Revista Completa - Biblioteca - Universidad Nacional de La Pampa

Anuncio
Universidad Nacional de La Pampa
Rector: CPN Sergio Aldo BAUDINO
Vice-Rector: Mg. Hugo Alfredo ALFONSO
Secretaria Académica: Prof. María Estela TORROBA
Secretaria de
Investigación y Posgrado: Dra. María Silvia DI LISCIA
Secretario de Coordinación
y Planeamiento Institucional: CPN Osvaldo BAUDAUX
Secretaria del Consejo Superior
y Relaciones Institucionales: Prof. María Ester FOLCO
Secretario EconómicoAdministrativo: CPN Osvaldo BONINO
Secretaria de Bienestar
Universitario: Lic. Graciela ALFONSO
Presidente de la EDUNLPam: Ing. Agr. Jorge Eduardo CERVELLINI
Decano: Lic. Sergio Daniel MALUENDRES
Vice-Decana: Prof. Liliana Emilce CAMPAGNO
Secretaria Académica: Prof. Beatriz COSSIO
Secretario Administrativo: CPN Martín USSEI
Secretaria del Consejo Directivo: Prof María Marta DUKART
Secretaria de Ciencia y Técnica: Dra. Marisa ELIZALDE
Directora del ICEII: Mg. María Graciela DI FRANCO
Dirección postal: Miño y Dávila srl
Pje. José M. Giuffra 339
(C1064ADB)
tel-fax: (54 11) 4300-6919
Buenos Aires, Argentina
e-mail producción: [email protected]
e-mail administración: [email protected]
web: www.minoydavila.com
Este volumen impreso reúne las
contribuciones de los números
1 y 2 publicados en línea
es una publicación semestral
del ICEII (Instituto de Ciencias de la Educación para la
Investigación Interdisciplinaria, Facultad de Ciencias
Humanas, Universidad Nacional de La Pampa). La
misma promueve la difusión de investigaciones interdisciplinarias con la finalidad de contextualizar la
problemática educativa, destinada a especialistas,
educadores y estudiantes. Publica trabajos de investigación inéditos, reseñas bibliográficas, noticias
científicas de interés y un espacio destinado al rescate bibliográfico de escritos del Prof. Ricardo Nervi.
Acepta contribuciones adaptadas a las normas editoriales y sin otra restricción que la evaluación positiva
del referato externo.
Edición semestral del Instituto de Ciencias de la
Educación para la Investigación Interdisciplinaria (ICEII)
Coronel Gil 353 - 2º Piso
Santa Rosa, La Pampa, Argentina
Teléfono: 54-2954-451655
Fax: 54-2954-433037
[email protected]
Ilustraciones a cargo de artistas plásticos pampeanos: Dini Calderón, Ruben Schaap, José Florez
Nalé, Lita Beannate, Ramiro Achiary, Ricardo Arcuri,
Ada Bernárdez, Rosario Fernández, Jimena Contreras, Iara García, Raquel Pumilla.
Ilustración de Tapa: “Fragmento”, María José Pérez
Armado interior y diseño de tapa:
Impreso en Gráfica LAF
Monteagudo 741 Pdo. de San Martín,
Prov. de Buenos Aires, Argentina
Registro de Propiedad Intelectual Nº 5003812.
Hecho el depósito que marca la Ley Nº 11723
ha sido evaluada Nivel 1 (Nivel
Superior) por CAICyT CONICET,
e incorporada en: ESBCO Fuente Académica,
LATINDEX, REDALYC, CLASE, HEMEROTECA
VIRTUAL LATINOAMERICANA, CREDI-OEI, IRESIE,
Actualidad Iberoaméricana y LatAm-Studies.
Consejo Editor de la EdUNLPAM
Presidente: ING. Agr. Jorge Cervellini
Dir. de Editorial: Rodolfo Rodriguez
Los artículos firmados y las opiniones vertidas no
representan necesariamente la opinión de la revista y
son de exclusiva responsabilidad de sus autores. Se
permite su reproducción, citando la fuente.
ISSN 0328-9702
ISSN 2313-934X
Directora: María Graciela DI FRANCO
Universidad Nacional de La Pampa, Argentina.
Co-Directora: Graciela Beatriz PASCUAL
Universidad Nacional de La Pampa, Argentina.
Secretaria: Silvia Elizabeth SIDERAC
Universidad Nacional de La Pampa, Argentina.
Comité Editorial: Nydia Margot CAICEDO
Universidad de San Buenaventura, Cali,
Colombia.
Luis PORTA
Universidad Nacional de Mar del Plata,
Argentina.
Cristina NOSEI
Universidad Nacional de La Pampa, Argentina.
Martha ARDILES
Universidad Nacional de Córdoba, Argentina.
Comité de Redacción: Gabriela CAMINOS
Universidad Nacional de La Pampa, Argentina.
Adriana LOZANO
Universidad Nacional de La Pampa, Argentina.
Secretaria de RedacciónTraductora: Celia COLL
Universidad Nacional de La Pampa, Argentina.
Correctora de Estilo: Aurelia GARCÍA
Universidad Nacional de La Pampa, Argentina.
Comité de Referato
Internacional:
Michel LOBROT
Juana Mª SANCHO GIL
Fernando HERNÁNDEZ
Lidia FERNÁNDEZ
Lucia GARAY
Celia CÓRSICO
Roberto FOLLARI
Teresita RIVAS
Olga LOBOS
Elisa LUCARELLI
Alfredo FURLAN
Eduardo REMEDI
Mario de MIGUEL DIAZ
Marta SOUTO
Fancy Inés CASTRO RUBILAR
José CONTRERAS DOMINGO
Ulises MESTRE GOMEZ
Jurjo TORRES SANTOMÉ
Henry GIROUX
Comité de Referato Internacional
DR. MICHEL LOBROT
Profesor Emérito de la Universidad Paris VIII (Vincennes en Saint Dennis). Cátedra: Ciencia de la Educación. Es uno de los creadores de la Pedagogía Institucional. Maestro de Conferencias, posee el Doctorado de Estado. Francia.
[email protected]
DR. MARIO DE MIGUEL DIAZ
Catedrático de Métodos de Investigación en Educación de la Facultad de
Ciencias de la Educación de la Universidad de Oviedo.Ex Decano de la
Facultad de Ciencias de la Educación y Director del Departamento e Instituto de Ciencias de la Educación en dicha universidad.
Aniceto Sela, s/n 33005, Oviedo, España. Tel. (98) 510 32 19 – 20
[email protected]
DR. ROBERTO AGUSTIN FOLLARI
Dr. en Psicología. Profesor titular en Epistemología de las Ciencias Sociales de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Cuyo. Profesor de FLACSO – Argentina y FLACSO – Ecuador.
Bolivar 3317, Bo. SUPE,V. Hipódromo (5547), Mendoza, Argentina. Tel.
540261 4270821.
[email protected]
PROF. MARIA CELIA AGUDO DE CORSICO
Profesora en Filosofía y Ciencias de la Educación. Potsgrados en las Universidades de Londres y Chicago. Miembro de la Academia Nacional de la
Educación. Profesora Extraordinaria en la Universidad de La Plata.
Calle 44 Nº 560, La Plata, Argentina. Tel.: 0221 – 437612.
[email protected]
PROF. LIC. TERESITA RIVAS
Lic. En Ciencias de la Educacion. Especialista en Metodologia de la Investigacion en Educación. Profesora Asociada efectiva de “Practica de la
Enseñanza” en la FCH. UNRC. Investigadora Categoría II.
Buenos Aires 275. Río Cuarto (5800). Universidad Nacional de Río Cuarto.
Agencia Postal 3. (5800) Río Cuarto, Córdoba, Argentina.
Tel/ fax: 0358 – 4676285.
[email protected]
DRA. MARTA SOUTO
Doctora en Ciencias de la Educación. Profesora Titular Regular Cátedra
Didáctica II. Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Buenos Aires. Directora de la Maestría y de la carrera de Especialización en
Formación de Formadores, F.F. y L., U.B.A.
Bosch 915. Vicente López (1638), Pcia. de Buenos Aires, Argentina.
Tel: 4791-1629.
[email protected]
DR. ALFREDO FURLAN
Doctor en Ciencias de la Educación. Profesor de la Escuela Nacional de
Estudios Profesionales Iztacala, de la Universidad Nacional Autónoma
de México. México.
[email protected]
LIC. LIDIA FERNANDEZ
Prof. y Lic. En Ciencias de la Educación: Profesora Titular del Area Ciencias de la Educación de la UBA. Investigadora categoría I. Directora del
Programa Instituciones Educativas con sede en el Instituto de Ciencias
de la Educación, FFyL, UBA, Argentina.
Puan 478. piso 4. box 428. IICE. Te. fax: 0054 – 11 – 4831 – 7761
[email protected]
ESP. LUCIA GARAY
Master of Arts, Socióloga. Universidad de Essex, Inglaterra. Especialización en Planeamiento de la Educación. UNESCO. Profesora Titular de
Psicosociología de los grupos e Instituciones Educativas de la Escuela de
Educación de la Universidad Nacional de Córdoba.
Cabo Contreras 506. Córdoba (5001) Argentina. Tel./fax (051) 472-1509.
[email protected]
LIC. OLGA HAYDEE LOBOS
Lic. en Psicopedagogía. Ex Profesora Titular Exclusiva de la Facultad de
Filosofia, Humanidades y Artes e investigadora del Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación UNSJ.
Libertad 100. Rivadavia. (5400) San Juan, Argentina. Tel.: 0264 – 231903
[email protected]
DR. JOSE CONTRERAS DOMINGO:
Licenciado en Pedagogía y Diplomado en Magisterio por la Universidad
Complutense de Madrid. Doctor en Ciencias de la Educación por la Universidad de Málaga. Profesor de Didáctica en Formación de Profesorado(1983-1992) Universidad de Málaga; (1992-continúa) Universidad de
Barcelona, España.
[email protected]
DRA. JUANA MARIA SANCHO GIL
Doctora en Ciencias de la Educación (Psicología). Master (M.A.) en Educación en áreas urbanas de la Universidad de Londres. Catedrática en
el Departamento de Didáctica y Organización Educativa de la Universidad de Barcelona.
P. Valle Hebron, 171 08035 Barcelona, España. Tel.: +34934035052. Fax:
+34934035014
[email protected]
DR. FERNANDO HERNANDEZ Y HERNANDEZ
Dr. en Psicología. Profesor de la Unidad de Ciencias Sociales y de Educación del Departamento de Dibujo de la Universidad de Barcelona.
Pau Gargallo 4. 08028. Barcelona, España. Tel.: (93) 333 34 66 ext. 3725
[email protected]
DRA. ELISA LUCARELLI
Doctora en Ciencias de la Educación de la Universidad de Buenos Aires.
Profesora Regular Cátedra “Didáctica del nivel superior”. Facultad de Filosofía y Letras –UBA Directora de las Carrera de Especialización y Maestría
en Docencia Universitaria. UNNE.1999-2003. 2004-2006. Investigadora
Categoría I en el Programa de Incentivos.
Blanco Encalada 5058, 5º piso, Dto. “30” (1431) – Buenos Aires, Argentina. Tel.: 4432-0606 (int. 119)/Fax 4523-2950; 4432-0606.
[email protected]
MGTER. FANCY INES CASTRO RUBILAR
Lic. en Educación. Magíster en Educación con Mencionen Gestión Educacional. Profesora Jornada completa del Dpto. de Ciencias de la Educación
y Humanidades de la Universidad del Bío-Bío.
Coliseo 325, Villa Los Héroes, Chillan. Chile
[email protected] / [email protected]
DR. ULISES MESTRE GOMEZ
Doctor en Ciencias Pedagógicas. Licenciado en Educación en la Especialidad de Física. Profesor Auxiliar. Director de la Cátedra de Estudios
Didácticos del Centro Universitario de Las Tunas. Cuba. Apartado Postal
72. Las Tunas, 75100, Cuba.
[email protected] / [email protected]
Dr. VICENTE EDUARDO REMEDI ALLIONI
Doctor en Ciencias con Especialidad en Investigaciones Educativas. Investigador CINVESTAV 3-C. Integra el Centro de Investigación y Estudios
Avanzados (CINVESTAV) del Instituto Politécnico Nacional, Departamento
de Investigaciones Educativas (DIE) de México.
Calzada Tenorios 236. Colonia Granjas Coapa (CP 14330) Distrito Federal, México.
[email protected]
DR. JURJO TORRES SANTOME
Catedrático de la Universidad de Didáctica y Organización Escolar. Director del Departamento de Pedagogía y Didáctica. Facultad de Ciencias de
la Educación Universidad de Coruña-España
Facultad de Ciéncias da Educación. Campus de Elviña, s/n
15071 - A Coruña, España. Tel. 679290083
E-mail: [email protected]
http://www.udc.es/dep/pdce/Jurjo/CV_Jurjo.htm
http://www.jurjotorres.com/
HENRY GIROUX
Dr. Profesor de la Cátedra Tel Global Television Network Chair in English
and Cultural Studies en McMaster University.
Chester New Hall, Room 229, 1280 Main Street West, Hamilton,
Ontario, Canada L8S 4L9
http://henryagiroux.com / [email protected]
ÍNDICE
EDITORIAL
Educación democrática, escuelas y formación de profesores
por María Graciela DI FRANCO
9
ARTÍCULOS
La Pedagogía crítica en tiempos oscuros
Critical Pedagogy in dark times
por Henry GIROUX
13
Creando educación democrática en tiempos neoliberales y neoconservadores
Creating democratic education in neoliberal and neoconservative times
por Michael W. APPLE
27
Adaptándose a nuevas formas de enseñanza dentro del programa Aprender en Profundidad
Adapting to new forms of teaching in the Learning in Depth program
por Kieran EGAN y Gillian JUDSON
36
¿Qué es una educación de calidad?
What is high quality education?
por Ovide MENIN
47
Pensando la tarea de investigar
On thinking about how to do research
por Cristina NOSEI
51
Partir de historias académicas para resignificar y planificar propuestas de enseñanza en la formación docente
Using academic stories in teacher training: a new way to plan and give meaning to teaching proposals
por Jorge Luis OLIVARES y Tamara MORALES
58
Escrituras insoportables y libros-experiencia. Consideraciones acerca del ensayo en la transmisión
Unbearable writings and experience-books. Considerations about essay in transmission
por Adriana BARRIONUEVO
66
Sujeto pedagógico y vínculo educativo en el ámbito de la escuela especial
Pedagogic subject and educational bond in the context of the special school
por Silvia Graciela CASTRO y Marcela Beatriz FERRARI
74
Educación Ambiental y legislación educativa en Argentina. Hacia un estado de la cuestión
Environmental Education and educational legislation Towards a state of the matter
por Lucía M. CONDENANZA y Silvina CORDERO
86
El Campo de la Práctica en la universidad: noticias de un caso
The Practices Area at the University: news about a case
por Graciela DI FRANCO, Norma DI FRANCO, Silvia SIDERAC
95
ENTREVISTA
La Educación como una cuestión de clase. Entrevista al especialista/autor Peter McLaren
102
REENCUENTRO
Memorias de un normalista pampeano
por Juan Ricardo NERVI
114
HISTORIAS VIVIDAS
Escuela activa en un pueblo de provincia. Testimonio de una experiencia
por Ovide MENIN
118
ACTIVIDADES
125
RESEÑAS
127
Normas para la presentación de artículos en Praxis Educativa
130
“Los pájaros perdidos”, hierro reciclado y soldado
Rubén Schaap
EDITORIAL
Educación democrática, escuelas
y formación de profesores
María Graciela DI FRANCO
P
raxis Educativa nace con la convicción de
poder pensar posibilidades de mejora de la
educación en contextos complejos, reales y empobrecidos, en especial posibilidades para generar transformaciones con los docentes “corazón
y cerebro de cualquier cambio educativo que se
espere” (Praxis Educativa Nº 1).
Este eje fundacional se ha fortalecido con cada
reflexión, discusión y crítica ofrecida por investigaciones propias, nacionales, internacionales. En
las últimas editoriales hemos analizado a la formación docente asumida como cuestión de estado
en la inclusión de la Ley de Educación Nacional,
la formación en la universidad, la que tenemos y
la que queremos construir; el análisis de los nuevos planes de estudio y el Campo de la Práctica
como una construcción profesional compartida,
herramienta política y epistemológica en el cambio de la formación.
La necesidad de cambiar la formación de los
profesores urge frente a la desigualdad y exclusión
social. Es fundamental que las escuelas puedan
ofrecer mayores oportunidades de aprender aquellos saberes necesarios para integrarse plenamente
en la sociedad, a partir de una educación que trabaje por la igualdad de posiciones (Dubet, 2011).
La escuela, por ende, debería activar el ejercicio de
una ciudadanía que se entienda como una construcción democrática autónoma. En esta línea de
pensamiento se encuentran los aportes de Henry
Giroux, Michael Apple, Peter McLaren, articulando la educación con los procesos de construcción
de ciudadanía. Para ello es imprescindible pensar
que la escuela no configura un espacio neutro, sino
que asume una praxis política en un ámbito priISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
vilegiado de deliberación pública y construcción
de ciudadanía para trabajar por transformaciones
sociales que tienen a los sujetos como partícipes
activos y no meros espectadores.
Pedagogía crítica revolucionaria
y el compromiso con los oprimidos
McLaren nos ayuda en la reflexión de cómo
los escritos marxistas ayudan en el análisis de la
actual crisis del capitalismo. Este análisis lo lleva
adelante buscando entender las tendencias educativas a nivel mundial, como parte de la formación de clase capitalista transnacional y del estado
capitalista transnacional, y trabajar en ampliar el
alcance de la pedagogía crítica hacia la formación
de un movimiento social, movimiento que denomina pedagogía crítica revolucionaria. Trabaja en
el área de lucha anti-capitalista y en el terreno de
la epistemología, educando en contra del colonialismo del poder y tratando de crear un enfoque
pluriversal en torno a los saberes indigenistas, a
través de una crítica de la producción del conocimiento eurocéntrico y a través del trabajo con
grupos subalternos quienes han sido víctimas del
imperialismo estadounidense. Propone dar cuenta desde allí del complejo entrecruzamiento de
jerarquías o heterarquías de género, raza, sexo y
clase dentro de los procesos globales geopolíticos, geo-culturales y geo-económicos del sistema
mundo moderno/colonial.
Analiza la educación pública y los últimos intentos de reforma en la globalización neo liberal
con ejes en la privatización y la desregulación. Ad-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 9-11
9
EDITORIAL
vierte así que a las escuelas ya no se
preocupan por cultivar ciudadanos
democráticos para el estado sino que
ayudan al estado nación a servir a las
corporaciones trasnacionales. En este
contexto estamos entrenando a nuestros estudiantes para que se conviertan en ciudadanos consumidores y no
en ciudadanos democráticos. Puesto
el futuro hacia esa finalidad podemos
anticipar el destino de la enseñanza
pública. Invita a sostener un énfasis
renovado en la lucha contra la pobreza como un medio para crear más
igualdad, para crear mayor igualdad
de oportunidad educativa.
Lo que motoriza el cambio es el
compromiso con los oprimidos y nos
invita a sostener:
“Una pedagogía verdaderamente transformadora toma las experiencias de los estudiantes seriamente, y las desafía sin quitar la voz o entidad
del estudiante, y se lleva adelante con el propósito general de transformar el mundo con el
fin de hacerlo menos opresivo, menos explotador” (McLaren 2013: 90).
Los profesores como intelectuales
públicos, la pedagogía crítica como
proyecto de democracia en rebelión
y esperanza educada
Henry Giroux nos invita a pensar que en todo
el mundo las fuerzas del capitalismo depredador,
van por el camino de desmantelar los beneficios
sociales garantizados históricamente y otorgados por el estado benefactor. A medida que las
mentalidades y moralidades de mercado van aumentando van desapareciendo las instituciones
democráticas y las esferas públicas. Allí radica
una cuestión fundamental de peso para que los
educadores y otros aborden cuestiones sociales
importantes y defiendan la educación pública y
superior como esferas públicas democráticas necesitan un nuevo lenguaje político y pedagógico
para abordar los cambiantes contextos y cuestiones y desarrollar formas de pedagogía crítica
capaces de desafiar al neoliberalismo y a otras
tradiciones antidemocráticas. Comparte sus pre-
10
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 9-11
“El vacío y yo”, grabado
Dini Calderón
ocupaciones pedagógicas respecto a la responsabilidad de los docentes como intelectuales públicos y la pedagogía crítica como proyecto de
democracia insurrecta, en rebelión que convierta la promesa de la democracia en una cuestión
de urgencia concreta. Finalmente entiende a la
pedagogía como una forma de resistencia y esperanza educada –que es la base para dignificar
nuestra labor como intelectuales–.
Alienta a la crítica y a la posibilidad.
“Uno de los desafíos más serios que enfrentan docentes, artistas, periodistas, escritores y
otros trabajadores de la cultura es el desarrollo
de un discurso tanto de crítica como de posibilidad. Esto implica desarrollar discursos y
prácticas pedagógicas que vinculen la lectura
de la palabra con la lectura del mundo, y se
debería hacer de modos que aumenten las capacidades de los jóvenes como agentes críticos
y ciudadanos comprometidos. Al abrazar este
proyecto, los educadores y otros agentes sociales necesitan trabajar bajo condiciones que
les permitan manifestarse en contra de las injusticias económicas, políticas y sociales tanto
dentro como fuera de las escuelas. Al mismo
tiempo, deberían intentar crear las condiciones que brinden a los estudiantes la oportunidad de convertirse en ciudadanos críticos
y comprometidos con conocimiento y coraje
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
EDITORIAL
para luchar, con el propósito de hacer que la
desolación y el cinismo no sean convincentes
y la esperanza resulte práctica. En esta instancia la esperanza es educativa (…) es la precondición para proporcionar esos lenguajes y valores que señalan el camino a un mundo más
democrático y justo” (Giroux, 2013: 25).
Escuelas críticamente democráticas
Apple nos ofrece pensar acerca de que educación democrática y para ello nos señala que la
democracia es en realidad un concepto discutido. Está en el centro de todas las luchas y debemos reconocer que la educación democrática no
es sólo sobre las escuelas, también acerca de qué
clase de sociedad queremos y qué clase de políticas nos ayudarán a conseguirla. Sólo con una
mirada política que conecte las teorías y los enfoques educacionales críticos con los modos reales en los que pueden y están presentes en aulas y
otros sitios educativos reales tendremos reformas
democráticas duraderas en las escuelas.
Nos comparte la difícil pregunta ¿Puede la
educación cambiar a la sociedad? analizando el
rol de las escuelas dentro de la economía, en las
luchas culturales, en la formación de identidades activistas entre las personas oprimidas. La
producción de identidades también incluye la re-
flexión acerca comprender las relaciones de autoridad en la que se forman los estudiantes, las
valoraciones los iguales y diferentes; los valores
con los que actuamos o no, en quiénes creemos
que somos y en quién creemos que nos podemos
convertir. Constituyen mecanismos claves para
determinar lo que socialmente se valora como
“conocimiento legítimo” y lo que es considerado como meramente “popular”, lo que otorgará
estatus a algunos grupos y silenciará a otros. De
este modo las escuelas también se encuentran en
el centro de las luchas por el reconocimiento de
raza / etnicidad, clase, género, sexualidad, capacidades, religión y otras importantes dinámicas
de poder.
Ofrece la experiencia en la ciudad de Porto
Alegre en Brasil como ejemplo de escuela como
espacio para la acción política y educativa, para
dar cuenta de la del activista / académico crítico
en educación haciendo públicos los éxitos que
pueden desafiar al poder.
En el contexto de análisis en este capitalismo
depredador nos urge pensar una pedagogía crítica y el compromiso con los oprimidos que active una formación responsable de los profesores
como intelectuales públicos con coraje para generar espacios de resistencia en escuelas cada vez
más democráticas.
Este proyecto político moviliza nuestra tarea
cada día.
“Memoria del agua”, grabado
Dini Calderón
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 9-11
11
ARTÍCULOS
“Unicornio de plata”, hierro reciclado y soldado
Rubén Schaap
La Pedagogía crítica en tiempos oscuros
Henry GIROUX*
Detalle obra sin título
Dini Calderón
Resumen
Critical Pedagogy in dark times
En todo el mundo, las fuerzas del neoliberalismo, o lo que podría denominarse
la última fase del capitalismo depredador, van por el camino de desmantelar
los beneficios sociales garantizados históricamente y otorgados por el estado benefactor. Esta es una razón de peso para
que los educadores y otros aborden cuestiones sociales importantes y defiendan
la educación pública y superior como
esferas públicas democráticas; necesitan
un nuevo lenguaje político y pedagógico
para abordar los cambiantes contextos y
cuestiones y desarrollar formas de pedagogía crítica capaces de desafiar al neoliberalismo y a otras tradiciones antidemocráticas. Se abordan en este artículo la
noción de los docentes como intelectuales públicos, la pedagogía y el proyecto
de democracia en rebelión, la pedagogía
y la política de la responsabilidad, y finalmente la pedagogía como una forma de
resistencia y esperanza educada. La esperanza educada es la base para dignificar
nuestra labor como intelectuales; ofrece
el conocimiento crítico ligado a un cambio social democrático, está arraigada en
responsabilidades compartidas y permite a docentes y estudiantes reconocer la
ambivalencia y la incertidumbre como
dimensiones fundamentales del aprendizaje. Esta esperanza ofrece la posibilidad
de pensar más allá de lo dado – y deja
abierto un terreno pedagógico en el cual
docentes y estudiantes pueden comprometerse en la crítica, el diálogo y una lucha por la justicia social.
Abstract
Across the globe, the forces of neoliberalism, or what might be called the latest
stage of predatory capitalism, are on the
march dismantling the historically guaranteed social provisions provided by the
welfare state. This is all the more reason
for educators and others to address important social issues and to defend public
and higher education as democratic public spheres; educators need a new political
and pedagogical language for addressing
the changing contexts and issues developing forms of critical pedagogy capable of
challenging neoliberalism and other antidemocratic traditions. This paper presents
the notion of teachers as public intellectuals, pedagogy and the project of insurrectional democracy, pedagogy and the
politics of responsibility, and finally, pedagogy as a form of resistance and educated
hope. Educated hope provides the basis
for dignifying our labor as intellectuals;
it offers up critical knowledge linked to
democratic social change, it is rooted in
shared responsibilities, and allows teachers and students to recognize ambivalence
and uncertainty as fundamental dimensions of learning. Such hope offers the
possibility of thinking beyond the given—and lays open a pedagogical terrain
in which teachers and students can engage in critique, dialogue, and a struggle
for social justice.
Palabras clave: pedagogía crítica, democracia, responsabilidad, esperanza educada.
Key words: critical pedagogy, democracy,
responsibility, educated hope.
Introducción
(*) Global Television Network Chair. English and Cultural Studies,
McMaster University, Chester New Hall,
Room 229, 1280 Main Street
West Hamilton, Ontario, Canada
L8S 4L9
Columnist for Truthout.org
Phone: 905 525 9140, Ext. 26551
Fax: 905-777-8316
Web site: http://henryagiroux.com/
Regular contributor: www.truthout.org
[email protected]
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
E
n todo el mundo, las fuerzas del neoliberalismo, o lo que podría
denominarse la última fase del capitalismo depredador, van
por el camino de desmantelar los beneficios sociales garantizados
históricamente y otorgados por el estado benefactor, definiendo
a la obtención de ganancias como la esencia de la democracia,
incrementando el rol del dinero corporativo en la política, desatando una guerra contra los gremios, expandiendo el estado de
seguridad militar, promoviendo el aumento de desigualdades en
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp.
pp.13-26
9-11
13
Henry GIROUX
Sin título, grabado
Dini Calderón
riqueza e ingresos, fomentando la erosión de las
libertades civiles, y debilitando la fe pública en
las instituciones que definen la democracia1. A
medida que las mentalidades y moralidades de
mercado imponen restricciones en todos los aspectos de la sociedad, las instituciones democráticas y las esferas públicas se van reduciendo, o
bien desapareciendo completamente. A medida
que estas instituciones desaparecen –desde las
escuelas públicas hasta los centros de salud– se
produce también una seria erosión de los discursos de comunidad, justicia, igualdad, valores
públicos, y bien común.
Cada vez más, se vive en sociedades que se
basan en el vocabulario de ‘elección’ y en una
negación de la realidad –una negación de la desigualdad masiva, las disparidades sociales, la concentración irresponsable de poder en relativamente pocas manos, y un creciente mecanismo
de muerte social y cultura de la crueldad2. En
tanto el poder se torna global y es removido de
las políticas locales y nacionales, una clase irresponsable de corredores de bolsa corporativos ultra-ricos define a más y más individuos y grupos
como descartables, innecesarios e irrelevantes. En
consecuencia, hay un creciente número de gente, especialmente jóvenes, que habita con mayor
frecuencia zonas de dificultades, sufrimiento y
exclusión terminal.
Esta es una razón de peso para que los educadores y otros aborden cuestiones sociales importantes y defiendan la educación pública y superior como esferas públicas democráticas. Vivimos
en un mundo en el cual todo se ha privatizado,
transformado en espacios espectaculares de consumo, y que se encuentra sujeto a las vicisitu-
14
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 13-26
des del estado de seguridad militar3. Una de las
consecuencias es la aparición de lo que el extinto
Tony Judt denominó una “sociedad eviscerada”
–una sociedad a la que se le ha arrancado la gruesa trama de obligaciones mutuas y responsabilidades sociales que se pueden hallar en cualquier
democracia viable4. Esta cruda realidad ha sido
denominada una “socialidad fallida” –un fracaso en el poder de la imaginación cívica, voluntad
política y democracia abierta5. Es también parte
de una política que despoja de lo social a cualquier ideal democrático. El guión ideológico resulta ahora familiar: no existe el bien común; los
valores de mercado se convierten en el patrón
para darle forma a todos los aspectos de la sociedad; el individuo libre y poseedor de bienes no
tiene obligaciones más allá de su propio interés; el
fundamentalismo de mercado supera los valores
democráticos; el gobierno, y particularmente el
estado benefactor, son los mayores enemigos de
la libertad; los intereses privados niegan los valores públicos; el consumismo se convierte en la
única obligación de la ciudadanía; la ley y el orden constituyen el nuevo lenguaje para movilizar
temores compartidos, más que responsabilidades
compartidas y la guerra se torna el principio de
organización más abarcativo para el desarrollo de
la sociedad y de la economía6.
Dada la actual crisis, los educadores necesitan un nuevo lenguaje político y pedagógico para
abordar los cambiantes contextos y cuestiones
que enfrenta un mundo en el cual el capital se
vale de una convergencia de recursos sin precedentes –financieros, culturales, políticos, económicos, científicos, militares, y tecnológicos– para
ejercer formas de control poderosas y diversas. Si
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
La Pedagogía crítica en tiempos oscuros
los educadores, entre otros, desean contrarrestar
la acrecentada habilidad del capitalismo global
para separar la esfera tradicional de la política
del ahora poder transnacional, resulta de crucial importancia desarrollar enfoques educativos
que rechacen el desmoronamiento de la distinción entre las libertades de mercado y las libertades civiles, una economía de mercado y una sociedad de mercado. Esto sugiere el desarrollo de
formas de pedagogía crítica capaces de desafiar
al neoliberalismo y a otras tradiciones antidemocráticas incluyendo la creciente criminalización
de los problemas sociales tales como la falta de
hogar, al mismo tiempo que restablecen un proyecto democrático radical que provee las bases
para imaginar una vida más allá del mundo de
los sueños del capitalismo. En esas circunstancias, la educación se convierte más que en una
evaluación con altos niveles de exigencia y sistemas de premios, en una obsesión por los esquemas de responsabilidad, la cultura de las auditorías, las políticas de tolerancia cero, y un sitio en
el que simplemente se entrena a los estudiantes
para convertirse en mano de obra. Lo que está en
riesgo aquí es el reconocer el poder de la educación para crear la cultura formadora, necesaria
tanto para desafiar las múltiples amenazas puestas en marcha contra la idea misma de justicia y
democracia, como al mismo tiempo para luchar
por esas esferas públicas, ideales, valores y cursos
de acción que ofrecen modos de identidad, relaciones sociales y políticas alternativas.
Tanto en los discursos conservadores como
en los progresistas, la pedagogía es a menudo tratada como un conjunto de estrategias y habilidades para usar con el objetivo de enseñar temas especificados con anterioridad. En este contexto, la
pedagogía se torna sinónimo de enseñanza como
técnica o práctica de una habilidad similar a un
arte. Cualquier noción posible de pedagogía crítica debe rechazar esta definición y sus infinitas
y serviles imitaciones, aún cuando se presenten
como parte de un discurso o proyecto radical.
En oposición a la reducción instrumental de la
pedagogía a un método –que no posee lenguaje
alguno para relacionar el yo con la vida pública,
la responsabilidad social o las demandas de la
ciudadanía– la pedagogía crítica ilumina las relaciones entre conocimiento, autoridad y poder7.
Por ejemplo, plantea preguntas acerca de quién
tiene control sobre las condiciones en las que se
produce el conocimiento. ¿Se encuentra la producción del conocimiento y de los currículos en
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
manos de docentes, compañías productoras de libros de texto, intereses corporativos, u otras fuerzas? Fundamental en cualquier noción posible
sobre qué hace que una pedagogía sea crítica es,
en parte, el reconocimiento de que la pedagogía
es siempre un intento deliberado por parte de
los educadores de influenciar cómo y qué conocimientos y subjetividades se producen dentro
de conjuntos particulares de relaciones sociales.
En este caso, se llama la atención a las formas en
las que se producen el conocimiento, el poder, el
deseo y la experiencia bajo condiciones específicas básicas de aprendizaje, y al hacerlo se rechaza la noción de que la enseñanza es meramente
un método o algo que nada tiene que ver con
cuestiones de valores, normas y poder. Este enfoque a la pedagogía crítica no reduce la práctica
educativa al dominio de las metodologías, sino
que enfatiza, en cambio, la importancia de comprender lo que realmente ocurre en las aulas y en
otros contextos educativos a través de preguntas
tales como ¿cuál es la relación existente entre el
aprendizaje y el cambio social?, ¿qué tipo de conocimiento tiene más valor?, ¿qué significa saber
algo?, y ¿en qué dirección debería uno desear?
Por supuesto, el lenguaje de la pedagogía crítica
hace algo más. La pedagogía crítica trata simultáneamente acerca del conocimiento y las prácticas con las que los docentes y los estudiantes
podrían involucrarse conjuntamente, y los valores, las relaciones sociales y las posturas que tales
prácticas legitiman. La pedagogía es una práctica
moral y política que siempre se halla implícita en
las relaciones de poder porque ofrece versiones y
visiones particulares de la vida cívica, la comunidad, el futuro, y el modo en que podríamos
construir representaciones de nosotros mismos,
de los otros, y de nuestro medioambiente físico
y social. Como observara mi extinto colega Roger Simon, la pedagogía es una introducción a,
preparación para, y legitimación de, formas de
vida social particulares, y siempre presupone una
visión del futuro. Aunque, además, también representa una versión de nuestros propios sueños
acerca de nosotros mismos, de nuestros hijos y de
nuestras comunidades. Ahora bien, tales sueños
nunca son neutrales; siempre son los sueños de
alguien y hasta el punto en que están implicados
en organizar el futuro para otros siempre poseen
una dimensión moral y política. En lo que a esto
se refiere, cualquier discusión sobre pedagogía
debe comenzar con una discusión sobre la práctica educativa como un modo particular en el que
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 13-26
15
Henry GIROUX
un sentido de identidad, lugar, valía, y por sobre
todo valor, se halla informado por prácticas que
organizan el conocimiento y el significado8. Ocupa un lugar central en mi argumento la hipótesis de que la política no es sólo sobre poder sino
que también, como señala Cornelius Castoriadis,
está relacionada con juicios políticos y elecciones de valores9, lo cual indica que cuestiones de
educación cívica y pedagogía crítica (aprender
cómo convertirse en un ciudadano habilidoso)
son centrales respecto de la lucha acerca de la entidad política y la democracia. En esta instancia
la pedagogía crítica enfatiza la reflexión crítica,
generando un puente entre aprendizaje y vida
diaria, comprendiendo el vínculo entre poder y
conocimiento difícil, y extendiendo derechos e
identidades democráticas a través del uso de recursos de la historia. No obstante, entre muchos
educadores y teóricos sociales, existe un rechazo generalizado a reconocer que esta forma de
educación no sólo ocurre en las escuelas, sino
que también forma parte de lo que puede denominarse la naturaleza educativa de la cultura. Es
decir, existe una gama de instituciones culturales
que se extiende desde los medios de comunicación principales hasta las nuevas culturas de las
pantallas digitales, que participan en lo que he
denominado formas de pedagogía pública, las
cuales son fundamentales para expandir y posibilitar la entidad política y cívica, o bien para
eliminarlas.
La expansión de la pedagogía crítica como un
modo de pedagogía pública sugiere la producción
de modos de conocimiento y de prácticas sociales en una variedad de sitios que no sólo confirman pensamientos opuestos, disenso y trabajo
cultural, sino que también ofrecen oportunidades
para movilizar instancias de ira y acción colectiva. Esta movilización se opone a las desigualdades materiales evidentes y a la creencia cínica
cada vez mayor de que la cultura actual de inversión y finanzas hace imposible abordar muchos
de los grandes problemas sociales que enfrentan
los Estados Unidos, Canadá, América Latina, y el
mundo en general. Lo que es aún más importante, tal trabajo apunta al vínculo entre educación
cívica, pedagogía crítica, y modos de entidad política en oposición, que son cruciales para crear
una política que promueva valores democráticos,
relaciones, autonomía y cambio social. Indicios
de este tipo de política ya son evidentes en los
varios enfoques desarrollados por el movimiento
‘Ocupa’ en los Estados Unidos, el movimiento estudiantil en Chile, conjuntamente con estrategias
pedagógicas desarrolladas por los manifestantes
de Québec. En palabras de Rachel Donadio, estos
jóvenes manifestantes plantean: ¿Qué le ocurre a
la democracia cuando los bancos se tornan más
poderosos que las instituciones políticas?10 ¿Qué
tipo de sociedad permite que las injusticias económicas y la desigualdad masiva se desenfrenen
en una sociedad, permitiendo cortes drásticos en
educación y en servicios públicos? ¿Qué significa
que los estudiantes no sólo enfrenten el aumento de las matrículas sino deudas financieras de
por vida mientras los gobiernos en Canadá, Chile y los Estados Unidos gastan trillones en armas
mortales y guerras innecesarias? ¿Qué clase de
educación se necesita tanto dentro como fuera
de las escuelas para reconocer el surgimiento de
varias fuerzas económicas, políticas, culturales y
sociales que apunten a la disolución de la democracia y la posible aparición de una nueva clase
de estado autoritario?
Sin título, grabado
Dini Calderón
16
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 13-26
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
La Pedagogía crítica en tiempos oscuros
Más que considerar a la enseñanza como una
práctica técnica, en el sentido crítico más amplio,
la pedagogía se fundamenta en el supuesto de
que el aprendizaje no implica procesar el conocimiento recibido sino transformarlo, como parte
de una lucha más extensa para lograr derechos individuales y justicia social. El desafío fundamental al que se enfrentan los educadores dentro del
período actual de neoliberalismo, militarismo y
fundamentalismo religioso es brindar las condiciones para que los estudiantes puedan abordar
la forma en que el conocimiento se relaciona con
el poder tanto de la autodefinición como de la
entidad social. En parte, esto sugiere proporcionar a los estudiantes las habilidades, ideas, valores y autoridad necesaria para que ellos puedan
alimentar una democracia sustancial, reconocer
formas de poder antidemocrático, y luchar contra injusticias profundamente arraigadas en una
sociedad y en un mundo construidos sobre desigualdades económicas, raciales y de género sistémicas. Quiero considerar estas cuestiones refiriéndome a varias preocupaciones pedagógicas,
incluyendo la noción de los docentes como intelectuales públicos, la pedagogía y el proyecto de
democracia en rebelión, la pedagogía y la política de la responsabilidad, y finalmente la pedagogía como una forma de resistencia y esperanza educada.
La responsabilidad de los docentes
como intelectuales públicos
En la era de la privatización irresponsable, el
individualismo sin control, la cultura mediática,
el consumismo ilimitado, y una evasión masiva
de responsabilidad moral, se hace cada vez más
difícil reconocer que los educadores y otros trabajadores culturales tienen una responsabilidad
enorme para hacer frente a las actuales amenazas hacia el planeta y la vida cotidiana, al intentar
revivir la cultura política democrática. Al carecer de un enfoque o proyecto político conscientemente democrático, los docentes a menudo se
ven reducidos al rol de técnicos o funcionarios
involucrados en rituales formales, despreocupados de los problemas inquietantes y urgentes que
confronta la sociedad en general o de las consecuencias de sus prácticas pedagógicas y tareas de
investigación. En oposición a este modelo, con
sus afirmaciones y presunciones de neutralidad
política, yo sostengo que los docentes y los académicos deberían combinar los roles mutuamente
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
interdependientes de educador crítico y ciudadano activo. Esto requiere encontrar formas de
relacionar la práctica de la enseñanza en el aula
con las operaciones de poder en la sociedad en
general y proporcionar las condiciones para que
los estudiantes se vean a sí mismos como agentes críticos capaces de hacer, que quienes ejercen autoridad y poder se sientan responsables
de sus acciones. El rol de una educación crítica
no es entrenar a los estudiantes solamente para
trabajar, sino además educarlos para cuestionar
críticamente las instituciones, las políticas y los
valores que dan forma a sus vidas, las relaciones
con los demás y una infinidad de vínculos con el
mundo en general.
Creo que Stuart Hall está en lo cierto aquí
cuando insiste que los educadores también tienen
la responsabilidad de brindar a los estudiantes
conocimiento crítico que tiene que estar por delante del conocimiento tradicional: tiene que ser
mejor que cualquier cosa que pueda producir el
conocimiento tradicional, porque sólo las ideas
serias van a sobresalir11. Al mismo tiempo insiste
en la necesidad de que los educadores realmente se comprometan, desafíen y aprendan todo lo
mejor que se encuentra encerrado en otras tradiciones, en especial aquellos apegados a los paradigmas académicos tradicionales12. También
es importante recordar que la educación como
forma de esperanza educada no implica simplemente fomentar una consciencia crítica sino además, como ha dicho Zygmunt Bauman, enseñar
a los estudiantes a asumir la responsabilidad de
sus responsabilidades, ya sean personales, políticas o globales. Se debe concientizar a los estudiantes acerca de las fuerzas ideológicas y estructurales que promueven el sufrimiento humano
innecesario y a la vez hay que reconocer que se
necesita más que concientización para resolver
estas cuestiones.
Esta es una pedagogía en la cual los educadores no temen a las controversias ni al deseo
de establecer relaciones que de otro modo están ocultas, y tampoco temen dejar en claro el
vínculo entre los problemas privados y los problemas sociales más amplios. Una de las tareas
más importantes para los educadores comprometidos con la pedagogía crítica consiste en enseñar
a los estudiantes de qué modo traducir cuestiones
privadas en consideraciones públicas. Un aspecto de la desaparición de la democracia dinámica y el correspondiente empobrecimiento de la
vida política se puede encontrar en la crecien-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 13-26
17
Henry GIROUX
te incapacidad de la sociedad para convertir las
cuestiones privadas en públicas, para trasladar los
problemas privados a cuestiones sociales. Como
lo público colapsa en lo personal, lo personal se
convierte en la única política que existe, la única política con un referente tangible o valencia
emocional13. En tales circunstancias, el lenguaje
de lo social es devaluado o ignorado, ya que la
vida pública a menudo se reduce a una forma de
patología o déficit (como en las escuelas públicas, el transporte público, el bienestar público) y
todos los sueños del futuro se modelan cada vez
más en torno a necesidades narcisistas, privatizadas y auto indulgentes de la cultura consumista y los dictados del presunto mercado libre. De
manera similar todos los problemas, sin tener en
cuenta si son estructurales o causados por fuerzas sociales más amplias, se atribuyen, en la actualidad, a falencias individuales, cuestiones de
carácter o ignorancia individual. En este caso, la
pobreza se vuelve una cuestión de haraganería,
elección y carácter débil.
Pedagogía crítica como proyecto
de democracia insurrecta
En oposición a los puntos de vista cada vez
más dominantes de la educación y la pedagogía,
quiero apoyar una pedagogía transformadora
–enraizada en lo que podría denominarse un
proyecto de democracia renaciente e insurrecta– una pedagogía que implacablemente cuestione el tipo de trabajo, las prácticas, y las formas de
producción que se representan en la educación
pública y superior. El concepto del proyecto, en
este sentido, da testimonio del reconocimiento
que cualquier práctica pedagógica presupone alguna noción de futuro, prioriza algunas formas
de identificación sobre otras, defiende modos selectivos de relaciones sociales y valora algunos
modos de conocimiento sobre otros (pensemos
por ejemplo, cómo las Facultades de Economía
y Negocios gozan de una alta estima mientras
que las de Educación son menospreciadas y en
algunos casos hasta son objeto de desprecio). Al
mismo tiempo, este tipo de pedagogía no ofrece
garantías por más que reconoce que su propia
posición se fundamenta en modos de autoridad,
valores y consideraciones éticas que deben ser
constantemente debatidos por las formas en que
abren y cierran relaciones, valores e identidades
democráticas.
18
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 13-26
Un proyecto así debería ser relacional y contextual, así como también auto reflexivo y teóricamente riguroso. Por relacional quiero decir
que la crisis actual de la educación se debe entender en relación al ataque más general que se
libra contra todos los aspectos de la vida pública democrática. Al mismo tiempo, cualquier entendimiento crítico de esas fuerzas más amplias
que dan forma a la educación pública y superior
también debe ser suplementado prestando atención a la naturaleza histórica y condicional de la
pedagogía misma. Esto sugiere que la pedagogía
nunca puede ser tratada como un conjunto fijo
de principios y prácticas que se pueden aplicar
indiscriminadamente en una variedad de sitios
pedagógicos. La pedagogía no es una receta que
se puede imponer en todas las aulas. Por el contrario, siempre se debe definir en contexto, permitiéndole responder específicamente a las condiciones, formaciones y problemas que surgen en
los distintos sitios en los cuales tiene lugar la educación. Un proyecto de este tipo sugiere reorientar la pedagogía como un proyecto indeterminado, abierto a revisiones constantes, y en diálogo
permanente con sus propios supuestos.
Desde el punto de vista ético, los educadores necesitan lanzar una mirada crítica a esos conocimientos áulicos y relaciones sociales que los
definen a través de una pureza conceptual y una
inocencia política que oculta el hecho de que la
presunta neutralidad sobre la que se apoyan ya
está basada en elecciones éticas y políticas. La
educación neutral y objetiva es un oxímoron. No
existe fuera de las relaciones de poder, los valores y la política. La ética en el frente pedagógico demanda una apertura hacia el otro, una disposición a entablar una “política de posibilidad”
mediante un compromiso crítico continuo con
textos, imágenes, eventos y otros registros de significado, mientras estos se transforman en prácticas pedagógicas tanto dentro como fuera del
aula14. La pedagogía nunca es inocente y si se la
va a entender y a problematizar como una forma
de trabajo académico, los educadores tienen la
oportunidad no sólo de cuestionar críticamente
y registrar su propia participación subjetiva respecto de cómo y qué enseñan, sino también de
resistir todas las convocatorias a despolitizar la
pedagogía a través de llamamientos a la objetividad científica o bien al dogmatismo ideológico. Esto sugiere la necesidad de que los educadores reconsideren el bagaje cultural y político
que traen a cada encuentro educativo; también
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
La Pedagogía crítica en tiempos oscuros
Sin título, grabado
Dini Calderón
resalta la necesidad de hacer que los educadores
sean ética y políticamente responsables de las historias que producen, las afirmaciones que hacen
sobre la memoria pública, y las imágenes del futuro que consideran legítimas. Por consiguiente,
para cualquier noción posible de pedagogía crítica, la necesidad de que los educadores críticos
estén atentos a las dimensiones éticas de su propia práctica resulta algo crucial.
La Pedagogía crítica y la promesa
de una futura democracia
Como un acto de intervención, la pedagogía
crítica necesita estar apoyada en un proyecto que
no sólo problematice su propia localización, los
mecanismos de transmisión y los efectos, sino
que también funcione como parte de un proyecto más amplio para ayudar a los estudiantes a
pensar críticamente acerca de cómo los acuerdos sociales, políticos y económicos existentes se
podrían adaptar de mejor manera para abordar
la promesa de una democracia radical como un
objetivo anticipado más que mesiánico. El extinto Jacques Derrida sugirió que la función social
de los intelectuales así como también cualquier
noción posible de educación debería estar basada en una política dinámica que convierta la
promesa de la democracia en una cuestión de
urgencia concreta. Para Derrida, hacer visible
una “democracia”, la que vendrá como opuesta
a la que se presenta en su nombre, ofrece un referente, tanto para criticar en todo lugar lo que
se exhibe como una democracia –el estado corriente de toda la así denominada democracia–
como para evaluar críticamente las condiciones
y posibilidades de transformación democrática15.
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
En esta instancia, una pedagogía transformadora,
articulada mediante un proyecto de democracia
radical, resiste la creciente despolitización de la
ciudadanía, ofrece un lenguaje para desafiar a la
política de ajuste, y rechaza la definición de educación mediante la lógica de la privatización, la
transformación en producto, el dogma religioso,
y la racionalidad instrumental. Tal pedagogía rehúsa definir a los ciudadanos simplemente como
sujetos consumistas, y se opone activamente a la
idea de la enseñanza como una práctica determinada por el mercado y al aprendizaje como
una forma de entrenamiento. Entendida como
una forma de esperanza educada, la pedagogía
en este sentido no es un antídoto para la política,
un anhelo nostálgico de tiempos mejores, o para
algunos una “alternativa futura inconcebible”. En
cambio, constituye un “intento por encontrar un
puente entre el presente y el futuro en esas fuerzas del presente que potencialmente son capaces
de transformarlo”16. A diferencia de las formas de
educación y pedagogía dominantes que simplemente reinventan el futuro en aras de un presente en el cual se desprecian los principios éticos y
la esencia de la democracia se reduce a los imperativos del resultado final, la pedagogía crítica
intenta provocar a los estudiantes a reflexionar,
analizar, involucrarse en el diálogo crítico, abordar cuestiones sociales importantes y cultivar una
serie de capacidades que les permitan ir más allá
del mundo que ya conocen, sin insistir en ese
mundo atrapado en círculos de certezas, rigidez
y ortodoxia. Lo que los educadores deberían desafiar en la coyuntura histórica actual es el intento
por parte de los neoliberales de definir a la democracia exclusivamente como una responsabilidad, o bien de debilitar sus ideales sustanciales
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 13-26
19
Henry GIROUX
al reducirla a los imperativos y las libertades del
mercado. Esto requiere que los educadores consideren la importancia política y pedagógica de
luchar por el significado y la definición de democracia y sitúen este tipo de debate dentro de una
noción amplia de derechos humanos, cláusulas
sociales, libertades civiles, equidad y justicia económica. Lo que se debe desafiar a toda costa es la
idea propagada por los gurúes neoliberales como
Ayn Rand y Milton Friedman y cada vez más dominante que plantea que el desenfrenado individualismo, el interés por uno mismo, y el egoísmo
son los valores supremos para modelar la entidad humana, que obtener ganancias es la práctica
más importante en una democracia, y que acumular bienes materiales es la esencia de la buena vida. Este tipo de pedagogía tiene un enorme
poder para enseñar a los estudiantes acerca de la
manera de influenciar a quiénes ya poseen poder e inspirar y movilizar a los que no lo tienen.
Lo primordial es que la pedagogía crítica debería
brindar las condiciones para que los estudiantes
logren entender cuál es su propio poder, dominen las mejores historias y legados disponibles
de la educación, aprendan a pensar de manera
crítica y estén deseosos de hacerse responsables
de la autoridad. No obstante, una vez más, cambiar de actitud no es suficiente. Los estudiantes
también deberían ser instados a ejercer una forma inusitada de responsabilidad civil como ciudadanos comprometidos que quieren luchar por
la justicia social, económica y política.
La defensa de la educación pública y superior
como esferas democráticas vitales es necesaria
para desarrollar y nutrir el equilibrio apropiado
entre los valores públicos y el poder comercial,
entre las identidades fundadas en principios democráticos y las identidades impregnadas por
formas de individualismo competitivo y egoísta
que celebran el egocentrismo, los fines de lucro
y la avaricia. Los educadores también deben reconsiderar los roles críticos que podrían adoptar
dentro de la educación pública y superior para
oponerse a esos enfoques a la enseñanza que corporativizan, privatizan y burocratizan el proceso
de enseñanza. Una pedagogía crítica, en parte,
debería estar basada en la hipótesis que los educadores resisten enérgicamente cualquier tentativa de deshabilitarlos, debilitar su rol de formadores de estructuras gobernantes, y definirlos
simplemente como emprendedores. En cambio,
los educadores podrían redefinir sus roles como
intelectuales públicos comprometidos, capaces
20
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 13-26
de enseñar a los estudiantes el lenguaje de la crítica y de la posibilidad como precondición para
la entidad social. Este tipo de redefinición de
propósito, significado y política sugiere que los
educadores interroguen de manera crítica el vínculo fundamental entre lo que conocemos y de
qué manera actuamos, el vínculo entre las prácticas pedagógicas y las consecuencias sociales, y
la compleja relación entre autoridad y responsabilidad civil. También significa eliminar esas
formas de gobierno corporativas en las escuelas
públicas y la educación superior que reducen a
los docentes al estatus de empleados y técnicos, y
con respecto a la educación superior, a una clase
subalterna de trabajadores de medio tiempo, con
poco poder, pocos beneficios y excesivas cargas
de enseñanza.
Lo que queda claro en este clima actual de
capitalismo de casinos es que la corporatización
de la educación funciona para cancelar la enseñanza de valores, impulsos y prácticas democráticas de una sociedad civil ya sea devaluándolas o
absorbiéndolas dentro de la lógica del mercado.
Los educadores necesitan un lenguaje crítico para
abordar estos desafíos de la educación pública y
superior. Pero también necesitan unirse a otros
grupos fuera de las esferas de la educación pública y superior para crear grandes movimientos
sociales nacionales e internacionales que compartan el anhelo de defender la educación como
valor cívico y bien público y de comprometerse
en una lucha más amplia para profundizar los
imperativos de la vida pública democrática. La
calidad de la reforma educativa se puede medir,
en parte, por medio del calibre del discurso público referente al rol que juega la educación en
promover, no la agenda dirigida por el mercado
de intereses corporativos, sino los imperativos de
la entidad crítica, la justicia social y una democracia operativa.
Los educadores pueden resaltar el carácter
performativo de la educación como un acto de
intervención en el mundo, que se mueva de cuestiones simples de crítica y entendimiento. La pedagogía no es simplemente sobre la competencia o la enseñanza de conocimiento, habilidades
y valores a los jóvenes, también está relacionada con la posibilidad de interpretación como un
acto de intervención en el mundo. Desde esta
perspectiva, la pedagogía crítica destaca las diversas condiciones bajo las que se producen las
nociones de autoridad, conocimiento, valores y
las distintas posiciones como sujeto, e interactúa
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
La Pedagogía crítica en tiempos oscuros
dentro de relaciones desiguales de poder [algunos
niños tienen piletas de natación olímpicas, mientras que otros tienen que soportar agujeros en los
techos de las aulas]; problematizando también
los roles con carga ideológica y a menudo contradictorios y las funciones sociales que los educadores asumen dentro del aula [como policía,
educador, vendedor, etc.]. La pedagogía, desde
esta perspectiva, también resalta las condiciones
laborales necesarias para la autonomía docente,
la cooperación, las condiciones de trabajo dignas,
y las relaciones de poder necesarias para ofrecer a
docentes y estudiantes la capacidad de reorganizar el poder de manera productiva –formas que
apuntan al auto-desarrollo, autodeterminación
y entidad social.
La pedagogía crítica y la cuestión
de la autoridad
En oposición a algunas distorsiones del trabajo de Paulo Freire –con quien trabajé por más
de 17 años– la pedagogía crítica es más que una
conversación entre estudiantes y docentes y no
debería sugerir que los docentes renuncien a su
autoridad. Por el contrario, es precisamente reconocer que la enseñanza es siempre directiva – es
decir, un acto de intervención inextricablemente mediado por formas particulares de autoridad
que los docentes pueden ofrecer a los estudiantes –para cualquier uso que ellos quieran hacer
de ellas– una variedad de herramientas analíticas, tradiciones históricas diversas y un amplio
espectro de conocimiento. Esta es una forma de
autoridad que abre la posibilidad del diálogo, intercambio, y reconsideración mientras que se rehúsa a caer en la pedagogía de las opiniones, las
articulaciones de la experiencia no crítica y otras
formas de intercambio carentes de sentido crítico. Esto está muy lejos de sugerir que la pedagogía crítica se define a si misma ya sea dentro
del alcance de un modo engreído de autoridad
o completamente apartada de cualquier sentido
de compromiso en absoluto [Florida prohibió la
interpretación de la historia – sólo se presentan
los hechos].
Los educadores deben deliberar, tomar decisiones y tomar posiciones, y al hacerlo reconocer
que la autoridad es la condición propia del trabajo intelectual y de las intervenciones pedagógicas.16 La autoridad, desde esta perspectiva, no
está simplemente del lado de la opresión, sino
que se usa para intervenir y moldear el espacio
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
de la enseñanza y del aprendizaje para brindar
a los estudiantes una variedad de posibilidades
para desafiar los postulados sociales basados en
el sentido común, y para analizar los límites entre
sus propias vidas diarias y las formaciones sociales más amplias que ejercen presión sobre ellos.
La autoridad, en el mejor de los casos, se torna
tanto un referente para legitimar un compromiso
con una visión particular de la pedagogía como
un referente crítico para algún tipo de autocrítica. Requiere la consideración de cómo funciona
la autoridad dentro de relaciones específicas de
poder respecto de su propia promesa de ofrecer a
los estudiantes un espacio público donde puedan
aprender, debatir, y comprometerse con las tradiciones críticas, con el objeto de imaginar algo
que pueda ser diferente y desarrollar discursos
que son cruciales para defender las instituciones
sociales vitales como un bien público. Aquí se
cuestiona una práctica pedagógica que debería
ofrecer las condiciones para que los estudiantes
aprendan a narrarse a sí mismos y para que los
docentes se conviertan en alumnos atentos a las
historias, conocimiento y experiencias que los
estudiantes traen al aula y a cualquier otra esfera
de aprendizaje. Mientras se puede entender a la
pedagogía con carácter performativo, como un
hecho donde muchas cosas pueden ocurrir al servicio del aprendizaje, es crucial abordar la importancia de las relaciones áulicas democráticas que
estimulan el diálogo, la deliberación y el poder de
los estudiantes para generar preguntas.
Además, tales relaciones sugieren el uso de
la autoridad de manera reflexiva para brindar las
condiciones en las que los estudiantes puedan
ejercitar el rigor intelectual, la competencia teórica y el juicio informado. Así, los estudiantes
pueden pensar de manera crítica acerca del conocimiento que adquieren y lo que significa actuar
sobre la base de ese conocimiento para acrecentar
su sentido de entidad como parte de un proyecto
mayor a fin de incrementar tanto el “alcance de
sus libertades” como las “operaciones de la democracia”17. Lo que los estudiantes aprenden y cómo
aprenden debería intensificar lo que significa experimentar la democracia desde una posición de
posibilidad, afirmación y compromiso crítico. En
parte, esto sugiere que los educadores desarrollen
prácticas pedagógicas que abran el terreno de lo
político a la vez que simultáneamente estimulen
a los estudiantes a “pensar mejor acerca de cómo
los acuerdos podrían ser de otra manera”18. En
el mejor de los casos, la pedagogía crítica debe-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 13-26
21
Henry GIROUX
ría ser interdisciplinaria, contextual, entablar las
complejas relaciones entre poder y conocimiento,
abordar críticamente las numerosas restricciones
institucionales a las que está sujeta la enseñanza,
y concentrarse en la forma en que los estudiantes
pueden comprometerse con los imperativos de la
ciudadanía crítica y la responsabilidad civil. La
pedagogía crítica debe ser auto-reflexiva respecto de sus objetivos y prácticas, consciente de su
proyecto en curso de transformación democrática, pero abiertamente comprometida con una
política que no ofrece ningún tipo de garantía.
No obstante, rechazar el dogmatismo no sugiere
que los educadores desciendan al pluralismo del
laissez-faire o a un llamado al uso de metodologías diseñadas para “enseñar los conflictos”. Por
el contrario, sugiere que los educadores ofrezcan a los estudiantes diversas oportunidades para
comprender y experimentar el modo en que la
política, el poder, el compromiso, y la responsabilidad funcionan sobre y a través de ellos tanto
dentro como fuera de las escuelas. En esta instancia, la pedagogía crítica debería permitir a los
estudiantes aprender cómo gobernar más que ser
gobernados.
Cómo dar sentido a la pedagogía para
convertirla en crítica y transformadora
Cualquier análisis de la pedagogía crítica debe
abordar la importancia que juegan los afectos y
las emociones en la formación de la identidad
individual y la entidad social. Cualquier enfoque posible a la pedagogía crítica sugiere considerar, seriamente, esos mapas de significado,
cargas afectivas, y deseos subyacentes que per-
mitan a los estudiantes relacionar sus propias vidas y experiencias diarias con lo que aprenden.
La pedagogía en este sentido se torna más que
una mera transferencia del conocimiento recibido, una inscripción de una identidad unificada
y estática, o una metodología rígida; esta presupone que los estudiantes están incentivados por
sus pasiones y motivados, en parte, por las cargas afectivas que trasladan al proceso de aprendizaje. Aquí es importante notar que cualquier
noción posible de pedagogía crítica debe hacer
que el conocimiento sea significativo para convertirlo en crítico y transformador. Esto sugiere
relacionar lo que se enseña con una variedad de
experiencias e identificaciones que los estudiantes traen a la clase.
Una vez que los estudiantes ven el vínculo
entre lo que se enseña y las experiencias diarias
que viven, es posible ir más allá de esas experiencias diarias que se dan por sentado y que informan la vida cotidiana, y ahondar más profunda y críticamente en “una comprensión crítica
del valor de los sentimientos, las emociones, y el
deseo como parte del proceso de aprendizaje”19.
Las ideologías no son sólo una constelación de
ideas, estereotipos, y modos de sentido común;
también representan formas específicas de conocimiento y creencias arraigadas en fuertes cargas
emocionales. Es necesario comprender, analizar,
y de-construir este tipo de vinculaciones, a menudo no ya como una forma de conocimiento
incomprensible, sino como un rechazo activo a
saber y el rechazo a reconocer lo implicado que
uno puede estar en este tipo de vinculaciones20.
