TEMA: PRINCIPIOS DE CONTINENCIA Y AUTOLIMITACIÓN RECURSIVA. DESPIDO INDIRECTO. FALTA DE ACREDITACIÓN DE EXTREMOS FÁCTICOS. INTERCAMBIO TELEGRÁFICO. RECONOCIMIENTO DE DOCUMENTAL. REGISTRACIÓN. PPIO DE CONTINUIDAD DEL CONTRATO. NUEVOS FENÓMENOS LABORALES. Acuerdo Nro. los 13 322 En la ciudad de Rosario, Provincia de Santa Fe, a días del mes de octubre del año dos mil once, se reunieron en Acuerdo los Sres. Vocales de la Sala Primera de la Cámara de Apelaciones en lo Laboral, Dr.Nicolás Jorge Rogelio Vitantonio, Dr. Enrique Arnaldo Girardini y Dr. Sergio Fabián Restovich, a fin de dictar sentencia en los autos caratulados “ROSSI RICARDO LUIS C/TORRES GABRIEL M.S/COBRO DE PESOS” EXPTE.N°208/2009 Venidos para resolver recurso de nulidad y de apelación interpuestos contra el fallo dictado por el Juzgado de Primera Instancia de Distrito en lo Laboral Nº1 de Rosario. Efectuado el estudio de la causa, se resolvió plantear las siguientes cuestiones: I) ¿Es procedente el recurso de nulidad? II) ¿Resulta ajustada a derecho la sentencia apelada? III) ¿Que pronunciamiento corresponde dictar? Practicado el sorteo de ley, resultó el siguiente orden de votación: Dr. Vitantonio, Dr.Girardini y Dr.Restovich.A la primera cuestión el Dr. Vitantonio dijo: El recurso de nulidad que fuera oportuna y temporalmente introducido por la demandada a fojas 301 no ha sido mantenido en esta instancia y no advirtiéndose vicios del procedimiento ni intrínsecos de la sentencia de anterior grado jurisdiccional (arg.art. 114 CPL) que ameriten un pronunciamiento oficioso de nulidad, corresponde declararlo desierto. Al interrogante planteado voto por la negativa. A la misma cuestión el Dr. Girardini dijo: Adhiero en los fundamentos y conclusiones del Dr. Vitantonio, y voto en idéntico sentido. 1 A la misma cuestión el Dr. Restovich dijo: Que habiendo tomado conocimiento de los autos y advirtiendo la existencia de dos votos totalmente coincidentes que hacen sentencia válida, me abstengo de emitir opinión. A la segunda cuestión el Dr. Vitantonio dijo: 1) Contra la sentencia de anterior instancia, cuyo testimonio luce agregado a fojas 288/290, que recepta parcialmente la pretensión contenida en el escrito introductorio de la instancia e impone las costas al trabajador, se alzan ambos contradictores en sendos recursos de apelación parcial que interponen en tiempo y forma – la actora a fojas 293 y la demandada a fojas 301 – y resultan concedidos. Elevados los autos ante esta instancia revisora, la actora expresa sus agravios mediante la presentación de los argumentos que desarrolla a fojas 345/357 y que resultan contestados por la demandada en su memorial agregado a fojas 359/368, pieza procesal en los que – además – expresa los suyos. Contestados por el actor los reproches de la demandada a fojas 370/371, quedan los presentes en estado de dictar resolución. 2) Bien enseñaba el maestro rioplatense Eduardo J. Couture, en su señera e inolvidable obra Fundamentos del derecho procesal civil (cf. Editorial Depalma, Tercera edición, [póstuma], Buenos Aires, 1969) “…el juez de la apelación, conviene repetir, no tiene más poderes que los que caben dentro de los límites de los recursos deducidos….” (pág. 368) de donde son exclusivamente las partes las que fijan los puntos sometidos a la jurisdicción de la alzada, en línea con la congruencia del fallo de grado anterior, de suerte tal que en el caso de resoluciones complejas, en cuanto resuelven más de una cuestión – tal como ocurre en el caso de autos – todas aquellas que no son expresamente impugnadas por el apelante quedan firmes para él y no pueden ser tratadas por la cámara ( cf. Colerio, Juan P. en colaboración del Tratado de derecho procesal civil y comercial obra de Enrique Falcón - Editorial Rubinzal Culzoni – 1ª Edición – Santa Fe, 2009, tomo VIII, pág. 