MI PROFESOR DE MÚSICA. BEATRIZ

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MI PROFESOR DE MÚSICA.
BEATRIZ VILLACORTA.
Daniela, una joven estudiante de música,
aunque no era muy buena, se esforzaba por
tratar de superarse. Tocaba el violín con
mucha dificultad, a pesar de ser el
instrumento que la cautivaba. Una tarde
mientras trataba de seguir a sus compañeros
con una de las melodías de Vivaldi que más
se le dificultaba, su profesor de violín, le dijo
enojado.
_ Daniela, deberías cambiar de clase, el
violín no es tu fuerte, cada vez que asistes
nos perturbas a todos con tus interrupciones_
la joven se sentía triste y molesta a la vez,
pero sin pensarlo dos veces, le contesto.
_ ¡Profesor Jorge!_ toda enfurecida se
levanto de su silla ._Creo que el que debería
cambiar de profesión es usted, si yo fuera
buena no me encontraría estudiando violín,
seria toda una concertista, ¡no
cree!.._Daniela se sentó, toda indignada y
nerviosa, sus piernas temblaban a causa de
la manera como había reaccionado; pero no
se arrepentía de lo que le dijo a su profesor.
_ Disculpa Daniela, tú tienes razón, yo debo
tener más paciencia… ¡pero bueno!
Continuemos… ahora jóvenes intentemos de
nuevos._ Daniela a pesar que se encontraba
abatida trataba de no demostrarlo, era tan
fuerte el deseo de aprender a tocar el violín
que cada sonido que emitía la transportaba a
un lugar de paz, junto a sus padres, donde la
brisa soplaba y el ambiente con suaves
fragancias a hierbas calmaba a la joven
deseosa de felicidad eterna, como alma que
vuela tranquilizando fuertes tormentas en
lluvias acidas provocadas por frases torpes
que causan daño al espíritu desvalido de
luchar por buscar tranquilidad…al terminar la
clase, Daniela fue la primera en salir del
salón, cuando se encontraba por el pasillo de
la escuela, escuchaba como la llamaba el
profesor Jorge.
_Daniela, Daniela. _la chica abatida se
detuvo sin voltearse, su corazón latía
fuertemente aunque herido y sin deseo de
pelear escuchaba._ Quisiera que entendiera
mi actitud, pienso que no deberías esforzarte
tanto, no es importante que toques el violín
para poder ser músico, puedes intentar con
otros instrumentos._ Daniela, lo miraba
escuchando atentamente, su pecho
presionado de la rabia que sentía, no le
permitía emitir palabras._ Sé que eres buena
con los instrumentos de aire, hasta con el
piano. _en un tono molesta e imprudente
Daniela le preguntó a su profesor.
_ ¿Por qué tanto interés de que deje las
clases profesor?
_Bueno, la verdad es que sé que tu lo haces
porque tú padre te obliga… creo que
deberías dedicar más tiempo a otro
instrumento, como la flauta, la profesora
Mary, me dijo que no has asistido más a sus
clases.
_Creo profesor que yo puedo elegir mis
clases, además, no es cierto que mi padre
me obligue a nada…_Daniela se retiraba del
lugar, como golondrina perturbada por
pretenderle arrancarle su verdad. Al llegar a
su casa, todo lo que encontraba a su paso lo
pateaba, se sentía realmente furiosa y
expresando con coraje._ ¡Ese estúpido que
se creerá! Yo puedo hacerlo, seré tan buena
como mi madre, ¡Ya lo verán!
_ ¿Qué te pasa Daniela? _le preguntaba su
padre al llegar a la casa y observando cómo
su pequeña palomita se encontraba
enfurecida.
_Nada papá, tratando de desahogarme…
_Pero, los muebles no tienen la culpa, ven
cuéntale a tu padre lo que te pasa, siéntate
aquí en mis piernas, como cuando eras una
niña.
_Papá ya no soy una niña, recuerda que ya
tengo veinte años.
_ ¡Lo sé Daniela! Pero para mí siempre serás
mi niña mimada_ Daniela se sentaba en las
piernas de su padre y abrazándolo con
ternura, recorriendo su sangre caliente por un
canal fresco y tranquilo que la relajaba y la
alejaba de la tormenta que su alma sentía.
