An intellectual journey on town planning’s context of historic towns Manuel de Torres i Capell Universitat Politècnica de Catalunya This writing deals with the progressive discovery of an intervention’s methodology within historical centres, from the experience acquired on plans and projects, from a lived intellectual atmosphere, as well as from the readings and travels. It is about an individual reasoning, developed in the context or the “dialogued discontinuity” of architects working on this subject, which may be explained from the metaphor of Europe. From an aggregative-classificatory orientation’s tradition, a whole formed by unitary pieces interrelated by public space, and the excessive prevalence of simple visuality, made by axes and textures, the new methodology of the decomposition of the architectonic objects, and their links to diverse concepts, references or conceptual angulations prevails. It discovers a new “project’s technical space”, different from the superposition of alignment’s geometries or classifications and aggregations of types and zones. An “intermediate space” within the analytical cartography is set. Analytical cartography, a technique of town planning analysis which has got a lot of diffusion from times of typology-morphology, far from the sterile streets’ spider-webs and plots, turns into the space of reference of a range of compositional rules of different thematics and scales. From those analytical works a new type of strategies or narrative relations is developed; in which some traditional concepts like type or diagram acquire a new relief. Type becomes from the minimum unity of the composition to the generating idea. Diagram becomes from the unitary reference of all variables to the expression of one of the many concepts and nuances that take part in the project. As technique, this methodology starts a new relationship with human troubles. Collective life, quotidianity, arts, construction and techniques become protagonists, without great theories’ mediation. Here is where the metaphor of Europe, or dialogued discontinuity, whereupon begins this article, acquires all its meaning. Far from the heavy deductive reasonings, which are hardly a good starting point in the project, new links between analysis and architecture are opened. Creative tension between analysis and project becomes a promising opening of the fields of the possible. 1 LA CIUDAD NUEVA EN LA CIUDAD ANTIGUA Manuel de Torres i Capell Universitat Politècnica de Catalunya 1. He escrito este texto desde el punto de vista del arquitecto que comenta sus trabajos de urbanismo. No es un escrito de historia. Tampoco es un documento de teoría, o, estrictamente, de método. Hace referencia al trabajo profesional sobre el tema de la renovación urbana. Pero, a su vez, también se refiere a preocupaciones más generales y al marco en que se ha desarrollado este trabajo profesional. Se refiere a los libros y artículos que han influido en este trabajo y a las notas que escribí en el momento de la publicación del texto, o posteriormente, cuando el libro o artículo ha incidido en mi trabajo. Al escribirlo soy consciente de que en él no solo se refleja una experiencia individual, sino el reflejo, posiblemente fragmentario y desordenado, de la historia del urbanismo europeo del siglo veinte. No creo que las experiencias individuales se puedan explicar sin relacionarlas a un contexto. Sin pensar que cualquier experiencia sea solo una parte, si se quiere infinitesimal, de un contexto. Una parte que pertenece a un todo. Porque para nosotros el contexto es explicado por la metáfora de una Europa, que, como el Danubio en el libro de Claudo Magris,1 fluye unitariamente en el contexto de la variación de lugares y referencias intelectuales. El número 76 de la revista Rassegna2 contiene consideraciones sobre el contexto europeo. Una Europa que nunca se ha podido entender como entidad étnico-geográfica, sino históricacultural. Es decir, un contexto que no es identitario. Nunca existe la identidad de un territorio. Por ello, difícilmente puede dar origen a una única idea de arquitectura. Identificada por una serie de características comunes. Contra esta referencia unitaria al contexto europeo, en este número de Rassegna se habla de la existencia de un horizonte común, que no borra las diferencias. Una discontinuidad dialogante. La construcción de un marco común, que recorre diversos puntos de interés, que reconoce la autonomía de ideas y poéticas. La existencia de unas características comunes, referidas prioritariamente a las estructuras urbanas y territoriales, a la sedimentación de formaciones distintas a lo largo del tiempo, a la persistencia de las estructuras urbanas, no esconde la existencia de diferencias de estilo, los debates entre polos opuestos. La arquitectura europea se define como una matriz, que relaciona muchas diferencia, que fluctúa a lo largo de la historia, o que tiene una extensión variable. En mismo marco europeo, nuestra metáfora de referencia, no tiene unos límites fijos. Frecuentemente se confunde con el ámbito mediterráneo. Se abre a las influencias de Magrehb, de unas fronteras orientales poco definidas o de un ámbito atlántico lejano pero históricamente vinculado a Europa. En Catalunya, desde hace tiempo hemos aprendido el valor de la diferencias entre los lugares y las ideas. Se ha dicho que nuestra nación es un ámbito de paso, abierto a la influencia de muchas culturas exteriores. Su misma geografía es variable históricamente y territorialmente. Por ello no podemos pensar en nuestro trabajo sin referirlo a este contexto abierto conceptualmente y territorialmente. 2 Además la historia de los arquitectos de nuestra generación está dramáticamente abierta a esta metáfora del espacio europeo. Era nuestro horizonte en los años del franquismo, al cual era difícil acceder. Horizonte que se ha consolidado en los años recientes, cuando nuestra cultura arquitectónica ha podido acceder al contexto internacional. 1 La tradición de la urbanística de los Centros Históricos frente a la realidad actual Para estudiar los cambios conceptuales que inciden en la urbanística de inicios del siglo XXI, entre los muchos aspectos sectoriales, o las complejas angulaciones que una experiencia profesional personal puede contener, he escogido el tema del centro histórico. En él se recoge una parte de nuestra experiencia personal y muchas de nuestras reflexiones escritas o docentes. También es uno de los temas comunes del territorio europeo. Un territorio que se puede pensar mejor como estructura de ciudades, que como puzzle de espacios estatales. Donde, la permanencia de las formaciones urbanas, actuales centros históricos, es un aspecto que diferencia nuestro espacio del de otras culturas y ámbitos territoriales3. Donde, además se han reflejado muchas de nuestras concepciones de la arquitectura, teorías y polémicas metodológicas y profesionales. Prefiero referirme mas a la problemática de la ciudad nueva en la ciudad antigua que al “Centro Histórico” porque incluye dos aspectos que me parecen esenciales: la permanencia de la formaciones antiguas en la ciudad actual y la tensión y superposición de lo nuevo en lo antiguo, que permite aproximarnos favorablemente al tema del proyecto y la intervención. Se ha dicho que el adjetivo “Histórico” aplicado al centro de la ciudad denota más la ausencia de la atención a la historia, que a la afirmación de este carácter4. La ciudad es histórica en su variación, no en su cristalización o sacralización. La ciudad es histórica en su tiempo. No en un tiempo de variación infinito, sino un tiempo hecho de variaciones relativas, de permanencias, distorsiones, variaciones, etc. Un tiempo más próximo al tiempo atmosférico que al tiempo cronológico, que sirvió para medir el horizonte de los planes de urbanismo del período racionalista5. Paralelamente, referirse a la continuidad y la permanencia en la variación y evolución de la ciudad es aproximarse al concepto de museo. En el urbanismo del siglo veinte, la cuestión de la conservación de los monumentos y espacios urbanos singulares ha intervenido desde la óptica de la museificación de la ciudad. Concepto que explica muy bien el punto de vista agregativoclasificatorio de la urbanística de la primera mitad del siglo veinte, pero que, también, puede verse desde la óptica de la diversidad, propia de los tiempos actuales. En su evolución reciente, esta cuestión del Centro Histórico ha estado condicionada prioritariamente por dos temas: el predominio de la visualidad y el positivismo. En primer lugar, la valoración de los espacios históricos que desarrolla el urbanismo moderno se ha de entender desde el punto de vista del predominio de la pura visualidad. En este predominio coinciden tanto la vertiente más arquitectónica de la urbanística que deriva preferentemente de los análisis de Camilo Sitte6, donde la ciudad solo se discute a través de la comparación entre los espacios cerrados, de unidad comprensible visualmente, y espacios abiertos difíciles de comprender desde el punto de vista de la simple visualidad. Como la misma historia del arte, que, en esta misma época, abandona la explicación de los grandes períodos y secuencia históricas, para poner mucha más atención las características formales y principios visuales. Ignasi de Solà-Morales insistió en un escrito de 1.9807 en la incidencia de Riegl, uno de los teóricos con mayor influencia en la historia de la arquitectura actual, en estas formas 3 abstractas e independientes de la significación exterior. Evidentemente, detrás de estas formulaciones existe un contexto único: la Viena de los años de cambio de siglo8. También debe medirse a través del filtro que el positivismo establece en los análisis urbanos, en que se basan los planes de conservación de las áreas históricas. Desde principios de siglo, en la urbanística europea se empiezan a difundir análisis en los que predomina la clasificación en tipos o clases. Frecuentemente, la ciudad solo es entendida a través de la clasificación de ciertas unidades independientes. En la urbanística global de ciudades y planes generales se trata de zonas independientes entre sí. Mientras que en la de centros históricos se trata de unidades inmobiliarias independientes o, en el caso extremo, de ambientes y áreas homogéneas9. Un ejemplo extremo de esta manera de entender la intervención urbanística se puede encontrar en les planes de ordenación de las ciudades del Marruecos francés. Donde la antigua medina, es decir el centro histórico, se considera solo como polígono homogéneo o pieza intocable de la ciudad. En estos planes, la ciudad se reduce esquemáticamente a un conjunto de áreas de nueva creación o de áreas existentes e intocables10. En los planes de intervención desarrollados sobre ciudades europeas11, más comprensibles para los arquitectos de la época, no se llega a estos extremos. Pero persiste una óptica agregativa y clasificatoria, generalmente referida a la distinción de zonas o tejidos de definición unitaria. Una óptica que contrasta con la riqueza de matices que tienen unas áreas urbanas donde el proceso de urbanización y modificación ha durado muchos siglos12. Posiblemente, en el predominio de estas ópticas visual y agregativo-clasificatoria, es una de las causas principales de la pobreza intelectual de nuestra urbanística de los centros históricos, que, además, ha sido absorbida por la lógica super-clasificatoria de los catálogos del patrimonio. Contra estas dos orientaciones, en este escrito se estudiará el nacimiento de un nuevo punto de vista, basado en: la superposición de etapas de formación de los conjuntos urbanos, la presencia de tipos de edificación diversos, construidos sobre alineaciones antiguas, cuya irregularidad traduce el paso del tiempo, la presencia de elementos arquitectónicos que no corresponden a los tipos de edificación, los edificios difícilmente reducibles a esquemas, los enlaces visuales que traducen antiguas reglas de trazado, etc. Es decir, los matices, las excepciones, las reglas de composición de alcance parcial, superponibles, etc. La tensión creativa del acto del proyecto precisamente reside en la superposición de lo nuevo sobre lo antiguo, o histórico. El proyecto no nace de la idea o del programa cerrado. Se origina en la tensión que se establece entre la ciudad existente, cuyas cualidades están reflejadas en los documentos de información, y la idea de ciudad nueva o el diagrama que representa sus cualidades. Por todo ello, desde este punto de vista la urbanística de los centros históricos se aproximará al proyecto de arquitectura, abriendo, con ello, un nuevo campo de posibilidades. 2 Progresivo descubrimiento de una nueva metodología En los dos puntos anteriores he introducido algunos de los aspectos que me parecen esenciales para entender la evolución reciente de la metodología de intervención en los centros históricos. En el siglo veinte, la arquitectura europea ha generado una interesante aventura intelectual sobre la necesidad de renovar los antiguos núcleos urbanos. Se han redactado múltiples proyectos de renovación o de definición de una ciudad nueva sobre la vieja. Paralelamente se ha escrito mucho sobre la cuestión, se han hecho críticas, se han definido metodologías, aparentemente contradictorias. 4 Nosotros, desde un rincón pequeño de esta Europa, hemos vivido una parte de esta experiencia, que podemos narrar entrecruzando las experiencias personales, las reflexiones sobre los proyectos propios, con temas generales. Es decir, el horizonte común que coexiste con las variaciones. O, la totalidad dialogante a qué se ha hecho referencia anteriormente. Todo ello con una atención particular a las técnicas de proyecto e intervención. Sabiendo que, en ellas, ha predominado excesivamente la atención hacia las simples cualidades visuales. No el espacio, sino una visualidad simplista derivada de la urbanística de principios de siglo. Sin olvidar, tampoco, la influencia que, en ella, ha tenido un positivismo. Que la ha angulado hacia las agregaciones de áreas o zonas y a unas clasificaciones de índole más científica social que de proyecto o intervención. Se empezará la secuencia de la explicación, fijando previamente la atención en nuestra concepción de la ciudad. Sabiendo que, hoy, para nosotros, la ciudad es una estructura diversa. Que estamos lejos de lo que se percibía en torno al trazado les las antiguas alineaciones o en las protecciones referidas estrictamente al paisaje, las texturas, las cualidades históricas o artísticas. Una diversidad y complejidad que contrasta con muchas de las lecturas tradicionales de la ciudad. También, poniendo la atención el contenido técnico de la experiencia que motiva el escrito. Técnico no significa restrictivo, sino humano, y, por tanto, social, político o cultural. No se trata de una explicación orientada hacia las ciencia sociales. Pero tampoco se trata de una explicación técnica que ignore el peso del contexto cultural, económico o social. A partir de este punto, el tema central será el proyecto de intervención en el centro histórico y el proceso seguido en los últimos treinta años de experiencia profesional. En estos treinta años, a través de nuestros trabajos el estudio y proyecto de diversos núcleos urbanos de ciudades intermedias de Catalunya y de las reflexiones que hemos podido desarrollar sobre ellos, hemos asistido al progresivo descubrimiento de una nueva metodología de intervención. Una metodología que se centra prioritariamente en: la utilización de la cartografía analítica histórica y en el descubrimiento de la dinámica urbana a través de esta cartografía. Aquí, la aplicación de la metodología tipo-morfológica, a pesar de sus muchas limitaciones, hizo posible el inicio de un razonamiento denso e interesante. El paso siguiente fue el descubrimiento de la necesidad de descomponer la morfología urbana y la tipología edificatoria, en diversas capas conceptuales. Así como la detección de unas reglas de intermediación, que, al vincular la ciudad nueva y la existente, dan lugar a unos collages de ciudad nueva sobre la antigua no agresivos. De esta manera la urbanística de los centros históricos se abría a la consideración de temáticas muy diferentes. Unas referidas a los temas propios de su misma tradición y otros pertenecientes a las múltiples referencias medioambientales o sociológicas que centran la atención del estudio de las ciudades del siglo XXI. El resultado de este proceso ha sido el nacimiento de una urbanística de la diversidad, no orientada hacia la optimización de variables o en las relaciones entre partes funcional o morfológicamente homogéneas, sino en unas relaciones narrativas mucho mas profundas. En el seno de las cuales se puede vincular el espacio físico y el contexto cultural y político, de manera muy diferente de cómo se hizo en los años iniciales del siglo veinte. 