Perspectivas de las relaciones económicas entre México y Japón en

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Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África
XIII Congreso Internacional de ALADAA
Relaciones México-Japón
Perspectivas de las relaciones económicas entre México y Japón en el
siglo XXI: un estudio bajo la óptica de la Asistencia Oficial para el
Desarrollo (AOD)
Adolfo Laborde Carranco
Sobre el autor: Adolfo A. Laborde Carranco cuenta con estudios de Doctorado en
Cooperación Internacional por la Universidad de Kobe, Japón y en Ciencias Sociales,
orientación en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales
de la Universidad Nacional Autónoma de México. Sus líneas de investigación son:
Negocios Internacionales, Cooperación Internacional, Relaciones Económicas y
Diplomáticas Japón-América Latina, y Migración Internacional (México-Estados Unidos
y Migración japonesa). Cuenta con 6 libros sobre temas internacionales y varios artículos
en revistas especializadas. En la actualidad es Director de la Revista Foreign Policy
Edición Mexicana y Profesor Investigador de las Escuelas Nacionales de Posgrado
EGADE Business School y EGAP del Instituto Tecnológico y de Estudios Superiores de
Monterrey.
Resumen: El presente trabajo tiene como meta central explicar la evolución y las
perspectivas de las relaciones entre México y Japón bajo la óptica, de la Asistencia
Oficial para el Desarrollo (AOD) y las relaciones económicas entre ambos países de 1960
a 2010. De igual manera, pretende ubicar la situación que guarda dicha cooperación
internacional entre ambos países desde una perspectiva histórica y contemporánea. Se le
dará una especial importancia al periodo después de la firma del Tratado de
Complementación Económica que firmaron ambos países y que entró en vigor el mes de
abril del año de 2005.
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Perspectivas de las relaciones económicas entre México y Japón en el
siglo XXI: un estudio bajo la óptica de la Asistencia Oficial para el
Desarrollo (AOD)
Adolfo Laborde Carranco
Introducción:
El presente trabajo analiza desde la óptica de la cooperación internacional las relaciones
bilaterales entre México y Japón de 1960 a la primera década del año 2000. Para ello, se
hace un seguimiento histórico de los fondos de la Asistencia Oficial para el Desarrollo (de
aquí en adelante AOD) que Japón ha ofrecido a México y a las relaciones comerciales
(importaciones-exportaciones) entre ambos países. La hipótesis del presente trabajo radica
en sostener que “la AOD adquiere una importancia fundamental para la política exterior
japonesa después de la Segunda Guerra Mundial, ubicándola como uno de los principales
instrumentos de la misma, siendo el caso de la ayuda otorgada a México un claro ejemplo
para demostrar esto”. El trabajo está compuesto de 6 partes: el resumen del trabajo, donde
se establecen los alcances, el objetivo, las hipótesis y marco teórico del presente
documento; la introducción, en donde se da un panorama general del por qué México es
importante para Japón y se establece lo fundamental del programa de Cooperación
Internacional de Japón; el punto 3 se refiere al desarrollo histórico de la Asistencia Oficial
para el Desarrollo de Japón; en el punto 4 se aborda la contextualización de la Cooperación
Internacional de Japón; en el apartado 5 analiza el caso de la Cooperación Internacional de
Japón a través de la ODA en el caso de México y finalmente las conclusiones del trabajo.
Antes de entrar en detalle, debemos subrayar que México, sin restarle importancia a Brasil,
ha sido uno de los socios comerciales más importantes de Japón en la región desde la
posguerra hasta el día de hoy.
El contexto de la ODA de Japón.
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En lo referente a la Cooperación Internacional de Japón y su programa denominado
Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD) cabe mencionar que Japón posee una historia
muy particular en lo que respecta a ella, porque ha pasado de ser un país beneficiario, a ser
un país donante en un tiempo corto. De ser una nación en bancarrota en el año de 1945,
evolucionó a una con un gran progreso económico. Desde entonces, la AOD adquiere una
importancia fundamental para la política exterior japonesa, ubicándola como uno de los
principales instrumentos de la misma. Se distinguen cuatro etapas en proceso de
desarrollo histórico de Japón como país donador: a) El de las reparaciones de guerra de
1945-1960; b) El de la expansión de mercados y promoción de exportaciones de 19601970; c) El de la ayuda al exterior como recurso de la diplomacia de 1970-1980 y; d) El de
la ayuda como un instrumento básico de su política exterior, de finales de 1970 hasta
nuestros días.
En el período inicial (1945-1960) Japón inició su programa de ayuda en 1954. El primer
país receptor de la ayuda fue Birmania (hoy Myanmar) vía cooperación económica,
suscribiéndose así el primer plan de ayuda en el año de 1958. Como lo veremos más
adelante en la investigación, las naciones latinoamericanas no recibieron ayuda en este
período. Con el inicio de las reparaciones por los daños causados en la Segunda Guerra
Mundial, Japón inició a la vez, un programa para promover sus exportaciones en Asia. En
1955 se estableció el Buró para esa región y en julio de ese mismo año, se creó el
Departamento de Reparaciones, convirtiéndose en el año de 1964 en el Buró de
Cooperación Económica.1
El objetivo del segundo período (1960-1970), fue la promoción de las exportaciones
japonesas mediante la AOD. En el caso de América Latina, el comercio con Japón aumentó
y se expandió a lo largo del continente. Sobre este punto, Alan Rix argumenta que la
vinculación de la AOD y la política externa se dio como una constante en la política de
1
Kazo, Kato, Helping Others, Helping Oneself: International Position, Domestic Institutions, and
Development Cooperation Policy in Japan and Germany, Tesis Doctoral, Universidad de Cornell, 1996,
p.194.
