An intellectual journey on town planning`s context of historic

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An intellectual journey on town planning’s context of historic towns
Manuel de Torres i Capell
Universitat Politècnica de Catalunya
This writing deals with the progressive discovery of an intervention’s methodology within
historical centres, from the experience acquired on plans and projects, from a lived intellectual
atmosphere, as well as from the readings and travels. It is about an individual reasoning,
developed in the context or the “dialogued discontinuity” of architects working on this subject,
which may be explained from the metaphor of Europe.
From an aggregative-classificatory orientation’s tradition, a whole formed by unitary pieces
interrelated by public space, and the excessive prevalence of simple visuality, made by axes and
textures, the new methodology of the decomposition of the architectonic objects, and their
links to diverse concepts, references or conceptual angulations prevails.
It discovers a new “project’s technical space”, different from the superposition of
alignment’s geometries or classifications and aggregations of types and zones. An “intermediate
space” within the analytical cartography is set.
Analytical cartography, a technique of town planning analysis which has got a lot of
diffusion from times of typology-morphology, far from the sterile streets’ spider-webs and plots,
turns into the space of reference of a range of compositional rules of different thematics and
scales.
From those analytical works a new type of strategies or narrative relations is developed; in
which some traditional concepts like type or diagram acquire a new relief. Type becomes from
the minimum unity of the composition to the generating idea. Diagram becomes from the
unitary reference of all variables to the expression of one of the many concepts and nuances
that take part in the project.
As technique, this methodology starts a new relationship with human troubles. Collective
life, quotidianity, arts, construction and techniques become protagonists, without great
theories’ mediation. Here is where the metaphor of Europe, or dialogued discontinuity,
whereupon begins this article, acquires all its meaning.
Far from the heavy deductive reasonings, which are hardly a good starting point in the
project, new links between analysis and architecture are opened. Creative tension between
analysis and project becomes a promising opening of the fields of the possible.
1
LA CIUDAD NUEVA EN LA CIUDAD ANTIGUA
Manuel de Torres i Capell
Universitat Politècnica de Catalunya
1. He escrito este texto desde el punto de vista del arquitecto que comenta sus trabajos de
urbanismo. No es un escrito de historia. Tampoco es un documento de teoría, o, estrictamente,
de método. Hace referencia al trabajo profesional sobre el tema de la renovación urbana. Pero,
a su vez, también se refiere a preocupaciones más generales y al marco en que se ha
desarrollado este trabajo profesional. Se refiere a los libros y artículos que han influido en este
trabajo y a las notas que escribí en el momento de la publicación del texto, o posteriormente,
cuando el libro o artículo ha incidido en mi trabajo.
Al escribirlo soy consciente de que en él no solo se refleja una experiencia individual, sino el
reflejo, posiblemente fragmentario y desordenado, de la historia del urbanismo europeo del
siglo veinte. No creo que las experiencias individuales se puedan explicar sin relacionarlas a un
contexto. Sin pensar que cualquier experiencia sea solo una parte, si se quiere infinitesimal, de
un contexto. Una parte que pertenece a un todo. Porque para nosotros el contexto es explicado
por la metáfora de una Europa, que, como el Danubio en el libro de Claudo Magris,1 fluye
unitariamente en el contexto de la variación de lugares y referencias intelectuales.
El número 76 de la revista Rassegna2 contiene consideraciones sobre el contexto europeo.
Una Europa que nunca se ha podido entender como entidad étnico-geográfica, sino históricacultural. Es decir, un contexto que no es identitario. Nunca existe la identidad de un territorio.
Por ello, difícilmente puede dar origen a una única idea de arquitectura. Identificada por una
serie de características comunes.
Contra esta referencia unitaria al contexto europeo, en este número de Rassegna se habla
de la existencia de un horizonte común, que no borra las diferencias. Una discontinuidad
dialogante. La construcción de un marco común, que recorre diversos puntos de interés, que
reconoce la autonomía de ideas y poéticas.
La existencia de unas características comunes, referidas prioritariamente a las estructuras
urbanas y territoriales, a la sedimentación de formaciones distintas a lo largo del tiempo, a la
persistencia de las estructuras urbanas, no esconde la existencia de diferencias de estilo, los
debates entre polos opuestos. La arquitectura europea se define como una matriz, que
relaciona muchas diferencia, que fluctúa a lo largo de la historia, o que tiene una extensión
variable.
En mismo marco europeo, nuestra metáfora de referencia, no tiene unos límites fijos.
Frecuentemente se confunde con el ámbito mediterráneo. Se abre a las influencias de Magrehb,
de unas fronteras orientales poco definidas o de un ámbito atlántico lejano pero históricamente
vinculado a Europa.
En Catalunya, desde hace tiempo hemos aprendido el valor de la diferencias entre los
lugares y las ideas. Se ha dicho que nuestra nación es un ámbito de paso, abierto a la influencia
de muchas culturas exteriores. Su misma geografía es variable históricamente y territorialmente.
Por ello no podemos pensar en nuestro trabajo sin referirlo a este contexto abierto
conceptualmente y territorialmente.
2
Además la historia de los arquitectos de nuestra generación está dramáticamente abierta a
esta metáfora del espacio europeo. Era nuestro horizonte en los años del franquismo, al cual
era difícil acceder. Horizonte que se ha consolidado en los años recientes, cuando nuestra
cultura arquitectónica ha podido acceder al contexto internacional.
1
La tradición de la urbanística de los Centros Históricos
frente a la realidad actual
Para estudiar los cambios conceptuales que inciden en la urbanística de inicios del siglo XXI,
entre los muchos aspectos sectoriales, o las complejas angulaciones que una experiencia
profesional personal puede contener, he escogido el tema del centro histórico. En él se recoge
una parte de nuestra experiencia personal y muchas de nuestras reflexiones escritas o docentes.
También es uno de los temas comunes del territorio europeo. Un territorio que se puede pensar
mejor como estructura de ciudades, que como puzzle de espacios estatales. Donde, la
permanencia de las formaciones urbanas, actuales centros históricos, es un aspecto que
diferencia nuestro espacio del de otras culturas y ámbitos territoriales3. Donde, además se han
reflejado muchas de nuestras concepciones de la arquitectura, teorías y polémicas
metodológicas y profesionales.
Prefiero referirme mas a la problemática de la ciudad nueva en la ciudad antigua que al
“Centro Histórico” porque incluye dos aspectos que me parecen esenciales: la permanencia de la
formaciones antiguas en la ciudad actual y la tensión y superposición de lo nuevo en lo antiguo,
que permite aproximarnos favorablemente al tema del proyecto y la intervención. Se ha dicho
que el adjetivo “Histórico” aplicado al centro de la ciudad denota más la ausencia de la
atención a la historia, que a la afirmación de este carácter4. La ciudad es histórica en su
variación, no en su cristalización o sacralización. La ciudad es histórica en su tiempo. No en un
tiempo de variación infinito, sino un tiempo hecho de variaciones relativas, de permanencias,
distorsiones, variaciones, etc. Un tiempo más próximo al tiempo atmosférico que al tiempo
cronológico, que sirvió para medir el horizonte de los planes de urbanismo del período
racionalista5.
Paralelamente, referirse a la continuidad y la permanencia en la variación y evolución de la
ciudad es aproximarse al concepto de museo. En el urbanismo del siglo veinte, la cuestión de la
conservación de los monumentos y espacios urbanos singulares ha intervenido desde la óptica
de la museificación de la ciudad. Concepto que explica muy bien el punto de vista agregativoclasificatorio de la urbanística de la primera mitad del siglo veinte, pero que, también, puede
verse desde la óptica de la diversidad, propia de los tiempos actuales.
En su evolución reciente, esta cuestión del Centro Histórico ha estado condicionada
prioritariamente por dos temas: el predominio de la visualidad y el positivismo.
En primer lugar, la valoración de los espacios históricos que desarrolla el urbanismo
moderno se ha de entender desde el punto de vista del predominio de la pura visualidad. En
este predominio coinciden tanto la vertiente más arquitectónica de la urbanística que deriva
preferentemente de los análisis de Camilo Sitte6, donde la ciudad solo se discute a través de la
comparación entre los espacios cerrados, de unidad comprensible visualmente, y espacios
abiertos difíciles de comprender desde el punto de vista de la simple visualidad. Como la misma
historia del arte, que, en esta misma época, abandona la explicación de los grandes períodos y
secuencia históricas, para poner mucha más atención las características formales y principios
visuales. Ignasi de Solà-Morales insistió en un escrito de 1.9807 en la incidencia de Riegl, uno de
los teóricos con mayor influencia en la historia de la arquitectura actual, en estas formas
3
abstractas e independientes de la significación exterior. Evidentemente, detrás de estas
formulaciones existe un contexto único: la Viena de los años de cambio de siglo8.
También debe medirse a través del filtro que el positivismo establece en los análisis
urbanos, en que se basan los planes de conservación de las áreas históricas. Desde principios de
siglo, en la urbanística europea se empiezan a difundir análisis en los que predomina la
clasificación en tipos o clases. Frecuentemente, la ciudad solo es entendida a través de la
clasificación de ciertas unidades independientes. En la urbanística global de ciudades y planes
generales se trata de zonas independientes entre sí. Mientras que en la de centros históricos se
trata de unidades inmobiliarias independientes o, en el caso extremo, de ambientes y áreas
homogéneas9.
Un ejemplo extremo de esta manera de entender la intervención urbanística se puede
encontrar en les planes de ordenación de las ciudades del Marruecos francés. Donde la antigua
medina, es decir el centro histórico, se considera solo como polígono homogéneo o pieza
intocable de la ciudad. En estos planes, la ciudad se reduce esquemáticamente a un conjunto de
áreas de nueva creación o de áreas existentes e intocables10.
En los planes de intervención desarrollados sobre ciudades europeas11, más comprensibles
para los arquitectos de la época, no se llega a estos extremos. Pero persiste una óptica
agregativa y clasificatoria, generalmente referida a la distinción de zonas o tejidos de definición
unitaria. Una óptica que contrasta con la riqueza de matices que tienen unas áreas urbanas
donde el proceso de urbanización y modificación ha durado muchos siglos12.
Posiblemente, en el predominio de estas ópticas visual y agregativo-clasificatoria, es una de
las causas principales de la pobreza intelectual de nuestra urbanística de los centros históricos,
que, además, ha sido absorbida por la lógica super-clasificatoria de los catálogos del patrimonio.
Contra estas dos orientaciones, en este escrito se estudiará el nacimiento de un nuevo
punto de vista, basado en: la superposición de etapas de formación de los conjuntos urbanos, la
presencia de tipos de edificación diversos, construidos sobre alineaciones antiguas, cuya
irregularidad traduce el paso del tiempo, la presencia de elementos arquitectónicos que no
corresponden a los tipos de edificación, los edificios difícilmente reducibles a esquemas, los
enlaces visuales que traducen antiguas reglas de trazado, etc. Es decir, los matices, las
excepciones, las reglas de composición de alcance parcial, superponibles, etc.
La tensión creativa del acto del proyecto precisamente reside en la superposición de lo
nuevo sobre lo antiguo, o histórico. El proyecto no nace de la idea o del programa cerrado. Se
origina en la tensión que se establece entre la ciudad existente, cuyas cualidades están
reflejadas en los documentos de información, y la idea de ciudad nueva o el diagrama que
representa sus cualidades. Por todo ello, desde este punto de vista la urbanística de los centros
históricos se aproximará al proyecto de arquitectura, abriendo, con ello, un nuevo campo de
posibilidades.
2
Progresivo descubrimiento de una nueva metodología
En los dos puntos anteriores he introducido algunos de los aspectos que me parecen esenciales
para entender la evolución reciente de la metodología de intervención en los centros históricos.
En el siglo veinte, la arquitectura europea ha generado una interesante aventura intelectual
sobre la necesidad de renovar los antiguos núcleos urbanos. Se han redactado múltiples
proyectos de renovación o de definición de una ciudad nueva sobre la vieja. Paralelamente se
ha escrito mucho sobre la cuestión, se han hecho críticas, se han definido metodologías,
aparentemente contradictorias.
4
Nosotros, desde un rincón pequeño de esta Europa, hemos vivido una parte de esta
experiencia, que podemos narrar entrecruzando las experiencias personales, las reflexiones
sobre los proyectos propios, con temas generales. Es decir, el horizonte común que coexiste con
las variaciones. O, la totalidad dialogante a qué se ha hecho referencia anteriormente.
Todo ello con una atención particular a las técnicas de proyecto e intervención. Sabiendo
que, en ellas, ha predominado excesivamente la atención hacia las simples cualidades visuales.
No el espacio, sino una visualidad simplista derivada de la urbanística de principios de siglo. Sin
olvidar, tampoco, la influencia que, en ella, ha tenido un positivismo. Que la ha angulado hacia
las agregaciones de áreas o zonas y a unas clasificaciones de índole más científica social que de
proyecto o intervención.
Se empezará la secuencia de la explicación, fijando previamente la atención en nuestra
concepción de la ciudad. Sabiendo que, hoy, para nosotros, la ciudad es una estructura diversa.
Que estamos lejos de lo que se percibía en torno al trazado les las antiguas alineaciones o en las
protecciones referidas estrictamente al paisaje, las texturas, las cualidades históricas o artísticas.
Una diversidad y complejidad que contrasta con muchas de las lecturas tradicionales de la
ciudad.
También, poniendo la atención el contenido técnico de la experiencia que motiva el escrito.
Técnico no significa restrictivo, sino humano, y, por tanto, social, político o cultural. No se trata
de una explicación orientada hacia las ciencia sociales. Pero tampoco se trata de una explicación
técnica que ignore el peso del contexto cultural, económico o social.
A partir de este punto, el tema central será el proyecto de intervención en el centro
histórico y el proceso seguido en los últimos treinta años de experiencia profesional.
En estos treinta años, a través de nuestros trabajos el estudio y proyecto de diversos núcleos
urbanos de ciudades intermedias de Catalunya y de las reflexiones que hemos podido
desarrollar sobre ellos, hemos asistido al progresivo descubrimiento de una nueva metodología
de intervención. Una metodología que se centra prioritariamente en: la utilización de la
cartografía analítica histórica y en el descubrimiento de la dinámica urbana a través de esta
cartografía. Aquí, la aplicación de la metodología tipo-morfológica, a pesar de sus muchas
limitaciones, hizo posible el inicio de un razonamiento denso e interesante.
El paso siguiente fue el descubrimiento de la necesidad de descomponer la morfología
urbana y la tipología edificatoria, en diversas capas conceptuales. Así como la detección de unas
reglas de intermediación, que, al vincular la ciudad nueva y la existente, dan lugar a unos
collages de ciudad nueva sobre la antigua no agresivos.
De esta manera la urbanística de los centros históricos se abría a la consideración de
temáticas muy diferentes. Unas referidas a los temas propios de su misma tradición y otros
pertenecientes a las múltiples referencias medioambientales o sociológicas que centran la
atención del estudio de las ciudades del siglo XXI.
El resultado de este proceso ha sido el nacimiento de una urbanística de la diversidad, no
orientada hacia la optimización de variables o en las relaciones entre partes funcional o
morfológicamente homogéneas, sino en unas relaciones narrativas mucho mas profundas. En el
seno de las cuales se puede vincular el espacio físico y el contexto cultural y político, de manera
muy diferente de cómo se hizo en los años iniciales del siglo veinte.