229) ya que el gravamen de todo o parte de la resolución constituye un perjuicio para la parte y ese agravio es el que constituye el objeto de la apelación (íbídem, pág. 238). Ello así porque, en el marco de nuestro ordenamiento adjetivo procesal laboral, la doble instancia establece la jurisdicción funcional de este tribunal ad quem competencia que – debemos 2 recordarlo una vez más – proviene del ordenamiento legal y no de la voluntad de las partes de lo que se sigue que aquella es de orden público y debe ser examinada ex – officio por el tribunal de alzada. Lo expuesto no resulta una referencia teórica. Por el contrario, en el marco del principio de continencia de la causa debe verificarse que ambos contradictores interpusieron sendos recursos de apelación parcial (la actora a fojas 293 y la demandada a fojas 301) y, como consecuencia del principio de autolimitación recursiva, aquellos puntos fijan el límite y contorno de la intervención competencial de este tribunal. 3) Agravios de la parte actora: A fojas 293/294 (cf. Punto I, ítems 1 a 13 inclusive) la parte actora establece los puntos o rubros por los que interpone recurso de apelación parcial. Ya en esta instancia revisora expresamente desiste de expresar agravios contra los siguientes rubros de la sentencia de los que apelara, a saber: a)indemnización prevista en el artículo 80 del régimen de contrato de trabajo y b) la sanción conminatoria prevista en el artículo 132 bis de la ley de contrato de trabajo (cf. memorial de agravios fojas 357, punto “i” y 357 vta.), por lo que el límite de los agravios y, consecuencialmente de la jurisdicción de este tribunal, quedan establecidos en los puntos 1 a 10 inclusive, del parágrafo I del escrito de fojas 293 que, en ceñida síntesis, suponen el reproche a la sentencia por haber desestimado la juridicidad del despido indirecto y parcialmente los rubros reclamados en la demanda. 4) En su memorial, en que el actor ejercita el estilo retórico, más cercano al genero ático que al de Pérgamo, con su buen decir reflexivo, intenta persuadir de la justicia de su posición. Con todo, a despecho de su esfuerzo por criticar puntual y detalladamente el fallo recurrido, no logra su objetivo pues – aun en el esquema escueto del discurso jurídico del a quo – la sentencia responde a las pautas objetivas de la causa y, adelanto, resulta bien fundada en cuanto le quita juridicidad a la denuncia indirecta del contrato por no haber acreditado el actor los extremos fácticos en que se fundaron. Por razones de claridad, examinaré los agravios del quejoso considerando su desarrollo como un todo orgánico pues, en definitiva, el esquema de su memorial responde al propio de su escrito de interposición del remedio que 3 intenta. Claro está que particularizaré en los rubros en que resulta una queja de igual modo puntual. Aclaro, de todos modos, que alteraré el orden en que fueron examinados por el apelante refiriéndome a ellos de lo general a lo particular. 5) Comenzaré el análisis de la cuestión sub examine recordando que el actor – según llega firme a esta instancia por documental reconocida por ambas partes – envía telegrama a su empleador (cf. carta documento acompañada en copia por el actor y agregada a fojas 2) en que expresa dos órdenes de reclamos: a) lo intima a la correcta registración laboral y, con fundamento en las leyes 24.103; 25.323 y convenio colectivo número 290/75, denuncia: 1) fecha de ingreso el 01 de agosto de 1989; 2) una jornada de trabajo de lunes a viernes de 08,00 a 10,00 horas; de 13,00 a 14,00 horas y de 18,00 a 22,00 horas y los sábados de 17,00 a 18,00 horas; 3) su categoría profesional como “profesor de educación física” y 4) su salario real en la suma de un mil pesos ($ 1.000) mensuales sin horas extras; b) conforme lo anterior, lo intima a que le abone: 1) salarios