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ayuda, relacionando los programas de cooperación económica con la propia vulnerabilidad
japonesa.2
En el contexto internacional, la AOD continuó a pesar de la guerra de Vietnam; hasta
entonces la ayuda se había utilizado para promover el desarrollo económico de Asia y a su
vez, el expansionismo económico japonés en otras regiones del mundo como sucedió con
Latinoamérica. Los resultados de esa guerra afectaron la relación bilateral entre los Estados
Unidos y Japón, ya que los estadounidenses solicitaron una mayor cooperación japonesa en
el mundo para evitar la expansión del comunismo. Como respuesta a los desequilibrios
económicos internacionales, a la mitad de la década de los 60s y principios de los 70s,
Japón inició la búsqueda de nuevas áreas que ofrecieran recursos naturales y mercados para
sus manufacturas. El empresariado japonés concentró sus intereses en el Sudeste Asiático,
el Sur de Asia y en América del Norte y Sudamérica. En ese período, los mercados
latinoamericanos atrajeron las inversiones niponas. Asimismo, la política de ayuda se
perfiló con una doble tonalidad. En primer lugar buscaba a toda costa satisfacer el interés
nacional en los países latinoamericanos que ofrecían a los mercados internacionales
materias primas; y en segundo lugar, la diplomacia japonesa buscó un reencuentro con sus
inmigrantes a través de la ayuda y de las políticas de acercamiento con los países que los
recibieron.3 Un dato que ilustra esta política es la creación, en el año de 1973, de la Agencia
de Cooperación Internacional del Japón (JICA por sus siglas en inglés) y la apertura de sus
oficinas en las principales capitales de América Latina.
En el tercer periodo (1970-1980), el evento que indiscutiblemente afectó la tradición de
usar a la AOD como un mecanismo promotor de las exportaciones, fue el embargo
petrolero impuesto por la comunidad de países árabes productores de petróleo a los países
que simpatizaban con Israel durante la Guerra de Yom Kippur en 1973. El embargo puso al
descubierto la vulnerabilidad japonesa y su alta dependencia de las fuentes de energía. Este
suceso ha marcado definitivamente el planteamiento de la AOD principalmente en el
2
Rix, Alan, Japan’s Economic Aid: Policy-Making and Politics, Nueva York, St. Martin’s Press, 1980.
Para mayor información, consultar: Laborde, Adolfo, “La política migratoria de Japón y su impacto en
América Latina”, en Revista Migraciones Internacionales, enero-junio, año/vol. 3, número 003, Colegio de la
Frontera Norte, México, pp. 155-161.
3
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cambio de las políticas de ayuda. Gracias a esto, a partir de la década de los 70s, la AOD
instrumentalizó políticas alternativas para sortear los problemas derivados de la escasez
energética. El incremento de la AOD a la mayoría de los países del Medio Oriente y
América Latina desde 1975 es un claro ejemplo de ello.
En
el
cuarto período (1980- ), la revolución
iraní
y la invasión de Vietnam a
Camboya, así como la presencia soviética en Afganistán, demostraron a Japón la conexión
directa entre la estabilidad política y el aseguramiento de los mercados. El incremento
dramático de los precios de petróleo después de la caída del Shah de Irán, reforzó la idea de
asegurar recursos energéticos. Consecuentemente, durante la década de los 80, el consenso
japonés sobre la ayuda fue considerarla como un instrumento primordial de la política
exterior y no necesariamente como un factor para el desarrollo, con lo cual Latinoamérica
se convirtió en un terreno fértil para la expansión de los intereses económicos japoneses.
Conceptualización de la Cooperación Internacional, el caso de Japón.
En este contexto es necesario abordar los conceptos de desarrollo y subdesarrollo de
primer y tercer mundo, y desde luego, el debate entre el conflicto existente entre los países
llamados del Norte y los del Sur, mismos que estarán presentes a lo largo de toda la
discusión teórica. Por su puesto, se debe tener claro que este debate se inserta en el marco
de la lógica de la cooperación y la ayuda internacional.
De acuerdo con los lineamientos propuestos en la investigación titulada La Asistencia
Económica para el Desarrollo4, pueden destacarse 3 elementos básicos que caracterizan al
desarrollo y al subdesarrollo, así como a la cooperación y la ayuda internacional que
justifican la AOD.
1. La existencia de limitaciones humanas de habilidad o de falta de
capacidad. Este factor está íntimamente ligado al problema del desarrollo, o bien al
4
Nishigaki, Akira y Shimomura, Yasutami, La Asistencia Económica para el Desarrollo, Tokio, 1999, p.
456.
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del subdesarrollo. Por ejemplo, cuando un país no tiene cierto nivel de desarrollo,
surgen problemas en relación con la cooperación para el desarrollo que se reflejan
en la imposibilidad para instrumentalizar los programas de ayuda. En otras palabras,
se requiere cierto grado de desarrollo y de habilidades técnicas en el país receptor
para que la ayuda sea eficiente. Por lo tanto, recibir ayuda no garantiza la eficacia
de los programas, si no se cuenta con los niveles de desarrollo educativo o
tecnológico que permitan aprovecharla, es decir, con los recursos humanos
calificados que contribuyan y aceleren el proceso de desarrollo del país receptor.
2. Limitaciones de ahorro, o bien, escasez de capital que se pueda utilizar
ordinariamente. La interpretación de este enunciado es que de nada sirve transferir
conocimientos (know how) si no existe una infraestructura económica que respalde
la continuidad de los programas de ayuda. En la mayoría de los casos, los países en
vías de desarrollo dan por terminado el proyecto cuando los fondos destinados al
mismo se acaban, por lo que las metas del proyecto se cumplen sólo parcialmente.
