECULADO POR APROPIACION EN BENEFICIO DE TERCEROS en concurso homogeneo PREVARICATO POR OMISION Y CELECRACION ILICITA DE CONTRATOS SIN EL CUMPLIMIENTO DE REQUISITOS LEGALES. 9- De manera simétrica, en la compulsa de copias del Señor ALFREDO DEL TORO NÚÑEZ, en su condición de ex Procurador Regional del Atlántico, se debe oficiar para que se investigue si al no haberse declarado impedido dentro del INCIDENTE DE DESACATO dentro del proceso de la acción popular que cursa en el Tribunal Administrativo del Atlántico, con número de expediente radicado 08001-33-31-006-2002-0119300-H, al haber entregado poder al abogado CARLOS IVAN QUINTERO DAZA con C.C. No. 77.185.100 y T.P. No. 116.925 del C. S. der la J., no solo PREVARICO POR ACCIÓN Y OMISION al trasgredir el ordenamiento jurídico procesal vigente, sino que se hace necesario se investigue si de manera homogénea trasgredió el estatuto anticorrupción, presuntos hechos punibles sobre los cuales manifestamos nuestro deseo de ampliar denuncia. 10Por último, queremos resaltarle al juez constitucional el nexo causal e Inescindible que existe entre el incidente de desacato que cursa en el Tribunal de lo Contencioso Administrativo y en donde el señor ALFREDO DEL TORO NÚÑEZ debió declararse impedido por haber conocido del proceso en una instancia anterior como su fue su desempeño de Procurador Regional del Atlántico y en donde contribuyo a la realización de la conducta antijurídica prestando una ayuda posterior por concierto previo o concomitante a la compra y pago del 60% de las setenta y dos (72) casas en la urbanización Campo Alegre y de las cuales algunas hacían parte del Conjunto Residencial Privilegios, objeto de la acción popular y del incidente de desacato que cursa en el Tribunal Contencioso Administrativo con ponencia del Magistrado Ángel Hernández Cano con número de expediente 08001-33-31-006-2002-0119300-H. y sobre ha guardo total hermetismo. COMPETENCIA La circunstancia de que el trámite se adelantara contra entidades de distinta naturaleza jurídica, permite la aplicación del inciso quinto del numeral 1° del artículo 1° del Decreto 1382 de 2000 que establece: “(…) Cuando la acción de tutela se promueva contra más de una autoridad y éstas sean de diferente nivel, el reparto se hará al juez de mayor jerarquía, de conformidad con las reglas establecidas en el presente numeral”. Enseguida reiteró la jurisprudencia de la Corte Constitucional, en el sentido de que la aplicación de las reglas del Decreto 1382 de 2000, no faculta a ningún juez para declararse incompetente de conocer una solicitud de amparo constitucional. De otra parte, destacó que solamente el accionante es el facultado para determinar contra quien dirige su escrito de tutela, en la medida en que es quien tiene el conocimiento de los hechos, “[d]e tal manera que los pronunciamientos acerca de si la entidad accionada es o no responsable de las reclamaciones del actor, (…) será una cuestión que se deferirá para el fallo.” En definitiva, concluyó que en razón a que la autoridad de mayor jerarquía ejerce funciones en todo el territorio nacional (Fiscalía General de la Nación), la competencia de la acción de tutela corresponde a los Tribunales Superiores, Administrativos o Consejos Seccionales de la Judicatura, tal como lo establece el numeral 1° del artículo 1° del Decreto 1382 de 20001. Así las cosas, para este accionante se concluye que por tratarse de una autoridad que ejerce funciones en todo el territorio nacional, la competencia para conocer de la tutela impetrada le corresponde al Tribunal Superior de Barranquilla, tal como lo define el numeral 1° del artículo 1° del Decreto 1382 de 2000. 1 Corte Constitucional, Auto N. 055 de 2013. PRECEDENTE SOBRE EL CUMPLIMIENTO DE LAS DECISIONES JUDICIALES Y SU EFECTIVA MATERIALIZACION. Esta Corporación ha sostenido de manera reiterada[ 2 ] que el cumplimiento de las decisiones judiciales es un elemento constitutivo del derecho al acceso a la administración de justicia (Art. 229 C.N.), el cual no se agota en la posibilidad que tienen los ciudadanos de acudir y plantear un problema ante las autoridades judiciales, sino que su materialización implica que el mismo sea resuelto y que, si hay lugar a ello, se cumpla de manera efectiva lo ordenado por las autoridades judiciales[3]. De tal suerte que el derecho de acceso a la administración de justicia no sólo es entendido en términos de presupuesto para el ejercicio de los demás derechos fundamentales, sino que abarca, a su vez, tres grandes etapas: (i) el acceso efectivo al sistema judicial; (ii) el transcurso de un proceso rodeado de todas las garantías judiciales y decidido en un plazo razonable; y (iii) la ejecución material del fallo. En ese orden de ideas, el derecho fundamental de acceso a la administración de justicia se vulnera cuando una autoridad pública o un particular se sustrae al cumplimiento de una decisión judicial. 22.- Bajo esta lógica, la jurisprudencia de esta Corporación ha llegado a concluir que el cumplimiento de los fallos judiciales tiene el carácter de derecho fundamental. También se han hecho manifestaciones en el mismo sentido en la jurisprudencia de la Corte Interamericana de los Derechos Humanos, tribunal con jurisdicción reconocida en nuestro Estado y, por tanto, referencia relevante en la determinación del alcance del derecho fundamental al cumplimiento del fallo. Al respecto, dicha Corte determinó el alcance de este derecho en el Caso Baena Ricardo v. Panamá, en donde consagró: “72. Una vez determinada la responsabilidad internacional del Estado por la violación de la Convención Americana, la Corte procede a ordenar las medidas destinadas a reparar dicha violación. La jurisdicción comprende la facultad de administrar justicia; no se limita a declarar el derecho, sino que también comprende la supervisión del cumplimiento de lo juzgado. Es por ello necesario establecer y poner en funcionamiento mecanismos o procedimientos para la supervisión del cumplimiento de las decisiones judiciales, actividad que es inherente a la función jurisdiccional… El cumplimiento de las reparaciones ordenadas por el Tribunal en sus decisiones es la materialización de la justicia para el caso concreto y, por ende, de la jurisdicción; en caso contrario se estaría 2 ] En este sentido ver la sentencia T-897 de 2008. Al respecto, el juez constitucional en sentencia T-553 de 1995, otorgó el amparo, ordenando el cumplimiento de una decisión judicial, en los siguientes términos: “La observancia de las providencias ejecutoriadas, además de ser uno de los soportes del Estado Social de Derecho, hace parte del derecho de acceder a la administración de justicia -artículo 229 Superior-. Este se concreta no sólo en la posibilidad de acudir al juez para que decida la situación jurídica planteada, sino en la emisión de una orden y su efectivo cumplimiento; valga decir, en la aplicación de la normatividad al caso concreto. En tal virtud, cuando la autoridad demandada se rehúsa a ejecutar lo dispuesto en la providencia judicial que le fue adversa, no sólo vulnera los derechos que a través de esta última se han reconocido a quien invocó protección, sino que desacata una decisión que hizo tránsito a cosa juzgada. Si tales derechos son fundamentales, el desconocimiento de la sentencia que los ampara viola el Ordenamiento Superior, también por esa razón.” 