Si los estudiantes deben ir más allá de la cuestión de la comprensión hacia un compromiso con
Sin título, grabado
Dini Calderón
22
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 13-26
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
La Pedagogía crítica en tiempos oscuros
las más profundas cargas afectivas que los hacen
cómplices de ideologías opresivas, se deben posicionar para abordar y formular estrategias de
transformación mediante las cuales se puedan
articular sus creencias individualizadas y sus cargas afectivas con discursos públicos más amplios
que extienden los imperativos de la vida pública
democrática. En esta instancia, una pedagogía
perturbadora comprometería las identidades de
los estudiantes, sus identificaciones y sus resistencias desde perspectivas ventajosas inesperadas,
y articularía el modo en que se conectan a relaciones materiales de poder existentes [Dificultad
para hablar sobre Disney de manera crítica con
los estudiantes]. Aquí está en riesgo no sólo una
práctica pedagógica que evoca de qué manera se
producen, despliegan y recuerdan el conocimiento, las identificaciones y las posiciones subjetivas,
sino también de qué forma tal conocimiento se
puede borrar de la memoria, en particular porque sirve para hacerse cómplice de relaciones de
poder existentes.
Conclusión
A comienzos del siglo XXI, las nociones de
lo social y de lo público no están desapareciendo
sino que más bien que están siendo reconstruidas en circunstancias en las que en los foros públicos para debates serios, incluyendo en estos a
la educación pública, se la erosiona. Lo público,
en la actualidad, es considerado como una patología del mismo modo que las responsabilidades
compartidas están siendo reemplazadas por miedos compartidos. Dentro de la lógica en curso del
neoliberalismo, la enseñanza y el aprendizaje se
eliminan del discurso de la democracia y la cultura cívica –definida como un derecho puramente
privado más que un bien público. Divorciada de
los imperativos de una sociedad democrática, la
pedagogía es reducida a una cuestión de gusto,
evaluación, elección individual, enseñanza doméstica y entrenamiento laboral. La pedagogía
como un modo de atestiguar un compromiso público en el que los estudiantes aprenden a estar
atentos y ser responsables de las memorias, sufrimientos y narrativas de otros desaparece dentro de esta noción de aprendizaje guiado por el
mercado. La pedagogía corporativa adormece la
mente y el alma, acentuando modos represivos
de aprendizaje que promueven el ganar a toda
costa, aprendiendo el modo de no cuestionar a
la autoridad, y menospreciando la ardua labor de
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
aprender cómo ser un sujeto pensante, crítico, y
atento a las relaciones de poder que moldean la
vida diaria y el mundo más amplio. Dado que el
aprendizaje se privatiza, se despolitiza y se reduce
a enseñar a los estudiantes cómo ser buenos consumidores, cualquier noción posible de lo social,
los valores públicos, la ciudadanía y la democracia, se marchita y muere.
La mayor amenaza para los jóvenes no proviene de estándares más bajos, ausencia de estrategias de elección privatizadas o falta de pruebas
de evaluación rígidas. Por el contrario, proviene
de sociedades que se niegan a considerar a los
niños como una inversión social, que relegan a
millones de niños a la pobreza, que reducen el
aprendizaje crítico a programas masivos de evaluaciones mecánicas, que promueven políticas
que eliminan los servicios de salud y públicos
más cruciales, y que definen la masculinidad a
través del degradante elogio a la cultura del arma,
los deportes extremos y los espectáculos de violencia que impregnan las industrias mediáticas
controladas por las corporaciones. Los estudiantes no están en riesgo debido a la ausencia de
incentivos de mercado en las escuelas, están en
riesgo porque se le está quitando a la educación
financiamiento público, que se entrega a los intereses corporativos, y se la devalúa como bien
público. Los niños y los jóvenes están acosados
tanto en la educación pública como en la superior porque demasiadas de estas instituciones se
han convertido en áreas de reproducción para
el comercio, el racismo, la intolerancia social, el
sexismo, la homofobia, y el consumismo, animadas por el discurso de derecha de los comentaristas y educadores conservadores y los medios de
comunicación abúlicos prevalecientes.
Como elemento central de una política cultural abarcativa, la pedagogía crítica, en sus diversas formas, cuando está unida al proyecto de
democratización en curso, puede brindar oportunidades para que los educadores y otros trabajadores de la cultura redefinan y transformen los
vínculos entre lenguaje, deseo, significado, vida
cotidiana y relaciones materiales de poder como
parte de un movimiento social más amplio para
reclamar la promesa y las posibilidades de una
vida pública democrática. La pedagogía crítica
resulta peligrosa para muchos educadores y para
otros también, porque proporciona las capacidades intelectuales y las normas éticas para que los
estudiantes se hagan responsables del poder, luchen contra la pobreza, la destrucción ecológi-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 13-26
23
Henry GIROUX
Sin título, grabado
Dini Calderón
ca, la tergiversación de la historia y el desmantelamiento del estado social, pero también porque
contiene el potencial para inculcar en los estudiantes un profundo deseo de aprender acerca
de historias marginalizadas, luchas, modos de
conocimiento y una democracia real basada en
relaciones de igualdad y libertad21. ¿De qué otro
modo podríamos explicar la prohibición de los
estudios étnicos en las clases de las escuelas públicas en Tucson, Arizona?
¿Qué rol deberían jugar los docentes de las
escuelas públicas como intelectuales públicos teniendo en cuenta los venenosos ataques desatados contra las escuelas públicas por las fuerzas
del neoliberalismo? En el sentido más inmediato, pueden alzar sus voces colectivas contra la
influencia de las corporaciones que están inundando las sociedades con una cultura de guerra,
consumismo, comercio y privatización. Pueden
mostrar de qué modo esta cultura de crueldad
y violencia consumista es sólo una parte de una
cultura militarizada más extensa y global de la
guerra, la industria armamentista y una ética
darwiniana de la supervivencia del más fuerte
que cada vez más desconecta a las escuelas de los
valores públicos, el bien común y la propia democracia. Pueden reunir todos sus recursos intelectuales y colectivos para criticar y desmantelar
la imposición de pruebas de alto rendimiento y
otros modos de medir responsabilidad en las escuelas, determinados por el aspecto comercial.
Pueden movilizar a los jóvenes y a otros a defender la educación como un bien público abogando
por políticas que inviertan en escuelas más que
en el complejo militar-industrial y sus masivas y
costosas armas letales [Canadá quiere comprar
a los Estados Unidos una cantidad de aviones
24
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 13-26
F35 por un valor de 6.39 billones de dólares cada
uno]. Pueden educar a los jóvenes y a un público más amplio para luchar en contra de enviar
policías a las escuelas, diseñar escuelas como si
fueran prisiones e implementar políticas de tolerancia cero que castigan mayormente a los niños
de las minorías pobres.
En lugar de invertir en escuelas, en la niñez,
en la atención sanitaria, en trabajo para los jóvenes y en muchas infraestructuras muy necesarias, las sociedades neoliberales celebran el militarismo, la hiper-masculinidad, la competencia
extrema, y una ética de la supervivencia del más
fuerte al mismo tiempo que desaprueban cualquier forma de vínculos compartidos, dependencia y compasión por los demás. Los defensores
del neoliberalismo eliminaron las condiciones sociales, destruyeron los programas de jubilaciones,
eliminaron los beneficios sanitarios, permitieron
que la desigualdad se expandiera, todo con el objeto de salvaguardar y expandir las ventajas de los
ricos y poderosos. Del mismo modo en que los
vínculos sociales y las instituciones que los apoyan desaparecen de estas sociedades, también lo
hacen las culturas formadoras que hacen posible
la educación cívica, la alfabetización crítica y las
culturas del cuestionamiento. Demasiados sistemas escolares operan dentro de aparatos disciplinarios que convierten a la educación en una
extensión del complejo industrial-carcelario o la
cultura del mega-centro comercial. Cuando no
son arrestados por la violación de reglas triviales,
los estudiantes están sujetos a muros, autobuses y
baños que se convierten en propagandas gigantes para productos de consumo. Cada vez más,
hasta los curricula son organizados para reflejar
el sonido de la caja registradora, promocionan-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
La Pedagogía crítica en tiempos oscuros
“Sin título”, grabado
Dini Calderón
do productos atrayentes para los estudiantes y
promoviendo los intereses de las corporaciones
que elogian los combustibles fósiles, las bebidas
con azúcar, y una visión del mundo tipo Disney.
Los centros estudiantiles universitarios replican
el diseño de los centros comerciales, con un interminable conjunto de promotores que intentan
vender tarjetas de crédito a una generación que ya
está sumergida en deudas. La atomización, fragmentación, maltrato y aislamiento componen el
daño colateral impuesto a demasiados jóvenes
en nuestras escuelas por las reformas educativas
neoliberales.
Uno de los desafíos más serios que enfrentan
docentes, artistas, periodistas, escritores y otros
trabajadores de la cultura es el desarrollo de un
discurso tanto de crítica como de posibilidad.
Esto implica desarrollar discursos y prácticas
pedagógicas que vinculen la lectura de la palabra con la lectura del mundo, y se debería hacer
de modos que aumenten las capacidades de los
jóvenes como agentes críticos y ciudadanos comprometidos. Al abrazar este proyecto, los educadores y otros agentes sociales necesitan trabajar
bajo condiciones que les permitan manifestarse
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
en contra de las injusticias económicas, políticas y sociales tanto dentro como fuera
de las escuelas. Al mismo tiempo, deberían
intentar crear las condiciones que brinden
a los estudiantes la oportunidad de convertirse en ciudadanos críticos y comprometidos con conocimiento y coraje para luchar,
con el propósito de hacer que la desolación y el cinismo no sean convincentes y
la esperanza resulte práctica. En esta instancia la esperanza es educativa, apartada
de la fantasía del idealismo no consciente
de las restricciones que enfrentan el sueño
de una sociedad democrática. La esperanza educada no es un llamado a pasar por
alto las condiciones difíciles que determinan tanto las escuelas como el orden social
más amplio. Por el contrario, es la precondición para proporcionar esos lenguajes y
valores que señalan el camino a un mundo
más democrático y justo. Como lo planteó Judith Butler, existe más esperanza en
el mundo cuando podemos cuestionar los
postulados de sentido común y creer que
lo que sabemos se relaciona directamente
con nuestra habilidad para ayudar a cambiar el mundo que nos rodea, aunque esté
lejos de la única condición necesaria para
tal cambio22.
La esperanza educada es la base para dignificar nuestra labor como intelectuales; ofrece el
conocimiento crítico ligado a un cambio social
democrático, está arraigada en responsabilidades compartidas y permite a docentes y estudiantes reconocer la ambivalencia y la incertidumbre
como dimensiones fundamentales del aprendizaje. Esta esperanza ofrece la posibilidad de pensar más allá de lo dado –y deja abierto un terreno pedagógico en el cual docentes y estudiantes
pueden comprometerse en la crítica, el diálogo
y una lucha por la justicia final abierto. Difícil
como esta tarea puede parecer a los educadores,
si no a un público mayor, es una lucha que vale
la pena llevar a cabo.
Para terminar quiero insistir en que la democracia empieza a fracasar y la vida política se
empobrece en ausencia de esas esferas públicas
esenciales como la educación pública y superior
en las que los valores civiles, las becas de estudios públicos y el compromiso social permiten
una comprensión más imaginativa de un futuro
que toma con seriedad las demandas de justicia,
equidad y coraje cívico. La democracia debería
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 13-26
25
Henry GIROUX
ser una forma de pensar acerca de la educación,
una forma que tenga éxito en vincular equidad
a excelencia, aprendizaje a ética, y entidad a los
imperativos de responsabilidad social y bien público23. Podemos vivir en tiempos oscuros, pero
el futuro todavía está abierto. Es tiempo de desarrollar un lenguaje político en el cual los valores
civiles, la responsabilidad social, y las instituciones que los apoyan se vuelvan centrales para revitalizar y fortificar una nueva era de imaginación
cívica, un sentido renovado de entidad social y
una voluntad política apasionada.
8
9
10
11
12
13
Notas
Traducido por Graciela Obert. Revisión de traducción:
Maria Graciela Eliggi. Servicio de Traducción de la Facultad de Ciencias Humanas-UNLPam-2013.
1 Ver, por ejemplo, David Harvey, The New Imperialism, (New York: Oxford University Press, 2003); David
Harvey, A Brief History of Neoliberalism (Oxford: Oxford University Press, 2005); Wendy Brown, Edgework
(Princeton: Princeton University Press, 2005); Henry A.
Giroux, Against the Terror of Neoliberalism (Boulder:
Paradigm Publishers, 2008); Manfred B. Steger and Ravi
K. Roy, Neoliberalism: A Very Short Introduction, (Oxford University Press, 2010),
2 Ver, por ejemplo, sobre el levantamiento del estado racista (racist punishing state), Michelle Alexander, The New
Jim Crow: Mass Incarceration in the Age of Colorblindness (New York: The New Press, 2010); sobre los costos severos de la desigualdad masiva, Joseph E. Stiglitz,
The Price of Inequality: How Today Divided Society Endangers Our Future (New York: Norton, 2012); sobre el
cambio de las escuelas públicas en prisiones, ver Annette
Fuentes, Lockdown High: When the Schoolhouse Becomes a Jailhouse (New York: Verso, 2011).
3. Citado en Michael L. Silk and David L. Andrews. (Re)
Presenting Baltimore: Place, Policy, Politics, and Cultural Pedagogy. Review of Education, Pedagogy, and Cultural Studies 33 (2011), p. 436.
4 Terry Eagleton, Reappraisals: What is the worth of
social democracy? Harper’s Magazine, (October
2010), p. 78.online at: http://www.harpers.org/archive/2010/10/0083150
5 Alex Honneth, Pathologies of Reason (New York: Columbia University Press, 2009), p. 188.
6 Para un análisis excelente de formas contemporáneas
de neoliberalismo, Stuart Hall, The Neo-Liberal Revolution,. Cultural Studies, Vol. 25, No. 6, (November 2011,
pp. 705-728; ver también David Harvey, A Brief History of Neoliberalism (Oxford: Oxford University Press,
2005); Henry A. Giroux, Against the Terror of Neoliberalism (Boulder: Paradigm Publishers, 2008).
7 Para ejemplos de esta tradición, ver Maria Nikolakaki, ed.
Critical Pedagogy in the Dark Ages: Challenges and Pos-
14
*
26
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 13-26
15
16
17
18
19
20
21
22
23
24
sibilities (New York: Peter Lang, 2012); Henry A. Giroux,
On Critical Pedagogy (New York: Continuum, 2011).
Roger Simon, Empowerment as a Pedagogy of Possibility,. Language Arts 64:4 (April 1987), p. 372.
Cornelius Castoriadis, Institutions and Autonomy. In
Peter Osborne(Ed). A Critical Sense (New York: Routledge, 1996), p. 8.
Rachel Donadio, The Failing State of Greece. New York
Times (February 26, 2012), p. 8.
Greig de Peuter, Universities, Intellectuals and Multitudes:
An Interview with Stuart Hall, in Mark Cote, Richard J. F.
Day, and Greig de Peuter, eds. Utopian Pedagogy: Radical
Experiments Against Neoliberal Globalization (Toronto:
University of Toronto Press, 2007), p. 113-114.
De Peuter, Ibid. P. 117.
Jean Comaroff and John L. Comaroff, Millennial Capitalism: First Thoughts on a Second Coming. Public Culture
12, no. 2 (Duke University Press, 2000), pp. 305-306.
Para una brillante discussion de la ética y la deconstrucción política ver Thomas Keenan, Fables of Responsibility: Aberrations and Predicaments in Ethics and Politics
(Stanford: Stanford University Press, 1997), p. 2.
Jacques Derrida, “Intellectual Courage: An Interview,”
Trans. Peter Krapp, Culture Machine Vol. 2 (2000), p. 9.
Terry Eagleton, The Idea of Culture (Malden, MA: Basil
Blackwell, 2000), p.22.
Esta expresión proviene de John Michael, Anxious Intellects:
Academic Professionals, Public Intellectuals, and Enlightenment Values (Durham: Duke University Press, 2000), p. 2.
Cornel West, “The New Cultural Politics of Difference,”
in Russell Fergusen, Martha Geever, Trinh T Minhha, and Cornel West, eds. Out There (Cambridge: MIT
Press, 1991), p. 35.
Jodi Dean, “the interface of Political Theory and Cultural Studies,” in Jodi Dean, ed. Cultural Studies and Political Theory (Ithaca: Cornell University Press, 2000), p. 3.
Paulo Freire, Pedagogy of Freedom (Lanham: Rowman
and Littlefield, 1999), p. 48.
Shoshana Felman, Jacques Lacan and the Adventure of
Insight: Psychoanalysis in Contemporary Culture (Cambridge: Harvard University Press, 1987), p. 79.
Michael Hardt and Antonio Negri, Multitude: War and
Democracy in the Age of Empire, (New York, NY: The
Penguin Press, 2004), p. 67
Citado en Gary Olson and Lynn Worsham, “Changing
the Subject: Judith Butler’s Politics of Radical Resignification,” JAC 20:4 (200), p. 765.
Andrew Delbanco, College: What It Was, Is, and Should
Be (Princeton, NJ: Princeton University Press, 2006).
Fecha de recepción: 13 de junio de 2013
Primera evaluación: 20 de junio de 2013
Segunda evaluación: 22 de junio de 2013
Fecha de aceptación: 22 de junio de 2013
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Creando educación democrática en tiempos
neoliberales y neoconservadores
Michael W. APPLE*
Resumen
Detalle obra “Parca”
Rubén Schaap
Vivimos en tiempos en los que el significado mismo de la democracia está cambiando radicalmente. La democracia es
en realidad un concepto discutido. Está
en el centro de todas las luchas acerca de
cuáles deberían ser los objetivos de la educación, cómo debería desarrollarse y esto
no es sólo sobre las escuelas, sino acerca
de qué clase de sociedad queremos y qué
clase de políticas nos ayudarán a conseguirla. Nos preguntamos “¿La educación
puede cambiar a la sociedad?” analizando
el rol de las escuelas dentro de la economía, el rol social clave en la formación
de identidades activistas entre las personas oprimidas; el tiempo de vida de los
estudiantes dentro de las escuelas donde comienzan a comprender las relaciones de autoridad, estar con otros que son
iguales y diferentes; lo que socialmente se
valora como “conocimiento legítimo” y
lo que es considerado como meramente
“popular”; reconocimiento de raza / etnicidad, clase, género, sexualidad, capacidades, religión y otras importantes dinámicas de poder. Un ejemplo para pensar
acerca de las políticas educativas y el rol
de las mismas en la transformación social
puede encontrarse en la ciudad de Porto
Alegre en Brasil.
Palabras clave: democracia, escuelas democráticas, luchas, poder, dominación.
Creating democratic education in neoliberal and neoconservative times
Abstract
We live in a time when the very meaning
of democracy is being radically changed.
Democracy is indeed a contested concept;
it is at the center of struggles over what
the goals of education should be, how it
should be done and this is not only about
schools. It is about what kind of society
we want and what kinds of politics will
help us get there. We wonder: Can education change society? analyzing the role
of schools inside economy, the crucial site
for creating activist identities among oppressed people; the large part of their lives
students spend inside schools where they
come to grips with authority relations, to
be with others who are both the same and
different; what is socially valued as “legitimate knowledge” and what is seen as
merely “popular”; recognition over race/
ethnicity, class, gender, sexuality, ability,
religion, and other important dynamics
of power. An example to think about education policies and their role in social
transformation can be found in the city
of Porto Alegre in Brazil.
Key words: democracy, democratic
schools, struggles, power, dominance.
La democracia como idea en discusión
V
(*) Profesor de la cátedra John Bascom
de Curriculum, Educación y Estudios de
Política Educativa de la Universidad de
Wisconsin, Madison y Profesor de Estudios de Política Educativa de la Universidad de Manchester. Entre sus publicaciones más recientes se encuentran:
The Routledge International Handbook of
Critical Education (2009), en co-autoría
con Wayne Au y Luis Armando Gandin;
The Routledge International Handbook of
the Sociology of Education (2010), en coautoría con Stephen Ball y Luis Armando
Gandin; Global Crises, Social Justice, and
Education (2010); y Can Education Change Society?
[email protected]
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
ivimos en tiempos en los que el significado mismo de la democracia está cambiando radicalmente. En lugar de hacer
referencia a los modos en los que la participación equitativa, activa,
generalizada y bien informada dan forma a la vida institucional y
política, se define a la democracia cada vez más como un individualismo posesivo en el contexto de una (supuesta) economía de
libre mercado. Si se la aplica a las escuelas, esta redefinición ha
dado lugar al esfuerzo por ubicar a aquellas directamente dentro
del mercado competitivo, del gerenciamiento por parte de empresas
privadas, de los medios de comunicación y materiales comercializados, y del abandono de los más amplios ideales de educación
pública (Apple 2006; Burch, 2009; Ball, 2007). Esta degradación
se ha extendido hasta el punto en que una consultora privada, en
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp.
pp.27-35
9-11
27
Michael W. APPLE
Estados Unidos, ha recomendado que el término
“público” sea eliminado de la expresión “escuelas
públicas” porque el mismo uso en combinación
con las palabras viviendas, bibliotecas, radios o
programas asistenciales ha derivado en connotaciones negativas. Hasta este punto llega el poder
de las políticas lingüísticas. Los compromisos
sociales tendientes al bien común ahora parecen
ser “molestias públicas”.
Durante la década pasada, en una serie de
volúmenes, he analizado críticamente los procesos de “modernización conservadora” –la complicada alianza detrás de las oleadas de reformas
educativas que se han centrado alrededor de los
compromisos neoliberales con el mercado y un
supuesto estado débil, el énfasis neoconservador
en un mayor control de los currícula y valores, y
las propuestas de “nuevo gerenciamiento” para
instalar formas rigurosas y reduccionistas de responsabilidad en la educación en todos los niveles
(Apple, 2013; Apple, 2006; Apple y otros, 2003).
El primer conjunto de reformas no ha demostrado mayores mejoras en educación y ha marcado un cambio peligroso en nuestra idea misma
de democracia –siempre un concepto discutido
(Foner, 1998)– de formas colectivas “sólidas y
contundentes” a formas “débiles,” manifiestamente individualistas y centradas en el consumo. El
segundo grupo malinterpreta y básicamente ignora los intensos debates acerca de quién es el
conocimiento que debería ser enseñado en las
escuelas, las universidades y otras instituciones
educativas, y establece un consenso falso sobre
lo que es supuestamente común a las culturas
de muchos países (Ver Apple, 2010; Apple, 2004;
Apple, en impresión; Apple, 1996; Levine, 1996;
Binder, 2002). El tercero se apoya en la postura
de que “sólo lo que es medible es importante” y
ha dado lugar a algunas de las prácticas más creativas y críticas que se han desarrollado mediante
esfuerzos coordinados en algunos de los más difíciles escenarios a ser amenazados (McNeil, 2000;
Apple & Beane, 2007; Valenzuela, 2005).
Desafortunadamente, muchos de todos los
efectos reales de este conjunto de reformas han
sido insignificantes o negativos, o simplemente
retóricos (Apple, 2006; Smith y otros, 2003).
La extraña combinación de los procesos de
mercantilización, por un lado, y centralización
de poder por el otro, no sólo se está dando en el
ámbito de la educación; ni está solamente restringida a los Estados Unidos. Esto es un fenómeno
mundial. Y si bien existen esfuerzos muy reales,
28
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 27-35
y a menudo exitosos, para contrarrestarlo (Apple,
2013; Apple y otros, 2003; Apple, 2010), esto no
significa que los supuestos básicos que subyacen a
estas nuevas formas de gerenciamiento neoliberal
y neoconservador no hayan tenido un importante
impacto en nuestras instituciones, en toda la sociedad e incluso en nuestro sentido común.
En muchas naciones ha habido intentos, a
menudo apenas exitosos, por reestructurar las
instituciones estatales (Jessop, 2002). Entre los
objetivos principales de dicha reestructuración se
encontraban: asegurar que el estado se ocupara
de los intereses comerciales, hacer que las operaciones internas del estado siguiesen el modelo de
aquellas empleadas para los negocios; y “sacar la
política fuera del ámbito de las instituciones públicas”, es decir, reducir la posibilidad de que las
instituciones gubernamentales pudiesen estar sujetas a la presión política del electorado y de los
movimientos sociales progresistas (Leys, 2003:
3). Las discusiones recientes que apoyan planes
que ubican a las instituciones educativas dentro
del mercado y reducen a la democracia a simples
prácticas de consumo reflejan, por ejemplo, este
último punto (ver, por ej. Peterson, 2006; Hess &
Finn, 2004; Ball, 2008).
Este último punto, sacar a la política de las
instituciones gubernamentales, se basa en una
comprensión del estado y también del mercado
que dista mucho de ser la más precisa. Mientras
que la mayoría de los libros sobre economía podría dar la impresión de que los mercados son
impersonales e imparciales, éstos son, por el contrario, altamente políticos y al mismo tiempo intrínsecamente inestables. Es necesario agregar
otras consideraciones a este punto. Para garantizar su supervivencia, las empresas deben buscar
el modo de escapar a los límites establecidos por
la regulación estatal. Cada vez en mayor medida,
esto ha significado que los límites establecidos
para dividir las partes de nuestras vidas que no
están relacionadas con el mercado deben correrse de modo que estas esferas puedan abrirse a la
mercantilización y a la producción de ganancias.
Como nos recuerda Leys, este es un tema verdaderamente importante. “Amenaza la destrucción
de las esferas no comerciales de la vida, de las que
siempre han dependido la solidaridad social y la
democracia activa” (Leys, 2003:4).
Entonces, debería quedar claro que la democracia es en realidad un concepto discutido. Está
en el centro de todas las luchas acerca de cuáles
deberían ser los objetivos de la educación, cómo
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Creando educación democrática en tiempos…
“Amigos anarquistas”, hierro reciclado y soldado
Rubén Schaap
debería desarrollarse y pagarse, y cómo debería
evaluarse. Por lo tanto, debemos reconocer que
la educación democrática no es sólo sobre las escuelas. Es acerca de qué clase de sociedad queremos y qué clase de políticas nos ayudarán a conseguirla. Pero la educación democrática tiene una
historia muy larga y valiosa en una cantidad importante de países, motivada por las luchas para
interrumpir la dominación.
En otro lugar, y especialmente en Can Education Change Society? (Apple, 2013) y Poder, Conocimiento y Reforma Educacional (Apple, 2012b),
he argumentado que entre las tareas de los educadores críticos están las de participar en movimientos que tengan como objetivo crear instituciones más críticamente democráticas en
educación y en la sociedad más amplia y, a su vez,
actuar como secretarios de dichos movimientos
e instituciones de modo tal que dichos éxitos se
hagan visibles. Como algunos de ustedes tal vez
sepan, yo mismo he intentado hacer dichas cosas.
Un excelente ejemplo de esto es el libro que publiqué junto a James Beane, Democratic Schools
(Apple & Beane, 1995; 2007). El hecho de que
este libro se haya vuelto muy popular, con cientos de miles de copias en proceso de impresión
en múltiples idiomas, dice algo importante sobre
las realidades de la educación.
El mismo señala el amplio compromiso por
parte de grandes grupos de personas para construir y defender una educación que sea digna de
su denominación, que no se reduce simplemente
a la producción eficaz de puntajes para las problemáticas evaluaciones estandarizadas de logros
(Au, 2009). Y da cuenta de la creciente insatisfacISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
ción de los educadores en tantos
lugares con currículas que tiene
poca relación con las culturas y
las vidas de los estudiantes en
nuestras escuelas y centros de
alfabetización. También da testimonio de la creencia que aún
perdura, de que los entornos
educativos no son fábricas, que
deben reflejar lo que es mejor
en cada uno de nosotros, y de
que representan no solamente la retórica de la democracia
sino también la práctica real de
la misma.
Cuando todo esto se evalúa en conjunto, como las piezas de un rompecabezas, la imagen que surge muestra que un creciente número
de personas rechazan las idea de “NHA” –la idea
de que “No hay alternativa” para las políticas que
en este momento se están implementando en los
pueblos, las ciudades, los estados y las regiones
de nuestras naciones. Reiteradamente se nos dice
que las únicas reformas que supuestamente funcionan son aquellas que involucran un fuerte
compromiso con las evaluaciones y los estrictos
regímenes de responsabilidad, en dupla con un
currículum estandarizado y una pedagogía sincronizada. Estos elementos deben estar combinados con un énfasis en la privatización y en hacer
bailar a los docentes y administrativos al son de la
noción de competitividad. De hecho, en Estados
Unidos, el gobierno de Obama ha ejercido una
importante presión sobre las escuelas de todo el
país para implementar un pago a los docentes por
su desempeño. El pago a los docentes dependerá,
a partir de ahora, de los resultados de las evaluaciones de sus estudiantes. El supuesto parece ser
que si hacemos todo esto, se logrará un importante progreso hacia la “eficacia y efectividad” (Hess
& Finn, 2004; Peterson, 2006).
Esta postura presenta una serie de problemas.
Primero, hay poca evidencia para dar sustento a
estos argumentos –y una gran cantidad de evidencia de que no están funcionando aquí y que
no han funcionado en otros lugares (Apple 2006;
Valenzuela, 2005). Y tan importante como esto,
existen alternativas, alternativas que funcionan
y que brindan una educación provechosa y real
para los estudiantes y que disminuyen la alienación de los estudiantes y los integrantes de la comunidad (y de los docentes también). Y estas al-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 27-35
29
Michael W. APPLE
“Parca”, hierro reciclado y soldado
Rubén Schaap
ternativas pueden y están siendo creadas incluso
en una época de enorme presión sobre los docentes para que simplemente se concentren en estándares establecidos y resultados de evaluaciones.
Documentar estas políticas y prácticas críticas resulta crucial de otra manera. Permítanme
ser honesto en este punto. Uno de los principales
problemas con el trabajo crítico sobre educación
ha sido el hecho de que algunos de los líderes académicos del movimiento de la “pedagogía crítica”
y de la educación crítica y democrática en general, en muchos países, no han estado lo suficientemente conectados a las realidades mismas de
las aulas y las escuelas. Sin embargo, es cuando se
la vincula mucho más a problemáticas concretas
de las políticas y prácticas educacionales –y a las
vidas cotidianas de los educadores, los estudiantes, los movimientos sociales y los integrantes de
la comunidad– que una educación crítica y democrática puede tener éxito. Por lo tanto, existe
una necesidad poderosa de conectar las teorías y
los enfoques educacionales críticos con los modos reales en los que pueden y están presentes
en aulas y otros sitios educativos reales. Si bien
puedo haber estado entre los que dieron origen a
los enfoques críticos del estudio de la educación
30
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 27-35
en Estados Unidos, también he sido uno de
los que más ha criticado internamente a este
conjunto de tradiciones cuando estas mismas
se han olvidado su propósito, y en ocasiones,
se han vuelto simplemente una especialización académica en las universidades, más que
una forma de trabajar activamente para vincularse con los problemas que rodean a lo
que realmente debería estar sucediendo en
las aulas y con los movimientos y prácticas
educacionales críticas en las comunidades locales (Apple 2006; Apple, 2010).
No obstante, como mencioné anteriormente, cada vez son más los textos que dan
cuenta de grandes grupos de personas que
comprenden en mayor medida la necesidad
de tener modelos de currículum y de enseñanza que puedan conectarse con diferentes tradiciones culturales e históricas, con
las poblaciones de trabajadores en aumento
que provienen de otros países, y con las varias transformaciones económicas y culturales que en la actualidad están ejerciendo
tanta presión sobre esos aspectos en las escuelas (ver Gandin, 2009; Apple, Au, y Gandin, 2009; Flecha, 2009; Flecha, 2010).
Con esto en mente, muchas personas han argumentado que resulta esencial que los educadores democráticos y críticos no ignoren el tema
de la práctica. Es decir, debemos encontrar modos de hablarles a (y aprender de) personas que
ahora trabajan cotidianamente en las escuelas y
los centros comunitarios, en condiciones que están empeorando y que son aún peores debido
a los ataques conservadores hacia las escuelas y
los educadores (Oliver, E., Soler, M, & Flecha, R;
2009; Flecha, 2009; Flecha, 2010; Apple, Au, y
Gandin, 2009; Molina, de próxima publicación).
Una manera de responder a este tema es publicar
libros y materiales que brinden respuestas críticas
a la pregunta del docente acerca de “¿Qué hago el
lunes?”. Brindar respuestas prácticas a este tipo
de pregunta es absolutamente crucial si es que
se supone que tengamos reformas democráticas
duraderas en las escuelas.
Esto constituye una intervención importante. Dado lo complicado de las políticas de identidad, no hay garantías de que todos los docentes siempre serán progresistas, por supuesto. Aún
así, muchos docentes sí tienen intuiciones social
y pedagógicamente críticas. Sin embargo, a menudo no tienen manera de llevar estas intuiciones
a la práctica porque no pueden imaginarlas en
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Creando educación democrática en tiempos…
acción, en situaciones cotidianas. Debido a esto,
los conocimientos educativos, políticos y teóricos
críticos, entonces, no tienen un lugar a dónde ir,
un modo de enmarcarse en situaciones pedagógicas concretas donde las políticas del currículum y
la enseñanza deban ser actuadas. Esto constituye
una ausencia trágica y rellenarla estratégicamente es absolutamente esencial. Por lo tanto, necesitamos usar y expandir los espacios en donde
las “historias” pedagógicas y críticas se vuelvan
disponibles, de manera que dichas posturas no
permanezcan sólo en el nivel teórico o retórico.
La publicación y amplia distribución de Democratic Schools brinda un ejemplo de cómo usar y
expandir dichos espacios de modo que las posturas educativas democráticas parezcan realmente
realizables en instituciones “comunes” como escuelas y comunidades locales.
¿Puede la educación cambiar a la
sociedad?
Ya mencioné más arriba que las luchas por y
para las políticas y prácticas educativas críticamente democráticas tienen implicancias no sólo
para la educación, sino para la sociedad en su
conjunto. Sin embargo, esto también es un tema
complicado.
Palabras como “sociedad” dan testimonio de
intuiciones importantes. Hacen referencia al hecho de que la educación está profundamente conectada al contexto social en el que existe. Es sólo
un pequeño paso hasta ver a la educación como
a un conjunto de instituciones que no son necesariamente neutras, como se supone en la reproducción y competencia de relaciones de dominación y subordinación.
Sin embargo, y esto es un punto crucial, palabras como “sociedad” tienen una función menos
solidaria. Pueden reprimir el pensamiento. Producen visiones de algo que es enorme, difícil de
manejar y en cierto modo inalterable. A su vez,
tienen efectos totalizadores, en los cuales uno tiene que cambiar todo o en su defecto, no se habrá
cambiado nada importante.
Por último, a menudo esconden presunciones acerca de lo que en realidad es la sociedad. En
gran parte de la literatura sobre el tema, esto implica una teoría tácita de que sociedad es “simplemente” el sistema económico que en sí mismo no
está construido por instituciones que lo componen ni que está constantemente sujeto a los conflictos y transformaciones para bien o para mal.
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Por lo tanto, sociedad es uno de esos términos vagos que empleamos como sustituto para un análisis crítico serio. Esto es más que una cierta limitante y como veremos más adelante, puede tener
efectos poderosamente negativos en las tareas de
los educadores críticamente democráticos.
Los educadores críticos han sido guiados por
una preocupación permanente relacionada con
el rol de la educación no sólo porque reproduce
la noción de dominación, sino también en su rol
para desafiar a dicha dominación. Así, una de
las principales preguntas que ha servido como
un antecedente no reconocido, ni de mi trabajo
ni del de otros, es simple de decir, pero muy difícil de responder: “¿La educación puede cambiar
a la sociedad?” Necesito decir, aquí, algo más al
respecto.
Por supuesto, este modo de expresar la pregunta presenta algunos problemas conceptuales,
empíricos y políticos serios. En primer lugar, es
importante darse cuenta de que la educación es
una parte de la sociedad. No es algo ajeno, algo
que permanece afuera. De hecho, es un conjunto clave de instituciones y un conjunto clave de
relaciones sociales y personales. Es tan central
para una sociedad como lo son los comercios,
los negocios, las industrias, las chacras, las instituciones sanitarias, los estudios de abogados y
tantos otros lugares en los que las personas interactúan con el poder.
Pero existen otros factores que hacen que definitivamente no sea una institución “externa”. Incluso si uno se aferra a la creencia ortodoxa que
mencioné más arriba, que sólo las instituciones
económicas son el centro de la sociedad y que antes que podamos cambiar las escuelas necesitamos cambiar la economía, las escuelas son lugares
donde las personas trabajan. Personal de mantenimiento, docentes, administradores, enfermeras, trabajadores sociales, personas del clero,
psicólogos, asesores, cocineros, guardias de tránsito, auxiliares docentes –todos estos grupos de
personas están involucrados en un trabajo pago
dentro o en los alrededores de los lugares que denominamos escuelas. Cada uno de estos puestos
de trabajo implica y trae aparejado un conjunto
de relaciones laborales y distinciones de clases. Y
cada uno, a su vez, está estratificado no sólo por
clase social, sino por raza y género.
Así, la enseñanza es a menudo considerada
como el trabajo pago de las mujeres, como lo son
las enfermeras escolares y las personas que sirven la comida en el buffet de la escuela. En mu-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 27-35
31
Michael W. APPLE
chas áreas, estas mismas mujeres que sirven la
comida son mujeres inmigrantes o mujeres de
color, como lo son los auxiliares docentes en varias áreas urbanas. El trabajo de mantenimiento por lo general es realizado por hombres. Las
secretarias en las escuelas son casi siempre mujeres. No sólo la tarea laboral de cada uno es diferente (aunque existe una dinámica importante
de la proletarización e intensificación del trabajo docente (Apple, 1986; Apple, 2012a; Apple, en
prensa), sino que también hay diferencias importantes en el pago y el prestigio social que conlleva
cada tarea. Por lo tanto, sería incorrecto considerar a las escuelas como otra cosa que “sociedad”. Como lugares de trabajo pagos, son parte
integral de la economía. Como lugares de trabajo
diferenciados, reconstituyen (y a veces desafían)
las jerarquías de clase, género y raza. Y como instituciones que históricamente han servido como
motores para la movilidad de la clase trabajadora
en términos de emplear graduados universitarios
ambiciosos provenientes de grupos que a menudo han sido vistos como “no muy valiosos” o incluso como “los otros menospreciados” como por
ejemplo las personas de color, han tenido un rol
importante como ámbitos de lucha por el avance
económico de clases, género y raza. Por supuesto, dicho avance, es el resultado de dos cosas: de
la necesidad de legitimación del estado y, por lo
tanto, de la cooptación (dándole a los pobres y
a los hijos de la clase trabajadora la posibilidad
de realizarse como individuos, pero sin cambiar
radicalmente las estructuras que generan, en primer lugar, el empobrecimiento) y lucha exitosa.
Pero no es sólo como lugares de trabajo que
las escuelas son parte de la economía. A su vez
son lugares que cada vez más se ubican como parte del mercado a través de elementos tales como
los planes tipo ‘voucher’. Los niños que están dentro de estos programas están cada vez más siendo
comprados y vendidos como “público cautivo” y
agentes de propaganda para publicitar las “reformas” como la del Canal Uno/Channel One1 en
Estados Unidos (Apple, en prensa; Molnar, 2005)
y para ser parte de las políticas de comercialización y privatización –en aumento– que se están
volviendo en gran medida una parte de la vida
cotidiana de las escuelas a nivel internacional
(ver, por ej. Ball, 2007; Ball, 2008; Burch, 2009).
Interrumpir la mercantilización de las escuelas y
de los niños es una forma de acción que desafía
a la economía.
32
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 27-35
Pero cualquier análisis serio necesita ir, todavía, un poco más allá. Hasta ahora, he puesto
el énfasis en los modos en que las instituciones
educativas son parte importante de la economía,
no cosas que existan de algún modo separadas
de ella. Pero, aunque importante, esto ignora los
modos en que las luchas culturales resultan cruciales y, si bien se encuentran profundamente
conectadas a la primeras, no pueden reducirse
a cuestiones económicas sin dañar la complejidad de la vida real (Apple y otros, 2003; Apple y
Buras, 2006).
Tomemos como ejemplo la historia de las luchas de los afroamericanos contra una sociedad
profundamente racista. Las escuelas han jugado
un papel central en la creación de movimientos
para la justicia en general, pero también lo han
sido para la construcción de movilizaciones sociales a mayor escala dentro de las comunidades de color. En esencia, más que reflejos periféricos de batallas y dinámicas, mayores luchas
por la escolarización –por lo que debe enseñarse, por la relación entre las escuelas y las comunidades locales, por los medios y los fines propios de la institución misma– han dado un crisol
para la formación de movimientos sociales más
grandes, hacia la igualdad (Hogan, 1983; Apple,
2013; Apple y otros, 2003; Anyon, 2005; LadsonBillings, 2010). Estos movimientos colectivos han
transformado nuestras definiciones de derechos,
de quiénes deberían poseerlos, y del rol del gobierno para garantizarlos. De no haber estado
las movilizaciones organizadas por toda la comunidad, estas transformaciones no hubiesen
existido (Fraser, 1997; Giugni, MacAdam & Tilly, 1999). En casos como éste, la educación ha
sido y es un ámbito verdaderamente poderoso
para la creación de coaliciones y movimientos,
cuyos efectos sociales puedan resonar en la sociedad (Apple, 2013).
Pero esto no es todo. La educación claramente juega un rol social clave en la formación de
identidades (Apple & Buras, 2006). Según lo demostrara claramente el trabajo en las comunidades pobres y de inmigrantes en España, para los
adultos y especialmente para mujeres, cambia el
sentido del yo y abre esferas de auto-superación y
poder entre las personas oprimidas y en diáspora
(Oliver, E., Soler, M., & Flecha, R. 2009; Flecha,
2009; Molina, más adelante). Por lo tanto, es un
sitio crucial para la creación de identidades activistas entre las personas oprimidas. Esto también se observa en las favelas de Brasil (Gandin,
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Creando educación democrática en tiempos…
2009; Gandin & Apple, 2003), algo que mencionaré nuevamente más adelante.
Sin embargo, el rol de las escuelas como lugares para la producción de identidades no termina
aquí. Recordemos también que los estudiantes
pasan gran parte del tiempo de sus vidas dentro de los edificios que denominamos escuelas.
Comienzan a comprender las relaciones de autoridad, el trabajo emocional que implica lidiar
tanto con la presentación propia del yo como de
estar con otros que son iguales y diferentes. Las
transformaciones en el contenido y la estructura
de esta organización clave tienen efectos de largo alcance en el temperamento y en los valores
con los que actuamos o no, en quiénes creemos
que somos y en quién creemos que nos podemos
convertir. Las posibles implicancias políticas de
esto se hacen más evidentes en los Estados Unidos a través de ejemplos de alianzas entre alumnos inmigrantes y sus aliados “nacidos en el país”,
inclusive muchos docentes, quienes –tomándose seriamente sus clases sobre deber cívico y democracia participativa– salieron de las escuelas
para protestar contra el trato de la gente indocumentada por parte del gobierno de los EE.UU.,
contra la demonización de los inmigrantes en los
medios de comunicación, y contra las prácticas
de explotación económica, que predominan en
toda la nación (ver, por ej. Apple, 2010).
Y aún así, las escuelas son también parte del
aparato cultural de la sociedad de un modo diferente al de la construcción (positiva o negativa) de identidades. Constituyen mecanismos claves para determinar lo que socialmente se valora
como “conocimiento legítimo” y lo que es considerado como meramente “popular”. Al ayudar a
definir lo que es conocimiento legítimo, también
participan en el proceso a través del cual se les
otorga estatus a grupos particulares, mientras que
otros grupos permanecen sin reconocimiento o
minimizados. Por lo tanto, es así como las escuelas también se encuentran en el centro de las luchas por una política de reconocimiento de raza /
etnicidad, clase, género, sexualidad, capacidades,
religión y otras importantes dinámicas de poder
(Fraser, 1997; Binder, 2002). Estos son, también,
espacios para la acción política y educativa.
Las cuestiones que he mencionado no son,
por supuesto, completamente nuevas. Los educadores críticos y trabajadores culturales, incluyendo a Paulo Freire (Freire, 1972), han mencionado
cuestiones similares en muchos países y durante
muchos años. Podemos aprender una cantidad
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
“Inocencia armada”, hierro reciclado y soldado
Rubén Schaap
importante de lecciones sobre esto. Los educadores críticos del “Norte” y de los centros del imperio también debemos ver más allá de nuestras
fronteras para aprender lo que es posible y cómo
lograrlo. El mejor ejemplo de esto puede encontrarse en la ciudad de Porto Alegre en Brasil.
En Porto Alegre se han implementado un
conjunto de políticas que han tenido efectos que
parecen ser importantes y duraderos (ver, por
ej. Gandin, 2009; Gandin & Apple, 2003; Apple,
2013). Influenciadas por el trabajo de Paulo Freire, este cambio se ha debido en gran medida a que
las políticas están coherentemente vinculadas a
dinámicas más amplias de transformación social
y a una estrategia coherente que tiene como objetivo cambiar los mecanismos del gobierno y las
reglas de participación para formar las políticas
de estado. Las políticas de “Administración Popular” en Porto Alegre, Brasil, que involucran a la
“Escuela Ciudadana” y presupuesto participativo,
están diseñadas explícitamente para cambiar radicalmente tanto a las escuelas municipales como
a la relación entre las comunidades, el estado y la
educación. Este conjunto de políticas y los procesos que lo acompañan para su implementación,
son partes constitutivas de un proyecto claro y
explícito que tiene como objetivo construir, no
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 27-35
33
Michael W. APPLE
sólo una mejor escuela para los miembros de la
sociedad con mayores desventajas, sino también
un proyecto más amplio de democracia radical
y consistente. En esencia, han recapturado el significado de democracia desde lo que se considera un Derecho.
Las reformas que se están desarrollando en
Porto Alegre aún se encuentran en formación,
pero tienen implicancias cruciales para el modo
en que deberíamos pensar acerca de las políticas
educativas y el rol de las mismas en la transformación social. Las experiencias de Porto Alegre
tienen una importancia considerable no sólo en
Brasil, sino para todos nosotros que estamos realmente preocupados por los efectos de la reestructuración educativa neoliberal y neoconservadora,
y por la esfera pública en general. Los principios
según cómo se puede construir un currículum,
basado específicamente en la cultura vivida por
las personas oprimidas, de cómo puede en realidad construirse una democracia sólida para que
funcione entre los pobres y aquellos privados de
derechos (y entre todos los ciudadanos), de cómo
la naturaleza burocrática del gobierno educativo
puede ser reformada de modo genuinamente democrático, de cómo el estado puede no sólo dirigir sino que puede ser enseñado –todos estos
son temas que se enfrentan cotidianamente en
las realidades educativas, en un gran número de
países. Y estos son exactamente los focos de atención de las experiencias en desarrollo en Porto
Alegre. Dicho esto, queda mucho por aprender
de las luchas exitosas en Porto Alegre. Revertir el
que enseña y lo enseñado en relaciones educativas internacionales, de modo que el “Sur” se convierta en el maestro del “Norte”, ese es un buen
punto de inicio.
Conclusión
Por supuesto, los ejemplos de escuelas críticamente democráticas a los que hice referencia,
de escuelas como lugares de luchas decisivas, y
de lo que está sucediendo en España y Porto Alegre no responden completamente a la pregunta
de si las escuelas y otros sitios educativos pueden en realidad contribuir a una sociedad más
justa, de modo verdaderamente duradero. Esto
sólo puede responderse mediante el compromiso
con los procesos de lucha. Este compromiso es
el que ha guiado a personas como Paulo Freire,
C. L. R. James, W. E. B. DuBois, Carter Woodson, y muchos otros en muchos lugares en mu34
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 27-35
chos países. Para ellos y los numerosos actores
menos conocidos, fue –y es– una preocupación
permanente respecto del rol de la educación no
sólo como reproductora de dominación sino en
su rol para desafiarla.
Indudablemente, incluso durante una época
de modernización conservadora y de ataques a
la idea misma de una esfera pública críticamente
democrática, dentro de cada una y de todas las
instituciones educativas, dentro de las grietas y
las fisuras por decirlo de alguna manera, se están
construyendo y defendiendo prácticas contra-hegemónicas. Pero muy a menudo se encuentran
aisladas unas de otras y tienen una gran dificultad para organizarse en estrategias y movimientos
coherentes. Como mencioné anteriormente, parte de la tarea del activista / académico crítico en
educación es hacer públicos los éxitos al desafiar
al desigual y en ocasiones simplemente represivo,
control sobre las políticas, el currículum, la pedagogía y la evaluación –por sobre todo nuestro
trabajo. Aún cuando la documentación pública
y el “contar cuentos” podrían no ser suficientes,
estos desempeñan una función importante. Nos
mantienen vivos y nos recuerdan la posibilidad
misma de establecer una diferencia en una época
de modernización e insolencia conservadoras.
Esta es, entonces, una tarea para la que hemos
sido llamados a trabajar. ¿Podemos nosotros actuar, también, como secretarios para algunos de
nuestros colegas en las instituciones educativas
en todos los niveles, haciendo públicas sus resistencias parciales, pero aún así exitosas, frente al régimen de regulación que estamos experimentando actualmente? Las narrativas de sus
(nuestras) vidas políticas / pedagógicas pueden
dar testimonio de la posibilidad de dar pasos hacia la construcción de una esfera pública reconstituida dentro de los espacios en los que vivimos
y trabajamos.
Nota
*
Traducido por Maria Elena Pérez Bustillo. Revisión
de traducción: Maria Graciela Eliggi. Servicio de Traducción de la Facultad de Ciencias Humanas-UNLPam-2013.
1
El Canal Uno emite un programa de noticias diario de 12
minutos para estudiantes de la escuela media y secundaria en cerca de 12. 000 escuelas de los EE.UU. (públicas,
privadas, confesionales). Esto representa aproximadamente el 40% de todas las escuelas medias y secundarias
del país. El programa es producido por el Canal Uno en
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Creando educación democrática en tiempos…
distintos lugares del mundo con el fin de captar el interés
de los adolescentes y luego emitido cada noche vía satélite a las escuelas suscriptas y cada mañana en los monitores de TV de las mismas escuelas. Cuenta con una
audiencia diaria de unos 8, 1 millones de estudiantes espectadores.
FLECHA, R. (2010). The dialogic sociology of the learning
communities. In Apple, M. W., Ball, S., & Gandin, L. A.
(Eds.). The Routledge international handbook of the sociology of education. London, Routledge, pp. 340-348.
FRASER, N. (1997). Justice interruptus. New York, Routledge.
FREIRE, P. (1972). Pedagogy of the oppressed. New York,
Continuum.
Bibliografía
ANYON, J. (2005). Radical possibilities. New York, Routledge.
APPLE, M. W. (1986). Teachers and texts. New York, Routledge.
APPLE, M. W. (1996). Cultural politics and education. New
York, Teachers College Press.
GANDIN, L. A. (2006). Creating real alternatives to neoliberal policies in education. In Apple, M. W. & Buras,
K. L. (Eds.). The subaltern speak: Curriculum, power,
and educational struggles. New York, Routledge, pp.
217-241.
GANDIN, L. A. & APPLE, M. W. (2003). Educating the
state, democratizing knowledge. In Apple, M. W., et
al. The state and the politics of knowledge. New York,
Routledge, pp. 193-219.
APPLE, M. W. (2004). Ideology and curriculum (3rd ed.).
New York, Routledge.
GIUGNI, M., McADAM, D., & TILLY, C. (Eds.) (1999).
How social movements matter. Minneapolis, University
of Minnesota Press.
APPLE, M. W. (2006). Educating the “right” way (2nd ed.)
New York, Routledge.
HESS, F. M. & FINN, C. E. Jr. (Eds.) (2004). Leaving no
child behind? (New York, Palgrave Macmillan.
APPLE, M. W. (Ed.) (2010). Global crises, social justice,
and education. New York, Routledge.
HOGAN, D. (1982). Education and class formation. In Apple,
M. W. (Ed.). Cultural and economic reproduction. Boston, Routledge & Kegan Paul, pp. 32-78.
APPLE, M. W. (2012a). Education and power, Revised Routledge Classic edition. New York, Routledge.
APPLE, M. W. (2012b). Poder, conocimiento y reforma
educacional. Santa Rosa, Universidad Nacional de La
Pampa and Miño y Dávila.
APPLE, M. W. (2013). Can education change society? New
York, Routledge.
APPLE, M. W. (in press). Official knowledge (3rd ed.). New
York, Routledge.
APPLE, M. W., et al. (2003). The state and the politics of
knowledge. New York, Routledge.
APPLE, M. W., AU, W., & GANDIN, L. A. (Eds.). (2009).
The Routledge international handbook of critical education. New York, Routledge.
APPLE, M. W. & BEANE, J. A. (Eds.). (1995). Democratic
schools. Alexandria, VA, Association for Supervision
and Curriculum Development.
APPLE, M. W. & BEANE, J. A. (Eds.). (2007). Democratic
schools: Lessons in powerful education (2nd ed.). Portsmouth, NH, Heinemann.
APPLE, M. W. & BURAS, K. L. (Eds.). (2006). The subaltern speak: Curriculum, power, and educational struggles. New York, Routledge.
AU, W. (2009). Unequal by design. New York, Routledge.
BALL, S. (2007). Education plc. London, Routledge.
BALL, S. (2008). The education debate. Bristol, The Policy
Press.
BINDER, A. (2002). Contentious curricula. Princeton, Princeton University Press.
JESSOP, B. (2002). The future of the capitalist state. Cambridge, MA: Polity Press.
LADSON-BILLING, G. (2009). Race still matters: Critical
race theory in education. In Apple, M. W., Au, Wayne,
& Gandin, L. A. (Eds.). The Routledge international
handbook of critical education. New York, Routledge,
pp. 110-122.
LEVINE, L. (1996). The opening of the American mind.
Boston, Beacon Press.
LEYS, C. (2003). Market-driven politics. New York, Verso.
McNEIL, L. (2000). Contradictions of school reform. New
York, Routledge.
MOLINA, S. (Forthcoming). Grupos interactivos: Aulas
inclusivas para el éxito del alumnado con discapacidad.
Barcelona, Hipatia Editorial.
MOLNAR, A. (2005). School commercialism. New York,
Routledge.
OLIVER, E., SOLER, M., & FLECHA, R. (2009). Opening schools to (all) women: efforts to overcome gender
violence in Spain, British Journal of Sociology of Education, 30, 2, 207-218.
PETERSON, P. E. (Ed.) (2006). Choice and competition
in American education. New York, Rowman & Littlefield.
SMITH, M. L., et al. (2003). Political spectacle and the fate
of American schools. New York, Routledge.
VALENZUELA, A. (Eds.) (2005). Leaving children behind.
Albany, NY, State University of New York Press.
BURCH, P. (2009). Hidden markets. New York: Routledge.
FLECHA, R. (2009). The educative city and critical education. In Apple, M. W., Au, W., & Gandin, L. A. (Eds.).
The Routledge international handbook of critical education. New York: Routledge, pp. 327-340.
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Fecha de recepción: 07 de junio de 2013
Primera evaluación: 12 de junio de 2013
Segunda evaluación: 17 de junio de 2013
Fecha de aceptación: 17 de junio de 2013
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 27-35
35
Adaptándose a nuevas formas de enseñanza
dentro del programa Aprender en Profundidad
1
Kieran EGAN y Gillian JUDSON*
Resumen
Por mucho tiempo se sostuvo que estar
educado implica cumplir con dos criterios: en primer lugar, uno debe conocer
muchas cosas acerca del mundo y, en segundo lugar, uno debe conocer algo en
profundidad significativa. Para alcanzar el
criterio de profundidad se han propuesto
una cantidad de posibilidades, ninguna
de las cuales resultó clara o claramente
exitosa. Una innovación curricular desarrollada en Canadá y llamada “Aprender
en Profundidad” constituye un programa simple y practicable para asegurar a
todos los estudiantes un aprendizaje en
profundidad y merece, en ese sentido,
que se realicen implementaciones experimentales más amplias. Asimismo, requiere nuevas formas de enseñanza.
Palabras claves: aprendizaje, profundidad, enseñanza, curriculum.
Adapting to new forms of teaching in the
“Learning in Depth” program
Abstract
It has long been argued that being educated entails satisfying two criteria: first, one
must know many things about the world
and, second, that one must know something in significant depth. There have
been a number of proposals for attaining
the depth criterion, none of them either
clear or clearly successful. A curriculum
innovation from Canada called “Learning in Depth” is a simple and practicable
program for ensuring depth learning for
all students, and it seems to merit wider
experimental implementations. It also requires somewhat new forms of teaching.
Key Words: learning, depth, teaching,
curriculum.
Detalle obra “Tierra árida”
Ricardo Arcuri
Introducción
E
(*) Faculty of Education
Simon Fraser University
Burnaby, B.C. Canada V5A 1S6
[email protected]
[email protected]
36
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
36-46
pp. 9-11
l curriculum escolar general está diseñado para equipar a los
estudiantes con cierto conocimiento sobre el mundo en general,
sobre la historia y la geografía, sobre la política en sus propios países
y en otros, sobre lo que está sucediendo en el ámbito de las ciencias,
sobre las artes y la literatura, entre otros temas. Además, esperamos
que la amplitud del conocimiento no sea una mera acumulación
de hechos, sino que a su vez implique principios de ordenamiento
conceptual que aseguren a los estudiantes desarrollar cierta comprensión general. También esperamos que la persona educada haya
desarrollado hábitos de reflexión crítica acerca de lo que se sabe.
Inevitablemente, como hay simplemente demasiado para cubrir
en el currículo –el cual sirve como una especie de gran enciclopedia de conocimiento humano en líneas generales– los estudiantes
tienden, en el mejor de los casos, a terminar la escuela con una amplitud de conocimiento un tanto superficial. Por lo general, en especial para los estudiantes más exitosos, las escuelas brindan oportunidades para especializarse en cierta área de estudio. Esto con
frecuencia constituye una introducción un poquito más profunda
hacia esa área de especialización, la cual, en comparación con el
conocimiento genuino, sólo puede considerarse un poquito menos
superficial que lo que se aprende en el resto del curriculum.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Adaptándose a nuevas formas de enseñanza…
Aún desde el comienzo del pensamiento educativo hasta la actualidad ha
existido una insistencia constante de que
ser educado implica satisfacer dos criterios –los de amplitud y de profundidad.
Luchamos para lograr el criterio de amplitud, a menudo en apariencia contra
las posibles atracciones y distracciones
de la TV y otros medios de comunicación, el aburrimiento de los estudiantes frente a, por ejemplo, el álgebra o la
historia medieval y muchas otras cosas
más, y las mismas capacidades variables de los alumnos para retener lo que
se les ha enseñado en los meses y años
anteriores. En esta lucha, el criterio de
amplitud comúnmente recibe sólo una
atención superficial. Y aún así, los pensadores de la educación han debatido que
sólo aprendiendo algo con una profundidad significativa es que los estudiantes
logran captar el modo en el que funciona el conocimiento, o la naturaleza del
conocimiento. Estas son frases difusas,
y especificar qué es lo que constituye la
profundidad del aprendizaje es más difícil de caracterizar y justificar que lo que
significa amplitud, con su simple utilidad social. Tenemos algunas pistas sobre
la importancia de comprender la naturaleza del conocimiento más completamente cuando descubrimos que varias personas
parecen incapaces de diferenciar entre una afirmación de conocimiento y una opinión, o que
aún frente a la evidencia más abrumadora, son
vulnerables a creer los más estrafalarios relatos
acerca de criaturas extrañas, secuestros alienígenas, y hasta incluso hechos extraños y todo esto
a través de la moderna colección de creencias
accesibles en Internet y en otros medios de comunicación.
Aprender sobre algo en profundidad ha sido
el antídoto para estos males. No garantiza inmunidad, por supuesto, pero resulta difícil acumular
una gran cantidad de conocimiento sobre algún
tema y el no tener los métodos de cuestionamiento crítico acumulados en el proceso también brinda cierta protección contra las peores vulnerabilidades de la ignorancia.
En el presente artículo queremos describir
brevemente algunos de los argumentos principales para lograr profundidad de conocimiento
y comprender y observar algunos de los métoISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
“Una larga pregunta”, tinta sobre cartón
Raquel Pumilla
dos prácticos propuestos para lograrlo. También
intentaremos dar cuenta de por qué ninguno de
éstos han tenido mucho éxito, en especial para
aquellos alumnos que actualmente parecen obtener lo menos de la escuela, y también para la
mayoría de los otros. Luego continuaremos por
describir un programa canadiense recientemente diseñado, denominado “Aprender en Profundidad”, el cual resulta sorprendentemente simple
y está siendo implementado en una amplia variedad de contextos educativos en una serie de
países.
Intentos anteriores para asegurar un
aprendizaje en profundidad
El programa de estudios de Platón para lograr tanto la amplitud como la profundidad está
plasmado en su República. Ese austero programa
de cinco años, durante los cuales se supone que
el estudiante adquiera tanto la santidad como la
dedicación al aprendizaje –en el cual, en reali-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 36-46
37
Kieran EGAN y Gillian JUDSON
dad, los dos son considerados como co-dependientes– con frecuencia no ha atraído a muchos
seguidores entusiastas. Siempre ha sido más fácil
encontrar alguna objeción filosófica al esquema
en general que intentar usarlo y ver qué sucede.
Pero, aún así, ha permanecido como parte de todas las concepciones educativas desde ese entonces, sólo por ofrecer una imagen de mejora del
conocimiento profundo, y en un grado importante formar a la mente.
Más recientemente y de un modo más pragmático, William H. Kilpatrick propuso el “Método de Proyectos” (1918) para lograr una mayor profundidad que la que permiten las rutinas
comunes del aula. Kilpatrick concibió el Método
de Proyectos para apoyar las instituciones democráticas, al hacer que los alumnos trabajen juntos
para resolver problemas, en apoyo al llamamiento
de John Dewey a que los alumnos se involucren
activamente en su propio aprendizaje, apartándose del estilo de acumulación de conocimiento
aburrido propio de la educación tradicional que
imponía pasividad en los estudiantes. Podrían
continuar con un tema durante un mes o más.
La persistencia del Método de Proyectos sugiere
un continuo anhelo de llevar la comprensión de
los niños a una mayor profundidad que la habitual para el trabajo de aula normal. Entre los promotores modernos más enérgicos encontramos
a Lilian Katz y Sylvia Chard (1989) (ver también
Judy Helm y Lilian Katz (2001)). Estas autoras
sugieren que los proyectos brindan un complemento de enseñanza para las formas regulares de
instrucción sistemática, en especial durante los
primeros años escolares.
Knoll (1995) describe dos enfoques principales para el aprendizaje basado en proyectos que
son los que actualmente se siguen: en un enfoque,
hay dos pasos distintos. Primero, mediante métodos normales, se les enseña a los estudiantes las
habilidades y el conocimiento que serán necesarios para el proyecto; luego los aplican mientras
trabajan en grupos para resolver algún problema
práctico –que puede ser por ejemplo construir un
cohete, diseñar un patio de juegos, o publicar un
periódico de la clase. Alternativamente, el trabajo
de proyecto se integra con la instrucción necesaria. Los estudiantes eligen su proyecto, luego debaten sobre lo que necesitan saber para resolver el
problema y aprenden el conocimiento necesario
en el proceso. El Método de Proyectos también
ha visto su resurgimiento en Europa, en particu-
38
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 36-46
lar en Alemania, en la última parte del siglo pasado (Knoll, 1995).
