13/1933

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MINIST'EkIO [^I-^; AGRI^UI.TURA
DIRF,CCION GENF,RAL DF. AGRICL?LTURA
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LA PODA DE FKUTALES
POR AI,F.JANDRO VÁ`I,QUI?7.,
In^cnieru a^rónomu
f'OR (^UIC .^1^. I'OI:)^^
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árh0^ Cli<ll^-
plantad^r
c^uiera,
un
lugar
deen
tc^rminado, se desarrolla conforme a
^^iertas circunstanc i a s : terreno,
orientaci^n, clima,
clase de arbol, etcétera ; es deci^^r,
Cine s u des^rroll^^
^^s la resultante de
un conjunto comiplejo dc facfc^res
natur^tles, i n fl u}'endu directan^^ente en ^l cualcíuier
variaci^Sn.
l?jem^;plo vivo de esta
;ifirmación son las
^^1Rt^1S^
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Cr('- -^^tr^tnjo de 11,-0 mctros dc altirca, c^n unn pro}'occi"'^n úc
11 metrns dc dirimctro, Propicdad dc don I'cdro N,ivarn-
CCn ^)nl^ SI SU^^S,
lc cri su fnca •Dof1., DIt^rOn, dc Olivcnzti (]3^^d^^jnz) I;^te
árbol producc, térmi^o mcdio, lJ nt'.ll.^rca dc naranjns,
el I1CCh0 t^n O1"-
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Estas <hojasa se rerniten gratis a quien las pide al $ervicio de Publi-
caciones Agrícolas de la Dirección General de Agriculiura.
táneamente tiene, antes que nada, que ]uchar con todo lo que
la rodea ^para afirmar su vida, lucha en la que em^plea cuantos
medios ^posee y de cuyo resultado de,penden su ^^ida o su destrucción. Yero cuando nosotros cultivamos un árbol, es deci^r,
cuando, atendiendo a su futura utili^dad, lo cuidamos y em^ple^amos
en él nuestro esfuerzo, trabajo y capital, lo hacemos con la esperanza de algún pro^ducto, de algún beneficio, bien sea made^ra,
frutos, sombra, etc. Entonces no debemos dejar que el árbo] crezca con una libertad independiente de nuestra atención, sino que
estamos obligados a procurar que su vida y su desarrollo sean lo
más convenientes a nuestro fin-mayor y mejor madera, calidad
de los frutos, extensión de la sombra, etc.- ; es decir, que en
vez de permitir que sus energías naturales se des^placen libremente, es nuestra misión encauzarlas ;para que satisfagan con la debida plenitud el objeto que a nosotros interesa.
Todos los agricultores conocen esta necesidad im^periosa de la
;poda ^por pro;pia experiencia ; ipor ello resultaría ocioso recordarles
en este lugar que, amén de otros inconvenientes, los árboles abandonados a su propio desarrollo se vician, con ^perjuicio de la cantidad y calidad de sus frutos y de su made^ra.
OUÉ l:S PODAR
Podar es suprimir en los árboles las ramas, brotes, etc., que
al hombre no le conviene se desarrollen, en cuanto dichos brotes
o ramas no dan la utilidad que se busca en el árbol o arbusto.
Compréndese inmediatamente que la ^poda ha de variar según
la materia que del árbol desee obtenerse-madera, fruto, sombra,
etcétera-, y que en ella ha de hace.rse siempre, para que resulte
adecuada, sobre estos tres ^puntos :
i.° Tener formado el árbol.
z.° Conocer exactamente cómo vegeta.
3.° Fijar la utilización del mismo.
lle la observación de estos puntos surge como consecuencia
inmediata la enseñanza siguiente : que antes de nada el hombre
debe intervenir en ]a formación del árbol ; es decir, en lo que ipudiéramos llamar su educación durante la juventud, época de formación en la que es necesario in^linar y orientar e] árbol hacia la
consecución racional de su a^provechamiento poste^rior, que es, en
cada caso, la finalidad perseguida. Esto es lo que constituye la
llamada ^poda ^de formación y que es la que se hace en los ^prime-
-3-
^ros ^:^ños, hasta que el árbol puede considerarse criado, y, ,por
^consiguiente, en condiciones de em^pczar a producir.
Vamos a ocuparnos aquí exclusivamente de los árboles frutaies, ^•, por lo tanto, lo que nos interesará en cada uno de ellos es
zonccer iperfectamente cómo forman sus frutos y en qu^ clase de
brotes, si en los del año o en los del anterior, etc. Como esto derpend^^ de cada es^pecie de árboles, no ^podemos entrar aquí en detalles para ccímo debe ^re^^lizarse la poda en cada caso particu[!ar y qué es lo que constituve <<la poda es,pecial de cada árbol>>.