3
Un espacio cotidiano, que abre el urbanismo hacia múltiples referencias
Cuando escribo estas notas, soy consciente que, en ellas, incide tanto la concepción de la ciudad
que he podido adquirir a través de mis viajes, como mi inserción en las diversas problemáticas
5
de proyecto e intervención o de mis lecturas. Soy conciente que siempre me he introducido en
una ciudad que, en primer lugar, aparece como un fondo desconocido. Una totalidad a la cual
es imposible llegar a través de los primeros contactos. Un hecho cuyos detalles aparecen en mi
vista y comprensión, de manera incompleta y fragmentaria. Cuyas partes se observan inconexas.
Solo después de un trabajo paciente de re-dibujo o comparación, la ciudad aparece como un
objeto utilizable urbanísticamente.
Recuerdo como, a los 15 años, al empezar a estudiar en Barcelona, la ciudad se me presentó
como un todo confuso, casi imperceptible. Entonces, paralelamente a los estudios de
arquitectura, empecé diversos itinerarios de reconocimiento de la ciudad, con la ayuda de una
guía turística de A. Cirici Pellicer13. Poco a poco descubrí una ciudad nueva para mi. Los diversos
lugares y monumentos me introdujeron a un nuevo espacio, que, mediante la guía, se llenaba
de referencias culturales. No era la totalidad de la ciudad. Más tarde he descubierto muchos
más espacios y temas. Era una parte significativa en relación a las preocupaciones y referencias
que tenia en aquella época.
Mas adelante, esta introducción a un espacio urbano nuevo se ha repetido muchas veces.
Así he descubierto alguna ciudades donde he residido un tiempo o he visitado muchas veces.
Por ejemplo la mexicana Guadalajara, donde dicté un curso de doctorado, se me apareció
fragmentariamente, a partir de cuotidianas visitas a diversos barrios y monumentos. La inicial
idea borrosa y abstracta, un plano con dos caminos que se cruzan ortogonalmente, se concretó
en un conjunto de visiones parciales, diversos paisajes urbanos, diversos colores, pero mucho
más profundas que la primera. O, en el caso de Rabat, en Marruecos, donde he substituido la
inicial identificación de la ciudad a los esquema de Prost, u otra genérica identificación al
Magrebh, por un conjunto de visiones de espacios, a mitad de camino entre los esquemas de la
ciudades francesas de inicios de siglo, Jaussely en primera fila, un paisaje vegetal, un
movimiento de gente y un carácter muy específico del espacio urbano, descubriendo lógicas de
proyecto diferentes en todo este itinerario. Aleppo se impone contraponiendo la ciudadela
elevada con la oscuridad de los ejes principales de la ciudad antigua, que está ritmada por las
aperturas que provocan los khans. El punto de partida de la contemplación de Damasco tiene
relación con la superposición de construcciones y trazas a lo largo de la historia. En Roma se
imponen los recintos cerrados o plazas. En Stokolm la referencia inicial es un contacto entre el
agua y la ciudad rico en construcciones y reglas espaciales.
Se trata de impresiones de viaje, que podríamos extender a muchos otros lugares.
Impresiones, que no se diferencian mucho de las que se obtienen en el proceso de
aproximación a los lugares donde se desarrolla nuestros trabajos de intervención urbanística.
Por ejemplo, en los trabajos de intervención el núcleos históricos, en el caso de Premià de Dalt,
del que se hablará más adelante, después de la lógica angustia inicial, previa a todos los
desarrollos posteriores, el proceso de observación fue muy parecido a los ejemplos que antes se
citaban. Se produjo una relación dialéctica entre la observación de las cualidades del espacio y
la cartografía reflexiva, que dio muchos frutos. La observación fue abierta. Se refería tanto a las
cualidades visuales, texturas, paisaje, como a los objetos componentes, edificios, vegetación, y su
asentamiento o inserción en el relieve. La reflexión cartográfica completaba esta observación
con mediciones y comprobación de reglas de situación relativa.
Es interesante tener en cuenta que, de esta manera, no se llega nunca a una concepción
global del objeto urbanístico sobre el que se trabaja. En el urbanismo actual la globalidad del
espacio, los esquemas sintéticos, los diagramas de resumen o de síntesis, son malos
acompañantes. Es mucho más eficaz la visión parcial pero profunda, si se quiere fragmentaria,
como las que se van imponiendo cuando se visita una ciudad, que todas las síntesis.
6
En estas aproximaciones el espacio que se descubre es próximo al de algunas novelas. Por
ejemplo, algunas de las de Georges Perec, como “La Vie mode d’empoi”,14 cuyo preámbulo
empieza con una frase de Paul Klee, “L’Oeil suit les chemins qui lui ont été mélangés dans
l’oeuvre”, que explica muy bien la lógica de la diversidad de miradas, que permiten una
aproximación potente de la realidad, por encima de las leyes generales de comportamiento y las
falsas globalidades. En esta novela se da una visión de la realidad próxima a los puzzles, que se
componen de piezas fragmentarias, divididas en aplicación de leyes arbitrarias, no acordes con
la forma del dibujo a componer. En cada capítulo se retrata un personaje, con trazos muy
concretos, próximos y cotidianos. Que remiten a los demás personajes y, también a historias
cuyo ámbito sobrepasa el espacio del edificio del boulevard parisino donde transcurre la
narración.
Se describe un espacio cotidiano, parecido al de primera mirada que se da a la ciudad. Pero
abierto a las referencias exteriores y a un tiempo, también concreto, hecho de acontecimientos,
memorias y olvidos. Es precisamente a este espacio y no al espacio abstracto tradicional en los
trabajos de urbanismo, al que quiero llamar la atención.
Paralelamente, en otras novelas, como “Rayuela” de Cortázar15, la totalidad, aparece de
repente, en forma de paisaje, sobre el mosaico de narraciones fragmentarias pero profundas.
Recientemente, he podido leer el Cuarteto de Alejandria de Durrell16 donde me ha
interesado profundamente la construcción del espacio, a partir de 4 miradas independientes.
Novela en la que se llega a afirmar que la realidad objetiva, aquella realidad urbana
incuestionable de muchos de nuestros trabajos de urbanismo, no existe. Siempre se escapa.
Permaneciendo lo fragmentario y las miradas individuales. En la novela, se hace referencia a la
metáfora del palimpsesto utilizada en muchas explicaciones de urbanismo, por ejemplo en un
interesante artículo de Corboz17. El palimpsesto era un antiguo pergamino utilizado y reescrito
varias veces. Superponiendo-se en él las escrituras diferentes, hechas por personajes diferentes.
No la capas o aspectos de un proceso o proyecto unitario, como alguien utiliza dicha metáfora.
Sino la superposición de escrituras y lenguajes diferentes sobre un mismo lugar o tema de
proyecto. Es decir, la incidencia de la diversidad sobre un mismo lugar.
Siguiendo este tipo de explicaciones se llega a una concepción de la ciudad y el espacio
hecho de miradas diferentes, fragmentos y rupturas.
Este espacio de la fragmentación también es el de las películas de W. Wenders. Quien en un
diálogo con el arquitecto Kolhoff, publicado en la revista Quaderns18 hace tiempo, llegaba a
afirmar que es en las situaciones de ruptura donde se aprecia y comprende mejor la realidad.
Dice Wenders: “lo roto o fragmentario se graba mejor en la memoria que lo entero. Lo que está
roto tiene una superficie rugosa donde se puede sostener la memoria. La memoria resbala por
todas las superficies pulimentadas de lo que es entero”.
En un artículo de Gregotti se llega a una conclusión parecida sobre la obra de Wenders: “Il
sito offre una propia física resistenza ed una propia profondità di memorie ed é con esso che si
confronta il nuovo: lo spostamento”. “Non una relazione tra sfondo ed avvenimenti, ma
personaggi che dialogano fra loro: anche odandosi, ostacolandosi”19.
El lugar es único, pero las referencias, o personajes son muchos. El lugar, no la pieza
pulimentada perteneciente a una máquina unitaria, sino fragmentado, roto, tiene múltiples
resonancias. Esta es la realidad urbana que nos interesa hoy día. Contra las totalidades de
funcionamiento o proceso q que nos había acostumbrado el urbanismo del racionalismo o el
estructuralismo.
La ciudad entera, homogénea, racionalmente estructurada, no existe y no puede existir
nunca. Si observamos atentamente la ciudad antigua con el espíritu abierto a que hemos hecho
referencia, esta realidad aparece con toda claridad. Al aproximarnos, solo sumamos miradas
7
diferenciadas. Los episodios de esta ciudad fragmentada remiten a múltiples historias,
personajes o itinerarios intelectuales distintos.
Así mismo, está construida por proyectos distintos que casi siempre han quedado a mitad de
camino. En la observación del trazado de las calles, su rugosidad refleja proyectos de alineación
y tipologías de los inmuebles que remiten a episodios de la historia urbana muy distintos. En la
ciutat vella de Barcelona ello es evidente. También aparecen relaciones visuales entre edificios y
espacios que emergen por encima de la cotidianidad de la urbanística de alineaciones. Este, por
ejemplo, es el caso de los campanarios, convertidos en hitos de alineaciones lejanas. En el
“carrer de l’Abadia” de Reus encontramos una alineación de este tipo. También en el caso de
Granollers, el antiguo campanario sirve de referencia al trazado de la calle Ricomà, exterior al
núcleo antiguo. O, en el caso de Barcelona, se pueden encontrar referencias parecidas en torno
a las iglesias del Pi y Santa María del Mar.
Nuestro interés en la ciudad antigua preferentemente reside en este punto. Es fácil
encontrar en ella el espacio de la diversidad a que nos estamos refiriendo. Es imposible reducir
esta ciudad a un proyecto unitario. Mientras que, simétricamente, la ciudad antigua siempre
escapa de los instrumentos globalizadores20.
Contra esta realidad, en los manuales de urbanismo o las historias de la ciudad que han
fijado en gran medida el armazón conceptual de la urbanística, los episodios casi siempre se
representan y comentan de manera unitaria. Aparecen como repertorios de casos ejemplares.
Muchas veces a costa de reducir su representación a un simple esquema.
Citaremos dos ejemplos:
En los manuales clásicos alemanes, como el de Stubben21 solo se reproducen plantas
esquemáticas de ciudades, plantas de plazas, cruces de calles, episodios de espacio público más
complejos o planta de edificios, manzanas y alguna sección viaria. Todos los episodios de
introducen y comentan como ejemplos, sin poner en relieve su complejidad y diversidad. Se
trata de partes, en planta, del esquema general de la ciudad, también en planta. Todos tienen
una explicación cerrada en ellos mismos.
En el caso de la historia del urbanismo de Lavedan,22 otra obra magna de la teoría del
urbanismo. Los episodios son determinados por la secuencia histórica y la referencia a contextos
territoriales muy genéricos. Mientras las representaciones gráficas, con interesantes los planos
esquemáticos de punta fina, a pesar de poner el acento en la morfología, limitan la explicación
a aspectos que, desde la perspectiva actual, parecen muy limitados.
Todo ello contradice la óptica de la diversidad a que hemos hecho referencia. Creo que se
debería reflexionar sobre la influencia de estos esquemas morfológicos en planta en la
formación de los conceptos en el urbanismo del siglo veinte. Con una referencia particular al
caso de las operaciones de reforma urbana, o de superposición de la ciudad nueva sobre la
ciudad antigua.
Estos instrumentos limitan su alcance al tema de la estructuración del espacio en planta. Es
decir, a lógica del plano de alineaciones. Mientras que, a través de un uso más intencionado del
dibujo o el trazado se puede profundizar mucho más en el conocimiento de las particularidades
locales. Siendo el dibujo un instrumento
4
El espacio técnico del proyecto de intervención en la ciudad existente
Al llegar a este punto, no se debería olvidar que nuestro punto de vista es técnico. Técnico
significa para nosotros humano. No reducido a los simples mecanismos. Sino abierto a la
consideración de las técnicas en el desarrollo de la humanidad en general y la ciudad en
particular.
8
Chistopher Hill en un interesante libro sobre los orígenes intelectuales de la revolución
industrial inglesa23 explica el relevante peso de las técnicas y los inventos en el cambio social.
Explica como, en la Inglaterra del siglo XVI, se establecieron unos interesantes y sutiles
relaciones entre la obra de artesanos, científicos y políticos. Como el avance de técnicas de
mecánica, navegación, redactores de almanaques, etc. se tradujo en importantes cambios
conceptuales de las matemáticas, la geografía, la historia, la medicina, la filosofía, etc.
Finalmente como de todo ello derivó una nueva concepción del mundo. Siguiendo los
múltiples ejemplos que cita, se puede comprender las grandes ideas tienen generalmente el
soporte de un conjunto, casi infinito, de pequeños avances técnicos.
En el contexto del urbanismo se pueden encontrar muchos nexos parecidos. Con ello no se
quiere reducir el urbanismo al papel de simple técnica aplicada. La historia de las técnicas y
habilidades solo coincide tangencialmente con la de las Grandes Ideas. Pero puede ayudar a
descubrir aspectos difíciles de comprender a primera vista. Siempre que la consideración de las
técnicas no se independice de su vertiente más humana y, por consiguiente, social. En este
sentido, se debe tener en cuenta que el instrumento técnico no es único, pero puede ser útil
para penetrar en esta ciudad compleja e indescriptible donde vivimos.
Dos ejemplos, que han influido mucho en nuestro conocimiento de la urbanística de la ciudad
antigua, pueden ayudarnos a entender mejor estas relaciones entre las técnicas y el método
urbanístico.
4.1. En los primeros años de democracia dirigí los trabajos de preparación de una
exposición de los fondos documentales de planes y proyectos de urbanismo
pertenecientes al Ayuntamiento de Barcelona. Este trabajo también se reflejó en un
catálogo o libro con unas ilustraciones que, para nosotros, eran innovadoras 24. Nos
descubrieron una historia del urbanismo diferente de la que habíamos conocido a través
de la lectura de libros.
Aquí pude comprender que los planos, un instrumento de expresión básico en el urbanismo,
eran una fuente de información tanto o más importante que los textos teóricos. Tuve en mis
manos muchos originales históricos. Muchos planos de tela transparente, dibujados a mano. Era
fácil encontrar los agujeros del compás. También se podían seguir las líneas auxiliares en que se
había basado el dibujo. También encontré borradores o trazados alternativos, que ayudaron a
comprender las bases técnicas en que se sustentaba el plan o proyecto.
Así empecé a entender las diversas lógicas del urbanismo de alineaciones del siglo XIX.
Pude entender la importancia de la geometría urbana sobre la que se basaban los
proyectos. Entendí la complejidad y el interés que tenia el proceso de elaboración del plano de
Barcelona dibujado por Miquel Garriga i Roca entre 1846 y 1869. Leí la memoria de este trabajo
topográfico donde se explicaba detalladamente la triangulación en que se había basado en
plano25. Este material reflejaba muy bien el interés de la nueva geometría. No se trataba tanto
de copiar la ciudad sino de inventar una imagen nueva de ella. El análisis, de “per se”, ya era
proyecto. Es invento de un espacio nuevo, totalmente abstracto, que se expresa a través de las
continuidades y, en especial, la viscosidad que refleja en la ciudad existente.
Sobre esta geometría dibujada en líneas negras se superponía, luego, una geometría roja.
La geometría de proyecto. Esta geometría tenia unas lógicas de trazado tanto o más
interesantes que la de triangulación y “geometrización” de la cartografía.
La geometría roja o de proyecto se dibujaba con tiralíneas y compás. Generalmente definía
figuras geométricas puras, círculos, rectángulos, cuadrados, elipses, etc. Tenia la base en la
tradición del proyecto de espacios públicos, iniciada en el Renacimiento, con la Piazza del
9
Capitolio como paradigma, desarrollada en el Barroco y Neoclasicismo, a través de los múltiples
ejemplos de “places royales”.
