LA CONSTITUCIÓN DE 1991, FRENTE A LA LENGUA

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LA CONSTITUCIÓN DE 1991, FRENTE A LA LENGUA WAYUUNAIKI Y
APOYO A LA EDUCACIÓN ETNO-BILINGÜE EN LA GUAJIRA
YOLANDA FANDIÑO BARROS
Socióloga, Magister en. Proyectos de Desarrollo Social, Especialista en Pedagogía, Doctorante en Ciencias Sociales.
Docente de Jornada Laboral Completa Universidad Libre Seccional Barranquilla, Coinvestigador grupo SOCIUS
categoría C Colciencias.
e- mail: [email protected]
RESUMEN
La difusión de la cultura indígena está comprendida como parte de la política general del Estado.
La Constitución de 1991, reconoce oficialmente los idiomas indígenas; sin embargo, aún no se han
aprobado los reglamentos que permitan aplicar dicha disposición. Así mismo, el país cuenta con una
Política de Etno-educación cuyo objetivo es posicionar la educación intercultural en las instituciones
educativas del sector oficial y privado del país, para que todos los niños y familias entiendan que las
culturas afrocolombiana, indígena y gitana son parte de las raíces de nuestra nacionalidad.
El caso de los indígenas wayuu, no es la excepción a esta problemática, es así como a pesar de la
normatividad respecto a la conservación de las lenguas vernáculas y la etno-educación, el wayuunaiki
no ha sido valorado como lengua teniendo en cuenta su respectiva gramática, lectura y escritura. En
cuanto a la educación etno-bilingüe, en la Guajira, la situación es similar: pocas escuelas, maestros
con poca preparación, infraestructuras inadecuadas, lo cual induce a pesar que muy fácilmente la globalización y aculturación pueden acabar con este importante patrimonio intangible.
PALABRAS CLAVE: Wayuu, wayuunaiki, etno-biligue, cultura, escuela, maestro.
ABSTRACT
The spread of Indian culture is understood as part of the general policy of the State. The Constitution
of 1991, officially recognized indigenous languages, but have not yet adopted regulations necessary to
implement that provision. Likewise, the country has an Ethno-education policy aimed at positioning
the intercultural education in educational institutions of government and private sector in the country,
so that all children and families understand that Afro-Colombian cultures, Indian and Gypsy are part
the roots of our nationhood.
The Case of the Wayuu indigenous, is no exception to this problem, is how despite the regulations
concerning the conservation of vernacular and ethno-education, Wayuunaiki not rated as a language
taking into account their respective grammar, reading and writing. As ethno-bilingual education, in
Guajira, the situation is similar: few schools, teachers with poor preparation, inadequate infrastructure, which induces very easily despite globalization and acculturation may end up with this important
intangible heritage.
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KEYWORDS: Wayuu Wayuunaiki, ethno-Bilig, culture, school, teacher.
INTRODUCCIÓN
En el año de 1991, se expidió en Colombia, una
nueva Constitución, caracterizada por la comprensión de la nación colombiana. La nueva
carta considera al país, en su artículo 7, como
una nación pluriétnica y pluricultural: “El Estado reconoce y protege la diversidad étnica
y cultural de la Nación Colombiana.”. En
su artículo 10 establece: “El castellano es el
idioma oficial de Colombia. Las lenguas y
dialectos de los grupos étnicos son también
oficiales en sus territorios. La enseñanza
que se imparta en las comunidades con tradiciones lingüísticas propias será bilingüe.
El texto anterior, es resultado de las deliberaciones de la Asamblea Constitucional, en la que
participaron, además de los partidos tradicionales, liberal y conservador, diversos movimientos sociales, grupos guerrilleros desmovilizados y otros sectores políticos, entre ellos dos
representantes de las comunidades indígenas.