3 Un espacio cotidiano, que abre el urbanismo hacia múltiples referencias Cuando escribo estas notas, soy consciente que, en ellas, incide tanto la concepción de la ciudad que he podido adquirir a través de mis viajes, como mi inserción en las diversas problemáticas 5 de proyecto e intervención o de mis lecturas. Soy conciente que siempre me he introducido en una ciudad que, en primer lugar, aparece como un fondo desconocido. Una totalidad a la cual es imposible llegar a través de los primeros contactos. Un hecho cuyos detalles aparecen en mi vista y comprensión, de manera incompleta y fragmentaria. Cuyas partes se observan inconexas. Solo después de un trabajo paciente de re-dibujo o comparación, la ciudad aparece como un objeto utilizable urbanísticamente. Recuerdo como, a los 15 años, al empezar a estudiar en Barcelona, la ciudad se me presentó como un todo confuso, casi imperceptible. Entonces, paralelamente a los estudios de arquitectura, empecé diversos itinerarios de reconocimiento de la ciudad, con la ayuda de una guía turística de A. Cirici Pellicer13. Poco a poco descubrí una ciudad nueva para mi. Los diversos lugares y monumentos me introdujeron a un nuevo espacio, que, mediante la guía, se llenaba de referencias culturales. No era la totalidad de la ciudad. Más tarde he descubierto muchos más espacios y temas. Era una parte significativa en relación a las preocupaciones y referencias que tenia en aquella época. Mas adelante, esta introducción a un espacio urbano nuevo se ha repetido muchas veces. Así he descubierto alguna ciudades donde he residido un tiempo o he visitado muchas veces. Por ejemplo la mexicana Guadalajara, donde dicté un curso de doctorado, se me apareció fragmentariamente, a partir de cuotidianas visitas a diversos barrios y monumentos. La inicial idea borrosa y abstracta, un plano con dos caminos que se cruzan ortogonalmente, se concretó en un conjunto de visiones parciales, diversos paisajes urbanos, diversos colores, pero mucho más profundas que la primera. O, en el caso de Rabat, en Marruecos, donde he substituido la inicial identificación de la ciudad a los esquema de Prost, u otra genérica identificación al Magrebh, por un conjunto de visiones de espacios, a mitad de camino entre los esquemas de la ciudades francesas de inicios de siglo, Jaussely en primera fila, un paisaje vegetal, un movimiento de gente y un carácter muy específico del espacio urbano, descubriendo lógicas de proyecto diferentes en todo este itinerario. Aleppo se impone contraponiendo la ciudadela elevada con la oscuridad de los ejes principales de la ciudad antigua, que está ritmada por las aperturas que provocan los khans. El punto de partida de la contemplación de Damasco tiene relación con la superposición de construcciones y trazas a lo largo de la historia. En Roma se imponen los recintos cerrados o plazas. En Stokolm la referencia inicial es un contacto entre el agua y la ciudad rico en construcciones y reglas espaciales. Se trata de impresiones de viaje, que podríamos extender a muchos otros lugares. Impresiones, que no se diferencian mucho de las que se obtienen en el proceso de aproximación a los lugares donde se desarrolla nuestros trabajos de intervención urbanística. Por ejemplo, en los trabajos de intervención el núcleos históricos, en el caso de Premià de Dalt, del que se hablará más adelante, después de la lógica angustia inicial, previa a todos los desarrollos posteriores, el proceso de observación fue muy parecido a los ejemplos que antes se citaban. Se produjo una relación dialéctica entre la observación de las cualidades del espacio y la cartografía reflexiva, que dio muchos frutos. La observación fue abierta. Se refería tanto a las cualidades visuales, texturas, paisaje, como a los objetos componentes, edificios, vegetación, y su asentamiento o inserción en el relieve. La reflexión cartográfica completaba esta observación con mediciones y comprobación de reglas de situación relativa. Es interesante tener en cuenta que, de esta manera, no se llega nunca a una concepción global del objeto urbanístico sobre el que se trabaja. En el urbanismo actual la globalidad del espacio, los esquemas sintéticos, los diagramas de resumen o de síntesis, son malos acompañantes. Es mucho más eficaz la visión parcial pero profunda, si se quiere fragmentaria, como las que se van imponiendo cuando se visita una ciudad, que todas las síntesis. 6 En estas aproximaciones el espacio que se descubre es próximo al de algunas novelas. Por ejemplo, algunas de las de Georges Perec, como “La Vie mode d’empoi”,14 cuyo preámbulo empieza con una frase de Paul Klee, “L’Oeil suit les chemins qui lui ont été mélangés dans l’oeuvre”, que explica muy bien la lógica de la diversidad de miradas, que permiten una aproximación potente de la realidad, por encima de las leyes generales de comportamiento y las falsas globalidades. En esta novela se da una visión de la realidad próxima a los puzzles, que se componen de piezas fragmentarias, divididas en aplicación de leyes arbitrarias, no acordes con la forma del dibujo a componer. En cada capítulo se retrata un personaje, con trazos muy concretos, próximos y cotidianos. Que remiten a los demás personajes y, también a historias cuyo ámbito sobrepasa el espacio del edificio del boulevard parisino donde transcurre la narración. Se describe un espacio cotidiano, parecido al de primera mirada que se da a la ciudad. Pero abierto a las referencias exteriores y a un tiempo, también concreto, hecho de acontecimientos, memorias y olvidos. Es precisamente a este espacio y no al espacio abstracto tradicional en los trabajos de urbanismo, al que quiero llamar la atención. Paralelamente, en otras novelas, como “Rayuela” de Cortázar15, la totalidad, aparece de repente, en forma de paisaje, sobre el mosaico de narraciones fragmentarias pero profundas. Recientemente, he podido leer el Cuarteto de Alejandria de Durrell16 donde me ha interesado profundamente la construcción del espacio, a partir de 4 miradas independientes. Novela en la que se llega a afirmar que la realidad objetiva, aquella realidad urbana incuestionable de muchos de nuestros trabajos de urbanismo, no existe. Siempre se escapa. Permaneciendo lo fragmentario y las miradas individuales. En la novela, se hace referencia a la metáfora del palimpsesto utilizada en muchas explicaciones de urbanismo, por ejemplo en un interesante artículo de Corboz17. El palimpsesto era un antiguo pergamino utilizado y reescrito varias veces. Superponiendo-se en él las escrituras diferentes, hechas por personajes diferentes. No la capas o aspectos de un proceso o proyecto unitario, como alguien utiliza dicha metáfora. Sino la superposición de escrituras y lenguajes diferentes sobre un mismo lugar o tema de proyecto. Es decir, la incidencia de la diversidad sobre un mismo lugar. Siguiendo este tipo de explicaciones se llega a una concepción de la ciudad y el espacio hecho de miradas diferentes, fragmentos y rupturas. Este espacio de la fragmentación también es el de las películas de W. Wenders. Quien en un diálogo con el arquitecto Kolhoff, publicado en la revista Quaderns18 hace tiempo, llegaba a afirmar que es en las situaciones de ruptura donde se aprecia y comprende mejor la realidad. Dice Wenders: “lo roto o fragmentario se graba mejor en la memoria que lo entero. Lo que está roto tiene una superficie rugosa donde se puede sostener la memoria. La memoria resbala por todas las superficies pulimentadas de lo que es entero”. En un artículo de Gregotti se llega a una conclusión parecida sobre la obra de Wenders: “Il sito offre una propia física resistenza ed una propia profondità di memorie ed é con esso che si confronta il nuovo: lo spostamento”. “Non una relazione tra sfondo ed avvenimenti, ma personaggi che dialogano fra loro: anche odandosi, ostacolandosi”19. El lugar es único, pero las referencias, o personajes son muchos. El lugar, no la pieza pulimentada perteneciente a una máquina unitaria, sino fragmentado, roto, tiene múltiples resonancias. Esta es la realidad urbana que nos interesa hoy día. Contra las totalidades de funcionamiento o proceso q que nos había acostumbrado el urbanismo del racionalismo o el estructuralismo. La ciudad entera, homogénea, racionalmente estructurada, no existe y no puede existir nunca. Si observamos atentamente la ciudad antigua con el espíritu abierto a que hemos hecho referencia, esta realidad aparece con toda claridad. Al aproximarnos, solo sumamos miradas 7 diferenciadas. Los episodios de esta ciudad fragmentada remiten a múltiples historias, personajes o itinerarios intelectuales distintos. Así mismo, está construida por proyectos distintos que casi siempre han quedado a mitad de camino. En la observación del trazado de las calles, su rugosidad refleja proyectos de alineación y tipologías de los inmuebles que remiten a episodios de la historia urbana muy distintos. En la ciutat vella de Barcelona ello es evidente. También aparecen relaciones visuales entre edificios y espacios que emergen por encima de la cotidianidad de la urbanística de alineaciones. Este, por ejemplo, es el caso de los campanarios, convertidos en hitos de alineaciones lejanas. En el “carrer de l’Abadia” de Reus encontramos una alineación de este tipo. También en el caso de Granollers, el antiguo campanario sirve de referencia al trazado de la calle Ricomà, exterior al núcleo antiguo. O, en el caso de Barcelona, se pueden encontrar referencias parecidas en torno a las iglesias del Pi y Santa María del Mar. Nuestro interés en la ciudad antigua preferentemente reside en este punto. Es fácil encontrar en ella el espacio de la diversidad a que nos estamos refiriendo. Es imposible reducir esta ciudad a un proyecto unitario. Mientras que, simétricamente, la ciudad antigua siempre escapa de los instrumentos globalizadores20. Contra esta realidad, en los manuales de urbanismo o las historias de la ciudad que han fijado en gran medida el armazón conceptual de la urbanística, los episodios casi siempre se representan y comentan de manera unitaria. Aparecen como repertorios de casos ejemplares. Muchas veces a costa de reducir su representación a un simple esquema. Citaremos dos ejemplos: En los manuales clásicos alemanes, como el de Stubben21 solo se reproducen plantas esquemáticas de ciudades, plantas de plazas, cruces de calles, episodios de espacio público más complejos o planta de edificios, manzanas y alguna sección viaria. Todos los episodios de introducen y comentan como ejemplos, sin poner en relieve su complejidad y diversidad. Se trata de partes, en planta, del esquema general de la ciudad, también en planta. Todos tienen una explicación cerrada en ellos mismos. En el caso de la historia del urbanismo de Lavedan,22 otra obra magna de la teoría del urbanismo. Los episodios son determinados por la secuencia histórica y la referencia a contextos territoriales muy genéricos. Mientras las representaciones gráficas, con interesantes los planos esquemáticos de punta fina, a pesar de poner el acento en la morfología, limitan la explicación a aspectos que, desde la perspectiva actual, parecen muy limitados. Todo ello contradice la óptica de la diversidad a que hemos hecho referencia. Creo que se debería reflexionar sobre la influencia de estos esquemas morfológicos en planta en la formación de los conceptos en el urbanismo del siglo veinte. Con una referencia particular al caso de las operaciones de reforma urbana, o de superposición de la ciudad nueva sobre la ciudad antigua. Estos instrumentos limitan su alcance al tema de la estructuración del espacio en planta. Es decir, a lógica del plano de alineaciones. Mientras que, a través de un uso más intencionado del dibujo o el trazado se puede profundizar mucho más en el conocimiento de las particularidades locales. Siendo el dibujo un instrumento 4 El espacio técnico del proyecto de intervención en la ciudad existente Al llegar a este punto, no se debería olvidar que nuestro punto de vista es técnico. Técnico significa para nosotros humano. No reducido a los simples mecanismos. Sino abierto a la consideración de las técnicas en el desarrollo de la humanidad en general y la ciudad en particular. 8 Chistopher Hill en un interesante libro sobre los orígenes intelectuales de la revolución industrial inglesa23 explica el relevante peso de las técnicas y los inventos en el cambio social. Explica como, en la Inglaterra del siglo XVI, se establecieron unos interesantes y sutiles relaciones entre la obra de artesanos, científicos y políticos. Como el avance de técnicas de mecánica, navegación, redactores de almanaques, etc. se tradujo en importantes cambios conceptuales de las matemáticas, la geografía, la historia, la medicina, la filosofía, etc. Finalmente como de todo ello derivó una nueva concepción del mundo. Siguiendo los múltiples ejemplos que cita, se puede comprender las grandes ideas tienen generalmente el soporte de un conjunto, casi infinito, de pequeños avances técnicos. En el contexto del urbanismo se pueden encontrar muchos nexos parecidos. Con ello no se quiere reducir el urbanismo al papel de simple técnica aplicada. La historia de las técnicas y habilidades solo coincide tangencialmente con la de las Grandes Ideas. Pero puede ayudar a descubrir aspectos difíciles de comprender a primera vista. Siempre que la consideración de las técnicas no se independice de su vertiente más humana y, por consiguiente, social. En este sentido, se debe tener en cuenta que el instrumento técnico no es único, pero puede ser útil para penetrar en esta ciudad compleja e indescriptible donde vivimos. Dos ejemplos, que han influido mucho en nuestro conocimiento de la urbanística de la ciudad antigua, pueden ayudarnos a entender mejor estas relaciones entre las técnicas y el método urbanístico. 