Yero todas las ipodas de formación de frutales, o sea ^para ob^tener la ma}'or y mejor calidad de frutos, se fundan en unos principios gener<il^^s, que son los sibuientes (estas normas son debidas
.al agrónomo f1. llu Iirenil) :
PRIICIPIOS P'UND:1^iT;NTALrs
^.' Lci dur^icirí^a dc l^i (orma d^e ura círbnl, obtenid.a ^or su po^la,
,^lej^c^r, c^^e, c^it n ra^z ^arte, ele ln i,; ualc^nc^ con, c^ue se repart^a la savia
^n f.odcas s^us ru^r.as.
I,os árboles frutales abandonados a sí mismos no distribuven
^a savia con igualdad si nc^ interviene la mano del hombre ayu^dando a la Naturaleza, porque en otro caso el árbol toma necesariamente la fc^rma que nic^jor armoniza con la tendencia ^de la savia.
'Yero a los árl^oles ^podados se les obliga a tomar una forma es;pecial determinada, y resulta clue en ellos el flúido nutricio no
s:^;ue la di^rcc^•icín o curso natural, teniendo necesidad de desarrollar ramificacicn^^s m^'ts o menos numerosas desde la base al tronco.
^om^^ la sa^-ia sc diri^c de pr^^fcrencia a las partes altas, es muv
^;posible que las ramitic_aciones más o menos numeros<^s desde la
^basc° languicl^^zc•an v acahen ^,por secarlo, desaparecien^do entonces
I^i forma que sc había clado al ^•egetal v siendo sustituída por la
^natural, esto es, ^por un tronc^o ^,pelado hasta cierta altura y for^mando desde allí ur,a cim^^ ni^ís o menos ^poblada. Yara conserva,r
7a f^^^rma quc yuiera darse a los árboles es necesario valerse de
^cierto.^ medios, con los cuales pucda cambiarse la dirección natu^ral
de la savia y dir^^iria con constrincia h.^cia cad^i uno de los puntos
en que se desea obtener la rami[icaciún. la u^enester ^para ello contr:^rar el ctn•so natural en ri^lueilas parte5 de ve^c°^acicín a las
cuale°^, acude ^ran canticlad cle sa^•ia, ^- fa^•orc^cer, ^pur ^^l contrario, la inNuenria hacia aquellr^s a donde llega en canticlad escasn.
Los medios más recomenclables para conseguir esto son :
n) Yodar ^nuy corl,us las rnlnas dc la ^urle fuerfe, y ^^i^'icv lnr^as cl^^ la j^nrle d^ébil^.
I'orque, como es sabido, las hojas ejercen sobre la savia una
-4-
^ran atracción, _^^ suprimi^enclo un gran número de yemas en Ias
ramas ^-i^or^^as s^^ p^ri^-a a^^stas de gran ntínicru de hojas, imhidi^^n^l^^ <isí ^Iuc^ la sa^-ia ^icttda allí cn gran ^^<u^tidací.
h)
Inclinu^r lc^s ruinas ji^^crícs v c^rid.cre^ur las c^rcleblca.
I'^or^^ue comu I^^ sa<<iti ubrrl con tanta n^{^s ft^erza en las ^pr^alun^raciones de l^is ramas ^^uanto más vertic^iles están éstas, resulta ^liie no s^^lo scr^ín lo^ l^rotes má.s vi^orosus en las partes er,ruiclas, sino quc las ^nu^^l^^is hoj<,s clesen^^u^^lt^is en c llas Ilan?ar^ín
ii^a^-ur riflnjv ac sa^-ia li<^i<^i^ lris ramas dereclins ^lue hacia las inclinaclas.
c') Supri^nir 1n mu.^^ pr^iuto j^osible, c^n lu purte fitierte, lns
h^rules inri(iles t^ relardur lu^io lo más posil^lc^ In arnpulació^r^ de
éslos c^rt^ l^i ^iarte débil.
1'or^Ine si cutinto mrn^,r nú^nero de brutes cuenta tma ^ram^
m^enoti hojas tienc ^- menor es, por consiguiente, la fuerza de
^rtracciún clue eje^rcen ést<is sohre Ia savia, prolongando la subsistenci:i cl^• l^^s br^^tcs inút:l^^s en la ^parte déhil se hace llegar a él
ma^^ur cantidad dc: jugo ^- c^s n^ás hosible qtre se mantenga la
sa^-ia en la direcri^">n yue hahía tomado antes de estir;par dichos
l^rotes inútiles.
il) I)espués, c^uinfn a^nlc^s, los vdsl,ug^^,^ ^l^c^ las ra^^i,as fucrles
y relnr^lar ^t!i.chn npcracz^í^n respecto de las rurnns d.éhil^^s.