Asi mismo, nuestra Constitución, en el capítulo
II del título II, se refiere a los derechos económicos, sociales y culturales y garantiza, entre otras
cosas, la protección de la propiedad intelectual,
el acceso de todos a la cultura en condiciones de
igualdad, el reconocimiento de la igual dignidad
de todas las culturas del país, la protección por
el Estado del patrimonio cultural de la nación
y la educación como un derecho de la persona
y un servicio público que tiene función social.
Teniendo en cuenta que “la cultura debe ser
considerada el conjunto de los rasgos distintivos espirituales y materiales, intelectuales
y afectivos que caracterizan a una sociedad
o a un grupo social y que abarca, además de
las artes y las letras, los modos de vida, las
maneras de vivir juntos, los sistemas de va-
lores, las tradiciones y las creencias”1 , se
tendría que prestar más atención al cumplimiento de acciones para que las etnias y otros
grupos culturales no pierdan su identidad.
Todo lo anterior debería traducirse en el conocimiento de la riqueza cultural de los indígenas,
tanto dentro como fuera de las comunidades,
contribuyendo de esta manera a preservar y
acrecentar este rico patrimonio de la humanidad.
En el caso de la comunidad wayuu, se nota un
gran deterioro en la difusión cultural especialmente en lo que a su lengua se refiere, porque
no se han diseñado proyectos que busquen recuperar, reafirmar y preservar el wayüunaiki de
una manera efectiva, para así poder incentivar
el aprendizaje del mismo, utilizando las nuevas
tecnologías, lo cual ha ocasionado que la mayoría de los niños y los adultos Wayuu no sepan
leer ni escribir en Wayüunaiki.
La lengua es un elemento clave de la identidad cultural, en Colombia, paraíso para etnolinguistas; la Constitución nacional, al declarar
que “las lenguas y los dialectos de los grupos
étnicos son también oficiales en su territorio”
(Art. 10), reconoce a partir de ese momento la
diversidad lingüística.
De hecho, desde hace algunos años el gobierno colombiano, después de haberle quitado a
la Iglesia el monopolio de la educación en los
“territorios de misión”, se adhirió oficialmente
a los principios de la etno-educación, es decir,
de una educación bilingüe y bicultural para las
comunidades indígenas.
LA LENGUA WAYUUNAIKI
Conocer una lengua es llegar a sus raíces, es
pronunciarla, es interpretarla en un texto, es escribirla y visualizar una manera propia de pensar y actuar.
Definición conforme a las conclusiones de la Conferencia Mundial sobre las Políticas Culturales (MONDIACULT, México, 1982), de la Comisión Mundial de Cultura y Desarrollo (Nuestra Diversidad Creativa,
1995) y de la Conferencia Intergubernamental sobre Políticas Culturales
para el Desarrollo (Estocolmo, 1998).
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Los wayuu son la comunidad indígena más
numerosa en cuanto a pobladores indígenas de
Colombia, así como de hablantes de su propia lengua, de acuerdo a cifras recogidas por
el último censo llevado a cabo por el departamento administrativo nacional de estadística
(DANE)2.
El asentamiento de esta población se encuentra
geográficamente en la Guajira, la zona más
septentrional de Colombia - Venezuela y de
América del Sur, formando parte de la frontera colombo-venezolana, en la zona caribeña de
ambas naciones. El Departamento de La Guajira en el lado colombiano, tiene como vecino, en
el lado venezolano, a su ente territorial homólogo, el Estado de Zulia.
lectales que no impiden la comunicación entre
quienes las hablan: el wayuunaiki “arribero” (o
de la Alta Guajira), y el “abajero” (o de la Baja
Guajira).
Son muy pocos los hablantes de la etnia wayuu
que saben escribir y leer el wayuunaiki, a pesar
de que algunos autores han desarrollado cartillas, gramáticas didácticas, diccionarios, para la
enseñanza en los diferentes niveles, con el agravante de no haber realizado las investigaciones
científicas pertinentes. La investigación de las
lenguas y las culturas indígenas es un requisito
necesario, no sólo para un mejor conocimiento
de las mismas, sino para su conservación y fortalecimiento.