3 atentando contra la raison d’être de la operación del Tribunal” (Subrayas fuera del texto original). Así, en sentencia T-431 de 2012 la Corte Constitucional concluyó que existen suficientes elementos que permiten concluir el carácter fundamental del derecho al cumplimiento del fallo, de su naturaleza de derecho subjetivo y de su participación en la concreción del derecho fundamental al acceso a la administración de justicia. Es por esto que este Tribunal ha aceptado la procedencia de la acción de tutela para reclamar el cumplimiento de decisiones judiciales ejecutoriadas, a condición de que no exista, en el caso concreto, otro medio judicial idóneo y eficaz para ello, de conformidad con el principio de subsidiariedad que rige el amparo. Más recientemente, en sentencia T- 131 de 2005 la Corte estimó que “no obstante su carácter residual y subsidiario, la acción de tutela es procedente para hacer cumplir un fallo judicial cuando la inobservancia del mismo ha conllevado a la clara afectación de derechos fundamentales y los mecanismos judiciales alternativos no son lo suficientemente eficaces, de acuerdo con las circunstancias de cada caso.” PRECEDENTE SOBRE EL INCIDENTE DE DESACATO. De otro lado, se ha establecido que el incidente de desacato es un mecanismo de creación legal, que procede a petición de la parte interesada, a fin de que el juez constitucional, a través de un incidente y en ejercicio de sus potestades disciplinarias, sancione con arresto o multa a quien con responsabilidad subjetiva desatienda las órdenes proferidas en sentencias de tutela[ 4 ]. Lo anterior, con el único fin de “lograr la eficacia de las órdenes impartidas por el juez de amparo para la efectiva protección de los derechos fundamentales reclamados por los tutelantes”[ 5 ], por lo cual se diferencia de las sanciones penales que pudieran ser impuestas. Es decir, el propósito del incidente será lograr que el obligado obedezca la orden allí impuesta y no la imposición de una sanción en sí misma[6]. Esta facultad de imponer sanciones que tiene el juez constitucional, se encuentra perfectamente justificada en que “el incumplimiento de las sentencias judiciales constituye una trasgresión del derecho fundamental de acceso a la justicia” [7], el cual incluye, el derecho a obtener el cumplimiento de las decisiones consagradas en las sentencias de tutela. El fundamento legal del desacato está consagrado en los artículos 52 y 27 del Decreto 2591 de 1991, en virtud de los cuales se establece: 4 Sentencia T-171 de 2009. Sentencias C-243 de 1996, C-092/97. Respecto de la finalidad de la sanción que se impone por desacato a una orden del juez de tutela cabe resaltar lo señalado por la Corte en sentencia T- 421 de 2003: “Del texto subrayado se puede deducir que la finalidad del incidente de desacato no es la imposición de la sanción en sí misma, sino la sanción como una de las forma de búsqueda del cumplimiento de la sentencia. Al ser así, el accionante que inicia el incidente de desacato se ve afectado con las resultas del incidente puesto que éste es un medio para que se cumpla el fallo que lo favoreció”. 6 Sentencias T-171 de 2009, T-652 de 2010, T-421 de 2003 y T-368 de 2005. 7 Sentencia T-096-08 M.P. Humberto Sierra Porto. 5 "Artículo 52. Desacato. La persona que incumpliere una orden de un juez proferida con base en el presente Decreto, incurrirá en desacato sancionable con arresto hasta de seis (6) meses y multa hasta de veinte (20) salarios mínimos mensuales, salvo que en este Decreto ya se hubiere señalado una consecuencia jurídica distinta y sin perjuicio de las sanciones penales a que hubiere lugar. La sanción será impuesta por el mismo juez mediante trámite incidental y será consultada al superior jerárquico quien decidirá dentro de los tres días siguientes si debe revocarse la sanción. ". “Artículo 27. (…) El juez podrá sancionar por desacato al responsable y al superior hasta que cumplan su sentencia (…)” En particular, sobre las hipótesis en las cuales procede el desacato, la jurisprudencia de esta Corporación ha establecido que hay lugar a solicitarlo “[i] cuando no ha sido cumplida la orden dictada en un fallo de tutela, [ii] cuando el cumplimiento ha sido insuficiente o incompleto, [iii] cuando no han sido obedecidas otras decisiones tomadas por el juez en el curso del proceso, [iv] cuando no se obedece la orden judicial dada al demandado de no volver a incurrir en las conductas que dieron origen a la vulneración de los derechos fundamentales, o [v] cuando el demandado no cumple dentro de los términos señalados por la providencia judicial.”[8] Así, una vez se logra verificar en el trámite del incidente de desacato que existe una omisión en el cumplimiento del fallo, la decisión del juez adquiere para quien incumple un carácter eminentemente coercitivo. Por esta razón, la normatividad ha previsto, respecto de dicha providencia, el grado jurisdiccional de la consulta ante el superior jerárquico[9] del funcionario que adoptó la sanción. Diferente al grado de consulta, la normatividad no contempló ninguna otra posibilidad de procedencia de algún recurso (reposición o apelación) contra la decisión del juez constitucional de imponer sanciones al estar demostrada la existencia del desacato[10]. La Corte ha reconocido en reiterados pronunciamientos que la imposición de una sanción en el curso del incidente de desacato puede llevar a que el accionado se persuada del cumplimiento de la 8 Sentencia T-684 de 2004. Sentencia T – 421 de 2003 señaló que “La consulta es un grado de jurisdicción que procede sin necesidad de solicitud por ninguna de las partes comprometidas en el proceso y, en ese sentido, es un mecanismo automático que lleva al juez de nivel superior a establecer la legalidad de la decisión adoptada por el inferior, generalmente con base en motivos de interés público o con el objeto de proteger a la parte más débil en la relación jurídica de que se trata. En el caso de la consulta del incidente de desacato, la situación de debilidad radica en cabeza de la persona a quien se le impone la sanción de multa o privación de la libertad por el incumplimiento de la orden de tutela. Al tener como finalidad el establecer la legalidad del auto consultado, su estudio se debe limitar a esta providencia. Por tanto, en el caso de la consulta del incidente no se extiende al estudio de la legalidad de la providencia de tutela en la cual se dio la orden que se alega como incumplida.” 10 La sentencia T–766 de 1998 de esta Corporación sostuvo que “La decisión de imponer la sanción por desacato no es susceptible de apelación, ya que el mecanismo contemplado para que el tema suba al conocimiento del superior jerárquico es la consulta, cuyos alcances son diferentes. Si tramitada la consulta no hay objeción del superior, la sanción queda en firme y contra las correspondientes providencias no procede recurso alguno. Y, obviamente, no dar trámite a una apelación, que no cabe en el procedimiento por no estar contemplada, no constituye vulneración al debido proceso y menos vía de hecho.” 9 orden de tutela[ 11 ]. En tal sentido, en caso de que se empiece a tramitar un incidente de desacato y el accionado, reconociendo que se ha desatendido lo ordenado por el juez de tutela, quiera evitar la imposición de una sanción, deberá proceder a acatar la sentencia. De igual forma, en el supuesto en que se haya adelantado todo el procedimiento y se haya decidido sancionar al responsable, éste podrá evitar que se le imponga la multa o el arresto cumpliendo el fallo. 27.