I'or^lue teniendo estri supresión ^por cbjc^o dctenrr la vegeta^•i^"1n, s^^ ronsiguc el mismo resultado clue c^^n las ^^^Ix^raciones anteri^hres.
r) I:stu^ji^iilur nti^^^ c^^rcu c^el ci^reja^lo v cnit ^^ruchn a^iiicij^ació^z In.c ^^úrta^os dc In pnrte nz^ís. (uerte del úrhnl, ^retrnsnnelo ^sin
nt+^er^re'itíi^ c^unttu se^ci p.>sihle j^nra las rn^nas c^e^biles^.
Po^r^lu^ con^^^^ I^;s trutus ti^^ncn la hropieda^l ^le atraer a la savia,
toda l.^ tlue lleguc^ en etit^is condici^^nes a l^^.s ran^as fuertes es cil>surbic(ri l^^^r los frutos, v la aceividad de dichati ^ramas es entonces^•
n^cnor rlue la d^c las cléhiles.
O Se^arar de ln ^nr^^r^ las rn7^ias, ienie^irdo cr>nslanlen^eitlcr
urriniu^las a. ellci las m^rís ju^crfcs.
I?sta ;precauci^",n, clne s^ílo es aplicable a lcs árboles formados
^ n c^sp^^Ideras, se funda ^^n ^lue las ramas reciben tanto mejor la
luz en t^das las clirec^^ion^es cuanto más separadas están de la
^pared ;^- co^nu la luz ejerce ^cción estimulante sohre las funciunes de niitrición, ^^ de stt intensidad depende, en ^primer término,
el gridr^ de activida^l con cli^e se re^ali^a la función cl^orofílica, el^
crecimiento viene a est<^^r en razón ^íe la cantidad de luz recibida.
Para la aplicación de est^^ hroredimiento debc tenerse en cuent^,
-5que la sep^^^ración de las ram^is de la ^,Pared s^ílu pued^^ hac^^rse sin
^p^eli^rr^^ cuando hava ^,pasado cl tieinp^o de ]c^s rrandcs f^ríos.
^;^) T'odcrr ^n^ús corl^us las ^mm^.c del lnd^o en r^^uc^ .^^r^ des^^e unu
^^^+e,,r(ur•iríia vi,,;orosa.
I'ues la ex^periencia ha demostrado c^u^^ las nuev^is ramas son
^iant^^ ni<ís fuertes ^• rápid<is en su desarrull<^ ctianto menc^r es ^^l
níimr^rr> d^ ^stas :^- cumu unri rt^ma ^podada lar^a contiene mua hris venias, necesariameme habrá de dar ori^en a. mas ^ramas qtie
ut ra ^>c:clada curta.
h) I'o^i.ar lns rmm^s c^i^ru crcci^nic^nto se clc^sr^r ncli^^r^r, cic ^^iocln
q^^c yur^rtc cnnio ^ií.ltin^u ven^^n u^ici cj^ie sea vibnros^i.
1'u^^s si c^u^^dase en tíltim^r> término un pc^co d^^hil, Ipur la tei^ú^^ncia ^^ue la savia manific^sta de diribirse a las c^tremidades de
las ^ramas, r^^sultaría ^7ur la vcma t^erminal, siend^^ tiiempre la en^^ar^ada de constituir la ^,prol^,n^ar^irín cíe la rama vieja, determii;aría, si era clébil, tina prolon^ación mal cons[ituída que disminuirín ^l ^^mcimiento ^^n ac^tiel sentido para los aiios ven'^lr^^rr^s.
ij 1)isrninuir lu ru^id^^ dc^ In circu^lariri^^. e^i aquc^lla ^nrtr^ e^1.
auc^ se clesc^e aurirentar c^l cre^ci^nient.o.
1'ues, com^> es sahido, ^^arn ^^ue los ^-ástagos sc^ clesarrollen
hi^^n ^^ prr^duzcan Ij^>r en al>undanci^i es ni^cesario c^ur^ la cir^^tilarirín s^^<< l^,i.^tant^e lenta ^^arri c^u^^ la savia descen^dente se ^labare
<l^^ niodr^ niás perf^^cira ^n Ir^s lir^jas v sea ni ís ntriritiva.
z.°
C^ua^z^lo lns rn^^^^ijicacir^nc^s 1i^^rz^ri úos n^ri^^s, 1as _^^r^il^rzs qur^
nn r^nlrcrrua r^rr^ ^^c^,^-clucirín no s^^ dc^snrralln^ri ci ^in se ^ot^an ^nt.uy
cur(as.
