SENTENCIA C-203 de 2011 NORMA DEMANDADA: Artículo 49 de la ley 1395 de 2010: El artículo 93 del código de procedimiento laboral y de la seguridad social quedará así: Repartido el expediente en la Corte, la Sala, dentro de los veinte días hábiles siguientes, decidirá si es o no admisible el recurso. Si fuere admitido, dispondrá el traslado al recurrente o recurrentes para que dentro de este término presenten las demandas de casación. En caso contrario se procederá a la devolución del expediente al sentenciador de origen. Presentada en tiempo la demanda de casación, la Sala resolverá si se ajusta a los requisitos antes señalados. Si así lo hallare ordenará el traslado de ella a quienes no sean recurrentes, por quince días hábiles a cada uno, para que formulen sus alegatos. Si la demanda no reúne los requisitos, o no se presentare en tiempo, se declarará desierto el recurso, y se impondrá al apoderado judicial una multa de 5 a 10 salarios mínimos mensuales. RAZONES DE LA DEMANDA: Para el demandante, la norma va en contravía de los artículos 13, 29 y 229 de la Constitucion Política. Considera que es violatorio de la igualdad porque le da el mismo tratamiento a dos situaciones distintas: no presentar el recurso en el término de ley, y no presentarlo con todos los requisitos exigidos por la ley. Asimismo, considera que se estaría atentando contra el acceso a la justicia, ya que la Corte Suprema de Justicia se estaría convirtiendo en un ente sancionador de los profesionales del derecho, que un organo unificador de la jurisprudencia, con la creación de requisitos irrazonables para la interposición del recurso. Finalmente, se dice que que se violaría el debido proceso, dado que no se establecen recursos contra la desición que sancione al profesional. CONSIDERACIONES DE LA CORTE: Al analizar la cuestión puesta de presente, la Corte Constitucional concluye que el legislador debe ejercer su poder de configuración legislativa dentro del amplio marco de actuación que posee a la luz de la constitución. Este debe respetar los siguientes criterios: i) Que atienda los principios y fines del Estado tales como la justicia y la igualdad, entre otros. ii) Que vele por la vigencia de los derechos fundamentales de los ciudadanos que en el caso procesal (…) puede implicar derechos como el debido proceso, defensa y acceso a la administración de justicia. iii) Que obre conforme a los principios de razonabilidad y proporcionalidad en la definición de las formas iv) Que permita la realización material de los derechos y del principio de la primacía del derecho sustancial sobre las formas. Con base a estos criterios es que se hace entonces el test de constitucionalidad de las normas demandadas, y de allí se plantea que este precepto es legítimo, entendiendo que este busca la descongestión judicial de la Sala de Casación Laboral y el uso racional del aparato judicial como forma de apostar por la eficiencia en la administración de justicia. Sin embargo, se establece que sancionar al apoderado de la parte que ha presentado el recurso de casación laboral a tiempo, sólo que sin el lleno de los requisitos es una medida arbitraria o irrazonable. En primer lugar, la Corte encuentra que se violó el principio de igualdad formal considerando la diversidad de las situaciones planteadas, pues no han de considerarse equiparables. Una de ellas denota negligencia en términos del tiempo la cual debería llevar además de la declaración del recurso como desierto e incluso a una sanción pecuniaria; y la otra muy distinta, pues es presentada a tiempo pero sin los requisitos de la ley, y en la cual su consecuencia por incumplimiento solo debería ser declarar el recurso desierto. Según la Corte, no puede ser sancionable el sólo hecho de haber ejercido un recurso de manera oportuna, pero sin cumplir con los requisitos, ya que no es una conducta reprochable y sancionable per se, pues en condiciones normales esto se presenta sin mala fe ni temeridad. Por lo cual, la Corte afirma que aunque sean situaciones vinculadas al mismo procedimiento y que tienen las mismas consecuencias jurídicas dentro del proceso, no merecen el mismo trato por parte del legislador; además de no ser una medida necesaria, porque afecta de manera desproporcionada el derecho a ejercer el recurso de casación, como recurso constitucional, de desarrollo legal y jurisprudencial. En cuanto al acceso a la administración de justicia, la Corte observa que la norma jurídica acusada comporta también una afectación excesiva y arbitraria a este derecho, porque con la sanción pecuniaria se crea un desincentivo para presentar el recurso extraordinario, pues al no llenar los requisitos o no plantear una argumentación satisfactoria, la Corte Suprema de Justicia impondrá la multa allí establecida; además se está llegando al muy peligroso extremo de sancionar por el simple uso de un recurso que, aunque de difícil reconocimiento, está legalmente previsto para cuestionar las decisiones judiciales y hace parte de los instrumentos con que cuentan los sujetos para acceder a la justicia en los casos concretos. Ahora bien, en relación al debido proceso, el aparte acusado no vela por este derecho fundamental, en la medida que conforma una figura que carece de elementos mínimos de legalidad que se reputan de las conductas sancionables para tenerlas por justas. Se debe observar una conducta reprochable, en donde sean visibles la culpa y el daño, y en este caso la sanción se impone por el hecho de presentar en tiempo pero sin cumplir con los requisitos legales, lo cual no debería imputar ningún daño sobre la eficiencia y celeridad en la administración de justicia, y no correspondería constituir entonces una conducta reprochable. DECISIÓN TOMADA: Verificada entonces la vulneración a la Carta Política, la Corte procede declarar como inexequible la expresión del artículo 49 que dice “ no reúne los requisitos, o”. Aclarando que así no sea posible la imposición de una multa al apoderado judicial por no llenar los requisitos de la demanda de casación laboral, en ningún momento se le está limitando al juez de la Sala de Casación Laboral hacer uso de los poderes disciplinarios, correccionales y de ordenación e instrucción del proceso, ni que las partes y los abogados están eximidos de sus deberes de lealtad durante la actuación del proceso, ni que los abogados no deban acatar las prohibiciones a las que se encuentran sujetos según se establece en las normas de procedimiento y disciplinarias dispuestas para el ejercicio de su profesión. COMENTARIOS: Sin duda alguna se trata de una sentencia en la cual la Corte constitucional se acoge la jurisprudencia que se ha establecido en torno a la configuración legislativa en materia procesal, en la cual se reconoce la libertad del legislador, siempre y cuando se respeten los principios y garantías fundantes del Estado Social de Derecho. En ese sentido, la sentencia no merece mayor comentario, por considerarse que era flagrante la violación a la Carta Política en los términos establecidos.