- Una vez definida la naturaleza jurídica del incidente de desacato, se pregunta la Sala ¿Cuál es el ámbito de acción del juez constitucional en el trámite de un incidente de desacato? Sobre el particular se debe indicar que el juez que conoce el incidente de desacato, en principio, no puede modificar el contenido sustancial de la orden proferida en la sentencia de tutela objeto del desacato o redefinir los alcances de la protección concedida[12], salvo que dicha orden sea de imposible cumplimiento o que se demuestre su absoluta ineficacia para proteger el derecho fundamental amparado. Por esta razón, solo en ocasiones excepcionales y con la finalidad de asegurar la protección efectiva del derecho, el juez que resuelve el incidente de desacato o la consulta[13] podrá proferir órdenes adicionales a las originalmente impartidas o introducir ajustes a la orden original, garantizando siempre el principio de la cosa juzgada[14]. En suma, la labor del juez constitucional y su margen de acción en el trámite de un incidente de desacato estará siempre delimitada por lo dispuesto en la parte resolutiva del fallo correspondiente[15]. Por esta razón, se encuentra obligado a verificar en el incidente de desacato “(1) a quién estaba dirigida la orden; (2) cuál fue el término otorgado para ejecutarla; (3) y el alcance de la misma” [16]. Esto, con el objeto de concluir si el destinatario de la orden la cumplió de forma oportuna y completa. Así, de existir un incumplimiento “debe[rá] identificar las razones por las cuales se produjo con el fin de establecer las medidas necesarias para proteger efectivamente el derecho y si existió o no responsabilidad subjetiva de la persona obligada”[17] hipótesis en la cual procederá la imposición del arresto y la multa18. a) Naturaleza y objeto del incidente de desacato. Diferencias con el cumplimiento del fallo de tutela. 3.10. El incidente de desacato de los fallos de tutela opera en el marco de las pautas contempladas en los artículos 52 y 27 del Decreto 2591 de 1991. A partir de lo previsto en dichas normas, la Corte ha destacado las siguientes características relevantes de este instrumento procesal: 11 Sentencia T-171 de 2009, T-652 de 2010 y T-421 de 2003. Sentencias T-368 de 2005; T-1113 de 2005 y Auto 118 de 2005. 13 Sentencias T-086/03 y SU-1158/03. 14 Sentencia T-1113 de 2005. 15 Sentencia T-631 de 2008. 12 16 Sentencias T-553/02 y T-368/05. Sentencia T-1113 de 2005. 18 Corte Constitucional, Sentencia T-482/13. 17 -Se tramita través de un incidente, que debe respetar el debido proceso de la persona o de la autoridad contra quien se ejerce. Esto, a su vez, exige que el presunto incumplido sea notificado sobre la iniciación del trámite; que se practiquen las pruebas necesarias para adoptar la decisión que corresponda; notificar la providencia que le ponga fin al trámite incidental y, si tal decisión es sancionatoria, remitir el expediente en consulta ante el superior. -Se trata de un procedimiento disciplinario. Eso explica que el investigado esté cobijado por las garantías que el derecho sancionador consagra a favor del disciplinado, en particular, por la que impide presumir su responsabilidad por el solo hecho del incumplimiento. La imposición de la sanción está vinculada, en esos términos, a que se pruebe la responsabilidad subjetiva de la persona o autoridad del caso, esto es, su negligencia en el cumplimiento de las órdenes de tutela. -Su trámite tiene una incidencia definitiva en la garantía de acceso a la administración de justicia del ciudadano beneficiado con la tutela, dada la manera en que presiona la satisfacción del amparo concedido por los jueces constitucionales. El objetivo del desacato, se ha dicho, no es en sentido estricto la eventual imposición de la sanción, sino el pleno restablecimiento del derecho fundamental vulnerado o el cese de las acciones y omisiones que lo amenazan[19]. 3.11. Esta última característica ha exigido identificar las diferencias que existen entre el trámite de cumplimiento de la sentencia de tutela y el incidente de desacato. La jurisprudencia constitucional ha precisado al respecto que, aunque se trata de dos mecanismos diferentes, pueden tramitarse de forma simultánea o sucesiva para lograr que la orden de tutela se ejecute, bien sea, por cuenta de las medidas de impulso procesal intrínsecas al trámite de cumplimiento o como resultado del examen de la responsabilidad subjetiva de la autoridad renuente, propio del incidente de desacato. Tales mecanismos se distinguen por los siguientes aspectos: “i) El cumplimiento es obligatorio, hace parte de la garantía constitucional; el desacato es incidental, se trata de un instrumento disciplinario de creación legal. ii) La responsabilidad exigida para el cumplimiento es objetiva, la exigida para el desacato es subjetiva. iii) La competencia y las circunstancias para el cumplimiento de la sentencia se basan en los artículos 27 y 23 del decreto 2591 de 1991. La base legal del desacato está en los artículos 52 y 27 del mencionado decreto. Es decir que en cuanto al Al respecto, indica la Sentencia T-171 de 2009 (M.P. Humberto Sierra) que el incidente de desacato “(...) debe entenderse como un instrumento procesal para garantizar plenamente el derecho constitucional a la administración de justicia del accionante (art. 229 C.P.), puesto que éste permite la materialización de la decisión emitida en sede de tutela, con lo cual no basta con que se otorgue a las personas la posibilidad de acudir a la tutela y que con ella se protejan sus derechos fundamentales, sino que existan medios que ayuden al cabal cumplimiento de la orden proferida por el juez constitucional” 19 respaldo normativo, existen puntos de conjunción y de diferencia. iv) El desacato es a petición de parte interesada; el cumplimiento es de oficio, aunque v) puede ser impulsado por el interesado o por el Ministerio Público vi) el trámite del cumplimiento no es un prerrequisito para el desacato, ni el trámite del desacato es la vía para el cumplimiento. Son dos cosas distintas el cumplimiento y el desacato. Puede ocurrir que a través del trámite de desacato se logre el cumplimiento, pero esto no significa que la tutela no cumplida sólo tiene como posibilidad el incidente de desacato.”[20] En conclusión, el trámite de cumplimiento y el incidente de desacato son figuras jurídicas distintas que comparten el propósito común de asegurar la efectiva salvaguarda del derecho fundamental protegido en el fallo de tutela. De ahí que el juez constitucional pueda adelantarlos de forma paralela y adoptar las medidas que considere necesarias para forzar la satisfacción de las órdenes de amparo, en ejercicio de las facultades que, con ese objeto, le concedió el Decreto 2591 de 1991.[21] Hecha esta precisión, la Sala señalará los límites y facultades del juez constitucional en el escenario específico del incidente de desacato. Luego, identificará los eventos específicos de procedencia de las tutelas promovidas contra una providencia proferida en el trámite de un incidente de desacato. b) Límites y facultades del juez que tramita el incidente de desacato de un fallo de tutela. 3.12. El incidente de desacato opera bajo el supuesto de que la inminencia de la sanción disciplinaria persuadirá a la autoridad incumplida de adoptar las medidas que resulten necesarias para materializar la orden que se le impartió en el fallo de tutela. En esa medida, se ha entendido que su propósito es forzar el restablecimiento del derecho fundamental o la eliminación de las conductas que lo ponen en peligro, sin perjuicio de que se impongan las sanciones del caso, cuando el cumplimiento de la sentencia sea tardío. Dada la trascendencia de la función que cumple el juez constitucional que tramita el incidente de desacato, la Corte se dio a la tarea de señalar cuáles son sus facultades en ese ámbito y los asuntos en los 20 Sentencias T-458, T-744 y SU-1158 de 2003 (M.P. Marco Gerardo Monroy). Sentencia T-185 de 2013 (M.P. Luis Ernesto Vargas), explicó tal situación en los siguientes términos: “(…) en el procedimiento del cumplimiento, el funcionario judicial tiene el deber de hacer eficaz sus decisiones con el simple conocimiento de la inobservancia por parte de la autoridad demandada. De hecho, no puede argüir ritualismos procesales para no adelantar acciones tendientes a lograr la eficacia de las sentencias que expide, ni exigirle a la tutelante agotar el incidente de desacato. En contraste, ésta última institución es un incidente disciplinario que solo se inicia a petición de parte, además en el desacato se analiza la responsabilidad subjetiva del incumplimiento del fallo de tutela atribuible a una autoridad”. 