(^^'uril^^ui^^ra que sr°a la fr^rniri en ^{ue s^• r^jecut^^ la p^d<i, de}>r^
liarr^rs^^ rl^^^^ n^c;clu c^uc sr^ df^tr^rininc^ c^l dcsarrr,llr> de diehas yeil^as
c°n l^i^ ^^^rnlr^n^aciones c^u^^ nazc.^n en la, ^^^^mas principales, ^,per^^
K u^^^^_^r^^.indo sicm^pre los hr^^tes c^ue r^^suÍten. S'n esta precaut^i^ín,
rl inirrir^r ^lc^ la co^r^a ^lr•I árh^l ^7u^'da con^pletamc^nte vacío ^u im^^rrr^^luctivr>, si^^nd^o impr^sihle m<ís t^u^^le remf^diar este. deiecto a
i^,iti.ti^i <lr° Iri clifícil ^^uc ^^ti 1^^;;rn- c^tie ]as vcuiris ^7uc^ <7ucdarr^n sin
^rlr^.tirn^^r^l^^r^^rsr^ ^^n l^s tiiin5 antt^ri^^rrs lle^uc:n a desarr^^lla^se. Si^em^;rr^ ^;^> J^r,clan mti^^ la^ryri^^ lris ramas cl«tinadns a scr la^ ^princi^^ale5
tlr^ I;i r^^pír ; E^;tas scílu cl^in 1>r<^Ies cerca dc su ^^sireniu ^^ las ^^^n^nti
^1^^ ^u j^rfn^^^ra porcirín c^uccian adorme^ci^las, sii^nclu tanto n^enos
^^rr;lril^lr^ r^uc^ ^ ntren c^n ^-e^etacioi^.
3° L^^s ]^rotc.c d^r.clinndns n lu proi.r^u,^rir-irí^z uuttal d^^^ las rn^nans ^j^rii^ci fioles d^^^br°ii pr^dnrsr ía^ii^lr^ ^^irrs c^nrlos c^u,crnio siU ^li^rr^r^,riríra se cr firo^,.i^nta n^tús u la lí^^en vertiaal,
I^úncl^ise csta ^regla ^cn ^^uc: la savia se diri^e perfeclanlent^e de.
-^abajo arriba, ipor lo que las yemas de la parte inferior de las de
éstas sea menor. La práctica aconseja que las ramas verticales se
corten, dejando una iparción casi igual a 1<1 mitad de la que se
considere conneniente ^dejar en las ramas ho^rizontales.
4.° Cualquiera quc sea la form^a que se desee dnr a u^2^ árbo(^
^ior r^iedio de la pod^a, es sicm^pre convenic^^Ce que en la ext^rcnaidad de cada u^^a ^e las ra^naas ^rz^zcij^ales se origi^^e ^cn brote 2+^igoroso.
Como cada una de estas ramas no debe llevar más que ramitas
dc fruto, se cortan cada ar^o, en interés de la f^ruc^ificación, todos
los brotes laterales que sean tamb:én vigorosos, ipues de otro modo^
se originarían ramas sectmda^rias que, además de d'istraer una parte
considerable de la savia, destruirían en ^pocos años ]a forma quc^
se hubiese dado al <írbol. I;l brote vigoroso clue se desenvuelva
cada año en el e^t^remo de cada rama primaria, a^plicará pro^^porcionalmente la longitud de éstas, conservando la forma que ^primitivamente se hubiese dado a la planta. Cuan^do el árbol ha^^a
adquirido el desarrollo conveniente, esta ramita se suprimirá coniipletamente en la poda de cada invie;rno para que a la primavera
siguiente se forme en el mismo sitio que otra nueva, con lo cual
se impedirá que la ramificación se ^prolongue de un modo excesivo.
5.° 1Vo se apliaará a los árboles f7utales jóvenes nin^guna clase^
de ^oda hasta que se h-aya logrado que arra^igueryz defi^n^it^ivam,e^^.te,.
lo ^ue s^itcec^e ca^si. sicm^^re un año después de la ^lan^tación.
Como los árboles recién plantadas carecen del vigor necesario
pa,ra so^,portar las o,peraciones de Ia poda, es ^preciso dejarles tiem,po para que se desarrollen nuevas raíces^ en reem^,plazo de las destruídas para el trans;plante, y como aquéllas no pueden formarse
si no hay hojas bastantes para asegurar ]a nutrición de raíces en
mayor número y con mayor vigor. Todo intento de poda y de
form^ación del árbol durante el primer año no sóla es prematu^ro,
sino que ^pu^ede ^poner en p^eligro la vi^da misma del ^írbol. Como
la prime^ra ^poda que se efectú^i en los árboles jóvenes tiene por
objeto desarrollar en la base del árbol las ramas rnecesarias ^para
sti tormación, y este resultado sólo ipuede obtenerse desmochando
el árbo] muy cerca del suclo, de hacer esta eperación demas'ado
ipronto, como con ellas se le quitan la ma^•or parte de los brotes,
y con éstos las hojas que se habrían de de^arrullar, la supresión
easi completa de los órganos nut^ritivos im,pide a las raíces reparar las ^,pérdidas eaperimentadas ^por el t^rans^plante, y la vegetación
que liabrá de resultar scría d^bil y l<ínguida, careciendo de los
brotes vigorosos, que son indisp^ensables ip.ara farmar sólidamente
e' armazón del árbol.