Pero el Método de Proyectos no está exento
de críticas, y esto incluso en sus primeros años
(ver Bonsen, 1921). Aún así, sigue siendo algo
que se ha convertido en una parte de la práctica
cotidiana de muchos docentes, aunque en una
forma más atenuada que la recomendada por
Kilpatrick. Por lo general, los docentes hacen un
proyecto como una rutina de varias unidades de
estudio. Los objetivos sociales del procedimiento
fueron más evidentes en los comienzos, y sigue
siendo así, junto con la resolución de problemas
que puede ser parte de un proyecto bien planificado. Mientras que el énfasis puesto en algo específico para construir conocimiento también
constituyó una característica del Método de Proyectos, y no puede negarse que en definitiva sí
brinda apoyo para el desarrollo de la competencia de los docentes, casi no puede decirse que ha
cumplido con el criterio de profundidad para la
educación.
Paul Hirst y R.S. Peters (1970) junto con otros
filósofos de la educación (por ejemplo Robin Barrow (1981) proponen un curriculum compuesto
por un conjunto de formas de conocimiento, o
campos que se derivan del mismo. Hubo algunas
diferencias, aunque no realmente importantes,
entre ellos acerca de cuáles eran esas formas de
conocimiento –la mayoría incluían áreas como
matemáticas / lógica, ciencias físicas, pensamiento moral / religioso, sensibilidades interpersonales, literatura / artes, conocimiento histórico (ver
Hirst 1974 para una justificación de este enfoque,
que brinda una especie de modelo epistemológico del que Gardner (1983) se hace eco en gran
medida mediante sus psicológicamente derivadas
“inteligencias múltiples”. Aunque, debe señalarse, Hirst ha manifestado cierta inquietud con este
trabajo anterior (1993)). Para ellos la noción del
criterio de amplitud significaba que los estudiantes debían lograr cierto conocimiento significativo en cada una de las formas de conocimiento,
pero la idea del criterio de profundidad consistía
en que los estudiantes iban a aprender una o más
de estas formas básicas de conocimiento en más
detalle. No delinearon un programa que satisfaciera el criterio de profundidad, porque consideraban que especificar el significado de “profundidad” en cualquier área de conocimiento era algo
que debían determinar los especialistas en las distintas disciplinas. Dichos especialistas debían especificar qué grado de comprensión, por ejemplo,
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Adaptándose a nuevas formas de enseñanza…
de química o geografía constituía la comprensión
del tema en profundidad.
Su idea de “profundidad” además parecía
ser el tipo de estudio especializado que solía ser
común en las escuelas secundarias estatales o
“privadas” británicas hace unas décadas, y, por
supuesto, aún está vigente en las escuelas académicas de todo el mundo occidental. Es decir,
Hirst y Peters no estaban proponiendo algo innovador sobre el modo de lograr aprender en profundidad más allá de indicar la importancia de
lograr cierta forma de profundidad de aprendizaje como un criterio para la educación. Sin embargo, el efecto de su propuesta para satisfacer el
criterio de profundidad no estimuló en la práctica
ningún cambio significativo evidente. Las escuelas de elite continúan brindando especialización
en las artes, las humanidades o las ciencias, y ésto
sí les brinda a los alumnos en dichas escuelas una
mayor profundidad de aprendizaje sobre el área
de especialización, pero constituye una satisfacción limitada del criterio de profundidad. Y la
mayoría de los alumnos en las escuelas privadas
muy pocas veces han tenido acceso a un estudio
de profundidad significativa.
Howard Gardner (1999) hizo una propuesta
más radical para el aprendizaje en profundidad,
debatida hasta cierto punto. Él considera que intentamos enseñar demasiada cantidad de cosas
y en consecuencia dejamos a los estudiantes con
sólo un conocimiento superficial que no logra
ligarlos emocionalmente a las maravillas de la
vida humana y el mundo que los rodea. En cambio propone que reemplacemos el conjunto de
diferentes áreas curriculares en las que se divide el curriculum en la actualidad con una forma
bastante diferente de mostrarles su mundo. Para
un trabajo de un año sugiere que tomemos tres
temas sustanciales –la teoría de la evolución de
Darwin, Las Bodas de Fígaro de Mozart, y el Holocausto Nazi, son los ejemplos que él desarrolla– y exploremos en profundidad cada uno de
los mismos. En el proceso de llevar esto a cabo
podemos enseñar todo el material que actualmente está prescripto en el curriculum, pero lo
podemos hacer de manera profunda y significativa. Una comprensión detallada y disciplinada
de estos temas, u otros temas similarmente ricos
y complejos, puede ejercer un efecto transformador en la mente de las personas, y en sus vidas, y
ese efecto transformador es propiamente lo que
entendemos por educación. El libro de Gardner
trata el tema del aprendizaje en profundidad de
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
un modo que plantea las cuestiones más fundamentales referidas a nuestras vidas y a la civilización; aborda cuestiones que son y han sido
importantes para todas las personas en todos los
tiempos, como así también cuestiones políticas
urgentes. Su propuesta, si fuera implementada
como la describe, por cierto avanzaría de manera significativa hacia el cumplimiento del criterio educativo del aprendizaje en profundidad.
Hubiera sido poco satisfactoria para Platón, por
supuesto, pero estaría más próxima a cumplir con
el criterio de profundidad que la mayoría de las
otras propuestas.
Algunos problemas acerca de la propuesta radical de Gardner para el curriculum incluyen el
hecho de que ciertamente requiere un nuevo y
radical diseño del curriculum, así como también
un nuevo entrenamiento de los docentes para que
sean capaces de manejar el mismo. Se necesitaría
de una enseñanza talentosa para hacer funcionar
este curriculum. Se necesitaría una enseñanza de
gran habilidad para hacer que este curriculum
funcione. A partir de su discusión de estos temas
en La Mente Disciplinada es posible percibir de
qué manera Gardner los encuentra ricos y significativos, y cómo comunica adecuadamente el
significado valioso que los mismos tienen en su
vida. No obstante, pensemos en los docentes en
cualquier escuela local. ¿Qué se requeriría para
que ellos fueran capaces de compartir el significado que él encuentra en estos temas –o cualquier
equivalente que explorara el corazón de lo “verdadero, bueno, y hermoso” en la experiencia humana y el mundo que nos rodea? Su propuesta es,
me temo, utópica en el sentido que es posible en
circunstancias muy específicas e inusuales, pero
no algo que podamos observar en las escuelas
de hoy en día. En el proyecto de aprendizaje en
profundidad que proponemos existen algunas
implicancias muy específicas para la enseñanza,
que son a menudo manejables y, por cierto, muy
a menudo placenteras para los docentes.
El proyecto canadiense Aprender en
Profundidad
Existe una nueva propuesta que ha sido diseñada específicamente para cumplir con el criterio de profundidad en una forma que es rigurosamente simple e inmediatamente práctica en
cualquier escuela que quiera ponerla en práctica.
Ha sido denominada “Aprender en Profundidad”
y se conoce como AeP. Fue presentada en dos
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 36-46
39
Kieran EGAN y Gillian JUDSON
“Contraluz”, fotograma heliográfico
Ada Bernárdez
clases en la Columbia Británica en el año lectivo 2008/9, con 30 estudiantes. En el año lectivo
2009/10 había más de 2.000 estudiantes involucrados, y en 2010/11 había muchos más, en Canadá, EEUU, el Reino Unido, Hungría, Australia,
Japón, Rumania, China, Irán, y posiblemente en
otros países (Egan, 2010).
El concepto de AeP se puede describir en un
párrafo, y simplemente citaremos de la página
web del programa: “Aprender en Profundidad es
un programa en el cual se le da a cada niño, durante las primeras semanas de su escolarización,
un tema en particular para que aprenda sobre el
mismo a lo largo de toda su trayectoria escolar,
además del currículo habitual. Los temas pueden
incluir cosas tales como manzanas, barcos, el circo, gatos, trenes, el sistema solar, etc.
Los estudiantes se reunirán de forma regular
con sus maestros supervisores, quienes los guiarán, les harán sugerencias, y los ayudarán mientras los estudiantes construyen sus portafolios
personales sobre sus temas. El objetivo es que
cada niño, antes de finalizar su escolarización,
haya construido un conocimiento genuino de
40
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 36-46
ese tema. La expectativa radica en que
este proceso transformará, para la mayoría de los niños, su relación con, y su
comprensión de la naturaleza del conocimiento. También debería transformar
para cada niño la experiencia de la educación” (www.ierg.net.LiD). El sitio web
también apunta: “Aprender en Profundidad (AeP) es un programa inusual y
tiende, después de la primera y simple
descripción, a generar entusiasmo en
algunas personas y hostilidad en otras.
Mientras que la idea básica es bastante
simple, consideramos que las potenciales
implicancias del programa para los estudiantes, docentes, y escuelas son profundas.” Otra rareza del programa es que es
completamente voluntario y totalmente
libre de cualquier forma de clasificación.
Los estudiantes, ayudados por sus maestros, deciden en su totalidad el orden del
estudio de los temas.
Queremos analizar brevemente tres
características del proyecto AeP. En primer lugar describiremos las implementaciones iniciales del mismo para intentar
entender por qué el programa está despegando con tanta rapidez, aún cuando
a algunas personas les parece, en un primer momento, extraño e impracticable por una
u otra razón. En segundo lugar nos gustaría analizar algunas objeciones comunes que inicialmente se le han hecho al programa. En tercer lugar
destacaremos las principales características del
tipo de pedagogía que se requiere para respaldar
y mantener el proyecto AeP y otras experiencias
significativas de aprendizaje en el aula.
En una escuela en Langley, Columbia británica, una maestra decidió probar el AeP luego de
escuchar una descripción del programa en una
clase que estaba tomando en la universidad. Debería decirse que lo hizo en medio de no poco
escepticismo por parte de sus colegas docentes, lo
que es peor aún. Al año siguiente, otras seis maestras en la escuela comenzaron a implementar el
programa en sus clases, en 2010/11 existen once
maestras que lo implementan, y ahora se sabe que
toda la escuela aplica el programa. Cabe preguntarse qué encontraron esos docentes en el programa que los hizo cambiar de un escepticismo
despectivo a un entusiasmo por la implementación del mismo, sólo en un año. Vieron una clase
de estudiantes que mostraban enorme entusias-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Adaptándose a nuevas formas de enseñanza…
mo por aprender sobre sus temas individuales,
que también traían a la escuela materiales para
ayudar a sus compañeros a construir sus portafolios, que venían a la escuela con energía especial el día que tenían su horario libre para AeP,
que le comentaban a sus padres y hermanos sobre lo que estaban aprendiendo, que aumentaban
su conocimiento en las bibliotecas, leyendo artículos y revistas, visitando páginas de Internet,
dibujando, siguiendo pistas, hablando con adultos, incluyendo a otros maestros, etc. La primera maestra de Langley, que ha estado enseñando
por cerca de 30 años, dijo “Nunca antes he experimentado el tipo de preguntas y de interacciones
que ahora tengo con mis alumnos... nunca he experimentado esta clase de conversaciones con los
niños.” Otro maestro resumió su experiencia después de un año simplemente diciendo “¡Los niños
aman esto!” Una maestra en Oregon escribió: “El
proyecto Aprender en Profundidad ha aportado a
nuestros estudiantes una relación completamente
nueva con el aprendizaje, que ha sido sorprendente en su profundidad y calidad. Después de ver en
funcionamiento el proyecto Aprender en Profundidad en nuestra comunidad escolar, sé que éste ha
sido un elemento crítico ausente. Ha demostrado
ser todo lo que imaginamos (y mucho más que no
imaginamos) cuando [en un principio] escuchamos acerca del mismo.” (Citas tomadas del sitio
web de AeP.)
Estas son, hasta ahora, las respuestas típicas
de los maestros. Las incluimos –aún cuando el
párrafo se parezca más al tipo de publicidad que
se podría ver en un anuncio sobre una medicina nueva y dudosa– para mostrar un aspecto de
la respuesta al AeP hasta el momento. Está claro
que, las personas a quienes les atrae la idea y que
quieren hacer que funcione en la práctica van a
alentar una respuesta entusiasta en los estudiantes. Pero concluyamos con este vistazo a la manera en que los defensores del programa AeP consideran su aplicación recurriendo a otra sección de
la página web de una escuela, donde el programa
se presentó durante el año lectivo 2009/10:
“Aprender en Profundidad... es simplicidad en sí
mismo. Se asignan temas al azar a los estudiantes
a quienes se ha examinado a fondo para indagar
si poseen la riqueza adecuada que garantice años
de estudio. Los estudiantes reciben temas individuales durante los años que dura la escuela primaria y los mantienen hasta que se gradúan en
la escuela secundaria. No existen tareas, ni fechas
límites, ni presión alguna para mostrar resultaISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
dos. Esto es aprender por el gusto de aprender
(for the sake of learning). Los estudiantes reciben apoyo y aliento, una medalla grabada con el
tema (para inspiración), y un ‘cuaderno de inicio’ para ayudarlos a organizar sus pensamientos.” (http://web.corbett.k12.or.us/pdf/newslet3_10.pdf )
El programa comienza con una ceremonia
inicial de “revelación”, a la que asisten padres, tutores, hermanos, etc., en la cual el niño recibe
una carpeta portafolio y conoce el tema sobre el
cual ella o él se convertirá en experta/o. En algunas escuelas también se les da una cinta con una
medalla que incluye su nombre y tema; en otras
reciben una placa con su nombre y tema y una
imagen en colores del tema. La placa se coloca
luego en una pared en la escuela. Al comienzo,
el programa AeP no necesita ocupar más de una
hora semanal en la escuela. Cada vez más se trabaja fuera de la escuela. El portafolio principal se
guarda en la escuela (de manera bastante rápida
la carpeta inicial queda chica y algunas escuelas
le han dado a cada alumno una caja de Ikea). Los
estudiantes también reciben una “carpeta viajera” en la cual pueden colocar objetos que traen
de sus hogares. Se alienta a los padres a ayudar
–pero no a hacerse cargo. Los padres y tutores
reciben una carta acerca del programa que sugiere, por ejemplo, que no es deseable que Sarah
reciba su tema un día y su padre baje cincuenta
y cinco gigabytes de información sobre las manzanas al día siguiente!
El programa fue diseñado para comenzar en
los primeros años de escolaridad, pero ya existen
implementaciones en algunas partes en cada año
escolar, incluyendo el último año de las escuelas
secundarias. De manera aún más inesperada, el
programa atrae la atención de quiénes están a
cargo de hogares de ancianos, ya que parece ofrecer una actividad más estimulante y cautivadora
desde lo intelectual que el bingo cotidiano y los
rompecabezas. Inesperadamente, una vez más,
el programa ha cautivado a muchos estudiantes
que a menudo se resisten a aprender, o se consideran “en riesgo”, y les ha dado algo que les es
propio y que pueden proseguir a su modo. Un
alumno que “rendía poco”, de doce años, sólo se
interesaba en practicar en su patineta. La maestra lo convenció de tomar “la rueda” como tema
–para fin de año el estudiante estaba estudiando
la física del balance, las resistencias en superficie
y otros temas afines.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 36-46
41
Kieran EGAN y Gillian JUDSON
Objeciones al programa, y respuestas
Objeción: La idea de asignar un tema al azar a
un alumno para que lo estudie por los siguientes
doce años más o menos de vida escolar es algo
exagerada. Se debe dar a los estudiantes una variedad de temas.
Respuesta: Uno de los principios subyacentes
del proyecto AeP es que “Todo es maravilloso
–si sólo sabes lo suficiente sobre el tema.” Existen muchas otras razones para creer que la asignación de temas al azar funciona mejor (se debate en Egan, 2010) –en especial si se asignan en
una ceremonia significativa, con padres y otras
personas presentes. Una está relacionada con el
tipo de elecciones que los estudiantes tienden a
hacer: los maestros que insistieron en dar a los
niños una variedad de temas descubrieron inicialmente que elegirían temas insinuados por
un interés inmediato o una película que habían
visto recientemente. Lo que le interesa a un niño
de cinco años raramente le interesa cuando tiene
quince. Asimismo, si algo no funciona bien al
armar un portafolio acerca de un tema que el/
ella ha elegido, el alumno/a sólo puede culparse a sí mismo, hecho que no resulta para nada
satisfactorio. Viendo esto desde una perspectiva
más pragmática, se ha comprobado de manera
sistemática que en un par de semanas el grado
de compromiso con el tema es total; es “mío”. La
niña a la que al azar se le asignó el tema “pájaros” se identifica a sí misma rápidamente con el
mismo, ayudada por el hecho de que el resto de
la clase la reconoce a ella como la persona de los
“pájaros” y aquella a quien referir información
o imágenes que puedan encontrar sobre pájaros. Todos los niños de la clase tienen un tema
diferente. Habiendo dicho todo esto, consideramos que puede haber situaciones en las que
la elección puede funcionar bien, aunque esta
elección tendría que hacerse a partir de temas
identificados de acuerdo a los criterios que se
describen más abajo.
Una de las precursoras en implementar el
programa insistía en permitir a los estudiantes
que elijan sus temas. Pero enseguida se vio en
problemas dada la cantidad de estudiantes que
querían estudiar “mascotas”, “princesas” y “dinosaurios”. En el segundo año, ella les permitió
elegir tres temas, y luego acordaban con ella lo
que ella consideraba que sería mejor para cada
estudiante en particular. El tercer año, ella llegó
a la conclusión de que lo que mejor funcionaba
era la asignación de temas al azar.
“Tierra árida”, óleo
Ricardo Arcuri
42
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 36-46
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Adaptándose a nuevas formas de enseñanza…
Ahora, habiendo presentado este caso de estudiantes al inicio de su escolarización, se ha
comprobado que la experiencia ha confirmado
en gran medida nuestros argumentos no intuitivos que indican que es mejor asignar temas al
azar a niños que recién comienzan sus programas
de AeP. Un poco para nuestra sorpresa, descubrimos que el AeP había sido utilizado con estudiantes de distintos años y cursos escolares en alguna
escuela y en algún lugar. Nuestra recomendación
es que alrededor de los 9, 10 u 11 años se debería dar la posibilidad de elegir temas si comienzan a esas edades, y en la medida en que son más
grandes ir otorgando mayor libertad de elección.
Para estudiantes de entre 9 y 13 años, sugerimos
que ellos elijan de entre un conjunto de temas
que se pueden ver en el sitio web de AeP (www.
ierg.net/LiD). Para estudiantes de entre 14 y 18
años sugerimos que al momento de elegir sus temas, sólo adhieran a los criterios descriptos en el
mismo sitio web].
Objeción: Si bien este es un simple agregado al curriculum actual, y gran parte del trabajo
puede realizarse fuera de la escuela, el programa
es sencillamente demasiado difícil de organizar.
¿Cómo podemos coordinar a estudiantes que van
de una escuela a otra, avanzando año tras año y
controlar de alguna manera todos esos portafolios que ellos irán acumulando?
Respuesta: Bueno, en un punto estas preocupaciones pragmáticas son absolutamente importantes cuando se considera cualquier nuevo
programa en las escuelas, pero también, por supuesto, uno tampoco quiere dejar que la burocracia administrativa sea más fuerte que la educación misma. Es decir, la pregunta inicial es si el
AeP tiene valor educativo, y si tiene mayor valor
que algunas de las cosas que podríamos estar haciendo en el presente, en ese caso deberíamos dar
los pasos necesarios para implementar el AeP.
Aunque parezca extraño, tal vez, la objeción
pragmática acerca de que el programa es impracticable en aulas normales no ha sido, hasta ahora,
el caso. Casi todos los programas iniciales reservan algún espacio para lo que en algunas partes
se denomina “tiempo de exploración” o algo por
el estilo, o en aquellas escuelas en las que tienen
la suerte de contar con instalaciones adecuadas
“tiempo de biblioteca”. Es decir, hasta el momento, ha resultado en todos los casos bastante fácil
para las escuelas acomodar el programa AeP. Si
esta facilidad continuará así queda por verse. Tal
vez un signo de lo que vendrá lo presenta el caso
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
de una escuela en Victoria, Columbia Británica.
El maestro pensó que el programa AeP podría
constituir un buen proyecto anual para sus difíciles alumnos de sexto grado. Al final del año los
alumnos le pidieron que acordara con el maestro
de séptimo grado para que ellos pudieran continuar trabajando en sus portafolios AeP.
Objeción: Los alumnos se aburrirán con un
solo tema. ¿Qué haremos cuando ellos hayan
aprendido todo lo que quieren saber acerca de
ese tema? ¿Pueden cambiarse a otro? ¿No debería haber un momento, por ejemplo entre quinto y sexto grado, en el que todos puedan cambiar de tema?
Respuesta: Un problema que plantea este proyecto es que está diseñado para crea en las escuelas condiciones que antes no existían. No se preveía en ningún lugar que hubiese un elemento del
curriculum diseñado para construir un conocimiento experto acumulativo de esta naturaleza.
De modo que, en primer lugar, sería muy beneficioso hacer un esfuerzo de la imaginación para
anticipar algunos de los cambios que este tipo
de programa podría traer aparejados. Por cierto,
parece poco probable que en el futuro veamos
estudiantes continuando con el mismo tema sin
cambios, si el programa AeP funciona como parece factible que lo hará, y como está funcionando
en muchos países. Por lo tanto, el aburrimiento
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
“Tríada”, fotograma heliográfico
Ada Bernárdez
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 36-46
43
Kieran EGAN y Gillian JUDSON
es producto de la ignorancia y no del conocimiento. La expectativa de aburrimiento se basa
en nuestra experiencia con estudiantes que hoy
aprenden muchas cosas pero de manera superficial. Esa circunstancia en la que verdaderamente se puede atraer su interés hacia ciertos temas
no podrá concretarse en esas aulas en las que los
maestros tienen que pasar constantemente y de
modo superficial de uno a otro de los contenidos curriculares obligatorios sólo para asegurar
“cobertura”. Por lo general, cuanto más sabe uno
acerca de algo, más interesante resulta. Podemos
anticipar que una vez que los estudiantes pasan
cinco o seis años armando sus portafolios acerca de, digamos, los pájaros, ellos se mostrarán
reacios a abandonar el tema y pasarse a otro. En
este caso, esto lo dirá el tiempo, por supuesto, y
no hay duda de que habrá variabilidad significativa entre estudiantes respecto de esto así como
en otras cuestiones. Pero el aburrimiento parece
ser el producto menos probable de Aprender en
Profundidad.
Objeción: Debido a que el programa es completamente voluntario, los estudiantes pueden
abandonarlo en cualquier momento por cualquier razón y luego de los primeros años, durante
los que los niños tienden a hacer todo aquello que
se espera de ellos, algunos estudiantes comenzarán a abandonar y seguramente esto conducirá a
una estampida hacia la salida. ¿Por qué deberían
los estudiantes –y maestros– adoptar un programa y trabajar en algo que no es un requerido, evaluado, recompensado o castigado, y que tampoco
tiene poder coercitivo alguno?
Respuesta: Esta es también una pregunta empírica que solo el tiempo podrá contestar. Hasta
ahora, aunque poco tiempo ha pasado, al momento de este escrito recién estamos en el final
del tercer año de implementaciones en aquellas
escuelas que lo han estado haciendo más largo,
y ningún niño/a a pedido salir del programa. En
cambio, más comúnmente se han recibido solicitudes inesperadas de sus hermanos/as para
incorporarse al mismo. También resultó inesperado que en muchas escuelas los maestros mismos hayan tomado algún tema y comenzado sus
portafolios. Si los estudiantes abandonan no se
pierde nada de su situación actual en su escolarización. Pueden existir también buenas razones
para que un alumno abandone por algunos meses y luego retome su portafolio más adelante.
Si uno piensa en un tema de AeP como si fuera
un hobby, se puede argumentar que, algunos de
44
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 36-46
los mecanismos que atan a los niños a sus hobbies estarán, por unos pocos años, también activos haciendo que sigan armando sus portafolios.
Pero la primera razón por la que, anticipamos,
esta objeción tendrá poco peso para la mayoría
de los estudiantes es porque a los seres humanos
les gusta aprender. De alguna manera levemente
extraña hemos creado en nuestra institución educativa principal –la escuela– condiciones en las
que virtualmente todo el aprendizaje es coercitivo
–todo está sujeto a algún tipo de evaluación y los
estudiantes se ven permanentemente calificados
y clasificados sobre la base de exámenes formales o informales de uno u otro tipo. Es como si,
sencillamente, no creyéramos que la gente pueda
aprender a menos que los obliguemos a hacerlo,
ya sea por delicada persuasión o por una rigurosa evaluación de alto rendimiento. El AeP sería
una de las pocas actividades de aprendizaje en
las escuelas que es completamente no coercitiva.
De igual modo, la mayoría de los maestros obtienen su mayor recompensa de la experiencia de
sus alumnos deseosos por aprender, pero hemos
generado tantas presiones en los maestros que al
mismo tiempo redujimos considerablemente las
posibilidades para que esta experiencia gratificante tenga lugar. Los maestros que han optado
por AeP informan que, por cierto, les toma tiempo extra –aunque, una vez que está en marcha, es
menos de lo que esperaban ya que los alumnos,
bastante rápidamente, comienzan a trabajar independientemente– pero desean continuar con
el AeP por la satisfacción que implica ayudar a
niños que están aprendiendo con avidez acerca
de temas por los que comienzan a desarrollar una
gran pasión. Es como si el AeP re-estableciera su
fe en el hecho de que los niños aman aprender,
una fe que la escuela tiende a socavar demasiado a menudo debido a sus prácticas encubiertas
o coercitivas. Muchas de las objeciones iniciales
que se hicieron al programa AeP se referían a la
dificultad de implementación del mismo debido
a una u otra razón. Estas objeciones se han visto
desmerecidas por la experiencia de los últimos
años. Es posible que una versión de esas objeciones pudiera tener cierta validez en caso en que
las implementaciones iniciales comenzaran a fracasar pero deberemos esperar a ver esos fracasos para examinar qué es lo que salió mal. Hasta
ahora, los maestros sólo han tenido experiencias
notablemente exitosas, en gran medida, sin duda,
debido al efecto Hawthorne y al entusiasmo de
esos “primeros” maestros en adoptarlo. Pero no
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Adaptándose a nuevas formas de enseñanza…
tiene mucho sentido analizar, ahora, argumentos
cuyas conclusiones indicaban que el programa
sería imposible de implementar.
Implicancias para la práctica
Resulta claro que, involucrar la imaginación
de los estudiantes en el material curricular es una
de las claves de un aprendizaje exitoso. Nos gustaría sugerir una manera en la que podríamos
contribuir a una enseñanza efectiva y que además involucre el uso de la imaginación día a día,
y al mismo tiempo colabore con el aprendizaje
en profundidad.
En Educación Imaginativa (EI), las emociones y la imaginación constituyen los principios
centrales que guían la teoría y la práctica. Más
que simplemente un “gancho” o la materia prima del “arte”, en EI se reconoce a la imaginación como uno de los grandes burros de carga
del aprendizaje. Más que un enfoque ampliamente orientado hacia los objetivos, éste es un enfoque de enseñanza-aprendizaje orientado hacia la
imaginación. La atracción generada por las herramientas de aprendizaje de los estudiantes –las
estrategias con las ellos piensan, son lo que denominamos siguiendo a Vygotsky (1978), “herramientas cognitivas”– se utiliza para delinear
lo que se está enseñando. (Para saber más acerca
del enfoque a la enseñanza usando herramientas
cognitivas ver el sitio web de IERG–www.ierg.
net.) Para los más chicos, estas herramientas incluyen cosas como la forma de cuento, opuestos
binarios abstractos y afectivos, la metáfora, las
imágenes mentales vívidas, los juegos, el teatro
y los juegos y la rima, el ritmo y el patrón. Son
éstas herramientas de la oralidad que ayudan a
los niños a pensar y dar sentido al mundo que
los rodea a medida que desarrollan la capacidad
de hablar una lengua oral. Para estudiantes más
grandes, las herramientas cognitivas de la lengua escrita se convierten en formas poderosas
de compromiso con el mundo. Las mismas incluyen: la forma narrativa, la asociación con héroes/ cualidades humanas transcendentales, los
extremos y límites de la realidad, la humanización del significado, la representación visual del
conocimiento y el sentido de asombro. ¿Qué significado tiene esto para la enseñanza? Para poder
hacer que el conocimiento que le enseñamos a los
niños sea significativo, querremos darle un formato que utilice estas herramientas. En la clase
de AeP podemos apoyar a nuestros estudiantes
en sus investigaciones en curso sobre determinados temas guiándolos a considerar estas dimensiones imaginativas.
La otra innovación pedagógica que hace que
este programa funcione es una nueva forma del
“Bajo Giuliani”, óleo
Ricardo Arcuri
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 36-46
45
Kieran EGAN y Gillian JUDSON
antiguo proceso de “facilitación” progresiva del
aprendizaje de los estudiantes. Es decir, el maestro no puede “enseñar” todos los temas a los estudiantes, dado que el conocimiento de los maestros acerca de cada uno de ellos se ve rápidamente
dejado atrás por los estudiantes. Pero lo que el
maestro puede aportar y necesitará hacerlo sistemáticamente, es la guía acerca de las dimensiones
del temas que el estudiante puede explorar a continuación, o diferentes actividades de las que pueden participar y que los expondrá a nuevas áreas
de conocimiento. Es decir, el maestro aporta una
riqueza de comprensión acerca de cómo se pueden explorar los temas, y estas herramientas genéricas pueden usarse de modo flexible con cada
uno de los estudiantes que necesite ayuda.
También vemos implicancias inmediatas en
la práctica docente, en particular, una transición
hacia un enfoque a la enseñanza centrado en la
imaginación. Los maestros apoyan estas investigaciones en curso de sus estudiantes sobre sus
temas para AeP incursionando en los rasgos distintivos de la vida imaginativa de sus estudiantes. En un aula o escuela que adoptó el AeP, los
maestros diseñan sus clases y unidades de modo
de poner el foco la importancia emocional de
esos temas. De esta manera, atraen y ejercitan la
imaginación de sus estudiantes como parte del
proceso de aprendizaje. El conocimiento se hace
memorable y significativo. Si bien nosotros tendremos que esperar hasta completar la investigación para tener un análisis más detallado de los
resultados de la misma sobre AeP antes de estar
en condiciones de decir algo de modo convincente sobre el programa, el sentido dominante
que hemos percibido luego de visitar una cantidad de escuelas en dónde se ha implementado, es
que algo está funcionando en una proporción que
no era la esperable. Retenemos en nuestra retina
imágenes de grupos de estudiantes portando con
gusto sus carpetas de AeP Niños, un niño que iba
a trabajar con una niña, que no eran amigos, sólo
porque habían descubierto algo en sus temas que
tenían en común y que ambos podrían agregar a
sus portafolios, una niña que le pidió a su papá
que le comprara dos pájaros para poder estudiarlos durante las vacaciones de verano y luego liberarlos, un grupo de niños de cinco años que nos
preguntó cuál era nuestro tema –como si por derecho todos tuviéramos que “tener un tema.” Pero
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 36-46
Nota
1
El artículo ha sido traducido por el Servicio de Traducción de la Facultad de Ciencias Humanas –UNLPamArgentina (SERTRA).
Bibliografía
BONSER, F. G. (1921). “Dangers and difficulties of the project method and how to overcome them” en Teachers
College Record 22, 297-305.
Conclusión
46
principalmente nos sorprendieron los maestros
que, desconcertados, admitieron que no habían
visto algo así antes.
BARROW, R. (1981). The philosophy of schooling. Sussex,
Harvester.
EGAN, K. (2010). Learning in depth: A simple innovation
that can transform schooling. Chicago, University of
Chicago Press.
GARDNER, H. (1983). Frames of mind: The theory of multiple intelligences. New York, Basic Books.
GARDNER, H. (1999). The disciplined mind: What all students should understand. New York, Simon & Schuster.
HELM, J.H. y KATZ, L.G. (2001). Young investigators: The
project approach in the early years. New York, Teachers
College Press.
HIRST, P., BARROW, R., WHITE, P. (1993). Beyond liberal
education: Eassays in honor of Paul H. Hirst. London,
Routledge.
HIRST, P. (1974). Knowledge and the curriculum. London,
Routledge & Kegan Paul.
HIRST, P. y PETERS, R. S. (1970). The Logic of Education.
London, Routledge & Kegan Paul.
KATZ, L.G. y CHARD, S. C. (1989). Engaging children’s
minds: The Project Approach. Norwood, NJ, Ablex
Publishing.
KILPATRICK, T. H. (1918). “The Project Method” en Teachers College Record 19: 319-334.
KNOLL, M. (1995). “The Project Method: Its origin and
international influence” en V. Lenhart y H. Röhrs (eds.)
Progressive education across the continents. A handbook. New York, Lang, pp. 307-318.
Fecha de recepción: 15 de noviembre 2012
Primera evaluación: 15 de diciembre 2012
Segunda evaluación: 17 de diciembre 2012
Fecha de aceptación: 17 de febrero 2013
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
¿Qué es una educación de calidad?
Ovide MENIN*
Detalle obra “Diálogo”
Rosario Fernández
(*) Dr. en Psicología. Universidad Nacional del Litoral. Psicólogo (UNL).Rector
de la Universidad de Rosario. Profesor
Regular e Investigador categoría I, de la
Universidad de Rosario. Dr. Honoris Causa de la Universidad Nacional de Rosario (2002).
Italia 982 7° Piso (2000) Rosario
[email protected]
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Resumen
What is high quality education?
Cada vez que se habla de una educación
de calidad, buena o mala, se generan confrontaciones porque cada cual expresa lo
que se le ocurre, cargado de ideología y
por ende de subjetividad. Depende de la
circunstancia en la que se nos hace la pregunta, también depende de los parámetros y los paradigmas a los que adhiere el
evaluador. En el trabajo se plantea que
la calidad de la educación pasa por el tamiz de tres grandes paradigmas: la necesidad de leer; la pasión que pone el docente, demostrando que cree que su rol lo
desempeña con convicciones profundas y
cumplir con tres cuestiones elementales:
planificar la clase, desarrollarla y autoevaluarla. Esta tarea requiere de la capacidad
de enmienda, reflexión y estudio y que los
docentes se atrevan a crear formas de trabajo poniéndose en el lugar del otro.
Abstract
Each time people speak about education
quality, good or bad quality, confrontations arise because everyone expresses
what he/she thinks, loaded with ideology
and therefore, subjectivity. It depends on
the circumstance in which we are asked
the question as well as on the parameters
and the paradigms the evaluator supports.
In this paper it is considered that the quality of education is sieved by three main
paradigms: the necessity of reading, the
teacher’s passion showing his/her strong
convictions on their role, and fulfilling
three essential requirements: to plan, to
develop and to evaluate the class. This
task requires the capacity of correction,
reflection and study, and that the teachers
dare to create work ways that put them
in the place of others.
Palabras clave: calidad, evaluación, enseñanza, reflexión.
Key words: quality, evaluation, teaching,
reflection.
C
ada vez que se habla de una educación de calidad, buena o
mala, se arma un verdadero embrollo, porque cada cual expresa lo que se le ocurre, cargado de ideología y por ende de subjetividad. Casi siempre se responde a pura emoción, por decirlo
de algún modo. Depende de la circunstancia en la que se nos hace
la pregunta. No obstante eso, también depende de los parámetros
y los paradigmas a los que adhiere el evaluador, generalmente externo a la institución educativa. Los padres, los alumnos mismos,
suelen repetir lo que alguno de los llamados expertos o especialistas en el tema, han instalado a través de sesudas elucubraciones o
bien, según lo que ha escrito en algunos de sus libros. El concepto fundamental, cuasi eterno, de las dos categoría: bueno o malo;
aceptable o inaceptable, sigue preocupándonos a unos y a otros.
Ciertos periodistas, amantes del “inductivismo”, inducen –valga la
redundancia– al docente o bien al público lector, a opinar “sobre
un cuánto hay” sobre el particular. Lo digo porque me ha ocurrido
también a mí, como a cualquiera otro; que esa interrogación que
se nos hace “a boca de jarro” reciba una respuesta repentina, con
lo cual suelen meternos en el embrollo al que hago referencia y sea
tomada como palabra experta, cuando no siempre lo es.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp.
pp.47-50
9-11
47
Ovide MENIN
Cuando me refiero al parámetro en el cual el
docente de cualquier estatus o categoría, se instala para evaluar su propio quehacer, o bien al
de otro colega, dentro de ese mundo complejo
que constituye una institución educativa, termina casi siempre adjudicándole o adjudicándose
a si mismo, un valor numérico. Me refiero a ese
conjunto de variables que dentro de un sistema en
acción y por ende en transformación periódica,
sirve para adjudicar dicho puntaje; casi siempre
de 1 a 10. Otras veces de 1 a 100.
Porque seamos sinceros ¿Acaso no es eso lo
que hace la educación, cualquiera sea el nivel del
complejo sistema educativo, al que incluyo los
tradicionalmente llamados “Institutos de Nivel
Terciario”; incorporando también, por supuesto,
las Universidades en dicho nivel?
Casi siempre adjudicamos un número; pocas
veces un concepto relativo: malo, regular, bueno,
muy bueno, excelente y hasta laudatorio, que expresamos con un latinismo tal como: “cum laude”.
En cuanto al paradigma, que no aspira a asignar números, sino cualidades ejemplares, o como
dicen autores tales como Thomas Kuhn, autor de
aquel libro tan usado por muchos de nosotros,
que tituló “La estructura de la revolución científica”, donde dice que el paradigma es el “conjunto
de prácticas que definen una disciplina científica
durante un período específico de tiempo.” (Cáptese el relativismo histórico que, tal vez a su pesar,
instala en esa frase). Todavía mas: “considero –
dice – a los paradigmas como realizaciones científicas, universalmente reconocidas, que durante
cierto tiempo, proporcionan modelos de problemas y soluciones a una comunidad científica.”
Ahora bien, la Pedagogía y su aspecto práctico, instrumental, cual es la Didáctica, así sea
una ciencia o un arte, como se preguntaba Ricardo Nasif, se preocupa desde hace tiempo por los
resultados finales de la enseñanza y los maneja
a través de las dos categorías señaladas: bueno/
malo; positivo/negativo; aceptable/inaceptable.
Yo quiero reivindicar a mis viejas maestras de
grado, tranquilas, culonas, que positivistas o no,
tal vez sin saberlo, nos contenían, nos amaban y
también ponían límites y hasta nos tiraban suavemente de la oreja. Ahora eso generaría todo
un pleito de nunca acabar porque, como lo vengo repitiendo desde hace años, el niño o la niña,
son intocables. Pero ellos bien que nos tocan y
nos insultan y se enojan con madre y todo; porque a fuer de ser sincero, las antiguas reglas de
respeto mutuo han cambiado o ya no se aplican.
48
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 47-50
Esto también tiene que ver con la educación y
la enseñanza cotidiana, que se practica dentro y
fuera del aula. La calidad de la educación también tiene que ver con el clima que se respira,
adentro y afuera, por círculos concéntricos, que
se van ampliando o achicando de acuerdo a las
circunstancias momentáneas, políticas, culturales y hasta personales.
Pero este no es el tema central de la cuestión
que como aporte, si bien escueto, quiero hacer
a la Revista PRAXIS. Empecé diciendo que con
referencia a la calidad de la educación, buena o
mala, por reducirla a las dos categorías clásicas,
no hay coincidencias. Cada cual se apoya en conceptos diferentes y hasta preconceptos. Porque
¿cuándo es buena y cuando es mala la calidad
de la enseñanza que se imparte, cualquiera sea
la institución educativa, estatal o privada, donde
se enseña? Si señores y señoras, donde todavía
se “enseña” entre comillas, pese a lo que digan
ciertos políticos o especialistas de la educación
contemporánea, liberal o neo liberal, cuando lo
cierto es que el positivismo ha vuelto a casa de
la mano de la computadora, internet, el chat y la
reverenda parafernalia tecnológica que tan excelentemente manejan nuestros niños y nuestros
adolescentes y tan limitadamente y en algunos
casos deficitariamente, muchos de nosotros. Tanto para evaluar cuanto para calificar o clasificarnos, porque todavía quedan quienes, consciente
o inconscientemente, nos “clasifican” a lo Carolus Linnaeus (Linneo), dentro de una escala de
valores dados, donde el número se nos cuela sin
miramientos. Si no, preguntémonos ¿cuánto de
subjetivo aplicamos en la apreciación de un examen que rinde un alumno, sea niño, adolescente
o adulto, a la hora de evaluarlo?
Para terminar con estas cavilaciones, quiero
decirles que la calidad de la educación pasa por
el tamiz de tres grandes paradigmas:
1. Primero que nada, leer. Me refiero a la necesidad de leer las últimas publicaciones para
descubrir los avances y transformaciones de
la materia que enseñamos, para lo cual la tecnología actual constituye un recurso noble
para estar al día con las publicaciones mas recientes. Para ello no hay que tener vergüenza
de leer resúmenes o introducciones. También
esquemas, para completarlos después con una
lectura detenida, reflexiva, con cierta tranquilidad, mandando a los chicos y al marido
o la mujer a otro lado, para pensar con tran-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
¿Qué es una educación de calidad?
“Diálogo”, tinta y acrílico
Rosario Fernández
quilidad. De lo contrario la docencia pierde
sentido. Porque, si no disponemos de plata
para comprar libros o una computadora, están
las bibliotecas, a las que hay que devolverle el
significado de su valor.
2. La calidad, la buena calidad de la educación,
tanto como de la enseñanza, pasa con mucho,
por la pasión que pone el docente, demostrando que cree que su rol lo desempeña con convicciones profundas, por su estilo y su prestancia; por la seguridad y la capacidad para
decir “no se”, “pero mañana (u otro día) le
traigo la repuesta”. Ante confesión tan sincera,
los jóvenes y los chicos son más rápidos que
nosotros en la búsqueda. Basta con apoyarlos
en dicha búsqueda de información, estarles
cerca y a disposición, sin sobreprotegerlos.
El problema ético, en estos casos, cobra un
particular significado, por múltiples razones
largo de explicar.
3. Por último y para no abusar de la paciencia
del lector, decirles que durante mis largos
años destinados a la enseñanza, he procurado siempre cumplir con tres cuestiones
elementales: planificar la clase, desarrollarla y autoevaluarla. En cuanto a la primera
recomendación (Planificar) no es necesario
hacerlo por escrito; a cierta altura de nuestra
vida docente basta con recuperar el viejo esquema positivista de: principio, medio y fin de
la lección, como se decía hace años. Es el gran
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
aporte que nos dejó aquella
teoría; todavía ahora la usamos sin confesarlo. Vean, si
no, lo que ocurre en los concursos universitarios: en 45
minutos o 60. Los aspirantes
al cargo tienen que desarrollar el tema sorteado, para felicidad o desgracia personal,
en función de un supuesto
saber acumulado, mediante
actualización permanente,
sujetos al Reglamento de
Concurso. En cuanto al desarrollo del tema, que a veces
necesita más de una jornada,
porque depende de los avances y descubrimientos que ha
cobrado en los últimos tiempos el desarrollo de la ciencia
o el arte que se enseña, me
permito aconsejar que no
estén como momias, aplastados en la silla,
pero respeten el tiempo asignado. Que usen
la pizarra o el “power-point”, sin abusar de él,
transformándolo en lo más importante de la
clase. Cierto histrionismo hace placentera la
exposición, sin caer en la mueca o el sarcasmo. Por último, la evaluación. No se trata de
sucumbir a la exigencia formal de adjudicar
una nota o puntaje; no. Se trata de estar, no
solamente atento al recurso mecánico empleado, la inteligencia, la capacidad retentiva
o la creatividad del alumno para enriquecer lo
aprehendido, en el libro o en otro medio; sino
de estar atento a las posibilidades materiales,
reales, de recreación del texto que ponen de
manifiesto alumnos y docentes. Sí, todos a
una, como en Fuenteovejuna.
Entonces, pese a la variedad de recursos,
histriónicos, técnicos, vocales, etcétera, la clase
puede resultar buena, según la jerga en boga, o
regular, o mala. No hay que preocuparse por el
resultado final si se tiene capacidad de enmienda,
reflexión y estudio. Una clase calificada de mala,
puede generar fastidio, rechazo, crítica, pero anima a la autocrítica, personal y/o colectiva, a despecho de la soberbia de algunos docentes.
Por último diré que dos términos de origen
economicistas, se han instalado en el campo educativo actual, con mayor o menor fortuna. Se trata de los conceptos de eficiencia y eficacia. Mu-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 47-50
49
Ovide MENIN
chos especialistas en didáctica, que como dije
antes, sigue siendo, a mi juicio, la parte instrumental por antonomasia del quehacer educativo,
destinado a lograr verdaderos cambios conceptuales, que cada docente emplea desde su propia
concepción filosófica ante la vida y la profesión
que ejerce. Ahora bien; ¿qué se entiende por eficacia? Al decir del especialista español R.Dieguez
Beltrán, “La eficacia forma parte del vocabulario
de la evaluación y se relaciona estrechamente con
la programación. Cuando lo evaluado coincide
con lo programado, el nivel de eficacia es máximo.” Mientras que para José Luis Castillejo Brull,
también español, hay que distinguir entre estudios de eficiencia educativa a nivel macroscópico
y los realizados a nivel microscópico, que por lo
demás son pocos. Por lo tanto para este especialista “La eficiencia es la capacidad de producir el
máximo de resultados con el mínimo de esfuerzo;
es una relación entre el valor de la producción y
el coste de la misma”. La eficacia está pegada a la
didáctica; para los que somos un poco antiguos,
nos vale el método de trabajo y enseñanza. Porque como decíamos ayer, este método es eficaz
para que un niño aprenda a leer, sumar y restar;
contar y decir, respetando concordancia, sintaxis
y todo lo que viene por añadidura. Declaro, eso
si, que estas dos categorías de análisis, no me seducen, pero han vuelto a casa de la mano de la
tecnología, si no me equivoco.
Por fin quiero cerrar mi escrito diciendo que,
tal como decía mi padre, “la libertad es libre”; por
lo tanto aconsejo que cada docente se atreva, aún
con su propia carga subjetiva, a crear nuevas formas de ponderación, entre lo aceptable y lo no
aceptable; o bien, entre lo malo, lo regular, lo muy
bueno y lo excelente; pero siempre poniéndose
en el lugar del otro, del docente y del alumno,
tanto como a esos raros especímenes que pueblan la fauna educativa de los últimos tiempos,
tan llenos de conocimientos teóricos, como carentes de práctica cotidiana; tanto docente cuanto profesional.
Bibliografía
CASTILLEJO, J. L. (1976). Nuevas Perspectivas en las
Ciencias de la Educación. Valencia, Editorial Anaya.
KUHN, T.S. (1971) [1962]. La estructura de las revoluciones
científicas. México D.F., Fondo de Cultura Económica.
MENIN, O. (1995). Psicología y didáctica: bases para una didáctica minimalista. Rosario, Homo Sapiens Ediciones.
Fecha de recepción: 12 de noviembre 2012
Primera evaluación: 12 de diciembre 2012
Segunda evaluación: 15 de diciembre 2012
Fecha de aceptación: 15 de enero 2013
“Metamorfosis”, cerámica
Ricardo Arcuri
50
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 47-50
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Pensando la tarea de investigar
Cristina NOSEI*
Detalle obra “¿Identidad?”
Ricardo Arcuri
(*) Profesora de Historia. Magíster en
Evaluación (UNLPAM). Especialista en
Análisis Institucional y Animación Socio
Cultural de la UN de Salta. Profesora Adjunta de la cátedra Didáctica. Facultad de
Ciencias Humanas, UNLPam. Datri 315
(6300) Santa Rosa, La Pampa
[email protected]
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Resumen
On thinking about how to do research
La tarea de investigar implica la intención
de profundizar nuestra comprensión del
mundo en que nos hallamos inmersos y
una comprensión más acabada de la realidad que nos ocupa y preocupa, capaz
de andamiar una intervención más adecuada a las circunstancias y a las aspiraciones que nos guían. Pero el camino del
conocimiento no está libre de obstáculos, muchos de los cuales, a primera vista,
se presentan a nuestra conciencia como
formas de ayuda. Este trabajo pretende,
de una manera no canónica, señalar algunas de las dificultades que se nos presentan a la hora de iniciar una tarea de
investigación.
Pensar la tarea de investigar es un compromiso ineludible para todos aquellos
que tenemos la responsabilidad de formar
profesionales de la educación que contribuyan a propiciar una inclusión genuina
de sus alumnos sustentada en la apropiación crítica del conocimiento socialmente validado.
Abstract
Doing research implies an intention to
deepen our knowledge of the world we are
immersed in and a better understanding
of our reality, which also worries us, and
is able to set the basis for a more adequate
intervention as to the circumstances and
aspirations which guide us. But the way
to knowledge is not free from obstacles,
many of which appear to our conscience,
at first sight, as an aid. This research paper
intends, from a non-canonical point of
view, to show some of the difficulties we
have to confront when we start doing research work. To consider the task of doing
research is an unavoidable commitment
for all those researchers who have the
responsibility of training professionals in
education that contribute to foster a genuine inclusion of their students, based
on a critical acquisition of socially validated knowledge.
Palabras clave: formación docente, investigación, dificultades.
Key words: teacher training, research, difficulties.
T
engo una profunda atracción por los textos antiguos, en particular los que refieren al mundo mítico. Operan en mí como
un disparador del pensamiento, convocan mi imaginación, me
provocan nuevas interpretaciones de la realidad. Será quizás, por
que los textos míticos, como dice J.P.Vernant (2002) no tienen un
carácter dogmático ni pretensión universalista. La renuncia a la
pretensión de imponer una única visión de realidad conlleva a una
cierta forma de tolerancia, que se traduce tanto en las múltiples
versiones de un mismo mito, como en la variedad de interpretaciones a que da lugar.
En su obra Mitos (1976) A. Eliot recupera un relato que figura
en el segundo libro de Historia de Herodoto y que siempre me pareció sumamente sugerente:
Los antiguos egipcios, cuentan que su dios Thoth, que tenía la cabeza
de un ibis, les enseño a escribir. Thoth alardeaba de su dádiva ante
las otras deidades celestiales, por lo que éstas se rieron de él. El dios
del sol, Ra, preguntó cuál había sido el propósito de Thoth.
Pues bien –gruñó el de la cabeza de ibis– ayudar a los hombres a
recordar las cosasFacultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp.
pp.51-57
9-11
51
Cristina NOSEI
Ra se rió a carcajadas
Tú –dijo señalando a Thoth– has dado a los
humanos el medio de olvidar cuanto saben. Ya
no necesitarán recordar lo visto y oído. Unos se
limitarán a anotar las cosas y otros las repetirán como idiotas que no piensan ni reflexionan.
(Eliot, 1976: 122).
¿Se podría pensar entonces que los egipcios
estaban en contra de la escritura? No considero
que esa sea la intención del relato recogido por
Herodoto. Más me parece una advertencia del peligro que implica sustituir el pensamiento propio
y la reflexión sobre lo visto y oído por la palabra
escrita que define la realidad y la petrifica. El peligro de convertirse en ‘idiotas’, palabra que significa etimológicamente ‘sin ideas’ o sea sujetos
incapaces de pensar por si mismos. Una amenaza
no menor desde la concepción de un pueblo que
Herodoto presenta como “grandes inventores capaces de calcular y concebir ideas más sabiamente
que los griegos” (Herodoto, 1949: 88).
Tuvieron que transcurrir varios siglos para
que se asumiera que la realidad no se nos imponía sin más a nuestros ojos y oídos sino que era
una construcción social instituida desde los grupos de poder. Así, explican Berger y Luckman, la
realidad definida y legitimada por las autoridades
de turno se vehiculiza a través de los procesos de
socialización asegurando con ello el control de
comportamiento social:
La realidad se define socialmente, pero las definiciones siempre se encarnan, vale decir, los individuos y grupos de individuos concretos sirven
como definidores de realidad. (Berger y Luckman, 1997: 149).
Ese mundo simbólico definido e instituido
por los ‘expertos’ da sentido y significado a la cotidianeidad, selecciona y clasifica los estímulos,
con lo cual garantiza acciones –respuesta acorde
a lo socialmente ‘aceptado’. Aceptar la definición
de realidad impuesta por los que ‘ven y oyen correctamente’, provee seguridad y garantiza una inclusión que renuncia a la crítica, particularmente
por la amenaza que implica intentar otros modos
de interpretar lo visto y oído.
El conocimiento se objetiva socialmente como un
cuerpo de verdades válidas en general acerca de
la realidad por ello cualquier desviación radical que se aparte del orden institucional aparece
como una desviación de la realidad, y puede llamársela depravación moral, enfermedad mental
52
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 51-57
o ignorancia a secas…atribuyéndosele un status
cognoscitivo inferior… mecanismo que neutraliza otras definiciones alternativas de realidad.
(Berger y Luckman, 1997: 89)
¿Es posible que las explicaciones de la cultura direccionen nuestros sentidos de la vista y el
oído? Muchos serian los ejemplos que podríamos
dar para sostener esa afirmación. Pero entre muchas escojo una por la materialidad que expresa,
la que representa la historia del llamado Salvaje
de Aveyron (Pinel, P.; Itard, J. 1978): los científicos que se ocuparon del niño criado lejos del
mundo cultural conocido, estaban convencidos
que era sordomudo, dado que no respondía a los
estímulos visuales y auditivos. Sin embargo, impávido ante los ruidos ensordecedores que generaba el equipo de investigadores, se manifestaba
alerta ante el leve crujido de una bellota. Conclusión, el niño de Aveyron era sordo a los ruidos de
la cultura pero no así a los de la naturaleza de la
cual había dependido su supervivencia.
Así podríamos pensar que la cultura nos hace,
sino sordos y ciegos, hipoacúsicos y disminuidos
visuales a todo aquello que no esta reconocido
como importante y valioso en el mundo que configura la ‘realidad’.De esta manera, dicen Berger
y Luckman, se asegura (o al menos se intenta) la
continuidad del orden social establecido y del poder que así lo constituyó. Del mismo modo que
las explicaciones propenden a mantener las formas de organización social, la amenaza de sancionar los desvíos en los que pueden incurrir los
que se obstinan en ver y oír por sus propios sentidos, disuade a muchos de intentar transgredir
las ‘verdades por todos conocidas’.
Me parece oportuno recordar el mito maya
que hace referencia a la creación de la humanidad. Nuevamente recurro al Prof. A.Eliot:
Los primeros hombres fueron esculpidos en madera y se les dio vida. Pero demostraron ser irreverentes con los dioses… de modo que decidieron
destruirlos… El dios Hurakan lo intentó una
vez más. Tomó maíz blanco y amarillo e hizo
una pasta. Con ello modeló los hombres… para
que no se asemejaran demasiado a los dioses, Hurakan formó con su aliento una nube sobre sus
ojos y así redujo su visión para que nunca más
pudieran ver demasiado. (Eliot, 1976: 85).
La misma idea se refleja en un mito mesopotámico en el que los dioses recurren a la arena para nublar la visión y disminuir la capacidad de oír.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Pensando la tarea de investigar
Tres culturas diferentes. Tres relatos similares. El poder custodia el conocimiento nublando los sentidos y castigando a los
transgresores.
Investigar: la dificultad y el riesgo
de recuperar los sentidos
“¿Identidad?”, acrílico
Ricardo Arcuri
El cristianismo no fue ajeno a esta concepción. El Génesis registra el diálogo entre la serpiente y la mujer en referencia a la prohibición
de Dios:
La serpiente dijo a la mujer:
¿Cómo os ha dicho Dios que no comáis de ninguno de los árboles del jardín?
Respondió la mujer a la serpiente:
Podemos comer del fruto de los árboles del jardín. Mas del fruto del árbol que esta en el medio
del jardín, ha dicho Dios: No comáis del él ni lo
toquéis, so pena de muerte”.
Replicó la serpiente a la mujer:
De ninguna manera moriréis. Es que Dios sabe
muy bien que el día que comáis de él se os abrirán los ojos y seréis como dioses.
Como viese la mujer que el árbol era bueno para
comer, apetecible a la vista y excelente para lograr
sabiduría, tomó de su fruto y comió. Después dio
también a su marido, que igualmente comió.
Entonces se les abrieron a ambos los ojos… (Antiguo Testamento. Génesis, 2006:16).
Todos sabemos como terminó ese desacato
a la autoridad: ambos son expulsados del jardín
del Edén
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Tanto desde los mitos como desde la
teoría, nos es posible advertir que nuestra
intención de interpretar la realidad en la
que estamos inmersos, implica afrontar al
menos dos dificultades: limpiar nuestros
ojos y oídos del ‘humo y la arena’ que implican las explicaciones instituídas de la realidad y afrontar el miedo de transgredir el
mandato de cuestionar lo ‘por todos sabido’, la inseguridad que genera dudar de lo
que no se permite dudar.
Pero no son estos los únicos obstáculos:
conocer implica además un gran esfuerzo
de nuestra parte. Esto se vislumbra en un
mito nórdico. Odín, obtiene el poder luego de vencer a sus oponentes. Rey de todos
los dioses por la fuerza recurre al Gigante
Mimir para que le otorgue el conocimiento que
le permita mantener la posición lograda. Mimir,
representado por una cabeza parlante le pregunta que esta dispuesto a dar a cambio. Odín ofrece
oro, armas, animales. Pero Mimir los rechaza y
le pide que le entregue un ojo, por que el conocimiento debe implicarle una entrega personal.
Odín no lo duda y por ello ese dios tuerto reina
con sabiduría en el Valhala, sabiduría que le ha
costado ‘un ojo de la cara’.
Construir conocimiento es un gran esfuerzo:
rastrear el estado del arte, bucear en las fuentes,
triangular los datos obtenidos, revisar los presupuestos, en definitiva, soportar el ‘síndrome de
abstinencia’ que implica suspender la explicaciones de la cultura y afrontar el peligro de atreverse
a esbozar interpretaciones no canónicas.
Construir conocimiento implica aspirar a generar una comprensión más profunda, que en el
caso de la enseñanza como actividad práctica,
propicie una intervención más adecuada. En ese
marco es necesario reconocer el problema que
configura la implicación afectiva.
Las ciencias sociales han tenido en su seno una
larga discusión –inacabada– acerca del problema de la objetividad… la asepsia afectiva es una
ilusión, una aspiración engañosa que ve en el
compromiso emocional una amenaza contra la
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 51-57
53
Cristina NOSEI
percepción de la “verdad”… la cuestión no es reprimir la implicación afectiva sino la de su utilización instrumental. (Fernández, L.1998: 33).
La autora citada nos impele a aprender a manejar la implicación, a reconocer nuestros presupuestos e inclinaciones a fin de que no distorsionen nuestra comprensión llevándonos a
conclusiones apresuradas. El manejo de la implicación es factible contrastando diversas fuentes y si es posible intercambiando ideas e interpretaciones con colegas, lo cual operará como
Un medio de control y discriminación para asegurar que los contenidos personales “puestos” en
el material no confundan nuestro análisis… y
distorsionen nuestra comprensión de los hechos…
(Fernández, L.1998: 34).
Me parece oportuno recordar aquí, y a propósito de lo antedicho, el relato de Herodoto en
referencia a la suerte del rey Creso:
Encargó Creso que preguntasen a los oráculos
si emprendería la guerra contra los persas… los
oráculos convinieron en una misma respuesta,
prediciendo a Creso que si emprendía la guerra
contra los persas destruiría un gran imperio…
(Herodoto, 1949: 29).
En las páginas siguiente Herodoto cuenta
como Creso es vencido y tomado prisionero por
Ciro que, a pesar de todo, le perdona la vida y lo
mantiene a su lado. Creso le pide autorización
para enviar mensajeros a Delfos a:
Que preguntasen a Apolo si no se avergonzaba de
haberle incitado con sus oráculos a la guerra contra los persas dándole a entender que pondría fin
al imperio de Ciro… la pitia le respondió que se
le predijo que si hacía la guerra contra los persas
destruiría un gran imperio. Ante tal respuesta si
había de resolverse sabiamente, debía preguntar
de cual de los dos imperios se trataba. Si el suyo o
el de Ciro. Si no comprendió la respuestas ni quiso volver a preguntar, échese la culpa a si mismo.
(Herodoto, 1949: 39).
El error de Creso es su responsabilidad. Su deseo de dominio (su implicación) lo lleva a comprender mal. Para que el asunto se “resolviese sabiamente” debería haber vuelto a preguntar y no
dar por supuesto aquello que quería escuchar.
Pero no solo la palabra puede llevarnos a una
comprensión errónea. La visión es igual de engañosa si no la contrastamos como otra fuente de
54
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 51-57
datos. Nuevamente la implicación puede jugarnos una mala pasada. El octavo libro de historia de Herodoto nos provee de otro ejemplo por
demás ilustrativo. En las vísperas de la batalla de
las Termópilas, Jerjes, el rey de los persas envía a
espiar a los espartanos. El informe que recibe lo
mueve al desprecio por sus oponentes ya que sus
espías le informan que los soldados de Leónidas
estaban ocupados “peinándose la cabellera”. Ese
comportamiento, a su juicio afeminado y absurdo, augura que la sola visión de su ejército los
haría huir cobardemente. Pero un griego que se
halla en su campamento le advierte:
Óyeme…lo visto no es motivo de risa…esos
hombres han venido a combatir y para ello se
preparan pues tienen esta usanza: siempre que se
disponen a arriesgar la vida se peinan la cabellera. (Herodoto, 1949: 443).
Lo que estoy tratando de decir, es que aún
cuando afirmamos estar decididos a oír y ver la
‘realidad’ debemos custodiar nuestra implicación
con datos obtenidos de otras fuentes de información, lo que en el campo metodológico se denomina triangular la información.
Y los datos deben ser interpretados, tal como
debían serlo los mensajes que los dioses griegos
enviaban a los humanos a través de su mensajero, el dios Hermes. Por ello, en reconocimiento
de lo antedicho se bautizó como hermenéutica la
actividad interpretativa
Cuando los antiguos querían representar la
capacidad de reflexionar y discernir problemas
muy difíciles, no recurrían a dioses u hombres
con los ojos muy abiertos, sino por el contrario,
a personajes con la visión vedada. Tal el caso de la
representación de la Justicia (Temis) que tiene los
ojos vendados o de la ceguera de Tiresias, el sabio
griego por antonomasia al que consultan dioses
y hombres. Esa ceguera intenta expresar la necesidad de no dejarse influir por los sentidos que
pueden advenir en engañosos sino reflexionamos
detenidamente sobre ellos. Alude a un pensar que
se sustenta en los datos, pero que a la vez toma
cierta distancia con el propósito justamente de
manejar la implicación personal que puede distorsionar nuestra comprensión profunda.
La recuperación de los sentidos y del coraje de afrontar el riesgo de ver y oír por nosotros
mismos habilita la capacidad de problematizar
tanto lo ‘aceptado’ como lo ‘ignorado’ en nuestra cotidianeidad.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Pensando la tarea de investigar
Atiborrados de respuestas nos cuesta generar
preguntas verdaderas. En el marco de la cultura
en el que somos socializados vemos y oímos lo
que nos esta habilitado registrar.
Lo visto y oído siempre tiene explicación. Y lo
que tiene explicación no genera curiosidad.