21 que no puede inmiscuirse. En términos generales, la labor de la autoridad judicial consiste en verificar: i) a quién se dirigió la orden; ii) en qué término debía ejecutarla; iii) y el alcance de la misma. Luego, con ese marco de referencia, debe constatar iv) si la orden fue cumplida, o si hubo un incumplimiento total o parcial y v) las razones que motivaron el incumplimiento. Esto último, para establecer qué medidas resultan adecuadas para lograr la efectiva protección del derecho.[22] Ahora bien, la Corte ha sido enfática en que dicho examen no puede conducir a que se reabra el debate dirimido por el fallo.[26] Otra cosa es que, en circunstancias muy excepcionales, el juez pueda ajustar la orden original o dictar órdenes adicionales que contribuyan a materializar la protección concedida. Todo esto es posible bajo unos parámetros estrictos, que la jurisprudencia ha sintetizado en los siguientes términos: “(1) La facultad puede ejercerse cuando debido a las condiciones de hecho es necesario modificar la orden, en sus aspectos accidentales, bien porque: a) la orden original nunca garantizó el goce efectivo del derecho fundamental tutelado, o lo hizo en un comienzo pero luego devino inane; b) porque implica afectar de forma grave, directa, cierta, manifiesta e inminente el interés público o c) porque es evidente que lo ordenado siempre será imposible de cumplir. (2) La facultad debe ejercerse de acuerdo a la siguiente finalidad: las medidas deben estar encaminadas a lograr el cumplimiento de la decisión y el sentido original y esencial de la orden impartida en el fallo con el objeto de asegurar el goce efectivo del derecho fundamental tutelado. (3) Al juez le es dado alterar la orden en sus aspectos accidentales, esto es, en cuanto a las condiciones de tiempo, modo y lugar, siempre y cuando ello sea necesario para alcanzar dicha finalidad. (4) La nueva orden que se profiera, debe buscar la menor reducción posible de la protección concedida y compensar dicha reducción de manera inmediata y eficaz.”[23] 3.13. Lo anterior ratifica que las potestades disciplinarias que el Decreto 2591 de 1991 le asignó al juez que tramita el incidente de desacato de un fallo de tutela no riñen con el compromiso que, por disposición de esa misma norma, tiene dicha autoridad con la efectividad de las órdenes de amparo. De ahí que esté facultado para adoptar las medidas que aseguren el pleno restablecimiento del 22 23 Sentencia T-1113 de 2005 (M.P. Jaime Córdoba). Sentencia T-086 de 2003 (M.P. Manuel José Cepeda). derecho fundamental, siempre que, de conformidad con los parámetros referidos previamente, las mismas sean necesarias y no impliquen una reducción de la protección concedida en la sentencia. Hecha esta precisión, la Sala concluirá este aparte sintetizando las reglas específicas de procedibilidad que ha aplicado la Corte frente a las tutelas promovidas contra las decisiones que se adoptan en el trámite de un incidente de desacato. c) Eventos específicos de procedibilidad de la tutela contra decisiones adoptadas en el trámite del incidente de desacato. 3.14. En el contexto de las consideraciones relativas a la naturaleza y al propósito del incidente de desacato, a los poderes del juez constitucional en ese ámbito y a las notas que lo distinguen del trámite de cumplimiento, la Corte ha construido una línea jurisprudencial uniforme sobre la procedibilidad excepcional de las tutelas que cuestionan providencias proferidas en el trámite del incidente. En relación con la procedencia formal de estas tutelas, la Corte se ha referido, específicamente, al requisito de subsidiariedad, cuya satisfacción se establece a partir de una sola regla: aquella según la cual el amparo constitucional solo puede dirigirse contra la decisión que le pone fin al incidente de desacato, esto es, contra aquella que se abstiene de imponer la sanción o contra aquella que ratifica la sanción, en grado de consulta. En síntesis, es necesario que el incidente haya finalizado, mediante decisión ejecutoriada. Tal exigencia tiene que ver tanto con las amplias facultades con que cuenta la autoridad judicial para materializar las órdenes de protección impartidas y garantizar los derechos fundamentales de quienes intervienen en el trámite incidental como con el hecho de que las partes puedan hacer valer sus argumentos y reclamar la práctica de las pruebas que correspondan en ese escenario. Para esta corporación, tales aspectos hacen inadmisibles las tutelas que se dirigen contra decisiones distintas a las que le ponen fin al incidente.[24] Adicionalmente, la Corte ha llamado la atención sobre la necesidad de que estas tutelas cumplan las demás condiciones que dan por cumplido el requisito de subsidiariedad de las tutelas promovidas contra cualquier otra providencia judicial. En ese sentido, ha exigido i) que los argumentos de la tutela sean consistentes con los alegados en el incidente de desacato ii) que no se planteen asuntos que debieron alegarse en el incidente de desacato y iii) que no se soliciten pruebas que no fueron originalmente solicitadas y que el juez no debía practicar de oficio.[25] 3.15. El examen de procedencia material, por su parte, exige constatar la estructuración de alguno de los requisitos específicos que hacen 24 La Sentencia T-123 de 2010 (M.P. Luis Ernesto Vargas) sostiene que solo la decisión que le pone fin al incidente de desacato puede cuestionarse mediante tutela, porque, respecto de actuaciones anteriores, “la autoridad responsable tendría la posibilidad de ejercer las acciones y recursos ordinarios dentro del mismo incidente”. 25 Sentencia T-1113 de 2005 (M.P. Jaime Córdoba Triviño). procedentes las tutelas promovidas contra cualquier otra providencia judicial, es decir, la configuración de defectos fácticos, sustantivos, procedimentales, etc. en la decisión que le puso fin al incidente de desacato. De ahí que la Corte haya amparado los derechos fundamentales trasgredidos cuando el juez del desacato se extralimitó en el cumplimiento de sus funciones (porque reabrió la discusión resuelta en el fallo[ 26 ] o interpretó de manera errónea la orden adoptada originalmente[27]); cuando impuso una sanción arbitraria[28] o cuando el trámite incidental vulneró el debido proceso de las partes[29]. Así las cosas, la labor del juez constitucional que conoce una tutela promovida en contra de decisiones adoptadas en un incidente de desacato se circunscribe a verificar, en primer lugar, que el trámite incidental haya concluido. En este evento, deberá comprobar si la decisión que le puso fin al desacato se ajustó a lo ordenado en la sentencia; si el trámite que la antecedió respetó el debido proceso de las partes y si la sanción que se impuso –si así ocurrió- fue razonable, de conformidad con lo probado en el caso.[30] Hechas estas precisiones, pasa la Sala a explicar cuáles son los parámetros que guían el trámite de las acciones populares y cuáles son las facultades y los instrumentos procesales con que cuentan los jueces que las tramitan para asegurar que la efectiva ejecución de las órdenes de amparo de los derechos colectivos. En especial, estudiará el papel que, frente a ese propósito, cumple el incidente de desacato. 4. El rol del juez de la acción popular en la protección eficaz de los derechos e intereses colectivos. Facultades para asegurar el cumplimiento de sus sentencias. El incidente de desacato de la sentencia de acción popular. 4.1. El artículo 88 de la Carta Política le asignó al legislador la tarea de regular las acciones populares “para la protección de los derechos e intereses colectivos, relacionados con el patrimonio, el espacio, la seguridad y la salubridad públicos, la moral administrativa, el ambiente, la libre competencia económica y otros de similar naturaleza (...)”