-^^RG:WC)ti lll^: L^R^?CTll^ICACI ^)N
Q^.iédanus ahora reseñar li^^^rrimente I^^s órganos m<ís imipur^antes ^para la fructiiicación.
1^;^ ^írl^ol ^^a forniaido est<í c^,nstifuído ^,p^^^^r ^^I tro^ico, b^raÑos o
ran^as dc fu^nr^aci^íx, insrrtándo^e sobre ellr^s ias ra^nns seca+^ndarins, sobre éstas las ícrciarias, etc., hasta los rnmos, qtte ,pueden ser
de 7nac^era, cuando es ^-i^oroso y^ sólo con ^-emas ; m^ixto, de vigor
intermedio ^- con ^^é^nia^ ^^ 1>^^t^^nr^s, ^- ^;pQr íiltimo, fr^uclífero, débil,
que soi^ los cluc llr^^an los frutos.
Lc^s ram^^5 mistos ^i^^n^+n ^;^r<^n im^^j^ortancia en los frutales de
hucso, ^^ en l^.s de I^e^^itris, los t^ructif^ros, ^^n^ a su vez ;ptteden
se^r : cl^ahuscas ^^ I^ar.^u.^rns, ^^uc ^^m dcl^acl^^s, cortos v forman^do
b<ist<inle ^ín^ul^^ ^^^^n I^is r.iui^is, t^^rniinancl.^^> 1os frutales de pepita
s:en^pre en tin hot^"^n d^^ ller ci d^n^clt., teniendo ^^etnas laterales de
madera : dar^los s^^n chal^^isra^ m^^i^ curtas, ^riiesas ^- te,rminadas
en un^ ^-em^i ^-i^^or<^sa ^- punti.^^ucla ; Icrniburdns, e^.iando la yema
terminal es, p^^r el contr^iric^, r^cl^^ndeada, e^istiendo también la
bolsci, ccnsYituícla ^po^r ^l ^^n^rosami^^nto cL^^ los cabillos de los friit^os y con y^einas c^ue prod^iciran darcl^^s y chahascas.
l^l estudio detall^^d0 de ca^da e4pecie v variedad nos dar^ la
base de las o^peraciones a realiz<ir parri obt^ener la gran y ^regular
producción deseada ; ello es típico cle cacia árhol, pues no pueden podarse il;u^il los irutr^lcs dc hi_ics^ clue los de pe;pitas, ni,
dent^^ro ^de cada ^rn^pc^, lu mism^^ el p^^ral clue el manzano, etc., y,
como ya hemes dicl;o, c^^nstittiee la <<poda especial de fructific^ación,>.
Las aplicaciones relleti^•as de todos estos c^onocimientos, hechasdel modo más com-eniente p^^ra cada es,pecie arbórea, p^ern^ite conseguir I<^s resultaclos deseades en la fructificación de todas las
especies frutales cultivadas.
('^[;l,"1'IV'(1
I)l^,
L:1
^^IOI^1',R^ (i)
POR ]. MONTERO.
^_>uedaría inc^^mnleto nue^tro trah^3jo rintexior, dcdicado a la
crianz,i clel ^tisanri ^l^ seda, s'., comc^ consecuencia de él, no pergeiiascmos est^is líncas, en las ^u^• ^^studiaremos el cultivo de la
morera, ;principalmente enfóc^^do desde el <ínbulo de su visión
como alimento racion^l dc°1 gusano de sedn.
^
(^l
V'^S,i.<^ ?a Ili^jri núinero ro, del mc^s ^le m;no.
-8-
ia.rcc^^C^^^ nl^:^ ^rií^o nr ^^^;^^rL^°o
En lrt n^a^-or u m^en«r abundancia ^n la ^,producci<ín de la lloja,
^c^^mo i^u^llm^^nte en l^l ^uejOr o pe^^r cali^d^id de la mism^^t,
inlluyc^n
diversas cau-
saS, afectas ^inas ^i la misma planta ^^ otras en relaci(m c^^il t ll^i. Sc,n ]as ^^rim^ras : el clima, la naturaleza
del
suelu, los cuida-
dos culilirale^, riegos, abon^^s, etr., dc:terniinadas por
la vari^^^dad aceptada, tarea
en la ^^ue el cultivadur ha
^de ponrr ^;ran cLíidacío Ji^ar<^
no e^^^punerse a pcrder tiem^^o ^- clinero...