Esto ocasiona que la calidad de los proyectos sea baja y que no sean sustentables, es
decir, no existe una proyección a largo plazo, por el contrario, sólo se cumple con
programas aislados y especializados, que lejos de ayudar al desarrollo del país, lo
atan al esquema de “acreedor-deudor” obligándolo a buscar fuentes de
financiamiento externo como préstamos blandos internacionales. Este es el caso de
los programas de cooperación de los organismos financieros internacionales como
el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de
Desarrollo en relación con América Latina, o del Banco Asiático de Desarrollo, en
Asia. En este esquema de financiamiento la banca privada internacional también
juega un papel importante con los créditos normales a tasas del mercado, entonces
lo que se inició como un programa de desarrollo, que buscaba aliviar los estragos
del subdesarrollo, influye en que el país receptor caiga o reafirme el sistema de
dependencia económica, que en opinión de algunos viejos economistas de la
CEPAL, estaría fomentando la profundización de la relación entre “centroperiferia”.
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3. Limitaciones de intercambio exterior (comercio exterior). En muchos casos
no es posible sustituir mercancías y servicios que se necesitan para los programas de
desarrollo interno o éstos no son lo suficientemente eficaces para cumplir los
objetivos propuestos. Por lo tanto, las mercancías y los servicios se tienen que
importar. Ante este panorama, la mayoría de las naciones en vías de desarrollo
encuentran en el proceso de importación una gran dificultad porque no pueden
cubrir sus elevados costos. Si a ello agregamos la falta de un sólido aparato
financiero, una economía débil, el atraso técnico y tecnológico, puede afirmarse que
los países receptores enfrentarán serios problemas a la hora de la planeación y
ejecución de los programas de desarrollo nacional.
Nishigaki Akira y Shimomura Yasutami concluyen que la ayuda internacional
instrumentada por las instituciones globales deberá resolver los problemas señalados.
Asimismo, sostienen que las naciones en vías de desarrollo tendrán que buscar una
autonomía cada vez mayor con respecto a la cooperación y la ayuda internacional.
Siguiendo esta discusión, no pueden dejarse de mencionar los esfuerzos que se hacen
entre los países desarrollados y los que están en vías de desarrollo para establecer
condiciones políticas y económicas a favor de los segundos, así como a fomentar distintas
estrategias para su crecimiento. En este orden es necesario abordar las tendencias e ideas
que circulan alrededor del problema Norte – Sur. Este debate se gestó a principios de los
años 60 en un ambiente plagado de teorías desarrollistas. Su antecedente inmediato fue el
fin de la Segunda Guerra Mundial y la posterior creación de los Organismos Financieros
Internacionales derivados del sistema de Bretton Woods (Fondo Monetario Internacional y
Banco Mundial). Al finalizar la contienda bélica, los movimientos emancipadores en África
y Asia no se hicieron esperar. Paradójicamente, la independencia de las ex-colonias agravó
y acentuó aún más el problema del subdesarrollo. Es entonces cuando comenzó el plan
Marshall, o también, el de la cooperación económica internacional. El plan Marshall
destinó el 95% de sus recursos a Francia, Inglaterra y a otros países europeos. En este
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período, aún con la instrumentación de dicho plan, todavía no puede hablarse de AOD en
sentido estricto, sino sólo de ayuda extranjera. 5
Oliver Franks señala que en los años 60´s surgió el término “tercer mundo”. De la
misma manera, subraya que el tipo de problemas entre el Norte – Sur pueden agruparse en
tres períodos: 1960, 1970 y 1980, todas ellas denominadas como “décadas del desarrollo”.
En la misma década de los 60, algunos autores estructuralistas llamaban con urgencia a la
reorientación del rumbo económico sobre la base de las teorías de la interdependencia
proclamadas por Raúl Prebisch. En 1970 empezó a circular en el mundo la demanda de un
nuevo orden económico internacional. En los 80, el discurso se enfocó a los llamados
programas de ajuste estructural, en los que participaban los gobiernos centrales de los
países con problemas estructurales o de deuda externa o los que solicitaban financiamiento
por parte de las instituciones financieras internacionales. Este esquema se conoce como
proyecto neoliberal, el cual está inspirado en la teoría económica neoclásica, que proclama
a toda costa optimizar los recursos por medio de los mecanismos del mercado.
En referencia a la parte japonesa de la ayuda, encontramos en el trabajo de Robert Orr la
importancia de la relación que guardan las relaciones intergubernamentales en este proceso,
es decir, la asociación entre el diseño de las políticas de ayuda entre los gobiernos de Japón
y el de los Estados Unidos de América. Este autor se sumerge en los hilos de la burocracia
japonesa y explica cómo se toman las decisiones para fijar los montos de la AOD japonesa,
qué ministerios intervienen en el proceso y la relación que guarda con el interés nacional
japonés6. Según Robert Orr, el papel del sector privado es fundamental en la estrategia
geoeconómica que los líderes y los burócratas japoneses toman en cuenta para formular sus
5
El Plan Marshall fue llamado así en honor al general Marshall. Este, tras ser nombrado nuevo secretario de
Estado preparó un plan económico para Europa con el objetivo de contener el avance soviético. El Plan
Marshall tuvo como objetivo ayudar a Europa del Oeste concediéndole asistencia económica que haría de ella
un socio prospero y animaría a los europeos a cooperar en el marco regional. Los 13 000 millones de dólares
de ayuda económica que Estados Unidos ofreció a Europa de 1948 a 1952, permitió liberar los intercambios
entre los europeos y después los de Europa con la zona del dólar, restableciendo el nivel de producción
europeo de la posguerra. Para mayor información, consultar Zorgbibe, Charles, Historia de las Relaciones
Internacionales 2. Del Sistema de Yalta hasta nuestros días, Madrid, Alianza Universidad, 1997, p. 779.