Un mito australiano ejemplifica la preocupación que genera la curiosidad al poder establecido. En una asamblea los dioses deliberan en referencia a las características que debería tener la
criatura humana y acuerdan en afirmar que:
Es bueno que las criaturas tengan entendimiento
para honrar a los dioses y cumplir sus designios…
pero no es bueno que tengan curiosidad… por
que la curiosidad es duda de lo dicho y hecho
por los dioses… la curiosidad los llevará la desobediencia y volvería a reinar el caos… (Armstrong, 2005: 97).
Sólo la curiosidad genuina nos impele a investigar, a indagar en la búsqueda de un saber que
nos permita comprender más profundamente y
oriente nuestra acción de un modo más pertinente. A criterio personal, el principal problema en el ámbito de la investigación no esta en
la cuestión metodológica, sino en la definición
del problema.
¿Qué problemas se configuran en el ámbito
educativo que ameriten ser investigados? O dicho
de otro modo ¿qué registran nuestros sentidos,
qué vemos y oímos que nos mueva a indagar?
Me preocupa cuando vemos y oímos lo ya visto
y oído, y por ende explicado
El desafío implica interrogarnos en referencia a que somos capaces de ver, oír e interrogar
acicateados por una curiosidad genuina y por un
compromiso ideológico que no acepta la naturalización del fracaso escolar, la repitencia y la exclusión de los alumnos de los sectores más vulnerables.
Me pregunto entonces si somos capaces de
ver y oír que la escuela obligatoria se extiende
pero no el conocimiento; que es mayor el número
de ingresantes a las universidades pero aumenta el desgranamiento y el fracaso; que aumentan
las investigaciones en el campo educativo pero
no impacta en la mejora de los aprendizajes; que
crecen las publicaciones especializadas, los congresos y jornadas pero no generan debates entre
los participantes.
Y si somos capaces de verlo, ¿por qué no podemos modificarlo?
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
“Laberinto”, fotograma heliográfico
Ada Bernárdez
Pienso que cuando está visto y oído, y por
ende explicado, tanto desde el material de divulgación como de producciones científicas, lo que
debería ser una ayuda al pensamiento, aspira a
ser respuesta. Y las respuestas son el final de los
interrogantes.
La autoridad de los autores no debe inhibir
nuestra autorización a interrogar la realidad. En
su obra Pedagogía de la Esperanza Paulo Freire
(1998) invitaba a abordar sus ideas como autores
y no como lectores, a no asirnos de ellas como
verdades reveladas sino como una provocación al
pensamiento propio. Él, el gran maestro, predicaba con el ejemplo y cuestionaba sus propios escritos, reformulando ideas y conceptos, pero manteniendo la coherencia de sus principios éticos
y políticos que lo impelían a trabajar en pos de
una educación liberadora. Así criticó el concepto
de concientización, que acuñara en sus primeros
escritos, al considerar que implicaba un modo de
imposición de las ideas. Y como su intención era
ayudar a generar un pensamiento autónomo, no a
replicar su pensamiento ni el de otros, construyó
el concepto de concienciación.
Entonces me pregunto: ¿cómo opera en nosotros el material producido? ¿Nos concientiza
o nos concienciza? Cuando los textos nos concientizan y nos abrazamos a los problemas y las
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 51-57
55
Cristina NOSEI
explicaciones que nos dan los autores consagrados, nos aseguramos la tranquilidad de ir por los
caminos señalados, pero, como nos recuerda Lidia Fernández (1998) renunciamos a la exploración, al pensamiento crítico y a la imaginación
creadora.
La concienciación también se nutre de la lectura, pero a diferencia de la concientización, nutre sus interrogantes no sus respuestas. Y la interrogación nos conduce por un sendero riesgoso,
por que la pregunta genuina, la que no fue aún
formulada, al menos en voz alta, interpela las verdades, la realidad configurada y con ello cuestiona sin saberlo, las autoridades académicas o políticas o ambas a la vez, que la enunciaron.
Hay cuestiones y cuestionamientos que son
política y académicamente incorrectos y solo algunos autores consagrados, con una larga trayectoria se atreven a enunciarlos, de incitar modos
alternativos de explorar y de decir.
Iniciar una investigación circunscriptos a problemas ya enunciados, impelidos a transitar por
los caminos señalizados nos asegura encontrarnos
con un conocimiento ya producido. Pero la seguridad es victimaria de la curiosidad, de la pasión
que es capaz de desoír ‘sabios consejos’ acicateada
por la necesidad de comprender lo que se le presenta contradictorio, incomprensible y en muchos
casos incluso, inaceptable.
No importa cuantas explicaciones circulen,
sigo tratando de comprender, por que me resulta inaceptable, que doce años de escuela no sean
capaces de favorecer aprendizajes relevantes; que
la formación de profesores no asegure la construcción de profesionales capaces de incidir en
el proceso educativo de miles de jóvenes a los
que la escuela representa casi su única posibilidad de generar un cambio sustancial en sus vidas;
que las investigaciones educativas se concentren
mas en los marcos explicativos, olvidando que
la enseñanza es una praxis que pretende generar
más oportunidades de aprender; que no seamos
capaces de generar redes colaborativas para socializar nuestros éxitos y fracasos de manera genuina, etc.
El conocimiento producido y los modos de
producir saber se pueden aprender, pero eso no
garantiza ‘per se’ devenir en un investigador. Curiosidad, pasión y compromiso son a mi criterio las
cualidades irrenunciables de un investigador.
Tenemos que ayudar a recuperar en nuestros alumnos la capacidad de ver y oír, el coraje
de preguntar y preguntarse por tantas cuestio56
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 51-57
nes silenciadas y el valor de intentar caminos alternativos.
Tenemos que recordar, durante todo el proceso educativo, que estamos formando docentes,
enseñantes, narradores de la cultura, no informantes de lo hecho y producido, de lo que está
legitimado como valioso y digno de ser transmitido. Y en este proceso, que nos tiene como partícipes responsables, es tan importante clarificar
las definiciones como las imágenes que nos suscita la palabra educador.
Cuando intentamos recuperar las imágenes
que la cultura construyó en referencia al maestro/ docente en general aparece la de una persona mayor que alumbra y guía por el camino a
un joven.: un adulto que ya posee el saber con el
que ilumina la senda que los jóvenes inexpertos
deben recorrer. Una adultez que intenta expresar
la serenidad de quien ya no esta expuesto a las
tentaciones capaces de desviarlo del camino correcto. El saber que posee lo hace conocedor del
camino y del destino al que el mismo conduce,
por ello es guía y conductor de la juventud.
La imagen que seleccionaron los griegos para
representar al maestro es muy diferente: el maestro griego por excelencia es el centauro Quirón.
Un centauro, criatura mitad hombre mitad caballo. La racionalidad expresada en lo humano se
complementa con la pasión y el vigor atribuida
a su parte animal.
Centauro en un vaso griego
Quirón educa a dioses y hombres por igual:
Apolo, Hércules, Asclepio, Aquiles, Jasón son algunos de sus alumnos. De la multiplicidad de sus
saberes se destaca la medicina. El mito dice que
ese conocimiento, que trasmite a los humanos,
nace del estudio de una herida que sufre y que
no puede curar.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Pensando la tarea de investigar
Imagen que me resuena poderosa por el lugar que le atribuye a la pasión en la persona del
educador, pero además, por que destaca que el
conocimiento que posee es producto de la investigación en referencia a su propia herida, una
herida que lo acicatea para intentar construir un
conocimiento capaz de aliviarla.
Pienso que en un educador apasionado el fracaso, la deserción, la repitencia con consecuencia
de exclusión social, debe operar como una herida abierta capaz de impulsarnos a buscar modos
más pertinentes para favorecer la construcción de
sujetos críticos y autónomos aptos para la cooperación social como lo soñaba Piaget.
Un educador apasionado es necesariamente
desde esta concepción un investigador apasionado. Y la pasión no solo se nutre del Eros, la fuerza vinculante sino también de la Ira, sentimiento que emerge de la indignación que produce la
naturalización del sufrimiento y el abandono de
los más débiles.
El mito del centauro Quirón nos invita a una
reflexión final dado que es el único inmortal que
renuncia a esa condición. Tal vez sea una forma
de decirnos, que ningún maestro debe eternizarse, ni en presencia ni en la palabra escrita, que
por el contrario, debe procurar formar sujetos
críticos y autónomos capaces de elegir y transitar por nuevos caminos.
El lenguaje eminentemente conceptual a fuerza de abstracción tiende alejarse en demasía de
la realidad en la que estamos inmersos y con ello
dificulta su aborde y comprensión profunda.
El acompañamiento de nuestros alumnos
en su iniciación a la docencia y la investigación
implica esforzarnos en brindar oportunidades
para un instituir un diálogo genuino posibilitado por un lenguaje compartido. Los mitos y relatos han dado prueba a través de milenios de
su fuerza y potencialidad comunicativa. Tal vez
sea momento de volver a contarlos, de socializar
sus ancestrales imágenes en procura de abonar
el desarrollo de la imaginación y la acción transformadora.
Al menos esa es la intención que me anima a
recuperarlos desde el fondo de los tiempos.
Bibliografía
ARMSTRONG, K. (2005). Breve historia del mito. Barcelona, Ediciones Salamandra.
Post Scriptum
Cuando pienso la tarea de investigar, la pienso como una labor colectiva en la que tiene que
primar el diálogo que, sustentado en una preparación científica, favorezca la emergencia de la
creatividad, no que la obstruya. Un diálogo que
genere comprensión y recuerde que no es una actividad neutra sino eminentemente política.
El uso de historias y mitos favorece la implicación emocional y la comunicación en los grupos. El placer que generan los relatos sostiene el
interés, provoca la curiosidad y favorece la emergencia de la imaginación que aspira a interpretar el mensaje acuñado por diferentes culturas y
anudarlo a su cotidianeidad, con la intención de
comprenderlo más profundamente.
En el diálogo que Paulo Freire mantuvo con
misioneros que trabajaban en comunidades situadas en el Matto Grosso, el maestro brasileño
planteaba que:
el uso de historias es sin lugar a dudas pedagógico.
Es un camino de pedagogía y política. El problema
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
es saber a favor de quien va a usar uno el mito…
difícilmente en esas historias se tendrá frases en
torno a conceptos… en ellas no hay ningún juego conceptual. Lo que hay es el propio mundo…
hay gente elitista e incompetente que piensa que en
esas culturas no hay teoría. Esas culturas son eminentemente pedagógicas… (Freire, 2007:52)
BERGER, P. y LUCKMAN, T. (1997). La construcción social de la realidad. Buenos Aires, Amorrortu.
ELIOT, A. (1976). Mitos. Barcelona, Editorial Labor.
FERNÁNDEZ, L. (1998). El análisis de lo institucional en la
escuela. Un aporte a la formación autogestionaria para
el uso de los enfoques institucionales. Notas teóricas.
Buenos Aires, Paidós.
FREIRE, P. (2007). Pedagogía de la tolerancia. Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica.
FREIRE, P. (1998). Pedagogía de la esperanza. México,
Siglo XXI.
HERÓDOTO. (1949). Los nueve Libros de Historia. Buenos
Aires, Ed. Jackson.
PINEL, P. e ITARD, J. (1978). El salvaje del Aveyron: psiquiatría y pedagogía en el iluminismo tardío. Buenos
Aires, Centro Editor de América Latina.
VERNANT, J.P. (2002). Entre mito y política. México, Fondo
de Cultura Económica.
Fecha de recepción: 10 de noviembre 2012
Primera evaluación: 18 de noviembre 2012
Segunda evaluación: 22 de noviembre 2012
Fecha de aceptación: 22 de diciembre 2012
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 51-57
57
Partir de historias académicas para resignificar
y planificar propuestas de enseñanza
en la formación docente
Jorge Luis OLIVARES* y Tamara MORALES**
Resumen
Detalle obra “Sin título”
José Florez Nalé
Un importante número de investigaciones han enriquecido el conocimiento histórico acerca de cómo aprenden los
estudiantes y cúales son los enfoques de
enseñanza en el ámbito académico. A diferencia de otras investigaciones, nos propusimos emplear las biografías académicas como herramienta para: 1) conocer
barreras y fortalezas en el aprendizaje que
construyeron los estudiantes del profesorado durante la trayectoria académica; y
2) como mediador comunicacional para
dialogar, planificar y resignificar los enfoques de su formación pedagógica.
Este proceso de investigación acción, nos
permitió conocer y reflexionar sobre las
experiencias de estudiantes universitarios
en las cuales perviven barreras y fortalezas.
Nuestra preocupación social como formadores de formadores es que las barreras
persisten y son obstáculos para la obtención de aprendizajes integrados y aplicados a la vida. Si en la formación docente
universitaria las barreras no son analizadas, continuarán favoreciendo la replicación de aprendizajes memorísticos, enfoque opuesto al que nos proponemos.
Palabras clave: biografías académicas, barreras y fortalezas, planificar, resignificación de aprendizajes.
Using academic stories in teacher training: a new way to plan and give meaning
to teaching proposals
Abstract
A significant number of investigations
have enriched the historical knowledge of
how students learn and which are the approaches to teaching in academia. Unlike
other research, we set out to use academic
biographies as a tool to: 1) learn about
barriers and strengths in the learning that
was built by students of the faculty during the academic career; and 2) as a communicational mediator to discuss, plan
and rethink their pedagogical training approaches. This action research, allowed us
to meet and reflect on the experiences of
University students in which barriers and
strengths live on. Our social concern as
trainers of trainers is that barriers persist
and are obstacles to obtain learning that is
integrated and applied to life. If these barriers are not parsed in university teacher
training, they will continue favoring the
replication of rote learning, an approach
opposite to that we intend.
Key words: academic biographies, barriers and strengths, to plan, resignify
learning.
Introducción
(*) Titular de la cátedra de Cuerpo Humano I y Adjunto de Cuerpo Humano II de
la Carrera del profesorado en Ciencias
Biológicas y Anatomofisiología de la Carrera Licenciatura en Química, Facultad
de Ciencias Exactas y Naturales, UNLPam. Profesor Universitario egresado de
la UMSA. Doctor en medicina egresado
de la UNL Especialista en Nutrición y Endocrinología UNL. Docente investigador
categoría III.
(**) Profesora en Ciencias Biológicas egresada de la UNLPam. Docente en el Colegio Secundario de la UNLPam. Colaboradora de la Cátedra de Cuerpo Humano II.
[email protected]
TE: 02954-434259
58
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
58-65
pp. 9-11
I
mportante número de investigaciones han enriquecido el conocimiento de cómo aprenden nuestros estudiantes y cómo
participan los docentes en su enseñanza en ámbitos académicos.
Las reflexiones ponen de manifiesto la adquisición de aprendizajes
memorísticos, no articulados y con falta de aplicación a la realidad.
Emilio Tenti Fanfani (2007) y Vilma Pruzzo (2010) realizan aportes
para una pedagogía social y dirigen la óptica a la necesidad de contemplar las subjetividades y experiencias de nuestros educandos,
empleando mediadores para poder contextualizar la enseñanza
y el aprendizaje para la vida (Pruzzo, 2013). En este sentido, y a
diferencia de otras investigaciones, nuestro objetivo de emplear
las biografías académicas no es solo conocer los enfoques de enseñanza y aprendizaje que han transitado históricamente los estuFacultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Partir de historias académicas para resignificar…
diantes del profesorado en Ciencias Biológicas,
sino emplear esta herramienta como mediador
de la comunicación para planificar y resignificar
la formación pedagógica. En esta investigación
acción nos paramos desde la universidad, mirando hacia atrás, constructivamente. Partimos
de la concepción de que conocer las experiencias de nuestros estudiantes es una manera de
evaluar integralmente a esta persona en la cual
pueden pervivir barreras y fortalezas. Nuestro
objetivo y preocupación social es rescatar las fortalezas e interpretar las barreras, que aún hoy,
podrían obstaculizar la obtención de aprendizajes integrados y relevantes en los estudiantes.
Pretendemos desarrollar una formación docente
consciente e intencionada, con resignificación de
las experiencias de la historia pedagógica de los
estudiantes (Delorenzi, 2009). Esta historia, es
acompañada para la toma de decisiones a partir
de la formación docente propiamente dicha, por
lo cual los docentes deben plantear alternativas
de acción para que emerjan las subjetividades y
se resignifiquen aprendizajes (Pruzo, 2010). Es
en las prácticas, donde se establece un proceso
que permitirá a los futuros profesores reflexionar
sobre sus propias prácticas pedagógicas (Ardiles,
2006). La política educativa actual brinda espacios de investigación acción que pueden servir
para analizar críticamente y preguntarse de qué
modo puede contribuir la formación pedagógica en la construcción de aprendizajes relevantes
(Ardiles, 2006). Alliaud (2007) al igual Tenti Fanfani (2007) nos alertan acerca de interpretar el
discurso social, demagógico y vacío de docentes
y políticos en defensa de la autonomía, cuando
consideran a la educación como solución a los
problemas sociales, aunque a interpretación de
otros investigadores, lo que generan es exclusión
e inequidad social si no se ejerce la docencia con
compromiso y autoridad (Nosei, 2009; Tenti Fanfani, 2007).
Marco teórico referencial
Diversos investigadores (Pruzzo, 1997; Delorenzi y Ruiz, 2009, Menin, 2012), consideran que
la biografía escolar de los estudiantes es un instrumento valioso de investigación educativa que
permite, comprender y analizar la complejidad
subjetiva que atraviesan los futuros docentes en
su formación. Por otro lado, consideramos que la
identidad profesional docente es el resultado de
un proceso biográfico y social (Anijovich, 2009)
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
en el cual “los docentes profesionales identifican
como fuente de su formación pedagógica su propia experiencia” (Ickowicz, 2004, citado por Anijovich, 2009). En este proceso formativo, se articulan prácticas de enseñanza y de aprendizaje
orientadas a la configuración de sujetos docentes/
enseñantes (Delorenzi, 2009).
La escritura de las Biografías Escolares y su
posterior categorización, reconstrucción y análisis permiten identificar en los/as futuros docentes, no sólo las tradiciones de formación, sino
elementos fundantes que operan de forma inconsciente a la hora de la construcción concreta de la práctica en el aula. En ese sentido, se
puede señalar que ciertas formas de comprender el aprendizaje, la enseñanza, el conocimiento, la evaluación, se traducen en obstáculos para
la construcción de prácticas transformadoras
en el momento de realizar las prácticas áulicas
(Delorenzi y Ruiz, 2009). Acordamos con Alliaud
(2004), al concebir el desempeño profesional docente, como una instancia en la que se pone en
juego no sólo lo que formalmente se aprendió
sino, y fundamentalmente lo que se vivió y protagonizó en la experiencia escolar. La trayectoria
recorrida, relatada por los docentes, permite conocer la vigencia de ciertos marcos de apreciación y valoración vinculados con los orígenes de
la profesión (Alliaud, 2004).
Desde la mirada del docente formador, en relación al cómo, cuándo y de qué forma se educa
en asignaturas disciplinares, es de suma importancia que no se disocie teoría y práctica, porque
se genera una incoherencia que puede transformarse en una barrera para el estudiante de profesorado.
Delorenzi (2009) se refiere a las biografías
académicas como mediadoras al generar las condiciones para realizar investigación-acción. Interpretamos al decir de Ardiles, que son herramientas para resignificar los aprendizajes de los
estudiantes (Ardiles, 2013). Consideramos que
este mediador comunicacional es la fuente para
generar un espacio de reflexión, donde los actores puedan analizar la situación de aprendizaje a
partir de las consignas con ritmo, foco, desafío y
consolidación (Perkins, 2010).
Es por estas reflexiones, que nos propusimos
investigar, acerca de las barreras que han ido
construyendo los estudiantes y obstaculizan la
formación de aprendizajes relevantes. Determinar estas barreras, permitiría visualizar el modelo
bajo el cual han transcurrido sus años de escola-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 58-65
59
Jorge Luis OLIVARES y Tamara MORALES
ridad y que puede constituirse en una
guía inconsciente de su futura práctica
docente si no es explicitada. Las fortalezas, podrían recuperarse como “saber
de la experiencia” (Alliaud, 2009:129)
y valorarlas por su utilidad en la formación de estudiantes de tercer año
del profesorado en ciencias Biológicas.
De este modo, las fortalezas son estrategias que proporcionan pistas acerca
de cómo conseguirlo y permiten compartir el proceso que se ha seguido para
llevarlo a cabo (Alliaud, 2009). Creemos, al igual que otros investigadores,
que la falta de aprendizajes relevantes
en la formación de profesores universitarios es el problema que acontece en la
formación académica (Meinardi, 2010;
Pruzzo, 2013).
Elementos metodológicos para
la interpretación
A partir de este marco referencial, se
decidió utilizar la escritura de la biografía escolar al inicio de la cursada como
criterio de evaluación holístico y herramienta
para la comunicación con los estudiantes del Profesorado en Ciencias Biológicas. Las biografías
académicas fueron realizadas por los alumnos de
nuestra cátedra al inicio de la cursada durante los
años 2011 y 2012. Para realizar esta presentación
analizamos 38 protocolos. No se utilizó el criterio de saturación de la muestra porque interesaba
conocer lo que pensaba cada uno de los alumnos.
Para ello, se definió como variables a investigar
las barreras y fortalezas que habían dejado una
impronta a lo largo de su paso por los distintos
niveles de educación formal. A partir del mismo
se realizó una categorización de los puntos emergentes que surgieron para ambas variables. Como
se verá, algunas categorizaciones se repiten tanto
para barreras como fortalezas dado que las mismas pueden constituirse en ambas, de acuerdo a
la connotación positiva o negativa con el que ha
sido expresada en el protocolo.
Análisis de la empiria
Organizamos y analizamos los resultados obtenidos, diferenciando entre barreras y fortalezas
para el aprendizaje.
60
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 58-65
“Sin título”, grabado digital
José Florez Nalé
Barreras para el aprendizaje:
aprendizaje memorístico
Como se observa en la TABLA 1, 20 de los
38 protocolos, hacen referencias a sus vivencias
en el Nivel Primario, Secundario o Universidad,
indicando un enfoque enciclopedista y memorístico. Engelström (2001) observó al igual que nosotros, que a los estudiantes en el nivel primario
y secundario se les demandaba la búsqueda de
respuestas en un texto. Este enfoque es una línea
de pensamiento unidireccional, con poca participación de los estudiantes, sin resignificación
de saberes, con falta de prácticas de aprendizaje. Los relatos ponen de manifiesto dos aspectos,
que en sus aprendizajes no estaban la contradicción y el conflicto como fuente de transformación, aunque había exigencia y responsabilidad
pedagógica. En la mirada de Nosei (2012), si no
hay autoridad pedagógica, no hay compromiso
con el aprendizaje y la enseñanza, porque “lejos
de generar igualdad, la renuncia a la autoridad
y al conocimiento abrió camino a la profundización de las desigualdades”.
Los estudiantes describen que además de este
enfoque de aprendizaje basado en la repitencia,
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Partir de historias académicas para resignificar…
no establecían relaciones ni vinculación transversal o con asignaturas previas. Dentro de esta
categoría se incluyeron expresiones de que había
separación entre teoría y práctica, presentación
de los contenidos de manera fragmentada, por
lo cual no favorecía ni contribuía este modelo a
fortalecer la aplicación de aprendizajes. Calvet y
Litwin (2012), a partir de biografías escolares en
el nivel secundario, recuperan los enfoques cognitivos y socio cognitivos del ámbito psicológico
y educacional, y parafrasean a Bruner diciendo
que las reconstrucciones de los estudiantes son
“células vivas que perviven en la subjetividad de
los egresados”. Resaltan estas autoras, que existe
un espacio preponderante para la teoría con escasas experiencias o uso de material simbólico, sin
correlato con aprendizajes para la vida. En esta
categorización quedaron circunscriptos tanto el
uso de ejemplos cotidianos para relacionar los
conceptos, como las experiencias que permiten
relacionar con situaciones de la realidad y con
otras disciplinas. Propone Menín (2012) tener en
cuenta la planificación del trabajo, gestión adaptada a la realidad sociocultural de nuestros educandos y evaluación de aprendizajes generados
en el aula y fuera de ella.
TABLA 1: Barreras: Aprendizaje memorístico y/o
fragmentado
Protocolo
Descripción
4- 5- 7- 811-12- 1518-22-2324-25-2729-30-3133-35- 37
-38
“En el secundaria, los profesores eran exigentes, la educación era del tipo enciclopedista y se priorizaba mucho la memoria”- “Las
barreras sobre todo en el aprendizaje formal
primario y secundario fueron la enseñanza
memorística, la metodología de preguntas y
respuestas;es decir cuestionarios en base a los
libros de texto o fotocopias”- “En la secundaria Historia y Ciudadanía eran l as que no me
gustaban, o al no gustarme las clases era como
que las estudiaba de memoria y sin entender ya
que cuando el profesor explicaba, lo hacía explicando partes de los textos que no se entendían y no buscaba otro método para explicar.”“se relaciona con la forma de aprendizaje que
me inculcaron durante la primaria, secundario
y gran parte de la universidad; un aprendizaje basado en la repetición; no se nos guió para
realizar relaciones, vinculaciones entre conceptos y materias. Debido a esto, la forma de estudio memorístico, me dificultó realizar aprendizajes que perduraran en el tiempo y no fueran
esporádicos”
Los relatos dejan en evidencia, que no se utilizaban mediadores como recursos pedagógicos
para mediar el aprendizaje, los cuales permitirían generar aprendizajes relevantes para la vida
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
(Pruzzo, 2013; Olivares, 2013). Por lo cual, es esperable que este enfoque de enseñanza y aprendizaje sea el que observamos con el que llegan a
las aulas de la universidad, situación que favorece
el fracaso escolar.
En nuestra investigación nueve estudiantes,
remarcan la carencia de comunicación (intersubjetividad docente-estudiante) y de rastreo de
conocimientos previos. Este imaginario áulico
persiste en la actualidad en donde observamos,
al inicio de la cursada, escasa participación en
la comunicación docente-alumno y en el interés
por interrelacionarse. Probablemente esta barrera se deba en parte a la dificultad para establecer
articulación con contenidos previos o los enseñados recientemente en la disciplina de Biología.
Llama la atención la falta de interés por química
y física, a lo cual atribuimos el orígen de que no
consideran estas disciplinas en el momento de
articular contenidos y establecer relaciones con
situaciones problemas en la salud-enfermedad
del hombre. Relacionamos esta actitud de los estudiantes con sus experiencias previas en las que
refieren históricamente su frustración en otras
asignaturas como fisiquicoquímica, matemática, contabilidad.
Barrera para el aprendizaje:
relación docente-alumno
Esta es la variable con mayor número de respuestas (n=26). Vemos en la TABLA 2 las experiencias donde se remarca como barrera la ausencia de desarrollo de vínculos entre docente y
alumnos. Se ponen en evidencia situaciones de
indiferencia, prejuicios o diferenciaciones por
parte de los docentes para con los estudiantes.
Todos estos acontecimientos han sido considerados como impedimento para la construcción
de relaciones entre los actores del acto educativo (por ejemplo, la discontinuidad por ausencia
de algunos profesores, la alta movilidad docente,
falta de herramientas pedagógicas), entre otros.
Mencionan que existían diferencias en el trato de
los profesores con aquellos estudiantes con mayor
rendimiento y los perciben como sentimientos de
exclusión. Destacan la falta de espacios para escuchar y debatir y establecer la intersubjetividad,
así como una necesidad del docente de cumplir el
programa. Menín (2012) se refiere “al buen o mal
carácter con el que nos relacionamos”
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 58-65
61
Jorge Luis OLIVARES y Tamara MORALES
TABLA 2: Barreras para el aprendizaje: relación
docente-alumno
Protocolo
Protocolo
3-8
10-12
14-15
16-17
20-21
22-25
26-27
28-29
30-31
32-34
36-37
“Reticencia de algunos profesores, comodidad, críticas poco constructivas, falta de creatividad”. “Las diferencias de ciertos docentes
hacia alumnos, según apellido o favoritismo
hacia alumnos “elegidos” por tener un mejor
rendimiento y no trabajando más con los que
no entraban como sus “preferidos”. “”Había
mucha ausencia, falta de profesores, tuvimos
muchos reemplazos en materias, eso hacía
que nos perdamos o retrocedíamos en muchos de los temas”. “En segundo grado tuve
dos docentes, que en realidad no fueron de
lo mejor. Una de ellas nos retaba y, a veces a
algún chico no dudó en tirarle las orejas y decirle algo de mala manera; entonces eso hizo
que tuviera miedo hasta de responder o de
hacer mal los deberes.” “Las barreras que tuve
en mi aprendizaje formal fueron a mi entender, formas que tuvo el profesor/a de plantear la clase y que los alumnos terminemos
aborreciendo porque no pudimos aprovechar
nada. Esas barreras fueron desde dar poco
lugar a la participación, a nuestras opiniones, poco debate.” “Las barreras que tuve en
mi aprendizaje…fue que los profesores (en su
mayoría) no prestaban el oído para escuchar
mis dudas, o sea cuando no entendíamos algo
de un tema en particular lo explicaban con
desgano porque tenían que dar para cumplir
el programa.” “Siempre recuerdo a mi profesora de biología de 8° y 9°: el primer día de
clase me dio un libro de biología, me hizo
abrirlo en una página y leer en voz alta (…)
Solo tenías que leer y explicarlo. Y si llegabas
a decirlo mal te gritaba, te humillaba delante
de tus compañeros.
Barreras para el aprendizaje:
falta de técnicas de estudio y número
elevado de alumnos en el curso
Cuando analizamos las expresiones relacionadas con dificultades para realizar aprendizajes
significativos, emerge la sensación de incapacidad para expresarse oralmente de manera adecuada, estudiar o trabajar con libros, conflictos en
relación con el aprendizaje de disciplinas como
matemática, física u otras, interpretación de casos
de estudio, etc. Los estudiantes hicieron referencia a que consideran negativo al número elevado
de alumnos en el aula en su pasado, pero también
en la universidad, argumentando que no favorece
la realización de prácticas e induce a la pérdida de
una actitud positiva para construir aprendizajes
significativos y relevantes TABLA 3.
62
TABLA 3: Barreras para el aprendizaje: falta de
técnicas de estudio
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 58-65
Descripción
“Lo más difícil para mí era matemáticas,
fisicoquímica y contabilidad”
1-3-1321-2324-3335-36
“Al llegar a la universidad, debí cambiar
totalmente mi manera de estudiar ya que
se me dificultó mucho a la hora de enfrentar los primeros exámenes, llevándome a
cometer muchos errores.”. “La falta de lecciones orales limitan mi capacidad para
desenvolverme utilizando un vocabulario
aplicado.” “Me cuesta mucho ponerme a
estudiar materias cuya comprensión se me
dificulta como matemática o física, ya que
al no poder avanzar me frustro.”
Autopercepción de fortalezas
Las fortalezas quedaron agrupadas en aspectos pedagógicos que valoran la intersubjetividad
durante el aprendizaje académico de los estudiantes con sus docentes. Se refieren los estudiantes, a
docentes con compromiso social y con el aprendizaje de sus estudiantes (Nosei, 2012). Se consideraron las distintas situaciones donde se revela el rol del docente como apoyo y base para la
comprensión de los conceptos, como motivador
de los estudiantes, unido al uso en el aula de metodologías y herramientas pedagógicas que contribuyen a una mejor incorporación de los saberes por parte de los estudiantes desde el punto
de vista del logro de aprendizajes significativos
y relevantes. También las expresiones asociadas
a instancias de participación promovidas por el
docente, motivación, compromiso docente, valores, creación y fortalecimiento de vínculos interpersonales.
Un alto porcentaje (n=27) de los estudiantes
destacan la articulación de la disciplina y que tuvieron experiencias significativas en su vida con
su relación profesional y futuro rol de compromiso docente. De ellos, 7 refieren que el empleo
de situaciones problemas permite las relaciones
de contenidos y obtener aprendizajes significativos. Jerarquizan que el menor número (menos
de veinte) de estudiantes fortaleció la relación
docente-alumno (n=6). Se tomaron en cuenta
las expresiones asociadas a la presentación de los
conceptos en relación con el uso de ejemplos de
la vida cotidiana y a la interdisciplinariedad de
los mismos TABLA 4.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Partir de historias académicas para resignificar…
TABLA 4: Fortalezas encontradas en las biografías académicas
Protocolo
4- 5- 6-7-8-910-11-14-15-1619-20-21-23-2526-28-29-30-3132-33-34-35-3638
1-2-6-2627-30-
2-10-11- 1213- 17- 19-
“las maestras que me prestaban atención, a las que le importaban mis opiniones, las que no se molestaban si
no entendía algo, las que estaban Dispuestas a ayudarme, a volver a explicarme.” “la más importante, era la actitud que tenía la profesora de Historia
con todo el aula. La profesora mantenía un respeto y cordialidad con cada
uno de nosotros pero a la vez era muy
exigente, generando en nosotros respeto por ella y mucho estudio”.” Tuve
dos profesoras de biología que me enseñaron mucho de su disciplina además las valoré y valoro mucho como
personas, un buen ejemplo. Significaron, y aún hoy significan mucho y con
este ejemplo me quiero sentir identificada yo el día de mañana con mis
alumnos” “En la facultad una fortaleza
es cuerpo Humano I donde el profesor nos alienta a articular todos los
conocimientos desde el primer tema
al último…”
“En el secundario…hubo un alto nivel de repitencia. De 30 quedamos 14
y ahí, siendo un poco más reducido
el grupo, nuestra atención cambió.”
“Como fortaleza buenos y pocos compañeros” “Fui a un colegio donde éramos pocos alumnos y podíamos tener
una relación más personalizada con el
profesor “
“Con Cuerpo I se tuvo que integrar si
o si todos los conocimientos,………ir
aprendiendo. Si
bien es una tarea difícil, ¡está buena! Es otro punto de vista y se logra
aprendizaje significativo”. “En Currículum, la profesora nos llevó a la clase,
como ayudantes … y la profesora que
nos tocó observar (de ella me llevo un
buen ejemplo) empezaba los temas haciendo hablar a los chicos, y a la hora
de evaluar ellos se acordaban en base
a los ejemplos de la vida cotidiana que
les daba.”
Pudo observarse, como primer emergente,
que el vínculo docente-alumno, es fundante para
el desarrollo de aprendizajes significativos. Esto
pone en evidencia que lo subjetivo representado en cuestiones afectivas históricas ligadas al
rol docente-alumno, siguen y se encuentran tan
vigentes como en los niveles escolares iniciales
de educación formal. La vinculación e integración de los aprendizajes con la realidad, aparece
en segundo lugar, pero sin ser tan cuestionadas
como la anterior. En la lectura de los protocolos,
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
la presentación de los contenidos de modo integrado y relacionados a la vida cotidiana para lograr aprendizaje no solo significativo sino también relevante, también aparece directamente
asociado al vinculo docente-alumno, resaltando
la importancia de las innovaciones y las relaciones interpersonales (Menin, 2012).
Conclusiones
Los aportes de Ovide Menin (2012) contribuyen a nuestro posicionamiento pedagógico acerca
de la utilidad de las biografías escolares, al afirmar que el investigador mira a través del ojo observante de los estudiantes, pero se transforma
en un sujeto observado que puede enriquecerse si se resignifica para la tarea docente. Emilio
Tenti Fanfani (2007: 249) se refiere a que si uno
quiere intervenir con éxito en la realidad social
pedagógica, y no solo declamar y denunciar, es
“mejor conocerla, comprenderla”. De esta manera se produce un camino inverso de la docencia-didáctica y aprendizaje desde la investigación
acción hacia el terreno de formación-educativa
que es el aula.
De las biografías académicas, surge como dominante un enfoque pedagógico histórico que
aún llega a la Universidad, que se caracteriza por
favorecer el aprendizaje memorístico, fragmentado, no aplicado a los problemas sociales de la
vida real, opuesto a nuestro interés formador y
social. Este enfoque académico es una barrera
que continuará trascendiendo durante su futura
práctica docente de no ser develado y deconstruido en su formación profesional. Entendemos
que el riesgo de las biografías escolares es que se
transformen en un acto de manifestaciones pasadas, que si solo son socializados pueden llevar
a un estado transitorio de subjetividad y expresan cargas emocionales. Creemos que deben ser
consideradas un vector educativo para la comunicación y posterior transformación psicológica
y cognitiva de nuestros estudiantes. El fin siempre es obtener datos para actuar en y sobre las
experiencias, mejorando las herramientas pedagógicas que se utilizan. De esta manera, es posible optimizar el desarrollo de aprendizajes, en
función de que sean construidos por los futuros profesores como aprendizajes relevantes aplicados a situaciones problemas de la vida actual.
Para nosotros los docentes, la biografía temática
significa un instrumento de investigación-acción
que habilita en su práctica la posibilidad de gene-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 58-65
63
Jorge Luis OLIVARES y Tamara MORALES
“Sin título”, grabado digital
José Florez Nalé
rar vínculos desde una visión más explícita y generar inclusión, valorando el proceso formativo
de cada estudiante. El análisis reflexivo y crítico
de la biografía temática habilita la creación de
propuestas didácticas acorde a los objetivos de
la cátedra. Es decir, desde el inicio del curso se
constituyen en herramienta indispensable porque
habilita a entender de qué manera los estudiantes
se posicionan ante los saberes para trabajar en la
asignatura y por que brinda la posibilidad de analizar las estrategias didácticas en función de los
objetivos a lograr. Por ello, acordamos con Gilles
Ferry (1990) cuando sostiene que debe haber un
cambio de paradigma en la formación pedagógica que fracciona la teoría de la práctica, en el que
se debe pasar desde la adquisición de saberes y
técnicas a la de autoformación en proceso, contemplando los dos aspectos de la formación, la
pedagógica y la disciplinar para no generar una
pedagogía vacía de contenidos. Se debe desestructurar para reestructurar, lo que exige pasar
de lo inconsciente a lo consciente, cuestión que
desde nuestro enfoque permitiría el trabajo con
autobiografías. Menín (2012), indica que en toda
actividad que rescate las historias de aprendizaje
64
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 58-65
de los estudiantes, es conveniente que
el docente ofrezca en la zona de desarrollo próximo su potencial ayuda
y mediación para generar aprendizajes. Preguntas que ayudan a replantear cómo aprenden los estudiantes
podrían ser: ¿Cómo podemos intervenir para transformar barreras en
fortalezas?
Creemos que en nuestra investigación a partir de conocer subjetividades y experiencias de los educandos establecemos una pertinencia
empírica y coherencia con la teoría,
para la educación actual que plantea
un nuevo reto en la formación pedagógica. Consideramos que una vez
diagnosticados los procesos subjetivos históricos de los estudiantes, debemos implementar experiencias que
luego sean el punto de partida para
analizar si hubo o no resignificación
de las barreras y si pudieron los estudiantes transformarlas en fortalezas.
Si no se implementan experiencias
en la formación disciplinar, seguiremos “fortaleciendo” lo que criticamos como aprendizajes memorísticos o no significativos (Pruzzo, 2012). A lo cual
nosotros agregamos la inclusión de mediadores
de aprendizaje y que al finalizar la cursada, la
evaluación que miró las experiencias escolares
hacia atrás (historia de los estudiantes y docentes), se invierta y nos permita autoevaluar y heteroevaluar a través de los relatos la reconstrucción de estas prácticas a partir del presente y el
aprendizaje.
Agradecimientos: a la Diplomada en Ciencias
Carmen Beatriz Iuliano por los aportes y corrección crítica de este trabajo; a la Licenciada de
Biología y estudiante de 4to año del Profesorado en Ciencias Biológicas Carla Ibarguren, de la
UNLPam, por su colaboración en la lectura de
protocolos.
Bibliografía
ALLIAUD, A. (2004). “La experiencia escolar de maestros “inexpertos”. Biografías, trayectorias y práctica
profesional” en Revista Iberoamericana de Educación,
Número 34/3.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Partir de historias académicas para resignificar…
ALLIAUD, A. (2007). “La Biografía escolar en el desempeño
de los docentes” en Serie Documentos de trabajo. Escuela de Educación. Universidad de San Andrés. Victoria,
Buenos Aires.
LITWIN, E. (2009). El oficio de enseñar: Condiciones y
contextos. Bueno Aires, Paidós.
ALLIAUD, A. (2009). “La formación de los docentes” en
C. ROMERO (Comp.) Claves para mejorar la escuela
secundaria. Serie Cuadernos de Pedagogía. Buenos Aires, Ediciones Noveduc.
MENIN, O. (2012). “Algunas ideas sobre formación docente
universitaria en ”. Revista Praxis Educativa, Año Xv,
Número 15: 4-18. Miño y Dávila editores.
ANIJOVICH, R. (2009). Transitar la formación pedagógica:
Dispositivos y estrategias. Buenos Aires, Paidós
ARDILES, M. (2006). “El desarrollo de los profesores en la escuela media. Un estudio de casos” en Revista Praxis Educativa, Año X, Número 10, 75-80. Miño y Dávila editores.
CALVET, M (2012). “Aprender en la escuela media” en
Revista Praxis Educativa, Año XV, Número 15, 13-38.
Miño y Dávila editores.
DELORENZI, O. (2009). “Biografía escolar: ¿Determinante
de las Prácticas Docentes o Punto de Partida para su
construcción?” en Revista Voces de la Educación Superior. Publicación Digital Nº 2. Dirección Provincial de
Educación Superior y Capacitación Educativa. DGCyE.
Provincia de Buenos Aires.
DELORENZI, O. y RUIZ, M. L. (2009). “Narrativa y construcción de la práctica: un modo de analizarla y redefinirla”. Actas de las V Jornadas sobre la Formación del
Profesorado: docentes, narrativa e investigación educativa. Universidad nacional de Mar del Plata. Mar del
Plata (Buenos Aires).
ENGELSTRÖM (2001). “Los estudios evolutivos del trabajo
como punto de referencia de la teoría de la actividad: el
caso de la práctica médica en la asistencia básica” en
CHAIKLIN, S. y LAVE, J. (Comp.) Estudiar la práctica.
Buenos Aires, Amorrortu.
FERRY, G. (1990). El trayecto de la formación. Los enseñantes entre la teoría y la práctica. México, Paidós.
MEINARDI, E. (2010). Educar en Ciencias. Buenos Aires,
Paidós.
NOSEI, C. (2012). “Del sometimiento al abandono: la exclusión encubierta en los espacios escolares” en Revista
Praxis Educativa, Año XV, Número 15: 19-30. Miño y
Dávila editores.
OLIVARES, J.L, OLIVETO, D., MORALES, D. (2013). “Pedagogía universitaria: experiencias críticas y evaluación
integradora” en PRUZZO, V. (comp.) Las prácticas del
Profesorado: mediadores didácticos para la innovación.
Córdoba, Editorial Brujas.
PERKINS, D. (2010). El aprendizaje pleno: Principios de
la enseñanza para transformar la educación. Buenos
Aires, Paidós.
PRUZZO, V. (1997). Biografía del Fracaso Escolar. Buenos
Aires, Editorial Espacio.
PRUZZO, V. (2013). “Las prácticas del profesorado: cinco
mediadores didácticos para la innovación” en PRUZZO,
V. Las prácticas del Profesorado: mediadores didácticos
para la innovación. Córdoba, Editorial Brujas.
TENTI FANFANI, E. (2007). La escuela y la cuestión social.
Ensayos de sociología de la educación. Buenos Aires,
Editorial Siglo Veintiuno.
Fecha de recepción: 27 de mayo de 2013
Primera evaluación: 15 de junio de 2013
Segunda evaluación: 18 de junio de 2013
Fecha de aceptación: 22 de junio de 2013
“No detenga su motor”, xilografía
José Florez Nalé
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 58-65
65
Escrituras insoportables y libros-experiencia.
Consideraciones acerca del ensayo
en la transmisión
Adriana BARRIONUEVO*
Resumen
En el presente artículo se abordan las
nociones de “escrituras insoportables”
de Jacques Derrida y “libros-experiencia”, palabra con la que Michel Foucault
denomina su propio trabajo. La idea de
este cruce es cuestionar la reducción del
texto a estructuras lógico analíticas para
conjugar la enseñanza con la posibilidad
de experiencia, entendida fundamentalmente como transformación. Un modo
de entender la escritura que deviene en la
propuesta de ensayo.
Palabras clave: Experiencia, transmisión,
Michel Focault, Jacques Derrida, lógica,
ensayo.
Unbearable writings and experiencebooks. Considerations about essay in
transmission
Abstract
This paper is about Jacques Derrida’s notios of “unbearable writings” and “experience-books”, words with which Michel
Foucault names his own work. The idea of
this crossing is to question the reduction
of a text to logical analytical structures to
combine teaching with the possibility of
experience understood basically as a transformation. A way of understanding writing that turns into a proposal of essay.
Key words: experience, transmission,
Michel Foucault, Jacques Derrida, logic,
essay.
En el inicio, la pregunta…
Detalle obra “Sin título”
José Florez Nalé
(*) Profesora asistente de la cátedra de
Didáctica Especial, área Filosofía y responsable de los seminarios Fugas en el
Currículum y Filosofía y Educación, Escuela de Ciencias de la Educación, Facultad de Filosofía y Humanidades de la
Universidad Nacional de Córdoba. Realiza el doctorado en la misma Facultad,
cuya temática gira en torno a la escritura
en la transmisión, tomando básicamente
los aportes de la Filosofía de la Diferencia. Especialista en Lectura, Escritura y
Educación, FLACSO, Argentina. Directora
del proyecto de investigación Cartografías
de la Enseñanza de la Filosofía en Argentina, Secretaría de Ciencia y Técnica
(SeCyT, UNC).
Esperanza 3030, Barrio Jardín,
Córdoba Capital, CP 5014,
Tel.: (0351)4647485
[email protected]
66
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
66-73
pp. 9-11
¿Q
ué relaciones establecemos con esas palabras que nosotros
mismos escribimos o escribieron otros? ¿Qué hay ahí, en
esas palabras escritas, que se supone tenemos que aprender a decir
y a leer? ¿La escritura es la representación del pensamiento, acaso
del nuestro, el de otros? ¿La escritura crea nuevos pensamientos,
los archiva, los reproduce? ¿Cuánto de lo que escribimos responde
a un nombre propio, cuánto a una copia? ¿Qué solicitamos a nuestros alumnos cuando ofrecemos escrituras, cuándo mandamos a
escribir? ¿Existe relación entre un proyecto de escuela y el modo
de enseñar a leer y escribir? La educación y la enseñanza tienen
mucho que ver con el lenguaje, y más precisamente con el lenguaje
escrito. Tal vez, como profesores, no tengamos mucho más que un
puñado de palabras escritas para hacer circular… en la escuela, en
el aula. Una verdad de perogrullo, claro, pero que, quizás por ser tal,
aparece poco interrogada: ¿Qué creencias rondan esta verdad?
En general, estamos más acostumbrados a responder que a preguntar. O a preguntar sin cuestionar algunas verdades. Hay una
creencia fuertemente instalada que me gustaría indagar: aquella
que afirma que las escrituras tienen el soporte de estructuras lógicas, fundamentales, además, para el estudio analítico: definición de
términos, división y síntesis de los conceptos, inferencias deductivas e inductivas, formulación de teorías, razonamientos argumentativos, entre otros procedimientos que como docentes realizamos
y demandamos que nuestros alumnos también hagan con los texFacultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Escrituras insoportables y libros-experiencia
tos que ofrecemos. Las preguntas y las respuestas –me atrevo a decir sin hacer generalizaciones
apresuradas– cargan las tintas en las dificultades
que la lectura y la escritura presentan, apelando
a las escasas posibilidades que los alumnos evidencian para razonar y conceptualizar. Un discurso que cala en la subjetividad de los docentes, transformándolos a veces en una especie de
luchadores contra el mal de la carencia en la escritura y la lectura. El texto, los textos que circulan en la escuela, se transforman en un enlace
que sintetiza identidades –alumnos y docentes–
sostenidas en el mandato humanista que crece
al amparo de una racionalidad que, en más de
una ocasión, asfixia la vida en la objetividad del
conocimiento. Digo esto al amparo de la investigación que llevamos a cabo, en la que resalta el
malestar de los profesores y la frustración de los
alumnos en torno al bajo rendimiento1. De allí
la insistencia en la pregunta: ¿Podríamos pensarnos desde otra relación con los textos que no
fuera solamente su estructura lógico-conceptual?
¿Y si este soporte se tornara insoportable? ¿Qué
implicancias tienen los textos en la experiencia
escolar de los docentes?
Apenas, para insertar otra referencia cercana,
menciono una investigación que se realizara particularmente los primeros años de los alumnos en
la Universidad. En esta pesquisa, Facundo Ortega
(2000) concluye que si el conocimiento es ajeno al
sí mismo, enajena, aliena y se construye la dinámica del no saber (Ortega, 2000). En uno de los
artículos que compila este autor en un libro más
reciente (2011), Falavigma y Arcanio ponen en
evidencia, recuperando las voces de los alumnos,
que incluso quienes se esfuerzan en el estudio lo
viven como algo del orden de la incapacidad y la
relación con el saber es vivida como una pelea,
como una lucha contra el “fracaso”. Habría, en
este sentido, una experiencia despotencializadora en la relación con el conocimiento, pese a la
búsqueda e incluso alcance del éxito, en la medida en que no provoca una implicación afirmativa del sujeto. En el mismo libro, Gisela Vélez
considera, desde sus investigaciones de campo,
que “los estudiantes que se encuentran con textos
nuevos y diversos al ingresar a la universidad, en
muchos casos se enfrentan a ellos desde una ‘extranjería’ que atraviesa su relación con los textos
y el conocimiento”, por lo que la autora sugiere
“poner el relato no sólo en lo que leo sino en ‘eso
que me pasa’”2.
Echo a rodar la conjetura de que lo que los
autores llaman ‘extranjería’ o conocimiento ajeISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
no, está enlazado con el ideal de objetivación, al
punto que podría no afectar la subjetividad –o al
menos controlarla–, pues, una peculiaridad del
conocimiento analítico es que marca una exterioridad respecto al objeto de conocimiento3. En
relación a esta tradición analítica, Bernard Lahire
(2006) sostiene que las dificultades en la lectura
y escritura tienen relación, precisamente, con la
idea del texto como un objeto de estudio con una
estructura autónoma sobre la que se puede operar
recortes, separaciones y clasificaciones, siguiendo su propia lógica interna de funcionamiento.
El sentido se torna así, un asunto entre un lector
y un texto que se supone tienen una autonomía
racional propia, lo que deja fuera a la situación
de enunciación particular. Para Lahire, esta actividad sería una distorsión de la actitud ante el
lenguaje, puesto que transforma las prácticas lingüísticas cotidianas, que son fundamentalmente
pragmáticas, en prácticas lingüísticas de funcionamiento autónomo. La producción lingüística
es controlada en función de la codificación de la
lengua que es lo que le va a dar validez a lo que
se escribe y se habla, obturando la inserción del
lenguaje en una práctica conocida en el marco
de experiencias vividas4.
Entonces, la pregunta acerca de la relación
que tenemos con la escritura pretende un cambio de foco para mirar no solamente desde estructuras lógicas analíticas, sino también desde
la experiencia como ‘eso que me pasa’, intentando
disminuir la diferencia entre ese objeto, el texto
escrito, y el sujeto de conocimiento, quien escribe
y quien lee lo que se escribe. Un desplazamiento
que evita el reduccionismo en la transmisión a estructuras lógico-formales, aunque sin asumir un
sujeto personal; razón por la que se hace necesario también cuestionar el alcance de un relato en
primera persona respecto a “lo que me pasa”. Las
preguntas que se dirigen al movimiento pendular
entre pensamiento y escritura, entre reproducción y creación en la escritura, entre lo enseñable
y lo intransferible en la escritura, tanto como los
intentos de explicitar los itinerarios de este movimiento, han dado mucho que hablar a quienes
se dedican al estudio del lenguaje, entre ellos, a
los filósofos. Es desde el lugar de la filosofía, que
quisiera aportar al complejo problema de la enseñanza y aprendizaje de la escritura. La idea es
poner en tensión dos modos de acercamiento a la
enseñanza y aprendizaje de la escritura: uno, que
se trama en razonamientos que intentan objetivar
la verdad, soslayando o controlando la subjetividad; la otra, que amplía estos límites incorpo-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 66-73
67
Adriana BARRIONUEVO
“Sin título”, grabado digital
José Florez Nalé
rando la subjetividad en la escritura a partir de
la idea de experiencia, una noción que proviene
desde los orígenes griegos de la filosofía y que se
ha ido re-significando según diversas tradiciones,
esto, sin adherir a alguna suposición de yo vivencial al que se limitaría la subjetividad.
En compañía de Michel Foucault
y Jacques Derrida
Intento explorar la escritura como experiencia valiéndome de Jacques Derrida y Michel
Foucault, autores que ofrecen elementos para explorar la relación que desde nuestra subjetividad
tenemos con las escrituras, indagando siempre,
a la vez, cómo las verdades que se juegan en esos
textos y nuestras creencias sobre esas verdades,
hacen a un modo de involucrarnos con las escrituras que cala en nuestra subjetividad. Verdades
que ya no son el sustento de la escritura, sino que
el mismo proceso de escritura va creando o construyendo, lo que impide considerar a estas verdades como universales o absolutas. Sin embargo,
a pesar de haber perdido este estatuto, las creencias que producimos y operan como verdades,
organizan los modos de relacionarnos día a día
en nuestras vidas y en la escuela. Lo que Derrida
68
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 66-73
llama “escritura insoportable” creo que
puede potenciarse con la definición de
lo que Foucault llama “libros-experiencias”, un nombre que el autor crea para
aludir a su trabajo5.
Comienzo con una frase que Jacques
Derrida pronuncia con tono de sentencia “…La literatura debe seguir siendo
‘insoportable’. Entiéndase también: sin
soporte alguno” (198: 93). Una primera
inquietud: ¿por qué hablar de literatura? Cuando Derrida habla de literatura se refiere precisamente a la ausencia
de un significado verdadero como soporte de la escritura, aunque esta verdad sea la de la validez lógica. Porque la
literatura, a diferencia de otros discursos como la filosofía, la historia y otras
disciplinas más recientes, entre ellas la
psicología, la antropología, la sociología no se adjudica para sí el soporte de
la verdad. La literatura se asume como
creación metafórica o ficcional, se crean
historias, personajes, lugares, se puede
prescindir de cierto compromiso con la
verdad, al menos con una verdad que se
supone existe más allá –o más acá– de las palabras. En realidad, la filosofía y la pretensión de
verdad que reclama para sí, se produce gracias a
esta demarcación entre filosofía y literatura, un
binomio que ubica a la primera en un lugar de
verdad y a la segunda en el lugar de la ficción6.
Sin embargo no es la filosofía el único discurso
que busca el soporte de la verdad y el soporte lógico-analítico como estructura escritural puede
extenderse a todo discurso que se precie de ser
objetivo y enseñable.
En todo caso se trataría de una matriz ontológica y epistémica que considera que estas
estructuras se corresponden con un modo de
pensar propiamente humano. Una matriz lógica
fuertemente ensamblada con la escritura, pues
la escritura sería una tecnología incorporada a
los procesos mentales mismos y los modelos de
racionalidad constitutivos del mundo occidental,
se habría configurado en torno a esta lógica letrada. Con la invención de la escritura se perfila el
logos analítico, argumentativo, objetivo, con pretensiones de universalidad, componiendo una estructura de pensamiento que la escritura misma
parece condicionar. La producción intelectual de
occidente y la incansable tarea de propagarla ha
negado de alguna manera este condicionamiento
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Escrituras insoportables y libros-experiencia
del pensamiento por una tecnología. Por el contrario, ha sustentando durante siglos su poderío
precisamente en la idea de que el lenguaje escrito permite representar una verdad que subsiste
como un mundo exterior objetivo7.
Habría que indagar en qué medida la práctica
de la escritura puede o no resistirse o desviarse de
los dispositivos de sujeción de los que ella misma
forma parte. Dispositivos que funcionan en la pedagogía institucionalizada produciendo formas
de experiencias de sí, en las cuales los individuos
pueden tornarse sujetos de un modo particular.
Este problema se torna relevante porque si nos
abocamos a la tarea de indagar en otras gramáticas para abrir el juego a un pensamiento que no
imponga la legitimidad de una verdad, es necesario el trabajo sobre la lengua para crear nuevos sentidos, siempre capaces de ser revisados,
recreados y creados.
La escuela moderna se erige sobre el soporte
de la Razón, capaz de acceder a la verdad, la que,
a su vez sería transmitida por la escritura. La escuela argentina se declara laica desde su fundación, esto, en consonancia con un proyecto moderno que postula una subjetividad basada en la
razón humana, en un yo cognoscente. Es decir,
una subjetividad que sostiene un sujeto que se relaciona con los objetos y puede producir conocimientos objetivos y transmisibles a todos, precisamente por disponer de esta capacidad: además
de laica, la escuela es pública. El conocimiento
objetivo, posibilidad de hacer ciencia, es lo que
permitiría que los saberes sean transmitidos a
todos por igual. La lógica analítica, fundada en
una subjetividad racional, entonces, es uno de
los soportes en los que se sustenta la escritura
escolar en los diversos niveles, más aún, en los
textos académicos.
Ahora bien, si la literatura se aleja de este soporte de verdad, ¿por qué Derrida declara que
debe seguir siendo insoportable, sin soporte alguno? Porque la literatura corre el riesgo de considerarse la creación de un yo, íntimo, correspondiente al ámbito privado, sometiendo la escritura
a un sentido previo, a un querer decir anterior a la
escritura. Si así fuera se estaría hablando de una
subjetividad representable en términos de un yo
personal, íntimo o privado. La experiencia, tal
como la estamos planteando, adquiere otra dimensión que la liga a otro modo de escribir, incluso sin el soporte de este yo unitario, un yo que
es imposible de recobrar, incluso a través de la naISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
rración. Una escritura sin soporte alguno va de la
mano de una experiencia sin sujeto integrado.
La transmisión está en el entre
Martín Jay (2005/2009) dedica un extenso estudio a la noción de experiencia en el pensamiento occidental y advierte que la experiencia no es
una vivencia personal de tal modo que sólo su
portador pueda dar cuenta de ella; pero tampoco
se diluye en lo impersonal de los rasgos comunes
(caso la racionalidad objetiva). En estas páginas
nos hemos referido a las estructuras lógicas como
uno de estos rasgos comunes, que es precisamente lo que vuelve pública a la escritura, mientras
que la vivencia pertenecería a lo privado, ámbito
que no entra en el proyecto escolar moderno. La
distinción entre objetividad y subjetividad, exterior e interior, reposa en un juego de oposiciones
heredados de la fragmentación del “yo” que dejara abierta Descartes, considerado el fundador
de la modernidad. El “yo pienso”, despojado de la
materialidad contingente, dará lugar al concepto,
a las ideas claras y distintas, a aquello que encierra
lo universalizable, objetivo y abstracto, dejando,
en otro lugar, las particularidades del “yo siento”
subjetivo. Descartes sobrevalua la razón sometiendo todos los acontecimientos a su poder; así,
en un lenguaje científico, el que no es racional no
puede ser expresado en los mismos términos, lo
que importara un criterio de demarcación entre
las diferentes formas de expresión.
Al respecto, Martín Jay afirma que no se puede salir de esta paradoja que plantea un punto de
intersección entre el lenguaje público y privado.
La experiencia no es una vivencia personal y, si
bien siempre está mediada por el lenguaje, tampoco puede explicarse desde una estructura compartida por una humanidad, cultura o sociedad.
Es decir, que la experiencia no se puede restringir
ni a lo personal ni a lo impersonal, ni a lo público ni a lo privado. El relato que implica hablar en
primera persona no significa que un pensamiento
es garante psicológico de cierta idea o representación: Escribir o hablar en primera persona es diferente de la escritura subjetiva centrada en el yo;
aunque, no obstante, hay una afección en quien
la padece. Sin pretender superara la mencionada
paradoja, Jay afirma que la experiencia siempre es
un “encuentro con la otredad” y que “una experiencia’ no puede limitarse a duplicar la realidad
previa de quien la sobrelleva y dejarlo, por decirlo
así, en donde estaba antes; es preciso que algo se
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 66-73
69
Adriana BARRIONUEVO
modifique, que acontezca algo nuevo…”(20 y 21).
Al final de la introducción a su libro (2005/2009:
21), Martín Jay cita a Foucault: “Cuando escribo, lo hago, por sobre todas las cosas, para cambiarme a mí mismo y no pensar lo mismo que
antes”. La cita, precisamente, corresponde a una
entrevista donde Foucault (1981/2003) habla de
su propia escritura como “un libro-experiencia”
en oposición a un ‘libro-verdad’ o ‘libro-demostración’” (18). Refiriéndose a los efectos que tuvo
la publicación de su libro Vigilar y Castigar que
habla sobre las prisiones, Foucault dirá:
… es leído como una experiencia que nos cambia, que nos impide volver a ser como éramos
antes, o tener el mismo tipo de relación que
teníamos antes con las cosas y con los demás
antes de leerlo. Esto me indica que el libro expresa una experiencia que se extiende más allá
de la mía. El libro meramente se inscribe en
un acontecimiento que ya estaba en marcha,
el libro también trabajó para esta transformación; ha sido, si bien en modesta medida, un
agente. Eso es lo importante. Para mí esto es
un “libro-experiencia”, por oposición a un “libro-verdad”, o a un “libro-demostración”.
Experiencia y enseñanza
Cruzando este texto de Foucault con la enseñanza, Walter Kohan (2011) le da un alcance
lógico a esta discriminación foucaultiana: Cuando alguien escribe, puede hacerlo desde la lógica
de la verdad o desde la lógica de la experiencia.
Cuando se escribe en nombre de la verdad, se
lo hace para afirmar una verdad que piensa que
los lectores no tienen y el sentido es transmitir
esa verdad que el lector no posee. Quien escribe
desde la lógica de la experiencia, también afirma
verdades –porque no hay cómo escribir sin hacerlo–, pero la diferencia es el sentido principal
de esa afirmación, cual es problematizar la relación que se tiene con esa verdad. Lo importante no es que los otros la lean y la aprendan sino
problematizar la relación que tenemos con esa
verdad que la escritura afirma. Habría que puntualizar también que un libro no siempre es leído con la lógica en que es escrito: Un libro puede ser leído como verdad habiendo sido escrito
como experiencia.
En la misma entrevista que se aludió, Foucault
es contundente respecto al modo en que se puede
transmitir la escritura: “Yo rechazaría el término
70
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 66-73
‘enseñanza’; esa palabra reflejaría el término de
un trabajo, de un libro sistemático que conduce a un método que puede ser generalizado, un
método compuesto de instrucciones concretas,
de un cuerpo de ‘enseñanzas’ para los lectores”
(1981/2003, 16). Como profesores, podríamos, en
principio, considerar pesimista y hasta frustrante
la afirmación de Foucault; sin embargo, en otro
tramo de la entrevista Foucault reconcilia lo que
en un principio podría parecer opuesto: “En el
transcurso de mi discurso, utilizo métodos que
forman parte del repertorio clásico: demostración, prueba mediante documentación histórica,
cita de otros textos, referencia a comentarios autorizados, las relaciones entre ideas y hechos, la
proposición de patrones explicativos, etc.” (12) y
más adelante recalca: “Pero lo esencial no reside
en una serie de verdades verificables, más bien
se encuentra en la experiencia que el libro nos
permite tener” (15)8. La relación libros-verdad y
libros-experiencias no es una relación de contradicción o excluyente; no significa que haya que
renunciar a los libros verdad, pero sí evitar el reduccionismo. El mismo Derrida se defiende de
acusaciones que le achacan no argumentar, respondiendo que se trata más bien de una reducción del lenguaje, a veces necesaria, pero que él
intenta ampliar los límites de la argumentación
(1996/1998: 153). Un corrimiento que lleva a la
dimensión de la experiencia insoportable.