Ueben Iprcíerirse las v^lri^dad^S aclimatadas a la lo^cali^da^l, de llojas abLlndanles, bien ílestirrí,llacl^as, enter^^s, libcramcnte festone^a^las
cn sus }^or^l^s, de j^arénc^uiIlltt l I('i'l10 y' ) L1bOS0^ (]UC CO11
Tipo de morera mác com ^n en Castílla.
facilidad su^lten su hojri, que agosten pront<imente sus brotes, con ^el
fin ^le c7ne n^adu^ren sus }Temas antes c1e los fríos oY^oñales. Está
^prclr<idu quc ]a l^oja de morera sil^•estre ^tle huena variedad es
su^x^ri^^r en calidad <1 la de la injerta, ^,pero la cant^dad iprodlicida
j^ur c^s!a es lntlchc^ lná5 ^-1^^•ada ^7tle 1<1 dc, <<cluc^lla, desp^rc:ndiéndose^
con más facilidad, ^^ t^^das estas r^izcmes acons^jan ^l la modcrnri
seri^^icultura la acl^^^,pci^"^n dr:l ti^x^ de varie<]ad de lnorerrls injertas.
I.a morc^ra, atinc^ue es <°specie pr^>pi^^ d^_^ clim^as ráliclus, pr^sp^•r^^ I^icn c^n tocl^^S loS ten-enos de ^ul±i^^> d^^ la 1'enínsula [béricu. 4?s planta rústica, ntu: resiste temp^er,ltul-as mu^^ bajas, l^asta
cl^^ a^ ^rado^ hajo ceru, in^is i,p^u^a que; sLí e^^pl^^t<<cicín resulte econ(^mic^^
cs n^^ce<<^ric> ^iu^^•, d^°tide l^i C«^ida cl^ la l^ojri llasi^l la c^tícla
cl^^ ^^^str^ ^•n r,tuii^^, ^lisfrtne dc un^l tem^pert^ttn^a nledia diari^ su^peri„r a^l^^ce ^racl^;s, ^' :Para cl cnm^pl^^t^^ des^arrollo e1e sus ^Sr^ana^s
n^°^•^csit^^ ul^a sunia dc z.^txl a 3.ot^o ;;^rados de cal^^r. Puede afirn^ri^se^ ^^u^^ ^,li rc^i^ín ^^ro^^i<i es lu d^^ la ^-:d. 1?1 clinla ^le niebla^
frecuentes no es el niás indicado ^pa^rr^ la hucna vid^i de esta plan-^
ta, ya ^^ue aduéllas fa^orecen el desarrollo ^le enfermedades cri,^tuganiicas v sus hc^jas no alcanzan las suticientes condiciooes nuIrit;vas. I?n clinias niny sc^cos tami^^oco ve;^eta con ^;r^n vigor.
L^^^ m^^r^^rri ^^i^e I>i^^n en tc,da clase de te^rrcnos, e^cepción l^^echa
cle los mti^• I^t^inied^^^ ^^ 1^>s ^^scetii^^amentc te•nac^es ; pretiere lus de
r^^^adíu a 1<^s d^ sc^•^ino, ^- rn lr^s profundos de ^^nsistencit^ media
_v perm^^al>l^^.v ad^^tiic^re ^ran c1^°s^irr^^ll^^.
:atm<^u^^ ^^uc^d^^ clc^sarrollarse en sccanv la murcra, c^n tantu e^li^^nde sus raíces ní^c^sita del atiailio d^° l^>s rictios, aunc^ue despuís sus ^'^r;;anos suhterr^ín^^^^s buscan la liun^edad neces^u-ia. I:n
terrenos cle rebadí^^ cs superiur ^u ;^^ruducriún ^- m<ís segura su
eida. f:l níimcro clc riegos a darle cr^ cl aiio c:s variable de una a
utra re^rirín ^^ generalmentc ^^slá su^j^edit^ido al de lcs cultivos con
^Itie. se asocia, pero ^intes d^ 1<i hr^^tacif^n ^es necesario tino, y otr<i
a los och^^ o di^c^z días de recolectada la hoia.
I;ri cuanto al ab^mrido de la niorer^i, e1 esti^rcol cuaclra bic^n ^^
l^is abonos org^í^^icos son l^^s más ind:cados ^par<i la ii^orera, ^,per<^
la cscasez de los i7^ismos liace recurri^r con frecuencia al ^itisilic^
dc los fcrtilizantcs mineral^^s. P:n este caso debc c^n^^^^lcarse el abonado misto, ^• su ^^r<^porci^ín clepende del ^rado de tertilicla^d del
tenreno y de la naturnleza física de éste.