La enseñanza de una lengua o simplemente su
escritura correcta, no se puede llevar a cabo sin
un nivel avanzado de investigación lingüística
y literaria de la misma. Si se desea que los niños y jóvenes indígenas wayuu se eduquen en
su propia lengua y cultura de una manera efectiva, lo primero que se necesita es contar con
buenas investigaciones sobre dicha cultura.
Pero no solamente es indispensable la investigación de la lengua; también es necesario desarrollar proyectos que pongan al alcance de
maestros y estudiantes, la información necesaria para llevar a cabo su formación lingüística,
tanto para hablantes de wayuunaiki, como para
los hablantes de español.
Los indígenas wayuu hablan su lengua original:
el wayuunaiki, una de las lenguas más vivas
perteneciente al arawakak, siendo ésta la familia lingüística más extendida y más importante de América del Sur. En toda la región de la
Guajira se hablan dos idiomas: el español y el
wayuunaiki.
Los wayuu son en su mayoría bilingües, pero
hay un gran sector, especialmente en la Media
y Alta Guajira, monolingüe: sólo hablan su propio idioma, el cual cuenta con dos formas diaDANE, censo nacional 2005
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Uno de los mayores prejuicios que existe con
respecto al wayuunaiki, es la actitud de subvaloración desarrollada hacia las culturas
indígenas, frente a la cultura “nacional”. El
wayuunaiki se percibe como una forma de hablar inferior y primitiva, calificándolo de “dialecto”, que es el término comúnmente utilizado
para referirse a las lenguas indígenas.
Mientras que otras lenguas se consideran como
instrumentos cabales de comunicación y expresión, se cree que el wayuunaiki consiste en
un montón de palabras que se utilizan sin sistema alguno. Inclusive, se cree que “no tiene
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gramática” y “no se puede escribir”, por lo que
parece ser suficiente una cartilla elemental o un
libro de lectura que no va más allá de una lista
de palabras acompañadas de ilustraciones, para
poder hablar de enseñanza en lengua indígena.
El prejuicio de que las lenguas de etnias poco
desarrolladas tecnológicamente son primitivas,
es uno de los más difíciles de destruir, porque
es una faceta de la idea más profunda y arraigada, de que hay lenguas mejores que otras; es el
caso de muchos hablantes de español que opinan que el francés, alemán o el inglés son mejores, aunque no sepan explicar en que radica
su superioridad.
Todo se puede expresar en todas las lenguas,
pero por supuesto no con los mismos medios.
Por otro lado, el proceso de aculturación sufrido por la etnia wayuu, de alguna manera le
ha restado interés a los adultos de prolongar su
lengua a los niños, sus hijos y mucho menos de
motivarlos que aprendan la lectura y la escritura wayuunaiki.
La cuestión de la educación es central para numerosas comunidades. La educación es claramente percibida por la población que la reclama como un reto cultural mayor; debe permitir
asegurar, en un mismo movimiento, la transmisión de un patrimonio cultural y la adquisición
de nuevos instrumentos, comenzando por la escritura, necesarios para la modernidad.
Es indispensable organizar, fomentar y reforzar
la cultura Wayúu independientemente de lo que
signifique para la sociedad mayor; surge la necesidad de educación del indígena como mecanismo de defensa contra la “racionalidad” que
constituye su entorno y así impedir el etnocidio.
Esteban Emilio Mosonyi, Profesor de Antropología en la Facultad de Ciencias Económicas y
Sociales de la Universidad Central de Venezuela, asesor de la Coordinación Intercultural
de Salud con Pueblos Indígenas (CISPI) del
Ministerio de Salud y Desarrollo Social, afirma
que la educación etno-bilingüe, nueva modali-
dad de la educación formal:
“trata de mantener la continuidad histórica
basándose en su identidad, en su idioma,
con el fin de preservar la cohesión y evitar
la desintegración; este tipo de educación
se basa en la realidad ecológica, económica y sociocultural de estos grupos, para
introducir luego, sobre esa misma base,
un conjunto de elementos provenientes
de la sociedad mayoritaria, incluyendo el
aprendizaje de la lengua nacional, una vez
afianzada la lengua propia”3.