4.1. En los primeros años de democracia dirigí los trabajos de preparación de una exposición de los fondos documentales de planes y proyectos de urbanismo pertenecientes al Ayuntamiento de Barcelona. Este trabajo también se reflejó en un catálogo o libro con unas ilustraciones que, para nosotros, eran innovadoras 24. Nos descubrieron una historia del urbanismo diferente de la que habíamos conocido a través de la lectura de libros. Aquí pude comprender que los planos, un instrumento de expresión básico en el urbanismo, eran una fuente de información tanto o más importante que los textos teóricos. Tuve en mis manos muchos originales históricos. Muchos planos de tela transparente, dibujados a mano. Era fácil encontrar los agujeros del compás. También se podían seguir las líneas auxiliares en que se había basado el dibujo. También encontré borradores o trazados alternativos, que ayudaron a comprender las bases técnicas en que se sustentaba el plan o proyecto. Así empecé a entender las diversas lógicas del urbanismo de alineaciones del siglo XIX. Pude entender la importancia de la geometría urbana sobre la que se basaban los proyectos. Entendí la complejidad y el interés que tenia el proceso de elaboración del plano de Barcelona dibujado por Miquel Garriga i Roca entre 1846 y 1869. Leí la memoria de este trabajo topográfico donde se explicaba detalladamente la triangulación en que se había basado en plano25. Este material reflejaba muy bien el interés de la nueva geometría. No se trataba tanto de copiar la ciudad sino de inventar una imagen nueva de ella. El análisis, de “per se”, ya era proyecto. Es invento de un espacio nuevo, totalmente abstracto, que se expresa a través de las continuidades y, en especial, la viscosidad que refleja en la ciudad existente. Sobre esta geometría dibujada en líneas negras se superponía, luego, una geometría roja. La geometría de proyecto. Esta geometría tenia unas lógicas de trazado tanto o más interesantes que la de triangulación y “geometrización” de la cartografía. La geometría roja o de proyecto se dibujaba con tiralíneas y compás. Generalmente definía figuras geométricas puras, círculos, rectángulos, cuadrados, elipses, etc. Tenia la base en la tradición del proyecto de espacios públicos, iniciada en el Renacimiento, con la Piazza del 9 Capitolio como paradigma, desarrollada en el Barroco y Neoclasicismo, a través de los múltiples ejemplos de “places royales”. En el caso del plan de reforma de Barcelona, paralelo al ensanche, hay numerosos fragmentos donde se refleja con claridad esta técnica de trazado. Desde mi punto de vista, los más interesantes son los que se sitúan en la periferia del núcleo antiguo. Por ejemplo el proyecto de una plaza de Catalunya, rectangular, muy diferente de la actual, que recoge en un diseño unitario los ejes de las calles que confluyen en ella. También los son el área próxima a la plaza de Urquinaona, convento de Jonqueres y una inicial Via Laietana, o donde se utiliza la misma técnica de dibujo de una figura geométrica, cuyos ejes, o puntos de cruce, coinciden con los ejes de las calles adyacentes26. Entre la geometría de análisis, negra, y la geometría se establece una evidente relación, en la que los ejes son los protagonistas principales. Pero, a pesar de ello, el proyecto no nace de la adaptación de la geometría roja a la negra, sino de la superposición de ambas. Cada una de ellas tiene su propia lógica de trazado. No es casual que para explicar el proceso de desarrollo y transformación urbana se hable de “collage”27. La tensión entre ambas líneas es la que crea el proyecto. Difícilmente nace de la harmonización. Se puede asegurar que la contraposición de las líneas crea el espacio de proyecto. Es decir un espacio propio de este tipo de proyectos, muy diferente del espacio donde se desarrolla nuestra profesión actual. En cada momento de la historia de la arquitectura de la renovación urbana es interesante descubrir un espacio de proyecto, en el cual confluyen todos los razonamientos en que se enmarca la práctica profesional. Sobre este espacio se desarrollará otro tipo de razonamientos, que son tanto o más importantes que el inicial, pero que no dejan de estar focalizados por el. Antes aseguraba que detrás de las técnicas siempre hay una motivación humana. Que, detrás o a través de los avances de las técnicas del siglo XVI, se descubría una evolución trascendente de la sociedad de la época, detrás de las técnicas de geometrización del espacio urbana del siglo XIX, también se descubren cambios substanciales de la política, la economía y la cultura del suelo, la medicina y la higiene, o de la circulación de vehículos. La técnica de transformación del espacio urbano, aparentemente muy simple, tiene resonancias que amplifican su alcance. Detrás del espacio estrictamente arquitectónico se descubre un espacio del derecho, de la economía, de la planificación social, etc. Bruno Fortier en un interesante libro sobre esta dimensión de la urbanística de alineaciones de los siglos XVIII y XIX28, se refiere a esta otra dimensión del espacio o de objetivación de la realidad urbana. Un espacio analizable desde el punto de vista de la homogenización en diversos planos: la propiedad, derecho y economía, la distribución racional y planificación de equipamientos, etc. De esta manera el proyecto arquitectónico se abre a otros ámbitos de la cultura, la sociedad y las relaciones humanas. El urbanismo, aparentemente muy simple, se transforma en una realidad cada vez más compleja. Una realidad de múltiples resonancias. Pero, estas resonancias no serian nunca posibles sin su referencia al espacio de proyecto, donde se materializan. El espacio de proyecto es una referencia para todos los discursos y políticas, a veces contradictorias, que intervienen en su formación. Es mucho mas que el simple proyecto de un espacio físico, de calle o de plaza. Ello es evidente en los documentos como los que pudimos observar en Barcelona. A primera vista, existe una línea de continuidad entre el proyecto de la piazza del Capitolio y las calles y plazas de Barcelona en el siglo XIX. Hay quien dice que en el siglo XIX hay una obsesión por la axialidad29. Se pasa de la conformación del espacio en 10 perspectiva a un espacio equivalente, pero con un acento espacial en las anexiones viarias. Hay quien dice que los principios conformadores del espacio en el renacimiento y barroco se debilitan al llegar a este otro período histórico. Pero, mas que esto lo que ocurre es que se le superponen otros temas y otros principios de ordenación. En su contexto, el espacio de proyecto no es solo el espacio de la ordenación de los llenos y vacíos, también es el espació de la comunicación y de la planificación30. Es el espacio de la comunicación, que no sigue estrictamente la metodología clásica, sino que la toma como referencia, para dar carácter al nuevo espacio urbano. En Barcelona, por ejemplo, las alineaciones y ejes de la reforma se materializan en la Plaça Reial. Un espacio que, aunque toma el título y el carácter de las antiguas places royales francesas y de muchos otros espacios anteriores, de hecho es un espacio de galería comercial, ajardinada31. El espacio de las alineaciones se convierte en mucho mas que la simple ordenación del espacio público. Es también el espacio de la planificación, de la circulación, de las infraestructuras, de los nuevos usos. La percepción actual de esta urbanística de la reforma urbana añade otras dimensiones a los proyectos antiguos. Se trata de proyectos homogéneos, regulares, geométricos, pero actualmente los contemplamos realizados parcialmente. En la ciudad solo se han materializado fragmentos de los antiguos proyectos. En algún caso, la fragmentación de la alineaciones, traduce casi dramáticamente la existencia de diversos proyectos de alineación. Otras veces, las plazas actuales son poco más que el reflejo de un proyecto que ha quedado a mitad de camino. A las tensiones del collage entre cartografía de información y proyecto se añaden las superposiciones y también contraposiciones de los diversos proyectos. La diversidad, llevada al límite de las múltiples referencias, es el resultado de una urbanística que pretendía ser homogénea, regular y geométrica. 4.2. Un segundo tema de renovación del espacio interior de Barcelona permitirá avanzar en el camino hacia la urbanística de la diversidad que hemos iniciado. En el siglo XX se empezaran a imponer nuevos temas. Paralelamente aparecerá un nuevo espacio de referencia o de proyecto. Cuando, hacia el 1908, se empezó a la Via Laietana, el eje viario o avenida resultante del episodio de la renovación urbana de matriz geométrica, varios intelectuales, pintores y artistas protestaron al comprobar como se destruían monumentos históricos de valor y como desaparecían espacios urbanos reflejo de antiguas modalidades de urbanización. Por ejemplo R. Casellas escribió un interesante artículo sobre la exposición de dibujos y perspectivas que se celebró en aquel tiempo32. En él la historia aparece como tema importante que da sentido a la colectividad. Las fotografías, dibujos y pinturas de los espacios que han de desaparecer se convierten en documentos que reflejan una realidad del espacio construido muy diferente del de los planos de alineaciones33. Esta atención a los monumentos históricos no es ajena a la revaloración de los estilos románico y gótico en el contexto de la arquitectura europea de la época y , en particular, en la de Catalunya. Más allá de las consideraciones estrictamente arquitectónicas, en la atención de estos estilos se refleja la búsqueda de las raíces culturales e históricas del país. La afirmación nacional encuentra un instrumento eficaz en el descubrimiento del pasado histórico. El nuevo tejido urbano, resultado del planeamiento será en “Barrio Gótico”, no la genérica “Reforma” del planeamiento del siglo XIX. El planeamiento urbanístico superpone el objetivo de la valoración de los edificios y espacios históricos al tradicional de la renovación urbana. Con ello introduce un nuevo concepto de espacio. El centro de atención ya no será la superposición las líneas rojas de proyecto, 11 geométricas y regulares, sobre las líneas negras de la ciudad existente. Será un espacio en tres dimensiones, atento a las texturas de los edificios históricos, a las piedras, a los despieces, a los detalles arquitectónicos, etc. Un espacio, además, que no es visto en planta, sino en perspectiva. Atento al movimiento de los vehículos y las personas. A la percepción dinámica34. El instrumento técnico propio de este espacio es la perspectiva, un nuevo espacio de referencia o de proyecto que, desde este momento, se introduce con fuerza en el planeamiento. Siendo una parte de los gravados del manual de Camilo Sitte el ejemplo más difundido de dicha concepción del espacio35. Las polémicas sobre la conservación de los edificios y espacios monumentales del pasado románico, gótico y romano en Barcelona, se tradujeron en una reforma de los proyectos de reforma de la ciudad poco después. El ayuntamiento encargó a tres arquitectos de la época, Romeu, Doménech i Montaner, Puig i Cadafalch36. Domènch i Montaner se encargó de la primera parte, entre el puerto, Santa Maria del Mar, y la plaza del Angel. De la parte central se encargó Puig. Mientras que Romeu se encargó de la parte alta. De los tres, Doménech es el de mayor edad. Y su proyecto aun se resuelve a través de un sistema de calles y plazas geométricas, entre los cuales se insertan los monumentos. Utilizaba aun una técnica de configuración del espacio propia del siglo XIX. Por ejemplo: dibujaba una plaza geométrica y axial delante de Santa Maria del Mar, que puede ser fácilmente criticable en aplicación de consideraciones de Viollet le Duc sobre la situación de los edificios monumentales en relación a las plazas37. Mientras que en el proyecto de Puig y Cadafalch, un arquitecto muy culto y conocedor de las tendencias de la arquitectura europea de la época, se define un espacio distinto. Puig, que había criticado el Proyecto de Ensanche de Cerdá por su geometría simple subrayando la necesidad de acentuar el peso de las fachadas de los edificios, integra la muralla romana de la ciudad en su proyecto y la misma catedral mediante una vista diagonal que tiene una acentuada dinamicidad. Se puede decir que en su proyecto se priorizan los factores ambientales y la simple contemplación de las piedras antiguas sobre la prevalencia de las reglas de trazado geométrico. Resalta la visión dinámica del espacio y el tratamiento casi táctil de la piel de los edificios. La composición urbanística ya no descansa solo en la elaboración de geometrías simples y en la articulación de los espacios nuevos y antiguos mediante ejes y simetrías38. Aquí nace un nuevo espacio técnico del proyecto. Un espacio distinto pero con un rol de referencia, parecido al del espacio geométrico del siglo anterior. Pero se trata de un espacio que no niega el espacio anterior. Se superpone a las alineaciones y a la lógica del trazado viario haciendo más compleja la operación de proyecto. Poco a poco, se descubre la urbanística de la diversidad, sobre la cual reside el discurso y metodología actual. 4.3. Pero es más. Las intervenciones en la ciudad antigua pertenecientes a este momento histórico también tienen una intención estructural. Al lado de la intención de recuperar el patrimonio histórico y artístico se descubre la intención, entre económica y política, de darle un nuevo contenido o uso. La renovación de la ciudad antigua es paralela al trazado de una nueva avenida que conecta la ciudad nueva del ensanche con el puerto y la estación principal del ferrocarril. Con la avenida y los edificios que se construyen a su paso, se logra formar un nuevo barrio político y administrativo. Un espacio central en el sentido moderno de la palabra, bien conectado con el resto de la ciudad. Un barrio, además, que tiene el carácter particular de recoger las esencias y la catalanidad de los edificios y espacios de la Catalunya Románica y Gótica. Un nuevo centro funcional con el carácter propio y las bases ideológicas de la Catalunya que renace a principios del siglo XX. 12 De esta manera se introduce una tercera lógica y bases de proyecto. La intervención adquiere carácter estructural, solo explicable a través de los esquemas de racionalización urbana, propios del urbanismo europeo de la época. Que, en este caso se aproximan a los conceptos que influyen en uno de los ejemplos mayores de la renovación de los centros históricos de la época: los trazados y teorías de Giovannoni39. En cierta medida esta dimensión del proyecto de intervención en los núcleos antiguos es la contraria a la de este mismo urbanismo en el caso de los centros históricos de las ciudades del Magrebh. Por ejemplo en el caso de las medinas de Marruecos, donde arquitectos como Prost, de la misma corriente de los de Barcelona, dejan intacto en núcleo antiguo, con una actitud super conservadora, mientras sitúan los elementos de innovación en la ciudad nueva40. La atención a la ciudad existente, su historia y sus monumentos, nunca puede considerarse al margen de otras medidas y justificaciones de la intervención. De la misma manera que el urbanismo geométrico se superpone al perspectivo, la relación de ambos con los temas de estructura y de programa económico y social también debe ser tenida en cuenta. En los dos casos citados coincide la identificación de la ciudad histórica a un monumento, pero son distintas las demás variables. Se puede decir que con esos ejemplos se introduce una tercera dimensión del proyecto o un tercer tipo de espacio de referencia del proyecto de intervención. La cuestión de la ciudad antigua se pone en relación con el urbanismo racionalista. Poco a poco, con la consideración de tres espacios de proyecto no excluyentes, que pueden coincidir total o parcialmente en el planeamiento de las ciudades antiguas, nuestra explicación se introduce en el tema de la complejidad y diversidad de la ciudad, que será nuestro horizonte final. 