_Tengo problema en la escuela. _le contesto
Daniela con un tono de voz triste como niña
quien necesita apoyo.
_ ¡Problema! ¿Con quién?
_Con el tonto profesor Jorge.
_ ¡El profesor de violín! _dijo Raúl, el padre
de Daniela, sospechando lo que le había
ocurrido a su hija.
_ Si.
_ Y ahora que sucedió.
_ Siempre me regaña y me hace pasar
vergüenza con mis compañeros de clase.
_ ¡Ya lo sé! siempre que bienes de tus clases
de violín me lo dices._ Raúl acariciaba el
cabello suaves de la ya no tan enfurecida
Daniela, la cual le contaba con cierta tristeza
lo mal que siempre la pasaba en las clases
de violín.
_Pero hoy, de vera que me ha enojado…me
dijo que estaba estudiando violín para
complacerte.
_ ¿Es eso cierto Daniela?_ le preguntó su
padre y levantándose Daniela le contesto.
_No, de verdad quiero ser tan buena como
mamá. _su piel se erizaba, sintiendo como si
se inflara del enorme deseo de ser como su
madre. Raúl, acercándose a su querida hija y
le dijo.
_Pero hija, lo importante es que estudies lo
que a ti te guste.
_Papá ¿Por qué no me ayudas? Quiero ser
tan buena como mamá, búscame un profesor
privado que me ayude a mejorar… Claro que
no sea el profesor Jorge, porque él no cree
en mí.
_Si eso quiere y te hace feliz, mañana mismo
buscaremos uno.
_Gracia papi, te quiero mucho, siempre estas
a mi lado apoyándome. _Raúl, el padre de
Daniela abrazaba con tristeza a su hija, la
pérdida de su mujer lo había convertido en
un hombre solitario y muy afligido, pero que
continuaba sintiendo el deseo de vivir para
poderle dar a su querida Daniela lo que ella
deseara.
Los días transcurrieron y aún Daniela no
encontraba a nadie que le diera las clases de
violín los sábado, debido que lo demás días
ella tenía otras ocupaciones, sus clases de
música, las practicas de defensas personal y
por las noches se lo dedicaba a su padre,
sentía la obligación de cuidarlo desde que su
madre murió hacia ya dos años, del fuerte
golpe que la vida les había dado.
Daniela, acostada en el sofá de la sala toda
decaída, sintió llegar a su padre, quien había
regresado temprano del trabajo. Al entrar
Raúl la encontró triste y preocupado, le dijo.
_ ¿Hija, que tienes? _deduciendo que la
tenia preocupada el no tener todavía su
profesor de violín nuevamente le preguntó._
¿Ya has conseguido tú profesor de violín?
_No, nadie puede los sábados o domingos.
_Bueno hija, yo te tengo a alguien, no es un
concertista, pero toca muy bien el violín_
Daniela, ya más satisfecha se sentó en el
sofá, mientras Raúl continuaba diciéndole._
Es abogado, hoy en día trabaja con nosotros
en la empresa, hable con él y me dijo que
estaría dispuesto; pero sólo los sábado en la
tarde.
_ ¡Abogado!…pero seguro que sabe tocar el
violín.
_ Claro hija, cuando lo escuches cambiaras
de idea, ya lo veras. _Daniela se quedo más
tranquila.
Los días trascurrieron en espera del día
sábado, al llegar tan esperado día, Daniela,
se encontraba en la sala esperando al
profesor con su padre…de repente el timbre
de la puerta sonó. _ ¡Ese es Daniela! _ dijo
Raúl, levantándose para abrir la puerta.
_¿Cómo estás Rafael?
_Muy bien Raúl, y tú con sigues.
_Bien, pero pasa._ ambos en la sala Raúl le
presentaba a su hija. _Rafael ella es mi niña.
_ ¡Papá, que ya no soy una niña!_ Daniela,
se maravillo al ver a su profesor; era un
hombre muy interesante, alto, de cabellos
negro y ojos color café…a pesar de verse
mayor que ella, lucía ropa deportiva que lo
hacía ver joven, su miraba la llenaba y la
seducía.
_Como vera Rafael, Daniela, ya no quiere ser
mi niña consentida, ahora sólo se preocupa
de su violín.
_Ya veo Raúl, pero también me doy cuenta
que es una linda joven. _dijo Rafael,
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