y diferencias salariales desde mayo de 2002 y, 2) el aclare la situación laboral por haberle – en decisión unilateral – reducido las horas de trabajo y, consiguientemente, el salario desde noviembre de 2002. La demandada empleadora contesta (cf. carta documento de respuesta también acompañada y agregada a fojas 4) que: 1) que el contrato de trabajo se encuentra correctamente registrado, conforme las características del mismo; 2) niega la fecha de ingreso denunciada por el trabajador; 3) niega la remuneración denunciada y pretendida; 4) afirma que el encuadramiento – conforme el convenio colectivo de empleados de comercio – fue consecuencia de una exigencia planteada por ese gremio en la Secretaría de trabajo; que la remuneración es mayor que la pretendida por el actor; 5) niega adeudarle salarios y diferencias salariales; 6) niega una reducción unilateral de la jornada, sino que la imputa a su propio pedido; 7) lo intima a reintegrarse y a retomar el contrato de trabajo en la jornada que el actor le denuncia. El trabajador denuncia el vínculo en forma indirecta porque – afirma – la empleadora incurrió en una “…..negativa puntual a sus reclamos, circunstancia que configura un fraude laboral…” (sic – carta documento agregada en copia a fojas 5 y también reconocida entre las partes). 4 6) La cita del intercambio telegráfico entre las partes reviste, en el caso particular de autos, una importancia superlativa. En efecto: a) pone límite y contorno a las pretensiones y defensa de las partes; b) se subsume en el centro de imputación normativo establecido en el artículo 243, último párrafo, del régimen de contrato de trabajo en cuanto supone la “invariabilidad” del factum que desencadenó la ruptura y c) resulta ser el eje central del discurso jurídico del fallo de anterior instancia. Sin bien es cierto que la sentencia de anterior instancia no resulta ser de la mejor técnica de redacción jurídica, seguramente imputable al exceso de trabajo que agobia a nuestros jueces, no lo es menos que el fallo claramente desestima la denuncia del contrato efectuada por el trabajador por considerarla antijurídica por no haber probado los extremos en que se funda. 7) El primer agravio del actor refiere a la fecha de ingreso. Negada por el empleador la denunciada en el intercambio telegráfico y en el escrito de demanda se hubo producido el fenómeno procesal de la inversión de la carga de la prueba, esto es, corresponde al trabajador acreditar la fecha que denuncia, prueba que – en la especie – debe contener una particular intensidad por tratarse de un contrato de trabajo claramente regularizado e inscripto. 7.a) En efecto, comencemos por resaltar que el contrato de trabajo habido entre las partes se encontraba legalmente registrado, circunstancia que llega firme a esta instancia. En un país que no ha logrado superar el terrible flagelo del trabajo clandestino; en la Argentina del tercer milenio, donde un porcentaje cercano al cuarenta por ciento de los contratos de trabajo se encuentran sin registrar, que un empleador tenga a su trabajador registrado; con los aportes sindicales y al sistema de la seguridad social en regla; efectuadas las denuncias de altas y baja a la autoridad de aplicación; en fin, que se le hubiese entregado regularmente los recibos de remuneraciones, como consta en las probanzas de la causa (cf. pericial contable) no resulta un tema menor. En este aspecto, la desdorosa minusvaloración que pretende formular la actora respecto de aquella documentación, resultan absolutamente inverosímiles. Por el contrario, debe resaltarse que el demandado, en cumplimiento de lo históricamente determinado al sancionarse la ley 24.103, inscribió a sus empleados, aun cuando el actor en su alegato se esfuerza en presentar como afrenta un atraso temporal respecto de lo 5 establecido en las reglamentaciones entonces vigentes, atraso que tampoco se acredita que le hubiese causado perjuicio alguno. Por otra vertiente, la documentación laboral fue reconocida por la actora sin ningún tipo de ambages ni tampoco cuestionó su legalidad ni su contenido (cf. reconocimiento de documental a fojas 86 vta. excepto los el telegrama y el recibo allí consignados). En ello, la documentación laboral acompañada por la demandada empleadora poseen plena eficacia probatoria (arg. arts. 142; 144 y concordantes LCT). 