5 La cartografía analítica. Hacia un nuevo espacio de proyecto Al llegar a este punto se puede introducir un nuevo tema de referencia. Una nueva manera de entender el espacio de la ciudad existente y de la intervención urbanística en los centros históricos, que en las últimas décadas ha centrado la atención de casi todas las teorías y métodos. A finales de la década de los sesenta, la gente de nuestra generación empezó a elaborar proyectos a partir de un instrumento nuevo: una cartografía analítica, basada en la morfología de las mallas viarias, del parcelario y de los tipos de edificación. El primer libro de Aldo Rossi41 aportó nuevos puntos de vista y nuevos instrumentos de intervención. A partir de este momento, la ciudad dejó de ser vista como un conjunto de líneas o alineaciones dibujadas sobre un plano, de perspectivas dinámicas, o como un fragmento de una gran ciudad. La ciudad pasa a ser concebida como un espacio construido continuo, con calles, manzanas con su propia lógica de parcelación, edificios grandes, pequeños, medianos, continuos o discontinuos. La ciudad se identifica con aquellas telarañas cartográficas a que tanto nos ha acostumbrado la urbanística de las últimas décadas. Así mismo, la ciudad empieza a ser vista como problema de tiempo. No de un tiempo cronológico, que sigue la evolución acompasada y rítmica de las agujas del reloj, sino, de un tiempo, hacho de permanencias y variaciones distintas. Permanencias de caminos, de calles, del plano, del parcelario, de los monumentos, de los lugares, etc. En torno al libro de Rossi se refleja un interesante cambio de mentalidad en el urbanismo. La ciudad deja de ser vista a partir de del plano geométrico abstracto. Se tiene en cuenta la forma concreta de las calles y plazas. También la tipología de los edificios públicos y privados42. A partir de este momento se tiene en cuenta la forma de todos los edificios y construcciones. En el período racionalista se había llegado a delimitar tejidos de tipología y función homogénea, 13 mientras que en este nuevo período la atención se dirige hacia la tipología y la morfología urbana. Es decir, no a las zonas estructuradas según criterios funcionales, sino a áreas, de morfología diferenciada. En los últimos congresos del CIAM, después de la última guerra mundial, se pone la atención a dos temas nuevos: la forma de la ciudad y la importancia de del espacio situado entre los edificios43. Temas que, en el período anterior habían quedado oscurecidos por la atención a las relaciones funcionales y a cierta aplicación del método científico al planeamiento. En la arquitectura de los años sesenta, este cambio conceptual denota la influencia del estructuralismo y, en particular la obra de Levi Strauss y permite un paso adelante en relación a este cambio en la concepción de la ciudad. En el primer capítulo del libro de Rossi, la estructura de los hechos urbanos, se hace referencia a este antropólogo al identificar la ciudad a una obra de arte. La ciudad no nace de las relaciones funcionales sino de la vida colectiva, consciente o inconsciente. En los monumentos y las piedras en general, se refleja la historia y la cultura de los hombres44. Es decir, se pone el acento en la forma de las calles plazas, edificios y piedras o construcciones, en general, para poder explicar la ciudad desde otro punto de vista. La historia y la cultura sustituyen la funcionalidad y la máquina como metáforas conformadoras de la ciudad. El espacio no depende de la función, tiene valores propios. Valores que se relacionan con la historia y la cultura de las personas sin la necesidad de la geometría y la funcionalidad. La ciudad puede analizarse como obra de arte o construcción física y este análisis puede incidir directamente en la conformación de los instrumentos urbanísticos, que, hasta este momento habían conformado la historia del urbanismo. Esta concepción de la ciudad contrasta con la atención a los problemas de la simple visualidad que hasta este momento había conformado los planes y proyectos de renovación de los centros históricos. Como hemos visto, la innovación principal que se introduce en el urbanismo de centros históricos a principios de siglo, es la atención a las visuales y el paisaje que deriva de las ideas de Sitte. Paisaje que se conforma a partir de las alineaciones o los límites del espacio público, la situación de los edificios monumentales y la textura de los edificios. En el caso de Barcelona estos temas fueron esenciales en el “invento” de la ciudad gótica, a principios del siglo XX. Curiosamente, estos mismos temas tuvieron un relieve especial en planes de la década de los años sesenta. Por ejemplo en el plan del centro histórico de Asissi45, que redactó Astegno en 1965 y el de Bath46, que redactó Buchanan en 1968, la visualidad se convierte en el principal criterio de ordenación. Se puede decir que la innovación del método que inicia Rossi está en la atención a la forma de los edificios mayores y menores, pero aún más en la relación entre las construcciones y la vida o la cultura de los hombres. Mucho más allá que las simples relaciones visuales y funcionales. La clave de estas relaciones reside en el concepto de tipo y en sus modalidades de clasificación. De acuerdo con este nuevo punto de vista, el tipo del edificio se puede asimilar a una forma unitaria o a un modelo. Carlo Argan, en un conocido escrito47, diferencia el tipo asimilado a una imagen o modelo ideal o símbolo, una forma unitaria y acabada, del tipo entendido como condición que sirve de regla al modelo. Una condición no formulada a priori, sino resultante de la historia. El germen preexistente o núcleo en torno al cual se aglutinan sus posibles desarrollos48. Desde este punto de vista, el tipo no es un ideal meta-histórico49, sino una construcción resultado de la historia, deducida de una serie de modelos, que puede utilizarse como punto de partida de los proyectos50. 14 La ciudad es entendida como un todo continuo, el lugar de la continuidad de la forma en la historia. No un conjunto de edificios y zonas separadas. Aquí es donde se desarrollan los tipos de edificios. Los cuales tienen las mismas exigencias de continuidad formal y histórica que tiene la forma de la ciudad51. Por este motivo la tipología y la morfología urbana no pueden ser concebidas al margen de su proceso de concreción, proceso en el cual intervienen diversos temas, y de sus vínculos institucionales, culturales y económicos. Nunca es un ideal o un concepto cerrado en si mismo. Es decir, a-histórico. Pero las innovaciones no acaban aquí. Desde este punto de vista, la ciudad también es un problema de tiempo. De construcción histórica o de variación diferente de los diversos elementos que intervienen en la formación de la ciudad. La ciudad es el lugar de la permanencia de un camino que actúa como directriz, o generador, de un trazado urbano. Es el lugar de la permanencia de un plano o de un monumento. También es el lugar de la variación diferente del trazado viario, del parcelario y de los edificios. En este punto Rossi recoge la tradición de la geografía regional francesa. En particular la obra de Marcel Poëte, quien estudió la permanencia de los trazados en la evolución histórica de Paris52, del historiador del urbanismo Lavedan53, donde se estudian diversos temas de permanencia de los trazados urbanos: el camino, la colina, el plano, etc. La simple contraposición de la geometría de información y la de proyecto es sustituida por la evolución histórica y la variación diferente de los diversos temas y construcciones. El cambio es importante. La ciudad aparece aquí como texto o memoria de ella misma. A partir de estos dos temas: el espacio construido y la variación diferente de los elementos urbanos se configura un nuevo espacio técnico del proyecto y una nueva manera de articular las referencias técnicas y culturales en torno a él. 6 Las reglas de intermediación y el cambio metodológico de los años 60 En nuestro país, el cambio conceptual no se recogió exactamente en las dimensiones que se han expuesto hasta aquí. Desde el primer momento, la metodología se implantó indisolublemente relacionada con una concepción de la política urbana que, en aquel momento, tenia mucha potencia mediática. La cuestión del Centro Histórico, o la conveniencia de sustituir la ciudad vieja por una de nueva, también se leía desde el punto de vista de la necesidad de generar un nuevo mercado de la vivienda, la vivienda rehabilitada o recuperada, que pusiese freno a la expansión infinita de la ciudad en el territorio y al incremento de la renta del suelo que la acompañaba. Con la intervención en los núcleos antiguos se quería cortar la especulación inmobiliaria y la retención del suelo y los edificios degradados por la propiedad. La política, una política mas teórica que real, tenia mucha importancia en aquel momento histórico y contribuyó a oscurecer el avance metodológico que implicaba la nueva manera de entender la ciudad y el urbanismo. Paulatinamente, el nuevo modelo político y económico desvió la atención del método y generó más atención a la rehabilitación de los edificios antiguos, a su permanencia, a la política de rehabilitación y restauración y a los aspectos normativos que al urbanismo propiamente dicho. Es decir el espacio intermedio de la ciudad, donde se desarrollaba el la variación diferente de los elementos urbanos a que nos hemos referido anteriormente. Los factores constructivos pasaron delante de la urbanística. 15 En este punto la deformación del método encontró un firme apoyo en la tradición de la arquitectura de los centros históricos y en su manera de concebir la catalogación y protección del patrimonio histórico artístico. Contra la intención inicial de fundamentar el estudio de las formas urbanas y arquitectónicas en relaciones abiertas a la evolución histórica y a las ideas, las técnicas, las culturas etc., superando la fragmentación de las clasificaciones racionalistas. El nuevo urbanismo de la reforma de centros históricos, inicialmente abierto a otro orden conceptual, se volvió a cerrar en clasificaciones de tipos y de formas urbanas poco atentas a los enlaces intermedios, a la evolución y al proyecto innovador. El modelo paradigmático de esta manera de entender la mejora de las áreas históricas fue el plan del Centro de Bologna de 197354. Un plan muy angulado hacia la restauración del patrimonio construido. El resultado de todo fue cierta identificación de la ciudad antigua a una joya, inmutable, que solo se puede restaurar; una atención exagerada al tema de la vivienda; y la reducción de la cartografía analítica a la clasificación tipológica. No se puso la atención en el tema innovador de las permanencias y en los tiempos de variación diferente. Se cerró el tema en unas clasificaciones tipológicas dirigidas a la explicación de las etapas del pasado histórico y a las pautas de restauración, que poco podían decir en relación al tema candente de la conservación de unos espacios urbanos complejos, donde la historia había dejado muestras muy diversas de su paso. 6.1. En nuestro primer trabajo de intervención en el centro histórico, el plan de Montblanc, una ciudad amurallada medieval que había quedado relativamente intacta en la Catalunya interior, estos problemas se manifestaron claramente. El plan, redactado hacia 1974, a pesar de poner la atención en el problema de la reutilización y transformación relativa de algunas construcciones históricas, como, por ejemplo, las torres de la muralla medieval, acabó en una simple ordenanza, atenta a las relaciones entre la tipologia de los edificios y la morfología urbana, pero sin llegar a superar la óptica de la rehabilitación. En el plan, el estudio de la tipología de los edificios y de la morfología urbana no se hizo con la suficiente precisión. Se puso poca atención a la dinámica de substitución de los edificios y a la configuración de los espacios de calle o plaza, indispensables para la mejora global del hábitat sobre el que se trabajaba. Los espacios de calle y plaza, o la muralla medieval, solo se definieron como oportunidades, sin darles las convenientes connotaciones formales. Así no se pusieron en relieve los enlaces intermedios que caracterizaran la mayor parte de los trabajos posteriores. El caso del plan de Montblanc no es único en la historia del urbanismo de Catalunya. De hecho muchos planes de los de los primeros años de la democracia se redactaron de acuerdo con esta concepción reductiva de la tipologia-morfologia. Se trata de planes que ponen el énfasis en las clasificaciones de tipos y en la ordenanza de edificación. Planes que dejan la definición de nuevos espacios de plaza a las posibilidades marginales que ofrece la eliminación de las manzanas más degradadas55. Que tiene poca relación con la política de renovación que había de caracterizar internacionalmente la urbanística de Barcelona. Una política basada en en el diseño de nuevos espacios de calle o plaza. Contra esta tendencia, uno de los nuevos proyectos de reforma, el denominado “Del Liceo al Seminari”, planteó por primera vez la necesidad de renovar teniendo en cuenta la forma del espacio público56. Se trata de un trabajo interesante, a pesar de su relativo infantilismo en la aplicación de los modelos de espacio. Se trata de un plan que parte de la necesidad de utilizar positivamente las afectaciones de las antiguas grandes vías de Reforma, ortogonales y definidas en aplicación de la cuadrícula Cerdá, con algunas variaciones de trazado proyectadas por los arquitectos de la primera parte del siglo veinte. Sobre estas áreas proyecta un nuevo conjunto de plazas y equipamientos. 16 Se trata de un plan muy crítico con la metodología tipologia-morfologia del corriente Bologna. Pero, al lado de esta acertada crítica, basa su intervención exclusivamente en la implantación de modelos de plaza que proceden de la tradición histórica europea. Pone poca o nula atención a los enlaces intermedios entre los modelos y la morfología de la ciudad existente. Solo propone plazas copiadas de los principales manuales del urbanismo de principios de siglo: el de Camilo Sitte, a que se ha hecho referencia anteriormente y el “Civic Art de Hegemann57. Detrás de esta atención hay una lectura, posiblemente demasiado rápida, del libro “City Collage” de Colin Rowe58. Posiblemente, detrás esta idea de conformar los nuevos espacios de plaza a través del collage o superposición de modelos del manual, se encuentra la antigua óptica de la urbanística de los centros históricos del siglo XIX. Impone modelos de sustitución con poca atención a las reglas de intermediación59. La violencia que generaban los antiguos proyectos, continua en este ejemplo de finales del siglo veinte. A pesar de ello, la historia del urbanismo iniciado por este plan es interesante. Gran parte de las virtudes y problemas de los proyectos actuales se inician en este primer ejemplo. La extraordinaria violencia que los proyectos más recientes han generado en los tejidos de la ciudad antigua de Barcelona derivan de la metodología del collage y la superposición que se impuso desde este primer momento. La ciudad, difícilmente se puede renovar a partir de la superposición de modelos de libro. No se puede renovar utilizando un leguaje y una cultura alejada del lenguaje propio de la ciudad existente. En la solución final debe incidir la lectura de las condiciones locales y diferenciadas de la ciudad antigua. A partir de esta lectura se pueden detectar reglas de intermediación, que al deformar los proyectos iniciales, permitirán dar nueva vida o modernizar las áreas antiguas, en condiciones de conservación del carácter del área. En estos ejemplos el urbanismo de los centros históricos aun está lejos de la consideración de las reglas de intermediacion que se estableces entre la ciudad antigua y la nueva, sobre las que se profundizará en los casos siguientes. 7 Descomposición de la morfología urbana y reglas de intermediación Al llegar a este punto, para desarrollar los argumentos iniciados en las páginas anteriores, es necesario retomar el tema de las innovaciones que la lectura de Aldo Rossi aporta a la urbanística de los centros históricos. Es decir, la incidencia de los nuevos conceptos de ciudad, espacio y tiempo en este urbanismo. Para ello se desarrollaran algunas de las conclusiones que hemos podido extraer de nuestros planes, proyectos de renovación e investigaciones sobre pequeñas ciudades históricas de Catalunya, en que hemos intervenido. En los trabajos de intervención realizados entre el plan especial del Núcleo Antiguo de Reus, redactado hacia el año 1984, el plan especial del Núcleo Antiguo de Premià de Dalt, redactado hacia 1989 y el proyecto de la plaza de la iglesia de Granollers, redactado en 1993, se ha podido observar que la solución de los problemas de renovación de las ciudades históricas no se debía buscar en el impacto (el collage) de modelos de plaza clásicos o modernos sobre la ciudad antigua. Era esencial la comprensión de la cultura del espacio propia de cada centro histórico y de los diferentes lenguajes de composición depositados a lo largo del tiempo. A partir de estos lenguajes se definirán diversos temas de intermediación entre la ciudad existente y los proyectos de innovación. Este es el caso de tres temas que queremos resaltar en este escrito: la descomposición de la morfología urbana, la descomposición de los tipos de edificios y la búsqueda de reglas de composición y “enlaces intermedios” entre los edificios y espacios, con particular referencia a las reglas visuales. 