6
Orr, Rober, The Emergency of Japan’s Foreign Aid Power, Columbia, Press New York, 1990.
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políticas de ayuda. El aporte de la investigación radica en describir de manera precisa las
entrañas de la toma de decisiones y la relación casi íntima con el gobierno de los Estados
Unidos en cuanto al diseño de las políticas de ayuda de ambos países. Esta interpretación se
verifica por medio del análisis de los flujos de ayuda vía AOD de Japón a América Latina.
En este mismo orden de ideas está la obra de Dennis Yasutomo7. El autor argumenta que
Japón inauguró su política de ayuda por propósitos estratégicos de seguridad nacional.
Destaca la importancia de la alianza política y militar con los Estados Unidos y la relación
que tiene con las políticas de ayuda conjuntas. Asimismo, describe la AOD japonesa como
“mixta”, adjetivo que implica que el gobierno japonés separa claramente el significado de
“interdependencia”, seguridad amplia y ayuda humanitaria de la asistencia económica,
ideas que se vuelven complejas cuando se llevan a la arena política. De esta manera, se
defiende la tesis de Keohane y Nye resumida en la frase interdependencia compleja
(complex interdependence) donde el uso de la fuerza está suscrito y reconocido como algo
ineficiente y poco común y la economía internacional u otras actividades normales están
reservadas a las altas esferas de la política.8
En cuanto a los especialistas dedicados a estudiar la AOD japonesa en las diferentes
regiones del mundo, en un primer momento destacamos el trabajo de Kweku Ampiah.9 De
acuerdo a este autor, la AOD de Japón en el mundo se divide en cinco fases: 1954-1960,
1960-1973, 1973-1985, 1985-1989 y 1989 a la fecha. La primera (1954-1960) responde al
periodo de los pagos por reparación de los daños causados por la guerra. En la segunda fase
(1960-1973) la ayuda japonesa se diversifica a otras zonas en el mundo. La tercera etapa
(1973-1985) coincide con la crisis energética (1973) y el embargo petrolero impuesto por la
comunidad exportadora de petróleo árabe a los Estados Unidos y sus aliados. La cuarta fase
(1985-1989) se caracteriza por la petición de la comunidad de los países donantes
miembros del Comité de Asistencia para el Desarrollo (CAD) de un incremento en los
7
Yasutomo, Dennis T., The new Multilateralism in Japan Foreign Policy, Macmillan Press LTD,
Basingstoke Hampshire, 1995, p. 223; The Manner of Giving. Strategic Aid and Japanese Foreign Policy,
Northampton, Smith College, 1986, p.147.
8
Yasutomo, Dennis, T., The Manner of Giving, Strategic Aid and Japanese Foreign Policy, Massachusetts
Smith College, 1986, p. 61.
9
Ampiah, Kweku, The Dynamics of Japan’s Relation with Africa, South Africa, Tanzania and Nigeria, Nueva
York, 1997, p.123.
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montos de la ayuda y una mejor calidad de la misma. La última, la quinta fase (1989-actual)
se caracteriza por un nuevo condicionamiento de la ayuda por presiones de la Unión
Europea y de los Estados Unidos a cambio de respetar los derechos humanos.
Por su parte, Robert Cassen argumenta que los objetivos de la ayuda japonesa en los
años sesenta se han caracterizado como parte del interés nacional, es decir, Japón intentó
recuperar la confianza internacional y desarrollar su influencia en Asia. La ayuda bilateral
japonesa, al principio, procuró reforzar los lazos económicos con los países receptores, pero
más tarde comenzó a poner el énfasis en las necesidades de los países receptores de la
ayuda. La asignación de ayuda japonesa a las diferentes regiones fue motivada por la
misma seguridad regional estratégica de Japón y con el objetivo final de autoayuda. 10
En cuanto a la diplomacia japonesa en América Latina después de la Segunda Guerra
Mundial, encontramos el trabajo de Hiroshi Matsushita. Su estudio explica cómo Japón ha
pasado por tres etapas en su historia contemporánea hasta llegar a lo que es hoy, un país
desarrollado. Estas son: como un país “receptor” de 1945 a 1960, como un país
“impetuoso” de 1961 a 1975 y como un país “forjador”, de 1976 a la fecha. El autor afirma
que los países forjadores influyen en los procesos de toma de decisiones en el mundo y su
peso en la economía internacional se basa más en la situación interna del país que en el
ambiente internacional. Estos países son considerados como autónomos y con poder
independiente frente a los problemas globales. Los países receptores son el polo opuesto,
no tienen el poder de imponer sus posiciones en la arena internacional. Los Estados
considerados como impetuosos, son aquellos que se encuentran en medio de las dos
categorías antes mencionadas, por lo que en algunas ocasiones pueden influir en la escena
internacional.11
10
Cassen, Robert, Does aid work? Report to an Intergovernmental Task Force, Claredon Press – Oxford,
Inglaterra, 1995, p. 317.
11
Matsushita, Hiroshi, “La Diplomacia Japonesa en América Latina”, en Stallings, Barbara y Székely,
Gabriel (compiladores), ¿Hacia una relación trilateral en el hemisferio occidental?, Fondo de Cultura
Económica, México, 1994, p. 81.