En el caso del plan de reforma de Barcelona, paralelo al ensanche, hay numerosos
fragmentos donde se refleja con claridad esta técnica de trazado. Desde mi punto de vista, los
más interesantes son los que se sitúan en la periferia del núcleo antiguo. Por ejemplo el
proyecto de una plaza de Catalunya, rectangular, muy diferente de la actual, que recoge en un
diseño unitario los ejes de las calles que confluyen en ella. También los son el área próxima a la
plaza de Urquinaona, convento de Jonqueres y una inicial Via Laietana, o donde se utiliza la
misma técnica de dibujo de una figura geométrica, cuyos ejes, o puntos de cruce, coinciden con
los ejes de las calles adyacentes26.
Entre la geometría de análisis, negra, y la geometría se establece una evidente relación, en
la que los ejes son los protagonistas principales.
Pero, a pesar de ello, el proyecto no nace de la adaptación de la geometría roja a la negra,
sino de la superposición de ambas. Cada una de ellas tiene su propia lógica de trazado. No es
casual que para explicar el proceso de desarrollo y transformación urbana se hable de
“collage”27. La tensión entre ambas líneas es la que crea el proyecto. Difícilmente nace de la
harmonización.
Se puede asegurar que la contraposición de las líneas crea el espacio de proyecto. Es decir
un espacio propio de este tipo de proyectos, muy diferente del espacio donde se desarrolla
nuestra profesión actual. En cada momento de la historia de la arquitectura de la renovación
urbana es interesante descubrir un espacio de proyecto, en el cual confluyen todos los
razonamientos en que se enmarca la práctica profesional. Sobre este espacio se desarrollará
otro tipo de razonamientos, que son tanto o más importantes que el inicial, pero que no dejan
de estar focalizados por el.
Antes aseguraba que detrás de las técnicas siempre hay una motivación humana. Que,
detrás o a través de los avances de las técnicas del siglo XVI, se descubría una evolución
trascendente de la sociedad de la época, detrás de las técnicas de geometrización del espacio
urbana del siglo XIX, también se descubren cambios substanciales de la política, la economía y la
cultura del suelo, la medicina y la higiene, o de la circulación de vehículos.
La técnica de transformación del espacio urbano, aparentemente muy simple, tiene
resonancias que amplifican su alcance. Detrás del espacio estrictamente arquitectónico se
descubre un espacio del derecho, de la economía, de la planificación social, etc. Bruno Fortier
en un interesante libro sobre esta dimensión de la urbanística de alineaciones de los siglos
XVIII y XIX28, se refiere a esta otra dimensión del espacio o de objetivación de la realidad
urbana. Un espacio analizable desde el punto de vista de la homogenización en diversos
planos: la propiedad, derecho y economía, la distribución racional y planificación de
equipamientos, etc.
De esta manera el proyecto arquitectónico se abre a otros ámbitos de la cultura, la sociedad
y las relaciones humanas.
El urbanismo, aparentemente muy simple, se transforma en una realidad cada vez más
compleja. Una realidad de múltiples resonancias. Pero, estas resonancias no serian nunca
posibles sin su referencia al espacio de proyecto, donde se materializan.
El espacio de proyecto es una referencia para todos los discursos y políticas, a veces
contradictorias, que intervienen en su formación. Es mucho mas que el simple proyecto de un
espacio físico, de calle o de plaza. Ello es evidente en los documentos como los que pudimos
observar en Barcelona. A primera vista, existe una línea de continuidad entre el proyecto de la
piazza del Capitolio y las calles y plazas de Barcelona en el siglo XIX. Hay quien dice que en el
siglo XIX hay una obsesión por la axialidad29. Se pasa de la conformación del espacio en
10
perspectiva a un espacio equivalente, pero con un acento espacial en las anexiones viarias. Hay
quien dice que los principios conformadores del espacio en el renacimiento y barroco se
debilitan al llegar a este otro período histórico. Pero, mas que esto lo que ocurre es que se le
superponen otros temas y otros principios de ordenación. En su contexto, el espacio de proyecto
no es solo el espacio de la ordenación de los llenos y vacíos, también es el espació de la
comunicación y de la planificación30.
Es el espacio de la comunicación, que no sigue estrictamente la metodología clásica, sino que
la toma como referencia, para dar carácter al nuevo espacio urbano. En Barcelona, por ejemplo,
las alineaciones y ejes de la reforma se materializan en la Plaça Reial. Un espacio que, aunque
toma el título y el carácter de las antiguas places royales francesas y de muchos otros espacios
anteriores, de hecho es un espacio de galería comercial, ajardinada31. El espacio de las
alineaciones se convierte en mucho mas que la simple ordenación del espacio público. Es también
el espacio de la planificación, de la circulación, de las infraestructuras, de los nuevos usos.
La percepción actual de esta urbanística de la reforma urbana añade otras dimensiones a
los proyectos antiguos. Se trata de proyectos homogéneos, regulares, geométricos, pero
actualmente los contemplamos realizados parcialmente. En la ciudad solo se han materializado
fragmentos de los antiguos proyectos. En algún caso, la fragmentación de la alineaciones,
traduce casi dramáticamente la existencia de diversos proyectos de alineación. Otras veces, las
plazas actuales son poco más que el reflejo de un proyecto que ha quedado a mitad de camino.
A las tensiones del collage entre cartografía de información y proyecto se añaden las
superposiciones y también contraposiciones de los diversos proyectos.
La diversidad, llevada al límite de las múltiples referencias, es el resultado de una
urbanística que pretendía ser homogénea, regular y geométrica.
4.2. Un segundo tema de renovación del espacio interior de Barcelona permitirá avanzar en
el camino hacia la urbanística de la diversidad que hemos iniciado. En el siglo XX se empezaran
a imponer nuevos temas. Paralelamente aparecerá un nuevo espacio de referencia o de
proyecto.
Cuando, hacia el 1908, se empezó a la Via Laietana, el eje viario o avenida resultante del
episodio de la renovación urbana de matriz geométrica, varios intelectuales, pintores y artistas
protestaron al comprobar como se destruían monumentos históricos de valor y como
desaparecían espacios urbanos reflejo de antiguas modalidades de urbanización. Por ejemplo
R. Casellas escribió un interesante artículo sobre la exposición de dibujos y perspectivas que se
celebró en aquel tiempo32. En él la historia aparece como tema importante que da sentido a la
colectividad. Las fotografías, dibujos y pinturas de los espacios que han de desaparecer se
convierten en documentos que reflejan una realidad del espacio construido muy diferente del
de los planos de alineaciones33.
Esta atención a los monumentos históricos no es ajena a la revaloración de los estilos
románico y gótico en el contexto de la arquitectura europea de la época y , en particular, en la
de Catalunya. Más allá de las consideraciones estrictamente arquitectónicas, en la atención de
estos estilos se refleja la búsqueda de las raíces culturales e históricas del país. La afirmación
nacional encuentra un instrumento eficaz en el descubrimiento del pasado histórico. El nuevo
tejido urbano, resultado del planeamiento será en “Barrio Gótico”, no la genérica “Reforma”
del planeamiento del siglo XIX.
El planeamiento urbanístico superpone el objetivo de la valoración de los edificios y
espacios históricos al tradicional de la renovación urbana. Con ello introduce un nuevo concepto
de espacio. El centro de atención ya no será la superposición las líneas rojas de proyecto,
11
geométricas y regulares, sobre las líneas negras de la ciudad existente. Será un espacio en tres
dimensiones, atento a las texturas de los edificios históricos, a las piedras, a los despieces, a los
detalles arquitectónicos, etc. Un espacio, además, que no es visto en planta, sino en perspectiva.
Atento al movimiento de los vehículos y las personas. A la percepción dinámica34.
El instrumento técnico propio de este espacio es la perspectiva, un nuevo espacio de
referencia o de proyecto que, desde este momento, se introduce con fuerza en el planeamiento.
Siendo una parte de los gravados del manual de Camilo Sitte el ejemplo más difundido de dicha
concepción del espacio35.
Las polémicas sobre la conservación de los edificios y espacios monumentales del pasado
románico, gótico y romano en Barcelona, se tradujeron en una reforma de los proyectos de
reforma de la ciudad poco después. El ayuntamiento encargó a tres arquitectos de la época,
Romeu, Doménech i Montaner, Puig i Cadafalch36. Domènch i Montaner se encargó de la
primera parte, entre el puerto, Santa Maria del Mar, y la plaza del Angel. De la parte central se
encargó Puig. Mientras que Romeu se encargó de la parte alta.
De los tres, Doménech es el de mayor edad. Y su proyecto aun se resuelve a través de un
sistema de calles y plazas geométricas, entre los cuales se insertan los monumentos. Utilizaba
aun una técnica de configuración del espacio propia del siglo XIX. Por ejemplo: dibujaba una
plaza geométrica y axial delante de Santa Maria del Mar, que puede ser fácilmente criticable en
aplicación de consideraciones de Viollet le Duc sobre la situación de los edificios monumentales
en relación a las plazas37.
Mientras que en el proyecto de Puig y Cadafalch, un arquitecto muy culto y conocedor de
las tendencias de la arquitectura europea de la época, se define un espacio distinto. Puig, que
había criticado el Proyecto de Ensanche de Cerdá por su geometría simple subrayando la
necesidad de acentuar el peso de las fachadas de los edificios, integra la muralla romana de la
ciudad en su proyecto y la misma catedral mediante una vista diagonal que tiene una
acentuada dinamicidad.
Se puede decir que en su proyecto se priorizan los factores ambientales y la simple
contemplación de las piedras antiguas sobre la prevalencia de las reglas de trazado geométrico.
Resalta la visión dinámica del espacio y el tratamiento casi táctil de la piel de los edificios. La
composición urbanística ya no descansa solo en la elaboración de geometrías simples y en la
articulación de los espacios nuevos y antiguos mediante ejes y simetrías38.
Aquí nace un nuevo espacio técnico del proyecto. Un espacio distinto pero con un rol de
referencia, parecido al del espacio geométrico del siglo anterior.
Pero se trata de un espacio que no niega el espacio anterior. Se superpone a las
alineaciones y a la lógica del trazado viario haciendo más compleja la operación de proyecto.
Poco a poco, se descubre la urbanística de la diversidad, sobre la cual reside el discurso y
metodología actual.
4.3. Pero es más. Las intervenciones en la ciudad antigua pertenecientes a este momento
histórico también tienen una intención estructural. Al lado de la intención de recuperar el
patrimonio histórico y artístico se descubre la intención, entre económica y política, de darle un
nuevo contenido o uso. La renovación de la ciudad antigua es paralela al trazado de una nueva
avenida que conecta la ciudad nueva del ensanche con el puerto y la estación principal del
ferrocarril. Con la avenida y los edificios que se construyen a su paso, se logra formar un nuevo
barrio político y administrativo. Un espacio central en el sentido moderno de la palabra, bien
conectado con el resto de la ciudad. Un barrio, además, que tiene el carácter particular de
recoger las esencias y la catalanidad de los edificios y espacios de la Catalunya Románica y
Gótica. Un nuevo centro funcional con el carácter propio y las bases ideológicas de la Catalunya
que renace a principios del siglo XX.
12
De esta manera se introduce una tercera lógica y bases de proyecto. La intervención
adquiere carácter estructural, solo explicable a través de los esquemas de racionalización
urbana, propios del urbanismo europeo de la época. Que, en este caso se aproximan a los
conceptos que influyen en uno de los ejemplos mayores de la renovación de los centros
históricos de la época: los trazados y teorías de Giovannoni39.
En cierta medida esta dimensión del proyecto de intervención en los núcleos antiguos es la
contraria a la de este mismo urbanismo en el caso de los centros históricos de las ciudades del
Magrebh. Por ejemplo en el caso de las medinas de Marruecos, donde arquitectos como Prost,
de la misma corriente de los de Barcelona, dejan intacto en núcleo antiguo, con una actitud
super conservadora, mientras sitúan los elementos de innovación en la ciudad nueva40. La
atención a la ciudad existente, su historia y sus monumentos, nunca puede considerarse al
margen de otras medidas y justificaciones de la intervención. De la misma manera que el
urbanismo geométrico se superpone al perspectivo, la relación de ambos con los temas de
estructura y de programa económico y social también debe ser tenida en cuenta. En los dos
casos citados coincide la identificación de la ciudad histórica a un monumento, pero son
distintas las demás variables.
Se puede decir que con esos ejemplos se introduce una tercera dimensión del proyecto o un
tercer tipo de espacio de referencia del proyecto de intervención. La cuestión de la ciudad
antigua se pone en relación con el urbanismo racionalista.
Poco a poco, con la consideración de tres espacios de proyecto no excluyentes, que pueden
coincidir total o parcialmente en el planeamiento de las ciudades antiguas, nuestra explicación se
introduce en el tema de la complejidad y diversidad de la ciudad, que será nuestro horizonte final.
5
La cartografía analítica. Hacia un nuevo espacio de proyecto
Al llegar a este punto se puede introducir un nuevo tema de referencia. Una nueva manera de
entender el espacio de la ciudad existente y de la intervención urbanística en los centros
históricos, que en las últimas décadas ha centrado la atención de casi todas las teorías y
métodos.
A finales de la década de los sesenta, la gente de nuestra generación empezó a elaborar
proyectos a partir de un instrumento nuevo: una cartografía analítica, basada en la morfología
de las mallas viarias, del parcelario y de los tipos de edificación. El primer libro de Aldo Rossi41
aportó nuevos puntos de vista y nuevos instrumentos de intervención.
A partir de este momento, la ciudad dejó de ser vista como un conjunto de líneas o
alineaciones dibujadas sobre un plano, de perspectivas dinámicas, o como un fragmento de una
gran ciudad. La ciudad pasa a ser concebida como un espacio construido continuo, con calles,
manzanas con su propia lógica de parcelación, edificios grandes, pequeños, medianos, continuos
o discontinuos. La ciudad se identifica con aquellas telarañas cartográficas a que tanto nos ha
acostumbrado la urbanística de las últimas décadas.
Así mismo, la ciudad empieza a ser vista como problema de tiempo. No de un tiempo
cronológico, que sigue la evolución acompasada y rítmica de las agujas del reloj, sino, de un
tiempo, hacho de permanencias y variaciones distintas. Permanencias de caminos, de calles, del
plano, del parcelario, de los monumentos, de los lugares, etc.
En torno al libro de Rossi se refleja un interesante cambio de mentalidad en el urbanismo.
La ciudad deja de ser vista a partir de del plano geométrico abstracto. Se tiene en cuenta la
forma concreta de las calles y plazas. También la tipología de los edificios públicos y privados42.
A partir de este momento se tiene en cuenta la forma de todos los edificios y construcciones. En
el período racionalista se había llegado a delimitar tejidos de tipología y función homogénea,
13
mientras que en este nuevo período la atención se dirige hacia la tipología y la morfología
urbana. Es decir, no a las zonas estructuradas según criterios funcionales, sino a áreas, de
morfología diferenciada.
En los últimos congresos del CIAM, después de la última guerra mundial, se pone la
atención a dos temas nuevos: la forma de la ciudad y la importancia de del espacio situado
entre los edificios43. Temas que, en el período anterior habían quedado oscurecidos por la
atención a las relaciones funcionales y a cierta aplicación del método científico al planeamiento.
