Descargar PDF - Psiquiatria.com

Anuncio
CREATIVIDAD, LOCURA Y DIFERENCIA.
(Creativity, madness and difference.)
Julio Romero.
Facultad de Educación. Universidad Complutense de Madrid
C/ Rector Royo Villanova s/n
C.P: 28040
E-mail: [email protected]
PALABRAS CLAVE: Locura, Creatividad, Artista, Enfermedad, Diferencia.
KEYWORDS: Madness, Creativity, Artist, Illness, Difference.
Retomando la tradición cultural sobre la relación entre la creatividad o el individuo creador y
la locura, se valoran ambos conceptos, creatividad y locura, y la proximidad que se ha
querido ver en ocasiones entre ellos, a la luz de un tercer concepto, el de la diferencia. De
esa reflexión se extraen algunos elementos para una visión desmitificadora pero
comprensiva a la hora de considerar el vínculo cultural entre locura y creatividad.
A lo largo de los siglos, una extensa tradición cultural ha venido relacionando de manera más o
menos directa la creatividad con la locura. Cierta o falsa, tal vinculación ha servido de argumento al
arte, ha vestido en ocasiones al personaje del artista, ha teñido los cristales tras los que se ha
contemplado al creador y continúa, todavía hoy, muy presente en formas cotidianas de pensar
acerca del individuo creativo o el artista. En ese diálogo entre creación y locura, y con cierta
intención desmitificadora, un tercer término puede arrojar alguna luz: el concepto de diferencia.
Creatividad y diferencia
Todo lo creativo es diferente. Las definiciones más aceptadas de creatividad ?dentro de lo difícil
que es definir clara e inequívocamente ese término? contienen al menos dos componentes
fundamentales: la novedad y el valor (por ej. 1, 2, 3, 4, 5 y 6).
La novedad equivaldría a la originalidad, a la diversidad, en último caso, a la diferencia respecto a
lo ya hecho, conocido, pensado, dicho, encontrado. El valor se refiere a la utilidad de ese producto
diferente, a su funcionalidad, su mérito, su aporte a la hora de solucionar un problema o de abrir
Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis Enero 1970. Psiquiatria.com
-1-
nuevas vías. Lo creativo requiere, para ser considerado como tal, de ambos factores: diferencia y
utilidad. En ese sentido, todo lo creativo ?insistimos? es diferente, pero no todo lo diferente es
creativo.
La diferencia es, efectivamente, uno de los componentes de lo creativo, pero también lo es de otros
ámbitos como el de la enfermedad, el de la exclusión social, el de la anomalía... Diferencia
respecto a la normalidad, a lo habitual, a lo ordenado, que encontramos tanto en un campo como
en los otros.
Creatividad y locura
Por ese hilo conductor de la diferencia, la creatividad conecta con la locura. De la misma manera
que normalidad y locura no son vistos actualmente como polos opuestos y separados sino como
partes de un continuo, creatividad y locura también parecen mantener una proximidad no
demasiado delimitada. Desestabilización, desequilibrio, locura son territorios vecinos de la
creatividad en la tradición cultural, y a veces sin que sea fácil descubrir a primera vista mojones o
señales claras de separación entre una parcela y otra. Ambos ámbitos tratan con lo diferente, lo
que se escapa del mundo habitual, ambos son vistos en gran parte como diferentes a lo conocido,
a lo previsible, a lo normativizado. En el terreno psicológico, la locura, en última instancia, es el
lugar de la diferencia, es el otro lado de lo considerado normal. Si nos situamos en el campo de lo
social, nos encontramos con que lo diferente aparece en ocasiones como un cuestionamiento o
una amenaza frente a lo cotidiano, a lo normativizado, a la seguridad de lo propio. La diferencia,
entonces, es una cualidad que caracteriza a algo como creativo, pero también es lo que remite a
aquello que denota la excepción a la regla, que queda fuera de control, que amenaza
potencialmente el orden social o psicológico existente.
En nuestra cultura, configurando una forma de pensar bastante generalizada acerca de la persona
creadora, se acumulan una serie de mitos de larga tradición como el del genio loco o con un toque
de locura, como el del artista excéntrico, como el del creador en contra del orden social
establecido, como, en último caso, el del individuo creativo que es alguien cualitativamente
diferente respecto a los demás. Mitos culturales como el de la creatividad en forma de don natural,
como el del proceso creativo transcurriendo en gran parte por caminos alejados de lo racional,
como el de la creatividad manifestándose a través de la espontaneidad y el juego pero que es
coartada por el aprendizaje, por las normas y por el control de la razón son también comunes, y
coinciden en aludir, de una manera u otra, a una forma de pensar, sentir o actuar que no es la
habitual, que es diferente, que no puede hacerse encajar completamente en el lecho de lo racional,
lo conocido, lo familiar, lo explicable, lo gobernable. En síntesis, este bagaje cultural viene a decir
que el creador no es como los demás, que el proceso creador no transcurre completamente por los
cauces de la razón; viene a subrayar la diferencia respecto a lo normal, lo habitual, lo racional..