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La justificación económica de la AOD la encontramos en el trabajo de Manuel Cervera12
quien explica la manera en que las políticas gubernamentales y los intereses privados
japoneses suman esfuerzos en el diseño de los programas de asistencia para el desarrollo.13
Destaca que la ayuda frecuentemente está amarrada a los contratos comerciales y de
inversión con firmas japonesas, lo cual también sugiere una intersección entre los objetivos
de la política exterior de Japón y los intereses particulares de las corporaciones niponas. El
autor concluye que la expansión de la Inversión Extranjera Directa (IED) en Asia, en
combinación con los proyectos conjuntos de la IED y los programas de la AOD suponen un
enfoque integral de largo plazo que aspira al mantenimiento de un entorno dinámico que
garantice un crecimiento económico sostenido, un acceso seguro a los mercados, a las
fuentes de suministro de energía, a las materias primas, y a la mano de obra barata en la
región Asia-Pacífico. En esencia, a las condiciones necesarias para obtener y asegurar el
cumplimiento del interés nacional.
De esta manera se han expuesto las tesis principales de los autores que han estudiado la
AOD y las relaciones que fluyen entre la política exterior y la diplomacia económica de
Japón hacia América Latina. Asimismo se establecieron parámetros de comparación sobre
los múltiples factores que han intervenido en la evolución de la política exterior japonesa
hacia México.
La Asistencia Oficial para el Desarrollo (AOD) de Japón en México.
En este apartado del trabajo se expone y aplica la Teoría Realista en su interpretación
neomercantilista para el caso de México. Para verificar la correlación entre la AOD y el
comercio, se analizan los datos respectivos. Antes de emprender el estudio sobre la
cooperación vía AOD de Japón a México, es conveniente dar un recuento de las relaciones
históricas entre ambas naciones. México fue el primer país en el mundo que firmó con
Japón un Tratado de Amistad en Igualdad de Condiciones en 1888; asimismo, fue el sureste
mexicano, específicamente el Estado de Chiapas, el que recibió la primera migración
12
Cervera, Manuel. Globalización Japonesa: Lecciones para América Latina, Fondo de Cultura EconómicaUNAM, México D.F. 1996, p. 215.
13
Cervera, op. cit, p.153.
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japonesa en América Latina.14 Japón le ha prestado amplia ayuda por medio de los
programas de cooperación de la Agencia Internacional de Cooperación de Japón (JICA).
Sobre el papel de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón (JICA por sus
siglas en inglés) en México, en el campo de la cooperación técnica, cabe mencionar que
situación actual de la cooperación entre México y Japón es importante y dinámica. Existen
una infinidad de proyectos que se están trabajando, dentro los cuales destacan los
relacionados con el medio ambiente, apoyo a la pequeña y mediana empresa (PYMES) y
los de desarrollo económico sustentable y promoción a la educación en donde en los
últimos años JICA le ha dado prioridad a 3 ejes de acción:
a) Fortalecimiento de la seguridad humana y reducción de la pobreza.
b) Desarrollo Industrial y desarrollo regional.
c) Medio ambiente global y saneamiento y suministro de agua.
Sobre el papel que juega la migración japonesa en el otorgamiento de la AOD a México,
cabe señalar que hace 110 años llegaron los primeros 37 emigrantes japoneses al sur de
México, el lugar fue Chiapas. A partir de ahí, ha habido un flujo menor de japoneses a
México. Este antecedente ha influido a que JICA otorgue a los descendiente de estos
emigrantes para que se capaciten en Japón ya sea en cursos técnicos, postgrados o
maestrías. El curso se llama “curso de capacitación para descendientes japoneses” (Nikkei
Kenshuie Seido). La misión de JICA no sólo se centra en ayudar a los descendientes de
japoneses, nuestro programa es mucho más amplio. Lo que si le puedo decir es que hay un
compromiso de parte de nosotros (el gobierno de Japón) que de alguna manera explica la
ayuda. Sobre la visión mercantilista de la ayuda, ésta a veces llevaba cierta lógica, pero los
fondos son muy transparentes ya que el gobierno de Japón exige que los países receptores
se apeguen a la carta de la ODA modificada en el año de 2003.
14
Las poblaciones chiapanecas a las que llegaron los primeros 39 inmigrantes japoneses fueron Acocoyahua y
Escuintla, entidades localizadas en las inmediaciones de la ciudad fronteriza de Tapachula, Chiapas. Ota,
Maria Elena, op. cit., pp. 17-39.
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En el caso de la AOD en México, ésta aumentó en los años de 1993, 1994 y 1995.
Curiosamente en estos años México firmó y comenzó a liberar su mercado externo con sus
socios comerciales del TLCAN. Igualmente, México ha ocupado un lugar importante en el
campo de la asistencia tecnológica japonesa, que abarca una gama muy extensa de sectores
como el agrícola, las comunicaciones, los transportes, la radio, la televisión, la salud
pública, la asistencia médica y en proyectos sobre medio ambiente, que es donde se ha
concentrado gran parte de esa asistencia. Por su parte, el Banco Japonés de Cooperación
Internacional (JBIC) colabora en varios rubros, entre ellos el de la construcción de centrales
térmicas. A través de los programas de cooperación económica, las relaciones bilaterales
entre Japón y México se han incrementado, resaltando los proyectos del Centro Nacional de
Prevención de Desastres; el Centro de Entrenamiento de Televisión Educativa perteneciente
a la Secretaria de Educación Pública de México (SEP); la dotación de equipo de
investigación arqueológica al Instituto Nacional de Antropología e Historia, y el programa
de reforestación del Valle de México, así como el intercambio de personas entre ambos
países con fines de capacitación y enseñanza técnica. Asimismo, a través de JICA y en
coordinación con el gobierno mexicano, se han ampliado los programas de cooperación
técnica para los países de Centroamérica (cooperación Sur-Sur) y el Caribe que ha
permitido a jóvenes de esta región poder prepararse tecnológicamente en alguna institución
mexicana.15
De acuerdo a datos proporcionados el día 10 de agosto de 2010 por la licenciada Akiyo
Konogaya, funcionaria de la oficina de la Agencia de Cooperación Internacional de Japón
en México (JICA), la cooperación japonesa hacia a México vía AOD ha disminuido del año
de 2001 al 2009 en un monto aproximado de -54.59 millones de dólares debido a los
vencimientos de los pagos que México había contraído con Japón y a que México es un
país con ingreso per cápita medio. Sin embargo, es preciso subrayar que esto no fue
necesariamente el comportamiento de los fondos de la AOD de Japón a México, ya que a
partir de los años 80’s hasta finales de la década de los noventa el presupuesto anual de la
15
MOFA, Asistencia Oficial para el Desarrollo del Japón en México, documento elaborado por el Centro
Cultural e Informativo de la Embajada del Japón en México, 1996, p. 14.