. En cumplimiento de ese mandato, la Ley 472 de 1998 las definió como el medio procesal que cualquier persona natural o jurídica, organización o entidad pública con funciones de control, intervención o vigilancia puede ejercer para “evitar el daño contingente, hacer cesar el peligro, la amenaza, la vulneración o agravio sobre los derechos e intereses colectivos, o restituir las cosas a su estado anterior cuando 26 Cfr. Sentencia T-343 de 1998 (M.P. Alfredo Beltrán Sierra), Auto 009A de 2008 (M.P. Marco Gerardo Monroy). La Sentencia T-1113 de 2005 (M.P. Jaime Córdoba Triviño) llama la atención sobre la imposibilidad de que el juez que tramita el incidente de desacato apoye su decisión en consideraciones ajenas a las previstas en el fallo de tutela cuyo cumplimiento se solicita, cuando las mismas restringen o limitan el alcance de la protección que surja de la lectura de la parte resolutiva del fallo. La sentencia de revisión advierte, además, que el juez del desacato mantiene la competencia para decretar las pruebas que considere necesarias para garantizar la protección efectiva de los derechos fundamentales amenazados. Sobre el mismo tema pueden revisarse también las sentencias T-512 y T-889 de 2011 (M.P. Jorge Iván Palacio); T-509 de 2013 (M.P. Nilson Pinilla). 28 Cfr, Sentencia T-763 de 1998 (Alejandro Martínez); T-684 de 2004 (M.P. Clara Inés Vargas); Sentencia T-171 de 2009 (M.P. Humberto Sierra Porto). 29 La Sentencia T-053 de 2005 (M.P. Jaime Córdoba Triviño), por ejemplo, amparó los derechos de debido proceso y de defensa de un funcionario que fue sancionado por el incumplimiento de un fallo de tutela, pese a que no fue notificado de la apertura del incidente de desacato ni de las actuaciones posteriores, lo cual le impidió participar en el trámite incidental. El fallo concedió la protección reclamada, pero advirtió, en todo caso, la importancia de procurar el efectivo y oportuno cumplimiento del fallo de tutela original, que había sido proferido seis años atrás. 30 Sentencia T-1113 de 2005 (M.P. Jaime Córdoba Triviño) 27 fuere posible”.[31] La norma señala que las acciones populares proceden contra toda acción u omisión de las autoridades públicas o de los particulares que viole o amenace los derechos e intereses colectivos, que puede promoverse durante el tiempo que subsista la amenaza o peligro y precisa los aspectos procesales que rigen su trámite: los términos para su traslado y contestación, la posibilidad de dictar medidas cautelares en cualquier etapa del proceso, la viabilidad de concluirlo a partir de la celebración de un pacto de cumplimiento y el contenido y los efectos de la sentencia. Por último, especifica los recursos que proceden contra las providencias que se dictan mientras son tramitadas y contempla las medidas coercitivas que puede adoptar el juez del caso con el objeto de hacer efectiva su decisión. En este punto, se refiere, específicamente, al incidente de desacato. 4.2. Partiendo de ese marco normativo, la Corte ha destacado los aspectos más sobresalientes de las acciones populares, centrándose, específicamente, en las características que les son intrínsecas en su condición de acciones constitucionales. Así, ha puntualizado que se trata de acciones públicas, dado que pueden ser promovidas por cualquier persona directamente, sin necesidad de apoderado judicial[36], y ha resaltado la celeridad de su trámite, el cual se sujeta a los principios de prevalencia del derecho sustancial, publicidad, economía, celeridad y eficacia[32]. 4.3. Este último principio, el de eficacia, consagrado en el artículo 2° de la Carta Política como un fin esencial del Estado, compromete a las autoridades con la adopción de medidas encaminadas a “garantizar la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución”. Eso significa que las decisiones que se adopten en aras de proteger tales derechos -colectivos, en el caso de las acciones populares- deben garantizar, también, que la situación que motivó la solicitud de amparo se resuelva efectivamente. Es precisamente ese propósito –la protección efectiva de los derechos colectivos- el que inspira las responsabilidades que la Ley 472 de 1998 le atribuyó al juez de la acción popular en relación con el impulso del proceso y con la adopción de las medidas necesarias para hacer realidad las órdenes que en ese sentido se impartan en el respectivo fallo. 4.4. La Ley 472, en efecto, dotó al juez popular de amplias facultades oficiosas destinadas a lograr que cada uno de estos momentos -el trámite de la acción y la fase de cumplimiento del fallo- realicen el principio de eficacia y privilegien el derecho sustancial sobre cualquier exigencia formal que pueda obstaculizar la protección del derecho o 31 Ley 472 de 1998. Artículo 2°. Ley 472 de 1998, Artículo 5°. En relación con las particularidades del trámite de la acción popular, la Corte Constitucional ha resaltado que obedecen a la necesidad de asegurar la protección judicial, actual y efectiva de derechos e intereses colectivos de importante trascendencia social, como “el patrimonio, el espacio público, la seguridad, la salubridad, la moral administrativa, la libre competencia, el equilibrio ecológico y el ambiente, entre otros, y cuya amenaza o violación puede a su vez afectar bienes esenciales del ser humano como la vida, la salud, la integridad y la tranquilidad”. La Sentencia C-622 de 2007 (M.P. Rodrigo Escobar), resaltó al respecto que, “en razón a los bienes que son objeto de su protección, las acciones populares presentan una estructura especial que la diferencia de los demás procesos litigiosos, pues en estricto sentido, no plantean una controversia entre partes que defienden intereses subjetivos, sino que persiguen precaver o superar un daño en bienes que comprometen la existencia y desarrollo de la colectividad misma, frente a los poderes del Estado, de la Administración Pública y de los grandes grupos económicos”. 32 interés colectivo de que se trate. Para que tales objetivos se alcancen mientras la acción popular está en curso, el juez de la acción popular debe cumplir con unas obligaciones concretas, entre las que se cuentan las de “producir decisión de fondo so pena de incurrir en falta disciplinaria sancionable con destitución”[33], vincular de oficio a los posibles responsables del hecho u omisión que motivó la acción, si no fueron identificados por el accionante[34]; imponer, motu propio, las medidas previas necesarias para hacer cesar el daño causado o prevenir su estructuración inminente[35] y decretar las pruebas que resulten pertinentes en aras de la solución del asunto bajo examen[36]. Tales obligaciones desarrollan la especificidad que el legislador quiso imprimirle a la acción popular y confirman la importancia del rol que cumple el juez que la tramita en la salvaguarda de los derechos e intereses colectivos eventualmente vulnerados. Sobre el particular, esta corporación indicó recientemente: “En efecto, se debe tener en cuenta que las acciones populares poseen una estructura especial que las diferencia de los demás procesos litigiosos, en cuanto son un mecanismo de protección de los derechos colectivos, radicados para efectos del reclamo judicial en cabeza de quien actúa a nombre de la sociedad, pero de los que al mismo tiempo son titulares cada uno de los miembros que forman la parte demandante de la acción judicial. En consecuencia, como director del proceso, el juez puede conminar, exhortar, recomendar o prevenir, a fin de evitar una eventual vulneración o poner fin a una afectación actual de los derechos colectivos que se pretenden proteger, sin que tal decisión constituya un capricho del juez constitucional. Es así como, un elemento esencial de las acciones populares es el carácter oficioso con que debe actuar el juez, sus amplios poderes y con miras a la defensa de los derechos colectivos”.