7.b) En el cumplimiento de su carga probatoria, la actora rinde la testimonial de Ariadna Lorena Viale (fojas 98); Analía Rojas Casá (fojas 99) y Gabriela Santamaría (fojas 99 vta.). Coincido con el fallo que los testimonios aportados no alcanzan para convalidar como certera la fecha de ingreso que el actor denunciara en su demanda. En efecto, Ariadna Lorena Viale, afirma que comenzó a frecuentar el gimnasio en el año 1994 (cf. respuesta a pregunta segunda) fecha en que el actor ya no estaba. De todos modos, la supuesta fecha de ingreso denunciada por el actor lo saber por referencia de terceros ( cf. respuesta cuarta) lo que resta contundencia al testimonio. Restan los testimonios de Analía Rojas Casá y Gabriel Santamaría. Coincido con el recurrente que el fallo no resulta ser una axiología profunda de estos testimonios pero, aun así, y a pesar de los agravios en este aspecto ( cf. fojas 347/350 vta. – puntos b (1,2, 2A,2B y 2C); c y d (d1 y d2) y aceptando que refieren la misma fecha de ingreso que la denunciada por el actor en su demanda, el hecho no configura una injuria suficiente como para denunciar el vínculo, dentro del contexto intimativo que el actor envía a su empleador. 7.c) En efecto, debemos recordar que la fecha de ingreso se encuadra en otros incumplimientos administrativos que el actor reclamó a su empleador. En ello – y posteriormente me referiré a los demás – la sola circunstancia de que se hubiese inscripto al actor un año después no resulta injuria suficiente a los fines de la denuncia del vínculo, de conformidad con el principio de continuidad del contrato ( arg. art. 10 LCT). Es que, aun un tiempo después, el actor fue registrado conforme las pautas de la ley 24.103 y su reglamentación; se le entregaron, a partir de esa fecha, los recibos de remuneraciones y tuvo el 6 tiempo suficiente – desde 1992, según afirma el contador, con crítica del recurrente, hasta abril de 2003 – para reclamar por el supuesto equívoco en la fecha denunciada. Once años es un tiempo por demás de suficiente para que un trabajador intente que su empleador, que lo traspoló de un contrato clandestino a uno totalmente registrado, intente las vías administrativas o judiciales necesarias para la modificación de la fecha de ingreso. En ello, aunque coincido con el apelante que el argumento del fallo respecto del “año de antigüedad” resultan desdorosos, no lo es menos que aquel déficit en el registro, considerado aisladamente, no constituyen una injuria suficiente para denunciar el vínculo. Con todo, debe recordarse que la cuantificación numérica de una indemnización pautada en la antigüedad mayor no resultan vinculantes en este tema, porque no formaron parte del reclamo esencial del trabajador. El agravio, entonces, luce irrelevante a los fines perseguidos. 