17 El primero de estos temas tiene su raíz en un invento metodológico de Aldo Rossi: la cartografía de la morfología histórica, basada en la detección de elementos de permanencia y de transformación de los tejidos urbanos. Con el tiempo, en muchos planes de renovación y en otras manifestaciones de la cultura urbanística, este avance metodológico ha derivado en un trabajo burocrático completamente alejado de su intención inventiva. Muchas de las cartografías de investigación histórica que acompañan los planes de renovación son simples imágenes de “telarañas” de calles y parcelas pensadas en la identificación de áreas urbanas, las relaciones morfológicas que caracterizan los tejidos o, también, en el efecto estético y la regularidad60. Contra esta situación, paulatinamente hemos podido diseñar un nuevo tipo de proyectos de renovación, en los cuales el programa de implantación de equipamientos y espacios de plaza y calle se enmarca en un conjunto de reglas de composición que enlazan lo nuevo y lo antiguo. Unas reglas de composición que tienen una complejidad y alcance mayor que el de los antiguos proyectos geométricos de alineación. 7.1. En el plan del Centro Histórico de Reus, una ciudad de 80.000 habitantes, con un pasado potente, un antiguo centro amurallado que se ha convertido en el centro de una aglomeración mucho más extensa y tejidos urbanos de origen neoclásico, empezamos a entender que la cuestión de la variación diferente era importante. Este centro histórico estaba formado por tejidos en los que la permanencia de la malla de calles era importante. Pero de esta permanencia no derivaba la parcelación, ni las tipologías de los edificios, que obedecían a otro tipo de causas. Estaba compuesto de tejidos no unitarios y que se podían descomponer en operaciones históricamente diferenciadas, en el contexto de la permanencia de una malla de caminos radial, que aún en el momento actual estructura la aglomeración urbana. En el contexto de esta variación y permanencia, los edificios pertenecen a tipos más explicables por razones de construcción y de adaptación a actividades residenciales y productivas históricas que a automatismos tipológico-morfológicos. Analizando el pequeño núcleo histórico, se observó que las diversas mallas de calles, insertas en los caminos radiales que confluían en la plaza del mercado, tenían una forma diferente. Además, por su situación en relación a los caminos radiales, generaban numerosos problemas de accesibilidad interior. Era imposible intervenir solo en la perspectiva de la mejora y la rehabilitación de los edificios. Desde la lógica próxima al plan del Centro Histórico de Bologna que habíamos utilizado en el plan de la ciudad de Montblanc, y que, como hemos visto anteriormente, seguía utilizándose en algunos planes de renovación de Barcelona61. El problema de la degradación de los edificios tenia alguna relación con la forma de los edificios, por ejemplo en los problemas de ventilación, pero su origen principal residía en su posición en relación a la malla de calles y la accesibilidad. La apertura de nuevos espacios de plaza y calle era totalmente necesaria62. Pero, para definir esta operación urbanística, era imprescindible leer atentamente las características morfológicas de cada fragmento del centro. Cada malla tenia una lógica propia y si la intervención no la tenia en cuenta difícilmente se podían decidir las aperturas del tejido que mejorasen la accesibilidad interior sin agredir sus condiciones históricas. Para evitar que los nuevos espacios de plaza y calle se superpusieran agresivamente sobre el tejido antiguo, se trabajo en la búsqueda de enlaces intermedios. Los enlaces muchas veces eran directos e inmediatos, pero también podan ser muy sutiles. Eran directos cuando se trataba de conservar la planta de los antiguos camino radiales. Eran más sutiles cuando se basaban en relaciones visuales entre los edificios de valor histórico y espacios abiertos. Por ejemplo, conservando la sección de una calle, la calle de la Abadía sobre el campanario y la puerta de la iglesia Prioral de Sant Pere. Vistas cualificadas enmarcadas por las esquinas y cornisas de los 18 edificios que tienen algún paralelismo en vistas de calles curvas que se incluyen en el conocido manual de Camilo Sitte.63 De esta manera empezó a emerger en nuestros trabajos una metodología que, a partir de este momento, empezamos a utilizar y a desarrollar. La intervención no se debía basar en la elaboración de modelos alternativos de calle o plaza, sino de trabajar intensamente en el conocimiento de las reglas propias del lugar, buscando prioritariamente la manera de integrar los proyectos de intervención en el lenguaje histórico depositado en el lugar. 7.2. Mas adelante, en 1993, en el caso del proyecto de la plaza de la Iglesia de Granollers, una ciudad de carácter y tamaño parecido al de Reus, fue posible desarrollar este tema con más intensidad. En este caso, se trabajó la cuestión de las reglas morfológicas intermedias teniendo en cuenta las diferencias y superposiciones de las mallas de calles, pero desplazando mucho la atención a los enlaces visuales entre edificios y espacios adyacentes. Un tema que, en el caso anterior solo aparecía embrionariamente. En este caso, el problema no era la reforma general de un núcleo antiguo, sino el proyecto de reconstrucción de una plaza y su entorno. La iglesia y la plaza fueron bombardeadas por la aviación franquista durante la guerra civil. Desde entonces el espacio había quedado semiconstruido. Se reconstruyó la iglesia, o, mejor, se construyó una iglesia nueva, girando el eje 90º en relación a la inicial. Este edificio debía tener continuidad en una nueva plaza rectangular estructurada de acuerdo con el eje de la nuevo edificio. Dicho espacio se superponía agresivamente sobre las manzanas y edificios que habían permanecido después del bombardeo. La plaza era de difícil realización. Con ello el espacio ha permanecido semi-edificado hasta nuestros días. Después de este proyecto se encargó otro que no prosperó y, posteriormente, se nos encargó su reforma. De acuerdo con nuestra metodología, empezamos nuestro proyecto en un estudio histórico de las reglas de composición y de los lenguajes de proyecto depositados en dicho espacio. Hasta en espacios malformados como en el de nuestro encargo, se pueden encontrar numerosas reglas y sugerencias de proyecto. Como en el caso anterior, la primera regla de composición se refiere a la morfología de los tejidos urbanos. La plaza se situaba en un punto de contacto y superposición de dos lógicas de trazado que pertenecían a períodos diferentes de la historia. El tejido interior de la muralla, la parte más antigua de la ciudad, era formado por un conjunto de plazas, producto de ensanchamientos más o menos espontáneos e irregulares. En los planos antiguos de la ciudad se observaba que el entorno de la antigua iglesia existían diversas plazas o ensanchamientos de este tipo. La iglesia no se ponía en contacto con la ciudad a través de una plaza frontal, como la que aparece en algunos manuales de urbanismo. En torno a la iglesia se disponían diversas plazas. Todas ellas irregulares, como la misma plaza del acceso principal, cuya irregularidad se completaba por la lateralidad del acceso. El tejido exterior se basaba en una cuadrícula ortogonal de calles. Es decir, se ordenaba a partir de un principio de trazado muy diferente del anterior: el principio de ensanche. Siguiendo la primera pauta de ordenación, se comprobó que la nueva plaza no de debía basarse en una figura geométrica regular, como la del primer proyecto, que estructuraba la plaza según el eje de la nueva iglesia, ignorando la morfología del núcleo amurallado. Eran muy importantes las diversas transiciones entre el núcleo antiguo y el nuevo templo, de planta girada 90º en relación al antiguo. La solución de este problema de la transición surgió del descubrimiento de los enlaces visuales que en la trama inicial habían permitido orientar las direcciones de las calles de la cuadrícula de ensanche en relación a la antigua iglesia y su campanario. 19 Por una parte, en las fotografías antiguas de la plaza se observa que los la altura de los edificios coincide con la del cuerpo central y los contrafuertes de la iglesia. Esta altura da una información interesante sobre la escala del nuevo conjunto. Por otra parte es interesante observar el campanario, la única parte de la iglesia antigua que había permanecido después del bombardeo. Los dos ejes de dos de las calles principales del ensanche del siglo XIX se orientan hacia él. Mientras el cuerpo principal de la iglesia permitía medir la escala próxima, el campanario se había construido para estructurar la visión lejana. Dos temas de proyecto esenciales a tener en cuenta en el proyecto de remodelación. Al margen de estas consideraciones, como pasa casi siempre, el proyecto surgió de una idea ajena al lugar. No debe subestimarse el peso del azar en el proyecto. Tanteando sobre el tablero de dibujo, se comprobó que girando 45º los ejes del nuevo conjunta de plazas se resolvían los problemas de estructuración del nuevo conjunto de plazas y que, paralelamente, se potenciaban las principales direcciones de visualidad lejana. De esta manera nació un conjunto de plazas giradas, que cumplían muchas de las reglas de la gramática del lugar. El proyecto nacía de una idea relativamente arbitraria, pero, inmediatamente pasaba por el test de diversas reglas de morfología y visualidad. La sustitución de la plaza no obedecía a un modelo exterior al lugar o una simple extensión de la lógica de composición del edificio central, sino al diálogo inteligente entre las intuiciones de proyecto y las reglas del lugar. 7.3. El Plan Especial de Protección del Núcleo Antiguo de Premià de Dalt es el tercer caso de nuestra reflexión sobre el espacio intermedio y las reglas de composición que se explica en este escrito. Aquí, el tema no era el proyecto de un nuevo espacio sino la conservación de las características históricas y el paisaje de un pueblo antiguo, de unos 5.000 habitantes, que hoy se ha convertido en lugar de segunda residencia. Sobre este espacio, con predominio de la edificación dispersa, que a lo largo de la historia ha mantenido una intensa relación con el relieve y la naturaleza, se pudieron desarrollar muchas de las consideraciones sobre las reglas de composición que se han introducido en las páginas anteriores. El núcleo, situado en la ladera de montaña, tiene una malla viaria ramificada, que tiene su origen en los torrentes de desagüe del terreno. Contra la lógica tradicional de las ciudades, cuyo origen se basa preferentemente en los caminos o las tramas planificadas, en este caso las calles siguen antiguas y actuales vías de agua. Paralelamente, tiene importancia el relieve. Pero no se trata de un relieve continuo, una parábola de pendientes o un conjunto de curvas de pendiente, sino del relieve formado por antiguos bancales agrícolas. Como ocurre frecuentemente, el parcelario urbano procede de los antiguos campos. Pero aquí los límites de los campos no son líneas de la propiedad inmateriales. Son terrazas separadas entre sí por un desnivel de entre 2, 3 y 4 metros. Con ello el parcelario, la fina telaraña de parcelas de los estudios tipologia-morfologia, adquiere una materialidad francamente interesante. Ambas características tienen relación con las reglas de configuración del espacio aplicadas en el plan. Las calles, al ser líneas de desagüe, lógicamente tienen la máxima pendiente. No son líneas de aglutinación de los edificios, como ocurre en los pueblos tradicionales. Los edificios se orientan a mediodía, orientación que, en este caso, coincide con las vistas al mar. Así, la fachada principal de edificios aislados o de pasajes particulares formados por casas alineadas, nunca coincide con la alineación de la calle. Además, el desnivel de los antiguos bancales agrícolas acaba de estructurar el conjunto. Siempre existe un espacio intermedio entre el edificio y la calle. Un espacio que, precisamente, es la característica, entre morfológica y visual, más importante del paisaje del 20 pueblo. Aquí, la protección no se ha de basar solo en la catalogación de los edificios y espacios históricos o monumentales. Prioritariamente se ha de basar en este espacio. Se configura un conjunto de reglas de composición francamente interesante. Reglas que derivan del desagüe, el relieve modificado y las relaciones de visualidad. Entre ellas, son interesantes algunas referencias de visualidad lejanas. Por la particular configuración morfológica del terreno y las calles-torrentes, la visión de la casa desde la calle siempre es lateral. La fachada corta lateralmente la dinámica visual generada por la línea de la calle. Se trata de unas condiciones de visualidad alejadas de las tradicionales de los manuales. En este caso todo tiene un sentido particular, característico del lugar. La calle es un curso de agua, la parcela no es un simple límite de propiedad, sino un desnivel claramente materializado en el suelo. Las visuales son características del pueblo. Por lo tanto, el planeamiento no se puede basar en reglas o relaciones abstractas sino en reglas de asentamiento o visualidad en las que la materialidad del territorio y su particularidad tienen un peso importante. Detrás de este conjunto de reglas directoras se puede inserir todo tipo de otros valores culturales. A través de estas reglas se abre paso a un nuevo espacio técnico de proyecto. Un espacio que denominamos espacio intermedio, cuyas principales características serán comentadas más adelante. La protección de los valores culturales e históricos se ha de basar en este conjunto de reglas y relaciones materiales. En las cuales el planeamiento adquiere un sentido renovado. El plan especial precisamente se basa en una cartografía de reconocimiento urbano en la cual se dibujan detalladamente los elementos del territorio que determinan la configuración del espacio, así como los diferentes tipos de espacio intermedio. No se trata de la típica cartografía tipo-morfológica. Sino de una cartografía donde se reflejan las condiciones del proyecto, las permanencias y las posibilidades de innovación. Cuyo papel en el planeamiento de renovación urbana es equivalente del de los antiguos planos geométricos. Del plano de reconocimiento se sacó una copia que fue utilizada como base del plano de ordenación64. De esta manera los conceptos de información se pusieron en relación a los de ordenación sin necesidad de muchas mediaciones y deducciones. Así se abría paso a unas relaciones narrativas entre información y proyecto que caracterizan el planeamiento actual. A través de un mínimo de explicaciones se pasa eficazmente de la información al proyecto. Más adelante se profundizará mucho más en esta cuestión. 