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AOD destinado a México mostró una tendencia alcista.
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16
Los rubros que recibieron más
ayuda de 1960 al 2009 fueron los Préstamos de Ayuda, las Donaciones y la Cooperación
Técnica. En total, para el año 2010 Japón ha otorgado a México en materia de AOD la
cantidad de $1383.14 millones de dólares17.
En este contexto, es preciso señalar que entre 1994 y 1996 se observa un aumento de
AOD,18 que se debió al impacto que ocasionó la entrada en vigor del Tratado de Libre
Comercio de Norteamérica (TLCAN). Japón aprovechó esa situación para establecer
relaciones más estrechas por medio de la AOD, creando un mecanismo de acceso indirecto
a dicho tratado. Hay opiniones encontradas sobre las ventajas y desventajas que representa
para Japón por el TLCAN; algunos opinan que traerá desventajas competitivas para las
empresas al reducir los aranceles de importación para los productos estadounidenses, pero
no así para los japoneses, cosa que es cierta, pero también existe la opinión de que con el
Acuerdo de Asociación Económica (AAE) firmado entre Japón y México el 16 de
septiembre de 2004, se conformará una plataforma de exportación de los productos
japoneses al mercado de América del Norte.19 De acuerdo con esta óptica, puede que de
una forma u otra, la diplomacia económica japonesa reaccionó ante el TLCAN impulsando
y mejorando sus esquemas de cooperación vía AOD. A pesar de que México es un país con
un ingreso medio y que la ayuda japonesa no representa un porcentaje considerable en el
Producto Interno Bruto (PIB), como en el caso de algunos países centroamericanos, la
AOD ha fungido como un eficaz instrumento de negociación en la política exterior
japonesa.
Sobre la relación comercial entre ambos países, puede sostenerse que la AOD ha tenido
relación con las corrientes del comercio exterior. México ha ocupado uno de los primeros
lugares de la AOD desde 1960 y desde el año de 1980, el aumento en los flujos comerciales
entre ambos países, en ocasiones han estado acompañados por los montos de la AOD.20 En
16
Con excepción del año de 1996.
OECD, Japan’s Official Development Assistance, op. cit.
18
Consultar el cuadro: la AOD a América Latina, al final del trabajo.
19
Para mayor información sobre este tema, consultar “El Impacto del TLCAN sobre Japón”, en América
Latina Internacional, otoño-invierno, 1994, Vol. 1, No. 2, pp. 110-135.
20
Ver cuadro al final del trabajo.
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ciertos años, la ayuda se ha incrementado de manera paralela al comercio, como en 1994,
1995 y 1996. Además, durante la década de los 90’s, México fue el principal importador de
productos japoneses en América Latina.
De acuerdo con Gabriel Székely, desde 1970, México ha sido un importante receptor de
inversiones japonesas, las cuales han evolucionado hasta convertirse en una fuente
importante de ingresos para su economía; como el papel preponderante que tuvieron en el
refinanciamiento de la deuda externa en 1982. Los sectores más beneficiados han sido el
manufacturero, en particular el de la maquila; el metalúrgico, el químico, el textil, el de
equipo de transporte, el petrolero, el de productos comestibles y el de maquinaria.21
La aplicación de la teoría realista en su modelo neomercantilista para el ejemplo de
México describe parcialmente la relación bilateral. La explicación de los aumentos de los
montos de la AOD y el comercio se puede proponer en términos de que los flujos de la
AOD impactan o estimulan para que los intercambios comerciales se dinamicen, porque
desde 1960 hasta el 2010, de manera regular, los aumentos de los flujos de la AOD han
traído consigo aumentos en el comercio. Parte de estos recursos tiene como finalidad
apoyar a las empresas japonesas establecidas en México. Gracias a estos apoyos, el
comercio intrasectorial y la inversión de las empresas japonesas establecidas en México se
expande. El JBIC ofrece un menú diverso de opciones financieras, entre las más
importantes podemos destacar tres: a) Créditos a la exportación; b) Créditos a la inversión
extranjera y, c) créditos no atados. Con datos presentados en una reunión en la que el JBIC
participó el día 4 de diciembre de 2006 en la Ciudad de Monterrey, México, Masa Hayashi,
representante del JBIC en México, señaló que para finales del año 2006, el saldo insoluto
del JBIC en México ascendió a $2,125 millones de dólares. Los sectores en los que el JBIC
ha enfocado sus recursos son: Banca Gubernamental (12%); Manufacturas (13%);
Comunicaciones (15%); Medio ambiente 2%); Electricidad (30%), y Petróleo y Gas (28%).
