Salud y enfermedad mental en la España moderna: análisis

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Historia
Salud y enfermedad mental en la España
moderna: análisis de estos conceptos en el
Examen de ingenios, de Huarte de San Juan
Health and mental disease in modern Spain:
conceptual analysis in the Examen de ingenios,
of Huarte de San Juan
Elvira ARQUIOLA (*)
INTRODUCCION
Pretendo en este artículo efectuar
una aproximación a los conceptos de
"salud" y "enfermedad mental" vigen­
tes en la España moderna, sirviéndome
para ello del análisis de una de las obras
médicas que alcanzó mayor difusión en
Europa durante los siglos XVII y XVIII,
Ycuya importancia e influencia han sido
objeto de abundantes estudios 1. El Exa­
men de ingenios para las ciencias apa­
reció en Baeza en 1575 y sus aporta­
ciones a la psicología diferencial ya la
orientación profesional han sido repe­
tidas veces ponderadas, no obstante,
su lectura sigue suministrando material
rico en informaciones diferentes, tal co­
(*) Historia de la Medicina. Universidad Com­
plutense de Madrid.
1 Entre ellos destacan GUARDIA, J. M. (1885):
Essai sur rouvrage de J. Huarte. Examen des
aptitudes diverses pour les sciencies, París, Du­
rand; IRIARTE, M. (1984): El doctor Huarte de San
Juan y su Examen de ingenios. Contribución a la
historia de la psicología diferencial, tercera ed.,
Madrid, C.S.I.C.; HERNÁNDEZ MOREJÓN, A. (1967): His­
toria bibliográfica de la medicina española, John­
son Reprint Corporation, London, volumen 111, pá­
ginas 229-257; CHINCHILLA, A. (1967): Anales his­
tóricos de la Medicina en general, London, John­
son Reprint Corporation, volumen 1, págs. 312­
347; SANZ, R. (1930): Examen de ingenios para
las ciencias. Edición comparada de la príncipe
(Baeza, 1575) y subpríncipe (Baeza, 1594), Madrid,
Imp. La Rafa. La paginación a que hago referencia
en este trabajo está tomada de la edición de TORRE,
E. (1977), Madrid, Editora Nacional.
mo ya he expuesto en otras ocasiones 2.
Vuelvo a acercarme ahora a esta im­
portante obra con la intención de ana­
lizar en ella los conceptos de "salud" y
"enfermedad mental", tal cual los en­
tendfa HUARTE DE SAN JUAN, para cono­
cer mejor los criterios que sobre "nor­
malidad" existieron en la España mo­
derna.
OBJETIVOS DEL
EXAMEN DE INGENIOS
Antes de entrar en el análisis de estos
conceptos a través de las páginas que
nos legó HUARTE, conviene informar mí­
nimamente al lector sobre los objetivos
que el autor perseguía cuando escribió
su obra. HUARTE pretendía alcanzar una
serie de metas que quedan de mani­
fiesto en el mismo título que le dio a su
libro: Examen de ingenios para las cien­
cias. Donde se muestra la diferencia
de las habilidades que hay en los hom­
bres, y el género de letras que a cada
uno corresponde en particular. Se pro­
ponía, en primer lugar, establecer la
naturaleza o constitución más adecuada
para el desarrollo del ingenio, determi­
nar, a continuación, los diferentes tipos
de ingenio existentes, indicar los sa­
2 ARQUIOLA, E.: Biología y política en el Examen
de ingenios de Huarte de San Juan, "Asclepio"
(1984), XXXVI, páginas 85-121; ARQUIOLA, E.: El
niño en el Examen de ingenios de Huarte de San
Juan, "Jano", XXIX, páginas 1.055-1.066 (1985).
445
R.A.E.N. Vol. VIII. N 026. 1988
Salud y enfermedad mental en la España moderna: análisis...
beres O ciencias que corresponden a
cada tipo de ingenio y saber, por fin,
reconocer las diferentes variedades de
ingenio en los hombres para dirigir a
cada uno hacia la ciencia para cuyo
cultivo se encontrase mejor dotado.
Sabía HUARTE, que la idea inicial de
la que partía -las variaciones indivi­
duales del ingenio- había sido man­
tenida por diferentes autores desde la
Antigüedad clásica. En los escritos hi­
pocráticos de la escuela de Cos se habla
de constitución o crasis humoral (mez­
cla humoral) determinada, a la que se
considera resultado de la herencia e
influida por una compleja constelación
de factores ambientales. Para los es­
critos hipocráticos los individuos difie­
ren entre sí por el sexo, por su raza,
por su edad y por su temperamento o
biotipo, entendiendo por temperamento
la manera como están atemperadas las
,distintas cualidades elementales: calor,
frío, humedad y sequedad.
