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hoy en la historia
8 de enero
1959 Entra a La Habana el Comandante en Jefe Fidel Castro al
frente de la Caravana de la Libertad. Desde el campamento
militar de Columbia (hoy Ciudad Libertad) se dirige al
pueblo de Cuba.
Una región dichosa,
por partida doble
La ciudad de San Fernando fue bendecida con uno de los depósitos naturales de asfalto más grande del mundo;
también con la labor de 48 colaboradores de la salud cubanos
Lisandra Fariñas Acosta, enviada especial
TRINIDAD Y TOBAGO.—Después de Puerto España es San Fernando la ciudad de mayor
importancia en la Isla de Trinidad, y no puede
mencionarse sin que acto seguido alguien te
interpele y diga: “allí bien cerca está el Lago de
La Brea”, que viene a ser uno de los cinco
depósitos naturales de asfalto más grandes del
mundo.
Con una profundidad media de 80 metros
en su centro y una extensión de alrededor
de 0,47 kilómetros cuadrados, el Pitch Lake,
como se nombra en inglés, se sitúa cerca de la
costa sudoeste de la isla de Trinidad, en la localidad llamada La Brea, y aunque le dicen lago,
nada tiene que ver con ello por sus curiosas
características.
Dicen que en ese pueblo las aceras parecen
estar hundiéndose en el suelo y que la alineación
de las casas es irregular, como si fueran a desplomarse por su propio peso. Dicen también que
la superficie de este lago es “sólida”, aunque
accidentada, y que si no se dejan parados mucho tiempo en el mismo sitio, podría soportar
sin dificultad el peso de un camión y otro equipo pesado.
Registros históricos dan cuenta de que el
explorador británico Walter Raleigh echó anclas allí en 1595; y aunque el lago se encuentra
hoy en una depresión del terreno, en aquel
entonces se hallaba en una llanura y de él
fluían corrientes de asfalto hasta la costa.
Raleigh se valió de este material para sellar las
juntas de sus barcos, y dijo al mundo que era
“de una calidad excepcional. No se derrite con
el sol, como la brea de Noruega, por lo cual
resulta muy provechoso para los barcos que
navegan hacia el sur”, aseguró.
Pero fue con el descubrimiento de su utilidad para la pavimentación que el asfalto del
Lago de La Brea cobró verdadera importancia.
En 1876 hubo ingenieros que lo recomendaron
para usarlo en la avenida Pensilvania, Washington, D.C., la cual a pesar del tránsito pesado, se mantuvo en buen estado durante 11 años.
Ello contribuyó a afianzar la reputación del
asfalto de Trinidad, que ha dado muy buenos
resultados en las carreteras sometidas a temperaturas superiores a 40 °C en verano e inferiores
a 25 °C bajo cero en invierno, así como en las
pistas de los aeropuertos, a pesar de la tensión
que soportan debido a los constantes despegues y aterrizajes.
Comentan además que es lo singular de su
mezcla lo que permite que este asfalto aporte
a las superficies resistencia, durabilidad, estabilidad y propiedades antideslizantes, así como un acabado gris mate que facilita la visibilidad nocturna. Es una composición especial de químicos que lo hace sumamente viscoso y cementoso, y con propiedades termoplásticas, que lo hagan ablandarse y fluir con
el calor, y endurecerse nuevamente al enfriarse.
OTRA MEZCLA SINGULAR
Los trinitarios están orgullosos de su asfalto, y de este yacimiento del cual se calcula se
han extraído más de 9 000 000 de toneladas
desde fines del siglo XIX y que quedan otros
10 000 000, lo que, con el consumo actual,
alcanzaría para 400 años.
Pero no son los únicos que mencionan este
lugar como quien describe una maravilla. Porque hoy en Trinidad y Tobago, y por supuesto,
allí bien cerca del Lago de La Brea, en San
Fernando, trabajan y se mezclan con este pueblo del Caribe 48 colaboradores de la salud cubanos, entre los cuales 18 son médicos y 23
enfermeros.
Y de esta otra alianza, aún más fuerte porque es la que salva vidas, nos habla la doctora
Niorvis Martin, del hospital Agostinho Neto
de Guantánamo, especialista en 1er. grado de
Neurología y máster en urgencias médicas,
quien lleva ya un año y tres meses en esta isla,
y es la jefa de la brigada médica en la región de
San Fernando.
“Cuando llegamos acá había déficit de casi
todas las especialidades de Medicina General
Integral, Terapia Intensiva, Pediatría, Oncología, Cardiología, Ginecología, Medicina Interna, Neurofisiología…” De esta última comenta que no existía ningún especialista, aun
cuando tenían un departamento, cerrado durante casi dos años, con todo el equipamiento
en su interior para desarrollar esta especialidad. “No contaban con el personal para ponerlos en marcha. Fue con la llegada de la brigada que empezaron a fluir al hospital los
pacientes necesitados de estudios de este
tipo, los cuales son muy costosos en el sector
privado”.
Para la doctora Martin, este fue un paso de
avance, “un escalón alto a subir porque los estudios neurofisiológicos los necesitan los ortopédicos, los neurocirujanos, los clínicos, los neurólogos y los reumatólogos. Al principio, ellos
quizá no sabían todo lo que se podía lograr realizando estas pruebas, de las cuales se obtiene
un elevado por ciento de diagnóstico para enfermedades neurológicas y neuroquirúrgicas.