En la Guajira colombiana comienzan a darse
pasos en torno de este modelo de educación.
Están tomando forma propuestas de capacitación de maestros bilingües, de diseño de cartillas de alfabetización y de apertura de escuelas
para ese fin. Sin embargo, serán esfuerzos que
rindan frutos satisfactorios siempre y cuando
reciban el efectivo respaldo del Estado, a través
de sus instituciones y organismos especializados, para el logro de tales metas. De lo contrario, podrían quedarse en el plano de las buenas
intenciones.
Las escuelas que reciben niños wayuu en las
zonas urbanas del departamento de la Guajira,
no cuentan con profesores bilingües para atender la mayoría de sus alumnos, quienes en los
niveles iniciales no hablan el español; pero sí
concluyen que los wayuu tienen dificultades
en el aprendizaje, sin incluir este problema entre sus análisis. Los misioneros capuchinos, en
cambio, de mayor trayectoria en la enseñanza y
el contacto con los wayuu, destacan sus capacidades intelectuales, aunque hoy día dejaron de
ser ellos como misioneros, los encargados de
educar a los wayuus.
En los planes curriculares diseñados por el
Ministerio de Educación Nacional, no existen
materias, actividades, ni horarios que reconozMONSOYI, Emilio. La situación de las lenguas indígenas en Venezuela y en el Área del Caribe. BERNARD POTTIER (Coordinación,
presentación y documentación). En: América Latina en sus lenguas indígenas. UNESCO. Monte Ávila Editores. Caracas. 1983.
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can la interculturalidad ni multipluralidad en la
población escolar, y todo el esquema induce y
reproduce problemas como el de la vergüenza
étnica y la aculturación.
Ser escolarizado en lengua indígena y en español significa a la vez el reconocimiento de una
diferencia y de un derecho, y la promesa de una
integración De nada sirve que se investiguen
científicamente las lenguas, sino se realizan
también proyectos en los que se ponga al alcance de educadores y estudiantes, la información
necesaria para poder llevar a cabo su formación
lingüística, lo cual debe traducirse en una mejor preparación de los maestros etno-bilingües,
quienes tiene la responsabilidad de enseñar a
leer y escribir tanto en wayuunaiki como en español, en un medio donde la lengua española
goza de un prestigio abrumador en relación con
la lengua materna, lo cual hace más difícil su
labor.
A pesar de establecerse por ley la Educación
etno-bilingüe, en la Guajira no ha dado los resultados que se esperaban, por muchos factores,
uno de ellos la falta de material didáctico que
permita la enseñanza efectiva del Wayüunaiki.
En muchos casos, los maestros etno-bilingües,
tienen una formación deficiente, porque generalmente cuando han recibido su instrucción
en cursos especiales, el objeto de estudio no ha
sido ni en su lengua ni cultura, por tal razón están menos capacitados para enseñar su propia
lengua.
de lenguas criollas o, en ocasiones, población
afroamericana, destinadas a la educación formal de los niños y jóvenes. Se trata de escuelas
con particularidades, sobre todo curriculares,
pero que conservan, en su gran mayoría, la forma convencional del sistema educativo escolar.
La escuela de Educación etno-bilingüe, puede
ser defectuosa por tener características similares a las que hacen deficiente la escuela de áreas
rurales: ineficiencia, ineficacia y no pertinencia.
LOS MAESTROS
Predicado común en la legislación sobre Educación etno-bilingüe es que los maestros deben ser
escogidos por los suyos y pertenecer a la misma
etnia de sus alumnos, lo que significa, en muchos casos, asumir lo que ya venía haciéndose
antes de la legislación.
Lo anterior significa también que, en contra de
lo que sucede en la escuela convencional, la escuela bilingüe se ha visto obligada a inventar
sus maestros. Una consecuencia es la precaria
formación inicial de muchos de ellos, quienes
la mayoría no terminaron la educación media y
otros no cursaron completa la básica.