Entonces, hay acá un desplazamiento más que
una anulación. La cuestión no está en lo que los
libros puedan o no ser en sí mismos, sino en lo
que hacemos con ellos en el juego de la transmisión, en el modo de enseñarlos. ¿Qué efectos
produce un libro? ¿Qué moviliza o paraliza? ¿Qué
sofoca o qué absorbe? Son preguntas que no pueden ser respondidas en términos de conocimiento, en función de la verdad o el error. Además de
entender lo que los autores dicen y hacer correcciones en función de la comprensión textual, habría que propiciar encuentros en que el sujeto esté
presente en la relación autor-lector. No se trata
de aprender las habilidades para después pensar
o viceversa, sino de una sensibilización, una actitud del docente para crear las condiciones en
que la experiencia pueda tener lugar, para que el
conocimiento deje de ser ajeno y el saber estudiar
una técnica. Los textos y su estudio han de enlazar con el entorno actual para hacer posible una
comprensión que conecte con lo que el estudiante
sabe y piensa sobre el mundo para poder problematizarlo, es decir volver las cosas un problema9.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Escrituras insoportables y libros-experiencia
Así, tal vez, mientras se aprenden habilidades y
contenidos se pueden ir ensayando sentidos entre
eso que estudiamos y “lo que nos pasa”.
El fin de una dependencia
Si aceptáramos sin más la oposición librosverdad/libros-experiencia estaríamos otra vez
introduciendo el soporte de una lógica binaria
que además de oponer, jerarquiza; en este caso,
nos convertiríamos en partidarios de libros-experiencias con el riesgo indeseado de convertirlo en una nueva categoría de clasificación. De lo
que se trata, en todo caso, es de movilizar la dualidad lectura y escritura, binomio que una larga
tradición ha tensionado volviendo dependiente
la primera de la segunda. Leemos, tal vez siempre o casi siempre, como si hubiera una escritura que soporta una estructura de sentido a la
que hay que ajustarse, para lo que habría que deconstruir la imposición jerárquica de la escritura
sobre la lectura que retiene y asegura el sentido
único. Una escritura sin soporte alguno es, entonces, hacer la experiencia de poner en juego
nuevos sentidos.
Me ha llamado mucho la atención que Jacques
Derrida (1989), uno de los filósofos que más se
ha dedicado a la escritura –y no menos
a la filosofía en instituciones de enseñanza–, sugiriera para el profesor “llegar a clase prácticamente con las manos
en los bolsillos” y añade: “probaría cada
vez discutir, hacer alguna cosa viva sin
preocuparme del contenido de eso que
transmito”. Creo que con esta provocación, Derrida está convocando a sopesar
momentos en que se juegan escenas de
sentimientos y pensamientos, a los que
hay que darle lugar sin “saturarlos” con
el soporte de estructuras, lo que provoca
un reduccionismo explicativo que frena
otras experiencias.
Foucault (1984/2003, 12) nombra a
su trabajo con la palabra “ensayo”. Más
una forma existencial de vérselas con el
mundo que un género literario, aclara
Larrosa (2005) indicando que el ensayo
es una determinada relación en el pensamiento, el modo experimental del pensamiento, una forma de vida que no renuncia a una continua reflexividad sobre
sí misma. El ensayo no es la expresión
de una experiencia sino el lugar donde
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
el sujeto se ensaya a sí mismo. La insistencia de
Larrosa puesta en la experiencia como “lo que
nos pasa” y “no sé lo que me pasa”, se asocia a la
posibilidad de pensar la inquietud, el vacío, el
cuestionamiento como un momento en donde
prima la pregunta que moviliza a detenerse, a
pensar las ideas (2005). Es la ausencia de soporte,
es decir, una escritura sin soporte de significado
verdadero, lo que hace insoportable a la literatura. Y a la filosofía, pese a su auto-adjudicación
de verdad. Y a tantos otros discursos, pese a que
quieran arrogarse verdad. Si hay soporte, este no
puede ser otro que el de las palabras y lo que con
ellas podemos hacer. La convicción de este planteo puede hacerse extensivo a otras disciplinas no
filosóficas que han heredado, tal vez de la filosofía, un modo de relación con los textos objetivo
y autónomo, incluso en la producción artística,
como es el caso de la literatura. Es que “’Probar’
(expereri) contiene la misma raíz que periculum
(peligro), lo que asocia encubiertamente experiencia y peligro” (Jay, 2005/2009: 26)10. Probar
la propia transformación en el ensayo de la escritura, vuelve a las palabras insoportables, porque no hay estructura que reduzca el significado
de las palabras para devolvernos la seguridad de
una verdad.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
“Sin título”, grabado digital
José Florez Nalé
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 66-73
71
Adriana BARRIONUEVO
La maquinaria pedagógica produce ficciones discursivas cuyas etiquetas cognitivas aseguran que han
sido fabricadas en el lugar de origen de la verdad, marcando, de este
modo, la autenticidad del producto docente, producto conocimiento, producto alumno: un triángulo
pedagógico que traza líneas de fuerza de un vértice a otro y que como
un prisma transparenta los reflejos
de verdad que descompone en cosas, en otros, en nosotros. El pensamiento basado en el signo binario
subyace en este modelo pedagógico que supone que la escritura es
un código o alfabeto que nos sirve
para transmitir, intercambiar y comunicarnos. Sin embargo, lejos del
efecto tranquilizador de esta distinción, las ideas hasta aquí expuestas
nos inquietan, al punto de volverse
insoportables, quizás… porque percibimos que el pensar desarrollado
bajo el amparo de una lógica que
conjuga signo y escritura en un binarismo donde prevalece la verdad
que debe ser transmitida, languidece a riesgo de convertirse en un residuo cadavérico porque ya nada nos moviliza. Un
libro-experiencia, muy probablemente, necesite
de una escuela insoportable, es decir, una escuela
entendida como uno de los simulacros más poderosos y reales que ha creado la modernidad. Una
ficción, por lo tanto, posible de ser reinventada
y recreada en una transmisión que no imponga
interpretaciones y que abra el juego para la transformación en la experiencia.
“Sin título”, xilografía
José Florez Nalé
la ajenidad en cambio tiene que ver con un distanciamiento en que las palabras se han vuelto vacías porque
ya no dicen nada. Sobre esta distinción puede consultarse (Larrosa/Skliar, 2005 y Kohan, 2007)
4
Parret (1994, cap. 4) señala que usar argumentos presupone el dominio de la lógica y que esta lógica, como
conjunto de procedimientos inferenciales, se aprende.
La racionalidad desplegada por la argumentación es determinada por un criterio exterior que pone en movimiento a la racionalidad argumentativa y que consiste
en el hecho de que quien argumenta no está implicado
en eso por lo que se argumenta: El mundo se presenta
como un conjunto de enigmas lógicos que encuentran
solución cuando se descubre la verdadera ontología subyacente, es la objetividad de un razonamiento la que le
da su valor.
5
Martín Jay (2006/2009), ha escrito un magnífico libro,
“Cantos de experiencia”, en dónde explora los matices
discursivos que adopta la palabra experiencia, tomando
una amplia gama de filósofos desde los orígenes griegos
hasta los post-estructuralistas. Los dos autores que en
este escrito se considerar, Foucault y Derrida son ubicado por Jay en esta línea, adjudicándoles como notas distintivas de esta corriente, la disolución del yo integrado
y el énfasis puesto en el lenguaje como constitutivo de la
subjetividad, lo que redundaría en la búsqueda de una
experiencia sin sujeto (cap. 9)
6
Para Raúl Ferro (2009) el concepto de literatura en Derrida desmonta la oposición sentido literal/sentido figu-
Notas
1
Me refiero el proyecto Vida y escuela. La experiencia
escolar del profesorado. Estudio en casos en una escuela
pública. Coordinado por Martha Ardiles, Secretaría de
Ciencia y Técnica, Universidad Nacional de Córdoba
(Nro. 162/12)
2
El citado libro compila artículos que presentan los resultados realizados en la Universidad Nacional de Córdoba, institución en la que me desempeño como docente.
3
Creo interesante hacer una distinción entre extranjería
y ajenidad. La primera tiene que ver con cierto extrañamiento ante la lengua en el sentido de volver a interrogarla porque hay una implicación problemática con ella;
72
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 66-73
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Escrituras insoportables y libros-experiencia
rado, ficción/realidad, literatura/filosofía; oposición que
permitiría la construcción de un discurso que se arroga
la posibilidad de inscripción en la verdad; para dar cuenta de este corrimiento recurre a la expresión literaturafilosofíaliteraturafilosofíaliteraturafilosofíaliteratura…
7
8
9
Me baso en los estudios históricos de Walther Ong
(1982/1993, cap. IV). Hay un dato histórico sumamente relevante que liga, de hecho, la escritura a la filosofía
y a la educación: Fueron los griegos quienes crearon el
primer alfabeto completo con vocales. Esto posibilitaría, por un lado, desarrollar el pensamiento abstracto y
analítico y por otro lado, propiciar su democratización
ya que resultaba más fácil aprenderlo. La Escuela de Toronto viene trabajando sobre esta hipótesis. Puede apreciarse el estado de la cuestión actual en la compilación
de Olson y Torrance (1991/1998).
En sus últimos años Michel Foucault define la experiencia como “la correlación, en una cultura, entre dominios
de saber, tipos de normatividad y formas de subjetividad” (1984/2003, 8). Una subjetividad afectada por la
relación que se tiene con la verdad, lo que, por otra parte, implica involucrarse, desde el pensamiento, con la actualidad o el presente.
Llamativamente, Foucault (1983/1996) encuentra en
Kant el inicio de esta relación con la verdad que llamará Ontología del Presente. La Analítica de la verdad en
Kant adopta la forma de una Razón legisladora, es decir
que busca la validez o legalidad de los juicios dichos, esa
actividad que solicitamos cuando demandamos a nuestros alumnos que fundamenten sus afirmaciones. Pero
también en Kant se encuentra un modo particular de relación con la verdad que entiende las palabras y las cosas
en términos de experiencia, es decir, una verdad actual
con la que el sujeto se relaciona suscitando una reconversión subjetiva. En la singularidad de Kant, profesor
funcionario del Estado, se reúnen dos usos de Razón,
el de la Analítica de la Verdad y el de la Ontología de la
verdad entendida como problemática de la actualidad
que puede derivar en una experiencia. Con esta lectura, Foucault transforma la interpretación más corriente
del texto kantiano, maniobra con la que opera una experiencia de sí a partir de la perversión del sentido supuestamente originario del texto.
10 Con el propósito de cuestionar este humanismo moderno, Gabrile Dicker (2005) propone hablar de la enseñanza como transmisión, porque al hablar de transmisión se
deja una zona de algo que pertenece al orden de lo inenseñable. En este sentido, la idea de este artículo entiende
la enseñanza y aprendizaje de la escritura como transmisión, es decir, en el orden de la experiencia.
DIKER, G. (2005). “Y el debate continúa. ¿Por qué hablar de
transmisión?”. En Frigerio, G. y Diker, G.: La transmisión
en las sociedades, las instituciones y los sujetos. Un concepto de la educación en acción. Buenos Aires, Noveduc.
FOUCAULT, M. (1981/2003). “Cómo nace un libro experiencia”. En El yo minimalista y otras conversaciones.
Selección y nota premilinar Gregorio Kaminsky. Buenos
Aires, Alfabet Ediciones.
FOUCAULT, M. (1984/2003). Historia de la Sexualidad II.
El Uso de los Placeres. Buenos Aires: Siglo Veintiuno.
FOUCAULT, M. (1983/1996). “¿Qué es la Ilustración?” En:
¿Qué es la Ilustración? Madrid, Ediciones de la Piqueta.
FERRO, R. (2009). Derrida. Una introducción. Buenos Aires, Quadrata.
JAY, M. (2005/2009). Cantos de Experiencia. Variaciones modernas sobre un tema universal. Buenos Aires, Paidós.
KOHAN, W. (2011). ¿Qué es/significa enseñar y aprender?
Conferencia realizada en la Facultad de Filosofía y Humanidades de Santiago de Chile. En http://filosofiajovial.
blogspot.com.ar/2011/06/walter-kohan-que-essignificaensenar-y.html
LAHIRE, B. (2006). “Pensar la acción”. Conferencia brindada en el marco del Seminario Internacional La Escuela
Media en debate: problemas actuales y perspectivas en
la investigación. Buenos Aires, FLACSO Argentina.
LARROSA, J. (1995). “Tecnologías del yo y educación”.
En: Larrosa, J. (editor): Escuela poder y subjetivación.
Madrid, La Piqueta.
LARROSA, J. (2005). “La Operación Ensayo. Sobre en Ensayar y Ensayarse en el Pensamiento, en la Escritura y
en la Vida”. En Falcao y Souza (eds): Michel Foucault,
Perspectivas. Río de Janeiro, Achiamé.
LARROSA, J. (2001). “Veinte minutos en la fila. Sobre experiencia, relato y subjetividad en Imre Kertész”. En
Larrosa, J. y Skliar, C.: Entre Pedagogía y Literatura.
Buenos Aires, Miño y Dávila editores.
ORTEGA, F. (comp.) (2011). Ingreso a la universidad. Relación con el conocimiento y construcción de subjetividades. Argentina, Ferreyra Editores.
ORTEGA, F. (2000). Atajos, saberes escolares y estrategias
de evasión. Argentina, Editorial Narvaja.
ONG, W. J. (1982/1997). Oralidad y escritura. Tecnologías
de la palabra. México: Fondo de Cultura Económica.
PARRET, H. (1994). De la Semiótica a la Estética. Enunciación, sensación, pasiones. Argentina, Edicial.
Bibliografía
DERRIDA, J. (1989). “Libérer la curiosité, susciter du désir…”. En Cahiers Pédagogiques, n° 272, Marzo de
1989. Versión digital http://www.jacquesderrida.com.
ar/frances/ecole.htm.
DERRIDA, J. (1996/1998). “Notas sobre desconstrucción
y pragmatismo”. En Mouffe, Ch. Desconstrucción y
pragmatismo. Buenos Aires, Paidós.
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Fecha de recepción: 17 de marzo de 2013
Primera evaluación: 27 de marzo de 2013
Segunda evaluación: 04 de abril de 2013
Fecha de aceptación: 04 de abril de 2013
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 66-73
73
Sujeto pedagógico y vínculo educativo en el
ámbito de la escuela especial1
Silvia Graciela CASTRO* y Marcela Beatriz FERRARI**
Resumen
Detalle obra “Lejana esperanza”
Ricardo Arcuri
Pedagogic subject and educational bond
in the context of the special school
El presente escrito constituye un ensayo
originado en el proceso de análisis de los
datos de diferentes investigaciones realizadas en el ámbito de la escuela especial.
Se retoman dos categorías emergentes: sujeto pedagógico y vínculo educativo, dimensiones que se funden en una relación
dialéctica caracterizando la complejidad
de esta praxis educativa que precisamente adquiere diferentes modalidades según
las particularidades de los sujetos y de las
situaciones contextuales en las cuales se
desarrolla.
La singular mirada que los sujetos docentes refieren en relación a su quehacer y
más precisamente a los sujetos alumnos,
nos permite comprender la importancia
de estas relaciones, dado que construyen y
median la relación del sujeto consigo mismo y condicionan el vínculo con el saber.
El modo en que nos sentimos, nos vemos,
nos comportamos, en definitiva el cómo
somos, depende de las prácticas en las que
estemos insertos, donde la relación con el
otro es fundamental.
Abstract
This paper constitutes an essay that sprang
from the process of data analysis from
different investigations carried out in the
context of special schools. Two emergent
categories are recaptured: the pedagogic subject and the educational bond, dimensions that merge in a dialectical relation, characterizing the complexity of this
educational praxis that acquires different
styles depending on the peculiarities of
the subjects and of the contextual situations in which it develops.
The singular look that the teaching subjects recount as regards their work and,
more precisely, their pupils, allows us to
understand the importance of these relations, since they construct and mediate
the relation of the subject with himself
and determine their link with knowledge.
The way we feel, see ourselves, behave,
eventually how we are, depends on the
practices in which we are inserted, where
the relationship with others is vital.
Palabras claves: Escuela especial, sujeto
pedagógico, práctica profesional docente, singularidad, diferencias.
Key words: Special school, pedagogic
subject, teaching professional practice,
singularity, differences.
Introducción
E
(*) Universidad Nacional de Rio Cuarto,
Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Ciencias de la Educación,
Profesorado y Licenciatura en Educación
Especial,
Ruta Nacional 36, km 601, 5800, Río
Cuarto,
[email protected]
(**) Universidad Nacional de Río Cuarto,
Facultad de Ciencias Humanas, Departamento de Ciencias de la Educación,
Profesorado y Licenciatura en Educación
Especial,
Ruta Nacional 36, km 601, 5800, Río
Cuarto,
[email protected]
74
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
74-85
pp. 9-11
l presente artículo surge en el marco del proceso de análisis de
relatos docentes que pertenecen al ámbito de la escuela especial.
Particularmente de la construcción de dos categorías que emergen
de los datos: sujeto pedagógico y vínculo educativo. Dichos relatos
fueron solicitados como parte de la estrategia metodológica investigativa, en donde se provocaba a la escritura a partir de frases que
los docentes tenían que incluir en sus narraciones. Estas frases: “la
mente es…”, “los mejores…”; “el tiempo….”; “en mi corazón…”:
“sólo ella…”, adquieren el valor de metáforas que permiten la expresión de aspectos de orden cognoscitivo entrelazados con emociones, vivencias, marcas de relaciones y vínculos que conforman
la experiencia de vida de los docentes como sujetos que participan
en la construcción de su historia personal y colectiva al tiempo
que constituyen uno de los modos fundamentales de la relación
pedagógica, sitio y corazón de los procesos educativos.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Sujeto pedagógico y vínculo educativo…
Según Puiggrós (2006) la educación es una
práctica compleja que involucra a sujetos sociales
en una dinámica de transformación, producción
o reproducción, en donde unos (educadores) ponen en acción dispositivos que les permiten incidir sobre otros (educandos) en un proceso de
subjetivación. Es en esta relación donde la práctica educativa se constituye a partir de la mediación de unos sujetos con otros. Esta mediación,
adquiere diferentes modalidades según las características particulares de los sujetos y de las
situaciones contextuales en las cuales se desenvuelven. Esta relación mediada es lo que se denomina “sujeto pedagógico”.
En palabras de la autora el sujeto pedagógico refiere
“a la relación entre educador y educando, al producto de la vinculación entre los complejos sujetos sociales que ingresan a las situaciones educativas (…). El sujeto pedagógico que constituyen
será decisivo para los resultados del proceso educativo” (Puiggrós, 2006: 30).
Este constructo denominado “sujeto pedagógico” nos permite distinguir al menos dos componentes de la relación educativa: el sujeto del
aprendizaje y el sujeto de la enseñanza.
De acuerdo con Sanabria (2007), estos dos
sujetos en el acto educativo, en la práctica pedagógica establecen un lazo social que se genera a
partir de una oferta educativa por parte del sujeto de la enseñanza, denominado por este autor
como “agente”, y la emergencia de una demanda o
disposición para aprender por parte del sujeto del
aprendizaje, designado simplemente como “sujeto”. El lazo social es lo que se conceptualiza como
“vínculo educativo, (que) implica la conjugación de
tres elementos que pueden esquematizarse a través
del (…) triángulo pedagógico: contenidos, agente,
sujeto” (Sanabria, 2007: 204).
En este sentido Medel (2001 en Tizio, 2001)
agrega que la función del educador/agente es precisamente encontrar un punto de encuentro entre educando/sujeto y la cultura/contenidos. “La
oferta no es algo del orden de lo concreto sino la
oferta de un vínculo con el saber” (el subrayado
es nuestro) (Ob. Cit.:5). Se destaca esta acción
por parte del docente dado que se considera que
es precisamente la propuesta educativa que realiza, con los contenidos como mediadores, la que
abre nuevas posibilidades en la trayectoria educativa de los sujetos.
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Ambas categorías, sujeto pedagógico y vínculo educativo, surgidas de los datos recolectados
mediante el proceso de investigación del proyecto ya señalado, pueden pensarse como aspectos
que se funden en la práctica educativa e incluso,
para ser precisos, habría que señalar que a los fines del presente escrito se entiende que el constructo teórico de “vínculo educativo” se encuentra
subsumido dentro del concepto de “sujeto pedagógico”, dado que precisamente éste surge como
producto de la vinculación entre el educador/
agente y el educando/sujeto en el contexto de la
relación pedagógica que se establece en torno a
la transmisión de los contenidos como parte de
una cultura socialmente válida.
Aún así, se desarrollarán ambas categorías
por separado, a los efectos de demostrar con mayor claridad y organización las conceptualizaciones, creencias y representaciones de los actores
con los cuales se trabajó. No obstante, es preciso señalar que para reflexionar sobre lo que nos
convoca, se debe tener presente la relación dialéctica que existe entre los conceptos abordados,
dado que ello es fundamental para comprender
las cosmovisiones que están interactuando en la
práctica pedagógica en el ámbito de la escuela
especial.
Es necesario destacar que durante el mismo
proceso de análisis de los relatos docentes fue descubriéndose una complejidad de tal magnitud que
en ocasiones podría traducirse como una dificultad de los investigadores para mostrar claridad en
la interpretación de los datos. Estas aparentes contradicciones nos llevaron a comprender tal como
lo plantea Merieu (1998) que la educación implica la tensión que se produce entre la intensión del
educador para provocar un cambio en el alumno y la resistencia que éste opone a ser cambiado.
Esta misma tensión produce prácticas y discursos
que pueden interpretarse como contradictorios y
contrapuestos, aún en las de un mismo sujeto de la
enseñanza. De allí que sea posible observar narraciones que a lo largo de su desarrollo dan muestra
de estas tensiones.
Sujeto pedagógico: el sujeto del aprendizaje
Pensar en el sujeto del aprendizaje en el ámbito de la escuela especial supone repensar los
marcos epistemológicos y ontológicos desde los
cuales nos posicionamos para comprenderlo; al
mismo tiempo que implica un esfuerzo por pro-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 74-85
75
Silvia Graciela CASTRO y Marcela Beatriz FERRARI
blematizar la noción genérica de alumno
considerando lo que todos los educadores
sabemos, lo que la experiencia de la práctica nos demuestra a diario: no existe dos
alumnos que sean iguales. Precisamente
porque en eso reside la riqueza de lo humano, en la diversidad y singularidad de
cada sujeto. (Contreras, 2002).
Como lo plantea Pérez de Lara (2001)
el reconocimiento de una identidad, la del
sujeto de aprendizaje que forma un lazo
indisociable con el sujeto de la enseñanza que aporta desde su mirada a la construcción de dicha identidad, nos remite a
reconocer la diferencia por sobre la fuerza de lo idéntico, lo homogéneo, lo quieto, lo estático que no siempre acompaña
la dinámica de la vida y la necesidad de la
transformación.
Sin embargo existe en los educadores
una tendencia a definir al sujeto del aprendizaje en el ámbito de la escuela especial
desde los parámetros que le otorgan una
identidad, es decir, la educación se propone hacer de cada uno, alguien con una
identidad bien definida por los cánones de
la normalidad, aquello que debe ser habitual, repetido.
Al respecto, Pérez de Lara (2001) afirma que las palabras identidad, diferencia y
diversidad (son) tres palabras que conforman una
realidad disciplinar, institucional y subjetiva que
acaba definiendo y plasmando la identidad de la
educación actual (ob. Cit: 293). La autora sostiene
que estas tres palabras se relacionan etimológicamente entre sí, produciendo una el significado de la otra, o bien confundiéndose entre ellas.
Identidad es igual a diferencia, al mismo tiempo se confunden diferencia y diversidad (como
contrarias a lo idéntico). Por ello, es importante
tener claro dos conceptos; por un lado el de la
identidad interpretada como lo más externo, lo
que está en relación con los otros “que la dan”.
Por el otro, el de intimidad, entendida como lo
más interior de nuestro ser, como la referencia
primera con respecto a la cual se determina la
identidad (relativa) del sujeto. En palabras de la
autora, “la diferencia, la desviación, la inclinación
hacia lo no idéntico que conforma la intimidad de
cada uno, nos aleja de la identidad que los otros
nos dan” (Pérez de Lara, 2001: 293).
En este sentido, en las evidencias recolectadas se ponen en tensión precisamente estos dos
76
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 74-85
Sin título, piedra
Ricardo Arcuri
aspectos. Hay concepciones que solo pueden dar
cuenta de esa identidad que el docente impone,
mientras que en otros casos, el vínculo educativo
establecido admitió una no imposición por parte
del educador/agente permitiendo que el educando/sujeto pudiera desplegar esa intimidad que le
permite ser quien realmente es. Para dar cuenta
de esta polaridad a continuación se analizarán
en dos apartados diferentes (a. ¿Homogeneidad
imperante? y b. Mirar la singularidad) relatos docentes que evidencian esta permanente tensión:
una, tendiente a la reproducción o producción
de una identidad determinada, la otra, buscando una transformación de esa homogeneidad en
una intimidad que dé lugar a la singularidad de
cada sujeto.
El reconocimiento de este aspecto referido a
la intimidad en el plano de los procesos educativos, debe llevarnos a comprender la densidad
que implica la noción del sujeto de aprendizaje
en la educación en el ámbito de la escuela especial y el inevitable vínculo que nos une al tipo de
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Sujeto pedagógico y vínculo educativo…
identidad que le asignamos y a la intimidad que
permitimos que despliegue.
¿Homogeneidad imperante?
En las evidencias de las tres escuelas estudiadas, es posible distinguir un sujeto tácito en donde la imposibilidad de nombrar al estudiante, al
alumno en el contexto de la escuela nos lleva a
hipotetizar sobre la dificultad de considerar a este
sujeto como un sujeto de aprendizaje; sólo parece
considerárselo como un sujeto desde el desarrollo, siendo este último también valorado desde
los parámetros de la normalidad.
Podemos dar cuenta de lo planteado a través
de la siguiente evidencia:
“Los mejores, el mejor hoy puede ser uno de
ellos mañana otro…otras veces puede ser el
niño que me miró y dijo “agua, tobogán” (Escuela A, 1)
La expresión que marca la ausencia del sujeto en este discurso puede llevarnos a reflexionar
acerca del conflicto que representa para este docente, asociar en el contexto de su práctica en la
escuela especial una metáfora que remita a los
mejores, el mejor “alumno/estudiante” en términos de adquisición o construcción de conocimientos. De allí que finalice la expresión haciendo referencia “al niño” que “es mejor” en cuanto a
los logros alcanzados en el proceso de adquisición
de la lengua oral, en el marco de los procesos del
desarrollo humano.
Si observamos esta manera de concebir el sujeto de aprendizaje, podemos preguntarnos tal
como plantea Pérez de Lara (2009) ¿qué consecuencias tiene esto en la constitución de la subjetividad?; en palabras de la autora no es de descuidar que las tipologías subjetivas instituidas
marcan identidades que están “dadas” desde una
mirada hegemónica o totalitaria, desde la presencia de “un nosotros” que otorga identidad “a
los otros, esos otros que no son como nosotros”.
Así, el “nosotros” se convierte en un modelo de
comparación y diferencia que responde a visiones ya constituidas socialmente como patrones
de normalidad. Este “nosotros” es un colectivo
(normalmente poco explicitado en sus rasgos)
pero que se concibe como normalidad que hay
que extender y conseguir para todos o que reconocer en su exclusión (deficiencia, diferencia, dificultad) para algunos. El relato que sigue pone
de manifiesto estas ideas:
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
“En mi corazón guardo un recuerdo impactante. El día en que un joven con parálisis cerebral hablaba acerca de su discapacidad y dijo
esto: “mi mamá cree que yo voy a caminar algún día y yo le digo que sí. Pero yo sé que no
es así. Esta es mi cruz y la voy a llevar ¿no te
parece?... Mi respuesta fue el silencio y la emoción con lágrimas.” (Escuela A, 5).
En este último relato, la valoración que el
alumno realiza de su propia identidad así como
la perspectiva del docente, muestran una convergencia al interpretar la discapacidad como una
tragedia personal, connotada por creencias religiosas que la asocian al sufrimiento necesario que
ésta implica. Estas ideas religiosas se evidencian
en el objeto al que se alude, la cruz, como símbolo de sufrimiento que los seres humanos padecen por alguna razón, atribuida generalmente
a la divinidad.
En esta interpretación subyacen los supuestos
del modelo de la marginación, donde:
el rasgo principal es la exclusión, ya sea como
consecuencia de subestimar a las personas con
discapacidad y considerarlas objeto de compasión, o como consecuencia del temor o el rechazo por considerarlas objeto de maleficios o como
advertencia de un peligro eminente. (Palacios y
Buffini, 2007:15).
En otros relatos, cuando se realiza referencia
explícita al sujeto de aprendizaje como alumno,
se evidencia una tendencia a enforcar el aprendizaje hacia su propia responsabilidad, es decir,
dependerá de su capacidad o nivel intelectual el
destino de la relación pedagógica o del resultado
educativo. En esta forma de plantear la relación
pedagógica y el vínculo educativo, la actuación
del educador se circunscribe a la espera que supone la apropiación de los saberes escolares por
parte del estudiante. En este mismo sentido se
interpreta el resultado del aprendizaje, los fragmentos extraídos de los relatos docentes evidencian estas relaciones:
“El tiempo que le lleva al sujeto (alumno) asimilar y comprender los contenidos a desarrollar durante el año lectivo, depende de su capacidad” (Escuela B, 5)
Esta manera de trabajar está relacionada, con
la selección de lecturas acorde al nivel intelectual de los alumnos” (Escuela C, 3)
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 74-85
77
Silvia Graciela CASTRO y Marcela Beatriz FERRARI
“Siempre discuto con mis colegas el tema de:
…que si un alumno es menos habilidoso que
otro, es él quien necesita incrementar el trabajo…ya que el otro tiene un logro que el primero no lo tiene y si continúa sin participar
no lo va a tener o va a continuar con menos
posibilidades” (Escuela B, 7).
Si todo depende solo de la acción o de la “capacidad” del alumno, se renuncia a la posibilidad
de educar, se anula al sujeto del aprendizaje sustituyéndolo por un sujeto carente. En este sentido como sostiene Martinis (2006) ello implica el
“borramiento de uno de los actores de la relación
educativa”, ello implica la desaparición de la relación misma, la relación mediada que en definitiva es el sujeto pedagógico; ello implica el quiebre
del vínculo educativo.
Mirar la singularidad: ¿percibir al
diferente o percibir las diferencias?
El lugar de la educación
Según Skliar (2003) percibir la diferencia
del sujeto no es mirarlo como diferente, extraño, anormal, como el otro maléfico, dado que ello
constituye una invención para separar, segregar,
dividir, posicionando éstas marcas como opuestas a la norma, a lo correcto, a lo que se debería
ser porque no está bien ser lo que se es. Si actuamos bajo esta lógica solo lo haremos mediante
“un proceso de diferencialismo que consiste en separar de las diferencias algunas marcas diferentes
y de hacerlos siempre a partir de una connotación
peyorativa” (Ob.Cit: 11).
Al contrario, percibir las diferencias es mirar quién es el otro en su subjetividad, lo cual no
es anular la diferencia sino reconocerla y ello no
implica hablar en términos de respetar y aceptar
al otro, dado que esto alude a que el otro depende de nuestra aceptación, de nuestro respeto para
ser lo que ya es.
En este sentido, en educación no se trata de
caracterizar que es la diversidad sino en comprender cómo la diferencia nos constituye como
sujetos, “sería apropiado decir aquí que las diferencias pueden ser mejor entendidas como experiencias de alteridad, de un estar siendo múltiple,
intraducible e imprevisible en el mundo” (Skliar,
2003: 13).
Entender la educación en términos de percibir y reconocer las diferencias y mirar las singularidades implica que las prácticas pedagógicas
se constituyen en espacios donde la experiencia
78
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 74-85
en si, en tanto construcción de la subjetividad,
adquiere su verdadera relevancia.
Al respecto, podemos señalar que con esta
concepción de sujeto existen evidencias que demuestran una posibilidad de despliegue de lo
educativo, independientemente del “déficit” que
presente sujeto de aprendizaje. Evidencias que
plantean otra mirada en relación a este sujeto,
a sus posibilidades de aprender y a la propia acción docente, reconstituyendo en este sentido la
relación mediada y el vínculo educativo que da
lugar al sujeto pedagógico en sí mismo.
Las expresiones del niño van manifestando sus
conocimientos. Al principio solo son esbozos,
eso que primero aparece como pseudo-nociones…pero lo que más interesa es observar de
qué manera el niño, el alumno, en cada momento conoce con la guía de su docente, hasta
que este niño logra un auténtico conocimiento
desde el contenido curricular”. (Escuela B, 3)
“Me dirijo hacia el aula donde espera a los jóvenes alumnos (personas) que asisten a tutoría, son todos del Ciclo de especialización…
mientras relato la historia imaginaria, la mayoría cierra sus ojos, relaja su cuerpo y en ocasiones alguno se durmió. Finalizada esta cada
uno relata su vivencia y hasta interpretan lo
vivenciado como sueño en un mundo real, algunos suelen no querer contar y/o expresar y
son respetados en su decisión. He comprobado, sentido, mucho respeto, escucha entre los
jóvenes mientras hacen los relatos, donde suele haber risas, diversas opiniones y también silencios…” (Escuela C, 2)
El alumno al cual se refieren estos relatos no
marca una estigmatización del sujeto, por el contrario, observamos un discurso que se aleja de la
inexorable subordinación del sujeto con discapacidad al “no aprendizaje”, a la ausencia obligada
de su aporte durante el proceso educativo.
En relación con estas ideas, Martinis (2006)
afirma:
“Es claro que un punto de partida en esta tarea está marcado por una clarificación acerca de
quién es el sujeto de la educación y cuál la tarea
de la educación en relación con él. Un sujeto de
la educación es alguien en proceso de humanización, colocado en posición de recibir un legado,
de acceder a la transmisión de aquello que la humanidad ha sido capaz de construir históricamente y que le ha valido devenir precisamente
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Sujeto pedagógico y vínculo educativo…
en eso: humanidad (…) ¿Debe entonces un sistema educativo, una política educativa, tomar
como punto de partida aquello que denuncia
deshumanización en el sujeto de la educación o
debe apostar a reconocer en ese otro aquello que
lo convierte en un ser más de la misma especie,
en alguien en proceso de humanización? La primera formulación lleva a un callejón sin salida
desde el punto de vista pedagógico; la segunda,
habilita una posibilidad” (Ob. Cit. 2006: 2).
El sujeto de la enseñanza
Como ya se mencionó anteriormente las producciones de los docentes son portadoras de una
complejidad que apenas alcanzamos a vislumbrar. No podemos desconocer que lo expresado
hasta aquí pone en evidencia por parte del sujeto
de la enseñanza diferentes concepciones en relación al sujeto del aprendizaje, recorriendo un
amplio espectro que se mueve desde el niño es-
tigmatizado, en un extremo, hasta el alumno que
es capaz de construir su saber en el otro extremo;
posiciones que en muchos casos se encuentran en
tensión u oposición aún en un mismo relato.
En el marco de esta complejidad también
es posible reconocer la constante preocupación
que motiva a los docentes a preguntarse sobre sus
prácticas, mostrando una necesidad de reinstalar al alumno con discapacidad intelectual en el
lugar del saber, cuestionando las estrategias de
enseñanza que impiden proponer una alternativa para el aprendizaje. Es decir, en las diferentes
evidencias se observa la presencia de un docente que demuestra compromiso con la actividad
pedagógica, que puede pensar en una práctica
docente amplia y compleja, así como en la necesidad de formación y reflexiones autocríticas permanentes. Al mismo tiempo se observa un profesional interesado por sus alumnos no solo desde
el saber que le aporta su formación científica sino
también desde el compromiso humano que manifiesta expresamente en su tarea diaria.
Al respecto, en la evidencia que
se consigna a continuación se observan algunos de los aspectos mencionados.
“En la práctica pedagógica en la escuela especial entra en juego también el
“cuerpo del docente” en donde a veces hay que acompañar su brazo con
el nuestro, hay que sostener al alumno
para que no entre en “crisis” (Escuela
A; 3).
En esta expresión es válido destacar lo que Pérez de Lara (2009) recrea
como la posibilidad del encuentro entre docentes y alumnos, encuentro que
permite un acercamiento desde las diferencias, reconociendo las particularidades de cada uno. En palabras de la
autora, siempre han existido maestros
y maestras que han sabido acercarse a
los niños para crear un encuentro desde la singularidad de cada uno, procurando un lugar tanto en la escuela
como en el mundo social. Esto sería
lo que la autora plantea precisamente como la “necesidad de escuchar al
otro dentro de mi”.
Así, en la evidencia que se retoma
en párrafos anteriores, podría estar
presente el “contrasentido” de la típi-
“Lejana esperanza”, óleo
Ricardo Arcuri
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 74-85
79
Silvia Graciela CASTRO y Marcela Beatriz FERRARI
ca formación universitaria que por lo general los
profesionales del campo de la educación especial
reciben en las “academias”. En esta oportunidad
no es ese saber científico-técnico el que guía la
reflexión de la docente, sino más bien un “cambio de mirada” que permite percibir el mundo
no sólo desde la pura racionalidad sino desde el
saber del corazón, un saber que según Pérez de
Lara (2009) es necesario cuando nos encontramos con la responsabilidad de educar a los sujetos cuyas historias precisamente se encuentran
secuestradas por el saber experto.
Al mismo tiempo, las evidencias también dan
cuenta de que el sujeto de la enseñanza de las distintas escuelas con las cuales se trabajó, mantiene la convicción de desarrollar la tarea educativa aún frente a situaciones adversas del contexto
del cual proviene el educando, es decir, situaciones personales, familiares, sociales y económicas
que lo someten.
Se puede dar cuenta de lo planteado con las
siguientes expresiones:
“Cuando me refiero al tiempo me refiero al
tiempo histórico (sucesos, acontecimientos,
circunstancias, etc.) construidos y vivenciado
por agentes (docentes) que de manera incesante actúan, dicen, sienten, se conducen…convirtiéndose en los principales protagonistas de
esos cambios y aprendizajes” (Escuela B, 2)
“…en cada momento conoce con la guía de su
docente” (Escuela B, 4)
Así se destacan, al menos en el discurso, concepciones que pueden resultar contradictorias
desde los relatos retomados en apartados anteriores. Es decir, frente a la figura del docente que
desacredita al sujeto del aprendizaje porque entiende a la deficiencia, dificultad o discapacidad
como una carencia, una limitación, también surge la actuación del docente que desarma la idea
que asocia a la discapacidad con la casi seguridad de bajos logros educativos, dado que queda
explícitamente planteada la posibilidad que tiene el alumno de aprender y apropiarse del conocimiento.
De acuerdo con Merieu (1998), podemos interpretar la contradicción que se pone en evidencia en el análisis de los relatos de los docentes en
el ámbito de la escuela especial como un amplio
espectro de prácticas y discursos signados por la
metáfora de la educación como fabricación en un
80
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 74-85
polo y en el otro, la educación entendida como
formación.
La educación asimilada a la “fabricación” puede ser definida como una actividad a través de la
cual se utilizan conocimientos, saberes, técnicas y
estrategias con el propósito de lograr un producto. Este producto, en última instancia, es el reflejo
de su creador, ha sido pensado y planificado a su
imagen y semejanza con el objetivo de que una
vez finalizado el producto que lleva la marca de
su autor, pueda reproducir esas mismas acciones
en el conjunto.
Pero también puede concebirse a la educación en términos de formación, de praxis, entendiéndola como:
“(…) una acción que no tiene más finalidad que
ella misma: aquí ya no hay un objeto a fabricar,
ningún objeto del que se tenga una representación anticipada que permita su elaboración y lo
encierre, en cierto modo, dentro de su resultado,
sino un acto a realizar en su continuidad, un
acto que nunca termina de veras porque no comporta ninguna finalidad externa a él mismo definida con antelación” (ob.cit.: 62).
Al mismo tiempo se rompe con la figura del
sujeto de la enseñanza en la escuela especial actuando simplemente como un contenedor, asistente social o cuidador que suplanta la figura del
educador. En ese sentido, se observa a un docente
que se responsabiliza con su función de transmitir una cultura socialmente válida. De esta manera la mirada del docente está puesta en la posibilidad de generar situaciones que brinden la
oportunidad de crear caminos que sean alternativas, oportunidades. Al respecto, exponemos las
siguientes evidencias:
“Mi práctica pedagógica no se sitúa solo en el
aula” (Escuela A, 11).
“Sólo ella (la práctica docente) exige formación permanente, debiendo tener una actitud abierta a la autocrítica, a la reflexión para
construirla diariamente ya que no basta con la
vocación…sino que es importante la profesionalización” (Escuela B, 5).
A lo mejor lo que debemos hacer es repensar
cuál es la manera más óptima de organizar los
tiempos para no tener una sensación que muchas veces juega como variable infranqueable
que condiciona, determina u obstaculiza nuestras prácticas y decisiones” (Escuela B, 2).
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Sujeto pedagógico y vínculo educativo…
Así, se observa en esta última expresión un deseo de enseñar, deseo que
permite repensar una variable (tiempo) presente en la práctica educativa
para que precisamente se pueda sostener el acto educativo y por ende el
vínculo educativo. Es deseo del educador repensar la manera más óptima
de organizar los tiempos para dar precisamente un tiempo que atienda a la
particularidad de la práctica docente
de modo que pueda considerar las singularidades de cada situación, tal vez
evitando de este modo plagarla de ofertas preestablecidas, con respuestas estándar, con tendencias homonogeneizadoras (Tizio, 2001).
Al respecto Medel (2001 en Tizio,
2001) manifiesta que
Los educadores necesitan un tiempo
para desarrollar su tarea, para pensar, para entender, para dar un tiempo a los tiempos de la educación de
cada sujeto, son condiciones necesarias para que su acción –es decir, su
oferta– permita inscribir la particularidad del sujeto… No siempre
se dispone del tiempo necesario para
que este trabajo se pueda realizar. Del
lado del educador esto implica tolerar lo que no sabe, lo que no sabe sobre el sujeto
y sobre sus intereses, lo que no sabe sobre qué se
transmite ni la apropiación que hará de ello el
sujeto, ni en qué tiempos… y a pesar de todo ello
debe confiar y apostar. (Ob. Cit.: 11)
“La invocación”, dibujo con tinta china
Iara García
el saber. Para ello es necesario crear en el sujeto
del aprendizaje el deseo de aprender, al mismo
tiempo que de suponerle unos intereses y capacidades que lo habilitan para ello.
En este sentido, a continuación se consignan
algunas de las evidencias que pueden dar cuenta
de lo expresado:
Vínculo educativo
A lo largo de este escrito se ha mencionado
en reiteradas oportunidades la importancia que
tienen las concepciones del docente en relación
al sujeto con el cual se vincula en la acción educativa. Es a partir de estas ideas acerca de quién
es el otro, donde se constituye dicha relación, estableciéndose así el vínculo educativo. Según Tizio
(2001) “ la educación es un proceso que orienta al
sujeto a encontrar un lugar propio en la estructura social”, lugar que de alguna manera está determinado también por esas expectativas, por ese
lugar que el educador posibilita para el sujeto de
aprendizaje. Según la autora, la función del educador es precisamente la oferta de un vínculo con
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
“…donde se pone en marcha la creatividad, la
expresión de sí y el reconocimiento del otro con
un compromiso afectivo y corporal, como toma
de conciencia de potencialidades, recursos…es
una propuesta que invita a contactarse con uno
mismo y abrirnos a nuevos canales de comunicación y autocomprensión” (Escuela C, 2).
“Cuando las mentes fluyen, la vida se construye y si el vínculo surge, si la mente se abre, se
comunica con otra mente con sus particularidades…allí el mundo de cada uno se modifica” (Escuela B, 1)
En otras palabras, cuando se cree en las posibilidades de un sujeto para construir un saber se
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 74-85
81
Silvia Graciela CASTRO y Marcela Beatriz FERRARI
ponen en juego estas concepciones que los docentes tienen en relación con esas posibilidades,
con esas capacidades. Si hay reconocimiento del
otro y si el vínculo surge también se genera una
oferta educativa, un lazo social con posibilidades
de futuro, con posibilidades de reinvención permanente, en cada momento según las características de los sujetos intervinientes y de las condiciones contextuales.
cional. Es en ese espacio en donde aparecen otros
sujetos, actores institucionales, que no gozan de
un afecto positivo, cuyas posiciones ocupadas o
asignadas los dejen por fuera, excluídos, en el
margen, en silencio. Frente a la resistencia de ocupar esos lugares, aparece el conflicto que suele vivenciarse institucionalmente como una situación
caótica y descontrolada. Algunos de los siguientes
relatos se orientan en esta dirección:
El educador encarna una oferta que en general se
toma como si fuera solamente de contenidos concretos. Pero la verdadera oferta es la de un marco
que incluye un vacío como lugar necesario para
permitir alojar la particularidad del sujeto y así
darle la posibilidad de hacer con los contenidos
culturales (Tizio, 2001:20)
“Su conducta era terrible, diariamente tiraba
todo el material y hasta los bancos en uno de
sus berrinches, además de escaparse corriendo
por el canal que pasaba frente a la escuela.
Según la autora mencionada, el vínculo educativo habla del agente, del sujeto y del saber. Estos
aspectos nos remiten necesariamente a las instituciones educativas donde tienen lugar estos
vínculos concretando la acción de educar, el hecho educativo.
Para Garay (2000) la trama de vínculos intersubjetivos presentes en las instituciones educativas, muestra la red de significados y posiciones
que cada sujeto ocupa en el entramado. Es decir,
el sujeto realiza un despliegue de actuaciones de
acuerdo a las posiciones que le son prescriptas
desde un orden instituido. El siguiente pasaje,
en relatos docentes, pone en evidencia estas afirmaciones:
“Los mejores encuentros que siempre es interesante destacar, tienen lugar en situaciones de
aula en la que la interacción docente-alumno
se conocen los modos de diálogo a través de
un tiempo pautado institucionalmente (hora
de clase)” (Escuela B, 3).
“Hay un lugar especial para los alumnos,
compañeros y familiares con los que comparto
más cantidad de tiempo o con los que tengo
un vínculo especial” (Escuela A, 9).
Este último relato nos remite al lugar pedagógico y social que ocupan “alumnos, compañeros
y familiares”, sujetos que se hallan involucrados
en el trabajo de este docente, que además están
particularmente distinguidos por una relación de
afecto. Pero este ordenamiento institucional no
es sólo material y social sino también simbólico,
a través del cual se connotan otros significados
que no siempre coinciden con la forma institu82
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 74-85
Un día, en un ataque, no solo desparramó material sino que tiró abajo el armario con todo
adentro, justo en el horario en que estaba por
pasar el colectivo que se los llevaba a ella y
otros chicos. Por supuesto no subió a ese colectivo, ordenó el aula y nos fuimos juntas en
el próximo. Fuimos entrañables desde ese día.
Es a la única que recuerdo en detalle y hasta su
nombre” (Escuela A, 7).
Ese dicho de “ a todos los quiero por igual”
no es tan real, en la vida en general uno crea
diferentes vínculos con las personas”. (Escuela A, 9).
Consideraciones finales
Parafraseando a Skliar (2003), todos quienes
intentamos alguna vez escribir en un papel algo
de aquellas cuestiones o ideas que nos inquietan,
siempre debemos terminar dicho escrito haciendo referencia en el último apartado a la educación, ¿acaso todo lo que se dijo antes no es educación? Por ello aquí, no se retomarán cuestiones
o lineamientos a tener en cuenta en ésta práctica
sino, más bien, algunos sentidos que puede tener
el mirar multirreferencialmente la construcción
del sujeto pedagógico y el vínculo educativo en
el ámbito de la escuela especial.
En este planteo, que intentó incorporar las
voces de los docentes a través de sus relatos, se
observó una tendencia en las concepciones del
sujeto de la enseñanza a comprender al sujeto
del aprendizaje y a sus logros escolares desde una
perspectiva de anormalidad, percibiendo la diferencia como deficiencia, como solo carencia
o dificultad, como negatividad y no como otra
posibilidad, otra forma de ser y de aprender. Al
mismo tiempo se observaron tendencias en las
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Sujeto pedagógico y vínculo educativo…
concepciones de estos mismos relatos, que señalan una orientación hacia prácticas pedagógicas que irrumpen sobre el juicio psicosocial de
la normalidad (Contreras, 2002). De este modo
y teniendo presente que la subjetividad siempre
se constituye en la relación con el otro, surge el
interrogante acerca de cuál es el lugar que está
planteando el docente de la escuela especial para
que el sujeto de desarrollo pase a convertirse en
sujeto de aprendizaje. En otras palabras, surge la
preocupación acerca de ¿cómo se puede pensar
dispositivos pedagógicos que supongan una experiencia de sí en relación con la alteridad, donde
los sujetos puedan reconocerse con un dominio de
saber posible? (Pérez de Lara, 2009:25).
Al mismo tiempo este planteo lleva a otro
interrogante ¿cómo se configura la subjetividad
del sujeto diferente cuando se lo trata, se lo reconoce y se le pide autodenominación como diverso, anormal, deficiente? Desde la postura que
asume el profesional, el maestro ¿puede enseñar a ocuparse de uno mismo? ¿qué cuidado de
si mismo puede estar presente en esta educación?
(Foucault, 1990).
Es en este sentido, donde las prácticas pedagógicas adquieren su relevancia, donde el docente se constituye en alguien fundamental para la
experiencia que el alumno tiene de sí, dado que
son éstas relaciones las que construyen y median
la relación del sujeto consigo mismo y al mismo tiempo determinan el vínculo con el saber.
El modo en que nos sentimos, nos vemos, nos
comportamos, en definitiva el cómo somos, depende de las prácticas en las que estemos insertos, prácticas en donde la relación con el otro es
fundamental.
Como sostiene Foucault (1990) “el maestro es
un operador en la reforma de un individuo, y en
la formación del individuo como sujeto, es el mediador en la relación del individuo a su constitución en tanto que sujeto” (Ob.Cit.: 59). Por ello la
función del educador en la práctica pedagógica
implica situarse y situar a ese otro, sujeto alumno,
teniendo siempre presente que ambos se constituyen como tal en dicha relación.
De acuerdo con Larrosa (1995:266): “el sujeto no es algo que pueda analizarse independientemente de esos discursos y esas prácticas, puesto
que es ahí, en la articulación compleja de discursos
“Libres”, dibujo a lápiz y carbonilla
Jimena Contreras
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 74-85
83
Silvia Graciela CASTRO y Marcela Beatriz FERRARI
y prácticas donde se constituye en lo que es”. Afirma, que mirar lo evidente es aceptar algo que se
impone para ver por su misma autoridad, con tal
claridad que cualquier duda es imposible plantearla dado que puede sonar como poco lógica,
la pregunta consiste en quién, quiénes o qué nos
está haciendo mirar esto o aquello.
Foucault (1990) ha demostrado que lo que
todo el mundo ve, no siempre ha sido visto así
y que lo que se pone en evidencia es una determinada constitución de la mirada, por lo cual
nuestra mirada es menos libre de lo que pensamos. Entonces, retomando a Larrosa (1995),
¿qué nos proponemos aquellos que intentamos
deconstruir los significados subyacentes en esa
mirada? Quizás nos proponemos demostrar que
nuestra mirada es también más libre de lo que
pensamos.
Como afirma Skliar (2003), esta mirada más
libre es la que puede construir una reformulación
sobre las relaciones con los otros en la educación,
concretamente en la escuela, percibiendo la diferencia no como algo a ser corregido sino como
una mismidad con la cual hay que conversar con
los otros y de los otros entre si, una conversación
que sirva para mantener las diferencias y no para
asimilarlas.
Esta es la mirada que puede permitir que la
escuela especial sea un huésped de los sujetos,
pero sin imponerle las reglas de juego de la hospitalidad, que la tornan una hostilidad. Este mirar es dejarse tocar, saberse cerca de alguien que
tiene nombre, apellido, historia y futuro, circunstancias y deseos. Es mirar la interrelación, mirar
la singularidad del otro para poder percibir su
posibilidad, dejándose sorprender:
es percibir su fuerza (…) percibir la fuerza del
otro es la tarea educativa más importante, porque al hacerlo, si nuestra relación es de confianza, esa fuerza que el otro percibe y reconoce en
sí, (…) es fuerza que el otro activa para vivir y
para dar sentido y dignidad a su vivir. (Contreras, 2002:65).
Finalizando, los relatos analizados muestran
la manera en que se deciden las formas de acceso
al conocimiento, quiénes lo deciden, sobre la base
de qué criterios y con qué recursos, constituyendo los dispositivos pedagógicos que se asientan
sobre las cosas, los significados y las relaciones
interpersonales que en el ámbito de la escuela
especial pueden otorgar una dirección normalizadora o transformadora a la identidad/intimi-
84
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 74-85
“El grito”, cerámica
Ricardo Arcuri
dad del sujeto de aprendizaje y el sujeto de la
enseñanza.
En palabras de Guyot (2008):
la educación y la cultura podrían empezar la tarea superadora de instalar otras condiciones de
existencia para los seres humanos en la hora grave por la que atraviesa este nuevo siglo, a la luz
que emana de una nueva idea de sujeto que tiene
la posibilidad de dejar de ser lo que otros hicieron de él. Este es tal vez el primer acto de una
voluntad liberadora! (Ob.Cit: 171).
En este sentido, entendemos a la educación
como una práctica contradictoria, esperanzadora y liberadora que está presente en el ámbito de
la escuela especial con todos estos matices. Nos
encontramos siempre a la espera de hallar entre
las paredes que habitan las personas con discapacidad y quienes acompañan su trayecto educativo, algo no esperado, incierto y en ocasiones,
algo que podría resultar incomprensible.
Nuestro recorrido por los caminos que construyeron los docentes a través de sus relatos nos
conmovió conceptualmente, obligándonos a
abandonar la lógica dualista para analizar los
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Sujeto pedagógico y vínculo educativo…
significados profundos de las intenciones que
movilizan a los educadores. Nos sentimos interpeladas por la complejidad del discurso de cada
actor educativo, llevándonos a ampliar la mirada
hacia los sujetos de la enseñanza, los maestros,
a quienes solemos señalar con juicios acerca de
las formas en que deberían proponer la práctica
pedagógica. Es decir, muchas veces negamos al
sujeto de la enseñanza como un ser también complejo, contradictorio y con capacidad de transformación. En su lugar, nos remitimos a clasificar e
identificar a aquellos “innovadores” y a los “conservadores o reproductores”, perdiendo de vista
que en el vínculo educativo ellos también son
interpelados y que también ofrecen resistencia
a ser cambiados.
Retomando a Kaplan (2003 en Guglielmino y
Valente, 2006) si se reconoce al otro como portador de una voz, si se lo reconoce como un sujeto
portador de expectativas, sentimientos, los dispositivos pedagógicos podrán presentarse como
espacios posibles para torcer destinos que se presentan como inexorables.
Como una fibra fundamental del entramado
educativo, el sujeto de la enseñanza tiene la responsabilidad de posibilitar el acceso al conocimiento de todos los sujetos que llegan a la escuela, porque esa acción es parte del acontecimiento
que nos permite a los seres humanos ser libres.
Esa es la condición a la que no se puede renunciar para poder educar.
Bibliografía
CONTRERAS, J. (2002). “Educar la mirada… y el oído.
Percibir la singularidad y también las posibilidades” en
Cuadernos de Pedagogía N° 311. Barcelona. España.
GUGLIELMINO, M.E.; VALENTE, G.M. y MENDES
ROSA, A. (2006). Sujetos y educación especial: de la
sujetación a la posibilidad de habitar las diferencias. XV
Jornadas de RUEDES. Córdoba, Argentina.
FOUCAULT, M. (1990). Hermenéutica del sujeto. Barcelona, Ediciones La Piqueta.
GUYOT, V. (2008). Las prácticas del conocimiento. Un abordaje epistemológico: educación, investigación, subjetividad. Ediciones LAE. Facultad de Ciencias Humanas.
Universidad Nacional de San Luis.
LARROSA, J. (1995). Tecnologías del yo y educación. (Notas sobre la construcción y la mediación pedagógica de
la experiencia de sí). Madrid, Ediciones La Piqueta.
MARTINIS, P. (2006). “Educación, pobreza e igualdad: del
‘niño carente’ al ‘sujeto de la educación’” en P. Martinis y P. Redondo (Comps.) Igualdad y educación escrituras (entre) dos orillas. Buenos Aires, Del Estante
Editorial.
MEIRIEU, P. (1998). Frankestein Educador. Barcelona,
Editorial Laertes.
PALACIOS, A. y BUFFINI, F. (2007). La discapacidad como
cuestión de derechos humanos. Madrid, Ediciones Cinca.
Disponible en www.sindromedown.net
PEREZ DE LARA, N. (2009). “Identidad, diferencia y diversidad; mantener viva la pregunta” en J. Larrosa y C.
Skliar (eds.) Habitantes de Babel. Políticas y poéticas
de la diferencia. Madrid, Laertes.
PEREZ DE LARA, N. (2009). “Escuchar al otro dentro de
sí” en C. Skliar y J. Larrosa (Comps.) Experiencia y
alteridad en educación. Rosario, Homo Sapiens.
PUIGGRÓS, A. (2006). Sujetos, disciplina y currículo en
los orígenes del sistema educativo (1885-1916). Buenos
Aires, Editorial Galerna.
Nota
1
El presente escrito surge de los proyectos de investigación denominados: “La práctica docente en la Escuela
Especial: significados y sentidos desde las voces de sus
protagonistas. Estudio en Escuelas de la ciudad de Río
Cuarto y la Región”, dirigido por la Lic. Marhild Cortese, aprobado y subsidiado por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de Río Cuarto,
por Resolución Rectoral N° 442/09 y “Escuela Especial:
construcción de sus significados y sentidos desde el
aporte de los actores institucionales. Estudio en escuelas
especiales de la ciudad de Río Cuarto y de la Región”, dirigido por la Lic. Marhild Cortese, aprobado y subsidiado por la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Universidad Nacional de Río Cuarto, por Resolución Rectoral N°
852/11.
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
SANABRIA, A. (2007). “El vínculo educativo: apuesta y paradojas. El deseo de enseñar entre la función civilizatoria
y el discurso universitario” en Revista Paradigma, Vol.
XXVII, N° 2, 197-210.
SKLIAR, C. (1998). “Repensando la educación especial” en
Revista Alternativas. Año III. N° 13: 17-36, Laboratorio
de Alternativas Educativas. San Luis, Argentina.
SKLIAR, C. (2003). ¿Y si el otro no estuviera allí? Notas
para una pedagogía (improbable) de la diferencia. Buenos Aires, Miño y Dávila editores.
SKLIAR, C. (2003). “La educación para la diversidad bajo sospecha” en Novedades Educativas Año 15 N° 155: 10-14.
TIZIO, H. (2001). Reinventar el vínculo educativo: aportes
de la Pedagogía Social y del Psicoanálisis. Barcelona,
Gedisa.
Fecha de recepción: 3 de noviembre 2012
Primera evaluación: 25 de noviembre 2012
Segunda evaluación: 28 de noviembre 2012
Fecha de aceptación: 28 de diciembre 2012
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 74-85
85
Educación Ambiental y legislación educativa en
Argentina. Hacia un estado de la cuestión
Lucía M. CONDENANZA* y Silvina CORDERO**
Resumen
Detalle obra “El beso”
Ricardo Arcuri
Este trabajo presenta los resultados de una
revisión bibliográfica que considera documentos e investigaciones sobre Educación
Ambiental (EA) en general, y sobre EA y
legislación en particular, producidos tanto a nivel internacional como regional y
nacional, guiada por las preguntas: ¿qué
plantean los trabajos que vinculan EA y
legislación educativa en Argentina? ¿En
qué contexto, dentro del campo de la EA,
se insertan? A través de revisiones de referencia caracterizamos el panorama internacional y latinoamericano de la EA,
mientras que sobre Argentina analizamos
los aportes de cinco artículos y un libro relevantes para nuestra focalización. Sin pretender haber hecho un rastreo exhaustivo,
esta aproximación permitió vislumbrar la
necesidad de profundizar los estudios que,
más allá de describir el contenido de las
diversas legislaciones, analicen su sentido en el contexto histórico de sanción de
cada norma, así como el estado de relación de fuerzas en el campo de la Educación Ambiental.
Palabras clave: Educación Ambiental, legislación educativa argentina, revisión bibliográfica, campo.
(*) Profesora en Ciencias de la Educación (UNLP), Becaria en el Instituto de
Investigación en Humanidades y Ciencias
Sociales (IDIHCS) de la Universidad Nacional de La Plata. Integrante del Grupo
de Didáctica de las Ciencias (IFLYSIB,
UNLP-CONICET) y del Centro de Estudios para el Cambio Social (CECSo-La
Plata).
Calle 55 N° 910. (1900) La Plata. Argentina.
[email protected]
(**) Docente Investigadora del Departamento de Ciencias de la Educación, Facultad de Humanidades y Ciencias de la
Educación, Universidad Nacional de La
Plata. Docente auxiliar de Didáctica de las
Ciencias Naturales y del Seminario Intercátedras Educación Popular y Promoción
de la Salud, del mismo Departamento.
Integrante del Grupo de Didáctica de las
Ciencias (IFLYSIB, UNLP-CONICET).
Calle 55 N° 910. (1900) La Plata. Argentina.
[email protected]
86
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
86-94
pp. 9-11
Environmental Education and educational
legislation Towards a state of the matter
Abstract
This paper presents the results of a literature review that considers documents
and research work on environmental education (EA) in general, and on EA and
legislation in particular, produced at the
international, regional and national levels, and guided by the questions: What
do works linking EA and education in
Argentine legislation contend? In what
context, within the EA field, are they inserted? Through the referred reviews we
characterize the EA international and Latin American panorama, and analyze the
contributions of five articles and a book
relevant to our focus on Argentina. Without claiming to have done thorough research, this approach allowed us to perceive the need to deepen the studies that,
apart from describing the content of the
various laws, analyze its meaning in the
historical context in which each regulation was passed, as well as the relationship between forces in the field of environmental education.
Key words: Environmental Education,
Argentine educational legislation, literature review, field.
L
a Educación Ambiental (EA) constituye un campo (Bourdieu,
1990) en el que se integran y disputan intereses, y en el que
emergen temáticas, experiencias y trayectorias a partir de la acción
de diversos agentes e instituciones. En dicha disputa, a nuestro
entender, la legislación daría cuenta del posicionamiento hegemónico en un país, ya que al vincularse con las políticas públicas
de un Estado sobre el tema, a la vez expresa posicionamientos de
actores dominantes e implica un cierto consenso político y social.