No es fortuito que los sectores con mayor participación porcentual sean el eléctrico y el
petróleo y gas. Ambos sectores están íntimamente relacionados con el desarrollo de los
mismos a nivel internacional, lo que les permite cierta ventaja comparativa a las compañías
21
Stalling, Barbara & Székely, Gabriel, op. cit., pp. 149-170.
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japonesas que participan activamente en estos sectores con respecto a sus competidores
internacionales. El resultado es una perfecta penetración en el mercado mexicano. Un
ejemplo de esta estrategia es la compañía japonesa comercializadora multinacional Sojitz
(Sogo Shosa) que con apoyo del JBIC, ha participado exitosamente en cuatro proyectos de
cogeneración eléctrica. 22
En términos generales, el JBIC asiste las actividades económicas internacionales de
empresas japonesas en México como las exportaciones industriales y tecnológicas, y las
inversiones directas de firmas japonesas, en especial al sector de recursos naturales. Así,
con el fin de promover comercios internacionales de ambos países, se utilizan diversas
formas de financiamiento a través de préstamos y garantías.
La aplicación de la Teoría Realista en su interpretación neomercantilista en el caso de la
AOD de Japón a México, es útil para demostrar que desde 1960 a 2010, los aumentos de la
AOD han ido acompañados de manera regular por aumentos en el comercio bilateral. En
algunas ocasiones sobresalen las importaciones mexicanas, y en otras el crecimiento de las
exportaciones, pero estas no se han visto impactadas de modo contundente por los
aumentos en la ayuda. El crecimiento paralelo de la AOD y el comercio en algunos años
puede atribuirse a la dinámica de las relaciones comerciales entre ambos países, a las
tendencias mundiales de intercambio comercial y al objetivo de expandir los mercados de
la diplomacia económica japonesa en la región. Asimismo, la dependencia que Japón y
México han creado respecto a su intercambio comercial, refuerza la tesis de la
complementariedad de ambas economías en el contexto del comercio internacional
(economías de escala), fenómeno que, sin lugar a dudas, se ha expandido con la entrada en
vigor del Acuerdo de Asociación Económica (AAE) entre ambas naciones y en donde el
gobierno de Japón busca incrementar la competitividad de las empresas niponas.
Por último, debe remarcarse que a partir de 1986 México se insertó en un proceso de
desgravación arancelaria, ó de liberalización económica, con lo cual ha abierto su mercado
interno al mundo. Desde ese año a la fecha, México ha sido un país dinámico en el terreno
22
Los proyectos son: Topolobampo II (2x160 MG); Monterrey II (484 MG); Rosarito III (541 MG); y Mérida
III (484 MG).
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de los acuerdos de libre comercio con el mundo, razón que probablemente pueda explicar el
incremento de las transacciones comerciales entre ambos países. Esto, aunado a una
diplomacia activa, ha hecho que los distintos actores que participan en el proceso de la
instrumentación de la AOD sean clave para su éxito y por ende, al cumplimiento de los
objetivos de la diplomacia económica japonesa en América Latina, en este caso, México es
un claro ejemplo.
Conclusiones:
Como conclusión, podemos afirmar que el caso de México es un claro ejemplo en donde
por medio de la diplomacia económica japonesa hacia América Latina se cumplen sus
objetivos. No es fortuito que Japón, a pesar de estar geográficamente alejado de
Latinoamérica, dependa de la región en un 52% de sus importaciones de plata; 50% de
mineral de cobre y 17% de mineral de hierro; 68% de molibdeno (elemento metálico usado
en la industria siderúrgica y electrónica) y 18% de soya, lo que le da a América Latina
importancia en lo referente al abastecimiento de minerales y alimentos para Japón.23 De los
productos arriba señalados, la gran mayoría provienen de México lo que ubica a este país
como una nación estratégica para Japón. No hay que olvidar que en México viven más
12,000 personas descendientes japoneses quienes son una pieza importante en la relación
bilateral entre ambos países. 24
No cabe duda que Japón, por medio de una diplomacia económica activa, evita enfrentar
problemas de abastecimiento de materias primas y alimentos indispensables para el
mantenimiento su desarrollo y estabilidad. Ya se ha demostrado en los 70´s, con la crisis
del petróleo (embargo petrolero por parte de la comunidad árabe) y alimentos (embargo de
23
Ministry of Foreign Affairs (MOFA), Diplomatic Bluebook Summary, 2007, “Arc of Freedom and
Prosperity: Japan’s Expanding Diplomatic Horizons”, MOFA, Japan, March 2007, p. 13.
24
El grueso de los Nikkei en América Latina se localizan en Brasil (1, 300,000 personas), Perú (70,000
personas), Argentina (32,000), México (12,000 personas), Bolivia (11,000 personas), Paraguay (8,000
personas), Chile (2,300 personas) y Venezuela (1,700 personas). Para mayor información, consultar:
Charlotte, Elton, El Canal de Panamá y los intereses japoneses en América Latina, CEASPA-Panamá,
Panamá, Serie Avances de Investigación, 1987, p.17.
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soya por parte de Estados Unidos) que Japón es un país vulnerable en estos rubros, por lo
que tener fuentes alternas de abastecimiento es primordial, siendo América Latina,
especialmente México, un respaldo para la seguridad nacional japonesa. De esta manera,
nuestra hipótesis de investigación que sostiene que “la AOD adquiere una importancia
fundamental para la política exterior japonesa después de la Segunda Guerra Mundial,
ubicándola como uno de los principales instrumentos de la misma, siendo el caso de
México un claro ejemplo para demostrar esto” se ha corroborado con lo aquí expuesto.