En la arquitectura de los años sesenta, este cambio conceptual denota la influencia del
estructuralismo y, en particular la obra de Levi Strauss y permite un paso adelante en relación
a este cambio en la concepción de la ciudad. En el primer capítulo del libro de Rossi, la
estructura de los hechos urbanos, se hace referencia a este antropólogo al identificar la
ciudad a una obra de arte. La ciudad no nace de las relaciones funcionales sino de la vida
colectiva, consciente o inconsciente. En los monumentos y las piedras en general, se refleja la
historia y la cultura de los hombres44. Es decir, se pone el acento en la forma de las calles
plazas, edificios y piedras o construcciones, en general, para poder explicar la ciudad desde
otro punto de vista. La historia y la cultura sustituyen la funcionalidad y la máquina como
metáforas conformadoras de la ciudad. El espacio no depende de la función, tiene valores
propios. Valores que se relacionan con la historia y la cultura de las personas sin la necesidad
de la geometría y la funcionalidad.
La ciudad puede analizarse como obra de arte o construcción física y este análisis puede
incidir directamente en la conformación de los instrumentos urbanísticos, que, hasta este
momento habían conformado la historia del urbanismo.
Esta concepción de la ciudad contrasta con la atención a los problemas de la simple
visualidad que hasta este momento había conformado los planes y proyectos de renovación de
los centros históricos. Como hemos visto, la innovación principal que se introduce en el
urbanismo de centros históricos a principios de siglo, es la atención a las visuales y el paisaje que
deriva de las ideas de Sitte. Paisaje que se conforma a partir de las alineaciones o los límites del
espacio público, la situación de los edificios monumentales y la textura de los edificios. En el
caso de Barcelona estos temas fueron esenciales en el “invento” de la ciudad gótica, a principios
del siglo XX. Curiosamente, estos mismos temas tuvieron un relieve especial en planes de la
década de los años sesenta. Por ejemplo en el plan del centro histórico de Asissi45, que redactó
Astegno en 1965 y el de Bath46, que redactó Buchanan en 1968, la visualidad se convierte en el
principal criterio de ordenación.
Se puede decir que la innovación del método que inicia Rossi está en la atención a la forma
de los edificios mayores y menores, pero aún más en la relación entre las construcciones y la
vida o la cultura de los hombres. Mucho más allá que las simples relaciones visuales y
funcionales.
La clave de estas relaciones reside en el concepto de tipo y en sus modalidades de
clasificación.
De acuerdo con este nuevo punto de vista, el tipo del edificio se puede asimilar a una forma
unitaria o a un modelo. Carlo Argan, en un conocido escrito47, diferencia el tipo asimilado a una
imagen o modelo ideal o símbolo, una forma unitaria y acabada, del tipo entendido como
condición que sirve de regla al modelo. Una condición no formulada a priori, sino resultante de
la historia. El germen preexistente o núcleo en torno al cual se aglutinan sus posibles
desarrollos48.
Desde este punto de vista, el tipo no es un ideal meta-histórico49, sino una construcción
resultado de la historia, deducida de una serie de modelos, que puede utilizarse como punto de
partida de los proyectos50.
14
La ciudad es entendida como un todo continuo, el lugar de la continuidad de la forma en la
historia. No un conjunto de edificios y zonas separadas. Aquí es donde se desarrollan los tipos
de edificios. Los cuales tienen las mismas exigencias de continuidad formal y histórica que tiene
la forma de la ciudad51.
Por este motivo la tipología y la morfología urbana no pueden ser concebidas al margen de
su proceso de concreción, proceso en el cual intervienen diversos temas, y de sus vínculos
institucionales, culturales y económicos. Nunca es un ideal o un concepto cerrado en si mismo.
Es decir, a-histórico.
Pero las innovaciones no acaban aquí. Desde este punto de vista, la ciudad también es un
problema de tiempo. De construcción histórica o de variación diferente de los diversos
elementos que intervienen en la formación de la ciudad. La ciudad es el lugar de la
permanencia de un camino que actúa como directriz, o generador, de un trazado urbano. Es el
lugar de la permanencia de un plano o de un monumento. También es el lugar de la variación
diferente del trazado viario, del parcelario y de los edificios.
En este punto Rossi recoge la tradición de la geografía regional francesa. En particular la
obra de Marcel Poëte, quien estudió la permanencia de los trazados en la evolución histórica de
Paris52, del historiador del urbanismo Lavedan53, donde se estudian diversos temas de
permanencia de los trazados urbanos: el camino, la colina, el plano, etc.
La simple contraposición de la geometría de información y la de proyecto es sustituida por
la evolución histórica y la variación diferente de los diversos temas y construcciones. El cambio
es importante. La ciudad aparece aquí como texto o memoria de ella misma.
A partir de estos dos temas: el espacio construido y la variación diferente de los elementos
urbanos se configura un nuevo espacio técnico del proyecto y una nueva manera de articular las
referencias técnicas y culturales en torno a él.
6
Las reglas de intermediación y el cambio metodológico de los años 60
En nuestro país, el cambio conceptual no se recogió exactamente en las dimensiones que se
han expuesto hasta aquí. Desde el primer momento, la metodología se implantó
indisolublemente relacionada con una concepción de la política urbana que, en aquel
momento, tenia mucha potencia mediática. La cuestión del Centro Histórico, o la conveniencia
de sustituir la ciudad vieja por una de nueva, también se leía desde el punto de vista de la
necesidad de generar un nuevo mercado de la vivienda, la vivienda rehabilitada o recuperada,
que pusiese freno a la expansión infinita de la ciudad en el territorio y al incremento de la
renta del suelo que la acompañaba. Con la intervención en los núcleos antiguos se quería
cortar la especulación inmobiliaria y la retención del suelo y los edificios degradados por la
propiedad.
La política, una política mas teórica que real, tenia mucha importancia en aquel momento
histórico y contribuyó a oscurecer el avance metodológico que implicaba la nueva manera de
entender la ciudad y el urbanismo.
Paulatinamente, el nuevo modelo político y económico desvió la atención del método y
generó más atención a la rehabilitación de los edificios antiguos, a su permanencia, a la política
de rehabilitación y restauración y a los aspectos normativos que al urbanismo propiamente
dicho. Es decir el espacio intermedio de la ciudad, donde se desarrollaba el la variación
diferente de los elementos urbanos a que nos hemos referido anteriormente. Los factores
constructivos pasaron delante de la urbanística.
15
En este punto la deformación del método encontró un firme apoyo en la tradición de la
arquitectura de los centros históricos y en su manera de concebir la catalogación y protección
del patrimonio histórico artístico. Contra la intención inicial de fundamentar el estudio de las
formas urbanas y arquitectónicas en relaciones abiertas a la evolución histórica y a las ideas, las
técnicas, las culturas etc., superando la fragmentación de las clasificaciones racionalistas.
El nuevo urbanismo de la reforma de centros históricos, inicialmente abierto a otro orden
conceptual, se volvió a cerrar en clasificaciones de tipos y de formas urbanas poco atentas a los
enlaces intermedios, a la evolución y al proyecto innovador.
El modelo paradigmático de esta manera de entender la mejora de las áreas históricas fue
el plan del Centro de Bologna de 197354. Un plan muy angulado hacia la restauración del
patrimonio construido.
El resultado de todo fue cierta identificación de la ciudad antigua a una joya, inmutable, que
solo se puede restaurar; una atención exagerada al tema de la vivienda; y la reducción de la
cartografía analítica a la clasificación tipológica. No se puso la atención en el tema innovador de
las permanencias y en los tiempos de variación diferente. Se cerró el tema en unas clasificaciones
tipológicas dirigidas a la explicación de las etapas del pasado histórico y a las pautas de
restauración, que poco podían decir en relación al tema candente de la conservación de unos
espacios urbanos complejos, donde la historia había dejado muestras muy diversas de su paso.
6.1. En nuestro primer trabajo de intervención en el centro histórico, el plan de Montblanc,
una ciudad amurallada medieval que había quedado relativamente intacta en la Catalunya
interior, estos problemas se manifestaron claramente. El plan, redactado hacia 1974, a pesar de
poner la atención en el problema de la reutilización y transformación relativa de algunas
construcciones históricas, como, por ejemplo, las torres de la muralla medieval, acabó en una
simple ordenanza, atenta a las relaciones entre la tipologia de los edificios y la morfología
urbana, pero sin llegar a superar la óptica de la rehabilitación.
En el plan, el estudio de la tipología de los edificios y de la morfología urbana no se hizo
con la suficiente precisión. Se puso poca atención a la dinámica de substitución de los edificios y
a la configuración de los espacios de calle o plaza, indispensables para la mejora global del
hábitat sobre el que se trabajaba.
Los espacios de calle y plaza, o la muralla medieval, solo se definieron como oportunidades,
sin darles las convenientes connotaciones formales. Así no se pusieron en relieve los enlaces
intermedios que caracterizaran la mayor parte de los trabajos posteriores.
El caso del plan de Montblanc no es único en la historia del urbanismo de Catalunya. De
hecho muchos planes de los de los primeros años de la democracia se redactaron de acuerdo
con esta concepción reductiva de la tipologia-morfologia. Se trata de planes que ponen el
énfasis en las clasificaciones de tipos y en la ordenanza de edificación. Planes que dejan la
definición de nuevos espacios de plaza a las posibilidades marginales que ofrece la eliminación
de las manzanas más degradadas55. Que tiene poca relación con la política de renovación que
había de caracterizar internacionalmente la urbanística de Barcelona. Una política basada en en
el diseño de nuevos espacios de calle o plaza.
Contra esta tendencia, uno de los nuevos proyectos de reforma, el denominado “Del Liceo
al Seminari”, planteó por primera vez la necesidad de renovar teniendo en cuenta la forma del
espacio público56. Se trata de un trabajo interesante, a pesar de su relativo infantilismo en la
aplicación de los modelos de espacio. Se trata de un plan que parte de la necesidad de utilizar
positivamente las afectaciones de las antiguas grandes vías de Reforma, ortogonales y definidas
en aplicación de la cuadrícula Cerdá, con algunas variaciones de trazado proyectadas por los
arquitectos de la primera parte del siglo veinte. Sobre estas áreas proyecta un nuevo conjunto
de plazas y equipamientos.
16
Se trata de un plan muy crítico con la metodología tipologia-morfologia del corriente
Bologna. Pero, al lado de esta acertada crítica, basa su intervención exclusivamente en la
implantación de modelos de plaza que proceden de la tradición histórica europea. Pone poca o
nula atención a los enlaces intermedios entre los modelos y la morfología de la ciudad
existente. Solo propone plazas copiadas de los principales manuales del urbanismo de principios
de siglo: el de Camilo Sitte, a que se ha hecho referencia anteriormente y el “Civic Art de
Hegemann57. Detrás de esta atención hay una lectura, posiblemente demasiado rápida, del libro
“City Collage” de Colin Rowe58.
Posiblemente, detrás esta idea de conformar los nuevos espacios de plaza a través del
collage o superposición de modelos del manual, se encuentra la antigua óptica de la urbanística
de los centros históricos del siglo XIX. Impone modelos de sustitución con poca atención a las
reglas de intermediación59. La violencia que generaban los antiguos proyectos, continua en este
ejemplo de finales del siglo veinte.
A pesar de ello, la historia del urbanismo iniciado por este plan es interesante. Gran parte
de las virtudes y problemas de los proyectos actuales se inician en este primer ejemplo. La
extraordinaria violencia que los proyectos más recientes han generado en los tejidos de la
ciudad antigua de Barcelona derivan de la metodología del collage y la superposición que se
impuso desde este primer momento. La ciudad, difícilmente se puede renovar a partir de la
superposición de modelos de libro. No se puede renovar utilizando un leguaje y una cultura
alejada del lenguaje propio de la ciudad existente.
En la solución final debe incidir la lectura de las condiciones locales y diferenciadas de la
ciudad antigua. A partir de esta lectura se pueden detectar reglas de intermediación, que al
deformar los proyectos iniciales, permitirán dar nueva vida o modernizar las áreas antiguas, en
condiciones de conservación del carácter del área. En estos ejemplos el urbanismo de los centros
históricos aun está lejos de la consideración de las reglas de intermediacion que se estableces
entre la ciudad antigua y la nueva, sobre las que se profundizará en los casos siguientes.
7
Descomposición de la morfología urbana y reglas de intermediación
Al llegar a este punto, para desarrollar los argumentos iniciados en las páginas anteriores, es
necesario retomar el tema de las innovaciones que la lectura de Aldo Rossi aporta a la
urbanística de los centros históricos. Es decir, la incidencia de los nuevos conceptos de ciudad,
espacio y tiempo en este urbanismo. Para ello se desarrollaran algunas de las conclusiones que
hemos podido extraer de nuestros planes, proyectos de renovación e investigaciones sobre
pequeñas ciudades históricas de Catalunya, en que hemos intervenido.
En los trabajos de intervención realizados entre el plan especial del Núcleo Antiguo de
Reus, redactado hacia el año 1984, el plan especial del Núcleo Antiguo de Premià de Dalt,
redactado hacia 1989 y el proyecto de la plaza de la iglesia de Granollers, redactado en 1993, se
ha podido observar que la solución de los problemas de renovación de las ciudades históricas no
se debía buscar en el impacto (el collage) de modelos de plaza clásicos o modernos sobre la
ciudad antigua. Era esencial la comprensión de la cultura del espacio propia de cada centro
histórico y de los diferentes lenguajes de composición depositados a lo largo del tiempo. A
partir de estos lenguajes se definirán diversos temas de intermediación entre la ciudad existente
y los proyectos de innovación.
Este es el caso de tres temas que queremos resaltar en este escrito: la descomposición de la
morfología urbana, la descomposición de los tipos de edificios y la búsqueda de reglas de
composición y “enlaces intermedios” entre los edificios y espacios, con particular referencia a las
reglas visuales.
17
El primero de estos temas tiene su raíz en un invento metodológico de Aldo Rossi: la
cartografía de la morfología histórica, basada en la detección de elementos de permanencia y
de transformación de los tejidos urbanos.
Con el tiempo, en muchos planes de renovación y en otras manifestaciones de la cultura
urbanística, este avance metodológico ha derivado en un trabajo burocrático completamente
alejado de su intención inventiva. Muchas de las cartografías de investigación histórica que
acompañan los planes de renovación son simples imágenes de “telarañas” de calles y parcelas
pensadas en la identificación de áreas urbanas, las relaciones morfológicas que caracterizan los
tejidos o, también, en el efecto estético y la regularidad60.
Contra esta situación, paulatinamente hemos podido diseñar un nuevo tipo de proyectos de
renovación, en los cuales el programa de implantación de equipamientos y espacios de plaza y
calle se enmarca en un conjunto de reglas de composición que enlazan lo nuevo y lo antiguo.
Unas reglas de composición que tienen una complejidad y alcance mayor que el de los antiguos
proyectos geométricos de alineación.
7.1. En el plan del Centro Histórico de Reus, una ciudad de 80.000 habitantes, con un
pasado potente, un antiguo centro amurallado que se ha convertido en el centro de una
aglomeración mucho más extensa y tejidos urbanos de origen neoclásico, empezamos a
entender que la cuestión de la variación diferente era importante. Este centro histórico estaba
formado por tejidos en los que la permanencia de la malla de calles era importante. Pero de
esta permanencia no derivaba la parcelación, ni las tipologías de los edificios, que obedecían a
otro tipo de causas. Estaba compuesto de tejidos no unitarios y que se podían descomponer en
operaciones históricamente diferenciadas, en el contexto de la permanencia de una malla de
caminos radial, que aún en el momento actual estructura la aglomeración urbana. En el
contexto de esta variación y permanencia, los edificios pertenecen a tipos más explicables por
razones de construcción y de adaptación a actividades residenciales y productivas históricas que
a automatismos tipológico-morfológicos.