[37] Todo esto confirma la variedad de instrumentos con los que cuenta el juez de la acción popular para lograr que el trámite de la misma sea expedito y eficaz, como lo reclama la trascendencia de los derechos que aspira a proteger. No obstante, como se dijo antes, la concreción del principio constitucional de eficacia exige que además de impulsar el proceso, en ejercicio de las facultades oficiosas que para el efecto le concedió la Ley 472 de 1998, el juez de la acción popular adopte las medidas necesarias para que las órdenes de protección que impartió surtan sus efectos. Dado que el asunto objeto de revisión tiene que ver, precisamente, con el cumplimiento del fallo de acción popular que ordenó reubicar a las accionantes, la Sala se referirá, a continuación, a las facultades y obligaciones del juez de la acción popular en relación con la ejecución de su sentencia, en particular, en el marco del trámite del incidente de 33 Ídem. Artículo 18. 35 Artículo 25. 36 Artículos 28 y 62. 37 Sentencia T-443 de 2013 (M.P. Jorge Ignacio Pretelt). 34 desacato. Facultades del juez de la acción popular frente a la ejecución de las órdenes de amparo de los derechos colectivos. El incidente de desacato. 4.5. Uno de los requisitos básicos de cualquier providencia judicial que aspire a ser plena y oportunamente cumplida es la precisión de las órdenes que imparte. Eso explica que la Ley 472 de 1998 haya sido especialmente cuidadosa al delimitar el contenido de los fallos de acción popular que son favorables al accionante. El artículo 34 exige, en efecto, que las sentencias estimatorias de la acción popular i) contengan una orden de hacer o de no hacer que, a su vez, defina de forma precisa la conducta que se deberá cumplir para proteger el derecho o interés colectivo amenazado o vulnerado y prevenir que se vuelva a incurrir en las acciones u omisiones que justificaron el amparo concedido. Además, el fallo ii) debe condenar al pago de perjuicios, si es del caso, iii) exigir que se realicen las conductas necesarias para volver las cosas al estado anterior a la vulneración del derecho o interés colectivo, si esto es físicamente posible, y iv) señalar el plazo prudencial dentro del cual deberá iniciarse su cumplimiento y culminarse su ejecución. Eso en cuanto al contenido de la sentencia. De ahí en adelante, el juez popular adquiere otra serie de responsabilidades específicas con respecto a la materialización de su decisión, derivadas de la jerarquía especial de los derechos involucrados en los procesos a su cargo y cuyo punto de partida son las facultades que el mismo artículo 34 le concedió en aras de la ejecución efectiva y oportuna de la sentencia. La norma precisa que, durante el término prudencial fijado en el fallo, el juez conserva su competencia para tomar las medidas que conduzcan a materializar las órdenes de protección, de conformidad con las disposiciones del Código de Procedimiento Civil; y que puede conformar un comité para la verificación su cumplimiento, el cual podrá estar integrado por él mismo, por las partes, por la entidad pública encargada de velar por el derecho o interés colectivo, por el Ministerio Público y por una organización no gubernamental con actividades en el objeto del fallo. También lo faculta para comunicar a las entidades que puedan incidir en el cumplimiento, para que presten su colaboración en ese sentido. 4.6. Adicionalmente, el juez de la acción popular cuenta con la posibilidad de presionar el cumplimiento del fallo a través del incidente de desacato, como ocurre respecto de las sentencias de tutela. El artículo 41 de la Ley 472 de 1998 sostiene que quien incumpla una orden judicial proferida por la autoridad competente en los procesos que se adelanten por acciones populares, “incurrirá en multa hasta de cincuenta (50) salarios mínimos mensuales con destino al Fondo para la Defensa de los Derechos e Intereses Colectivos, conmutables hasta con arresto hasta de seis meses, sin perjuicio de las sanciones penales a que hubiere lugar”. La sanción debe ser impuesta por la misma autoridad que profirió la orden judicial, a través de trámite incidental, y ser consultada al superior jerárquico, quien deberá decidir, en el efecto devolutivo, si la sanción debe revocarse. 4.7. En esa línea, es posible identificar similitudes en las facultades que el Decreto 2591 de 1991 y la Ley 472 de 1998 les concedieron al juez de tutela y al de la acción popular para que impulsaran el cumplimiento de sus sentencias. Como punto de partida, se destaca el hecho de que ambos cuerpos normativos hayan considerado que dichas autoridades debían conservar su competencia, después de proferido el fallo, para adoptar las medidas que conduzcan a hacer efectivo el amparo. Eso explica que tanto el juez de tutela como el de la acción popular puedan convocar a las entidades encargadas de ejecutar las órdenes de protección, cuantas veces sea necesario; practicar pruebas para establecer los motivos de su negligencia y adelantar las diligencias que correspondan para corregir tales obstáculos.[38] El juez de la acción popular cuenta con una herramienta adicional para esos efectos: la conformación del comité para la verificación del cumplimiento que, integrado de la manera en que se anunció previamente (Supra 4.5.) cumple la función de asesorar al funcionario judicial en la formulación de propuestas que conduzcan a realizar la protección concedida y, además, permite hacer un seguimiento de las gestiones que los responsables de restablecer el derecho colectivo vulnerado han adoptado con ese objeto.[44] 4.8. Una segunda similitud tiene que ver con el hecho de que tanto el juez de la acción popular como el de la acción de tutela puedan valerse de sus poderes disciplinarios para presionar el cumplimiento de sus decisiones, en el marco del incidente de desacato. Como se indicó antes, el incidente es en esencia un procedimiento disciplinario que indaga sobre la responsabilidad subjetiva de la autoridad 38 La Sentencia 85001-23-31-000-2011-00047-01(AP), proferida por la Sección Tercera del Consejo de Estado el cinco (5) abril de 2013 (C.P. Stella Conto Díaz del Castillo), se refiere al compromiso que, en atención a la naturaleza de la acción popular, a su origen constitucional y a la clase de derechos e intereses que protege, adquiere el juez que la tramitó frente a la garantía del cumplimiento de las órdenes impartidas en aras del restablecimiento del derecho colectivo vulnerado. El fallo señala, al respecto, que “(...) la supremacía de las normas constitucionales exige, antes que la evocación de un enunciado formal de prevalencia de los derechos colectivos, su plena eficacia material. Y a ese objetivo debe orientarse imperiosamente la actividad de las autoridades, incluyendo la tarea del juez de la acción popular, pues un procedimiento distinto conduciría al desconocimiento de uno de los fines esenciales del Estado Social, para el efecto de la participación en la protección de los derechos colectivos con la eficacia que su trascendencia exige. Sobre ese supuesto, advierte que el rol del juez de la acción popular no puede limitarse a adoptar una decisión con respecto a los hechos, pretensiones y excepciones alegadas y probadas por las partes, ya que, por el contrario, “su deber tiene que ver con la adopción de las medidas que sean necesarias para restablecer las cosas al estado precedente a la vulneración del derecho o del interés colectivo, de ser ello posible (...)”