Estas ideas sirvieron de base a
para elaborar su clasificación
de nueve temperamentos, uno tempe­
rado y ocho intemperados, de los cuales
cuatro eran simples -húmedo, seco,
frío y cálido- y otros cuatro compues­
tos, ampliamente difundidos por los es­
critos medievales 3.
gentes, los de inteligencia mediana y los
necios" 4.
HUARTE recoge, pues, las ideas clási­
cas que contrastará y corroborará con
su propia experiencia y razón. Ideas que
va a elaborar de una manera nueva,
condicionado por el momento y la Es­
paña en que vive. De esta forma pre­
tenderá llevar a cabo un estudio siste­
mático acerca del conocimiento y cla­
sificación de los diferentes tipos de in­
genio, creyendo saber muy claramente
lo que su obra o'frecía de nuevo:
"Todos los filósofos antiguos hallaron
por experiencia que donde no hay natu­
raleza que disponga al hombre a saber,
por más es trabajar en las reglas del arte.
Pero ninguno ha dicho con distinción y
claridad qué naturaleza es la que hace
al hombre hábil para una ciencia y para
otra incapaz, ni cuantas diferencias de
ingenio se hallan en la especie humana,
ni que artes y ciencias corresponden a
cada uno en particular, ni con qué seña­
les se había de conocer, que era lo que
más importaba. Estas cuatro cosas, aun­
que parecen imposibles, contienen la ma­
teria que se ha de tratar" 5.
GALENO
La idea de que los hombres son tam­
bién diferentes en su ingenio se halla,
asimismo, contenida en los escritos hi­
pocráticos, y ya en el escrito Sobre la
dieta se habla incluso de que los hom­
bres se pueden clasificar de acuerdo
con su ingenio:
"Puesto que la «physis» de los hombres
está compuesta de agua y fuego según
el predominio de una o de otro surgirán
tres tipos de hombres: los más inteli­
Un buen estudio sobre la evolución de la
doctrina de las constituciones nos la proporcionan:
PINILLOS, J. L.; LÓPEZ PIÑERO, J. M.; GARCIA BALLESTER,
L. (1966): Constitución y personalidad, Madrid,
3
e.s.J.e.
446
Estos son, expuestos por su propio
autor, los objetivos que pretendía al­
canzar con su obra, aunque, como él
mismo nos confiesa en la edición revi­
sada, muchos de sus lectores le acu­
sasen de no haberlo llevado a cabo. No
obstante, al intentar esta tipificación
de los ingenios HUARTE nos va a sumi­
nistrar, entre otras cosas, sus opiniones
acerca del buen funcionamiento de las
facultades racionales y cuándo y por
qué éstas pueden alterarse. Veámoslo
a continuación.
4
LAIN ENTRALGO, P. (1970): La Medicina hipo­
crática, Madrid, "Revista de Occidente" página
162.
'
5
HUARTE:
página 62.
Examen de ingenios... (ed. 1977),
R.A.E.N. Vol. VIII. N. o 26. 1988
Salud y enfermedad mental en la España moderna: análisis...
SOBRE EL BUEN FUNCIONAMIENTO
DE LA RAZON
HUARTE, como hombre de su tiempo,
no duda ya de que las funciones racio­
nales tienen su asiento en el cerebro,
y cree que el buen desarrollo de las
mismas dependerá de una serie de fac­
tores: en primer lugar, dependerá de la
"buena compostura del cerebro", com­
prendiendo en esta expresión el buen
estado de su figura, la cantidad sufi­
ciente y la correcta posición y capacidad
de los ventrículos; en segundo lugar,
que las partes del cerebro estén bien
unidas entre sí; que sus cualidades es­
tén atemperadas, es decir, que el calor
no exceda a la fria Idad ni la humedad a
la sequedad; yen cuarto y último lugar,
que su sustancia esté compuesta de
partes útiles y delicadas.
Junto a estos factores locales cree
también nuestro médico que influirá
sobre el desarrollo de las facultades
racionales otras partes del organismo
como son los órganos sexuales, los es­
píritus vitales y la sangre arterial. De
esta manera aunque las facultades ra­
cionales tengan una sede concreta -el
cerebro- se encuentran influenciadas
por el funcionamiento general del or­
ganismo de cada individuo concreto,
dependiendo así su razón de una serie
de factores locales y otros genera­
les 6.
¿Cuáles son para HUARTE los instru­
mento últimos de estas facultades ra­
cionales ya en el cerebro? Reduce
HUARTE las facultades racionales a tres
-imaginación, entendimiento y memo­
ria-, y sitúa su sede en los ventrículos
cerebrales de acuerdo con la tradición
medieval de la que diferirá al afirmar
que estas facultades residen unidas en
los tres ventrículos anteriores. Tal como
él mismo nos dice:
"Los ventrículos delanteros ya no dudo
sino que los hizo la Naturaleza para dis­
currir y filosofar; lo cual se prueba c1a­
6
Idem. Ibídem, págs. 90-98.
ramente porque en los grandes estudios
y contemplaciones siempre duele aquella
parte de la cabeza que corresponde a
estas tres cavidades."