Analizando el pequeño núcleo histórico, se observó que las diversas mallas de calles,
insertas en los caminos radiales que confluían en la plaza del mercado, tenían una forma
diferente. Además, por su situación en relación a los caminos radiales, generaban numerosos
problemas de accesibilidad interior. Era imposible intervenir solo en la perspectiva de la mejora
y la rehabilitación de los edificios. Desde la lógica próxima al plan del Centro Histórico de
Bologna que habíamos utilizado en el plan de la ciudad de Montblanc, y que, como hemos visto
anteriormente, seguía utilizándose en algunos planes de renovación de Barcelona61. El problema
de la degradación de los edificios tenia alguna relación con la forma de los edificios, por
ejemplo en los problemas de ventilación, pero su origen principal residía en su posición en
relación a la malla de calles y la accesibilidad.
La apertura de nuevos espacios de plaza y calle era totalmente necesaria62. Pero, para
definir esta operación urbanística, era imprescindible leer atentamente las características
morfológicas de cada fragmento del centro. Cada malla tenia una lógica propia y si la
intervención no la tenia en cuenta difícilmente se podían decidir las aperturas del tejido que
mejorasen la accesibilidad interior sin agredir sus condiciones históricas.
Para evitar que los nuevos espacios de plaza y calle se superpusieran agresivamente sobre el
tejido antiguo, se trabajo en la búsqueda de enlaces intermedios. Los enlaces muchas veces eran
directos e inmediatos, pero también podan ser muy sutiles. Eran directos cuando se trataba de
conservar la planta de los antiguos camino radiales. Eran más sutiles cuando se basaban en
relaciones visuales entre los edificios de valor histórico y espacios abiertos. Por ejemplo,
conservando la sección de una calle, la calle de la Abadía sobre el campanario y la puerta de la
iglesia Prioral de Sant Pere. Vistas cualificadas enmarcadas por las esquinas y cornisas de los
18
edificios que tienen algún paralelismo en vistas de calles curvas que se incluyen en el conocido
manual de Camilo Sitte.63
De esta manera empezó a emerger en nuestros trabajos una metodología que, a partir de
este momento, empezamos a utilizar y a desarrollar. La intervención no se debía basar en la
elaboración de modelos alternativos de calle o plaza, sino de trabajar intensamente en el
conocimiento de las reglas propias del lugar, buscando prioritariamente la manera de integrar
los proyectos de intervención en el lenguaje histórico depositado en el lugar.
7.2. Mas adelante, en 1993, en el caso del proyecto de la plaza de la Iglesia de
Granollers, una ciudad de carácter y tamaño parecido al de Reus, fue posible desarrollar este
tema con más intensidad. En este caso, se trabajó la cuestión de las reglas morfológicas
intermedias teniendo en cuenta las diferencias y superposiciones de las mallas de calles, pero
desplazando mucho la atención a los enlaces visuales entre edificios y espacios adyacentes. Un
tema que, en el caso anterior solo aparecía embrionariamente.
En este caso, el problema no era la reforma general de un núcleo antiguo, sino el proyecto
de reconstrucción de una plaza y su entorno. La iglesia y la plaza fueron bombardeadas por la
aviación franquista durante la guerra civil. Desde entonces el espacio había quedado semiconstruido. Se reconstruyó la iglesia, o, mejor, se construyó una iglesia nueva, girando el eje 90º
en relación a la inicial. Este edificio debía tener continuidad en una nueva plaza rectangular
estructurada de acuerdo con el eje de la nuevo edificio. Dicho espacio se superponía
agresivamente sobre las manzanas y edificios que habían permanecido después del bombardeo.
La plaza era de difícil realización. Con ello el espacio ha permanecido semi-edificado hasta
nuestros días.
Después de este proyecto se encargó otro que no prosperó y, posteriormente, se nos
encargó su reforma.
De acuerdo con nuestra metodología, empezamos nuestro proyecto en un estudio histórico
de las reglas de composición y de los lenguajes de proyecto depositados en dicho espacio. Hasta
en espacios malformados como en el de nuestro encargo, se pueden encontrar numerosas reglas
y sugerencias de proyecto.
Como en el caso anterior, la primera regla de composición se refiere a la morfología de los
tejidos urbanos. La plaza se situaba en un punto de contacto y superposición de dos lógicas de
trazado que pertenecían a períodos diferentes de la historia.
El tejido interior de la muralla, la parte más antigua de la ciudad, era formado por un
conjunto de plazas, producto de ensanchamientos más o menos espontáneos e irregulares. En
los planos antiguos de la ciudad se observaba que el entorno de la antigua iglesia existían
diversas plazas o ensanchamientos de este tipo. La iglesia no se ponía en contacto con la ciudad
a través de una plaza frontal, como la que aparece en algunos manuales de urbanismo. En
torno a la iglesia se disponían diversas plazas. Todas ellas irregulares, como la misma plaza del
acceso principal, cuya irregularidad se completaba por la lateralidad del acceso.
El tejido exterior se basaba en una cuadrícula ortogonal de calles. Es decir, se ordenaba a
partir de un principio de trazado muy diferente del anterior: el principio de ensanche.
Siguiendo la primera pauta de ordenación, se comprobó que la nueva plaza no de debía
basarse en una figura geométrica regular, como la del primer proyecto, que estructuraba la
plaza según el eje de la nueva iglesia, ignorando la morfología del núcleo amurallado. Eran
muy importantes las diversas transiciones entre el núcleo antiguo y el nuevo templo, de planta
girada 90º en relación al antiguo.
La solución de este problema de la transición surgió del descubrimiento de los enlaces
visuales que en la trama inicial habían permitido orientar las direcciones de las calles de la
cuadrícula de ensanche en relación a la antigua iglesia y su campanario.
19
Por una parte, en las fotografías antiguas de la plaza se observa que los la altura de los
edificios coincide con la del cuerpo central y los contrafuertes de la iglesia. Esta altura da una
información interesante sobre la escala del nuevo conjunto.
Por otra parte es interesante observar el campanario, la única parte de la iglesia antigua
que había permanecido después del bombardeo. Los dos ejes de dos de las calles principales del
ensanche del siglo XIX se orientan hacia él. Mientras el cuerpo principal de la iglesia permitía
medir la escala próxima, el campanario se había construido para estructurar la visión lejana. Dos
temas de proyecto esenciales a tener en cuenta en el proyecto de remodelación.
Al margen de estas consideraciones, como pasa casi siempre, el proyecto surgió de una idea
ajena al lugar. No debe subestimarse el peso del azar en el proyecto. Tanteando sobre el tablero
de dibujo, se comprobó que girando 45º los ejes del nuevo conjunta de plazas se resolvían los
problemas de estructuración del nuevo conjunto de plazas y que, paralelamente, se potenciaban
las principales direcciones de visualidad lejana. De esta manera nació un conjunto de plazas
giradas, que cumplían muchas de las reglas de la gramática del lugar.
El proyecto nacía de una idea relativamente arbitraria, pero, inmediatamente pasaba por el
test de diversas reglas de morfología y visualidad. La sustitución de la plaza no obedecía a un
modelo exterior al lugar o una simple extensión de la lógica de composición del edificio central,
sino al diálogo inteligente entre las intuiciones de proyecto y las reglas del lugar.
7.3. El Plan Especial de Protección del Núcleo Antiguo de Premià de Dalt es el tercer
caso de nuestra reflexión sobre el espacio intermedio y las reglas de composición que se explica
en este escrito.
Aquí, el tema no era el proyecto de un nuevo espacio sino la conservación de las
características históricas y el paisaje de un pueblo antiguo, de unos 5.000 habitantes, que hoy se
ha convertido en lugar de segunda residencia. Sobre este espacio, con predominio de la
edificación dispersa, que a lo largo de la historia ha mantenido una intensa relación con el
relieve y la naturaleza, se pudieron desarrollar muchas de las consideraciones sobre las reglas de
composición que se han introducido en las páginas anteriores.
El núcleo, situado en la ladera de montaña, tiene una malla viaria ramificada, que tiene su
origen en los torrentes de desagüe del terreno. Contra la lógica tradicional de las ciudades, cuyo
origen se basa preferentemente en los caminos o las tramas planificadas, en este caso las calles
siguen antiguas y actuales vías de agua.
Paralelamente, tiene importancia el relieve. Pero no se trata de un relieve continuo, una
parábola de pendientes o un conjunto de curvas de pendiente, sino del relieve formado por
antiguos bancales agrícolas. Como ocurre frecuentemente, el parcelario urbano procede de los
antiguos campos. Pero aquí los límites de los campos no son líneas de la propiedad inmateriales.
Son terrazas separadas entre sí por un desnivel de entre 2, 3 y 4 metros. Con ello el parcelario,
la fina telaraña de parcelas de los estudios tipologia-morfologia, adquiere una materialidad
francamente interesante.
Ambas características tienen relación con las reglas de configuración del espacio aplicadas
en el plan.
Las calles, al ser líneas de desagüe, lógicamente tienen la máxima pendiente. No son líneas
de aglutinación de los edificios, como ocurre en los pueblos tradicionales. Los edificios se
orientan a mediodía, orientación que, en este caso, coincide con las vistas al mar. Así, la fachada
principal de edificios aislados o de pasajes particulares formados por casas alineadas, nunca
coincide con la alineación de la calle. Además, el desnivel de los antiguos bancales agrícolas
acaba de estructurar el conjunto.
Siempre existe un espacio intermedio entre el edificio y la calle. Un espacio que,
precisamente, es la característica, entre morfológica y visual, más importante del paisaje del
20
pueblo. Aquí, la protección no se ha de basar solo en la catalogación de los edificios y espacios
históricos o monumentales. Prioritariamente se ha de basar en este espacio.
Se configura un conjunto de reglas de composición francamente interesante. Reglas que
derivan del desagüe, el relieve modificado y las relaciones de visualidad. Entre ellas, son
interesantes algunas referencias de visualidad lejanas. Por la particular configuración
morfológica del terreno y las calles-torrentes, la visión de la casa desde la calle siempre es
lateral. La fachada corta lateralmente la dinámica visual generada por la línea de la calle. Se
trata de unas condiciones de visualidad alejadas de las tradicionales de los manuales.
En este caso todo tiene un sentido particular, característico del lugar. La calle es un curso de
agua, la parcela no es un simple límite de propiedad, sino un desnivel claramente materializado
en el suelo. Las visuales son características del pueblo. Por lo tanto, el planeamiento no se
puede basar en reglas o relaciones abstractas sino en reglas de asentamiento o visualidad en las
que la materialidad del territorio y su particularidad tienen un peso importante. Detrás de este
conjunto de reglas directoras se puede inserir todo tipo de otros valores culturales.
A través de estas reglas se abre paso a un nuevo espacio técnico de proyecto. Un espacio
que denominamos espacio intermedio, cuyas principales características serán comentadas más
adelante.
La protección de los valores culturales e históricos se ha de basar en este conjunto de reglas
y relaciones materiales. En las cuales el planeamiento adquiere un sentido renovado.
El plan especial precisamente se basa en una cartografía de reconocimiento urbano en la
cual se dibujan detalladamente los elementos del territorio que determinan la configuración del
espacio, así como los diferentes tipos de espacio intermedio. No se trata de la típica cartografía
tipo-morfológica. Sino de una cartografía donde se reflejan las condiciones del proyecto, las
permanencias y las posibilidades de innovación. Cuyo papel en el planeamiento de renovación
urbana es equivalente del de los antiguos planos geométricos.
Del plano de reconocimiento se sacó una copia que fue utilizada como base del plano de
ordenación64. De esta manera los conceptos de información se pusieron en relación a los de
ordenación sin necesidad de muchas mediaciones y deducciones. Así se abría paso a unas
relaciones narrativas entre información y proyecto que caracterizan el planeamiento actual. A
través de un mínimo de explicaciones se pasa eficazmente de la información al proyecto. Más
adelante se profundizará mucho más en esta cuestión.
7.4. En nuestro trabajo de planeamiento más reciente, el Plan Especial de Renovación y
Protección del Núcleo Antiguo de Mataró estas consideraciones se han convertido en
criterio principal de composición. Se trata de un plan del centro de una ciudad de 110.000
habitantes, situada en el área metropolitana de Barcelona, equivalente a Reus y Granollers. A
diferencia de las anteriores, en este caso se consideró centro una superficie superior, mucho más
compleja, en la que habitaban cerca de 30.000 habitantes.
Este plan se inició a partir de una cita de Georges Perec, que alude a la complejidad y
diversidad del espacio65. Un espacio concreto, cotidiano, que se rompe, curva, desconecta. Un
espacio lleno de fisuras, puntos de fricción, etc. Un espacio no deducible a través de leyes y
fórmulas, sino reconocible en su complejidad a partir de la interrogación cultural y, en nuestro
caso, de los instrumentos de planeamiento.
De acuerdo con este principio, el plan se construye a través de la búsqueda de sus diversas
reglas de trazado y composición del espacio, de escalas y temáticas diversas, que se superponen
libremente entre sí.
El plan se inicia a partir de una interpretación de las relaciones entre la topografía y la
urbanización en el origen de la ciudad. A través de un análisis, entre cartográfico, topográfico e
histórico, del primer emplazamiento de la ciudad, se entendieron las primeras reglas del
21
asentamiento. La ciudad se había originado a partir de un camino de cresta, situado sobre una
pequeña elevación topográfica perpendicular al mar. Esta línea era equidistante de dos líneas
de desagüe paralelas. Así, las reglas de composición y asentamiento aparecen desde el inicio del
plan.
En el período romano se superpuso una cuadrícula de calles sobre dicho eje, que, en este
momento, coincidía con el “cardo” de la ciudad.
La cuadrícula de calles romana no se había dibujado previamente, como en los planes y
proyectos actuales. Era concebida como regla de composición, o como conjunto de principios de
trazado que caracterizaban la urbanización de la época. Esto explicaba la regularidad del
trazado en la parte occidental de la ciudad, con poca pendiente. Contra la parte oriental, donde
el relieve y la proximidad del curso de agua había desdibujado completamente la idea inicial.
Contra la concepción tradicional de la ciudad, descrita por zonas: recinto romano, ciudad
amurallada, crecimientos de los siglos XVII y XVIII, etc., se llegó a una descripción de la
evolución basada en ideas de trazado o reglas de proyecto, que se superponían entre sí. Es
decir una manera de concebir la evolución histórica muy próxima a la búsqueda de reglas de
trazado y composición del plan de Premià de Dalt.
La diversidad de la ciudad difícilmente se puede entender a partir de la delimitación de
zonas, que, necesariamente han de homogenizar y simplificar la complejidad de los lugares
urbanos. Lo cual no ocurre si se refiere la historia pasada o futura de la urbanización a
emplazamientos y formas materiales o a las reglas y principios de asentamiento y ordenación.
Así, siguiendo esta pauta de lectura, el plan va descubriendo temas de ordenación que se
van superponiendo a los iniciales. Se descubren mallas de crecimiento diferenciadas de los siglos
XVII y XVIII, que se integran a la malla de caminos radiales, de manera parecida a la que
habíamos encontrado en el caso de Reus66. El último fragmento de urbanización es la malla
que dibuja el ensanche del siglo XIX, más o menos paralelo al de Cerdà en Barcelona. Ensanche,
con calles de 10 metros de ancho, que, visto desde esta perspectiva, es francamente marginal en
el conjunto67.