Cl'I^1'IV'O DI? \(C1R1^,R:^S
La murera de p^n^ic alto, ^^rmada ^dc i,So a z met^ros l' plantada
a distancia convenir^nle, se ^presla a ^oda asociación de cultivos.
Cc^nsi^l<^ra^la la ^eri^^iculttira c^^mo atixiliar dcl pec^tieño a;ricultor,
c^l ctilrivo de la mc^r^^ra, cu_^-a li^^ja se uliliza para la cría de ^usanos
dc Seda, dehe h<ic^^rse en a^^}ciaci^^n con otr^^s cultieos de vege^alcs.
I?n el cultiv<^ ^•sp^^^^:alizacl^l cle la m^^r^ra se ^c^splotan las formas
<fc a m^^dio ^-ient^^, ni^:reras ^^n cc^pa, en scYc^ ^- lr^s pr^ader^is. L^^is
ni<rrerns a niedi^^ vi^^nt<^ se arman a un metro d^^ ^ltura ^le ]a cruz
:il su^^'^, ^^ el marco cle E^l^intaci^ín es clc 4 a F metros ;]as moreras
^^n ^^:^^^a tienc^n la cruz a tin<^s ^o centímetros del stielo v se ^plantan
a^list,m^•ia de a a^} metros ; en Ics ^etos, ]a cruz est^ en tier^ra y
Ia cl:s^ancia de la iplanta es dc o,8o a ttn metro, y en las ^praderas
^^^^.a ^di^^.trincia c^s mti^^ variable, si^ndo de aconsejar la de 5o centím^^trer; rn t^^dos sentid^s. De todas estas farmas especializadas, se
estiman ]as pr^deras com^o la m<ís indicada.
- to -
C:uns,ste este sistcn^a en hacer l^lt^ntaciones de btirbades due se
^e^,plotan silvestres o injer^os, ^para ^,}^oder ap^rovechar su hoj^^ al aiiu
signiente a su plantación ; es el medio de poder improvisar, por
^derirlo ^tsí, ]a serit^:cultura t^n tma región.
I,as plantacicnes hc^clias a lo largo de t'aminos v carrcter^is nu
son nunc^^ prácticas, pues el ^,polvo tlue inva^de ]as I^ojas produce
frecuentemente enfermedades que comprometen el cultivo.
I)ehe ser de ^,prec^^pto culti^-ar I^i niorera allí donde se organiza
I,^ rrianzrt dt^l gusano de .5t^da, ti' niinca es at^^^^nsejahle el adqu;^rir
Tipo de morera m^is común en la región de Lecante.
(Fotos Orrios.)
la lioja en un mercado lej^tno, siempre caro y e^pues^^^ en su, iransporics a malo^rar c^l alimento d^l gusanu.
1,a more^^ra sc r^^produt-e ^,por tudos los ^prucedin^ientos ^rneraiiz,ados e ❑ las ^diversas cspeci-es ^!rL^úreas : 1>or estaca, por seuiilla,
por accdo ^- por injcrto.
Los proced;micntus de acodo ^^ es^u^^a, <cons^j^iil^;s st'>lu cn ^^ariedades de uiader^i hl^tinca, están ^l^oco g^ener^tliz,:dos actriaiinente,
no sólo por^^ue los ^'irbcles así forrnados son de ^^itla rn^^s cort^t,
sino ^portjttc cl trczo de madera muert^t qtie tlueda t^nt^crradc^ t^s fr;cr^
de propagr^ción de enfermedades de la raíz.
Ll sistema más crn^,pleado es rl injerto snbre ^p^iirunus ohteniclos
- 1 1 -
por semilla. Cuando se adquiere la semilla empleada en el mercado
debe ensavarse primero su facultad g^erminativa. EI ^procedimiento
^s sencillo y consiste en doblar ^por la mitad una hoja de papel
secante que se humedece en a^na, y entre las dos med^as hojas
doblacías así se colocan cien semillas ; dia^riamente se levantan ]as
cubiertas superiores ^;para facilitar ]a aireaciC^n y se humedece cuan^as veces sea necesario ; manteniendo el ^erminador a temperatura de zo a za ^^rados centigrados, a los ^diez y ocho o veinte días
aparecen la pl^íc^n^u.lcl o tall^ifo y el rejo o^raicilla, contando el níimero de semillas que ofrezcan estos hrganos, determinadores del
poder germinativo de la muestra. Si es inferior al ^o ipor too, hay
que d^^sechar dicha semilla.