"Todas tres potencias están juntas en
cada ventrículo y que no está sólo el en­
tendimiento en el uno, ni sola la memoria
en el otro, ni la imaginativa en el tercero
como los filósofos vulgares han pensa­
do" 7.
La sede es común, pero no el instru­
mento último de cada una de esas fa­
cultades racionales que hará coincidir
con las cualidades elementales (calor,
sequedad y humedad) excluyendo la frial­
dad que cree que sólo influirá sobre el
ingenio para disminuirlo. Estas son las
palabras con que HUARTE nos lo dice:
" ...pero si es verdad que cada obra re­
quiere particular instrumento allá dentro
en el cerebro ha de haber órgano para el
entendimiento, y órgano para la imagi­
nación, y otro diferente para la memo­
ria. "
" ...quedan, pues, la sequedad, humidad
y calor por instrumento de la facultad
racional" 8.
Nuestro médico opina que cada una
de las tres facultades racionales tiene
como instrumento a una de esas tres
cualidades elementales relacionadas de
la siguiente manera: el entendimiento
.dependerá de la sequedad, la memoria
de la humedad y la imaginativa del ca­
lor. Según domine una de estas tres
cualidades se poseerá una forma de
ingenio diferente cualitativamente ha­
blando. A continuación aplica la doc­
trina "de gradibus" a los ingenios dife­
renciando distintos tipos de ingenio que
dependerán del grado de intensidad en
que se encuentren cada una de las cua­
lidades elementales:
"De manera que no hay en el hombre
más que tres diferencias genéricas de
ingenio, porque no hay más que tres ca­
lidades de donde pueden nacer. Pero de­
7
8
Idem. Ibídem, págs. 119-120.
Idem. Ibídem, pág. 123.
447
Salud y enfermedad mental en la EspaDa moderna: análisis...
bajo de estas tres diferencias universales
se contienen otras muchas particulares
por razón de los grados de intensión que
puede tener el calor, la humidad y la
sequedad" 9.
Dejemos ya el tema de la diversidad
de los ingenios, que en esa ocasión no
nos interesa, y retengamos las ideas
que acerca del buen funcionamiento
de las facultades racionales nos ha pro­
porcionado esta obra. Para HUARTE las
distintas funciones racionales depen­
derán de las cualidades elementales,
de la complexión o temperamento o for­
ma de estar atemperadas esas cuali­
dades elementales en cada individuo.
El hecho de que en un individuo domine
el entendimiento, la memoria o la ima­
ginación dependerá del predominio en
él de la correspondiente cualidad ele­
mental: la sequedad, la humedad o el
calor. Y de acuerdo con el diferente gra­
do de intensidad en que se encuentren
cada una de ellas los individuos podrán
tener el entendimiento, la memoria o
la imaginación en primero, segundo o
tercer grado, bien entendido que si se
supera este tercer grado en lugar de
aumentar en perfección se alterará la
facultad raciona!... Tal como nos dice
HUARTE DE SAN JUAN:
"Aunque no de cualquiera grado de
estas cualidades resulta una diferencia
de ingenio; porque a tanta intensión pue­
de llegar la sequedad, el calor y la humi­
dad que desbarate totalmente la facultad
animal" 10.
" ...Ia imaginativa que aunque sus obras
se hacen con calor, en pasando del tercer
grado luego comienza a desbaratar, y lo
mismo hace la memoria con la mucha
humidad" 11.
El buen o mal funcionamiento de la
razón queda así reducido a una cuestión
de grado de intensidad, criterio que man­
tendrá cuando siguiendo a GALENO afir­
me:
R.A.E.N. Vol. VIII. N. o 26. 1988
"La diferencia que hay del hombre al
bruto animal es la misma que se halla
entre el hombre necio y el sabio, no más
de por intensión" 12
Opinión frecuentemente defendida du­
rante el mundo moderno cuando de
acuerdo con FOUCAULT la locura se con­
vierta en una forma de razón, y que
aparece claramente representada por
la siguiente frase de CHARRON:
"La sabiduría y la locura son vecinas
cercanas. No hay más que media vuelta
de la una a la otra" 13.
lAS ALTERACIONES DE lAS
FACULTADES RACIONALES
Entramos así en el tema que ahora
nos interesa. El buen funcionamiento
de la razón y su alteración depende de
una serie de factores locales -lo que
HUARTE llamaba "buena compostura del
cerebro"- y otros generales, y en últi­
mo extremo el instrumento de las fa­
cultades racionales serían las cualida­
des elementales que para que las fun­
ciones no se alterasen no pueden su­
perar el tercer grado de intensidad. Esta
visión tan biologicista del funcionamien­
to de las facultades racionales, que he­
mos expuesto brevemente en el apar­
tado anterior, la hará extensiva a la ex­
plicación acerca de las alteraciones que
pueden sufrir esas funciones.