A otra escala, se puede observar como se parcelaron unas manzanas de tamaño muy
reducido. Se construyeron conjuntos lineales de casas de planta baja y un piso, que ocupaban la
totalidad o un fragmento de la manzana adaptándose bien que mal a su forma68. En su
construcción se aplicó una regla de ocupación de la parcela (75%) muy distinta de la del
ensanche de Barcelona, que se refería a la forma de la manzana. En muchos caso estas
alineaciones se maclaron con edificios y espacios industriales y algunos equipamientos. De la
parcelación se deduce un conjunto de reglas de composición temáticamente diferentes de las
anteriores.
Los edificios construidos en estas manzanas corresponden de diversas variantes del tipo
“casa de cós” 69, No corresponden a un solo modelo, sino que admiten múltiples variantes, las
cuales multiplican, a otra escala y temática, por identificación de detalles o diversificación, las
complejas reglas de composición encontradas. El objetivo del plan no era la clasificación de los
tipos, sino la búsqueda de las relaciones entre los aspectos genéticos del tipo, incluida su
dinámica de transformación, la familia de sub-tipos, y las posibilidades de renovación.
Poco a poco fue apareciendo una ciudad llena de matices y diferencias particulares. En la
cual la diversidad llega a las formas de trazado de las calles. Algunas son rectas, de campo de
visión cerrado o abierto al infinito, y particularmente al mar. Otras son curvadas, con un trazado
que deriva de los antiguos cursos de aguas. Unas son anchas, otras, producto de la urbanización
anterior al siglo XIX, son estrechas, de 5 a 7 metros.
También llega a la forma de las plazas. Las cuales, a diferencia del núcleo antiguo de
Granollers casi siempre derivan de un proyecto de alineaciones. Pero el impacto del proyecto de
alineaciones geométricas nunca es global. Siempre se combina con la derogación parcial de su
22
regla principal de ordenación y la permanencia de trazados y edificaciones anteriores.
Así, poco a poco, la cartografía de la morfología urbana ayuda a descubrir una ciudad
diversa. Hecha de la superposición de las reglas de composición, escalar y temáticamente
diferentes a que se hacia referencia al inicio de este escrito.
Esta misma ciudad de la diversidad será utilizada para la definición de los instrumentos de
intervención y proyecto. Unos documentos que, atendiendo a esta óptica de la diversidad, la
variación diferente y la incidencia de enlaces intermedios, no se basará en un proyecto unitario.
Sino en un conjunto de cinco “Proyectos Intermedios de Transformación”, una Ordenanza,
descompuesta en temas, no en zonas, y un Programa que resume seis estrategias de
intervención. En estos tres instrumentos puede acabar de explicarse el proceso de formación de
una nueva urbanística de los centros históricos a que nos estamos refiriendo.
8
Hacia la definición de un espacio intermedio de proyecto.
Teniendo en cuenta todo el proceso anterior es claro que, desde un punto de vista urbanístico,
la cuestión de la protección del centro histórico no se puede entender como clasificación y
detalle de las principales características de los edificios y espacio de valor histórico-artístico.
Tampoco como definición de zonas acordes a las características de unos hipotéticos tejidos
urbanos. Ni como mantenimiento de unas relaciones tipologico-morfológicas estables para todo
el conjunto.
Muchas veces se confunde la ordenación urbanística de núcleos históricos con la
cristalización de los edificios y espacios antiguos. Los catálogos de protección monumental, los
instrumentos generalmente utilizados para esta protección, son necesarios, pero también son
peligrosos al ser el principal agente del proceso de cristalización de la realidad urbana. Son
documentos donde se fijan los valores históricos o estéticos de los edificios o espacios y que
establecen las condiciones para su mantenimiento. Pero no son urbanísticos. No tratan el tema
esencial de la regulación urbanística: la dinámica urbana. El urbanismo es mas una disciplina del
tiempo que del espacio. Sin la tensión entre la ciudad actual, con todos sus valores y carencias, y
la ciudad del futuro, no es concebible el planeamiento urbanístico. Esta tensión es equivalente a
la del urbanismo del siglo XIX, con su superposición de las líneas negras, que esquematizaban
las características de la ciudad existente, y las líneas rojas, de proyecto o solución de los
problemas de circulación, habitabilidad, etc.
La dinámica, o la tensión entre los viejo y lo nuevo, está indisociablemente unida al
urbanismo. El proyecto y el plan siempre nacen de la tensión entre lo actual y lo futuro70, entre
los elementos primarios permanentes y el área71, entre los diversos conceptos o temas que
intervienen en la ordenación urbanística72.
Contra esta concepción dinámica se contraponen muchos de los actuales estudios y planes
de ordenación redactados según los esquemas de la tipologia-morfologia. Una cosa es
cartografiar la permanencia de un camino, de una calle, del plano de una ciudad, etc., y otra es
dibujar la telaraña o jerarquía de las parcelas en relación a un esquema de espacio público. En
este tipo de esquemas, el urbanismo retrocede a la lógica de los antiguos planos de
alineaciones. Donde las relaciones entre el espacio público y privado eran fijas y esquemáticas.
Solo se podían leer leían en relación a una política del espacio concreta, que se basaba en la
preeminencia del espacio público en relación al privado. Muchos de los ejemplos de núcleos
históricos estudiados evidencian unas relaciones entre los diversos elementos urbanos mucho
más complejas.
Desde este punto de vista reductivo de las relaciones urbanas, es inmediato clasificar los
tejidos urbanos en “formas de crecimiento” en cuya explicación solo interviene la forma de las
calles, la parcelación y la edificación73. En los fenómenos de urbanización frecuentemente se
23
encuentran variables propias del lugar, cuyo alcance trasciende estas relaciones tan simples
entre la malla, la parcela y el edificio. Asimismo, esta concepción se basa en una idea del
espacio público que no concuerda con muchos de los fenómenos en curso en la ciudad actual74.
Así mismo, se debe tener en cuenta en los dibujos esquemáticos en que se basa esta
concepción estática de la tipologia-morfologia se reducen muchas de las dimensiones de los
hechos urbanos. Los planos son sumamente esquemáticos. Equivalentes a las pequeñas viñetas de
los antiguos manuales de urbanismo. Con ello se pierden muchas de las referencias o sugerencias
que relacionarían otros dibujos analógico-metafóricos con los fenómenos humanos o culturales75.
El resultado de este tipo de trabajos falsa y esquemáticamente “objetivos” es cierta
“naturalización” le las explicaciones de urbanismo. Los planos, los dibujos esquemáticos, se
presentan como realidades absolutas. Las cartografías, a pesar de su abstracción y
esquematismo, pretenden representar la totalidad de la ciudad, el tejido urbano o rural.
Pretenden ser naturales, olvidando muchas de las múltiples relaciones que inciden en la
complejidad de los hechos urbanos76.
Contra esta manera de entender los núcleos y tejidos urbanos se puede situar nuestro
concepto de “espacio intermedio” formado por diversa reglas, referidas a temas y escalas
diferentes, que admiten las excepciones referidas a las características del lugar77. No de leyes y
relaciones deductivas, ni esquematismos, ajenos todos ellos a las múltiples referencias presentes
en los hechos urbanos.
Con ello, el peso de la explicación se desplaza de los esquemas pretendidamente resumen
de todas las características de un hecho urbano, a las reglas y dimensiones técnicas. A los dibujos
o esquemas mucho más fragmentarios. Algunas veces a dibujos o fotografías realistas que
introducen sugerencias de proyecto llenas de resonancias culturales. También diagramas mucho
más esquemáticos que los tipologia-morfologia, referidos a una sola regla de composición, a
superponer con un sistema abierto de otras referencias. Dibujos, diagramas o fotografias que
remiten la las formas de vida, a la permanencia de fragmentos de ordenaciones pasadas, a
técnicas de construcción o de parcelación, vínculos institucionales, donde el proyecto de
arquitectura tiene sentido.
En este tipo de explicaciones se encuentra la escala, medida y sentido de la arquitectura,
frecuentemente ausentes en proyectos y planes de ordenación de núcleos históricos78. Desde
esta explicación abierta de la ciudad y su gramática, esta podrá aparecer como auténtica
memoria o texto, en el que el proyecto puede situar sus múltiples raíces79.
Para nosotros, después de la experiencia de la detección de múltiples y diversas reglas de
composición, en la mayoría de los núcleos urbanos sobre los que hemos trabajado, Reus, Premià
de Dalt y, de manera más explícita, Mataró, la delimitación de dicho espacio intermedio es
importante. Un espacio intermedio formado por un conjunto complejo de reglas y relaciones
entre edificios, calles, plazas, formas y usos del terreno, etc. Es decir, un conjunto abierto de
reglas, no modelos tipológicos o morfológicos.
El paso siguiente será la utilización de estas informaciones en el proyecto. El proceso que,
desde la información, conduce al proyecto no se debe basar en ninguna relación deductiva. Los
planos, diagramas e imágenes gráficas en que se resume la información no deben ser utilizados
para encerrar el proyecto en un conjunto de condiciones. Sirven para abrir los campos del
posible. Para generar sugerencias que permitan que la imaginación se desarrolle libremente. Si
es necesario para abrir nuevos campos de información y ampliar el conocimiento.
El proyecto no debe encerrarse en un campo de condiciones preestablecido. Debe abrirse a
la memoria, debe permitir la ironía y la interrogación sobre las mismas bases y cartografías de
información, y, como indica Colin Rowe80, debe permitir el desplazamiento de conceptos, la
ironía, etc.
24
9
La descomposición de las tipologías
A otra escala, para profundizar en el conocimiento de este espacio intermedio, se puede
observar su incidencia en la conceptualización de las tipologías de edificación. La
descomposición del espacio complejo de la ciudad que se refleja en dicho concepto de “espacio
intermedio” llega hasta las tipologías de edificación. En este contexto la clasificación de los
tipos en categorías cerradas, o piezas unitarias situadas en relación a un espacio público central,
explota y se abre en múltiples direcciones.
De la misma manera que el espacio intermedio de la ciudad se componía de múltiples
referencias y reglas de composición, las tipologías dejan de entenderse unitariamente y también
se abren temáticamente. Posiblemente a consecuencia de su dependencia de las distintas
problemáticas técnicas.
En el plan especial del núcleo antiguo de Reus, al estudiar los tipos de edificación,
comprobamos que, atendiendo a las relaciones edificio-usos, se debía descomponer el edificio
en dos partes. La planta baja y el entresuelo, originariamente dedicadas al comercio y almacén,
tenia una gran relación con la forma y los usos del espacio viario. Mientras que las plantas
superiores, dedicadas al uso residencial, tenían una estructura y problemática relacionada con
los problemas de habitabilidad, ventilación, saneamiento, etc. Cada parte del edificio tenia un
orden de problemática distinto.
Esta estructura dual del tipo se reflejo en la ordenanza de edificación. En la redacción de
la cual, también aparecieron otras temáticas. La composición de la fachada se podía
independizar de los demás temas. Existían formas de composición de la fachada
independientes de los otros temas, que posibilitaban ciertas composiciones conjuntas de un
tramo continuo de calle.
Este también es el caso de los edificios del Centro Histórico de Premià, donde era fácil
establecer ciertos cortes temáticos de la tipología, por ejemplo, en relación con las condiciones
de asentamiento, existencia de desniveles, etc. también en relación con los edificios próximos o
anexos, o las mismas condiciones de acceso. Se podía descomponer el tipo en relación a las
condiciones del espacio intermedio.
En nuestro último trabajo, el Plan de Renovación y Protección del Núcleo Antiguo de
Mataró, esta descomposición del tipo en capas temáticas, solo intuida en los casos anteriores, ha
sido sistemática.
Aquí, los tipos ya no se entienden nunca como entidades absolutas, de explicación cerrada
en sí misma. Se descomponen en diversos temas. Con ello, explícitamente, la diversidad propia
del espacio intermedio llega a los tipos de edificación.
Los tipos ya no se han de entender como unidades mínimas del lenguaje urbanístico, que se
pueden analizar y clasificar con métodos próximos a las ciencias naturales81.
El concepto de tipo es complejo. No nace de ningún trabajo experimental deductivo, sino
de la generalización de una práctica cotidiana, en la cual inciden reglas de formación y criterios
de tipo diferente. El concepto no nace de un razonamiento intelectual cerrado. Diversas
condiciones referidas a las técnicas de construcción, a las modalidades de vida, tipo de familia,
etc., a la estructura de la propiedad, al mercado inmobiliario, a las modalidades de producción,
a los gustos estéticos, etc., originan edificios, que, al repetirse en sus partes esenciales, pueden
ser conceptualizados como tipos82. Así, en la misma raíz del concepto de tipología edificatoria se
encuentra la concentración de diversas reglas de composición83.
Es erróneo asimilar el tipo a un concepto fijo y acotado, por una parte se inserta en el
devenir histórico, por otra se abre a la diversidad de conceptos. Por ello, lo más correcto es
concebirlo como idea generadora, con múltiples variantes y condiciones abiertas a su
interrelación con el entorno construido o cultural.
25
Atendiendo a estas consideraciones, la ordenanza de edificación puede dejar de ser
concebida como conjunto de condiciones propias de la permanencia de un tipo 84, o,
también de condiciones unidireccionales que relacionan lo privado con lo público. Puede
empezar a ser un sistema de condiciones sobre diversos temas técnicos: la alineación,
concebida como relación entre la parcela y la calle; la fachada o la relación entre el
edificio y la calle; la inserción del edificio en la parcela; las posibilidades de macla de los
edificios entre sí; las relaciones laterales entre los edificios; el desarrollo interior del
volumen edificable; la cubierta con sus múltiples posibilidades de variación; la ventilación
interior, etc. es decir, un conjunto abierto de reglas, que puede continuar hasta el
infinito, que incluye la definición tipológica solo como una especificación más. Por ello,
en el plan de Mataró, la aplicación de ciertas reglas no se circunscribe en una sola familia
de sub-tipos.
De esta manera la definición y el proyecto de nueva construcción o restauración de los
edificios puede abrirse a la consideración de reglas muy diversas. Es decir, a la diversidad propia
del contexto urbano y social real. Puede desarrollarse un urbanismo en el cual pueda tener
cabida tanto la excepción como la regla.
Muchas de estas condiciones pueden tener un sentido positivo y aparecer como sugerencias
creativas en relación al proyecto de arquitectura
De esta manera, el tipo puede aparecer ser próximo a su utilización como idea
generadora85, tal como se utilizó en el clasicismo nórdico u, particularmente en la obra de Alvar
Aalto86. En la obra de este arquitecto, a veces, la idea generadora es la caso popular finlandesa
es decir una imagen fijada por la tradición; caso de la Villa Mairea. Otras veces es el recinto o el
ágora griega. También es el ayuntamiento, con su patio y su torre del reloj.
Aquí la idea generadora nunca se identifica a un modelo a copiar, sino que el proyecto, que
nace de una imagen que resume mucha historia, luego evoluciona, se tensiona, deforma,
adaptándose a las condiciones del lugar o de la cultura del momento, hasta llegar al resultado
final. Es este proceso las reglas y condiciones del lugar tienen un relieve particular. La obra de
Aalto está llena de reglas de este tipo: por ejemplo sobre el skyline, sobre las relaciones entre
base y cuerpo edificado superior, sobre la posición de las partes del edificio en la perspectiva,
etc.