7.4. En nuestro trabajo de planeamiento más reciente, el Plan Especial de Renovación y Protección del Núcleo Antiguo de Mataró estas consideraciones se han convertido en criterio principal de composición. Se trata de un plan del centro de una ciudad de 110.000 habitantes, situada en el área metropolitana de Barcelona, equivalente a Reus y Granollers. A diferencia de las anteriores, en este caso se consideró centro una superficie superior, mucho más compleja, en la que habitaban cerca de 30.000 habitantes. Este plan se inició a partir de una cita de Georges Perec, que alude a la complejidad y diversidad del espacio65. Un espacio concreto, cotidiano, que se rompe, curva, desconecta. Un espacio lleno de fisuras, puntos de fricción, etc. Un espacio no deducible a través de leyes y fórmulas, sino reconocible en su complejidad a partir de la interrogación cultural y, en nuestro caso, de los instrumentos de planeamiento. De acuerdo con este principio, el plan se construye a través de la búsqueda de sus diversas reglas de trazado y composición del espacio, de escalas y temáticas diversas, que se superponen libremente entre sí. El plan se inicia a partir de una interpretación de las relaciones entre la topografía y la urbanización en el origen de la ciudad. A través de un análisis, entre cartográfico, topográfico e histórico, del primer emplazamiento de la ciudad, se entendieron las primeras reglas del 21 asentamiento. La ciudad se había originado a partir de un camino de cresta, situado sobre una pequeña elevación topográfica perpendicular al mar. Esta línea era equidistante de dos líneas de desagüe paralelas. Así, las reglas de composición y asentamiento aparecen desde el inicio del plan. En el período romano se superpuso una cuadrícula de calles sobre dicho eje, que, en este momento, coincidía con el “cardo” de la ciudad. La cuadrícula de calles romana no se había dibujado previamente, como en los planes y proyectos actuales. Era concebida como regla de composición, o como conjunto de principios de trazado que caracterizaban la urbanización de la época. Esto explicaba la regularidad del trazado en la parte occidental de la ciudad, con poca pendiente. Contra la parte oriental, donde el relieve y la proximidad del curso de agua había desdibujado completamente la idea inicial. Contra la concepción tradicional de la ciudad, descrita por zonas: recinto romano, ciudad amurallada, crecimientos de los siglos XVII y XVIII, etc., se llegó a una descripción de la evolución basada en ideas de trazado o reglas de proyecto, que se superponían entre sí. Es decir una manera de concebir la evolución histórica muy próxima a la búsqueda de reglas de trazado y composición del plan de Premià de Dalt. La diversidad de la ciudad difícilmente se puede entender a partir de la delimitación de zonas, que, necesariamente han de homogenizar y simplificar la complejidad de los lugares urbanos. Lo cual no ocurre si se refiere la historia pasada o futura de la urbanización a emplazamientos y formas materiales o a las reglas y principios de asentamiento y ordenación. Así, siguiendo esta pauta de lectura, el plan va descubriendo temas de ordenación que se van superponiendo a los iniciales. Se descubren mallas de crecimiento diferenciadas de los siglos XVII y XVIII, que se integran a la malla de caminos radiales, de manera parecida a la que habíamos encontrado en el caso de Reus66. El último fragmento de urbanización es la malla que dibuja el ensanche del siglo XIX, más o menos paralelo al de Cerdà en Barcelona. Ensanche, con calles de 10 metros de ancho, que, visto desde esta perspectiva, es francamente marginal en el conjunto67. A otra escala, se puede observar como se parcelaron unas manzanas de tamaño muy reducido. Se construyeron conjuntos lineales de casas de planta baja y un piso, que ocupaban la totalidad o un fragmento de la manzana adaptándose bien que mal a su forma68. En su construcción se aplicó una regla de ocupación de la parcela (75%) muy distinta de la del ensanche de Barcelona, que se refería a la forma de la manzana. En muchos caso estas alineaciones se maclaron con edificios y espacios industriales y algunos equipamientos. De la parcelación se deduce un conjunto de reglas de composición temáticamente diferentes de las anteriores. Los edificios construidos en estas manzanas corresponden de diversas variantes del tipo “casa de cós” 69, No corresponden a un solo modelo, sino que admiten múltiples variantes, las cuales multiplican, a otra escala y temática, por identificación de detalles o diversificación, las complejas reglas de composición encontradas. El objetivo del plan no era la clasificación de los tipos, sino la búsqueda de las relaciones entre los aspectos genéticos del tipo, incluida su dinámica de transformación, la familia de sub-tipos, y las posibilidades de renovación. Poco a poco fue apareciendo una ciudad llena de matices y diferencias particulares. En la cual la diversidad llega a las formas de trazado de las calles. Algunas son rectas, de campo de visión cerrado o abierto al infinito, y particularmente al mar. Otras son curvadas, con un trazado que deriva de los antiguos cursos de aguas. Unas son anchas, otras, producto de la urbanización anterior al siglo XIX, son estrechas, de 5 a 7 metros. También llega a la forma de las plazas. Las cuales, a diferencia del núcleo antiguo de Granollers casi siempre derivan de un proyecto de alineaciones. Pero el impacto del proyecto de alineaciones geométricas nunca es global. Siempre se combina con la derogación parcial de su 22 regla principal de ordenación y la permanencia de trazados y edificaciones anteriores. Así, poco a poco, la cartografía de la morfología urbana ayuda a descubrir una ciudad diversa. Hecha de la superposición de las reglas de composición, escalar y temáticamente diferentes a que se hacia referencia al inicio de este escrito. Esta misma ciudad de la diversidad será utilizada para la definición de los instrumentos de intervención y proyecto. Unos documentos que, atendiendo a esta óptica de la diversidad, la variación diferente y la incidencia de enlaces intermedios, no se basará en un proyecto unitario. Sino en un conjunto de cinco “Proyectos Intermedios de Transformación”, una Ordenanza, descompuesta en temas, no en zonas, y un Programa que resume seis estrategias de intervención. En estos tres instrumentos puede acabar de explicarse el proceso de formación de una nueva urbanística de los centros históricos a que nos estamos refiriendo. 8 Hacia la definición de un espacio intermedio de proyecto. Teniendo en cuenta todo el proceso anterior es claro que, desde un punto de vista urbanístico, la cuestión de la protección del centro histórico no se puede entender como clasificación y detalle de las principales características de los edificios y espacio de valor histórico-artístico. Tampoco como definición de zonas acordes a las características de unos hipotéticos tejidos urbanos. Ni como mantenimiento de unas relaciones tipologico-morfológicas estables para todo el conjunto. Muchas veces se confunde la ordenación urbanística de núcleos históricos con la cristalización de los edificios y espacios antiguos. Los catálogos de protección monumental, los instrumentos generalmente utilizados para esta protección, son necesarios, pero también son peligrosos al ser el principal agente del proceso de cristalización de la realidad urbana. Son documentos donde se fijan los valores históricos o estéticos de los edificios o espacios y que establecen las condiciones para su mantenimiento. Pero no son urbanísticos. No tratan el tema esencial de la regulación urbanística: la dinámica urbana. El urbanismo es mas una disciplina del tiempo que del espacio. Sin la tensión entre la ciudad actual, con todos sus valores y carencias, y la ciudad del futuro, no es concebible el planeamiento urbanístico. Esta tensión es equivalente a la del urbanismo del siglo XIX, con su superposición de las líneas negras, que esquematizaban las características de la ciudad existente, y las líneas rojas, de proyecto o solución de los problemas de circulación, habitabilidad, etc. La dinámica, o la tensión entre los viejo y lo nuevo, está indisociablemente unida al urbanismo. El proyecto y el plan siempre nacen de la tensión entre lo actual y lo futuro70, entre los elementos primarios permanentes y el área71, entre los diversos conceptos o temas que intervienen en la ordenación urbanística72. Contra esta concepción dinámica se contraponen muchos de los actuales estudios y planes de ordenación redactados según los esquemas de la tipologia-morfologia. Una cosa es cartografiar la permanencia de un camino, de una calle, del plano de una ciudad, etc., y otra es dibujar la telaraña o jerarquía de las parcelas en relación a un esquema de espacio público. En este tipo de esquemas, el urbanismo retrocede a la lógica de los antiguos planos de alineaciones. Donde las relaciones entre el espacio público y privado eran fijas y esquemáticas. Solo se podían leer leían en relación a una política del espacio concreta, que se basaba en la preeminencia del espacio público en relación al privado. Muchos de los ejemplos de núcleos históricos estudiados evidencian unas relaciones entre los diversos elementos urbanos mucho más complejas. Desde este punto de vista reductivo de las relaciones urbanas, es inmediato clasificar los tejidos urbanos en “formas de crecimiento” en cuya explicación solo interviene la forma de las calles, la parcelación y la edificación73. En los fenómenos de urbanización frecuentemente se 23 encuentran variables propias del lugar, cuyo alcance trasciende estas relaciones tan simples entre la malla, la parcela y el edificio. Asimismo, esta concepción se basa en una idea del espacio público que no concuerda con muchos de los fenómenos en curso en la ciudad actual74. Así mismo, se debe tener en cuenta en los dibujos esquemáticos en que se basa esta concepción estática de la tipologia-morfologia se reducen muchas de las dimensiones de los hechos urbanos. Los planos son sumamente esquemáticos. Equivalentes a las pequeñas viñetas de los antiguos manuales de urbanismo. Con ello se pierden muchas de las referencias o sugerencias que relacionarían otros dibujos analógico-metafóricos con los fenómenos humanos o culturales75. El resultado de este tipo de trabajos falsa y esquemáticamente “objetivos” es cierta “naturalización” le las explicaciones de urbanismo. Los planos, los dibujos esquemáticos, se presentan como realidades absolutas. Las cartografías, a pesar de su abstracción y esquematismo, pretenden representar la totalidad de la ciudad, el tejido urbano o rural. Pretenden ser naturales, olvidando muchas de las múltiples relaciones que inciden en la complejidad de los hechos urbanos76. Contra esta manera de entender los núcleos y tejidos urbanos se puede situar nuestro concepto de “espacio intermedio” formado por diversa reglas, referidas a temas y escalas diferentes, que admiten las excepciones referidas a las características del lugar77. No de leyes y relaciones deductivas, ni esquematismos, ajenos todos ellos a las múltiples referencias presentes en los hechos urbanos. Con ello, el peso de la explicación se desplaza de los esquemas pretendidamente resumen de todas las características de un hecho urbano, a las reglas y dimensiones técnicas. A los dibujos o esquemas mucho más fragmentarios. Algunas veces a dibujos o fotografías realistas que introducen sugerencias de proyecto llenas de resonancias culturales. También diagramas mucho más esquemáticos que los tipologia-morfologia, referidos a una sola regla de composición, a superponer con un sistema abierto de otras referencias. Dibujos, diagramas o fotografias que remiten la las formas de vida, a la permanencia de fragmentos de ordenaciones pasadas, a técnicas de construcción o de parcelación, vínculos institucionales, donde el proyecto de arquitectura tiene sentido. En este tipo de explicaciones se encuentra la escala, medida y sentido de la arquitectura, frecuentemente ausentes en proyectos y planes de ordenación de núcleos históricos78. Desde esta explicación abierta de la ciudad y su gramática, esta podrá aparecer como auténtica memoria o texto, en el que el proyecto puede situar sus múltiples raíces79. Para nosotros, después de la experiencia de la detección de múltiples y diversas reglas de composición, en la mayoría de los núcleos urbanos sobre los que hemos trabajado, Reus, Premià de Dalt y, de manera más explícita, Mataró, la delimitación de dicho espacio intermedio es importante. Un espacio intermedio formado por un conjunto complejo de reglas y relaciones entre edificios, calles, plazas, formas y usos del terreno, etc. Es decir, un conjunto abierto de reglas, no modelos tipológicos o morfológicos. El paso siguiente será la utilización de estas informaciones en el proyecto. El proceso que, desde la información, conduce al proyecto no se debe basar en ninguna relación deductiva. Los planos, diagramas e imágenes gráficas en que se resume la información no deben ser utilizados para encerrar el proyecto en un conjunto de condiciones. Sirven para abrir los campos del posible. Para generar sugerencias que permitan que la imaginación se desarrolle libremente. Si es necesario para abrir nuevos campos de información y ampliar el conocimiento. El proyecto no debe encerrarse en un campo de condiciones preestablecido. Debe abrirse a la memoria, debe permitir la ironía y la interrogación sobre las mismas bases y cartografías de información, y, como indica Colin Rowe80, debe permitir el desplazamiento de conceptos, la ironía, etc. 24 9 La descomposición de las tipologías A otra escala, para profundizar en el conocimiento de este espacio intermedio, se puede observar su incidencia en la conceptualización de las tipologías de edificación. La descomposición del espacio complejo de la ciudad que se refleja en dicho concepto de “espacio intermedio” llega hasta las tipologías de edificación. En este contexto la clasificación de los tipos en categorías cerradas, o piezas unitarias situadas en relación a un espacio público central, explota y se abre en múltiples direcciones. De la misma manera que el espacio intermedio de la ciudad se componía de múltiples referencias y reglas de composición, las tipologías dejan de entenderse unitariamente y también se abren temáticamente. Posiblemente a consecuencia de su dependencia de las distintas problemáticas técnicas. En el plan especial del núcleo antiguo de Reus, al estudiar los tipos de edificación, comprobamos que, atendiendo a las relaciones edificio-usos, se debía descomponer el edificio en dos partes. La planta baja y el entresuelo, originariamente dedicadas al comercio y almacén, tenia una gran relación con la forma y los usos del espacio viario. Mientras que las plantas superiores, dedicadas al uso residencial, tenían una estructura y problemática relacionada con los problemas de habitabilidad, ventilación, saneamiento, etc. Cada parte del edificio tenia un orden de problemática distinto. Esta estructura dual del tipo se reflejo en la ordenanza de edificación. En la redacción de la cual, también aparecieron otras temáticas. La composición de la fachada se podía independizar de los demás temas. Existían formas de composición de la fachada independientes de los otros temas, que posibilitaban ciertas composiciones conjuntas de un tramo continuo de calle. Este también es el caso de los edificios del Centro Histórico de Premià, donde era fácil establecer ciertos cortes temáticos de la tipología, por ejemplo, en relación con las condiciones de asentamiento, existencia de desniveles, etc. también en relación con los edificios próximos o anexos, o las mismas condiciones de acceso. Se podía descomponer el tipo en relación a las condiciones del espacio intermedio. En nuestro último trabajo, el Plan de Renovación y Protección del Núcleo Antiguo de Mataró, esta descomposición del tipo en capas temáticas, solo intuida en los casos anteriores, ha sido sistemática. Aquí, los tipos ya no se entienden nunca como entidades absolutas, de explicación cerrada en sí misma. Se descomponen en diversos temas. Con ello, explícitamente, la diversidad propia del espacio intermedio llega a los tipos de edificación. Los tipos ya no se han de entender como unidades mínimas del lenguaje urbanístico, que se pueden analizar y clasificar con métodos próximos a las ciencias naturales81. El concepto de tipo es complejo. No nace de ningún trabajo experimental deductivo, sino de la generalización de una práctica cotidiana, en la cual inciden reglas de formación y criterios de tipo diferente. El concepto no nace de un razonamiento intelectual cerrado. Diversas condiciones referidas a las técnicas de construcción, a las modalidades de vida, tipo de familia, etc., a la estructura de la propiedad, al mercado inmobiliario, a las modalidades de producción, a los gustos estéticos, etc., originan edificios, que, al repetirse en sus partes esenciales, pueden ser conceptualizados como tipos82. Así, en la misma raíz del concepto de tipología edificatoria se encuentra la concentración de diversas reglas de composición83. Es erróneo asimilar el tipo a un concepto fijo y acotado, por una parte se inserta en el devenir histórico, por otra se abre a la diversidad de conceptos. Por ello, lo más correcto es concebirlo como idea generadora, con múltiples variantes y condiciones abiertas a su interrelación con el entorno construido o cultural. 