Son diversos los factores que pueden
alterar las funciones racionales, en pri­
mer lugar, el ya señalado grado de in­
tensidad de las cualidades elementales
ya que " ...en pasando del tercer grado
luego comienza a desbaratar", tal como
nos ha dicho HUARTE. También podrán
alterarse las facultades racionales como
consecuencia de algún proceso que
afecte al cerebro, tal como puede ocurrir
con la hemiplejía que al alterar a una
Idem. Ibídem, pág. 96.
FOUCAULT (1976): Historia de la locura en la
época clásica, volumen 1, Fondo de Cultura Eco­
nómica, segunda ed., Madrid, pág. 60.
12
9
10
11
448
Idem. Ibídem, pág. 129.
Idem. Ibídem, pág. 129.
Idem. Ibídem, pág. 129.
13
R.A.E.N. Vol. VIII. N. o 26. 1988
Salud y enfermedad mental en la España modema: análisis...
parte del cerebro podría repercutir sobre
la razón:
"En una enfermedad que los médicos
llaman resolución o pleuresía de medio
lado, originariamente se pierde la obra de
aquel ventrículo que está a la parte re­
suelta; y si no quedaran salvos y sin le­
sión los otros dos, quedará el hombre
estulto y privado de razón; y aún con
todo eso por faltarle el de un ventrículo
sólo, se le conoce tener gran remisión
en las obras así del entendimiento como
de la imaginativa y memoria ... " 14.
Las funciones racionales también pue­
den ser alteradas de forma selectiva
como consecuencia de algunos proce­
sos que influyen sobre la compostura
del cerebro:
" ...cuando en la enfermedad se des­
barata el temperamento y buena com­
postura del cerebro, muchas veces se
pierden las obras de entendimiento y que­
dan salvas las de la memorla y las de la
imaginativa" 15.
mental es interpretada con criterios ple­
namente biológicos.
Ahora bien, las variaciones que se
produzcan en las facultades racionales
secundarias a alteraciones biológicas
pueden ser favorables o desfavorables,
o tal como nos dice HUARTE:
"Y si es que el hombre cae en alguna
enfermedad por la cual el cerebro de re­
pente mude su temperatura -como es
la manía, melancolía y frenesía- en un
momento acontece perder si es prudente,
cuanto sabe, y dice mil disparates; y si
es necio, adquiere más ingenio y habili­
dad que antes tenía" 19.
Tan frágiles son para nuestro autor
los límites entre salud y enfermedad
mental que considera que fácilmente
se pueden franquear, tal como cree de­
muestra su propia experiencia como mé­
dico:
"De un rústico labrador sabré yo decir
que, estando frenético, hizo delante de
mí un razonamiento encomendando a
los circunstantes su salud, y que mirasen
por sus hijos y su mujer (...) con tanta
elegancia y policía de vocablos como
CICERÓN podía hacer delante del Sena­
d o. "
El desequilibrio de los humores del
cuerpo también influirán sobre el fun­
cionamiento de la razón, creyendo que
"todos los humores de nuestro cuerpo
que tienen demasiada humedad hacen
al hombre estulto y necio" 16, y que el
exceso de calor produce "frenesía",
"manía" y "melancolía" 17.
De nuevo aparece manifiesta esta vi­
sión biologicista del funcionamiento de
las facultades racionales y de su posible
alteración, que tiene sus bases en la
medicina clásica, tanto en los escritos
hipocráticos como en la obra de GALENO,
para los que la salud se considera como
un estado de "buen orden" o "recto
equilibrio" de las cualidades elemen­
tales y de los humores que integran la
"physis" del hombre 18. La enfermedad
Explicación similar da a otro caso de
un "frenético" que mientras le duró la
enfermedad hablaba en verso y que
HUARTE justifica considerando que esta
enfermedad se produjo por exceso de
HUARTE: Ibídem, pág. 120.
Idem. Ibídem, pág. 139.
16
Idem. Ibídem, pág. 125.
17
Idem. Ibídem, pág. 128.
18 GARclA BAllESTER, L.: (1972): Alma y enfermedad
en la obra de Galeno, Valencia, Granada. SIMON,
B. (1984): Razón y Locura en la Antigua Grecia,
Madrid, Akal, páginas 265 y ss. ROSEN (1974):
Locura y Sociedad, Madrid, Alianza Editorial, pá­
gina 96.
19
HUARTE: Ibídem, pág. 107.