El proceso seguido en los planes y proyectos en que hemos resumido nuestra práctica, nos
aproxima a una formulación parecida. De entrada no se cierra el camino a la introducción de
una idea extraída de la tradición arquitectónica o de la innovación o experimentación. Por
ejemplo, en una plaza se puede partir de la tradición europea de las plazas geométricas. En un
edificio, situado en un centro con edificación continua, se puede partir de la idea de la casa
patio. Pero, desde el inicio del proyecto, estos gérmenes de proyecto que, de entrada, pueden
ser ajenos al lugar, se vinculan a continuación con un conjunto de reglas y condiciones propias
del lugar, generalmente reflejadas en los planos de información y diagnóstico87. De esta manera
se construye un fructífero diálogo entre el plan y el proyecto y se minimiza la agresividad de los
proyectos de renovación.
10 El nacimiento de un nuevo espacio de proyecto
El resultado de este trabajo de descomposición de la morfología urbana y la tipología
edificatoria es el nacimiento de un espacio de proyecto nuevo. No es el espacio tradicional del
urbanismo, formado por una malla pública de calles (más o menos geométricos) y unas parcelas
edificadas o edificables que se refiere a ella. No es el espacio estrictamente visual de los planes
de renovación de la primera mitad del siglo XX, que, generalmente, se superpone al anterior.
26
Tampoco es el espacio de la racionalización, propio del urbanismo racionalista, donde se
elaboran diagramas de referencia o estructura mucho más centralizados, que sirven de
referencia central de los centros históricos, en el contexto de todo el sistema urbano. Un espacio
que en nuestra legislación toma el nombre sintomático de “sistema general” que condiciona
todas las partes de la ciudad. Siendo los edificios o los proyectos concretos simples elementos
subordinados a esta estructura central.
El nuevo espacio de proyecto, el espacio intermedio de la superposición o intersección, nace
con una orientación metodológica, que se ha detallado abundantemente en las páginas
anteriores.
Pero, como también se ha observado anteriormente, estos distintos espacios de referencia
del proyecto no existen por casualidad. Detrás de los sistemas anteriores era fácil encontrar la
incidencia del ambiente cultural y político en el que sen formado y trasformado las ciudades
europeas de los siglos XIX y XX, en el cual la distinción entre espacio público y privado tenia
mucho sentido. Esta distinción era muy importante para desarrollar políticas de control social y
de solución de los problemas de habitabilidad, circulación y saneamiento, prioritarios en las
ciudades del siglo XX.
En el nuevo espacio de proyecto deben encontrarse otros condicionantes económicos,
sociales, políticos y culturales. Los cuales, en la ciudad a comienzos del siglo XXI tienen relación
con la metáfora de “Europa”, a que se hacia referencia al principio de este escrito.
Se decía que, para nosotros, en el siglo XXI, la metáfora de la “discontinuidad dialogante”
tenia mucho sentido. Para nosotros pierde peso el intento de la urbanística europea del siglo XX
de trabajar delimitando objetos urbanos, barrios, zonas, áreas, bloques, unívocamente
identificados. Así como el intento complementario del anterior de optimizar les relaciones
funcionales, visuales y físicas entre dichos objetos. Contrariamente, diversos conceptos que se
han apuntado anteriormente, el espacio de la intermediación, la tensión creativa entre
información y proyecto, la apertura del urbanismo a reglas de intermediación abiertas a la
consideración de los problemas de la diversidad y la cotidianidad, ocupan el espacio de los
anteriores.
Ello es normal. Si en la ciudad anterior era fundamental que, a través del plan, se
identificaran las nuevas ciudades millonarias y los polígonos, hacia los cuales había empezado a
migrar la gente del campo, así como las nuevas políticas “públicas” institucionales y de
infraestructuras de los organismos de gestión urbana88. Pero no lo es tanto en la ciudad actual.
Donde la distinción entre público y privado no es tan clara como antes. Donde, además, el
crecimiento ha superado la lógica de identificación a que hacían referencia los planes. Los
territorios del urbanismo se han extendido y mezclado infinitamente y se impone la necesidad
de multiplicar las referencias espaciales.
Por todo ello, todo el que hace referencia a la diversidad cultural y espacial interesa en el
planeamiento actual y en el de los centros históricos aún con más intensidad. En la ciudad
antigua las referencias espaciales y históricas aumentan exponencialmente89.
Paralelamente los instrumentos de interrelación, intersección y superposición, así como las
reglas de interrelación de las nuevas actuaciones con el contexto histórico o geográfico, ocupan
el lugar de las zonas, sistemas y demás objetos urbanos del planeamiento anterior.
En el planeamiento actual los antiguos esquemas generales reductivos, donde todo
depende de la identificación de las piezas y de su colocación armónica, tienen poca cabida.
Contra ellos la atención a este espacio intermedio formado por una múltiple relación de reglas
de tipo diverso. Cuyo proceso de formación hemos empezado a entender a través de las
experiencias que se han explicado en el escrito. Se trata de reglas no necesariamente
homogéneas. Pertenecientes a contextos, escalas y temas diferentes
27
De aquí deriva que en el planeamiento actual las optimizaciones de las relaciones urbanas
tengan poco sentido. El planeamiento progresivamente se convierte en estrategia. O, mejor,
intersección de estrategias. No se trata de buscar o definir ninguna ley general, ninguna
relación general y abstracta. Se trata de llegar a la totalidad a través de la introducción de
reglas y estrategias que fluyen como en las novelas.
11 Un urbanismo narrativo
Este urbanismo de la diversidad no tiene una lógica de optimización y agregación, sino una
lógica narrativa.
En él, todo parece un juego, o una novela90. El la cual los personajes, los acontecimientos o,
en nuestro caso, las reglas de formalización del espacio, fluyen alcanzando la totalidad sin
necesidad de evidenciar directamente un esquema de relaciones. Todo transcurre como en las
novelas de Georges Perec, a que antes se hacia referencia, donde las piezas del puzle, las piezas
fragmentarias, los personajes, los paisajes, componen una realidad que supera su
fragmentación. O el personaje de Cortázar, en “Rayuela”, que observa la creación de una nueva
totalidad a partir de la explosión del mosaico de acontecimientos fragmentarios. Un espacio que
parte de la cotidianidad, de nuestras primeras y desenfocadas miradas sobre la ciudad, para
llegar a un conocimiento mucho mas profundo del de los diagramas y esquemas abstractos que
sustentaban el antiguo urbanismo.
Este es el espacio de la diversidad propio de la ciudades antiguas, que son el objeto de
nuestro análisis. Un espacio que puede ser traducido en diversos planos y dibujos o esquemas
estratégicos, que traducen las diversas reglas de formalización. Un espacio donde no hay lugar
para una superposición simple entre lo antiguo y lo nuevo o el collage agresivo. Un espacio en
el que son importantes las relaciones narrativas que relacionan lo antiguo y lo nuevo. En
nuestros trabajos sobre la renovación de distintas ciudades intermedias de Catalunya, y
particularmente en nuestro último plan de Mataró, hemos intentado esta aproximación.
Pero es más. Estos planos y reglas de reconocimiento urbano se vinculan a los proyectos de
intervención de manera ágil y libre. Como en la novela, los proyectos pueden surgir de una idea
arbitraria, de una sugerencia derivada del azar, de un diagrama de interpretación, de un dibujo,
de un paisaje o, también, de un concepto de raíz cultural o derivado de la misma historia de la
arquitectura. Pero, a continuación, se superpone y deforma de acuerdo a las infinitas leyes de
composición o personajes de nuestra narración. Reglas derivadas de las características del lugar
o de reglas relacionadas con conceptos, más generales, de la cultura arquitectónica del espacio.
Este es el urbanismo narrativo, que se puede identificar al espacio de la novela.
Pero este urbanismo también tiene sus límites. La metáfora de la novela, tal como la hemos
utilizado en este escrito, remite al espacio de las técnicas de construcción del espacio. De
acuerdo con la orientación iniciada en los trabajos de Rossi o Levi Strauss, la construcción de la
ciudad es asunto técnico. Pero, como hemos avanzado anteriormente, detrás de las técnicas
están las diversas dimensiones de las necesidades y los valores humanos. No entiendo nunca la
palabra técnica desde un punto de vista neutro. La historia nos ha enseñado que detrás de las
técnicas siempre se encuentran los avances más profundos de la humanidad. La misma historia
de algunas técnicas urbanísticas, como, por ejemplo, la alineación, las cesiones del suelo para
equipamientos, la zonificación, etc., no se pueden entender sin tener en cuenta su relación con
temas y problemas de gran alcance político o cultural.
Por ello en el nuevo lenguaje urbanístico no debe abandonarse esta vertiente humanística
de las reglas de composición, que superponiéndose o interrelacionándose entre si, conforman
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el espacio intermedio. Detrás de esta descomposición de la realidad urbana en capas y
conceptos debe verse la intención la intención de vincular el planeamiento de las ciudades
antiguas, objeto de nuestros planes de modernización, a un nuevo conjunto de valores propios
de la ciudad del siglo XXI. Detrás de esta renovación metodológica debe surgir una renovación
cultural que aproxime el urbanismo a la cultura del lugar y a los valores de la cotidianeidad y a
la diversidad cultural de la sociedad91, que substituya valores cuantitativos, las repeticiones
racionales o las optimizaciones, vinculados al predominio de la esfera pública sobre la privada,
que hoy son obsoletos.
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MAGRIS, Claudio, El Danubi, Edicions de 1.984, Barcelona 2.002
Arcipelago Europa, Rassegna, n. 76, 1.998.
Paralelamente puede ser interesante acceder a textos como : CACCIARI, Massimo, Geofilosofia dell’Europa, Adelphi, Milano; o como MORIN, Edgar, Penser Europe,
Gallimard, Folio Actuel, Paris, 1.990.
Me refiero prioritariamente a las diferencias entre el territorio europeo y el americano. Vid.
CORBOZ, André, Looking for a City im America, Ocasional Papers from Los Angeles, The
Getty Center for the History of Arts and Humanities, Los Angeles, 1.992.
CHOAY, Françoise, L’Allégorie du Patrimoine, Seuil, Paris, 1.992.
SERRES, Michel, Atlas, Juliard, Paris, 1.994
SITTE, Camilo, Construcción de Ciudades según principios artísticos, Editorial Canosa,
Barcelona, 1.926.
SOLÀ-MORALES, Ignasi de, Teoria e historia del arte en la obra de Aloïs Riegl, prólogo
a: Alois Riegl, Problemas de estilo, G. Gili, Barcelona 1.980. También publicado en Ignasi
de Solà Morales, Inscripciones, Gustavo Gili, Barcelona, 2.003
Vid. el capítulo X de: SCHORSKE, Carl E., De Vienne et d’ailleurs, Fayard, Paris, 2.000.
Se puede estudiar detalladamente esta cuestión en alguno de los documentos
fundacionales de la urbanística del siglo veinte, como el catálogo de la Exposición de Berlín
de 1.910. Vid: Giorgio PICCINATO, La costruzione dell’urbanistica. Germania 1.8711.914. Officina, Roma, 1.974.
Vid. TAYLOR, Brian, Discontinuité planifiee. Villes Coloniales Modernes au Marroc, a
Les Cahiers de la Recherche Architecturale, 9, janvier 1.982. Aunque, desde la óptica actual,
se pueda entender la diferenciación de zonas como de diferentes sistemas de composición
de ciudad. El sistema tradicional del Magrebh en la medina y de la estructura de ejes en la
ciiudad francesa.
Como el mismo plan Jaussely de Barcelona, que basa su actuación en la definición de un
sistema general de calles, jardines y equipamientos, así como en la definición de zonas que
se basan en la repetición de tipos de edificación y de su relación con la malla viaria. Una de
estas zonas era el Centro Histórico.
Un ejemplo interesante de esta óptica agregativa es el plan del barrio gótico de Barcelona
redactado en 1.927, por Joan Rubió i Bellver, “Visions del Taber Mons Basrcilonensis”, donde
se reduce esta área que hoy podemos explicar a través de diversas superposiciones, a la
condición simple de área “Gótica”.
No recuerdo exactamente el título de la guía. Posiblemente se trata de una versión inicial
de A. CIRICI PELLICER, Barcelona pam a pam, teide 1.971
PEREC, Georges La Vie mode d’empoi, Hachette, Paris, 1.978.
CORTAZAR, Julio, Rayuela, Alfaguara, Madrid, 1.984
L. DURRELL, Quartet d’Alexandria, Proa, Barcelona
CORBOZ, André Il territorio comme palimpsesto, Casabella…
La ciutat. Conversa entre Wim Wenders i Hans Kollhoff, Quaderns, 177, pp. 45-79 Vid
tb.: CASU, Alexandra, Ilene STEINGUT, Alice nella città e l’atto di vedere: intervista con
Wim Wenders, Urbanística….
GREGOTTI, Vittorio Sopralluoghi: un colloquio con Wim Wenders, Casabella,
El ejemplo de la ciudad antigua de Barcelona es ejemplar como aplicación de instrumentos
de planeamiento diferentes, en épocas diversa, que dan lugar a espacios diferenciados.
Mientras el caso del ensanche de Barcelona es un ejemplo claro de la actuación a través de
un instrumento unitario, que da lugar a ciudades diferentes. Un ejemplo que explica que en
la construcción urbana difícilmente actua un instrumento único, sino diversas variables de
ámbito diferenciado.
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Otro ejemplo puede encontrase en los esquemas de Le Corbusier, cuya globalidad solo sirve
de guía temática general que puede dar lugar a ciudades diversa, por la intervención de
otras variable. Tal es, por ejemplo, el caso de la Ville Radieuse, que dio lugar a concreciones
muy diferentes.
STUBBEN, Joseph. Der Städtebau, Berlín 1.890
LAVEDAN, Pierre, Jeanne, HUGUENEY, L’urbanisme au Moyen Age, Droz, Geneve, 1.974.
També: LAVEDAN, Pierre, Histoire de l’Urbanisme. Antiquité et Moyen Age,
Renaisance et Temps modernes, i Epoque Contemporaine, Henri Laurens Éditeur,
Paris, 1.941-1.952
HILL, Christopher, Los orígenes intelectuales de la Revolución inglesa, Crítica,
Barcelona, 1.980.
TORRES I CAPELL, Manuel de, Inicis de la Urbanística Municipal de Barcelona,
Ajuntament de Barcelona, Corporació Metropolitana, 1985.
En el libro se reproducen algunos de los “quarterons” o planos base de trabajo y el plano
de triangulación general.
Sobre esta urbanística de los ejes se pueden hacer múltiples consideraciones. Posiblemente
su momento fundacional es el plan Patte de Paris. Tiene una innegable incidencia el los
trabajos de reforma del núcleo antiguo de Barcelona en el siglo XIX. También se utiliza
obsesivamente en el plan Jaussely de principios del siglo XX. Plan que nos remite a uno de
los ejemplos en que se ve con mayor claridad su aplicación al espacio urbano: el plan Prost
de Rabat
ROWE, Colin, Fred KOETTER, Collage City, The Massachusetts Institute of Technology,
1.978.
FORTIER, Bruno, Espace et planification urbaine 1.760-1.820 a: A..A.V.V., Prendre la
Ville, Paris 1.977 pp. 79-102.
SCHORSKE, Carl E., op. cit. P. 51
TEYSSOT, Georges, Clasicismo, Neoclasicismo y “Arquitectura Revolucionaria. Prólogo
a. KAUFMANN, Emil, Tres arquitectos revolucionarios: Boullée, Ledoux y Lequeu, G.