. conminada a materializar el amparo y que, por esa vía, aspira a incidir en el restablecimiento del derecho trasgredido. Por eso, el incidente de desacato de un fallo de acción popular resulta idóneo para que el juez, investido de la competencia que le atribuyó la Ley 472 de 1998, verifique el cumplimiento de su decisión y aplique los remedios judiciales que considere apropiados para asegurar que sus órdenes sean cabal y oportunamente satisfechas. Con ese fin, puede requerir a los responsables del cumplimiento, solicitarles informes de su gestión y reclamar la intervención de los organismos de control. La responsabilidad del juez, en estos casos, no es otra que la de desplegar la gama de facultades que le fueron conferidas en su condición de director del proceso, para procurar que la protección que reconoció se concrete de una forma coherente con los mandatos de celeridad y eficacia que guían el trámite de las acciones populares. 4.9. Para finalizar, la Sala estima oportuno resaltar las precisiones que hizo la Sentencia C-542 de 2010[45] acerca de la naturaleza y el contenido del incidente de desacato de un fallo de acción popular y de su papel frente al cumplimiento de las órdenes de protección impartidas. Esto, en atención a la relevancia que tales aspectos tienen frente al examen de la procedibilidad formal de las tutelas bajo estudio. La Sentencia C-542 de 2010 declaró exequible el artículo 41 de la Ley 472 de 1998, que obliga a consultar las sanciones impuestas por el incumplimiento de un fallo de acción popular, pero no prevé la posibilidad de que las decisiones de absolución sean impugnadas. Aunque los demandantes alegaron que dicha omisión vulneraba los derechos a la igualdad, acceso a la administración de justicia, contradicción y defensa del promotor del incidente, la Corte descartó tal argumento, porque el legislador puede exigir la consulta en unos casos y en otros no, y limitar el acceso a la segunda instancia, en ejercicio de su potestad de configuración de los procesos judiciales. Finalmente, el fallo destacó algunas características del incidente de desacato de las sentencias de acción popular cuya mención es relevante para los efectos del análisis que la Sala emprenderá a continuación: -El incidente de desacato fue concebido como instrumento preferente y sumario destinado a salvaguardar los derechos colectivos protegidos por la sentencia de la acción popular. Por eso, los mecanismos de impugnación previstos para los incidentes de desacato del Código de Procedimiento Civil y del Código Contencioso Administrativo no le son homologables. -El incidente no es un proceso contencioso entre el promotor del incidente y el investigado, sino un trámite correccional que puede concluir con medidas disciplinarias, aunque su imposición no garantice per se, el cumplimiento de la decisión judicial. -El trámite incidental debe garantizar los elementos mínimos del debido proceso disciplinario, es decir: i) el principio de legalidad de la falta y de la sanción disciplinaria, ii) el principio de publicidad; iii) los derechos de defensa, contradicción y controversia de la prueba; iv) el principio de doble instancia; v) la presunción de inocencia, vi) el principio de imparcialidad; vii) el principio de non bis in ídem; viii) el principio de cosa juzgada y ix) la prohibición de la reformatio in pejus.[46] -Aunque no pueda impugnar la decisión que absuelve al investigado de sanción, el promotor del incidente de desacato tiene garantizado su derecho de acceso a la administración de justicia en la medida en que está facultado para iniciar el trámite, para presentar pruebas, controvertir las que aporte la autoridad accionada y para participar activamente dentro del respectivo proceso. El hecho de que la decisión absolutoria no sea susceptible de recursos no coarta su acceso a la administración de justicia, sino su derecho a la segunda instancia, que puede ser limitado por el legislador. 4.10. El recuento elaborado en el acápite precedente buscaba poner en contexto los elementos característicos de la acción popular y de las herramientas procesales que posibilitan su efectivo y oportuno cumplimiento, para identificar, a partir de ellos, las circunstancias excepcionales que hacen procedentes las acciones de tutela promovidas contra un fallo de acción popular o contra providencias adoptadas en el trámite de un incidente de desacato de estas sentencias. Con ese marco de referencia, la Sala abordará a continuación el análisis de la procedibilidad formal de las tutelas objeto de estudio, siguiendo el esquema de solución propuesto en el acápite correspondiente a la formulación del problema jurídico. Si las tutelas llegan a satisfacer los requisitos de procedibilidad formal que se exigen en estos casos, se estudiará la eventual configuración de alguna de las causales específicas de procedibilidad material, de conformidad con los cargos que, en ese sentido, formularon las demandantes39. PRUEBAS: 1- Solicítese a la Alcaldesa Distrital de Barranquilla y a su Secretario de Hacienda que en término de dos (2) días hagan llegar con destino a esta accion constitucional, copia de todos los actos administrativos y actuaciones que se hayan proferido en cumplimiento del auto de fecha 6 de octubre de 2014 y que fue notificado por estado el 26 de noviembre de 2014 por medio del cual se ajusto la orden originaria (compra, avalúos, reubicación, pago de arriendos o apoyos logísticos más los intereses causados según proveído del consejo de estado) dentro de la acción popular Radicado No. 08001-33-31-006-2002-01193-00H. 39 Corte Constitutional, Sentencia T-254/14. 2- Solicítese a la Alcaldesa Distrital de Barranquilla y a su Secretario de Hacienda que en término de dos (2) días hagan llegar con destino a esta accion constitucional, una relacion de todos los pagos realizados por concepto de conciliaciones y sentencia que hayan afectado el rubro de contigencia desde la vigencia fiscal del aaño 2008 hasta la fecha, indicando demandante, tipo de acción, fecha de la providencia, juzgado o Corporación, valor y forma de pago, el objeto del pago y el valor de los intereses moratorios legales cancelados, indicando la forma de liquidación. 3- Solicítese a la Alcaldesa Distrital de Barranquilla y a su Secretario de Hacienda que en término de dos (2) días hagan llegar con destino a esta accion constitucional, un informe detallado de los nombres de los propietarios de las 72 casas comprados en el año 2010 por el ex Alcalde Alex Char, indicando cuantas pertenecian al conjunto residencial privilegios, valor de lo cancelado, indicando cuanto se pago por el 40% y cuanto por el 60%, fechas de cada pago, copia de los certificados de disponibilidad presupuestal de cada pago, certificando de quien ejercio funciones como secretario de haciendo y jefe de presupuesto, ademas precisando cual fue el fundamento juridico para legalizar estas compras ante la PROCURADURIA, aportando autorizacion del concejo u orden judicial en caso de haverlas. 4- Solicítese a la Alcaldesa Distrital de Barranquilla y a su Secretario de Hacienda y Jefe de la oficina juridica que en término de dos (2) días hagan llegar con destino a esta accion constitucional, una relacion de todos los pagos realizados por concepto de compra venta de inmuebles y arriendos en las zonas declaradas de calamidad publica en el distrito de Barranquilla, entre otros en el barrio campo alegre, desde la vigencia fiscal del año 2008, precisando el beneficiario, entregando copia del avaluo efectuado, el valor cancelado por mes y por año, precisando si es de arriendo o compra, el certificado de disponibilidad presupuestal, el fundamento juridico que legalize el pago, la orden judicial y la autorizacion del concejo distrital, asi como copia del certificado de tradicion donde el inmueble aparece a nombre del Distrito de Barranquilla. 