20 HUARTE: Ibídem, pág. 107.
14
15
Ante el asombro de los presentes y
para explicarles el suceso cuenta
HUARTE:
"Que respondí que la oratoria es una
ciencia que nace de cierto punto de calor,
y que este rústico labrador la tenía ya
por razón de la enfermedad 20.
449
R.A.E.N. Vol. VIII. N. o 26. 1988
Salud y enfermedad mental en la España moderna: análisis...
"cólera" que empapó el cerebro, humor
que supone apropiado para la poesía.
Considera nuestro autor que las fa­
cultades racionales dependen de la di­
ferente complexión de cada individuo,
y de acuerdo con GALENO esa comple­
xión humoral dependerá de las semillas
paterna y materna y de la norma de
vida que cada sujeto siga:
"La mayor o menor sagacidad o nece­
dad, en la (parte) lógica (del alma) de­
pende de la complexión humoral, la cual
a su vez, depende de la primera genera­
ción y de una norma de vida que procure
un estado humoral, yendo ambas cosas
íntimamente unidas" 21.
Las funciones o facultades racionales
dependerán de una serie de factores
internos locales y generales que serán
a su vez modificables por ciertos facto­
res externos, tal como la norma de vida,
el clima, el ambiente geográfico... En­
tiende por norma de vida las "sex res
non naturales", es decir, el aire y el
ambiente, la comida y la bebida, el tra­
bajo y el descanso, el sueño y la vigilia,
excreciones y secreciones y movimien­
tos o afectos del alma. De todos estos
elementos HUARTE valora fundamental­
mente los primeros, creyendo que hay
alimentos y, por tanto, medicamentos,
que alteran el "temperamento del ce­
rebro" actuando, por ello, sobre las fun­
ciones racionales, o como él mismo nos
dice:
"Porque no hay alimento -especial­
mente las frutas, que son alimentos me­
dicamentosos- que no altere el celebro,
conforme aquello que HIPÓCRATES: facul­
tas alimenti pervenit ad cerebrum; y tal
habilidad pone en el hombre cuál es el
temperamento que engendra en el cele­
bro, como es el del vino, que si se bebe
en cierta cantidad hace al homb!e inge­
nioso, y si pasa de allí lo enloquece" 22.
21
22
450
GARCIA BALLESTER: L: Ibídem,
HUARTE: Ibídem, pág. 416.
pág. 86.
Admite HUARTE la influencia de algu­
nos factores exteriores sobre el fun­
cionamiento de la razón, y apunta in­
cluso la posibilidad de utilizar algunos
de estos factores -los "alimentos me­
dicamentosos"- para modificar volun­
tariamente el temperamento del cerebro
y, por tanto, sus funciones. El médico
tendría en sus manos la posibilidad de
actuar sobre las funciones racionales
de los hombres merced a su saber y su
técnica.
Idéntica opinión se encuentra ya con­
tenida en los escritos hipocráticos en
los que se recoge la manera cómo in­
fluyen sobre la "physis" o naturaleza
del hombre diversos elementos exter­
nos como la alimentación, los ejercicios,
el reposo, las peculiaridades de los di­
ferentes lugares, las costumbres de sus
gentes... Hasta la inteligencia podía
aumentar por esta influencia, tal como
nos dice el escrito Sobre la dieta:
"Con un régimen adecuado (las almas)
pueden hacerse más inteligentes y pe­
netrantes de lo que por naturaleza
eran" 23.
Para los escritos hipocráticos las cua­
lidades morales eran las únicas que
no podían perfeccionarse mediante la
norma de vida o dietética. GALENO llegará
a afirmar que el régimen de vida influye
en el mejoramiento físico y moral de
los hombres:
"Los que se niegan a admitir la eficacia
de la alimentación para convertir a los
hombres en más sabios, más libertinos,
más incontinentes, más reservados, más
arrojados o más tímidos, más fieros o
más civilizados, de mejores sentimientos,
me pregunten para aprender de mí lo
que es preciso comer o beber" 24.
HUARTE considera heredero de una for­
ma de pensar que tiene raíces en la
Antigüedad clásica y de acuerdo con
23
24
LAIN ENTRALGO, P.: Ibídem, págs. 163-325.
GARCIA BALLESTER: • L: Ibídem, páginas 32,
561 83.
R.A.E.N. Vol. VIll. N. 026. 1988
Salud y enfermedad mental en la España moderna: análisis...
ella cree estar facultado para influir so­
bre la complexión de los individuos dic­
tándoles la norma de vida que deben
seguir, y al actuar sobre su tempera­
mento cree poder modificar sus facul­
tades racionales. Pero más que la nor­
ma de vida del sujeto en cuestión cree
que el elemento más claramente de­
terminante es, en primer lugar, el ele­
mento heredado, por lo que dará una
serie de consejos eugénicos dirigidos
a los futuros padres para que tomen
las medidas oportunas para que la com­
plexión de sus semillas sea la más ade­
cuada para tener hijos dotados de in­
genio 25. De esta manera bien por vía
hereditaria, bien por vía directa, la nor­
ma de vida influirá en la complexión
de un sujeto y, por tanto, sobre sus
facultades racionales.
