¿Cómo enfrentar a tu enemigo? Pastora Migdalia Rivera 09/25/16 Hacer lo correcto en obediencia a Dios es lo único que nos ubica en dirección hacia la victoria en contra del enemigo. Elías tenía bien claro que además de victoria, hay promesas en la obediencia, y que cuando Dios pide es porque va a dar, y no sólo va a dar, sino que siempre da más de lo que pide. Por eso Elías fue en busca de Acab tal y como se lo ordenó Dios en 1 Reyes 18: 1-­‐2. Él sabía que Dios recompensaría su obediencia con lluvia para acabar con el hambre. En contraste a Elías, a Acab lo dirigía su necesidad. Recorriendo el país para suplir su necesidad de salvar a sus bestias fue lo que lo hizo toparse con Elías, pero la necesidad no puede regir nuestra identidad. 1 Samuel 16:7 nos dice, “Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia”, no lo que necesitemos o nos haga falta, “y las demás cosas serán añadidas.” Satanás también fue dirigido por una necesidad, la de querer ser como Dios, así que renunció a la identidad de Dios y fracasó. Ahora nos ronda buscando que reflejemos su frustración y demás defectos porque es lo único que le produce escape de su eterna infelicidad. Existen personas hermosas, famosas o adineradas pero infelices porque en sus corazones no vive Cristo sino la identidad del enemigo, y nada de lo que puedan poseer puede reemplazar la identidad de Dios. La confrontación es segura para los cristianos a quienes el enemigo sale a buscar cada vez que obedecemos la voz de Dios, pero Dios nos enseña cómo vencer al enemigo en 1 Reyes 18: 16 cuando une a Elías con el que andaba persiguiéndolo para matarlo. Dios primeramente nos enseña que no debemos huir del enemigo o vivir atemorizados bajo su manipulación, sino que debemos enfrentarlo, pero para poder enfrentarlo tenemos primero que identificarlo. Se logra identificar al enemigo reconociendo que él lo que busca es hacernos creer que somos fracasados como él. Siempre anda dividido al igual que Acab y Abdías, cuando en 1 Reyes 18:6 dividieron entre sí el país para recorrerlo en busca de hierba para sus caballos. Por eso es imprescindible que la iglesia se levante unida en un solo cuerpo con el poder de Dios. El enemigo tampoco confía ni en los suyos, así que busca sembrar desconfianza entre nosotros. Siempre enfrentarás confrontación, pero la única manera de vencer y acabar con tu enemigo es dejándote dirigir por la voz de Dios y no por tu propia necesidad. Enfréntalo, reconociendo que no tiene poder ni autoridad sobre tu vida porque ya Dios lo venció. Rechaza su identidad y no le permitas que su miedo, inseguridad, falta de tiempo, u otro defecto que quiera reflejar en ti sea obstáculo para que logres las promesas de Dios, porque “Mayor es el que está en vosotros que el que está en el mundo” (1 Juan 4). Dale las órdenes Tú a tu enemigo, ya que anda siempre desorientado buscando a quién manipular. Él no tiene identidad, pero Tú tienes la identidad de Cristo. ¡Eres la persona perfecta que Dios ha levantado para hacer su voluntad y vivir lo extraordinario!