Seleccionados por criterios diferentes a los de su
formación académica o profesional, los maestros etno-bilingues, no tienen otro referente que
su escasa experiencia de la escuela tradicional.
La educación para la diversidad comprende lo
referente a formación de los maestros, a planes
de estudio y a formas pedagógicas, entendidas
como maneras de actuar en la escuela; todo lo
que en ella se hace es pedagogía, inclusive lo
menos explícito, el llamado «currículo oculto».
En contra de lo que ocurre con la educación
convencional en muchos de nuestros países,
donde la profesión de educador no cuenta con
suficiente reconocimiento social, en la Educación etno-bilingüe los maestros son personas
reconocidas, ya que son seleccionados en su
medio social inmediato y encarnan la posibilidad de relaciones menos desventajosas con el
mundo no indígena.
Cuando se habla de Educación etno-bilingüe, es
usual que se haga referencia, en especial, a escuelas de o para indígenas, población hablante
Con respecto a su propio pueblo, el maestro de
Educación etno-bilingüe debe ser a la vez ejemplo, sujeto activo y conciencia crítica.
EDUCACIÓN ETNO-BILINGÜE
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LA ESCUELA
La escuela en las comunidades wayuu simboliza la presencia del Estado. Contar con ella,
garantiza con frecuencia que se reconozca por
las instancias oficiales, la existencia de la localidad y sus habitantes. A través de la escuela
pueden hacerse posibles otros servicios: auxilios alimentarios, brigadas de salud, propuestas
ambientales, visitas de funcionarios de diversas
agencias.
En cuanto a las etnias, la aspiración más elemental sobre la escuela gira en torno al aprendizaje de la segunda lengua, la mayoritaria, para
superar la desventaja lingüística a través de la
adquisición de las suficientes competencias comunicativas.
En relación con el empleo de la lengua vernácula como medio de enseñanza, no es frecuente la reticencia, por razones obvias: se aprende
más y mejor si le enseñan en una lengua que
conoce. En cuanto a su inclusión como objeto
de enseñanza, es frecuente el argumento de que
significa pérdida de tiempo, dado que el alumno
que llega a la escuela ya la ha aprendido en el
medio inmediato. Es frecuente, además, que el
maestro comparta estos razonamientos, aunque
no lo exprese abiertamente. En muchos casos él
mismo no sabe escribir su lengua, o no lo hace
cotidianamente con fluidez y propiedad.
Otras razones contribuyen a la resistencia frente
a la introducción del lenguaje escrito en lengua
wayuunaiki. Las discusiones al respecto se hacen a veces interminables, y se considera que
las decisiones deben tomarse por los especialistas y no en la práctica. Así, quien aprende
duda de estar aprendiendo la forma correcta, y
las colectividades terminan por confirmar que
el wayuunaiki es imposible de escribir.
A lo anterior se añade que los maestros, en la
gran mayoría de los casos, no saben cómo enseñarlo, tanto por falta de formación básica adecuada como porque no se han desarrollado aún
las metodologías necesarias, y porque, con frecuencia, las descripciones no han alcanzado el
nivel en que esas tareas puedan afrontarse con
certeza suficiente.
CONCLUSIONES
Es necesario que el Estado colombiano, para
cumplir cabalmente lo contemplado en nuestra Carta Magna, en lo referente a la educación
etno-bilingüe y la enseñanza del wayuunaiki, no
como un dialecto, sino como una lengua, con
las características propias de las mismas, incluyendo su lectura y escritura, debe diseñar programas encaminados a la investigación lingüística, a la preparación adecuada de los maestros
etno-bilingues, y al desarrollo en la escuela de
programas y currículos que permitan a los indígenas wayuu la suficiente formación académica, que acabe con el “analfabetismo” acerca del
wayuunaiki, para que de esta manera los niños
y jóvenes sean multiplicadores de su lengua originaria y de las creencias, leyendas, ritos mito y
todo el acervo cultural propios de estos habitantes de la semidesértica Guajira.
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