El buen funcionamiento de la razón
y sus alteraciones estará así condicio­
nado por una serie de factores diversos
que nuestro autor cita de manera dis­
persa a lo largo de su obra, y que acabo
de reunir en estos párrafos.
SALUD Y ENFERMEDAD MENTAL
Ya hemos visto cómo el buen o mal
funcionamiento de la razón tiene unas
bases de carácter biológico en la obra
que estamos analizando y que la sepa­
ración entre el correcto o incorrecto fun­
cionamiento de las facultades raciona­
les es tan pequeña que fácilmente se
puede franquear por influencia de fac­
tores internos o externos. Vamos ahora
a exponer los criterios que sobre salud
y enfermedad mental sostiene HUARTE
DE SAN JUAN en su obra.
Tal como hemos ido viendo, siguiendo
a GALENO, HUARTE DE SAN JUAN mantie­
ne que las funciones racionales tienen
como instrumento último las cualidades
elementales y que de acuerdo con la
manera como estén atemperadas esas
cualidades se tendrán desarrolladas de
forma diferente las facultades raciona­
les. Siempre de acuerdo con la doctrina
de los "temperamentos" creerá HUARTE
que sólo el llamado temperamento "tem­
perado" tendrá todas sus cualidades
elementales totalmente equilibradas,
sin que exista predominio de unas sobre
otras, o tal como nos dice HUARTE:
"Es de saber que de nueve tempera­
mentos que hay en la especie humana,
sólo uno, dice GALENO, que hace al hom­
bre prudentísimo, todo lo que natural­
mente puede alcanzar; en el cual las pri­
meras calidades están en tal peso y me­
dida, que el calor no excede a la frialdad,
ni la humidad a la sequedad, antes se
hallan en tanta igualdad y conformes,
como si realmente no fueran contrarias
ni tuvieran oposición natural" 26.
Este temperamento temperado sería
el más idóneo para el desarrollo de to­
das las funciones racionales, pero ade­
más de poseerlo desde el momento de
su concepción el individuo debería man­
tenerlo invariable a lo largo de su vida,
sin alterarse por acción de los factores
que hemos ido exponiendo, y esto cree
nuestro médico que es prácticamente
imposible:
"Si los hombres fuéramos todos tem­
plados, y viviéramos en regiones tem­
pladas, y usáramos de alimentos tem­
plados, todos -aunque no siempre, pero
la mayor parte- tuviéramos unos mes­
mas conceptos, unos mesmos apetitos y
antojos (... ) Pero viviendo como vivimos
en regiones destempladas y con tantos
desórdenes en el comer y beber, con tan­
tas pasiones y cuidados del ánima, y tan
continuas alteraciones del cielo, no es
posible dejar de estar enfermos, o por lo
menos destemplados" 27.
Los factores externos que están ac­
tuando sobre los hombres de una ma­
nera continua harán que el equilibrio o
templanza de sus cualidades sea in­
26
25
ARQUIOLA,
E.: Ibídem.
27
HUARTE: Ibídem, pág. 288.
Idem. Ibídem, págs. 422-423.
451
R.A. E. N. Vol. VIII. N. 026. 1988
Salud y enfermedad mental en la España moderna: análisis...
sostenible y que, por tanto, la salud
absoluta, yen este caso la salud mental
absoluta, no exista. Se declara HUARTE
así de acuerdo con la opinión que atri­
buye a DEMÓCRITO de que "EI hombre,
desde que nace, es una pura enferme­
dad". Sólo ha habido una persona con
temperamento temperado, y ese fue Je­
sucristo, y cree HUARTE que este mismo
temperamento se puede encontrar en
el Rey. Pero fuera de estas excepciones
todos los demás hombres son destem­
plados y por tanto enfermos. Por ello
cree que, refiriéndose a la salud mental,
no carece de razón la aseveración que
también atribuye a DEMÓCRITO que con­
sidera que "este mundo no era más
que una casa de locos":
"¿Es que no te das cuenta de que todo
el mundo está enfermo? Unos compran
perros; otros caballos. Quieren dominar
a muchos, y no pueden dominarse a sí
mismos. Toman esposa, y poco después
la rechazan. Aman, y luego odian. En­
gendran hijos con gran ardor, y luego
los rechazan cuando son mayores. Esta
tendencia, absurda y vana, ¿es algo dis­
tinto de la locura? Insensibles a la paz,
organizan la guerra civil; quitan reyes,
ponen otros; matan hombres... " 28.