Partiendo de estas consideraciones, y en el marco de una investigación más amplia1, nos hemos preguntado: ¿qué plantean los trabajos
que vinculan Educación Ambiental (EA) y legislación educativa
en Argentina? ¿en qué contexto, dentro del campo de la EA, se
insertan? A fin de responderlas, hemos realizado una indagación
bibliográfica considerando documentos e investigaciones sobre EA
en general, y sobre EA y legislación en particular, producidos tanto
a nivel internacional como regional y nacional. Construimos así una
plataforma inicial de autores, debates y enfoques sobre EA y legislación que permite comenzar a situarnos en este campo y en nuestra
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Educación Ambiental y legislación educativa…
focalización específica, ya que existen numerosos
libros, artículos y ponencias sobre EA, pero éstas
son principalmente propuestas educativas y sistematizaciones de experiencias2.
Teniendo en cuenta la abundancia de material
referido a EA, primeramente haremos un paneo
internacional y latinoamericano con la intención
de contextualizar las producciones relacionadas
con la legislación, tomando como principales referencias algunos autores que han realizado revisiones desde distintos países. En segundo lugar,
focalizaremos en lo producido sobre EA y legislación, y finalmente, reseñaremos algunos estudios
realizados en el país sobre estos temas.
Una cartografía de la EA en publicaciones de Europa y América del Norte
En un estudio basado en publicaciones de Europa y América del Norte, Sauvé (2004, 2010)
identificó quince corrientes según concepción de
ambiente e intención central de la EA (entre otros
criterios), que sintetizamos en el cuadro 1.
Según esta clasificación, cada corriente comprende características particulares aunque pue-
den identificarse zonas de convergencia. Por ello,
al analizar propuestas o prácticas de EA, éstas
pueden integrarse en más de una corriente.
En otro artículo, la autora analiza más específicamente la investigación en lengua francesa
en EA y concluye que “aunque poco sostenida y
difundida, es ya relativamente rica y diversificada” (Sauvé, 2000:52). Brinda una definición interesante de la EA: “dimensión de la educación
contemporánea que se preocupa por optimizar la
red de relaciones persona –grupo social– medio
ambiente”; y sobre medio ambiente: “eco-sociosistema caracterizado por la interacción entre sus
componentes biofísicos y sociales” (ibídem). Así,
una intervención educativa o una investigación
que considere aspectos sólo sociales o sólo biofísicos, no es para la autora una actividad propia
del campo de la EA.
Las trayectorias de la EA en América
Latina
Mientras Sauvé construyó las corrientes en
EA a partir de publicaciones en Europa y América del Norte, desde México, González Gaudia-
Cuadro 1.
Corriente
Concepción de ambiente
Naturalista
Conservacionista/ recursista
Resolutiva
Naturaleza
Recurso
Sistémica
Científica
Humanista
Moral / Ética
Holística
Bio-regionalista
Práxica
Crítica
Feminista
Etnográfica
Eco-educación
Sostenibilidad/ Sustentabilidad
Finalidades/ Objetivos de la EA
Reconstruir un lazo con la naturaleza
Adoptar comportamientos de conservación. Desarrollar habilidades
relativas a la gestión ambiental.
Problema
Desarrollar habilidades de resolución de problemas: del diagnóstico
a la acción
Sistema
Desarrollar el pensamiento sistémico
Objeto de estudio
Desarrollar habilidades relativas a la experiencia científica
Medio de vida
Conocer el propio medio de vida y conocerse mejor en relación a ese
medio. Desarrollar sentimiento de pertenencia
Objeto de valores
Dar prueba de eco-civismo. Desarrollar un sistema ético.
Holos – todo – el ser
Desarrollar las múltiples dimensiones del ser en interacción con el
conjunto de dimensiones del ambiente. Desarrollar un actuar participativo en y con el ambiente
Lugar de pertenencia. Proyec- Desarrollar competencias en eco-desarrollo comunitario, local y reto comunitario
gional
Crisol de acción/ reflexión
Aprender en, por y para la acción. Desarrollar competencias de reflexión
Objeto de transformación.
Deconstruir las realidades socioambientales en vistas a transformar lo
Lugar de emancipación
que causa problemas.
Objeto de solicitud
Integrar valores feministas a la relación con el ambiente
Territorio. Lugar de IdentiReconocer el estrecho lazo entre naturaleza y cultura. Clarificar la
dad. Naturaleza/Cultura
propia cosmología. Valorizar la dimensión cultural de la relación con
el ambiente
Polo de interacción para la
Experimentar el ambiente para formarse en y por el ambiente. Consformación personal. Crisol de truir su relación con el mundo con los seres-otros-que-humanos
identidad
Recursos para el desarrollo
Promover un desarrollo económico respetuoso de los aspectos sociaeconómico
les del ambiente
Fuente: Elaboración propia a partir de Sauvé (2004, 2010)
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 86-94
87
Lucía M. CONDENANZA y Silvina CORDERO
no (2007) identificó las “trayectorias” de EA en
América Latina, basándose principalmente en
Congresos, Documentos, Talleres y Seminarios
regionales e internacionales. Su estudio –como la
mayoría en esta materia– parte de la década del
‘70, con la Conferencia de Estocolmo (1972), y
destaca que las especificidades de la región estaban marcadas por la ‘teoría de la dependencia’, la
‘teología de la liberación’ y la ‘pedagogía del oprimido’, corrientes de pensamiento que dan cuenta
de una América Latina como terreno de fuertes
luchas y “empates hegemónicos” en los distintos Estados. En 1976 tuvo lugar el Taller Subregional de EA para la Enseñanza Secundaria, en
Perú. Allí se remarcó que “al contrario de los países desarrollados, en América Latina la problemática ambiental no proviene de la abundancia y el
derroche, sino de la insatisfacción de necesidades
básicas” (González Gaudiano, 2007: 36). Luego,
el autor refiere a la Reunión Regional de Expertos
(Bogotá, Colombia, 1977), donde se afirmó que
la EA es “un elemento esencial de todo proceso de
eco-desarrollo” (Teitelbaum, 1978: 52, subrayado
del autor). Aparece el concepto de eco-desarrollo,
que será especialmente relevante más tarde en la
definición de EA consensuada en la Conferencia
Internacional sobre Medio Ambiente de Tbilisi
(URSS, 1977). Allí se señalaron algunos puntos
críticos de la EA: resulta muy abstracta y a veces
alejada de la realidad del entorno local; se centra
en transmitir conocimientos y no en la formación
de comportamientos responsables; pone excesiva atención en la conservación y protección de
la vida silvestre, descuidando dimensiones económicas y socio-culturales. Además se planteó
que la EA no debe tratarse como disciplina aislada, sino como dimensión integrada al currículum escolar en su conjunto, promoviendo una
educación interdisciplinaria. No obstante, según
González Gaudiano (2007), estas consideraciones
se enfrentaron con un sistema educativo autoritario y enciclopedista, entre otras características.
El escenario de la educación no-escolar tampoco
favoreció el desarrollo integral de esta concepción
de la EA porque impactó predominantemente en
las clases medias urbanas y en organizaciones decididamente conservacionistas3.
La EA en la región cobró impulso en los ’80,
y en los ’90 ganó “poder simbólico”4 por la Cumbre de Río de Janeiro, el Foro Global Ciudadano
(ambos en Brasil, 1992), y el I Congreso Iberoamericano de EA (Guadalajara, México, 1992).
No sin dificultades, dichos eventos abrieron las
88
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 86-94
compuertas regionales para fortalecer la dimensión ambiental en los curricula de los sistemas
educativos. En el mismo año se celebró la Conferencia Mundial sobre Educación y Comunicación sobre Ambiente y Desarrollo (ECO-ED,
1992, Canadá), en la cual, según Sauvé (1997, citada en González Gaudiano, 2007), la UNESCO
introdujo la idea de Educación para el Desarrollo
Sustentable. Y en 1994, este organismo inició el
intento de reemplazar el término EA por Educación para el Desarrollo Sustentable en América
Latina (González Gaudiano, 2007).
En síntesis, en los ‘90 se profundizaron las
controversias en el campo de la EA: los discursos
provenientes de Europa, Estados Unidos, Australia y Canadá adherían a la idea de Educación
para el Desarrollo Sustentable, mientras que los
discursos de América Latina no fueron fácilmente permeables a esta idea, lo que derivó en una
tensión entre los países del norte y del sur que,
según el autor, aún hoy no está resuelta.
Para finalizar, hay que destacar que los países
de la región tienen un desarrollo diverso, desigual
y asincrónico en cuanto a la EA. Por ejemplo,
Brasil y Colombia han establecido programas y
proyectos desarrollados por los ministerios de
educación y del ambiente (en la escuela y en ámbitos no-formales respectivamente). En Ecuador,
Perú, Uruguay y Paraguay el mayor desarrollo en
EA lo han logrado las ONG. Guatemala cuenta
con una Red de Universidades sobre formación
ambiental y con una estrategia nacional5. También existen proyectos multinacionales como el
Programa Latinoamericano de Formación de
Educadores Populares Ambientales (en el que
participan once países). Y por último, Colombia
y Brasil han establecido programas y proyectos
desarrollados por los Ministerios de Educación
y de Ambiente.
La EA en Brasil
En nuestro rastreo de investigaciones sobre el
tema encontramos numerosas producciones de
investigadores y docentes brasileros. Por razones
de espacio, referimos sintéticamente sólo el trabajo de Marco Reigota (2002), quien realizó un
estado del arte sobre las investigaciones en EA en
Brasil, mostrando que desde 1984 se están produciendo tesis y disertaciones. Su estudio reveló
una gran amplitud temática (“ecología”, “basura”,
“recursos hídricos”, “conservación” y “salud”); la
influencia de Paulo Freire en términos de funda-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Educación Ambiental y legislación educativa…
mentos teórico-pedagógicos; pocas alusiones a lo
metodológico y entre ellas, la preminencia de estudios desde análisis de lenguajes, perspectivas y
representaciones, así como la interdisciplinariedad; y “(…) el creciente análisis de los aspectos políticos de la EA dirigidos principalmente a las políticas públicas, movimientos sociales y construcción
de la ciudadanía” (Reigota, 2002: 60).
Legislación y EA en América Latina y
sus antecedentes internacionales
En este apartado consideramos tanto documentos oficiales como producciones académicas.
El cuadro 2 resume contexto, nombre y contenido de eventos y declaraciones relevantes para el
estudio de la EA en la legislación educativa.
Respecto de América Latina, sólo encontramos dos trabajos académicos que vinculan legislación y EA: Roque Molina (2009), desde Cuba
analiza la legislación existente en la región, y sostiene que en las últimas dos décadas se desató
un efecto multiplicador de la EA. Se trata de un
proceso de institucionalización, indica la autora,
que evoluciona y se desarrolla en articulación y
condicionado por el poder político, y comprende como inicio la Conferencia de Estocolmo de
1972. No obstante, antes de este evento, Ecuador, Cuba, Perú y Panamá realizaron reformas
constitucionales introduciendo consideraciones
ambientales. Posteriormente, dieciocho países
promulgaron nuevas constituciones en las que
la protección del medio, la soberanía sobre los
recursos naturales y la aspiración de alcanzar un
desarrollo sustentable son objetivos centrales.
Roque Molina (2009) da cuenta de las distintas
leyes sancionadas en cada país, en dos períodos
1974-1990 por un lado, y 1990-2009 por otro,
demostrando que la Cumbre de Río’92 acrecentó la tendencia de institucionalización a través de
la elaboración de agendas nacionales y la apro-
Cuadro 2.
Año
1972
1973
1975
1983
1992
Evento
Documentos
I Conferencia de las Naciones
Unidas sobre el Medio Humano.
1º Cumbre de la Tierra (CNUMAD), Estocolmo (Suecia).
Dos documentos: Declaración de Principios y Plan
de Acción (con recomendaciones).
Comentarios
Esta conferencia fue el primer gran evento convocado
por la ONU sobre cuestiones ambientales internacionales. En la reunión se acordó una Declaración que contiene 26 principios sobre ambiente y desarrollo (el 19 refiere a cuestiones educativas), un plan de acción con 109
recomendaciones, y una resolución.
Creación del PNUMA
Programa para el Medio Ambiente de las Naciones Unidas que desde entonces coordina acciones de protección
ambiental6.
Programa Internacional de EA
Carta de Belgrado
El PIEA fue creado por la UNESCO, y se proponía reali(PIEA – UNESCO - PNUMA).
zar un estudio para identificar proyectos en marcha, neSeminario Internacional sobre EA
cesidades y prioridades de los Estados miembros, pro(Belgrado, Yugoslavia).
mover una conciencia general de la EA iniciando con
un seminario internacional en Belgrado (Yugoslavia). Se
orientó principalmente a la educación escolar. Dejó de
funcionar en 1995 y sus resultados aún no han sido evaluados detalladamente.7
En la Carta de Belgrado se establecen las “Directrices
Básicas de los Programas de EA”.
Se crea la Comisión Mundial so- Informe “Nuestro Futuro
En 1987 la Asamblea General de la ONU aprueba el
bre Medio Ambiente y Desarrollo Común”, posteriormente
informe “Nuestro Futuro Común” -o Informe Brun(CMMAD) por resolución de la
aprobado por la Asamblea dtland-, donde se introduce el concepto de desarrollo
Asamblea General de la ONU.
General de la ONU.
sustentable. Hasta el momento se venían planteando dicotómicamente las posibilidades de desarrollo y las de
afrontar la problemática ambiental. En este informe se
propone el crecimiento económico como medio para
combatir la pobreza pero sin comprometer las generaciones futuras.
Agenda 21. Documentos
La CNUMAD fue una de las Cumbres de la Tierra orgaII Cumbre de la Tierra, Conferencia Mundial sobre Ambiente
“Nuestra propia Agenda”
nizadas por la ONU. El propósito central fue consensuar
y Desarrollo (CNUMAD), en Rio y Tratado sobre EA para
estrategias para lograr un desarrollo sustentable (conde Janeiro (Brasil).
sociedades sustentables y
cepto que si bien fue acuñado en los ‘80, cobra especial
En paralelo a la Cumbre, se rearesponsabilidad global, en- envergadura en este evento).
lizó un Foro Global de ONGs y
tre otros producidos en el
movimientos sociales.
marco del Foro Global.
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 86-94
89
Lucía M. CONDENANZA y Silvina CORDERO
cación y Medio Ambiente” (1991); “Programa
de Desarrollo Institucional Ambiental” (ProDIA,
1998); y la Agenda 21 Escolar que funcionaría “a
nivel municipal” (Sotero, 2009: 6). Respecto de la
participación de la Sociedad Civil en la construcción de programas y leyes sobre ambiente y EA,
sostiene que aún es “tímida y tibia, y generalmente
impulsada desde el Estado” (ibídem: 7).
Estudios en Argentina sobre EA y antecedentes en legislación
“Tyto Alba”, dibujo a lápiz
Jimena Contreras
bación de leyes generales sobre ambiente (que
establecen la creación de estructuras estatales y
facilitan el desarrollo de políticas e instrumentos
para la implementación de la EA). La autora recalca que, por sí solas, las leyes no dan cuenta de
una política efectiva de EA. En la mayoría de los
países de América Latina, la gestión de la EA es
responsabilidad de los Ministerios de Ambiente,
y no de Educación. Por último, destaca que casi
la totalidad de las leyes sobre ambiente obligan a
la incorporación de la dimensión ambiental en
los Sistemas Educativos Nacionales, sin embargo
sólo Argentina, Ecuador y Perú refieren a la EA
en sus leyes educativas.
Sotero (2009), desde Brasil, analiza la política
pública sobre EA en los países del Mercosur a través de la legislación nacional/ federal general, la
específica sobre EA, los sitios de internet de instituciones de Educación y de Ambiente, los programas nacionales de EA (si existen) y las formas
de organización de la sociedad civil en torno a
la temática. Si bien el autor describe la situación
de Brasil, Uruguay y Paraguay, nos detendremos
sólo en las referencias de Argentina. Así, destaca
en primer lugar, los artículos 14 y 15 de la Ley
General de Ambiente (2002), las leyes educativas a nivel nacional, el proyecto de ley de EA con
media sanción de la Cámara de Diputados de la
Nación (2007) y tres programas nacionales: “Edu-
90
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 86-94
La investigación en EA en nuestro país es
significativamente escasa, de acuerdo con Telias
(2009), quien también señala la ausencia de la temática en los curricula de las carreras universitarias de Argentina. La autora plantea que la EA
aún no se ha constituido como campo en la investigación educativa nacional. Su trabajo se enmarca en el campo de estudio de alternativas pedagógicas en América Latina y aún se encuentra en
curso8. Señala que las investigaciones que tienen
como objeto de estudio a la EA tienen como antecedente el Programa de EA de la Escuela Marina
Vilte (Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina, CTERA) y las
publicaciones de sus miembros9, que dan cuenta
de algunas discusiones del campo; un proyecto
de investigación dirigido por B. Goldstein (IICE,
UBA: 2009-2012), y los estudios de A. Rivarosa,
C. Astudillo y M. Astudillo (miembros del programa PIIAC, Área de Educación en Ciencias de
la UNRC).
Por su parte, Luzzi (2000) toma el marco normativo general vigente al año 2000 y analiza la
inclusión de la EA en diversos documentos: la
Ley Federal de Educación (1993), los Acuerdos
firmados en el Consejo Federal de Educación
(1996), los documentos rectores elaborados por
los equipos técnicos del Ministerio de Cultura y
Educación de la Nación (1998) y los Contenidos
Básicos Comunes (1995). De su análisis sobre la
Ley Federal de Educación, en función de los artículos que referencian explícitamente al ambiente
o la EA, concluye que se trata de
una inserción dispersa (…) producto de la convergencia sectorial que ha participado en su
construcción, que no se organiza en torno de un
eje convocante que signifique a los diversos principios y objetivos como parte de un todo (…)
(Luzzi, 2000: 35).
Como reflexión general, el autor infiere que:
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Educación Ambiental y legislación educativa…
la EA se caracteriza por un enfoque sumativo,
entendido como una incorporación de ítems a las
estructuras disciplinarias constituidas, con continuas fracturas entre los objetivos y metas propuestas, así como en los elementos dispuestos para
concretarlas. (Luzzi, 2000: 47).
Brizuela analiza específicamente la situación
de la provincia de La Rioja (2009), describiendo
la ley 7801 (2004), que establece la creación de
un área de EA en la Secretaría de Ambiente provincial. En el marco del Plan Provincial de Desarrollo Sustentable (2007), dicha secretaría aportó
un documento para promover su incorporación
en el sistema educativo (“Propuesta para la ley
de Educación Provincial: la educación para el desarrollo sostenible en la nueva ley de educación
provincial”), y se conformó una comisión interministerial con las misiones de producir un texto escolar a ser usado en la educación primaria
sobre Biodiversidad y Ambiente, y de capacitar
gratuitamente a docentes en servicio sobre Desarrollo Sustentable y Biodiversidad en la Escuela y
sobre Minería en la Escuela Media. En el plano no
gubernamental, destaca la demanda de distintas
instituciones educativas y docentes a la Secretaría de Ambiente de acompañamiento y recursos
diversos para el abordaje de la temática.
Desde Tucumán, López Flores (2009) analiza
el derecho a la EA en la legislación argentina desde el enfoque de derechos humanos, partiendo
de definir la EA como “medio de transmisión de
valores y pautas de conductas sociales” (2009: 1),
y como derecho humano. La autora toma como
marco jurídico general los derechos contemplados en los artículos 14 (enseñanza y aprendizaje),
41 (ambiente sano) y 75 (responsabilidad del estado) de la Constitución Nacional; y como marco
conceptual de referencia, al enfoque de derechos
humanos. Desde estos encuadres señala que la
EA implica impulsar la participación ciudadana
y la conciencia de la responsabilidad compartida,
incorporar la educación a la política ambiental y
garantizar los recursos necesarios. En su análisis
refiere a la Ley General de Ambiente (Ley 25675,
2002), que en su art. 15 enuncia a la EA como
proceso continuo sometido a constante actualización que deberá facilitar la percepción integral
del ambiente y el desarrollo de una conciencia
ambiental. En los artículos 19, 20, 21 y 30 alude
a la vinculación de la participación ciudadana
con la EA: el/la ciudadano/a es motor de cambio y solución del conflicto ambiental, que seISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
gún la autora refuerza la idea de incompatibilidad del denominado Estado de Bienestar ya que
el/la ciudadano/a no debe esperar que el Estado
resuelva todos los problemas y tenga siempre la
iniciativa de progreso. En cuanto a la provincia
de Tucumán en particular, refiere al art. 41 de la
Constitución provincial sobre la preservación del
ambiente y la promoción de la EA y de campañas
de concientización. Asimismo, la Ley Provincial
de Educación (2004) plantea como principio en
su art. 7 el de “resguardar, enriquecer, recrear (…)
el patrimonio natural, cultural y promover la EA
en el marco del desarrollo sustentable”. Respecto
de leyes específicas sobre EA, destaca que ni Tucumán ni Argentina tienen todavía leyes de este
tipo, aunque se haya presentado más de un proyecto. La autora remite a la Ciudad Autónoma
de Buenos Aires por su ley de EA (2005), que
la define como promotora de procesos orientados a la construcción de valores, conocimientos
y actitudes posibilitadores de capacidades que
conduzcan hacia un desarrollo sustentable. Por
último, menciona al Encuentro Mercosur de EA,
donde se produjo la Declaración de Foz de Iguazú (2008) y el Acta del Sector educativo de Foz de
Iguazú (2008), sin mayores referencias.
Por su parte, Giuffré et al (2007) también analiza la legislación argentina haciendo eje en la
transversalidad de conceptos de EA para un Desarrollo Sostenible. Sostiene que la EA busca la
construcción de conocimientos, valores y actitudes que definan una acción sobre sistemas complejos con problemas disímiles, por lo que consta
de una instrucción sobre aspectos físicos, mineralógicos, ecológicos, etc. Los valores humanos
tienen un rol fundamental y los problemas a solucionar son tanto técnicos cuanto éticos, jurídicos,
socio-económicos y culturales. Su hipótesis de
trabajo es que el derecho ambiental argentino es
“blando”: con programas y objetivos y sin obligaciones jurídicas; de carácter declarativo más que
regulatorio; con poca adhesión de las provincias
a las leyes nacionales; y con problemas administrativos de aplicación. Respecto de la Ley General
de Ambiente, remarca que fomenta la participación social en los procesos de toma de decisión
y promueve cambios en valores y conductas que
posibiliten el desarrollo sustentable, a través de la
EA (art. 8). Por otro lado, menciona la Ley Ambiental de la Provincia de La Pampa (2001), cuyo
objetivo es la protección, conservación, defensa
y mejoramiento de los recursos naturales y del
ambiente en el ámbito provincial, promoviendo
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 86-94
91
Lucía M. CONDENANZA y Silvina CORDERO
la participación ciudadana. Y finalmente, refiere
a la Ley de EA de la C.A.B.A.
Desde el ámbito gubernamental, García y
Priotto (2009), analizando aportes políticos y
pedagógicos en la construcción del campo de la
EA, respecto de Argentina señalan como antecedente un párrafo de un mensaje de Juan Domingo
Perón (Madrid, 1972). En él, “instaba a la lucha
contra la contaminación del ambiente y de la biosfera, contra el despilfarro de los recursos naturales,
el ruido y el hacinamiento en las ciudades” (García y Priotto, 2009: 100). Destacan que en 1974,
en el marco de la Secretaría de Estado de Recursos Naturales y Ambiente Humano (SERNAH),
fue diseñado un “(…) Programa de Educación,
Capacitación y Difusión Ambiental con acciones
de educación formal, no formal y comunitaria y
de capacitación para profesionales y técnicos de
la gestión pública (…)” (ibídem: 104). En el mismo año, relatan, tiene lugar la Primera Reunión
Nacional de Ambiente Humano, en cuyo discurso inaugural Yolanda Ortiz (entonces a cargo de
la SERNAH) planteó que el desarrollo
no puede ser considerado como mero
crecimiento económico y que los recursos naturales de la nación deben ser
defendidos y utilizados racionalmente. De las cinco mesas de trabajo que
se realizaron, la IV aludía al Enfoque
Ecológico en la Educación. Los autores plantean que, con el golpe de estado de 1976, las posturas críticas en la
materia fueron avasalladas. Sobre los
’80, destacan la Primera Reunión de
ONG realizada en Alta Gracia, Córdoba (1984), en la que se discute sobre
EA, aunque en líneas generales sostienen que en esta década “no se producen
avances significativos” (ibídem: 115) en
la temática. Respecto de los ‘90 refieren a eventos y declaraciones internacionales, sin especificar repercusiones
en el país. Finalmente, definen un escenario actual a partir de cuatro hechos significativos que tuvieron lugar
en nuestro país: (1) los congresos organizados por la Escuela Marina Vilte de CTERA; (2) el Seminario Iberoamericano de EA realizado en 2005
en la C.A.B.A.; (3) la sanción de la Ley
General de Ambiente (2002); y (4) la
creación de la Unidad de Coordinación de EA en el ámbito de la Secre-
92
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 86-94
taría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la
Nación (donde se insertan los autores) junto con
el establecimiento del país como sede del VI Congreso Iberoamericano de EA (2009).
Como información relevante para nuestra focalización, agregamos que en la esfera del sistema
educativo, además de las iniciativas de la organización docente mencionada, se sanciona la Ley de
Educación Nacional (2006), que también incluye
en su articulado la noción de EA10.
Algunas conclusiones
Hemos presentado un sintético panorama internacional y latinoamericano sobre el campo de
la EA y, a través de las quince corrientes que presentamos con el estudio de Sauvé (2004, 2010),
vimos que existen diversas miradas y finalidades
en el abordaje internacional del tema. En cuanto a
América Latina, comentamos el trabajo de González Gaudiano (2007), que posiciona a la región
a través de sus especificidades en los debates so-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
“Sabor de la Tierra”, tinta sobre cartón
Raquel Pumilla
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Educación Ambiental y legislación educativa…
bre EA, identificando planteos opuestos entre la
“Educación Ambiental” y la “Educación para el
Desarrollo Sustentable”. En efecto, los eventos y
declaraciones intergubernamentales dan cuenta
de que a partir de 1983 lo ambiental se vincula
con la idea de “desarrollo”. La Cumbre de Río’92,
de acuerdo con González Gaudiano (2007) y Roque Molina (2009), constituyó un evento clave
para la difusión de la EA en la región. En esta
línea, tanto Roque Molina (2009) como Sotero
(2009) demostraron la presencia de la cuestión
ambiental y de la EA en la legislación de América Latina. En y sobre Argentina presentamos
cinco artículos y un libro que resultan relevantes para nuestra focalización, ya que nos localizan tanto en los enfoques y referentes empíricos
de los estudios realizados, cuanto en los eventos
identificados por los autores como significativos
para la EA en nuestro contexto. Sin pretender
haber hecho un rastreo exhaustivo, esta primera
aproximación nos permitió vislumbrar la necesidad de profundizar los estudios que, más allá de
describir el contenido de las diversas legislaciones, analicen su sentido en el contexto histórico
de sanción de cada norma, así como el estado de
relación de fuerzas en el campo de la Educación
Ambiental.
que confiere el poder de imponer una visión de las divisiones sociales); y un poder de hacer cosas con palabras
que se correspondan con la realidad.
5
Ver documento “Política Nacional de EA”, difundido por
los Ministerios de Ambiente y Recursos Naturales y de
Educación: http://www.marn.gob.gt/documentos/politicas/politica_educacion_ambienta_politicas.pdf
6
http://www.pnuma.org/perfil/prefacio.php, consultado
por última vez el 26/7/2012
7
Ver González Gaudiano y Arias Ortega (2009).
8
Algunos avances fueron presentados en los I y II Ateneos sobre Investigación en EA (9 de Junio de 2011 y
1 de Noviembre de 2011 respectivamente) organizados
por el Instituto de Investigaciones en Ciencias de la Educación de la UBA, pero no fueron publicados.
9
No se especifican autores ni fechas de publicación en el
trabajo que encontramos.
10 También es interesante destacar la cantidad de ponencias y comunicaciones orales sobre EA presentadas en
las VIII Jornadas Nacionales-III Congreso Internacional
de Enseñanza de la Biología, realizadas en Mar del Plata
(Argentina) en Octubre de 2008, y la cantidad de participantes y ponencias presentadas en el VI Congreso Iberoamericano de EA realizado en San Clemente del Tuyú
(Buenos Aires) en 2009.
Bibliografía
BOURDIEU, P. (1990). Sociología y Cultura. México, Conaculta.
Notas
1
Este trabajo se realizó como parte de una tesis de Licenciatura sobre EA en la Ley Federal de Educación y la Ley
de Educación Nacional. Tesista: Lucía María Condenanza. Carrera: Licenciatura en Ciencias de la Educación
(UNLP). Título del trabajo: “Ley Federal de Educación Ley Nacional de Educación. Un análisis desde la Educación Ambiental”. Directoras: Ana G. Dumrauf y Silvina
Cordero.
2
En esta línea se inscriben los trabajos de Goldstein y
Castañera (2001), Del Moral y Rossi (2012), muchos de
los trabajos presentados en el VI Congreso Iberoamericano de EA (2009). Recientemente también se ha publicado un libro de reflexiones teóricas y estudios de casos
(Gurevich, 2011).
3
Según Martínez Alier (2004), el conservacionismo es
una de las tres corrientes del ambientalismo y/o ecologismo que es indiferente u opuesta al crecimiento económico, valora negativamente mucho del accionar humano y apunta a conservar y proteger especies y áreas
geográficas específicas.
4
Bourdieu (1990) define el poder simbólico como el poder-hacer de los grupos, fundado en dos condiciones: la
posesión de un capital simbólico (vinculado al prestigio,
a la autoridad social adquirida en las luchas anteriores
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
BRIZUELA, C. (2009). “La EA en el sistema educativo”
en Actas del VI Congreso Iberoamericano de EA, San
Clemente del Tuyú, Argentina.
DEL MORAL, A. y ROSSI, E. (2012). Ambientalizar el currículo escolar. Buenos Aires, La Crujía.
GARCÍA, D. S. y PRIOTTO, G. (2009). EA. Aportes políticos y pedagógicos en la construcción del campo de la
EA. Buenos Aires, Jefatura de Gabinete de Ministros,
Presidencia de la Nación, Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación.
GIUFFRÉ, L., FORMENTO, S. y RATTO, S. (2007). “Transversalidad de conceptos de educación ambiental para
un Desarrollo sostenible presentes en la legislación argentina” en Revista Ciencia del Suelo, Argentina. Vol.
25, Nº 1, 75-80.
GONZÁLEZ GAUDIANO, E. (2007). EA: trayectorias, rasgos, escenarios. México, Editorial Plaza y Valdés.
GONZÁLEZ GAUDIANO, E. y ARIAS ORTEGA, M. A.
(2009). “La EA Institucionalizada: Actos fallidos y horizontes de posibilidad” en Perfiles Educativos, México,
Nº 124, 58-68.
GOLDSTEIN, B. y CASTAÑERA, M. (2001). Diversidad
biológica y recursos naturales. Una propuesta sustentable y participativa para el aula. Buenos Aires, Ed.
Santillana.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 86-94
93
Lucía M. CONDENANZA y Silvina CORDERO
GUREVICH, R. (comp.) (2011). Ambiente y Educación. Una
apuesta al futuro. Buenos Aires, Paidós.
LÓPEZ FLORES, C. (2009). “El derecho a la EA en la legislación argentina: una cuestión de derechos humanos”
en Actas del VI Congreso Iberoamericano de EA, San
Clemente del Tuyú, Argentina.
LUZZI, D. (2000). “La EA formal en la educación general
básica argentina” en Revista Tópicos en Educación Ambiental, Vol. 2, Nº 6, Guadalajara, México: 35-52.
ONU (1987). Cap. 2 “Towards sustainable development”.
Informe de 4 de Agosto 1987 de la Comisión Mundial
por el Medio Ambiente y el Desarrollo (o Informe Brundtland), presentado ante la Asamblea General de Naciones Unidas. Disponible en el sitio de Naciones Unidas,
en Documentación.
SAUVÉ, L. (2004). “Una cartografía de corrientes en educación ambiental” en Sato, M. y Carvalho, I. (orgs.)
A pesquisa em educaçao ambiental: cartografias de
uma identidade narrativa em formaçao. Porto Alegre,
Artmed.
SAUVÉ, L. (2010). “Educación científica y Educación Ambiental: un cruce fecundo”, en Revista Enseñanza de las
Ciencias, Vol. 28, Nº 1, España: 5-18.
SOTERO, J. P. (2009). “Políticas Públicas en Educación
Ambiental: rol y responsabilidad del Estado en su
promoción” en Actas del VI Congreso Iberoamericano de Educación Ambiental, San Clemente del Tuyú,
Argentina.
TEITELBAUM, A. (1978). El papel de la Educación Ambiental en América Latina. Francia, UNESCO.
PNUMA (2002). “Educación para todos, EA y educación para
el desarrollo sostenible: debatiendo las vertientes de la
década de educación para el desarrollo sostenible”. Documento de la OREALC, ONU. http://unesdoc.unesco.
org/images/0016/001621/162179s.pdf, consultado el
26/7/12.
REIGOTA, M. (2002). “El estado del arte de la EA en Brasil”
en Revista Tópicos en Educación Ambiental, Vol. 4, Nº
11, Guadalajara, México: 49-62.
SAUVÉ, L. (2000). “Para construir un patrimonio de investigación en EA” en Revista Tópicos en Educación
Ambiental, Vol. 2, Nº 5, Guadalajara, México: 51-69.
Fecha de recepción: 15 de noviembre 2012
Primera evaluación: 15 de diciembre 2012
Segunda evaluación: 20 de diciembre 2012
Fecha de aceptación: 11 de enero 2013
“El beso”, óleo
Ricardo Arcuri
94
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 86-94
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
El Campo de la Práctica en la universidad:
noticias de un caso
Graciela DI FRANCO*, Norma DI FRANCO**, Silvia SIDERAC***
Resumen
Detalle obra “Marchitando”
Ramiro Achiary
(*) Magíster en Evaluación; Directora de
ICEII. Editora Científica de la Revista
Praxis educativa. Coordinadora del Campo de la Práctica.
25 de Mayo 775. (6300) Santa Rosa,
La Pampa
ICEII: Gil 353 –2º Piso. Facultad de Ciencias Humanas - UNLPam
[email protected]
[email protected]
(**) Profesora de Matemática (UNLPam).
Profesora Adjunta de Matemática y su Didáctica y Docente auxiliar en Curriculum
(UNLPam). Miembro del ICEII.
Savioli 2045. (6300) Santa Rosa,
La Pampa.
[email protected]
(***) Magíster en Evaluación (UNLPam).
Especialista en Investigación Educativa.
Docente Auxiliar en Curriculum Facultad
de Ciencias Humanas de la UNLPam. Investigadora del ICEII –FCH-UNLPam
Pasteur 1055. (6300) Santa Rosa.
La Pampa.
[email protected]
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Los nuevos planes de estudios de la Facultad de Ciencias Humanas de la UNLPam (2009) prescriben el Campo de la
Práctica para la formación de profesores.
Éste es un novedoso espacio que se suma
a los históricos Campos de la Formación
General, de la Formación Disciplinar y
de la Formación Docente. Las prácticas,
así concebidas, están orientadas al aprendizaje sistemático de las capacidades para
la actuación docente en la escuela, en las
aulas. Esta propuesta supone un cambio
sustantivo respecto de la manera de entender la formación, al currículum que
da forma al proyecto político y a la enseñanza que se genera en este nuevo trayecto
de formación.
En este trabajo queremos atender el significado y sentido de una formación que
recupera el valor formativo de la práctica; la necesidad del trabajo colaborativo
entre docentes de la formación disciplinar y pedagógica que comienzan a tener
a la escuela como contexto de referencia
en la actuación docente; las modalidades
organizativas que se están activando y la
investigación en la acción que analiza y
profundiza esta innovaciones políticocurriculares.
Palabras clave: campo de la prácticacontexto, actuación docente-profesionalidad.
The Practices Area at the University:
news about a case
Abstract
The new syllabuses at Facultad de Ciencias Humanas UNLPam (2009) prescribe
a Practice Area for the teachers’ training.
This is a new space added to the historical ones: General Training; Disciplinary
Training and Teacher Training. The practices understood in this way are pointed towards systematic learning of capacities to act as teachers at school in the
classrooms. This proposal supposes an
important change regarding the way of
understanding training and curriculum
that gives place to a political project and
a new kind of teaching that is generated
with this particular way of training.
In this paper we concentrate on the meaning and sense of a training that considers
the formative value of practice in cooperative work among teachers of disciplinary and pedagogic areas that start to see
the school as reference context in teaching
action, the organization ways that are being activated and the action research that
analyzes and studies thoroughly these political and curricular innovations.
Key words: Practice Area, context, teaching actions, professionalism.
E
l ámbito profesional en el cual nos desempeñamos es la formación de profesores. Es ésta una formación ampliamente cuestionada por los distintos actores que intervienen en este proceso,
pero que la Ley de Educación Nacional ha instalado como política
de Estado. Su finalidad se enfoca hacia “la construcción de una
identidad docente basada en la autonomía profesional, el vínculo
de la cultura y la sociedad contemporánea, el trabajo en equipo, el
compromiso con la igualdad y la confianza en las posibilidades de
aprendizaje de los/as alumnos/as” (LEN, Artículo 71).
Anterior a estas prescripciones, en el año 2009, la Facultad de
Ciencias Humanas de la UNLPam -formadora de docentes- ha realizado las modificaciones de los planes de estudio. En ellas se disFacultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp.pp.
95-101
9-11
95
Graciela DI FRANCO, Norma DI FRANCO, Silvia SIDERAC
pone la incorporación del Campo de la Práctica para la formación de profesores. Éste es un
novedoso espacio que se suma a los ya históricos Campos de la Formación General, de la Formación Disciplinar y de la Formación Docente.
Las prácticas aquí concebidas están “orientadas
al aprendizaje sistemático de las capacidades para
la actuación docente en las aulas y en los distintos
ámbitos donde se desempeñe profesionalmente”
(Resolución Nº 228-CS-2009). Esta propuesta supone un cambio sustantivo respecto a la manera
de entender la formación, pero también de entender el currículum que da forma al proyecto político y a la enseñanza que se genera en este nuevo
trayecto de formación. Dicho en otras palabras,
la formación de los estudiantes del profesorado
parece requerir la modificación de un currículum cuya finalidad es el estudio de las diferentes
disciplinas, para pensar un currículum que oferte posibilidades de activar las capacidades de actuación docente en situaciones reales, complejas,
inciertas y problemáticas que requieran saber disciplinar y pedagógico articulados (Pérez Gómez,
2010). La preocupación central de esta política
es el fortalecimiento de la enseñanza.
El aprendizaje sistemático de las capacidades
para la actuación docente en las aulas es lo que
más se necesita aprender y, aparentemente, los
centros de formación parecen ser menos capaces
de enseñar. En realidad, subyace una epistemología de la práctica que durante mucho tiempo
estuvo ajena al examen crítico. La misma consiste
en un modelo de conocimiento profesional unido
a lo cotidiano o a las exacerbadas teorías, pero no
necesariamente como producto de la investigación educativa. La currícula de la formación contemporánea establece el predominio en tiempo y
status de la teoría sobre la práctica.
Esta nueva currícula se postula capaz de discutir esa concepción lineal, positivista. Es más,
creemos que implica una mirada política y epistemológica muy potente que requiere cambios
muy profundos de los modos de formación. Estos cambios pueden subvertir la separación universidad-escuela. Para efectivizarlos, se necesita
del encuentro de los docentes formadores en el
análisis, en la discusión e interpelación de significados y sentidos instituidos, acuerdos y desacuerdos conceptuales y metodológicos de la teoría y
la práctica, del significado acerca de qué es ser un
buen profesor y qué formación requiere. (Levin,
2996; Bain, 2006; Pérez Gómez, 2010)
96
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 95-101
Hacia dónde orienta la formación
y la actuación docente
Algunos autores como Freire (1993,
1997,2008, 2012); Giroux (1990, 1992, 2013), Mc
Laren (2013), Davini (2010), Litwin (2001, 2008),
nos invitan a pensar una formación de profesores
en la que seamos capaces de intervenir, ayudados
con herramientas analíticas.
En esa búsqueda del sentido de la profesión,
Merieu (2001, 2005) nos propone preguntarnos
por qué enseñar hoy. La respuesta a este interrogante nos lleva al núcleo de la formación: el
profesor se dedica a enseñar. Esta acción implica
pasión en la consolidación del acto pedagógico,
pues el docente halla placer en enseñar y el alumno en aprender. La enseñanza implica la opción
por el otro y la opción por el saber. Sin embargo,
la universidad debe revisar el tomar partido prioritariamente por el segundo de los términos, el
saber. Enseñar es ofrecerle al alumno la posibilidad de enfrentarse con el saber y proporcionarle
las ayudas que le permitan construirlo. Esto no
significa contraponer dos posturas antagónicas:
una profesión “centrada en el alumno”, que tiene
por objetivo ayudarlo a comprender y a superar
los obstáculos con los que se encuentra; y una
profesión “centrada en el saber”, cuya finalidad
es transmitir los conocimientos a individuos a
quienes se anima a realizar una labor personal
con esfuerzo diario y a comprometerse con ella de
forma autónoma. En la verdadera enseñanza, en
todos los niveles, se encuentra el carácter inquietante del encuentro con lo desconocido y la tranquilidad que aporta el apoyo. Siempre se enseña
algo a alguien y es fundamental que ese alguien
sea acompañado y respaldado en su proceso.
Desde este lugar de formación nos interesa
pensar juntos, profesores y estudiantes, pues el
aprendizaje es complejo, difícil, requiere compromiso y el asumir riesgos que nadie puede correr
por nosotros. Se tambalean las propias certezas
y se necesitan puntos de referencia. Sin embargo,
nos orienta Merieu al decir que ser profesor es un
oficio que asocia en un mismo acto profesional
el saber y el seguimiento; es asumir, de manera
simultánea, la presentación del saber y el seguimiento de su asimilación.
Ken Bain (2006) analiza en su investigación
el gran éxito que habían logrado los profesores a
la hora de ayudar a sus estudiantes. Se pregunta, entonces, qué hace particular la tarea de un
profesor y construye su respuesta a partir de las
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
El Campo de la Práctica en la universidad…
“La muerte como consejera”, tinta china, lápices
y acrílico sobre papel
Ramiro Achiary
evidencias ofrecidas por los estudiantes y por las
reflexiones del estudio. Reconoce que los mejores
educadores, alejándose del interés clásico por lo
que el profesor hace, pensaban en la docencia en
referencia a los estudiantes. “Enseñar es atraer a
los estudiantes, diseñando cuidadosamente un
entorno en el que ellos aprendan” (Bain, 2006:
62). Estos profesores conocen muy bien su materia; están actualizados en su campo; razonan de
modo valioso y original; leen sobre otros campos
del saber; atienden cuestiones generales de su disciplina (controversias/ discusiones epistemológicas); conocen a fondo los principios fundamentales y conceptos organizativos; saben simplificar y
clarificar conceptos complejos; llegan a la esencia
de los asuntos con revelaciones motivadoras; tienen capacidad metacognitiva. De este modo se
recuperan los argumentos de Merieu, dado que
estos profesores ayudan a aprender a la mayoría
y comprenden cómo ayudar a otros a aprender
la disciplina, mantienen el interés, influyen en la
forma de pensar, sentir y actuar e impactan en el
deseo de continuar aprendiendo.
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Necesitamos pensar una formación centrada en el saber y en el alumno que aprende y se
apropia de ese saber en prácticas educativas, situadas, contextuadas, historizadas en sentidos y
relaciones de poder. Sólo de esta manera podremos discutir esas reformas prescritas, “externas”,
que nos han propuesto, que involucran un fuerte compromiso con las evaluaciones y los estrictos regímenes de responsabilidad, en dupla con
un currículum estandarizado y una pedagogía
sincronizada (Apple, 2010). De más está señalar
que no se perciben evidencias relacionadas con
este argumento; antes bien las pruebas muestran
que esta perspectiva no está funcionando (Apple
2006; Valenzuela, 2005). Una de las razones, en
palabras de Apple, una de las dificultades mayores, es que los pedagogos críticos no han estado lo
suficientemente conectados a las realidades mismas de las aulas y de las escuelas. Sin embargo,
sólo cuando se vincula mucho más la educación
a problemáticas concretas de las políticas y prácticas educacionales y a las vidas cotidianas de los
educadores, los estudiantes, los movimientos sociales y los integrantes de la comunidad, una educación crítica y democrática puede tener éxito.
“Por lo tanto, existe una necesidad poderosa de
conectar las teorías y los enfoques educacionales
críticos con los modos reales en los que pueden
y están presentes en aulas y otros sitios educativos reales”1.
Los educadores debemos defender la educación pública y superior como esferas públicas democráticas, para poder ofrecer modos de
comprensión e intervención en relación al sufrimiento y la exclusión (Giroux, 2013). El enfoque
crítico no reduce la práctica educativa al dominio
de las metodologías, sino que enfatiza la importancia de comprender lo que realmente ocurre
en las aulas y en otros contextos educativos. En
este sentido se plantea interrogantes tales como:
cuál es la relación existente entre el aprendizaje y
el cambio social, qué tipo de conocimiento tiene
más valor, qué significa saber algo, y qué prácticas se legitiman en la acción.
En esta instancia la pedagogía crítica enfatiza la reflexión crítica. Para ello genera un puente
entre el aprendizaje y la vida diaria, comprende
el difícil vínculo que existe entre poder y conocimiento y extiende derechos e identidades democráticas a través de la enseñanza de las disciplinas.
Por ello es imprescindible formar en contextos
de actuación.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 95-101
97
Graciela DI FRANCO, Norma DI FRANCO, Silvia SIDERAC
“La actuación no garantiza la comprensión (…)
no significa que, gracias a ella, sea capaz de ir
hacia el otro y entenderle (…) pero permite acceder a lo que me vincula a él, a esos objetos en los
que podemos reconocernos ambos, y así me proporciona los medios sin los cuales no hay ningún
verdadero ejercicio de comprensión, sin los cuales no hay nada más que desesperación y delirio”
(Merieu, 1998:112)
Cómo pensar la práctica
Necesitamos construir/reconstruir/deconstruir el sentido de la práctica, su valor formativo para que no se la siga pensando desde una
orientación abstracta, academicista, fragmentaria y descontextualizada, con escasa virtualidad
profesionalizadora.
“Así pues, la construcción del pensamiento práctico, aquel que orienta y gobierna la interpretación y los modos de intervenir sobre la realidad,
es el verdadero objetivo de la intervención educativa. […] Parece fundamental que los futuros
profesionales vivan, trabajen, analicen y evalúen
las posibilidades educativas de diferentes proyectos, experiencias, contextos y situaciones educativas al mismo tiempo que tienen que responder
a las exigencias y tensiones de dichos escenarios.
Han de vivir la complejidad, la incertidumbre y
la tensión de la vida real del aula y de la escuela,
pero arropados y tutorizados por profesionales expertos que acompañan y orientan su formación y
su actuación, ofreciendo conocimiento ajeno relevante, provocando la reflexión sobre la situación,
sobre la acción y sobre las consecuencias de ésta.”
(Pérez Gómez: 2010: 93)
La innovación en nuestra facultad queda definida en el diseño de los planes, que desde el
inicio de la formación, prevé la implementación
de estrategias destinadas a la transferencia de los
saberes propios del campo específico a la práctica
profesional de manera transversal, tanto en sentido horizontal como vertical. De este modo cada
docente, paralelamente al dictado de los contenidos específicos de la actividad curricular, desarrolla conocimientos y competencias orientadas
a la enseñanza de la disciplina con el propósito
de superar la distancia habitual que existe entre
formación disciplinar y pedagógica.
Por tratarse de un campo multidisciplinario, la coordinación está a cargo de la Secretaría
Académica y de un equipo conformado por do98
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 95-101
centes de la disciplina y de formación docente
que acompañarán la tarea de los grupos para las
distintas carreras. Al inicio de cada cuatrimestre
nos reunimos los profesores para comentar, discutir, confrontar, intercambiar puntos de vista,
propósitos que cada cátedra o grupo de cátedras
se propone trabajar, las estrategias que se proponen llevar adelante, las dificultades que buscan analizar, el ámbito donde se llevará adelante
la propuesta.
El Profesorado de Historia, por ejemplo, ha
dejado prescrito en sus planes que […]“Los lineamientos básicos de este campo se refieren a: modos de actuación propios de la tarea profesional
en escenarios reales; alternativas para custodiar
el aprendizaje atendiendo al derecho de aprender;
análisis Institucional y áulico; enseñanza enmarcada en los contextos socioeducativos; actividad
cognitiva grupal; las formas que adquiere el conocimiento en los diferentes espacios escolares;
restricciones culturales (concepciones-representaciones) y la práctica profesional; lo gnoseológico, lo curricular, lo ético y lo político en el ámbito
de la práctica; investigación educativa en espacios socio-educativos; las prácticas como ámbito
de integración del saber; problemas detectados
en el campo de la práctica profesional; diseño de
materiales; políticas públicas, estatuto del docente y escuelas; ayudantías; rol del profesor como
garante del conocimiento escolar” (Resolución
Nº 228-CS-2009)
En esta experiencia compartida se llevan adelante:
•
•
•
Grupos de trabajo deliberativo a fin de definir
experiencias en las que participamos los profesores en cada cuatrimestre y en cada año de los
cuatro profesorados que se dictan en la Facultad
de Ciencias Humanas-sede Santa Rosa.
Diseño y seguimiento de prácticas institucionales que esperamos que resulten cada vez
más colaborativas, de modo que se materialicen vínculos significativos que reduzcan las
sucesivas fragmentaciones de la formación.
Indagación, diagnóstico, investigación, acción
para la enseñanza y la evaluación en proceso.
Las experiencias de prácticas son evaluadas
en proceso por profesores y alumnos y forman
parte de la enseñanza y de la acreditación de
las cátedras. En una reunión anual se convoca
a todas las cátedras de los cuatro profesorados
para socializar las propuestas, tomar nota de
aspectos que hayan resultado de aprendizaje
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
El Campo de la Práctica en la universidad…
•
y fortalecer aspectos de vacancia. En el
transcurso de este año, se dará forma
a jornadas institucionales, reuniones
de profesores y de alumnos con el fin
de evaluar alcances y dificultades, discutir el significado y sentido del valor
formativo de la práctica.
En el transcurso de estos tiempos se
construye la memoria de la práctica
(documentación narrativa de la experiencia, ejemplos, y evaluación de los
estudiantes), memoria digital, mediadas por la web, eprácticas.
Las modalidades organizativas en acción están definiendo un perfil por carrera dado que se han activado modos de intervención particular y específicos. Cada
carrera desarrolla distintos modos en el
diseño e implementación de las propuestas, pero la mayoría de las intervenciones
se centran aún en el ámbito de las cátedras y de las carreras en la universidad.
Algunas, las menos, han diseñado propuestas en vinculación con la escuela. En
este camino es donde mayores dificultades encontramos. La escuela es ahora contexto de
referencia pero aún no es contexto de realidad.
Hemos analizado varias hipótesis provisionales
que intentan explicar dónde “anclan” estas posturas, tales como racionalizaciones, explicaciones,
miedos, amenazas, negaciones, resistencias. Se
ponen aquí en juego -como diría Lidia Férnandez (1998)- los niveles de significación tanto de
la dimensión sociopolítica como psicoafectiva y
que es necesario explicitar, analizar para encaminar modalidades progresivas que favorezcan
la intervención hacia la mejora.
En las asignaturas del Profesorado en Letras
las actividades se han concentrado en la selección
de corpus representativo de la producción literaria, en el diseño de posibles consignas de trabajo sobre ese corpus para estudiantes del nivel secundario; en el análisis de material pedagógico
y de manuales de enseñanza de la literatura propuesto por distintas editoriales, en el diagnóstico en cursos del nivel secundario sobre saberes
gramaticales.
En el Profesorado de Historia las actividades
implementadas apuntan a profundizar en los ejes
conceptuales de las asignaturas y luego analizar
cómo se presenta en los manuales escolares del
secundario; elaborar propuesta teórico-didáctica,
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
“Marchitando”, óleo sobre bastidor
Ramiro Achiary
elaborar secuencias didácticas y clases destinadas
a alumnos de distintos años de educación secundaria; llevar adelante investigaciones bibliográficas y posterior transposición didáctica del tema
seleccionado; diseñar un breve proyecto de investigación que como docentes llevarían a cabo en
contextos educativos específicos; indagar la construcción política e ideológica del currículum de
la historia argentina contemporánea; participar
del trabajo en foro; implementar la pintura, música, fotografía y cine como recursos didácticos
en exposiciones y propuestas didácticas destinadas a estudiantes secundarios.
En el Profesorado de Geografía se ha priorizado la articulación (horizontal y vertical) entre
asignaturas de los distintos años del profesorado; las salidas de campo con los estudiantes del
profesorado, el diseño de salidas con estudiantes
secundarios y su implementación con una escuela de la ciudad; el abordaje conceptual, metodológico y epistemológico de la geografía en los libros de texto; entrevistas a docentes en ejercicio;
diseño e implementación de propuestas de enseñanza en escuela secundaria.
En el Profesorado en Inglés las actividades
desde el primer año han puesto en contacto a
los alumnos del profesorado con la escuela, de
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 95-101
99
Graciela DI FRANCO, Norma DI FRANCO, Silvia SIDERAC
modo tal que puedan realizar evaluaciones diagnósticas de contenidos del currículo prescripto.
Se han realizado entre grupos de materias anuales de un mismo año el diseño de clases para llevar adelante actividades de lecto-comprensión
y producción. También se han observado, diseñado e implementado clases en las escuelas primarias y ayudantías en escuelas secundarias de
la ciudad.
Nuevas posibilidades, nuevas preguntas
Hemos planteado nuestra concepción de que
la educación es una práctica política capaz de favorecer la transformación del orden social existente. Consideramos que toda práctica educativa
es siempre política pero en la intención de algunos, en la ingenuidad de otros y en la complicidad de muchos, muchas veces ha trabajado más
por la reproducción del orden social injusto y ha
favorecido los procesos de marginalización.
Como profesores de Formación Docente, preocupados por este sentido político, nos encontramos llevando adelante esta innovación curricular
del Campo de la Práctica que goza de acuerdos
discursivos y comienza a poner a la escuela en el
contexto de referencia de la formación2. Necesitamos entender qué sucede en las escuelas para
poder intervenir encaminados a mejorar los procesos de inclusión escolar. Por ello, el aprendizaje
sistemático de la actuación docente en su contexto pone en el centro el desarrollo de los procesos
reflexivos, las formas de pensar las prácticas de
los docentes en ejercicio y las restricciones culturales que pudieran obturar los procesos autorreflexivos.
Quienes creemos que la escuela es un espacio
de posibilidad tenemos el compromiso de trabajar para incidir en la formación de un profesorado crítico. En otras palabras, un profesorado
que recupere la conciencia de su poder transformador; que reafirme la autonomía; que, no sólo
en la enunciación de los discursos, evidencie su
compromiso político en nuevas prácticas que se
articulen con la realidad y los intereses de los estudiantes, de modo que se propicie la construcción de saberes que posibiliten una inclusión y
una participación activa y conciente en pos de
la emancipación.
La enseñanza es una práctica social que no
debe renunciar a su utopía de liberación. Pero,
para creer en las posibilidades de los alumnos,
primero es necesario creer en las nuestras como
100
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 95-101
docentes. La posibilidad vendrá de la mano de
una reflexión crítica que evidencie las restricciones culturales que inhiben nuestra comprensión
del mundo.
Anexamos a modo de cierre la confianza generada en los estudiantes en reactivar esta formación. Dicen las/lo estudiantes:
“Muy bueno, porque te da la posibilidad de pensar y plasmar en la práctica la forma de enseñar
algunos contenidos en el aula” (Profesorado en
Historia)
“Además de ayudar a buscar alternativas para
abordar la historia con alumnos. También me
gustó lo que generó entre mi grupo de compañeros, poder debatir entre todos conocimientos
que la carrera no proporciona.” (Profesorado en
Historia)
“El trabajo práctico final integrador me pareció
muy productivo porque pude organizar el conocimiento de la cátedra y por comprobar todo lo
que aprendí. Además porque pude tener en cuenta otro punto de vista luego de escuchar a mis
compañeros así como pensar cómo proponérselos
a mis futuros alumnos del secundario” (Profesorado en Letras)
“La propuesta me pareció sumamente productiva
ya que los aportes de las docentes invitadas (docentes en ejercido de escuelas de la ciudad) contribuyeron para ampliar mi aplicación de ciertos
conceptos en el aula”. (Profesorado en Letras)
“Las salidas de campo me han ayudado a integrar temáticas vinculadas a las cátedras que cursaba como espacio, paisaje, territorio, ambiente,
lugar. Algunos que no había visto en mi propia
escuela y me entusiasmó mucho pensar cómo podría hacerlo yo cuando prepare mi clases” (Profesorado de Geografía)
“Lo mejor, hacer la salida de campo con los estudiantes secundarios… tendríamos que generar
más actividades así para vincular toda nuestra
formación y enseñar mejor” (Profesorado de
Geografía)
“Estas actividades me ayudaron a darme cuenta
de que realmente quiero enseñar y que voy generando más confianza y le vas perdiendo el miedo a estar frente a alumnos y vas descubriendo
muy diferentes formas de enseñar” (Profesorado
de Inglés)
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
El Campo de la Práctica en la universidad…
“Las ayudantías me permitieron conectarme con
profesores, estudiantes secundarios, […] Me gustó trabajar con los estudiantes secundarios y pude
modificar algunos de mis propios miedos de llegar a la escuela.” (Profesorado de Ingles)
Notas
1
2
Apple (2010) se reconoce entre los autores que dieron
origen a los enfoques críticos del estudio de la educación
en Estados Unidos, y criticó cuando estos enfoques se
han vuelto simplemente una especialización académica
en las universidades, más que una forma de trabajar activamente para vincularse con los problemas que rodean
a lo que realmente debería estar sucediendo en las aulas
y con los movimientos y prácticas educacionales críticas
en las comunidades locales. (Apple 2006; Apple, 2010;
De Alba)
Hoy prevista también en la Resolución Nº 787/12 del
CIN que aprueba los “Lineamientos generales de la formación docente comunes a los profesorados universitarios” (2012).
Bibliografía
BARCO, S. (2009). La formación docente: historia y nuevas
miradas. General Pico, Edulpam.
BARCO, S. “Formación docente o de la cartografía de los
archipiélagos”. Facultad de Ciencias de la Educación,
Universidad Nacional del Comahue. Mimeo
BAIN, K. (2007) Lo que hacen los buenos profesores universitarios.
ERROBIDART, A. Configuraciones sociales y didácticas en
la enseñanza de la comunicación Social. Estudio realizado con estudiantes del Profesorado de Comunicación
Social de la FACSO, UNICEN.
EZPELETA, J. (1989): “La escuela y los maestros: entre el
supuesto y la deducción” en Revista Propuesta Educativa, Buenos Aires, Año 3 Nro. 5.
FREIRE, P. 1997. Pedagogía de la autonomía. Saberes necesarios para la práctica educativa. México, Siglo XXI.
FREIRE, P. 2012. Pedagogía de la indignación. Colección
Pedagogía “La pedgogía hoy”. Madrid, Morata.
GADOTTI, M. (2011) Prólogo de Gramsci y la educación:
pedagogía de la praxis y políticas culturales en América
Latina. Buenos Aires: Noveduc.
GUYOT, V. (2011). Las prácticas del conocimiento. Un
abordaje epistemológico. Educación-InvestigaciónSubjetividad. Buenos Aires: Editorial Lugar
GRUNDY, S. (1991). Producto o Praxis del currículum.
Madrid: Morata.
HARGREAVES, A. (1995). Profesorado, Cultura y Posmodernidad. Madrid: Morata.
LITWIN, E. (1995) Prácticas y teoría en al aula universitaria
en Revista Praxis Educativa Facultad de Ciencias Humanas, UNLPam, Año I, Nº 1, 1995
MASI, A. (2008). El concepto de praxis en Paulo Freire.
En Moacir Godotti, Margarita Victoria Gómez, Jason
Mafra, Anderson Fernández de Alencar (compiladores).
Paulo Freire. Contribuciones para la pedagogía. Buenos
Aires: CLACSO Consejo Latinoamericano de Ciencias
Sociales.
MEIRIEU, P. 2009. Carta a un joven profesor. Por qué enseñar hoy. Barcelona. ESF éditeur.
MEIRIEU, P. 2001. La opción de educar. Etica y pedagogía.
España. Octaedro
BEANE, J. APPLE, M. (2000) (Comps.) Escuelas democráticas. Madrid: Morata.
MENGHINI, R. Y N. NEGRÍN. (2011). Prácticas y residencias en la formación de docente. Buenos Aires: Jorge
Baudino Ediciones.
DE ALBA, A. (1998). Currículum: Crisis, Mito y Perspectivas. Buenos Aires: Miño y Dávila.
MENIN, O. (2008) Experiencias alternativas a la formación
docente.
CHAPATO, M. Y A. ERROBIDART (2008) Investigaciones
e formación inicial y practicas docentes”. Buenos Aires,
Miño y Davila.
OUVIÑA, H. (2011). La pedagogía prefigurativa en el joven
Gramsci. Una aproximación a la teoría y práctica de la
educación futura. En Gramsci y la educación: pedagogía
de la praxis y políticas culturales en América Latina.
Buenos Aires: Noveduc.
DAVINI, C. (2010) Las pedagogías de la formación docente y
el acompañamiento a docentes noveles. Buenos Aires
DI FRANCO, M.G., S. SIDERAC Y N. DI FRANCO. El
Campo de la Práctica como desafío en la formación de
los profesorados universitarios. I Jornadas Internacionales de frontera, ciudadania y conformación de espacios
en el Cono Sur. Una mirada desde las Ciencias Humanas
y Sociales.UNLPam
DI FRANCO, M.G., S. SIDERAC Y N. DIFRANCO, MARTÍN, E. El Campo de las Prácticas: trayectos formativos
de articulación y colaboración en la universidad. I jornadas Internacionales Sociedad, Estado y Universidad.
UNDMDP
EDELSTEIN, G. Y CORIA, A. (1995): Imágenes e imaginación. Iniciación a la docencia. Buenos Aires, Editorial
Kapelusz.
EDELSTEIN, G. (2011) Formar y Formarse en la enseñanza.
Buenos Aires, Paidós.
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
SANJURJO, L. (2009) Los Dispositivos para la formación en
las prácticas profesionales. Rosario, Homo Sapiens.
SOUTO, M. (2011) La residencia: un espacio múltiple de
formación en Menguini, R. Prácticas y residencias en la
Formación de Docentes.
TAMARIT, J. (1997). Escuela crítica y formación docente.
Prólogo Carlos Torres
TARDIF, M (2010). Los saberes del docente y su desarrollo
profesional. Madrid: Nancea S.A. de ediciones.
Fecha de recepción: 02 de junio de 2013
Primera evaluación: 25 de junio de 2013
Segunda evaluación: 27 de junio de 2013
Fecha de aceptación: 27 de junio de 2013
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 95-101
101
Henry GIROUX
ENTREVISTA
La Educación como una cuestión de clase.