Gili, 1.980
Vid, SOLÀ-MORALES, Ignasi, Arantza Lopez de Guerrean, La plaça Reial de Barcelona. De
la Utilidad y Ornato Público a la Reforma Urbana, E.T.S.A.B. 1.982, también: TORRES
CAPELL, Manuel de, Inicis,
CASTELLANOS, Jordi, Raimon Casellas i el Modernisme, Curial, Publicacions de l’Abadia
de Montserrat, 1.983
Vid. reproducciones de estos dibujos, fotografías i pinturas en Museu d’Historia de la ciutat,
La construcció de la Gran Barcelona: l’obertura de la Via Laietana 1.908-1958,
Ajuntament de Barcelona, 2.001
Es interesante observar que en las perspectivas de los planes y proyectos de la época
siempre se dibujan vehículos o personas en movimiento. En Barcelona existen interesantes
gravados de proyectos de Jeroni Martorell, Doménech Montaner y Puig y Cadafalch en los
que el movimiento perceptivo se refleja.
SITTE, Camilo, Construcción de Ciudades según principios artísticos, Editorial Canosa,
Barcelona, 1.926.
Vid. PEIRÓ, Xavier, L’obertura i construcció de la Gran Via Laietana; y NICOLAU,
Antoni, Daniel VENTEO, la monumentalització del Centre Històric, a: Museu d’Historia
de la ciutat, La construcció de la Gran Barcelona: l’obertura de la Via Laietana
1.908-1958, Ajuntament de Barcelona, 2.001
INSTITUT FRANÇAIS D’ARCHITECTURE, Places et Monuments, Mardaga, Bruxelles, 1.984
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38 TORRES i CAPELL, Manuel de, Joseph Puig i Cadafalch i l’urbanisme de Barcelona als
inicis del segle XX, a BALCELLS, Albert, (ed.) Puig i Cadafalch i la Catalunya
Contemporánia Institut d’Estudis Catalans, Barcelona, 2.003
39 GIOVANNONI, Gustavo, Vecchie città ed edilizia nuova, Città Studi Edizioni, Milano
1.995.
40 TAYLOR, Brian, op. cit.
41 ROSSI, Aldo, L’Architettura della Città, Marsilio, Padova 1966.
42 En las cartografías urbanísticas del siglo XIX nunca se tenia en cuenta la forma de los
edificios privados, solo, en algunos casos, se especificaba la de los edificios públicos y
monuementales.
43 Vid. Giancarlo De CARLO, Questioni di architectura e ubanistica, Argalia Editore Urbino,
1.965.
También puede tenerse en cuenta la atención al espacio intermedio entre los edificios que
se refleja en la arquitectura del TEAM X en general y de los Smithson en particular.
44 Vid. aquesta manera d’entendre la ciutat al c. XII, Villes et Campagnes, de: LÉVI-STRAUSS,
Claude, Tristes tropiques, Plon, Paris, 1.955.
45 Urbanística 24-25 (monográfico: Assisi, piano generale e piani paticolareggiati di
primo intervento.)
46 Colin BUCHANAN and Partners, Bath. A study in conservation. H.M.S.O. London, 1.968.
47 Giulio Carlo ARGAN, Sul concetto di tipologia architettonica, a Progetto e destino, Il
Saggiattore Milano 1.965. Traducido en Sobre el concepto de tipologia arquitectónica,
Cátedra de Composición II, E.T.S.A.B.1.974.
48 AYMONINO, Carlo, Rapporti tra la morfología urbana e la tipologia edilizia.
Documenti del corso di caratteri distributivo degli edifici. Anno Academico 1.65-66. Cuva,
Venecia, 1.966. Tambien traducido en Sobre el concepto de tipologia arquitectónica,
Cátedra de Composición II, E.T.S.A.B.1.974
49 CHOAY, Françoise, L’Allégorie du Patrimoine, Seuil, Paris, 1.992.
50 Esta concepción del tipo será la que se tiene en cuenta en diversos ejemplos de nuestra
práctica de intervención. No coincide con su toma en consideración en muchos ejemplos
que pretenden ser fieles continuadores de la línea de Rossi.
Más adelante se hará referencia al uso del tipo en diversas experiencias de planeamiento y
como punto de partida de los proyectos en el Clasicismo Nórdico.
51 VIDLER, Anthony, The Third Typolgy , editorial de Oppositions, 7
52 POËTE, Marcel, Paris. Son evolution creatrice., Vincent Fréal, Paris, 1.938 y també, els
primers capítols de POËTE, Marcel, Introduction a l’urbanisme, Anthropos, Paris, 1.967.
53 LAVEDAN, Géographie des villes, Gallimard, Peris, 1.959.
54 CERVELLATI, P.L.,P.L., R. SCANNAVINI, (a cura di), Interventi nei centri storici: Bologna,
Società Editrice il Mulino, Bologna, 1.973.
55 Por ejemplo uno de los planes de renovación del centro de Barcelona: Vid. Santa Caterina,
Sant Pere, Santa Maria i La Ribera, criteris i objectius de planejament, a:
Ajuntament de Barcelona, Plans i projectes per a Barcelona 1.981-1.982.
56 Vid. tambe: Ajuntament de Barcelona, Plans i projectes per a Barcelona 1.981-1.982.
57 HEGEMANN, Werner and Elbert PEETS, The America Vitrubius an Architects’ Handbook
of “Civic Art” Princeton Architectural Press, New York, 1.988.
58 ROWE, Colin, Fred KOETTER, Collage City, The Massachusetts Institute of Technology,
1.978. Este libro contiene una interpretación de la dinámica urbana mas rica que la que
ofrece el plan. Pone la atención en el cambio mas cotidiano contra la esperanza en la
realización de horizontes utópicos. La ciudad aparece como colección de vestigios y de
hechos independientes, cada uno con su propia lógica cultural, En Geoge BAIRD, Colin
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Rowe. L’opera, l’insegnamento e l’influenza sull’architettura contemporánea. Un
aggiornamento al 1.999, Zodiac., Interpreta las aportaciones de Rowe, señalando su
lucha, de la mano de Berlin, Popper y Lèvi Strauss, contra el determinismo que dominaba la
arquitectura racionalismo. Con el contrapunto de su poca atención a los aspectos técnicos y
profesionales, que se traduce en la ausencia de consideraciones sobre los tipos. A estas
consideraciones, podríamos añadir la ausencia de consideraciones sobre los enlaces
intermedios entre diversas capas de la urbanización.
Anteriormente se ha visto que en la urbanística del siglo XIX, el principal y posiblemente
único criterio de intermediación era el eje. Se trataba de una urbanística de ejes más que de
espacios.
El concepto “Identidad” es muy importante para conocer la orientación de los trabajos.
Identificar significa delimitar, y en consecuencia clasificar los tipos edificatorios. Con ello se
sigue una orientación próxima a las ciencias sociales. En la obra de algunos geógrafos del
siglo XIX, como, por ejemplo, Alexander von Humboldt, quien dirigia sus observaciones a la
clasificación de vegetales, animales, o formas del relieve. Vid. las interesantes láminas que
contiene: Douglas BOTTING, Humboldt y el Cosmos, Ediciones del Serbal, 1.981. En
Catalunya existe un trabajo basado en esta óptica de identificación y clasificación de los
tejidos urbanos y rurales: Manuel de SOLÀ-MORALES, La Identitat del territori catalá.
Les comarques. Quaderns, Extra 1, 2, 1.980. Puede ser interesante contraponer su
orientación metodológica con la de otros trabajos orientados preferentemente a la
intervención y el proyecto.
Vid. Santa Caterina, Sant Pere, Santa Maria i La Ribera, criteris i objectius de
planejament, a: Ajuntament de Barcelona, Plans i projectes per a Barcelona 1.9811.982.
Como se hacia en el plan “Del Liceo al Seminari” de Barcelona, prácticamente
contemporáneo al nuestro.
Un aspecto de Camilo SITTE, op. cit., muy diferente de su utilización en “Del Liceo al
Seminari”
Se debe tener en cuenta que este plan es anterior a la generalización del uso de la
cartografía digital. Actualmente esta operación de superposición de las capas de proyecto u
ordenación sobre las de información es mucho más eficaz.
“L’espace de notre vie n’est ni continu, ni infini, ni homogène, ni isotrope. Mais sait-on
précisément où il se brise, où il se courbe, où il se déconnecte et où il se rassemble? On sent
confusément des fissures, des hiatus, des points de friction, on a parfois la vague impression
que ça se coince quelque part, ou que ça éclate, ou que ça se cogne. Nous cherchons
rarement à en savoir davantage et le plus souvent nous passons d’un espace a l’autre sans
songer a mesurer, à prendre en charge, à prendre en compte ces laps de l’espace. Le
probleme n’est pas d’inventer l’espace, encore moins de le reinventer (trop de gens bien
intentionés sont là aujourd’hui pour penser notre environnement...) mais de l’interroger.
Ou, plus simplement encore, de le lire; car ce que nous appelons quotidienneté n’est pas
une évidence, mais opacité: une forme de cecité, une manière d’anesthésie.” Georges
PEREC, Espèces d’espaces, Galilée, Paris 1.974
El paralelismo entre las dos ciudades es evidente. No solo en referencia al núcleo
amurallado, que el encargo profesional que recibimos en Reus identificaba al núcleo
antiguo, sino en las extensiones fuera del recinto.
También son parecidas algunas consecuencias de este tipo de urbanización en la vida actual.
En ambos casos se impermeabiliza el centro a la circulación.
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67 Una consecuencia paralela al planeamiento es demostrar la falsedad de la identificación del
crecimiento de las ciudades catalanas del siglo XIX al modelo de ensanche. Vid. Juli
ESTEBAN, Los ensanches menores en la región de Barcelona (II), Escuela Técnica
Superior de Arquitectura de Barcelona 1.976.
De esta interpretación desenfocada deriva la conceptualización de unas “formas de
crecimiento urbano” de innegable influencia en nuestro urbanismo, que con el tiempo se
han convertido en instrumentos completamente obsoletos al reducir la urbanización a un
conjunto de reglas cerrado en si mismo.
68 Una explicación completa de este proceso se puede encontrar en Albert GARCIA ESPUCHE,
Manuel GUARDIA i BASSOLS, La construcció d’una ciutat: Mataró 1.500-1.900, Patronat
Municipal de Cultura Mataró, Editorial Altafulla;1.989.
69 Estudiadas detalladamente y cartografiadas a escala 1/1.000.
70 Este es el tema principal de ROWE, Colin, Fred KOETTER, Collage City, The Massachusetts
Institute of Technology, 1.978. Texto de ideología de corte liberal en el que se critican las
concepciones totalizadoras del hecho urbanístico y se preconiza una interrelación
estratégica entre la ciudad existente y el proyecto de transformación.
71 Vid ROSSI, Aldo, L’Architettura della Città, Marsilio, Padova 1966 capítulo 2. Gli elementi
primarii e l’area.
72 Sobre la superposición de cartografias referidas a temas de ordenación de diferente alcance
y escala Vid. Jean, CASTEX, Patrick CELESTE, Philippe PANERAI, Versalles. Lecture d’une
ville. Editions du Moniteur, Paris, 1.980
73 Manuel de SOLÀ-MORALES, Las formas de crecimiento urbano, E.T.S.A.B. 1.974
74 Por ejemplo es interesante contraponer la idea de interés general “substancial” que se
encuentra detrás de esta concepción simplista del espacio público, con el interés “de
procedimiento, que se preconiza en François ASCHER, Métapolis, ou l’avenir des villes.
Odile Jacob, paris, 1.995 p. 193 ss.
75 Giuseppe DEMATTEIS, La feconda illusione dello “spazio geografico”, a Casabella, 509510, enero-febrero 1.985, pp. 9-13. Artículo en el que se discute el esquematismo de muchos
de los modelos geográficos falsamente globales y se subraya la incidencia de otros
analógico-metafóricos en el conocimiento del alcance territorial de los fenómenos
humanos.
76 Vid. Anthony, VIDLER, The Third Typology, editorial de Oppositions, reproducido en K.
Michael HAYS (ed.) Oppositions reader, Princeton Architectural press, N.Y. 1.998.
77 Bernardo SECCHI, L’eccezione e la regola, Casabella, 509-510, enero-febrero 1.985, pp. 2931
78 Sobre esta cuestión vid. XVII Triennale di Milano, Le Città Imagínate, Electa, 1.987.
79 Vid. Mario GANDELSONAS, X-Urbanism: Architecture and t’he American City, c. 3.,
Princeton Architectural Press, N.Y. 1.999.
80 Colin ROWE, op. cit.
81 Es interesante relacionar estas clasificaciones con las que, en el siglo XIX, la geografía
importó de las ciencias naturales. Vid. la referencia a: Douglas BOTTING, Humboldt y el
Cosmos, Ediciones del Serbal, 1.981, en la nota 60.
82 ARGAN, Carlo, Sull Concetto de tipologia edilizia, a: Progetto e destino, pp. 75-81, Il
Saggiatore, Milano 1.965
83 Precisamente, en el Cours de Geographie urbaine del geomorfólogo Tricart, que utiliza
Aldo Rossi en el su libro, el concepto de tipología edificatoria es despliega de esta manera.
84 Permanencia de un tipo, que aparece como conjunto de condiciones de rehabilitación y
restauración de unos tipos fijos y clasificables, en los planes de renovación y protección que
siguen el estilo Bologna.
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85 Vid. ARGAN, Carlo, Sull Concetto de tipologia edilizia, a: Progetto e destino, pp. 7581, Il Saggiatore, Milano 1.965. Donde es concebida comocondición, o conjunto de
condiciones que sirven de regla al modelo.También en AYMONINO, Carlo, La formación
de un moderno concepto de tipologia. E.T.S.A.B. Barcelona, 1.974. Donde es concebida
como “germen” es decir condición o conjunto de condiciones previas.
86 DUANY, Andres, Principles in the Architecture of Alvar Aalto, The Harvard
Architectural rewiew, 1.986. i també: PORPHIRIOS, Demitri, The retrieval of Memory:
Aalto’s typological conception of design, Oppositions, 22, 1.980.
87 Este es el proceso seguido en el caso de la plaza de la Iglesia de Granollers. También se
plantea en los “Proyectos Integrados de Transformación” que se definen en el caso de
Mataró. Proyectos que se conciben como conjuntos de reglas intermedias. Finalmente es el
caso de las ordenanzas de edificación de Mataró, donde se definen diversos temas que, de
manera desagregada, pretenden enmarcar los proyectos de edificación en las características
del lugar
88 Es muy interesante observar el peso que la identidad de la “Gran Barcelona” tiene en las
formulaciones de la Lliga, en el ayuntamiento de principios de siglo. En los artículos de Puig
i Cadafalch y en el plan Jaussely, que él promovió, ello se delimita claramente.
89 Cuando se ha reflexionado y trabajado sobre ciudades antiguas pertenecientes a otras
culturas, en nuestro caso Fez y Rabat, esta diversidad consustancial de la ciudad aparece
claramente. En ellas los conceptos diversos de espacio se cruzan entre sí, sin depender de la
lógica de la optimizaciones que ha caracterizado el urbanismo europeo del siglo veinte.
Por ejemplo, se puede hacer una historia de Rabat, cruzando entre sí conceptos de espacio.
Sin necesidad de hacer ninguna secuencia de ocupación de las áreas y de interrelación
funcional de ningún tipo.
90 La totalidad no se puede lograr a través de métodos deductivos, sino de la misma manera
que la novela ha conformado un concepción “global” de Europa, tal como se indica muy
claramente en : KUNDERA, Milan, L’art de la novel·la, Edicions Destino, Barcelona, 1.987.
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