En esa dirección, revisando la evolución cultural de las ideas acerca de la hipotética locura del
genio creador, George Becker (7) señalaba precisamente dos elementos siempre presentes en la
caracterización cultural de ese genio cuando se le pensaba como vinculado de una u otra forma a
la locura o la enfermedad y que, a su vez, lo distinguían del mero individuo de talento: la cercanía
con lo sobrenatural, con lo irracional, por un lado, y la diferencia cualitativa con respecto a lo
considerado normal, por otro. Ese componente mágico, sobrenatural, semirreligioso, divino o
inexplicable, y esa diferencia cualitativa parecen ser dos de los elementos claves en la concepción
cultural del genio creador que traen consigo, con facilidad, su consideración como mentalmente
insano.
Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis Enero 1970. Psiquiatria.com
-2-
Como observa Becker, es en el siglo XIX, en pleno romanticismo, cuando se configura
definitivamente la imagen cultural moderna del genio creador, recogiendo toda una compleja
trayectoria de ideas sobre el creador y sobre la creación. Según ese modelo cultural, el genio
creador se distingue del individuo con talento no por una mera desviación de la media o una
cuestión de grado en cuanto a capacidades, destrezas o realizaciones, sino por un salto cualitativo:
ese genio creador es distinto, es diferente, algo en él no se puede entender ni explicar. En esos
mitos culturales, el creador no es alguien con mayor capacidad o con mayor dominio técnico, o al
menos no es sólo eso, sino que además es distinto en su forma de pensar, sentir, actuar. Su
relación muchas veces resaltada con la locura, la enfermedad, encaja perfectamente en ese
esquema cultural.
Así, una serie de creencias de larga tradición en nuestra cultura confluyen todas en, al menos, un
elemento común: apuntan hacia la diferencia del creador o del producto creado. Todo ello configura
una imagen del artista en la que el papel de esa esfera irracional adquiere una significativa
relevancia. Se trata de un modelo cultural que está vinculado de alguna forma a la locura y que se
propaga de forma espectacular.
La ambivalencia de lo diferente
Si la creatividad es una capacidad humana que despierta un gran interés, y si los creadores
pueden convertirse en personajes de leyenda es, en parte, por la carga enigmática que estas
creencias le otorgan, al presentarla como algo especial, diferente. Esa diferencia es un factor clave
en la caracterización cultural del creador y en su vinculación más o menos enfatizada con la locura,
y compone un halo de enigma y misterio alrededor de todo lo que tenga que ver con lo creativo que
lo sitúa bajo una luz peculiar, sugestiva y atrayente.
Pero ese carácter enigmático por lo diferente, que muchas veces toma la forma de enfermedad,
sufrimiento, conducta excéntrica, locura, tiene diversos efectos, uno de ellos la ambivalencia que
acompaña siempre a la creatividad. La diferencia se percibe, ya sea en el ámbito psicológico o en
el social u otros, con características contradictorias.
Como ha ocurrido en repetidas ocasiones a lo largo de la historia con la figura del loco, que seduce
tanto como inquieta en su empeño por habitar fuera del espacio conquistado por la razón y la
conducta admitida, o con la figura del extranjero, que no puede evitar proceder de otro mundo que
no es el nuestro y que despierta igualmente actitudes ambivalentes de atracción y rechazo, o con
otros personajes de la misma naturaleza ambigua, la creatividad no puede escapar de ser vista
también, en el fondo, como algo ambivalente. Del mismo modo, el creador es contemplado en
ocasiones como un personaje igualmente contradictorio, pues trata continuamente con la
diferencia, con lo que no encaja o va más allá de lo conocido, con lo que se sale de los límites que
habitamos o que los fuerza.
La diferencia es la fuente de donde surgen los descubrimientos, pero de donde mana también lo
que trastoca el orden establecido, lo que se muestra difícil de gobernar, lo que cuestiona la
comodidad de lo habitual, lo que amenaza desde la profundidad de un pozo desconocido. Fuente
de dones y riquezas o pozo de peligros y padecimientos, lo diferente, como la creatividad y como la
locura, tiene al menos dos caras. En definitiva, la creatividad interesa e inquieta a la vez, y el
creador es un personaje que puede aportar soluciones novedosas pero también trastocar el
mundo; genera admiración y atracción y provoca desconfianza y rechazo.
Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis Enero 1970. Psiquiatria.com
-3-
De alguna manera además, esas ideas sobre la creatividad, sobre el proceso creativo y sobre la
persona creadora como algo que es diferente y en ocasiones alejado de la razón colaboran,
indirectamente, a mantener bajo cierto control la creatividad misma y sus implicaciones. Ayudan, se
quiera o no, a situar lo relacionado con la actividad creadora dentro de un terreno que no se toma
completamente en serio y a no dar demasiada oportunidad a algo que, además de atracción,
genera desconfianza. Locos y artistas o creadores participan igualmente de este fenómeno.
Los mitos citados sobre la locura, excentricidad o diferencia del artista sirven para realizar el doble
juego de ensalzar lo que a la vez se relega al patio trasero. Como señalaba Trilling (8), permiten
situarse ante el creador o sus obras con la comodidad de saber que se puede escuchar o no lo que
dice, ya que podemos adjudicarle la etiqueta de la locura, la extravagancia o el desvarío en
cualquier momento. Actúan estas ideas, en definitiva, como un elemento de control social o
ideológico, potenciando la uniformidad y manteniendo entre comillas las tendencias al cambio, los
cuestionamientos, las versiones diferentes.
La necesidad de una revisión crítica
Habría que revisar esas creencias o, al menos, evitar que su propagación, muchas veces implícita,
indirecta o inadvertida, colabore a presentar lo creativo como algo meramente exótico o como una
cualidad de algunos individuos distintos. Sin embargo, el estudio de esas creencias culturales no
tiene por qué ir dirigido a suprimirlas, como si fueran completamente falsas, sino a descubrir qué
hay en ellas de verdad. Esas ideas acerca de lo creador como algo que implica diferencia, en la
línea de los mitos culturales citados, contienen una parte de verdad que pide ser atendida; nos
muestran aspectos de la creatividad que muchas veces se pasan por alto, atendiendo sólo a su
lado positivo o no problemático. La revisión de esas creencias culturales permite elaborar una
visión comprensiva de la creatividad que contemple sus diferentes caras y la considere, sin
simplificarla, en su complejidad, como fuente de innovación pero también de conflicto, como vía de
equilibrio y desarrollo pero también de desestabilización.
El estudio de esas creencias culturales abre una vía que debería, finalmente, extender el concepto
de normalidad difuminando sus límites con lo anormal, lo patológico o lo extraño; construir una
visión más completa de la vida racional del ser humano que integre lo afectivo, lo analógico, lo
contradictorio, lo que escapa a la propia razón; elaborar una visión de la experiencia humana que
dé cabida a todo aquello que se escapa a lo normal, lo habitual, lo gobernable.. incluir la diferencia
dentro de la normalidad. La creatividad es paradójica, es problemática, desborda a veces a lo
racional, tiene varias facetas contradictorias porque el ser humano y la experiencia humana
comparten esas mismas características. Como dice Edgar Morin, el "Homo sapiens es también
indisolublemente Homo demens" (9).
Referencias
(1) MARÍN, R. Y DE LA TORRE, S. (1991). Manual de la creatividad. Aplicaciones educativas.
Barcelona: Vicens Vives.
(2) MARINA, J.A. (1993). Teoría de la inteligencia creadora. Barcelona: Anagrama.
(3) OCHSE, R. (1990). Before the gates of excellence. Cambridge: Cambridge University Press.
(4) RODRÍGUEZ, M. (1990). Manual de creatividad. Los procesos psíquicos y el desarrollo. México:
Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis Enero 1970. Psiquiatria.com
-4-
Trillas.
(5) ROMO, M. (1997). Psicología de la creatividad. Barcelona: Paidós.
(6) STERNBERG, R.S. (1999). "The concept of creativity: prospects and paradigms". En ROBERT
J. STERNBERG (ED.) Handbook of creativity. Cambridge: Cambridge University Press.
(7) BECKER, G. (1978). The Mad Genius Controversy. A Study in the Sociology of Deviance.
Beverly Hills, CA.: Sage Publications.
(8) TRILLING, L. (1971). "Arte y neurosis". En Lionel Trilling, La imaginación liberal. Barcelona:
Edhasa. pp.192-214.
(9) MORIN, E. (2001) La mente bien ordenada. Barcelona: Seix Barral.
Congreso Virtual de Psiquiatría. Interpsiquis Enero 1970. Psiquiatria.com
-5-
Descargar