Es ipreferible que di^rectamente el viverista obtenga la semilla
que necesite ; para ello, de ^írboles vigorosos en pleno desarrollo
y que no hayan sido ^podados ni deshojados, reco^erá las moras
que naturalmente se des^,prendan a una suave sncudi^da, por haher
lleaado a su completa madurez, haci^endo la recolección todos los
días. .Para ^realizar dicha a,peración es conveniente limpiar el suelo
de piedras y hierbas alrededor d^el tronco del árbol, en un espacio
que corresponda al vuelo del n^ismo. Estas moras, reeogidas a
diario, se depositan un poco apelmazadas en una vasija durante
cuarenta y ocho horas, para que la pulpa entre en iperíodo de fermentación y suelte con más facilidad la semilla. La masa así formada se deposita sobre tma criba de malla espesa colocada encima
de un recipiente de algún fondo, y s^e ]a estruja con las manos, di^rigiénd^_^le a la vez un chorro de a^ua. La semilla, con ;pequeñas
porciones de ;pulpa, pasa a trav^s de las mallas de la criba v es
reco^-ida en el recipiente ; dejándola en reposo dun^ante unos^ minutos para que se depositen en el fondo las semillas maduras, qnedando en suspensión en el agua la pul^pa desmenuzada v las semillas vanas ;^,por decantaciones y lavados sucesivos se seiprira
aquélla de éstas.
La semilla ^^ue quedó en el fondo del recipiente se recoge ^^n
un lienzo, se esctu-^re bien ^- se e^tiende para secar a la sombra en
capa delgada ; se voltea dos o tres veces al día, y cuando los granos se suelten unos de otros al moverlos, deruostracicín de que están
com^pletamente secos, se depositan en una bolsa de lienzo de tejido
ctaro y se conser^^a colgándola en sitio bien ventilado. La semilla
así obienida conserva sus facttltades germinativas dua-ante cinco
o seis aiios ; no obstante, es ^,preferible obtener todos los aiius ]a
que se necesite para el siguiente.
E1 terreno para semillero debe^rá no haber estado sometido a
cultivo de morera desde hace muchos años. Debe ser profundo,
bien suelto, fértii, llano, con buena disposición y limpio de ^piedras y iprovisto de agua abundante^para el riego.
El clima que conviene a la morera es el meridional, o sea el
de regiones en que la iprimavera y el otoño son ^prolongados, ;para
permitir el desarrollo de las ^plantas, y en especial de sus ^raíces.
La época oportuna para la siembra es marzo o abril, cuando
no sean de temer heladas tardías. También se acostumbra a semb^rar en junio con semilla nueva, recolectada, ^pero es más aconsejable la siembra tem^prana, no sólo por ei mayor desarrollo que
toman las plantas, sino ^porque tienen tiem^po suficiente para el
m,ayor desarrollo de la planta. Para pre^parar la siembra se pone
en remojo con veinticuatro horas de antici^pación a realizarla la
semilla, y cuando se va a distr^buir se le quita el agua y, bien escunrida, se mezcla con su mitad de peso de arena o ^polvo de carretera, ^para que sus granos queden bien sueltos y pttedan ser
mejor distribuídos. La siembra se realiza a voleo, empleándose a
^razón de cuatro gramos de semilla por metro cuadrado (cada gramo
viene a contener unas ó0o semillas), e inmediatamente se da un
riego, dejando entrar lentamente el agua y no en gran abundancia ; se cubre de mantillo bien pr^qparado, formando una capa de
un centímetro de e5pesor, y se ^riega con rociadera, procurando
vaya muy baja la alcachofa ^para que el mantillo quede bien sentado. Finalmente se cubre con una ligera ca;pa de albardín para
conservar la humedad _v evitar que los pájaros se coman la semilla, dándose después los riegos necesa^rios al caer la tarcle.
Para el cultivo con^•iene aplicar un año estiércol y al siguiente abono mineral, aquél en la ^proporción ^de zo a 30 ligs. por árbol, y el abono mineral, integrado por la siguiente fórmula :
Su;perfosfato de cal de iS/zo por ioo de riqueza...
Cloru^ro o sulfato de potasa ...............................
Sulfato amcínico ...............................................
i kilogramo.
joo gramos.
500
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En terrenos pobres en cal con^^iene adicionar de q.oo a 50o kilogramos de dicho elemento ^por hectárea.
Cxisten va^rias teorías sobre la poda de la morera ; quiénes
aconsejan se realice una vez al año, efecluada la recolección de
la hoja ; otros, cada dos aiios, efectuándola en invierno, y algunos a más rtmplio plazo o:por un sistema mixto. Lo más aconsejable es ^poclar cacla dos ^tños des,pués de 1a recogida de la hoja.
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