8) Trataré conjuntamente los agravios relativos al encuadramiento convencional del actor y a las diferencias de salarios que reclama, pues se encuentran íncitamente relacionados. En efecto, principiemos recordando que – conforme el telegrama intimatorio del actor a su empleador – la referencia al convenio colectivo 290/75 de U.T.E.D.y C. se efectuó como fundamento de una inscripción laboral que consideraba defectuosa. En su demanda (cf. fojas 16 vta., quinto párrafo, punto b) el trabajador afirma que en la que había sido inscripto “…era una categoría totalmente ajena a sus funciones y a su capacitación profesional…” (sic) más nada dice respecto de la diferencia de salarios, que posteriormente reclama como consecuencia de aquel deficiente encuadramiento convencional. Se agravia el recurrente contra el fallo que rechaza la cuestión convencional y las consecuente diferencias salariales que, según el fallo, no fueron acreditadas. En un extenso párrafo argumentativo, incluyendo información que no fuera solicitada por este Tribunal y que resulta totalmente ajena al principio de contradicción, el actor pretende desmoronar lo establecido en el fallo de anterior instancia. Sin embargo, una vez más, no lo consigue. 8.a) Pertenece a las postrimerías del siglo pasado la irrupción del endiosamiento del físico como una especie de la subcultura urbana, consecuencia 7 del coloniaje cultural proveniente de la extranjería. Basta recordar la publicidad de la época donde una parte importante del hiperconsumismo se fomentaba a partir de tener un físico esbelto y musculoso. Para el mismo período, a partir de los años noventa, florecen los gimnasios como centros para cultivar aquellas adhesiones. Claro está que, como ocurrió con otras realidades del momento, verbigracia, los denominados call center usinas de prestación del teletrabajo, empleados que aún hoy siguen sin un convenio colectivo propio, los esquemas normativos no se encontraban preparados para la aparición de estos nuevos fenómenos laborales, por lo que no resulta desatinado afirmar que los empleados de un “gimnasio”, como realidad comercial de la planta urbana, hubiesen sido encasillados y reclamados por el gremio como encuadrable en el convenio colectivo de “empleados de comercio”. De suyo, el “gimnasio” no responde – técnicamente – a una “entidad deportiva” (el club) como resulta del convenio colectivo 290/75 (cf. las partes intervinientes como signatarias del convenio según se desprende de fojas 139 y sgts.) 8.b) Hasta allí, resulta un tema opinable y abstracto, más cercano a la competencia del encuadramiento sindical entre gremios que al encuadramiento otorgado al actor. Pero la referencia desciende al conflicto por el reclamo de diferencias de remuneraciones que, al decir del actor, se le adeudan porque “…se le redujo el salario a doscientos pesos…” ( cf. fojas 16 vta. décimo párrafo). O dicho de otra manera, la cuestión del encuadramiento convencional no tiene relación con el nivel remuneratorio de UTEDyC, sino porque afirmaba ganar un mil pesos ( $ 1.000) y el sueldo se le redujo a doscientos ( $ 200). 8.c)Focalizada la cuestión, entonces, toda la construcción retórica del actor en su memorial (cf. fojas 12 vta. a 20 vta., punto “e”) deviene improcedente ya que coincido absolutamente con el a quo que Rossi no probó con medio probatorio ninguno que durante el transcurso de su contrato de trabajo percibiera la friolera suma de un mil pesos por mes. Pero aun si por vía de hipótesis se entendiese que el actor percibía la suma de un mil pesos por mes, dicho importe era notoriamente superior a cualquier categoría convencional de 8 cualquier convenio colectivo de aquella etapa histórica, por lo que tampoco existiría situación injuriosa de ninguna naturaleza. Ambos reproches deben desestimarse. 9) Queda, por último, examinar el agravio referido a la supuesta “rebaja” en el número de horas trabajadas. Ha quedado acreditado en autos que, aun vigente el contrato de trabajo entre las partes, el actor comenzó a prestar servicios en otro gimnasio y para otro empleador, prueba que no ha sido objetada y que se encuentra acreditada en las medidas de aseguramiento de pruebas agregadas a los autos. Esta circunstancia desmorona cualquier referencia a supuestos perjuicios en el cumplimiento del débito, por lo que los reproches sobre el tema deben desestimarse. 