De nuevo salud y enfermedad mental
aparecen descritos como dos estados
entre los cuales no existen límites o
fronteras claramente diferenciados,
puesto que no existen sujetos totalmen­
te sanos al ser todos los hombres des­
templados. Esa destemplanza de las cua­
lidades elementales es la que justificará
las distintas formas de comportamiento
que puede apreciarse:
" ...pasemos aquellos cuatro humores
en mayor cantidad al celebro, de manera
que le inflamen; y veremos mil diferen­
cias de locuras y disparates... ".
Todos estamos de ,alguna manera des­
templados y la salud mental absoluta
no existe, lo que le llevará a HUARTE a
afirmar:
"Y así concluyo, curioso lector, confe­
sando llanamente que yo estoy enfermo
y destemplado, y que tú lo podrás estar
también" 29.
Dando así base y explicación biológica
a la vieja idea cristiana que considera
al mundo como locura ante los ojos de
Dios.
¿Cuándo esta destemplanza relativa
en que todos vivimos se diagnostica
como enfermedad mental? Cuando las
acciones de un sujeto determinado se
conviertan en perjudiciales, afirmará
HUARTE:
"Los médicos, de ninguna señal se
aprovechan tanto para conocer y enten­
der si un hombre está sano o enfermo
como mirarle a las obras que hace. S'¡
éstas son buenas y sanas, es cierto que
tiene salud; si lesas y dañadas, infali­
blemente está enfermo" 30.
No obstante, no siempre están las
cosas tan claras para establecer ese
diagnóstico, ya que en ocasiones queda
enmascarado por su mansedumbre:
"Los que no llegan a tanta enfermedad
parece que están en su juicio y que dicen
y hacen cosas convenientes; pero real­
mente disparan sino que no se hecha de
ver por la mansedumbre con que algunos
proceden" 31.
E incluso en ocasiones en que se diag­
nosticó fácilmente la enfermedad, la
locura lejos de ser una situación de
deterioro del individuo y de perjuicio
social podría ser valorada de manera
positiva coincidiendo con un mejor des­
arrollo de las facultades racionales que
el que presentaba el mismo individuo
en estado de salud. Así cree HUARTE
Idem. Ibídem, pág. 425.
Idem. Ibídem, pág. 421; ROSEN: Ibídem, pá­
gina 126; FOUCAULT: Ibídem, pág. 196.
31
HUARTE: Ibídem, pág. 421.
29
30
28
452
Idem. Ibídem, pág. 422.
R.A.E.N. Vol. VIII. N. o 26. 1988
Salud y enfermedad mental en la España moderna: análisis...
que se manifiesta en un caso de su
propia experiencia en que un paje ma­
níaco, que en estado de salud era tenido
por "mozo de poco ingenio" y que mien­
tras duró su enfermedad:
" ... eran tantas las gracias que decía,
los apodos, las respuestas que daba a lo
que le preguntaban, las trazas que fingía
para gobernar el reino del cual se tenía
por señor, que por maravilla le venían
gentes a oír, y el propio señor jamás se
quitaba de la cabecera rogando a Dios
que no sanase" 32
Por intervención del médico sanó y
el paje lamentó que así hubiera ocurri­
do, ya que al sanar perdió todas sus
gracias y su señor el interés que por él
sentía, de aquí que el propio paje al
agradecerle al médico sus servicios di­
jera:
"Señor doctor, yo os beso las manos
por tan gran merced como me habéis
hecho en haberme vuelto a mi juicio;
pero yo os doy mi palabra a fe de quien
soy, que en alguna manera me pesa de
haber sanado, porque estando en mi lo­
cura vivía en las más altas considera­
ciones del mundo, y me fingía tan gran
señor que no había Rey en la tierra que
no fuese mi feudatario. Y que fuese burla
y mentira, ¿qué importaba, pues gustaba
tanto de ello como si fuera verdad? 33.
Claro ejemplo de "Ia locura de la vana
persecución" que FOUCAULT afirma que
se produjo con frecuencia durante el
período moderno al considerar a la lo­
cura como forma de razón 34.
CONCWSION
HUARTE mantiene que la enfermedad
mental puede ser reducida -de acuer­
do con el mismo razonamiento que se
aplica a las enfermedades corporales­
a la alteración o desequilibrio de los
32
33
34
Idem. Ibídem, pág. 108.
Idem. Ibídem, pág. 109.