5- Ofíciese al Tribunal Contencioso Administrativo del Atlántico, Sala conformada por los Magistrados Ángel Hernández, Luis Eduardo Cerra y Oscar Wilches que envíen con destino a esta acción de tutela copia de todos los escritos y actuaciones que se hayan radicado dentro de ese incidente de desacato, con posterioridad al auto de fecha 6 de octubre de 2014 y que fue notificado por estado el 26 de noviembre de 2014, asi como copia del Poder conferido al abogado CARLOS IVAN QUINTERO DAZA con C.C. No. 77.185.100 y T.P. No. 116.925 del C. S. der la J., . 6- Oficiar al Director Seccional de Fiscalía del Atlántico Wilder Rafael Guerra Millán que de conformidad con el traslado de denuncia que le hizo la Ingeniera Mónica Gómez crespo Jefe de la Oficina de Asignaciones el 20 de abril de 2015 mediante el oficio DSFB/MLIM/No.450., de conformidad con orden proveniente de la Oficina Asesora Grupo Direccionamiento Dirección Nacional de Seccionales y Seguridad Ciudadana, informe a este despacho que fiscal fue asignado y que se allegue a esta actuación el informe ejecutivo rendido por el fiscal dentro de la denuncia del Dr. RENZO EFRAIN MONTALVO JIMENEZ, contra los Señores ALEJANDRO CHAR CALJUD, ELSA NOGUERA DE LA ESPRIELLA, RAUL LACOUTURES DAZA, MODESTO AGUILERA, ALFREDO DEL TORO Y ARIEN IGNACIO NEYVA MORALES, en sus condición de servidores públicos de la alcaldía distrital de barranquilla, por las presuntas conductas punibles de PREVARICATO POR OMISION en concurso homogéneo con FRAUDE A RESOLUCION JUDICIAL. 7- Oficiar a la Procuraduría Regional del Atlántico para que allegue a la presente acción de tutela copia de todas las actas de reunión de CIVIGEP CAMPO ALEGRE de los años 2009, 2010, 2011 Y 2012. MEDIDA CAUTELAR PROVISIONAL: 1- De manera provisional, como medida cautelar, solicitamos, que se ordene a la Alcaldesa Distrital de Barranquilla y a su Secretario de Hacienda, que suspenda de manera inmediata todo acto administrativo de pago o cancelación de obligaciones que afecte el presupuesto de la vigencia fiscal en curso, hasta tanto se cumpla la orden judicial de compra de inmueble o reubicación, el pago de los apoyos logísticos o de arriendo más los respetivos intereses legales, liquidados de conformidad con lo establecido por el AUTO DEL CONSEJO DE ESTADO SALA DE CONSULTA Y SERVICIO CIVIL - CONSEJERO PONENTE ALVARO NAMEN VARGAS, FECHA 29 DE ABRIL DE 2014, RADICACION INTERNA 2184, NÚMERO UNICO: 11001-03-06000-2013-00517-00. REFERENCIA LEY 1437 DE 2011. REGIMEN DE TRANSICION Y VIGENCIA – PAGO DE SENTENCIAS JUDICIALES – ARTICULOS 192, 195 Y 308. PRETENSIONES: 1. Ordénese a la Alcaldesa Distrital de Barranquilla, que el termino de cuarenta y ocho (48) horas, a la ejecutoria de este fallo de acción de tutela, se cumpla en su integridad con la orden contenida en el auto que hizo los ajustes al fallo inicial de la acción popular, como es: comprar los inmuebles o reubicar, cancelar los apoyos logísticos o arriendos dejados de cancelar con los respectivos intereses moratorios legales causados y liquidados en la forma que establece el AUTO CONSEJO DE ESTADO SALA DE CONSULTA Y SERVICIO CIVIL - CONSEJERO PONENTE ALVARO NAMEN VARGAS, FECHA 29 DE ABRIL DE 2014, RADICACION INTERNA 2184, NÚMERO UNICO: 11001-03-06000-2013-00517-00. REFERENCIA LEY 1437 DE 2011. REGIMEN DE TRANSICION Y VIGENCIA – PAGO DE SENTENCIAS JUDICIALES – ARTICULOS 192, 195 Y 308. 2. En caso de incumplimiento, en el término establecido anteriormente, comuníquese al Señor Presidente de la Republica como superior jerárquico de la Alcaldesa Distrital de Barranquilla, para que la suspenda provisionalmente en el ejercicio del cargo, de conformidad con la ley 136 de 1994, artículo 105 inciso segundo en concordancia con la sentencia C-229 de 1995, y en consecuencia se designe su reemplazo, quien tendrá la obligación en el decreto de encargo, de cumplir las estipulaciones de comprar o reubicar, cancelar los arriendo a apoyos logísticos dejados de cancelar con los respectivos intereses moratorios liquidados de conformidad como lo establece el Consejo de estado en el término de cuarenta y ocho (48) horas a la posesión del encargado como Alcalde. 3. Ordenese al Comandante de Policia del Departamento del Atlantico, para que en el termino de (48) horas, disponga y haga efectivo el ARRESTO de ELSA MARGARITA NOGUERA DE LA ESPRIELLA C.C. No. 32.765.311, RAUL JOSE LACOUTURE DAZA C.C. No. 79.788.103, ALFREDO DEL TORO NUÑEZ C.C. No. 12.589.085, el cual debera cumplirse en las instalaciones de la segunda brigada del ejercito de colombia a ordenes del respectivo comandante o en el lugar que determine esta Corporacion. 4. Compulsese copia a la Contraloria General de la Republica para que inicie el correspondiente juicio fiscal por el presunto detrimento patrimonial ocasionado al Distrito de Barranquilla. 5. Ordenese a la Fiscalia Seccional que en el termino de 48 horas a la ejecutoria del fallo, asigne fiscal para el caso, practique las entrevistas pertinentesm adopte el plan metodologico, escuche en ampliacion de denuncia al accionante y formule imputacion de cargos y solicite imposicion de medida de aseguramiento en las respectivas audiencias ante los jueces competentes. NOTIFICACIONES: 1- Alcaldesa Distrital de Barranquilla , ELSA NOGUERA – Calle 34 No. 43-31 - Barranquilla 2- Secretario de Hacienda Distrital Barranquilla, LACOUTURE - Calle 34 No. 43-31 – Barranquilla RAUL 3- Jefe jurídico Alcaldía Distrital Barranquilla, ALFREDO DEL TORO - Calle 34 No. 43-31- Barranquilla 4- Jefe Oficina De Prevención y Atención De Desastres Distrito de Barranquilla, ANA SALTARIN - Calle 34 No. 43-31 – Barranquilla. 5- WILDER RAFAEL GUERRA MILLÁN - Dirección Seccional de Fiscalía del Atlántico – Carrera 44 No. 37-24 piso 2 – Barranquilla. 6- Tribunal administrativo del Atlántico M.P. Ángel Hernández Número de proceso 08001-33-31-006-2002-01193-00-H – Calle 40 No. 45-46 Piso 9 Edificio la Gobernación – Barranquilla. (Tercero con interes Legitimo). 7- Abogado ROBERTO TAPIA AHUMADA – Carrera 54 No. 55-39 Oficina 305 – Barranquilla. (Tercero con interes Legitimo). 8- ALEJANDRO CHAR CHALJUB - Carrera 59 No. 79-225 – Barranquilla (Tercero con interes Legitimo). 9- MODESTO AGUILERA – Calle 71 No. 39-11 – Barranquilla. (Tercero con interes Legitimo). 10ARIEL IGNACIO NEYVA MORALES – Carrera Séptima No. 113-43 Oficina 706 Torre Samsung – Bogotá. (Tercero con interés Legítimo). 11CARLOS IVAN QUINTERO DAZA – Oficina Jurídica Alcaldía Distrital Barranquilla - Calle 34 No. 43-31- Barranquilla (Tercero con interés Legitimo) ANEXOS: 1. AUTO CONSEJO DE ESTADO SALA DE CONSULTA Y SERVICIO CIVIL - CONSEJERO PONENTE ALVARO NAMEN VARGAS, FECHA 29 DE ABRIL DE 2014, RADICACION INTERNA 2184, NÚMERO UNICO: 1100103-06-000-2013-00517-00. REFERENCIA LEY 1437 DE 2011. REGIMEN DE TRANSICION Y VIGENCIA – PAGO DE SENTENCIAS JUDICIALES – ARTICULOS 192, 195 Y 308. 2. Concepto del Doctor en derecho Andrés Botero Bernal. 3. Denuncia Penal presentada contra ALEJANDRO CHAR CHALJUD, ELSA NOGUERA DE LA ESPRIELLA, RAUL LACOUTURES DAZA, MODESTO AGUILERA, ALFREDO DEL TORO Y ARIEL IGNACIO NEYVA MORALES, ante la Fiscalía General de la Nación, con número de radicación 20146111627302 de fecha 16 de Octubre de 2014. 4. Queja disciplinaria contra ALEJANDRO CHAR CALJUD, ELSA NOGUERA DE LA ESPRIELLA, RAUL LACOUTURES DAZA, MODESTO AGUILERA, ALFREDO DEL TORO Y ARIEL IGNACIO NEYVA MORALES, presentada ante la Procuraduría General de la Nación, con número de entrada 366804-2014, de fecha 16 de octubre de 2014. 5. Acción de tutela presentada ante la Sala de Casación Laboral de la Corte Suprema de Justicia, por conculcación al debido proceso (mora judicial y negación de acceso a la administración de justicia), el 13 de marzo de 2015. 6. Escrito dirigido al Señor Magistrado RIGOBERTO ECHEVERRI BUENO – Sala Laboral – Corte Suprema de Justicia, el 26 de marzo de 2015, referenciado: 11001020500020150032900. Atentamente, RENZO EFRAIN MONTALVO JIMENEZ C.C. No. 79.279.929 De Bogotá T.P. No. 161384 del C. S. de la J. NOTIFICACIONES: Calle 79B No. 42F-150 Apto. 202 Barranquilla Correo Electrónico: [email protected]