25 Atendiendo a estas consideraciones, la ordenanza de edificación puede dejar de ser concebida como conjunto de condiciones propias de la permanencia de un tipo 84, o, también de condiciones unidireccionales que relacionan lo privado con lo público. Puede empezar a ser un sistema de condiciones sobre diversos temas técnicos: la alineación, concebida como relación entre la parcela y la calle; la fachada o la relación entre el edificio y la calle; la inserción del edificio en la parcela; las posibilidades de macla de los edificios entre sí; las relaciones laterales entre los edificios; el desarrollo interior del volumen edificable; la cubierta con sus múltiples posibilidades de variación; la ventilación interior, etc. es decir, un conjunto abierto de reglas, que puede continuar hasta el infinito, que incluye la definición tipológica solo como una especificación más. Por ello, en el plan de Mataró, la aplicación de ciertas reglas no se circunscribe en una sola familia de sub-tipos. De esta manera la definición y el proyecto de nueva construcción o restauración de los edificios puede abrirse a la consideración de reglas muy diversas. Es decir, a la diversidad propia del contexto urbano y social real. Puede desarrollarse un urbanismo en el cual pueda tener cabida tanto la excepción como la regla. Muchas de estas condiciones pueden tener un sentido positivo y aparecer como sugerencias creativas en relación al proyecto de arquitectura De esta manera, el tipo puede aparecer ser próximo a su utilización como idea generadora85, tal como se utilizó en el clasicismo nórdico u, particularmente en la obra de Alvar Aalto86. En la obra de este arquitecto, a veces, la idea generadora es la caso popular finlandesa es decir una imagen fijada por la tradición; caso de la Villa Mairea. Otras veces es el recinto o el ágora griega. También es el ayuntamiento, con su patio y su torre del reloj. Aquí la idea generadora nunca se identifica a un modelo a copiar, sino que el proyecto, que nace de una imagen que resume mucha historia, luego evoluciona, se tensiona, deforma, adaptándose a las condiciones del lugar o de la cultura del momento, hasta llegar al resultado final. Es este proceso las reglas y condiciones del lugar tienen un relieve particular. La obra de Aalto está llena de reglas de este tipo: por ejemplo sobre el skyline, sobre las relaciones entre base y cuerpo edificado superior, sobre la posición de las partes del edificio en la perspectiva, etc. El proceso seguido en los planes y proyectos en que hemos resumido nuestra práctica, nos aproxima a una formulación parecida. De entrada no se cierra el camino a la introducción de una idea extraída de la tradición arquitectónica o de la innovación o experimentación. Por ejemplo, en una plaza se puede partir de la tradición europea de las plazas geométricas. En un edificio, situado en un centro con edificación continua, se puede partir de la idea de la casa patio. Pero, desde el inicio del proyecto, estos gérmenes de proyecto que, de entrada, pueden ser ajenos al lugar, se vinculan a continuación con un conjunto de reglas y condiciones propias del lugar, generalmente reflejadas en los planos de información y diagnóstico87. De esta manera se construye un fructífero diálogo entre el plan y el proyecto y se minimiza la agresividad de los proyectos de renovación. 10 El nacimiento de un nuevo espacio de proyecto El resultado de este trabajo de descomposición de la morfología urbana y la tipología edificatoria es el nacimiento de un espacio de proyecto nuevo. No es el espacio tradicional del urbanismo, formado por una malla pública de calles (más o menos geométricos) y unas parcelas edificadas o edificables que se refiere a ella. No es el espacio estrictamente visual de los planes de renovación de la primera mitad del siglo XX, que, generalmente, se superpone al anterior. 26 Tampoco es el espacio de la racionalización, propio del urbanismo racionalista, donde se elaboran diagramas de referencia o estructura mucho más centralizados, que sirven de referencia central de los centros históricos, en el contexto de todo el sistema urbano. Un espacio que en nuestra legislación toma el nombre sintomático de “sistema general” que condiciona todas las partes de la ciudad. Siendo los edificios o los proyectos concretos simples elementos subordinados a esta estructura central. El nuevo espacio de proyecto, el espacio intermedio de la superposición o intersección, nace con una orientación metodológica, que se ha detallado abundantemente en las páginas anteriores. Pero, como también se ha observado anteriormente, estos distintos espacios de referencia del proyecto no existen por casualidad. Detrás de los sistemas anteriores era fácil encontrar la incidencia del ambiente cultural y político en el que sen formado y trasformado las ciudades europeas de los siglos XIX y XX, en el cual la distinción entre espacio público y privado tenia mucho sentido. Esta distinción era muy importante para desarrollar políticas de control social y de solución de los problemas de habitabilidad, circulación y saneamiento, prioritarios en las ciudades del siglo XX. En el nuevo espacio de proyecto deben encontrarse otros condicionantes económicos, sociales, políticos y culturales. Los cuales, en la ciudad a comienzos del siglo XXI tienen relación con la metáfora de “Europa”, a que se hacia referencia al principio de este escrito. Se decía que, para nosotros, en el siglo XXI, la metáfora de la “discontinuidad dialogante” tenia mucho sentido. Para nosotros pierde peso el intento de la urbanística europea del siglo XX de trabajar delimitando objetos urbanos, barrios, zonas, áreas, bloques, unívocamente identificados. Así como el intento complementario del anterior de optimizar les relaciones funcionales, visuales y físicas entre dichos objetos. Contrariamente, diversos conceptos que se han apuntado anteriormente, el espacio de la intermediación, la tensión creativa entre información y proyecto, la apertura del urbanismo a reglas de intermediación abiertas a la consideración de los problemas de la diversidad y la cotidianidad, ocupan el espacio de los anteriores. Ello es normal. Si en la ciudad anterior era fundamental que, a través del plan, se identificaran las nuevas ciudades millonarias y los polígonos, hacia los cuales había empezado a migrar la gente del campo, así como las nuevas políticas “públicas” institucionales y de infraestructuras de los organismos de gestión urbana88. Pero no lo es tanto en la ciudad actual. Donde la distinción entre público y privado no es tan clara como antes. Donde, además, el crecimiento ha superado la lógica de identificación a que hacían referencia los planes. Los territorios del urbanismo se han extendido y mezclado infinitamente y se impone la necesidad de multiplicar las referencias espaciales. Por todo ello, todo el que hace referencia a la diversidad cultural y espacial interesa en el planeamiento actual y en el de los centros históricos aún con más intensidad. En la ciudad antigua las referencias espaciales y históricas aumentan exponencialmente89. Paralelamente los instrumentos de interrelación, intersección y superposición, así como las reglas de interrelación de las nuevas actuaciones con el contexto histórico o geográfico, ocupan el lugar de las zonas, sistemas y demás objetos urbanos del planeamiento anterior. En el planeamiento actual los antiguos esquemas generales reductivos, donde todo depende de la identificación de las piezas y de su colocación armónica, tienen poca cabida. Contra ellos la atención a este espacio intermedio formado por una múltiple relación de reglas de tipo diverso. Cuyo proceso de formación hemos empezado a entender a través de las experiencias que se han explicado en el escrito. Se trata de reglas no necesariamente homogéneas. Pertenecientes a contextos, escalas y temas diferentes 27 De aquí deriva que en el planeamiento actual las optimizaciones de las relaciones urbanas tengan poco sentido. El planeamiento progresivamente se convierte en estrategia. O, mejor, intersección de estrategias. No se trata de buscar o definir ninguna ley general, ninguna relación general y abstracta. Se trata de llegar a la totalidad a través de la introducción de reglas y estrategias que fluyen como en las novelas. 11 Un urbanismo narrativo Este urbanismo de la diversidad no tiene una lógica de optimización y agregación, sino una lógica narrativa. En él, todo parece un juego, o una novela90. El la cual los personajes, los acontecimientos o, en nuestro caso, las reglas de formalización del espacio, fluyen alcanzando la totalidad sin necesidad de evidenciar directamente un esquema de relaciones. Todo transcurre como en las novelas de Georges Perec, a que antes se hacia referencia, donde las piezas del puzle, las piezas fragmentarias, los personajes, los paisajes, componen una realidad que supera su fragmentación. O el personaje de Cortázar, en “Rayuela”, que observa la creación de una nueva totalidad a partir de la explosión del mosaico de acontecimientos fragmentarios. Un espacio que parte de la cotidianidad, de nuestras primeras y desenfocadas miradas sobre la ciudad, para llegar a un conocimiento mucho mas profundo del de los diagramas y esquemas abstractos que sustentaban el antiguo urbanismo. Este es el espacio de la diversidad propio de la ciudades antiguas, que son el objeto de nuestro análisis. Un espacio que puede ser traducido en diversos planos y dibujos o esquemas estratégicos, que traducen las diversas reglas de formalización. Un espacio donde no hay lugar para una superposición simple entre lo antiguo y lo nuevo o el collage agresivo. Un espacio en el que son importantes las relaciones narrativas que relacionan lo antiguo y lo nuevo. En nuestros trabajos sobre la renovación de distintas ciudades intermedias de Catalunya, y particularmente en nuestro último plan de Mataró, hemos intentado esta aproximación. Pero es más. Estos planos y reglas de reconocimiento urbano se vinculan a los proyectos de intervención de manera ágil y libre. Como en la novela, los proyectos pueden surgir de una idea arbitraria, de una sugerencia derivada del azar, de un diagrama de interpretación, de un dibujo, de un paisaje o, también, de un concepto de raíz cultural o derivado de la misma historia de la arquitectura. Pero, a continuación, se superpone y deforma de acuerdo a las infinitas leyes de composición o personajes de nuestra narración. Reglas derivadas de las características del lugar o de reglas relacionadas con conceptos, más generales, de la cultura arquitectónica del espacio. Este es el urbanismo narrativo, que se puede identificar al espacio de la novela. Pero este urbanismo también tiene sus límites. La metáfora de la novela, tal como la hemos utilizado en este escrito, remite al espacio de las técnicas de construcción del espacio. De acuerdo con la orientación iniciada en los trabajos de Rossi o Levi Strauss, la construcción de la ciudad es asunto técnico. Pero, como hemos avanzado anteriormente, detrás de las técnicas están las diversas dimensiones de las necesidades y los valores humanos. No entiendo nunca la palabra técnica desde un punto de vista neutro. La historia nos ha enseñado que detrás de las técnicas siempre se encuentran los avances más profundos de la humanidad. La misma historia de algunas técnicas urbanísticas, como, por ejemplo, la alineación, las cesiones del suelo para equipamientos, la zonificación, etc., no se pueden entender sin tener en cuenta su relación con temas y problemas de gran alcance político o cultural. Por ello en el nuevo lenguaje urbanístico no debe abandonarse esta vertiente humanística de las reglas de composición, que superponiéndose o interrelacionándose entre si, conforman 28 el espacio intermedio. Detrás de esta descomposición de la realidad urbana en capas y conceptos debe verse la intención la intención de vincular el planeamiento de las ciudades antiguas, objeto de nuestros planes de modernización, a un nuevo conjunto de valores propios de la ciudad del siglo XXI. Detrás de esta renovación metodológica debe surgir una renovación cultural que aproxime el urbanismo a la cultura del lugar y a los valores de la cotidianeidad y a la diversidad cultural de la sociedad91, que substituya valores cuantitativos, las repeticiones racionales o las optimizaciones, vinculados al predominio de la esfera pública sobre la privada, que hoy son obsoletos. 29 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 30 MAGRIS, Claudio, El Danubi, Edicions de 1.984, Barcelona 2.002 Arcipelago Europa, Rassegna, n. 76, 1.998. Paralelamente puede ser interesante acceder a textos como : CACCIARI, Massimo, Geofilosofia dell’Europa, Adelphi, Milano; o como MORIN, Edgar, Penser Europe, Gallimard, Folio Actuel, Paris, 1.990. Me refiero prioritariamente a las diferencias entre el territorio europeo y el americano. Vid. CORBOZ, André, Looking for a City im America, Ocasional Papers from Los Angeles, The Getty Center for the History of Arts and Humanities, Los Angeles, 1.992. CHOAY, Françoise, L’Allégorie du Patrimoine, Seuil, Paris, 1.992. SERRES, Michel, Atlas, Juliard, Paris, 1.994 SITTE, Camilo, Construcción de Ciudades según principios artísticos, Editorial Canosa, Barcelona, 1.926. SOLÀ-MORALES, Ignasi de, Teoria e historia del arte en la obra de Aloïs Riegl, prólogo a: Alois Riegl, Problemas de estilo, G. Gili, Barcelona 1.980. También publicado en Ignasi de Solà Morales, Inscripciones, Gustavo Gili, Barcelona, 2.003 Vid. el capítulo X de: SCHORSKE, Carl E., De Vienne et d’ailleurs, Fayard, Paris, 2.000. Se puede estudiar detalladamente esta cuestión en alguno de los documentos fundacionales de la urbanística del siglo veinte, como el catálogo de la Exposición de Berlín de 1.910. Vid: Giorgio PICCINATO, La costruzione dell’urbanistica. Germania 1.8711.914. Officina, Roma, 1.974. Vid. TAYLOR, Brian, Discontinuité planifiee. Villes Coloniales Modernes au Marroc, a Les Cahiers de la Recherche Architecturale, 9, janvier 1.982. Aunque, desde la óptica actual, se pueda entender la diferenciación de zonas como de diferentes sistemas de composición de ciudad. El sistema tradicional del Magrebh en la medina y de la estructura de ejes en la ciiudad francesa. Como el mismo plan Jaussely de Barcelona, que basa su actuación en la definición de un sistema general de calles, jardines y equipamientos, así como en la definición de zonas que se basan en la repetición de tipos de edificación y de su relación con la malla viaria. Una de estas zonas era el Centro Histórico. Un ejemplo interesante de esta óptica agregativa es el plan del barrio gótico de Barcelona redactado en 1.927, por Joan Rubió i Bellver, “Visions del Taber Mons Basrcilonensis”, donde se reduce esta área que hoy podemos explicar a través de diversas superposiciones, a la condición simple de área “Gótica”. No recuerdo exactamente el título de la guía. Posiblemente se trata de una versión inicial de A. CIRICI PELLICER, Barcelona pam a pam, teide 1.971 PEREC, Georges La Vie mode d’empoi, Hachette, Paris, 1.978. CORTAZAR, Julio, Rayuela, Alfaguara, Madrid, 1.984 L. DURRELL, Quartet d’Alexandria, Proa, Barcelona CORBOZ, André Il territorio comme palimpsesto, Casabella… La ciutat. Conversa entre Wim Wenders i Hans Kollhoff, Quaderns, 177, pp. 45-79 Vid tb.: CASU, Alexandra, Ilene STEINGUT, Alice nella città e l’atto di vedere: intervista con Wim Wenders, Urbanística…. GREGOTTI, Vittorio Sopralluoghi: un colloquio con Wim Wenders, Casabella, El ejemplo de la ciudad antigua de Barcelona es ejemplar como aplicación de instrumentos de planeamiento diferentes, en épocas diversa, que dan lugar a espacios diferenciados. Mientras el caso del ensanche de Barcelona es un ejemplo claro de la actuación a través de un instrumento unitario, que da lugar a ciudades diferentes. Un ejemplo que explica que en la construcción urbana difícilmente actua un instrumento único, sino diversas variables de ámbito diferenciado. 