Entrevista al especialista/autor Peter McLaren
Peter McLaren es profesor en la Escuela de Educación y Estudios de la Información, Universidad
de California, Los Ángeles. Es autor y editor de
cuarenta y cinco libros y sus trabajos han sido
traducidos a veinte lenguas. Docentes y activistas de Méjico crearon la Fundación McLaren de
Pedagogía Crítica y el Instituto Peter McLaren y
la Cátedra Peter McLaren se estableció en la Universidad Bolivariana, Caracas, Venezuela. Un panel internacional de educadores declaró la quinta
edición del libro de McLaren La Vida en las Escuelas como uno de los libros más significativos
escritos en el campo de la educación. En el otoño
se hará cargo de un nuevo puesto como profesor,
en la Escuela de Estudios Críticos en Educación,
Facultad de Educación, Universidad de Auckland,
Nueva Zelanda. Es autor de El Che Guevara,
Paulo Freire, y la Pedagogía de la Revolución, Capitalistas y Conquistadores, y Pedagogía y Praxis
en la Era del Imperio (en co-autoría con Nathalia
Jaramillo). [email protected]
“Espejo de luna bucólica”, hierro forjado y soldado
Rubén Schaap
¿Hablando en términos generales, cómo la teoría marxista ha influenciado en su trabajo?
C
omo marxista, veo los escritos de Marx y de
otros especialistas marxistas contemporáneos, para ayudarme a analizar la actual crisis del
capitalismo. Y en ese contexto trato de comprender la historia de la educación, particularmente
en los Estados Unidos y en mi Canadá natal, pero
también intento entender las tendencias educativas a nivel mundial, como parte de la formación
de la clase capitalista transnacional y del estado
capitalista transnacional. Desde 1987 he tenido la
oportunidad de hablar en aproximadamente 30
países (muchos de los cuales continuo visitando,
y algunos de los cuales visito regularmente como
Méjico y Venezuela) a académicos, profesores y
activistas sociales, y en muchos de esos casos he
tenido también la posibilidad de formar alianzas
activas.
Uno de mis proyectos ha sido ampliar el alcance de la pedagogía crítica hacia la formación
de un movimiento social, movimiento que yo llamo pedagogía crítica revolucionaria (siguiendo
102
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
102-113
pp. 13-26
lo propuesto por la marxista británica Paula Allman) de modo de subrayar su propósito central
de trabajar para un universo social por fuera del
modo de producción capitalista. Trabajo en el
área de lucha anti-capitalista y en el terreno de la
epistemología, educando en contra del colonialismo del poder y tratando de crear un enfoque
pluriversal en torno a los saberes indigenistas, a
través de una crítica de la producción del conocimiento eurocéntrico y a través del trabajo con
grupos subalternos quienes han sido víctimas del
imperialismo estadounidense. Entonces, comienzo con una crítica a la globalización neoliberal,
financiamiento, el funcionamiento autónomo de
la economía monetaria, los estándares de vida de
la clase trabajadora han sido sacrificados en pos
del enriquecimiento del capital financiero, la tasa
descendente de ganancias (una gran cantidad de
mis estudiantes de la UCLA tomaron clases con
Robert Brenner), la sobre-acumulación de capital y el concepto de acumulación por desposeimiento, tal como lo desarrolla David Harvey.
Pero también trabajo con el análisis de la clase capitalista transnacional y el desarrollo de un
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Entrevista a Peter McLaren
bloque histórico, capitalista y global compuesto
de empresas transnacionales e instituciones financieras, las elites que administran las agencias
de planificación económica supranacionales, las
fuerzas más importantes en los partidos políticos dominantes, los conglomerados de medios de
comunicación, y las elites tecnocráticas, tal como
lo desarrolla William I. Robinson en la UC1, sede
Santa Bárbara. Lo que me interesa de ésto es ver
cómo las prácticas de clase de una nueva clase gobernante global se están comenzando a condensarse en un estado transnacional emergente en el
que los miembros de la clase capitalista transnacional tienen una existencia objetiva por encima
de cualquier políticas o territorios locales.
Epistemológico, estoy muy interesado en la
pedagogía de la decolonización, y aquí estoy comenzando a trabajar con un marco desarrollado
por la escuela de de-colonización entre cuyos exponentes se encuentran Enrique Dussel, Ramon
Grosfoguel, Walter Mignolo, Catherine Walsh,
Nelson Maldonado-Torres, y otros. Aquí amplío
la idea de lo que ocurrió cuando las Américas
fueron transformadas por el capital. Trato de pensar en el capital como en algo que está más allá del
sentido limitado de una lógica económica; como
una red integrada de procesos culturales, políticos y económicos, que se encuentran interrelacionados entre sí. Debemos dar cuenta del complejo entrecruzamiento de jerarquías de género,
raza, sexo y clase dentro de los procesos globales
geopolíticos, geo-culturales y geo-económicos
del sistema mundo moderno/colonial.
Debemos tener en cuenta la jerarquía racial,
de género, y sexual global que surgió de la expansión colonial europea y continúa siendo reproducida por el sistema capitalista mundial, moderno/
colonial. Estamos tratando de acercar esta perspectiva a la izquierda marxista en Venezuela, y
este verano comenzaremos a entrenar cuadros en
las zonas rurales dentro de esta perspectiva decolonialista como parte de un proyecto que organizamos con el Ministerio de Educación. Estas multiples jerarquías o “heterarquías” no son
epifenómenos del capitalismo, pero son constitutivas del mismo, cuando miramos las formaciones históricas que el capitalismo ha desarrollado,
especialmente desde el comienzo de la conquista de las Américas hasta el presente funcionamiento del colonialismo del poder, o la persistencia del pensamiento dentro de perspectivas
eurocéntricas, ausente en las administraciones
coloniales reales.
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Ahora, al hacer esta tarea, es importante advertir el costo de la abolición del capitalismo. Y
aquí intento ser fiel a los propios escritos de Marx,
a su crítica de los presupuestos y premisas de la
economía política clásica, y esto me hace ser muy
crítico de cierta constitución de organizaciones
revolucionarias tanto del pasado como del presente. Como expresan Peter Hudis, Kevin Anderson y otros especialistas y activistas marxistas de
las ciencias humanas, y puedo también sustentarlo en mis propias lecturas de Marx, Marx no
estaba de acuerdo con el control de la sociedad
por parte de un sólo partido estatal, no apoyaba
regímenes autoritarios ni tampoco el control estatal de la economía. Por supuesto que él criticaba
la propiedad privada, pero también se oponía a la
noción de que la vida económica debía ser controlada por el estado como plan centralizado, economía estatal que supuestamente contrarrestara
la anarquía del mercado desregulado. Estas dos
posiciones eran totalmente rechazadas por Marx
como expresiones de relaciones sociales alienadas. Marx identificó el problema central del capitalismo como la producción de valor.
¿Qué es la producción de valor? Bueno, ciertamente es diferente a la producción de riqueza.
Como lo señala Peter Hudis, el valor es la riqueza computada en términos monetarios. Es la reducción de la mano de obra viviente concreta
–o el hacer dirigido a la satisfacción de las necesidades humanas– a la mano de obra alienada
abstracta que opera para aumetra el valor como
un fin en sí mismo, como en el impulso por aumentar el valor mediante la creación del valor de
cambio (es decir el intercambio de bienes como
medio universal de interacción social en la plusvalía). Las relaciones sociales capitalistas toman
una cierta forma de valor en las que las relaciones humanas adoptan la misma relación que entre objetos. Esa es la forma que debe abolirse y
eso sólo se logrará mediante la abolición de la
producción de valor.
La mano de obra, para Marx, tiene una naturaleza dual –la mano de obra útil o concreta
(el hacer con un propósito o la actividad de vida
consciente) y la mano de obra alienada o abstracta (lo que Marx sostenía era el valor y la plusvalía). Estas modalidades de mano de obra están
en una relación viva, dinámica y antagonista debido al hecho de que el capitalismo exige que el
trabajador venda su capacidad de trabajo al capitalista a cambio de un salario. John Holloway
identifica aquí dos formas de lucha –la lucha de
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 102-113
103
Entrevista a Peter McLaren
hacer con un propósito (mano de obra concreta)
en contra de la mano de obra abstracta (la lucha
de hacer en contra de la mano de obra, o la lucha
de los trabajadores en contra de su propia existencia como clase trabajadora), y la lucha de la
mano de obra en contra del capital (como ocurre en la lucha del movimiento obrero en contra
de la explotación capitalista, es decir, mano de
obra asalariada y capital). Necesitamos ver estas
dos luchas como algo que está relacionado. Por
ejemplo, yo soy crítico de los movimientos trabajadores y de los gremios docentes por muchas
razones. Pero principalmente porque ellos definen la lucha como la de mano de obra en contra del capital, cuando en realidad, ellos verdaderamente sustentan la mano de obra abstracta
o producción de valor. Ellos consideran que la
producción de valor puede realizarse con menor
explotación o que la mano de obra abstracta puede reconfigurarse en formas menos alienantes. Si
bien esto puede ser cierto en el corto plazo, con
la redistribución del capital a la mano de obra,
esto exacerbará, en realidad, la crisis del capitalismo a largo plazo.
Estoy en contra de la producción de valor y
considero que la única forma de crear una nueva
sociedad es mediante la abolición de la producción de valor. No podemos jugar con las relaciones de distribución y circulación colocándolas
bajo el control del estado y creer que podemos
crear una sociedad socialista. Necesitamos abolir la relación de producción misma, porque sino
crearemos un despotismo aún mayor que el que
existe bajo el sistema de libre mercado capitalista. No podemos abolir la producción de valor alternando los mecanismos por los que se extrae el
valor excedente del trabajador. La verdadera libertad no se puede alcanzar en una sociedad gobernada por el valor de cambio y la producción
de valor. Aún las formas de producción cooperativas, no estatistas, no conducirán a la libertad
si éstas permanecen atadas al valor de cambio,
al dinero y a la producción de valor. En ese contexto, los trabajadores se convierten en sus propios explotadores. Como señala Peter Hudis, esas
cooperativas eliminaron la necesidad de lo capitalista pero no se han eliminado a sí mismas de
la relación capitalista per se, mensaje que traté de
transmitir de manera convincente a los trabajadores fabriles en Argentina, que pertenecían al movimiento de fabricas ocupadas, y que me invitaron a hablar en
una fábrica recuperada en Buenos Aires
porque estaban instalando escuelas en
esas “fabricas recuperadas”.
Como marxista, ¿cómo explicaría el
estado actual de la educación pública
y como caracterizaría los últimos intentos de reforma escolar?
La educación es en la actualidad un
sub-sector de la economía. La educación pública va en rápido camino hacia
la privatización, es parte de la tendencia
generalizada de la globalización neoliberal, siendo los dos ejes centrales la
privatización y la desregulación, la que,
dicho sea de paso, se ha impuesto a los
estados nación, especialmente luego de
la abrumadora derrota de los controladores de tráfico aéreo durante la administración Reagan y la derrota por parte
de Thatcher de los mineros que fueron
a la huelga en el Reino Unido en la década de 1980. Esto ha conducido a la
actual crisis del capitalismo mundial,
“Cuzco pampuca”, hierro forjado y soldado
Rubén Schaap
104
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 102-113
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Entrevista a Peter McLaren
y sin embargo, sus políticas y prácticas son precisamente aquellas que suscriben, hoy, en gran
medida los Republicanos (y en una versión más
moderada los Demócratas). Todo esto es parte
del esquema general de globalización neo-liberal dentro del que el Banco Mundial (controlado
por los EE.UU.) y el Fondo Monetario Internacional han forzado a los gobiernos nacionales a
desarrollar políticas económicas que enfaticen el
crecimiento económico y los derechos de propiedad por sobre el bienestar social y los derechos
personales. La educación dirigida por el mercado (la “voucherización de la educación”) condujo a la corporativización de la educación con fines de lucro y al movimiento de escuelas charter.
La educación es una de las más grandes industrias del mercado y se encuentra en la actualidad controlada por administradores de fondos
de riesgo, banqueros y especuladores que cuentan con el apoyo de la Fundación Walton (Walmart dona 50 millones al año al movimiento de
escuelas “charter”2). La fundación Bill y Melinda
Gates quiere cerrar miles de escuelas en estado
de destrucción ubicadas en zonas urbanas marginales y reemplazarlas por escuelas charter. Y
en algunos casos las empresas con fines de lucro
crearon fundaciones sin fines de lucro para obtener subsidios y luego postularse para administrar
escuelas charter. Los administradores de fondos
de riesgo y los directores ejecutivos se convierten
en defensores acérrimos de las reformas del mercado, generadas en el deseo de crear una fuerza
de trabajadores de la educación más económica,
la que está limitada por medidas contables más
intolerantes, basadas en el resultado de exámenes
básicos, y que cuente con menor poder gremial
para luchar. Los mandatos de la educación federal ya no se interesan por su apoyo a la igualdad
de acceso y de resultados para centrarse en cambio en la reducción del presupuesto para fondos
escolares, la promoción de políticas para encontrar culpables, el pago por méritos o las políticas
para reducción o despido del personal escolar, o
el apoyo a evaluaciones estandarizadas basadas
en un núcleo común de conocimientos –que tienen muy poco que ver con la producción de conocimiento significativo y crítico– y la resolución
de problemas, y con otorgar créditos a los “ganadores” escolares en lugar de a aquellos estudiantes con mayor necesidad de asistencia financiera,
y al control empresarial del currículum. Como
ha señalado Stan Karp, el estudio más completo
del desempeño de las escuelas charter, realizado
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
por la Universidad de Stanford encontró que sólo
el 17% de las mismas tenía mejores resultados
que otras escuelas públicas con las que se podían
comparar, y más del doble obtuvo peores resultados. Las escuelas públicas tradicionales aceptan
a todos los niños, inclusive cifras mayores de estudiantes con grandes necesidades, mientras que
las escuelas charter son muy selectivas respecto
de quiénes admiten.
Las escuelas charter –avaladas con entusiasmo por Arnie Duncan– se han convertido en la
nueva opción con sentido común para los pobres
y para la clase media venida a menos que quieren escapar de la decadencia representada por
las escuelas urbanas marginales con poco presupuesto, fracaso en los niveles de logro y en los
exámenes estandarizados, y para aquellos que no
pueden acceder a las escuelas privadas auténticas (al menos para los que pueden completar los
requisitos de admisión y tienen dinero para pagarlas ya que los estipendios para las charter no
pagarán todo). Para aquellos que tratan desesperadamente de escapar del desastre de las escuelas
públicas, especialmente en los centros urbanos en
decadencia, el mundo de las escuelas charter ha
sido presentado por Duncan y su gente como la
única opción posible. Pero la misma gente que
impulsa estas escuelas son los mismos que han
pasado años transitando por la enseñanza pública. Si uno examina la enseñanza pública como
parte de la lógica de la globalización neo-liberal,
se puede notar que el ataque a la educación pública es sólo una parte de la última frontera, en
una movida por parte de la América corporativa
y la clase capitalista transnacional para privatizar todos los recursos públicos, al menos tantos
como lo público permita.
El movimiento privatista en la educación
quiere acabar con el poder de los gremios docentes y destruir los salarios decentes de los trabajadores, ya sean éstos maestros u otros empleados
públicos. Esto hay que verlo en el contexto de la
lógica más amplia del capitalismo neo-liberal. No
son sólo los Republicanos, sino los Demócratas
también, quienes apoyan la candidatura de aquellos a favor de las escuelas charter, aún cuando
saben muy bien que su apoyo selectivo evita el
hecho de que haya dos veces más escuelas charter que fracasen que escuelas charter exitosas y
que una gran cantidad de sus directores han sido
acusados de malversación de fondos.
El Estado nos dice que hay escasez de profesionales en los EE.UU. en el área de tecnología,
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 102-113
105
Entrevista a Peter McLaren
matemática, ingeniería y ciencias. Pero en realidad no hay escasez de profesionales en esas áreas
en los EE.UU. De acuerdo a los datos del Foro
Económico Mundial, EE.UU. se ubica primero en
el mundo en competitividad global y alrededor
de sexto entre134 países, en todas las categorías
relacionadas a esas profesiones, y en cuanto a disponibilidad de conocimiento y experiencia. Por
lo tanto si ese es el caso, ¿por qué la Carrera a la
Cima de Obama justifica su programa alegando
que EE.UU. necesita ponerse a la altura del resto
del mundo? Nosotros ya estamos a la altura del
resto del mundo. Sabemos que los estudiantes en
aquellas escuelas que cuentan con un buen presupuesto se ubican tan bien o mejor que algunos
estudiantes de otros países en los exámenes internacionales. Pero todo esto disfraza el hecho de
que EE.UU. tiene el más alto porcentaje de niños
en estado de pobreza en países industrializados,
y nosotros sabemos que los niños de familias pobres que asisten a escuelas de bajo presupuesto
se ubican por debajo del promedio internacional. Por lo tanto resulta claro que el problema
es la pobreza. Y éste es un problema que no está
siendo atendido debido a que ignoramos el hecho de que vivimos en una sociedad basada en
la división de clases. ¡Utilizamos el término “en
desventaja económica” o “estatus socioeconómico bajo” cuando deberíamos decir “clase trabajadora”! Cuando utilizamos el término estatus
socioeconómico bajo, estamos naturalizando y
legitimizando la desigualdad y al mismo tiempo
tratando de racionalizarla. En nuestros estudios
de la sociología de la educación no recurrimos a
Marx para que nos provea de un marco explicativo de la pobreza, sino que nos referimos a Max
Weber que describe a la clase, más en términos de
hábitos de consumo y estilos de vida que en términos de condiciones objetivas de explotación.
Cuando Weber escribió acerca de la lógica irracional del capital, las paradojas de la racionalidad
capitalista y las ilusiones de progreso, no mostró
mucha preocupación por los trabajadores y hasta
defendió aspectos del capitalismo como parte de
la ética del trabajo protestante. Por lo tanto, ¿nos
sorprende que cuando se proponen “vouchers3”
o escuelas charter los maestros puedan fácilmente encontrar una manera de racionalizarlos también, cuando la única lengua que ellos conocen
acerca del concepto de clase a partir de sus estudios de educación, proviene de Weber?
Cuando el comisionado del estado de Nueva
York en el Ministerio de Educación, David Stei-
106
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 102-113
ner, le dijo al educador crítico, Henry Giroux en
el congreso de Nexus en Ámsterdam en 2007 que
“la justicia social promueve el odio. Odio al orden
establecido”, se puso de manifiesto que el motivo
de ataque de muchos líderes de la educación del
sistema es el pensamiento crítico mismo. Estos
pensadores entre los que se incluye Arnie Duncan, apoyan lo que Giroux llama metodologías
prácticas e instrumentales de aula que, especialmente en el caso de los afro-americanos, funciona
como parte de un circuito de poder que produce
la conexión escuela-“prisión”. Los valores políticos reaccionarios se disimulan bajo el disfraz de
razonamiento técnico y permanecen inmunes a la
crítica de que la educación ha sucumbido al lenguaje de la empresa, a la ética de negocios del interés propio, al concepto de conocimiento como
un bien pre-empaquetado, a la ilimitada búsqueda de la acumulación de capital, a la noción de
que el progreso se mide por el crecimiento cuantitativo del consumo.
En algún momento, alrededor de finales de
la década de 1980 el producto de las filiales de
las empresas transnacionales fuera de sus países
de origen sobrepasó el volumen de exportaciones de manufacturas a nivel mundial –y se produjo un cambio muy dramático en la habilidad
de trasladar el capital fuera del control gubernamental. Esto también refleja el cambio en la
naturaleza de la relación de poder entre el estado nación y las empresas transnacionales. El rol
de las escuelas públicas ha cambiado también en
concordancia con lo anterior. Las escuelas ya no
se preocupan por cultivar ciudadanos democráticos para el estado nación (creando los códigos de
ciudadanía y transmitiendo el carácter profundo
del estado nacional a través de legitimizar la superioridad de la cultura burguesa de elite) sino
que ayudan al estado nación a servir a las corporaciones trasnacionales. Las escuelas mismas
se están convirtiendo en empresas corporativas.
Estamos entrenando a nuestros estudiantes para
que se conviertan en ciudadanos consumidores
y no en ciudadanos democráticos. El futuro de
la educación está ahora en manos de la ley corporativa representado por los fondos de riesgo,
el capital financiero y las apuestas en el mercado
de divisas, los que claramente determinan el destino de la enseñanza pública.
Con toda la discusión acerca de la reforma educativa, parece que la conversación ha sido algo
limitada en su alcance. ¿Qué le gustaría ver que
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Entrevista a Peter McLaren
se agregue a ésta conversación y cuál sería el
efecto que esto tendría?
Me gustaría ver un énfasis renovado en la
lucha contra la pobreza como un medio para
crear más igualdad, para crear mayor igualdad
de oportunidad educativa. La lógica de los críticos de la educación conservadores ha sido por
años, que las escuelas públicas gastaban de más,
que tenían estudiantes urbanos pobres y fracasados, y que los gremios docentes no permitirían
que se despidiera a los malos maestros, y que hasta que se despidiera el último 10% de los maestros con peor desempeño (algunas juntas escolares están solicitando que se agreguen medidas de
valor agregado a los exámenes en un 30% de las
evaluaciones a los maestros y en algunos en un
50%) nuestra nación no saldrá de su economía
deprimida y no estará en condiciones de competir económicamente con otras naciones. Pero no
es la falta de educación lo que genera pobreza y
desigualdad económica sino la falta de empleo. Es
la naturaleza misma del sistema capitalista. Una
reforma educativa exitosa puede cerrar la brecha
de niveles de logro incrementando la cantidad de
estudiantes de clase trabajadora y de minorías
que se desempeñan bien en la escuela, pero una
buena educación no puede rescatar a la mayoría
de los niños de la pobreza ya que hay demasiados
empleos que pagan salarios mínimos.
Las clases gobernantes quieren culpar a la
pobreza por el fracaso de nuestro sistema educativo porque es la comunidad la que asume el
costo de pagar a las escuelas, mientras que les
costaría más a los capitalistas pagar salarios decentes a los trabajadores. Estoy de acuerdo con
John Marsh quien, en su libro a punto de salir,
llamado Class Divided sostiene que la educación
debería ser tratada como un fenómeno político
–no de mercado. Necesitamos programas sociales e intervenciones no educativas en el mercado,
ya sea a través de tasas impositivas re-distributivas, proyectos de obras públicas masivos, una ley
de salario vital o el renacimiento de los gremios.
Más trabajadores con títulos universitarios no
producirán el aumento de los salarios mínimos
ni tampoco reducirán la desigualdad. Necesitamos disminuir la cantidad total de gente que vive
en estado de pobreza. No podemos usar los programas educativos para reducir la desigualdad ya
que esto no funciona en una economía capitalista
y entonces cuando la educación no funciona, el
desempleo es abrumador y los puestos de trabajo
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
escasos, ahí es cuando se puede culpar al sistema
educativo público.
Parte de la razón por la cual los EE.UU. es
uno de los países con mayor desigualdad en el
mundo radica en el hecho de que nosotros hemos limitados nuestros derechos económicos.
Nuestro principal vehículo de éxito económico
se vincula a nuestro derecho a una educación decente. No podemos usar simplemente a la educación como nuestro principal derecho económico.
Como sostiene Marsh, necesitamos más derechos
económicos y es importante que estos no estén
relacionados con la educación. Cada derecho que
tenemos debe tener un estatus independiente, tal
como el derecho a un empleo útil y remunerativo, el derecho a alimentos y vestimenta adecuados, el derecho a una educación decente, etc. Se
ve a la educación como un requisito para todos
los otros derechos, y se supone que una vez que
a uno se le otorga el derecho a una buena educación todos los demás derechos se resolverán
por sí mismos. Pero no se puede hacer que estos
derechos dependan entre sí o de un derivado de
algún otro. Deben permanecer separados. El único derecho económico que podemos ejercer en
los EE.UU. es el derecho a una buena educación
y este derecho se ha transformado en el derecho
a una buena educación corporativa.
Aún en el año 2000 cuando la tasa de desempleo en los EE.UU. cayó a los 3,9 y la tasa de pobreza cayó a 11,3 teníamos 30 millones de personas viviendo en condiciones de pobreza en
este país –y ésta es aproximadamente la población de Canadá–. Pero como informa Marsh los
EE.UU. no generan mucha más gente pobre que
otros países. Los países europeos alcanzan niveles
de pobreza más bajos porque ellos ofrecen más
programas sociales dirigidos a los pobres y a los
desempleados. Si no existieran estos programas
gubernamentales, Suecia tendría 26,7 de su población viviendo en estado de pobreza, pero con
sus programas sociales el índice de pobreza es de
5,3 %. Seguramente, la educación ayuda a algunas personas a ingresar en el mercado laboral, e
indirectamente puede crear unos pocos empleos
más, pero lo que se necesita son empleos, salarios
más altos y mejores programas de redistribución.
Marsh cita a Douglass Willms, un profesor canadiense, que descubrió que entre los niños cuyos padres tienen niveles idénticos de educación,
aquellos niños que vivían en países con desigualdades tenían peores rendimientos en las pruebas
de alfabetización para adultos. Los niños de pa-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 102-113
107
Entrevista a Peter McLaren
dres con títulos universitarios se desempeñan por
lo general de la misma manera, ya sea que estos
vivan en Finlandia, uno de los países con mayor
nivel de igualdad, o los EE.UU., uno de los países con mayor desigualdad. Pero los niños en los
EE.UU. cuyos padres sólo alcanzaron a completar
su escuela secundaria tendrán peores resultados
en las pruebas de alfabetización que niños en las
mismas condiciones en Finlandia. Esto es así porque la desigualdad económica afecta la calidad de
la vida familiar en áreas de salud, seguridad, niveles de consumo de drogas, etc. Entonces sí, necesitamos reformas educativas pero necesitamos
reducir la desigualdad y la pobreza en la misma
proporción, si lo que queremos es incrementar
la calidad de la oportunidad educativa.
Ahora, por supuesto no nos detenemos aquí
–hacemos lo que podemos para reducir la pobreza y la desigualdad, pero necesitamos luchar
a nivel internacional para crear un universo social fuera de la forma de valor del trabajo– es decir, fuera de la producción de valor en su totalidad. Al menos, ese debería ser nuestro objetivo
a largo plazo.
¿Qué rol, si le cabe alguno, le asignaría usted a la
izquierda en el futuro de la reforma educativa?
Bueno, creo que la izquierda no puede aislar
la actual crisis de la educación de la crisis global
del capitalismo y la lucha más amplia en la lucha
contra el capitalismo y la necesidad estructural
de una transición equiparable hacia una economía de crecimiento cero. Es necesario que nos
tomemos el trabajo de definir de qué manera sería posible otro socialismo o comunismo y cómo
podría hacerse la transición hacia éstas posibles
alternativas. ¿Cómo se verá un universo social
por fuera de la forma de valor del capital, por fuera de la producción de valor? ¿Y cómo llegamos
hasta ahí? David Harvey llama a esto organizarse
para la transición anticapitalista. Sabemos que el
capitalismo puede sobrevivir a esta crisis presente y que el costo para las mayorías populares será
catastrófico, en tanto que seremos testigos de un
aumento de represión política, militarización y
violencia de estado.
¿Cómo puede la izquierda crear una nueva
política revolucionaria que nos conduzca a organizar la vida social de modo tal que el hecho
de aumentar el valor –mediante la adquisición de
dinero –ya no sea considerado el bien más codiciado? En realidad, esto no se sostiene por sí solo.
108
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 102-113
Harvey plantea que necesitamos una teoría corevolucionaria derivada del análisis realizado por
Marx de cómo el capitalismo surgió del feudalismo. Él señala que el cambio social surge mediante el desdoblamiento dialéctico de las relaciones,
desdoblamiento en el que se dan esencialmente
7 momentos –considerados como ensamblajes o
conjuntos de actividades y prácticas– que tienen
lugar dentro del cuerpo político del capitalismo y
estos incluyen: las formas tecnológicas y organizativas de producción, intercambio y consumo;
las relaciones con la naturaleza; las relaciones sociales entre personas; las concepciones mentales acerca del mundo, el conocimiento integral y
los acuerdos y creencias culturales, los procesos
laborales y la producción de bienes específicos,
geografías, servicios; los acuerdos institucionales,
legales y gubernamentales; y las conductas de la
vida diaria que subyacen a la reproducción social. Harvey sostiene que cada uno de estos momentos, aún cuando esté marcado por tensiones
y contradicciones es co-dependiente y co-evoluciona en relación con el otro.
La izquierda tiene una tendencia a mirar estos
momentos aisladamente y focalizarse en sólo uno
de ellos; considerándolo como el camino mágico hacia la transformación social. Pero cuando
el capitalismo se renueva a sí mismo, lo hace coevolucionando todos esos momentos (hay que
reconocer que hay muchos más que siete). Así es
como el capitalismo surgió del feudalismo. De la
misma manera, entonces, es que deberá producirse la transición del capitalismo al socialismo
o comunismo. Nuestras intervenciones políticas
estratégicas deben moverse dentro y a través de
estos diferentes momentos. Así, los educadores
necesitamos ver más allá de la crítica epistemológica en el aula. Es por esto que he intentado tratar a la pedagogía crítica revolucionaria como un
movimiento social. La mayoría de las reformas
educativas nunca cuestionan al capital como una
relación social. Cuando esto ocurra, es posible
que se pueda progresar algo realizando esfuerzos reformistas dentro del marco capitalista, pero
probablemente eso tendrá corta vida. Esto no significa que no debamos intentarlo –debemos hacerlo. Sí, no deberíamos abandonar al socialismo
re-distributivo pero siempre teniendo en mente
la lucha mayor para desarrollar una vía hacia un
universo social sin producción de valor.
Reforma y revolución no son mutuamente
excluyentes. La dialéctica trata acerca de la mediación no de la yuxtaposición, así, la lucha no
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Entrevista a Peter McLaren
se da entre reforma y revolución
sino trabajando para reformar el
sistema dentro de la óptica política
mayor de la lucha anti-capitalista.
Pero tampoco podemos ver al capitalismo como algo aislado de otras
jerarquías dependientes que, históricamente son co-constitutivas del
capitalismo. Otra forma de mirar
esto es desde lo que yo denomino la perspectiva decolonizadora
marxista, utilizando algunas ideas
de los teóricos sociales latinoamericanos, incluyendo el trabajo de
Aníbal Quijano, Enrique Dussel,
Gloria Anzaldúa, Walter Mignolo y Ramon Grosfoguel. Cuando
nosotros, los que estamos en la
izquierda, intentamos desafiar al
capitalismo, necesitamos imaginarnos qué significaba el capitalismo para una mujer indígena de
las Américas, en el siglo XV, cuando el capitalismo llegó. Debemos,
en otras palabras, cambiar nuestra geo-política del conocimiento.
Lo que llegó no fue sólo un sistema económico de capital y trabajo
para la producción de bienes que
serían vendidos para obtener una
ganancia en el mercado mundial.
Lo que llegó, fue un conjunto de
jerarquías globales entrecruzadas a las que Grosfoguel denomina matriz de poder europeo/capitalista/militar/cristiana/patriarcal/blanca/heterosexual/masculina.
En otras palabras, llegó una formación de clase global pero otras jerarquías también, entre las
que se incluía la división internacional del trabajo entre países centrales y periféricos, un sistema interestatal de organización político-militar
controlada por hombres europeos e institucionalizada en las administraciones coloniales, una
jerarquía global racial/étnica que privilegiaba a
los europeos por sobre aquellos que no lo eran,
una jerarquía global de género que privilegiaba lo
masculino por sobre lo femenino y el patriarcado
europeo por sobre otras formas de relaciones de
género, una jerarquía sexual que privilegiaba a los
heterosexuales por sobre los homosexuales, una
jerarquía espiritual que privilegiaba a los cristianos por sobre los no cristianos/las espiritualidades no occidentales, una jerarquía epistémica que
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
“Decantador”, hierro forjado y soldado
Rubén Schaap
privilegiaba el conocimiento y la cosmología occidental por encima de las cosmologías no occidentales y que institucionalizó esta jerarquía en
el sistema universitario global, y una jerarquía
lingüística entre lenguas europeas y no europeas
que privilegiaba las tecnologías europeas de comunicación como teoría y reducía las formas de
comunicación no europeas al estatus de folclore
o cultura, pero nunca conocimiento/teoría. Por
lo tanto al adoptar una perspectiva anticapitalista, los docentes necesitamos prestar atención
a cada momento como una parte de esta matriz
de poder entrecruzado global. Estos momentos
están internamente o co-constituyen “heterarquías”. Así, la izquierda puede participar de la reforma educativa, pero yo sostengo que necesita
prestar atención a todos esos momentos –pero en
términos de transición hacia un futuro anticapitalista y con vistas a crear un enfoque decolonial
de producción del conocimiento. Y la izquierda
necesita darse cuenta de que los problemas globa-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 102-113
109
Entrevista a Peter McLaren
les no pueden tener soluciones nacionales. Si vamos a participar de la reforma escolar, esto tiene
que estar vinculado a las luchas anticapitalistas,
a las luchas decolonizadoras, al pensamiento crítico de frontera que puede ayudarnos a repensar
nuestro socialismo pensando con, y no acerca de,
los conocimientos indígenas y epistemologías de
los grupos subalternos. Necesitamos una alternativa posible a las formas existentes de organización social que reproducen la forma de valor del
trabajo. Y esto requerirá educadores que puedan
trabajar con economistas, filósofos, planificadores rurales y urbanos, geógrafos críticos, antropólogos, sociólogos, especialistas en tecnología,
expertos en comunicación, teóricos sociales y activistas de la comunidad que quieran trabajar juntos con este objetivo en mente.
Al estudiar ciencias de la educación a muchos
de nosotros se nos enseñan métodos y pedagogía crítica pero parece que eso no se traslada a la práctica cuando ingresamos a las aulas.
¿Cuál es su consejo para esos maestros que están trabajando con las restricciones impuestas
por el programa de Obama Carrera a la Cima,
que quieren implementar una pedagogía crítica sus las aulas?
Lo que está haciendo esencialmente el programa de Obama Carrera a la Cima, es incrementar la privatización y corporatización de la educación de tal manera que tiene como resultado la
re-socialización de las percepciones de las mayorías populares dentro de los mitos legitimadores
dominantes del capitalismo en EE.UU. La NEA y
la AFT4 asombrosamente aceptan el capitalismo
neo-liberal y no están interesadas en una transformación estructural a largo plazo ni en el reordenamiento del poder de la burguesía y la elite
empresarial privada. El sistema escolar no tiene
obligación de preparar a los estudiantes para algo
más que empleos de los niveles más bajos. Nuestra estructura impositiva regresiva jamás se ve
desafiada. La democracia representativa estadounidense no es cuestionada, y ni siquiera comparada o contrastada con la democracia participativa, que enfatiza los aspectos sociales, políticos,
económicos y culturales del accionar humano,
basándose en los derechos humanos, o con la democracia directa que se centra en el control popular de los medios de producción y organización
mediante consejos de trabajadores. El foco está
puesto en enseñar para el examen, que se ocupa
110
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 102-113
del conocimiento tecnocrático de resolución de
problemas o conocimiento tecnocrático por sí
mismo, pero no produce conocimiento significativo, conocimiento basado en los contextos que
requieren análisis crítico y en una filosofía de la
praxis, y en la ética de la justicia social.
Lo que se enseña en las escuelas de hoy es
el conocimiento tecnocrático o la resolución de
problemas técnicos –el pensamiento de mediosfines. Lo que está faltando es el conocimiento
significativo, es decir, la habilidad para realizar
elecciones morales y éticas, y para interpretar y
criticar. Lo que está faltando es compromiso intelectual. Las escuelas entrenan a los estudiantes
para convertirse en consumidores. En un mundo que enfrenta un colapso del ecosistema, lo que
claramente necesitamos es abordar la enseñanza
a través de la óptica de una pedagogía eco-socialista basada en la noción de sustentabilidad,
y como socialistas, necesitamos reconocer que
el desarrollismo socialista muchas veces ha involucrado a movimientos indígenas. Está claro
que lo que necesitamos es traer a nuestras prácticas docentes una pedagogía que mire más allá
de las formas occidentales/euro/estadounidensecéntricas de conocer el mundo que se basan en la
capacidad capitalista de desechar y una falta de
consideración por el planeta, de modo de considerar formas alternativas y opuestas de pensamiento acerca de/ y en contra del imperialismo
del capital neo-liberal de libre mercado.
Me refiero a buscar solidaridad con grupos
no dominantes –en particular los grupos silenciados, grupos marginalizados, grupos indígenas– para reunir los imaginarios colectivos de
todos los pueblos que buscan libertad dentro de
la necesidad y dignidad para ellos mismos y sus
comunidades, negando las epistemologías del imperio y las prácticas destructivas y genocidas de
los regímenes imperiales y occidentales y sus relatos fraudulentos de inocencia histórica. Necesitamos diferentes perspectivas de justicia, derechos
y cambio social y podemos adoptar perspectivas
indígenas pero de maneras que no exploten a los
pueblos indígenas en el proceso. En otras palabras, estoy hablando de desafiar nuestras concepciones acerca de la modernidad, y nuestras epistemologías basadas en el pensamiento europeo,
para poder afirmar, los derechos epistémicos de
los racialmente devaluados. Esto significa desafiar la matriz colonial de poder sustentada por
teorías filogenéticas y ontogenéticas occidentales. La pedagogía crítica nos ofrece una distancia
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Entrevista a Peter McLaren
crítica que nos permite examinar nuestra propia
formación epistemológica y ontológica, pero no
la suficiente como para no poder matar a la bestia
multicéfala que representa el capital y a sus compañeros de afilados dientes –el racismo, el sexismo, el imperialismo, el colonialismo.
Pero ¿cómo luchamos contra la opresión en el
aula cuando maestros y alumnos son ambos evaluados en exámenes estandarizados que están haciendo mucho dinero para la compañías que están produciendo y desarrollando esos exámenes?
Los exámenes estandarizados son una forma de
control social que evita que los estudiantes exploren sus propias experiencias mediante enfoques
epistemológicos basados en la reflexión crítica. La
educación debería estar sustentada en un diálogo intercultural decolonizador, no capitalista. El
motor para este cambio es el compromiso con los
oprimidos, los marginalizados y los grupos subalternos. Este compromiso no viene junto con una
conciencia crítica. En otras palabras, la conciencia crítica no es ni la raíz ni la condición previa
de compromiso con la lucha revolucionaria sino
el producto de dicho compromiso.
Un individuo no necesita ser críticamente auto-reflexivo para poder luchar. Es en el acto mismo de lucha que los individuos se transforman en
seres críticamente auto-reflexivos y conscientes.
Las identidades políticas con basamento crítico
no son motivadoras de la acción revolucionaria
sino que más bien se desarrollan como consecuencia lógica de dicha acción. Es por eso que,
frecuentemente, les pido a mis estudiantes que
se unan a un grupo comunitario, o movimiento
social, y en su acto de lucha junto con esos grupos ellos desarrollarán una conciencia crítica que
puede ser aumentada mediante la lectura y examen de textos. Pero ¿cómo pueden los maestros
usar este enfoque en el ámbito de las escuelas públicas? Los maestros necesitarán educar a sus comunidades respecto de la crisis de la educación,
para hacer que los padres estén de su lado. Los
maestros necesitarán a los padres como aliados
en contra de las administraciones represivas. Necesitarán educar a sus comunidades acerca de los
peligros de las escuelas charter, y cómo sus promotores derivan dinero hacia esas escuelas para
probar que son mejores que las escuelas públicas; también cómo las escuelas charter socavan
el poder de los gremios docentes y la calidad de
la educación y cómo las escuelas públicas con
escasos fondos a menudo tienen como resultado una educación de baja calidad y cómo esto es
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
utilizado luego como otra excusa para reducir el
financiamiento de las escuelas públicas.
Sarah Knopp, una docente de Los Ángeles,
habla de la práctica de desmantelar que tiene que
ver con el proceso de destruir los gremios mediante la subcontratación para crear muchos lugares de trabajo pequeños –en lugar de otros grandes y con alto nivel de agremiación– de modo que
cuando los trabajadores en esos pequeños negocios firman contratos de inferiores condiciones,
se usan esos contratos para presionar a los trabajadores en plantas mayores a fin de que acepten
concesiones similares. Debemos mostrarle a la
comunidad que las escuelas charter son el paso
inicial hacia la privatización y que el financiamiento corporativo reduce los fondos estatales y
que, por otra parte, las escuelas con fondos públicos constituyen un derecho básico. Los docentes
necesitan crear organizaciones dedicadas a luchar
en contra de la evaluación estandarizada. Esto no
lo pueden hacer solos, trabajando desde sus respectivas escuelas. Necesitan formar comunidades
de lucha. Y necesitan educar a sus comunidades
acerca del socialismo como alternativa para la
sociedad y para las escuelas capitalistas.
La entidad de los docentes surge como algo en
contra de las limitaciones de la desigualdad estructural. ¿Cuáles son los límites respecto de lo
que un docente puede hacer? ¿Qué puede hacer
un docente para ir más allá de esos límites?
Acá me voy a referir a mi trabajo en Venezuela en apoyo a la revolución bolivariana. Estoy
trabajando en la actualidad con el Ministerio de
Educación para el entrenamiento de cuadros de
marxistas con una visión decolonizadora. La idea
es que necesitamos una revolución en nuestras
estructuras de conocimiento y en nuestros roles
políticos, como educadores. Por ejemplo, podríamos aprender muchísimo del término buen vivir (sumac kawsay) un término que viene de los
pueblos indígenas de la región andina, y de los
Aymará en particular, que refiere a la armonía y
el equilibrio entre hombres y mujeres, entre diferentes comunidades y entre los seres humanos y
el medio ambiente natural. También necesitamos
nuevos saberes tecnológicos y científicos para desarrollar alternativas al capitalismo neo-liberal,
y para resistir la represión académica que estamos experimentando en nuestras escuelas y universidades cuando llevamos el lenguaje de Marx
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 102-113
111
Entrevista a Peter McLaren
para ayudarnos a solucionar la actual crisis del
capitalismo.
Mientras que la transformación educativa es
una lucha necesaria aunque no suficiente para
crear un nuevo universo social por fuera de la
forma de valor del trabajo, necesitamos también
una nueva geo-política del conocimiento, guiada
por un imperativo anti-capitalista a fin de poder
desempeñar nuestro rol como docentes y trabajadores culturales. El desafío para nosotros es encontrar la manera de recrear el estado de abajo
hacia arriba a la par que trabajamos el objetivo
de largo plazo de la transformación socialista.
Los debates que encontramos son por lo general
entre quienes creen que hay que tomar el poder
del estado, tales como los chavistas y los autonomistas antiestado y anarquistas, y a menudo se
cita a los zapatistas en estos debates como alternativa a seguir. Nuevamente, no creo que esto
se trate de una opción “esto o aquello”. Me gusta
el “andar preguntando” (caminamos y preguntamos) de los zapatistas en comparación con el
“andar predicando” (caminamos y decimos) del
enfoque estándar de repetición y recitado, propio de la pedagogía convencional. Pero también
creo que hay que luchar para reconstruir el estado de abajo hacia arriba como un paso hacia una
construcción colectiva.
Ciertamente necesitamos control del estado sobre la distribución del excedente para disminuir las desigualdades, pero el viejo modelo
Keynesiano ya no basta en este tiempo de capitalismo neo-liberal y necesitamos nuevas formas
de estatismo de izquierda, creado de abajo hacia
arriba, utilizando la democracia participativa y
la democracia directa como modelos potenciales.
Estoy de acuerdo con John Holloway en cuanto
que la revolución no se trata de destruir el capitalismo sino en rechazar crearlo. Hay maneras
en las que ahora, podemos dejar de producir capitalismo, tales como la creación de jardines públicos, la lucha en contra del control corporativo
de las escuelas, el protestar en contra del G8, etc.
Diciendo “Ya Basta” a los recortes a la educación.
Luchando en contra de los charteres con fines
de lucro –¡“Que se vayan todos”! Pero también
creo que necesitamos una filosofía coherente de
una praxis ligada a una revolución epistemológica que pueda incorporar y negociar tanto los
conocimientos indígenas como el occidental y
que desafíe los “paradogmas” de la racionalidad
colonial occidental (lo que Aníbal Quijano llama
“la colonialidad del poder” o “patrón de poder
112
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 102-113
colonial”) y que abran espacios estratégicos que
nos permitan conectarnos con nuevas conceptualizaciones de vivir en la Pachamama.
Mi postura es que necesitamos una praxis
subjetiva conectada con una filosofía de liberación capaz de iluminar el contenido de la sociedad post-capitalista y de proyectar un camino hacia una sociedad totalmente nueva, presentando
argumentos convincentes que planteen que es posible resolver la contradicción entre alienación y
libertad. La clave, acá, está en que nuestras formas
de organizar la sociedad deben ser coherentes con
nuestra filosofía de la liberación. Necesitamos,
por supuesto, priorizar el desarrollo humano y
buscar nuevos marcos epistemológicos, rechazando participar del epistemicidio, o el silenciamiento y destrucción de las formas indígenas de
entender y negociar el mundo. No todos nosotros
podemos usar el lenguaje político del socialismo.
Hablando en una escuela secundaria en las afueras de Medellín, Colombia, hace unos años, supe
que los militares habían atacado unos años atrás,
la comunidad con helicópteros, un tanque, artillería y tropas, y las fuerzas paramilitares, […] y si
bien los docentes me habían pedido que hablara
en su escuela, rechazaban mi lenguaje de lucha
socialista porque los ponía a ellos y a sus alumnos en riesgo de vida. Ellos crearon su propio lenguaje de pedagogía crítica. Necesitamos un enfoque pluriversal para la pedagogía crítica –no hay
un enfoque universal. Los docentes desarrollarán
esos enfoques en sus comunidades de acuerdo a
la especificidad contextual de sus luchas, su compromiso con los oprimidos y su compromiso de
crear un futuro post-capitalista.
Muchos padres, particularmente padres de clase
trabajadora, parecen haber adquirido la retórica
de “elección y competencia”, “rigor académico”
y “logro” y la idea de que la escuela debería ser
más académica antes. ¿Qué ideas le ofrecería a
los padres al momento de pensar acerca de la
calidad de la educación de sus hijos que pudieran contrarrestar aquellas ideas que se ofrecen
dentro del debate corriente?
Si, los padres de clase trabajadora, por lo general, quieren para sus hijos el tipo de educación que tienen los niños de Beverly Hills. No
se los puede culpar por eso. Ellos creen que la
educación es el único vehículo disponible para
ellos y que todo es, en verdad, una cuestión del
tipo de maestros que pueden contratar en la es-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Entrevista a Peter McLaren
cuela pública de su barrio. Han adquirido la noción de meritocracia y la propaganda capitalista
de que las escuelas charter son la mejor opción
para sus hijos. A menudo ellos no se dan cuenta que las escuelas charter con fines de lucro tienen menores requisitos respecto del control público y requerimientos de transparencia que las
escuelas públicas. Los defensores de las escuelas
charter son aquellos que están detrás de las políticas para encontrar culpables de la administración Obama, detrás del debilitamiento de la negociación de los derechos de los docentes, detrás
de darle subsidios a los “ganadores” en lugar de
dárselos a aquellos estudiantes con mayor cantidad de necesidades y especialmente a aquellos
que necesitan ayuda financiera. Conozco algunas
escuelas charter barriales muy exitosas, pero este
movimiento de escuelas charter es, en general
destructivo, respecto de lo que queda de la educación pública.
Las escuelas públicas aceptan a todos los niños, incluso cupos mucho más grandes de estudiantes con alto grado de necesidad. El movimiento hacia la privatización de la educación
puede rastrearse hasta los confines del Banco
Mundial y los esfuerzos transnacionales para debilitar a los gremios docentes y crear estándares
internacionales para colocar a todos los estudiantes del mundo codo a codo con las necesidades
del capitalismo transnacional y de las directivas
de la clase capitalista transnacional. Pero al mismo tiempo, necesitamos enfrentar la espantosa
realidad de que, como las ciudades se están convirtiendo en lugares más segregados, las escuelas están volviendo a segregar y diferenciar racialmente a los estudiantes, denegando el acceso
igualitario a los recursos educativos, a los ambientes escolares saludables y a la educación superior, a estudiantes de color.
Los padres pueden convertirse en aliados en
la lucha en contra de los embates actuales a la
educación, que tienen sus raíces en las políticas
desreguladoras del libre mercado, la religiosidad
neo-liberal de las interrelaciones corporativas y
el asalto administrativo y corporativo al estado
de bienestar que tuvieron lugar durante las décadas de 1980 y 1990 y que trajeron como colación
la reducción del gasto público y la provisión de
subsidios estatales y de apoyo al capital. Fui parte de la nueva izquierda en la década de 1960, y
parte del problema es que, en ese momento nos
dejamos estar en lo que hace a las cuestiones laborales, ya que nos enfocamos con mayor interés
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
en las cuestiones de derechos civiles. Necesitamos
retomar, nuevamente ese camino y recorrerlo,
manteniendo siempre nuestra defensa de los derechos civiles, muchos de los cuales están en proceso de ser reducidos a un nivel asombroso. Hay
que invitar a los padres a nuestras reuniones, a
nuestras luchas comunitarias, a nuestras alianzas
más grandes en las que la política unilateral da
paso a comprender cómo las luchas principales
de nuestros días son luchas que están “interconectadas” y tienen un alcance transnacional.
El rigor académico es por supuesto una cuestión importante, pero el rigor puede conducir a
rigor mortis. La cuestión central es el pensamiento crítico con intención revolucionaria. Hay que
presentarles a los estudiantes varios lenguajes
mediante los que ellos pueden ayudar a elaborar
una idea crítica acerca de sus propias experiencias. Esos lenguajes son restrictivos y pasivos. Se
encuentran también en las universidades. El enseñar economía clásica y teoría de la selección
racional, dejando nuestra crítica marxista de la
economía política, no nos va a sacar de la actual
crisis del capitalismo. Las ideas tienen efecto y
las pedagogías también lo tienen. Una pedagogía
verdaderamente transformadora toma las experiencias de los estudiantes seriamente, y las desafía sin quitar la voz o entidad del estudiante, y se
lleva adelante con el propósito general de transformar el mundo con el fin de hacerlo menos
opresivo, menos explotador. Los enfoques académicos al conocimiento se basan por lo general
en un enfoque pasivo respecto del aprendizaje.
Lo que necesitamos es una teoría de producción
del conocimiento activa y pedagogías que puedan
producir el conocimiento/acción necesarios para
crear futuros alternativos para nosotros y para el
mundo en el que vivimos y trabajamos.
Notas
*
Traducido por Maria Graciela Eliggi. Servicio de Traducción de la Facultad de Ciencias Humanas-UNLPam-2013.
1
N.del T.: UC: Universidad de California.
2
N.del T.: escuelas charter: financiadas con fondos públicos
y mediante donaciones de personas públicas o privadas.
3
N. del T.: vales o cupones para obtener un descuento o
un servicio.
4
N. del T.: NEA: Asociación Nacional de Educación; AFT:
Federación Estadounidense de Docentes.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 102-113
113
Henry GIROUX
REENCUENTRO
Memorias de un normalista pampeano
Juan Ricardo NERVI*
* (1921-2004)
Profesor de Filosofía y Ciencias
de la Educación. Maestro Normal Nacional. Docente en la Universidad Pedagógica de México,
y de la Facultad de Filosofía y
Letras de la Universidad de Buenos Aires. Escritor, periodista,
Investigador. Profesor Emérito
de la UNLPam. Secretario Académico de la UNLPam. Profesor
Titular de la Cátedra Pedagogía Universitaria. Director de la
Maestría en Evaluación de la Facultad de Ciencias Humanas.
“Huellas del amanecer”, óleo
Lita Beanatte
Memorias de un normalista pampeano.
XIX - Mi hermano, el “traga”
N
o me daban resuello. A cada instante aparecía la sombra de mi hermano mayor, un
par de años más avanzado que yo en la carrera.
Cuando “pifiaba”, como en el billar, el profesor me
clavaba un verduguillo de ironía o de reproche en
el testuz:
— ¡Y usted es hermano de…? ¡Parece mentira!–, o sino:
— ¡Dedíquese menos al fútbol y más al estudio! ¡Imite a su hermano!
Cómo imitarlo? Los que tienen o han tenido un
hermano “traga”, prestigiado por su constancia, sabrán lo duro que resulta resistir tantos embates.
Desde que hube ingresado en la Normal, el “ritornello” se parecía al “moto perpetuo” de Paganini. “¡Y usted es hermano de…?”
Claro que si, admiraba y admiro a mi hermano.
Pero yo era yo y él era él, por más perogrullesco
que esto sea. Al parecer, para algunos profesores,
mis cromosomas debían llevar la misma dosis de
contracción al estudio que llevaban los de él: para
114
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
114-117
pp. 13-26
eso éramos hermanos. La ley del atavismo genético
debía obrar en mí como una inyección del mágico
suero de la sabiduría.
Una mañana, el profesor de Historia –creo que
era un segundo año– me espetó el clásico:
— ¡Así que no sabe…! ¿Por qué no se mira en
el espejo que es su hermano?
Exploté. Hacía rato que llevaba “la mecha encendida”. En efecto, me gustaba el fútbol. Lo practicaba con el entusiasmo y la asiduidad propios
de mis años. El profesor colmó la copa cuando
agregó:
— ¡Menos fútbol y más estudio…! ¡Tome
asiento…!
— ¿Qué me había preguntado?
Recuerdo vagamente que era algo referido a
Juan, el Temerario a la Carta Magna o algo por el
estilo. “¡Juan el Temeario a mi…!” Y temerario lo
esperé al terminar “la hora”.
— ¡Señor… le dije. Yo soy yo y mi hermano es
mi hermano. Yo (subrayaba el yo) juego al fútbol
porque me da la gana, y sepa que no me gusta que
me ponga en ridículo frente a la clase… ¡Sépalo!
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Memorias de un normalista pampeano
Aquel “¡Sépalo!” le supo como una descarga
eléctrica. Todos mis voltios estaban allí, con el hartazgo y la exasperación del que no aguanta más.
Di media vuelta y lo dejé con la respuesta en los
labios.
Cuando recapacité era tarde. Mi insolencia fue
como un “boomerang” que golpeó mis sienes porque a partir de entonces viví esperando las amonestaciones que nunca llegaron. La torpeza de mi
exabrupto tuvo un doble efecto: por un lado, a través de reprimenda de mi hermano, tomé conciencia que, en efecto el estudio era lo primero. Por el
otro: pienso que aquel, como otros profesores, sintieron que aquella comparación carecía de sentido
y que no había porqué ridiculizar a un alumno por
el sólo hecho de no ser como su hermano. Es posible que en las “reuniones de concepto” (ya hablaremos de ellas) se ventilase la cuestión. Es posible que
algunos profesores no entendiesen la singularidad
del yo en una edad en que toda confrontación con
“el otro” resulta absurda. Es posible que las profesoras –sobre todo– intuyeran que a esa edad el
deporte es una exigencia biológica como algo de
sublimación freudiana. Y es posible que –en aquella recapacitación– prendiese en mí la idea de ser
mejor alumno, tanto como para no hacer quedar
del todo mal a mi hermano, el “traga”…
Memorias de un normalista pampeano.
29/4/80. La Pampa desconocida
L
o de siempre. Las cosas no cambian en sí y
por sí. En la inexorable ley del cambio social,
la transformación de lo cuantitativo en cualitativo
es una exigencia de los hechos mismos. Inapelable. En la educación, como en otros aspectos de la
vida cotidiana, lo importante es adentrarse en la
realidad, no para interpretarla simplemente, sino
para transformarla. Nosotros –futuros maestros–
estábamos inmersos en la realidad y, puede decirse,
con el viejo sentido de “cosidad”, éramos solamente
una cosa dentro de ella. Teníamos conciencia de ello,
y más de una vez nos planteábamos la razón de ser
nuestra la misión. Por momentos, reaccionábamos
alentados por el espíritu de viejos batalladores atrincherados en frentes comunes: el provincialismo, por
ejemplo.
— Esos son nuestros temas, nuestros problemas… y a nosotros nos tocará enfrentarlos en su
momento–, señalaba Victorio.
— Hay que estar preparados para defender la
causa provincialista…–, sosteníamos.
Un libro en dos tomos de Orizaola Roldán, nos
puso “al día” en la materia. Lo leímos con voraciISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
dad. Pudimos formarnos una idea lo suficientemente clara como para plantear la cuestión en clases de Historia y Civismo, y además, proyectarla
a lo geográfico.
— ¡Esas son cuestiones políticas…–, nos dijo
un profesor.
— ¡Son cuestiones legales, de tipo jurídico, señor…! Como pampeanos, tenemos la obligación de
saberlas para interpretarlas…–, refutó Victorio.
— Ya tendrán tiempo para hacerlo. Por ahora
dedíquense a los temas específicos del programa
¿entendido?
El desaliento nos cercaba por los cuatro costados. Nos interesaba conocer mejor lo regional,
primero, comprender lo nacional e internacional,
después. Era bien cierto que una cultura amplia debía abarcar nociones universalistas. Pero, así como
se nos aconsejaba el uso de la inducción para objetivar y precisar los fenómenos a partir de lar realidad inmediata, así también conocíamos con mayor
extensión y profundidad lo que pertenecía a tierras
remotas y dominios distantes.
Más de una vez nos preguntamos por qué al estudiar las sierras pampeanas en su conjunto omitíamos a cinco collados de Lihué-Calel, o, al referirnos a hidrografía, conocíamos al dedillo todo lo
concerniente al Nilo o al Misissipi… y no teníamos
noticias del Atuel, el Chadileuvú o el Colorado…
Sí, queríamos trabajar para La Pampa. La amábamos –como ahora, en lo entrañable. Teníamos
clara conciencia de lo que había costado ganarle
al desierto aquellas tierras marginales declaradas
“no aptas para el cultivo de cereales”. Intuíamos
que la educación sola no bastaba para transformar la naturaleza, multiplicar los panes, fomentar
y desarrollar la industria y el comercio. En alguna
ocasión –siguiendo las huellas de Sarmiento, el Perito Moreno y Zubiaur–, se nos ocurrió iniciar una
campaña “pro-arborestación” para festonear a La
Pampa de eucaliptos, fijar los médanos volanderos
(tal como lo hizo después uno de nuestros compañeros), y arraigar en los colonos la idea estéticoutilitaria de una producción arbórea complementaria de la granja y los sembradíos.
Eran sueños, claro está. Pero era lindo soñarlos, dejar volar la imaginación como acaso lo hicieran los estadistas, a favor de un progreso sin
limitaciones.
¡Qué pena que las clases afines a estos temas se
refiriesen por lo general a otros países, o a lo más,
a otras provincias! Nosotros teníamos, sentíamos
el imperativo concreto de saber, por ejemplo, por
qué los pueblos cercanos de Anguil, Lonquimay,
Alpachiri, Naicó, Quehué, Toay, Cachirulo, Cha-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 114-117
115
Juan Ricardo NERVI
devorar la casa destinada al maestro, que –a
su arribo–, fue recibido por un solícito anciano con estas palabras:
— ¿Vocé é o novo “máistro”…? Y, a renglón seguido:
— ¿Vocé non fala brasileiro…?
“Cardos de mi pampa”, óleo
Lita Beanatte
charramendi, llevaban esos extraños nombres aborígenes. Queríamos, sencillamente, saber dónde estábamos, dónde pisábamos. Por el intelectualismo,
el enciclopedismo de los planes elaborados por los
especialistas de “la cúpula”, impedían que nuestros
docentes se salieran del omnipotente programa.
Quince años después todo seguía igual, me
consta. Los alumnos descubrieron a las sierras de
Lihué-Calel, a la comarca de Leuvucó; ¡y hasta los
cercanos médanos de Toay! Por la iniciativa extra
clase de algunos profesores de nuestra arqueología, nuestra geografía y nuestra pequeña historia
provinciana…
Hacer Patria
(Un intermezzo con libros…)
Treinta y tantos años atrás, un maestro bisoño iniciaba su experiencia docente en una distante escuela de ubicación muy desfavorable, en el
ex territorio de Misiones. Nadie, esto es, ninguna
autoridad educacional, lo había asesorado. Nada
sabía y nada conocía de aquel insólito paraje, salvo su nombre geográfico y el número del establecimiento. Una barraca de madera, montada sobre
cuatro rollizos, constituía el edificio. Unos pocos
bancos destartalados, un armario y una flamante
prensa de copiar, además de una rústica mesa, era
la dotación de muebles. La selva amenazaba con
116
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 114-117
Aquel fue el comienzo de una intensa Epopeya íntima. A poco andar comprobó que la
colonia donde estaba instalada la escuela era
una suerte de “micropaís” dentro del país, y
aún dentro de la misma tierra misionera. Más
de un centenar de niños afluían a clase y otros
tantos conformaban la creciente legión de los
desertores escolares. Los grupos eran heterogéneos: los había de origen paraguayo, brasileño, alemán e incluso polaco. El denominador común era su miserable condición social,
la pobreza. Los contrastes estaban dados por
la diversificación idiomática. Se hablaba guaraní, portugués-brasileño, alguna forma dialectal del alemán, y, en menor grado, polaco.
En aquella babel de lenguas, caracterizada por
la rigidez expresiva y la dureza fonética de algunas palabras de pronunciación dificultosa,
el castellano ocupaba la retaguardia.
¿Por dónde empezar? En la Normal de la que
había egresado, nada había aprendido acerca de
escuelas rurales. La escuela unitaria suele convertirse en la antesala de frustración docente cuando
el maestro no solo está frenado por sus limitaciones psicodidácticas, sino, además, cuando se carece
del instrumento por excelencia para transformar lo
negativo en positivo, esto es, el libro de lectura.