10) En definitiva, coincido con el fallo de que ninguno de los esquemas vertebrales denunciados por el actor como fundamento de su denuncia contractual fueron probadas por quien las invocara, por lo que la extinción contractual resulta antijurídica debiendo desestimarse el recurso de apelación intentado y confirmarse la sentencia apelada en lo que fue materia del recurso presentado. 11) Agravio de la demandada: se agravia la demandada por la recepción de los rubros sueldo anula complementario proporcional y vacaciones proporcionales año 2003 y vacaciones no gozadas año 2002. Para así reprochar el fallo, afirma que en oportunidad de la audiencia del artículo 51 (cf. fojas 86 vuelta) el actor reconoció la autenticidad de la documental oportunamente acompañada por la actora, que incluía los recibos de remuneraciones; la liquidación final y la entrega de la certificación de servicios. Confrontando el reproche con la documentación reservada en secretaría emerge, efectivamente, que aquellos rubros fueron liquidados y percibidos por el actor, por lo que el agravio resulta procedente y corresponde receptar, en igual medida, el recurso de apelación parcial interpuesto por la demandada, modificando la sentencia en lo que fue materia del recurso. Al interrogante planteado voto parcialmente por la negativa. 9 A la misma cuestión el Dr.Girardini dijo: Adhiero a los fundamentos y conclusiones del Dr. Vitantonio, y voto en idéntico sentido. A la misma cuestión el Dr.Restovich dijo: Que se abstiene al votar por análogas razones a las expresadas respecto a la primera cuestión. A la tercera cuestión el Dr. Vitantonio dijo: En definitiva propongo: a) se declare desierto el recurso de nulidad interpuesto por la demandada; b) se rechace el recurso de apelación interpuesto por el actor confirmando la sentencia alzada en lo que fue materia del remedio intentado; c) se recepte el recurso de apelación parcial deducido por la demandada, revocando parcialmente la sentencia apelada en cuanto recepta los rubros “sueldo anual complementario proporcional”; “vacaciones proporcionales año 2003 y no gozadas año 2002”, rubros que se revocan; d) imponer las costas de segunda instancia a cargo del actor, de conformidad con el artículo 101 del Código de Procedimientos en lo Laboral. Los honorarios de segunda instancia se fijan en el cincuenta por ciento (50%) de los que, en definitiva, correspondan regular en baja instancia por los principales. A la misma cuestión el Dr.Girardini dijo: Visto el resultado obtenido al votarse las cuestiones anteriores, corresponde dictar pronunciamiento en la forma propuesta por el Dr. Vitantonio. A la misma cuestión el Dr.Restovich dijo: Que se abstiene al votar por análogas razones a las expresadas respecto a la primera cuestión. A mérito del Acuerdo que antecede, la Sala Primera de la Excma. Cámara de Apelaciones en lo Laboral de Rosario, RESUELVE: a) Declarar desierto el recurso de nulidad interpuesto por la demandada; b) Rechazar el recurso de apelación interpuesto por el actor confirmando la sentencia alzada en lo que fue materia del remedio intentado; c) Receptar el recurso de apelación parcial deducido por la demandada, revocando parcialmente la sentencia apelada en cuanto recepta los rubros “sueldo anual complementario proporcional”; “vacaciones proporcionales año 2003 y no gozadas año 2002”, rubros que se revocan; d) Imponer las costas de segunda instancia a cargo del actor, de conformidad con el artículo 101 del Código de Procedimientos en lo Laboral. Los honorarios de segunda instancia se fijan en el cincuenta por ciento (50%) de los 10 que, en definitiva, correspondan regular en baja instancia por los principales. Insértese, hágase saber, y bajen.- (Expte. 208/09) RESTOVICH GIRARDINI (ART.26 LOT) VALDES TIETJEN 11 VITANTONIO