Igualmente, se pudo dejar claro cuál fue el interés de Japón en el caso que se estudió. En
México el interés nacional japonés se centró en su seguridad energética; en su participación
en el TLCAN; en las ventajas competitivas de las compañías niponas establecidas en
México a partir de la firma del Acuerdo de Asociación Económica firmado en el año de
2004 entre ambos países y la ubicación de sus maquiladoras en la parte norte de México, la
cual, indudablemente, facilita la entrada al mercado de Estados Unidos como un destino
importante en la exportación de capitales de las empresas japonesas que se enfocan en los
proyectos de maquila y ensamblaje.
Finalmente, y haciendo alusión a la necesidad de un cambio en la visión de la ayuda por
parte de los países donantes, consideramos que el cambio de la estrategia de la AOD de
Japón está muy lejos de realizarse, porque supondría una transformación profunda en la
relación entre el sector privado y la parte gubernamental japonesa. La tarea en el futuro será
que México a pesar de que es un país con ingreso medio y queda fuera de los parámetros
del Comité de Asistencia para el Desarrollo (DAC) de la Organización para el Desarrollo y
la Cooperación Económica (OECD) para el otorgamiento de Cooperación Internacional
básica, demande verdaderos esquemas de cooperación horizontal para el desarrollo con lo
que respecta a los programas y proyectos que siguen vigentes con Japón, dejando a un lado
los intereses particulares (comerciales) de ese país. De producirse lo anterior, estaríamos
presenciando una transformación en términos de la lógica de la Cooperación Internacional,
lo cual, naturalmente, traería consigo mejoras en los términos de intercambio y flujo de la
misma, así como una mejoría en los resultados de los programas derivamos de este tipo de
esquema. Estos cambios permitirían a México invertir más en educación, infraestructura, y
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programas sociales, de tal modo que la brecha entre el desarrollo y subdesarrollo se
reduciría significativamente. En otras palabras, la AOD debe encaminarse a realizar
verdaderos esquemas de desarrollo y no sólo ser un programa paliativo para armonizar o
aderezar las relaciones diplomáticas entre ambos países como tradicionalmente ha sido.
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Relaciones México-Japón
Revistas:
- “El Impacto del TLCAN sobre Japón”, en América Latina Internacional, otoño-invierno, 1994,
Vol. 1, No. 2, pp. 110-135.
- Katada, Saori N. “Two Aid Hegemons: Japanese-US Interaction and Aid Allocation to Latin
America and the Caribbean”, World Development, Vol. 25 No. 6, 1997, op. cit., p. 193.
Gráficas:
Asistencia Oficial para el Desarrollo de Japón hacia América Latina, 2007
País
2007
Perú
39.81
Bolivia
36.93
Nicaragua
30.64
Paraguay
28.9
El Salvador
26.8
Honduras
20.76
Guatemala
17.65
Costa Rica
17.32
Argentina
15.09
Chile
8.75
Haití
6.8
Guyana
4.23
Ecuador
2.97
Republica Dominicana
2.96
Suriname
2.91
Uruguay
2.59
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St.Vincent & Grenadines
2.54
Venezuela
2.37
St. Lucia
2.03
Panamá
1.98
Cuba
1.8
Belice
1.55
St. Kitts-Nevis
0.8
Dominica
0.66
Colombia
0.36
Barbados
0.1
Granada
0.08
Trinidad y Tobago
0.08
Jamaica
-8.02
Brasil
-9.91
México
-45.21
Aruba
Bahamas
Bermuda
Montserrat
Fuente: OECD. Cantidad en Millones de USD
Total: 216.32
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AOD de Japón a México 2001-2008
País
Año
Cooperación
Financiera no
Reembolsable
Cooperación
Técnia
Total
(donaciones)
Préstamos
TOTAL
AOD
México
2001
0.51
26.02
26.52
-37.65
-11.12
México
2002
0.49
27.75
28.25
-34.87
-6.62
México
2003
2.52
23.77
26.29
-14.99
11.3
México
2004
0.66
18.36
19.02
-6.01
13.01
México
2005
0.64
16.56
17.2
-5.38
11.81
México
2006
0.71
14.06
14.78
6.62
21.4
México
2007
1.14
14.85
15.99
-61.2
-45.21
México
2008
14.39
14.39
-69.08
-54.69
Cifras en millones de USD.
Fuentes: Resultados 2001-2007 http://www3.mofa.go.jp/mofaj/gaiko/oda/shiryo/jisseki/kuni/index.php
Resultados 2008 http://www.mofa.go.jp/policy/oda/white/2009/pdfs/part3-2.pdf
Balanza comercial México – Japón, 1993-2010*
Año
Exportaciones
Importaciones
Balanza
commercial
1993
407.4
2,470.40
2,063.00
1994
668
3,089.90
2,421.90
1995
694.1
2,767.60
2,073.50
1996
802.8
2,760.70
1,957.90
Asociación Latinoamericana de Estudios de Asia y África
XIII Congreso Internacional de ALADAA
1997
661
2,808.80
2,147.80
1998
370.6
2,961.70
2,591.10
1999
458.5
3,135.70
2,677.20
2000
738.7
4,176.80
3,438.10
2001
675
5,028.00
4,353.00
2002
849
6,377.30
5,528.30
2003
815.2
4,790.30
3,975.10
2004
772.4
6,406.40
5,634.00
2005
963.6
7,998.70
7,035.10
2006
997.6
9,620.40
8,622.80
2007
1,212.60
10,424.30
9,211.70
2008
1,394.70
10,774.40
9,379.70
2009
1,029.40
6,951.40
5,922.00
2010
1,258.70
9,706.90
8,448.20
*Valor en millones de dólares
Fuente: SE con datos del Banco de México
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