El maestro recurrió a colegas de colonias vecinas –Aristóbulo del Valle, Campo Grande, Tobuna–, cursó explicativas cartas a la Inspección Seccional de Posadas, escribió a editoriales porteñas,
y obtuvo una aceptable cantidad de libros para la
lectura inicial, entre otros destinados a lectura corriente. Pronto, sin embargo, debió recorrer rumbos inesperados e inéditos en las tácticas y estrategias pedagógicas minuciosamente planeadas en
largas vigilias. Aquellos libros, acaso escritos por
especialistas de renombre, pasada la alegre recepción de las primeras ojeadas y una vez satisfecha
la curiosidad que siempre despiertan “las figuritas”
bellamente impresas, eran relegados a un segundo
plano y, de allí en más, pasaban a convertirse en un
mero trasto escolar que iba y venía de la escuela a la
casa y de la casa a la escuela sin que el niño lograse
desentrañar, siquiera en parte, los enigmas de un
vocabulario para ellos extraño, artificial, vacío de
todo contenido afectivo o utilitario.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Memorias de un normalista pampeano
Así, pues, la tarea de leer –tenazmente traspuestas las instancias de un lento y penoso aprendizaje., se fue convirtiendo en pesada rutina. A
cada vocablo, con cada renglón, se hacía imprescindible una parrafada aclaratoria, un comentario
explicativo, y palabras, palabras, palabras, en una
irritante y aburrida catarata. La palabra por la palabra misma, en el eco fantástico de su propia resonancia. Allí donde se escribía escoba, agujero, silla,
el alumno pensaba Basora, buraco y cadeira; si el
maestro leía papá, luna o lagarto, mientras deletreaba mecánicamente, el niño pensaba “túa”, “yasi”
o “teyu”. El bisoño maestro no había olvidado que
la dudosa didáctica de la Escuela Normal, regida
por el dogma de los grados formales herbartianos,
aferrada a viejos preceptos intelectualistas, había
desdeñado la cosmovisión afectiva de Decroly, y
nada sabía –por insanable omisión– de las investigaciones de Claparede, y, menos aún de Wallon,
Piaget o Gessel; de una Escuela Normal que, al fin
y al cabo, hacía lo que podía para cumplir con el
lema de “Cada maestrito con su librito”, poblada
como estaba de catedráticos abogados, farmacéuticos, médicos, ingenieros, arquitectos, u otro tipo
de profesionales que predicaban y practicaban una
suerte de anti-pedagogía a designio, esto es, donde
no había pedagogos que enseñasen pedagogía ni
psicólogos aptos para dictar asignatura tan indispensable como compleja. El joven maestro –repito– desnudó su perplejidad en una prolija carta al
Inspector General de Escuelas de Territorios, casi
una “requisitoria plañidera, en la que exponía obstáculos e impedimentos y solicitaba orientación,
consejo, recaudos adecuados para sortear con éxito tanta adversidad. Lo primero que recibió como
respuesta fue un llamado de atención por no haber
seguido la inevadible “vía jerárquica”. Lo segundo,
un Visitador que, paradójicamente, registró su raudo paso por el puesto de Gendarmería y una proveeduría aledaña, anunció su visita para cuando
volviese de las Cataratas… y no volvió a visitarlo
jamás. Por último, una carta de la Inspección General –con anexo manuscrito por el secretario del
Inspector– que aquel maestro guarda devotamente: “Usted –decía la carta– me pidió ser maestro
para ejercer en cualquier parte. Ese es su lugar, el
mejor lugar. Si es verdaderamente maestro y, sobre todo, maestro pampeano, encuentre usted mismo las respuestas a sus interrogantes. Si tiene que
aprender guaraní, o portugués, o alemán, para enseñar después, ¡apréndalos, qué embromar…! Y si
los libros de lectura no le sirven ¿qué espera para
hacerlos usted mismo? Mi amigo, sepa que no se
hace patria sin sacrificios. ¡Hágalos, pues…y déjese de macanas…!
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
El anexo a que se hace referencia, escrito de
puño y letra por el secretario egresado de la Normal santarroseña, decía: “Estimado colega: El “viejo” rezongó lo suficiente como para recordarme
que fui yo quien te propuse para el cargo que ahora tienes. ¡No desmayes! Por si te sirven, ahí van
algunos libros y dos diccionarios: uno es de portugués-castellano, y el otro de alemán-castellano…
El “viejo” me encomendó que los comprara y te
los hiciese llegar. No conseguí el de guaraní. Un
abrazo…y ¡suerte!
Los libros eran: “La Escuela Activa”, de Adolfo
Ferriére, “Hacia la escuela del porvenir” de Angelo
Patri, y “El lenguaje y el pensamiento en el niño”,
de Piaget. Ninguno de ellos ha perdido actualidad.
Los tres –sumados al consejo del viejo Inspector
General– le permitieron al maestrito encontrar el
rumbo perdido, su “picada en la selva” y “abierta a
machete limpio en la capuera”, como diría después,
al adentrarse en el “heimat”, en el medio ambiente
con sus profundas raíces telúricas, sus usos y costumbres, sus mitos y supersticiones, las insospechadas vertientes de su cultura popular, la solemnidad de sus ritos sagrados y profanos, la infinita
capacidad de ternura de sus comunidades abiertas
a la solidaridad y al esperanzado sueño de una sociedad menos injusta con los menesterosos. Todo
eso, todo esto que pretende servir de justificación
tardía para prematuros fracasos docentes, era el
sustrato de la tierna intemperancia de aquel Inspector General de Escuelas de Territorios que le
enseño a un bisoño maestro a buscar por sí mismo las respuestas a sus interrogantes, que le envió
libros fundamentales para que escogiese los mejores, que le sugirió –del brazo de Decroly y Ferriere– que elaborase él mismo sus libros de lectura; y
que, por último, le recordó que “no se hace patria
sin sacrificios…”
Por aquel entonces nos preguntábamos, inquietos y angustiados por nuestras carencias didácticas:
¿qué hacer? ¿qué hacer cuando no hay libros para
rescatar de la ignorancia a tantos niños librados a
su suerte? Lo seguimos preguntando todavía.
Y desde el tiempo y la distancia, como un eco
guardado en los escuetos párrafos de los amarillentos papeles que hace treinta y tantos años recibiera
un novato maestro rural, el vozarrón carraspeante del viejo Inspector General surge de ellos como
una arenga: “¿Qué no tiene libros…? ¿Qué espera
para hacerlos usted mismo…? ¡Hágalos pues!
Es que acaso otra voz tonante lo instara a la acción para que él, a su vez, la repitiera con la misma vehemencia ejecutiva: ¡Hágalos, pues…! “Las
cosas hay que hacerlas…mal, pero hacerlas…!
Pero hacerlas. Eso es: Hacerlas.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 114-117
117
Henry GIROUX
HISTORIAS VIVIDAS
Escuela activa en un pueblo de provincia.
Testimonio de una experiencia
Ovide MENIN*
(*) Dr. en Psicología. Universidad
Nacional del Litoral. Psicólogo
(UNL). Rector de la Universidad
de Rosario. Profesor Regular e
Investigador categoría I, de la
Universidad de Rosario. Dr. Honoris Causa de la Universidad
Nacional de Rosario (2002).
“Resistiendo”, óleo
Lita Beanatte
—I—
D
urante los años 1936 y 1941 –guerra civil
española y plena segunda guerra mundial–
cursé lo que en el antiguo sistema escolar se llamaba –y muchos padres y docentes le siguen llamando todavía– la “escuela primaria”. Se corresponde a
lo que posteriormente, durante un cierto tiempo,
se denominó “primero y segundo ciclo” de lo que
en nuestro país llamaron, durante el gobierno del
abogado Saúl Menem en Argentina, “educación
general básica”; remedo de lo que el postfranquismo abandonó rápidamente en España.
Durante los seis años que duró mi experiencia en aquella escuela primaria se le llamaba grado; después se insistió en llamarle año, para luego
volver a la tradicional denominación de grado. En
los años 50 del siglo pasado, la enseñanza primaria se extendió un año, pero se impuso la diferenciación entre “primero inicial y primero superior”,
si bien manteniéndose aquello de primero a sexto
grado. Más tarde se corrigió; ahora se reconocía
que el recorrido de la escuela primaria se hacía
durante siete años, sin eufemismos y sin trampas
pedagógicas.
118
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
118-124
pp. 13-26
La educación inicial no existía por entonces
en aquel pueblo de provincia, ni en las poblaciones cercanas; se sabía, eso sí, que en la ciudades,
desde la época de D. F. Sarmiento, al crear la Escuela Normal de Paraná se le agregaron los llamados Kindergarten (en alemán) / Kindergarden
(en inglés). El primero del que se tiene noticia, fue
creado, como se sabe, por la norteamericana Sara
Chamberlain de Eccleston. Estos jardines dieron
origen, posteriormente, al grado “pre- escolar”, incorporado a la escuela común con el propósito
de realizar una suerte de aprestamiento para ulteriores aprendizajes formales, tales como la “lecto escritura”. Los Departamentos de Aplicación
de las antiguas Escuelas Normales Provinciales
y también los de las Escuelas Normales Nacionales sirvieron de práctica a los futuros maestros
de grado. Así se los concibieron, por lo menos en
nuestra provincia, durante los años 20 del siglo pasado, bajo el gobierno radical del Dr. Enrique de
las Mercedes Mosca y su ministro Agustín Araya
–formidable innovador olvidado, al decir de Luis
Borruat, en su breve “Historia Educacional” del
año 1952.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Historias vividas
Ni mis compañeros de grado ni yo, cursamos
el jardín de infantes; no existían en el pueblo; tampoco en los pueblos próximos. En aquella época
se ingresaba al primer grado con siete años cumplidos. Al dar cuenta de ello en este breve ensayo,
no persigo más que el mero propósito de historiografiar el recorrido de los últimos años de una
escuela pública que aportó, con sus vaivenes, a la
formación de un ciudadano democrático, más allá
o más acá de dictaduras o gobiernos autoritarios,
que también los hubo.
Diré también que la influencia de la cultura
francesa, alemana y británica, han sido notables
en la escuela pública argentina. La cultura española así como la italiana, vinieron después por la
influencia de libros tales como “Corazón”, entre
otros, cuyo autor, Edmundo De Amicis, italiano
como los habitantes de mi pueblo, impactaba a
esa colonia, de manera penetrante. Pienso que en
algún momento los historiadores de la educación
popular argentina, desde una perspectiva histórico-epistemológica, harán estudios detenidos sobre
estos acontecimientos particulares, de sabor local,
que forman la “pequeña historia” de muchos pueblos olvidados, pero que enseñan y aprenden con
verdadero ahínco. Pero lo cierto es que mi pasaje
por la escuela primaria lo realicé en un pueblo de
la Provincia de Santa Fe, llamado Cañada Rosquin, de pequeños propietarios de la tierra. Colonia agrícola ganadera. Pueblo de inmigrantes
italianos, básicamente piamonteses, con sus descendientes próximos, hijos y nietos, que conservan tradición y formas dialectales para expresarse
coloquialmente. Pocos “criollos” y mucho menor
número de inmigrante o descendientes de otras regiones europeas. Latinoamericanos no hubo, por
aquella época, en aquel pueblo. Había, eso sí, en
la época de la llamada cosecha fina, “braseros y
población golondrinas” –así se los llamaba– casi
todos recolectores de granos, con permanencias
breves en la zona, que vivían en situación precaria y cuyos hijos pequeños se incorporaban como
“aves de paso” generalmente en los primeros grados de la escuela. Los recuerdo silenciosos; solo
se integraban al grupo, momentáneamente, por
su gran habilidad manual y su empeño en realizar
actividades prácticas, tal como remover la tierra
del jardín de la escuela, cultivar la pequeña huerta, hacer el pan, vigilar el gallinero, alimentar las
aves y los conejos, competir en el altímetro instalado en el medio del patio por mi maestra del
segundo grado, anotar los datos del hidrómetro
y el termómetro, salir de excursión a las afueras
del pueblo y realizar mediciones con el goniómeISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
tro con el cual se hacían sencillas triangulaciones
geométricas, así como maquetas, planificaciones
geográficas y construcciones arquitectónicas en la
mesa de arena. Es que aquella escuela primaria,
que terminé en el año 41, había resuelto adherir a
los principios fundamentales de la “escuela activa”.
Hoy, la tecnología que todavía llamamos de punta
ha venido a enriquecer los recursos didácticos que
entonces no soñábamos ni por asomo.
Cada grado una maestra. Lo que ahora la Reforma Moratti llama, en Italia, “la maestra prevalente”. Por aquel entonces no existía ningún “maestro especial” de música, labores, trabajo manual,
ejercicios físicos, dibujo, pintura, como ahora existen. Vinieron mucho después. Son los que ahora,
cambiadas las denominaciones, hacen casi lo mismo. Pero doy fe que, en aquella escuela de hace
tantos años, se cumplía con el concepto de la integralidad. Era una escuela integradora, en diversos niveles del quehacer educativo cotidiano. Se
cantaba –algunos croaban es verdad– se hacían
ejercicios calisténicos las niñas y trotábamos los
varones, a la vez que hacíamos ejercicios físicos y
jugábamos a la pelota, cuando las maestras se distraían, porque decían que gastábamos los zapatos
y las zapatillas los más pobres, a quienes la Cooperadora les daba un vale para comprarlas. Todos hacíamos dibujos y nuestras “composiciones”
eran seleccionadas para publicarlas en el periódico
“Camaradería”, cuya Comisión de Publicaciones
integré como representante de sexto grado.
Las maestras rotaban de primero a tercero y
de cuarto a sexto. Algunas, no se sabía bien por
qué, rotaban sin solución de continuidad, del primero al sexto grado; pero como una excepción.
Con la repetición del grado que hoy consideraríamos natural, inevitable, por razones largo de
mencionar, el grupo avanzaba acompañado –hoy
diríamos contenido– por su maestra. Las visitas
domiciliarias que se realizaban periódicamente,
por diversos motivos relacionados con la marcha
de los aprendizajes, tanto formales cuanto informales, le permitían a aquellas maestras de grado
conocer el hábitat familiar y barrial del niño; pretendidamente igualado, tal vez de modo aparente
más que real, por el guardapolvo blanco. Eso suena
a cosa utópica en los días que corren, por lo menos
en las grandes ciudades, donde la violencia está a
la orden del día.
Aquella escuela perdida en la llanura litoral argentina, encuadraba su quehacer en los principios
de la escuela activa, como dije. Contemporánea
de las experiencias de “escuela serena” realizada
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 118-124
119
Ovide MENIN
por las hermanas Cossettini, primero en Rafaela
y después en Rosario, así como lo hacían otras de
similar filosofía pero de menor reconocimiento,
operaban desde la creatividad que el director, líder innovador, impulsaba con su entusiasmo y su
compromiso. La Psicología Social y la Sociología,
hace tiempo que caracterizaron los lideratos para
una adecuada conducción institucional, entre autoritario, democrático y laissez-faire. Democrático significa, en sentido estricto, “una forma de
organización social que se atribuye la titularidad
del poder al conjunto de la sociedad”, si lo adecuamos al nuevo sentido de la organización escolar, debiéramos decir que se trata de ejercitar una
escucha atenta del latir de la institución, desde el
rol que cada cual desempeña, pero con dinamismo, superando errores, desde una autocrítica reconstructiva.
La indagación de carácter heurístico que hemos realizado nos permite decir que aquellos docentes, pese a la distancia y la precariedad de los
medios de comunicación, estaban al día con las
innovaciones pedagógicas de mayor trascendencia. Ese “modo de hacer la escuela” centrado en
la actividad del niño y sus intereses, por entonces
ligados al movimiento renovador que integraba
nombres tales como Claparéde, Montessori, Freinet, Cousinet y otros, obligaban (es un modo de
decir) a las maestras de grado, a suscribirse a alguna revista especializada. ¿Quién no recuerda,
entre los mayores, casi todos jubilados, la Revista “La Obra”?
Viejos libros en la biblioteca, tanto del aula
como de la escuela, así como actas y memorias
orales y escritas, son testigos de aquella experiencia. Lo que más recuerdo ahora –se trata de vivencias imborrables– es nuestra participación activa
en la huerta, el jardín, el horno para hacer el pan
y las excursiones a las afueras del pueblo. Todos,
aún los más remisos, participábamos en ello; sin
distingos de clase social, color o religión. Imaginábamos, creábamos, trabajábamos material e intelectualmente, “guiados de flanco”, por nuestras
maestras. Era lo que recomendaban los autores citados: trabajar de flanco para no apabullar al alumno y hasta inmovilizarlo con el saber del maestro.
En mi caso tuve varias maestras; la primera fue mi
madre, que no tenía título de tal, pero se la autorizó porque tenía sexto grado, buena letra y buena
ortografía. Era la época de la pizarra y el grafito,
sin cuaderno, munido de un diminuto borrador
con el cual yo borraba y volvía a escribir. Manera
antigua, recurso didáctico antiguo que ella, que
no era maestra titulada, había aprendido de las
120
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 118-124
monjas capuchinas, donde hizo la primaria. Así
como esos primores del zurcido, el corte y confección y la buena letra, que decía nuestra abuela
piamontesa.
Después en la Escuela Fiscal –así se la nombraba por entonces– cursé cada año con una maestra distinta; sin embargo no sufrí ningún trauma,
eso creo, como los que ahora los psicólogos y los
pediatras diagnostican. Sin embargo todas ellas
hacían escuela activa, participativa, a su modo;
convencidas o no, de las ventajas que les reportaba aquel movimiento de “escuela nueva”, de origen europeo, que sometido a experiencia local, les
brindaba. Insisto: creo que tanteaban a la luz de
sus vivencias, clase a clase, el modo mejor de involucrarnos en la actividad del aula y fuera de ella.
Con el tiempo me di cuenta, haciendo docencia yo mismo, que aquel modo de hacer la clase, se
respaldaba en una teoría subyacente. La convicción de aquel grupo de docentes, eran solamente
seis con director y una portera, cuyo aislamiento
físico solo se interrumpía dos veces al año con la
visita del “inspector”, debió ser extraordinaria. Recuerdo que casi todas leían la Revista “La Obra”,
como dije, otras “Ra-Ta-Plan” y “Figuritas”; revistas que se alimentaban con las Circulares que enviaba “la superioridad”, los pocos libros de didáctica que se editaban por entonces, las visitas que
hoy llamamos de supervisión y los indispensables
“Manuales del Alumno”. Es que el acervo cultural
de aquellas maestras se sostenía por su inestimable
vocación de servicio; hoy es otra cosa, lo digo sin
nostalgia. Aquellas maestras de antaño trabajaban
medio día; hoy suman horarios neurotizantes. Las
reuniones de Personal presididas por el director y
las de Circuito presididas por el inspector, hacían
nuestras delicias infantiles; nos íbamos a casa una
hora antes de lo acostumbrado.
Aquella escuela no daba “deberes”. Lo que se
llamaba tarea de vacaciones, tampoco. Tal vez fuera una excepción, porque todavía, a más de medio
siglo de distancia, muchas maestras fastidian a los
niños con estas exigencias antipedagógicas de atiborrar a los niños con tareas para el receso escolar.
Es que las vacaciones escolares son eso: vacaciones, holganza, ocio, distención, correrías.
La escuela activa, desde sus albores, fue innovadora, creativa y recreativa de un cierto quehacer. No fue una escuela de trabajo en el hogar;
fue una escuela de trabajo participativo de intramuros y extramuros, como vengo diciendo. Mis
vivencias de niño, aún sin clara conciencia de lo
que hacíamos –y mucho menos de la razón por
qué lo hacíamos– me permite recuperar, con re-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Historias vividas
memoraciones de un tiempo que pasó, lo esencial
de aquella filosofía educacional, con ejemplos que
son paradigmáticos de un cierto quehacer. No sé si
las maestras de entonces tenían clara conciencia de
la psicología del comportamiento que instalaban,
tal vez a su pesar. Pero la instalaban.
Recuerdo también, la biblioteca del aula con la
libertad para sacar libros y revistas, anotando en
un registro ad-hoc, para que se supiera del movimiento real. Y rezongar porque “Delia hace una
semana que se llevó un libro y todavía no lo devuelve”. También la supresión del “horario mosaico” al que se refiere Luis Borruat, porque en
aquella escuela doña Rosa, la portera, solo tocaba
la campana de entrada y la de salida. Cada maestra regulaba su tiempo, porque la psicología experimental decía que entre 45 y 50 minutos, era
el tiempo máximo de atención que podía soportar un niño pequeño. Las maestras de entonces
“actuaban de flanco” como indicaban los viejos
principios de la escuela nueva (Claparéde, Freinet,
Montessori y otros innovadores de aquellos tiempos, incluidas las hermanas Cossettini).
Ahora bien, en aquella escuela aparentemente aislada de los grandes centros urbanos, cuya
información le vendría del modo que ya indiqué,
contaba con maestras tituladas, como se decía entonces y maestras sin título de tales. Las tituladas,
casi todas las que recuerdo se habían graduado
en las Escuelas Normales Provinciales de Coron-
da, Venado Tuerto y Cañada de Gómez. Pasado el
tiempo, conocí aquella reforma realizada en 1922,
que involucró a los Departamentos de Aplicación
de aquellas Escuelas Normales Provinciales, donde
se lograron avances notables en favor de la flexibilización de las relaciones entre docente y alumnos, los docentes entre sí, al igual que con la dirección. Bastaría revisar la documentación que
conservan algunas escuelas, tales como actas, registros, etcétera, para que, mediante un procedimiento heurístico, se constate lo que digo. Era el
efecto, un tanto tardío, de aquel movimiento de
escuela nueva iniciado en Inglaterra a fines del siglo XIX. Eso me hace pensar en la lentitud de los
cambios que muchos Ministros de Educación no
toman en cuenta.
En homenaje a aquellas maestras de mi escuela
primaria, diré sus nombres: Hortencia César Fierro, con quien estuve un brevísimo tiempo; mi madre, Angela Paulina Piatti Camandona de Menin,
con quien aprendí a leer, escribir, sumar y restar,
en el campo “La Caledonia” de mis abuelos; Lilia Sobrero Copes de Decorte, en segundo grado,
uruguaya y sin título de maestra, solo autorizada
por el Consejo General de Educación para enseñar en primero y segundo grados; Catalina Ponce
de Notario, catamarqueña, en tercero, cuyo histrionismo aplicado para hacernos más placentera
las clases, le venía de actuar en el “Cuadro Filodramático del Juventud Unida Rosquín Club”. Es
“Camino a Naicó”, óleo
Lita Beanatte
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 118-124
121
Ovide MENIN
que poseía el arte de la representación dramática,
como decía mi madre. Benjamina Mares de Tojo,
en cuarto grado, la única graduada en La Escuela
Normal Provincial de Venado Tuerto, era la sístole y la diástole entre lo renovador y lo tradicional,
pero ponía un empeño sin igual para lograr la renovación; Italia Pusetto de Novaira, en quinto y
sexto grado, graduada en Coronda y Elsa Borletto
de Crosetti, que la reemplazó durante tres meses,
cuando el embarazo de su hijo Henry Novaira.
Elsa era la única graduada de maestra en un Colegio de Monjas de Rosario. Es curioso, pero me
cuesta recordar a las profesoras que tuve en la Escuela Secundaria.
Pero el alma de aquella experiencia de escuela activa que hoy rememoro a través de mis propias vivencias, la constituía el director, que tampoco había concluido sus estudios de maestro. Se
llamaba Pedro Busquetti, formidable deportista
y lector incansable de temas pedagógicos y políticos, amigo del pueblo. Es lo que le admiraban
en aquella comunidad de inmigrantes italianos y
sus descendientes. Recuerdo que al llegar al sexto
grado me di cuenta cabal de que lideraba la experiencia y apoyaba a sus maestras. Los inspectores que ahora llamamos supervisores, venían
una o dos veces al año, tomaban la clase, nos hacían leer, resolver alguna cuenta en la pizarra y
dejaban sus laudatorias en el acta. Si los directivos eran unos “laissez-faire”, entonces les dejaban
duras reconvenciones por escrito e indicaciones
puntuales. Se dice que ahora la corrupción ha llegado también a la escuela, por aquello del Martín
Fierro cuando dice “hacete amigo del juez y no le
des de que quejarse, siempre es bueno tener, palenque donde rascarse.” Al inspector que más recuerdo es a un señor de apellido Dall Aglio, quien
al dirigirse a mi maestra de tercer grado lo hacía
con un sonoro “señorita Ponce”. Es que en aquellos tiempos nadie decía “seño” o bien “mi seño”.
Cierta “politesse” obligaba a distinguir entre una
señora (casada) y una señorita (soltera) y los niños lo aplicábamos cual mandato divino. Siempre
me pregunto si con estas minucias la sociedad ha
ganado o perdido en el trato; no lo sé. Es que la
connotación social, cultural y hasta lingüística,
que cada expresión adquiere en su contexto, indican manifestaciones del saber y la cultura local
y universal dignas de tenerse en cuenta. Hace a la
historia social de la lengua.
No había educación sexual, pero ninguno de
nosotros confundía una dama embarazada con la
señora obesa de la otra cuadra; y con ello la fuerte
connotación que adquiere lo que escribo. La edu-
122
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 118-124
cación sexual es una conquista reciente; no obstante los padres y muchos educadores no saben
bien si hay que precipitar la iniciación del conocimiento en cuanto tal, tanto como la modificación
didáctica para abordarlo. Porque así como hay padres y madres liberales, también los hay conservadores. Quiero decir que la riqueza del lenguaje, la
amplia sinonimia que servía de base a la ironía, los
giros idiomáticos, la sintaxis y la pronunciación,
ocuparon en aquella escuela activa, lugar destacado en la vida cotidiana del aula y fuera de ella,
como vengo diciendo. La lectura y su comprensión, fueron el hilo de Ariadna de múltiples tareas
complementarias, no siempre planificadas.
Esa escuela que no perdía de vista su quehacer
específico, cual era enseñar y aprender, abría las
compuertas al contexto cultural local, para ir desarrollándolo en un sistema de círculos concéntricos, de acuerdo a sus posibilidades materiales. Se
trataba de enseñar con el ejemplo, por lo tanto la
ética y la estética eran valores substanciales de la
actividad escolar. Esa actividad era física y mental; venía motivada por el interés y era graduada
con autonomía, sobre la cual no se pontificaba
sino que se hacía. No era el paraíso terrenal, pero
a mis ojos de niño, llegando a la pre adolescencia,
se me figuraba cuasi un templo. Es que mantenía
una identidad diferenciadora de las otras instituciones, era la escuela, con su número y su nombre identificador. Con el tiempo, severos críticos
nos hicieron creer que aquella escuela estaba vieja, que era preciso revolucionarlo todo; cambiar.
Porque era demasiado formal, autoritaria; que estropea el alma de los niños. Suelo contestar, que
después de un largo recorrido, estoy en condiciones de decir que siempre hubo de todo en la viña:
maleza, pámpanos y algunas golondrinas que nos
obligaron a mirar hacia arriba. Cambiar hay que
cambiar, sí, pero con tiempo y con sentido claro
de los nuevos quehaceres. Es que a mí, en aquella
escuela de pueblo, mesopotámica, activa, me revolotearon muchas golondrinas.
— II —
La actividad en aquellos grados –recuerdo mi
5° grado– se desenvolvía con una actividad de particular significado grupal, solidario, que generaba
un clima de prevención de eventuales fracasos infantiles, tales como la de repetir de grado, que generaba, quieras que no, la mofa o la descalificación
del grupo, por aquello de la perversidad polimorfa
de los pueblerinos. Tal como lo recuerdo ahora, a
muchas décadas de distancia y después de haber
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
Historias vividas
“Primavera violeta”, óleo
Lita Beanatte
sido maestro de grado, profesor de escuela media
y docente universitario, la actividad aparece ahora con nuevos códigos. La tecnología que todavía
llamamos de punta, ha producido un impacto tal,
que el recurso didáctico se ha transformado de tal
modo que los maestros y los profesores actuales,
en cualquiera de los niveles del sistema donde se
desempeñen, más de una vez se sienten acorralados por sus alumnos, tan rápidos de entendederas, que resuelven problemas complejos en un
“triqui-traque”. Es que se trata de nuevos códigos consubstanciales a una cultura escolar propia
del medio, que padres y educadores comparten de
modo que las viejas categorías de espacio y tiempo
signan una semiótica de la institución cuya identidad configura, sin muchas especulaciones teoréticas, las actividades cotidianas de adentro y de
afuera de la institución escolar.
Tal vez el indicador más claro de las actividades de aquel 5° grado que cursé en el año 1940,
compuesto por 30 alumnos que se dividían (hoy
diríamos que se organizaban) en pequeños grupos por afinidad, simpatía o vecindad. Recuerdo
aquellos escuetos enunciados que hacía nuestra
maestra, partiendo de un real concreto, que ponía a prueba nuestra inventiva personal y de conjunto: 1) “deben decirme el volumen del aula”; 2)
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
“armen en la mesa de arena el cruce de San Martín
por la Cordillera de los Andes”; 3) “busquen en
la biblioteca tres poesías que les gusten, las leen y
las traen copiadas en el cuaderno para leerlas con
entonación”, y así por el estilo.
Los saberes previos que ahora llamamos con
cierta licencia, investigación; la creatividad, el esfuerzo mancomunados, ponían en acto, energía,
pensamiento y acción, con los altibajos previsibles;
pero allí estaba ella para “actuar de flanco”. Hoy
los educadores se ven favorecidos, pienso yo, con
la nueva tecnología. Pero entonces, dicho sin nostalgias, salíamos en bandada o bien nos organizábamos a los gritos y buscábamos la cinta métrica,
la regla, el transportador, el compás y la escalera. Medíamos, anotábamos y discutíamos como
energúmenos. Diccionario, Manual del Alumno
y algunas láminas completaban la tarea. Las experiencias de laboratorio, si no recuerdo mal, eran
las menos atractivas para el grupo. No pasaban
del herbario, con un poroto en un vaso, para hablar del cotiledón. En cambio, las excursiones a la
periferia del pueblo, a una fábrica, a la laguna, era
por entonces lo máximo. Supongo que esas salidas se seguirán haciendo en las escuelas de pueblo,
porque en las grandes ciudades la violencia las ha
vuelto imposibles de realizar.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 118-124
123
Ovide MENIN
— III —
Mi investigación actual, radicada en el Consejo se Investigaciones Científicas, de la Universidad Nacional de Rosario, del cual fui presidente
durante los años 1993-1997, se denomina “Prevención de problemas psico-educativos: el tema
de la escuela activa”. Por eso cobra sentido, creo,
esta narración vivencial con la cual trato de dar
cuenta de una experiencia valiosa en la cual tomé
parte con mis compañeros de grado, muchos de
cuyos ya no están entre nosotros. Pasaron 72 años
de aquello, por lo tanto agradezco a mis padres
la genética que me legaron. De las maestras que
tuve, solamente vive en un geriátrico doña Benjamina Mares de Tojo. Ya no está en condiciones
de aseverar que lo que digo es verdad. Pero volvamos a lo vivencial que, como método de indagación, incorpora la dimensión subjetiva, a la que
el positivismo decimonónico condenaba por esa
misma razón.
Al cerrar este informe sobre la investigación
que vengo realizando, no puedo menos que decir
que aún con el avance tecnológico que se ha instalado en nuestras escuelas primarias y secundarias; también en la universidad, un regreso al sentido humano de nuestro quehacer docente, donde
afectividad, comprensión, diálogo y relativismo
de las verdades que creímos eternas e inamovibles, mejoraría nuestras condiciones de trabajo.
Tal vez suene a utopía, pero en mi largo recorrido por “el mundo educativo”, puedo decir que sin
utopía no hay destino.
— IV —
Como dije, bajo el gobierno del Dr. Enrique
Mosca y su Ministro Agustín Araya se realizaron,
en el año 1922 y posteriores, sendas experiencias
en los llamados Departamentos de Aplicación de
aquellas Escuelas Normales Provinciales. En el
afán de instalar un cierto historicismo, a favor de
la memoria institucional, envié a las actuales directoras del nivel primario (así se les denomina,
después de la desarticulación producida, cuando la dictadura del General Onganía, por Zulma
Lagrange); envié a las actuales directoras de las
llamadas Escuelas Primarias, tres preguntas, tales como:
1) No sé si usted sabe que en los años 20 del
siglo pasado, los Departamentos de Aplicación de
las Escuelas Normales Provinciales realizaron ex-
124
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 118-124
periencias de “escuela activa”. Como consecuencia
de la investigación que tengo radicada en el Consejo de Investigaciones de la Universidad Nacional de Rosario, titulado “Prevención de problemas
psicoeducativos: el tema de la ‘escuela activa’ en
la Argentina” he resuelto realizar un rastreo para
ver si quedan vestigios de aquella experiencia. El
concepto de actividad ha cambiado, como es fácil
colegir; hoy preferimos hablar de actividad participativa. La tecnología llamada de punta no es ajena
a este concepto. ¿Podría decirme usted, a nivel de
lo que ocurre en la escuela primaria –equivalente
a los D. de A. de entonces– si existe en su escuela
algún Programa heredero de aquel, o bien uno totalmente nuevo, donde el concepto “actividad” o
“actividad participativa” aparezca como una cuestión medular?
2) Muchos docentes recurren, en lo que hace
a este tema, a la experiencia de las hermanas Leticia y Olga Cossettini, realizada en sendas escuelas de Rafaela y Rosario. Sin embargo hay otras
experiencias que deseamos registrar, herederas o
no de aquellas. ¿Podría darnos alguna pista de lo
que ocurre a nivel local, en materia de actividad
o actividad participativa? Usamos ambos términos en contraposición a inactivo, contemplativo
o silencioso.
3) Por último, me interesa saber ¿Cuál es, a
su juicio, la importancia que eventualmente puede cobrar en estos tiempos de violencia generalizada (real o simbólica) que viene penetrando a
las instituciones educativas, la posibilidad concreta de prevenir ciertos problemas psicoeducativos
(aprendizajes múltiples, comportamientos en el
aula y/o la escuela, etcétera) con un regreso a la
actividad, como eje pedagógico fundamental?
Lamentablemente ninguna de las directoras
actuales respondió la encuesta, con excepción de
la directora de la Escuela Primaria de la ex Escuela Normal Provincial de Reconquista, quien
si bien se mostró receptiva y bien dispuesta, esperaba realizar una entrevista personal, cara a cara,
cosa que por razones personales, el suscripto no
pudo realizar. Por lo tanto es fácil deducir que los
antiguos Departamentos de Aplicación, ahora devenidos en Escuelas Primarias, que comparten el
mismo edificio de antaño, están absorbidos por la
burocracia papelera, en la que los sumió el sistema educativo. Esta es la hipótesis de trabajo con
la cual cierro este informe vivencial.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
ACTIVIDADES Y EVENTOS
•
•
•
•
•
•
I Jornadas Institucionales “El campo de las Práctica en los Profesorados: análisis y reflexión”.
10 de diciembre de 2013. Facultad de Ciencias Humanas - UNLPam-Argentina
[email protected]
9no. Congreso Internacional de Educación Superior “Universidad 2014”, “Por una universidad
socialmente responsable”
10 al 14 de febrero de 2014 en el Palacio de Convenciones de La Habana, Cuba.
http://www.congresouniversidad.cu/index.php/
es/component/content/article/36-convocatoriaa-expo-asociada
III CIEDUC 2014 VENEZUELA- El 3er Congreso Internacional e Interactivo de Educación
(CIEDUC-2014). Fundación Venezolana para la
formación del Conocimiento, la Innovación y el
Desarrollo (fundavenCID)
http://www.cieduc.com/
VIII CIDU Congreso Iberoamericano de Docencia Universitaria y e Nivel Superior - Universidad
Nacional de Rosario. “La construcción de saberes
acerca de la enseñanza: un desafío para la docencia
universitaria y de nivel superior”.
Rosario 21, 22, 23 de abril 2014
www.iberoamericano2014.unr.edu.ar.
[email protected]
XXI Congreso Internacional sobre Educación
y Aprendizaje. Universidad de Touro - Lander
College for Women.
Nueva York, NY, USA, 15-17 julio 2014
Revista Internacional de Educación y Aprendizaje
III Jornadas de Aprendizaje Basado en Proyectos
PBL y Metodologías Activas. Universidad de Navarra. 21-23 Noviembre 2013
Pamplona, en el edificio de El Sario de la UPNA.
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
•
Development of Educational Software
25-27 November 2013, Kuwait
http://arabou.edu.kw/col/
•
3rd European Immersive Education Summit.
28th and 29th November 2013
At King’s College London, Strand, London, WC2R
2LS, UK (In conjunction with University of Essex,
UK)
http://europe.immersiveeducation.org/events/iedeurope-summit-2013
•
I Seminario Interuniversitario de Investigación en
Tecnología Educativa SIITE 2013. Centro Social
Universitario de la Universidad de Murcia, Centro
Social Universitario, Murcia, España 29/11/13
http://eventos.emagister.com/seminarios/i-seminario-interuniversitario-de-investigacion-entecnologia-educativa-siite-2013/918
•
Congreso Iberoamericano de Ciencia, Tecnología,
Innovación y Educación para 2014. “Avanzando
juntos hacia las Metas Educativas Iberoamericanas
2021”.
Buenos Aires, Argentina. 12, 13 y 14 de noviembre
2014
•
VI Congreso Internacional de Educación Intercultural, EDUCACIÓN Y SALUD: UNA MIRADA
TRANSCULTURAL”, ciudad de Almería, España,
del 7 al 9 de http://nevada.ual.es:81/eduhem2013/
presentacion/index.phpNoviembre de 2013.
•
V Congreso Mundial de Educación Infantil y Formación de Educadores: Por una Educación Infantil de Calidad y Futuro, organizado por el Grupo
de Investigación HUM205 Educación Infantil y
Formación de Educadores de las Universidades
andaluzas, 31 de octubre, 1 y 2 noviembre de 2013,
en Antequera, España.
http://hum205.es/cmeife13/
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
p. 125
125
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
“Sinfonía naranja”, óleo
Lita Beanatte
B. Kumaravadivelu
Más allá de los métodos: Macrostrategias para la
Enseñanza de Lenguas
Yale University Press, New Haven (2003)
E
l autor nos invita en su texto a comenzar nuestro
largo viaje de transformación de pensamientos
pedagógicos hacia el posmétodo recordando palabras del poeta Antonio Machado: “Caminante, no
hay camino, SE HACE el camino al andar”
Desde la introducción el mismo autor refleja en
este libro, de enseñanza de lenguas en la era posmétodo, la importancia de la toma de conciencia que
se requiere respecto de:
•
•
•
•
la inexistencia de un método óptimo a la espera
de ser descubierto;
la dicotomía creada artificialmente
entre teoría y práctica, la cual ha sido
más perjudicial que útil;
los modelos de formación del profesorado que simplemente transmiten
un cuerpo de conocimiento no produce una enseñanza eficaz y profesionales; y
las creencias, los conocimientos y los
modos de pensar de cumplen un papel
crucial en la formación y la reorganización del contenido y el características de la práctica docente cotidiana.
Seguidamente se produce el desglose de los conceptos claves de su trabajo en 13 capítulos que abarcan un amplio abanico de pensamiento y reflexión,
entre ellos: Conceptualizaciones de los actos de enseñanza; Comprensión de la pedagogía Posmétodo; Promoción de la autonomía del alumno en una
Interacción negociada; Fomento de una conciencia
lingüística; Activación de una heurística intuitiva;
Contextualización del ingreso lingüístico sumado
a la Garantía de la relevancia social y la conciencia
cultural; esto significado desde un cauteloso monitoreo de los actos de enseñanza.
Al conceptualizar el proceso general de la educación, el autor, Kumaravadivelu, afirma que en el
mismo se ven implicados varios actores: equipo de
gestión escolar, los responsables políticos, diseñadores curriculares, formadores de formadores, escritores de libros de texto y otros, cada uno de ellos
constituyendo un eslabón importante en la cadena
educativa. Sin embargo, los actores que tienen una
influencia directa en la formación y remodelación
de la deseada instancia de aprendizaje son los profesores de aula. Esto no es muy diferente a decir que
el éxito o el fracaso de una obra de teatro dependen
en gran medida del talento histriónico de los actores
que aparecen realmente en el escenario. Es cierto que
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
algunos individuos tienen trabajado duro entre bastidores para hacer posible que la producción de: el
director, el guionista y el director de producción, por
nombrar unos pocos. Pero si los actores no se desempeñan bien en el escenario, y si no son capaces de
conectar con el público, entonces todos los detrás de
escenas tienen actividades orientadas a “la nada”.
Este autor ve a los profesores como intelectuales
transformadores, tal cual lo deriva, principalmente,
de las obras de pedagogos críticos como Henry Giroux (1988), Peter McLaren (1995), y Roger Simon
(1987), y profesionales de la enseñanza de lenguas
como Elsa Auerbach (1995), Sarah Benesch (2001), y
Alastair Pennycook (2001). Todos ellos muy influenciados por la filosofía educativa del pensador Paulo
Freire, quien incansablemente abrazó la causa de la
emancipación sociopolítica y el empoderamiento individual a través el proceso democrático de la educación. Siguiendo la filosofía de Freire, pedagogos críticos, como este autor, creen
que, toda pedagogía, está incrustada en
las relaciones de poder y dominación, y
se emplea para crear y mantener las desigualdades sociales.
Los pedagogos críticos ven a los profesores como “profesionales que son capaces y están dispuestos a reflexionar
sobre los principios ideológicos que informan su práctica, que conecta la teoría
y la práctica pedagógica a las cuestiones
sociales más amplias, y que trabajan juntos para compartir ideas, hacer ejercicio
poder sobre las condiciones de su trabajo, e incorporar en su la enseñanza de una visión de
una vida mejor y más humano” (Giroux y McLaren,
1989, p. xxiii).
El texto apuntala la comprensión de la pedagogía del posmétodo desde diferentes atributos relacionados entre sí:
•
•
La búsqueda de una alternativa al método que
re-evalúa la relación entre el teorizante y el practicante de la enseñanza de lenguas. La condición
posmétodo empodera a los profesionales a construir teorías personales de práctica.
La condición posmétodo significa autonomía del
profesor al reconocer el potencial de los maestros
no sólo la forma de enseñar, sino también la forma
de actuar de forma autónoma dentro de las limitaciones académicas y administrativas impuestas por
las instituciones, planes de estudio y libros de texto.
También promueve la capacidad de los maestros
para saber cómo desarrollar un enfoque crítico
con el fin de la auto-observación, auto-análisis y
auto-evaluación de su propia práctica docente con
el fin de efectuar los cambios deseados.
El autor nos ayuda a ver la enseñanza como un
proceso de creación y la utilización de las oportuni-
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 127-129
127
dades de aprendizaje, un proceso en el cual los maestros logramos un equilibrio entre su papel como gestores de los actos de enseñanza y nuestro papel como
mediadores de actos de aprendizaje. Asimismo reflexiona en las conclusiones: “este libro es un punto
de partida en el sentido de que todos lo que tenemos
aquí son materias primas necesarias para sentar una
base sólida en el que se puede empezar a construir
una pedagogía posmétodo. Pero, el edificio del que
habla y hemos leído acompañados por el autor refiere a que una pedagogía del posmétodo tiene que
ser construido por cada uno de nosotros”. Lo que
hemos leído en este libro narra nuestro constante
desarrollo profesional y la base de nuestro conocimiento personal.
Aurelia García
Profesora de Inglés (UNLPam). Especialista en Evaluación (UNLPam). Diplomada Superior en Ciencias Sociales con Mención en Educación y Nuevas Tecnologías. Ayudante de las
cátedras Didáctica y Practica Educativa III (Residencia) de la Facultad de Ciencias Humanas
de la UNLPam. Docente del Colegio Secundario de la UNLPam.
María Caridad Pacheco González y Rigoberto
Pupo Pupo
José Martí: la educación como formación humana.
La Habana: Centro de Estudios Martianos
Colibrí, 2012
María Caridad Pacheco González nació en Cienfuegos, Cuba en 1953. Es Doctora en Ciencias Históricas y profesora titular adjunta de la Universidad
de La Habana. Es además, investigadora titular del
Centro de Estudios Martianos.
Rigoberto Pupo Pupo nació en Olguín, Cuba en
1953. Es doctor en Ciencias Filosóficas e investigador
y profesor titular de la Universidad de La Habana.
E
n este texto, los autores abordan el ideario educativo de José Martí desde diferentes perspectivas
llevándolas permanentemente al contexto actual y
local. La resignificación de la ideología martiana es
presentada no sólo en lo que respecta a la revolución
educacional cubana sino en lo que ésta representa
como posibilidad latinoamericana, caribeña y tercermundista.
El libro se organiza a partir de una introducción
que plantea el tratamiento de la educación como formación humana en José Martí, no sin antes aclarar,
que el pensamiento martiano consta de un amplísimo legado en materia educacional que aun deja inumerables aspectos y aristas para investigarse y estudiarse en profundidad.
128
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 127-129
La intencionalidad de los autores es acercarse al
tema de las ideas pedagógicas con un enfoque integrador, que les posibilite mostrar el ideario pedagógico martiano como portador de la tradición cultural e
histórica cubana y latinoamericana desde inicios del
siglo XIX. La educación humana es, a su entender,
uno de los preceptos más fuertes en el ideario pedagógico de Martí, sin embargo, ha sido escasamente
explorado en consideración de sus potencialidades
intelectuales y valores culturales, ideológicos, políticos y éticos. Se centran entonces en la comprensión
que Martí realiza de la educación como formación
humana en las esferas del devenir individual y social,
dándole connotación filosófica al proyecto educacional. La filosofía martiana deviene teoría de la formación humana a través de la acción comunicativa y la
formación ciudadana, por lo que la dimensión ético
política le otorga una impronta muy particular.
Se rescatan en este libro, también, algunos estudios anteriores de la temática elaborados por Medardo Vitier en 1948. Éste autor plantea la imposibilidad del proceso de desarrollo nacional por fuera
del análisis del ser humano y el sentido de la vida
misma apoyada en valores, dándole sentido así a la
tradición como retroalimentadora del presente desde la memoria histórica.
El sentido de retomar los preceptos martianos en
la educación humana no consistiría –según los autores- en un compromiso absoluto con el pasado para
repetir y perpetuar ideas, sino en preservar la continuidad de las altas aspiraciones humanas. Es decir,
no perder de vista la visión histórico-cultural en el
contexto histórico-social para reflexionar acerca del
papel jugado por la tradición cubana y latinoamericana en los procesos ya vividos, para de ese modo,
actualizarlos al contexto actual.
Se plantean entonces, desarrollar a lo largo del
texto, dos objetivos. Primero, develar el lugar de la
educación en la cosmovisión de Martí, y segundo,
plantear su concepción de educación en el devenir
histórico cultural, abordando sus mediaciones, determinaciones y condicionamientos.
En el Capítulo 1, “Cosmovisión y educación martianas”, los autores analizan el discurso plural martiano encauzado en la cultura y la historia para ver la
educación del hombre en relación al mundo natural y
social, como unidades inescindibles, que conforman
una “ecosofía”. Para ello, Martí no se encierra en el
propio pensamiento sino que se ahonda en el proceso formativo del conocimiento desde la tradición
sensorracionalista, sin desechar el lugar de la subjetividad humana en esa construcción del saber, que
tanto le preocupa. Tal su tesis: “en lo humano de los
hechos se desprenden las verdades”. En ese marco,
el libro aborda la importancia de la visión de la naturaleza, siempre en relación con el hombre y la sociedad, desde donde éste se naturaliza y la naturaleza
se humaniza con el sentido inmanente de lo cultural
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
e histórico. La convicción de que la tradición “funda” y es memoria para dialogar y buscar un futuro
mejor, es esbozada como idea generatriz en el texto,
cobrando allí relevancia la subjetividad siempre ligada a la realidad inmediata como principal fuente de
conocimiento. Se percibe entonces, en este capítulo,
la importancia de una teoría educativa con necesidad
de humanidad y perspectiva de inmediatez vinculada
a la vida; ya que la formación humana no acontece
de manera espontánea y es errónea la idea de que las
teorías alejan de la práctica y lo cotidiano. La “buena” teoría para Martí, funda su verdad en derivarse
de lo real. En ese marco, se visualiza la importancia
de la eticidad concreta y la axiología de la acción en
toda cuestión educativa. Los valores ético-morales
permean y penetran lo político para comprenderlos
como empresa de la cultura humana, que debe expresar el sentir de su pueblo. Se considera entonces,
a la axiología martiana como optimista
y humanista confiando en el hombre y
sus posibilidades de perfeccionamiento
y creación. Su ideal de racionalidad que
deviene autoconciencia cultural de nuevos sujetos, es lo que construye la concepción martiana de revolución.
En el Capítulo II “La educación como
formación humana en José Martí. Algunos antecedentes y premisas”, los autores
se centran en el fundamento de la “instrucción del pensamiento” y la “dirección
de sentimientos” martianos, abordando el
modo en que debería prepararse al hombre para la vida; es decir, cómo llevar adelante un proyecto de vida desde el sentimiento de identidad social
y cultural.
Se profundiza la manera en que la tradición nacional puede tornarse fuerza movilizadora para el desarrollo de la sensibilidad humana, capaz de revelar
los valores esenciales. Se rescata en este momento del
texto, la influencia de Rafael María de Mendive, sobre el pensamiento de Martí respecto a los caminos
para crear una “nación nueva, independiente y culta”.
Se llega así, a la presentación de lo que en Martí es
la educación como un “acto de amor”, cotejando su
teoría con su propia vida y la formación de maestros
misioneros. Forjó en ellos –observan los autores- la
idea de educación como constante creación, quien
enseña está destinado a dialogar y guiar con juicio,
para que quien está siendo educado, despliegue su
propio pensamiento.
Se presentan posteriormente las influencias de Felix Varela con su rechazo por la escolástica y la preponderancia de la memoria. Ambos confían en la construcción de nuevos métodos de enseñanza que den por
tierra con esas rutinas y desarrollen la capacidad pensante de los alumnos junto a sus proyecciones éticas.
El capítulo valora y retoma permanentemente la
convicción martiana por la formación integral de los
ISSN 0328-9702 / ISSN 2313-934X
(enero - diciembre 2013)
alumnos incorporando la educación científica, estética, filosófica, jurídica y religiosa como un modo de
sustentar una existencia ética. Esto implica una participación activa de los estudiantes en el proceso de
aprendizaje que involucre a la razón y la experiencia
como fuentes de conocimiento.
En el capítulo 3, “Europa, América Latina, Estados Unidos y la concepción martiana de la educación”, se aborda la comprensión de la dimensión
social del proceso educativo que prima en Martí. Se
analizan sus reflexiones socio pedagógicas que parten de la educación como fundamento para el desarrollo económico de los pueblos, siempre definida
con especial amplitud en el alcance clasista. Se aprecian aquí las ideas respecto a cómo una sociedad
educada está siempre mejor preparada para alcanzar la libertad. Se opone esta educación, a otra más
formal y retórica que promovía la formación de castas. Se esbozan además, experiencias
que entusiasmaron a Martí en escuelas puntuales de Estados Unidos, Nicaragua, Guatemala, Honduras, Chile, El Salvador, México. En todas ellas
puede verse su atracción por la ciencia, la construcción del saber y la importancia de la práctica en ese proceso. Se desarrolla la importancia que
Estados Unidos y Europa tuvieron en
Martí respecto a los fundamentos de
una cultura educativa, lo que usó para
criticar y comparar políticas y abordar
los problemas desde una mirada latinoamericana. Se explicita claramente el pensamiento
respecto a que pueblos “maniatados por un mismo
yugo” debieran estar unidos y compartir las capacidades contributivas para crear mejores realidades.
Se presenta luego, un breve capítulo de conclusiones donde se afirma que Martí percibe a la educación como formación humana con propósito de trascendencia. Por ello, es tan importante, -en el planteo
de los autores- la elaboración de fundamentos de un
proyecto de desarrollo humano integral en Cuba y en
lo que Martí denominó “nuestra América”. Esta idea
eje, que se plasma en todo el libro, presupone la consolidación de una serie de procesos económicos, políticos y socioculturales que deben ser acompañados
por un cambio radical en los paradigmas educativos
que no permitan confundir información o transmisión de conocimientos con “formación humana”.
Finalmente, el texto ofrece un anexo que presenta citas de diferentes escritos de Martí vinculados a
la formación humana.
Silvia Siderac
Profesora Superior de Ingles (UNLPam).
Magíster en Evaluación (UNLPam). Especialista en Investigación Educativa. Docente Auxiliar
en Curriculum Facultad de Ciencias Humanas
de la UNLPam.
Facultad de Ciencias Humanas
UNLPam
Año XVII, Nº 17 / 1 y 2
pp. 127-129
129
Normas para la presentación de artículos
en Praxis Educativa
PRAXIS EDUCATIVA es una publicación anual del
ICEII –FCH-UNLPam. Promueve la difusión de investigaciones interdisciplinarias con la finalidad de contextualizar la problemática educativa, destinada a investigadores, educadores y estudiantes. La remisión y recepción
de artículos y/o informes de investigación se rige por las
siguientes normas:
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Se recibirán como contribuciones artículos originales,
artículos de revisión, trabajos de investigación, estudios de casos, reseñas y entrevistas. La recepción de
trabajos se realiza todo el año. No se devolverán los
originales recibidos.
Las contribuciones deberán ser trabajos originales e
inéditos y no podrán ser presentados simultáneamente
en ninguna otra publicación u órgano editorial, circunstancia que deberá acreditarse enviando una carta al
Director de la revista, donde conste expresamente que
el trabajo no ha sido enviado a otro medio de difusión.
Se requiere además una declaración de no tener conflictos de intereses en aquellas actividades que pudieran
introducir sesgo en los resultados del trabajo.
Los contenidos de los artículos serán de única responsabilidad de los autores y su publicación no significa
acuerdo de la revista con los mismos.
Los autores autorizan la inclusión de sus artículos
en la publicación periódica Praxis Educativa, ceden y
transfieren a la EdUNLPam todos sus derechos protegidos por las leyes de propiedad intelectual que rigen
en Argentina.
Una vez recibidos, los artículos son revisados por la
Dirección y el Comité editorial. Para la aceptación,
condicionamiento o rechazo de los artículos se realiza un proceso de evaluación (excepto los que son
invitados a publicar) que incluye:
a. primera revisión: determina si el manuscrito corresponde a la línea editorial, si se apega a las normas de
presentación y cumple con los criterios generales de
publicación;
b. segunda revisión: los trabajos son sometidos al
referato externo de dos evaluadores anónimos. Los
evaluadores son externos a la Entidad Editora y al
Consejo de Redacción y forman el Comité de Referato Internacional. Su evaluación será vinculante para
la toma de decisiones. Los evaluadores tendrán en
cuenta la calidad científica, la contribución al área de
investigación específica, la coherencia entre planteo
inicial, datos empíricos, procesos de interpretación y
de argumentación, y conclusiones, así como la adecuación de la bibliografía, del estilo y de los aspectos
formales establecidos en estas Normas de publicación
para Praxis Educativa.
c. Los evaluadores elevarán un dictamen con uno de
los siguientes fallos, según el caso: -Se recomienda la
publicación; -Se recomienda la publicación solo si se
realizan ajustes; - No se recomienda la publicación
d. En caso de discrepancia la Directora podrá solicitar
la revisión por un tercer evaluador.
Los trabajos no podrán exceder las 15 páginas A4 a
doble espacio, letra Times New Roman 12 en el texto,
márgenes de 3 cm. y sangría de primera línea de 1,5
cm. en los párrafos.
Los artículos no podrán incluir subrayados ni números en subtítulos.
8.
9.
10.
11.
12.
13.
14.
15.
16.
17.
Las citas textuales breves se pondrán entre comillas.
Aquellas que excedan dos líneas, irán en párrafo aparte,
sin comillas, con sangría izquierda de 1,5 cm., interlineado sencillo y letra Times New Roman tamaño 10.
Las referencias bibliográficas se harán dentro del
texto. Ejemplo: Los intentos de reforma han reflejado
afiliación a varias tradiciones diferentes de reforma
(Liston y Zeichner, 1993:30).
Las Notas deberán ir al final del artículo y antes de
la Bibliografía, con interlineado sencillo y letra Times
New Roman tamaño 10.
La Bibliografía se hará en orden alfabético y letra Times New Roman tamaño 10, con interlineado sencillo
y sangría francesa de 1 cm. Ejemplos:
a. Libros
GIORDAN, A. y G. DE VECCHI (1998). Los orígenes
del saber. Sevilla, Diada Editores.
b. Capítulos de libros
DI FRANCO, M. G. (2002). “La historia de la formación docente a través de los Planes de estudio del
profesorado” en PRUZZO, V. La transformación de la
formación docente. Buenos Aires, Espacio Editorial.
c. Artículos en Revistas
PRUZZO, V. (2001). “La formación docente: una mirada sobre el siglo XXI” en Revista Praxis Educativa.
Año V, Nº 5, Santa Rosa: 40-58.
d. Referencias electrónicas
http://www.apastyle.org/elecref.html, consultado en
17/02/10.
Las fuentes podrán citarse mediante abreviaturas,
con una aclaración en la primera oportunidad en que
se haga uso de ellas o con una remisión a una lista
colocada antes de la bibliografía citada, bajo el título.
Ejemplo:
Biblioteca Nacional, Sala Medina, Manuscritos, tomo
102, fojas 5, podrá abreviarse: BN, MN, 102, fs 5.
El formato de las citas, referencias, etc. debe realizarse
de acuerdo a la última versión del Manual de Publicación
de la American Psychological Association (APA),
disponible en http://www.apastyle.org/styletips.html.
El Comité Editorial se reserva el derecho de introducir
las modificaciones pertinentes, en cumplimiento de las
normas descritas anteriormente y también resolverá
sobre lo no previsto en estas normas.
En hoja aparte deberán consignarse:
a. El título del trabajo.
b. Los datos personales del autor: pertenencia institucional, áreas de trabajo, otros datos de interés,
dirección postal, dirección electrónica, y teléfono, en
un máximo de 100 palabras, independientemente de
la cantidad de autores.
c. Dos abstracts del trabajo, uno en castellano y el otro
en inglés, de no más de 150 palabras cada uno, con
interlineado sencillo y letra T N Roman tamaño 10.
d. Cinco (5) palabras claves/key words en los dos
idiomas.
Los trabajos se presentarán en dos copias papel A4
y una copia electrónica en CD, en cualquier procesador que corra bajo Windows 95 o más.
Los trabajos se remitirán por correo postal a la directora: María Graciela Di Franco, Instituto de Ciencias
de la Educación para la Investigación Interdisciplinaria,
Facultad de Ciencias Humanas, Universidad Nacional
de La Pampa, Coronel Gil Nº 353, 2º piso. (CP 6300).
Santa Rosa, La Pampa, Argentina. Correo electrónico:
[email protected]
Praxis Educativa
Guidelines for contributors
PRAXIS EDUCATIVA is an annual publication of
ICEII – FCH-UNLPam. which promotes the dissemination
of interdisciplinary research in order to contextualize educational issues and is addressed to researchers, educators
and students. The referral and receipt of articles and / or
research reports is governed by the following rules:
1.
Contributions will be received throughout the year
and they should be original articles, review articles,
research papers, case studies, reviews and interviews.
Manuscripts will not be returned.
2.
Contributions must be original and unpublished and
should not be presented simultaneously in any other
publication, a circumstance which must be accredited
by sending a letter to the Director of the journal, stating explicitly that the article has not been sent to other
media.
3.
Authors take full responsibility for their articles and
publication does not entail agreement as to their content.
4.
Contributors authorise the inclusion of their articles in
the journal Praxis Educativa, and assign and transfer
to the EdUNLPam all their rights protected by the intellectual property laws in force in Argentina.
5.
Once received, articles are reviewed by the Director
and an Editorial Board. For the acceptance, conditioning or rejection of articles and, excepting those authors
who have been invited to contribute, there is an evaluation process that includes:
a. first review: it determines whether the manuscript
is suitable for publishing, if it adheres to the standards
of presentation rules and meets the general criteria for
publication;
b. second review: the articles are subject to external opinion carried out by two anonymous reviewers.
These evaluators are external to the Publisher and the
Editorial Board, and form the International Reviewing
Committee. Their assessment is crucial upon decisionmaking. The evaluators will consider scientific quality,
contribution to the specific research area, coherence
between initial statement, empirical data, processes
of interpretation and argumentation, and conclusions
and the adequacy of style and formal aspects set forth
in these Guidelines for Praxis Educativa.
9.
Bibliographic references will be made within the text.
Example: Attempts at reform have reflected membership in several different traditions of reform (Zeichner
and Liston, 1993: 30).
10. Notes shall be the end of the article and before the
bibliography, with single spacing and Times New Roman size 10.
11. Bibliography should be presented in alphabetical order, Times New Roman size 10, with single spacing
and 1cm. indentation. Examples:
a. Books
Giordan, A. and G. De Vecchi (1998). The Origins of
knowledge. Sevilla, Diada Publishers.
b. Book chapters
DI FRANCO, M. G. (2002). “The history of teacher
education through the Teacher Curriculum” in Pruzzo,
V. The transformation of teacher education. Buenos
Aires, Espacio Editorial.
c. Articles in Magazines
PRUZZO, V. (2001). “Teacher training: A look at the
XXI century” in Educational Praxis. Year V, No. 5,
Santa Rosa: 40-58.
d. Electronic References
http://www.apastyle.org/elecref.html, accessed 17 / 12
/ 10.
12. The sources may be cited by abbreviations, with a
clarification when first use is made of them or a referral
to a list placed before the bibliography cited, under the
title. Example:
National Library, Sala Medina, Manuscripts, volume
102, folio 5, may be shortened: NL, MN, 102, fs 5.
13. The format of quotations, references, etc. should conform to the latest version of the Publication Manual of
the American Psychological Association (APA), available at http://www.apastyle.org/styletips.html.
14. The Editorial Board has the right to make the appropriate changes, in compliance with the standards
described above and decide on matters not covered
by these rules.
d. In case of discrepancy, the Director may request
a review by a third evaluator.
15. On a separate sheet contributors must forward:
a. The title of the article.
b. The author’s personal data: institution, work areas, other useful information, address, email address,
and telephone number. Use a maximum of 100 words,
regardless of the number of authors.
c. Two abstracts of work, one in Spanish and one
in English, not more than 150 words each, with single
spacing and Times New Roman size 10.
d. Five (5) palabras clave / key words in both languages
6.
Entries should not exceed 15 pages A4 double spaced,
Times New Roman 12 in the text, with margins of 3
cm. and paragraph first line indent 1.5 cm.
16. The articles are to be presented on A4 paper (2 copies) and an electronic copy on CD, or any processor
running under Windows 95 or higher.
7.
Articles should not include underlying or numbers in
subtitles.
8.
Quotation marks will be used for brief quotes. Those
that exceed two lines will be placed in a separate paragraph without quotation marks, indented 1.5 cm left.,
single spacing and Times New Roman size 10.
17. The work will be sent by mail to the Director: María
Graciela Di Franco, Institute of Education Sciences
for Interdisciplinary Research, Faculty of Humanities,
Universidad Nacional de La Pampa. Coronel Gil Nº
353, 2nd floor. (CP 6300). Santa Rosa, La Pampa,
Argentina. E-mail: [email protected]
c. The evaluators will raise an opinion and decide on
one of the following: - It is recommended for publication; -Publication is recommended only if you make
some amendments; -Not recommended for publication.
Suscripción y Canje
Publicación del Instituto de Ciencias de la Educación
para la Investigación Interdisciplinaria
CANJE
Solicitante: .............................................................................................................
Institución: .............................................................................................................
Pais:.......................................................................................................................
Dirección postal: ....................................................................................................
Correo electrónico: ................................................................................................
Publicaciones de canje: .........................................................................................
SUSCRIPCIÓN
Praxis Educativa Nº 1, 2 y 3 - $ 3.Praxis Educativa Nº 4, 5 y 6 - $ 4.Praxis Educativa Nº 7, 8 y 9 - $ 7.Praxis Educativa Nº 10, 11, 12 y 13 - $ 10.Praxis Educativa Nº 14, 15 y 16 - $ 20.-
La compra de dos Revistas Praxis Educativa de la Nº 1 a la Nº 10 tiene
el 10% de descuento.
Solicitante: .............................................................................................................
Dirección postal: ....................................................................................................
Tel.:........................................................................................................................
Correo electrónico: ................................................................................................
Solicitudes a:
INSTITUTO DE CIENCIAS DE LA EDUCACIÓN
PARA LA INVESTIGACIÓN INTERDISCIPLINARIA.
Facultad de Ciencias Humanas. UNLPam.
Coronel Gil 353, 2° Piso (CP 6300).
Santa Rosa, La Pampa, Argentina.
[email protected]
Descargar