Ahora tanto los médicos cubanos como los trinitarios se han integrado a este departamento y
constantemente recibimos indicaciones de los
propios profesionales de este país, lo cual demuestra la confianza en nosotros”.
“Este es un país de alrededor de un millón
600 000 habitantes, pero que tienen muchas
enfermedades neurológicas. Las epilepsias
por ejemplo, son muy frecuentes en pacientes
de edad avanzada, así como la trombosis de
seno venoso, la cual se aprecia en personas de
cualquier edad, de causa vascular o por infecciones secundarias; u otros padecimientos
mostrando manifestaciones neurológicas
como la amiloidosis o el lupus eritematoso sistémico, que han sido diagnosticados justamente por los profesionales cubanos”, refiere
la especialista.
Los médicos y enfermeras de nuestro país
saben de la importancia de la prevención, porque es esa la verdadera medicina, y por ello
insisten en transmitir esta experiencia. “Aquí
hemos tenido que trabajar además con los
factores de riesgo, porque hay un alto índice
de obesidad, hipertensión, diabetes, debido
a los malos hábitos de alimentación. Los
profesionales trinitarios han aceptado esta
información y han aprendido. Nosotros tenemos ahora dos epidemiólogos desarrollando un
El Lago de La Brea tiene una profundidad media de 80
metros en su centro y una extensión de alrededor de
0,47 kilómetros cuadrados. FOTO: TOMADA DE INTERNET
Doctora Mayrelly Manzano (izquierda) y los licenciados en enfermería Luis Peruyero y Arysleida
Rosales, trabajando en la Unidad de Terapia
Intermedia del Hospital General de San Fernando.
FOTO: CORTESÍA DE LA BRIGADA
protocolo para las enfermedades cardiovasculares, de alta incidencia en la población, con todo
el arsenal de factores de riesgo; el cual se va a tratar de llevar a toda la población de San Fernando, para lograr además que el médico que
trabaje en los Health Center (centros de salud)
sea capaz de hacer todas estas encuestas y planificar su trabajo en la comunidad”, explicó.
Para la doctora Marelly Manzano Serrano,
de Matanzas, especialista de 1er. grado en Medicina Interna y 2do. grado en Terapia Intensiva y Emergencia, trabajar en el servicio de la
terapia intensiva del Hospital General de San
Fernando ha sido un valioso reto en su condición de ser además la única intensivista que
tiene la brigada en este hospital.
“Es una institución muy grande, con servicios de maternidad, pediatría, intervenciones
quirúrgicas, y donde hay muchos pacientes
que demandan los cuidados de la terapia
intensiva. Desde nuestra llegada hemos
atendido en la sala de terapia intermedia
más de 1 200 pacientes y en la intensiva
más de 500, además de las interconsultas a
las pacientes en salas abiertas y emergencia”.
Preguntamos entonces del vínculo con los
especialistas del hospital. “Intercambiamos
mucho sobre la interpretación o cómo diagnosticar las diferentes patologías, tener la idea
del diagnóstico solo con hacer el examen físico, lo cual no es lo más frecuente aquí. Entonces ya les he enseñado que lo primero es
auscultar al paciente, mirarlo, tocarlo, palparlo, y tener una idea de qué patología tiene y
luego llegar a una conclusión con los medios
diagnósticos. Se utiliza mucho la tomografía,
por ejemplo, y son muchas radiaciones innecesarias, cuando con solo el método clínico ya
puede formarse un criterio de la patología”.
“Me siento feliz, realizada, porque ha sido
un intercambio de trabajo donde ellos han
aprendido y yo también. Reconocen el trabajo
de los doctores cubanos porque dicen que somos trabajadores, humanitarios, sencillos…
En estos países la distancia entre médico paciente se nota un poco, y nosotros tratamos de
acercarnos, con mucho amor tratamos a la
gente y eso las personas lo reconocen”.
No difiere en ello el doctor Gabriel González
Jiménez, especialista de 2do. grado en Ginecobstetricia, con más de 40 años de experiencia
y el único que tiene la brigada médica cubana en
esta isla.
El hospital de San Fernando, refiere, tiene
más de 5 000 partos al año y es una de las maternidades más grandes del país. Aquí, cuenta, los colaboradores cubanos han tenido que
enfrentarse a las consecuencias de un sistema
de salud con una atención prenatal que no
está lo suficientemente consolidada, lo cual
hace que muchas veces las embarazadas lleguen de manera tardía presentando malformaciones en el feto, y es frecuente además la
diabetes.
“Falta estructuración en los servicios de
ultrasonidos, las consultas especializadas de
la red cardiopediátrica, hay una gran multiparidad (varios partos) en las pacientes de riesgo
y no existe un espacio intergenésico entre un
embarazo y otro, por ejemplo”. Es por ello que
los médicos cubanos aquí se empeñan además en entrenar a ginecólogos y obstetras para
arribar a mejores diagnósticos y poder evaluar
los casos que pudieran presentar mayores
complicaciones, refiere.
Más de un año en esta tierra le permite asegurar, además, que es un pueblo agradecido, y
la muestra es cuando se acercan y dicen:
“Quiero ver al médico cubano”.
Son apenas algunas pinceladas de la labor
de nuestros médicos en una isla, en una
región, de la cual podría decirse ha sido doblemente bendecida.
Porque así como el asfalto en el Lago de La
Brea ha penetrado en miles de casas, calles y
edificios en el mundo, los médicos cubanos,
en San Fernando, han conquistado el corazón
y la gratitud de mucha gente.
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