FOUCAULT: Ibídem, pág. 64.
humores y cualidades elementales, des­
equilibrio ocasionado por una serie de
factores locales o generales. Como ya
he señalado esta idea tiene su origen
en la medicina griega, tanto en los es­
critos hipocráticos como fundamental­
mente en la obra de GALENO. Acepta,
asimismo, nuestro médico la posibilidad
de actuar desde el exterior, modificando
esos factores, merced al mantenimiento
de una norma de vida y de una alimen­
tación determinada. De esta manera
comparte de nuevo el pensamiento grie­
go que llevará a numerosos médicos a
dictar regímenes y normas de vida a
seguir por quienes quisiesen conservar
su salud física y mental. Esa misma
opinión será la que justifique que ya
desde la Antigüedad clásica se utilicen
determinadas sustancias como media­
ción para curar algunas enfermedades
mentales, entre ellas el eléboro 35.
La locura es así reducida a una alte­
ración de la razón o de las funciones
racionales explicada con argumentos
'plenamente biológicos, en los que se
apoyarán, asimismo, para establecer las
pautas terapéuticas.
Por otra parte considera nuestro autor
que el equilibrio total o la salud absoluta
física o mental no existe, ya que re­
queriría que el hombre viviese en cir­
cunstancias "ideales", es decir, que ade­
más de haber nacido totalmente equi­
librado mantuviese ese equilibrio a lo
largo de toda su vida. Y puesto que esto
no es posible creerá nuestro autor que
no existe la salud mental absoluta, ya
que todos los hombres son destempla­
dos o desequilibrados. Proporciona así
argumentos biológicos para defender,
como ya he dicho, la vieja idea cristiana
de que el mundo es locura a los ojos
de Dios. No es de extrañar que preci­
samente exponga estas ideas en la edi­
ción revisada de su obra, que apareció
en 1594 tras la inclusión de la primera
35
S,MÚN: Ibídem, pág. 270.
453
Salud y enfermedad mental en la España moderna: anáJísis...
edición en los índices del Tribunal In­
quisitorial en 1584 36.
HUARTE, como médico, hereda los pun­
tos de vista que los médicos de la An­
tigüedad clásica habían elaborado. Cree
que existe una explicación biológica so­
bre la alteración de las funciones ra­
cionales, y cree que existe igualmente
una posibilidad de curar y aún de pre­
venir esas alteraciones, cuidando los
diversos factores externos que pueden
alterar la salud. La salud mental estaba
para él condicionada por la armoniosa
situación de las llamadas seis cosas
no naturales (comida y bebida, aire y
ambiente, trabajo y descanso, sueño y
vigilia, excreciones y secreciones y mo­
vimientos del ánimo) que influyen sobre
la constitución de una persona y, por
tanto, sobre sus cualidades racionales
y su salud mental. HUARTE mantenía
así la estrecha dependencia cuerpo­
mente o cuerpo-razón, y la posibilidad
de actuar terapéutica mente sobre ésta
a través de aquél.
¿Cómo diagnosticar la locura? HUARTE
se atreve a explicar la locura, pero no
es tan contundente a la hora de diag­
nosticarla, por la escasa diferencia que,
piensa, existe entre las funciones ra­
cionales normales y alteradas, puesto
que, como ya hemos visto, para él todo
se reducía a un problema de "inten­
sión". No obstante, durante el Mundo
36
Esta idea sobre la locura del mundo fue
frecuente durante el siglo XVI, tal como puede
verse en el FOUCAULT, ibídem, pág. 53.
R.A:E.N. Vol. VIII. N. 026. 1988
Moderno para proceder al internamien­
to de un loco era necesario el informe
de un médico o de un cirujano en el
que se dijese qué facultades mentales
estaban alteradas y en qué grado 37, lo
que nos demuestra que también so­
cialmente la locura se considera una
enfermedad sobre la que debe dicta­
minar el médico.
Sin embargo, nuestro médico, que
ha hecho múltiples disquisiciones teó­
ricas sobre el funcionamiento de la ra­
zón se limitará a apuntar que para el
diagnóstico se basará el médico en la
bondad o maldad de las obras ejecuta­
das. El médico cree conocer y explicar
las alteraciones de la razón, pero el re­
querimiento de un diagnóstico para en­
cerrar al loco parte de la sociedad, bien
sea la familia, los amigos o las propias
autoridades.
Queda también de manifiesto en la
obra de HUARTE que el médico considera
la locura como enfermedad mental, cree
poderla explicar e incluso curar y hasta
prevenir, y será sólo la aplicación de
un criterio moral-la bondad o maldad
de los actos que se ejecuten- lo que
decida si debe o no procederse al en­
cierro.
El poder y el saber del médico queda
así al servicio y a requerimiento de la
propia sociedad, o como decía HUARTE,
al servicio de la República.
37
FOUCAULT:
Ibídem, pág. 199.
Dirección para correspondencia: Unidad de Historia de la Medicina. Departamento de Salud Pública
e Historia de la Ciencia .. Facultad de Medicina. Universidad Complutense. Pabellón 5, 4." planta.
28040 Madrid.
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