21 22 23 24 25 26 27 28 29 30 31 32 33 34 35 36 37 Otro ejemplo puede encontrase en los esquemas de Le Corbusier, cuya globalidad solo sirve de guía temática general que puede dar lugar a ciudades diversa, por la intervención de otras variable. Tal es, por ejemplo, el caso de la Ville Radieuse, que dio lugar a concreciones muy diferentes. STUBBEN, Joseph. Der Städtebau, Berlín 1.890 LAVEDAN, Pierre, Jeanne, HUGUENEY, L’urbanisme au Moyen Age, Droz, Geneve, 1.974. També: LAVEDAN, Pierre, Histoire de l’Urbanisme. Antiquité et Moyen Age, Renaisance et Temps modernes, i Epoque Contemporaine, Henri Laurens Éditeur, Paris, 1.941-1.952 HILL, Christopher, Los orígenes intelectuales de la Revolución inglesa, Crítica, Barcelona, 1.980. TORRES I CAPELL, Manuel de, Inicis de la Urbanística Municipal de Barcelona, Ajuntament de Barcelona, Corporació Metropolitana, 1985. En el libro se reproducen algunos de los “quarterons” o planos base de trabajo y el plano de triangulación general. Sobre esta urbanística de los ejes se pueden hacer múltiples consideraciones. Posiblemente su momento fundacional es el plan Patte de Paris. Tiene una innegable incidencia el los trabajos de reforma del núcleo antiguo de Barcelona en el siglo XIX. También se utiliza obsesivamente en el plan Jaussely de principios del siglo XX. Plan que nos remite a uno de los ejemplos en que se ve con mayor claridad su aplicación al espacio urbano: el plan Prost de Rabat ROWE, Colin, Fred KOETTER, Collage City, The Massachusetts Institute of Technology, 1.978. FORTIER, Bruno, Espace et planification urbaine 1.760-1.820 a: A..A.V.V., Prendre la Ville, Paris 1.977 pp. 79-102. SCHORSKE, Carl E., op. cit. P. 51 TEYSSOT, Georges, Clasicismo, Neoclasicismo y “Arquitectura Revolucionaria. Prólogo a. KAUFMANN, Emil, Tres arquitectos revolucionarios: Boullée, Ledoux y Lequeu, G. Gili, 1.980 Vid, SOLÀ-MORALES, Ignasi, Arantza Lopez de Guerrean, La plaça Reial de Barcelona. De la Utilidad y Ornato Público a la Reforma Urbana, E.T.S.A.B. 1.982, también: TORRES CAPELL, Manuel de, Inicis, CASTELLANOS, Jordi, Raimon Casellas i el Modernisme, Curial, Publicacions de l’Abadia de Montserrat, 1.983 Vid. reproducciones de estos dibujos, fotografías i pinturas en Museu d’Historia de la ciutat, La construcció de la Gran Barcelona: l’obertura de la Via Laietana 1.908-1958, Ajuntament de Barcelona, 2.001 Es interesante observar que en las perspectivas de los planes y proyectos de la época siempre se dibujan vehículos o personas en movimiento. En Barcelona existen interesantes gravados de proyectos de Jeroni Martorell, Doménech Montaner y Puig y Cadafalch en los que el movimiento perceptivo se refleja. SITTE, Camilo, Construcción de Ciudades según principios artísticos, Editorial Canosa, Barcelona, 1.926. Vid. PEIRÓ, Xavier, L’obertura i construcció de la Gran Via Laietana; y NICOLAU, Antoni, Daniel VENTEO, la monumentalització del Centre Històric, a: Museu d’Historia de la ciutat, La construcció de la Gran Barcelona: l’obertura de la Via Laietana 1.908-1958, Ajuntament de Barcelona, 2.001 INSTITUT FRANÇAIS D’ARCHITECTURE, Places et Monuments, Mardaga, Bruxelles, 1.984 31 38 TORRES i CAPELL, Manuel de, Joseph Puig i Cadafalch i l’urbanisme de Barcelona als inicis del segle XX, a BALCELLS, Albert, (ed.) Puig i Cadafalch i la Catalunya Contemporánia Institut d’Estudis Catalans, Barcelona, 2.003 39 GIOVANNONI, Gustavo, Vecchie città ed edilizia nuova, Città Studi Edizioni, Milano 1.995. 40 TAYLOR, Brian, op. cit. 41 ROSSI, Aldo, L’Architettura della Città, Marsilio, Padova 1966. 42 En las cartografías urbanísticas del siglo XIX nunca se tenia en cuenta la forma de los edificios privados, solo, en algunos casos, se especificaba la de los edificios públicos y monuementales. 43 Vid. Giancarlo De CARLO, Questioni di architectura e ubanistica, Argalia Editore Urbino, 1.965. También puede tenerse en cuenta la atención al espacio intermedio entre los edificios que se refleja en la arquitectura del TEAM X en general y de los Smithson en particular. 44 Vid. aquesta manera d’entendre la ciutat al c. XII, Villes et Campagnes, de: LÉVI-STRAUSS, Claude, Tristes tropiques, Plon, Paris, 1.955. 45 Urbanística 24-25 (monográfico: Assisi, piano generale e piani paticolareggiati di primo intervento.) 46 Colin BUCHANAN and Partners, Bath. A study in conservation. H.M.S.O. London, 1.968. 47 Giulio Carlo ARGAN, Sul concetto di tipologia architettonica, a Progetto e destino, Il Saggiattore Milano 1.965. Traducido en Sobre el concepto de tipologia arquitectónica, Cátedra de Composición II, E.T.S.A.B.1.974. 48 AYMONINO, Carlo, Rapporti tra la morfología urbana e la tipologia edilizia. Documenti del corso di caratteri distributivo degli edifici. Anno Academico 1.65-66. Cuva, Venecia, 1.966. Tambien traducido en Sobre el concepto de tipologia arquitectónica, Cátedra de Composición II, E.T.S.A.B.1.974 49 CHOAY, Françoise, L’Allégorie du Patrimoine, Seuil, Paris, 1.992. 50 Esta concepción del tipo será la que se tiene en cuenta en diversos ejemplos de nuestra práctica de intervención. No coincide con su toma en consideración en muchos ejemplos que pretenden ser fieles continuadores de la línea de Rossi. Más adelante se hará referencia al uso del tipo en diversas experiencias de planeamiento y como punto de partida de los proyectos en el Clasicismo Nórdico. 51 VIDLER, Anthony, The Third Typolgy , editorial de Oppositions, 7 52 POËTE, Marcel, Paris. Son evolution creatrice., Vincent Fréal, Paris, 1.938 y també, els primers capítols de POËTE, Marcel, Introduction a l’urbanisme, Anthropos, Paris, 1.967. 53 LAVEDAN, Géographie des villes, Gallimard, Peris, 1.959. 54 CERVELLATI, P.L.,P.L., R. SCANNAVINI, (a cura di), Interventi nei centri storici: Bologna, Società Editrice il Mulino, Bologna, 1.973. 55 Por ejemplo uno de los planes de renovación del centro de Barcelona: Vid. Santa Caterina, Sant Pere, Santa Maria i La Ribera, criteris i objectius de planejament, a: Ajuntament de Barcelona, Plans i projectes per a Barcelona 1.981-1.982. 56 Vid. tambe: Ajuntament de Barcelona, Plans i projectes per a Barcelona 1.981-1.982. 57 HEGEMANN, Werner and Elbert PEETS, The America Vitrubius an Architects’ Handbook of “Civic Art” Princeton Architectural Press, New York, 1.988. 58 ROWE, Colin, Fred KOETTER, Collage City, The Massachusetts Institute of Technology, 1.978. Este libro contiene una interpretación de la dinámica urbana mas rica que la que ofrece el plan. Pone la atención en el cambio mas cotidiano contra la esperanza en la realización de horizontes utópicos. La ciudad aparece como colección de vestigios y de hechos independientes, cada uno con su propia lógica cultural, En Geoge BAIRD, Colin 32 59 60 61 62 63 64 65 66 Rowe. L’opera, l’insegnamento e l’influenza sull’architettura contemporánea. Un aggiornamento al 1.999, Zodiac., Interpreta las aportaciones de Rowe, señalando su lucha, de la mano de Berlin, Popper y Lèvi Strauss, contra el determinismo que dominaba la arquitectura racionalismo. Con el contrapunto de su poca atención a los aspectos técnicos y profesionales, que se traduce en la ausencia de consideraciones sobre los tipos. A estas consideraciones, podríamos añadir la ausencia de consideraciones sobre los enlaces intermedios entre diversas capas de la urbanización. Anteriormente se ha visto que en la urbanística del siglo XIX, el principal y posiblemente único criterio de intermediación era el eje. Se trataba de una urbanística de ejes más que de espacios. El concepto “Identidad” es muy importante para conocer la orientación de los trabajos. Identificar significa delimitar, y en consecuencia clasificar los tipos edificatorios. Con ello se sigue una orientación próxima a las ciencias sociales. En la obra de algunos geógrafos del siglo XIX, como, por ejemplo, Alexander von Humboldt, quien dirigia sus observaciones a la clasificación de vegetales, animales, o formas del relieve. Vid. las interesantes láminas que contiene: Douglas BOTTING, Humboldt y el Cosmos, Ediciones del Serbal, 1.981. En Catalunya existe un trabajo basado en esta óptica de identificación y clasificación de los tejidos urbanos y rurales: Manuel de SOLÀ-MORALES, La Identitat del territori catalá. Les comarques. Quaderns, Extra 1, 2, 1.980. Puede ser interesante contraponer su orientación metodológica con la de otros trabajos orientados preferentemente a la intervención y el proyecto. Vid. Santa Caterina, Sant Pere, Santa Maria i La Ribera, criteris i objectius de planejament, a: Ajuntament de Barcelona, Plans i projectes per a Barcelona 1.9811.982. Como se hacia en el plan “Del Liceo al Seminari” de Barcelona, prácticamente contemporáneo al nuestro. Un aspecto de Camilo SITTE, op. cit., muy diferente de su utilización en “Del Liceo al Seminari” Se debe tener en cuenta que este plan es anterior a la generalización del uso de la cartografía digital. Actualmente esta operación de superposición de las capas de proyecto u ordenación sobre las de información es mucho más eficaz. “L’espace de notre vie n’est ni continu, ni infini, ni homogène, ni isotrope. Mais sait-on précisément où il se brise, où il se courbe, où il se déconnecte et où il se rassemble? On sent confusément des fissures, des hiatus, des points de friction, on a parfois la vague impression que ça se coince quelque part, ou que ça éclate, ou que ça se cogne. Nous cherchons rarement à en savoir davantage et le plus souvent nous passons d’un espace a l’autre sans songer a mesurer, à prendre en charge, à prendre en compte ces laps de l’espace. Le probleme n’est pas d’inventer l’espace, encore moins de le reinventer (trop de gens bien intentionés sont là aujourd’hui pour penser notre environnement...) mais de l’interroger. Ou, plus simplement encore, de le lire; car ce que nous appelons quotidienneté n’est pas une évidence, mais opacité: une forme de cecité, une manière d’anesthésie.” Georges PEREC, Espèces d’espaces, Galilée, Paris 1.974 El paralelismo entre las dos ciudades es evidente. No solo en referencia al núcleo amurallado, que el encargo profesional que recibimos en Reus identificaba al núcleo antiguo, sino en las extensiones fuera del recinto. También son parecidas algunas consecuencias de este tipo de urbanización en la vida actual. En ambos casos se impermeabiliza el centro a la circulación. 33 67 Una consecuencia paralela al planeamiento es demostrar la falsedad de la identificación del crecimiento de las ciudades catalanas del siglo XIX al modelo de ensanche. Vid. Juli ESTEBAN, Los ensanches menores en la región de Barcelona (II), Escuela Técnica Superior de Arquitectura de Barcelona 1.976. De esta interpretación desenfocada deriva la conceptualización de unas “formas de crecimiento urbano” de innegable influencia en nuestro urbanismo, que con el tiempo se han convertido en instrumentos completamente obsoletos al reducir la urbanización a un conjunto de reglas cerrado en si mismo. 68 Una explicación completa de este proceso se puede encontrar en Albert GARCIA ESPUCHE, Manuel GUARDIA i BASSOLS, La construcció d’una ciutat: Mataró 1.500-1.900, Patronat Municipal de Cultura Mataró, Editorial Altafulla;1.989. 69 Estudiadas detalladamente y cartografiadas a escala 1/1.000. 70 Este es el tema principal de ROWE, Colin, Fred KOETTER, Collage City, The Massachusetts Institute of Technology, 1.978. Texto de ideología de corte liberal en el que se critican las concepciones totalizadoras del hecho urbanístico y se preconiza una interrelación estratégica entre la ciudad existente y el proyecto de transformación. 71 Vid ROSSI, Aldo, L’Architettura della Città, Marsilio, Padova 1966 capítulo 2. Gli elementi primarii e l’area. 72 Sobre la superposición de cartografias referidas a temas de ordenación de diferente alcance y escala Vid. Jean, CASTEX, Patrick CELESTE, Philippe PANERAI, Versalles. Lecture d’une ville. Editions du Moniteur, Paris, 1.980 73 Manuel de SOLÀ-MORALES, Las formas de crecimiento urbano, E.T.S.A.B. 1.974 74 Por ejemplo es interesante contraponer la idea de interés general “substancial” que se encuentra detrás de esta concepción simplista del espacio público, con el interés “de procedimiento, que se preconiza en François ASCHER, Métapolis, ou l’avenir des villes. Odile Jacob, paris, 1.995 p. 193 ss. 75 Giuseppe DEMATTEIS, La feconda illusione dello “spazio geografico”, a Casabella, 509510, enero-febrero 1.985, pp. 9-13. Artículo en el que se discute el esquematismo de muchos de los modelos geográficos falsamente globales y se subraya la incidencia de otros analógico-metafóricos en el conocimiento del alcance territorial de los fenómenos humanos. 76 Vid. Anthony, VIDLER, The Third Typology, editorial de Oppositions, reproducido en K. Michael HAYS (ed.) Oppositions reader, Princeton Architectural press, N.Y. 1.998. 77 Bernardo SECCHI, L’eccezione e la regola, Casabella, 509-510, enero-febrero 1.985, pp. 2931 78 Sobre esta cuestión vid. XVII Triennale di Milano, Le Città Imagínate, Electa, 1.987. 79 Vid. Mario GANDELSONAS, X-Urbanism: Architecture and t’he American City, c. 3., Princeton Architectural Press, N.Y. 1.999. 80 Colin ROWE, op. cit. 81 Es interesante relacionar estas clasificaciones con las que, en el siglo XIX, la geografía importó de las ciencias naturales. Vid. la referencia a: Douglas BOTTING, Humboldt y el Cosmos, Ediciones del Serbal, 1.981, en la nota 60. 82 ARGAN, Carlo, Sull Concetto de tipologia edilizia, a: Progetto e destino, pp. 75-81, Il Saggiatore, Milano 1.965 83 Precisamente, en el Cours de Geographie urbaine del geomorfólogo Tricart, que utiliza Aldo Rossi en el su libro, el concepto de tipología edificatoria es despliega de esta manera. 84 Permanencia de un tipo, que aparece como conjunto de condiciones de rehabilitación y restauración de unos tipos fijos y clasificables, en los planes de renovación y protección que siguen el estilo Bologna. 34 85 Vid. ARGAN, Carlo, Sull Concetto de tipologia edilizia, a: Progetto e destino, pp. 7581, Il Saggiatore, Milano 1.965. Donde es concebida comocondición, o conjunto de condiciones que sirven de regla al modelo.También en AYMONINO, Carlo, La formación de un moderno concepto de tipologia. E.T.S.A.B. Barcelona, 1.974. Donde es concebida como “germen” es decir condición o conjunto de condiciones previas. 86 DUANY, Andres, Principles in the Architecture of Alvar Aalto, The Harvard Architectural rewiew, 1.986. i també: PORPHIRIOS, Demitri, The retrieval of Memory: Aalto’s typological conception of design, Oppositions, 22, 1.980. 87 Este es el proceso seguido en el caso de la plaza de la Iglesia de Granollers. También se plantea en los “Proyectos Integrados de Transformación” que se definen en el caso de Mataró. Proyectos que se conciben como conjuntos de reglas intermedias. Finalmente es el caso de las ordenanzas de edificación de Mataró, donde se definen diversos temas que, de manera desagregada, pretenden enmarcar los proyectos de edificación en las características del lugar 88 Es muy interesante observar el peso que la identidad de la “Gran Barcelona” tiene en las formulaciones de la Lliga, en el ayuntamiento de principios de siglo. En los artículos de Puig i Cadafalch y en el plan Jaussely, que él promovió, ello se delimita claramente. 89 Cuando se ha reflexionado y trabajado sobre ciudades antiguas pertenecientes a otras culturas, en nuestro caso Fez y Rabat, esta diversidad consustancial de la ciudad aparece claramente. En ellas los conceptos diversos de espacio se cruzan entre sí, sin depender de la lógica de la optimizaciones que ha caracterizado el urbanismo europeo del siglo veinte. Por ejemplo, se puede hacer una historia de Rabat, cruzando entre sí conceptos de espacio. Sin necesidad de hacer ninguna secuencia de ocupación de las áreas y de interrelación funcional de ningún tipo. 90 La totalidad no se puede lograr a través de métodos deductivos, sino de la misma manera que la novela ha conformado un concepción “global” de Europa, tal como se indica muy claramente en : KUNDERA, Milan, L’art de la novel·la, Edicions Destino, Barcelona, 1.987. 35